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Capítulo 6: Fantasma Toma a la Novia; El Príncipe Heredero Monta el Sedán Nupcial
Heaven Official’s Blessing
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LIBRO 1: LLUVIA CARMESÍ QUE BUSCA UNA FLOR
CAPÍTULO 6: FANTASMA TOMA A LA NOVIA; EL PRÍNCIPE HEREDERO MONTA EL SEDÁN NUPCIAL
Uno de los portadores del sedán no estaba prestando atención y pisó un brazo. Gritó sin pensarlo, entonces, instantáneamente, la procesión de bodas completa explotó. ¡Bien hecho! Una banda de gente salió de la nada, sacando de repente sus brillantes sables, y gritó.
—¿¿QUÉ PASA?? ¿¿HA VENIDO??
Había una gran conmoción en las calles. Cuando Xie Lian miró más de cerca, ese cuerpo con la cabeza cortada no era en verdad una persona real, sino que un títere de madera.
—¡Qué feo! —comentó Fu Yao de nuevo.
El Maestro del Té justo estaba trayéndoles la tetera de cobre. Xie Lian recordó su actitud de ayer, así que preguntó:
—Señor, vi a ese grupo de gente tocando tambores y gongs ayer, así que, ¿qué están haciendo hoy?
—Buscando su propia ruina —respondió el Maestro del Té.
—Jajaja... —Xie Lian no estaba sorprendido—. ¿Están tratando de atraer al Novio Fantasma?
—¿Qué más crees? —replicó el Maestro del Té—. El padre de una novia perdida está concediendo una gran suma de dinero para encontrar a su hija y capturar a ese Novio Fantasma, así que ese grupo ha estado alzando humo por ahí, todo el día, todos los días.
Fu Yao comentó disgustadamente:
—Si yo fuera el Novio Fantasma, aniquilaría al grupo entero por enviarme una cosa tan fea.
—Fu Yao, no estás hablando como un Inmortal debería —dijo Xie Lian—. Y, ¿puedes cambiar ese hábito tuyo de rodar los ojos? ¿Por qué no te pones un pequeño objetivo primero, y los ruedas solo cinco veces al día o algo así?
—¡Pon cincuenta veces al día y no será suficiente! —afirmó Nan Feng.
Precisamente entonces, un pequeño joven de repente salió de la procesión; guaperas y enérgico, él era el líder, juzgando por la vista. Levantó su brazo y gritó:
—¡ESCÚCHENME, ESCÚCHENME! ¡Es completamente inútil seguir con esto! ¿Cuántas veces hemos hecho este viaje en los últimos días? ¿¿El Novio Fantasma se ha mostrado alguna vez??
El grupo de grandes hombres estuvieron de acuerdo y comenzaron a quejarse, y ese pequeño joven dijo:
—Pienso que, ya que comenzamos con esto, simplemente deberíamos ir y cargar contra el Monte Yujun. ¡Buscaremos en la montaña y sacaremos a ese feo fenómeno para matarlo! Yo dirigiré la marcha. ¡En cualquier caso, los hombres valientes pueden seguirme, matar al feo fenómeno, y dividiremos la recompensa en dinero!
Solo había un pequeño y disperso número de hombres que respondieron su llamada en un principio, pero las voces gradualmente crecieron más y más. Al final, todos estaban rugiendo en acuerdo, sonando realmente algo grandes en fuerza.
Xie Lian preguntó:
—¿Feo fenómeno? Dueño, ¿quién es ese feo fenómeno del que están hablando?
El Maestro del Té respondió:
—Aparentemente, este Novio Fantasma es una criatura repugnante que vive en el Monte Yujun, y, porque es feo, ninguna mujer lo amaba. Es por eso que el odio creció en su corazón, robándoles a otros sus novias para arruinar la ocasión feliz como resultado.
El pergamino del Palacio de Ling Wen no mencionaba esto. Xie Lian inquirió:
—¿Esa explicación es real? ¿No es una especulación?
—Quién sabe —contestó el Maestro del Té—. Aparentemente, bastantes personas lo han visto; su cara completa envuelta en vendajes, con ojos salvajes. No sabe cómo hablar y solo puede gruñir como un perro lobo. Los rumores son bizarros.
Justo entonces, la voz de una joven llegó de la calle.
—No... que nadie lo escuche, no vayan, el Monte Yujun es un lugar muy peligroso...
Quien había hablado mientras estaba escondida en la calle principal era la chica, Xiao Ying, que estaba orando por bendiciones en el Templo de Nan Yang la noche anterior.
Cuando Xie Lian vio su rostro, pudo sentir el suya picar, y lo frotó inconscientemente.
Ese joven se puso severo cuando la vio, y la empujó.
—¿Qué hace una mujercita, interrumpiendo cuando los hombres grandes están hablando?
Xiao Ying se acobardó un poco cuando fue empujada, pero, después de reunió el valor, dijo en voz baja:
—Que nadie lo escuche. Ya sea falsificando una procesión de bodas o buscando por la montaña, ¿no están buscando sus propias muertes, haciendo algo tan peligroso?
—Bueno, no lo hagas sonar tan estupendo —el joven reprendió—. Nosotros estamos poniendo nuestras vidas en riesgo para exterminar el demonio por la gente, ¿pero qué hay de ti? Egoísta y codiciosa, negándote a actuar como una novia falsa y entrar al sedán, no tienes la mitad del valor de los ciudadanos aquí, ¿pero ahora nos estás obstruyendo? ¿Qué estás tramando?
Con cada palabra, empujaba a la chica una vez, tan fuerte que todos dentro de la tienda fruncieron el ceño. Xie Lian bajó la vista y desenvolvió la venda en su muñeca mientras escuchaba hablar al Maestro del Té.
—Ese pequeño jefe de pandilla quiso engatusar a esa chica a actuar de novia falsa antes, sus palabras tan dulces como la miel. Pero la chica se negó, así que ahora ha cambiado de cara.
En la calle, el grupo de hombres corpulentos también exclamó:
—¡Ya no te quedes ahí y bloquees nuestro camino, hazte a un lado!
Cuando Xiao Ying vio esto, su cara plana se volvió de un rojo brillante, lágrimas rodando de sus ojos.
—¿Por qué... por qué tiene que hablar así?
Ese joven continuó:
—¿Mentí? ¿No te dije que actuaras de novia falsa, pero te negaste?
Xiao Ying dijo:
—No me atreví, pero, no tuvo que cortar, cortar mi vestido...
En el momento en que mencionó esto, ese joven saltó instantáneamente como si lo hubiera pateado donde más dolía. Le apuntó a la nariz, gritando:
—¡Feo fenómeno, no calumnies a la gente aquí! ¿Yo? ¿Cortar tu vestido? ¿Me estás tratando de ciego? ¿Quién sabe si no eras tú quien quería deslumbrar a los demás y lo cortaste tú misma? Quién sabe si hay alguien que querría ver un feo rostro como el tuyo incluso con un vestido rasgado, ¡no me culpes a mí!
Nan Feng ya no pudo soportar escucharlo más, triturando la taza de té en su mano. Justo cuando estaba a punto de pararse, sin embargo, una silueta blanca pasó rápidamente por su lado. Al mismo tiempo, el pequeño jefe de pandilla por allá pudo saltar tres pies de altura[1], gritó y luego cayó sobre su trasero en el suelo, sosteniendo su cara mientras sangre se escurría de entre las aberturas de sus dedos.
Nadie en la multitud había tenido tiempo de ver qué pasó exactamente antes de que el chico estuviera ya sentado en el suelo. Primero pensaron que Xiao Ying se había vuelto loca. Mas quién habría sabido que, cuando fueron a verla, ya no pudieron hacerlo realmente porque un cultivador vestido de blanco había venido y la escudaba.
Xie Lian metió sus manos en sus mangas, sin molestarse en mirar atrás para nada, y le sonrió felizmente a Xiao Ying, doblándose ligeramente por el pecho para igualar sus ojos.
—Señorita, ¿me preguntaba si podría tener el placer de invitarla a entrar por un té?
El pequeño jefe de pandilla en el suelo estaba sintiendo un dolor agudísimo en su boca y nariz, y su cara completa estaba en agonía, como si acabara de ser azotado brutalmente por un látigo de acero. Pero este cultivador claramente no llevaba ningún arma, ni vio cómo el hombre lo había atacado o qué había usado para golpearlo.
Trastabilló para levantarse, después blandió su espada y gritó:
—¡ESTE HOMBRE USÓ MAGIA OSCURA!
Cuando el grupo de hombres corpulentos detrás de él oyó "magia oscura", todos blandieron sus espadas. Mas, inesperadamente, Nan Feng de repente golpeó con su mano desde atrás, y ¡CRAC!, un pilar chasqueó y se rompió.
Habiendo presenciado tal fuerza de los dioses, al grupo de hombres corpulentos instantáneamente se les fue el color de las caras, y temor atacó el corazón de ese pequeño jefe de pandilla. Aun así, se mantuvo terco y les gritó mientras escapaba.
—Concederé mi derrota hoy, ¿de dónde vienen, buenos hombres?, denme sus nombres, y nos encontraremos de nuevo algún día...
Nan Feng ni siquiera se molestó en responderle, pero, junto a él, Fu Yao contestó:
—Muy amable, muy amable, este es del Templo de Ju...
Nan Feng atacó con su otra mano, y esos dos comenzaron a hacer fintas[2] silenciosamente. Xie Lian quería invitar a la pequeña doncella a sentarse un poco primero, ordenar algo de fruta o lo que fuera, pero ella se fue por sí misma mientras se limpiaba las lágrimas. Mirando su espalda retirándose, suspiró, después entró solo.
Cuando entró, el Maestro del Té dijo:
—Recuerden pagar por ese pilar.
Por eso, cuando Xie Lian se sentó, se volvió hacia Nan Feng.
—Recuerda pagar por ese pilar.
Nan Feng:
—...
—Antes de eso, enfoquémonos en nuestros verdaderos negocios —dijo Xie Lian—. ¿Quién me puede prestar algo de poderes espirituales? Necesito entrar a la matriz de comunicación para verificar información.
Nan Feng alzó su mano, los dos chocaron sus manos como juramento, contándolo como crear un contrato extremadamente simple. Así, Xie Lian finalmente pudo entrar a la matriz de comunicación otra vez.
En el momento en que entró, escuchó decir a Ling Wen:
—¿Su Alteza finalmente se las ha arreglado para tomar prestado algo de poder espiritual? ¿Está yendo todo bien en el norte? ¿Los dos oficiales marciales junior que se ofrecieron voluntarios son de ayuda?
Xie Lian alzó la vista y le echó una mirada al pilar que Nan Feng rompió con su palma hace un momento. Entonces, observó a Fu Yao que actualmente estaba apoyado con sus ojos cerrados y un rostro frío y distante.
En ese momento, respondió:
—Los dos oficiales marciales junior ambos tienen sus propios méritos, y los dos son talentos que vale la pena nutrir.
Ling Wen se rio por lo bajo.
—Entonces debemos felicitar al General Nan Yang y al General Xuan Zhen. En palabras de Su Alteza, el futuro de estos oficiales marciales junior debe ser infinito, y pronto ascenderán solos.
No tomó mucho tiempo antes de que la voz de Mu Qing emergiera fríamente:
—Él no me informó de este paseo, así que déjalo ser. De cualquier modo, yo no sé nada.
_"Realmente estás vigilando la matriz de comunicación todo el día..."_, pensó Xie Lian.
—Su Alteza —dijo Ling Wen—. ¿Dónde te has asentado? El norte está gobernado por el General Pei, sus devotos son abundantes. Así que, si Su Alteza lo necesita, puede quedarse temporalmente en sus Templos de Ming Guang.
—No hay necesidad de molestarlo —contestó Xie Lian—. No encontramos ningún Templo de Ming Guang cerca, así que nos quedamos en un Templo de Nan Yang. Una pregunta rápida, Ling Wen, sobre este Novio Fantasma, ¿tiene más información?
—Sí —respondió Ling Wen—. El resultado de las evaluaciones de rango acaba de ser procesado por mi palacio. Es un Ira.
¡Un Ira!
Respecto a los monstruos, demonios y fantasmas que causaban gran alboroto dentro del reino mortal, el Palacio de Ling Wen los había categorizado basándose en sus habilidades. Los rangos eran los siguientes: Malicia, Ferocidad, Ira y Supremo.
Un "Malicia" asesinó a uno, un "Ferocidad" podría matar una secta, un "Ira" podría matar una ciudad completa. Respecto al más temible, los "Supremos", una vez uno aparece en el mundo, está destinado a traer ruina a las naciones y la gente, y llevar un completo desorden al mundo.
El Novio Fantasma que había estado refugiándose en el Monte Yujun en realidad había sido categorizado como "Ira", solo un nivel menos que ese de "Supremo". Eso significaba que nadie que lo viera podría retirarse ileso.
Por ello, después de que Xie Lian hubiera salido de la matriz de comunicación e informado a los otros dos sobre esto, Nan Feng dijo:
—¿Qué "hombre feo vendado"?, ese probablemente solo es un rumor. O vieron algo más.
—Hay otra posibilidad —afirmó Xie Lian—. Como, por ejemplo, bajo ciertas circunstancias este Novio Fantasma no causaría o no podría causar daño.
Fu Yao dijo con desaprobación:
—El Palacio de Ling Wen es tan ineficiente, tomándole tanto solo conseguir la clasificación, ¡¿cuál es el punto?!
—Al menos, tenemos un entendimiento de la fuerza del enemigo —indicó Xie Lian—. Pero ya que es un Ira, entonces el poder espiritual del Novio Fantasma debe ser fuerte, y un títere falso no lo engañaría ni un poco. Si queremos atraerlo, entonces no podemos echarle un hechizo de camuflaje a marionetas para la procesión de bodas, y tampoco podemos llevar armas. Lo más importante es, que la novia debe ser una persona viva.
—Solo encontremos una mujer de la calle para usar como carnada —dijo Fu Yao.
Nan Feng, sin embargo, rechazó la idea.
—No.
—¿Por qué no? —preguntó Fu Yao—. ¿No querrían? Entonces dales una gran suma de dinero, y aceptarán.
—Fu Yao, incluso si hay mujeres que aceptarían, es mejor si no usamos este método —afirmó Xie Lian—. Este Novio Fantasma es un Ira. Si hay algún percance, a nosotros no nos pasará nada, pero la novia será secuestrada, una señorita débil no podría escapar o defenderse, así que sería una muerte segura para ella.
—Si no podemos usar mujeres, entonces solo podemos usar hombres —marcó Fu Yao.
Nan Feng dijo:
—¿Dónde vamos a encontrar a un hombre que quiera...?
Se fue callando, y los dos se volvieron.
Xie Lian todavía estaba sentado allí, sonriendo.
—???
-
De noche, el Templo de Nan Yang.
Xie Lian salió de detrás de la parte trasera del templo, con su cabello suelto y ondeando. Los dos vigilando la entrada del templo lo miraron, y Nan Feng maldijo ahí mismo:
—¡¡¡MIERDA!!! —Después se precipitó hacia afuera.
Xie Lian se quedó sin palabras por un momento, luego dijo:
—¿Eso era necesario?
Sin importar quién lo mirara, podrían decir un vistazo que este era un hombre atractivo con cejas suaves. Pero esa era precisamente la razón por la que muchos no podrían soportar la imagen de un hombre perfectamente bueno y atractivo llevando el vestido de novia de una mujer. Nan Feng, por ejemplo, no pudo soportarlo para nada, que es el por qué su reacción fue tan extrema.
Xie Lian vio que Fu Yao seguía parado allí, escaneándolo de arriba para abajo con una mirada complicada.
Preguntó:
—¿Hay algo que desees decir?
Fu Yao asintió.
—Si fuera el Novio Fantasma y alguien me enviara a una mujer como esta...
—Aniquilarías al pueblo entero, ¿era eso? —terminó Xie Lian por él.
Fu Yao respondió frígidamente:
—No, mataría a la mujer.
Xie Lian sonrió.
—Entonces gracias a Dios que no soy una mujer.
Fu Yao dijo:
—¿Pienso que por qué no va a preguntar a la matriz de comunicación ahora a ver si hay algún oficial celestial que acepte enseñarle transformación mágica? Eso es más realista.
Ciertamente había muchos oficiales celestiales que, debido a necesidades únicas, sabían transformación mágica. Sin embargo, probablemente ya era demasiado tarde para aprender ahora. Desde el otro lado, Nan Feng llegó con un rostro grave. Estaba mucho más calmado después de haber maldecido; esa característica suya realmente era completamente igual a la del general al que servía.
Xie Lian vio que se estaba haciendo tarde, y dijo:
—Como sea, es lo mismo cuando me ponga el velo.
Estaba a punto de ponérselo cuando Fu Yao alzó la mano y lo detuvo.
—Espere, no sabe cómo ese Novio Fantasma lastima a la gente, así que, si alza el velo y se siente engañado, ¿no provocaría eso problemas innecesarios si se enfurece y causa un resultado inesperado?
Xie Lian pensó que eso tenía sentido cuando lo escuchó, pero después, cuando dio un paso, escuchó un KJJJJJ[3].
Ese vestido de bodas rojo que Fu Yao le consiguió realmente no le quedaba tan bien.
La figura de una mujer realmente era mucho más delicada. Después de que se puso el vestido, aunque su pecho estaba sorprendentemente bien, estaba severamente limitado al alzar sus brazos y elevar sus pies. Cuando el movimiento era demasiado amplio, la túnica se rasgaba. Justo cuando estaba buscando por todos lados dónde se había rasgado la tela, una voz llegó de la entrada del templo.
—Disculpen...
Los tres se fijaron en el sonido, y vieron a Xiao Ying sosteniendo una túnica blanca correctamente doblada en sus manos mientras se paraba en la entrada del templo, mirándolos con miedo.
—Recordé que fue aquí donde los conocí, así que quería venir a ver si me los encontraba de nuevo... —dijo Xiao Ying—. He lavado las ropas, las pondré aquí. Muchas gracias por lo de ayer y hoy.
Xie Lian estaba por sonreír en respuesta cuando de repente recordó su propia apariencia en ese momento, y decidió que era mejor si no hablaba para no asustarla.
Mas, inesperadamente, no solo es que Xiao Ying no estuviera asustada, sino que tomó otro paso más hacia adelante.
—¿Está...? ¿Puedo ayudarlo si quiere...?
—...No, mi señorita, por favor, no me malentienda, no tengo un pasatiempo así —explicó Xie Lian.
Xiao Ying respondió rápidamente:
—Lo sé, lo sé. Me refería a que puedo ayudarles si no les importa. Ustedes... ustedes van a atrapar al Novio Fantasma, ¿verdad?
Su voz y su expresión ambos se elevaron instantáneamente.
—Sé, sé cómo entallar ropa, tengo agujas e hilo conmigo todo el tiempo, puedo arreglar donde no le quede, incluso puedo ayudarle con el maquillaje, ¡déjeme ayudarle!
—...
Dos tiempos de incienso más tarde, Xie Lian salió una vez más de la parte trasera del templo con su cabeza baja. Esta vez, el velo de novia ya estaba en su lugar. En un principio, Nan Feng y Fu Yao habían querido echarle un vistazo, pero al final decidieron atesorar sus ojos. El sedán que llamaron ya estaba esperando en la entrada del templo, y los portadores de sedán cuidadosamente seleccionados también habían estado esperando por un largo tiempo.
Era una noche donde la luna estaba oculta, y los vientos se elevaban. Llevando el vestido de novia nuevo, así, el príncipe heredero, montó en el sedán nupcial rojo brillante.
———————————————————————————
Notas:
[1]3 pies: 0,91 metros.
[2]Hacer fintas: En este caso, se refiere a que estaban haciendo el ademán de golpearse pero sin golpearse.
[3]KJJJ: Se supone que es la onomatopeya de un rasgón, según yo.
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Capítulo 34: En el Gran Salón Marcial; el Príncipe Heredero conoce al Príncipe Heredero 3
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LIBRO 1: LLUVIA CARMESÍ QUE BUSCA UNA FLOR
CAPÍTULO 34: EN EL GRAN SALÓN MARCIAL; EL PRÍNCIPE HEREDERO CONOCE AL PRÍNCIPE HEREDERO 3
Xie Lian se quedó callado y Jun Wu sacudió su cabeza.
—No pensaba que lo supieras.
El Emperador Celestial Marcial inclinó su cabeza, haciendo un ademán para que Xie Lian lo siguiera, y los dos caminaron lentamente hacia las cámaras detrás del salón. Mientras caminaban, Jun Wu, con sus manos sostenidas en frente, comentó:
—Ahora ya eres todo un adulto.
Naturalmente, Xie Lian no se animó a responder a ese comentario. Jun Wu continuó:
—Hace ochocientos años, cuando te envié abajo, te dije que mantuvieras comunicación periódicamente conmigo así no estarías revolcándote en el lodo por tu cuenta. Pero en el momento en que bajaste, toda la comunicación se cortó, y tuviste que ir a atormentarte a tí mismo. Has ascendido hace un tiempo ya, pero ni una vez te has reportado en el Gran Salón Marcial. Si alguien más fuera así de impertinente, el Palacio de Ling Wen se lo habría reprochado en el acto.
Por supuesto, el "Lo siento" de hace un momento de Xie Lian no estaba dirigido a este tema, y Jun Wu también lo sabía.
—Si tu disculpa fue por esas pocas puñaladas, entonces olvídalo. Lo dijiste tú mismo; todo se puede olvidar después de unas puñaladas.
Xie Lian hizo una mueca.
—��...Cómo podría olvidarlo?
—Entonces mira al futuro. Todavía hay mucho por lo que te necesitamos.
Xie Lian se frotó la frente.
—No soy nada más que un humilde dios de la basura sin poderes. No me necesitan; solo pido no ser una carga.
—¿Por qué te menosprecias? ¿No te desempeñaste espléndidamente en los dos últimos casos? —dijo Jun Wu.
—Excepto porque pude haber ofendido al General Pei.
—Ming Guang está bien, yo lo vigilaré, no necesitas preocuparte. Sin embargo, —Jun Wu se volvió—. Dime, ¿con qué tipo de personaje extraordinario te involucraste cuando descendiste esta vez?
Xie Lian alzó la cabeza.
—Milord, le juro que no hice nada. Solo que, un día, por casualidad, me encontré con un niño interesante en el camino, y pasamos algo de tiempo juntos. No lo pensé mucho.
Jun Wu asintió.
—Encuentro casual, niño, Rey Fantasma Supremo. Xian Le, ¿sabes qué consecuencias tendrías, si Ming Guang te hubiera interrogado más y hubieras confesado esto en frente de los otros oficiales? Nadie te creería.
—Lo sé —respondió lamentablemente—. Así que estoy agradecido de que interviniera a tiempo. Milord, no me va a interrogar realmente, ¿o sí? No me confabularía con el Reino Fantasma. Esas son preocupaciones absurdas.
—Naturalmente, sé que no confabularías intencionalmente con el Reino Fantasma —dijo Jun Wu.
—Agradezco su confianza —contestó Xie Lian.
—Sin embargo, con las cosas así, puede que ya no se adecuado enviarte a investigar un asunto importante que ha surgido.
—¿Qué cosa? —inquirió Xie Lian.
En ese momento, ambos habían alcanzado la cámara detrás del gran salón. El gran salón y la cámara interna estaban separados por un gran mural, el frente representaba al palacio dorado elevándose a través un mar de nubes, radiante y brillante. La parte trasera del mural era otro, mostraba montañas y valles por más de diez mil millas. En el mapa, había muchas perlas pequeñas, como estrellas.
Cada una de esas marcaba un Gran Templo Marcial en el reino mortal. Una perla incrustada en el mapa significaba que había un Gran Templo Marcial construido allí. Hace ochocientos años, cuando Jun Wu trajo al Xie Lian que había ascendido por primera vez a la cámara interna, las perlas estrellas en el mural no eran tan densas. Pero ahora, las joyas brillantes parecían estar desparramadas en abundancias; abrumadoras en su resplandor.
Jun Wu se paró frente al mural y habló:
—Hace siete días, muchos vieron con sus propios ojos un dragón de fuego remontando el cielo abruptamente desde el bosque del este.
La cara de Xie Lian se puso seria al oír estas palabras.
Jun Wu, con una mano detrás de su espalda, usó la otra y golpeó suavemente el mural una vez.
—Ese dragón de fuego duró dos tiempos de incienso antes de consumirse. En ese momento, muchos presenciaron la visión, pero ni una persona fue herida. ¿Sabes lo que eso significa?
—El hechizo para el Dragón de Fuego Ascendente emite llamas intensas que no hacen daño. Es una llamada de ayuda —respondió Xie Lian.
—Eso es correcto. Era una señal de peligro, y vino de un oficial celestial —dijo Jun Wu.
—No es una llamada de ayuda normal, es una de desesperación —agregó Xie Lian.
El hechizo del Dragón de Fuego Ascendente, con llamas intensas que no causarían daño, tomaba una inmensa cantidad de poder; si el oficial que lo arrojaba no era cuidadoso, podría muy bien implosionar y destruir su núcleo espiritual. Por lo tanto, a menos que estuvieran al final de la cuerda, muy pocos tomarían esta ruta. Ahora que había aparecido, significaba que un oficial celestial había caído en un grave peligro.
—¿Hay algún oficial cuyo paradero sea desconocido recientemente? —preguntó Xie Lian.
—El asunto con el Paso de Banyue no fue la única razón por la que todos los oficiales fueron llamados a la corte esta vez. El propósito principal era usar esta oportunidad para investigar el paradero de todos. Además de esos que usualmente no aparecen, como la Maestra de la Lluvia y el Maestro de la Tierra, incluso aquellos que no pudieron llegar se reportaron.
Xie Lian tarareó por un momento, y entonces especuló:
—¿Quizás no fue ninguno de los oficiales de este período? ¿Tal vez fue uno de los oficiales retirados?
—Si ese fuera el caso, entonces me temo que nuestros perímetros se expandirán ampliamente. Muchos de los oficiales retirados han perdido contacto con los cielos hace mucho. Sería difícil determinar quién es el que está en peligro —dijo Jun Wu.
Así que, probablemente era por eso que Ling Wen y muchos de los oficiales civiles tenían círculos oscuros bajo sus ojos, sus pies débiles; estaban ocupados trabajando en este caso, y ciertamente no tendrían tiempo para investigar a ese chico con la Enfermedad del Rostro Humano del Monte Yujun.
—Para acorralar a un oficial celestial al punto de usar un hechizo tan autodestructivo, debe ser la obra de un gran demonio. ¿Hay alguna concentración de demonios o guaridas en esa área?
—Hay —respondió Jun Wu—. Y es muy cerca. ¿Conoces la Ciudad Fantasma?
Xie Lian lo pensó y respondió:
—He oído de ella.
La Ciudad Fantasma era el lugar más próspero dentro del reino fantasma, situado justo en cruce entre los reinos mortal y fantasma.
Había todo tipo de espíritus, fantasmas, demonios y monstruos reunidos en multitud para conducir negocios e intercambios. Los cultivadores de cierto nivel también irían a hacer negocios o buscar información. A veces, también habría oficiales celestiales disfrazados, mezclándose entre ellos por el bien de la curiosidad o sus propios motivos desconocidos. Por supuesto, también estaban aquellos que entrarían por error, y serían o comidos vivos, o morirían de miedo.
Desde los tiempos antiguos —aunque no tan antiguos como Xie Lian— siempre hubo muchas historias de la Ciudad Fantasma en el reino mortal. Xie Lian recordó que una de las historias hablaba de un hombre viajando en la noche, que vio un mercado bullicioso frente a él con numerosas linternas rojas y letreros de colores. Entró al mercado de buen humor, pero descubrió que todos a su alrededor llevaban máscaras y, sino, estaban encapuchados, entonces eran extremadamente feos; ¡muy curioso! No lo pensó mucho, y compró un tazón de fideos y se sentó a comer. Pero, mientras comía, la comida no sentía bien; cuando miró más de cerca, ¡los fideos en realidad eran hebras de cabello retorciéndose!
Xie Lian se trajo de vuelta al presente, y Jun Wu prosiguió:
—Después de ver ese pilar de fuego, envié oficiales inmediatamente a investigar el área; pero, no había evidencia de nada, así que es muy posible que se hayan trasladado a la Ciudad Fantasma. No obstante, el Reino Celestial y el Reino Fantasma siempre se han dibujado límites muy claros; sin suficiente evidencia, no podemos entrometernos en la Ciudad Fantasma. Por eso es que, esta vez, necesito que alguien descienda en secreto y explore la Ciudad Fantasma.
—No podemos alertar al enemigo y hacer que se traslade de nuevo. ¿Es por eso que no podía discutirlo abiertamente en el gran salón donde todos, y dejar que muchos lo sepan? —dijo Xie Lian.
—Eso es correcto —contestó Jun Wu.
—Entonces, Milord, ruego que me dé la orden.
—El primer candidato que tenía en mente originalmente eras tú —afirmó Jun Wu—. Pero por esto, puede ser inconveniente que vayas tú.
—¿Cómo sería inconveniente? —preguntó Xie Lian.
—Primero, el este es gobernado por Lang QianQiu. Si tuvieras que ir, deberías cooperar con él —dijo Jun Wu.
Xie Lian respondió:
—Ese no sería un problema, por favor, no se preocupe.
—Segundo —continuó Jun Wu—. ¿Sabes en el territorio de quién se asienta la Ciudad Fantasma?
Sorprendido, Xie Lian dijo, inseguro:
—¿De Hua Cheng?
Jun Wu asintió lentamente, y la sospecha de Xie Lian fue confirmada. Pero entonces, algo más le vino a la mente.
Ese pilar de fuego en el bosque del este se encendió hace siete días. Coincidentemente, fue hace siete días que Hua Cheng dejó el Santuario Puqi. La sincronización era perfecta. ¿Había una conexión entre los dos eventos?
—Parece que tu relación con él no es mala, lo que no es un problema —expresó Jun Wu—. El único problema es si él está involucrado o no. Si te sientes incómodo, entonces no te obligues. Si tienes alguna otra sugerencia u otro a quien postular, hazme saber.
Sin embargo, Xie Lian aún dijo:
—Déjeme ir. No creo que Lluvia Carmesí que Busca una Flor sea una persona deshonesta.
Jun Wu lo miró.
—Xian Le, sé que eres muy capaz y sabes lo que estás haciendo. Sin embargo, también sé que siempre piensas lo mejor de los demás.
Escuchando sus palabras, Xie Lian le dio una pequeña sonrisa.
—Por favor, no diga que soy como una princesa que nunca ha salido de casa. Esas palabras ya no encajan conmigo en realidad.
Jun Wu volvió a sacudir la cabeza.
—No debería comentar sobre los amigos que haces, pero diré esto: ten cuidado de Hua Cheng.
Oyendo esto, Xie Lian bajó su cabeza en reverencia y no dijo nada. Debió haber respondido con "sí, Milord"; después de todo, ya era un hábito para ahora. Pero, por alguna razón, en realidad no quería decir este "sí".
—Sé especialmente cuidadoso con esa malvada espada suya —continuó Jun Wu.
—¿A qué se refiere? —preguntó Xie Lian, curioso.
—La Cimitarra E-Ming. Es una espada maldita, una espada de desgracias. Un arma malvada como esa necesitaría un sacrificio horriblemente cruel y una determinación sangrienta antes de poder ser forjada. No la toques, y no dejes que te hiera, tampoco; de otro modo, las consecuencias serían inimaginables —contestó Jun Wu.
Xie Lian no podía decir de dónde había llegado esa repentina ola de confianza, pero, por dentro, pensó: San Lang probablemente no lo atacaría con una espada.
Aun así, respondió:
—Lo entiendo.
Jun Wu asintió nuevamente.
—Naturalmente estaré tranquilo contigo tomando el caso. Si no te sientes incómodo, entonces incluso mejor. Pero aun así, ir a esta misión por tu cuenta puede que sea mucho. ¿Hay algún otro oficial al que te gustaría que le designe el caso?
—No importa, en realidad —dijo Xie Lian, después de pensarlo—. Pero preferiblemente, alguien con quien sea fácil llevarse bien. Sería bueno que fuera poderoso, así puede prestarme algo de poder espiritual de vez en cuando.
Jun Wu sonrió.
—Tachaste a Nan Yang y Xuan Zhen con la primera condición.
Sinceramente, nadie podía decir que los Feng Xin y Mu Qing de hoy tuvieran personalidades con las que fuera fácil llevarse bien, y Xie Lian comenzó a reírse por lo bajo también.
—¿Cómo va la cosa entre los tres? ¿Ya has hablado con ellos? —preguntó Jun Wu.
El Emperador Celestial nunca entraba a la matriz de comunicación y, por eso, naturalmente era ignorante al animado chismorreo que ocurría entre los oficiales.
—Intercambiamos unas pocas palabras —respondió Xie Lian.
—Han pasado muchos años, ¿y aun así solo han intercambiado unas pocas palabras? —inquirió Jun Wu—. Oh, es cierto. Escuché que cuando ascendiste esta vez, destruiste muchos de los palacios y propiedad de tus compañeros oficiales, y uno de ellos era Nan Yang.
Xie Lian le discutió:
—¡Ya pagué la deuda! ¡Todos los ocho millones ochocientos ochenta mil méritos! Y por eso, necesito agradecerle por darme la oportunidad de ir al Monte Yujun.
—Agradécele a Nan Yang —respondió Jun Wu—. Escuché a Ling Wen decir que fue él quien se le acercó en privado y le dijo que no había necesidad que pagaras el costo de reconstrucción.
Xie Lian estaba pasmado.
—Yo... no sabía de eso para nada.
No era de extrañar que esos ocho millones ochocientos ochenta mil méritos fueran pagados tan fácilmente; tanto que ya estaban perdonados. Mas, en el momento, el Palacio de Nan Yang fue el más dañado; dijeron que la mitad del techo dorado había colapsado.
—Nan Yang se aseguró de que Ling Wen no te lo dijera, así que, naturalmente, no lo sabías. Como no quería que lo supieras, pues sería mejor que siguieras fingiendo ser ignorante —dijo Jun Wu.
Xie Lian no sabía cómo sentirse con esto. Enmarañado y agridulce, su mente nublada y confundida. Al final, suspiró silenciosamente y pensó: "Sinceramente, en este mundo, las palabras "no le digas a nadie" son vacías."
Jun Wu lo contempló por un momento, luego dijo:
—Si Nan Yang y Xuan Zhen no pueden ser, ¿qué hay del Maestro del Viento[1]?
Xie Lian reflexionó sobre la opción.
—La Señora Maestra del Viento es muy buena, ¿pero no sé si querría ir a esta misión conmigo?
—El Maestro del Viento es poderoso —dijo Jun Wu—. Una persona animada que disfruta de hacer amigos y, por ello, cumple con tu primera condición de que sea fácil de llevarse con él. Después del asunto con Banyue, el Maestro del Viento tiene una buena impresión de ti, también. Creo que los dos estarán bien. Si no tienes ninguna otra pregunta, entonces desciende con el Maestro del Viento e investiga la Ciudad Fantasma. También...
—¿Sí?
Jun Wu dijo lánguidamente:
—Buen trabajo, pero no te sobre esfuerces.
Esas palabras sorprendieron a Xie Lian, y sonrió:
—¿Qué dice, Milord? No me estoy forzando.
Jun Wu palmeó los hombros de Xie Lian.
—Vuelve al Palacio de Xian Le para descansar por ahora. Enviaré un mensaje para convocar al Maestro del Viento.
Xie Lian lo miró con asombro.
—No tengo suficientes méritos, así que no puedo construirme un palacio. El Palacio de Xian Le del pasado hace mucho que ha sido derribado, entonces, ¿qué Palacio de Xian Le?
—Te he otorgado uno nuevo —dijo Jun Wu—. ¿No es posible que te quedes apretujado en ese pequeño santuario destruido para siempre?
Xie Lian dejó el Gran Salón Marcial, y fue llegado al Palacio de Xian Le por un oficial junior del palacio de Jun Wu.
Este Palacio de Xian Le era prácticamente igual al que tenía en el pasado; paredes de vidrio rojo, suntuoso y elegante. Se paró fuera de las puertas del palacio por un largo tiempo, pero no le llegó ni una pizca de deseos de entra. El Inmortal Chatarra seguía siendo más adecuado para el santuario desechado, después de todo. Un orgulloso y glamoroso palacio celestial como este no era un lugar donde se pudiera quedar.
Perdió el tiempo fuera de la entrada y esperó a que esa Señora Maestra del Viento viniera a encontrarle pero, después de un momento, quien apareció no era la joven cultivadora de blanco, sino otro cultivador vestido de blanco.
El cultivador tenía un aura espiritual brillante en abundancia rodeándolo: era el del encuentro en el Gran Salón Marcial que estaba peleando aleatoriamente con Pei Ming; "QingXuan".
Ondeó su batidor, una sonrisa colgando de sus labios.
—¡Saludos, Su Alteza!
Xie Lian le sonrió de vuelta.
—Saludos, compañero cultivador.
Honestamente, en verdad quería preguntarle quién era, pero pensaba que sería grosero hacerlo. Estaba a punto de echarle un vistazo a su pergamino para ver qué oficial celestial era llamado QingXuan cuando la persona en cuestión caminó hacia él y exclamó:
—¡Vamos! Bajemos a investigar.
Xie Lian se sorprendió.
—Mi amigo, estoy esperando a alguien.
Escuchando esto, el cultivador colocó su batidor dentro de la parte posterior del cuello de su túnica exterior y se giró alrededor asombrado.
—¿A quién está esperando?
—Estoy esperando a la Maestra del Viento —contestó Xie Lian.
El cultivador de blanco se veía aún más confundido.
—¿Estoy justo aquí?
—... —Las cejas de Xie Lian saltaron—. ¿Usted es la Maestra del Viento?
El otro abrió rápidamente su abanico, y comenzó a abanicarse.
—Soy el Maestro del Viento, ¿hay alguna duda? ¿¿No sabía quién era? ¿¿¿Nunca ha oído mi nombre: el Maestro del Viento QingXuan???
Su tono era irrefutable y absoluto, fuerte y seguro, como si fuera imposible que Xie Lian no supiera su nombre. El abanico plegable tenía la palabra viento, "feng", escritas sesgadas en el frente, la parte trasera tenía tres líneas dibujadas inclinadas: ¡exactamente el mismo abanico que tenía en su mano la joven cultivadora!
Xie Lian de repente recordó que Fu Yao había mencionado que algunos oficiales celestiales de la corte superior, bajo circunstancias especiales, tenían la habilidad de transformar su apariencia. Mientras que, en Banyue, Nan Feng también había pronunciado una oración incompleta:
—La Maestra del Viento siempre ha sido...
¿Siempre ha sido? ¿Sido qué?
¡¿Un hombre?!
Después de verse arrastrado unos pocos pasos, Xie Lian no pudo procesar completamente esa información.
—Um... Señor Maestro del Viento, usted, usted, usted, ¿¿¿por qué se disfrazó como mujer la última vez???
—¿Qué? ¿No era hermosa? —preguntó el Maestro del Viento.
—¿Sí? Pero... —Xie Lian seguía confundido.
—Si era hermosa, ¡pues no hay peros mientras luciera bien! —El Maestro del Viento sonrió radiantemente—. ¡Por supuesto que es porque me vería bien que estaba disfrazado!
Habiendo dicho eso, parecía que de repente había tenido una idea, y cerró su abanico. Le dio a Xie Lian una ojeada con una mirada calculadora, entonces, después de un momento, habló:
—Hablando de eso, ¿no necesitamos estar encubiertos para esta misión en la Ciudad Fantasma?
—...
Xie Lian:
—¿¿¿???
———————————————————————————
Notas:
[1]Maestro del Viento: En chino, este "Maestro" es una palabra sin género, el chiste es intraducible al español, ya verán.
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Capítulo 33: En el Gran Salón Marcial; el Príncipe Heredero conoce al Príncipe Heredero 2
Heaven Official’s Blessing
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LIBRO 1: LLUVIA CARMESÍ QUE BUSCA UNA FLOR
CAPÍTULO 33: EN EL GRAN SALÓN MARCIAL; EL PRÍNCIPE HEREDERO CONOCE AL PRÍNCIPE HEREDERO 2
Ling Wen se aproximó al trono, vestida toda de negro, sin una palabra o sonrisa. Dibujó una línea sobre un ítem en su memorándum.
—Milord, hay unos pocos oficiales celestiales que todavía están patrullando el reino mortal, incapaces de regresar.
Jun Wu asintió.
—Ya se han reportado.
Ling Wen agradeció la respuesta, y Jun Wu regresó a Xie Lian.
—Xian Le, estoy seguro que tienes curiosidad del por qué has sido convocado aquí hoy.
Xie Lian todavía tenía su cabeza inclinada.
—Lo puedo adivinar. Sin embargo, había asumido que el asunto con el General Pei Junior ya estaba resuelto.
Justo entonces, la voz de un hombre sonó:
—Si ya se ha resuelto o no es difícil de decirlo.
La voz que llegó de atrás era lírica. Cuando Xie Lian giró la cabeza para mirar, un dios marcial entraba al gran salón; sus manos descansando en la empuñadura de su espada, caminó hacia el frente. Cuando llegó junto a Xie Lian, detuvo sus pasos, y la esquina de sus labios se elevó.
—Su Alteza Real. He oído mucho de usted.
Este dios marcial lucía como de veintiséis o veintisiete años, elegante y seguro en sus acciones. Mirando su rostro, Xie Lian pensó que se veía incluso más guapo que en la estatua que vio en el Monte Yujun; era el tipo de guapo que definitivamente podía robar corazones. Muy del tipo encantador. Xie Lian no respondió.
Continuó:
—Nuestro Pequeño Pei estuvo bajo su cuidado.
"Definitivamente lo he ofendido", pensó Xie Lian. Devolvió el saludo:
—Por favor, no se preocupe por ello. He escuchado mucho de usted también.
Las palabras "he escuchado mucho de usted" ciertamente no eran mentira. En los pocos días anteriores, Xie Lian había hojeado sus pergaminos, y leyó brevemente las leyendas de algunos de los más famosos oficiales celestiales. Uno de ellos era el General Ming Guang, Pei Ming.
Este Dios Marcial del Norte era hábil en la batalla, pero de lo que más se hablaba entre los mortales eran las historias de sus muchas aventuras amorosas; buenas o malas, entre callejones lascivos. Las historias buenas tenían a Pei Ming usando cantidades copiosas de oro para ayudarlo a salvar a una pobre prostituta de los burdeles; ella se enamoró de él y permaneció pura y fiel para siempre en espera por su regreso. Las malas historias tenían a Pei Ming viajando miles de millas para pasar una aventura de una noche con una mujer casada, etcétera, y continuaban. En algún nivel, Pei Ming era un hombre impresionante. Después de leer en profundidad sus historias, Xie Lian pensaba que era algo increíble que después de tantos años, solo una Xuan Ji salió de esa forma de vida.
Ya que Pei Ming era hábil tanto en la batalla como el amor, muchos de sus rivales y compañeros amaban maldecirlo para que muriera, e incluso mejor si moría de sifilis. Pero, su fuerza vital era vigorosa, y nunca se infectó con nada incluso después de las muchas flores que había recogido; no murió, ¡e incluso había vivido más que todos sus compañeros! Hasta que, finalmente, un día, perdió una batalla. Todos se rieron, pensando: ¡Ya era hora, es su final! Pero entonces rayos cayeron y tormentas rugieron: en ese momento de peligro, ascendió a los cielos.
Aquellos que no murieron por su mano probablemente murieron todos de indignación.
Después de su ascensión, Pei Ming no cambió su forma de vida, y la escala de sus cuentos de promiscuidad se expandió notablemente. Desde hadas y oficiales femeninas, a mujeres fantasmas y demonios, mientras fueran hermosas, las desplumaría. No obstante, su tipo favorito seguía siendo las chicas encantadoras del reino mortal. Muchas historias de amor indecente lo tenían representado como el protagonista masculino, y si no fuera porque el método de cultivación de Xie Lian demandaba pureza de cuerpo y mente, probablemente habría leído un par de esos libros solo por curiosidad.
Así, adicionalmente a su rol como Dios Marcial que gobernaba el Norte, el reino mortal también lo adoraba como el Dios del Amor. Incluso algunos oficiales se volvieran y secretamente le rezarían si se cruzaban con él en los cielos; deseando algo de fortuna en el amor. Tengo que decir que, aunque es similar, el título definitivamente era mejor que el título injustificado de Feng Xin "Ju Yang".
Todos los oficiales celestiales presentes en el salón sabían en sus corazones lo que significaba "he escuchado mucho de usted", y muchos rieron estruendosamente en sus mentes.
Después de las cortesías, Xie Lian dijo:
—¿A qué se refiere el General Pei con "no está necesariamente resuelto"?
Pei Ming chasqueó sus dedos, y repentinamente apareció un cuerpo flotando en medio del aire en medio del gran salón.
Hablando estrictamente, ese cuerpo flotando era una cáscara vacía. No tenía alma, completamente vacío por dentro; pero estaba cubierto de sangre de pies a cabeza, así que no era diferente de un cuerpo. Hacer que apareciera algo así frente a una elegante multitud como la de los oficiales celestiales era una conmoción. Un momento después, también trajeron dentro a Pei Su, pero todavía se veía indiferente y apático incluso con los grilletes aprisionando su persona; su cabeza baja, callado.
—General Pei, ¿qué significa todo esto? —preguntó Xie Lian.
Pei Su se arrodilló dentro del Gran Salón Marcial, y Pei Ming respondió:
—Hace unos pocos días fui a visitar al Pequeño Pei, y él mencionó algo interesante.
Pei Ming caminó dando un medio círculo alrededor de Xie Lian y sonrió.
—Estoy muy familiarizado con la habilidad del Pequeño Pei. Incluso si los poderes de su clon están reducidos y no son ni un poco parecidos a los de su verdadero yo, todavía es muy competente. Aún es capaz de pelear como iguales con un fantasma Ira. Sin embargo, me dio que había un mortal que era capaz de combatir con él al punto donde tuvo que ceder. Ahora, ¿no es eso interesante?
Pei Ming continuó:
—Así que le interrogé; aparentemente, en ese momento, había un joven hombre vestido de rojo junto a Su Alteza Real mientras estaba en el Paso de Banyue.
»Ahora, Su Alteza Real. ¿Puede informarnos quién podría ser ese joven de rojo?
Si no era un Ira, entonces debía ser un Supremo. Y uno que podía matar cientos de Iras en un instante, vestido todo de rojo.
Cualquier podría adivinar quién podría ser posiblemente ese joven, pero nadie quería ser el primero en decir el nombre. Xie Lian echó un vistazo al silencioso Pei Su, y respondió un poco innaturalmente:
—Ejem, ¿en serio? Sobre eso. En realidad, no lo recuerdo bien. También había una caravana que quedó atrapada en el Paso de Banyue en ese momento, y pasamos unos pocos días juntos, así que quizás era alguien de la caravana.
Pei Ming sonrió.
—Eso no puede ser cierto, Su Alteza Real. De acuerdo al Pequeño Pei, usted y ese joven eran anormalmente cercanos, no como alguien que acabara de conocer hace solo unos pocos días. ¿Cómo puede no recordarlo?
"No, no es verdad. Esa era la verdad. En verdad fueron solo unos pocos días", pensó Xie Lian. Pese a eso, su expresión no reveló nada.
Justo entonces, desde el costado, un cultivador de blanco ondeó casualmente su batidor y habló.
—General Pei, solo ha oído el lado de la historia del Pequeño Pei. El Pequeño Pei ha cometido un crimen; actualmente está detenido, pronto será exiliado. El si sus palabras son creíbles o no necesita ser discernido, ¿no?
—Entonces deberíamos ver si el General Nan Yang y el General Xuan Zhen nos pueden dar una mano —contestó Pei Ming.
Siguiendo su línea de visión, Xie Lian encontró a Feng Xin y Mu Qing, parados separados en las esquinas suroeste y sureste del salón.
Feng Xin todavía se veía igual que en sus recuerdos: parado alto y derecho, sus ojos determinados, y sus cejas siempre ligeramente fruncidas; como si siempre hubiera algo molestándolo, pero en realidad no estaba nada irritado. Mu Qing, por otro lado, era algo diferente diferente de lo que recordaba. Aunque su rostro todavía era pálido como la tiza, sin mucha sangre, había un aire frío de "no me hables" rodeándolo. Se paraba con los brazos cruzados, un dedo de su mano derecha dándole golpecitos suavemente a su codo izquierdo; luciendo como si estuviera o en calma, o más como si estuviera tramando algo.
Los dos eran definitivamente hombres bien parecidos, pero cada uno tenía sus propios desperfectos. Escuchando a Pei Ming llamándoles, ambos miraron hacia Jun Wu al mismo tiempo. Fue solo cuando Jun Wu les dio un pequeño asentimiento que dieron un paso adelante de mala gana.
Esa era la primera vez desde la tercera ascensión de Xie Lian que se encontraba cara a cara con los dos. Podía sentir a todos los ojos sobre ellos volviéndose más salvajes.
Lo salvaje era inevitable. El Gran Salón Marcial era el palacio marcial número uno del cielo; esos sin el título de oficial marcial no tenían el derecho de entrar para discutir asuntos. La primera vez que el Príncipe Heredero de Xian Le ascendió, Feng Xin y Mu Qing eran sus generales adjuntos. Al mismo tiempo, solo eran oficiales de bajo rango de la corte media, sin siquiera el derecho de hacer mandados dentro del Gran Salón Marcial. Y ahora, los oficiales junior de aquel entonces no solo podían entrar al salón, sus rangos eran incluso mayores que los de su viejo maestro; ¡un verdadero giro del destino!
Los tres se miraron uno al otro, ojos revoloteando por ahí, echándose vistazos entre sí pero fingiendo que no les importaba. ¿Quién sabía qué podía estar pensando el otro? Sin embrago, Xie Lian podía suponer aproximadamente por qué Pei Ming los había llamado para ayudar.
Como sospechaba, Pei Ming dijo:
—Ambos, el General Nan Yang y el General Xuan Zhen han peleado con Hua Cheng antes. Estoy seguro de que tienen la autoridad para hablar respecto al arma de esa persona.
Así que, el punto de traer a la cáscara vacía A-Zhao era para examinar sus heridas. Feng Xin y Mu Qing se aproximaron lentamente al cuerpo flotante. Xie Lian también tomó unos pocos pasos hacia adelante para echarle un vistazo, pero había mucha sangre oscureciéndose en manchas negras, era difícil reconocer nada. Los otros dos, con rostros austeros, se tomaron su tiempo en la inspección. Finalmente, alzaron sus cabezas y se dieron una mirada uno al otro, ninguno queriendo hablar primero.
Ling Wen alzó la voz desde junto al trono:
—Generales. ¿Conclusión?
Fue Feng Xin quien habló primero, su voz oscura:
—Es él.
—La cimitarra E-Ming —agregó Mu Qing.
Entre todos los oficiales celestiales presentes en el Gran Salón Marcial, probablemente solo Xie Lian no sabía el significado de esas palabras.
¡La cimitarra E-Ming era la mismísima arma monstruosa que Hua Cheng usó cuando retó por sí solo a los treinta y tres oficiales y los hizo papilla, diezmando sus almas y dignidad!
Dentro del Gran Salón Marcial, los oficiales celestiales comenzaron a susurrarse uno al otro; los ojos observando a Xie Lian ilegibles. Pei Ming había alcanzado su objetivo.
—Muchas gracias a los dos generales por confirmar este hecho. Si el joven de rojo que viajaba con Su Alteza Real en realidad era esa persona, entonces todo este asunto va a ser más complicado.
El cultivador vestido de blanco de antes habló nuevamente:
—General Pei, ¿está diciendo que Su Alteza Real, el Príncipe de Xian Le, confabuló con un Rey Fantasma Supremo específicamente para incriminar al General Pei Junior?
Las dos veces que el cultivador habló, estaba del lado de Xie Lian, así que tuvo que mirar quién era exactamente ese curioso compañero cultivador. Lo que vio era un cultivador con ojos claros y brillantes; tenía un batidor entre sus brazos, una larga espada cargada en su espada, y un abanico plegable metido en su
cinto de jade blanco. Su figura era agraciada y elegante, su expresión enérgica. Lucía familiar, pero Xie Lian no podía recordar cuándo había conocido a alguien así.
Pei Ming también le dio un vistazo, pero era la mirada de un mayor irritado que no quería lidiar con niños. Sacudió su cabeza y agitó su mano despectivamente, retirando la cáscara vacía flotante que era A-Zhao, entonces se volvió y siguió con su argumento.
—Puede que no sea una confabulación. Excepto que esa persona es poderosa y perversa; quién sabe si pudo haber usado trucos engañosos para cegar a su Alteza Real...
¡Su intención era convertir a Hua Cheng en el verdadero perpetrador detrás del caos del Paso de Banyue!
Xie Lian le reprendió:
—General Pei, incluso si no me cree, aún debería creerle a la Maestra del Viento. Entonces, el Pozo de los Pecadores, el General Pei Junior admitió el crimen de atraer transeúntes al Paso de Banyue con su clon, y la Maestra del Viento lo oyó todo.
Pei Ming le echó una mirada al cultivador de blanco de nuevo.
Xie Lian continuó:
—Además, ya que ambos estamos en el Gran Salón Marcial, puede preguntarle muy bien a nuestro lord si tengo o no rastros de algún hechizo de engaño en mi persona.
Jun Wu, que se sentaba por encima de ellos, se mantuvo calmado e inmutable, significando que Xie Lian estaba limpio.
Xie Lian prosiguió:
—General Pei, mantengamos las cosas claras y separadas. No hablemos acerca de si el joven con el que viajaba era Hua Cheng o no. Incluso si se confirmara que era Hua Cheng, no tiene nada que ver con que lo que ha hecho el General Pei Junior. Un Rey Fantasma Supremo puede tener el peor de los nombres en los labios de la gente, pero no se le puede culpar de todo tampoco.
Su expresión era serena y neutral cuando le nombre fue pronunciado, pero muchos en el salón sintieron escalofríos atravesando sus espadas.
Pei Ming replicó:
—Sin importar qué, creo que este asunto necesita ser reexaminado. Sería mejor si la Guoshi que Su Alteza Real se llevó, Banyue, pudiera ser traída para la interrogación, también.
¿Interrogarla para qué? ¿Obligarla a mentir? Xie Lian no había respondido aun cuando alguien más habló primero.
Pei Su parecía como si ya no quisiera estar en el Gran Salón Marcial. Dijo en una voz baja:
—General. Déjelo ser.
—¿Qué? —Pei Ming estaba irritado.
—No hay ningún hechizo de engaño. Lo hice todo yo. Lo he decepcionado —confesó Pei Su.
Pei Ming estaba en medio de limpiar su nombre, pero entonces fue y dijo eso. Pei Ming se volvió frío y dijo oscuramente:
—¿Qué brebaje de encantamiento te dio la Guoshi Banyue? Cállate la boca.
No obstante, Pei Su alzó la cabeza.
—¡Déjelo ser, general! No tengo miedo de admitir las cosas que he hecho. Ya que fui atrapado con las manos en la masa, no tengo miedo de recibir cualquier castigo.
La cara de Pei Ming tenía completamente escrita la conmoción de: siempre has sido muy maduro y competente, ¿por qué te vuelves loco de repente hoy? Estaba a punto de patearle la cabeza a Pei Su para despertarlo cuando Jun Wu alzó la voz:
—Suficiente.
En el momento en que habló, Pei Ming retiró su pierna y saludó.
Jun Wu habló lánguidamente:
—El asunto del Paso de Banyue está resuelto. Bajen al Pequeño Pei y exílienlo por los próximos días.
Después de un silencio, Pei Ming aceptó:
—Sí, milord.
Despedidos, los otros oficiales celestiales salieron en sus grupos de dos o tres. Cuando Feng Xin pasó a su lado, miró a Xie Lian, parecido como si tuviera algo que decir, pero se detuvo a sí mismo. Xie Lian sonrió, y él se sorprendió antes de apresurarse a alejarse. Mu Qing, sin embargo, pasó de él sin darle una mirada, como si Xie Lian nunca hubiera existido. Ese cultivador de blanco caminó hacia él con su batidor en mano y una gran sonrisa, listo para hablar. Pero Pei Ming, quien acaba de perder aceptación, también caminó hacia él, con una mano reposando en su empuñadora y la otra frotándose la nariz.
Dijo impotentemente:
—QingXuan, por el bien de tu hermano, ¿podrías no causar problemas?
La sonrisa desapareció del rostro de ese cultivador de blanco.
—General Pei, no hay necesidad de usar a mi hermano contra mí; no tengo miedo de él.
—Tú... —Pei Ming estaba furioso, pero no podía hacer nada. Finalmente, le apuntó—. Tú... realmente se la has hecho al Pequeño Pei ahora. Doscientos años de exilio.
El cultivador de blanco balanceó su batidor violentamente.
—¡Eso fue por la propia voluntad del Pequeño Pei, no tiene nada que ver conmigo!
Pareciendo como si no quisiera continuar con la riña con Pei Ming, el cultivador de blanco salió rápidamente. Xie Lian pensaba que Pei Ming podría quedarse para mofarse más, pero no lo hizo, y salió del salón voluntariamente. En el amplio y espacioso Gran Salón Marcial, el único que quedó aparte de Jun Wu y Xie Lian, que estaba bajo el trono, era en realidad el Príncipe Heredero de Yong An, Lang QianQiu. Xie Lian tenía curiosidad, ¿por qué se quedó? Cuando Xie Lian se le acercó, tenía sus ojos cerrados; profundamente dormido estando de pie.
Xie Lian no sabía si reír o llorar, y sintiéndose algo asombrado, golpeó suavemente el hombro del joven.
—Su Alteza. ¿Su Alteza?
Lang QianQiu despertó con una sacudida.
—¡¿Qué ha pasado?!
—No pasó nada. La reunión terminó —explicó Xie Lian.
Habiendo apenas despertado, Lang QianQiu todavía estaba un poco aturdido, y preguntó confundido:
—¿Terminado? ¿Solo así? ¿Qué discutimos? ¿No escuché nada?
—Si no escuchó nada, entonces no se preocupe —dijo Xie Lian—. No era nada importante de todos modos. Venga ya, hora de volver.
—¡Oh! —Lang QianQiu fue a irse, pero cuando llegó a las puertas, miró hacia atrás. A pesar de que todavía estaba confundido, le dio a Xie Lian una gran sonrisa—. ¡Gracias por esperarme!
Xie Lian lo saludó con la mano con una sonrisa. Cuando todo había sido aclarado finalmente, Xie Lian se volvió lentamente. Jun Wu descendió del trono. Con las manos detrás de su espalda, fue hacia Xie Lian.
—Lluvia Carmesí que Busca una Flor. La cimitarra E-Ming.
Xie Lian era como un gato agarrado por el pescuezo, e involuntariamente se enderezó.
—Entonces. ¿Qué está pasando? —cuestionó Jun Wu.
Xie Lian lo miró, y entonces, repentinamente, se arrodilló.
Antes de que las rodillas de Xie Lian tocaran el suelo, Jun Wu lo alcanzó y sostuvo su hombro; evitando que se arrodillara. Suspiró.
—Xian Le.
Xie Lian se enderezó una vez más, su cabeza inclinada.
—Lo siento.
Jun Wu lo observó.
—¿Entonces reconoces tus errores?
—Sí —respondió Xie Lian.
—Pues, ¿por qué no me dices qué errores? —dijo Jun Wu.
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Nota de Autor de MXTX:
Todos me conocen, ¿cierto? Aparte del ship principal, todos son heteros. No hay personajes masculinos que chispeen de amor por el Gong o el Shou[1].
Veo que en la sección de comentarios hay mucha gente divida sobre esto, y siento la comprensión está un poco mal, así que déjenme explicarles nuevamente aquí:
SV es SV, MDZS es MDZS, y TGCF es TGCF. SV, siendo mi primera novela, tiene muchas excepciones así que está fuera de la discusión. MDZS y TGCF solo tienen el ship principal, ¿okay? He dicho esto más de una vez durante la serialización de MDZS, y he mencionado esto repetidamente de nuevo en muchos otros lugares. Especialmente MXY. Aunque él también es un poco gay, murió desde el principio, así que no cuenta como un personaje formal...... Todos pueden hacer headcanons como quieran, mientras que el ship principal no sea roto o cambiado, está bien. Pero, personalmente, mi trabajo definitivamente vira hacia tener solo una pareja gay, así que este trabajo no tiene planes de un ship secundario. Estoy diciendo esto con el propósito de evitar disputas completamente innecesarias.
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En este texto, para volverse un dios, uno primero debe volverse un héroe; que es uno que es especial entre los mortales. Solo un mortal propiamente ascendido puede volverse un oficial celestial. ¿Cómo se hacen sus sirvientes oficiales propiamente dichos? Tienen dos opciones: primero, tienen que ser adeptos en una habilidad en particular, y entrar ya sea al rango de Marcial o Civil. Segundo, tienen que tener suerte. Si tienen suerte, entonces hay una buena chance. Si encuentran por casualidad una poción espiritual al costado de la ruta, también funciona.
Los oficiales en la Corte Media son esos traídos por los de la Corte Superior como generales adjuntos o sirvientes. Básicamente, si estás en buenos términos con los peces gordos, pueden subirte. Aunque no eres un oficial de pleno derecho, todavía eres parte de los cielos, así que hay todo tipo de gente. Digamos que un oficial celestial tiene una relación cercana contigo o pensó que tienes un futuro brillante, te ascenderá primero. Mientras tengas habilidad o una oportunidad, ¡puedes volverte un pez grande también!
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Notas:
[1]Gong/Shou: El gong es el "activo" y el shou es el "pasivo".
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Capítulo 32: En el Gran Salón Marcial; el Príncipe Heredero conoce al Príncipe Heredero
Heaven Official’s Blessing
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LIBRO 1: LLUVIA CARMESÍ QUE BUSCA UNA FLOR
CAPÍTULO 32: EN EL GRAN SALÓN MARCIAL; EL PRÍNCIPE HEREDERO CONOCE AL PRÍNCIPE HEREDERO
Xie Lian sabía que ese anillo debía ser algo que Hua Cheng dejó atrás. Lo sostuvo en su mano y se preguntó por un momento:
"¿Qué podría ser esto?"
Cuando Xie Lian seguía siendo un Príncipe Heredero, creció en el Palacio de Xian Le. El Reino de Xian Le siempre se había deleitado en objetos hermosos y preciosos; los coleccionistas eran abundantes, y el palacio en sí era, por supuesto, glorioso y deslumbrante. Columnas doradas, escaleras de jade, innumerables tesoros y joyas preciosas; incluso los niños nobles jugaban por ahí con gemas de distintos colores como si fueran juguetes. Por cómo se veía este anillo, parecía como si estuviera hecho de diamante.
Sin embargo, la forma era exquisita; quizás incluso el joyero más hábil sería incapaz de recrear la natural belleza etérea que emanaba. Es más, de todos los diamantes que había visto alguna vez, esta piedra era extraordinariamente clara, brillando como un cristal, fascinante y sublime, haciendo difícil para él el determinar exactamente de qué debía estar hecho.
Mas, incluso si no podía distinguir de qué estaba hecho el anillo, seguro que era un artículo de extremo significado. Además, si lo encontró en su cuello, entonces no era algo que se le cayó accidentalmente; era muy probablemente un regalo de Hua Cheng, como recuerdo.
Xie Lian estaba un poco sorprendido; recibir un recuerdo así. Sonrió dulcemente, resuelto a cuidarlo bien, y preguntarle al chico qué significaba el regalo la próxima vez que se encontraran. El único lugar que poseía era el santuario destruido; no había ningún lugar apropiado para que guardara un tesoro, así que después de pensarlo un poco, el mejor lugar era en su persona después de todo. Xie Lian se puso la cadena de plata alrededor del cuello una vez más.
Después de volver de corretear por el Monte Yujun y el Paso de Banyue consecutivamente, Xie Lian se echó en el Santuario Puqi paralizado por unos pocos días. Si no fuera por los extremadamente apasionados aldeanos que llegaban y le ofrecían bollos o gachas de avena, probablemente se habría quedado incapacitado por muchos días más. Pasó sus días así, hasta que, un día, Ling Wen de repente le envió un mensaje: regrese a los cielos inmediatamente.
Juzgando por su tono, algo malo estaba a punto de caerle. Xie Lian podía adivinar más o menos de qué se trataba, y ya estaba mentalmente preparado.
—¿Es sobre el Paso de Banyue?
—Correcto —respondió Ling Wen—. Cuando haya regresado a los cielos, venga directamente al Gran Salón Marcial.
Al escuchar "Gran Salón Marcial", Xie Lian se congeló. Jun Wu[1] había vuelto.
Después de su tercera ascensión, todavía no había saludado a Jun Wu. Como el Dios Marcial número uno, Jun Wu pasaba sus días en una intensa cultivación a puertas cerradas, o estaba fuera patrullando los reinos, manteniendo seguro al mundo. Ahora que Jun Wu estaba de vuelta, Xie Lian no podía evitar hacer ese viaje a los cielos. Y así, subió a la Capital Celestial una vez más, después de solo unos pocos días de descanso.
Todo tipo de dioses e inmortales tenían sus palacios divinos construidos allí, cada uno con su propia historia y estilo. Uniéndose, formaban la magnífica ciudad; pilares esculpidos y edificios amurallados por acá, pequeños puentes y ríos por allá.
La Corte Celestial tenía una calle principal: La Avenida de la Deidad Marcial. Aunque había muchos caminos así en el reino mortal, construidos en conmemoración de Jun Wu, solo eran meras sombras y copias de la real en los cielos. Xie Lian caminó a través de la extensa calle y se dirigió hacia la Corte Celestial. En el camino, había muchos oficiales celestiales apurados, y ni uno se atrevió a saludarlo.
Sinceramente, usualmente no había muchos que lo saludaran cuando visitaba la Corte Celestial. Sin embargo, "no saludar" significaba que ningún compañero oficial se le acercaría o iniciaría ni una conversación, pero aún asentirían en reconocimiento, como era apropiado. Ahora mismo, todos estaban fingiendo que no estaba allí; como si solo echarle un vistazo los metería en problemas. Si estaban en frente de él, se apresurarían a alejarse; si estaban detrás, caminarían más lento, dejando un amplio espacio, con miedo de acercarse. Xie Lian ya estaba acostumbrado a este trato, y no le dio importancia; después de todo, acaba de hundir al popular y recientemente ascendido General Pei Junior. Sería más extraño si nadie se alejara. Pero, inesperadamente, mientras caminaba, una voz repentinamente lo llamó desde atrás.
—¡Su Alteza Real!
Al escuchar la voz, Xie Lian se sorprendió, pensando que quien fuera que se atreviera a llamarle realmente tenía una valentía admirable. Pero cuando volvió su cabeza hacia atrás, el oficial junior que llamó por la Alteza Real pasó rápidamente de él, y corrió hacia alguien que estaba caminando más por delante de él.
Llamó mientras corría:
—¡Jo, Su Alteza Real! ¿Cómo puede olvidarse de su pase de identificación yendo al Gran Salón Marcial? ¿Cómo entraría siquiera?
Solo entonces Xie Lian lo entendió. Con razón. Por supuesto que el título "Su Alteza Real" no estaba dirigido a él. Había un gran número de Príncipes Herederos en los cielos, así que algo de confusión no era nada extraordinario.
Mas cuando miró hacia allá y vio al otro Príncipe Heredero, se detuvo.
Ese joven tenía cejas gruesas y ojos brillantes con una amplia sonrisa. Esa sonrisa era notablemente diferente que la de muchos otros oficiales celestiales; era una que era pura y genuina sin nada detrás, y agregaba un aire de juventud a su bello rostro. Sin embargo, por tener a otro oficial más duro, como Mu Qing, proporcionando un comentario, probablemente lo llamarían un aire de estupidez. El joven hombre lucía una armadura, orgulloso y heroico; pero la armadura en él no daba un aire de sangre y batalla, sino que le daba un aire de nobleza real, sincero y brillante.
Xie Lian detuvo su paso y observó al joven. Los dos en frente sintieron su mirada y se volvieron para enfrentarlo. Cuando el oficial junior vio quién era, su expresión cayó inmediatamente. Xie Lian asintió con su cabeza ligeramente y le sonrió.
—Saludos, Su Alteza Real.
El otro Príncipe Heredero obviamente era del tipo que no le importaban los detalles banales y no reconoció su rostro, así que cuando vio que alguien lo saludaba, inmediatamente le respondió con una sonrisa brillante y vociferó:
—¡Saludos!
El oficial junior a su lado le dio un pequeño empujón, y lo apuró.
—Vamos, Su Alteza. Todavía necesitamos ir al Gran Salón Marcial.
El joven, todavía ignorante e inconsciente, se quedó extrañado por el repentino empujón.
—¿¿¿Por qué me estás empujando???
Xie Lian soltó una risa y ese oficial junior pareció ponerse incluso más apurado. Instó:
—El Emperador probablemente ya esté esperándonos, por favor, ¡vámonos, Su Alteza!
El otro Príncipe Heredero solo pudo darle a Xie Lian una mirada confundida antes de volverse para irse.
Xie Lian se quedó donde estaba mientras ellos se alejaban y, pronto, susurros de los oficiales de menor rango llegaron a sus oídos desde lejos.
—...Bueno, eso fue extraño. El mundo es un lugar tan pequeño.
—Pero ambos son oficiales celestiales de los cielos, solo era una cuestión de tiempo. Si me preguntas, el General Nan Yang chocándose con el General Xuan Zhen es un asunto más emocionante.
—Jajaja, ¿cuál es el apuro? ¡Muy pronto estarán golpeándose! Todos están esperando en el Gran Salón Marcial, ¿no?
De repente, alguien comentó:
—No importa si el mundo es pequeño; en realidad, es la gente comparándose unos a otros la que lo hace así. La gente en realidad es muy diferente de los demás; ambos son Príncipes Herederos, pero Su Alteza Tai Hua es un verdadero noble. Si fuera él, no haría nada vergonzoso incluso cuando cayera en desgracia.
—El Reino de Yong An era mucho más próspero que el Reino de Xian Le después de todo, así que por supuesto que el Príncipe Heredero de Yong An sería más fuerte que el de Xian Le. Cómo crece el pasto depende de la tierra en que lo hace. Es simple lógica.
El territorio del Norte pertenecía al Palacio de Ming Guang, del Dios Marcial Pei Ming; el Palacio de Qi Ying del Oeste era de Quan YiZheng; el Palacio de Nan Yang del Sureste era de Feng Xin; el Palacio Xuan Zhen del Suroeste era de Mu Qing; y el del territorio del Este pertenecía al Palacio de Tai Hua, del Dios Marcial Lang QianQiu.
Lang QianQiu, cuando era un mortal, era un príncipe heredero como Xie Lian. Sin embargo, él era el Príncipe Heredero de Yong An. El Reino de Yong An era la nación que fue construida después de la caída de Xian Le, y el fundador de Yong An era el general rebelde que derrocó exitosamente a la capital real de Xian Le.
Cuando Xie Lian iba a la deriva en el reino mortal, también había visitado el este, y naturalmente sabía que el Príncipe Heredero de Yong An había ascendido. Como oficiales celestiales, sería inevitable que se cruzaran con el otro, así que no lo pensó mucho. Quizás para cualquier otro, los chismes susurrados, aunque no eran susurros realmente, probablemente nunca serían escuchados, por miedo a su venganza. Pero esas palabras eran pronunciadas sin miedo de la escucha de Xie Lian; quizás incluso esperando que algo emocionante sucediera si los oía. Entonces, Xie Lian fingió no haber oído nada y, casualmente, se alejó.
Justo entonces, otra voz llegó desde detrás llamando:
—¡Su Alteza!
"¡¿Otra vez no?!", pensó Xie Lian, pero esta vez, cuando se giró, era alguien que realmente se estaba dirigiendo a él.
Ling Wen, sus ojos con círculos oscuros y sus brazos llenos de pergaminos, se le acercó.
—Todos han ido al Gran Salón Marcial para la reunión. Sea más consciente una vez haya llegado al salón.
Xie Lian lo entendió.
—¿Cuál cree que sea la sentencia del General Pei Junior?
—Exilio, probablemente —respondió Ling Wen.
"En realidad eso no es tan malo. No muy grave", pensó Xie Lian.
El exilio era considerado un "Destierro Temporal" para los oficiales que habían cometido crímenes; significando que el término de castigo era negociable, y todavía podría haber oportunidades de reasumir sus deberes. Si un día se descubriera que tenía un mejor comportamiento, todavía podrían ser pescado de vuelta; quizás en treinta o cincuenta años, quizás en cien o doscientos años. Pero, para Xie Lian el "no tan malo" era, por supuesto, juzgando desde sus estándares. Para el General Pei, esa sería una historia completamente diferente.
Xie Lian recordó otra cosa, y dijo:
—Oh, sí. Ling Wen, ¿cómo va la búsqueda del chico con la Enfermedad del Rostro Humano del Monte Yujun del que le hablé la última vez? ¿Tiene alguna noticia?
—Lo lamento mucho, Su Alteza. No tengo ninguna en este momento. Estamos trabajando en ello —contestó Ling Wen.
Incluso para los oficiales celestiales, el encontrar una persona en tan vasto mundo no era una tarea fácil. Aunque los cielos podrían ser más rápidos, seguía siendo solo una diferencia de diez años en el reino mortal versus un año en los cielos.
Xie Lian solo pudo expresar su gratitud.
—Gracias por su trabajo duro.
Precisamente entonces, llegaron al final de la avenida, y un majestuoso palacio apareció frente a su vista.
El palacio había aguantado a través de los años, mas solo mostraba una excelencia duradera, y nada de su antigüedad. Capas de tejas piramidales de un vidrioso dorado, deslumbrantes en su centelleo, Xie Lian alzó la cabeza y le echó un vistazo al "Gran Salón Marcial" bajo el techo dorado; las palabras, escritas con poder y vigor, eran exactamente las mismas que hace unos pocos cientos de años, inmutables. Bajó la cabeza y entró al salón. Dentro, numerosos oficiales celestiales ya se habían reunido, ya sea en sus propios grupos de dos o tres, o por su lado solitariamente, parados en silencio.
Los únicos que podían entrar al salón eran los oficiales celestiales que habían ascendido oficialmente; todos hijos imperiales de los cielos o soberanos indomables, cada uno reventando de poder espiritual. Se miraban uno al otro en un orgullo y juicio silencioso, su esplendor abrumador. En este momento y lugar, todos contuvieron sus respiraciones, no atreviéndose a hacer un sonido. En el trono, al mismo final del salón, se sentaba un dios marcial vestido con una armadura de blanco puro.
Este dios marcial era refinado y majestuoso, sus ojos cerrados y sus labios silenciosos; serenos y solemne. Detrás de él estaba el magnífico Gran Salón Marcial, pero bajo sus pies estaba una cumbre nevada de blanco puro. Como si sintiera a Xie Lian entrando al salón, abrió sus ojos.
El par de ojos eran negros como la obsidiana, pero brillantes y claros, como si estuvieran formados de nieve derretida de un lago congelado por millones de años. Cuando abrió sus ojos, el dios marcial sonrió suavemente.
—Xian Le, has venido.
Xie Lian bajó su cabeza en saludo y no dijo nada.
Cuando Jun Wu hablaba, no era fuerte, pero su voz profunda hacía eco a través del Gran Salón Marcial completo. Entonces, todos los ojos de los oficiales se enfocaron en Xie Lian, e inmediatamente comprendió.
Parece que esta reunión no era para discutir sobre el General Pei Junior y el escándalo del Paso de Banyue.
El foco, al parecer, estaba en él.
———————————————————————————
Notas:
[1]"Jun Wu" [君吾] se traduce como "El Señor, Soy Yo".
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Capítulo 31: Picando al Rey Fantasma; El Príncipe Heredero Busca la Verdad 2
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LIBRO 1: LLUVIA CARMESÍ QUE BUSCA UNA FLOR
CAPÍTULO 31: PICANDO AL REY FANTASMA; EL PRÍNCIPE HEREDERO BUSCA LA VERDAD 2
Cuando el aire se congeló, Xie Lian supo que su pregunta pudo haber cruzado la línea.
Aunque los últimos días los dos se habían llevado bien, si Hua Cheng nunca reveló su verdadero rostro y no volvió a la normalidad incluso después de que su identidad fue revelada, entonces tenía sus razones, y Xie Lian no estaba en el lugar de presionarlo. Sin esperar a su respuesta, Xie Lian sonrió ampliamente.
—Solo estaba preguntando, no te lo tomes en serio.
Hua Cheng cerró sus ojos y, después de un momento, sonrió suavemente.
—Te dejaré verlo algún día, si hay oportunidad.
Si alguien más fuera a decir eso, entonces naturalmente sería a la ligera; "algún día" usualmente significaba "por favor, olvídalo". Pero era Hua Cheng quien había dicho esas palabras, así que Xie Lian sintió que "algún día" significaba "algún día", y pasaría seguro. Esto le dio más curiosidad, y sonrió.
—Entonces esperaré hasta el día en que puedas mostrarme. Descansemos por ahora.
Después de perder el tiempo por la mitad de la noche, Xie Lian se había rendido hace mucho en cocinar nada, y volvió a la estera de paja. Hua Cheng también se acostó junto a él. Ninguno se molestó en preguntarse por qué después de revelar las identidades de cada uno, ese dios y ese fantasma podían echarse juntos en una estera arrugada, riendo y charlando, y simplemente pasando el rato. La estera de paja no tenía almohadas, así que Hua Cheng usaba su propio brazo, y Xie Lian lo imitó, usando su propio brazo también.
Habló casualmente:
—El reino fantasma parece muy libre. ¿Ustedes nunca necesitan reportarse a nadie?
Hua Cheng no solo tenía su brazo como una almohada, sino que había cruzado sus piernas también. Replicó:
—¿Reportarse a quién? Soy el más grande que hay. Además, nos ocupamos de nuestros propios asuntos; nadie molesta a nadie.
Entonces, el reino fantasma estaba formado por muchas bandas desorganizadas de almas perdidas y fantasmas salvajes.
Xie Lian contestó:
—¿Es así? Pensé que habría como una Corte Celestial, donde hay un gobierno central. Entonces, si ese es el caso, ¿te has encontrado con algún otro rey fantasma antes?
—Lo hice —dijo Hua Cheng.
—¿Incluso el Fantasma Verde Qi Rong?
—¿Te refieres a esa basura despreciable y vulgar?
"Bueno, ¿qué respondo a eso?", pensó Xie Lian.
Afortunadamente, no necesitó decir nada, pues Hua Cheng continuó:
—Le saludé y él huyó.
Sus instintos le dijeron a Xie Lian que ese "saludo" no pudo haber sido el tipo de saludo regular. Efectivamente, Hua Cheng dijo casualmente:
—Y entonces recibí el título de "Lluvia Carmesí que Busca una Flor".
—...
Así que cuando mencionó acabar con la guarida de otro fantasma, estaba hablando del Fantasma Verde Qi Rong, y su "saludo" era la aniquilación. Qué extraordinario saludo, pensó Xie Lian.
Se frotó la barbilla y preguntó:
—¿Tienes algo contra el Fantasma Verde Qi Rong?
—Sí —respondió Hua Cheng.
—¿Qué cosa?
—No puedo soportar su cara.
Xie Lian no sabía si reír o llorar, pensando: ¿Hua Cheng también retó a esos treinta y tres oficiales celestiales porque no les gustaba sus rostros?
—Todos los cielos lo llaman vulgar, e incluso el reino celestial lo rechaza. ¿Eso es verdad?
—Es verdad. Incluso a Aguas Negras le disgusta —contestó Hua Cheng.
—¿Quién es Aguas Negras? —preguntó Xie Lian, entonces recordó—. Oh, ¿es ese al que llaman "Agua Negra que Hunde Barcos"?
—Correcto. También es conocido como el Demonio Aguas Negras Xuan.
Xie Lian recordó que ese Demonio Aguas Negras Xuan también era un Supremo, pero el Fantasma Verde Qi Rong solo era un casi Supremo.
Preguntó, interesado:
—¿Eres cercano a este Demonio Xuan?
—No —respondió Hua Cheng perezosamente—. No hay muchos a quienes sea cercano en el reino fantasma.
Ahora Xie Lian tenía curiosidad.
—¿Es así? Pensé que tendrías muchos subordinados. ¿Quizás nuestra definición de "cercano" es diferente?
Hua Cheng elevó sus cejas.
—Sí. En el reino fantasma, esos inferiores a Supremo no tienen derecho a hablarme.
Esa era una declaración extremadamente arrogante, pero Hua Cheng lo hacía sonar tan indiscutible y evidente. Xie Lian sonrió dulcemente.
—Incluso aunque no sean cercanos, todavía quiero saber sobre ellos. Te va muy bien en el reino fantasma; solo hay unos pocos grandes nombres, no como en los cielos. Ya hay muchísimos oficiales que recordar en la corte superior, y más esperando a ascender en la corte media; es como un océano de nombres.
—¿Qué tiene de bueno recordar sus nombres? No te molestes. Es un desperdicio de cerebro —dijo Hua Cheng.
—Jaja, es algo ofensivo si no puedes recordar sus nombres.
Los oficiales celestiales amaban sus rostros. Hua Cheng chasqueó su lengua.
—Si pueden ofenderse por una cosa tan pequeña, entonces no son nada más que basura cerrada de mente.
Después de charlar por un rato, Xie Lian no quiso profundizar mucho en el tema, por miedo a que tocaran algo sensible, así que cambió de tema a la diferencia entre los dos reinos.
Le echó un vistazo a la puerta de madera cerrada y quiso saber:
—Banyue, esa niña; me pregunto cuándo volverá adentro.
Las atrevidas palabras "quiero salvar al mundo" volvieron y reverberaron en su cabeza, derramando un millón de imágenes caóticas en su mente, y Xie Lian tuvo que empujarlas hacia abajo a la fuerza. Justo entonces, Hua Cheng habló.
—Esas eran buenas palabras.
—¿Cuáles? —preguntó Xie Lian.
—"Quiero salvar al mundo, a la gente común" —contestó Hua Cheng ociosamente.
—...
Xie Lian estaba estupefacto.
Se volvió y se enrolló como un camarón, deseando otro par de brazos para que pudiera cubrirse su rostro y sus oídos. Gimió:
—...San Lang...
Hua Cheng no cedería y Xie Lian no podía ganarle, así que volvió a girarse y dijo desamparadamente:
—Es tonto.
—¿De qué tienes miedo? —dijo Hua Cheng—. Atreverte a hablar del mundo, ya sea para salvarlo o destruirlo, es admirable. El primero es más difícil que el último, así que es incluso más respetable.
Xie Lian soltó una risa y sacudió su cabeza.
—Para atreverte a hablar, tienes que ser capaz de llevarlo a cabo, y tienes que realmente lograrlo.
Puso un brazo sobre sus ojos.
—Oh, por supuesto. Supongo que eso no es nada. Lo que dijo Banyue ya era lo bastante bueno. He dicho cosas más tontas cuando era más joven.
Hua Cheng rio.
—¿Oh? ¿Cómo qué? Déjame oírlo.
Xie Lian se quedó pensativo por un momento, y sonrió levemente mientras perseguía sus memorias.
—Hace muchos, muchos años, hubo alguien que me dijo que ya no podía seguir viviendo. Me preguntó por qué razón estaba vivo, y cuál era el significado de su vida.
Miró a Hua Cheng.
—¿Sabes cómo respondí?
Solo debió haber sido la imaginación de Xie Lian, pero pareció haber luz en los ojos de Hua Cheng. Preguntó dulcemente:
—¿Cómo respondiste?
Xie Lian dijo:
—Le dije: "Si ya no sabes cómo vivir, ¡entonces vive por mí!
»Si no sabes el significado de tu vida, entonces hazme ese significado, y úsame como tu razón para vivir.
»Ja ja ja...
Mientras Xie Lian hablaba, no pudo evitar soltar una pequeña risa y sacudir su cabeza.
—Incluso ahora no puedo entender qué estaba pensando en ese entonces. ¿Cómo tuve en algún momento el coraje de decirle a alguien que me haga el significado de su vida?
Hua Cheng estaba callado y Xie Lian continuó.
—En verdad es algo que solo pude haber dicho entonces. Hace mucho, realmente pensaba que era invencible y valiente. Si me pidieras que dijera las mismas palabras ahora, no habría forma de que salieran de mis labios otra vez.
Xie Lian continuó lentamente:
—No sé qué le pasó a esa persona después. Pero volverse la razón de vivir de una persona ya era una gran responsabilidad; ¿cómo me atrevería a hablar del mundo?
El silencio cubrió el Santuario Puqi.
Después de un momento, San Lang dijo suavemente:
—Algo como salvar al mundo, realmente no importa cómo lo haces. Pero, aunque es valiente, es tonto.
—Sí —estuvo de acuerdo Xie Lian.
Hua Cheng siguió:
—Aunque es tonto, es valiente.
Xie Lian sonrió.
—Gracias.
—De nada —dijo Hua Cheng.
Los dos observaron al techo agujereado del Santuario Puqi en un silencio afable, y Hua Cheng habló nuevamente.
—Sabes, solo nos hemos conocido hace unos días. ¿Está bien para ti el decirme tanto a mí?
Xie Lian resopló de nuevo y agitó su mano.
—¿Cuál es el problema? Como sea. Esos que se han conocido por décadas pueden volverse extraños en un día. Nos conocimos por casualidad, y podríamos separarnos por casualidad. Si nos gustamos uno al otro, entonces deberíamos seguir encontrándonos; si no, entonces deberíamos separarnos. Nada es para siempre, así que diré lo que quiero decir.
Hua Cheng pareció haber reído suavemente y, de repente, dijo:
—Si.
Xie Lian volvió su cabeza para enfrentarlo.
—¿Si?
Hua Cheng no se volvió, pero siguió mirando al techo deteriorado del santuario. Xie Lian observó el lado izquierdo del rostro del guapo joven.
Hua Cheng dijo en voz baja:
—Si fuera feo.
—¿Eh? —Xie Lian lo miró boquiabierto.
Hua Cheng finalmente giró su cabeza ligeramente.
—Si mi rostro real fuera feo, ¿todavía querrías verlo?
Xie Lian se sorprendió.
—¿Lo es? Aunque no tengo una verdadera razón, pienso que tu rostro real no puede ser tan malo.
—Quién sabe —dijo Hua Cheng, medio bromeando—. ¿Qué si soy descolorado, desfigurado, feo, monstruoso y horrible; ¿qué harás?
Al principio, Xie Lian pensó que esa línea de preguntas era algo fascinante. ¿Entonces el rey fantasma número uno de esos años, temido por los cielos, se preocupaba por su apariencia? Pero cuando pensó en ello seriamente, ya no pensó que fuera tan divertido.
Si recordaba correctamente en los muchos trasfondos rumoreados de Hua Cheng, uno había dicho que estaba desfigurado de nacimiento, o algo parecido a esas líneas. Si ese fuera el caso, entonces debió haber crecido discriminado por los demás. Quizás por esa razón era particularmente sensible respecto a su apariencia.
Por eso, Xie Lian pensó sus palabras.
—Bueno... —usó su tono más sincero y cálido—. Para ser honesto, la razón por la que quiero ver tu verdadero rostro es solo porque, sabes, ya somos así...
—¿Hm? —soltó Hua Cheng—. ¿Así cómo?
—...Bueno, ahora somos como amigos, ¿verdad? Así que, si somos amigos, entonces deberíamos ser honestos con el otro. Por lo que el que quiera ver tu rostro real no tienen nada que ver con cómo luces. Si me preguntas qué haría, por supuesto que no haría nada. No te preocupes, mientras sea tu rostro real, estoy seguro de que... ¿por qué te estás riendo? Estoy hablando en serio.
Cuando Xie Lian llegó a la última parte, pudo sentir al chico a su lado temblar. Primero, por un momento, había pensado "¿mis palabras son tan conmovedoras que se emocionó así?", y estuvo muy avergonzado para volverse a ver. Pero después de un momento, la risa suave a su lado salió muy obviamente. Xie Lian se sintió algo deprimido, y puso una mano en su hombro para darle un pequeño empujón.
—San Lang... ¿por qué te estás riendo tanto? ¿Dije algo malo?
Hua Cheng inmediatamente paró de temblar y se volvió.
—No, tienes toda la razón.
Xie Lian se sintió incluso más desanimado por esas palabras.
—Eres tan insincero...
—Te prometo que no encontrarás a otra persona más sincera que yo en este mundo —respondió Hua Cheng.
Xie Lian ya no quería hablar y se giró, su espalda enfrentando a Hua Cheng.
—Olvídalo, hora de dormir. No hables.
Hua Cheng rio suavemente de nuevo, y luego dijo:
—La próxima vez.
Incluso aunque estaba determinado a dormir, escuchando a Hua Cheng hablar, Xie Lian no pudo evitar responder:
—¿Qué la próxima vez?
Hua Cheng susurró:
—La próxima vez que nos encontremos, usaré mi apariencia real para recibirte.
Había mucho que meditar sobre esas palabras, y Xie Lian debió haber seguido preguntándole. Pero, después de una larga noche, una somnolencia imparable se apoderó de él; no pudo resistirlo, y cayó dormido profundamente.
A la mañana siguiente, cuando Xie Lian despertó, el espacio a su lado ya estaba vacío.
Él trastabilló para levantarse y, aturdido, caminó alrededor del santuario. Cuando abrió la puerta, no había ninguna silueta que se pudiera ver afuera. Parecía que era real. El chico en verdad se había ido.
Sin embargo, las hojas caídas habían sido barridas en una pila, y junto a la pila había una pequeña vasija de barro. Xie Lian se llevó a la vasija adentro y la colocó sobre el altar. Justo entonces, inesperadamente descubrió que había algo extra en su usualmente vacío pecho.
Xie Lian elevó la mano para tocarlo, y descubrió que, exactamente debajo del collar maldito, había una extremadamente fina cadena, colgando holgada y ligera.
Xie Lian inmediatamente la removió de su cuello. Era una cadena de plata, y como era fina y ligera, no había sentido que hubiera nada en su cuerpo antes. Colgando de la cadena había un anillo claro como el cristal.
___________________________________
Notas de Autor de MXTX:
Hua Hua dice que no es bien parecido, ¿es eso siquiera posible? ¿Este autor escribiría sobre personajes feos? ¡Por supuesto que no! [SPOILER:]
La próxima vez, ¡Hua Hua se encontrará con Su Alteza en su main![1]
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Notas:
[1]main: En la traducción al inglés dice "on main", y se refiere a su apariencia real.
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Capítulo 30: Picando al Rey Fantasma; El Príncipe Heredero Busca la Verdad
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LIBRO 1: LLUVIA CARMESÍ QUE BUSCA UNA FLOR
CAPÍTULO 30: PICANDO AL REY FANTASMA; EL PRÍNCIPE HEREDERO BUSCA LA VERDAD
Con su espalda todavía frente a San Lang, Xie Lian dijo:
—¿Lluvia Carmesí que Busca una Flor?
—Su Alteza Real, el Príncipe Heredero —contestó San Lang.
Xie Lian finalmente se volvió con una sonrisa.
—Es la primera vez que te he escuchado llamarme así.
El joven vestido de rojo se sentó en la estera, y acomodó sus piernas, sonriendo también.
—¿Cómo se siente?
Xie Lian lo pensó, y replicó sinceramente:
—Se siente... un poco diferente de cuando otros me llaman por ese título.
—¿Mm? ¿Cómo así? —preguntó Hua Cheng.
Xie Lian ladeó la cabeza, sus ojos entrecerrándose un poco:
—Es difícil decirlo, es solo...
Cuando otros lo llamaban "Su Alteza", a veces era sin emociones y profesional como Ling Wen. Pero la mayoría del tiempo, cuando la gente lo llamaba "Su Alteza", estaba atado a un sentimiento de desdén; como si estuvieran diciéndole bonita a una mujer fea intencionalmente, de alguna forma sarcástico.
Mas cuando Hua Cheng lo llamaba "Su Alteza", esas dos palabras eran pronunciadas con una seriedad sincera. Así que, aunque era difícil de describir, a Xie Lian le parecía que, cuando Hua Cheng lo llamaba "Su Alteza", se sentía diferente de cuando otros lo llamaban "Su Alteza".
Continuó:
—Esa noche en el Monte Yujun, el novio que me llevó fuiste tú, ¿verdad?
Viendo la sonrisa significativa de Hua Cheng, Xie Lian se dio cuenta de que sus palabras podrían haber significado otra cosa, y se corrigió.
—Me refiero a que, el novio disfrazado que me condujo fuiste tú, ¿cierto?
—No me estaba disfrazando de novio —respondió Hua Cheng.
Hablando técnicamente, Hua Cheng no estaba mal. El joven en ese momento nunca dijo que fuera un novio o nada; de hecho, no dijo nada en absoluto. Simplemente se detuvo frente al sedán matrimonial y extendió su mano. ¡Fue Xie Lian quien fue con él voluntariamente!
—Bien. Entonces, ¿por qué apareciste en ese momento? —inquirió Xie Lian.
—Esa pregunta tiene solo dos respuestas —dijo Hua Cheng—. Primera, fui especialmente por Su Alteza Real; segunda, estaba pasando y andaba libre. ¿Cuál crees que sea más creíble?
Xie Lian contó el número de días que Hua Cheng había pasado con él, y respondió sinceramente.
—No puedo decir cuál sea más creíble, pero realmente parece que tienes mucho tiempo libre.
Con su brazo izquierdo sosteniendo su codo izquierdo y su mano derecha apoyada en su barbilla, Xie Lian le echó un vistazo a Hua Cheng y asintió.
—Eres bastante diferente de lo que dicen los rumores.
Hua Cheng cambió su posición de sentado, aún con una mano apoyándose en su mejilla, observó a Xie Lian y dijo:
—¿Oh? ¿Y cómo descubriste que era yo?
Imágenes del paraguas escurriendo con sangre, esa cadena plateada chasqueando suavemente, y ese frío brazal de plata llenaron la mente de Xie Lian. Pensó: "No es como si hubieras estado esforzándote en esconderte". Pero las palabras que abandonaron sus labios se convirtieron en algo más.
Dijo con una voz seria:
—Incluso después de toda la investigación, no revelaste nada, así que debías ser un Supremo. Estás vestido todo de rojo como los arces, la sangre, y parecías experto en todo, capaz de todo, y no conocías el miedo. Con semejante disposición, además de la Lluvia Carmesí que Busca una Flor a la que incluso el cielo teme, no parecía haber otro candidato.
Hua Cheng rio:
—¿Debería tomar esas palabras como un cumplido?
"¿No puedes darte cuenta de que son cumplidos?", pensó Xie Lian.
—Ahorrándome tantas palabras, ¿cómo es que Su Alteza Real no ha cuestionado mis motivos para acercarme a ti? —preguntó Hua Cheng, su sonrisa se redujo un poco.
—Si no querías decir nada, y preguntaba, ¿me lo dirías? O, podrías no decir la verdad —expresó Xie Lian.
—Eso no es necesariamente cierto. Además, siempre puedes echarme a patadas.
Xie Lian contestó:
—Eres muy poderoso; si te echara ahora, y realmente quisieras hacer algo malo, ¿no cambiarías simplemente de piel y volverías?
Los dos se estaban mirando, sonriendo, cuando justo entonces, un pequeño sonido de golpes rompió el silencio temporal en el santuario. Vieron hacia donde vino el sonido y no había nadie; solo esa pequeña y negra vasija de barro rodando por el suelo.
Era la misma vasija dentro de la que Banyue estaba metida. Xie Lian lo había colocado cerca de la estera, pero, de alguna forma, se había tirado por sí misma y rodado hacia la puerta. Bloqueada por la puerta de madera construida por Hua Cheng, comenzó a golpear la puerta rodando repetidamente hacia ella. Xie Lian estaba preocupado de que se rompiera a sí misma, así que abrió la puerta, y la pequeña vasija de barro rodó hacia el campo de pasto fuera.
Xie Lian lo siguió por detrás, y vio que una vez la pequeña vasija de barro llegó al campo de pasto, se paró a sí misma. Incluso si solo era una vasija, daba la sensación de estar observando el cielo nocturno. Hua Cheng también salió del santuario, y Xie Lian le habló a la vasija.
—Banyue, ¿estás despierta?
Qué bueno que cuando habían vuelto de Gobi ya era bien entrada la noche, de otro modo, si alguien hubiera visto a Xie Lian preguntarle cómo estaba a una vasija, probablemente les daría un ataque.
Un momento después, la voz enfurruñada de una joven vino de la vasija:
—General Hua.
Xie Lian se sentó junto a ella y la calmó:
—Banyue, ¿has venido para mirar las estrellas? ¿Por qué no sales?
Hua Cheng se estaba recostando contra un árbol junto a ellos y dijo:
—Acaba de salir de las ruinas de Banyue. Probablemente es mejor que esté allí por un tiempo más.
Xie Lian pensó que ese consejo era razonable. Después de todo, Banyue había estado encerrada en Banyue por doscientos años; podría ser difícil ajustarse al repentino cambio de ritmo.
—Entonces mejor quédate allí y cúrate. Aquí es donde cultivo, no tienes que preocuparte de nada. Ya no pienses en esos soldados y ese general.
La vasija se sacudió dos veces como si tratara de decir algo. Después de pensar sus palabras, Xie Lian habló.
—Banyue, el incidente esta vez en realidad no tiene que ver contigo. Tus serpientes escorpión fueron...
—General Hua, no me podía mover en ese momento, pero escuché todo —dijo Banyue con tristeza.
Xie Lian se detuvo. Solo entonces descubrió que Pei Su había sellado los movimientos de Banyue, pero no sus sentidos.
—Mejor así.
Siendo que había oído todo, entonces mejor así.
La vasija de barro preguntó:
—General Hua, ¿qué le pasará al General Pei Junior?
Xie Lian cruzó sus brazos en sus mangas.
—No lo sé. Pero, los errores siempre serán castigados.
Después de un momento de silencio, la vasija se sacudió dos veces, y Xie Lian finalmente entendió que estaba asintiendo en acuerdo.
—El General Pei Junior realmente no es una mala persona —dijo Banyue.
—¿Es así?
—En —respondió Banyue—. Me ha ayudado antes.
De alguna forma, la mente de Xie Lian de repente se llenó de muchas más cosas.
Banyue a menudo recibía golpizas; usando las palabras de los niños de Yong An, ella tenía un rostro que "lo pedía".
Fue mucho tiempo después de que Xie Lian la hubiera conocido que lo descubrió también, ya que, sin importar cuántas palizas recibiera Banyue, no le diría a nadie. Hasta que, un día, cuando Xie Lian vio a un grupo de niños presionar su cara dentro del lodo, entendió de dónde venían todas esas heridas en su rostro.
Pero, después de un tiempo, cuando le preguntó sobre ello, ella solo recordaba que tuvo que lavar el pañuelo del niño que la había sacado del pozo de lodo antes de devolvérselo, y no recordaba nada más.
No se acordaba de nadie que la golpeara; los que la habían salvado una vez, los tendría presentes por toda la vida.
Banyue continuó:
—Aunque Ke Mo siempre se burló de que me hubiera confundido la mente, diciendo que había sido usada completamente, sin importar si me usó o no, fui yo misma quien abrió las puertas de la fortaleza.
Xie Lian ya no supo qué decir, pero en algún sitio en su corazón, sentía dulzura. Un momento después, palmeó la vasija de barro.
—Está bien, está todo en el pasado. Oh, por cierto. Banyue, el nombre Hua Xie es falso, y no he sido un general por un largo tiempo. Ya no tienes que seguir llamándome General Hua.
—¿Entonces cómo debería llamarte? —preguntó Banyue.
Esa era, en realidad, una buena pregunta. Si Banyue lo llamaba "Su Alteza" seriamente, se sentiría raro. A Xie Lian tampoco le importaba su título, solo quería cambiar el tema.
—Eso depende de ti. Supongo que está bien si me sigues llamando General Hua.
Solo, que había otro aquí llamado Hua, así que podría causar algo de confusión. Pero cuando lo pensaba, "Hua Xie" era un nombre falsó que tomó de la primera palabra del título "El Dios Marcial Coronado de Flores", ¿así que "Hua Cheng" debía, muy bien, ser un nombre falso, también? Que ambos hubieran elegido el mismo apellido por coincidencia era bastante divertido.
—Lo siento, General Hua —dijo Banyue de nuevo.
Xie Lian volvió a mirarla y preguntó con dolor:
—Banyue, ¿por qué siempre te estás disculpando conmigo?
¿Realmente se veía tan lastimoso para la gente?
Desde dentro de la vasija, Banyue declaró:
—Quiero salvar al mundo.
Xie Lian:
—...
—General Hua, dijiste eso una vez —afirmó Banyue.
Xie Lian:
—???
Rápidamente presionó la vasija de barro.
—Espera, ¡espera un segundo!
—¿Esperar qué? —inquirió Banyue.
Xie Lian le echó un vistazo a Hua Cheng, que todavía estaba recostando contra el árbol con sus brazos cruzados, y dijo en voz baja:
—¿En serio dije eso?
Esas eran sus palabras favoritas que decir cuando solo tenía diez y algo. En los muchos cientos de años después, no las debió haber pronunciado en absoluto; no lo podía creer.
Pero Banyue estaba firme.
—General, esas fueron sus palabras.
Xie Lian todavía quería debatir.
—No lo creo...
Banyue dijo severa y fríamente:
—Oh, no, las dijiste. Hubo una vez en que nos preguntaste qué queríamos hacer cuando fuéramos mayores. Todos respondieron, y después tú también dijiste: "Mi sueño era salvar al mundo; a la gente común".
—...
Así que era eso. Xie Lian usó su mano para cubrirse la frente completa.
—Um. Banyue. ¿Por qué recordarías tan claramente algo dicho tan al azar?
Banyue estaba confundida.
—¿Al azar? Pero General Hua, pensaba que esas palabras fueron dichas muy seriamente.
Xie Lian alzó su cabeza para mirar al cielo nocturno, sintiéndose desamparado.
—Jaja... ¿en serio? Quizás. No recuerdo cualquier otra cosa que haya dicho.
—También dijiste: "¡Hagan lo que creen que es correcto!" —le contó Banyue—. "¡Nada puede bloquearles el camino!" "¡Incluso si caen en el fango podrido cien veces, deben levantarse con determinación!" Hay un montón como estas.
—Pfft.
No necesitaba volverse para saber que definitivamente era Hua Cheng bajo el árbol quien lo escuchó y rio.
Incluso ahogar la vasija no ayudaría ahora, y Xie Lian pensó internamente: “¡qué... sinsentido...! ¿Por qué seguía diciendo ese tipo de cosas...? No soy para nada así... ¿¿o sí??"
—Pero, ya no sé qué es correcto —dijo Banyue.
Xie Lian se congeló.
—Quería hacer lo que dijo el General Hua, y salvar a la gente —dijo Banyue—. Pero, al final, destruí al Reino de Banyue.
Su voz sonaba impotente.
—Y parecía que, sin importar lo que hiciera... los resultados serían todos terribles. General Hua, sé que no hice las cosas correctas, ¿pero puedes decirme en qué me equivoqué? ¿Qué debería hacer para hacer lo que habías dicho y... salvar al mundo?
—... —respondió Xie Lian—. Perdón, Banyue. Cómo salvar al mundo, a la gente común... No sabía las respuestas a esa pregunta entonces, e incluso ahora, sigo sin hacerlo.
Banyue se quedó en silencio por un momento, entonces dijo desanimadamente:
—General Hua, para ser honesta, se siente como si los últimos doscientos años, no hubiera tenido idea de lo que estaba haciendo. Qué fracaso.
Escuchándola, Xie Lian se puso más deprimido, pensando: "¿Eso no me hace más fracasado? ¿Que he vivido ochocientos años para nada?"
Xie Lian dejó a Banyue, la pequeña fantasma en la vasija, para que mirara las estrellas sola y se calmara, y volvió dentro del Santuario Puqi con Hua Cheng.
Después de cerrar la puerta, Xie Lian de repente habló.
—Banyue se quedó en el Paso de Banyue por su propia voluntad. No fue porque se volvió un Ira que estuvo atrapada allí.
Ella siempre había recordado que fue ella quien abrió las puertas de la fortaleza, y nunca había usado ninguna excusa tal como que estaba haciéndolo por la gente. Era para ayudar a que los soldados de Banyue desahogaran su resentimiento, así podrían dejar este mundo más pronto, que permitió que Ke Mo los llevara a asesinarla una y otra vez.
Xie Lian sacudió su cabeza.
—Si el General Pei Junior en realidad no quería dejar detrás a esos soldados de Banyue, y no quería que los cielos lo descubrieran tampoco, muy bien podría haber enviado a un clon a bajar secretamente a encargarse de ellos. ¿Por qué tuvo que usar ese método?
—Los clones no tienen la misma cantidad de poder —dijo Hua Cheng—. ¿Viste cómo era el clon Ah-Zhao de Pei Su? No podría encargarse de muchos soldados de Banyue, así que alimentarlos con los vivos era la forma más rápida y fácil de dispersar su resentimiento.
—¿Por qué tuvo que ser tan rápido? —se preguntó Xie Lian.
—Tal vez para que tu pequeña amiga Banyue no fuera colgada muy dolorosamente tantas veces —contestó Hua Cheng.
Xie Lian se quedó en silencio por un momento.
—¿Entonces qué hay de esos mortales?
Hua Cheng respondió tranquilamente:
—Son oficiales celestiales. Por supuesto que la vida de un mortal no es nada más que hormigas ante sus ojos. Pei Su era un clásico dios de alto rango. En cuanto no fuera descubierto, matar apenas cien personas no era más diferente que matar a unos cien insectos pisándolos.
Xie Lian lo miró, y recordó que, cuando San Lang saltó al Pozo del Pecador, acabó con todos los soldados de Banyue en un instante. Se volvió a él y dijo:
—¿Los clones no tienen la misma cantidad de poder? Yo veo que tu clon es bastante poderoso.
Hua Cheng arqueó la ceja.
—Por supuesto. Pero yo soy el real.
Xie Lian se volvió a observarlo, sorprendido.
—¿Eh? ¿Esta es tu verdadera forma?
—Cien por ciento auténtica —declaró Hua Cheng.
Si debía culpar a algo, debía haber sido al cómo Hua Cheng lo estaba mirando como si estuviera invitando a Xie Lian a probarlo él mismo. Sin pensarlo, Xie Lian alzó un dedo y picó el rostro de Hua Cheng.
Después de picarlo, Xie Lian entró en shock y gañó "¡oh, no!" en su cabeza.
Solo tenía curiosidad de ver cómo se sentiría la piel falsa de un Rey Fantasma Supremo, ¡pero, aparentemente, su cuerpo se movió más rápido que su mente y lo tocó! ¡Qué desgracia!
Siendo que alguien repentinamente le había tocado, Hua Cheng lo miró también algo sorprendido, pero siempre estaba tranquilo y sereno, así que su expresión se aclaró instantáneamente. No dijo nada, pero sus cejas alzadas se elevaron aún más, como si esperara que Xie Lian se explicara, y la risa se mantuvo en sus ojos.
Xie Lian no pudo explicarse; miró a su propio dedo, lo escondió, y dijo casualmente:
—... Nada mal.
Hua Cheng finalmente estalló en risas, y cruzó sus brazos con su cabeza inclinada:
—¿Qué no está nada mal? ¿Te refieres a mi piel?
—Realmente está bien hecha —dijo Xie Lian sinceramente—. Pero...
—¿Pero qué? —preguntó Hua Cheng.
Xie Lian lo miró al rostro y lo estudió por un momento. Entonces, finalmente:
—Pero, ¿puedo ver tu rostro real?
Esta vez, Hua Cheng no respondió inmediatamente y dejó caer sus brazos. Quizás estaba todo en la cabeza de Xie Lian, pero los ojos de Hua Cheng se oscurecieron levemente, y el corazón de Xie Lian se apretó a pesar de sí mismo.
———————————————————————————
Notas de Autor de MXTX:
Respecto a si es la persona real o un clon de carne, pueden entenderlo así:
-Su Wukong saca un pelo de un mono, y consigue cientos de monos. Esos son todos clones.
-Su Wukong sabe las setenta y dos transformaciones terrenales, y se convierte en un guapo y pequeño gege. ¡Este es real; solo que su apariencia ha cambiado!
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Capítulo 5: Los Tres Payasos; Discusión Nocturna en el Palacio de Gigantesca Masculinidad 2
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LIBRO 1: LLUVIA CARMESÍ QUE BUSCA UNA FLOR
CAPÍTULO 5: LOS TRES PAYASOS; DISCUSIÓN NOCTURNA EN EL PALACIO DE GIGANTESCA MASCULINIDAD 2
Sintiendo su mirada, Xie Lian soltó una sonrisa y se volvió.
—¿Primera vez que ven un verdadero grillete maldito?
Grillete maldito. Como su nombre indica, era un grillete formado por una maldición.
Los oficiales celestiales que eran desterrados del cielo tendrían la marca de su pecado forjada por la ira del cielo marcada en sus cuerpos, formando un grillete que sellaba los poderes espirituales para que nunca fueran liberados. Justo como una marca en la cara, o cadenas atando manos y pies, esta era una forma de castigo, y una marca de advertencia. Era tanto aterradora como humillante.
Como el hazmerreír de los tres reinos que había sido desterrado dos veces, por supuesto que Xie Lian tenía tal grillete maldito en su cuerpo. Era imposible que estos dos oficiales marciales junior no hubieran oído de esto anteriormente, pero, había una pequeña discrepancia entre haberlo oído y verlo personalmente. Por eso, Xie Lian podía entender por qué reaccionarían de la forma en que lo hicieron.
Supuso que esta cosa podría estar poniendo cautelosos e incómodos a los dos oficiales junior. Después de todo, no era como si fuera algo bueno.
Primero, estaba usando la excusa de buscar ropa para salir, pero fue detenido por los ojos girando de Fu Yao y su comentario:
—Si sale viéndose así, le tratarán de pervertido.
Al final, fue gracias a Nan Feng, que le arrojó un ligera túnica de encargado[1] que había recogido de la parte trasera del templo, que Xie Lian fue capaz de dejar de ser tan indecente. Sin embargo, incluso luego de que las cosas se hubieran calmado, se sentía como si el incidente de hace un momento hubiera causado que el humor se volviera algo extraño.
Y, por eso, Xie Lian sacó el pergamino dado por el Palacio de Ling Wen y dijo:
—¿Quieren echarle otro vistazo a esto?
Nan Feng alzó sus ojos y le dio un vistazo.
—Ya lo he examinado, pienso que es él quien necesita mirarlo mejor.
—¿A qué te refieres con que yo soy quien necesita mirarlo mejor? —contraatacó Fu Yao—. Ese pergamino no es nada detallado, completamente inútil, ¿y crees que vale la pena darle otra mirada?
Escuchándoles decir que el pergamino era inútil, Xie Lian no pudo evitar sentirse un poco triste por los oficiales civiles junior del Palacio de Ling Wen de rostro completamente pálido quienes juntaron la información.
Fu Yao, pues, prosiguió:
—Oh, sí, ¿dónde estábamos? El Templo de Nan Yang, por qué Nan Yang tiene tantas devotas femeninas, ¿cierto?
Claro. Xie Lian alejó el pergamino y se frotó la frente pulsante. Ya se había dado cuenta. Esta noche, ¡nadie más iba a examinarlo! Si no se iban a enfocar en sus verdaderos asuntos, entonces por qué no ver de qué se trataba el asunto secundario.
Resulta que, aparte de la alteza real que pasó siglos recogiendo chatarra en el reino mortal, todos los dioses y budas sabían que hubo un período de tiempo donde Nan Yang Zhenjun Feng Xin fue llamado "Ju Yang[2] Zhenjun". El hombre en sí siempre despreciaba este título, y todos solo tenían una palabra para su experiencia: "¡Injusticia!" Originalmente, la forma correcta era escribir "Ju Yang" como "Perfecta Masculinidad"[13], pero la razón por la que fue transmitida incorrectamente fue por un cierto incidente.
Hace muchos años, hubo un rey construyendo templos y palacios. Con el fin de demostrar su fe y sinceridad, personalmente bosquejó los títulos de las placas de establecimiento de cada templo y palacio. Pero cuando le tocó al Palacio de Ju Yang, por alguna razón, lo escribió como el Palacio de "Ju Yang"[4].
Esto les provocó mucho dolor a los oficiales responsables de la construcción. Simplemente no podían descifrar si Su Majestad lo había cambiado intencionalmente o si fue un error accidental. Si era intencional, ¿por qué no había un decreto claro que indicaba que sí, así es cómo queremos cambiarlo? No era como si pudieran decir "Su Majestad, se equivocó". ¿Quién sabe si Su Majestad pensaría que estaban siendo sarcásticos sobre su descuido? ¿Que estaban insinuando que su conocimiento era superficial? ¿Su corazón insincero? Esta era la escritura real de Su Majestad, ¿iban a tratarla de basura si no lo usaban?
Los corazones de los seres divinos eran más difíciles de discernir, y los oficiales estaban en pura agonía. Después de mucha deliberación, en vez de causarle dolor a su Majestad, podían más bien causárselo a Ju Yang Zhenjun.
Hay que decir que tomaron la decisión correcta. Cuando el emperador descubrió que Perfecta Masculinidad se había convertido en Gigantesca Masculinidad, no hizo ninguna declaración sobre ello, sino que, en cambio, invitó a un puñado de eruditos a limpiar los textos antiguos con gran vigor para encontrar incontables minúsculas razones y componer muchos ensayos para probar fuertemente que tenía que haber sido Gigantesca Masculinidad en primer lugar, y que Perfecta Masculinidad estaba mal. En cualquier caso, todos los Palacios de Perfecta Masculinidad en la región se volvieron Palacios de Gigantesca Masculinidad de la noche para la mañana.
Feng Xin, a quien le cambiaron el título divino tan al azar, no descubrió esto hasta décadas más tarde. Básicamente nunca se molestó en mirar de cerca los letreros de sus propios templos, pero un día, de pronto se sintió un poco desconcertado. ¿Cómo es que había tantas mujeres yendo a rezar a sus templos, y cada una de ellas tenía sus mejillas ruborizadas por timidez? ¡¿Y qué demonios estaban pidiendo en sus oraciones cuando ofrecían incienso?!
Después de descubrirlo, cargó hasta la cumbre del noveno cielo y gritó sus maldiciones al sol abrasador y a los vastos cielos.
Todos los oficiales celestiales se conmovieron por esto.
Y cuando dejó de maldecir, no había nada que pudiera hacer, así que solo pudo ceder. No era como si pudiera meterse con las mujeres que oraban tan sinceramente, así que se obligó a sí mismo a escucharlas por muchos años. No fue hasta que un gobernador decente que llegó pensó que Gigantesca Masculinidad era horriblemente obsceno que lo cambió a Nan Yang[5]. No obstante, nadie olvidó qué podía conceder este dios marcial además de su servicio como un dios marcial. Solo que todos también decidieron una regla tácita: nunca usar ese nombre para llamarlo. Al mismo tiempo, también apoyaron un consenso general: ¿cómo evaluar a este Nan Yang Zhenjun? Una palabra: ¡BUENO!
La cara de Nan Feng ya estaba oscura como el fondo de un wok viejo, pero Fu Yao de pronto se sintió poético, y recitó recatadamente:
—"Amigo de las mujeres
Un leal compañero
Pide por un hijo
Él es el más poderoso
La fórmula secreta
Para reforzar la masculinidad
Un hijo en tu plegaria."
Ajaja, ajaja, ajajajajajaja...
Xie Lian contuvo su risa muy amablemente, dejándole un poco de cara a Nan Yang frente a su estatua divina. Nan Feng, sin embargo, estaba indignado.
—¡No actúes todo sarcástico aquí, si estás tan aburrido, ve a barrer el suelo!
En el momento en que estas palabras salieron, la cara de Fu Yao también se oscureció al color del fondo de una cacerola. Si el Palacio de Nan Yang no podía soportar escuchar esas dos palabras, el Palacio de Xuan Zhen no podía soportar escuchar que la gente trajera a colación el término "barrer". Esto era porque, cuando Mu Qing aún era un chico de los recados en el Pabellón Santo Real, lo que hacía todo el día era servir té, llevar agua, barrer, y cambiar las sábanas de Xie Lian en el Palacio del Príncipe Heredero. Un día, Xie Lian lo vio recitando silenciosamente encantamientos, entrenando mientras barría. Él, así, fue conmovido por su espíritu de aprendizaje y trabajo duro bajo tan duras y difíciles circunstancias, y, en consecuencia, persuadió al Guoshi a admitirlo como un discípulo.
¿Cuál era la mejor forma de describir este incidente? Podría ser considerado grandioso o minúsculo, podía ser humillante o un cumplido, dependía enteramente del individuo en cuestión. Obviamente, el individuo en cuestión lo había tomado como la humillación de su vida, pues Mu Qing y todos los guerreros marciales bajo su comando se volverían locos cada vez que oían la palabra "barrer".
Efectivamente, Fu Yao se mantuvo firme, luego de echarle un vistazo a Xie Lian, que estaba agitando su mano, pareciendo completamente inocente, se mofó.
—Escuchándote, los que no saben pensarían que tu Palacio de Nan Yang está del lado del Palacio del Príncipe Heredero y combate duramente sus injusticias.
Nan Feng también se burló.
—Tu general ciertamente es el malagradecido que muerde la mano que lo alimenta, ¿qué más puedo decir?
—Eh...
Xie Lian apenas estaba tratando de detenerlos cuando Fu Yao soltó un "ajaja" y dijo:
—Le dijo la sartén al caso, ¿qué derecho tienes tú de hacer acusaciones?
—...
Oyéndolos convertirle en el mazo con el que golpearse uno al otro en la espalda del oficial celestial que se paraba allí arriba del altar, Xie Lian finalmente no pudo resistirlo más.
—Esperen, deténganse. Alto, alto.
Por supuesto que nadie le prestó atención, e incluso comenzaron a darse puñetazos. Quién sabe quién lanzó el primer golpe, de cualquier modo, el altar fue partido en dos, así como así, y las fuentes de frutas rodaron por todo el suelo. Viendo cómo no había forma de que pudiera detener la batalla ya, Xie Lian se sentó en la esquina y soltó un suspiro.
—Qué pecado.
Entonces recogió un pequeño bollo al vapor que había rodado hasta su pie, desempolvó su parte superior, y estaba a punto de morderlo cuando Nan Feng lo vio por el rabillo del ojo e inmediatamente le dio una manotada.
—¡NO COMA ESO!
Fu Yao también se detuvo, viéndose alterado y asqueado.
—¡¿Cómo puede comerlo cuando rodó por el suelo sucio?!
Xie Lian usó esta oportunidad para alzar la mano.
—Alto, alto, alto. Tengo algo que decir.
Separó a los dos y dijo, luciendo amistoso:
—Primero, resulta que esa alteza el príncipe heredero de la que ustedes dos hablan soy yo. Esta Alteza ni siquiera ha dicho nada, así que no me lancen de un lado para el otro como un arma para atacarse entre sí. —Se calló por un momento, después agregó—: No creo que sus generales fueran a comportarse así nunca. Si los dos actúan indecorosamente, arruinarán sus reputaciones.
Cuando se dijeron esas palabras, las caras de los otros dos cambiaron a algo indiscernible.
Xie Lian prosiguió:
—Segundo, ustedes dos están aquí para ayudarme, ¿cierto? ¿Así que me tienen que escuchar a mí, o los tengo que escuchar a ustedes?
Hubo un momento antes de que los dos respondieran:
—Escucharle a usted.
Aunque sus expresiones lucían como si dijeran "¿escucharte a ti? Sigue soñando", Xie Lian ya estaba muy satisfecho. Entonces, ¡PA!, puso sus manos juntas en oración.
—Bien. Ahora tercero, lo más importante, si tienen que arrojarse algo, entonces, por favor, arrójenme a mí en vez de a la comida.
Nan Feng finalmente le quitó el bollo al vapor que Xie Lian mantenía apretado esperando una oportunidad para comerlo. Viéndose como si no pudiera soportarlo más, dijo:
—¡Si se cayó al suelo, entonces no lo coma!
Al día siguiente, de vuelta a la tienda del Encuentro Casual.
El Maestro del Té estaba nuevamente en la entrada con sus piernas levantadas relajándose, y vio a los tres acercándose desde muy lejos. El cultivador en túnicas blancas, ligeras y sencillas, con un sombrero de bambú colgando en su espalda, guiaba el camino mientras dos jóvenes altos vestidos de negro caminaban detrás de él.
Ese cultivador había llegado paseándose, sus brazos cruzados. Habló lánguidamente, sonando más ocioso de lo que parecía:
—Dueño, tres tazas de té, por favor.
El Maestro del Té sonrió.
—¡Saliendo!
Entonces pensó para sí mismo: "Estos tres chicos ridículos están aquí de nuevo. Qué pena, cada uno es más agradable a la vista que el anterior, pero sus cerebros están cada uno más dañado que el siguiente. ¿Qué dios, qué fantasma, qué cielos? Cuando estás loco, ¿qué tiene de bueno ser guapo?"
Xie Lian volvió a elegir el lugar cerca de la ventana, y después de que se hubieran acomodado, Nan Feng habló.
—¿Por qué tenemos que venir aquí a discutir las cosas? ¿Está seguro de que no habrá gente oyendo?
Xie Lian respondió cálidamente:
—Está bien. Incluso si otras personas nos escuchan, no les importará, solo pensarán que estamos locos.
—...
—Con el fin de evitar que los tres sigamos perdiendo el tiempo del otro así, comencemos —dijo Xie Lian—. Ahora que nos hemos calmado por una noche, ¿se les ocurrió alguna idea?
Los ojos de Fu Yao destellaron, y opinó fríamente:
—¡Matarlo!
—¡No jodas!
—Nan Feng, no seas grosero. Fu Yao no dijo nada malo —expresó Xie Lian—. La forma de resolver el problema es matando a la criatura, pero el problema es, ¿a dónde vamos? ¿Qué vamos a matar? ¿Cómo lo matamos? Yo sugiero...
Justo entonces, el sonido de gongs y tambores llegó de la calle principal, y los tres miraron hacia la ventana.
Era esa procesión de "entrega de familia" de nuevo, luciendo desolados y trágicos. Este equipo de hombres y caballos hacía sonar sus instrumentos al máximo, gritando y aclamando como si les preocupara que la gente no pudiera oír lo que hacían.
Nan Feng frunció el ceño.
—¿No dijeron que la gente alrededor del Monte Yujun ya no se atrevía a hacer de estas ceremonias grandes espectáculos?
La procesión consistía de hombres grandes, fuertes y musculosos, tanto sus expresiones como sus músculos tensos, y sudor frío manando de sus frentes, como si no estuvieran cargando un festivo y alegre sedán nupcial, sino una guillotina que terminaría con sus vidas precozmente. Le hacía a uno preguntarse qué tipo de persona estaba sentada en ese sedán.
La figura dentro del sedán detrás de las cortinas estaba sentada en una posición realmente extraña. Su cabeza estaba inclinada en un ángulo extraño, y bajo el velo nupcial se revelaban brillantes labios rojos, sonrisa la cual estaba demasiada exagerada. El sedán se tambaleó y la cubierta cayó, exponiendo un par de ojos hinchados mirando en su dirección.
Por lo que parece, esta era claramente una mujer que tenía su cuello retorcido, y estaba riéndose estruendosamente hacia ellos sin hacer ruido.
Quizás era porque los portadores del sedán estaban temblando demasiado, pero ese sedán nupcial no estaba firme en lo más mínimo, así que la cabeza de la mujer rebotaba y daba sacudidas, y ¡BUM!, una cabeza cayó y rodó por la calle.
Y el cuerpo sin cabeza sentado dentro del sedán también cayó hacia adelante, ¡BANG! La persona completa rodó fuera del sedán.
———————————————————————————
Notas:
[1]Un término para el encargado de los inciensos y las velas en un templo.
[2]Ju Yang [巨陽], Gigantesca Masculinidad, o, un eufemismo para "pene gigante".
[3]Ju Yang [俱陽], Yang es el Yang del Ying y el Yang. La palabra significada "Sol" y "Vivo".
[4]De "Perfecta Masculinidad" a "Gigantesca Masculinidad".
[5][风信], significa "Sol del Sur".
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Capítulo 4: Los Tres Payasos; Discusión Nocturna en el Palacio de Gigantesca Masculinidad
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LIBRO 1: LLUVIA CARMESÍ QUE BUSCA UNA FLOR
CAPÍTULO 4: LOS TRES PAYASOS; DISCUSIÓN NOCTURNA EN EL PALACIO DE GIGANTESCA MASCULINIDAD
Desde entonces, las cosas se habían salido de control. En los cien años desde ese incidente, ha habido un total de diecisiete novias que desaparecieron en el área del Monte Yujun. A veces habría un par de décadas de paz, y a veces dos podrían desaparecer en el corto lapso de un mes. Una leyenda horrenda se esparció rápidamente: un novio fantasma vivía en el Monte Yujun, y si una mujer le llamaba la atención, la secuestraría en el camino y se devoraría a la procesión matrimonial.
Originalmente, este caso no habría sido reportado a los cielos. Aunque hubo diecisiete novias que desaparecieron, hubo miles más que estaban perfectamente bien. De cualquier modo, las chicas no pudieron ser encontradas, y no podían ser protegidas incluso si todos lo quisieran; simplemente podían conformarse con el status quo. Lo único era que ahora había menos familias dispuestas a casar a sus hijas en esta área, y los locales no se atrevían a hacer un gran espectáculo de sus bodas, eso era todo. Pero justamente entonces sucedió que el padre de la decimoséptima novia era un señor oficial que adoraba a su hija. Cuando escuchó de la leyenda, seleccionó meticulosamente a cuarenta valientes y capaces oficiales marciales para escoltar la procesión matrimonial de su hija. Pero, la hija fue llevada de todos modos.
Ahora este novio fantasma realmente había armado mucho revuelo. Nadie de los que este viejo señor oficial podía encontrar en el reino mortal pudo hacer nada, por lo que, en un ataque de indignación, reunió a un grupo de oficiales amigos y condujo una ronda de locos servicios religiosos. Incluso siguió la guía de un gran maestro y abrió sus tiendas para alimentar a los pobres; algo así. Fue un gran escándalo, y finalmente alertó a unos pocos oficiales celestiales de arriba. De otra manera, era prácticamente imposible que las voces de mortales insignificantes llegaran a los oídos de los dioses en el cielo.
—Ese es el quid de la cuestión —dijo Xie Lian.
Siendo que esos dos todavía lucían muy poco cooperativos, no sabía si realmente habían estado escuchando. Si no lo escucharon, entonces tendría que contar la historia de nuevo. Sin embargo, Nan Feng alzó la vista y frunció el ceño.
—¿Hay alguna similitud entre las novias desaparecidas?
—Hay aquellas que son pobres y aquellas que son ricas, aquellas que son hermosas y aquellas que son feas, hay esposas de ley esposas legales y hay concubinas, en resumen: no hay un patrón —afirmó Xie Lian—. No podemos determinar para nada cuáles son las preferencias de este novio fantasma.
Nan Feng soltó un "mnn" y tomó su taza de té para darle un sorbo, ahora pareciendo pensativo. Fu Yao, por el otro lado, nunca tocó el té que Xie Lian había empujado en su dirección, y había estado limpiándose los dedos lánguidamente con un pañuelo blanco todo el rato.
Dijo fríamente mientras se limpiaba:
—Su Alteza, ¿cómo sabría que es un novio fantasma? Eso no puede ser exacto ya que nadie lo vio antes, ¿así que cómo podríamos saber si es hombre o mujer, si es viejo o joven? ¿No es un poco rápido para juzgar?
Xie Lian sonrió.
—Este pergamino es un resumen proporcionado por los oficiales civiles del Palacio de Ling Wen, el novio fantasma es solo la forma común de llamarlo. Sin embargo, lo que has dicho tiene mucho sentido.
Hablaron un poco más, y Xie Lian se dio cuenta de que la mente de estos dos oficiales marciales junior estaba bastante clara. Aunque no parecían muy amigables, no estaban en absoluto confundidos cuando discutían el asunto. Xie Lian se sintió aliviado. Mirando por la ventana, se estaba haciendo tarde, así que los tres dejaron la pequeña tienda por el momento. Xie Lian se puso su sombrero de bambú y caminó por un momento antes de darse cuenta de repente de que los dos detrás no lo estaban siguiendo, así que volteó, perplejo. Resulta que los otros dos también lo estaban mirando con desconcierto.
Nan Feng preguntó:
—¿A dónde está yendo?
—A buscar algún lugar para asentarnos por la noche —respondió Xie Lian—. Fu Yao, ¿por qué estás rodando los ojos otra vez?
Nan Feng continuó con sus preguntas, aún confundido:
—¿Entonces por qué está dirigiéndose a los arbustos silvestres?
Xie Lian a menudo acampaba en la naturaleza y dormía en las calles, podía poner una hoja de tela y pasar la noche así nomás. Por lo que, naturalmente, estaba listo para encontrar alguna cueva donde empezar una hoguera como siempre había hecho. Pero fue con el recordatorio de Nan Feng que repentinamente se dio cuenta de que Nan Feng y Fu Yao eran ambos oficiales marciales bajo un dios marcial; si había algún templo Nan Yang o Xuan Zhen alrededor, entonces podrían entrar directamente, así, ¿qué necesidad había de dormir en la naturaleza?
Poco rato después, los tres encontraron un santuario Tudi[1] destrozado, en una esquinita increíblemente discreta, que adoraba una piedra redonda y pequeña del Señor del Suelo y la Tierra. Con sus residuos de incienso y sus fuentes destrozadas, lucía extremadamente desolado. Xie Lian llamó unas pocas veces; este Señor del Suelo y la Tierra no había sido adorado o invocado por nadie por años, así que cuando, de repente, oyó el llamado, abrió sus ojos instantáneamente y vio a tres personas parados delante de su santuario. Los dos de la izquierda y derecha, respectivamente, estaban ambos envueltos en un brillo de luz espiritual como los delos nouveau riche[X], sus caras casi para nada visibles, y la deidad saltó de la sorpresa.
Su voz temblorosa dijo:
—¿Los tres oficiales celestiales tienen algo que ordenar a este humilde?
Xie Lian inclinó su cabeza.
—No hay órdenes. Solo quería preguntar si hay algún templo local que adore al General Nan Yang o al General Xuan Zhen.
El Señor del Suelo y la Tierra no se atrevió afrontarlo y respondió:
—Um, um, um... —Entonces, en una adivinación rápida con el pellizco de sus dedos, contestó—: Hay un templo de la ciudad local a cinco millas de aquí, y a quien adoran es, es, es al General Nan Yang.
Xie Lian puso sus manos juntas en oración.
—Muchas gracias.
Sin embargo, el Señor del Suelo y la Tierra estaba cegado por las dos bolas de poder espiritual a ambos lados de Xie Lian, por lo que se desvaneció rápidamente. Xie Lian buscó unas pocas monedas y las colocó en frente del altar del santuario, y cuando vio que había varitas de incienso quemadas caídas en el suelo, las recogió. A través de toda la cosa, Fu Yao estuvo rodando los ojos con tanta intensidad que Xie Lian casi quería preguntarle si sus ojos estaban cansados.
Después de caminar cinco millas, ciertamente descubrieron el templo de la ciudad local de un rojo fuego al borde del camino. Aunque el templo era pequeño, lo tenía todo, y la gente estaba yendo y viniendo de él, extraordinariamente animado. Los tres escondieron sus formas y entraron al templo; el adorado dentro del hall era una estatua divina de arcilla del dios marcial Nan Yang, vestido en armadura con un arco en la mano.
Cuando Xie Lian vio la estatua divina, soltó un "mhm" internamente.
En un templo pequeño en el campo, podía ser de esperar que el arte y la pintura de las estatuas divinas fuera tosco, pero, en general, esta estatua seguía siendo significativamente diferente de la impresión que Xie Lian tenía de Feng Xin.
Sin embargo, las estatuas divinas distorsionadas eran algo a lo que todos los oficiales celestiales se habían acostumbrado ya. No importa que sus propias madres no los reconocerían, incluso había oficiales celestiales que a veces no se reconocerían a sí mismos viendo sus propias estatuas. Después de todo, no había muchos maestros artesanos que en realidad hubieran visto las formas reales de los oficiales celestiales, así que las estatuas o eran distorsionadas hermosamente o distorsionadas feamente. Uno solo podía confiar en la postura, dispositivos espirituales, atuendo y corona para determinar qué oficial celestial era.
Usualmente, cuanto más rica el área, más complacería la estatua divina al oficial celestial. Cuanto más pobre el lugar, peor sería el gusto de la artesanía, y más trágica se volvería la escultura. Para hablar del presente, solamente las estatuas divinas del General Xuan Zhen estaban más o menos bien. ¿Por qué? Porque para todos los demás, si sus estatuas eran feas, entonces ya qué, que lo sean. Pero cuando Mu Qing veía que sus estatuas estaban horriblemente esculpidas, o las destruiría secretamente y haría que la gente los remodelara, o aparecería en sueños para expresar su disgusto. ¡Esto continuó por un largo tiempo, y todos los grandiosos discípulos habían aprendido que tenían que hallar un maestro artesano que pudiera esculpir hermosamente!
Todos los templos de Xuan Zhen eran exactamente iguales que su general: detallados y de buen gusto. Después de que Fu Yao entrara al Templo de Nan Yang, criticó exhaustivamente la estatua de Nan Yang de pies a cabeza por dos horas completas, algo acerca de cómo el diseño estaba deformado, los colores eran feos, la artesanía vulgar y el gusto bizarro. Xie Lian observó mientras las venas azules en la frente de Nan Feng lentamente saltaban, y pensó que sería mejor que encontrara rápidamente otro tema de conversación para cambiar el actual.
Justo sucedió que otra chica entró a rezar, y se arrodilló muy sinceramente.
Xie Lian alzó la voz cálidamente.
—Hablando de eso, el dominio principal de Nan Yang Zhenjun es el Sureste, nunca me habría imaginado que ustedes tendrían tantos seguidores en el norte también.
Cuando la gente construía templos y palacios, en realidad estaban imitando los palacios divinos del reino celestial; respecto a las estatuas divinas, eran reflejos de los mismos venerables oficiales celestiales. Los templos era donde los devotos se reunían y atraían adoraciones, volviéndose una fuente importante de poder espiritual de los oficiales celestiales. Y debido a varias razones, tales como geografía, historia, y costumbres, la gente de diferentes regiones a menudo adoraba a diferentes dioses. El poder de un oficial celestial sería liberado al máximo en su propio territorio, y esta era la ventaja del dominio principal. Solo para un oficial celestial como el Gran Emperador Marcial, quien tenía devotos por todo el mundo y poseía templos en todos lados, la noción de dominio principal era un sin sentido. Era algo bueno que el templo divino de su general fuese tan popular incluso fuera de su dominio principal, Nan Feng debería estar orgulloso, pero juzgando por su expresión, ese no era el caso para nada.
Al lado, Fu Yao soltó una ligera sonrisa burlona.
—Sí, sí, es amado profundamente.
Xie Lian dijo:
—Pero, solo tengo una pregunta que no sé si...
—Si va a decir que "no sabe si es apropiada", entonces no diga nada —dijo Nan Feng.
"No, iba a decir 'no sé si alguno sabe la respuesta'" pensó Xie Lian.
Pero, tenía el presentimiento de que no sería bueno que lo dijera, así que al final decidió cambiar el tema nuevamente.
Mas, inesperadamente, Fu Yao dijo lánguidamente:
—Sé lo que quería preguntar. ¿Debe estarse preguntando por qué tantas devotas mujeres vienen a adorar?
Esa era, en efecto, la pregunta que Xie Lian tenía en mente.
Siempre había habido menos devotas mujeres que hombres en los torrentes de los dioses marciales; solo él mismo era una excepción, hace ochocientos años. Sin embargo, la razón para esta excepción era muy simple, solo dos palabras: Bien Parecido.
Sabía muy bien que no era porque era distinguido, o porque tuviera poderes espirituales extraordinarios. Era meramente debido al hecho de que su estatua divina era bien parecida, y sus templos palacio eran bonitos también. Prácticamente todos sus templos palacio fueron construidos por la familia real, y expertos altamente cualificados y artesanos del reino fueron convocados para esculpir las estatuas divinas de acuerdo a su rostro. Además, por la frase "Cuerpo en el Abismo, Corazón en el Paraíso", a los artesanos les gustaba mucho agregar flores a sus estatuas divinas y plantar un mar de árboles florales en sus templos. Por eso, en ese momento, tenía otro título: "El Dios Marcial Coronado de Flores". A las señoritas devotas les gustaba que sus estatuas divinas fueran guapas, y que sus templos palacio estuvieran llenos con flores y, solo por eso, estaban dispuestas a entrar por casualidad a orar.
Pero los rostros de los dioses marciales comunes estaban esculpidos para ser serios, salvajes y fríos, porque su aura asesina era demasiado grande. Así que cuando las señoritas devotas los veían, preferían en cambio rezar a los bodhisattvas[X]. Aunque esta estatua de Nan Yang no tenía ni un poco de aura asesina, estaba bastante lejos de ser atractiva, pero había más devotas mujeres rezando que hombres. Nan Feng no parecía querer responder esta pregunta tampoco, así que estaba poniendo incluso más curioso a Xie Lian. Justo entonces, esa chica terminó su oración, se levantó sobre sus pies para alcanzar el incienso, entonces se dio la vuelta.
Luego de este giro, Xie Lian codeó a los otros dos. Ellos ya estaban irritados, y después de este codazo, miraron, y wuuush, sus expresiones cambiaron.
—¡Qué horrible! —exclamó Fu Yao.
Xie Lian se ahogó por un momento, luego le reprendió:
—Fu Yao, no puedes hablar así de las chicas.
Si tenía que ser honesto, lo que Fu Yao dijo era verdad. El rostro de esa chica era incomparablemente plano, como si alguien hubiera golpeado su cara en un panqueque. Sus cinco rasgos eran tan planos que casi parecían un error; si debían ser descritos, entonces solo se podría usar "nariz torcida y ojos rasgados".
Sin embargo, Xie Lian no registró en absoluto si era bonita o fea. Lo principal era que, cuando se volteó, había un enorme rasgón en la parte posterior de su falda, y él realmente no podía fingir que no lo había visto.
Fu Yao primero se asustó, pero se calmó rápidamente. Las venas saltadas en las esquinas de la frente de Nan Feng también se desvanecieron instantáneamente.
Viendo su rostro cambiar de colores drásticamente, Xie Lian se apresuró a calmarlo:
—No te asustes, no te asustes.
Esa chica tomó el incienso y se arrodillo nuevamente, y dijo mientras rezaba:
—Que el General Nan Yang nos de sus bendiciones, esta devota Xiao Ying reza porque el novio fantasma sea capturado pronto, que ningún otro inocente sea herido por él...
Era sincera y devota en sus oraciones, y no sintió nada extraño ocurriendo detrás de ella para nada, ni estaba consciente de que había tres hombres agachados junto a los pies de la estatua divina a la que le estaba rezando.
Xie Lian se inquietó.
—¿Qué hacemos? No podemos dejar que salga así. Lo van a ver todos en su camino a casa.
Mientras tanto, la sangre se estaba drenando del rostro de Nan Feng. Solo supo agitarse, no hablar; un joven perfectamente bien, desenfrenado y fornido fue callado forzosamente, completamente inútil. Y así, Xie Lian no tuvo otra opción que tomar acción por sí mismo, quitándose su túnica exterior y arrojándola hacia abajo. La túnica exterior se agitó en el aire por un momento y flotó hasta que cayó al cuerpo de la chica, bloqueando ese muy poco elegante rajón en el dorso de su falda. Los tres suspiraron al unísono.
No obstante, esa briza realmente se sintió perversa y asustó a la chica. Miró alrededor, se quitó la túnica, y estuvo confundida por un momento antes de colocarla sobre el altar. Ella realmente era completamente inconsciente, y después de que hubo pegado el incienso, se preparó para salir. Si la dejaban salir a caminar así, la pequeña doncella probablemente no tendría cara para mirar a nadie nunca más. Los dos a ambos lados de Xie Lian estaban o congelados o congelados, completamente inútiles como los veas, y él suspiró. Nan Feng y Fu Yao solo sintieron el espacio junto a sus cuerpos vacío de repente, y Xie Lian ya había tomado forma y bajado de un salto.
La luz dentro del templo era sombría, una pequeña brisa se alzó por su salto, causando que la luz del fuego parpadeara. Esa chica Xiao Ying nada más vio un vaho frente a sus ojos y, de pronto, un hombre salió de la oscuridad, alcanzándola con la parte superior de su cuerpo desnuda, y se murió de miedo justo en ese instante.
Justo como era de esperar, gritó. Precisamente cuando Xie Lian estaba por hablar, la bofetada de esa chica ya lo había golpeado con rapidez, y chilló:
—¡ACOSO!
¡PA! Y así fue abofeteado Xie Lian.
Esa bofetada fue clara y firme, y los dos agachados sobre el altar ambos sintieron una sacudida en el costado de su rostro al mismo tiempo.
Xie Lian, sin embargo, no estaba enfadado por el golpe, y solo puso la túnica exterior en sus brazos con fuerza, susurrando algo rápidamente. Esa chica estaba muy asustada, sintió su trasero, y de repente su rostro se volvió rojo. Lágrimas brotaron de sus ojos; quién sabría si de enojo o indignación. Agarró esa túnica exterior que Xie Lian le daba, y se precipitó hacia afuera cubriendo su rostro, dejando a Xie Lian parado allí medio desnudo. Después de que se fuera, el templo quedó vacío. Una brisa fría cruzó el hall, y, súbitamente, se volvió un poco frío.
Frotó su mejilla y, con esa marca de mano roja en la mitad de su cara, se volvió hacia los otros dos.
—Listo, todo resuelto.
Nan Feng le apuntó.
—¿Usted... se desgarró las heridas?
Xie Lian bajó la vista y dijo "oh". Tras desvestirse, lo que se reveló fue un cuerpo suave y bello como el jade. Excepto porque su pecho estaba completamente envuelto por capa tras capa de tela blanca, firmemente ligado; incluso su cuello y muñecas estaban envueltos en vendas. Innumerables cortes pequeños se arrastraban por debajo de los bordes de las vendas blancas, realmente algo llamativos.
Supuso que su cuello torcido estaba bastante recuperado para ahora, así que Xie Lian comenzó a desatar sus vendajes.
Fu Yao lo observó para luego cuestionar:
—¿Qué es?
—¿Qué? —preguntó Xie Lian.
—¿Quién peleó con usted? —demandó Fu Yao.
—¿Pelear? —Xie Lian estaba confundido—. ¿Nadie?
—Entonces todas esas heridas en su cuerpo... —Nan Feng vaciló.
Xie Lian las miró sin expresión.
—Me caí.
—...
Estas eran, en efecto, las heridas de cuando había caído del cielo hace tres días. Si eran por una pelea con otra persona, entonces en realidad no estaría herido a este nivel.
Fu Yao se quejó de algo, pero no fue claro. De cualquier manera, definitivamente no lo estaba elogiando por su fortaleza, así que Xie Lian no se molestó en preguntar, enfocándose solo en quitarse las pesadas capas de vendajes de su cuello. Al siguiente segundo, los ojos de Nan Feng y Fu Yao se endurecieron y cayeron a su cuello.
Un collar negro estaba envuelto alrededor de su cuello blanco como la nieve.
———————————————————————————
Notas:
[1]El Señor del Suelo y la Tierra es la deidad tutelar de las comunidades locales.
[2]nouveau riche: gente que ha adquirido riquezas de forma reciente, típicamente esos percibidos como ostentosos o faltos de buen gusto
[3]bodhisattva: "un practicante budista embarcado en la búsqueda de la suprema iluminación, no solo en beneficio propio, sino en el de todos; se busca no solo la salvación individual, sino la colectiva".
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Capítulo 3: El Inmortal Chatarra; Tercera Vez Ingresando a la Capital Celestial 2
Heaven Official’s Blessing
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LIBRO 1: LLUVIA CARMESÍ QUE BUSCA UNA FLOR
CAPÍTULO 2: EL INMORTAL CHATARRA; TERCERA VEZ INGRESANDO A LA CAPITAL CELESTIAL 2
El maestro de los días olvidados, quien cayó tan bajo como para ser el hazmerreír de los tres reinos sin ofrendas, templos ni devotos, mientras que los dos sirvientes a su cuidado ambos habían pasado sus calamidades celestiales y se volvieron grandes dioses marciales por sí mismos, los cuales gobernaban sus propias regiones.
Con tal situación, era imposible que nadie pensara en ello. Si Xie Lian tuviera que elegir quién le hacía sentir más incómodo entre Feng Xin y Mu Qing, él respondería "¡estoy bien con ambos!". Pero si los espectadores tuvieran que decidir con quién querían más que se peleara Xie Lian entre Feng Xin y Mu Qing, entonces eso dependería en el gusto del individuo. Después de todo, los tres tenían suficientes razones para darse palizas entre sí, así que era una elección difícil.
Es por eso que todos se quedaron extremadamente decepcionados cuando Feng Xin no había respondido por un largo tiempo, sin replicar una sola palabra, para luego directamente volverse invisible.
Y de este modo, Xie Lian concluyó la escena por sí mismo. Dijo:
—No pretendía que las cosas se salieran de las manos así. No fue intencional, me disculpo con todos a los que les causé problemas.
Mu Qing respondió sarcásticamente:
—Oh, pues qué coincidencia.
Coincidencia. Xie Lian también pensaba que era una gran coincidencia. ¿Cómo es que tan casualmente había golpeado a Mu Qing y destruido el palacio de Feng Xin? Desde la perspectiva de los espectadores, esta era prácticamente una venganza intencional. Pero la verdad era esta: él era el tipo que podía elegir la copa envenenada entre mil copas de vino.
Pero, no era como si uno pudiera hacer nada sobre lo que los otros pensaban. Entonces, Xie Lian solo pudo contestar:
—Daré mi mejor esfuerzo para compensar los palacios dorados de todos y los otros daños, y les suplico que me den un poco de tiempo.
Incluso pensando con la cola de un batidor, era obvio que Mu Qing debió haber querido seguir haciendo comentarios sarcásticos. Pero su palacio dorado no había sufrido ningún daño después de todo, y la campana que cayó sobre él igual había sido partida en dos; el seguir actuando tan altivo sería impropio para alguien de su estatus, entonces, del mismo modo, se cayó y se volvió invisible. Cuando Xie Lian vio que los horribles desastres ya se habían ido por sí mismos, se escapó rápidamente también.
Todavía estaba considerando intensa y seriamente a dónde podría ir para conseguir esos ocho millones ochocientos ochenta mil méritos. Entonces, al día siguiente, Ling Wen solicitó su presencia en el Palacio de Ling Wen.
Ling Wen era una oficial celestial que manejaba los asuntos del personal celestial, y controlaba que el ascenso de los humanos fuera viento en popa y rápido. El palacio entero estaba lleno de documentos oficiales amontonados desde el suelo hasta el techo; una visión bastante impactante, podía hacer que te temblaran las piernas. En el camino, todos los oficiales celestiales que salían del Palacio de Ling Wen estaban transportando pilas de documentos más altas que la persona normal, sus pieles espantosamente pálidas, luciendo o como si estuvieran a punto de tener un colapso nervioso o tiesos.
Una vez Xie Lian entró al gran hall, Ling Wen se volvió y fue directo al grano.
—Su Alteza, el emperador tiene un asunto que solicitarle, ¿le dará una mano en ayuda?
Había muchos "Zhenjuns" y "Yuanjuns"[1] en el reino celestial, pero solo había uno al que se podían dirigir como el emperador. Si este lord quería hacer algo, no habría necesitado pedírselo a nadie.
Por ello, Xie Lian se sorprendió antes de responder:
—¿Qué cosa?
Ling Wen le alcanzó un rollo de papel.
—Recientemente, ha habido un gran número de distinguidos devotos del norte orando frecuentemente, así que las cosas no deben ser pacíficas por allí.
"Devotos distinguidos" se referían usualmente a tres tipos de personas: el primer tipo era el rico, aquellos que pagaban por inciensos y servicios religiosos; el segundo tipo eran los misioneros, quienes promovían la religión y daban sermones; el tercer tipo eran los devotos que poseían fe absoluta en ambos cuerpo y corazón.
Entre los tres, el primer tipo predominaba; mientras más rico era uno, más temía y respetaba a los dioses y fantasmas, y había tantas personas ricas como peces en el mar. El tercer tipo era el menos común, porque si alguien genuinamente pudiera alcanzar ese nivel, entonces su estado espiritual debía ser extremadamente alto, y no estarían tan lejos de la ascensión ellos mismos.
El tipo del que se hablaba aquí era, obviamente, el primero.
—El emperador no puede asistir al norte ahora mismo —explicó Ling Wen—. Si está dispuesto a hacer un viaje allí en su favor, entonces en el futuro, sin importar la cantidad de ofrendas que estos devotos distinguidos den para redimir su promesa, todo será contado para su altar. ¿Qué piensa?
Xie Lian recibió el rollo con ambas manos y dijo:
—Gracias.
¿Cómo podría Xie Lian no darse cuenta de que esto era claramente Jun Wu ayudándolo? Es solo que lo había hecho sonar como si preguntara si Xie Lian querría ayudarlo. En el momento, no pudo encontrar ninguna frase para expresar cómo se sentía, a excepción de esas dos palabras.
Ling Wen replicó:
—Yo solo soy responsable de hacer las cosas. Si quiere decir gracias, entonces espere a que el emperador regrese y vaya a agradecerle directamente por sí mismo. Por cierto, ¿necesita que le preste algún dispositivo espiritual?
—No —dijo Xie Lian—. Incluso si me diera un dispositivo espiritual, no tendré nada de poder espiritual una vez baje, así que no podría usarlo de todos modos.
Habiendo sido desterrado dos veces, Xie Lian había perdido todos sus poderes espirituales. Estaba bien en el reino celestial; el reino celestial era donde estaban todos los palacios divinos, y el qi espiritual era abundante, infinito, al alcance de la mano para que lo usara. Sin embargo, una vez de vuelta en el reino mortal, se atrofiaba. Si quería tener una pelea espiritual con alguien, tendría que tomar prestado dicho poder de otra persona para arreglárselas; muy inconveniente.
Ling Wen sopesó por un momento.
—Entonces es mejor si llamamos a unos pocos oficiales marciales para que le den una mano.
Los dioses marciales que estaban en oficio actualmente o no lo conocían, o lo odiaban. Xie Lian sabía eso, al menos.
—Olvide eso también. Nadie vendrá.
Ling Wen tenía sus propias consideraciones, sin embargo, y dijo:
—Lo intentaré.
No importaba si lo intentaba o no, pero Xie Lian ni aceptó ni protestó y dejó que lo intentara por su cuenta. Por ello, Ling Wen entró a la matriz de comunicación y preguntó alta y claramente:
—Todos, el emperador tiene un asunto urgente en el norte y necesita manos capaces desesperadamente. ¿Hay alguna alteza marcial que pueda asignar dos oficiales marciales de sus palacios?
Apenas fueron dichas las palabras, la voz de Mu Qing saltó ligeramente:
—Escuché que el emperador no está en el norte en este momento, así que esta probablemente sea una llamada para asistir a Su Alteza el Príncipe Heredero, ¿estoy en lo correcto?
Xie Lian pensó para sí mismo: "¿Estás vigilando la matriz de comunicación todos los días...?"
Ling Wen pensó exactamente lo mismo, y quería echar a Mu Qing de una pequeña bofetada de la matriz por obstruir su trabajo, pero siguió sonriendo por fuera.
—Xuan Zhen, ¿cómo es que le sigo viendo dentro de la matriz estos días? ¿Parece que tiene tiempo libre en sus manos últimamente? Felicidades.
Mu Qing replicó fríamente:
—Mi mano está lastimada, actualmente estoy atendiendo la herida.
Todos los oficiales celestiales pensaron para sí mismos: "Esa mano tuya puede partir montañas y mares sin siquiera sudar, ¿qué te puede hacer el cortar una campana?"
Al principio, Ling Wen había querido esperar hasta engañar a dos personas para que se ofrecieran antes de decir nada. Mas no solo Mu Qing la descubrió tan fácilmente, sino que lo había dicho en voz alta también. Ahora seguro que no habría nadie disponible. Como era de esperar, ni un alma respondió, pero Xie Lian no le tomó importancia.
Afirmó:
—Le dije que nadie vendría.
—Si Xuan Zhen no hubiera dicho nada, lo habría logrado —dijo Ling Wen.
Xie Lian rio por lo bajo.
—Se expresó como un tocador de pipa con la mitad de su cara cubierta, y entre la niebla la flor luce tres veces más hermosa. Las otras personas pensarían que era para hacer un trabajo para el Emperador, así que por supuesto que vendrían. Pero si venían y descubrían que estarían trabajando conmigo, probablemente habría un alboroto, ¿y cómo podríamos cooperar bajo esas condiciones? De cualquier modo, estoy acostumbrado a estar solo; no es como si hubiera perdido ningún miembro durante estos últimos años, así que dejémoslo como esta. Gracias por las molestias, ahora me voy.
Ling Wen también se había quedado sin ideas, así que juntó sus manos en saludo.[2]
—Muy bien. Deseo que todo le vaya bien a Su Alteza allí abajo, que todos los oficiales celestiales le den su bendición.
—¡Ningún camino está sellado! —respondió Xie Lian, sacudió su mano y se fue de manera rápida.
Tres días después, el reino mortal, en el norte.
Había una tienda de té al costado de la calle principal. El escaparate no era grande y los tenderos eran simples, pero lo que era bueno de esta era el paisaje. Había montañas y agua, personas y la ciudad. Lo tenía todo, pero no mucho; no mucho, mas lo suficiente. Si uno tenía la oportunidad de encontrarse en este paisaje, definitivamente se volvería un hermoso recuerdo.
El Maestro del Té de la tienda era extremadamente ocioso y, cuando no había clientes, llevaría un taburete fuera para sentarse en la entrada a mirar las montañas y las aguas, la gente y la ciudad, bastante alegre al mirar. Hoy, vio un cultivador vestido de blanco que había venido del camino a la distancia; cansado del viaje, como si hubiera caminando por un largo tiempo.
Cuando el hombre se acercó, en primer lugar, se pasó de la pequeña tienda, pero, de repente, se detuvo. Entonces, muy lentamente, retrocedió. Levantando la punta de su sombrero de bambú, miró hacia arriba, dándole un vistazo al letrero de la tienda, y sonrió.
—"Pequeña Tienda de Encuentro Casual", qué nombre tan interesante.
Aunque este hombre parecía algo cansado, se veía animado, tanto que quien lo miraba no pudo evitar levantar las esquinas de sus labios también.
Entonces el hombre preguntó:
—Disculpe, ¿el Monte Yujun está cerca de aquí?
El Maestro del Té apuntó en una dirección para él.
—Está alrededor de aquí.
Ese hombre soltó un suspiro, y se las arregló para no dejar salir su alma completa en ello. Pensó para sí mismo: "Finalmente lo logré".
Este era, por supuesto, Xie Lian.
Cuando dejó la Capital Celestial ese día, originalmente había fijado la localización de aterrizaje preferida en reino mortal, y era algún lugar cercano al Monte Yujun. Mas quién habría dicho que cuando se fue de manera rápida, y saltó rápidamente, su manga se quedaría atrapada en una rápida nube. Sí, se quedó atrapada por una nube. No supo cómo su manga se quedó atrapada, pero de todos modos cayó a través del cielo de un millón de millas de altura y, para el momento en que se desplomó, ya no sabía dónde estaba. Después de viajar a pie por tres días, finalmente logró llegar al punto en que pretendía aterrizar originalmente.
Xie Lian entró a la tienda y tomó una mesa junto a la ventana, ordenando té y aperitivos. Después de que finalmente se hubiera acomodado, de repente, fuera, hubo un ruido de gongs siendo tocados, y el sonido de llantos.
Miró hacia la calle y vio un grupo de hombres y mujeres, ambos jóvenes y viejos, escoltando un sedán de matrimonio rojo brillante mientras pasaban.
El aire que rodeaba esta procesión era completamente extraño. A primera vista, parecía una procesión matrimonial, pero dándole un mejor vistazo, las expresiones en la cara de estas personas era solemne, llena de aflicción, furia y terror. No parecía que estuvieran festejando para nada, más aún vestían de rojo con flores y hacían un espectáculo ostentoso. Tal escena realmente era extremadamente peculiar. El Maestro del Té elevó alto la tetera de cobre en su mano y la inclinó para verter el té. Él también vio cómo se desarrollaba la escena, pero solamente sacudió su cabeza antes de continuar.
Xie Lian observó cómo esa bizarra procesión desaparecía en la distancia y se quedó pensativo por un momento. Justo cuando estaba por sacar el pergamino que Ling Wen le dio para leerlo una vez más, de repente percibió algo deslumbrante revoloteando por allí.
Cuando alzó la vista, una mariposa plateada pasó volando frente a sus ojos.
Esa mariposa plateada era resplandeciente y traslúcida, y mientras revoloteaba por el aire dejaba detrás de sí un brillante sendero centellante a su paso. Xie Lian la alcanzó sin poder evitarlo. Esta mariposa plateada era increíblemente inteligente, no solo no se asustó, sino que incluso se detuvo en la punta de su dedo. Sus alas brillaban ligeramente, hermosa y serena, y bajo la luz del sol, se sentía como una ilusión de un sueño que se haría añicos con solo el toque de un dedo. Un momento después, se fue.
Xie Lian le despidió con la mano y, cuando volvió la cabeza, había dos personas más sentadas en su mesa.
La mesa tenía cuatro lados; estos dos tomaron cada uno un lado, uno a la izquierda, uno a la derecha. Eran dos hombres jóvenes de dieciocho o diecinueve años. El de la izquierda era más alto, de cejas profundas y apuesto, y sus ojos mostraban un tipo de ferocidad desenfrenada. El de la derecha era extremadamente bello, elegante y sereno; lo único es que su expresión era un poco muy distante y fría, haciéndole lucir como si estuviera extremadamente disgustado. En realidad, ninguno de los dos se veía alegre.
Xie Lian parpadeó.
—¿Ustedes dos son?
El de la izquierda respondió:
—Nan Feng.
El de la derecha dijo:
—Fu Yao.
"No les estaba preguntando sus nombres..." pensó Xie Lian.
Justo entonces, Ling Wen de repente le transmitió un mensaje de voz: "Su Alteza, hay dos oficiales marciales junior de la Corte Media que se han ofrecido voluntarios para asistirte. Ya han descendido a buscarte y deberían estar allí para ahora."
Esta Corte Media era, naturalmente, lo opuesto a la Corte Superior. Los oficiales celestiales del reino celestial podían ser divididos groseramente en dos grupos: aquellos que ascendieron, y aquellos que no. La Corte Superior consistía en los oficiales celestiales que ascendieron con sus propias habilidades, y solo había alrededor de cien de ellos en todo el reino celestial, extremadamente eminentes. Respecto a los de la Corte Media, ellos eran traídos como "generales adjuntos". Hablando estrictamente, deberían ser llamados "Igual que los Oficiales Celestiales" pero, cuando todos se dirigían uno al otro, a menudo quitarían el "igual que" del nombre.
Entonces, ¿si había una Corte Superior y una Corte Media, había una Corte Inferior?
No.
En realidad, solo había una cuando Xie Lian ascendió por primera vez. En el momento, la división todavía se llamaba "Corte Superior" y "Corte Inferior". Como sea, más tarde todos notaron un problema: cuando uno se estaba presentando a sí mismo, sonaba realmente mal decir "Soy xxx, de la Corte Inferior". Usar la palabra "inferior", hacía sentir que uno era menos comparado con los demás. Deben saber que definitivamente había genios y figuras sobresalientes con poderes espirituales impresionantes entre ellos; lo que les faltaba solo era esa única calamidad celestial antes de que pudieran convertirse en oficiales celestiales reales. ¿Quién sabía cuándo llegaría ese día? Por eso, se propuso que se cambiara una palabra, y sonaba mucho mejor decir "Soy xxxx, de la Corte Media"... incluso aunque ambos significaban lo mismo. En cualquier caso, después de que se cambiara, Xie Lian no pudo acostumbrarse por un largo tiempo.
Xie Lian observó a esos dos oficiales marciales junior, cada uno con una expresión más infeliz que el anterior, luciendo completamente lo contrario a venir "voluntariamente".
No pudo evitar preguntar: "Ling Wen, no parece que estén aquí para ayudarme a trabajar, sino más como que están aquí por mi inútil cabeza."
Desafortunadamente, lo que dijo no pudo ser transmitido, y ya tampoco podía oír la voz de Ling Wen en sus oídos. Supuso que había estado demasiado lejos de la Capital Celestial por mucho tiempo, y sus poderes celestiales se habían agotado.
Sin otra opción, Xie Lian primero les mostró una sonrisa a esos oficiales marciales junior, y luego dijo:
—Nan Feng y Fu Yao, ¿verdad? Déjenme agradecerles a ambos en primer lugar por ofrecerse a venir a ayudar.
Los dos simplemente asintieron, mostrando cierta actitud; entonces parecía que ambos venían del cuidado de dioses marciales distinguidos. Xie Lian le pidió al maestro del té que trajera dos tazas más, luego alzó su propia taza, y apartó las hojas de té a un lado.
Preguntó casualmente:
—¿De qué Altezas vienen, chicos?
—El Palacio de Nan Yang —respondió Nan Feng.
—El Palacio de Xuan Zhen —contestó Fu Yao.
—...
Bueno, esto ciertamente era horroroso.
Xie Lian tragó su té y replicó:
—¿Sus generales sabían que vendrían, chicos?
Los dos respondieron al unísono:
—Mi general no sabía que vendría.
Xie Lian reflexionó por un momento, y preguntó nuevamente:
—Entonces, ¿ustedes saben quién soy yo?
Si estos dos oficiales marciales junior hubieran venido después de ser engañados por Ling Wen y lo ayudaran, entonces cuando volvieran serían regañados por sus propios generales. No valdría la pena.
—Es su Alteza Real, el Príncipe Heredero —dijo Nan Feng.
—Es la justicia del reino mortal, el centro del mudo —dijo Fu Yao.
Xie Lian se ahogó por un momento, y entonces interrogó a Nan Feng, inseguro:
—¿Acaba de rodar los ojos?
—Sí —contestó Nan Feng—. Haga que se largue.
No era ningún secreto que Nan Yang y Xuan Zhen no se llevaban bien. Cuando Xie Lian escuchó de esto por primera vez, no estaba ni un poco sorprendido, porque Feng Xin y Mu Qing no compartían una gran amistad en el pasado. Lo único es que, por entonces, eran sus subordinados; así que cuando el príncipe heredero les decía "no pelen, tienen que ser buenos amigos", se contenían y no se volvían locos. Cuando estaban realmente molestos, se apuñalarían uno al otro con palabras como máximo, pero, con cómo estaban ahora, ya no había ninguna necesidad de ser falsos.
Incluso los devotos normales de los dos oficiales celestiales en el sureste y suroeste se miraban unos a otros con desprecio; a través de los años, el Palacio de Nan Yang y el Palacio de Xuan Zhen siempre se habían visto uno al otro como enemigos. Los dos frente a él ahora eran ejemplos clásicos.
Fu Yao se burló:
—Ling Wen Zhenjun dijo que todos los voluntarios dispuestos eran bienvenidos, ¿así que con qué fundamento me estás diciendo que me largue?
La palabra "dispuesto", dicha usando esa expresión suya, realmente no era convincente. Xie Lian dijo:
—Solo déjenme confirmar. ¿Ustedes dos realmente vinieron como voluntarios por su propia voluntad? Si no, entonces, por favor, no se fuercen a sí mismos.
Los dos contestaron al unísono:
—Vine por mi propia voluntad.
Mirando esos dos rostros severos y desalentados, Xie Lian pensó para sí mismo: "Lo que quieren decir en realidad es "Quiero matarme", ¿verdad?"
—Bueno, en cualquier caso —continuó Xie Lian—. Primero hablemos de los negocios. Estoy seguro de que ambos saben qué estamos haciendo en el norte, ¿cierto? Así que no voy ir de arriba...
—Nop —dijeron los dos al unísono.
—... —Sin otra opción, Xie Lian solamente pudo sacar el pergamino—. Entonces supongo que empezaré desde el principio para ustedes.
Se dice que, hace muchos años, había una pareja a los pies del Monte Yujun.
Esta pareja estaba muy enamorada. El novio esperaba que la procesión matrimonial llegara, pero esperó por mucho tiempo y todavía no había señales de la novia. Ansioso, el novio fue a la casa de la novia, pero su suegro y suegra le dijeron que la novia se había puesto en camino hacía tiempo. Ambas familias lo reportaron a las autoridades, y buscaron por todos lados sin resultados. Si hubiera sido devorada por bestias de la montaña, entonces por lo menos habría restos de un brazo o pierna; ¿cómo es que se había desvanecido en el aire? Por eso, no se pudo evitar que hubiera aquellos que sospecharan que la novia no quería casarse, por lo que confabuló con la procesión matrimonial y escapó. Aunque, quién diría que muchos años después, cuando otra pareja estaba por casarse, se repitió la misma pesadilla.
Una vez más, la novia desapareció. Sin embargo, esta vez quedó algo atrás. En un pequeño camino, el equipo de salvamento encontró un pie que aún no había sido devorado del todo.
———————————————————————————
Notas:
[1] El carácter chino yuán [元] representa el comienzo o el origen, y la calidad de ser original, primero, principal, el mayor o el líder. "-Jun" es un sufijo honorífico para señor/monarca.
[2] Saludo para las artes marciales donde la mano derecha forma un puño y la mano izquierda se coloca abierta sobre los dedos del puño.
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Capítulo 2: El Inmortal Chatarra; Tercera Vez Ingresando a la Capital Celestial
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LIBRO 1: LLUVIA CARMESÍ QUE BUSCA UNA FLOR
CAPÍTULO 2: EL INMORTAL CHATARRA; TERCERA VEZ INGRESANDO A LA CAPITAL CELESTIAL
—Felicidades, Su Alteza.
Escuchando esto, Xie Lian alzó la vista y sonrió antes de decir nada.
—Gracias. ¿Pero puedo preguntarle por qué me felicita?
Ling Wen Zhenjun[1] se mantuvo firme con sus manos recogidas detrás de su espalda.
—Felicidades, ha ganado el primer lugar en el ranking de "los Oficiales Celestiales que Más se Espera Sean Desterrados al Reino Mortal" de este término del calendario[2].
—Bueno, sin importar de qué, el primer lugar es el primer lugar —dijo Xie Lian—. Pero ya que me está felicitando, ¿en realidad hay algo de lo que valga la pena alegrarse?
—Sí —contestó Ling Wen—. El primer lugar de este ranking recibe cien méritos.
Xie Lian inmediatamente dijo:
—Si hay algún ranking similar en el futuro, por favor, llámenme absolutamente.
—¿Sabe quién es el segundo lugar? —preguntó Ling Wen.
Xie Lian reflexionó por un momento, después respondió:
—Es difícil decirlo. Después de todo, en términos de habilidad, yo debería ser capaz de tomar los tres primeros lugares para mí mismo.
—Es verdad —dijo Ling Wen—. No hay un segundo lugar. Está tan adelante que dejó a todos los demás en el polvo.
—Ese es un honor muy grande —replicó Xie Lian—. Entonces, ¿quién fue el primer lugar el último término del calendario?
—No hubo uno —afirmó Xie Lian—. Porque este ranking fue establecido a partir de hoy.
—¿Eh? —Xie Lian se sorprendió—. ¿No querrá decir que este ranking fue establecido solo para mí?
Ling Wen respondió:
—Puede pensarlo así, simplemente resultó que llegó a tiempo, y justamente se robó el primer lugar.
Xie Lian sonrió con ojos entrecerrados.
—Muy bien. Estaré más feliz si lo pienso de esa manera.
—¿Sabe por qué consiguió el primer lugar? ���continuó Ling Wen.
—¿Por la demanda popular? —supuso Xie Lian.
—Déjeme explicarle la razón —dijo Ling Wen—. Por favor, mire esa campana.
Xie Lian giró la cabeza para observar donde ella había apuntado, y lo que vio fue una escena extremadamente hermosa. Había un gran palacio templo hecho de jade blanco, y abundantes torres, pabellones, miradores con nubles celestiales remoloneando alrededor. Corrientes fluían y pájaros danzaban.
Siguió mirando por un rato, luego preguntó:
—¿Tal vez apuntó en la dirección equivocada? ¿No hay ninguna campana?
—No lo hice —afirmó Ling Wen—. Está justo allí, ¿no la ve?
Xie Lian observó de nuevo seriamente, y respondió honestamente:
—No.
Ling Wen replicó:
—Es correcto que no lo haga. Solía haber una campana allí, pero, cuando ascendió, se cayó por los temblores.
—...
—Esa campana es más vieja que usted, pero tiene un carácter enérgico y disfrutó de un buen espectáculo. Cada vez que alguien asciende, toca unas cuantas veces para aplaudir. El día en que ascendió, los temblores eran tan fuertes que la campana tocó como loca y no podía detenerse ni un poco. Al final, se desprendió a sí misma del campanario antes de cesar finalmente. Y cuando cayó, se estrelló contra uno de los oficiales celestiales que pasaban.
—Em... ¿entonces está todo bien ahora? —indagó Xie Lian.
—Aun no, todavía está en reparación —respondió Ling Wen.
—Me refería al oficial celestial que fue herido —aclaró Xie Lian.
—El golpeado fue un dios marcial —dijo Ling Wen—. Un movimiento de su mano y la campana fue cortada en dos en ese instante. Ahora, por favor, mire el palacio celestial de allí. ¿Lo ve?
Nuevamente, Xie Lian observó a donde estaba apuntando, y notó, en medio de la neblina de nubes, el techo de cristal dorado brillante.
—Ah, lo veo esta vez.
—No está bien que lo vea —expresó Ling Wen—. No solía haber nada allí.
—...
—Cuando ascendió, los pilares dorados de los palacios dorados de unos cuantos oficiales celestiales colapsaron por los temblores, y sus azulejos de vidrio se quebraron. Hay algunos que no serán reparados tan fácilmente, así que los oficiales celestiales solamente pudieron poner algunos palacios de último minuto para arreglárselas por ahora.
—¿Y yo soy el responsable?
—Tú eres el responsable.
—Mm... —Xie Lian preguntó para confirmar—. Entonces, ¿en el momento en que llegué ofendí a tantos oficiales celestiales?
—Si puede compensarlos, tal vez no —dijo Ling Wen.
—¿Cómo lo compenso?
—Fácil. Con ocho millones ochocientos ochenta mil méritos.
Xie Lian sonrió otra vez.
Ling Wen agregó:
—Por supuesto, sé que no tiene ni una décima de esa cantidad.
Xie Lian replicó formalmente:
—¿Cómo lo digo? Aunque lo siento mucho, incluso si quisiera solo una milésima parte de esa cantidad, no la tendría.
La fe de los devotos mortales era convertida en el poder espiritual de los oficiales celestiales, y cada varita de incienso que prendieran y cada ofrenda que dieran eran, así, llamados "méritos".
Xie Lian giró solemnemente e inquirió con seriedad:
—¿Y si me derriba desde aquí y me da ocho millones ochocientos ochenta mil méritos por ello?
—Soy un dios civil —dijo Ling Wen—. Si está buscando a alguien que le derribe de vuelta, para eso necesitará encontrar a un dios marcial. Mientras más fuerte le golpeen, más méritos le darán.
Xie Lian exhaló un largo suspiro.
—Por favor, permítame pensar en qué hacer.
Ling Wen le palmeó el hombro.
—No se preocupe, siempre habrá un camino cuando el carruaje llegue a la montaña.
—Aunque, en mi caso, los botes siempre se hunden cuando pasan del muelle[3] —dijo Xie Lian.
Si hubiera sido hace ochocientos años, cuando el Palacio de Xian Le estaba en su máxima prosperidad, ocho millones ochocientos ochenta mil méritos no serían nada; el Príncipe Heredero los arrojaría sin pestañear. Pero el presente no era lo mismo que el pasado, y todos sus templos en el reino mortal habían sido quemados hasta las cenizas hace mucho. No tenía devotos, ni inciensos, ni ofrendas.
No hacía falta decir nada más sobre el tema. De cualquier manera, ¡no tenía nada, nada, absolutamente nada!
Se acuclilló al costado de la larga calle principal de la Capital Celestial solo sintiéndose devastado por un momento, antes de recordar de repente: había ascendido hacía casi tres días ya, pero aún no había entrado a la matriz de comunicación de la Corte Superior. Se olvidó de preguntar cuál era la contraseña verbal antes.
Los oficiales celestiales de la Corte Superior se habían unido y establecido una matriz[4] que podía permitir que sus consciencias se comunicaran y pasaran mensajes dentro de la matriz instantáneamente. Una vez ascendieran, uno debía entrar a la matriz, pero se necesitaba la contraseña para que la consciencia encontrara la matriz de comunicación mencionada. La última vez que Xie Lian había entrado a la matriz fue hace ochocientos años, y no recordaba la contraseña para nada. Dejó que su consciencia se dispersara para buscar, y vio una matriz que parecía ser la que buscaba, así que fue hacia ella. En el momento en que entró a la matriz, fue arrastrado por el torbellino de gritos que fluían por todos lados.
—Hagan sus apuestas y no se arrepientan, ¡¡apostemos cuánto puede durar nuestra Alteza Real, el Príncipe Heredero, antes de descender nuevamente!!
—¡Apuesto que un año!
—Un año es mucho, la última vez fue solo un tiempo de incienso; yo creo que serán tres días esta vez. ¡Apuesto mis méritos por tres días, tres días!
—¡No, imbécil! Ya casi pasan los tres días, ¡¿siquiera sabes cómo apostar?!
...Xie Lian dejó la matriz silenciosamente.
Entró en la equivocada. Esa definitivamente no era.
Los oficiales celestiales de la Corte Superior del Cielo eran peces gordos que gobernaban una determinada región, ampliamente conocidos por todas las familias, y se mantenían ocupados con una miríada de asuntos de estado. Siendo que eran deidades quienes habían ascendido respetablemente, manteniendo su estatus en mente, generalmente eran más discretos y, a menudo, arrogantes en su discurso y actuar. Él mismo había sido el único que fue a saludar a todos los oficiales celestiales dentro de la matriz de comunicación debido a la emoción la primera vez que ascendió, incomparablemente formal y excesivamente minucioso en presentarse a sí mismo de pies a cabeza.
Después de que dejó la matriz, siguió con otra búsqueda aleatoria, y entró en otra al azar. Esta vez, cuando ingresó, se relajó, pensando para sí mismo: "Qué tranquilo, probablemente sea esta."
Justo entonces, escuchó una voz decir suavemente:
—Entonces, ¿Su Alteza está de vuelta?
Era una voz muy confortable, el sonido era suave y apacible, el tono decoroso. Como fuera, si uno lo escuchara con atención, descubriría que esa voz era algo fría e indiferente, y el sentimiento que llevaba también era frío y distante; causando que la apacible suavidad se volviera en una intención más maliciosa.
Xie Lian originalmente quería entrar a la matriz afablemente y quedarse silenciosamente, pero como la otra parte ya lo había mencionado, no podía seguir pretendiendo ser sordo y mudo. Además, todavía estaba encantado de que realmente hubiera oficiales celestiales en la Corte Superior que comenzarían por su propia voluntad una conversación con un Dios de la Desgracia como él.
Entonces, respondió rápidamente:
—¡Sep! Hola a todos, estoy de vuelta otra vez.
Aunque poco sabía él que, luego de este intercambio, cada uno de los oficiales celestiales que estaban actualmente en la matriz de comunicación, se animaron.
Ese oficial celestial dijo lánguidamente:
—Su Alteza ciertamente ascendió con gran fuerza esta vez, eh.
Dentro de la Corte Superior del cielo, había emperadores, reyes, generales y cancilleres por todos lados, y los héroes fluían como el agua.
A fin de convertirse en una deidad, uno debía alcanzar la grandeza primero. Dentro del reino mortal, aquellos que habían conseguido reconocimiento o quienes poseían gran talento siempre habían tenido una gran chance de ascender. Por ello, no era una exageración decir que, entre los gobernadores, príncipes, realeza, generales, ninguno era una rareza aquí. Todos eran Queridos por los Cielos. Todos eran propietarios entre sí, así que se llamarían uno al otro como Su Majestad, Su Alteza, Señor General, Jefe de la Alianza, Jefe Principal; de todas maneras, mientras que la forma fuera halagadora.
Sin embargo, las palabras de este oficial celestial parecían tener algo escondido en el tono. En ese "Su Alteza", Xie Lian no podía sentir ni un poco de respeto por él; era más como si le estuviera pinchando con una aguja. Había también otros tantos oficiales celestiales dentro de la matriz de comunicación quienes eran auténticos príncipes herederos, y estaban sintiendo que los pelos de sus nucas se alzaban con tal título, increíblemente incómodos. Xie Lian se dio cuenta de que la otra parte no había venido con buenas intenciones, pero no quería pelear y, en cambio, eligió huir.
Sonrió.
—No es tan malo.
No obstante, ese oficial celestial no le daría la oportunidad de huir, y dijo impasible:
—Es Su Alteza, después de todo, así que no es tan malo. Pero mi suerte no parece ser tan buena.
De repente, Xie Lian escuchó un mensaje privado de Ling Wen.
Solamente dijo una palabra:
—Campana.
Instantáneamente, Xie Lian lo entendió.
¡Entonces, este era el dios marcial que fue golpeado por la campana!
Si ese era el caso, la otra parte no estaba enfadada sin razón. Xie Lian siempre había sido muy bueno disculpándose, así que dijo inmediatamente:
—He escuchado del incidente de la campana, estoy horrorosamente arrepentido, me disculpo.
La otra parte soltó un "humph", el significado poco claro.
Había un gran número de dioses marciales renombrados en el reino celestial, y muchos de ellos eran dignatarios ascendidos recientemente que llegaron luego de los tiempos de Xie Lian. Solo con su voz, Xie Lian no podía estar seguro de quién era esta persona, pero tampoco podía seguir ignorante del nombre de la persona después de disculparse.
Así que Xie Lian preguntó:
—¿Puedo preguntarle cómo llamarle, mi lord?
En el momento en que habló, la otra parte se calló. No solo él se silenció, sino que era como si la matriz de comunicación entera se hubiera congelado, y repentinamente el lugar parecía muerto.
Del otro lado, Ling Wen le envió otro mensaje de voz.
—Su Alteza, aunque no creo que no lo haya reconocido después de hablar por tanto tiempo, todavía quiero recordárselo. Ese es Xuan Zhen.
—¿Xuan Zhen? —dijo Xie Lian.
Estuvo perplejo por un momento antes de darse cuenta, y le devolvió una nota de voz sorprendido.
—¿Ese es Mu Qing?
El General Xuan Zhen era el Dios Marcial del Suroeste, y poseía siete mil templos. Su nombre en el reino humano era considerablemente distinguido.
Y el nombre original de este General Xuan Zhen era Mu Qing. Hace ochocientos años, era un general adjunto en el Palacio Xian Le del Príncipe Heredero.
Ling Wen también estaba algo sorprendida:
—¿En serio no lo reconoció?
—En verdad no lo hice —respondió Xie Lian—. Por entonces no me hablaba así. Además, ni siquiera puedo recordar la última vez que nos encontramos, que fue hace cinco o seis siglos. Apenas puedo recordar cómo luce, ¿cómo podría acordarme de cómo suena su voz?
La matriz de comunicación todavía seguía en profundo silencio. Mu Qing no soltó un sonido, y los otros oficiales celestiales estaban fingiendo que no escuchaban mientras que esperaban al borde de sus asientos porque cualquiera de los dos continuara la conversación.
Las cosas eran algo raras cuando se trataba de esos dos. Después de muchos años de rumores retorcidos, a este punto básicamente todos conocían la mayoría de la historia. Por entonces, cuando Xie Lian todavía era el estimado Príncipe Heredero de Xian Le, entrenaba en el Pabellón Santo Real. Este Pabellón Santo Real era el hall de cultivación real en el Reino de Xian Le, con un estándar muy estricto en la selección de discípulos. Mu Qing venía de un ambiente empobrecido, y su padre era un criminal ejecutado; alguien así no calificaba para entrar al Pabellón Santo Real, así que solamente podía hacer recados. Dentro de los terrenos del templo, él era alguien que limpiaba el cuarto de su Alteza Real y servía té y agua.
Xie Lian vio cuán duro estaba trabajando, así que le pidió al Guoshi que hiciera una excepción y admitiera a Mu Qing como discípulo. Fue solo por la boca dorada de Su Alteza Real que Mu Qing pudo entrar al templo para cultivar, y ser entrenado junto con el Príncipe Heredero. Después de su ascensión, Xie Lian lo nombró su general, y lo llevó consigo a la Capital Celestial.
Sin embargo, cuando el Reino de Xian Le cayó y Xie Lian fue desterrado al mundo mortal, Mu Qing no lo siguió. No solo no lo siguió, sino que nunca volvió a decir una palabra en favor de Xie Lian. De cualquier manera, el Príncipe Heredero se había ido, así que él era libre. Encontró una cueva en un pedazo de tierra auspiciosa y entrenó enérgicamente, y no muchos años después, pasó una calamidad celestial y ascendió al Cielo por sí mismo.
En el pasado, uno estaba en los Cielos y uno en la tierra. Ahora, todavía había uno en los Cielos y uno en la tierra... simplemente sus posiciones habían cambiado completamente, eso es todo.
De este lado, Ling Wen dijo:
—Está muy enojado.
—Me di cuenta de eso —afirmó Xie Lian.
—Iré a comenzar otro tema de conversación, usted debería tomar esa oportunidad para irte —dijo Ling Wen.
—Nah, está bien —replicó Xie Lian—. Está bien mientras que ambos finjamos que no pasó nada.
—¿Está bien? —marcó Ling Wen—. Me siento incómoda con tan solo mirarlos a ambos.
—¡No es tan malo! —contestó Xie Lian.
Para alguien como Xie Lian, todo estaba realmente bien excepto por la muerte; no tenía mucho y, ciertamente, no tenía vergüenza. Había sufrido cosas mucho, mucho más embarazosas que esto, así que genuinamente sentía que estaba bien. Aunque quién diría que "bien" no era una palabra para pronunciar tan ligeramente. Apenas había dicho "está bien" cuando una voz bramó furiosamente.
—¡¿QUIÉN MIERDA ECHÓ ABAJO MI PALACIO DORADO?! ¡¡¡MUÉSTRATE!!!
Este furioso rugido estaba haciendo explotar las cabezas de todos los dioses.
Aunque ya estaban llenos hasta el tope de crecientes quejas, cada uno de ellos siguió manteniendo la respiración, esperando silenciosamente para escuchar cómo iría a responder Xie Lian a ese grito acusador. Mas, inesperadamente, las cosas solo se pusieron más emocionantes. Antes de que Xie Lian hubiera abierto la boca, Mu Qing habló primero.
O, más bien, solo bufó.
—Heh.
El recién llegado espetó fríamente:
—¿Lo destruiste tú? Bien. Solo espera.
Mu Qing replicó secamente:
—No dije que fuera yo, no acuses a la gente sin evidencias.
La otra parte dijo enfadado:
—¿Entonces de qué te ríes? ¿Estás enfermo?
—Por nada, solo sonaste divertido, eso es todo —dijo Mu Qing—. El que echó abajo tu palacio dorado está en la matriz de comunicación ahora mismo, ve a interrogarlo tú mismo.
Con las cosas llegando a este punto, Xie Lian estaba demasiado avergonzado como para escaparse así como así.
Se aclaró la garganta.
—Fui yo. Lo siento.
En el momento en que habló, el que llegó después también se calló.
Junto a su oído, Ling Wen lo mensajeó nuevamente:
—Su Alteza, ese es Nan Yang.
—A este lo reconocí —afirmó Xie Lian—. Pero no parece que me haya reconocido a mí.
—Lo hizo —dijo Ling Wen—. Es solo que pasa más tiempo recorriendo el mundo humano y raramente viene de vuelta a la Capital Celestial, así que probablemente no sabía que ascendió otra vez, eso es todo.
Nan Yang Zhenjun era el Dios Marcial del Sureste, poseyendo ocho mil templos, y era increíblemente amado por su gente.
Su nombre original era Feng Xin, y hace ochocientos años, fue el general celestial número uno en el Palacio Xian Le del Príncipe Heredero.
Feng Xin era leal hasta el extremo, y había sido el guardaespaldas de Xie Lian desde que Xie Lian tenía catorce años. Él creció con el Príncipe Heredero, entraron a los Cielos juntos, fueron desterrados juntos, y anduvieron a la deriva juntos. Desafortunadamente, no lograron mantenerse los ochocientos años juntos. Al final, tuvieron una infeliz separación cuando cada uno fue por su propio camino, para nunca volverse a encontrar.
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Notas:
[1][真君] Zhenjun es un título taoísta que significa "Verdadero Señor", porque los inmortales son seres perfectos que han logrado la iluminación.
[2][甲子] Primer año del ciclo de sesenta años.
[3]"Cuando el bote llegue a la cabeza del muelle, irá recto con la corriente" es un proverbio que significa "todo estará bien".
[4]Piensa en un círculo de transmutación, como los de Full Metal Alchemist.
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Capítulo 1: ~Prólogo~ La Bendición del Oficial Celestial
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LIBRO 1: LLUVIA CARMESÍ QUE BUSCA UNA FLOR
CAPÍTULO 1: ~PRÓLOGO~ LA BENDICIÓN DEL OFICIAL CELESTIAL
Entre todos los dioses y budas del cielo, había un famoso hazmerreír de los tres reinos.
Las leyendas dicen que, hace ochocientos años, había un antiguo reino en las llanuras centrales llamado el Reino de Xian Le.
El Reino de Xian Le era vasto en tierras y abundante en recursos. Había cuatro tesoros dentro del reino: bellezas como nubes, música vibrante y maravillosa literatura, oro y gemas, y su único infame Príncipe Heredero.
¿Cuál sería la mejor forma de describir a este Príncipe Heredero? Bueno, era un hombre único.
Era amado por el rey y la reina, extremadamente adorado. A menudo dirían: "Mi hijo será un gran soberano en el futuro, su renombre hará eco a través de la historia."
Sin embargo, el Príncipe Heredero no estaba ni un poco interesado en el poder imperial o la riqueza en el mundo común.
Lo que le interesaba, en sus propias palabras, era...
—¡Yo salvaré al mundo![1]
-
Cuando era joven, el Príncipe Heredero solamente se concentraba en su cultivación, y hubo dos pequeñas historias que fueron extendidas en su camino de cultivación.
La primera historia sucedió cuando él tenía diecisiete años.
Ese año, una gran Procesión Ceremonial Celestial de Shangyuan[2] tomó lugar en el Reino de Xian Le.
Aunque la costumbre de conducir estas ceremonias divinas ha pasado de moda hace siglos, todavía es posible deducir cuán grande la ocasión de júbilo debió haber sido por los restos de antiguos libros y la tradición oral.
El maravilloso Festival Shangyuan, sobre la Gran Avenida Marcial.
Mares de gente se reunía en ambos lados de la grandiosa calle, la realeza y los nombres hablando y riendo con alegría encima de las altas plataformas. Los gloriosos guerreros reales vestidos con armaduras abrían el paso mientras que las doncellas danzaban elegantemente, sus manos esparciendo flores; nadie podía decir si las flores o las doncellas eran más bonitas. Desde el interior del carruaje dorado llegó una melodiosa música que fluía en el aire a través de toda la ciudad imperial, y llegando último en la procesión iba un gran escenario tirado por dieciséis caballos blancos con bridas doradas.
Y sobre este imponente y magnífico escenario estaba el Guerrero que Agrada a Dios, en quienes todos fijaron su atención.
En la Procesión Ceremonial Celestial, el Guerrero que Agrada a Dios llevaba una máscara dorada. Con un atuendo glamoroso y una espada sagrada en la mano en la mano, interpretó el papel del dios marcial número uno de mil años quien sometió al mal: el Emperador Marcial Celestial, Jun Wu.
Ser elegido para interpretar al Guerrero que Agrada a Dios era el mayor de los honores; por lo tanto, los criterios de selección eran extremadamente estrictos. El elegido este año fue el Príncipe Heredero. Todas las personas de todo el Reino creían que él produciría la actuación más emocionante del Guerrero que Agrada a Dios.
No obstante, ese día ocurrió un accidente.
Durante el tercer recorrido de la procesión, pasó junto a una muralla de decenas de metros de altura. En ese momento, el dios marcial sobre el gran escenario estaba a punto de matar al demonio con un golpe. Era la escena culminante de la actuación, ambos lados de la calle estaban explotando de emoción. Lo alto de la muralla también estaba lleno de gente que luchaba por mirar el espectáculo, chocándose y empujándose unos con otros.
En ese mismo momento, un niño pequeño cayó del borde de la pared.
Los gritos alcanzaron los cielos. Justo cuando todos creían que el pequeño niño mancharía la Gran Avenida Marcial con sangre, el Príncipe Heredero miró hacia arriba, saltó en vuelo y atrapó al chico.
La gente solo vislumbró una silueta blanca que voló como un inmenso pájaro antes de que el Príncipe Heredero ya hubiera aterrizado con el pequeño niño en sus brazos. La máscara dorada cayó, y reveló ese joven y hermoso rostro detrás de la máscara.
Al segundo siguiente, estallaron en vítores.
La gente estaba emocionada y alegre, pero los Guoshis[3] del salón de cultivo real estaban preocupados.
Nunca se imaginaron que un problema tan grande como ese podría ocurrir. ¡Qué suerte siniestra! ¡La más grave de las desgracias!
Los Guoshis estaban tan perturbados que perdían cabello tan rápido como caía la lluvia. Después de mucha contemplación, llamaron al Príncipe Heredero.
Muy cortésmente, le pidieron así:
—Su Alteza, ¿estará dispuesto a enfrentar la pared en reflexión por un mes? No tiene que ser realmente un mes, mientras que este la intención.
El Príncipe Heredero sonrió, y respondió como tal:
—No.
Así fue cómo lo dijo:
—Salvar gente no es nada malo. ¿Por qué me condenarían los cielos por algo que hice bien?
Uh... pero, ¿y si los cielos te condenaran?
—Entonces, son los cielos los que están mal. ¿Por qué me disculparía con los que están mal?
El Guoshi no pudo discutir.
El Príncipe Heredero era, por tanto, una de esas personas.
Nunca se había encontrado con algo que no pudiera hacer, ni había conocido nunca a nadie que no le amase. Él era la justicia del Reino Mortal, el centro del mundo.
Entonces, a pesar de que los Guoshis estaban frustrados —"¡¿Qué demonios sabes tú?!"—, no era su deber decir más, y no se atrevieron a decir demasiado de todos modos. Su Alteza no escucharía de cualquier forma.
-
La segunda historia también ocurrió el año en que el Príncipe Heredero tenía diecisiete.
Cuentan las leyendas que en el sur del Río Amarillo había un puente llamado Yinian[4]. Sobre este puente, había un fantasma que había permanecido allí por años.
Este fantasma era sumamente temible: vestía una armadura rota, las llamas del karma ardían bajo sus pies, y su cuerpo estaba cubierto con sangre y era atravesado por todo tipo de armas afiladas. Cada paso que daba dejaría detrás una huella de sangre y fuego. Cada pocos años, aparecería de repente por la noche y deambularía de un lado al otro en la cabecera del puente, bloqueando a los viajeros para hacerles tres preguntas:
"¿Qué es este lugar?"
"¿Quién soy?"
"¿Qué se debe hacer?"
Entonces el fantasma devoraría a quien respondiera incorrectamente. Sin embargo, nadie sabía cuáles eran las respuestas correctas. Con el paso de los años, este fantasma devoró a incontables viajeros.
Durante sus errantes andanzas, el Príncipe Heredero se enteró de esto. Entonces, fue y encontró el Puente Yinian, vigilándolo noche tras noche hasta que, finalmente, una noche, se encontró con el inquietante fantasma.
Cuando ese fantasma apareció, era en verdad tan horrible como decían las leyendas. Le hizo al Príncipe Heredero la primera pregunta, y el Príncipe Heredero respondió con una sonrisa.
—Este lugar es el mundo humano.
Sin embargo, el fantasma contestó:
—Este lugar es el abismo.
Un comienzo propicio. La primera respuesta ya era incorrecta.
"Bueno, las tres respuestas van a ser incorrectas de todos modos", pensó el Príncipe Heredero. "¿Así que por qué debería esperar a que termines?"
Y entonces sacó su arma y arremetió.
Esta pelea fue un completo caos. El Príncipe Heredero era experto en las artes marciales, pero ese fantasma era aterrador e intrépido. El hombre y el fantasma luchaban con tanta fuerza que el sol y la luna se estaban derrumbando. Al final, el fantasma fue finalmente derrotado.
Después de que el fantasma se desvaneciera, el Príncipe Heredero plantó un árbol floreciente a la cabeza del puente. En ese momento, un cultivador pasó y lo vio esparcir un puñado de tierra para despedir al fantasma.
Él preguntó:
—¿Qué está haciendo?
Y así, el Príncipe Heredero dijo las famosas palabras:
—Cuerpo en el abismo, corazón en el paraíso.
Cuando ese cultivador lo escuchó, le dio una leve sonrisa. Entonces se transformó en un guerrero divino vestido con una armadura blanca, nubes auspiciosas bajo sus pies, y cabalgó en el viento y la luz sagrada. Solo entonces el Príncipe Heredero se dio cuenta de que se había encontrado accidentalmente con el Emperador Marcial Celestial, que había descendido personalmente al reino mortal para derrotar el mal.
Todos los dioses y seres celestiales ya habían notado a este extremadamente excepcional Guerrero que Agrada a Dios cuando dio ese salto durante la Procesión Celestial de Shangyuan.
Entonces, después de este encuentro en el Puente Yinian, las deidades le preguntaron al emperador:
—¿Cómo encuentra Mi Señor a esta Alteza Real?
El emperador respondió:
—El futuro de este niño es infinito.
Esa noche, un fenómeno celestial se manifestó en los cielos sobre el palacio, y las tormentas se desataron.
En medio de los destellos de los relámpagos y los rugidos de los truenos, el Príncipe Heredero ascendió.
-
Cada vez que un mortal ascendía, el Reino Celestial siempre temblaba. Cuando este Príncipe Heredero ascendió, todo el reino celestial tembló tres veces más de los temblores normales.
Lograr un cultivo fructífero realmente era muy difícil. Requería talento, entrenamiento y una oportunidad. A menudo se requería un largo camino de cien años para que naciera un dios.
No es que no hubiese almas afortunadas que se convirtieran en deidades a una temprana edad. Pero, existían muchísimos quienes se agotaban a sí mismos durante toda su vida y se entrenaban por cien años, sin que ninguna calamidad celestial[5] cayera sobre ellos. Incluso si llegaran a enfrentar una calamidad celestial, morirían si no pudieran pasar tal prueba; incluso si no murieran, estarían arruinados. Sus números eran tantos como las arenas del Ganges, pero la mayoría simplemente eran mortales ignorantes que gastarían toda su vida como nada más que gente común, sin encontrar nunca sus propios caminos.
Aun así, esta Alteza Real era, sin duda, amado por los Cielos. Todo lo que quería, lo conseguía; todo lo que quería hacer, lo lograba; quería ascender y convertirse en un dios, así que, a la edad de diecisiete años, realmente ascendió y se volvió un dios.
Siempre había seguido la voluntad del pueblo, y el rey y la reina amaban a su hijo y lo extrañaban profundamente. Por ello, el rey ordenó que grandes templos y santuarios fueran construidos por todo el país, y que se erigieran y adoraran estatuas del Príncipe Heredero. Cuantos más creyentes hubiera, más templos habría y, por lo tanto, más larga sería su vida y más fuertes sus poderes espirituales. Así, en unos pocos años, el Palacio Xian Le del Príncipe Heredero se volvió incomparablemente glorioso y, por un tiempo, su prosperidad y esplendor alcanzaron la cima.
...Hasta que, tres años después, Xian Le cayó en el caos.
-
La causa del caos fue la tiranía, y los rebeldes se alzaron en rebeldía. Sin embargo, mientras que las llamas de la guerra se encendían en todo el mundo mortal, las deidades del reino celestial no podían intervenir fácilmente. A menos que fueran fantasmas, monstruos y demonios pasando los límites... de otro modo, lo que sería, sería.
Imagínense: los conflictos estaban por todas partes en el reino mortal y todos creían que tenían la razón. Entonces, si alguien pusiera pie, apoyarías tu antiguo reino hoy, otro vengaría a sus descendientes mañana. Por lo tanto, ¿no habría dioses que querrían luchar entre sí todo el tiempo y caerían en una vida de desgracia?
Una situación como esta significaba para el Príncipe Heredero que debía mantener las distancias. Pero, a él no le importaba en absoluto.
Le dijo al Emperador Celestial:
—Yo salvaré al mundo.
El Emperador Celestial estaba en posesión de mil años de poder divino, pero ni siquiera él se atrevía a poner esas palabras en sus labios. Cuando escuchó esto, era fácil imaginar cómo se sentía, pero no pudo hacer nada con el Príncipe Heredero.
Así que dijo:
—No puedes salvarlos a todos.
—Puedo —declaró el Príncipe Heredero.
Por lo tanto, descendió al reino mortal sin mirar atrás.
Naturalmente, la gente de Xian Le se regocijó. Sin embargo, desde la antigüedad ha habido una verdad de la que siempre se ha hablado en el mundo humano: cuando los dioses descendían al reino mortal sin permiso, nunca terminaba bien.
De esta manera, las llamas de la guerra no solo no se extinguieron, sino que ardieron con más fuerza.
No era que el Príncipe Heredero no hubiera trabajado duro, pero habría sido mejor que no lo hubiera intentado en absoluto. Cuanto más trabajaba, más desastrosa se volvía la guerra; el pueblo de Xian Le fue devastado y aplastado, el número de heridos y bajas fue severo y, al final, una plaga arrasó con toda la ciudad imperial, el ejército rebelde irrumpió en el palacio y así, terminó la guerra.
Si se decía que originalmente Xian Le colgaba de un hilo, entonces el Príncipe Heredero llegó y lo cortó directamente.
-
Después de la caída del reino, la gente finalmente se dio cuenta de una cosa: el Príncipe Heredero al que adoraban como un dios nunca fue tan perfecto o fuerte como se imaginaban.
Más duramente, ¡¿no era solo una basura inútil que no podía hacer nada bien?!
Sin ningún lugar para desahogar la angustia y el dolor de perder sus hogares y familias, la gente maltratada entró furiosamente en los Palacios del Príncipe Heredero, derribó sus estatuas divinas y quemó sus templos divinos.
Ocho mil templos ardieron durante siete días y siete noches, y ardieron hasta que ya no quedó nada. A partir de ese momento, el dios marcial que protegía la paz y la seguridad se desvaneció, y un Dios de la Desgracia que traía desastres nació.
Cuando la gente te dice dios, entonces eres un dios. Si te dicen mierda, entonces eres mierda. Eres lo que dicen que eres. Siempre ha sido así.
-
El Príncipe Heredero no podía aceptar esta realidad sin importar qué, y lo que menos pudo aceptar fue el castigo al que fue sentenciado: Destierro.
Sus poderes espirituales fueron sellados, y su persona fue derribada de vuelta al reino mortal.
Él creció siendo interminablemente mimado y consentido, nunca antes había probado el sufrimiento del mundo humano, mas este castigo lo arrojó de las nubes hacia el lodo. Y en este lodo, por primera vez, comprendió el sabor del hambre, la pobreza y de la inmundicia. Esta también fue la primera vez que hizo cosas que nunca pensó que haría por su propia voluntad: robar, atracar, maldecir en voz alta, y renunciar a sí mismo. Había perdido toda dignidad, sin que le quedara un poco de autoestima, tan desaliñado como podía estar. Incluso su más leal sirviente no pudo aceptar este cambio en él y decidió irse.
"Cuerpo en el abismo, corazón en el paraíso". Esta frase estuvo grabada en monumentos de piedra y placas por todos lados en Xian Le. Si no fuese por la guerra que quemó casi todo el reino hasta las cenizas, si el Príncipe Heredero fuera a ver los restos de estas palabras, probablemente sería el primero en apresurarse a destruir lo que quedó.
La persona que había dicho esas palabras ha comprobado personalmente que, cuando el cuerpo estaba en el abismo, el corazón no podía estar en el paraíso.
-
Él ascendió a los cielos rápido, pero cayó en desgracia incluso más rápido. Esa impresionante mirada sobre la Gran Avenida Marcial, el haber encontrado al mal en el Puente Yinian; era como si solo hubiera sido ayer. Sin embargo, después de que el reino celestial cuchicheara por un tiempo, lo que pasó, pasó.
Hasta que, después de muchos años, un día, un gran retumbo tronó desde el cielo. Esta alteza real ascendió por segunda vez.
A través de la historia, los oficiales celestiales que fueron desterrados o nunca se recobrar, o terminaron en el reino fantasma. No hay tantos que hubieran sido capaces de dar vuelta la página después de ser desterrados. La segunda ascensión fue totalmente magnífica y espectacular.
Lo más espectacular fue que, después de que ascendiera, embistió todo el camino hasta el reino celestial y cargó en toda su furia. Así, solo había ascendido por un tiempo de incienso antes de que ser derribado nuevamente.
Un tiempo de incienso. Esta podría ser considerada la más rápida y más breve ascensión en la historia.
Si su primera ascensión podía ser considerada un cuento hermoso, entonces la segunda ascensión era una farsa.
-
Habiendo sido desterrado dos veces, el reino celestial observó a este Príncipe Heredero con pleno desprecio. Y, en este desprecio, también había cautela. Después de todo, ya era amenazador e irritable luego de su primer destierro; ahora que había sido desterrado por segunda vez, ¿no se volvería loco y se vengaría contra el mundo?
Sin embargo, quién diría que, después de ser desterrado esta vez, no se volvió loco y se estuvo adaptando a la vida de destierro honradamente. No hubo problemas en absoluto, el único era que... ¿quizás se estaba tomando las cosas un poco muy seriamente?
A veces se presentaría al final de la calle, tocando expertamente cualquier instrumento y cantando alguna canción, e incluso destrozar rocas contra su pecho no era difícil para él. Aunque siempre se dijo que esta alteza real podía cantar y bailar y era un maestro de muchos talentos, increíblemente, todos sus talentos estaban siendo presenciadas de tal manera, realmente haciendo que uno se sintiera complicado. Algunas veces, recolectaría basura diligente y humildemente.
Todas las deidades estaban conmocionadas hasta la médula.
Inconcebible, que las cosas pudieran llegar a este punto; el punto es que ahora, si alguien fuera a decir "el hijo al que diste a luz es el Príncipe Heredero de Xian Le", sería un insulto más malicioso que "espero que mueras sin hijos".
Él alguna vez fue el noble y cortés Príncipe Heredero, un oficial celestial que hizo parte de los rangos divinos. Pero para haberlo estropeado hasta este punto, realmente no había nadie más. Y así, esta fue la historia del hombre que era conocido como el hazmerreír de los tres reinos.
Después de reír, aquellos que eran más sentimentales también podrían suspirar. Ese querido por los cielos, quien alguna vez estuvo a tal altura, había real y completamente desaparecido.
Estatuas divinas colapsadas, su reino nativo destruido, no quedó un solo creyente. Gradualmente, fue olvidado por el mundo. Por ello, nadie supo adónde fue después.
Otros tantos años pasaron. De repente, un día, hubo otro gran retumbo en el cielo. El Cielo cayó y la tierra se agrietó, el suelo tembló y las montañas se sacudieron.
Las linternas de luz eterna se estremecieron, las luces de fuego danzaron con furia, y todos los oficiales celestiales se despertaron de una sacudida dentro de sus propios palacios dorados, cada uno de ellos corriendo fuera para preguntarse entre sí:
¿Qué nuevo dignitario ascendió? ¡Tal grandiosa entrada!
No obstante, quién diría que solo exclamarían maravillados el primer segundo pues, al siguiente segundo, todos los dioses y budas del Cielo se quedaron estupefactos.
¡¿Todavía no acabaste?!
Ese infame bicho raro, el hazmerreír de los tres reinos, la legendaria alteza real el Príncipe Heredero, él... él... él... ¡el maldito ascendió de nuevo!------------------------------------------------------------------------------
Notas:
[1] "Mundo/Gente Común"; la palabra usada aquí es "gente del mundo mortal".
[2] El Festival Shangyuan también es conocido como el Festival de las Linternas, marcando el quinceavo y último día del Año Nuevo Lunar. Es un día de adoración y celebración a los Cielos celestiales.
[3] "Guoshi" puede ser traducido como "Preceptor Imperial/Estatal". Es una posición gubernamental de alto rango que también tiene responsabilidades religiosas significativas. Los Guoshis sirven como jefes de estado religiosos bajo el Emperador, y son tutores, capellanes y confidentes del Emperador y sus herederos directos.
[4] [—念] significa "Un Pensamiento" o "Pensamiento Efímero". También es la primera mitad del modismo "malas decisiones tomadas en un momento de debilidad".
[5] Antes de que un Cultivador Taoísta pueda ascender, debe hacer la prueba de la Calamidad Celestial para poder pasar a los Cielos. Normalmente es una feroz tormenta llena de perforantes relámpagos.
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Heaven Official’s Blessing (Español)
Índice
Libro 1: Lluvia Carmesí que Busca una Flor
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
-
Capítulo 30 (Continuando desde el donghua)
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Último capítulo subido el 24/01/2021
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Traducción del Inglés al Español
Créditos de la Traducción al Inglés:
★suika
★ryuu (Cap. 36-39, 72-73, 119, 127, 190), ★divi (editor), ★pengie (editor), ★jasmine (editor)
★stina (editor casual retirado), ★jiphee (editor casual retirado), ★natalie (editor casual retirado)
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