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Sociologias del Sur [segunda parte]
Al pensamiento único se le opone el pensamiento mestizo para salir de las falsas dicotomías. Hoy en día, en contexto de pandemia, es fundamental que los Estados trabajen con objetivos en los que predomine el Pensamiento Nacional y políticas de inclusión, especialmente las de inclusión digital, ya que existe una brecha muy grande a nivel poblacional. Por otro lado, pensar desde el sur y con el legado de las cátedras nacionales es luchar por una soberanía nacional. Es una forma de recuperar las coordenadas internas para mitigar y hacer frente al daño provocado por la colonialidad del poder y el contexto internacional de políticas neoliberales. La resistencia es con la cultura y con la producción de saberes que no nos nieguen. Dussel advierte en la entrevista sobre el desastre ecológico al que asistimos, la contaminación de los suelos, los mares, aire y demás recursos indispensables para la vida provocado por la lógica racional de la modernidad, que antepone la ganancia económica, el mérito, la capacidad y el capital financiero a cualquier otro tipo de fin. Wainsztok nos dice “nada de lo humano me es ajeno” y aunque comparto esa idea, creo necesario ahondar en aquello que entendemos por lo ajeno, lo otro. Dar soluciones satisfactorias en este contexto tiene que venir asociado a políticas de los Estados que aboguen por el Buen Vivir, que desborde el sistema político con la democratización de los procesos económicos, educación y hábitat. En ese sentido, tiene que ser un sistema que desborde los límites de lo humano. El ecocidio al que asistimos, lleva en su ADN la idea de superioridad humana por sobre el ambiente y con ella su deseo de dominarla.
Si el COVID es como relata Dussel el punto de inflexión que marca el inicio de una nueva etapa, la Transmodernidad, en la que se reacomoda la geopolítica actual, puede ser también un momento bisagra para reflexionar y constituir un Estado propio, un Estado mestizo.
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Sociologias del sur [primera parte]
Enrique Dussel, filósofo del sur, plantea en la entrevista para Telesur, que la modernidad logra constituirse como tal gracias a la explotación económica y política por parte de los países centrales a los periféricos, imponiendo a escala mundial un tipo de organización económica capitalista. En la misma línea, pero con el juego contrario, se encuentra el texto “Sociologías del Sur” (Wiainsztok, 2019), ya que reflexiona sobre la forma de producir saberes, entendidos como inmersos dentro de esa organización económica mundial y por lo tanto, poseedor de rasgos coloniales. A su vez, en el texto se aboga por una Sociología del Sur, que no es otra cosa que una Sociología emancipatoria, reflexiva situada. Foucault nos dice que el poder crea saberes. Encuentro entonces en la propuesta de Wiansztok una resistencia al poder y la hegemonía. Una resistencia para no abandonar el campo. Re-sistencia como forma de ex-sistencia, como forma de Ser en el mundo. Las resistencias se emprenden en diversos frentes. Sin embargo, es necesaria la consciencia de qué se está haciendo, la reflexión. Leer es pensar. Leer en resistencia es una pauta para actuar. Escribir en resistencia es una producción desde la experiencia, desde el cuerpo. No puedo dejar de relacionarlo con una frase de Audre Lorde “Los padres blancos nos dijeron: “pienso, luego existo”. La madre negra que todas llevamos dentro, la poeta, nos susurra en sueños: “Siento, luego puedo ser libre”. En los años '60 suceden una serie de fenómenos a nivel internacional como la Revolución Cubana, el Mayo francés y la teoría de la Dependencia; sumado al clima convulsivo y represivo por parte del régimen dictatorial argentino, se produce una fuerte politización de sectores universitarios que se alían, en muchos casos, con las luchas obreras. Surgen las Cátedras Nacionales(CN) en varias facultades de la UBA. Éstas son la intersección entre la epistemología y la política. La educación al servicio de la transformación social. Siguiendo el texto de Carla, las CN son un ejemplo de creación a partir de experiencias y miradas críticas de la realidad social, se abandona el binarismo pensar-existir. Se constituyen como un Pensamiento Nacional-situado, que veía en las teorías eurocentradas una incapacidad para dar cuenta de las problemáticas latinoamericanas. Apostaron por recuperar las tradiciones y corrientes autóctonas y populares a la vez que dieron cuenta de los silencios y los efectos de la colonialidad del régimen capitalista en los grupos más oprimidos. Sus principales influencias fueron, autores como el Franz Fanon, Jauretche, el marxismo y el cristianismo, lo cual también se transformó en una interpretación revolucionaria de dichas doctrinas, ya que constituyeron una resistencia a la dictadura cívico-eclesiasitco-militar. Puede pensarse a las CN como mestizas ya que se antepone la mirada del pueblo, la masa, el indio.
#Sociologia#Sur#Descolonial#Pensamiento situado#Intersección#Vegan#Antiespecismo#Colonialismo#Europa#AmericaLatina#Capitalismo#Covid-19#Virus
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Salir del agujero interior
Estoy escapando, salgo por la puerta de atrás de madrugada para no ser vista. Pedí asilo político lo más lejos posible de vos.
Renuncio. ¿Cuál es la diferencia entre arrastrarse y luchar? te dejé ocupar cada lugar, cada parte de mi sombra, de mis libros, de las frases que se dicen sin pensar. No puedo decir gente como uno, gente común sin usurpar tu voz.
Asilo amoroso. Refugio mi corazón, lo fragmento y escondo. Pienso respuestas, pienso argumentos, pienso, pienso, pienso. ¿Cuándo fue la última vez que moví mis pies? pienso que tengo los pies fríos y el cuerpo destrozado, una gangrena avanza desde la herida que no quise curar. Cierro los ojos. Me niego a enfrentarme. Aparecen murmullos. Quiero apagarme, drogas para dormir, drogas para no pensar. Entre la neurosis y la esquizofrenia se sitúa el recuerdo de tus frases célebres. Qué ocurrente! Cómo duele tu brillantez.
Perdón, quise protegerme. Mi retirada fue ofensiva pero ahora sé: no se escapa del mundo. Internalice a una madre sobreprotectora y ahora estoy chocando contra paredes de gelatina.
Yo también quiero salir del agujero interior, Federico.
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Un cuchillo duerme entre almohadones
Ariadna mueve el cuello y alcanza a mirar el reloj de la cocina. La aguja más corta está en el tres y la otra en el seis. Vuelve a su posición de estatua viviente, después de un tiempo las piernas no le aguantan más y se apoya en el marco de la puerta del cuarto de su mamá. Avanzan las luces del foco de la calle por la ventana y su sombra parece la de un cuervo inquisidor. Tiene puesto su pijama de conejos amarillos, una linterna en una mano y en la otra una navaja que le robó a su abuelo una tarde que se quedó dormido después de almorzar.
Casi en un pestañear las agujas cambian de lugar, ahora la más larga está en el tres y la otra en el cinco. Desde la ventana se ve el cielo batirse entre azules, naranjas y violetas que se desgarran entre suaves rayos de sol. Ariadna sabe que es demasiado tarde, se levanta erguida, dispuesta a volar. Devuelve la navaja al cajón de los cubiertos y se devuelve a su cama.
Hacía meses que repetía cada noche el mismo ritual. Besar a su madre - lavarse los dientes- esperar que su madre se fuera a dormir - bajar las escaleras - buscar la navaja - intentar matar a su madre. Hacía meses que su cara había cambiado de primavera a invierno. Le aparecieron unas bolsas debajo de los ojos como nubes espesas que nunca terminaban de agotar la lluvia. Su maestra había llamado varias veces a su mamá porque la notaba extraña. ¿Rara? Ariadna no tiene nada, es una nena completamente normal!
Su mamá la esperaba con el almuerzo cuando volvía de la escuela. Le preguntaba por su día, por sus compañeritas, por la fila en el kiosco durante el recreo, por la preceptora que estaba de licencia y la directora que parecía que estaba embarazada. A veces Ariadna no terminaba de responder que su mamá ya había cambiado de tema y ella podía ver el hilo que sostenía sus palabras deshacerse. Entonces comenzaba a inventar historias para su mamá, sobre que vio a alguna chica revisar la cartera de la maestra o que parecía que la preceptora se iba a vivir a otra provincia. Otras veces Ariadna estaba tan cansada por su noche en vela que solo respondía monosílabos que ponían a su mamá de un intenso mal humor.
El cuarto de Ariadna estaba lleno de modificaciones que la mamá hacía sin preguntarle, cambiaba los muebles de lugar o compraba cortinas nuevas. Ese mediodía ella se dio cuenta que faltaban algunos peluches que estaban siempre en su cama. Si, los lleve a la capilla para donar.
Las lágrimas caían por su cara traslúcida. Contuvo un grito que podía haber asesinado a cualquier manifestación de vida cercana. Tragó el grito. Se secó las lágrimas y decidió que esa noche iba a asesinar a su mamá.
Después de cenar besó a su mamá - se lavó los dientes- esperó que su mamá estuviera dormida - bajó las escaleras - agarró el cuchillo - entró a la habitación. Alumbrada por el foco de luz de la calle veía a su mamá dormir con la boca abierta, un hilo como una telaraña caía de su boca a la almohada. Ariadna pasó el cuchillo por las sabanas, el filo acariciaba las piernas de su mamá, la miró un instante. Escondió el cuchillo debajo de la cama y se acostó a dormir con ella.
#terror#cuento#madres#Literatura latinoamericana#lietrature#literatura#Mujeresyliteratura#niñeces#Suspenso
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Fuego, tenés?
En el momento exacto del chispazo que hizo arder la seda del tabaco inhale para no dejarlo apagar
como en un circuito eléctrico, el humo recorre y alerta a cada uno de los estadios previos hasta llegar a los pulmones que le devuelven una tos anémica en reverencia.
Automáticamente aprisione el encendedor en el bolsillo delantero de mi jean. y exactamente en ese instante alguien estaba más cerca de lo que percibí me preguntó “-¿fuego tenes?” palpé el minúsculo escondite pero no debo haberlo detectado porque mis sentidos alertaron a mis manos y éstas comenzaron a palpar más rápido y aún más intensamente. Me puse de pie para poder realizar la inspección con mayor profundidad. Por fin mis dedos parecieron recobrar su memoria al acariciar la ruedita metálica de mi proveedor de gas inflamable líquido. me parece que la secuencia recreó un estado intenso de histeria porque cuando levanté la vista diciendo “-como no, todo tuyo” la muchacha ya se había ido..
#Microrrelatos#poesia#Narrativa#felisbertohernandez#Historia#Suspenso#Literatura#Latinoamericana#Argentina#Mujeresyliteratura#Feminismo
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Las compañías /segunda parte/
A Julia la visito todos los miércoles después de cursar. Cenamos y me quedo a dormir. Tiene los ojos más oscuros que vi, aumentan su capacidad de hacerme sentir extraña y familiar a la vez.
Las circunstancias en las que nos volvimos cercanas son trágicas, quizás podría parafrasear a Borges, diciendo que, no nos unió la afinidad, sino el profundo vacío que deja la muerte de alguien que amamos.
Lucrecia, mi abuela, fue una gran compañera de vida de Julia. Uso esas palabras porque son las que ellas usaban para nombrarse cada vez que les pedía que me cuenten cómo se conocieron. Cuando empecé a visitar a Julia, yo solo sabía que habían estudiado juntas, que más tarde mi abuela, se casaría y formaría una familia. Distinto fue el recorrido de Julia. Nunca se casó, ni tuvo hijos. Por eso, cuando mi abuelo falleció, ella le propuso a la abuela que vivieran juntas, para transitar los últimos tramos de la vida acompañadas.
Y así fue, Lucrecia aceptó, y vivieron años cálidos. Pero inevitable es el tiempo, su recorrido, aunque circular, finito, por lo menos para nosotras, mortales. Mi abuela falleció como dicen, de muerte natural, como si hubiera otro tipo de muerte, el 23 de junio del año pasado. En exactamente un mes se cumplirá un año de su muerte.
Creo que no había entendido nunca lo que significa la muerte de lxs otrxs amados hasta que vi a Julia sentada en la cama, muy cerca de mi abuela, agarrandole la mano, protegiendole la mano ahora sé . En mi cabeza se repite la escena con tanta nitidez que ahora creo que teníamos un guión estudiado. Uno de esos guiones cliché, cargados de frases armadas y sarcasmos calcinantemente incómodos.
No supimos darnos lo que después sería el motor de nuestra continuidad: una mirada que abrazara nuestro dolor. Una mirada sin consuelo, careciendo de las palabras justas. Un sinconsuelo invitando a llorar las penas del mundo. Ahora entiendo lo importante de los ritos, de los velorios que duran tres días. Ahora entiendo que llorar sin querer una solución es tan necesario y vital como todas nuestras otras necesidades.
#literatura#Literatura latinoamericana#relatos#escritos#prosa#cronica#cronic#prosapoetica#duelo#muerte#fellings
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CORROMPIDA POR UN BILLETE
Lo sentí en esa fracción de segundo. Las manos del pibe y la mía eran extremos de un río unidas por un billete puente. Vi algo en sus ojos, en el bollito avergonzado que era ese papel moneda y en cómo él se evaporó apenas le di el vuelto: Cincuenta pesos marchitos y gastados, a cambio de tarugos del 12 y tornillos de punta fina. En esa fracción de segundo sentí una textura anémica en ese billete.
Clinn, se abrió la caja registradora y entonces fue evidente la diferencia. ¿Cómo lo había dejado pasar? ¿Fue confianza o apatía con el espacio? Ahora la realidad quebraba mi estado de abstracción como un ladrillo que golpea contra una vidriera.
Seguí trabajando. En cada vuelto se encontraban los ojos de lxs próceres y con los míos. Una complicidad tétrica: en cualquier momento iban a delatarme. Cambié el billete por uno mío para que mi jefe no se enterase. Respire, ahora solamente tenía que pensar qué hacer con el impostor.
Terminé mi turno y mientras volvía en bici a casa comprendí que estaba inmersa en una cadena, algo así como una reciprocidad en la traición. Estaba obligada a pasarle el billete a alguien más. Estaba obligada a deshacerme de ese ladrón de identidades para poder ser libre. La situación era una mezcla entre un gualicho y un cubo de hielo que va de boca en boca.
Pasé por la heladería. Compré un kilo de tramontana y mousse de limón. Palpé el billete farsante mientras buscaba en el bolsillo de la mochila la plata. Lo agarré. Mire a la heladera a los ojos. Recordé los ojos del chico que me lo pasó, el manto que los cubría se develaba y asomaba una culpa asfixiante como chocolate suizo.
Le di el billete camuflado entre otros a la chica. Ni siquiera los miró. La culpa saltó a mis ojos y empezaba a succionarlos. Me ofreció alcohol en gel mientras ponía cucharitas de colores en la bolsa del helado. Mis ojos se deshidrataban. Busqué mi tarjeta y le dije que mejor pagaba con débito. El billete volvía de nuevo a mí.
Ya en casa, puse la pava y le conté a mi hermana Laura mi dilema ético. Mostrame el billete, dijo. Lo inspeccionó un rato largo a la luz. Chupó un mate, me miró a los ojos. Empezó a reírse y finalmente sentenció: boluda, este billete no es falso.
#relato#cuentos#cuento corto#fake#engaño#maldición#dilema#billetes#money#Literatura latinoamericana#literatura#Escritura
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Rompecabezas
Noches sin dormir, estábamos obsesionadas con ese rompecabezas. El dibujo ya tenía forma, pero faltaba una pieza. Ariadna la encontró. Estaba debajo del colchón donde dormía nuestra gata. Se puso de cuclillas para sacarla. Yo la miraba. Ella forcejeaba torpemente mientras Mandi dormía. Sacudió el colchón y Mandi abrió los ojos. Empezó a arañar y saltar, tratando de escapar, saltó sobre el rompecabezas. Ariadna y yo nos miramos. Ambas corrimos para agarrarla. Nos chocamos las cabezas. Caímos sobre el rompecabezas.
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LA TORRE TRASH - HP LOVECRAFT ft me
Desde mi habitación puedo ver la torre. Tras su aparente quietud, las paredes conducen a un espiral que en su centro invoca un aquelarre de criaturas extravagantes. El eco del mismo lugar que la humanidad resguarda en la penumbra bajo diferentes disfraces dibuja siluetas monstruosas, con garras sedientas de acariciar con su filo la nuca de algún desamparado.
La esencia de los cimientos de construcciones tan antiguas como la palestra y pirámides. Allí se suceden acontecimientos -incluso próximos a lo cotidiano- que atraen seres de otros mundos, invisibles para sanos mortales. Se reúnen y desde ahí, quién sabrá los tormentos que planean. Como en un terremoto, se sienten vibraciones que llegan desde la torre y algunas risas macabras rasgan el silencio de la noche. Cada sábado el mismo imperturbable sonido que solo se disipa con la llegada del amanecer. Yo los he visto fugarse como sombras ásperas una vez que el sol traspasa los cristales.
Fue fumadero de opio, escondite de vagabundos. Acaso alguno de sus visitantes haya dejado el alma allí preso del puñal de un malevo que intercambio promesas por un instante de afecto. Vuelven a medias, algo dejan en ese espiral del infierno. Pero fue cuando llegó aquella artista pálida, de ojos transparentes, María Krum, que su esencia brotó al fin.
Recuerdo que apenas salía para hacer visitas a la universidad. Fue en su biblioteca donde hojeó las páginas del prohibido Necronomicón. No le alcanzó con leer, tuvo que recitar el hechizo. Y entonces brotaron de las paredes, descendieron de las escaleras esas criaturas insaciables, con labios gruesos y glitter en los párpados. Una bola de espejos descendió desde la cúpula y la oscuridad fue seducida por los destellos. “Fiesta en el infierno, Celebran la degradación de otro corazón” se escuchaba de fondo, mientras las bizarras almas bailaban y la pista latía con cada pisada.
Los vecinos escuchan cada sábado gritos agónicos. La superstición barrial no distingue entre la muerte y la consumición.
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MANIFIESTO CONTRA LA PRODUCTIVIDAD
muchxs resaltaron que les gusta sentirse ocupadxs, tener distintas actividades durante el día ¿QUÉ ES LA PRODUCTIVIDAD?
Si pretendemos vencer, entonces, es de vital importancia conocer y estudiar a nuestros oponentes. Es así que desde el OCLP (observatorio contra la productividad) hemos investigado y recolectado una gran cantidad de información sobre la productividad a partir de entrevistas a amigues y (des)conocides, usando como marco teórico Wikipedia. Concluimos, de forma tentativa, que la productividad es:
“un concepto afín a la Economía que se refiere a la relación entre la cantidad de productos obtenida mediante un sistema productivo y los recursos empleados en su producción. En este sentido, la productividad es un indicador de la eficiencia”
Nuestrxs allegadxs manifestaron también algunas opiniones que nos quedaron resonando y no podíamos dejar de nombrar:
asociaron productividad con esfuerzo físico
muchxs resaltaron que les gusta sentirse ocupadxs, tener distintas actividades durante el día
manifestaron sentir culpa cuando no son productivxs, volviendo al punto 2 (dos) es decir, cuándo no tienen diversas actividades durante el día.
la más llamativa fue aquella que destacó que el “tiempo libre”, el “ocio recreativo”, etcétera, era asumido en su cotidianidad como un esfuerzo físico, y por ende, inmerso dentro de una cadena productiva. “Me siento obligada a hacer determinadas actividades sociales” destacó.
De esto podemos obtener algunas conclusiones:
Contrario a la definición económica de productividad, que se asocia a economizar el tiempo y el esfuerzo, la gente suele creerse más productiva mientras más cosas haga durante el día.
Esa primera idea nos lleva a pensar que, el sentido común dentro de este sistema nos incita constantemente a la autoexplotación, a través de mecanismos mencionados por lxs entrevistadxs como por ejemplo la culpa.
Ahora bien, para Wikipedia IMPRODUCTIVO es algo: “Que no es útil ni provechoso”. Ejemplificamos con tres situaciones:
Dormir la siesta
Mirar Intrusos toda la tarde y disfrutarlo
Escuchar de forma reiterada y consecutiva la misma canción en vez de descubrir otra música
Sin embargo, desde nuestro observatorio consideramos que la improductividad, dentro de este sistema que explota todo lo que hay a su paso, es una respuesta política. No solo eso, estamos seguras que es una acción o inacción con una alta potencialidad, capaz de poner al sistema social, político y económico en el que vivimos en jaque.
En este sentido es fundamental no sólo apelar a la capacidad improductiva de la población para poder cambiar el status quo, es también necesario apreciar la belleza estética de cada uno de nuestros actos cotidianos improductivos, es por eso que nos proponemos reivinidarlos, atesorarlos y darles por fín el lugar privilegiado que se merecen en nuestra vida diaria, para poder por fín disfrutarlos sin culpa.
Leer el horóscopo, leer el horóscopo del año pasadon
Acariciar un gato en la calle aunque llegues tarde
Escaparse de la cursada para ir a parque lezama a tomar solcito
Mentir para no ir a trabajar y quedarse desayunando con amigus.
Colgar una tarde viendo la rosa de Guadalupe en vez de arreglar tu CV
Ir drogada a tomar mates con tu mamá y que te parezca el mejor monologo del mundo
Ponerse borracha un miércoles y elaborar teorías conspirativas
Robar un Jumbo
Cuidar a un pájaro que se cayó de su nido una madrugada de tormenta
Escuchar, verdaderamente escuchar, las historias de una anciana desconocida AMPLIAR
fumar faso, fumar faso en el baño de tu laburo, fumar faso con esa persona que ni te conoce pero te pide igual
Quedarse esperando que el semáforo se ponga en rojo sólo para poder seguir esperando
Soñar
Hacer silencio
Encariñarte con una planta
No tener ganas
No querer
Decir no, gritar no
Seguir una onda que ya no está de onda
Tener un diario íntimo
Despertarse para mirar la hora y seguir durmiendo
Tener un ídolo, duelar a tu ídolo
No coincidir
Tener un ataque de pánico
Ser una cucaracha
Ser un foco de luz roto
Ser un reloj descalibrado
Ser un tren con demora
Ser un día feriado
Ser un muerto
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Las compañías [primera parte]
Julia estaba sentada en el borde de la cama, los pies descalzos, rozaban el piso. Vestía un camisón blanco con mangas de encaje, excesivamente amplias dispuestas para esconder la carne floja de los brazos.
Como siempre desde que la conozco, agarró el cenicero que guarda en el cajón de la mesita de luz y caminó hasta el baño. La seguí, no es que quiera observar sus movimientos de tan cerca, pero ella me necesita.
Seguía descalza, parada de frente al espejo. Con la mano derecha sostenía el cenicero, con la otra fumaba. Cada vez que veo a alguien fumar pienso en Julia. Estoy segura, practica frente al espejo cada movimiento. El dedo índice y el mayor, que parecen ser más largos que en el resto de la gente, balanceaban el cigarrillo con la gracia de una equilibrista. Abre mínimamente la boca, como si besara la frente de un niño con fiebre, dulce. Larga humo intenso, denso, invade el ambiente.
Yo estaba apoyada en el marco de la puerta, me miraba con el rabillo del ojo, pidió fósforos. Dejó el cenicero apoyado sobre la tapa del inodoro y comenzó a cepillarse el pelo, cada acción parecía automática, sus ojos rebotaban, a través del espejo, en sus ojos. De la cabeza le cuelga una nubecita de pelo gris plata, casi no tiene cejas lo que le da a su cara una impresión algo ausente. Escondidos debajo de unos gruesos párpados están sus ojos, te juro, las pupilas brillan como rayos de sol cruzando una persiana.
Con la misma serenidad con que se peinaba, abrió la canilla de la ducha. Pregunté si necesitaba ayuda, sólo me miró. Para ella el silencio y la negación eran cosas parecidas. Ya otras veces me había hablado sobre cuánto disfrutaba el ruido a lluvia estrellándose contra las cerámicas, cómo el vapor que se iba formando, primero imperceptible y más tarde haciéndose niebla, la relajaba.
Se sacó el camisón, cada movimiento, cada acción roboticamente plasmada, no la apartaba del espejo. Al verle las piernas pensé en esa vez que habló sobre lo sensual que le parecía el contraste de las varices con el tono de su piel.
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El afecto no es algo que merezcamos
No puedo con la gente, no puedo con sus sentimientos, con la idea de que me amen. Preferiría no gustarte, es demasiada presión, demasiada tensión. Enseguida siento que todo se va a destruir. Las relaciones, el cuerpo, los besos, la distancia clausurada. Toda la intimidad se vacía como un shock de vodka. Te deja la misma sensación de quemarte por dentro, de sentirte estupidx por jugar ese juego que solamente te deshidrata las neuronas. No puedo soportar que alguien más desaparezca. Mi cuerpo no tolera otra resaca de amor. No quiero gustarte. Quiero que todo siga exactamente como está.
No merezco tu amor, pero resulta que no creo en la meritocracia. Sería un mundo ideal ese dónde nos afectásemos sólo con aquellos que se afectan con nosotrxs. Nadie sufriría, no existiría el dolor de los cuerpos rechazados, de los corazones devorados por corazones caníbales. Pero no es así, me queda desear con toda intensidad que en alguna realidad alternativa a la nuestra, solo exista el goce infinito.
Cada tanto me pregunto sobre el dolor. Alguna vez escuché decir que nos ayuda a crecer. También dicen que tiene una función muy importante: nos hace valorar la alegría. Creo que es una frase de autoayuda, digna de Claudio María Dominguez o de mi profesora de catecismo. Yo fui herida, lastimada, rechazada, intenté desterrar a alguien de mis sentimientos. Me di latigazos mentales por no poder hacerlo. Por no querer hacerlo. No creo que sea una postura cristiana de “poner la otra mejilla”, no hablo de misericordia. Creo que no elegimos cuáles son las personas que nos gustan, como no elegimos la música, ni absolutamente nada en un contexto aislado.
Todo lo que existe en la tierra, todo lo que respira y muestra signos de vida necesita amor, contención y cuidado. No puedo basarme en merecimientos para hablar de algo tan elemental como brindar afecto. Quizás alguna vez alguien pensó que yo no era digna de amor. Muchas veces las personas y animales fueron privadas de afecto, por raza, por género, por ser criados para consumo.
Sbarra escribe en su carta al editor: El tropel de curiosos gritaba: “¡está loco! ¡está loco!”. Alcides, cuando pudo hablar, murmuró apenas: “No, no estoy loco, estoy solo”. Sbarra es mi escritor favorito porque por sobre todo sabe capturar lo que significa ser marginalizado. Es ante todo que te nieguen amor, que te nieguen escucha. Es saber que no sos invisible pero que el mundo finja demencia, que se haga un complot en tu contra y de repente todos hagan de cuenta que lo sos, que no existis. Me parece una de las mayores crueldades que existe. Y entonces te disciplinan, como una madre que te muestra afecto cuando traes buenas notas, el mundo te dice que sos validx si te comportas de determinada forma. ¿Queremos ser validadxs? ¿Queremos refundar el mundo?
Creo finalmente que unx no es responsable de lo que despierta en las otras personas. Así como el afecto no es algo que se merezca, no es algo que se pueda producir de la nada. No le debemos amor a nadie a priori. No podemos cargar sobre nuestra espalda la angustia de la no reciprocidad. Podemos evitar dañar conscientemente a alguien, podemos tratar de generar una ética del cuidado y de la relaciones -de todas las formas de relacionarnos- podemos problematizar lo que sentimos y la forma en que producimos determinados deseos, pero lo que no podemos es forzarnos a querer a alguien.
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La perdida de sentido
Estoy haciendo un trabajo para la facultad.
Un trabajo que odio, que no entiendo, que no disfruto. Estoy forzándome, estoy mezclando café con marihuana para equilibrar las dosis.
Me consuelo, me digo que este es mi último cuatrimestre y después me recibo.
y después, qué? me respondo.
No quiero comenzar este dialogo
No quiero decir después buscar trabajo querida mía
o ser desempleada, susurras
o volcarme a la docencia como el 95% de lxs estudiantes de ciencia sociales sin capital social, grito
Yo siempre quise ser docente de secundaría. Yo siempre quise cambiar el mundo y ahora estoy haciendo un trabajo sobre la deuda externa y las restricciones económicas. y me deprime. Me deprime argentina, sus continuas crisis económicas, su inestabilidad. como a veces parece que avanza tan firme solamente para ser acorralada.
Ahora ni siquiera puedo enfrentarme a estas preguntas.
Argentina es como yo, yo soy como argentina? No me gusto. No quiero tener que decidir entre todas estas falsas opciones. Qué es esto? trabajar para no morir de hambre, o ser expulsada del mundo.
Elegiré morir de hambre, yo no quiero trabajar.
A veces me pienso vagabunda,
caminando las calles
robando libros de los puestos de revistas
la falsa invisibilidad
quiero ser una lumpen, una yonki, quiero ser
Diógenes
quiero que mi única preocupación sea que no me tapen el sol
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El triunfo de la revolución es el triunfo de lxs poetxs
Las palabras se amontonan en la cabeza. La fuente más íntima que tenemos para pensarnos, decirnos algo, es sin embargo, algo que no nos pertenece del todo. Letras juntas, una encadenación de momentos a los que les damos forma. Es que por sobretodo las palabras son como un virus, se transmiten y reproducen en cada cuerpo que ya no puede dejar de comunicarse, ejecutando una palabra, modulando consonantes y vocales, que agarraditas de la mano se atreven a salir.
Cuando era chica mi mamá me contaba de una vecina había dejado de hablar después de un accidente, está traumada, decía mamá. Para mi esa señora ya casi no era humana, algunas veces me preguntaba si igual pensaba, cómo pensas sin palabras? Cómo sentís? Concluía que ya no era humana, estaba en otro plano.
Algo de eso debe haberse sedimentado en mí, y se despertó cuando leí no se puede escribir después de Auschwitz. ¿Alguién se hubiera animado a decir que después de Auschwitz ya no se debería vivir? Quiero decir algo que ya dijo Audre Lorde antes, la poesía no es un lujo, es una necesidad. Y quiero decirle a Adorno que incluso en el horror, hay que escribir. Porque si no tenemos palabras ¿cómo pensamos? Theodor Adorno nos quiere robar la última de nuestras armas, la posibilidad de transformarnos. Y si quizas no es consciente de esto es por que debe creer que las palabras, que lxs poetxs son un decorado o una forma de narrar las cosas que ven. Nada más equivocado, la poesía nos enfrenta con nuestros miedos, y no se trata de ritmo, métrica o sinónimos elegantes. Nunca se trató de eso, se trata de develar las injusticias, de curar a quienes sobreviven al espiralado devenir de horrores. Y entonces pienso en los poemas que se escribieron y se escriben en las cárceles argentinas, ¿les sacamos sus papeles? El periodista más yuta diría ¿sirve de algo escribir en ese contexto? ¿Acaso las salvó a Patricia Machado y a Alicia Burdisso?
Y viene a mi cabeza la vecina muda, qué habría pasado si hubiera tenido las palabras a mano, un libro o una lapicera. Y entonces viene a mi una respuesta nuestro interlocutor. Escribir poesía no te salva, las palabras no son una varita mágica, funcionan más parecido a una estrategia. Siempre hay que tener una estrategia, más aún si perteneces a la parte de la población más precaria, ahi tenes que sacarle el jugo a las pocas herramientas que tenes, y como dije las palabras ayudan a pensar, y la poesía es una gran ingeniera de palabras. Construir un poema como construiriamos nuestra casa, dedicandole nuestro tiempo, para hacerla habitable, para hacerla una parte del mundo que nos proteja de la otra parte del mundo que nos mata. Y una vez lista nuestra casa, nuestro poema, podremos compartirlo con quienes queramos, hacer una fiesta en su honor y que siempre tenga las puertas abiertas, por si aparece alguien a quien le hayan robado sus palabras.
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APORTES PARA UNA CRÍTICA A LA FETICHIZACIÓN DEL DOLOR
A veces en transitar el dolor se descubren cosas increíbles, es verdad. Pero no es éste sentimiento quien las genera.
Existe la idea de que en el dolor es dónde habita la madre de las creaciones. Nuestro cuerpo se vuelve una máquina capaz de producir con dicha materia prima. Es tranquilizante, como la religión, creer en esto. Ok, sufrí, pero mira estas maravillas que brotaron de las lágrimas. No solamente es un premio consuelo, roza la meritocracia. ¿Hay mérito en sufrir? ¿quieren convencer de que ese es el estado vital de la producción artística?
Surfear las olas de la tristeza puede generar una gran adrenalina. Pero hay que tener cuidado, no siempre se puede volver. El miedo, pánico, dolor y la angustia son sentimientos con los que conecte desde la infancia de una forma muy fuerte, casi naturalmente. Esos lazos sencillos, suaves. Una amistad que no había que forzar, podría decir. Cuando algo me ponía triste, una voz me decía que ahora estaba más fuerte. Otro gran engaño, el sufrimiento no siempre se traduce en un aprendizaje.
Duele y duele. Arriba dije que con este sentimiento entablé una amistad. Una amistad sostenida en un pilar principal: la cotidianidad. Cuando se pasa tanto tiempo en un lugar es casi imposible visualizarse en otro. Pero resulta que existen otros sentimientos y llegan y también generan adrenalina, y son dulces y cálidos. Entonces una se pregunta cómo hacer para que deje de doler.
¿Cuánto dura el proceso? Eso es parte del cuerpo, es como las cicatrices que te haces en la piel cuando te quemas, por ejemplo, con un encendedor, prendiendo la ornalla del horno. Vi personas con un poder de regeneración rapidísima, cuestión de semanas. Otras pueden estar toda su vida tratando de curarse, corriendo de fármaco en fármaco para aliviarse.
Es así, acá no hay consuelo. O quizás deberíamos empezar por consolar a nuestro dolor, escucharlo, dejarlo que llore durante horas, días si es necesario. Abrazarlo, dejarlo purgarse. Hay algo de retención en el dolor crónico. El mundo parece querer negar su dolor, invisible, le ponen otros nombres, causas, razones.
Quiero decir, por último, que el dolor nos puede, y de hecho nos va a acompañar en muchos momentos de nuestra vida. No hay que negarlo, pero tampoco creer que es él quien nos válida a la hora de producir. Somos y hacemos en determinadas circunstancias, y somos y hacemos a través y muchas veces a pesar de ellas.
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prologo de una novela inconclusa
La sensación que genera lo desconocido es como cuando no sabes si tenes carga en la sube o no, y no hay forma de saberlo hasta que te enfrentas al colectivero, un juez inflexible. Angustia, miedo, resignación.
Desconocido. Una persona se desconoce en el reflejo de la vidriera de un negocio. No se asimila, no es similar. Desconocido entonces tiene que ver con la diferencia.
¿Siempre hay miedo a la diferencia? ¿Cuánto se tolera?
Los mosaicos de colores nos parecen bellos, pienso: ¿será porque respetan un patrón? Es decir, una secuencia, son predecibles. ¿será que lo que nos aterra no es ni lo desconocido ni lo diferente, sino lo impredecible?
El miedo es una alarma a cada sentido ante una posible situación peligrosa ¿por qué creemos que lo impredecible es peligroso? La pregunta es más profunda ¿por qué desestabiliza que algo pueda llegar a escapar a nuestro control?
¿será que habita una sed dictatorial bajo la piel?
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