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Reblog if I'm allowed to send you in character asks even if iwe have never talked before.

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Put one in my ask box for a text my muse would send to yours

# for a random text @ for a middle of the night text * for a drunk text + for a loving text ÷ for a depressed text = for a scared text & for a curious text $ for a accidental text ¥ for a drugged text

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He cambiado mis musas y les he agregado cosas correspondientes, mas aún no he acabado. Si les interesa, aquí pueden encontrar sus fichas o un resumen de mis musas aquí.

Recuerden que mis memes siempre son validos sin importar lo viejos que sean, so… tienen mi ask abierto.

También, si desean rolear un plot en especial, estoy dispuesta a ser muses dedicados a un simple plot y demás.

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Send "Don't you remember?" for my muse's reaction to waking up in hospital with no memory of your muse, themselves or their life

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工 ❤ ㄚ◯∪! send this to 10 blogs that you love and you will never unfollow ♥ (ღ˘⌣˘ღ)

¡Otro! Asdfsfghgf

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Asfgafcdshvgfdjsfg

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—Soportar todo y no haber hecho nada. —Sheila respondió con una firmeza que quizá nunca había salido de su boca. Sí, era su culpa y ya había pagado las consecuencias. Suerte tenía de haber podido salir con vida de eso. 

La atención y la amabilidad de su vecino picaron la curiosidad de Sheila. ¿Por qué era tan amable con alguien casi desconocida? Eso no era algo normal, ¿o sí? Quizá su poca comunicación con el mundo exterior por miedo a los celos de su ex-pareja la habían limitado. Era como un ser ermitaño que aún temía salir de su caparazón, a pesar de que no hubiese presencia de quien le había infundido ese temor.

Negó ante la segunda pregunta del chico. Si necesitaba algo más o no era algo que ni ella prestaba atención. Suficiente él tendría con tener que ayudar a una vecina con la que muy pocas veces había interferido palabra y ahora, ella se encontraba en casa de él. Pedir más sería como un abuso, o por lo menos así era para la cabeza de Sheila. —Estaré… Estoy bien, gracias. —Para ese momento, la desgastada voz había vuelto y su mente se había concentrado en un nuevo objetivo; lograr levantarse sin desplomarse en el intento. Podía sonar fácil, es decir, hasta un niño de unos tres años lo lograría sin tener que pasar más de un traspié, pero esta situación era un tanto diferente, o más bien, muy diferente. El cuerpo de Sheila acababa de recibir los golpes de su vida y esto lo había dejado magullado y dolorido en gran manera, pero el orgullo de Sheila la obligaba a evitarse la vergüenza de recibir ayuda para subir las escaleras que en ese momento, gracias a las circunstancias, le parecían las escaleras más empinadas que había visto. Tomó aire, aunque le doliesen las costillas, e hizo un intento de apoyarse en sus antebrazos para incorporarse sin problema alguno, y aunque lo logró, el dolor se hizo presente pero sobretodo se intensificó. Y así, entre traspiés y turbulencias, Sheila logró avanzar un par de metros, recargándose en cualquier objeto que la soportara hasta llegar a las escaleras, donde se detuvo para calcular cuánto le costaría subir las grandes y empinadas escaleras. 

I’m In Here | AU

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Qué si tenía una que otra conclusión sobre la chica, sí, pero no pensaba ir tirándolas por ahí como muchos lo hacían con la intención de impresionar, al fin y al cabo, Francis no tenía intención alguna y no presenciaba que apareciera una más adelante. Lo único que permanecía era el mero hecho de la curiosidad, pero… dicen que la curiosidad mató al gato, ¿no? Y aunque este murió sabiendo, Francis no veía desde un punto racional que algo fuese tan interesante, o más bien, que valiese la pena de salir quemado por ello. 

—Quizá. Una conversación se basa en un debate entre dos opiniones, si uno solo comenta, dejaría de ser una conversación. —Joder, la curiosidad estaba arrastrando al gato hacia su lecho de muerte, pero es que la chica no hacía más que recordarle el mundo de cuando él había empezado a vivir por sí mismo, en un barrio donde el más astuto era el que sobrevivía, y por más descabellado que pareciese, lo mismo empezaba a suceder entre los dos; ella sacaba a flote el antiguo comportamiento de Francis, que él había logrado opacar tras la chapa de un niño estudioso. No podía permitirlo, pero no había mucho que pudiese hacer, más que seguir en la batalla, tal vez.

Buscó con la mirada el reloj de pared que colgaba en la dirección para corroborar la hora y, aunque esta fuese cierta, había una discrepancia —No habrá clase de historia hoy, recuerda que el profesor se ha enfermado. —No tenía la certeza de que a ella le caería bien la corrección, pero qué más daba. No había nada de malo en eso, ¿o sí? De hecho, una pequeña sonrisa se había escapado de la boca de Francis, como si él hubiese ganado y aunque fuese patético, era el niño sin infancia que afloraba pocas veces de manera disimulada. 

—¿Debo de opinar algo? —Trató de evadir la pregunta de la rubia con la suya y se maldijo por dentro, había abierto la puerta que daba a indagar dentro de él y ella lo sabía. Si bien había tratado de evadirla durante mucho tiempo, primordialmente por lo que había escuchado y las sospechas que había comenzado a generar, algo de ella le llamaba la atención. No era como los demás seres tontos e irracionales que le rodeaban, no, al contrario, dentro de esa lisa manta de normalidad se encontraba algo o más bien alguien metódico y calculador a la hora de dar un paso, eso irremediablemente llamaba la atención de Francis y aunque deseaba saber qué más había dentro de ella, no estaba dispuesto ni se permitiría entrar en una situación donde los estúpidos e innecesarios sentimientos se vieran vulnerables. 

Frunció el ceño al escuchar a la chica, ¿no ser duro consigo mismo? No lo era, claro que no, simplemente era irremediablemente directo en situaciones que lo envolvieran de tal manera, o por lo menos era así para él. Estuvo a punto de interrumpirla, incluso se le atoraron las palabras en la garganta, pero no pensaba volver a darle a la chica la oportunidad de indagar en él. —Sí, es tedioso que te citen y tener que verte obligado a esperar el tiempo que desee el prefecto. —Sabía que su compañera deseaba dejar el habitáculo, o por lo menos lo suponía. Él ni siquiera se hubiera presentado de ser un par de años atrás, cuando no tenía ni el más mínimo interés por sus estudios, pero ahora las cosas habían cambiado y Francis tenía los ojos fijados en su tan deseada beca. —¿Saldrás? —fijó la mirada sobre la rubia durante unos segundos, en espera por su respuesta. Tenía el interés en saber si era cierto lo que decían sobre ella.

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—Mhn… Supongo que el comportamiento humano me llama bastante la atención, sobretodo si es un estudio desde un punto de vista antropológico. —Sonrió levemente hacia la chica, a pesar de que esta no pudiera verle. Pst, una vez más se le había olvidado, y no es que fuere su intención, pero su memoria no era la mejor. —¿Y tú? No es muy común encontrarse con alguien que estudia antropología forense.

Una pequeña sorpresa surgió dentro de él al momento que escuchó la naturalidad de las palabras de la chica a pesar de estar hablando sobre un tema tan crudo, pero de alguna forma estaba acostumbrado, pues durante sus estudios de antropología se había topado más de una vez con un forense. —Está bien, cualquiera habla abiertamente de sus gustos. Pero, si deseas descansar, no veo problema alguno en dejar de lado los estudios durante unos minutos.

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Negó levemente con la cabeza mas volvió a apoyarla sobre el hombro de la joven que aún lo rodeaba con sus brazos. —Es que no entiendo… yo, yo la vi… Ella estaba ahí, pero, ella está muerta, es decir, he presenciado su muerte, pero estaba ahí… —Sus propias palabras se trababan y el tartamudeo lo acompañaba. Un escalofrío recorrió su espalda al momento que trataba de explicar lo sucedido.

Habían pasado años ya a que había muerto su compañera, él estaba totalmente seguro de ello pues ella había muerto en sus brazos, pero de alguna forma, la acababa de ver y no se podía explicar eso. Quizá había sido simplemente su imaginación, en realidad no sabía, pero el no saber era una tortura. 

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Pese a su insistencia en resistirse al abrazo, terminó aceptándolo. No estaba seguro de que aquello fuese correcto e incluso parte de él aún le pedía resistirse, pero qué más daba aceptar un abrazo que en realidad sí necesitaba. Se dejó rodear por los brazos de la joven al momento que soltaba un pequeño suspiro. A pesar de no estar hablando, sentía que era un desahogo, y aunque no fuese del todo, era bastante tranquilizador. —Gracias… 

Cerró los ojos con suavidad, estrechando ligeramente el abrazo. Estaba ayudándolo, estaba cumpliendo con su deber. La palma de su mano descansaba en la espalda del muchacho, y antes de darse cuenta, había comenzado a moverse lentamente de arriba a abajo, tratando de reconfortar al moreno. “¿Me quieres decir lo que pasó?” Preguntó con cuidado, no quería presionarlo ni nada por el estilo.

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Una débil sonrisa se formó en sus labios; esas palabras la reconfortaban y el alivio comenzaba a ser en su totalidad. Con una mano trató de aferrarse al brazo de Drew mientras que alzaba su rostro para poder dejar un pequeño beso en el mentón de este a modo de agradecimiento. —¿Qué hubiese hecho de no ser por ti? —Al momento de hablar, la voz de Sheila sonó más aliviada y es que en verdad no sabía que hubiese hecho de no haber ido a visitarlo— Gracias, de nuevo.

“I’m sleepy”

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Drew se encontraba terminando unos trabajos asignados de la universidad, hasta que el sonido de la puerta lo interrumpió y al ver a la chica, no dudó dos veces en detenerse para saber si necesitaba algo. “Oh.” Suspiró al saber de que se trataba, miró a su alrededor y se deshizo de unos cuantos papeles. En cuanto estuvo libre, se acercó a ella de inmediato. “¿P-puedo ayudarte en algo? ¿Quieres dormir aquí? Podría contarte un cuento si es necesario.” bromeó un poco, pues en realidad sería capaz de hacerlo por ella.

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Una pequeña y ladina sonrisa se formó sobre la boca de Steven, era bastante agradable saber que su ayuda le venía bien a la señorita. —No, simplemente he caído de la estación central de seguridad —se encogió de hombros ante su patética broma, la comedia nunca había sido su fuerte pero qué más daba. 

A pesar de no ser usual el dejarse torcer el brazo por los ciudadanos, ya había ofrecido la opción de rellenar los datos dentro de la casa de la chica, por tanto sería irracional negarle aquello, y eso sin mencionar que la comisaría ya había cerrado y tendrían que pasar un par de horas para que volviera a abrir. —Si así usted desea —dio un par de pasos atrás hasta el auto policiaco y abrió la puerta del copiloto esperando a que la chica entrara—, no habrá problema alguno.

—Ya tendrá tiempo de cancelar sus pertenencias, incluso si desea le puedo ayudar, así que no se preocupe —La común amabilidad de Steve estaba presente aún a tales horas de la noche, y como siempre al cumplir su trabajo deseaba que quien había sufrido de un ataque, robo o lo que fuera, se sintiese cómodo—. Oh… Pues —extendió su mano en dirección a la chica—, me llamo Steven, es un placer Elizabeth —No era de su costumbre ceder al afecto, pero Elizabeth le parecía una persona agradable y no creía que por ceder un momento habría problemas. —Lo más seguro es que la comisaría ya haya cerrado, pues ya es algo tarde. No sé si le moleste llenar los datos durante el transcurso a su casa o si desee llenarlos allá. —En realidad Steven ya había acabado su ronda y no tenía más trabajo que hacer, así que no se negó a entretenerse durante un rato más.

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ooc: Ah, yo siempre con mis ausencias u.u. He estado en una reserva biológica por causas estudiantiles y no había nada, nada, nada de señal .–. por lo que me fue imposible responder a las convos y demás. Con la pena del mundo, ahora prosigo a responderlos.

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Pese a su insistencia en resistirse al abrazo, terminó aceptándolo. No estaba seguro de que aquello fuese correcto e incluso parte de él aún le pedía resistirse, pero qué más daba aceptar un abrazo que en realidad sí necesitaba. Se dejó rodear por los brazos de la joven al momento que soltaba un pequeño suspiro. A pesar de no estar hablando, sentía que era un desahogo, y aunque no fuese del todo, era bastante tranquilizador. —Gracias… 

"Parece que necesitas un abrazo"

Andrew negó con la cabeza, no podía creer lo que había sucedido o más bien, no quería admitirlo. Necesitaba sentirse acompañado pero su orgullo no le permitía decirlo. —Estoy bien… es sólo que… —No logró siquiera terminar lo que iba a decir, en realidad sí necesitaba el abrazo.

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“you’re warm”

Invade my muse’s personal space! Send “you’re warm” to see my muse’s reaction to yours randomly cuddling up to them.

—Uh… ¿Qué estás haciendo? —Emiliano trató de retroceder un par de pasos. Había estado tan entretenido observando a la nada que no se percató del momento en que la chica se había acercado y extendido los brazos en forma de un abrazo. 

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To Me, My X-Men.