nick-taylonne - Tumblr blog

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Las cosas pasan por razones que uno no sabe... no, es mentira. No he querido aprender nada —bromea—. Necesito aprender para qué es cada cosa y es un poco difícil.

¿Cómo es que...

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—Alza su mirada y sonríe, mirándole— Pues, primero necesito darte un abrazo porque no te he visto desde hace milenios —la señala—, y necesito memorizar los ingredientes porque así me siento mejor conmigo.

¿Cómo es que...

Bien… la experta en pociones esta aquí ¿Qué necesitas hacer pequeño gran Nick? 

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Fue un alivio cuando le sintió tan cerca de sí como desde hace tiempo no lo estaba. Su presencia era como la medicina a todo lo que sucedía al estar en compañía vana de las personas que se encontraban en su "hogar", que no era nada más un lugar que entregaba recuerdos que dejaban mucho que desear. Sin embargo, de alguna manera u otra, Fran se encontraba ahí, a pesar de que no fuese de la manera que él hubiese querido. Pero ahí estaba de todos modos. En su pensar, en su sentir, en sus sueños, en sus pesadillas; aquellas que sólo le hacían recordar momentos que su mente no quería volver a encontrar. No obstante, lo malo pareció desaparecer en su totalidad velozmente en tales instantes. Ahora una sonrisa se plantaba en su rostro y estaba seguro de que no iba a esfumarse como normalmente lo hacía con aquellas falsas que, desgraciadamente, tomaban lugar en sus labios. Sus ojos se habían convertido en el paisaje que podía apreciar en esa ocasión y en las que llegasen por delante, mientras admiraba el hermoso color miel que hacía lugar. Quería decirle algo más, un discurso quizá, pero las palabras no conseguían puesto en su boca. Era demasiado para manejar, así que lo máximo que podía pronunciar era una respuesta —No te preocupes por eso, no lo voy a permitir —suelta una risa pequeña, sin dejar de sonreír.

I never forgot you {{Frannick}}

Fran no le iba a soltar, temía que si lo hacía, él iba a desaparecer así sin más, temía que todo eso hubiera sido un sueño y se levantara solo en su cama fría, lágrimas correrían por sus ojos y pasarían por sus mejillas. Una noche más que habría sido todo un sueño y una noche más que no dormiría pensando en que hubiera pasado si le hubiera mandado lechuzas, si no hubiera dejado que el amor de su vida se desvaneciera, si no hubiera hecho o dejado de hacer tantas cosas pero eso no lo quería saber, en los sueños Nick jamás había sido algo tangible, jamás había podido tocar sus mejillas tan suaves como si fueran nubes en el cielo. Jamás había podido besar esos labios que encajaban con los suyos perfectamente, en los sueños solo le veía pero él desaparecía cada vez que trataba de acercarse. Ahora sus brazos estaban alrededor de Nick y en ese instante cayó en la cuenta de que no estaba soñando, esto era real. Estaba pasando y no dejaría que Nick se fuera de su vida, no otra vez. —No debí…Yo no…— No podía hablar, seguía aún más nervioso, sintió en unos segundos las lágrimas que caían por sus ojos pero no era tristeza, ya había llorado esas lágrimas. Estas eran de felicidad. Tomó la cara de Nick en sus manos, mirando a aquellos ojos cafés que tanto le gustaban. —No me iré otra vez, lo prometo— 

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¿Qué cosa? —mira por sobre su hombro, curioso—.

¿Qué será esto?

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¿Cómo es que...

se me han olvidado los ingredientes? —susurra, mientras mira a su libro de pociones un poco desesperado—.

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No todos somos así, eh.

No sé que es más irritante...

que Gryffindor sea una casa llena de babosos o que la escuela completa lo sea… uuugh.

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Suele pasar, pero puedes taparte los oídos cuando quieras.

...

Me hostigan con el griterío y la emoción. Eso ha pasado.

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Quizá ese era el preciso momento para sentirse tan bien como lo había hecho hace un tiempo, cuando las noches eran cortas y sus días tan largos y duraderos como el mismísimo infinito. Era el simple hecho de presenciar una sonrisa de los labios ajenos lo que le quitaba y le devolvía el alma en un santiamén. En sus brazos y en sus caricias, en sus besos y en sus palabras, se sentía más que como en casa. Le abrazó con mucha más fuerza, aunque no la suficiente como para que le fuese difícil respirar. Lo primero que pudo percibir fue su aroma, el cual no había cambiado ni una pizca tras el lapso que no tenía la dicha de verle. Aún así y con todo lo demás, no podía creerlo o caer en cuenta de que él estaba ahí, en carne y hueso. Las lechuzas fueron un dolor constante y algo que no se iba a perdonar nunca más, pero estos pensamientos sencillamente desaparecieron debido a lo que acontecía. —Estás aquí... —murmuró, resoplando a continuación y alejándose para verle a los ojos, con los suyos cristalinos.

I never forgot you {{Frannick}}

No había olvidado ni un segundo que había pasado con Nick, todos aparecían en su mente una que otra vez, la mayoría de las veces le torturaban porque sabía que jamás le vería, el “Que hubiera pasado si” siempre estaba en su mente, rondando y trayéndole dolor más que felicidad pero ahí estaba ahora. Con su presencia que era tan calmante, le hacía feliz a Fran verle, muy muy feliz. Mil cosas pasaban por su mente, razones por las cuales no le había mandado ninguna lechuza, su primer beso, el lugar donde le había pedido que fuera su novio, todas aquellas noches frías que se volvían cálidas con tal de que Nick estuviera a su lado, y la canción que le compuso. Yo nunca te olvidé pensó pero las palabras no salieron de su boca, lo intentó una vez más y se vio rodeado por los brazos de él. No dudó en abrazarle, no quería soltarle jamás, quería quedarse ahí por siempre así. —Hola— fue lo único que salió de su boca, estaba tan nervioso como la primera vez que lo vio. 

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Soy de Ravenclaw, ¿y tú?

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Bueno… ¿Y de que casa eres?

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Suele pasar, pero a veces hay que comenzar de nuevo con otras cosas.

Me siento extraña.

Me alegro de estar de vuelta y ver a mis compañeros, pero no puedo evitar pensar en Tadeo. Es raro estar sin tu mejor amigo.

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Y deberías comenzar por saludarme después de tanto tiempo, eh —le dice, alzando una ceja mientras se acerca a él—.

Tiene tiempo

Que no piso este lugar, creo que será mucho mejor que termine lo que comencé sobre todo por mi madre —Murmuré mientras caminaba por los pasillos para ir hacía la sala común de Ravenclaw—.

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¿Qué ha pasado?

...

Yo que pensé que la tranquilidad me duraría un poco más.

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Y no se van a cumplir nunca, nunca —ríe leve—. Ni una lechuza de tu parte me deprimió un poco —hace una mueca—. Oh, larga historia... aunque es bastante simple; ¡seré profesor! —sonríe ampliamente—.

Realmente tenía la ilusión de crecer todos éstos años, pero nunca se cumplieron mis expectativas de estatura —hizo un puchero—. Yo también, Nick, demasiado, de verdad —sonrió, mirándolo a los ojos—. Espera…. ¿Qué rayos estás haciendo aquí? —frunció el ceño, confundida—. ¿Qué no se supone que ya habías salido de Hogwarts? —preguntó—. No es que no me guste que estés aquí, es más, se podría decir que eres la mejor presencia que he tenido en todo el día —rió—.

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Ahí estaba, ante su mirada estaba él nuevamente. Aquellos ojos mieles que eran partes de sus sueños; de los únicos que no quería dejar atrás por el simple hecho de despertar. Quería admirarlos hasta perderse literalmente; hasta no recordar siquiera su nombre, porque sabía que era incapaz de olvidarle alguna vez en su vida, era prácticamente imposible. El simple hecho de que él mencionó su nombre le había detenido el corazón. Su voz estaba un poco más grave, lo que tal vez le hacía sentir un poco más inútil en su presencia. Se acerca, un poco nervioso y quizá temeroso de que él no quisiera verle, frenando sus pasos un tanto cerca de él. —Fran... hey — sin siquiera pensarlo, le abrazó con fuerza, soltando un pequeño y apenas audible suspiro. Estaba ahí... y eso quizá le hizo la persona más feliz del mundo otra vez.

I never forgot you {{Frannick}}

Quizás sí había pasado mucho tiempo desde que había estado aquí pero jamás se le iban a olvidar las cosas maravillosas que habían pasado justo en ese lugar, jamás olvidaría los sentimientos que en estos momentos le inundaban de pies a cabeza. ¿Cómo podría? Siempre se iba a odiar por haber dejado que esa persona tan importante de su vida desapareciera así sin más. Él estaba en lo suyo y Fran en lo de él pero ¿Cómo estaría? ¿Seguiría igual? Pensó en escribirle y llamarle muchas veces pero no sabía si las cosas serían iguales, no sabía si él le querría aún como lo hacía en sus tiempos de estudiante o si ahora le odiaba porque había perdido contacto. Suspiró profundamente, limpiando esa solitaria lagrima que caía por su ojo derecho cuando escucho su voz. ¿Era real o lo estaba soñando? Volteó su cuerpo 360 grados para ver su figura tan angelical, esos ojos marrones que jamás había podido olvidar. —¿Nick?— murmuró para si mismo más que para él. No podía ser verdad, no podía ser él ¿o sí? ¿Era él? Pensó en correr y abrazarle pero ¿era muy pronto? ¿Y si lo odiaba? 

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Eso nos pasa a todos.

Creo que como todos los años

Volví a perderme.

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Gracias, nunca trates de hacerlo. Hola Joey, soy Nick, un placer —sonríe—.

¿Muy largo? Oh, no te veo con el pelo así —Ríe— Soy Joey, encantado.

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Tú sigues igual de enana como siempre, Liz —ríe junto a ella—. Te he extrañado mucho, ¿lo sabes, pequeña? —le abraza un poco más fuerte y la levanta del suelo por unos momentos, dejándola nuevamente donde estaba poco después—.

—corrió hacia el chico para enrollar sus manos en el cuello del castaño—. Por merlín, no recuerdo hace cuánto que no te veo —dijo, abrazándolo fuertemente—. Estás demasiado grande ya —rió, aún sin soltarlo—.

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