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[nathalirg]

El 22 es un número muy especial

Un día te fuiste y no sabía que era para siempre, no quise creerlo. 

Un día te fuiste y era definitivo, y éramos niños y teníamos una vida por delante que nos separaría y nos volvería a unir por una milésima de segundo de vez en cuando. 

Un día te fuiste y comencé a creer que nunca nadie me volvería a ver como tú lo hacías, que yo nunca podría querer a alguien de la misma forma. Y me daba miedo. 

Y hoy regresaste por 49 minutos, y no puedo creer la bocanada de aire fresco que me diste por unos segundos, la felicidad que me provocaste, y la continuación de esa costumbre de hacer acto de presencia unos minutos antes de que termine mi cumpleaños. 

Hoy me emocioné y al mismo tiempo ya no sentí las mariposas revoloteando dentro de mí como hace algunos años. Y me alegré de no sentirlas más. ¿Finalmente dejé de sentirte? Tal vez en cierto modo.  Pero 5 segundos después viene la nostalgia de ti.

Y de pronto lo entiendo. Voy a tener que vivir con esto para siempre. Yo me enamoré de ti y cuando te fuiste dejaste algo que siempre me quedará. Y probablemente a ti no te pasa igual. Y está bien. Porque así nos tocó la vida. 

Gracias por regalarme la oportunidad de escuchar tu voz durante 49 minutos después de 6 años sin vernos. Gracias por enseñarme que el número 15 es un poco especial. Gracias por tus consejos. 

¿Será que de verdad los 22 son tan importantes? Ojalá tu número de la suerte me sorprenda gratamente. 

22 abrazos para ti. Siempre. 

[nathalirg]

Yo nunca estuve aquí.

Yo nunca estuve aquí. Nadie me vio pasar, crecer ni existir. Les juro que nunca estuve aquí. Desaparezco de todas aquellas fotos en las que alguna vez estuve, nadie supo nunca cómo me sentí, nadie pudo aparecer en el momento indicado, los que alguna vez me sintieron más de cerca se olvidaron de mi. Las personas se fueron, me dejaron atrás y yo me desvanecí, yo nunca estuve aquí. 

Está bien, llegó el momento en el que finalmente desaparecí. Ellos no me ven, pero yo a ellos sí, avanzan sin mí. Nadie volteó a su izquierda o su derecha, me vio a los ojos y supo que existía, que estaba ahí. Nadie miró atrás para intentar rescatarme, regresar por mí. 

Ahora más que nunca se siente como si nunca hubiera existido. Pero en efecto sí, les juro que estuve aquí. Nadie me vio, pero de verdad pise este suelo, miré ese cielo, sentí el mismo aire que ellos. Escribí, lloré, guardé atardeceres y personas, son mis pruebas de que estuve aquí. 

Tal vez así es mejor, desvanecerse cuando uno quiere y debe, ojalá pueda regresar. Les juro que quiero volver, que me vean otra vez, que me sientan, que me quieran, que no tengan dudas de que estoy aquí. 

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Amor propio

Escribir sobre el amor propio nunca me funcionó, no sabía cómo sacarlo a flote, no entendía cómo hacer para sentirlo. Me parece que ahora comprendo, sólo me tengo a mí, me tengo que cuidar de este mundo y su locura, de este mundo y el desgarrador dolor que nos provoca, estoy en constante cambio y crecimiento, y también tengo un ciclo. Cambio y ciclo, eso soy y esto tengo y está bien. Me gusta el silencio y a veces necesito estar sola, pero amo los abrazos de la gente que amo, platicar con cerveza o té, soy demasiado sensible para este mundo y también me gusta gritar ante las injusticias y el dolor. Me amo cada vez un poco más para aprender a protegerme. Me duele el dolor de las demás, y las convierto en mi familia para atravesar esta marea juntas. 

Ya no espero nada de nadie, primero soy clara con lo que quiero. No tengo que “darme a desear” porque me gusta explotar de amor y decirlo, no soy débil, ni cursi, soy valiente y sincera. Fingir desinterés es para los flojos. 

El cementerio está lleno de cobardes. Y a los muertos de miedo nadie les pone flores.

Creo en lo que creo, aunque parezca imposible, creer, imaginar y desear me mantiene viva y lejos de la mediocridad de la cotidianidad. 

Soy libre y amo a quien amo, soy libre e imagino lo que quiero, soy libre y me vuelvo valiente, y me quiero, me cuido y me amo porque soy libre. 

Los sentimientos hacia los demás y hacia uno mismo no son para tener vergüenza o miedo, son para ser libres, son para vivir la vida que te dicen nunca vas a poder tener. Sentir y soñar son las cosas más valientes que alguien puede hacer. 

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SOLEDAD

No es soledad de ti ni de tus brazos.

No es soledad de amor o de lo que el mundo muere.

Es sólo este silencio que se agarra de mi pierna como un niño en su primer día de colegio. Este silencio que es como quien se pone en disposición de viajar,

de mudarse, de irse hacia la arena movediza con la resignación de un ciervo, que cae y se hunde, que cae y sus ojos permanecen abiertos mientras la arena le cubre los párpados. Soledad de cierva que piensa en el cachorro que deja solo mientras una bala apaga su frente.

No es soledad de ti, ni de tus muchos abrazos en mis noches de mucha lluvia. Es soledad antigua, soledad de mí, de la mitad que soy siempre. Pasando sin quedarme. Soledad de niño que crece. Soledad de adulto. Una furiosa soledad de vino tinto que se hace viejo, diariamente.

-A.E Quintero

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Realidad 💭

(algo que encontré)

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A pesar de las apariencias, necesito más que nunca tu consuelo. Estoy triste de ti hasta morir, y sólo después de haber vuelto a verte, comprendo que eres más que nunca mi vida, mi amor, mi esperanza, mi ternura, mi dolor, mi todo.

Leopoldo Lugones (via de-poesia-y-poetas)

Estoy triste de ti...

[nathalirg]

La carrera, un empleo, Relaciones a largo plazo, prácticas profesionales, aprender a conducir y uno todo meco con veinte años.

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Tú

Siempre eres tú, 

tú y tus pestañas como rayos de sol 

tú y tu sonrisa torcida, 

tú y tus ojos brillantes, la forma en que miras,

las letras que escribes, la lagrima escondida. 

Siempre somos nosotros, 

los pequeños mejores amigos, que nos pasan los años y los daños

que no se alejan del todo, pero que nos separa la vida, 

la forma en que regresamos, la manera en que nos recordamos, 

el querer en silencio y anhelar el pasado. 

Eres el saludo intrépido en el momento adecuado, 

una sonrisa que me vigilaba desde el fondo del salón, 

eres la mirada de la que no me pude despegar, 

el disco con nuestras canciones favoritas, todas mis primeras cartas, 

mi primer “te quiero”, el abrazo del que no me pude soltar, 

el beso de despedida en la mejilla. 

En el fondo sigo siendo la niña de 13 que se enamoró de la forma en que la hacías reír, 

a la que cambiaste con tu forma de mirarla,

que amaba cómo jugabas fútbol, tu sonrisa en el rostro cuando corrías, 

sigo siendo aquella jovencita de 16 que amaba cómo bailabas, 

que admiraba tu valentía, 

la que no pudo olvidar la forma en que te fuiste, y los intentos fallidos por seguir siendo amigos, 

las tardes en el parque, y el dolor de ver por primera vez a la chica de la que te enamoraste. 

¿Cómo es que siempre regresamos al otro? Aún cuando ya sabemos que va a doler, 

que todo es pasado, que ya no somos esos niños intentando entender al amor,

que todo se ha vuelto mucho más complicado. 

Mira cuanto tiempo ha pasado, cuanto hemos recorrido y cambiado, 

pero que cosa esta de no olvidar nuestros cumpleaños, 

y la seguridad de que en todos los años que faltan por venir tu mensaje y mi mensaje siempre estarán ahí. 

Tal vez en otra vida nos encontraremos, nos miraremos de la misma forma, 

tal vez podremos volver a soñar con una vida juntos, 

o re-descubriremos esos sentimientos, entenderemos que nunca desaparecieron. 

Porque siempre estás ahí, 

porque siempre estamos ahí, como esperando a que pase un milagro. 

- 12:59

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Si ves algo bello en una persona, díselo. Esa persona puede estar en una guerra que le impide ver su belleza y tú puedes salvarle.

Zab g. Andrade

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Cumpleaños.

20 años. Hipermetropía en el ojo derecho. 1.56 de estatura. Nariz chata. Más de 100 libros leídos. Una constelación de lunares. Un montón de sueños olvidados o tirados a la basura. Ni bailarina profesional, ni corredora de fondo. 3 años con brackets. 3 corazones rotos. Mi primer amor. Una mejor amiga para toda la vida. 4 amigos que se convirtieron en familia. Una hermana que amo con todo el corazón y el “hasta pronto” que tendremos que decirnos en unos meses. Los tres libros que me salvaron la vida en diferentes ocasiones. Las cuatro veces que me he enamorado. 

El recuerdo de mi abuelito gritando mi nombre antes de ser internado por última vez en el hospital. Los cuentos de papá antes de dormir. Los padres más cariñosos que alguien pudiera imaginarse nunca. La primera vez que vi el mar. La niña que inventaba pasos de baile y se creía espía con sus primos, cantante y escritora con su pequeño mejor amigo. La música que me acompañó en cada momento. Los abuelos que no conocí. La vista de la ciudad de noche desde el Castillo de Chapultepec. Las historias del rancho y de la familia después de comer. La poesía, las películas, la buena compañía. El teatro de Cervantes y Juan Ruíz de Alarcón. El chico de los anteojos. La flor amarilla. Los cuadernos que llené escribiendo en la madrugada. El cielo estrellado encima de mí. El olor a pasto mojado. Los sentimientos que no pude confesar, y también los corazones que rompí. 

La noche en el Jardín de San Marcos. Mi primera fogata. Mi primer concierto. La cachorrita que llegó a la familia cuando tenía 8 años. El día que conocí a mi escritor favorito con una de mis personas favoritas. Vicente Huidobro, Alejandra Pizarnik,Jorge Bustamente García y la poesía que me curó. El chico de los brackets y lo que nunca pudimos ser.  Mi prepa. Mi primera estrella fugaz. El amanecer en las montañas. Correr bajo la lluvia.  Y hasta mi esguince en el tobillo. El chico de las pestañas. Mi primer atardecer. Bailar hasta las dos de la mañana. La vista del volcán desde el techo de una casa con mi mejor amiga. 

Mi amor por los libros. Mi amor por mi familia. Y también mis amores fallidos. Las letras. Lo llorado. Lo aprendido en los últimos dos años. Los que intentaron hacerme sentir como en casa.  Los otros amantes de los libros que conocí. Las personas que me inspiraron, los que aprendieron a quererme tal y como soy. Las palabras de ánimo y los abrazos que prendieron mi interruptor de lágrimas.  Los que me enseñaron que la vida es una lucha, pero también a amarla poco a poco. El amor de mi vida que todavía no ha llegado.

Las veces que perdí el rumbo, y las veces que me encontré. Y también las veces que me volveré a perder. Mis lugares seguros, las personas a las que siempre podré regresar. La casi despedida. Las personas que perdí, y las que perderé lo que me queda de vida. Los tres funerales a los que he ido. 

El inicio de quién sabe qué, y los caminos por los que la vida me llevará. Las primeras veces que me faltan por vivir. Y la persona en la que me convertiré.

Ahora lo veo, les juro que he vívido. 

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23:37 pm

El insomnio no me deja tranquila. La música me pide que la escuche y que recuerde. Que entre de nuevo en ese interminable y doloroso círculo de recordar lo que pudo ser. Lo pienso de nuevo, no puedo dejar de hacerlo: tal vez la vida no es para todos. No todos vamos a viajar a otros países, ni seremos ricos, tal vez algunos nunca encuentran al amor de su vida, ni cumplen sus sueños. Algunos estamos condenados a una vida ordinaria, a la triste simpleza, a la invisibilidad. Y nos iremos sin dejar huella aquí, y poco a poco nos olvidarán, hasta que no quede rastro de que algún día pisamos este suelo, vimos este cielo, vivimos una vida. 

Que la vida no es para todos, pero al final tenemos que vivirla como podamos. Y sin embargo sigo pensando que soy la prueba ferviente de que la universidad no es para todos, de que el amor no es para todos, de que no todos podemos ser libres.

 Aquí están mis cadenas, gigantes, infinitas, impenetrables. ¿Voy a estar aquí para siempre? ¿Voy a tener que respirar hondo y contar hasta mil cada vez que quiera perder la cabeza? 

Que la vida no me sea pesada. Que vuelva la ilusión. Que vuelva a sonreír y sentirme querida. Que aprenda a quererme. 

Que pueda de vez en cuando perder la paciencia, la cordura, y hacer pedazos todo; ser un desastre que puede arreglarse. Que un día crea fervientemente que puedo llegar a las estrellas. Que no soy sólo un pedazo de persona intentando encontrar un rumbo, que no estoy en la orilla del acantilado. Que mis pies están en la tierra, bien firmes, y que también puedo volar.

[nathalirg]

Lo que tengo pensado hace ya tiempo es que la vida es demasiado simple, que no vale la pena hacer tanta alharaca; te pones a pasar los años, haces lo que querías hacer, cuando te den ganas de llorar, pues lloras; si puedes te enamoras, y si no, pues no; y te vas así esperando, sin demasiada vanidad, a que te toque.

Un muchacho que puede amar. 8. Alejandro Aura

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Gabriela Mistral.

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Tengo vergüenza de mi boca triste, de mi voz rota y mis rodillas rudas.

Vergüenza - Gabriela Mistral (via bi-cefalo)

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“(…) ¿Soy un Monstruo? El Mundo dice que sí y si lo dice yo estoy de acuerdo. No obstante, también digo que el Mundo no tiene ningún significado real para mí. Yo soy Yo y no tengo posibilidad de ser otro Yo. Podría decir que entonces estaba loco, pero ¿qué significa eso? Loco. Cuerdo. Yo soy Yo. (…)”

Demasiada Felicidad_Alice Munro (via happinesslaugh)

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Ahí estaba, la insinuación misteriosa y para mí novedosa de que escoger no hacer algo demostraba, a la larga, más sabiduría y amor propio que hacerlo.

La vida de las mujeres, Alice Munro (via littrature)