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Lecturas de septiembre 2024
Vaya por delante que en este post voy a romper la regla de comentar sólo los libros acabados en dicho mes, pero como he pasado casi el mes entero enfrascado con uno de los que dice la gente que es de los mejores libros de empresas/negocios, su hueco le pertenece ahora, pero aún os toca esperar, antes vamos con el par que sirvieron de aperitivo a esos bárbaros.
Primero fue La ignorancia, de Milan Kundera. Con una de esas historias de amor típicas del autor, que rozan el esperpento, se sirve muy bien de los pocos personajes de la obra para tratar en profundidad y quizá en sentido autobiográfico, los grandes temas de la novela: la inmigración y el retorno del exilio. Una interesante aproximación a lo que quedaba de Checoslovaquia justo antes de su desaparición definitiva.
La siguiente es una de las obras de las que más referencias se me han cruzado por delante en mis lecturas y tiene todo el sentido porque se trata de uno de los Grandes Clásicos (sí, con mayúsculas): El mercader de Venecia, de William Shakespeare. Me parece un torpe intento por mi parte intentar hacer un breve resumen de esta pieza teatral, ya que tiene tantas posibles lecturas que, sin duda, lo mejor es que cada uno haga la suya propia. Al menos decir que es bastante sencilla de leer, no es uno de esos clásicos que intimida y además creo que ese es en gran parte su secreto, que con una historia muy accesible puedes llegar a profundizar en los grandes temas de la condición humana, hacer un curso acelerado de derecho de contratos o conocer mejor el funcionamiento de la Serenísima República.
Pero la lectura que me ha tenido atrapado por completo este mes ha sido otro clásico, aunque de la menos elevada literatura empresarial: Barbarians at the gates, de Bryan Burrough y John Helyar. Siempre había visto este libro en lo más alto de las listas de recomendaciones de libros de negocios, pero ahora que los bárbaros han llamado también a mi puerta me sentí mucho más empujado que nunca a leerlo. Un auténtico thriller que ha dado para película y documental. Aunque centrada en el intento de compra de la antigua RJR Nabisco mediante lo que se conoce como un LBO, es también un viaje al Wall Street de los ochenta, donde desfilarán un montón de Gordon Gekko. Mucha ambición, personal y profesional, luchas de egos que dejan en ridículo el "no es personal, sólo son negocios" de El Padrino, conflictos de intereses que pisotean la más mínima ética profesional. La parte introductoria se puede hacer poco pesada, aunque está muy bien contada y luego va a ser clave para poder entender mejor a todos los jugadores de la partida, pero sin ninguna duda, la batalla de las ofertas por quedarse con la empresa es brillante, tanto por su valor para conocer cómo funciona una operación de ese tipo y todo el trabajo que hay detrás, como por el estilo en el que está narrado, que te hace sentirse un observador privilegiado de ese espectáculo de los negocios.
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Ninguno de mis enlaces están afiliados, pero por favor, si clicas en el de Barbarians at the gates te echarás unas risas. ¿Cómo terminó allí ese libro?.
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Lecturas de julio y agosto 2024, edición veraniega.
Con el verano ya rozando su final toca volver a retomar la actividad en todos los sentidos y aquí viene el repaso a mis lecturas, casi siempre a la sombra, de estos dos últimos meses.
Con Despachos de guerra, de Michael Herr di salida a otro título más que tenía en la lista de pendientes desde que me crucé su mención el año pasado en el libro de otro periodista, La tumba de Lenin. Es una colección de sus crónicas sobre la guerra de Vietnam y que por su tratamiento desde una perspectiva tan cruda, directa y personal, parece casi más un diario de un combatiente que el reportaje periodístico al uso. De hecho, sorprende mucho que más de una vez, es también el propio autor el que tiene coger el fusil y disparar para cubrirse de ataques a sus posiciones o dar cobertura a otros soldados que van a la carrera a tomar unos de esos omnipresente helicópteros que sobrevuelan constantemente por el libro. Capaz de recoger y transmitir el aura de locura que siempre ha rodeado a esa guerra y de la que él tampoco puede huir. No es el libro que te recomendaría si quieres tener la perspectiva histórica de la Guerra de Vietnam, pero sí, si lo que quieres es adentrarte en la jungla y ser uno más en una patrulla a punto de ser emboscada por el Vietcong.
Y saltando de jungla, después tocó El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad. Teniendo tan reciente la Guerra de Vietnam, quería ver de dónde había surgido la inspiración de Coppola para su Apocalypse Now, pero sinceramente, quitando el famoso Kurtz, me costaba sacar esos paralelismos (cierto es que tampoco recuerdo la última vez que vi la película). Como libro, mi comparación era contra el Nostromo, que tanto me fascinó el año pasado y me parecía un pecado no leer también su obra más conocida. Y aunque poco tienen que ver, como entretenimiento me sigo quedando con el capataz italiano. De todas maneras, es imposible no rendirse ante algunas de las frases de Conrad, que lleva la prosa a sus cotas más altas.
Una pequeña decepción ha sido el libro de cuentos Cuando fui mortal, de Javier Marías. Ya en el prólogo el propio autor intentar excusarse que la mayoría de los relatos están limitados, por diferentes cuestiones, al ser encargos para diferentes publicaciones. Se hace también muy recurrente la temática, aunque sin tener un hilo conductor, pero si has leído otras cosas del autor, hace gracia cruzarte nuevamente con algunos de sus habituales personajes o localizaciones. Eché en falta el factor sorpresa (o novedad) de mi primer libro de Marías, pero tampoco le puedo poner pegas a los cuentos o que estén mal resueltos, el de temática futbolística me resultó muy entretenido, por momentos me imaginaba al "Guti del Este". Como lectura ligera entre un chapoteo y otro en la piscina está correcto.
Y en un movimiento pendular, de una decepción pasamos a una grata sorpresa, La Colmena, de Camilo José Cela. Sin duda ha sido el karma el que me ha regalado esta joya, recogida de un contenedor de reciclaje, ya que había perdido este libro hace más de veinte años, prestado para no ser devuelto nunca. Cierto es que tampoco leí aquella edición extraviada cuando me tocaba (no soportaba leer las cosas que me imponían en el instituto), y creo que tampoco habría sabido apreciarla, pero este ha sido uno de esos libros que parece que te llegan en el momento justo. Su estructura dinámica, con multitud de personajes, hace que sea un libro fácil para avanzar, incluso a pequeños sorbitos. Retrato de la más oscura España de posguerra, me atrevería a decir que es la versión madrileña de Nada, de Carmen Laforet, salvando las distancias entre ambas obras, pero sin duda imprescindibles para conocer el ambiente de las dos grandes ciudades españolas en esa época. Como curiosidad, es de las pocas veces que he visto en un libro el seguimiento o la preocupación que tenían los españoles sobre lo que estaba ocurriendo en la II Guerra Mundial, aunque es un tema muy tangencial.
Mi siguiente lectura, Material World, de Ed Conway es mi favorita en lo que va de año en la categoría de no-ficción. Una mezcla entre Chip War y The World for sale, brillantemente contada por un periodista británico al que conocí (no recuerdo cómo) por su Substack, capaz de hacer atractiva la lectura sobre algunos de los materiales más básicos y abundantes con los que nos podemos encontrar, pero que son y van a ser clave para el futuro de la humanidad: arena, sal, hierro, cobre, petróleo y litio. No voy a entrar en mucho detalle, porque me gustaría usar este libro como entrada inicial para un nuevo proyecto, pero si tenéis la oportunidad de leerlo estoy seguro que no os va a defraudar.
Por último, otra de cuentos, las Historias Naturales, de Primo Levi. Todo un descubrimiento del último cargamento de libros que me he traído de la inmensa biblioteca de mis suegros. Entre la ciencia ficción y la filosofía, hay algunos cuentos que son de rabiosa actualidad, muy interesantes para navegar entre las cuestiones morales de un tiempo cada vez más sacudido por la Inteligencia Artificial. Pequeñas joyas, donde algunos personajes te van a acompañar a lo largo de varios de los cuentos y que hace posible que el autor pueda poner un broche de oro para hacer un cierre redondo de esas pequeñas historias y que se puedan leer con cierta continuidad.
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Chupito de macedonia (nº13)
Esta semana casi toda la atención la ha captado EE.UU, y supongo que hasta la celebración de las elecciones presidenciales allá por noviembre será lo habitual. Pero para no caer en lo efímero os dejo un artículo largo sobre piedra (política) filosofal sobre la que se asienta el país: el liberalismo.
Es una pieza larga, que se remonta al concepto de libertad en la antigua Grecia y Roma, y su evolución en las sociedades europeas a caballo entre la Edad Media y la Edad Moderna, hasta la aparición de la ley natural de John Locke a finales del siglo XVII.
Es a partir de ese momento donde se toma como base para la formación de un nuevo gobierno independiente en las antiguas colonias británica de América del Norte y donde se exponen las limitaciones y contradicciones con las que se introdujo el concepto, demasiado radical para la época, tanto, que estuvo casi un siglo prohibida la publicación de la Declaración de Independencia en España.
La consolidación de la idea del liberalismo no estuvo exenta de disputas internas (Guerra Civil americana) ni desafíos exteriores (las dos Guerras Mundiales del siglo XX).
El autor no rehúye de sus imperfecciones, ni de los retos que tiene por delante, pero mantiene el optimismo y sin duda la considera (y lo comparto plenamente) la idea triunfal en la Edad Contemporánea.
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Chupito de macedonia (nº12)
Esto debería haber salido el viernes pasado, pero mi calendario mental no siempre se corresponde con mi calendario real. Con el fin de no retrasar más la entrega de la mejor lectura semanal os dejo con un interesante artículo sobre la Kenkoku University o Kendai, una institución de educación superior creada por el ejército japonés que invadió Manchuria desde finales de los años treinta del siglo pasado hasta la rendición del Japón Imperial en agosto de 1945, fecha que marca el final de la II Guerra Mundial.
Pese al fracaso del colonialismo japonés, la universidad fue capaz de cumplir con uno de sus objetivos, la formación de una élite panasiática que sería de gran influencia en la época de liberación nacional que vivió el continente en los años 40 y 50 y los alineamientos regionales en los bloques de la Guerra Fría.
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Lecturas de junio 2024
Aprovechando que estoy en racha y que las tengo más o menos frescas, pasamos al repaso literario una vez que hemos entrado en modo verano.
Para empezar el mes una apuesta segura, pocas veces me decepcionan los escritores rusos, así que siguiendo una recomendación escuchada en la radio por la casualidad al reciente Premio Cervantes, me animé con La muerte de Iván Ilich, de Lev Tolstoi. Sé que no tienen en realidad mucho que ver, aunque tampoco es difícil sacarles similitudes, pero muchas de las sensaciones que pude experimentar, me recordaban a las que tenía leyendo El viejo y el mar. Con desarrollos similares, una primera parte en la que llegas a pensar que realmente es de esas obras maestras que no están hechas para tí, con las que tienes que lidiar hasta dar con el punto dulce de inflexión, pero que una vez alcanzado, el desenlace se hace a veces demasiado rápido, como un gran concentrado de genialidad en la que cada frase supera a la anterior. Al final no te queda más remedio que rendirte a la evidencia y reconocer que sí, que estabas equivocada y que no habías desperdiciado el tiempo al empezar ese libro. Una joya de la literatura que harías bien en disfrutar cuanto antes. Aviso para los que sean de buscar en repositorios digitales de ebooks, os va a costar encontrar una edición que sea legible, pero insistid hasta dar con una buena.
Con los calores me gusta darme caprichos y este era uno que tenía en el radar desde hace tiempo. Habiendo sido un fanático de la Fórmula 1, no leer la autobiografía del personaje más determinante del Gran Circo en los últimos 30 años era un pecado. Voy a tratar de de hacer un esfuerzo por no alargar mucho la revisión de How to build a car, de Adrian Newey, de hecho incluso he llegado a pensar en dedicar un post específico, pero prefiero mantener este formato mensual.
No empecé con muy buen pie con el libro, demasiado personal en ciertos momentos y con esa falsa modestia de algunos genios que pasan de ser casi unos estudiantes fracasados a lo más grande de su campo del saber, desconfío bastante de esos relatos, pero supongo que hacen más cercano (humano) al personaje en cuestión.
Pasada esa introducción y ya más metidos en el mundo del automovilismo, el libro empieza a ganar bastante interés. Para mí, lo mejor es el repaso que hace de su relación con los miembros clave de los diferentes equipos por los que ha pasado: las anécdotas con los propietarios de los equipos americanos, la "decadencia" de Mario Andretti, las particularidades del dúo Frank Williams - Patrick Head, la debilidad por sus compatriotas Nigel Mansell, Damon Hill o David Coulthard, la clara omisión de Jacques Villeneuve, la admiración por Prost y Vettel, pero sin llegar a calar personalmente, el talento puro de los fineses Hakkinen y Raikkonen, la megalomanía de Ron Dennis, el temido Niki Lauda, del que prácticamente rehúye, el socio perfecto que encuentra en Horner y sin duda, la indeleble marca que le deja Ayrton Senna, tanto en lo personal como en lo profesional, que será una constante a lo largo del libro.
La parte más técnica del libro, donde cuenta como es su filosofía de diseño y el don que tiene para la interpretación de los reglamentos, se desluce por la que es una imperdonable ausencia de más fotografías o dibujos al estilo de Giorgio Piola, sus bocetos quedan poco naturales y en algunos casos poco legibles, pero creo que es más por demérito de la edición digital del libro. También se nota lo hipercompetitivo que es y pese a que es capaz de reconocer algunos de sus errores en diseño de varios monoplazas, jamás elogia a un rival, de hecho puedes notar cierto desdén hacia la solución del doble difusor, con la que fue batido con sus propias armas.
Algo que también me llamó la atención es la sensación de hartazgo que le ha generado la época más reciente del deporte, con reglamentos cada vez más restrictivos y que han penalizado la influencia de la aerodinámica, su especialidad. Lástima que fuera del libro quedan las últimas temporadas, donde han conseguido romper el monopolio de Mercedes y llevar a Max Verstappen al tricampeonato.
Sabiendo que en 2026 se avecina un nuevo cambio importante de reglamento, y después de leer este libro, no tengo dudas de que el principal favorito para esa temporada y las venideras, será la escudería donde Newey lleve su tablero de diseño.
Para cerrar el mes un viaje a lo más desconocido de Europa con Libre, de Lea Ypi. Narración en primera persona de los últimos días del régimen estalinista de Albania y su difícil transición a una democracia de corte liberal. Alejado del diario, aunque se aprovechará de esta técnica en uno de los capítulos, y de la crónica periodística, es un relato muy personal desde los ojos de una niña de once años, aunque construido desde sus recuerdos de los hechos más de treinta años después. Muy bien hilado, atrapa desde sus primeras páginas, tiene ese toque pesimista que parece venir siempre del Este. Contaba con muy pocas referencias del país balcánico, pero sí que tenía muy grabados un par de recuerdos de esa época, la de aquellos barcos abarrotados de albaneses llegando a las costas italianas y el estallido de la gran estafa piramidal que se llevó por delante los ahorros de todo el país, que por supuesto, aparecen muy bien descritos en el libro. De lo que sí que no recordaba nada era de esa breve rebelión o guerra civil, en palabras de la autora, supongo que las guerras de la ex-Yugoslavia se llevaron mi atención. Ella nunca lo reconoce, pero entre la miseria general del país, y pese a que su familia había estado marginada por el régimen de Hoxha, eran parte de la élite albanesa, quizá más por tradición, como poco a poco va descubriendo la protagonista, pero sin duda unos privilegiados, ya que las posiciones de relevancia que alcanza el extraño matrimonio formado por sus padres no encajan con las aspiraciones y talentos del ciudadano medio de cualquier país. Con esto no quiero restar ni valor ni mérito a la historia de Ypi, pero creo que una vez finalizada la lectura del libro te permite verlo con otra perspectiva y pensar en lo realmente duros que fueron aquellos años para los albaneses de a pie.
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Lecturas de mayo 2024
Si abril fue monotemático, en mayo hubo tiempo para un poco más de variedad y hacer mi típico combo de novela + no ficción.
Me estrené con un autor al que nunca había leído y después de haber salido en un "Calendario de Adviento" (qué raro se hace volver a tiempos navideños con estos calores) de libros en el blog de Areopagus. Me estoy refiriendo a Los pasos perdidos, de Alejo Carpentier. No diré que su lectura a supuesto para mí una transformación como la que dice experimentar Areopagus en su recomendación, pero sí es que una obra de innegable belleza, que rezuma erudición en cada página (recomiendo leer una edición como la que he puesto en el link, con anotaciones a pie de página, porque es tal la riqueza de detalles y referencias que ayuda bastante a seguir el hilo y no perder todos esos matices). Es a la vez una historia sencilla, un viaje de descubrimiento, de regreso al pasado y de enfrentarse a la gran decisión de si volver o no a lo ya conocido, nada novedoso en cuanto al planteamiento, pero es en la prosa del autor donde la simple novela se eleva a las cumbres de la literatura universal.
La segunda parte combo fue para The price of time, de Edward Chancellor. Llevaba tiempo en mi lista de pendientes, pero al ver paseando por una librería que había traducción al castellano se me terminó de quitar el respeto hacía la obra. Mi freno era que pensaba que podía ser un libro demasiado técnico, ya que lo conocía por ser una recomendación que había aparecido en un blog de temas económicos, Marginal Revolution, pero si una editorial como Deusto se atreve a publicarlo y llega a librerías generalistas, tan inaccesible no debe ser. Y efectivamente, se puede considerar una obra de divulgación. Cuenta con dos partes bien diferenciadas, por un lado una introducción que es la que hace justicia al subtítulo del libro: la historia real del interés. Y la segunda, una detallada crónica de las crisis financiera del 2008. Disfruté más la primera parte, que por el tono muchas veces se parecía al mejor Niall Ferguson, y tratando temas muy similares a los de otra de mis lecturas de este año, Debt, estaba hilado de una manera más atractiva que el libro de Graeber. En la segunda mitad del libro trata de justificar cualquiera de los actuales males económicos por el entorno de tipos de interés bajos, inclusos negativos, que hemos vivido en estos últimos veinte años. A veces suena demasiado forzada esa interpretación y la lástima es que la crónica acaba justo antes del reciente cambio de tendencia en la curva de tipos, pero creo que es justo decir que hace un muy buen repaso de la Gran Recesión y ofrece un altavoz a los que más criticaron la lógica de las decisiones de política económica que se tomaron esos años.
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Chupito de macedonia (nº11)
Lo sé, no es un artículo de reciente publicación, llevaba más de dos meses entre las pestañas abiertas de mi navegador, pero también es cierto que no va a envejecer, lo vas a poder dentro de un año y seguirá siendo una realidad.
Vas a adentrarte en uno de los sectores menos conocidos de internet, pero vital para que puedas acceder a este post desde cualquier lugar del mundo. Una industria que se remonta a los tiempos victorianos, pero que no para de crecer en criticidad para mantener la sociedad actual.
El artículo es además una joya del diseño web y entra muy bien por los ojos. Da gusto atacar una lectura larga con el contenido muy bien estructurado y atractivo visualmente.
Para hacer el tema menos árido, el redactor combina dos historias, por un lado, una investigación más periodística del estado actual de la industria y los desafíos a los que se enfrenta en el corto y medio plazo, que no son pocos y por otro, relata el épico esfuerzo de una de las tripulaciones que vivieron en alta mar el terremoto, y posterior tsunami, que arrasó la costa oriental de Japón el 11 de marzo de 2011, donde fueron fundamentales para mantener a unos de los países más avanzados del mundo conectados al siglo XXI.
Lo que me da rabia este vez es no poder citaros las fuentes por las que me llegó, que fueron un par. Al menos os dejo la que sí recuerdo.
Fuente: Four Freedoms
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Chupito de macedonia (nº10)
Voy a recuperar una vieja sección donde publicaba la mejor lectura de la semana.
El proceso para llegar a ella ha sido en sentido inverso, es decir, me han llevado a ella un par de buenos análisis sobre la publicación del artículo en cuestión. El primero fue este de Noah Smith, con un tono muy pesimista y que te deja cierta sensación de inevitabilidad. El otro, de Lawrence Freedman, más ponderado y que pese a tener una visión anglosajona, se le nota más cercano a lo que sería una posición europea de la encrucijada a la que se enfrentan las democracias occidentales de corte liberal.
Al final no me quedó más remedio que acudir a la fuente, donde Philip Zelikow, profesor de Historia en la Universidad de Virginia y diplomático en varias posiciones del Departamento de Estado desde la administración Reagan a la de Obama, presenta el posible nuevo Eje al que encaran los EE.UU. y sus aliados, y donde el creciente ruido de sables puede desembocar en una III Guerra Mundial.
Valiéndose de ejemplos históricos, analiza en profundidad como la formación de los Ejes o Bloques no está predeterminada y son hechos muy puntuales y las constantes evaluaciones de la situación, lo que pueden inclinar a un lado o a otro a ciertos actores.
Como lectura histórica es muy recomendable, sobre todo la etapa entre 1940 y 1941, donde las relaciones entre EE.UU y Japón, futuros beligerantes en la II Guerra Mundial, se estaban aún definiendo. Algo que choca con la habitual creencia popular de un Eje Alemania-Italia-Japón consolidado desde la etapa de entreguerras.
Pese a ser un artículo basado en la Historia, el otro punto más interesante del mismo es la presentación de escenarios que hace Zelikow del conflicto China-Taiwan.
Por último, para no cerrar de forma muy pesimista, pero sin caer en el falsas ilusiones, presenta algunas de las fortalezas con las que cuentan los aliados de cara a presentar batalla al nuevo Eje.
Quizá sea una lectura que te deje sin dormir bien durante los próximos tres o cuatros años, pero sin duda estarás leyendo uno de los mejores análisis del momento sobre el futuro a corto/medio plazo de los nuevos bloques mundiales.
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Para conocer al más famoso de cada pueblo.
Admiro a esta gente que es capaz de montar con un par de capas de datos (lugar de nacimiento + mapa) una sencilla web donde perder un rato el tiempo curioseando.
Fuente: Marginal Revolution
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Lecturas de abril 2024
Esta vez lo voy a tener fácil, un mes un libro. Pero si lo dedicas a una obra de la envergadura del Canal de Panamá está justificado el esfuerzo.
La verdad es que no soy de barcos (me dan bastante respeto), ni de temas marítimos en general, pero por varias razones he terminado leyendo The path between the seas, de D. McCullough.
Por un lado, Stefan Zweig me volvió a traer a la memoria la sensación de grandeza que debía ser poder observar a la vez el Atlántico y el Pacífico, hecho que describe personalmente en su El mundo de ayer y que supongo que sería lo que inspirase su narración del viaje de Núñez de Balboa en uno de sus Momentos estelares de la Humanidad.
Recordé también, que durante una época en la que tuve el "trabajo" que más disfruté en vida, me tocó investigar bastante sobre proyecto del Canal de Nicaragua, que justo acabo de ver que se vino abajo hace unos días. Por cierto, nunca dudé que fuese a ver la luz.
Y por último, reconozco sentir cierta fascinación por esos megaproyectos que son ideales para apostar si alguna vez se llevarán realmente a cabo o si son simplemente grandes campañas de marketing o una absurda forma de quemar dinero.
Y es que a finales del siglo XIX y pese a existir el precedente del Canal de Suez y que se construyeron bastantes canales a lo largo y ancho del mundo, aquello debía parecer a la mayoría una auténtica locura, el NEOM de 1880.
Sin referencias y después de una rápida búsqueda en internet decidí que el libro de McCullough, que realmente son tres en uno, podría ser el ideal para conocer mejor aquel proyecto capaz de cambiar el mundo para siempre.
El primer libro es la genealogía del proyecto y que sirve de introducción de uno de los grandes personajes que nos acompañará la mayor parte del tiempo, Ferdinand de Lesseps, al que no le pareció suficiente con haber excavado el Canal de Suez y tuvo el valor de ir a por uno los proyectos más grandes la ingeniería moderna, aunque lo de moderna es un decir, porque desde el principio te das cuenta el nivel del reto que asumió, ya que algo tan básico como el planeamiento de la ruta, que a día de hoy sería relativamente sencillo, era una tarea magna y casi de mera suposición.
Por momentos es más un libro de aventuras que la descripción de una obra civil, con toda la fase de las expediciones, con la rocambolesca firma del tratado Salgar-Wyse. Y termina con desarrollo del Congreso Internacional en París para consensuar la mejor ruta para unir ambos océanos donde de Lesseps pone en marcha toda su maquinaría diplomática para imponer su errada (a posteriori es fácil juzgarlo) visión de un canal a nivel.
El segundo libro es la etapa francesa del canal, donde pronto se van a hacer realidad las inmensas dificultades a las que se enfrentaban en el proyecto. La parte de la financiación y posterior quiebra deriva en lo que se conoció como "el escándalo de Panamá", que no deja ser la historia de una burbuja especulativa con ramificaciones políticas que hicieron tambalearse a Francia y hundir a uno de sus héroes nacionales. Pero si esos eran los problemas en la distancia, el nivel de sufrimiento in situ en el canal estaba a otro nivel, con algo más cercano a la experiencia de estar combatiendo en una guerra que trabajando en la construcción. Y si además el proyecto, en sus términos iniciales, no es poco más que una ilusión mal dimensionada acaba en un sonoro fracaso y en el germen de la revolución que llevará la independencia a Panamá.
El tercer libro pone su foco en la etapa dirigida por los EE.UU., de la que el gran responsable es la visión de Teddy Roosevelt. La posición norteamericana fue variando de una cierta neutralidad inicial a la involucración total, marcada sobre todo, por el peso que ganó la doctrina naval de Alfred Thayer Mahan. Resuelto ya el enfoque del proyecto, abandonada la idea del canal a nivel y con el sistemas de esclusas como la única solución viable (aunque se planteó tímidamente en el Congreso preparatorio y los franceses en los estertores de su etapa llegaron a encargar el sistema de compuertas a un tal Gustave Eiffel) fue responsabilidad de los americanos su ejecución. El proceso de liquidación de los activos y derechos franceses y su adquisición por parte de los nuevos dueños es toda una clase magistral de negociación, lobbyismo y diplomacia. La construcción de las obras tiene dos fases, la liderada por John Stevens, centrada en la excavación del canal y la de George Goethals, que tenía que resolver la compleja integración del sistema esclusas. Dos personajes muy diferentes, uno civil y otro militar, cada uno con su particular forma de entender la gestión del proyecto. De gran relevancia fue también otro personaje, el doctor Gorgas, clave para reducir la terrible mortalidad asociada a las enfermedades que asolaban la zona del itsmo, malaria y fiebre amarilla, al controlar la transmisión por los mosquitos.
Sobre el final del libro planea la irrupción de la I Guerra Mundial, hecho que paradójicamente marca el abrupto final de una época de expansión global del comercio justo cuando se inauguraba una de las obras que iba a ser uno de sus pilares claves para continuar con su inexorable desarrollo. No empezó con buen pie el Canal, pero el paso del tiempo ha demostrado el valor de tan titánica infraestructura.
He disfrutado bastante de su lectura, en su tono relativamente ameno y a la que se le puede poner un pero...apenas hay un par de mapas a lo largo de las más de 600 páginas. En muchos momentos se echan en falta y creo que ayudarían al lector a entender mejor algunos aspectos de los retos a los que se enfrentaron.
Y ahora que ya acaba mayo, en breve espero hacer el repaso de lo que ha dado este mes de si.
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Lecturas del 2024 (1º trimestre)
He empezado fatal mi compromiso de ir publicando mis lecturas de 2024 de una forma más periódica, estamos a finales de abril y no había hecho nada aún, pero lo voy a intentar maquillar haciendo un compendio de este primer trimestre del año.
Creo que le podría echar en parte la culpa al libro con el que hice de puente entre el año en curso y el anterior, porque debo reconocer que me ha costado bastante acabar con Debt, de David Graeber. En realidad ni siquiera tenía este libro en la lista de pendientes, dicho honor recae en su obra "casi-póstuma", que estaba en muchas lista de lo mejor de 2022. Pero me dejé llevar y pensaba que iba a encontrar un libro más sobre la evolución de la deuda como instrumento financiero, pero en realidad es más un tratado antropológico sobre el concepto al que se refiere el título del libro. Error mío porque probablemente leyendo la contraportada me habría puesto mejor en situación. Gran parte de su línea argumental es el desafío a la teoría clásica de la invención y evolución del dinero y el mito de las sociedades basadas en el truque, que es bastante interesante, ya que desde un punto de vista antropológico la desmonta por completo. También como las diferentes formas de deuda (sobre todos los tributos) han ido dando formas a las relaciones sociales hasta evolucionar en los que hoy conocemos como los estado-nación. Y entre otro de sus méritos está el haberse convertido, de manera espontánea, en el libro de cabecera del movimiento Occupy Wall Street. Pero por esos azares del navegar por internet me tope con un extenso artículo donde hacían un repaso de la evolución de la posición política del autor como una de las luminarias del anarquismo a lugares mucho más cercanos al liberalismo, que lo dejo como muy recomendable por si alguien conocer más sobre el autor.
Sintiendo que mi deuda con el libro anterior crecía más rápidamente que mi capacidad para pagar los intereses más el principal, me permití hacerme hasta tres quitas para poder llegar al final.
El primer libro que vino a mi rescate fue El desierto de los tártaros, de Dino Buzzati. Pero en realidad, es el protagonista del libro el que necesita ser rescatado de las garras del tiempo. Me ha parecido una historia magnífica sobre la espera, y como puede destruir todo a su alrededor ese afán por dar con el momento perfecto, el sentirse parte de un destino superior, la toma (o no) de decisiones, el peso de las inercias. Una lectura que deja bastante poso y que para los que somos más de esperar que actuar, te deja en una posición bastante incómoda.
El segundo tramo del rescate fue a cargo de un oriundo de uno de los países de los que más saben de renegociar con sus acreedores: La historia universal de la infamia, de Jorge Luis Borges. Si el año pasado sus Ficciones no me terminaron de llegar, esta vez debo confesar haber caído rendido ante lo que es una obra de arte con mayúsculas. El formato le sirve para exprimir al máximo su escritura y la sensación es estar rozando la perfección constantemente. Además, como bonus track lleva esas pequeñas joyas al final de libro extraídas de sus lecturas personales que parecen, más que seleccionadas por el autor, directamente redactadas por él.
El último salvavidas, una historia de amor desde las heladas tierras islandesas. Para Helga, de Bergsveinn Birgisson. Bastante entretenida, alejada del romanticismo insulso, con algunas descripciones sobre la belleza con un punto realmente cómico. Trata bastantes temas, quizá ninguno en profundidad, salvo el de las particulares relaciones de pareja que se dan en el libro, pero es interesante para conocer la evolución de la Islandia del siglo XX.
Liberado al fin del yugo de la deuda, vuelta a una novela para relajarse. Suave es la noche, de Francis Scott Fitzgerald. Si hay que elegir entre su otra gran obra, El gran Gatsby y esta, sin duda me quedo con esta. Puede ser injusto, porque es difícil comparar entre dos obras que has leído con muchos años de diferencia, pero mi instinto me hace decantarme por este desfile de personajes complejos en su deriva autodestructiva. Por no caer en lo trillado de que es una buena historia, magníficamente escrita, diré que me quedo con sus descripciones de las diferentes nacionalidades de los personajes que desfilan por el libro. Tiene para todos.
Sin duda lo mejor que he leído este trimestre ha sido El mundo de ayer, de Stefan Zweig. Sabía que iba sobre seguro por las recomendaciones y por ser ya conocedor de parte de su obra. Es un libro precioso, al que la categorización como autobiografía se le queda corto. Es un repaso a las transformaciones de la Europa de finales del XIX hasta el terrible desenlace de la II Guerra Mundial. Retrato de esas generaciones que les toca sufrir la maldición de los tiempos interesantes. De como un mundo abierto, casi global me atrevería a decir, se cierra ante el auge del nacionalismo. A veces, son terroríficos los paralelismos que se pueden trazar con el mundo de hoy. Transmite una pasión por la cultura que te hace querer conocer más y más, de hecho, debo reconocer me estoy iniciando en la música clásica basado en sus recomendaciones. También hay una parte que me gustó especialmente y es su narración sobre la época de la hiperinflación en la Alemania de Weimar, es un tema que ya conocía, pero consigue que lo veas de una manera más real, alejado de la asepsia de los libros de historia o economía.
Con la siguiente novela destrocé uno de mis proyectos de 2024, y es que me había prometido no repetir nacionalidad del escritor en mis lecturas de ficción. Pero la insistencia de mi suegro con que leyera La invención de Morel, de Adolfo Bioy Casares, tumbó mis planes. Más cercana a la filosofía que a la ciencia ficción, el brillante desarrollo de la obra te va llevando poco a poco a situarte, aunque en muchos momentos me sentí totalmente perdido, pero todo termina con un cierre perfecto.
Ahora un poco de filosofía moderna, con No-cosas, de Byung-Chul Han. Bastante agradecida de leer para gente que no solemos dedicar mucho tiempo a la disciplina, divulgación pura y dura, si se puede decir así. Muy centrada en temas que nos rodean, como los ciclos informativos, los smartphones, la digitalización de los objetos más triviales o la cada vez más omnipresente inteligencia artificial. Creo que le falta profundidad, pero tengo la sensación que es más por mero compromiso para poder llegar al público en general.
Y de cierre del trimestre, nuevamente insistido por mi suegro, el teatro del absurdo de Esperando a Godot, de Samuel Beckett. Ya me adentré el año pasado en el género y este texto del Nobel irlandés me ha resultado menos legible, donde creo que pierde gran parte de su esencia y está, como es natural, pensada para ser interpretada. Diálogos a toda velocidad, breves, circulares y, como no, absurdos. Mi intención es ver la obra y si puede ser en vivo mejor, porque me queda la sensación de no haber saboreado lo suficiente esta obra cumbre del teatro.
Nuevamente cierro este post con la sensación de haber dicho poco, de quedar todo muy superficial. Voy a intentar seguir con las reseñas literarias mes a mes, para poder tener algo más de enjundia, pero no prometo nada y lo mismo no vuelvo a publicar hasta julio o cuando sea, así que disfruten del momento porque puede que me haga esperar, como Godot.
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Mi 2023 en libros (parte II)
Qué suerte vais a tener, ante la avalancha de peticiones (con una me ha bastado) de publicar la segunda parte de mis lecturas del año pasado me vuelvo a poner al teclado para seguir dando cuenta de ellas.
Siendo sincero, de este libro no esperaba gran cosa, me temía que iba a ser víctima de su propio hype y de estar demasiado pegado a la actualidad, que son dos factores que me suelen hacer poner mucha precaución antes de empezar con un libro, pero estaba en muchas listas de recomendaciones a las que les atribuyo buen criterio en su selección y le di una oportunidad. Se trata de Chip Wars, de Chris Miller. El título no le hace del todo justicia, pero entiendo que es más fácil venderlo así que no como algo tipo: historia y evolución de la industria del silicio y sus desafíos futuros. El caso es que es una lectura de lo más recomendable si quieres conocer el cada vez más estratégico sector de los chips con una crónica desde sus inicios en los años 40 del siglo pasado, el paso de un entorno de start-up apoyadas por eso que llaman el complejo militar-industrial a gigantes empresariales que siguen vivos hoy día, la fallida aproximación de los soviéticos a rivalizar con los chips de su mayor enemigo, la progresiva pérdida de peso de los EE.UU en la industria frente a la competencia asiática, primero con los japoneses en los 70 y 80 (pienso que hay mucho de paralelismo entre la situación que vivieron ante Japón y la que hoy viven con China, aunque con un componente de lucha de modelos socio-económicos que sería más o menos a rivalizar con la URSS y Japón a la vez) y después ante China y otros países del sudeste asiático, entender que no es lo mismo diseñar que fabricar chips, pero que no puedes escapar de una situación de debilidad si no dominas ambos entornos y por último como se han convertido (y más que lo van a ser), en elementos fundamentales para mantener la hegemonía de la tecnología militar (e industrial por la IA). Dicho así puede sonar de lo más áspero, pero el libro está muy bien estructurado, hilando perfectamente temas y se convierte en una lectura muy agradable. No os va a defraudar, estoy convencido.
El que me defraudó, y mucho, fue mi siguiente lectura. Veermer, de Norbert Schneider, uno de esos libritos exquisitos que edita Taschen en formato pequeño, que suelen ser una delicia pero que en este caso se convirtió en una pequeña tortura. No son ni 100 páginas (y con bastante ilustración, como es lógico) y me llevó más de 3 meses encontrar las fuerzas para terminarlo. Texto insufrible, ni siquiera diría que es pedantería académica, es algo mucho peor, falta mimo en todo. Una pena porque son libros que me suelen encantar y los uso mucho para relajarme entre lecturas áridas.
Y de un genio de la pintura a uno de las letras, las Ficciones, de Jorge Luis Borges. La verdad es que me cuesta poner palabras para describir esta lectura, al ser una colección de cuentos o relatos breves, es difícil encontrar el denominador común. No me voy a complicar y diré que hubo algunos que me parecieron sublimes, de lo mejor que haya leído y sin embargo, en otros me costaba llegar tanto a ellos que deseaba pasar al siguiente.
Al siguiente libro llegué de una manera un poco rebuscada, leyendo el obituario de Cormad McCharty, donde uno de los críticos literarios más influyente, Harold Bloom, comentaba que Meridiano de sangre era la mejor novela americana desde Mientras agonizo, de William Faulkner. Así que me decidí por ese clásico de un autor al que no había leído. Es una obra compleja, tiene ese regusto de obra maestra que hay que saber conectar con ella y por momentos cuesta. Pero algunos de los pasajes son extremadamente buenos, con un toque sórdido y muy negro (de humor y de crónica), con aroma de América profunda.
Sin duda alguna, no me duele nada decir que mi siguiente lectura fue la peor del año, y con diferencia: La Guerra de los Treinta Años, de Geoffrey Parker. ¿Cómo es posible editar tan mal un libro?, con una calidad pésima, que si me la hubiese descargado no me podría quejar, pero es que justo era uno de esos ebook que salen tirados en las ofertas diarias que sacan para Kindle en Amazon y me dieron ganas hasta de reclamar la devolución del dinero. Si lo terminé fue por masoquismo puro, porque de otra manera no le encuentro explicación, carece de todos los méritos que se le pueden pedir a un libro de historia.
Ahora otra agradable sorpresa, y de un sitio donde no te esperas que te ofrezca este tipo de material, ya que la recomendación es un viejo blog de ciclismo, aunque venía con el aval de haberme proporcionado ya el año pasado una de las mejores lecturas de las que pude disfrutar. Se trata de En el cuarto oscuro, de Susan Faludi. Una especie de biografía novelada sobre la intensa vida del padre de la autora. De lo más variada en los temas que trata, y gracias al buen estilo en el que está facturada la obra hace que se pase volando.
Este año he estado un poco africano y desde hacía mucho tiempo tenía este libro en la lista de pendientes y por fin di con el momento adecuado para tacharlo de la lista. Ébano, de Ryszard Kapuscinski es un libro a medio camino entre la crónica periodística y el género de los libros de viajes. El autor, evidentemente, es más conocido por lo primero, pero creo que lo borda aquí y vas a encontrar algo muy personal, con la narración de sus vivencias africanas mientras estuvo destinado como corresponsal en el continente. Tiene capítulos memorables, como cuando lidia personalmente contra la malaria, que le acecha durante gran parte de su estancia o el viaje en camión por Mauritania. En una faceta más periodística, imprescindibles su repaso a la etapa en Etiopía, el retrato del final del dictador liberiano Doe o el descenso a los infiernos de Ruanda.
Ahora voy a hacer un poco de trampa (y más después de haber perdido los cambios en el último borrador de este post), y aprovechando que se trata de una trilogía, daré cuenta en un único párrafo de los tres siguientes. Recomendado por The Economist como una de las lecturas imprescindibles para entender la España modera, no puedo estar más de acuerdo con ellos y es que La Forja de un rebelde, de Arturo Barea, debería ser de obligada lectura en la etapa secundaria en una asignatura como Historia. En lo que no estoy de acuerdo es en que el segundo libro sea el más flojo de todos, para mí ha sido el mejor, aunque quizá venga influenciado por desarrollarse durante la Guerra del Rif, de la que prácticamente no conocía nada, pero sobre todo, porque deja pistas del germen de los hechos del último tomo, el más dramático de todos. Escrito en un estilo sencillo, hasta básico en algunos momentos, con pocas florituras, pero creo que en eso reside gran parte del valor de estas novelas. Que casi todo ocurra en Madrid y alrededores también me ha hecho más fácil conectar con el libro.
Vuelvo a la carga con otro que debería estar en la lista de lectura de los chavales, Cartas a un joven disidente, de Christopher Hitchens y es que en los tiempos que corren, libros como este son fundamentales para jovenes y no tan jovenes. Profético en algunas de sus visiones además nos dejará de regalo una lista de lecturas recomendadas muy a tener en cuenta.
Y si de recomendaciones de lectura se trata, el siguiente no se queda atrás y hace de su defensa de los clásicos la piedra angular. La utilidad de lo inútil, de Nuccio Ordine. Realmente es más que una oda a disfrutar de los clásicos, más bien que nos debería importar muy poco dedicar tiempo sin reparos a eso que aparentemente no tiene ningún tipo de aplicación práctica, a dejarnos llevar por la simple curiosidad, a degustar la belleza. Yo lo tenía ya claro antes de leer el pequeño manifiesto, porque si en algo soy especialista es en chapotear por charcos de lo más variopinto.
Que mejor que aplicarse el cuento y dar una oportunidad a un clásico y de un género que no frecuento. El rinoceronte, de Eugène Ionesco, es una obra de teatro del humor de lo absurdo para tratar el mal que asoló al mundo en el siglo XX. La verdad es que el poco teatro que he leído siempre me ha gustado, así que espero incorporarlo un poco más a mi repertorio.
A principios de año había dejado enterrado a Lenin, y ahora tocaba hacer la autopsia con Collapse, de Vladislav Zubok. Es un libro inmenso, en todos los sentidos, un post mortem de la URSS de lo más detallado, con una calidad de fuentes de primera mano muy difíciles de superar (de lo que más subrayé son varias pasajes de los diarios de un secretario de Shevardnadze, de ese nivel de profundidad hablamos). El repaso que le da a Gorbachov es brutal y quizá más para mí después de haber leído hace algunos años una biografía suya que rayaba en la hagiografía. Su tesis es que no era inexorable el fin del imperio soviético, como se puede desprender de las fuentes más occidentales (para eso la historia la escriben los vencedores), quizá hubo un momento (o varios) en que pudieron ser más una versión de la China de Tiananmén, pero el libro no se pierde en la historia ficción. Lo que también pudo ser muy diferente fue la implementación de los diferentes programas de transformación económica y es muy interesante la competición que hubo entre ellos para imponer cada uno su visión. Si eres de los que disfruta con esa etapa de la historia te va a encantar, aunque a veces destila un aroma a vodka para muy vodkeros que se puede hacer un poco duro.
No sabría muy bien, ni cómo empezar, ni mucho menos cómo acabar con el siguiente, quizá decir que es de esos libros a los que el título les queda como anillo al dedo, porque si algo deja este libro es lo que promete: desasosiego. El libro del desasosiego, de Fernando Pessoa. Está claro que te tienes delante un libro al que al menos hay que enfrentarse alguna vez en la vida, si vas a ser capaz de acabar con el es ya otra cosa. Yo lo he sufrido, y de hecho le tuve que dar un descanso, tampoco pasa nada por reconocer a veces pasaba páginas sin estar seguro de haber entendido algo, pero hay momentos, fragmentos, párrafos, frases, pequeños destellos en los que te ves abrumado por su belleza, por su oscura claridad, por un desasosiego pleno al verte reflejado en las vicisitudes del autor, o mejor dicho su heteronónimo. Como recomendación, no dejes pasar por alto la introducción que hayan hecho los editores/traductores, te va ayudar a situarte ante tan compleja obra.
Como el anterior libro se me hizo más cuesta arriba que las empinadas calles lisboetas en las que se sitúa, entre medias hice una parada técnica en una serie de conferencias que conforman ¿Qué es la historia?, de Edward Carr. Fundamental para cualquiera que esté estudiando Historia (la titulación universitaria), que no es mi caso, pero que si eres de los que disfruta leyendo historia tampoco viene mal como fondo de armario para enfocar ese tipo de lecturas de una manera más crítica. Como buen inglés, y dejándome llevar por los tópicos, el texto tiene cierto toque flemático compensando compensado con pequeñas demostraciones del buen humor de las islas.
Y esto ha sido todo amigos, como lo he disfrutado bastante y me da una buena excusa para escribir de manera más recurrente, creo que para 2024 voy a pasar a un formato mensual. Así también podré intentar decir algo más que auténticas perogrulladas de algunos de ellos al tenerlos más recientes. No me entretengo más que ya voy con retraso para sacar el post de las lecturas de enero de 2024.
Gracias por leerme.
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Mi 2023 en libros
En este espacio que va y que viene nunca había hecho este ejercicio tan típico de hacer un repaso de mis lecturas anuales, además, desde que uso goodreads me es mucho más fácil hacer seguimiento de lo que he ido leyendo y como aun estamos estrenando 2024 no queda muy mal volver la vista atrás e intentar hacer algo más que un simple listado de libros.
Empecé el año con un libro que llevaba en la lista de pendientes desde hace varios años, Coup dÈtat, de Edward Luttwak. Sinceramente, no recuerdo porque estaba en mi lista, aunque sí haber leído una larga entrevista al autor que me gustó bastante (lástima de no haber guardado el link), y la verdad, escribir un manual práctico sobre cómo dar un golpe de estado llama bastante la atención. Pese a estar publicado a finales de los 60, aunque la edición que leí estaba revisada por el autor en fechas no muy lejanas (2016), sigue siendo una lectura bastante amena y no muy técnica pese a lo que pueda parecer. Además, con el resurgimiento del golpismo, sobre todo en el África Occidental, se puede decir que si sigue siendo de plena actualidad. Se me quedó grabado un pasaje donde comentaba sobre una posible fragmentación de Rusia, ya que en su constitución está recogida esa posibilidad, pero el autor dudaba que se fuese a dar nunca. Esto junto a otras noticias similares en la misma línea me dieron la idea para un post que nunca empecé, pero del que al menos tengo los apuntes.
El siguiente fue una de las decepciones del año, La soledad del corredor de fondo, de Allan Sillitoe. Lo reconozco, me dejé llevar por el título, y aunque es cierto que habla de correr, e incluso te puedes reconocer en algunos de esos momentos de desconexión total que es correr y cómo te deja a solas con tus pensamientos, el resto de la historia y la prosa del autor no me cautivaron, es de esos libros que no parece que hayan aguantado muy bien el paso del tiempo.
Y de uno de los momentos más bajos a otro de los más altos gracias a: La tumba de Lenin, de David Remnick. Un auténtico monumento periodístico de los últimos tiempos de la URSS. Goodreads dice que es mi lectura más larga del año, pero casi me atrevo a decir que se hace hasta corto. Mezcla con maestría la crónica periodística con sus experiencias personales como corresponsal en Moscú, a veces me recordaba un poco a El Imperio, pero con una visión más anglosajona de una época que desbordaba Historia cada día y que muy pocos vieron venir.
Después le tocó el turno a uno de esos libros que mi mujer llevaba años insistiendo que leyera por ser uno de sus favoritos y aunque me fio totalmente de su criterio, la Cienca Ficción no es lo mío. Pero al final me atreví con Dune, de Frank Herbert. Aunque empecé muy bien, me terminó costando sumergirme de lleno y disfrutarlo, pero diré que mereció la pena el esfuerzo. Lo que no tengo tan claro es que en breve me ponga con el resto de la trilogía, de las posteriores a la trilogía ya estoy advertido que no merecen la pena.
Para compensar, con el siguiente me di un capricho y me puse con uno de esos que pienso que sólo me gustan a mí, The world for sale, de Javier Blas. Es un libro sobre el comercio de las materias primas, pero aunque nadie me vaya a creer, se lee más como una novela de aventuras que como un sesudo ensayo. Es excelente, porque trata un tema árido (aunque de los áridos no hablan, pun intended) de una manera muy accesible y a nada que te interesen un poco los temas económicos y/o financieros, la geopolítica y/o geoestrategia y las materías primas y/o recursos naturales es un libro que no te va a decepcionar. Mucho testimonio personal de gente del sector, recorrido por países exóticos, buena investigación periodística de un sector nada transparente, personajes dignos de novela. Daría para película o serie como mínimo.
Y de unos chupasangres al más grande chupasangres de los todos los tiempo, Drácula, de Bram Stoker. Volviendo a escuchar a mi mujer saldé una deuda con este Clásico (con mayúsculas porque se lo merece). No es el terror uno de mis géneros favoritos, pero por poco no diré que ha sido mi libro favorito del año (paciencia, ya os queda menos para saberlo). Es increíble que siga siendo capaz de generar escalofríos mientras lo lees después de más de un siglo. Pensaba que estaría muy superado, pero me ha resultado fascinante y de una prosa excelente.
Para el siguiente volví a tirar de la lista de pendientes, con Red Notice, de Bill Browder. Descubierto hace mucho a través de un viejo blog de un gestor de un fondo de inversión, tenía muchos de mis elementos favoritos y sabía que no me iba a decepcionar, pero realmente superó con creces mis expectativas y fue una de las mejores lecturas del año. El libro se divide básicamente en dos partes: la historia personal del autor durante la época de las privatizaciones en la Europa oriental a principios de los 90 hasta convertirse en el fundador del que llegó a ser el mayor hedge fund operando en Rusia y por otra, la persecución del gobierno ruso en lo que se conoció como el caso Magnitsky, en una fascinante crónica de los hechos.
Ahora sí, le llega el turno a mi favorito del año, pero por alargar unas líneas más la intriga comentaré antes la curiosidad de cómo llegué al libro en cuestión. Aparecía mencionado en el primer libro del año, Coup dÈtat, como la mejor descripción de lo que es un "Estado dentro del Estado" y por su carácter profético en lo que luego serían las prácticas de algunas empresas en Latinoamérica. Como me llamó la atención, empecé a elaborar una lista donde ir registrando la fuente de las recomendaciones, para saber cómo había llegado a las mismas y de dicha lista este ha sido el primer libro en ser tachado. Y sin más preámbulos desvelaré el libro en cuestión: Nostromo, de Joseph Conrad. Quizá te cueste un poco meterte en la historia, pero una vez lo hace, ya no te puedes escapar. Con pasajes de una brillantez que te ves obligado a subrayar es de esos que sabes que no te importaría volver a releer (y eso que no soy de releer) y de los que no te cansas de recomendar, aunque ya conozco a más de uno que no le ha gustado mi recomendación. Durante gran parte de la novela tenía la sensación de estar leyendo un guión de una película, de algo que merece la pena ser llevado a la gran pantalla y como ando muy escaso de conocimientos cinematográficos (y más si es cine clásico) estuve buscando si había alguna versión de la novela de Conrad, pero nada de nada, lo único que hay es un documental sobre el que fue el último proyecto de David Lean para haber rodado la historia. Una pena, pero también lo recomiendo como anexo al libro si te gusta, pero mejor después de haberlo leído.
Regresando a la "no ficción" y para seguir dando uso a esa nueva lista, me puse con un libro de título muy sugerente, Chocolate Nations, de Órla Ryan. Básicamente un trabajo de investigación periodística sobre la industria del cacao en Ghana y Costa de Marfil. Creo que el formato libro le va grande al tema o que el libro se queda escaso. Esperaba más la verdad, una pequeña decepción.
Otra cosa que quise probar este año es la "lectura en cluster", es decir, leer varias cosas seguidas sobre el mismo asunto. Quise que el primer tema fuese Ghana, que desde la lectura de Coup dÈtat me había aparecido por diferentes motivos en mis fuentes habituales por lo que me puse a buscar alguna novela sobre el país. Me fue de gran ayuda para decidir la web Fivebooks, donde puedes ver agrupados por diferentes temáticas, los cinco mejores libros según un experto al que hacen una larga entrevista donde detalla su selección. Es muy recomendable para usar como fuente de inspiración si no sabes por donde empezar, como era mi caso. A mí me llevó a elegir, Volver a casa, de Yaa Gyasi. No está mal, su retrato de la esclavitud es muy bueno, pero el relato, aunque bueno, resulta previsible y le resta impacto, pese a la dureza del tema. Me ha sorprendido ver en mi resumen del año en Goodreads que es el libro con mejor valoración, yo le dejaría en la mitad de la tabla de mis lecturas de este año.
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Con esto he llegado más o menos a la mitad del año (pero no de lecturas). Como ha quedado bastante largo y sobre todo, dudo que alguien lo vaya a leer. Si hay alguien interesado en la segunda parte del repaso a mis lecturas de 2023 que me lo haga saber. Estoy convencido que sabrán ponerse en contacto conmigo ;-D
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Fuente: Kloshletter
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...Erdogan can’t be bought, but he can be rented...
— David P. Goldman
Vía: Marginal Revolution
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...In the American imagination, the U.K. is not only our political parent but also our cultural co-partner, a wealthy nation that gave us modern capitalism and the Industrial Revolution. But strictly by the numbers, Britain is pretty poor for a rich place. U.K. living standards and wages have fallen significantly behind those of Western Europe. By some measures, in fact, real wages in the U.K. are lower than they were 15 years ago, and will likely be even lower next year...
— Derek Thompson
Vía: Marginal Revolution
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Siempre son las 10:10
Hace unas semanas estaba repasando con uno de mis hijos las horas con agujas y para tratar de hacerlo un poco más divertido le iba poniendo fotos reales de relojes que nos salían en el buscador de imágenes de Google.
Si haces tú mismo la prueba, verás que la mayoría de las veces los relojes aparecen con las agujas marcando en su dial las 10:10 (o 22:10, que también podría ser).
Toda mi vida había pensado que era por una razón puramente de marketing, ya que es la opción que mejor resalta el logotipo del fabricante en la esfera del reloj y tan convencido estaba que así se lo expliqué al chaval para quedar como un padre sabiondo.
Pues me acaban de quitar la razón (aunque sólo en parte), ya que el motivo de que los relojes de pulsera muestren siempre esa hora tan marketiniana es un poco más elaborado, aunque también se apoya en razones puramente comerciales, no nos engañemos.
Además de mi versión, había otra que decía que al recordar a una sonrisa hacia que la gente estuviese de mejor humor al mirar una foto con la dichosa posición de las agujas.
En 2017 un grupo de investigadores trataron de demostrar esta última teoría y publicaron sus hallazgos en la revista “Frontiers in Psychology”. En un sencillo experimento, a un grupo de sujetos les mostraron fotos de relojes con las horas en las 10:10, las 11:30 y las 8:20 y les preguntaron por su respuesta emocional y su inclinación a comprar cada uno de ellos.
Los resultados del estudio indican claramente que un reloj a las 10:10 produce mayor placer y, lo más importante, provoca una mejor intención de compra que en el observador que las alternativas ofrecidas.
Por lo tanto, si tienes que vender un reloj, ya sabes qué hora debería marcar.
Fuente: Realclearsciencie.com
Vía: Marginalrevolution.com
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