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Lecturas del último trimestre de 2024
Termino el año igual que empezó, reuniendo en un post trimestral las lecturas del último tramo del año. Es cierto que pude mantener el ritmo de post de lecturas mensual durante un tiempo, pero mi cabeza estuvo a otras cosas este final de año y no saqué el tiempo que se merecían mis lecturas para dejar una reseña que no pase por un pequeño apunte superficial. Dejando las excusas de lado, que a nadie (o casi nadie) le van a importar dando el magro número de lectores de este insignificante espacio nos ponemos al repaso.
Con La casa del silencio, de Orhan Pamuk me pude tachar un autor de mi lista mental de "Nobeles pendientes". Disfruté mucho esta novela, de esas sencillas de leer, con personajes potentes y con mucho trasfondo a lo largo de toda la obra, pero a la que eché en falta más detalle del contexto politico-histórico en el que se desenvuelve la narración, que quizá es algo que se da por sabido para los lectores compatriotas del autor, pero que como hombre que vive a más de 3.000 km, pues me quiere sonar pero tengo la sensación de perderme cosas. Muy recomendable para todos aquellos que se quieran asomar a la Turquía de finales del siglo XX, y donde cada uno debe sacar sus propias conclusiones de si siguen aún en esa fase de transformación social que cuenta el libro, la han superado o han vuelto atrás.
Con mi siguiente lectura tengo dudas de si realmente clasificarla como libro, la teoría dice que sí, porque está publicado y tiene su ISBN y demás, pero Siete breve lecciones de física, de Carlo Rovelli, creo que no dan para libro. Y es que no dejan de ser una colección de artículos publicados en los suplementos culturales de la prensa italiana y que se terminaron editando como un libro, pero creo que carece de ese espíritu. También creo que adolece de ese toque de divulgación científica que al menos yo esperaba y lo clasificaría más con ejercicio estilístico del físico italiano donde demuestra que se puede escribir sobre Física con un lenguaje lírico. Por no dejar mal al autor, diré que me encantó en su participación en el documental de Netflix "Un viaje al infinito", que sí que es más la divulgación que yo me esperaba encontrar en su libro, pero aquí estamos para hablar de libros y no de la caja tonta.
Tocaba vuelta a los clásicos y lo hacemos con una de humor inglés, El hombre que era jueves, de G.K. Chesterton. Que sigue siendo bastante divertida de leer más de 100 después, con un montón de diálogos y situaciones que encajarían en más de un sketch de los Monty Python pero que a medida que avanza el libro y sobre todo en su fase final, se diluye o al menos yo ya no empecé a pillar. Quizá es donde se le nota el paso del tiempo a la obra, pero después de habérmelo pasado realmente bien durante el desarrollo de la historia, su cierre me parece elusivo y un poco pobre. Pero no diré que me ha dejado con la sensación de haber malgastado el tiempo con su lectura.
Si hay un libro que te deja una sensación de estar leyendo en bucle es How Asia works, de Joe Studwell. A su favor, decir que aprendes para toda la vida la tesis que presenta, porque a fuerza de repetición constante, capítulo tras capítulo, no se te van a escapar los pasos para convertir tu país favorito de Asia en toda una economía desarrollada del primer mundo. No quiero decir sea una mala lectura, pero sí que se podría contar en otro estilo o formato, menos secuencial al tratar cada caso de éxito (Japón. Corea del Sur y Taiwan-China) o fracaso (Indonesia, Malasia, Filipinas) y hacerlo más en paralelo, apoyando los omnipresentes pasos para el éxito con los ejemplos y particulares de cada país. Me ha aportado mucho a nivel histórico, sobre todo es muy interesante para conocer a grandes rasgos los primeros esfuerzo de Japón desde finales del XIX para modernizarse o adentrarse en la historia reciente de Corea del Sur (país de moda, si se puede usar la expresión y del que sabía poco más que todos los tópicos al uso) o recordar todas esas frikadas que ya sabía (y otras que no) de la industria del automóvil en Malasia o Indonesia. La pena es que el libro abarca hasta 2010 aproximadamente y aunque ya lo deja un poco en el aire, de ser más reciente, quizá la parte dedicada a China habría cobrado más importancia, aunque esa última década que ha pasado desde la publicación del libro no ha demostrado que su receta sea equivocada. Si alguno no se quiere leer el libro aquí le dejo la receta, que sólo tiene 3 pasos: 1) reforma agraria para que se genere una base de población próspera lo más amplia posible. 2) aprovechar los frutos económicos de la fase anterior para construir una base industrial orientada a la exportación competitiva (y subsidiada si hace falta) para triunfar en los mercados internacionales. 3) sin olvidar seguir evolucionando los puntos 1 y 2 crear una serie de instituciones financieras orientadas a garantizar el éxito de la industria exterior del país sin hacer mucho caso a lo que te digan los organismos internacionales sobre ajustarte las reglas del libre mercado. Ahora que lo sabes, aplícalo.
Este verano salió publicada en el NYT la lista de los 100 mejores libros de lo que va de siglo, polémicas aparte, no me pude resistir a echar una ojeada, porque siento debilidad por ese tipo de listas, de hecho las "colecciono" y las revisito cuando estoy falto de inspiración para coger un nuevo libro. Del top-ten me llamó la atención Austerlitz, de W.G. Sebald. No conocía al autor, quizá el hecho de su fallecimiento en 2001 ha contribuido a esto. Además, que muchos la consideren su obra cumbre y teniendo por seguro que dada su condición de finado no va a publicar nada mejor, me hizo animarme a leer una novela contemporánea, de las que intento huir últimamente. El estilo es muy particular e innovador, al menos para mí. La historia se va desplegando muy lentamente, oculta entre las conversaciones de los dos personajes principales del libro, de hecho, reconozco que en algún momento dudaba si en realidad se trataba de un único protagonista por una especie de desdoblamiento de la personalidad. Si alguno se anima con ella le recomendaré que se haga con una edición en papel, aunque no es fundamental, el libro se apoya a veces en una serie de fotografías que ayudan a potenciar el relato y en formato ebook, por su pobreza de resolución y tamaño pierden en gran medida ese efecto. Una historia delicada, que pese a lo inverosimil de algunos encuentros entre los protagonistas, te va atrapando lentamente y disfrutas realmente. Muy recomendable si quieres leer algo en un formato poco convencional pero sin caer en los estrafalario.
Y cerramos el año con una de indios y británicos, La anarquía, de William Dalrymple. Había leído en muchas ocasiones sobre la Compañía de las Indias Orientales, sobre todo por ser una de las primeras empresas por acciones, con similitudes a lo que serían las modernas sociedades anónimas de nuestros días y a la que tampoco le falta su propia burbuja especulativa y posterior rescate por parte del gobierno, algo sigue ocurriendo en nuestros días. Aunque los temas financieros tienen su peso en el libro, este centra más en los aspectos militares de las diferentes campañas de conquista por la India (Las Guerras Marathas) y en la política de los actores regionales que luchaban por la supremacía de tan vasto territorio. No tenía mucho conocimiento ni de la región ni de la época, por lo que me costaba situarme en muchas ocasiones, pero se hace interesante tanto por lo dinámico de la narración como por estar en constante descubrimiento de una realidad ajena para mi formación clásica occidental. Sorprende que fuese una compañía totalmente privada la potencia dominante de la India hasta bien entrado el siglo XIX, ya que por lo general, tenemos la percepción de que era una colonia del imperio británico.
Esto ha sido mi 2024 en cuanto a libros, muchas gracias por estar al tanto y prometo seguir contando, espero que mes a mes, mis avances de ávido lector en 2025.
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Chupito de macedonia (nº16)
https://www.washingtonpost.com/books/interactive/2024/karl-ove-knausgaard-library/
Un paseo por la biblioteca de uno de los autores contemporáneos de más éxito, el noruego Karl Ove Knausgaard.
La edición del artículo es muy original y deja todo el peso a los montones de libros que rondan por su "taller de escritura", acompañadas por unas breves notas que me han regalado unas cuantas pistas más para mi lista de lecturas de cara a 2025 (y mucha envidia por no tener que preocuparse por almacenar pilas de libros en su casa con un pequeño toque de Síndrome de Diógenes).
Y el bonus que nunca fallará en Internet, hay foto de gatitos.
A disfrutar del finde.
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Navega por la historia a través de los mapas en una de esas maravillas donde puedes perder el tiempo de manera provechosa. Una lástima no haber dado con ella un poco antes porque me habría ayudado mucho con mi última lectura, que me hace sentir perdido constantemente por la India.
Vía: Mapas Milhaud
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Y también puedes ver por donde andan los satélites que dan cobertura a los sistemas de navegación (GPS, Glonass, Galileo o Beidu) o los de Oneweb, pero sin duda lo de Starlink está a otro nivel.
Vía: Chartbook
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Chupito de macedonia (nº15)
No sé si llamarlo lectura, pero sí de lo más interesante de esta semana. Una recopilación de enlaces con un montón de curiosidades que ha aprendido el autor a lo largo de este año.
Vía: The Browser
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Chupito de macedonia (nº14)
Después de mucho parón, regreso con doble chupito, aunque del mismo sabor, el de moda, de IA.
Si hace poco OpenAI publicó una guía para ayudar a los estudiantes a usar ChatGPT, no han tardado mucho en salir versiones con el fin contrario. Vía: Honos
Hace mucho que dejé atrás mis tiempos de estudiante, pero habiendo sido un procrastinador nato creo que me hubiese sido muy difícil resistir a los cantos de sirena. De todas formas me ha parecido una lectura muy interesante como reflexión de lo que supone apoyarse en exceso en los LLM.
La semana pasada, matando el tiempo en el vagón cafetería del AVE con unas compañeras salió el tema de la automatización (o no) de cierto tipo de tareas a las que nos vamos a enfrentar en breve y cómo eso afectará al desarrollo de ciertas carreras profesionales.
Pues a los pocos días me crucé con este artículo de uno de mis sitios favoritos estar al tanto de los temas de la IA (tiene uno de los mejores artículos de divulgación para entender cómo funciona un LLM, incluso traducido al español) que venía a ratificar mi posicionamiento (no hay nada como saber buscar entre tus cámaras de eco de confianza). Y es que pese a los grandes avances que nos esperan ver en temas de automatización de tareas y procesos a un nivel que nos cuesta aún entender y nos dejará con la boca abierta, el valor que tendrán las relaciones personales va a aumentar en la misma medida y quien mejor se sepa mover entre ambos mundos tendrá mucho terreno ganado.
A disfrutar del finde (y sigan pegados a sus pantallas que en breve llegarán los resúmenes de mis lecturas de octubre y noviembre, estamos que lo tiramos que para eso es Black Friday).
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Lecturas de septiembre 2024
Vaya por delante que en este post voy a romper la regla de comentar sólo los libros acabados en dicho mes, pero como he pasado casi el mes entero enfrascado con uno de los que dice la gente que es de los mejores libros de empresas/negocios, su hueco le pertenece ahora, pero aún os toca esperar, antes vamos con el par que sirvieron de aperitivo a esos bárbaros.
Primero fue La ignorancia, de Milan Kundera. Con una de esas historias de amor típicas del autor, que rozan el esperpento, se sirve muy bien de los pocos personajes de la obra para tratar en profundidad y quizá en sentido autobiográfico, los grandes temas de la novela: la inmigración y el retorno del exilio. Una interesante aproximación a lo que quedaba de Checoslovaquia justo antes de su desaparición definitiva.
La siguiente es una de las obras de las que más referencias se me han cruzado por delante en mis lecturas y tiene todo el sentido porque se trata de uno de los Grandes Clásicos (sí, con mayúsculas): El mercader de Venecia, de William Shakespeare. Me parece un torpe intento por mi parte intentar hacer un breve resumen de esta pieza teatral, ya que tiene tantas posibles lecturas que, sin duda, lo mejor es que cada uno haga la suya propia. Al menos decir que es bastante sencilla de leer, no es uno de esos clásicos que intimida y además creo que ese es en gran parte su secreto, que con una historia muy accesible puedes llegar a profundizar en los grandes temas de la condición humana, hacer un curso acelerado de derecho de contratos o conocer mejor el funcionamiento de la Serenísima República.
Pero la lectura que me ha tenido atrapado por completo este mes ha sido otro clásico, aunque de la menos elevada literatura empresarial: Barbarians at the gates, de Bryan Burrough y John Helyar. Siempre había visto este libro en lo más alto de las listas de recomendaciones de libros de negocios, pero ahora que los bárbaros han llamado también a mi puerta me sentí mucho más empujado que nunca a leerlo. Un auténtico thriller que ha dado para película y documental. Aunque centrada en el intento de compra de la antigua RJR Nabisco mediante lo que se conoce como un LBO, es también un viaje al Wall Street de los ochenta, donde desfilarán un montón de Gordon Gekko. Mucha ambición, personal y profesional, luchas de egos que dejan en ridículo el "no es personal, sólo son negocios" de El Padrino, conflictos de intereses que pisotean la más mínima ética profesional. La parte introductoria se puede hacer poco pesada, aunque está muy bien contada y luego va a ser clave para poder entender mejor a todos los jugadores de la partida, pero sin ninguna duda, la batalla de las ofertas por quedarse con la empresa es brillante, tanto por su valor para conocer cómo funciona una operación de ese tipo y todo el trabajo que hay detrás, como por el estilo en el que está narrado, que te hace sentirse un observador privilegiado de ese espectáculo de los negocios.
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Ninguno de mis enlaces están afiliados, pero por favor, si clicas en el de Barbarians at the gates te echarás unas risas. ¿Cómo terminó allí ese libro?.
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Lecturas de julio y agosto 2024, edición veraniega.
Con el verano ya rozando su final toca volver a retomar la actividad en todos los sentidos y aquí viene el repaso a mis lecturas, casi siempre a la sombra, de estos dos últimos meses.
Con Despachos de guerra, de Michael Herr di salida a otro título más que tenía en la lista de pendientes desde que me crucé su mención el año pasado en el libro de otro periodista, La tumba de Lenin. Es una colección de sus crónicas sobre la guerra de Vietnam y que por su tratamiento desde una perspectiva tan cruda, directa y personal, parece casi más un diario de un combatiente que el reportaje periodístico al uso. De hecho, sorprende mucho que más de una vez, es también el propio autor el que tiene coger el fusil y disparar para cubrirse de ataques a sus posiciones o dar cobertura a otros soldados que van a la carrera a tomar unos de esos omnipresente helicópteros que sobrevuelan constantemente por el libro. Capaz de recoger y transmitir el aura de locura que siempre ha rodeado a esa guerra y de la que él tampoco puede huir. No es el libro que te recomendaría si quieres tener la perspectiva histórica de la Guerra de Vietnam, pero sí, si lo que quieres es adentrarte en la jungla y ser uno más en una patrulla a punto de ser emboscada por el Vietcong.
Y saltando de jungla, después tocó El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad. Teniendo tan reciente la Guerra de Vietnam, quería ver de dónde había surgido la inspiración de Coppola para su Apocalypse Now, pero sinceramente, quitando el famoso Kurtz, me costaba sacar esos paralelismos (cierto es que tampoco recuerdo la última vez que vi la película). Como libro, mi comparación era contra el Nostromo, que tanto me fascinó el año pasado y me parecía un pecado no leer también su obra más conocida. Y aunque poco tienen que ver, como entretenimiento me sigo quedando con el capataz italiano. De todas maneras, es imposible no rendirse ante algunas de las frases de Conrad, que lleva la prosa a sus cotas más altas.
Una pequeña decepción ha sido el libro de cuentos Cuando fui mortal, de Javier Marías. Ya en el prólogo el propio autor intentar excusarse que la mayoría de los relatos están limitados, por diferentes cuestiones, al ser encargos para diferentes publicaciones. Se hace también muy recurrente la temática, aunque sin tener un hilo conductor, pero si has leído otras cosas del autor, hace gracia cruzarte nuevamente con algunos de sus habituales personajes o localizaciones. Eché en falta el factor sorpresa (o novedad) de mi primer libro de Marías, pero tampoco le puedo poner pegas a los cuentos o que estén mal resueltos, el de temática futbolística me resultó muy entretenido, por momentos me imaginaba al "Guti del Este". Como lectura ligera entre un chapoteo y otro en la piscina está correcto.
Y en un movimiento pendular, de una decepción pasamos a una grata sorpresa, La Colmena, de Camilo José Cela. Sin duda ha sido el karma el que me ha regalado esta joya, recogida de un contenedor de reciclaje, ya que había perdido este libro hace más de veinte años, prestado para no ser devuelto nunca. Cierto es que tampoco leí aquella edición extraviada cuando me tocaba (no soportaba leer las cosas que me imponían en el instituto), y creo que tampoco habría sabido apreciarla, pero este ha sido uno de esos libros que parece que te llegan en el momento justo. Su estructura dinámica, con multitud de personajes, hace que sea un libro fácil para avanzar, incluso a pequeños sorbitos. Retrato de la más oscura España de posguerra, me atrevería a decir que es la versión madrileña de Nada, de Carmen Laforet, salvando las distancias entre ambas obras, pero sin duda imprescindibles para conocer el ambiente de las dos grandes ciudades españolas en esa época. Como curiosidad, es de las pocas veces que he visto en un libro el seguimiento o la preocupación que tenían los españoles sobre lo que estaba ocurriendo en la II Guerra Mundial, aunque es un tema muy tangencial.
Mi siguiente lectura, Material World, de Ed Conway es mi favorita en lo que va de año en la categoría de no-ficción. Una mezcla entre Chip War y The World for sale, brillantemente contada por un periodista británico al que conocí (no recuerdo cómo) por su Substack, capaz de hacer atractiva la lectura sobre algunos de los materiales más básicos y abundantes con los que nos podemos encontrar, pero que son y van a ser clave para el futuro de la humanidad: arena, sal, hierro, cobre, petróleo y litio. No voy a entrar en mucho detalle, porque me gustaría usar este libro como entrada inicial para un nuevo proyecto, pero si tenéis la oportunidad de leerlo estoy seguro que no os va a defraudar.
Por último, otra de cuentos, las Historias Naturales, de Primo Levi. Todo un descubrimiento del último cargamento de libros que me he traído de la inmensa biblioteca de mis suegros. Entre la ciencia ficción y la filosofía, hay algunos cuentos que son de rabiosa actualidad, muy interesantes para navegar entre las cuestiones morales de un tiempo cada vez más sacudido por la Inteligencia Artificial. Pequeñas joyas, donde algunos personajes te van a acompañar a lo largo de varios de los cuentos y que hace posible que el autor pueda poner un broche de oro para hacer un cierre redondo de esas pequeñas historias y que se puedan leer con cierta continuidad.
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Chupito de macedonia (nº13)
Esta semana casi toda la atención la ha captado EE.UU, y supongo que hasta la celebración de las elecciones presidenciales allá por noviembre será lo habitual. Pero para no caer en lo efímero os dejo un artículo largo sobre piedra (política) filosofal sobre la que se asienta el país: el liberalismo.
Es una pieza larga, que se remonta al concepto de libertad en la antigua Grecia y Roma, y su evolución en las sociedades europeas a caballo entre la Edad Media y la Edad Moderna, hasta la aparición de la ley natural de John Locke a finales del siglo XVII.
Es a partir de ese momento donde se toma como base para la formación de un nuevo gobierno independiente en las antiguas colonias británica de América del Norte y donde se exponen las limitaciones y contradicciones con las que se introdujo el concepto, demasiado radical para la época, tanto, que estuvo casi un siglo prohibida la publicación de la Declaración de Independencia en España.
La consolidación de la idea del liberalismo no estuvo exenta de disputas internas (Guerra Civil americana) ni desafíos exteriores (las dos Guerras Mundiales del siglo XX).
El autor no rehúye de sus imperfecciones, ni de los retos que tiene por delante, pero mantiene el optimismo y sin duda la considera (y lo comparto plenamente) la idea triunfal en la Edad Contemporánea.
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Chupito de macedonia (nº12)
Esto debería haber salido el viernes pasado, pero mi calendario mental no siempre se corresponde con mi calendario real. Con el fin de no retrasar más la entrega de la mejor lectura semanal os dejo con un interesante artículo sobre la Kenkoku University o Kendai, una institución de educación superior creada por el ejército japonés que invadió Manchuria desde finales de los años treinta del siglo pasado hasta la rendición del Japón Imperial en agosto de 1945, fecha que marca el final de la II Guerra Mundial.
Pese al fracaso del colonialismo japonés, la universidad fue capaz de cumplir con uno de sus objetivos, la formación de una élite panasiática que sería de gran influencia en la época de liberación nacional que vivió el continente en los años 40 y 50 y los alineamientos regionales en los bloques de la Guerra Fría.
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Lecturas de junio 2024
Aprovechando que estoy en racha y que las tengo más o menos frescas, pasamos al repaso literario una vez que hemos entrado en modo verano.
Para empezar el mes una apuesta segura, pocas veces me decepcionan los escritores rusos, así que siguiendo una recomendación escuchada en la radio por la casualidad al reciente Premio Cervantes, me animé con La muerte de Iván Ilich, de Lev Tolstoi. Sé que no tienen en realidad mucho que ver, aunque tampoco es difícil sacarles similitudes, pero muchas de las sensaciones que pude experimentar, me recordaban a las que tenía leyendo El viejo y el mar. Con desarrollos similares, una primera parte en la que llegas a pensar que realmente es de esas obras maestras que no están hechas para tí, con las que tienes que lidiar hasta dar con el punto dulce de inflexión, pero que una vez alcanzado, el desenlace se hace a veces demasiado rápido, como un gran concentrado de genialidad en la que cada frase supera a la anterior. Al final no te queda más remedio que rendirte a la evidencia y reconocer que sí, que estabas equivocada y que no habías desperdiciado el tiempo al empezar ese libro. Una joya de la literatura que harías bien en disfrutar cuanto antes. Aviso para los que sean de buscar en repositorios digitales de ebooks, os va a costar encontrar una edición que sea legible, pero insistid hasta dar con una buena.
Con los calores me gusta darme caprichos y este era uno que tenía en el radar desde hace tiempo. Habiendo sido un fanático de la Fórmula 1, no leer la autobiografía del personaje más determinante del Gran Circo en los últimos 30 años era un pecado. Voy a tratar de de hacer un esfuerzo por no alargar mucho la revisión de How to build a car, de Adrian Newey, de hecho incluso he llegado a pensar en dedicar un post específico, pero prefiero mantener este formato mensual.
No empecé con muy buen pie con el libro, demasiado personal en ciertos momentos y con esa falsa modestia de algunos genios que pasan de ser casi unos estudiantes fracasados a lo más grande de su campo del saber, desconfío bastante de esos relatos, pero supongo que hacen más cercano (humano) al personaje en cuestión.
Pasada esa introducción y ya más metidos en el mundo del automovilismo, el libro empieza a ganar bastante interés. Para mí, lo mejor es el repaso que hace de su relación con los miembros clave de los diferentes equipos por los que ha pasado: las anécdotas con los propietarios de los equipos americanos, la "decadencia" de Mario Andretti, las particularidades del dúo Frank Williams - Patrick Head, la debilidad por sus compatriotas Nigel Mansell, Damon Hill o David Coulthard, la clara omisión de Jacques Villeneuve, la admiración por Prost y Vettel, pero sin llegar a calar personalmente, el talento puro de los fineses Hakkinen y Raikkonen, la megalomanía de Ron Dennis, el temido Niki Lauda, del que prácticamente rehúye, el socio perfecto que encuentra en Horner y sin duda, la indeleble marca que le deja Ayrton Senna, tanto en lo personal como en lo profesional, que será una constante a lo largo del libro.
La parte más técnica del libro, donde cuenta como es su filosofía de diseño y el don que tiene para la interpretación de los reglamentos, se desluce por la que es una imperdonable ausencia de más fotografías o dibujos al estilo de Giorgio Piola, sus bocetos quedan poco naturales y en algunos casos poco legibles, pero creo que es más por demérito de la edición digital del libro. También se nota lo hipercompetitivo que es y pese a que es capaz de reconocer algunos de sus errores en diseño de varios monoplazas, jamás elogia a un rival, de hecho puedes notar cierto desdén hacia la solución del doble difusor, con la que fue batido con sus propias armas.
Algo que también me llamó la atención es la sensación de hartazgo que le ha generado la época más reciente del deporte, con reglamentos cada vez más restrictivos y que han penalizado la influencia de la aerodinámica, su especialidad. Lástima que fuera del libro quedan las últimas temporadas, donde han conseguido romper el monopolio de Mercedes y llevar a Max Verstappen al tricampeonato.
Sabiendo que en 2026 se avecina un nuevo cambio importante de reglamento, y después de leer este libro, no tengo dudas de que el principal favorito para esa temporada y las venideras, será la escudería donde Newey lleve su tablero de diseño.
Para cerrar el mes un viaje a lo más desconocido de Europa con Libre, de Lea Ypi. Narración en primera persona de los últimos días del régimen estalinista de Albania y su difícil transición a una democracia de corte liberal. Alejado del diario, aunque se aprovechará de esta técnica en uno de los capítulos, y de la crónica periodística, es un relato muy personal desde los ojos de una niña de once años, aunque construido desde sus recuerdos de los hechos más de treinta años después. Muy bien hilado, atrapa desde sus primeras páginas, tiene ese toque pesimista que parece venir siempre del Este. Contaba con muy pocas referencias del país balcánico, pero sí que tenía muy grabados un par de recuerdos de esa época, la de aquellos barcos abarrotados de albaneses llegando a las costas italianas y el estallido de la gran estafa piramidal que se llevó por delante los ahorros de todo el país, que por supuesto, aparecen muy bien descritos en el libro. De lo que sí que no recordaba nada era de esa breve rebelión o guerra civil, en palabras de la autora, supongo que las guerras de la ex-Yugoslavia se llevaron mi atención. Ella nunca lo reconoce, pero entre la miseria general del país, y pese a que su familia había estado marginada por el régimen de Hoxha, eran parte de la élite albanesa, quizá más por tradición, como poco a poco va descubriendo la protagonista, pero sin duda unos privilegiados, ya que las posiciones de relevancia que alcanza el extraño matrimonio formado por sus padres no encajan con las aspiraciones y talentos del ciudadano medio de cualquier país. Con esto no quiero restar ni valor ni mérito a la historia de Ypi, pero creo que una vez finalizada la lectura del libro te permite verlo con otra perspectiva y pensar en lo realmente duros que fueron aquellos años para los albaneses de a pie.
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Lecturas de mayo 2024
Si abril fue monotemático, en mayo hubo tiempo para un poco más de variedad y hacer mi típico combo de novela + no ficción.
Me estrené con un autor al que nunca había leído y después de haber salido en un "Calendario de Adviento" (qué raro se hace volver a tiempos navideños con estos calores) de libros en el blog de Areopagus. Me estoy refiriendo a Los pasos perdidos, de Alejo Carpentier. No diré que su lectura a supuesto para mí una transformación como la que dice experimentar Areopagus en su recomendación, pero sí es que una obra de innegable belleza, que rezuma erudición en cada página (recomiendo leer una edición como la que he puesto en el link, con anotaciones a pie de página, porque es tal la riqueza de detalles y referencias que ayuda bastante a seguir el hilo y no perder todos esos matices). Es a la vez una historia sencilla, un viaje de descubrimiento, de regreso al pasado y de enfrentarse a la gran decisión de si volver o no a lo ya conocido, nada novedoso en cuanto al planteamiento, pero es en la prosa del autor donde la simple novela se eleva a las cumbres de la literatura universal.
La segunda parte combo fue para The price of time, de Edward Chancellor. Llevaba tiempo en mi lista de pendientes, pero al ver paseando por una librería que había traducción al castellano se me terminó de quitar el respeto hacía la obra. Mi freno era que pensaba que podía ser un libro demasiado técnico, ya que lo conocía por ser una recomendación que había aparecido en un blog de temas económicos, Marginal Revolution, pero si una editorial como Deusto se atreve a publicarlo y llega a librerías generalistas, tan inaccesible no debe ser. Y efectivamente, se puede considerar una obra de divulgación. Cuenta con dos partes bien diferenciadas, por un lado una introducción que es la que hace justicia al subtítulo del libro: la historia real del interés. Y la segunda, una detallada crónica de las crisis financiera del 2008. Disfruté más la primera parte, que por el tono muchas veces se parecía al mejor Niall Ferguson, y tratando temas muy similares a los de otra de mis lecturas de este año, Debt, estaba hilado de una manera más atractiva que el libro de Graeber. En la segunda mitad del libro trata de justificar cualquiera de los actuales males económicos por el entorno de tipos de interés bajos, inclusos negativos, que hemos vivido en estos últimos veinte años. A veces suena demasiado forzada esa interpretación y la lástima es que la crónica acaba justo antes del reciente cambio de tendencia en la curva de tipos, pero creo que es justo decir que hace un muy buen repaso de la Gran Recesión y ofrece un altavoz a los que más criticaron la lógica de las decisiones de política económica que se tomaron esos años.
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Chupito de macedonia (nº11)
Lo sé, no es un artículo de reciente publicación, llevaba más de dos meses entre las pestañas abiertas de mi navegador, pero también es cierto que no va a envejecer, lo vas a poder dentro de un año y seguirá siendo una realidad.
Vas a adentrarte en uno de los sectores menos conocidos de internet, pero vital para que puedas acceder a este post desde cualquier lugar del mundo. Una industria que se remonta a los tiempos victorianos, pero que no para de crecer en criticidad para mantener la sociedad actual.
El artículo es además una joya del diseño web y entra muy bien por los ojos. Da gusto atacar una lectura larga con el contenido muy bien estructurado y atractivo visualmente.
Para hacer el tema menos árido, el redactor combina dos historias, por un lado, una investigación más periodística del estado actual de la industria y los desafíos a los que se enfrenta en el corto y medio plazo, que no son pocos y por otro, relata el épico esfuerzo de una de las tripulaciones que vivieron en alta mar el terremoto, y posterior tsunami, que arrasó la costa oriental de Japón el 11 de marzo de 2011, donde fueron fundamentales para mantener a unos de los países más avanzados del mundo conectados al siglo XXI.
Lo que me da rabia este vez es no poder citaros las fuentes por las que me llegó, que fueron un par. Al menos os dejo la que sí recuerdo.
Fuente: Four Freedoms
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Chupito de macedonia (nº10)
Voy a recuperar una vieja sección donde publicaba la mejor lectura de la semana.
El proceso para llegar a ella ha sido en sentido inverso, es decir, me han llevado a ella un par de buenos análisis sobre la publicación del artículo en cuestión. El primero fue este de Noah Smith, con un tono muy pesimista y que te deja cierta sensación de inevitabilidad. El otro, de Lawrence Freedman, más ponderado y que pese a tener una visión anglosajona, se le nota más cercano a lo que sería una posición europea de la encrucijada a la que se enfrentan las democracias occidentales de corte liberal.
Al final no me quedó más remedio que acudir a la fuente, donde Philip Zelikow, profesor de Historia en la Universidad de Virginia y diplomático en varias posiciones del Departamento de Estado desde la administración Reagan a la de Obama, presenta el posible nuevo Eje al que encaran los EE.UU. y sus aliados, y donde el creciente ruido de sables puede desembocar en una III Guerra Mundial.
Valiéndose de ejemplos históricos, analiza en profundidad como la formación de los Ejes o Bloques no está predeterminada y son hechos muy puntuales y las constantes evaluaciones de la situación, lo que pueden inclinar a un lado o a otro a ciertos actores.
Como lectura histórica es muy recomendable, sobre todo la etapa entre 1940 y 1941, donde las relaciones entre EE.UU y Japón, futuros beligerantes en la II Guerra Mundial, se estaban aún definiendo. Algo que choca con la habitual creencia popular de un Eje Alemania-Italia-Japón consolidado desde la etapa de entreguerras.
Pese a ser un artículo basado en la Historia, el otro punto más interesante del mismo es la presentación de escenarios que hace Zelikow del conflicto China-Taiwan.
Por último, para no cerrar de forma muy pesimista, pero sin caer en el falsas ilusiones, presenta algunas de las fortalezas con las que cuentan los aliados de cara a presentar batalla al nuevo Eje.
Quizá sea una lectura que te deje sin dormir bien durante los próximos tres o cuatros años, pero sin duda estarás leyendo uno de los mejores análisis del momento sobre el futuro a corto/medio plazo de los nuevos bloques mundiales.
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Para conocer al más famoso de cada pueblo.
Admiro a esta gente que es capaz de montar con un par de capas de datos (lugar de nacimiento + mapa) una sencilla web donde perder un rato el tiempo curioseando.
Fuente: Marginal Revolution
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Lecturas de abril 2024
Esta vez lo voy a tener fácil, un mes un libro. Pero si lo dedicas a una obra de la envergadura del Canal de Panamá está justificado el esfuerzo.
La verdad es que no soy de barcos (me dan bastante respeto), ni de temas marítimos en general, pero por varias razones he terminado leyendo The path between the seas, de D. McCullough.
Por un lado, Stefan Zweig me volvió a traer a la memoria la sensación de grandeza que debía ser poder observar a la vez el Atlántico y el Pacífico, hecho que describe personalmente en su El mundo de ayer y que supongo que sería lo que inspirase su narración del viaje de Núñez de Balboa en uno de sus Momentos estelares de la Humanidad.
Recordé también, que durante una época en la que tuve el "trabajo" que más disfruté en vida, me tocó investigar bastante sobre proyecto del Canal de Nicaragua, que justo acabo de ver que se vino abajo hace unos días. Por cierto, nunca dudé que fuese a ver la luz.
Y por último, reconozco sentir cierta fascinación por esos megaproyectos que son ideales para apostar si alguna vez se llevarán realmente a cabo o si son simplemente grandes campañas de marketing o una absurda forma de quemar dinero.
Y es que a finales del siglo XIX y pese a existir el precedente del Canal de Suez y que se construyeron bastantes canales a lo largo y ancho del mundo, aquello debía parecer a la mayoría una auténtica locura, el NEOM de 1880.
Sin referencias y después de una rápida búsqueda en internet decidí que el libro de McCullough, que realmente son tres en uno, podría ser el ideal para conocer mejor aquel proyecto capaz de cambiar el mundo para siempre.
El primer libro es la genealogía del proyecto y que sirve de introducción de uno de los grandes personajes que nos acompañará la mayor parte del tiempo, Ferdinand de Lesseps, al que no le pareció suficiente con haber excavado el Canal de Suez y tuvo el valor de ir a por uno los proyectos más grandes la ingeniería moderna, aunque lo de moderna es un decir, porque desde el principio te das cuenta el nivel del reto que asumió, ya que algo tan básico como el planeamiento de la ruta, que a día de hoy sería relativamente sencillo, era una tarea magna y casi de mera suposición.
Por momentos es más un libro de aventuras que la descripción de una obra civil, con toda la fase de las expediciones, con la rocambolesca firma del tratado Salgar-Wyse. Y termina con desarrollo del Congreso Internacional en París para consensuar la mejor ruta para unir ambos océanos donde de Lesseps pone en marcha toda su maquinaría diplomática para imponer su errada (a posteriori es fácil juzgarlo) visión de un canal a nivel.
El segundo libro es la etapa francesa del canal, donde pronto se van a hacer realidad las inmensas dificultades a las que se enfrentaban en el proyecto. La parte de la financiación y posterior quiebra deriva en lo que se conoció como "el escándalo de Panamá", que no deja ser la historia de una burbuja especulativa con ramificaciones políticas que hicieron tambalearse a Francia y hundir a uno de sus héroes nacionales. Pero si esos eran los problemas en la distancia, el nivel de sufrimiento in situ en el canal estaba a otro nivel, con algo más cercano a la experiencia de estar combatiendo en una guerra que trabajando en la construcción. Y si además el proyecto, en sus términos iniciales, no es poco más que una ilusión mal dimensionada acaba en un sonoro fracaso y en el germen de la revolución que llevará la independencia a Panamá.
El tercer libro pone su foco en la etapa dirigida por los EE.UU., de la que el gran responsable es la visión de Teddy Roosevelt. La posición norteamericana fue variando de una cierta neutralidad inicial a la involucración total, marcada sobre todo, por el peso que ganó la doctrina naval de Alfred Thayer Mahan. Resuelto ya el enfoque del proyecto, abandonada la idea del canal a nivel y con el sistemas de esclusas como la única solución viable (aunque se planteó tímidamente en el Congreso preparatorio y los franceses en los estertores de su etapa llegaron a encargar el sistema de compuertas a un tal Gustave Eiffel) fue responsabilidad de los americanos su ejecución. El proceso de liquidación de los activos y derechos franceses y su adquisición por parte de los nuevos dueños es toda una clase magistral de negociación, lobbyismo y diplomacia. La construcción de las obras tiene dos fases, la liderada por John Stevens, centrada en la excavación del canal y la de George Goethals, que tenía que resolver la compleja integración del sistema esclusas. Dos personajes muy diferentes, uno civil y otro militar, cada uno con su particular forma de entender la gestión del proyecto. De gran relevancia fue también otro personaje, el doctor Gorgas, clave para reducir la terrible mortalidad asociada a las enfermedades que asolaban la zona del itsmo, malaria y fiebre amarilla, al controlar la transmisión por los mosquitos.
Sobre el final del libro planea la irrupción de la I Guerra Mundial, hecho que paradójicamente marca el abrupto final de una época de expansión global del comercio justo cuando se inauguraba una de las obras que iba a ser uno de sus pilares claves para continuar con su inexorable desarrollo. No empezó con buen pie el Canal, pero el paso del tiempo ha demostrado el valor de tan titánica infraestructura.
He disfrutado bastante de su lectura, en su tono relativamente ameno y a la que se le puede poner un pero...apenas hay un par de mapas a lo largo de las más de 600 páginas. En muchos momentos se echan en falta y creo que ayudarían al lector a entender mejor algunos aspectos de los retos a los que se enfrentaron.
Y ahora que ya acaba mayo, en breve espero hacer el repaso de lo que ha dado este mes de si.
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Lecturas del 2024 (1º trimestre)
He empezado fatal mi compromiso de ir publicando mis lecturas de 2024 de una forma más periódica, estamos a finales de abril y no había hecho nada aún, pero lo voy a intentar maquillar haciendo un compendio de este primer trimestre del año.
Creo que le podría echar en parte la culpa al libro con el que hice de puente entre el año en curso y el anterior, porque debo reconocer que me ha costado bastante acabar con Debt, de David Graeber. En realidad ni siquiera tenía este libro en la lista de pendientes, dicho honor recae en su obra "casi-póstuma", que estaba en muchas lista de lo mejor de 2022. Pero me dejé llevar y pensaba que iba a encontrar un libro más sobre la evolución de la deuda como instrumento financiero, pero en realidad es más un tratado antropológico sobre el concepto al que se refiere el título del libro. Error mío porque probablemente leyendo la contraportada me habría puesto mejor en situación. Gran parte de su línea argumental es el desafío a la teoría clásica de la invención y evolución del dinero y el mito de las sociedades basadas en el truque, que es bastante interesante, ya que desde un punto de vista antropológico la desmonta por completo. También como las diferentes formas de deuda (sobre todos los tributos) han ido dando formas a las relaciones sociales hasta evolucionar en los que hoy conocemos como los estado-nación. Y entre otro de sus méritos está el haberse convertido, de manera espontánea, en el libro de cabecera del movimiento Occupy Wall Street. Pero por esos azares del navegar por internet me tope con un extenso artículo donde hacían un repaso de la evolución de la posición política del autor como una de las luminarias del anarquismo a lugares mucho más cercanos al liberalismo, que lo dejo como muy recomendable por si alguien conocer más sobre el autor.
Sintiendo que mi deuda con el libro anterior crecía más rápidamente que mi capacidad para pagar los intereses más el principal, me permití hacerme hasta tres quitas para poder llegar al final.
El primer libro que vino a mi rescate fue El desierto de los tártaros, de Dino Buzzati. Pero en realidad, es el protagonista del libro el que necesita ser rescatado de las garras del tiempo. Me ha parecido una historia magnífica sobre la espera, y como puede destruir todo a su alrededor ese afán por dar con el momento perfecto, el sentirse parte de un destino superior, la toma (o no) de decisiones, el peso de las inercias. Una lectura que deja bastante poso y que para los que somos más de esperar que actuar, te deja en una posición bastante incómoda.
El segundo tramo del rescate fue a cargo de un oriundo de uno de los países de los que más saben de renegociar con sus acreedores: La historia universal de la infamia, de Jorge Luis Borges. Si el año pasado sus Ficciones no me terminaron de llegar, esta vez debo confesar haber caído rendido ante lo que es una obra de arte con mayúsculas. El formato le sirve para exprimir al máximo su escritura y la sensación es estar rozando la perfección constantemente. Además, como bonus track lleva esas pequeñas joyas al final de libro extraídas de sus lecturas personales que parecen, más que seleccionadas por el autor, directamente redactadas por él.
El último salvavidas, una historia de amor desde las heladas tierras islandesas. Para Helga, de Bergsveinn Birgisson. Bastante entretenida, alejada del romanticismo insulso, con algunas descripciones sobre la belleza con un punto realmente cómico. Trata bastantes temas, quizá ninguno en profundidad, salvo el de las particulares relaciones de pareja que se dan en el libro, pero es interesante para conocer la evolución de la Islandia del siglo XX.
Liberado al fin del yugo de la deuda, vuelta a una novela para relajarse. Suave es la noche, de Francis Scott Fitzgerald. Si hay que elegir entre su otra gran obra, El gran Gatsby y esta, sin duda me quedo con esta. Puede ser injusto, porque es difícil comparar entre dos obras que has leído con muchos años de diferencia, pero mi instinto me hace decantarme por este desfile de personajes complejos en su deriva autodestructiva. Por no caer en lo trillado de que es una buena historia, magníficamente escrita, diré que me quedo con sus descripciones de las diferentes nacionalidades de los personajes que desfilan por el libro. Tiene para todos.
Sin duda lo mejor que he leído este trimestre ha sido El mundo de ayer, de Stefan Zweig. Sabía que iba sobre seguro por las recomendaciones y por ser ya conocedor de parte de su obra. Es un libro precioso, al que la categorización como autobiografía se le queda corto. Es un repaso a las transformaciones de la Europa de finales del XIX hasta el terrible desenlace de la II Guerra Mundial. Retrato de esas generaciones que les toca sufrir la maldición de los tiempos interesantes. De como un mundo abierto, casi global me atrevería a decir, se cierra ante el auge del nacionalismo. A veces, son terroríficos los paralelismos que se pueden trazar con el mundo de hoy. Transmite una pasión por la cultura que te hace querer conocer más y más, de hecho, debo reconocer me estoy iniciando en la música clásica basado en sus recomendaciones. También hay una parte que me gustó especialmente y es su narración sobre la época de la hiperinflación en la Alemania de Weimar, es un tema que ya conocía, pero consigue que lo veas de una manera más real, alejado de la asepsia de los libros de historia o economía.
Con la siguiente novela destrocé uno de mis proyectos de 2024, y es que me había prometido no repetir nacionalidad del escritor en mis lecturas de ficción. Pero la insistencia de mi suegro con que leyera La invención de Morel, de Adolfo Bioy Casares, tumbó mis planes. Más cercana a la filosofía que a la ciencia ficción, el brillante desarrollo de la obra te va llevando poco a poco a situarte, aunque en muchos momentos me sentí totalmente perdido, pero todo termina con un cierre perfecto.
Ahora un poco de filosofía moderna, con No-cosas, de Byung-Chul Han. Bastante agradecida de leer para gente que no solemos dedicar mucho tiempo a la disciplina, divulgación pura y dura, si se puede decir así. Muy centrada en temas que nos rodean, como los ciclos informativos, los smartphones, la digitalización de los objetos más triviales o la cada vez más omnipresente inteligencia artificial. Creo que le falta profundidad, pero tengo la sensación que es más por mero compromiso para poder llegar al público en general.
Y de cierre del trimestre, nuevamente insistido por mi suegro, el teatro del absurdo de Esperando a Godot, de Samuel Beckett. Ya me adentré el año pasado en el género y este texto del Nobel irlandés me ha resultado menos legible, donde creo que pierde gran parte de su esencia y está, como es natural, pensada para ser interpretada. Diálogos a toda velocidad, breves, circulares y, como no, absurdos. Mi intención es ver la obra y si puede ser en vivo mejor, porque me queda la sensación de no haber saboreado lo suficiente esta obra cumbre del teatro.
Nuevamente cierro este post con la sensación de haber dicho poco, de quedar todo muy superficial. Voy a intentar seguir con las reseñas literarias mes a mes, para poder tener algo más de enjundia, pero no prometo nada y lo mismo no vuelvo a publicar hasta julio o cuando sea, así que disfruten del momento porque puede que me haga esperar, como Godot.
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