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Jaehyun: Taeyong is like Belle, smart and likes people for who they are
Johnny: Ten is like tinkerbell, needs attention or he dies
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Chenle: I've decided I am planning a wedding.
Jisung: Whose?
Chenle: Johnny and Taeyong's.
Jisung: They're engaged?
Chenle: Not yet.
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Héroe y Villano
El hombre con capucha perseguía a un desastroso arlequín con espadas por pies, un villano muy elegante y agraciado para estar terriblemente loco.
Realmente peleaba sucio, usando sus extraños bailes para atacarlo, cortando ocasionalmente la piel.
Devolviendo el daño en agresivos golpes que hacían tropezar a su contrincante.
A la mañana siguiente veía un dulce cuerpo aferrándose al suyo, un cálido muñeco que le susurraba cariñosamente cuanto lo amaba, que deseaba ser su esposa y cargar a sus hijos.
Se besaron hasta arrancarse el aliento, disculpándose entre sí por los sucesos de la noche, teniendo una cita por el desayuno.
Por la tarde se despedirían, el héroe buscaría su capucha y esperaría a la noche para ver a su maniática esposa.
Lucharían como un par de desconocidos, con odio, intentando arrancarse el corazón mutuamente.
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Homúnculo
Había creado una maravilla, un perfecto compañero, un futuro asistente y un eterno amor, tenía la misma mirada, los mismos hábitos, había inspeccionado todo su cuerpo para comprobar que tuviera hasta el último lunar en su lugar.
Sus cuerdas vocales no funcionaban correctamente pero aún podía llamarlo con ese meloso apodo que su marido le había puesto.
Tomó unas cuantas medidas de seguridad, quitando lo que no hacía falta como pies y manos, el científico podría protegerlo perfectamente.
Era bastante servicial en cuanto a sus deseos y caprichos, le gustaba mucho besarlo.
Después de todo, era su dulce amado.
Y esta vez, no permitiría que nada los separe, ni siquiera la muerte.
Acomodó su cuerpo en la cama a la hora de dormir, era como un bebé, aunque su esposo siempre fue muy infantil, arropó su cuerpo desnudo y se tomó el tiempo de ver esas estrellas plasmadas en su rostro, era impresionante como no se había perdido de ningún detalle, ni siquiera de la última pestaña o cabello.
No había entrado a su laboratorio desde que lo creó, lo vigilaba ciertamente, cuando veía películas infantiles lo atrapaba intentando cantar con extraños sonidos, lo veía tratando de arrastrarse al jardín donde solo se recostaba y observaba el cielo.
Le hacía sentir tan enamorado como la primera vez.
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Había una vez... Una pintura en la pared.
La joven arlequín había comprado una mansión, nada inusual para una muchacha que portaba una absurda cantidad de dinero.
Su detalle era una pintura que venía con la propiedad, el vendedor supuso que era del antiguo dueño, eso decía mucho ya que su vestimenta remontaba por 1800, eso bastó para que la avariciosa compradora quisiera obtenerla a toda costa.
Una pintura de una hermosa mujer con camisa blanca, mangas largas de olanes y pantalones negros suaves a la vista, perfectos para su figura, reposaba sobre un extenso campo sin calzado, pero no era inconveniente alguno, ni siquiera tenía pensado deshacerse de ella.
Las pinturas son una forma curiosa para inmortalizar lugares, personas o momentos en el tiempo.
Ella pasó su invierno en ese frío lugar, paseando frente a la pintura simplemente porque le gustaba.
En primavera puso su sofá favorito frente a la pintura para descansar y leer frente al retrato de la dama sin calzado.
En verano empezó a charlar con la pintura y halagar los trazos delicados que recalcaban la belleza de la modelo pero que, estaba muy segura, no le hacían justicia.
En otoño rompió a llorar.
El cuadro estaba ahí.
Su modelo no.
Al día siguiente tocaron su puerta.
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Legado.
Ya que no queda nada m��s en este mundo para Miniatura Universal...
Princesa de las Nubes, Muñeco de Ventrílocuo, Quien Llora Miel y todos los habitantes de la, ahora ya no tan furiosa, ciudad en llamas deben de resguardarse, la magia de ese lugar se acabó.
Al igual que la tristeza y rabia que derrochaba.
Entonces todos entraron a sus pinturas como su última muestra de interés por dejar un legado.
Para inmortalizarse sin existir, para volver a casa sin moverse, para tener paz y principalmente para no necesitar un título de identidad.
Ya saben reconocerse.
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¿Qué pasa después?
No tenía idea de que terminarían ahí, ¿Qué debes hacer cuándo las princesas escapan? ¿Cuándo los muñecos se rompen? ¿Cuándo las lágrimas se detienen.
Las galaxias se vuelven tu nuevo hogar, porque ya no queda nada que hacer aquí.
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Él es lindo pero...
Miniatura Universal baila mucho y sonríe mucho, es lindo, pero tiene una granja de insectos.
Artesano de Horrores es muy cariñoso y muy divertido, es lindo, pero tiene metal en la boca.
Miniatura Universal cocina cosas muy ricas, es muy lindo, pero llora demasiado.
Artesano de Horrores es bueno en muchos juegos, es muy lindo, pero se enoja demasiado.
Miniatura Universal es muy talentoso, es maravilloso, pero te rompería los huesos sí quisiera.
Artesano de Horrores es muy inteligente, es maravilloso, pero te mataría sí quisiera.
Ellos son lindos pero no gracias.
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Fuera del libro.
Tiene que salir de aquí, está siendo eclipsado por su propia creación, ahora el creador no recuerda su propio nombre, todo su alrededor es consumido por putrefactas fantasías como escape de la realidad, no es nunca será la sirena de terciopelo, arlequín sin rojo, jardinero del más allá, artista sin sentidos, la princesa de las nubes, muñeco de ventrílocuo, quien llora miel y mucho menos miniatura universal.
Pero no había preocupación, sus creaciones eran tan pequeñas que cabían en la palma de su mano, fingiendo ser adorables y devotas a su creador mientras eran alimentadas.
¿Cree que ellos existen para complacerle sólo porque al despertar son los primeros en darle los buenos días?
Al final su legado seremos nosotros pero nadie recordará quien fue realmente, con tantos nombres que se ha inventado sería difícil saberlo.
Y yo soy su mensajera porque ha olvidado hablar por sí mismo.
— Princesa de las nubes.
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Había una vez... Dos niños.
Hace muchosmuchosmuchos años existió un niño que vivía en un bonito castillo, con muchas plantitas y comida rica.
Ese niño era una bestia, el Artesano de Horrores, un niño con cabello hecho con pétalos bonitos, un poco extraños y diferentes a los de su familia, quienes eran un hogar de rosas.
En cambio él tenía pétalos grises, así que adaptarse no parecía una opción.
Vivía muymuymuy arriba pero algo le impedía apuntar más alto, aunque eso fuera lo que siempre soñó.
Un día mientras paseaba por el reino de una princesa vecina, encontró una vieja hoja fea y arrugada El artesano por mera curiosidad levantó esa hoja y limpió los rastros de nube que tenía para ver su contenido, era un dibujo.
Conoció a la Miniatura Universal, un niño más bajo de lo común con un casco que se asomaba por encima de la atmósfera terrestre, gritándole al artesano que era un ladrón de dibujos. Eso le molestó mucho, ¿Cómo se atrevía a decirle ladrón?
Así fue como el niño con pétalos despertaba y visitaba el reino de las nubes sólo para pelear con el enano con estrellitas en la cara.
Pero un día el niño con casco no se presentó.
Resulta que, aunque no quisiera admitirlo, estaban un poquito celosos del contrario.
El artesano quería visitar el espacio y tener más de lo que supuestamente merecía.
La miniatura quería visitar la tierra y conocer uno de los placeres que había escuchado en sus aventuras, el baile, porque sin gravedad hacer eso era muy difícil.
Al día siguiente, ninguno tenía ganas de pelear así que confesaron sus deseos.
El niño flor no podía salir del planeta por culpa de la gravedad y el niño espacial no podía entrar por culpa de la atmósfera terrestre.
Una princesa que pasaba por ahí escuchó todo así que consultó a un viejo amigo suyo para cumplir el capricho de los dos niños.
El brujo con miel en las mejillas, no dudó en usar su magia para crear una puertita en el cielo, un lugar por el que sólo esos niños podrían cruzar sin problemas. Así fue como el niño con pétalos desapareció por el cosmos y el niño con casco jugó a las escondidas en la tierra.
El brujo no estaba muy contento por el par de niños.
El Artesano de Horrores logró viajar mucho pero seguía buscando más, fama, gente que escuchara sus aventuras, tan pretencioso.
Mientras que Miniatura Universal ya incluso parecía aburrido en la tierra, una roca pequeña en el espacio con actividades limitadas.
Decidió darles un castigo a cada uno.
El niño espacial despertó con pies y hierro y el niño flor más ligero que una pluma.
¡No podría bailar y el otro llegar a planetas! Incluso con poca gravedad, ¡Le resultaría imposible!
Ellos muy molestos exigieron hablar con el brujo, quien sólo se burló en la cara de cada uno.
Quien Llora Miel al ver que habían aprendido su lección los devolvió a donde pertenecían, al niño espacial de vuelta al universo y al niño flor de vuelta a su jardín.
Sólo que la puerta no había desaparecido. Ahora Artesano de Horrores bailaba ocasionalmente con Miniatura Universal mientras que este le enseñaba otros mundos al joven artesano.
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Había una vez... El Artesano de Horrores.
Se escucha la campana de la catedral, fuerte, incluso con más fuerza que aquella vez donde el mundo se vino abajo en llamas.
¡Hay un nuevo visitante en la ciudad!
Pero ninguna princesa lo recibió, no sé topó con ningún muñeco y las calles no tenían rastros de miel.
Un joven de manos mágicas e increíble destreza, que por desgracia creaba las bestias más aterradoras que se hayan visto, no era a propósito, ¿Cierto?
Era el Artesano de Horrores quien se dirigía a la catedral, siempre supo que estaba en esa ciudad, pero tal vez, sólo estaba dormido.
La fiesta no era explosiva como otros días, había mucho alcohol, comida y nadie bailaba.
Ellos esperaban al nuevo invitado eterno de la ciudad.
Alguien susurró en el oído del joven con manos peligrosas, una voz lenta y tiernamente quebradiza, como todo buen habitante de la ciudad en llamas salió del bar en búsqueda de aquello que picaba su curiosidad, siguiéndolo por el circo y los enormes juegos mecánicos en mal estado, todo el mundo estaba en la catedral.
Finalmente el hombre llegó a pisar el incinerado césped de esas bellas tierras, la voz se detuvo, estaba muy lejos de la catedral.
Justo cuando pensó que volver sería buena idea escuchó campanas.
Eran las campanas de la catedral, escuchaba suaves campanadas en un volumen tan bajo.
Las campanas no sonaban fuerte para que pudiera escucharlas, sonaban tan bajo para que fuera el único capaz de hacerlo, a pesar de la distancia.
La voz desconocida fue escuchada de nuevo, un niño con un cabello de galaxia que le hizo una petición a su querido artesano.
Destruir esa ciudad.
¿Cuál es el nombre de ese ambicioso niño? El artesano estaba confundido por aquella propuesta tan maldita.
Una ciudad que se alimenta del dolor para provocar desastres no merece esa clase de sufrimiento, así que se encargaría de la princesa, del muñeco y del llorón.
Pero más allá de sus habilidades, el muchacho tal vez podría admitir que ese artista repulsivo era de lo más bello que vieron sus ojos.
Era un conocedor del mundo y magia, no del futuro, así que no importan sus “tal vez” usados como excusa, pronto estarían bailando juntos.
Entonces, el joven artesano aceptó su propuesta, con la condición de reconstruir juntos ese cementerio de sueños.
— Miniatura Universal.
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Te quemas vivo sin lastimarte, ¿Qué eres?
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entre la vida y la muerte, quienes se queda con los derechos son los fantasmas
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Onism
— La frustración de estar atrapado en un solo cuerpo, que es capaz de habitar un solo lugar a la vez.
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