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La dama de rosa y la dama de azul.

La dama de rosa observó el espejo.

Vio en su reflejo a la dama de azul,

escondida a simple vista

detrás del reflejo de su mirada.

Recordaba cómo, al encontrarla en su jardín,

yacía pálida, infértil,

su luz a punto de apagarse.

La cobijó con sus brazos

y la tomó bajo su protección.

El dolor de verla en ese estado

se convirtió en un estallido de furia

que levantó estos muros

y las apartó del mundo.

Ha pasado años atesorándola,

observándola renacer,

Haciendo todo por mantenerla a salvo.

Guardándola como un secreto.

Ahora la ve sedienta de salir de nuevo,

su chispa brilla casi tanto como antes

y su corazón palpita con ansias

de mostrarse de nuevo.

Pero no puede permitirlo,

no tolera la idea de verla herida de nuevo,

no quiere ver el mundo apagar su espíritu otra vez,

les pertenece a ambas.

¿Qué harían la una sin la otra,

sin su mutua compañía y protección?

Han sido solo ellas,

ellas contra todo,

ellas por tanto tiempo.

La dama de rosa no abrirá la puerta.

Aunque la dama de azul

no pueda dejar de intentar

abrir las ventanas.

-Loriel🌷

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Entre el deseo de abrir las alas y el miedo a que me las rompan.

-Loriel.🌷

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Me ha tenido cautiva,

no sé cuánto tiempo,

en este sótano,

atrapada en estas paredes sin alma.

—Es por tu bien —ha dicho.

No he sentido más que efímeros rayos de luz

o una suave brisa acariciando mi piel.

Me he desacostumbrado tanto al contacto

que me estremezco fácil y violentamente.

Ella vigila cada paso,

cada respiración,

cada movimiento.

—No deben encontrarte jamás, eres mi tesoro.

Me niega el mundo.

Aquí no hay emociones,

ni colores,

solo su mirada vigilante.

Me cuida a la vez que me sofoca.

Quisiera salir, a veces.

He intentado huir,

pero siempre regreso a sus pies.

—Te lo advertí: el mundo es frío y violento.

Y ha tenido razón cada vez.

La mansión en sí misma es una joya,

pero soy su perla más preciosa.

Las cosas valiosas son para ojos capaces de apreciarlas.

Siempre la tengo a ella

y a sus brazos,

sus palabras bonitas aunque filosas.

Construyó este refugio para mí

cuando llegué a su puerta arrastrándome,

casi muerta,

abandonada a la deriva de un amor

que me consumió por completo.

Me ha cuidado desde entonces

y yo, a cambio, he prometido esconderme

cada vez que alguien de fuera intenta alcanzarme.

Supongo que seré suya para siempre.

-Loriel.

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Pride & Prejudice (2005) dir. Joe Wright

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La dama de rosa

Aparece nuevamente.

Ha abierto una ventana,

descuidado su andar,

apenas un instante…

Alguien notó su guardia baja

y asomó la cabeza.

Vio su interior,

la vio desnudarse,

la vio ser.

El aire frío,

la mirada,

la alcanzaron,

la estremecieron,

recordándole su descuido.

—Corre, corre—

se repite,

—que no entre nadie—.

Ya ha visto demasiado

a costo de nada.

Esta mansión no se construyó para entretener,

sino para protegerte.

Cierra esa ventana.

Regresa a tu letargo,

regresa a tu soledad.

No hay más afuera

que frío e indiferencia.

Aquí tienes todo lo que necesitas:

adentro,

estarás a salvo.

-Loriel.

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Me desarma la curiosidad que veo arder en sus ojos cuando me mira.

Loriel.🌷

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Vuelo retrasado

La neblina grisácea, densa y espesa como sus pensamientos, obstruía la vista casi por completo.

Pero logró ver a través de ella el símil entre su vida y el avión:

esperando que las condiciones fueran adecuadas para despegar...

esperando que algo externo la movilizara, o al menos, le autorizara hacerlo.

En ese instante, vino a su mente una frase de una canción que solía despertarle melancolía:

''Escuché la historia de un hombre que tenía tanto miedo a volar que nunca despegó''.

La súbita identificación la incomodó.

No le temía al despegué.

Y ciertamente, no le temía a estar en el aire.

Por el contrario, amaba la sensación.

El aterrizaje, en cambio...

le provocaba un vacío desagradable en la boca del estómago; temblaba de ansiedad justo antes de tocar tierra.

Siempre pensó en sí misma como la brisa, como una hoja al viento, como un ser libre.

Y cuando sentía miedo, encontraba consuelo en esa percepción de sí.

Pero mientras el ruido del avión le hacía de fondo a sus reflexiones,

tuvo que admitir que no se trataba de ellos.

Se trataba de ella misma.

De no saber qué quería...

O no saber cómo obtenerlo...

O tal vez, de no permitírselo.

Con el tiempo, se había convencido de que lo que buscaba no existía.

Y si existía, ella no podía tenerlo.

Una idea absurda, totalitaria y fatalista que la atormentaba en los momentos más solitarios.

Se mostraba imperturbable, firme, segura de sus pasos...

Aunque fácilmente se desperdiciaba donde le hicieran la parada,

donde otros decidieran por ella, donde le ofrecieran un mínimo de confort.

Hasta que sus entrañas se revolvían, recordándole que ese no era su lugar.

Y entonces huía.

Sin dejar rastro.

Sin mirar atrás.

Intentaba poner su situación en palabras, pero cada vez que lo hacía daba mil vueltas.

Terminaba tropezando con ironías, contradicciones,

enredada en su historia...

Y no llegaba a ninguna parte.

Deseaba mejorar.

Poder convencerse de que algo maravilloso la aguardaba.

Porque ella era algo maravilloso.

Pero la duda... la asaltaba constantemente.

No creía que otros vieran tales maravillas en ella.

Así que se aislaba.

Quería que la vieran, pero que no la vieran.

Quería que les costara.

Que quisieran verla.

Que lo poco que se permitía mostrar fuera suficiente para que alguien estuviera dispuesto

a atravesar todas las capas de seguridad que había instalado en su alma.

Cuando se sentía observada, escondía todas su joyas.

Las cubría con capas de protección.

Cerraduras reforzadas.

Empañaba el cristal.

Cerraba las cortinas.

Deseaba que reconocieran su valor,.

Que la conocieran profundamente

Pero a lo largo de su vida muy pocos habían conseguido tal privilegio.

Podía contarlos con los dedos de una mano.

Anhelaba encontrar a alguien que se convirtiera en su cómplice.

Con quien amar la vida intensamente.

Que no la atara.

Que simplemente sostuviera su mano mientras ambos recorrían sus propios caminos.

Que supiera entender sus silencios, sus pausas, sus distancias.

Alguien con quien tener cientos de aventuras.

Descubrir nuevas pasiones.

Reír, llorar, bailar sin mesura.

Que encendiera su alma y su cuerpo por igual.

Que la hiciera sentir en las nubes...

Sin despegar los pies de la tierra.

Con quien se sintiera ella misma.

Con quien ser, sin apagar ninguna parte de su esencia.

Se guardaba esos anhelos para sí misma, bajo llave.

Jamás lo admitiría ante nadie.

Pero su más profundo deseo era ese:

la sensación de su alma colisionando con otra.

Danzando juntas, eternamente,

en ese lugar donde sólo viven los sueños más bellos...

Y nada puede romperlos.

Estaba cansada de vivir exclusivamente a través de su cuerpo.

Cansada de alimentarse de emociones y sensaciones pasajeras

que dejaban su espíritu sediento.

Ya sabe cómo se siente que le toquen el cuerpo.

Vive con la duda de cómo se siente

que le toquen el alma.

-Loriel.🌷

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Conocí el infierno…

cuando tu lengua, lenta y letal,

recorrió mi geografía prohibida,

cuando tus dedos —poetas impíos—

escribieron sin tinta, muy adentro,

donde solo los dioses

sangran deseo.

¿No es acaso ese el mismísimo cielo?

donde tu tinta me penetra

y tu verbo me enciende,

hasta que el paraíso y la condena

llevan el mismo nombre…

el tuyo.

La Mujer del Dragón

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Las personas que afirman que "su cuerpo es un templo" no se dan cuenta de que los templos son atracciones turísticas populares.

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Es curioso que “coger” y “tirar”  son sinónimos y antónimos a la vez.

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