jsebastianortiz
Una historia y nada más.
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Una complicación de escritos sencillos, sin sustancia, o quizá todo lo contrario.
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jsebastianortiz · 4 years ago
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Vivir.
He estado dispuesto a vivir
De una manera fugaz y feliz
Tras días llenos de feria
De sorpresas y de bestias
Tras una noche de guerra
La guerra contra nosotros mismos
La que no permite menguar
La que en veces permite volar
Tras esa noche desperté,
Solo, ante el mundo,
Fue en ese momento cuando vi
Dandome cuenta del simple
Del simple espectador que soy
Por la mañana platico con mi madre,
Es en esa mañana que ella me abraza
Me di cuenta que me falta nada
Tras evaluar si me voy a gastar la vida,
La vida entera en dinero
O si es que la vida misma
En realidad es mi único consuelo.
Sebas Ortiz.
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jsebastianortiz · 5 years ago
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El paseo
—-¡Maldita sea! —exclamó Alberto mientra corría hacia el este —. Me iré por aquí —giró treinta grados al sur, se encontraba corriendo en un cerro costa bajo sin razón aparente, tenía taquicardia y la sensación de que alguien iba tras el.
Unas horas antes, Alberto se encontraba subiendo uno de sus cerros predilectos, tan misterioso y lleno de poder. Como habituaba subió por el este del cerro siguiendo una ruta familiar, alzando las piernas hasta el pecho en una marcha apegándose a la doctrina de don Juan, al iniciar su ascenso Alberto “vio” unas pequeñas luces de un color incierto que le mostraban un sendero que lo seducía, la sensación era totalmente nueva para su cuerpo y sucumbió ante el deseo.
—¿Que son esas luces? —se preguntó Alberto —.¿Podría ser energía?, quizá unos seres diminutos o tal vez las esporas de un ser tan grande que me hallo inmerso en el.
Los cuestionamientos de Alberto eran interesantes, había seguido una vida solitaria y ardua, llena de hechos impresionantes e interactuando con bestias indescriptibles, conociendo una ínfima parte del basto y extraño mundo, empero no le contaba de esto a nadie a razón de la incomprensión del humano hacia sus relatos, absorto continúo su ardua marcha. Vislumbrando la primera llanura Alberto quedó pasmado en asombro, en medio de la noche un halo que abarcaba todo el horizonte se presento ante el, este redujo su tamaño a la mitad y Alberto fue testigo de la danza mas impresionante de su vida, este ser inorgánico saltó de un lado a otro recorriendo el cerro entero, Alberto aún pasmado colmado de sensaciones por solo ver la danza sentía como  la parte media de su cuerpo comenzó a contraerse como si algo dentro de el lo reclamara, empero la sensación era realmente agradable, en ese momento el ser inorgánico se lanzó hacia el, atravesándolo de frente, Alberto sintió el cuerpo lleno de energía como si estuviese llegando al nirvana, en ese momento el ser lo atravesó nuevamente por su costado izquierdo, pero en esta ocasión Alberto lo sintió como una señal de alerta y comenzó a correr cuesta bajo hasta llegar a las faldas del cerro.
—¿Qué pasó? —se preguntó —.Todo terminó me iré a casa —exhaló mientras continuaba trotando, en ese momento la espalda se le erizó y su cuerpo trémulo compelió a que girara su cabeza, en un efímero vistazo Alberto vio como una nube escabrosa y negra bajaba del cerro tras el, y al llegar al borde del cerro la nube se convirtió en perro y echo a correr tras Alberto quien corrió sin mirar a tras hasta llegar a su casa, nuevamente sin poder platicar su paseo con nadie.
Sebas Ortiz
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jsebastianortiz · 5 years ago
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¿El reencuentro?
—¡Cómo crees!
—Te juro que lo escuché el otro día.
—A mí nunca me ha pasado algo así pero, bueno mejor sírveme más pulquito —Juan le llenó el vaso a Alejandro, era de noche y estaban en la casa de Juan tomando unos litros de pulque de Nanacamilpa reencontrandose despues de unos meses de no verse.
—Y ¿cómo te ha ido en estos meses? —preguntó Alejandro.
—Me han pasado cosas interesantes, últimamente he sentido muchas energías al rededor mio, han sido tiempos agotadores, empero fructíferos.
—¡No inventes! no podría imaginar... —Alejandro se paralizó tras girar la cabeza diez grados a la izquierda, repentinamente el perro de Juan comenzó a ladrar dirigiéndose a la puerta principal que se encontraba abierta, tras una fría y breve mirada cruzada, los dos amigos rieron.
—Reafirmo que por aquí está lleno de energías inusales últimamente, has sido testigo de una pequeña parte.
—De seguro nos estamos sugestionando con tus historias, mejor cambiemos de tema.
Su noche de amigos continuó con risas y una extensa charla burda y sin sentido. Tras un efímero momento de atención a la noche taciturna advirtieron que los perros del rededor estaban ladrando de una manera inusual, una ráfaga de aire abrió la puerta por completo mientras el perro de Juan se escondía tras ellos, el aire se volvió denso y la amena atmósfera se tornó lóbrega y con un silencio momentáneo que provocaba mucho ruido en la cabeza de Alejandro, quien pasmado sintió su corazón en crescendo y la espalda empapada en sudor frío, mientras miraba a través de la puerta, tras la sombra de los árboles, vió la silueta de un canino que se acercaba a la puerta, canino que sufrió una metamorfosis que a los ojos del espectador era dolorosa y lenta, el animal triplicó su tamaño, su pelaje se tornó oscuro y sus colmillo y garras crecieron al grado de percibirse letales, en ese momento el animal de una zancada se lanzó famelicamente a Alejandro.
—¡No! —exclamó Alejandro, mientras el animal se evaporaba al atravesarlo. —¡Maldita sea! ¿Qué acaba de suceder?
—Ya no hay que tomar tanto pulque —dijó Juan anonadado.
—¿Viste eso?
—Creo que sí wey, no sé que pensar.
Su reunión terminó momentos después, Alejandro se dirigió a su casa meditando lo que había sucedido momentos atrás con la disyuntiva de haber imaginado cosas o haber dado un paso a comprender un poco más de este fantástico, misterioso y hermoso mundo.
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jsebastianortiz · 5 years ago
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El primer asalto
—Maestro no sé si estoy listo para esto.
—¿Que es aquello que no te deja tranquilo Juan?
—Tengo miedo.
—Como te lo he dicho antes, el miedo es de las primeras cosas a superar en este camino, incluso ya lo has superado, te aseguro que lo que sientes no es miedo.
—¿Entonces de que se trata?
—Yo no te puedo explicar eso que percibes Juan.
—Solo dígalo, por favor.
—No es que no quiera decírtelo, es simplemente que no lo puedo explicar con palabras.
—¿Y existe alguna manera de explicarlo?
—Solo si estás listo puedo hacer el intento, siéntate en tu sitio, vamos a comenzar.
Juan y su maestro se sentaron en mutismo, sus latidos se dilataban, sus mentes se vaciaban cautelosamente hasta llegar al sosiego, en ese momento Juan siguió las instrucciones de su maestro hasta que por fin...
—Te estaba esperando Juan —su maestro externo, Juan intentó hablar pero no logró emitir sonido alguno.—Es inútil hacerlo de esa forma, aquí las cosas funcionan distinto, es imperioso que sigas con los pasos que te he dado antes.
Juan ejecutó cada instrucción y de pronto dando un paso con el pie derecho su cuerpo comenzó a pesarle, sintió cómo la parte media de su cuerpo era el centro de atracción hacia su destino, Juan fue conciente de cómo su ser se estiraba cual globo siendo halado de dos sitios opuestos, su maestro le había adverito de esta situación, "va a existir un momento en que una parte de ti se va a atar a esta realidad, cuando eso suceda debes tener la voluntad suficiente para tomar el control e ir a encarar a Eluayotl", una parte de el se negaba a avanzar y como cualquier cuerpo elástico Juan se reintegro hasta despabilarse.
—Estuviste cerca Juan.
—¿Usted vio todo?
—Se podría decir que sí, tu voluntad es grande pero te dejas vencer por lo desconocido, estoy seguro de que en la siguiente lo lograrás, esta semana vas a descansar y quiero que pienses en ese momento.
Pasó la semana y Juan se encontraba listo para comenzar el viaje nuevamente. Comenzaron el mutismo y Juan llegó hasta ese momento con diferencias sutiles, esta vez no intentó hablar y rompió su fijación de moverse como lo haría con su cuerpo, en ese momento vio como se estaba disociando su cuerpo, empero, su equilibrio se mantuvo y su voluntad fue la suficiente para concluir la disociación( ó ¿acaso la fusión?), en ese momento con la simple voluntad de estar frente a Eluayotl se transportó hasta llegar con el.
—¿Es el? —se preguntó Juan. —Jamas había visto algo similar —Juan se paralizó y un sin fin de cuestionamientos cruzaron su mente, sintió como estaba siendo atraído a su cuerpo, recordó las palabras de su maestro y tras tranquilizarse pudo mantener su conciencia en ese sitio.
—¡Tú! — Juan percibió de alguna manera que Eluayotl se comunicaba con el, un segundo después Eluayotl ya había tomado a Juan enterradole las garras en los brazos, se encontraban a unos 15 metros de distancia y sin embargo Eluayotl fue tan rápido que Juan incapaz de hacer cualquier cosa se llenó de frustración y miedo, un segundo después Juan abrió los ojos y calló desmayado sobre su costado derecho.
—Has dormido casi 12 horas Juan, lo hiciste muy bien para tu primer encuentro, come y descansa que tendremos que trabajar el doble para el siguiente paso.
—Entendido, muchas gracias—Juan abatido le dijo a su maestro, mientras tomaba una tortilla para comer el mole poblano que su maestro le había preparado.
Sebas Ortiz
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jsebastianortiz · 5 years ago
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Hora de comer
—¡Ya te he dicho que esas cosas no existen Sara!— dijo imperioso Raúl.
—Pero papá, te juro que...
—¡Pero nada!
Era un día de otoño del año 1913, estaba a punto de caer la noche mientras se escuchaba el cantar de los grillos, Sara vivía sola con su padre en un refugio a causa de la guerra, guerra que le arrebató la vida a la mamá de Sara cuando Sara sólo tenia  9 años. Han pasado 2 años desde ese incidente.
—Es hora de dormir Sara, vamos al colchón.
—Sí papá —susurro Sara obediente, mientras caminaba hacia su colchón.
—Discúlpame por haberte hablado así hija, me preocupa verte angustiada por esas cosas.
—Extraño a mamá, sentir sus abrazos acompañados de cálidos besos —el semblante de Sara cambió, tomó sus piernas entre los brazos—. Si tan solo le pudiera decir adiós.
—Estoy seguro de que ella te cuida desde el cielo mi nena, deja de imaginar cosas y vamos a orar para descansar.
Unas horas mas tarde Sara abrió los ojos súbitamente, en ese momento la invadió una especie de vacío que recorrió su espina dorsal, sus pupilas estaban dilatadas, el frío que sentía en todo el cuerpo era paralizante, en un segundo estaba aletargada y solo podía percibir un zumbido hipnótico, ampliando su campo de visión vio la silueta de una niña con harapos que lentamente tomó una forma humanoide que creció hasta ser una criatura de 4 metros de alto quien la vio a los ojos, en ese momento Sara percibió flashazos de mil imágenes hasta que llegó a un sitio lóbrego y totalmente oscuro.
—Por fin te encuentro —se escuchó una voz desgarradora y grotesca mientras la oscuridad de todo el entorno formó nuevamente el cuerpo de la niña dejando en su lugar un sitio totalmente blanco y resplandeciente—. Sara, no vengo a molestarte, soy un heraldo de tu madre y sólo quiero entregarte esto —La mano de la niña se tornó amorfa y larga, parecida a un tentáculo que se extendió hasta estar a unos centimetros de Sara y de el brotó un anillo, era el anillo que le había regalado Sara a su madre en su último cumpleaños, ella lo tomó y en ese momento escuchó una especie de grito que la aturdió hasta la fibra más pequeña de su ser, esto le hizo retomar la percepción de estar en su cama, al ver su mano, ahí estaba el anillo de su madre, Sara lo llevo hasta su pecho y lo abrazo.
Por la mañana estaban sentados en el comedor esperando la comida.
—¿Y ese anillo? —preguntó Raul.
—¿Te gusta?
—¿De donde lo sacaste Sara?—Sara pensó en contar lo que había sucedido.
—Lo encontré en el baño de niñas pa, y pregunté si era de alguien pero nadie lo reclamó.
—Bueno, pero si aparece su dueño lo regresas eh —sirvieron la comida.
—Sí pa te lo prometo, pero muero de hambre, ¿podemos comer?
—Sí hija buen provecho.
Sebas Ortiz
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jsebastianortiz · 5 years ago
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Un viaje al mar
—¿Dónde estaba? —pensó Abraham —.¿Se la habrán llevado las olas del mar?, aún queda luz del sol, seguiré buscando.
—¡Abraham ya son las siete! —gritó María.
Era un día antes del equinoccio de primavera del 2000, un caluroso y despejado día abrazaba la alcoba mientras la voz de la madre de Abraham lo despabilaba.
—Ma, lo soñé otra vez, estaba donde siempre, en la playa, pero solo podía ver su sombra —Abraham comenzó a llorar —.Pero al final...
—Tranquilo Abraham —le dijo María, mientras lo abrazaba —.Es un día alborozado, sal a jugar al jardín en lo que termino el desayuno.
Abraham se dirigió a su sitio favorito, un chabacano que su abuela y él sembraron cuando Abraham apenas tenía uso de razón, reflexionaba mientras jugaba con sus muñecos, con sólo diez años estaba profusamente triste, había intentado hablar de sus sueños con sus padres, pero ellos tomaban sus relatos como signos de demencia.
Tras el desayuno y un día más sin ser tomado en cuenta por la simple condición de su edad, fue a la cama como todas las noches.
—¿Dónde estará? —pensó Abraham, mientras caminaba en la playa hacia el ocaso, con la mirada marchita, pateando la arena, de pronto una brisa efímera del norte le hizo alzar la mirada y vio una huella en la arena, una huella como la que veía en todos sus sueños, el corrió en frenesí, esta vez no solo era una, eran varias huellas, de hecho estas llevaban a alguna parte, al seguirlas, de pronto vislumbró en el horizonte la sombra.
—¡Abraham! ¿Eres tú?
—¡Sí, soy yo! —gritó Abraham con lágrimas en los ojos, mientras corría extendiendo los brazos.
La sombra hizo lo mismo, corrió hacia Abraham, él por su parte advirtió que efectivamente era ella, más hermosa que nunca, cómo si los años la hubieran vuelto más joven, su mirada dimanaba paz, era un ser perfecto.
—¡Abuelita!
—¡Oh Abraham, mi amado Abraham!, ¿Cómo es que has llegado hasta aquí? —dijo con ternura y amor Teresa, la abuelita de Abraham.
—Llevo varias noches atrapado en un sueño abuelita, siguiendo las huellas que has dejado en la playa.
—Hijo, pero que travesía has vencido, quizá eres muy pequeño para comprenderlo pero aquí no es una playa —le dijo calmada, y dando un suspiro repuso —. Este no es el momento de una explicación así, en ocasiones nuestros ojos simplemente nos engañan.
—Osea que, ¿Tú no eres mi abuelita?
—Claro que soy yo hijo —dijo Teresa, mientras lo tomaba en sus brazos —.Gracias por venir hasta aquí, algo me dice que has estado triste, no lo estés, aprendí a ser uno con todo esto que tus ojos perciben como una playa y me siento más viva que nunca, busca la felicidad dentro de ti y un día de estos nos encontraremos en este sitio como lo hacíamos en nuestro chabacano —Teresa le dió un beso en la frente y Abraham sintió como algo lo envolvía, una sensación sobrenatural, tan vigorizante, que olvidó toda su tristeza.
Por la mañana Abraham se levantó antes del rutinario grito de María, bajó y acercándose con una mirada refulgente a su madre, le dió un beso y sonriendo se dirigió jovialmente a jugar bajo la sombra de aquel frondoso y robusto chabacano.
Sebas Ortiz.
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