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1 de Noviembre de 2024
QUEMADA HASTA LAS CENIZAS
HOMBRE INCENDIA A UNA MUJER PARA QUITARSE EL FRÍO
En un acto que ha dejado perpleja a la sociedad, se reporta que la pasada noche del 30 de Octubre del 2024, un hombre prendió fuego a una mujer para combatir su propia sensación de frío.
Según los testigos, el hombre llevaba varios meses tratando de ganarse la confianza de la mujer; había fabricado una red de mentiras que le garantizaron una entrada asequible a su vida.
De acuerdo con los informes, la víctima fue sostenida por la mano izquierda del hombre, que le brindaba una falsa sensación de confort, mientras que con la mano derecha, el agresor la quemaba lentamente con un mechero, símbolo del egoísmo que desató la tragedia.
Al principio la mujer irradiaba un fuego que la quemaba desde dentro, y los envolvía a ambos en una calidez reconfortante. Ella parecía incapaz de reconocer que estaba siendo quemada viva, o bien, eligió ignorarlo para evitar enfrentar la dura realidad.
Al pasar el tiempo, y a pesar de que la mujer ardía intensamente, el hombre no dudó en abandonarla en el momento en el que encontró otra fuente de calor -una que aparentemente se había extinto hacía un largo tiempo- pero cuyas brasas seguían tibias debajo de la superficie.
Así, la mujer permaneció en soledad, aún con las llamas abrasando su cuerpo, hasta que su piel y sus huesos se transformaron en cenizas.
Los expertos sugieren que este caso no es un incidente aislado, sino que es el reflejo de un patrón bastante común: la tendencia que algunos individuos tienen de buscar calor en fuentes externas, completamente incapaces de reconocer que dentro de ellos hay exactamente el mismo combustible que tanto buscan.
Lo único que quedó de la víctima, fueron sus ojos, que entre las cenizas de lo que alguna vez fue su cráneo, tuvieron que ver a la distancia, como el hombre disfrutaba despreocupadamente del calor recuperado.
"Sus cenizas serán esparcidas en la orilla de la carretera donde se besaron por primera vez, así lo habría querido ella", afirmó una amistad cercana a la víctima.
Nota:
Este es un trabajo que hice hace un tiempo. La verdad es que cuando lo comencé estaba bastante enojada, hoy ya no siento lo mismo.
Había escuchado a los artistas hablar de esa sensación: de cuando escribes una canción mientras tienes los sentimientos a flor de piel, pero al pasar el tiempo, dejas de sentir aquello que te hizo escribirla en primer lugar...
Es hasta vergonzoso, pensar que llegué a sentirme así: como que había sido quemada viva. Pensar que dibujé cada letra individualmente, que escribí cada punto y coma, que busqué referencias y le dediqué horas de mi vida a esta idea...
Me da algo de pena pensar que soy capaz de sentir y expresar intensamente: a veces quisiera ser de las personas que viven sus procesos en silencio, tan discretamente que ni siquiera te das cuenta de que la están pasando mal. Pero al mismo tiempo, una parte de mi quiere exprimir las situaciones al máximo: escribir todo, dibujar todo, y pintar todo.
Y es que ya viví el otro extremo: se muy bien como es no sentir nada en lo absoluto. Ver la hoja en blanco y no tener ni idea. Es terrible. Y estoy agradecida de que hoy me enfrento a eso cada vez menos. Espero que sea algo permanente.
¿Cómo surgió esta idea?
Estaba dibujando un hada, sostenida por una mano humana. Mientras miraba referencias, y el encendedor en mi lapicera, pensé en como se vería si a esa hada se em estuvieran quemando sus alitas (que feo concepto por cierto). Me disgustó tanto la idea que decidí cambiar todo, pero conservar la desproporción del cuerpo femenino siendo sostenido por una mano enorme. Al final terminé con el boceto más horrible de la historia en frente de mi, pero podía sentir como una idea se encendía en mi cabeza.
Ese día tenía un periódico viejo en la mesa, y tenía que justificar las irreales proporciones de mi dibujo: un hada siendo sostenida por una mano humana, al quitarle las alas, es solo una mujer muy chiquitita siendo sostenida por una mano gigante.
Tenía que hilarlo de alguna forma.
Y de repente hizo click: el encendedor, la desproporción, el periódico, y esa frase de Luke Hemmings que dice "I Set Myself On Fire To Keep You Warm".
¿Es eso a lo que llaman "inspiración"? No lo podría asegurar, pero debe ser parecido. Es como que hay mil ideas en tu cabeza, y de repente simplemente se van enlazando, hasta que el sin sentido tiene sentido.
Siento que fue gracias a la canción.
Benny de Luke Hemmings es una canción a la que le agarré cariño el año pasado, porque para mí se trata de cuando eres capaz de hacerte daño con tal de hacer feliz a alguien más. Sabes que lo que estás haciendo no está bien, pero quieres estar con esa persona, así que decides ignorar a tu sentido común, y al final te das cuenta de que te quemaste vivo para mantener caliente a otra persona.
Esa fue la idea que me hizo escribir el artículo. Refleja el resentimiento que sentí. Hubo revictimización y dramatismo involucrados en el proceso, pero al final logré algo muy parecido a lo que tenía en mente: una página de periódico con una noticia ficticia, una metáfora convertida en una caricatura. Me gusta pensar que esa sería la noticia en la primera plana del periódico, que leería el personaje de un cómic.
¿Te imaginas eso? Estás viendo una caricatura, y uno de los personajes sostiene un periódico, lees el encabezado y piensas: que raro. Pero es solo una auto referencia del creador, un huevo de pascua que nadie va a entender.
Definitivamente podría mejorar mucho la ejecución de este trabajo, y sé que no es el típico retrato que acostumbro, pero estoy satisfecha con el resultado porque ha sido la primera vez que se me ocurre un concepto así. Y eso lo celebro.
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Algo que agradecer

En estos días he estado teniendo sueños extensos. Hace unos meses, batallaba para si quiera recordar lo que soñaba, o de plano no soñaba nada, y a menudo me costaba dormir más de cuatro horas seguidas... Así que es refrescante despertar recordando detalles de una historia propuesta por tu subconsciente.
Son sueños tan agradables... Veo a mis amigos en ellos, y hacemos cosas increíbles. Constantemente nos estamos metiendo en problemas, nos metemos a casas ajenas, abandonadas, recuperamos cuadros robados, y cocinamos pasteles. Son sueños raros pero divertidos.
He estado durmiendo tan bien. 9hrs seguidas. Me voy a dormir escuchando música, y despierto con una sonrisa.
A veces pienso en que debo agradecer que ya no tengo pensamientos turbios en los qué pensar antes de ir a dormir. Ya no vivo en el pasado, ni tampoco en el futuro.
Es como si mi esfuerzo por mejorar, se viera reflejado en mis horarios de sueño.
Agradezco poder irme a dormir con la paz de que las decisiones que he tomado los últimos años no han sido basadas en miedo, culpa, odio... He pasado un largo tiempo sin herir a nadie, sin poner mis necesidades por encima de nadie.
Nada mejora la calidad de sueño tanto como una consciencia tranquila
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Galentine's Day 2025
Este año decidí celebrar San Valentín con mis amigas. Jamás me había preocupado por pasar esta fecha acompañanda, pero es real que este año algo cambió, y hasta estaba algo preocupada por el bajón que podía darme si me quedaba sola ese día... Así que decidí invitar a un par de amigas a hacer algo.
La idea inicial era salir por unos tragos coquetos, vestirnos lindas, ir de paseo a alguna ciudad bonita a imaginar que pasaría algo como en las películas.
Pero era viernes, y todo mundo estaría trabajando, o en la escuela, así que en lugar de aferrarme a la idea de hacer algo en San Valentín, decidí que era mejor idea simplemente compartir el día siguiente con mis amigas. Hice una invitación en canva, y la envié sin pensarlo demasiado. Elegí solo a mis amistades más cercanas, esas con las que he convivido el último mes, las que me preguntan como estoy y me cuentan su día.
Fue una gran idea, porque me motivó para vencer a febrero. Pensé que sería un mes horrible, pero en realidad tuvo mucho sentido. Me reí un montón, salí con mis amigos un montón... La pasé muy bien.
Además, junté a las personas que más quiero en una sola mesa... Eso fue algo nuevo, que, inesperadamente, salió bien.
Espero que en unos años pueda voltear al pasado y agradecer lo increíble que fue poder rodearme de tanto amor en algún momento de mi vida.
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Puedes escapar de mí, pero no de la lluvia; cada gota te recordará a mi cara y no podrás estar tranquilo. Eso me da calma y karma.
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Noviembre 2024

El último mes de Noviembre, fue fácilmente el peor mes que he tenido desde que estuve deprimida. A mediados de 2023, creí que jamás volvería a sentir eso tan horrible que sentía todos los días desde 2019 hasta 2023. Pensé: ¿En serio mi estabilidad mental solo es capaz de durar año y medio?
La primer semana me enfrenté a una carga de trabajo ridícula, mi jefa trató (completamente en vano) de humillarme, en la segunda semana, literalmente ví morir a uno de mis compañeros de trabajo.
Me borraron mi primer historia publicada justo cuando había superado las 50K lecturas.
Había una vibra rara en noviembre, pero pensé que todo estaría bien.
Después murió mi perra, tenía diez años y ni siquiera pude despedirme.
El resultado de esto fue simple: me dió tremendo brote de acné causado por el estrés. Resulta que el exceso de cortisol no es bueno para la piel. No importa si te matas de hambre todos los días comiendo ensalada, tu cuerpo encuentra grasa en algún lado y la manda a tu cara para que tengas un archipiélago de volcanes creciendote en la frente. Esa cosa era como Hawái, o Michoacán si nos ponemos nacionales.
Al final tuve que recurrir a la estrategia de los adolescentes de hoy en día, y me puse stickers para acné en forma de estrellitas.
En el trabajo todos pensaron que era alguna moda ridícula con propósito estético. Pero nadie dijo nada, hasta que un niño me preguntó porqué me pegaba esas cosas. Le expliqué y de repente todos parecieron entender que no era yo siendo tremendamente infantil.
Esa es la extensa explicación de porqué este autoretrato (chueco porque es más un apunte que un estudio) tiene estrellitas y lágrimas. Porque Noviembre fue horrible, y lo tuve que enfrentar con todo y el corazón hecho pedacitos.
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There are two hearts on the floor, one is mine, both are yours.
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La fuerte necesidad de ser tú o ser más como tú
A veces despierto y no quiero ser yo. Hoy abrí los ojos y sentí que tenía puesto el cuerpo incorrecto.
Me miré al espejo, cepillé mi cabello y pensé en que esos no eran los rizos que quería peinar, ni esos los ojos que quería que me miraran de regreso al ver mi reflejo.
Me até los zapatos, y al hacerlo imaginé que no eran mis manos las que ataban esas cintas. No eran mis manos. Eran casi del mismo tamaño, y con la piel parecida, pero no eran mis manos, sino las tuyas. Vi tus pulgares, los bellos en tus nudillos, y unas huellas dactilares intactas.
No estaban ahí mis cayos, ni tampoco mis anillos.
Manos desconocidas, pero familiares. No les puse nombre de inmediato, pero sabía que eran tuyas.
Esperé a que el resto de mi cuerpo se transformara en el tuyo, pero nunca sucedió. De hecho mis manos volvieron a la normalidad y no volví a ver tus dedos tocando mi ropa.
Seguí pensando en tí, sin embargo.
Me di cuenta de que quería ser tú: irme a dormir y despertar siendo tú.
Ver a través de tus ojos, usar tus piernas y tus brazos. Peinar tu cabello, rasurar tu barbilla, meterme a bañar y limpiar tu cuerpo.
Quería saber qué se siente despertar y ser tú: saber si el primer pensamiento que tienes en la mañana es sobre mí, o si soy el segundo o el tercero. O si no piensas en mi para nada.
Quería comer usando tu lengua, beber usando tus labios. Dormir soñando tus sueños y respirar el aire de tu habitación.
Traté de convencerme de que yo estoy bien siendo yo, pero no pude evitarlo: quería ser tú. Saber qué se siente avanzar, salir con alguien más. Saber qué se siente besarla a ella, saber si quizás por eso tu corazón te dijo lo que te dijo.
Es lo único que quiero, ser tú, ser más como tú.
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Me censuraron
"Boss makes a dollar, I make a dime. That's why i write fanfiction on company time".
Hace dos años leí esa frase, seguramente en Twitter. Era de esos días en el trabajo en los que no hay nada que hacer, estaba aburridísima.
Ciertamente mi trabajo prácticamente me obliga a tener tiempo libre constantemente, es como atender la caja registradora de una tienda a la que nadie entra. Así que paso por lo menos la mitad del tiempo haciendo cosas que se que me van a ayudar a mejorar: me gusta leer, dibujar. Y ya, hago más cosas, pero en escencia todo se trata de leer y dibujar.
He mejorado un montón en el dibujo desde que decidí hacerlo a diario, es ahí cuando te das cuenta de que todo lo que dicen sobre las artes es real: la práctica hace al maestro.
La cosa es, que de vez en cuando, dibujar seis horas diarias durante una semana, y leer muchos libros se puede volver tedioso. Así que de vez en cuando me gusta alternar: tocar la guitarra, ver películas, y ¿Porqué no? Escribir.
Escribir es de esos pasatiempos que son un secreto. Jamás he ocultado que lo hago, pero rara vez comparto lo que escribo.
Comencé a escribir cuando tenía trece años más o menos, al mismo tiempo que me obsesioné con la lectura. Es algo que va de la mano: leer y escribir. Si te gusta leer, eventualmente te van a dar ganas de escribir. Y así me pasó a mi: cuando iba en la secundaria comencé a escribir las novelas más rancias, cortas y cliché de la historia. Eran ciertamente horribles, pero era la forma en la que ponía mis pensamientos de adolescente allá afuera. En esa época escribí muchísimo, y solo lo compartía con una amiga.
Jamás llegué a publicar nada, simplemente le pasaba los manuscritos a mi amiga, y ella me pasaba los suyos. Qué pasatiempo más raro es escribir y compartirlo con una amiga. Jamás volvió a suceder. Pero fue una gran experiencia. Nos sentabamos a leer en los pasillos escondidos de la escuela, y leíamos los escritos de la otra. Fue la primera vez que ví llorar a alguien leyendo algo que yo escribí.
Creo que es de lo más bello que me ha pasado. Ni siquiera cómo artista visual, o como músico, he vuelto a experimentar algo así: ver una reacción tan fuerte, algo que tú generaste con tus palabras.
De nuevo, no volvió a pasar.
Durante los siguientes años, dejé de lado mi fase de escritora de ficción, y me puse a escribir en mi diario.
Al principio me sentía ridícula por llevar un diario... Tenía una imagen caricaturesca de la adolescente dramática que comienza sus entradas con un "Querido diario...", que escribe con tinta rosa y usa un bolígrafo con plumas y corazones. Se sentía algo ridículo e inmaduro.
Pero a la larga se volvió una costumbre.
No era ficción, no eran exactamente ensayos... Simplemente escupía mis ideas tal como pasaban en mi cerebro.
Esa era yo como escritora. Escribía para documentar, y como una forma de introspección. No volví a escribir ficción, hasta hace dos años.
"Boss makes a dollar, i make a dime. That's why i write fanfiction on company time"
Leí esa frase y recordé como era escribir ficción.
Así que esa tarde decidí escribir otra vez.
No un fanfiction, pero algo de ficción.
No traía ninguna libreta conmigo, y como no sabía qué rumbo iba a tomar mi escritura, no quería que hubiera evidencia física de lo que estaba por suceder, así que me metí a LA página naranja. Esa dónde todos leemos pero casi nadie quiere admitir que también escribimos.
Encontré mis borradores horribles de 2014, y después de ignorarlos, le dí en "Nueva historia". Después de un par de horas, había escrito un capítulo bastante sólido. Unas tres mil palabras por lo menos. Y al día siguiente volvió a pasar.
Esa semana escribí cuatro capitulos de una historia en la que nunca había pensado. Simplemente llegó a mí.
Y la publiqué.
¿Porqué la publiqué?
Lo cierto es que no lo pensé demasiado. Simplemente me sentí satisfecha porque tenía años sin escribir nada, y de repente, sentir que esos cuatro capitulos habían fluido a través de mi tan fácilmente, me hizo sentir bien. Y pensé: de todos modos nadie la va a leer.
Pasó el tiempo y olvidé por completo que esa historia estaba ahí, que ese relato corto que había salido de la nada, ahora estaba ahí afuera.
Y en noviembre de 2024, casi dos años después, lo récordé. Entré a la aplicación naranja y me di cuenta de que estaba llena de notificaciones. "@_____ ha agregado tu historia a una lista de lectura". La notificación se repetía y se repetía.
En total, tenía más de 60K lecturas, y mi historia había sido agregada a muchísimas listas de lectura. Tenía comentarios. Sin querer había creado una pequeña comunidad de lectores -¿O lectoras?- en el tiempo que la había dejado olvidada.
Y no solo eso, sino que tenía un mensaje de una editorial en el que me invitaban a colaborar.
Se trataba de una editorial independiente y feminista, que se dedicaba a publicar a escritoras poco conocidas... Buscaban historiaa escritas por y para mujeres, que se alinearan con sus ideales.
Fue como un sueño.
Inmediatamente pensé: por supuesto, esto es el giro en la trama de mi vida. A partir de ahora voy a ser una escritora publicada. Jamás creí tener talento para escribir algo, pero aquí están estás más de 60K personas, leyendome, pidiéndome más. Y está editorial indie buscándome.
Ahora creo que solo fue una palmadita en la espalda que me dió el universo. Una probada de lo que se siente el éxito.
Honestamente, mi yo de 15 años hubiera matado por tener esos lectores. Esa persona pensaba que iba a morir ignorada y que jamás iba a tener la gran idea que sería leída. Esa chiquilla jamás se habría imaginado que mi historia habría sido el #9 de las listas.
Fue un gran logro para mí yo adolescente.
Hasta que... Me censuraron.
Cómo contexto: cuando escribí la historia no solo estaba aburrida, sino que me sentía deprimida. Estaba procesando el hecho de que mi vida había dado un giro inesperado que en su momento pensaba sería para mal. Estaba muy triste.
Mi historia lo reflejaba. De formas muy gráficas.
La verdad es que jamás se me ocurrió tomarme el tiempo de leer las reglas de la aplicación. No sabía que había ciertos temas que estaban prohibidos.
Y claro, cuando la historia en cuestión tiene diez lectores... A la aplicación le da igual, ¿Sabes? Nadie lo va a notar. Pero en cuanto mi historia empezó a hacer números importantes, los moderadores la notaron, la leyeron, y la bajaron de inmediato. Son aviso previo, sin permitirme guardar un borrador, o aunque sea una evidencia de lo que había logrado.
Simplemente la quitaron.
Hoy solo me queda reírme de la experiencia, y suspirar sabiendo que sin querer, por un breve periodo de tiempo, logré una meta que ya no era mía, pero que lo había sido en algún momento de mi adolescencia.
Y eso es bueno, creo que no todo el mundo tiene la oportunidad de voltear hacia el pasado y pensar: mi yo de 15 años estaría orgulloso.
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Sobre la legitimación del dolor
El otro día estaba pensando en Q Lazzarus. Para aquellos que no la conozcan, es la cantante de Nueva Jersey que escribió Goodbye Horses. Fue su única canción famosa, no porque las demás no fueran buenas, -la verdad es que nunca lo sabremos- porque a pesar de que s�� hizo más música, ella decidió no dedicarse a ello profesionalmente. Seguramente tenía más increíbles canciones, pero las dejó en secreto.
Su historia es interesante porque es el caso de suerte que todos los artistas independientes ansían: ella iba en su taxi, escuchando uno de sus demos, cuando un director de cine le hizo la parada, ella lo recogió y el quedó encantado con la música que escuchaba. Usó Goodbye Horses en El Silencio de los Corderos, y la canción se convirtió en un éxito de culto. Todos querían más de Q Lazzarus.
Ella trabajaba en Nueva York, a pesar de haber nacido y crecido en Nueva Jersey, se fue a vivir allá después de su divorcio... su esposo la golpeaba. Así que se fue, se dedicó a manejar un taxi, y en sus tiempos libres tocaba en bares con su banda.
Pensar en su historia me causa conflicto, porque por un lado, pienso que Goodbye Horses es una canción increíble, y quisiera que hubiera veinte más, parecidas. Pero por otro lado, admiro que Q Lazzarus haya elegido permanecer en el anonimato.
Me gusta la idea de que los artistas no solo hacen arte por buscar la fama o la trascendencia, sino que hacen arte por el simple hecho de hacer arte. Porque tocar la guitarra, cantar, escribir y dibujar es una recompensa por sí mismo.
Por otro lado, yo siempre he sido fiel a la idea de que el dolor, la alegría y cualquier emoción, hay que convertirlas en arte. Desde mi perspectiva, un dolor que se siente y se supera sin hacer arte, es un dolor desperdiciado. Igual que la alegría y todas las demás emociones del espectro.
Sin embargo, me he puesto a pensar en que esa idea es fea. De repente me suena a que está peligrosamente cerca de ser una versión del "hechale ganas".
"Conviertelo en arte", "hechale ganas".
De alguna forma las dos frases te invitan a convertir tu dolor en algo positivo, a continuar intentándolo. Y siempre me ha parecido que el "hechale ganas" es bastante insensible. Porque no siempre tenemos ganas de hecharle ganas, o de hacer arte.
¿Porqué tendría que legitimar mi dolor? Hacerlo válido.
Que me rompan el corazón y escribir una canción. O estar deprimida y hacerme corredora de maratones.
Si bien el arte siempre me ha parecido que es un reflejo del espíritu, también creo que es increíble permitirse sentir plenamente: sin ningún tipo de distracción. Sin alcohol, sin arte, sin usar a otras personas... Simplemente sentir en crudo.
¿De dónde salió la legitimación del dolor? No lo sé pero seguro que tiene algo que ver con el capitalismo y la necesidad que nos implantó de ser productivos en todos los aspectos de nuestra vida.
Hoy elijo escribir y pintar, pero no para legitimar, sino para sentir y ya.
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Te pensé
Hoy te pensé mientras miraba al cielo.
Es una cursilería, pero ya me acostumbré.
Hay un lado de mí que no conocía: el lado obsesivo al que le cuesta soltar. El lado que te piensa y te piensa y te vuelve a pensar.
Estás en cada cosa: en el azul detrás de las nubes, en las canciones de Soda Stereo, en las curvas de cada letra de cada libro que leo.
No te dejo de pensar.
No puedo dejar de pensar.
Es como una maldición: una condena que estoy pagando por un crimen que no cometí. Quisiera haberlo cometido. Así por lo menos mi pensar no sería en vano.
Hoy te pensé mientras tocaba la guitarra, y te pensé mientras me bañaba.
Te pienso al despertar y te pienso antes de dormir.
Te pienso cuando se habla de amor, y te pienso al cerrar los ojos. En cada parpadeo te veo, estás grabado en el interior de mis párpados. Mis párpados, que se sienten pesados desde que tú ausencia se volvió constante.
No quiero abrir los ojos. Quiero dejarlos cerrados mientras te pienso.
Quiero olvidar y perdonar, para que no me duela tanto pensar.
Pensar, pensar, es lo único que sé hacer. Olvidé como caminar, como observar, y como respirar: ya no sé hacer nada, solo sé pensar en tí.
Hoy te pensé al encender una vela y te pensé al apagarla.
Quisiera dejar de pensarte. Pero eso sería dejarte ir, y creo que de los dos, el único que sabe dejar ir eres tú.
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Nueva perspectiva
Quienes me conocen bien, me han escuchado en más de una ocasión decir la frase "Cuando vibras alto, los animales se dan cuenta". Es algo que a menudo sale de mi boca cuando se me acerca un perrito callejero, o cuando a mi amiga se le para una mosca en el plato. Cualquier interacción amistosa entre un animal y un ser humano, es motivo para que suelte esa frase...
Y es que antes creía firmemente que tener la aprobación de un animalito, era la forma que tenía la naturaleza de decirte "me caes bien", y se sentía como un gran cumplido de parte del universo. Así lo sentía yo.
Me gustaba alardear de los animales que había rescatado mi familia, los perros, los gatos, y hasta los peces. Porque no te miento, se siente bien ayudarles. Sin embargo, mi mentalidad cambió muchísimo los últimos años.
Gracias a un inesperado giro en la trama de mi vida, terminé trabajando en una biblioteca pública. No estaba en mis planes, pero fue una experiencia que cambió mi vida y mi manera de percibir mi entorno social.
No es ningún secreto que toda mi vida me había considerado a mi misma como una persona bastante antipática; antisocial, a veces incluso hostil -cuando se trataba de interactuar con desconocidos-. Cuando comencé a trabajar ahí, me costaba mucho entablar conversaciones casuales: ser amable con los desconocidos era algo nuevo para mí. Pero aún más nuevo, era hablar con niños.
Siempre he odiado a los niños; me molesta que siempre traen las manos sucias, y gritan, y lloran, y hacen rabietas... Al menos esa era la idea caricaturesca que tenía en mi cabeza en ese entonces. Sin embargo, esta imagen mental, fue cambiando poco a poco. Me di cuenta que mis prejuicios me habían hecho creer que los niños eran una especie distinta al ser humano: algo totalmente ajeno a mí.
Después de un par de meses trabajando con ellos, me fui ablandando, aprendiendo de ellos, y enseñándoles cosas. Me di cuenta que podían ser la mejor compañía del mundo: me hacían reír y me contaban sus secretos. Por un buen rato pensé que eran así de simples: seres inocentes y nada complicados, que estaban por ahí existiendo, incapaces de procesar lo complejo de la vida.
Pero algo cambió. Mi perspectiva cambió.
En una ocasión, me quedé a conversar con dos hermanas, de 10 y 11 años. Ellas iban a la biblioteca casi a diario, así que las conocía bien, hablábamos de libros, de la escuela, y cosas hasta cierto punto superficiales... Todo normal , hasta que ese día las dos decidieron contarme detalles de su vida privada. Las dos niñas más inteligentes y lindas que conocía, me contaron que su padre había sido asesinado por un grupo criminal hacia unos años, ya que él también había sido un criminal, y que después de su muerte, habían quedado enteramente al cuidado de su madre drogadicta.
Me contaron de todo , concluyendo con una breve historia de cómo habían sido separadas de su progenitora, y enviadas a una casa hogar con la esperanza de que alguna de sus tias pudiera adoptarlas legalmente, para ahorrarles más problemas.
Escuchar a dos niñas de primaria contándome ese tipo de experiencias fue algo impactante, especialmente porque me hizo darme cuenta de lo increíble que es poder conectar con otros seres humanos.
No hablemos de conectar de forma romántica o amistosa con una persona de tu edad, con un amigo, o con un maestro, sino... Con una persona con quién jamás imaginaste que ibas a conectar. Porque esa es la conexión humana, ¿Sabes? Cuando otra persona siente la confianza de contarte algo tan íntimo, algo que solo su familia sabe, y que tú, un completo extraño, no tendría porqué saber.
Me di cuenta de que esas niñas, al igual que muchos otros de los usuarios que iban a la biblioteca, sentían que podían encontrar en mí un espacio seguro. Alguien con quién hablar, llorar y reír.
Me di cuenta cuando llegó un niño llorando para pedirme un abrazo porque se sentía mal, o cuando dos pequeñas me llevaron un pájaro herido para que yo lo cuidara... Cuando un adolescente me confesó que era bisexual y que no sabía cómo decírselo a su familia...
Esas pequeñas cosas me hicieron darme cuenta de lo que verdaderamente es "vibrar alto". Me di cuenta de lo inigualable que es la conexión humana.
Solía creer que cuidar a perros y gatos callejeros era el único acto verdaderamente artruista al que podía aspirar. Llegué a salir a la calle cargando bolsas con comida para perro, y me daba palmaditas en la espalda cada vez que lo hacía en silencio, sin decirle a nadie, con la sensación superficial de haber ayudado.
Y vaya, no me mal entiendas: ayudar a los animales es un acto conmovedor y sumamente humano.
Pero desde que me di cuenta del impacto que podía tener con otras personas: ahora siento que usar mi energía y tiempo en cualquier otra cosa es un desperdicio.
Porque no hay ninguna otra sensación que se compare con ir en la calle y que una niñita que no es ni tu hermana, ni tu sobrina, ni tu hija, corra a abrazarte. O que te digan te quiero, que te guarden de su almuerzo y te presuman que aprendieron a leer gracias a ti.
No sé si voy a seguir trabajando en la biblioteca por mucho tiempo más, o si una vez que ya no esté ahí, volveré a vivir algo parecido, pero puedo decir que haber aprendido a convivir con niños es algo que me ha cambiado para bien, y que le ha dado a mi vida un sentido mucho más claro.
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Edit: decidí comparar ambas experiencias (la de ayudar a los animales, y enseñar a los niños), porque son las únicas formas en las que he podido involucrarme con mi comunidad. Son las únicas "causas sociales" en las que he participado, y me encontraba pensando en ambas cosas cuando decidí escribir está entrada.
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Is quite a miracle to find someone to hug
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