hwaerim

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soonje:

Llegar hasta ese punto y no encontrar a la persona con la que había quedado le hace soltar un bufido, ¿de verdad había caminado desde el otro lado del campus para que lo dejasen ahí plantado? la única persona cercana es la chica pero definitivamente no era a quien se suponía debía de ver. Decide esperar un momento parado ahí cuando escucha la voz ajena. Durante unos segundos no está seguro de si la fémina se esté dirigiendo a él, sin embargo luego de comprobar un par de veces se da cuenta que es el único ahí parado. “¿ah no?” de todas maneras decide seguirle el juego. “aagh” chasquea la lengua. “¿eso quiere decir que vine hasta aquí para nada? incluso me habían dicho que contabas con una bola de cristal y eso” en su tono de voz es posible detectar falsa decepción. 

Sabe, desde el primer momento, que el muchacho está bromeando. El tono ciertamente burlesco y las palabras tintadas de ironía son suficiente para que Aerim eleve su cabeza y deje aquel dibujo recién comenzado. Lo que no puede identificar es sí el muchacho busca reírse de ella o de la situación en general. No es como si eso le importa demasiado, de todas maneras, así que deja fluir el tono de la casualidad cuando responde, con fingido pesar.  “Ah, si, toda una lástima...” Y presiona sus labios, intentando formar una sola línea. “... pero, no te preocupes, creo que la chica con la bola de cristal, los muñecos vudú y la lectura de las hojas de té está en la habitación al final del pasillo. Así que, quizás, no todos está perdido para ti.” 

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bxmb1x:

    Distraída se metió a esa sala cuando estaba buscando un lugar para jugar con sus habilidades, había terminado un par de clases y ocupar sus ‘dones’ en cosas divertidas era algo que siempre le había gustado. “Yo eh…” Sus palabras quedaron en el aire, sin poder inventar una buena excusa para la situación. “Andaba buscando algo, creo.” ¿Eso sonaba bien? Puede ser. Bambie no deseaba quedar como una distraída ahora mismo. “El futuro no se puede predecir, el futuro siempre será incierto.” ¿Por qué estaba diciendo eso? Ah, ahora sí que estaba súper distraída. “Esas personas nunca van a parar esos rumores.”

La respuesta, por supuesto, hizo que la mayor prestara atención. ¿Qué podía ir a buscar a un lugar como aquel si no era a la propia Banshee? “¿En la sala de arte?” Los orbes de Aerim se estrecharon porque, literalmente, aquella habitación estaba completamente vacía. Sólo las mesas de trabajo y los caballetes se alzaban, regios, en espera de ser utilizado. Nada más que muebles adornaban aquel espacio de trabajo y las cosas de Aerim, espacias aquí y allá por la amplia mesa. Sin embargo, prestó atención a las palabras que salían casi sacadas de ningún lado, como si la idea en la contraria hubiera aparecido de la nada. “En esto estoy de acuerdo, en parte... La única cosa segura acerca del futuro es la muerte. Por eso no entiendo porqué alguien cree que se puede adivinar qué va a ocurrir. Deberían aprovechar su limitado tiempo en vivir...” Quizás su boca se soltó un poco más de la cuenta, pero no le importó demasiado. Tan solo quería expresar lo tonto que le parecía todo aquello y esperaba que la chica de orbes celestes se equivocara, porque esos rumores y al asedio que causaban ya la tenían bastante cansada.

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sevngr:

Grandes círculos oscuros bordean sus ojos como sombras, y en su pálido rostro se refleja una calma sonrisa. “¿Qué futuro, noona?” ríe, y aunque es cierto que le causa gracia, suena hasta nostálgico mientras se sienta a un lado de su compañera de cuarto con su fría presencia y suspira. “Yo nunca creo lo que dice la gente por los pasillos, a lo mucho lo tomo como material para fastidiar, pero realmente no les creí cuando dijeron que podías predecir el futuro,” comenta con la mirada perdida en algún punto azaroso. Probablemente serían muy pocas las personas que pudieran notar su presencia, así que técnicamente estaba en paz; para él, eso se llamaba aburrimiento. Detestaba estar solo. “Y sí, bueno, técnicamente tienes razón con la parte futuro— tal vez, deberían corregir el rumor a muerte. Aerim noona, de vez en cuando, puede predecir la muerte. Apuesto cualquier cosa que así nadie se te acercaría.”

El frío le eriza la piel. Siente el conocido susurro de la muerte acariciando su cuello, la familiaridad vacía de los espectros y, finalmente, escucha la voz del contrario. “Seungri-ah” Casi con cariño, la mayor pronuncia el nombre ajeno cuando lo percibe sentado a su lado. Y casi se siente triste, nostálgica, culpable... pero consigue esbozar algo semejante a una sonrisa cuando le escucha hablar. Y es que de verdad disfruta la compañía del ajeno y, aunque no debería, agradece en silencio que, a menos su espíritu, se haya quedado atado a ese lugar. “Pero tú te seguirías acercando a mí, ¿cierto?” Cuestiona afectuosa, olvidando momentáneamente que aún apretaba los pasteles entre su diestra. Era raro para Aerim sentir tanto afecto por alguien, quizás tenía que ver con el hecho de ser compañeros de habitación y por ser ella quien entregó el aviso de su muerte. No iba a mentir, sintió bastante lastima cuando las voces le gritaron el nombre del menor, por eso se lo compartió, esperando que estuviera listo cuando su momento llegara. Pues bien se sabe que la muerte es difícil de combatir y, cuando ha puesto sus garras en ti, solo tienes que esperar paciente su visita. Recuerda especialmente esa noche, porque las lágrimas no dejaban de salir de sus ojos. Era parte de su maldición, llorar las pérdidas. Aunque no lo quisiera, la pena de las almas siempre inundaba sus ojos. “Conociendo a las personas, seguramente estén mucho más interesado por conocer cuando van a morir que qué va a pasar mañana.... Los humanos son muy raros y estúpidos.” Y ella lo sabe bien, como se olvidan de vivir y disfrutar el limitado tiempo que poseen. “Así que no, creo que decir la verdad, aunque parezca mentira, solo hará las cosas más grandes de lo que ya son.”

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r1d33r:

   “¿Hay rumores así? No sabía.” Se había ‘tropezado’ con la muchacha por una mera casualidad. “Yo no tenía idea.” Admitió. Ryder estaba pasando mucho tiempo cazando en los bosques y viajando a otros países, apenas tenía tiempo para escuchar rumores de la universidad. “Entonces…¿Puedes predecir algo?” Preguntó de una manera curiosa. Cuando deseaba Ryder parecía un pequeño cachorro curioso. 

Quizás debió mantener la boca cerrada, ahora había logrado verter en ella una curiosidad que no necesitaba. La mayor elevó sus orbes justo cuando un suspiro tembló en sus camines, pero lo único que encontró fue unos ocelos enormes esperando una respuesta. Y dejó los segundos correr, porque bien podría decir la verdad a medias, negar y ahuyentar a su reciente acompañante, pero quizás el secreto serviría mejor... Con un poco de suerte, sería suficiente para provocar temor. Así que clavó su mirar en el ajeno y pronunció con suavidad casi tétrica: “Tu muerte.”

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bjunhc:

‘ no lo sé. ’  admite ya sin prestar demasiada atención, con una sonrisa cínica, ignorando el hecho de que él había comenzado aquella plática. al final, hábil & embustero hace el teatro completo como si fuera a quitarse aquellos lentes de contacto, solo para volver a esos falso ocelos avellana más normales.  ‘ pero estas mierdas constaron demasiado — ’  su alma para ser preciso.

“Son bastante tenebrosos. Sí ese era tu objetivo, cumplen bastante bien su función.” No es que den miedo, precisamente hablando, pero sí los encuentra perturbadores. Eran como agujeros negros, dispuestos a tragarte si los mirabas durante mucho tiempo. Aunque, por supuesto, ella no es nadie para hablar de esas cosas cuando también se ve obligada a ocultar sus verdaderos ocelos carmesí del ojo público. “Supongo que si estás dispuesto a invertir tanto tu disfraz debe ser algo bastante espectacular, ¿uh?”

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msunmi:

“Eso es cierto, pero si me quedase en contra de tu voluntad no me sentiría lo suficientemente cómoda“ opinó. No era algo que ocurría en todas las ocasiones, pero por lo menos en aquella, no le atraía la idea de sentirse una molestia. Ahora que contaba con la autorización ajena (o lo que interpretó como una), se dispuso a encontrar un rincón de aquella habitación en la que contase con la comodidad necesaria para ponerse manos a la obra. ”¿Puedo preguntar a qué se debe el rumor de que puedes adivinar el futuro? Siento que me perdí de algo” curiosa y charlatana por partes iguales, no pudo mantener el interrogante fuera de su boca por mucho más. 

¿Podía preguntar? Por supuesto que sí. ¿Aerim quería darle una respuesta? No exactamente. Aun así, la mayor se preparó para dar una explicación. Soltó con lentitud los pasteles con los que había estado trazando sobre el lienzo y notó los restos de color sobre la palidez de sus dedos. “Fue por un error. Le dije algo a alguien que resultó cumplirse y las personas que se enteraron pensaron que yo era una especie de oráculo o una bruja...” Por supuesto que aquello no estaba muy errado, pero muchos le atribuían más el título de hada y, además, el poder de la clarividencia no era parte de sus dones. “... pero todos sabemos que esas cosas no existen, por lo que los rumores resultan absurdos.” Casi quiere sonar divertida, como si aquello de verdad le provocara gracias, así que se permite una sonrisa. 

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eunhsl:

No podía negar que a sus oídos habían llegado los murmullos que tenían como protagonista a una joven que algunos describían como diosa reencarnada, pero jamás se había tomado realmente el trabajo de prestar atención o comprobar la veracidad de las palabras, por lo que su sorpresa fue evidente al dar con ella de casualidad. Su presencia en el lugar se debía al silencio que mayormente solía reinar. “Tampoco creo que lo dijeras si fuese verdad, a menos que quizá buscaras tener algo a cambio.” replicó distraída, comenzando a ordenar los libros que necesitaría para traducir algunos encantos. “Pero te creo, y planeo mantenerme en silencio al respecto.” agregó, pues había dado su mensaje fuerte y claro. Si no hubiese sido así, quizá incluso se habría planteado el dejar su tarea de lado y saciar su pequeña curiosidad. 

Sus orbes color ámbar abandonan los trazos oscuros, inconexos, para volar a las facciones contrarias. Y se quedan ahí un rato, delineando detalles, como si de un dibujo más se tratase. “Aunque pudiera hacerlo, no pediría nada a cambio.” Ni siquiera sabe porque se siente forzada a aclarar. Pero sabe que si tuviera dotes de adivinación, aun así no pediría remuneraciones. No lo hace cuando confiesa a extraños que han sido besados por la muerte y sus días comienzan la cuenta regresiva, no lo hace, tampoco, cuando alguien que sabe su naturaleza y solicita sus servicios como emisaria de la muerte. Simplemente, para Aerim las cosas materiales suelen carecer de una real importancia y no hay nada que realmente quiera para poder pedirlo. “Gracias.” Musita la mayor. Aunque sabe que no es necesario ni algo obligado, algo le dice que el silencio que promete la joven es real. Pero su atención es robada momentáneamente por los libros que descansan en las manos contrarias y no puede evitar notar... ¿runas? No quiere ser indiscreta, pero ahora está curiosa. O se ha topado con una practicante de magia o, simplemente, con una aficionada al ocultismo.

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chvalex:

No había estado al tanto de los rumores que rodeaban a la mayor, o tal vez había escuchado uno que otro, pero no solía prestarles mucha atención. Fue por eso que arrugó fugazmente el entrecejo y miró hacia ambos lados, confundido y un pelín herido porque hubiese asumido que esas eran sus intenciones. “Ah, siento haberte dado esa impresión, noona,” se disculpó con una mano en el abdomen, tomando asiento junto a ella. “Solo pasaba a saludarte. Aunque, ahora que sé que no puedes decirme los números de la lotería, me siento muy decepcionado.” Se trató de una inocente broma, claro estaba.

Es una voz conocida la que le responde y Aerim pronto levanta su mirada. “Ah, Alexis” Pronuncia el nombre del menor, casi con cariño y un poco de culpa. “No sabía que eras tú.” Espera que aquello sea suficiente para disculparse. Por supuesto, no es culpa del menor que ella esté hastiada del mundo aquel día y haya dejado de prestar atención momentánea. “Hmmm... De todas maneras, ¿qué harías tú con la lotería? Todavía eres un niño.” Los tintes burlescos se mezclan en sus palabras y es capaz de formar una sonrisa sobre sus carmín. “Aunque quizás te divertirías de lo lindo gastándolo en una juguetería, ¿cierto?” Sabe que no está siendo justa y que, con toda seguridad, aquello moleste al contrario, pero Aerim encuentra cierta diversión en tratarlo como un infante. “Pero nos quedaremos con la duda porque es una lastima que no pueda tener ese tipo de información.”

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0hjun:

A cambio de su pregunta, obtiene otra interrogante. Un trato poco atractivo para cualquiera, un roce a la estafa. “En lo absoluto, pero para mí cambiaría mucho.” vivir su eternidad en paz es más que suficiente, poder dormir pensando en que la distancia que lo separa de aquella persona tiene una justificación más relevante que cualquier sentimiento que aún lo acompañe o atormente, lo conduciría al mayor de los consuelos. Sin embargo, la negativa es clara. Tan clara como su pálida piel. “No, no tiendo a creer en todo lo que dicen.” sólo en lo que le gusta escuchar, se abstiene de aclarar. “Pero a veces los rumores existen por algún motivo. ¿Son tan infundados sobre ti?” hace pocos minutos fantaseaba con encontrarla y que tuviese la respuesta a muchas de sus incógnitas, ahora los pocos ánimos vuelven a caer sobre sus hombros. “Deberías aprender a mentir. Apuesto a que la mayoría de la gente que te busca no quiere verdades, más bien consuelo.” 

Si era sincera, era su culpa que los rumores se hubieran esparcidos y, como deformes sombras, se habían arrastrado a los oídos de la comunidad estudiantil. Había cometido un error al revelarle a una estudiante de leyes que su muerte se aproximaba. Lo había hecho casi por caridad y porque estaba harta del susurro de la muerte. Por obvias razones, ella no le había creído, pero la atropellaron al día siguiente y, por supuesto, el nombre de Aerim como adivina comenzó a salir a flote, pues parecía que la susodicha había compartido lo que la joven de artes le había dicho. “No me gusta mentir. No entiendo porque debería aprender a hacer algo que no disfruto.” Porque de verdad no lo hace. Ha tenido que lidiar con la dura realidad desde hace mucho tiempo y sabe que el tiempo es limitado y las mentiras sólo son una perdida del mismo. Pero sabe que él tiene razón, para los mortales las mentiras siempre son más dulces que las verdades. “Tampoco puedo ofrecer consuelo. Si eso es lo que viniste a buscar, de verdad lo siento...” Y casi siente culpa. Deja el silencio prolongarse, pero siente como su consciencia le traiciona por unos momentos cuando sus labios vuelven a formular palabras. “No puedo saber lo que va a pasar, pero sí cuando la muerte va a llegar a tus puertas o a la de tus allegados. No en estos momentos, pero sí cuando comience a asechar. Sí eso te sirve de algo, es en lo único que puedo ayudar...” Sabe que se está arriesgando demasiado, prácticamente le está gritando su naturaleza. En el mejor de los casos, la tomará como una loca más. En el peor, seguramente su existencia terminará en la boca de los cazadores.

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msunmi:

Escondidos entre los materiales de estudio que cargaba en su mochila, pequeños tubos de ensayo esperaban a ser rescatados por los finos dedos de la castaña, conteniendo en su interior cada uno de los materiales que requería para la creación de su “té” de hierbas con propiedades curativas. Había ingresado en aquella habitación con aires decididos, casi sin poner atención en la joven que más tarde llamó su atención al dirigirse a ella. “Te creo, una psíquica de verdad habría adivinado el motivo por el que vine” deteniéndose un momento junto a ella, la observó por un instante con un deje de curiosidad que no permitió que la dominara. “Ahora que sabes que no pediré que leas las palmas de mi mano, ¿te importa si me quedo?”

Al parecer, y para su propia fortuna, se había equivocado. Casi sintió que podía suspirar, así que decidió delinear las facciones ajenas con su mirar indiscreto. Sus ojos escudriñan sin permiso y su mente archiva detalles para futuras referencias. Es un trabajo casi inconsciente, rutinario, cuando un rostro nuevo se le pare en frente. Y la mayor se permite la sombra de algo que no llega a convertirse en una sonrisa. Si de algo gozaban en ese lugar, era de cierta libertad. ¿Y quién era ella decidir qué podían hacer o no los demás? Aunque aquello le molestase, cosa que no ocurría realmente, si los deseos contrarios eran permanecer y compartir el espacio, entonces no podía decir nada. “No necesitas mi aprobación. Puedes quedarte si eso es lo que quieres."

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yxw0n:

La concentración que refleja la chica es lo primero que llama su atención, ante sus ojos se ve tan tranquila lo cual provoca que una suave sonrisa se extienda sobre sus labios. Intenta entonces alcanzar a detectar que es lo que se encontraba haciendo, que era aquello que se roba toda su atención, cuando entonces su presencia es notada. Se da cuenta que quizá no estaba tan sumida en sus asuntos como ella lo pensó. “¿puedes predecir el futuro?” la pregunta sale automáticamente enarcando sus cejas. Aclara su garganta sintiéndose avergonzada de pronto. “es decir, no había escuchado esos rumores sobre ti” admite sonriendo un poco, captando que quizá estaba quitándole su tiempo. “ah sí… solo- bueno estaba intentando ver que hacías pero ya me voy” 

“No, no puedo.” Es una respuesta instantánea, que sale cuando decide elevar su rostro y verter su atención en la chica que ha decidido irrumpir. Pero la comprensión le llega gradualmente cuando los grandes ojos curiosos le responden la mirada y un suave “oh” es expulsado por sus labios. Ella quería ver sus dibujos. Bueno, así la situación era distinta. Los carmines de Aerim casi esbozan una sonrisa cuando vuelca su mirar a la hoja que había comenzado a cobrar vida. Los pasteles que seguía sosteniendo en su diestra se mezclan en el papel, asemejando los últimos rayos del ocaso, los colores mezclados en el brillo de las nubes. Y no hace falta decir más para que la joven tienda su cuaderno de dibujo, ofreciendo una mirada al trabajo que ha comenzado tan solo unos minutos atrás, porque si se trata de su arte, no tiene problema alguno. “No me molesta si les echas un vistazo.”

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0hjun:

La decepción no se ve plasmada en su rostro, pero con una importante dosis de atención (que, afortunadamente imagina, nadie le está dedicando en ese instante) puede ser visible en su lenguaje corporal. Así, cree que cualquiera pasa por algo el aire que expulsa con sutileza, el descenso de altura de hombros, la tensión que lleva acumulando desde que escuchó el rumor es soltada en ese momento. “¿Tampoco puedes… leer el futuro de otra persona, de alguien que no está en la universidad?” tiene que preguntar, ya llegó hasta ahí. “Se sintió como si hubieras predicho que iba a preguntarte ésto, probablemente habría creído cualquier cosa que me digas.” comenta, y se obliga a elevar una de las comisuras de sus labios para formar una media sonrisa.

Sus orbes, caramelo líquido, deciden elevarse. Sus manos se mantienen estáticas en el dibujo que tan sólo constituye líneas oscuras que se cruzan entre sí. Y presta atención a unos rasgos que desconoce, pero decide grabar en su memoria por el habito. “¿Por qué?” Cuestiona, aunque quiere preguntar por qué hay personas que se obsesionan tanto con el por venir. Saber lo que va a ocurrir siempre resulta contraproducente, una preocupación, casi una carga. No es que ella pudiera decírselo de todas maneras. “¿Cambiará algo para esa persona si lo hago?” Y suelta el carboncillo que ha tiznado las puntas de sus dedos. “Hmmm.” Sus labios responden con una suave mueca cuando eleva sus hombros con delicadeza. “Sólo adiviné.” Termina por insistir. Las falsas esperanzas no es algo que le guste alimentar. “... de verdad no deberías creer en todo lo que te dicen. Te puedo asegurar que la mayoría son mentiras.” Lo único real que Aerim podía decir era cuando las garras de la muerte estuvieran cerca, besando los pasos de aquel que era reclamado por la oscuridad. Pero, en realidad, no podía sentir la llama de la vida saliendo de él. Lo cual ya revelaba bastante sobre la nula condición humana en su nuevo acompañante.

[hwaerim]

Aquel posiblemente no era el mejor día para Aerim. Sus hebras se deslizan sobre el papel en el que se encuentra concentrada. Busca distracción para las voces que le asedian de manera constante y aquel es su escape más eficiente. Sin embargo, se ve interrumpida por una presencia ajena a la que ni siquiera se digna a mirarle el rostro. “Sé que hay rumores sobre mí, pero realmente no puedo predecir tu futuro.” Estaba cansada de que llegaran personas pidiendo que les leyera las cartas al menos dos veces a la semana. ¿Qué les hacía pensar que ella podía ver esas cosas? Era una mensajera, no una adivina y, además, sus únicos tratos eran con la muerte. Cosa que, por supuesto, los mortales no merecían ni saber. “Habiendo dejado eso en claro, creo que ya puedes retirarte...”

[hwaerim]

Por supuesto que era indiscreta, los últimos cinco minutos los había dedicado a verter su completa atención en el ajeno. El que la cuestionara ni siquiera le sorprendió. “¿En realidad puedes ver algo con eso?” Su verdadera curiosidad, por supuesto reside en algo más.”No puedo ver ni un reflejo de luz, me estaba preguntando qué pigmentos utilizaron para esos lentes...”

‘ ¿qué?  —  son lentes de contactos para mi disfraz, ¿se ven tan mal? ’