hrhdante

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monvrchie​:

Era una nueva rutina la que había adoptado desde el inicio del nuevo ciclo escolar, donde era los primeros en salir de la alberca para tomar una ducha de apenas un minuto (lo suficiente para quitarse los residuos del agua clorada del cabello y cuerpo), vestirse sin intercambiar palabras con ninguna otra persona y escabullirse de ahí lo más pronto posible. La simple idea de pasar tiempo de más ahí, donde tenía tan cerca al estadounidense, le parecía poco apropiada. Había sido él quién decidió cortar cualquier línea de comunicación después de la ruptura, no hablar ni responder ningún mensaje, porque Giuseppe creía que sería la mejor manera de sobrellevar las cosas y que todo el proceso fuese menos doloroso (lo que, quedaba bastante claro, no era así). Deja el bullicio de los vestidores para dirigirse a la salida cuando el revuelo en el agua le hace centrar su atención en el cuerpo semi-desnudo que salía de la piscina. En una situación normal no hubiese prestado demasiada atención, continuaría con su camino mientras dejaba al otro entrenar, pero al notar la manera en que frota su brazo izquierdo hace que un escalofrío le recorra la espina dorsal y un pánico automático se apodere de él. Se desprende de la pequeña maleta que llevaba consigo y, aunque no corre, llega junto al americano en tiempo récord. — ¿Qué tienes? ¿Qué te duele? ¿Puedes respirar bien? — Intenta ocultar lo mejor posible el miedo que siente en esos instantes, historial clínico que recuerda a la perfección y que le hace pensar lo peor. No quiere tocarlo, temor de producir algún daño físico, y tampoco se siente de demasiada ayuda ahí a su lado. — Voy a llamar a la enfermera o al doctor. — O a cualquier persona que pudiera ser de más utilidad que él.

Lo último que quería era obligar a Giuseppe a hablar con él, mucho menos a ayudarlo, y maldice por lo bajo la situación en que se encuentra, en donde ambas opciones se presentan como una obligación. Porque sabe que el contrario no dejaría a nadie allí en problemas, no es algo que lo hace único. Lo haría por cualquiera, y es consciente que hace meses que dejó de ser una excepción para el otro. —No es nada,— insiste entre dientes, su mandíbula tensa mientras intenta incorporarse, haciendo que los tirones en sus músculos sean peores. Se deja caer contra el suelo, cerrando los ojos con fuerza y esperando a que pase. —No. No llames a nadie, solo es,— hace una pausa para inhalar con fuerza, mueca de dolor que permanece en sus facciones mientras intenta, en vano, no alarmar al contrario. —Sólo es un calambre, ayúdame a estirar el brazo, sólo es eso,— pide, finalmente buscando con la mirada las facciones contrarias. —No es nada,— asegura una vez más, antes de apretar los párpados con fuerza, sólo esperando que pasara. Sabe que es cuestión de esperar, y los estiramientos sólo servirían para no prolongar dolor. De todas formas, está siendo uno horrendamente doloroso, tendrá que recordar decírselo a su doctor.

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camillapdl​:

Rodó los ojos al ver quién había entrado, mas tampoco escondió la sonrisa divertida por sus comentarios– Siempre se esperan manotazos en la asamblea. ¿Qué piensas que pasará en unos años, cuando todos nuestros compañeros sean los que estén en ese auditorio? –preguntó con una ceja arqueada. Probablemente el contrario no esperaba ese día con ansias, aunque a Camilla no le molestaba en lo absoluto. Mientras no empezaran guerras verdaderas…–. ¿Esconderme? Nunca –mentira sale de sus labios con naturalidad, aunque su rostro agriándose sin poder detenerlo–. Simplemente retrasando lo inevitable. Suelen salir de mal humor de allí dentro, de todas formas, y no van a querer hablar conmigo.

—Espero que sepamos comportarnos como personas maduras, aunque creo que nos tengo demasiada fe,— admite sin reparo, porque realmente hay personas a quienes no se imagina en una de esas asambleas, sin ánimos de comenzar a apuntar con el dedo o decir nombres. —Sólo espero no tener que mandarle un misil a alguien,— suelta en son bromista, a sabiendas del tipo de fama con la que su país se había quedado por los monarcas de generaciones atrás. Broma desaparece de facciones mientras observa a la contraria, frunciendo el ceño ligeramente y asintiendo. Sabe de buena mano que no todos tienen relación buena con sus progenitores. —¿Por qué no? No te han visto en semanas....— le parece lo más lógico, algo que cualquier padre debería hacer. —Podemos pretender que hace semanas que te invité a cenar con nosotros a la residencia donde se hospedan mis padres.

[hrhdante]

monvrchie​:

La sonrisa que puede percibir por el rabillo del ojo no es una de sus preferidas, no demuestra la alegría y energía que solía caracterizar al estadounidense ni era una de sus clásicas sonrisas que podían volver a enamorarlo de solo verlas. Era una que se había vuelto más habitual desde la ruptura, melancolía apoderándose se ella y haciendo que en automático la culpa vuelva a susurrarle al oído que esa transformación no era más que producto suyo. Bufido casi silencioso que se escapa de sus labios como respuesta a la broma que realmente aprecia, aunque su rostro no refleje emoción alguna. — Mientras mi padre no esté aquí no estoy obligado a pretender nada. — Probablemente suena más brusco de lo que era su intención, pero nadie mejor que Dante conocía la relación tan difícil que existía con el rey de Italia y como sus cambios de actitud se debían en gran parte a él. Si el Rey estuviera ahí, probablemente Piero estaría con una sonrisa diplomática sacando a bailar a alguna princesa, tomando un poco de ponche y discutiendo sobre algún tema político-social con alguien de importancia. Si su padre estuviese ahí, probablemente no estaría hablando con él. Curiosidad por la pausa elaborada le hace voltear a verle por unos momentos, bajando de inmediato la mirada cuando las palabras son pronunciadas. Silencio que reina entre ambos por más tiempo del que le hubiese gustado, tal parecía que Piero no era el único que rememoraba mejores tiempos. — Fue un buen baile. — Se limita a decir, intentando quitar toda la importancia con un sutil encogimiento de hombro.

[ rewind ]

Esa era la clase de expresión que Piero adoraba ver en el rostro contrario, una sonrisa que le aporta brillo no solamente a la mirada sino a todo su rostro en general, en compañía de esa risa que ya se había grabado tan bien en su mente y se le antojaba como su sonido favorito. Risa que puede contagiarle y hacerle sonreír como un verdadero estúpido; y era así como se sentía por el otro, estúpida y profundamente enamorado. — Lo digo porque no quiero ser el hazmerreír de la noche. — Pronuncia con fingida inocencia, como si esa fuese su verdadera preocupación. Sabe muy poco del baile, lo esencial para poder aperturar los eventos en la corte italiana en compañía de alguna doncella invitada, pero está bastante lejos de poder igualar los movimientos del otro y ese es su verdadero temor. No ser lo suficientemente bueno para él. De sus labios se escapa un suspiro silencioso cuando la falta de aire se hizo presente y el beso termina, siendo separado de los labios de su amado y mueve su cabeza en un gesto de fingida desaprobación cuando vuelve a hacerse presente la insistencia de este. Como siempre, terminaba cediendo ante sus caprichos. — Si hubiera sabido que era tan sencillo mandar al diablo el baile hubiera ido por ti a tu habitación. — Mirada que alterna entre los labios y las orbes contrarias, jugueteo sutil del que comenzaba a conocer sus encantos. — Será mi táctica para el siguiente año. — Advierte, dejándose llevar en ese momento por la música y el movimiento contrario.

No importa lo mucho que esté semi-acostumbrado a aquella impasibilidad en el rostro italiano, no deja de ser como una bofetada, una máscara que le recuerda al padre de Piero y todos los malos recuerdos que vienen con ese recordatorio. No le queda, piensa, no cuando el contrario tiene una sonrisa tan contagiosa, y cuando la forma en que su mirada se encuentra con la suya siempre había sido una de sus cosas favoritas. O, al menos, lo fue en algún momento. Casi no le reconoce, con un frialdad que no había sido dirigida a él y un trato que, sabe, dedica a aquellos con los que no quiere tener relación. Duele en todo su interior, en su corazón y un orgullo que no pensaba importara demasiado. —No deberías estar obligado en ningún momento,— suelta, arrepintiéndose casi de inmediato, porque no era su lugar hacer ese tipo de comentarios. Ya no. Cierra los párpados un momento y exhala con pesadez. Es la confirmación de sus palabras la que le sorprende, porque no esperaba ya que el otro aceptara aquello, como si esperara que el italiano hubiese borrado cualquier rastro de su relación de su memoria. —Imagino que no querrás bailar...— sugerencia es lanzada indirectamente, apelando al camino de los recuerdos y melancolía. Y un poco a su estupidez.

[ rewind ]

—No vas a ser el hazmereír de la noche. Te lo prometo,— inicia, insistencia propia del heredero a la corona estadounidense. —O, en todo caso, me encargaré que seamos dos los hazmereír,— asegura como alternativa, mordiendo su labio inferior para contener una carcajada, perspectiva que genera diversión para Dante. Casi se ofende al saber que el otro piensa que lo podría dejar hacer el ridículo solo, o que no tomaría esa oportunidad como algo digno para recordar. Quería que Piero lo pasara bien, que disfrutara tanto como él de uno de aquellos bailes del instituto. El bienestar del italiano era una prioridad, aunque se tratara de algo tan fútil como un baile. —Ahora sabes el secreto, úsalo con sabiduría,— sugiere con una sonrisa retadora, una de aquellas que pocas veces se deja ver en sus facciones, tan acostumbradas a una expresión más suave. Termina por posar sus manos en la cadera del italiano, y sin pensarlo mucho, juntar su frente con la contraria, en una postura mucho más íntima que la anterior, sonriendo ligeramente. —Ah, así que ya lo estás considerando... Te recordaré esta noche cuando te quejes por no querer bailar en el siguiente baile,— no puede controlar la emoción que llega a teñir sus palabras, la perspectiva de algo estable y duradero, de estar con el italiano por muchos meses más, hasta el baile del año siguiente, hasta la graduación, hasta después de ésta. De alguna manera, no debería extrañarle, cuando no era la primera vez que se descubría a sí mismo pensando en lo bien, lo correcto, que se sentía querer a Piero.

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rcyalsss​:

mano sobre él sirve para devolverlo allí, como un cable a tierra & exhala, casi imperceptible. casi milimetrado para no evidenciar estado como normalmente lo haría en escenarios donde debe mostrarse hermético. aunque no sea el momento ni lugar, es simple reacción que su cuerpo a adoptado a lo largo de los años. voz logra que baje hombros, alzando marrones, agradeciendo & dejando caer el velo de siempre. eran pocos con quienes podía compartir esas inquietudes, desasosiegos, tan pocos que no sobrepasaban los dedos de una mano. pero lo quería así, incluso no debía haber ni un dedo. era muy riesgoso, no saber quien era quien o quien estaba de qué lado. sabe que las organizaciones clandestinas de sus padres llevan a ciudadanos a eua para alejarlos del país, pero duda si alguien de la monarquía estadounidense este ensuciado con el rey brasilero, no saben, & no quieren averiguarlo. exhala, recitando el gracias en el natal inglés del contrario, con sinceridad.  menea cabeza al siguiente instante, —lo sé, descuida.  —intenta subir comisuras de labios. no pretende hacerlo, preocuparlo. quienes deberían preocuparse han ya desistido de hacerlo, alguien tan joven como el ondulado no debería hacerlo, & de eso puede estar seguro el marques. inhala hasta colmar su organismo de aire, porque sabe a lo que se refiere, pero no sabe las veces que han recibido las mismas ofertas o incluso la vez que él mismo intento buscarse una salida parecida. marrones buscan como explicar, con los labios entreabriéndose.  —lo sé, no lo tomes a mal, dante. el problema es que… ellos no quieren irse. —explica, sintiendo un poco de pesar ocupando su pecho, por esa sensación embargante de molestia, de no entender. antes lo hacia, el mismo, amaba brasil, lo quería tanto que contribuía a todo lo que sus padres orquestaban para ayudar, pero ahora, después de todo lo que vio, no entiende. —quieren quedarse, pelear. por su país. pero… creo que ya están consciente de que, no vivirán para ver ese cambio. —se atrevía a decir que no eran solo sus padres. muchos mas, tenían a pedir de boca la posibilidad de salir de país & vivir una buena vida lejos de ese infierno, pero se quedaban. —& yo no me iré sin ellos.

Una parte del príncipe americano se regodea en esa confianza, ufano de ser uno de aquellos que son partícipes de una nimia porción de pensar contrario, porque significa que el brasilero lo considera capaz de guardar aquellos secretos, por pequeños o grandes que sean, y lejos de ser una carga, es un halago saber que puede compartirlo con él. A fin de cuentas, su estima por el contrario es alta, habiendo prácticamente crecido juntos en ese lugar, viéndose todos los días desde los 18 años y asistiendo a las mismas clases, mismos clubes... Era imposible no desarrollar pensamientos al respecto. No está conforme (duda estarlo alguna vez respecto a ese tema), pero al menos está haciéndoselo saber al contrario; que existe interés que no intenta ser una culpa en psique opuesta. —En verdad no quiero que te pase algo, ¿sabes? Estoy acostumbrado a esta... parodia del mundo real, que lo que está fuera parece una posibilidad lejana,— el instituto siempre le ha parecido eso, nada más, una escuela en donde aprenden la teoría de lo que debería ser, una utopía de aquello que debería ser perfecto, a pesar de saber que no es así todo, que conocimiento teórico queda reducido a nada cuando se trata de enfrentar casos más prácticos. —Pero aún queda un año por delante,— comienza, una esperanza que incluso él tiene problemas en creer, aquella que llega en compañía de una sonrisa a medias. —Muchas cosas pueden pasar en un año,— para bien o para mal, es algo que no añade, porque no es necesario; está seguro que Paulo lo sabe. Escucha atento, finalmente seriedad invadiendo las facciones del americano mientras el otro habla. Y no se lo toma a mal, ¿cómo podría? Es algo que no puede captar por medio de algún tipo de experiencia, pero que puede imaginar. No puede más que sentir una profunda admiración por su compañero, convicción que casi es contagiosa y que hace latir su corazón con fuerza y aprisionarlo a la vez, emoción que es avasalladora y que lo deja por un momento sin saber cómo reaccionar, más que admirando las facciones del brasilero. Le toma un par de segundos exhalar por la nariz con lentitud, asintiendo con comprensión. Si le otorga más pensamiento, él haría lo mismo, incapaz de dejar a su familia en un lugar que no pudiera considerar seguro, sin importar lo que otros pudieran decirle. —Entiendo. Creo que yo haría lo mismo,— admite en voz baja, más como un pensamiento/confirmación a sí mismo que para el contrario, antes de sujetar el antebrazo contrario. —Pero todos necesitamos un Plan B... Cuando el primero no sale como lo esperamos,— insistencia es cualidad de su persona, sin intenciones que Paulo termine por considerarlo una molestia. —Me conformo con que recuerdes que tienes un Plan B.—

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adelinavk​:

diestra agitó al aire, restando importancia a la situación. “no estuve esperando mucho, tranquilo.” aseguró; estimar cinco minutos incluso lucía demasiado. acercó anotaciones hacia sí, dígitos repiqueteando rítmicamente sobre escritorio mientras pasaba rápidamente mirada sobre líneas y líneas de letras. “me lo han dicho, pero por favor, que eso no te detenga.” sonrió ladina, entonación juguetona a la par. a decir verdad, nunca había tenido problemas con ayudar a otros (si aún se encontraban en su buen lado), así que no presentaba inconveniente alguno. si lo hacía era porque quería. “bueno, comencemos entonces, ¿está bien?” 

Toma respiración profunda para aplacar la premura que embarga su cuerpo, dedicando una pequeña sonrisa agradecida a la alemana. Decide sentarse frente a la contraria, expectante de aquellas anotaciones que había hecho y de las correcciones que había terminado por hacer. —Estoy seguro que no faltará quien te lo diga a diario,— comenta con cierta diversión, consciente de rumores que rodean a la joven, no que sea de su incumbencia. Se acomoda mejor en su asiento, asintiendo y tomando su pluma, para señalar una nueva anotación al final del escrito. —Agregué unas cuantas cosas al final, pero no sé si es adecuado de acuerdo al tipo de formalidad. Aún tengo problemas con eso de los tratamiento de Sie o de du, o cuándo es adecuado usarlos,— informa, señalando con un toque de la punta del bolígrafo lo que decía.

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camillapdl​:

          Asamblea de las Naciones

Estaba en una de las pequeñas salitas del internado, juntando valentía para enfrentarse a sus padres, cuando vio por el rabillo del ojo que ya no estaba sola– ¿Vienes a esconderte de los monarcas titulados, o tienes algo interesante que contar? ¿Ya están a los manotazos en la asamblea?

Toma asiento a un par de lugares de donde se encuentra la mexicana, conteniendo apenas la carcajada que amenaza con salir de sus labios. —Me temo que ninguna de las dos,— responde, riendo por lo bajo antes de negar con la cabeza. —No sabía que se esperaban manotazos en la asamblea...— aunque la perspectiva le divierte y preocupa en partes proporcionales. —Estoy esperando a que salgan mis padres. ¿Y tú? ¿Sí estás escondiéndote de los tuyos?—

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rcyalsss​:

nada.  —echa un suspiro, aunque seguido un pequeño bufido algo incrédulo porque él se metiera en problemas. en su camino a su cama, donde ya estaba sentado solo estaba cantando algo antes de quitarse los audífonos.—no tengo pareja para el discurso de ética.  —declara, había salido de viaje & aunque eran asuntos con su abuela lo que lo tenían mas preocupado, también estaba atrasado en la escuela. resopla nuevamente. —¿que estabas mirando? —inquiere al siguiente instante, acercandose con un nuevo plan para distraerse.

—Yo tampoco,— recuerda, dejando de lado el tazón de palomitas de maíz para observar a su compañero de habitación. —¿Quieres que lo hagamos juntos? Entré tarde a clase y al final me quedé en un equipo de una sola persona,— explica con gracia, sonriendo ligeramente. A fin de cuentas, no le molestaba en absoluto hacer dúo con el contrario. Con nadie, en realidad; afortunadamente, no había enemistado con nadie. —Cold Mountain. Pero agradecería enormemente si tienes otra sugerencia para verla juntos,— responde, con el inicio de una sonrisa en sus labios. —Estoy a unos veinte minutos de llegar a la parte que me hace querer llorar,— admite en tono bromista, a pesar de ser una verdad. Adoraba las películas históricas, con todo y lo ridículo que era que muchas de ellas le hicieran lagrimear a pesar de saber desenlace.

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lwdax​:

Suelta una risa y asiente con un movimiento de cabeza, era verdad, su vida en la academia sería demasiado aburrida; toma un largo trago de su soda escuchando atento palabras del mayor, momento en que se da cuenta cuánto necesitaba que alguien le entendiera. ‘Lo sé, no quiero que piense que es un juego para mi, trato de tomarlo con seriedad’ Su abuela no aprobaría actitudes del canadiense y estaba seguro que iban a tener una enorme charla cuándo llegara al castillo. Ante la mención de la pelirroja, una triste sonrisa se asoma en su rostro, exactamente, no era Eydis, por lo tanto no podía cambiar sentimientos. ‘Lo que menos deseo es que Eydis se sienta culpable, Hana es su amiga… y tampoco merece salir afectada por un error mio’ Aunque sinceramente no consideraba aquel beso como un error. ‘¿Por qué tiene que ser tan complicado para nosotros? ¿O acaso nosotros mismos complicamos todo?’ Sabía que Dante tampoco lo estaba pasando bien. 

Da un buen sorbo a su bebida, antes de suspirar lánguidamente, buscando soltar con ello la inevitable tensión que se genera por lo complicado de la situación en que se encuentra su amigo. —Tienes que entender también cómo se verá esto... Yo sé que tus intenciones son buenas, pero... No se ve muy bien desde fuera,— sinceridad es desbordante, a pesar de que intenta escoger con cuidado la forma en que dice aquello. A fin de cuentas, en verdad intenta ayudar al canadiense. Frunce el ceño ligeramente, considerando si hacerle saber o no lo que la islandesa le dijo. —Algo me dice que es probable que sí se sienta culpable. Es decir, es normal, ¿no? Creo que es... Una especie de código que tienen las mujeres o algo por el estilo,— suelta con casualidad, mirando de reojo al contrario, sin poder evitar el bufido que eventualmente sale de sus labios. —No lo sé, hombre, a veces me da la impresión que somos nosotros mismos quien hacemos las cosas tan jodidamente complicadas,— admisión es dicha sin esfuerzo; no tiene mucho que esconder del otro, a fin de cuentas. —A veces veo a mis padres, y hacen ver todo lo sentimental tan fácil... Como si realmente lo fuera. Te hace pensar que, tal vez, quien tiene algo mal eres tú... Como si estuvieses dañado o...— niega con la cabeza, antes de encogerse de hombros. Quizá sí estaba siendo demasiado sincero.

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aricdna​:

“no te ves como la clase de persona que se mete en problemas, pero podría estar equivocada.” comenta con un tono de diversión, se acerca un poco más a él para tratar de averiguar qué era lo que quería y al hacerlo solamente produce un pequeño sonido de confirmación, su mirada concentrada en el papel que tenía entre sus manos y en los pocos nombres que se encontraban ahí “davide y sus lacayos ¿no tienes la lista del año anterior?” pregunta mientras saca su móvil y trata de buscar alguna fotografía del club, la mayoría del tiempo terminaba borrando fotos antiguas por lo que dudaba que iba a encontrar algo en el celular “creo que no nos tomamos una foto este año.” hace memoria al primer día del club, una semana atrás y niega suavemente con su cabeza “no puede ser tan difícil, en el peor de los casos podemos nombrar a todos y luego ir descartando uno por uno.”

—No lo soy, aunque poco importa que yo lo diga, ¿hm?— porque sí, conocía a más de un cínico que siempre estaba en problemas y luego tenía el descaro de decir que no era algo común. De todas formas, recuerda que hace ya varios años en que dejó de encontrarle gusto a contradecir a sus padres y meterse en problemas, quizá unos años antes de entrar al instituto. Una risa baja escapa de los labios del americano, que niega con la cabeza. —No puedo creer que me hayas llamado ‘lacayo’ de Davide. No, es que... Iba tarde a ver a su padre o algo así. Ya sabes cómo tienen las visitas a la mayoría. Hacía mucho que no veía a todos tan estresados,— está seguro que ni siquiera la temporada de exámenes era un momento tan tenso como lo era la visita de los monarcas. Él, por su lado, realmente tenía ganas de ver a sus padres. —¿Te sabes los nombres de todos?— inquiere con divertida incredulidad, ofreciendo su pluma a la mexicana. —Te deberé una, y una grande.—

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icelandey​:

Lo observó con atención y reconoció que tenía posibilidades en ese sentido, quizá el hecho de aparecer en la revista ya no podía ser evitado pero, podría comenzar a buscar formas en las que disculparse e intentar enmendar el daño que ya había provocado. ❛ Tal vez no pero, lo merecería si fuera así, jamás le dije la verdad y ahora… Su familia buscará explicaciones y sé que no será de su agrado que esté cerca de ella o de William, en todo caso. ❜ Frunció el ceño mientras pensaba en sus posibilidades.  ❛ Lo sé, sólo me he escondido para evitar la confrontación, además de ser una burla de amiga, también soy una cobarde, ¿quién lo diría? Jamás pensé que descubriría tanto de mi persona en un solo día. ❜ 

Realmente nunca se había encontrado en una situación parecida, y es el desconocimiento de ésta la que logra que, por un momento, se quede sin palabras. Porque sabe que es más fácil sugerir y aconsejar que hacerlo, y que todo iba más allá de simplemente hablar, especialmente cuando había sentimientos de por medio. —¿Sabes? No soy fan de que creas que mereces algo así,— comenta con una pequeña sonrisa, dedicada a la islandesa, en un conciliador intento. —Bueno, creo que... sólo queda esperar que su familia no se entere. Siempre es complicado cuando entran los padres al problema, por no decir incómodo,— no que lo hubiese experimentado antes, afortunadamente, sus padres eran bastante respetuosos de sus espacios y de sus relaciones. —No tiene nada de malo no estar lista para la confrontación, siempre y cuando se haga eventualmente,— responde, encogiéndose de hombros y mirando a su alrededor. —Si alguien pregunta, diré que no te he visto y todo.—

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I got you a drink.

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Queen Helena, ¿le agradaba Piero como yerno?

Piero es un chico encantador, siempre fue muy respetuoso y un invitado ejemplar en casa. A pesar de todo lo que ocurrió y los malentendidos que pudo haber entre ellos, Dante lo adora, y por ende, yo también. Hablo por todos en mi familia al decir que siempre será bienvenido en nuestro hogar. 

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Su majestad Helena, debería hacer un club ANTI-FABI con la abuela de William.

No soy Anti-Fabiola, sólo no estoy muy contenta con algunas decisiones pasadas que pusieron en peligro el bienestar de ella misma, de William y de mi hijo. Fuera de eso, mi esposo y yo queremos mucho a Fabiola y a William por igual, sé lo cercanos que son a Dante y lo mucho que él les aprecia. Además, todos tuvimos su edad, y fuimos irresponsables en algún momento.

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Queen Helena & King Ignacio I.