aoki hirokazu, japón. komorebi pescador y corredor de motocicletas
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tracyxjones:
“What are you doing? Get down from there before you tangle yourself in the lights!” | ft. @hiirokazu
- ̗̀ Hiro ̖́-
Necesitaba encontrar el modo de volver a la rutina, de arrinconar a un lado sus miedos y preocupaciones… Por lo que había intentando lograrlo a partir de tratar de recordar lo mucho que siempre había disfrutado de la Navidad. Con la excusa de que sería la primera vez que celebraría aquellas festividades en su propio apartamento, Tracy se había empleado a fondo para conseguir una decoración digna. Era consciente de que sin ayuda iba a tardar más y se encontraría con más de una dificultad… Pero aun así había querido intentarlo (todo fuera con tal de sentirse orgullosa de si misma).
Por supuesto que no iba a faltar un árbol decorado en condiciones en el comedor, por lo que después de haber estado peleándose con las piezas hasta lograr montarlo, ahora era el turno de las luces. Aunque para ello iba a tener que recurrir a la ayuda de una escalera… Y puede que su mente inconscientemente hubiera querido decirle que también iba a necesitar la de alguno de sus compañeros. O eso al menos pensó al escuchar la voz de Hiro.
La pelirroja volteó hacia él con una gran sonrisa.- No te preocupes, me he asegurado que el árbol sea apto para gente de mi estatura. -le comentó divertida.- Ya verás que bien me quedará… Y cuando esté listo, montaré una gran fiesta para los siete. -le aseguró llena de confianza (ya que se negaba a aceptar la ausencia de Liv, queriendo aferrarse a la esperanza de que pronto estaría de vuelta con ellos).- ¿Qué te parece?
En Japón ya era de noche, bastante tarde, debía decir, mas la hora perfecta para ponerse en marcha y preparar la carrera siguiente en su motocicleta. Se encontraba en la casa del amigo quien le guardaba la moto, limpiando el vehículo con tal detalle que delataba que era el único bien de gran valor que poseía, por no mencionar que una fuente de ingresos mayor pese al riesgo que corría cada vez que se montaba en aquel vehículo. Concentrado estaba cuando, de un momento a otro, se encuentra en el comedor de la pelirroja.
Con el ceño fruncido observó todo lo que había en la sala, las decoraciones que resaltaban y el árbol que había en una esquina. —¿Y qué harás? ¿Encaramarte?— Bromeó mientras se apoyaba contra una pared, dejando el paño con el que anteriormente estaba limpiando la moto en el bolsillo de su chaqueta, una sonrisa bailando en su rostro. Sonrisa que desapareció luego del siguiente comentario ajeno. Si bien estaba agradecido de estar en Japón en aquellas fechas, los sucesos con Liv permanecían en su cabeza como un pensamiento secundario constante, sintiéndose inútil por no poder sacarla de aquel lugar. —Para los siete...—Murmuró, casi comenzando a dejarse llevar por sus propios pensamientos, apagándose un poco la jovialidad que parecía llevar segundos atrás. Sin embargo, Tracy llevaba ciertos atisbos de pensamiento positivo que no quería echar abajo, no en estas fechas, no ahora, por lo que se obligó a mantenerse firme. —¿Segura que no necesitas ayuda? No quiero presenciar un accidente solo porque eres testaruda.—
#está todo perfecto <3#más aún consideranod que holland mide como 160#y sen mitsuji como 1'80#JAJAJAJAJ#y SIII#al fin hablan <3#(with: Tracy)#YISUS TENÍA ESTO EN BORRADORES#SE ME HABÍA IDO#PERDONA LA DEMORAAAAA#;-;
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“I won’t even wish for snow.”
( @kxxpcalm )
—Lo sé.— Murmuró en tanto con una pala sacaba la nieve que se empezaba a juntar en la calle frente a su casa, haciendo un tanto difícil el hecho de salir del inmueble. Aquel clima no era el favorito del japonés, para nada; prefería mil veces el calor del verano, el sol que abriga, la buena pesca y los días cálidos frente a aquel frío que le congelaba los huesos y hacía complejo el salir a pescar. No, no era la mejor época del año. Encima, este año en particular, estaba lo de Liv, lo que lo tra��a bastante nervioso.
Al menos sus hermanas disfrutaban de esto. Las cuatro más pequeñas estaban jugando en plena calle con aquella nieve que se juntaba, cayéndose y parándose haciendo un espectáculo un tanto ridículo en aquellas ropas que les dificultaban el movimiento. —Al menos ellas lo disfrutan.— Sentenció en tanto las veía reír y apuntarse las unas a las otras; siempre valía la pena por ellas, fuese lo que fuese. —¿Cómo estás llevando todo esto?— Preguntó. Y es que pese a agradecer estar en casa y compartir con su familia, no podía dejar de sentirse inútil por su compañera de clan.
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“All the lights are shining so brightly everywhere.”
( @nickybch )
Si bien cualquier atisbo de connotación religioso que la festividad haya tenido en el país asiático este se esfumase en su mayoría, la navidad no dejaba de ser motivo de celebración, al menos en torno a lo decorativo y comercial. No era sorpresa, entonces, que el centro de Aomori estuviese decorado de manera exagerada. Las luces navideñas estaban en cada poste, en cada vitrina de las tiendas y, cómo no, en la plaza principal del centro en donde se efectuaba un ridículo espectáculo navideño dirigido hacia los más pequeños; siendo esa la razón por la cual el japonés se encontraba soportando esa tortura. Arrastrado por sus hermanas más pequeñas, quienes entusiasmadas miraban el espectáculo (o arrancaban cualquier decoración que veían en orden de armar un poco de caos), deseaba que aquello terminase lo más rápido posible o que, en su defecto, al menos encontrara un poco de compañía que le distrajera.
Ahí fue cuando la cubana captó su atención con aquel comentario, haciendo que él mismo mirara a su alrededor para encandilarse con las luces, provocando una mueca en su rostro y entrecerrando sus ojos. —Lo suficientemente brillante como para cegarte.— No, no era muy fan de la navidad, por ende no era sorpresa en él semejante ácido comentario que, sin embargo, acompañó de una leve sonrisa. —¿Cómo estás?— Parecía necesario preguntar después de lo ocurrido en Londres y el secuestro de una de sus compañeras de clan.
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xdiscodiva:
Acababa de regresar a casa… Era bien en la noche pero había salido tarde del teatro y luego se había demorado otro tanto atendiendo a la gente que siempre esperaba fuera para opinar o hacerse fotografías con los actores más preciados (no con ella, que era la suplente). Agotada había abierto el frigorífico… Y un resoplido salió de sus labios. Al parecer iba a tener que engullir una sosa ensalada… Eso le pasaba por no haber hecho la compra, con tanto viaje apenas había tenido tiempo de rellenar la nevera.
Pero eso era mejor que nada…
Volteó buscando entre los armarios a ver si conseguía algo más inspirador… Algo que sirviera para acompañamiento (en ese momento extrañaba las habilidades culinarias de Fer, ella apenas sabía freír un huevo)… Cuando una voz la hizo voltear en seco, escrutándolo con la mirada debido al comentario. -A ese gordinflón le toca hacer un poco de dieta… O a lo mejor no llega al año siguiente. Refunfuñó para replicar contra su comentario y no le pasó por alto la manera que tenía de apoyare contra una de las paredes.
-¿Y qué hay de ti? ¿Tú le has ofrecido una copa a Santa y has acabado tú con la botella?
Si en un estado normal el mero semblante que Jenna portaba casi siempre le causaba bastante gracia, bajo este contexto era hilarante. —¿Quiénes somos nosotros para juzgar hábitos ajenos, Jenna?— Inquirió alzando sus cejas, la sonrisa aún danzando en sus labios, su vista doliendo un poco por el esfuerzo logrando que una mueca se presentara en su rostro. Y quizás por la poca costumbre de ingerir alcohol era que esta vez tenía la lengua más suelta de lo normal, volviéndose de aquellos borrachos que poco saben cuando callarse. —La barriga es como su sello ¿no? ¿No que lo creó Coca-Cola?— La confusión era real. Si bien a consciencia era un hecho que le importaba lo más mínimo, en estos momentos aquella duda acaparaba toda su atención, y así lo hacía saber en la seriedad que su tono empleó. —Imagínate, todos estos niños ni lo reconocerían, arruinarías su navidad. Así como el Grinch. ¿Eres el Grinch?— A medida que hablaba, gesticulaba con sus manos, casi como si de un monólogo se tratase.
Una carcajada brotó de su boca en tanto procesó la última pregunta de la americana. —No Jenna y ¿sabes por qué? Porque no creo en él.— Sentenció aquello con una sonrisa de suficiencia en su rostro, casi sintiéndose como el ganador de aquella partida. —¿Ibas a cocinar algo?— La curiosidad del estómago luego de una noche de beber con amigos era notoria.
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blvckbirdx:
Como una niña pequeña que ve nevar por vez primera, aquellas palabras se desprenden de sus labios al mismo tiempo que la fascinación se hace presente. Es cierto que no es la primera vez que está en contacto con la nieve, habiendo sido bastante reciente su estadía en Londres, pero las conexiones le traían una ventaja que un escenario real no: la adaptación al clima. Podía estar con tan solo una chaqueta ligera y aún así no sentirse morir por las temperaturas que pudieran existir en el lugar. Tan ensimismada está, que todo comentario proveniente del japones le hace emitir una sincera risa, de esas que no era tan común escuchar de su parte. — ¿Qué es lo que te hace pensar que estoy sorprendida? — Todo el sarcasmo posible, al mismo tiempo que le dedica una divertida mirada antes de fijarse en su alrededor.
Lo primero que llama su atención, además de las grandes montañas de nieve y como todo se teñía de blanco a su alrededor, son aquellas niñas. En el pasado las había visto enfermas y ahora lucían como que nada las pudiera detener, corriendo de un lado a otro y demostrando que el mundo era suyo. — Honestamente, no creo que ellas te necesiten. La pasan muy bien por su cuenta. — Se atreve a bromear, con un gesto de suficiencia que se ve reemplazado por una pura sorpresa al sentir la bola de nieve impactarse en su hombro. Vuelve su mirada hacia él, enarca ambas cejas y asiente para sí misma. Si quería guerra, entonces guerra tendría. Se acuclilla, forma lo mejor posible una bola de nieve de tamaño considerable y se la lanza, pero esta se desintegra a la mitad de su camino. — Mierda. — Y ahí agradecía que las niñas no pudieran escucharla. — ¿Cómo logran que esto parezca tan fácil? — Bufa, sintiéndose avergonzada, pero no permitiendo que aquello borre su buen humor.
Si bien la fascinación por la nieve en el rostro de Fernanda no se compara a la emoción que expresan las gemelas, las más pequeñas del hogar, en torno a la nieve (chillidos de emoción que han hecho que más de una persona se voltee a ver qué diablos le pasa a esas pequeñas y el lanzarse sin más a un montón de nieve, cayendo y levantándose reiteradas veces), el entusiasmo ajeno casi puede sentirlo como propio. —¿Qué? ¿Ahora vas a decirme que odias la nieve?— Prácticamente tuvo que gritar por la distancia que comenzaban a tener entre ellos, además del ruido que producían todos los niños que iban a la montaña. Una vez terminó de hablar, segundos pasaron hasta que formó otra bola de nieve y la lanzó contra la mexicana; durante su infancia era común que se escapara de la escuela para venir a jugar aquí con sus compañeros, de ahí el porqué era tan hábil en aquel juego.
Ante el chiste de la chica solo pudo rodar sus ojos en tanto volvía rápidamente su atención hacia las más pequeñas, quienes, como bien mencionaba su compañera, se las estaban arreglando bastante bien ellas solas. —Eso suena como a que van a abandonarme. Que deprimente, puedo sentir la vejez.— Le siguió la linea a la broma, entrecerrando sus ojos mientras, a una considerable distancia, el grupo de niñas corría por la nieve; las gemelas, Natsumi y Ayami, ya torturando a otros niños mientras les lanzaban nieve. —¡Oye! No maldigas ¿a caso intentas ser un mal ejemplo?— Y pese a mantener el tono de chiste, a saber que la voz ajena no llegaría a los oídos de quienes estaban a su alrededor, debía admitir que también por mero instinto profesó aquellas palabras. —Solo necesitas el peso correc— Su explicación fue interrumpida cuando una bola de nieve llegó a su espalda, al voltearse, pudo ver como Makoto, de cinco años, aún tenía su brazo alzado y lo miraba riendo, antes de salir corriendo. —¿Ves? Hasta una niña de cinco años puede hacerlo.—
#MIRA LO FELICES QUE ESTÁN#¿PUEDES CREER ESTO?#PORQUE YO NO#y probablemente sea el momento menos adecuado.............pero yolo#(with: Fer)
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¡Hirokazu! Tengo el presentimiento de que mi elfo se perdió con el mensaje pasado, pero no dejaré de intentarlo hasta que tenga éxito. Cuéntame de ti ¿qué música te gusta? ¿eres fanático del cine o qué es lo que ocupa tus tiempos libres? ¿cómo se festeja la Navidad en Japón? Nos veremos pronto. —SS.
¿Elfo? ¿Esto es como algo salido de una película de niños americana? Es un poco raro, pero supongo que le daré una oportunidad...
Bueno acá en Japón el año nuevo es más importante que la Navidad, para la mayoría, al menos. Sí, hay muchas decoraciones en las calles con motivos navideños pero no es más que un objeto comercial (aunque ¿no es así en todos lados ya?), quizás lo más distinto es que no es una festividad para pasarla en familia, sino que en... parejas. Es un poco meloso, ves a todas estas personas paseando durante la víspera de la mano, comprándose regalos y siendo bastante cursi (si ya estás solo, te sientes más solo) y como no es una festividad oficial, el 25 debes trabajar igual que el resto de los días. A veces se hacen intercambios de regalos entre compañeros de trabajo o cosas así, pero con mis compañeros de trabajo jamás hacemos nada. No sé, año nuevo es más significativo, la verdad.
En tanto a la música, la verdad es que me gusta bastante el rap y el trap, el ritmo que tiene funciona bastante para mantener la energía durante el trabajo y con algunas letras de rap me siento bastante identificado. Me gustan artistas como KOHH, Keith Ape,Yaeji; pero también americanos como Kendrick Lamar o Tyler the Creator, también clásicos como Public Enemy.
Y sí, me gusta bastante el cine. Más que nada me acerqué a eso porque solía vender películas pirateadas en el mercado hace varios años, claro que Netflix y todos esos servicios me arruinaron el trabajo. Cuando era niño amaba las películas de Jackie Chan (claro que las asiáticas, las americanas son horribles, no saben nada de peleas) y mi sueño era convertirme en él; ahora me gusta más el cine de Sion Sono, Takeshi Kitano y, por supuesto, Kurosawa. Pese a que tengo una vieja cámara de video, no lo veo como más que un hobbie, al cual últimamente le he dedicado muy poco tiempo por todo lo que ha pasado...
Pese a todo, en lo que más intento invertir mi tiempo libre es en mis hermanas. Vivo y trabajo para ellas, así que no importa realmente lo que pase conmigo mientras ellas estén bien. Espero que haya respondido algunas preguntas, sigo creyendo que es un poco raro, pero... bueno.
#OMG#en efecto no me había llegado nada pero que bello santa ;-;#gracias <33#creo que me salió muy largo pERO WENO JAJAJA#no sé en qué momento decidí que a hiro le gustaba el trap pero mejor decisión de la vida ok#Anonymous
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“What are you doing New Year’s Eve?”
( @cosettexmonet )
La casa del japonés parecía estar dada vuelta. Los muebles estaban amontonados en el medio de las diversas habitaciones o bien en el patio, las niñas corrían de un lado a otro haciendo más desorden que orden pero llevando útiles de aseo con ellas, derramando algunas cosas y generando más caos. Si bien aún faltaban dos semanas para año nuevo, los preparativos ya empezaban a asomarse, entre ellos estaba una importante actividad: el Osoji. Aquella actividad consistía en hacer una limpieza profunda del hogar con el fin de purificar el mismo, dejar ir todas las cosas malas que habían ocurrido durante el año, decirle adiós a las malas energías y empezar de nuevo. Aunque, era un tanto difícil con todo el desorden que hacían las menores, quienes ahora parecían estar jugando a pillarse entre ellas...
Hiro estaba barriendo la sala de su hogar, las risas de las niñas se podían oír por doquier, fue en ese momento en el que oyó una voz que sabía no pertenecía a ese lugar. —Ya empezamos, de hecho.— Murmuró mientras dejaba de barrer y miraba a la rubia que había aparecido en su sala.— Estamos purificando la casa para el nuevo año.— Antes de las conexiones, poco se había puesto a pensar en lo diversas que podían ser las culturas y la percepción de las tradiciones. —Pero iremos al templo con mi familia a esperar la medianoche, es lo que siempre hacemos.— Y es que en contraste con la manera de festejar en otros países, en Japón era una festividad más familiar. —¿Qué hay de ti?— Cuestionó, y es que más allá de lo que veía en películas, poco entendía de como esperaban el nuevo año en otros países.
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"Oh, my gosh, it's snowing!"
( @victxrmc )
Y vaya que nevaba en Aomori. Si bien era el primer mes que caía tal cantidad de nieve, y aún faltaba mucho más para llegar a la cúspide en donde se celebrara el festival de invierno, las calles de la ciudad japonesa ya se estaban tiñendo de blanco, el frío siendo tal que calaba hasta los huesos. Sin embargo, aquella nevazón no había sido pronosticada, por ende al japonés le tomó por sorpresa en tanto había llevado a sus hermanas más pequeñas al parque. En menos de media hora aquel lugar ya tenía todo el suelo cubierto de nieve y las gemelas de tres años, Natsumi y Ayami, ya se las habían ingeniado para empaparse con la nieve que había en el lugar. Preocupado de que no fueran a pillar un resfrío por la ropa mojada, fue que decidió volver a casa rápidamente, mas a las menores se les hacía un tanto difícil caminar con la ropa así, Hiro teniendo que llevar a ambas en sus brazos mientras Makoto, de cinco años, lo seguía por detrás sosteniendo la chaqueta del mayor.
Era un panorama casi ridículo, y el japonés no estaba del mejor humor del mundo, por eso cuando sintió la voz ajena, reconociendo una conexión, no hizo más que resoplar. —Lamentablemente.— Refunfuñó. —No es un buen momento.— Le hizo saber al mayor, mientras las gemelas se burlaban de su hermano debido al hecho de que tenía un amigo imaginario.
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“I promise you, I’ll be home for Christmas.”
( @livcollinge )
Los últimos sucesos vividos en Londres habían levantado la paranoia con la cual ahora se veía obligado a vivir. Si bien el hecho de volver a su casa, ver a su familia y seguir con su rutina lo desconectaban vagamente de aquella pesadilla que se había convertido en su realidad, no podía decir que se encontraba tranquilo. No cuando habían personas desaparecidas. No cuando Liviere era una de ellas. Las veces en las cuales había intentado establecer una conexión con la australiana durante los últimos días eran incontables, mas siempre obtenía malos resultados. Debía imaginarse que el momento de la propicia conexión sería uno fortuito.
Se encontraba en su casa cuando pasó, cuando su alrededor cambió y se vio a sí mismo en aquella habitación que le erizó la piel de un segundo a otro, aquel aspecto sacado de una película de horror, incertidumbre y confusión creciendo con cada instante. Pero lo más impactante fue ver a su amiga ahí. Actuando por mero instinto, se acercó a la rubia, apoyando su mano en el brazo ajeno, intentando ver si es que estaba bien. —Liv.— Pronunció, y pese a al impacto de verla en aquel lugar, no podía negar que cierto alivio le daba el saber que estaba, al menos, con vida. —¿Estás bien?— Ilusa pregunta, pero tampoco podía pensar en algo más coherente qué decir. —Vamos a sacarte de aquí, vamos a llevarte a casa. Te lo prometo.—
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#aaay me quedaron 4 starters que abrir entre hiro y navid#pero mañana trabajo y debo dormir#así que espero mañana responder todo :( eso bless <3#(reflejo.)#*suena todo el flower boy de tyler the creator* ah
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“Come on, it’s lovely weather.”
( @dantefabbreschi )
El jefe del sindicato de pescadores era bastante minucioso en tanto a los permisos de pesca se trataba. Siempre estando al tanto en torno al clima y el nivel del mar, chequeando constantemente que fuese idóneo para enviar a los pescadores hacia el fondo del mar, era rara la vez en la que se equivocaba. Era por eso que el japonés tras revisar por su propia cuenta el clima y tras haber obtenido el permiso para zarpar, había dirigido el bote de madera hacia dentro del mar, llevando consigo solo lo necesario para pescar.
Con lo que no contaba, por supuesto, era que el soleado cielo que le hacía compañía aquella mañana le diera la espalda y las nubes comenzaran a llegar sin piedad alguna, maldiciendo hacia el cielo y hacia el mar mientras gotas emanaban de aquellas negras nubes que adornaban el paisaje, mientras estas se hacían más grandes, más recurrentes. En su semblante se podía ver la molestia, mientras seguía maldiciendo a regañadientes. Este era, en definitiva, el peor clima. Como contrapunto a sus pensamientos, por supuesto, fue que oyó aquellas palabras provenientes de aquel hombre que le hacía compañía en aquellos momentos; confundido por la repentina conexión con quien consideraba casi un extraño, no pudo sino burlarse de las ingenuas palabras del rubio. —¿Es un chiste?— Exclamó teniendo que alzar la voz debido al ruido que la lluvia producía, frunciendo su ceño mirando hacia arriba, casi pidiendo una explicación. —Es el peor clima para este momento.— Suspiró. —Ojalá no empeore.— Murmuró, mirando a su alrededor, siendo testigo de como las olas se ponían más bravas.
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"We're out of cookies, but do you think Santa will settle for a salad?"
( @xdiscodiva )
Eran las cinco de la mañana en Aomori y el japonés recién llegaba casa. Su estado no era deplorable (al menos no del todo) mas no podía decir que se encontraba con sus sentidos funcionando al cien por ciento. Si bien en Japón la celebración de la navidad difería un poco del sentido que se tenía en otros países, si que era una época donde las decoraciones abundaban en las calles, digno de un festival, y donde las fiestas y el compartir con los más cercanos era tarea recurrente. Quizás fue esa la razón por la cual Hiro había aceptado la invitación de un grupo de viejos amigos para salir a beber algo, o quizás fue la adrenalina de lo vivido últimamente, el prácticamente vivir con la paranoia a flor de piel siempre preocupándose por algo lo que le incitó a relajarse y sentirse un poco más normal.
No era un gran bebedor pero cuando ya estaba en su habitación a punto de ir a dormir, si que se sentía bastante mareado y su juicio un tanto nublado por el alcohol ingerido. Fue en aquel torbellino de sensaciones que fue testigo de como sus alrededores cambiaban, encontrándose de repente en un lugar distante a su hogar, pero con una figura conocida. Sin llevar puestos sus lentes tuvo que entrecerrar los ojos para observar a la americana, creando una mueca en su rostro que poco servía para disminuir su estado de poca sobriedad, buscando apoyo en la primera pared que encontró. —¿Aún crees en Santa?— Inquirió con las comisuras de sus labios curvándose en una amplia sonrisa, su voz denotando un evidente tono de broma dirigido a la muchacha. —¿A caso quieres matarlo de hambre?—
#espero que no sea muy random JAJAJ#pero tienen 10 horas de diferencia horaria#entonces pensé que quizás donde jenna sería de noche#y en japón sería madrugada/mañana#EN FIN#me hace ilusión que vuelvan a interactuar <3#(with: Jenna)
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"Oh, my gosh, it's snowing!"
( @blvckbirdx )
—Luces sorprendida.— Musitó intentando molestar a la mexicana, sonriendo mientras la miraba. Y es que a su alrededor había una montaña de nieve. No por nada Aomori era una de las ciudades japonesas en donde se celebraba el festival de invierno; y si bien este tenía cabida recién en febrero, las primeras nieves ya comenzaban a asomarse, al menos lo suficiente para que los habitantes de la ciudad portuaria se esmeraran en subir las montañas para distraerse un poco de la vida de la ciudad. Así fue como Hirokazu llevó a sus hermanas a esquiar en la nieve (claro que aquella actividad era sin implementos alguno, sino que de manera improvisada, llevando incluso un “trineo” hecho con cajas y materiales que el japonés robó del mercado para que las más pequeñas se lanzaran sobre la nieve). Algo que agradecía era que aún no privatizaran aquella zona, por lo que no tenían que pagar entrada alguna a la montaña repleta de nieve, compartiendo con varias familias que estaban en la misma situación que ellos.
En tanto llegaron a un punto lo suficientemente alto, las infantes se dispersaron por el lugar, corriendo de un lado a otro y jugando con la nieve mientras el mayor sostenía las mochilas que pertenecían a las más pequeñas, observando con un deje de autoridad mientras agradecía por tener un par de ojos más que lo ayudasen a vigilar a las más pequeñas. —¿Viniste a asistirme como niñera?— Bromeó. Aquel día estaba particularmente de buen humor, aquello adjudicado totalmente al hecho de poder compartir con sus hermanas. —¿O vas a quedarte ahí parada con esa mirada en tu rostro?— Casi como provocándola, comentó, alzando sus cejas y dejando las pertenencias de las niñas en el suelo, mientras formaba una bola de nieve y la lanzaba contra su compañera de clan.
#(with: Fer)#ESTO ME DA ILUSIÓN#PQ ES UN HIRO FELIZ#ES COMO UNO EN UN MILLÓN#okno#PERO SE ME HIZO ALGO MUY TIERNO ESO
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blvckbirdx:
Tres de la tarde en la Ciudad de México, el frío calando en los huesos a pesar de que el Sol se dejaba ver en lo alto. La necesidad de dinero para pagar la renta del departamento la lleva a salir del mismo, bastante bien arreglada y con un vestido que define de manera excepcional sus curvas; no tenía un empleo formal, pero siempre había tenido otras fuentes de ingresos de las cuales no estaba demasiado orgullosa. A causa de que su situación no mejoraba, prefería acudir a ellas antes de gastar el capital que tenía ahorrado para su futuro restaurante —sueño que se veía cada vez más lejano.
Conoce a la perfección el lugar de encuentro, un restaurante que alguien de clase media no podría pagar. Los meseros ya la conocen, no les sorprende verla por ahí y menos aún que su acompañante sea alguien totalmente nuevo. Una conversación banal, una comida deliciosa, sonrisas falsas y el tacto sobre su pierna que es señal de un trabajo bien llevado. Un par de billetes sobre la mesa, un beso que no deseaba dar y una despedida con promesas que ninguna de las dos partes cumplirán. Eso era todo, un trabajo tan sencillo que le permitía estar un mes más viviendo en su apartamento, pero dejándole a cambio un malestar horrible.
Caminando va sin prestar demasiada atención a nadie, con sus propias preocupaciones rondándole por la cabeza y con un nudo en la garganta que le impediría hablar en caso de que fuese necesario. Gira en una calle y se detiene de inmediato cuando todo cambia a su alrededor. Se tambalea, siente que puede caer de aquél bote, por lo que intenta que sus movimientos sean más ligeros para prevenir un accidente. Observa el escenario, totalmente embelesada por lo que tiene enfrente, la oscuridad predomina pero eso no le quita lo maravilloso. Es ahí cuando lo escucha, no había reparado en quién era el causante de aquél llamado inesperado. — No. — Voltea su mirada para fijarla en la extensión de agua que parece no tener final, un paisaje que siempre le había gustado pero que pocas veces se daba el lujo de apreciar en persona. — Por el contrario; le tengo mucho respeto, es impresionante. — Explica, volviendo su mirada para enfocarla directamente en el japonés. — Hola. — Pequeña, casi imperceptible, pero una sonrisa aparece en su rostro. Le alegra en sobremanera encontrarse con el varón.
—Lo es.— Respondió casi como a modo de saludo. Si algo respetaba Hirokazu, era al mar, en consecuencia también a su dios, Susanoo, siendo la deidad en la cual el japonés más confiaba, frente a quien más se encaminaba. Sin embargo, no era una relación de mero respeto. El mar le había traído tanta fortuna como desdicha a su vida, y era, a fin de cuentas, el sustento principal de su día a día, mas eran pocas las veces en las que podía sentarse como lo hacía ahora y simplemente dejarse llevar, disfrutar dentro de lo posible y convivir en una conexión con la naturaleza tan real como la que compartía ahora mismo con la mujer que se encontraba a miles de kilómetros de distancia. —¿Sabes nadar?— Inquirió, volteando su rostro desde el fondo del océano por donde se asomaba un tímido sol que amenazaba con pintar todo el mar con su luz en un espectáculo regalado solo para los madrugadores o los más resistentes, dirigiendo su vista hacia el rostro ajeno. Y no era como si importara, no realmente, no cuando ella no estaba físicamente en aquel mar japonés, ni cuando, de todas maneras, las habilidades de Hiro en el mar podían ser fácilmente compartidas; era, por otro lado, una búsqueda de cierta normalidad en la conversación, de jugar a pretender por un momento.
Sus manos se sumergieron en el mar, aquel acto generando movimiento en el bote mientras con sus dedos tanteaba la temperatura del agua. —Está fría.— Le hizo saber. A él, francamente, no le importaba. El sol comenzaba ya a dejarse ver completamente, aquel espectáculo acortándose con cada segundo mientras el cielo se teñía de un rosa con tintes naranjas, allá donde el celeste a penas se vislumbraba, con aquella enorme estrella alzándose en el paisaje. El japonés perdió su vista en aquello, esperando que su contraparte hiciera lo mismo; y estaba bien así, al menos a su juicio, el no decir nada, compartir este momento que para él tan necesario se volvía, simplemente estar, sin pensar de más por unos efímeros momentos. Y el sol se alzó, la denominada hora mágica por algunos dejando meros atisbos de su llegada, Hiro bajó la mirada mientras colocaba las redes hacia un lado.
Bien podría emitir algún comentario al respecto, mencionar lo hermoso que había sido o lamentarse por la escasa temporalidad del evento, mas no le hallaba caso a aquello. También podría preguntar por el estado de la mexicana; intuía que aquello sería lo más aceptable, pero bien sabía que si algo tenían en común era el pretender que estaban bien cuando, claramente, no lo estaban, el no quejarse de lo que se les venía encima, aún cuando parecían estar rodeados de personas que gozaban de privilegios mucho mayores al de ellos. No era momento de eso, sino que se puso de pie, el bote balanceándose de un lado a otro, y su voz fue serena. —¿Quieres acompañarme?— Preguntó, señalando hacia el océano.
#(with: Fer)#NO PUEDO CREER QUE AL FIN PUDE RESPONDER ESTO#PQ CUANDO LEÍ TU RESPUESTA DIJE AAAAY BBY FER LA AMO MUCHO#Y POS ESO ;-;#NO SÉ#ADIÓS
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evamarkov:
x. Tiám.
El premio de PARADISE había llegado a ella justo en el momento adecuado, cuando Bulgaria comenzaba a volver a hacerse pesada y la soledad le había hecho extrañar al resto de las voces en su cabeza. La verdad, es que seguía creyendo que involucrarse con aquel crucero significaba un riesgo, en especial luego de George Town, que fue cuando decidió alejarse e intentar no establecer ninguna conexión importante, pero aún así, aislarse no era una solución, aislarse era huir.
Nunca demasiado acostumbrada a hacer algo grande por aquella fechas, aquella feria la mantenía deslumbrada, como si de golpe fuese de nuevo una niña emocionada por las luces.Con un vaso de chocolate caliente entre sus manos, encontró un buen lugar para ver a las personas andar por la pista de patinaje. Era mucho más grande que la que solían instalar en su ciudad, y al parecer también más divertida porque la castaña no paraba de sonreír ante los accidentes inofensivos que se desarrollaban frente a sus ojos— La única finalidad de esto ha de ser caer —comentó, no viendo demasiadas personas mantenerse en pie y al captar la risa de alguien que acababa de ocupar el lugar a su lado.
Parecía haber sido hace bastante tiempo que no hacía uso de su vieja cámara de vídeo; olvidada había quedado en los muebles de su hogar luego de los sucesos con Whispers y lo ocurrido en George Town en donde estos improvisados viajes (que ya le habían costado uno de sus trabajos más estables) más que funcionar como un goce, resultaban experiencias casi traumáticas. Pero esta vez aceptó el viaje con la esperanza de obtener resultados distintos, reencontrarse con algunas personas, saldar cuentas e irse con un buen recuerdo. Y quizás era aquella templanza la que buscaba transmitir a través de las imágenes que capturaba para después mostrárselas a sus hermanas, quienes no tenían la oportunidad de venir, quienes jamás habían salido de Japón.
Sin embargo, su registro se vio interrumpido por la voz de aquella muchacha, con quien a estas alturas, ya había intercambiado un par de palabras con anterioridad. —No debe ser tan difícil.— Comentó mientras bajó la cámara, observando la pista. Como tal, jamás había esquiado en una pista de hielo, mas si lo había hecho, de manera bastante artesanal, en las montañas durante el invierno en Aomori. —¿No tienes ganas de ir a caerte?— Inquirió tras notar que la mujer se mantenía al margen de aquella actividad.
( winter wonderland )
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amahlvx:
+ Clan Resfeber.
Era la primera vez que pisaba Londres, o cualquier parte del continente europeo, y no estaba nada decepcionada por lo que sus ojos veían. Se permite disfrutar aquella experiencia, pues la ve como una manera de conocer más a fondo aquellos clanes con quienes se ha aliado en contra del susurrador, además de que le sirve de distracción para que pueda volver a ser la misma de antes. Ahora se le ve más sonriente, más llena de energía, casi la misma Amahle que era seis meses atrás cuando las ocho voces sonaban a la par sin ningún tipo de amenaza.
Entra al bar del hielo por la curiosidad que le provoca aquél ambiente, nunca había podido ver tanto hielo ni sentir tanto frío en carne propia. Encantada está, tanto que se permite pedir una bebida y quedarse en la barra para observar todo. Al menos, hasta que nota otra presencia a su lado, y creyendo que es alguien que ya conocía de antes no tiene problema en entablar conversación. — Todo esto es maravilloso ¿no lo crees? — Una sonrisa que demuestra cuan complacida está, todo el Winter Wonderland le viene a bien.
Pese a que en su ciudad las temperaturas eran parecidas (¡tenían su propio festival de invierno!) la anatomía del japonés temblaba por el frío, el disgusto en torno al clima siendo palpable en su rostro mientras parecía esconderse en el único abrigo que tenía (que de paso cabía decir que no era la gran cosa ni el abrigo más idóneo para este tipo de eventos). Toda su vida había sido un mayor fan del verano, aquellas épocas de calor donde las preocupaciones parecían disminuir (como si de un placebo se tratase) y las calles se llenaban de color.
Este paisaje en particular no le impresionaba demasiado, el frío que sentía opacaba un poco lo que veía a su alrededor. Y es que el festival de invierno de Aomori no tenía nada que envidiarle a esta instancia, siendo un evento del cual el japonés había sido participe desde pequeño. Intentando entrar un poco en calor fue que se dirigió a la barra, el vapor salía de su boca con cada respiración y su rostro se veía más pálido por la falta de temperatura. —Quizás sería mejor si no estuviera tan helado.— Murmuró con trémulos labios mientras bebía largos sorbos de aquella bebida, esperando que algo quemara en su garganta.
( WINTER WONDERLAND. )
#un poco random pero weno :(#que linda que es amahle#como todos tus niñxs ah#Y AAAY per´don por dejar la otra convo con fer botada#la semana pasada no tuve nada de tiempo#y no sé si responderla#(¿la respondo????? ahr)#eso#*tira flores*#(with: Amahle)
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crystal-wilson:
Se encogió de hombros y arrugando sutilmente sus labios, respondió. -Todos necesitamos de un psicólogo, querido. Tal vez vienes a buscarme para controlar las conexiones e irte a dormir con tranquilidad- Infirió. Era obvio que el chico vivía en otro continente, sólo que desconocía si se encontraba en alguna parte de Eurasia, ocupaba es su vida como para andar averiguando dónde vive cada sensate. -¿Qué se te ofrece?- Inquirió.
Imposible fue contener el bufido que sus labios dejaron escapar en tanto oyó las palabras ajenas. —¿Ah sí?— Comentó con un evidente escepticismo bañando sus palabras; jamás había asistido a ningún especialista de la salud mental, de hecho sus únicos chequeos médicos habían sido en urgencia, recursos para recurrir a tales servicios jamás tuvo. —Eso suena más a propaganda.— Sonrió mientras observaba la consulta de la mayor. —Uh ¿estás segura de que no me llamaste tú? Yo estaba bastante bien en mi casa...—
Canada ( Consultorio )
#(with: Crystal)#para estas alturas ya está bastante resignado JAJJA#btw su apellido es aoki#pero su nombre hirokazu#es que en japón usualmente al escribir los nombres van los apellidos antes C:
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