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𝑳𝒐𝒗𝒆 𝒐𝒇 𝒎𝒚 𝒍𝒊𝒇𝒆, 𝒚𝒐𝒖'𝒗𝒆 𝒉𝒖𝒓𝒕 𝒎𝒆. 𝒀𝒐𝒖'𝒗𝒆 𝒃𝒓𝒐𝒌𝒆𝒏 𝒎𝒚 𝒉𝒆𝒂𝒓𝒕, 𝒂𝒏𝒅 𝒏𝒐𝒘 𝒚𝒐𝒖 𝒍𝒆𝒂𝒗𝒆 𝒎𝒆...
Nadie vive la vida creyendo que el camino te llevará al fracaso, o que en alguna curva las cosas se torcerán tanto que el aviso de "Fin del camino" aparecerá antes de lo que piensas.
Sentada en la sala de lo que pensé que sería mi hogar, dejo que la música inunde la estancia a oscuras. Las notas parecen chocar contra las paredes y la melodía melancólica se filtra por cada uno de mis sentidos. Recorre mi cuerpo arrastrando por cada poro la sensación de flotar, y se aleja de mi como lágrimas. Gruesas y constantes.
Mis ojos arden de tanto liberar mi corazón y mente de las palabras que decidí callar porque el último recuerdo no podía ser de mi rompiéndome frente a sus ojos sin que hubiera nada que hacer.
Cuando la línea melódica se eleva, también lo hacen la intensidad de mis sollozos y en medio de todo eso, solo sostengo mi rostro y grito fuerte.
¿Por qué?
¿Qué hice mal?
¿Dejarás de doler dentro de mi?
𝑨𝒎𝒐𝒓 𝒅𝒆 𝒎𝒊 𝒗𝒊𝒅𝒂, 𝒎𝒆 𝒅𝒂𝒏̃𝒂𝒔𝒕𝒆. 𝑹𝒐𝒎𝒑𝒊𝒔𝒕𝒆 𝒎𝒊 𝒄𝒐𝒓𝒂𝒛𝒐́𝒏 𝒚 𝒂𝒉𝒐𝒓𝒂 𝒎𝒆 𝒅𝒆𝒋𝒂𝒔...
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La memoria es mucho más que recordar su nombre.
Es saber qué lado de la cama le seguirá perteneciendo.
Es cerrar los ojos y enterrar la nariz en una de sus camisas rezagadas y oler su esencia ahí impresa.
Es seguir dejando el espacio vacío para su ropa en el closet.
Es mantener su licor a la mano en la sala porque los días jueves llegar de la oficina se servia tres dedos de whisky.
Es recorrer con tus ojos todos los lugares donde hace no mucho marcó su presencia.
Es saborear sus besos aunque su boca ya no es más tuya.
Es estremecerte con caricias que solo viven en tu recuerdo.
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L.A 03 de junio 2021
Para ti: Aún recuerdo el primer día que te vi. No fue la primera vez que te hablé, porque te vi mucho antes que eso. En otra vida, con otro nombre, pero con los mismos ojos. Pasó mucho tiempo entre verte y hablarte, y recuerdo exactamente las palabras que te dije: "Qué bonito eres". No fue la primera mejor frase para llamar la atención de alguien, pero fue totalmente sincero. Bueno, no pretendía llamar tu atención, no pensé tener tanta suerte.
¿Recuerdas mi advertencia? Sólo tenía 17 años y de todos modos me atreví a advertirte acerca de enamorarte de mi. Y mientras me robabas el primer beso, susurré esas mismas palabras contra tus labios: "No te enamores de mi".
Y a pesar de que también me advertiste evitar quererte, no pude evitarlo. Y aunque siempre creí, e incluso hoy lo confirmo, sé que tu nunca sentiste por mí todo lo que yo sentí por ti. Y no es un reclamo hoy, antes si lo fue, pero ya no más. Hace un tiempo comprendí que es imposible querer cuando en tu corazón llevas a alguien más.
Fuiste el primero, te fuiste. Volviste y ahí estuve contigo. Me fui yo y regresé y ahí estabas, o al menos alguien bastante parecido a ti. Aún te brillaban los ojos al sonreír, seguían haciendo esas marquitas en las comisuras de los labios, y cuando te concentrabas en las cosas seguías arrugando el ceño. Pero algo ya no era igual.
"Tal vez nunca me conociste"
Puede ser, estoy segura que no conocí al que eras previo al desastre. Y hubiese dado un par de días de vida para conocer al chico que eras, el que aún confiaba, el que no tenía el corazón roto.
He intentado alejarme de ti de tantas formas. He estado mucho tiempo mirándome al espejo y repitiendo constantemente que ya no puedo seguir enamorandome de alguien que no lo está de mi. No solo eres tú, siendo duro conmigo y recalcando lo imposible que eres. También lo hago yo, porque, sé que no hay solución a tu clase de daño. Y aunque hasta ayer pensé que mi amor sería suficiente para los dos, hoy sé que esos son solo cuentos, y que las cosas así suceden sólo en las novelas.
Hoy debo decirte adiós, y no puedo. No quiero decirte adiós porque... si antes no funcionó ¿por qué va a resultar ahora?
Te extraño cada día y antes no podía decirlo por temor a que huyeras y volvieras a empujarme lejos de ti, pero hoy ya no tienes ese poder sobre mí, así que seré sincera conmigo.
Nunca sólo me gustaste. Nunca solo fuiste el chico más bonito. Nunca fuiste solo un amigo para reír.
Siempre has sido más.
Siempre serás más.
No sé cuando dejes de doler. No se cuando salgas de mi corazón. Tal vez nunca lo hagas. Tal vez siempre esté algo enamorada de ti.
Adiós, querido chico salvaje.
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Nunca subestimes el poder de hacer sentir a alguien que no está solo.
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Déjame seguir siendo parte de tu paisaje cuando las estaciones cambien.
Tony’s Garden
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Si me amaras…
— Es la última vez que lo voy a decir…
Emilio tomó su bolso del suelo del bus en el que él, y muchos compañeros iban apiñados como ganado. Se levantó sin mirar a la chica que tenía al lado. Dejó que sus palabras hicieran eco en ella, y caminó por el pasillo hasta la puerta de salida.
Mily no lograba reaccionar. Parecía ser todo parte de un muy vivido sueño, porque ella juraría que hasta hace unos minutos atrás solo venía compartiendo un auricular con Emilio, porque a ella siempre le gustaba la música que el seleccionaba en su iPod, y de pronto… todo pasó como en cámara lenta.
Observó como bajaba del bus, y se alejaba caminando con las manos en los bolsillos, con la cabeza gacha y el pelo largo, revuelto y ondeando al compás del viento. Todo un rockero en ciernes, con el espíritu indomable y la libertad a flor de piel. Cada movimiento de su cuerpo gritaba que él era un espíritu libre. Y a pesar de eso, él fue capaz de exponerse y dejarle el corazón delante con solo unas palabras.
Mily tomó carrera, y le exigió al chofer que parara la máquina.
— Me importa una mierda si no puede parar justo aquí… debo bajarme ahora.
Y la mirada que le dio al hombre no dejó espacios a dudad. La dejaba bajar por las buenas o por las malas.
Corrió, corrió tan fuerte como sus piernas pudieron. El viento otoñal levantaba su falda plisada, parte del uniforme, y en un momento no le importó ser un vendaval color verde, con una mochila a cuestas y libros escurriéndoseles de las manos. Él se alejaba, y tenía que alcanzarlo.
“Tonto. Tonto, tonto… como fui tan idiota al decirle así las cosas”
Emilio no podía dejar de pensar en lo totalmente equivocado que había estado al hablar con Mily hoy, de esa forma, y en ese patético autobús. El que se jactaba de ser un chico inteligente, calculador y totalmente previsor de riesgos. Seguía lamentándose el hecho de dejar a la chica así de congelada… aun podía ver la cara contraída, los ojos grandes y en shock.
“Claro que ella no piensa lo mismo…”
El sonido del repique de unas zancadas se escuchó de fondo, un jadeó acelerado y la respiración profunda.
— Detente ahí mismo.
Y a Emilio se le detuvo el corazón. Sabía, como solo él podía saberlo, que esa voz cadenciosa de contralto correspondía solo a una persona. Ni siquiera fue necesario percibir el olor alegre a manzanas que desprendía. Se volteó y una chica morena, de pelo largo y rizado, con el uniforme descolocado, las mejillas rojas y las manos en las caderas buscando gran cantidad de aire, le observaba atenta.
— ¿Porqué no esperaste mi respuesta?
Mily no dejaba de darle vueltas a las palabras del chico. Y mientras más las recordaba, más rápido le andaba el pulso.
— ¿Qué?
Emilio no podía creer que ella hubiera llegado hasta el, solo para regodearse en su miseria, y aparte enrostrarle el hecho de que ella nunca le correspondería con esas palabras.
— No esperaste lo que yo tenía que decir al respecto… Me lo debes.
En un momento pensó que él ya se había arrepentido de todo. Los ojos de él vagaron por un momento, pero luego se concentraron en su rostro, y eso la hizo temblar por dentro. Antes era más fácil mirarlo a la cara, sabiendo que lo platónico no daría nunca paso a algo real.
Si claro, jodida realidad y sus reveces tan dramáticos y sorpresivos.
— Habla.
No quería ponerse duro, pero si ella iba a romperle todas las ilusiones, al menos se quedaría con el que no lo vio gimotear o patalear por nada. Era un tipo duro, con el corazón totalmente dominado, pero su espíritu indómito no dejaba de chisporrotear en su torrente sanguíneo.
— Yo también he estado enamorada de ti desde que te vi.
Pensó que las piernas le fallarían, y que la voz apenas si saldría de su garganta. Pero el tono fuerte y claro de sus palabras dejó las cosas tal cual eran a la luz.
No fue necesario decir más o hacer más. No supieron quien se movió primero y quien después. Solo pasaron de estar a un metro de distancia, a fundirse en un abrazo apremiante, a buscarse con las manos y rencontrase con la mirada. Y aun más, a anhelarse con sus bocas, sentirse con sus lenguas y amarse con sus besos.
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El último adiós V.
Mientras huía del lugar donde hace poco Peter Baker y Bishop mantenían una acalorada discusión, por mi mente corrían un millón de posibles conexiones entre esos dos.
Sebastián me contó alguna vez que siempre sospechó de la legalidad de algunos tratos de su padre, y cuando fue procesado por malversación de fondos y recibir aportes a su campaña de algunos miembros de la mafia de la costa oeste, confirmamos que mi ex suegro no era un político tan intachable como su asesor de imagen pretendía hacer creer a la población votante de Los Angeles.
Entro por la puerta de la cocina. Conocía la mansión de los Baker como si fuera mi propia casa, por lo que escabullirme por las habitaciones de servicio no era difícil.
Una vez en la salita de estar colindantes a los cuartos de las muchachas del servicio, me tomo unos minutos para respirar y controlar la avalancha de sensaciones y pensamientos.
Cuando siento que todo esta bien conmigo, decidido que no lograré averiguar nada solo con pensar y que en esto necesitaba la ayuda de mi hermano, el tenia los medios y contactos para saber cómo el señor Baker y el antiguo colaborador de padre habían unido sus caminos.
Saco de mi bolso un labial, y retoco mis labios. Vuelvo a repasar también el rubor, y regreso a la cena. Camino aprisa, no tenía ganas de saludar o hablar con gente. Diviso a Alicia en un rincón cerca de la entrada principal, la reconozco por el vestido hermoso que llevaba esa noche. Voy hasta ella, y la llamo. No había notado que hablaba con alguien hasta que se gira y su rostro esta algo perturbado y sin su sonrisa habitual.
—Olivia.
Mis ojos se abren y siento por un momento que la atmósfera se vuelve espesa y asfixiante. A menos de dos metros estaba mi ex esposo. Y se acercaba.
Antes que volviera a mencionar mi nombre, levanto mi mano derecha y mientras creí que podría darle un cachetazo que le dejara la marca de mi palma, una rabia desconocida y que encendió mi pecho surgió de la nada. Empuño mi mano y con toda mi fuerza conecto un gancho directo al ojo de Sebastián. Reteocede un par de pasos. Jadeos y sonidos de sorpresa se escuchan cerca.
— Mantenete lo mas lejos posible de mi.
Y salgo corriendo de ese lugar. Subo a mi carro y me voy al único lugar donde podía tener un poco de paz.
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–Hola Bebé... mami vino antes hoy —me siento frente a la placa de piedra que rezaba "Alonso Dante Baker Miller". Giro mi rostro solo un poco para saludar también a mis otros dos trozos de corazón— Nonno Dante, Nonna Amelie, los extraño tanto...
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《:::¿A.M.O.R?:::》
Creo que esa teoría de los tres amores no es cierta.
He vivido distintos amores.
Creí que amaría a la misma persona toda la vida, y puede ser que si, pero la manera cambió.
Tuve un amor que me dañó, que me rompió y que me enseñó que a veces el amor no es suficiente para que dos personas estén juntas.
Viví un amor que me ayudó a sanar. Que nos permitió a ambos esfumar los fantasmas, pero que cumplió un ciclo.
¿Y se supone que no podemos tener más amor? ¿Que ya nada queda?
Yo me niego.
Me niego a conformarme con el recuerdo del amor en mi vida, porque yo quiero volver a amar.
Quiero volver a sentir mariposas en la panza solo con saber que existe alguien que es especial para mi y yo para él.
Quiero volver a ser el motivo de las sonrisas de alguien. Y quiero sonreir por ese alguien.
Quiero volver a preocuparme de lucir bonita, con esmero, porque quiero que cuando esa persona me mire, se le corte el aliento.
Quiero volver a dormir abrazada a alguien que minutos antes me hacía el amor, y despertar al día siguiente con más deseo de él dentro de mi.
No existe un amor, ni dos o tres. Existe el amor, y puede venir a tocarnos la puerta las veces que sean necesarias.
¿Por qué voy a limitarme sólo a tres?
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━━━━━━ • • • ❝Y... ᴀ ᴠᴇᴄᴇs ᴇʟ ᴘᴇᴄᴀᴅᴏ ᴇs ʟᴀ ᴇɴᴛʀᴀᴅᴀ ᴀʟ ᴘᴀʀᴀɪ́sᴏ.❞
《:::Pereza.:::》
“No existe pasión más poderosa que la pasión de la pereza.”
Tal vez podría completar mi último escrito de este desafío con una historia impresionante. O tal vez con uno de esos recuerdos que me hacen temblar, que despiertan la furia de mi mejor amiga y el instinto asesino de mi hermano. Pero no. No tengo ganas de recordar o crear historias. Quiero hacer algo diferente... no voy a hablar de la pereza como un pecado condenable y despreciable.
Todos los días domingos, Alonso desayuna con su papá y conmigo. No importa si estamos en la misma ciudad o casa, si pasó ese fin de semana con Seba o conmigo, a nuestro hijo le regalamos una mañana de familia.
Hace dos semanas, cuando el cielo estaba encapotado, y parecía que las nubes no dejarían jamás de escurrir lluvia y mojarlo todo, mi hijo tuvo una idea brillante, y digo brillante porque su lógica no tenía reparos y aunque tuviésemos planes, los cancelamos y seguimos la idea de Alonso.
Así que, un día domingo, armamos una tienda con las sábanas oscuras que guardaba Sebastian en el ropero. Distribuimos todas las almohadas y cojines y mientras ellos dos cocinaban algo para nuestra aventura bajo techo, dibujé una especie de fogata y encendí el televisor y puse el Rey León.
Esa fue, sin duda alguna, la tarde de pereza más gratificante y placentera de toda mi vida. No nos dimos cuenta en qué momento caímos dormidos, con la lluvia fuera, y el "Hakuna Matata" sonando dentro.
• 1: Soberbia. ✔
• 2: Avaricia. ✔
• 3: Lujuria. ✔
• 4: Ira. ✔
• 5: Gula. ✔
• 6: Envidia. ✔
• 7: Pereza. ✔
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━━━━━━ • • • ❝Y... ᴀ ᴠᴇᴄᴇs ᴇʟ ᴘᴇᴄᴀᴅᴏ ᴇs ʟᴀ ᴇɴᴛʀᴀᴅᴀ ᴀʟ ᴘᴀʀᴀɪ́sᴏ.❞
《:::Envidia.:::》
"No se puede ser envidioso y feliz al mismo tiempo. Elige qué quieres ser."
Ya antes les conté que gracias a la influencia de nuestros abuelos, Matti y yo no anidamos muchos de los defectos que hacían gala en la vida y actuar de nuestros padres.
Pero también les conté que el fruto no cae demasiado lejos del árbol aunque se desmalece y limpie a conciencia. En ocasiones son ciertos acontecimientos o imágenes que parecen lejanas, como vistas a través de un cristal empañado, las que desencadenan un caos.
En mi pequeño corazón no encontraba explicación al porqué mi vida era tan desdichada y en nada parecida a lo que veía en las películas, incluso a lo que las niñas en el colegio, antes de que padre decidiera educarnos en casa, se empeñaban en hacer notar.
Supe lo que era la envidia desde pequeña. Desde la primera vez que vi a una mamá abrazar a su hija luego de reencontrarse. Y envidié incluso a los hijos de las personas que servían en casa y que a pesar de ni llevar ropa cara o no tener juguetes como nosotros que terminaban acumulando polvo en el cuarto de juegos, ellos tenían padres que los amaban, que se lo decían continuamente y que mientras Matti y yo los mirábamos anhelando lo que ellos tenían, sus miradas y las de sus padres eran siempre de lástima. Vivíamos en una mansión enorme, llena de lujos, personal, arte, dinero y sin una gota de amor o paz.
Incluso madre recibió siempre amor de sus padres, la amaban profundamente, y los Caffieri se sentían orgullosos del nivel al que los había llevado padre en sus negocios clandestinos.
En cambio, Ann y Octavio nunca rescataron algo bueno de nosotros. Siempre algo nos faltaba, o excediamos lo esperado. No eramos lo suficientemente competitivos o maliciosos. Siempre teníamos "ese gen tan mediocre del profesor Rizzo" que padre nos gritaba cuando nos hacía pasar por pruebas para medirnos y terminar riéndose de nosotros junto a sus amigos.
Así que si, envidie una familia de verdad hasta que nuestro nonno nos rescató de convertirnos en algo que ni iba a gustarle ni hacerle bien a nadie.
• 1: Soberbia. ✔
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Bienvenido, Alonso Baker.
— Mam...mam... —Alonso me miraba con sus hermosos ojos, una mezcla del color de su papá y mío.
Era una especie de celeste y verde con algunos bordes color miel. Durante nuestra estadía en México me había dedicado a memorizar cada aspecto que podía de mi hijo. Era un bebé tranquilo y muy curioso. Le gustaban los abrazos de Sebastian, los míos y los de mi hermano que se mantuvo con nosotros hasta que concluyeron todos los trámites de inscripción y reconocimiento del bebé. En la embajada nos ayudaron con todo, agilizando mucho el papeleo. De eso mucha responsabilidad era de Alicia. Uno de sus compañeros de universidad era asesor legal de la embajada y ella uso su influencia. Todas las noches nos llamaba por videollamada y estaba, igual que nosotros, enamorada de su nieto.
Cuando nuestro bebé fue nombrado oficialmente como Alonso Dante Baker Caffieri, obtuvimos el DNI y un pasaporte para viajar. Fuimos a comprar algunas cosas necesarias y una amable mujer en el hotel nos dio una lección a los tres adultos de como mudarlo, como preparar su biberón y la temperatura adecuada del agua para bañarlo.
Matt tuvo que viajar antes, así que durante tres días solo fuimos Alonso, Seba y yo. Aprendiendo a ser padres. Aunque batallamos un poco con lo logístico, ver a Sebastian intentar armar una carriola fue la diversión de todos en la recepción del hotel, tanto que el taxista bajó del auto y el mismo le enseñó como hacerlo.
— Mam... mam... —sonrío a mi bebé, quien ahora iba en brazos de su padre. Estiro mi cuerpo y acerco mis labios a su mejilla— Si, soy tu mamá.
— Pasajero, abrochen sus cinturones. En 10 minutos iniciamos nuestro vuelo con destino a la ciudad de N.Y.
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━━━━━━ • • • ❝Y... ᴀ ᴠᴇᴄᴇs ᴇʟ ᴘᴇᴄᴀᴅᴏ ᴇs ʟᴀ ᴇɴᴛʀᴀᴅᴀ ᴀʟ ᴘᴀʀᴀɪ́sᴏ.❞
《:::Gula.:::》
"La gula es un escape emocional, una señal de que algo nos está comiendo."
Otra sábado. Otro día saliendo de casa vestida tan pulcramente, que madre se encargaba personalmente de mi atuendo. Peinaba mi cabello con tanto esmero y dedicación que cualquiera pensaría que esa mujer me tenía un poquito de cariño.
Me preparaban dos horas antes. Siempre llevaba vestidos y abrigos de cachemira. Padre usaba traje ese día y madre dejaría de lado su botella de vino. Ante todos, sobre todo ante las familias católicas-italianas con influencias, teníamos que parecer una gran familia.
Dentro del carro de padre nadie hablaba. Madre iba a mi lado derecho y padre al izquierdo; ambos tan lejos de mi que parecía que mi cercanía les causaba alguna especie de alergia o repulsión innata. Pero era muy extraño, porque apenas estacionaba el chofer fuera de la lujosa capilla, Octavio y Ann se transformarían en personas que no reconocía.
Madre me tomaba de una mano y padre de la otra. Saludaban con sonrisas amplias. Daban abrazos y apretones de manos, incluso creo haberlos visto acariciando mejillas y sosteniendo bebés.
Octavio Caffieri y Ann Rizzo sabían como montar una escena y que todo el mundo creyera su pantomima. Serían capaces de convencer a quien sea. Era incluso terrorífico como se complementaban en el engaño.
Ese mismo día, cuando veníamos en el carro de regreso de la sesión de catequesis, y creyendo que el humor y el ambiente seguían como mas temprano, inicié una charla alegre sobre lo que aprendí del cura esa tarde. Y entonces, en mi inocencia, simplemente hablé sin saber que hay cosas que no se deben decir.
— Entonces existen pecados capitales... pero no recuerdo todos. El padre Piero dijo que la gula era el mas conocido, y que comer o beber en exceso es tener eso de la gula... —giro mi cuerpo, miro a Madre y con una cara preocupada le vuelvo a hablar— Madre, tienes gula porque tu si que bebes un montón de vino y de las botellas que padre tiene en su despacho...
Lo siguiente que sentí fue la mano derecha de madre atravesar mi rostro con una bofetada a mano abierta. Caí al suelo, con un dolor punzante en la cara. Un hilo de sangre brota de mi nariz, y mi vestido amarillo ahora está manchado con mi sangre.
No puedo quejarme, por lo que debo llorar en silencio. Mirando el suelo. Todo mi cuerpo se contrae por los sollozos contenidos que debo ahogar y el dolor que tengo que morder y tragarme.
—Eres una vergüenza Ann. Incluso tu hija se da cuenta de lo patética que has resultado ser. Fría y borracha.
Fue la única intervención de padre. Me arriesgo a ver a mi lado, y ahora madre también llora sin emitir ruido alguno.
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• 2: Avaricia. ✔
• 3: Lujuria. ✔
• 4: Ira. ✔
• 5: Gula. ✔
• 6: Envidia.
• 7: Pereza.
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━━━━━━ • • • ❝Y... ᴀ ᴠᴇᴄᴇs ᴇʟ ᴘᴇᴄᴀᴅᴏ ᴇs ʟᴀ ᴇɴᴛʀᴀᴅᴀ ᴀʟ ᴘᴀʀᴀɪ́sᴏ.❞
《:::Ira.:::》
"Una ira sorda lo consumía"
Siempre creí que por la bondad y los rezos de mi nonno, Matti y yo no heredamos la maldad que corría por las venas de toda la familia Caffieri. El padre de Octavio era despiadado y cruel. La madre de Octavio era venenosa y egoísta. Y cada uno de sus hermanos cargaba sobre sus hombros con una decena de muertos.
En cambio la familia de madre no era así. Nuestro nonno Dante amaba a nuestra nonna Amelie. Y aunque Ann Rizzo Marroccino se volvió fría y distante, nunca hubo un solo ápice de maldad en su ser.
Sin embargo, todos sabemos y así fue, la fruta no cae lejos del árbol. Y aunque me esforzaba por nunca ser como nadie de mi familia paterna, a veces simplemente no se puede luchar contra nuestro ADN.
Llevaba cinco minutos mirando el rostro de Peter Baker, y con cada respiración que daba, la sangre me hervia más. Sentía la ira formarse como una bola de fuego en la boca de mi estómago, creciendo y combustionando cada onza de calma que alguna vez tuve en mi.
Le había prometido a mi hermano, a Sebastián, incluso a Lev, mi mejor amiga, que no enfrentaría a mi ex suegro. No sabíamos que tan implicado estaba con Bishop y tampoco si mantendría su palabra de cooperar con la policía. Pero no podía soportarlo más, cada vez que mi hijo despertaba asustado por las noches y preguntaba por una mamá que no era yo, mi pecho se contraía y mi corazón parecía ralentizar su andar.
La rabia que en un principio sentí, cuando Matteo y Sebastián me contaron acerca de la posibilidad de que me hijo no haya muerto y que estuviera secuestrado en México, no se comparaba con todo lo que ahora estaba quemando en mi y consumiendome desde dentro hacia afuera.
No hablé. No grité. No hice ningún gesto que le diera a entender que quería que él diga algo. Por lo que espere a que percibiera mi estado y que el miedo se instalara sobre sus facciones.
Conecté el primer golpe de mi puño derecho en su quijada, y aunque sabía que el dolor iba a ser notorio para mi también, otra ventaja de que la ira tome el protagonismo era que todo lo demás estaba dormido.
El segundo y tercer golpe los conecté a su lado derecho y cuando iba a levantar las manos para defenderse, simplemente lo perdí. Todo comenzó a verse de color rojo y mis manos y pies tomaron más fuerza de la que nunca tuve. Conecté puñetazos y patadas en el cuerpo de Peter como si a través de eso el dolor se purgara de mi cuerpo.
No fue hasta que alguien tras de mi gritó que me detuve. Mis manos tenían los nudillos abiertos en carne viva. Mi ropa estaba salpicada por la sangre que brotó de la boca y nariz del hombre en el suelo.
No sé quién fue que nos encontró. Tampoco me quede a sopesar el grado de las lesiones en mi ex suegro. Simplemente me puse de pie y solo me fui de ahí. Pensé que luego de hacer esto, me sentiría un poco menos perdida en el mundo, y el dolor de tener a mi hijo lejos por tanto tiempo sería menos intenso. Pero no me sentía mejor. Tampoco aliviada.
• 1: Soberbia. ✔
• 2: Avaricia. ✔
• 3: Lujuria. ✔
• 4: Ira. ✔
• 5: Gula.
• 6: Envidia.
• 7: Pereza.
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━━━━━━ • • • ❝Y... ᴀ ᴠᴇᴄᴇs ᴇʟ ᴘᴇᴄᴀᴅᴏ ᴇs ʟᴀ ᴇɴᴛʀᴀᴅᴀ ᴀʟ ᴘᴀʀᴀɪ́sᴏ.❞
《:::Lujuria.:::》
"La mejor manera de librarme de la tentación es caer en ella."
PCamine por el largo pasillo que conducía desde el espacio donde se ubicaba la secretaria de Derek hasta la pared de cristal esmerilado. Tras las puertas, también de cristal, se encontraba el dueño de todo este sitio.
Por primera vez me sentí nerviosa de reunirme con él. Tal vez se debía al hecho de que la noche anterior, la primera en casi un año desde que recuperé a mi hijo, por una orden tajante y sin poder negarme de parte de mi mejor amiga, me vi lanzada a la vida bohemia de N.Y. No tenía con quien salir y claramente no iría con mi hermano. Soy patética pero solo hasta cierto punto.
Entré a uno de los sitios que según mi búsqueda en Google era el mejor lugar para que una mujer sola pueda divertirse sin temer ser acosada o drogada... Mis ojos durante la mayor parte del tiempo se dedicaron a recorrer y analizar el diseño, aunque mi análisis se veía interrumpido por hombres intentando ligar o pedirme un trago; y luego de rechazarlos con educación, aunque a veces no tanto, regresaba a mi entretención de la noche.
Había calculado que sólo debía pasar dos horas en este sitio para poder regresar a casa sin que Lev me regañara por no aprovechar mi noche libre de deberes de mamá. Aprovecho la instancia de pensar en ella para tomarme una selfie y enviarla a su teléfono.
"Que sepas que esta es mi cara de máxima diversión. Si tengo que volver a explicar que no necesito que me compren alcohol, voy a golpear con mi tacón una cabeza."
Envío el texto y ruedo los ojos cuando su única respuesta son emojis invitándome a beber y socializar con chicos. Algo muy maduro teniendo en cuenta que ahora me ha enviado una foto con mi hermano y mi hijo diciendo que ellos me daban permiso de alocarme.
Sonriendo para mi misma guardo el teléfono en la cartera y una vez más a mirar el techo y las paredes, porque por más permiso de mi hijo y hermano a alocarme, si llegaba a ocurrir eso sería... No, olvidenlo. No hay forma de que eso suceda. Suspiro y voy a retomar mi actividad, solo que esta vez mi pared era un pecho amplio que vestía una camisa italiana de color claro con los primeros botones sin abrochar. Mis ojos se elevan a un rostro que conocía desde hace un par de semanas. El escalofrío que me provocaba tener a ese hombre cerca me hizo sentir la piel erizada.
—Te vi desde la zona privada. Ven conmigo... —no me preguntó, no esperó mi opinión acerca de ir con él. Sólo tomo mi vaso, me ayudo a bajar del taburete y con una mano en la parte baja de mi espalda me guió hacia el otro extremo del lugar.
Sé que tenia que decir algo, o incluso ofrecer un poco de resistencia. Que al menos pareciera que me lo pensé un momento y no solo me dejé guiar como si estuviera hipnotizada. Y tal vez es que era eso precisamente. Había caído en un trance de hipnosis y sólo lo seguí y me moví a su ritmo. Imaginé que me llevaría directo a la zona VIP, pero él decidió lo contrario. Cuando cruzabamos la pista de baile, se detuvo, me tuve que detener también y su pecho se pegó a mi espalda.
Descartó mi copa, entregándola a uno de los meseros y ahora pudo poner sus dos manos sobre mis caderas. El impulso reflejo de pegarme a él fue más rápido que mi sentido común, por lo que en un instante estábamos tan juntos que no sería posible decir que él y yo solo eramos conocidos, o un cliente y su futura decoradora.
— Cuidado, señorita Caffieri...—habla bajo Derek— las armas las carga el diablo y la lujuria lleva tacones de mujer...
Me tenso cuando su voz y aliento se derraman sobre mi. Aprieto las manos en puños y cruzo los brazos frente a mi pecho. Cierro momentáneamente los ojos, y solo tomo una decisión. Podía parecer una elección pequeña para muchos, pero para mi haría un cambio enorme.
Balanceo mi cuerpo muy suavemente, muy lentamente, de un lado a otro y adelante y atrás. Si la lujuria llevaba tacones, esta noche sería su dosis personal calzando unos LB de infarto.
La mano derecha que se posaba en mi cadera se vuelve mas firme y sus dedo se entierran en mi piel. Por un momento pensé que me detendría, pero no. Me acercó más a él, haciendo que mi trasero se acomode justo donde él necesitaba que se presione. Le regalo un jadeo y el me obsequia un gruñido. Levanto uno de mis brazos, lo llevo hacia atrás por sobre mi cabeza y con mi mano acaricio su cuello, para sostenerme luego de su hombro. Sus manos no abandonan mi cuerpo, se afianzan en mi cadera y la otra se posa extendida sobre mis costillas, demasiado cerca de mis pechos.
La lujuria lleva tacones...
• 1: Soberbia. ✔
• 2: Avaricia. ✔
• 3: Lujuria. ✔
• 4: Ira.
• 5: Gula.
• 6: Envidia.
• 7: Pereza.
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━━━━━━ • • • ❝Y... ᴀ ᴠᴇᴄᴇs ᴇʟ ᴘᴇᴄᴀᴅᴏ ᴇs ʟᴀ ᴇɴᴛʀᴀᴅᴀ ᴀʟ ᴘᴀʀᴀɪ́sᴏ.❞
《:::Avaricia.:::》
"Estaba cerca de mí y me miraba con la misma avaricia con que chupaba el cigarrillo humedecido por la saliva de sus labios."
Siempre supe que Octavio nunca amó a Ann. Para el hijo menor de los Caffieri, unirse a la única hija de Dante Rizzo era una transacción de negocios. Una inversión a futuro. Si debía casarse por una orden de su padre, al.menos lo haría con el mejor partido de toda la ciudad y se aseguraría que su mujer fuera sólo suya, en todos los sentidos.
Octavio vio en la hija de un respetado profesor de literatura la ficha ganadora en un juego ambicioso de poder. Para nadie era ajeno el hecho de que Ann Rizzo tenía una basta herencia, tal vez no de una riqueza ostentosa, pero si era quien en un futuro contaría con negocios que bien podrían servir de fachada para alguien que quisiera emprender en el mundo criminal.
Octavio quería ser el siguiente capo de la mafia en su territorio. El era la mejor opción. Sus hermanos eran débiles y les faltaba carácter para dirigir el negocio que les dejaría su padre.
Él era. Él tenía que ser, y para lograrlo tomaría toda la ventaja que pudiera usar a su favor. No importaba a quien tuviese que aplastar, utilizar o matar. Octavio no perdía. Y si se proponía algo. Eso iba a suceder a toda costa.
El joven de los hermanos Caffieri era un seductor innato, pero donde ser descarado y arrogante le servía para llevar a su cama a mujeres de reputación cuestionable, para lograr poner un anillo en el dedo de una chica respetable y de alta sociedad, su juego debía mejorar y evolucionar.
Octavio se volvió el rey del engaño. Averiguo, investigó. Observo y compró información. A cualquiera que no conociera sus reales intenciones le parecería un joven enamorado intentando conquistar a la noble muchachita. Pero no. Octavio no conocía el amor y jamás lo conocería.
Se deshizo de cada rival que pudiese querer quitarle su oportunidad con la chica que él escogió. No miro atrás cuando su carro impactó en el cuerpo del prometido de Anne. Ella era suya y ese tipo estaba estorbando sus planes. Incluso cuando su futuro suegro quiso intervenir en ese desastre que seria la unión de los Caffieri y los Rizzo, Octavio tuvo el descaro e insolencia de amenazarlo con nunca más volver a ver a su hija, que ahora estaba perdidamente enamorada de él.
Octavio por avaricia pasó por alto cada norma o código. Y por el mismo motivo no le importó romperle el corazón a su esposa hasta el punto de no tener ni una pizca de amor en el pecho, incluso para darle a sus hijos.
• 1: Soberbia. ✔
• 2: Avaricia.✔
• 3: Lujuria.
• 4: Ira.
• 5: Gula.
• 6: Envidia.
• 7: Pereza.
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━━━━━━ • • • ❝Y... ᴀ ᴠᴇᴄᴇs ᴇʟ ᴘᴇᴄᴀᴅᴏ ᴇs ʟᴀ ᴇɴᴛʀᴀᴅᴀ ᴀʟ ᴘᴀʀᴀɪ́sᴏ.❞
《:::Soberbia.:::》
"La soberbia me envenena, y aunque procuro combatirla y humillar mi corazón, ¡cuántas veces me ha dominado en la vida!"
A padre no lo mató un artefacto explosivo insertado en el motor de su Rolls - Royce. Tampoco fue la caída de 80 metros por la quebrada escarpada que resistía los embates de un océano furioso.
A padre no lo asesinó un pacto traicionero de su mano derecha con los enemigos declarados. Y tampoco fue descubrir que la policía seguía de cerca sus pasos y faltaba poco para que cayeran sobre él y sus negocios delictuales.
A Octavio Caffieri lo mató su orgullo. Su arrogancia. A mi padre lo mató su soberbia. Lo mató el creer siempre que iba dos pasos por delante de todos. Lo mató el subestimar a sus enemigos. Lo mató jurarse intocable e infalible.
Hacía un tiempo que Octavio se jactaba de haber llegado al nivel de intocable en el bajo mundo de la mafia. Ya no era el hijo de... ahora era a quien primero contactaban para pedir favores y ofrecer negocios. Uno a uno los líderes de otras familias ofrecían alianzas y para demostrar su lealtad besaban el anillo en su mano izquierda que parecía brillar más intenso a medida que el corazón de su portador se volvía negro como la obsidiana que lo adornaba.
Cuando Octavio Caffieri y Anna Rizzo muriero, a casa no llegó ninguno de sus amigos o socios de armas y crimen. Cuando padre y madre murieron, todos en la enorme mansión sobre la colina corrieron lejos y se olvidaron del chico de 17 y la niña de 12 años que quedaron huérfanos y ahora solos en el mundo. Incluso Caterina, nuestra nani tomo sus cosas y se fue sin decir adiós.
Tomados de la mano, Matti y yo observamos a nuestro nonno romperse en el suelo llorando por una hija que nunca más volvería.
— Fue Octavio. Octavio y su soberbia han matado a mi principessa...
Los ojos de Dante Rizzo se clavaron en los de mi hermano y míos y se volvió a derrumbar.
• 1: Soberbia. ✔
• 2: Avaricia.
• 3: Lujuria.
• 4: Ira.
• 5: Gula.
• 6: Envidia.
• 7: Pereza.
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