Del subsuelo sublevado a la cima. - Por Guillermo Carrión Páez.
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Bienvenida/o a este pequeño espacio 🚀.
Siempre me fascinó la estética de Tumblr, por eso volví. Si bien nunca me fui. Mi blog nació aquí, creció y se mudó a: blog.carrion.com.ar dónde podrás encontrar artículos escritos sesudamente.
En este espacio te invito a acompañarme en el recorrido del último tramo de mi carrera de grado para obtener mi título de licenciado que avala que soy un Politólogo o cientista político.
Ser un politólogo no es nada fácil, hay que obtener el título y ganarse el respeto de los colegas y clientes que muchas veces están más desorientados que uno.
La ciencia política es caos y muchas cosas más. Es un ámbito de investigación, creatividad, performatividad, conflicto, consensos, persuasión y al final de todo, un lugar donde no estar del todo convencido.
Tener un poquito de dudas siempre es bueno, más en un país como la Argentina que es una de las excepciones a la regla que divide los países en desarrollados, subdesarrollados, Argentina y Japón.
Este blog es un experimento, que me acompañará a modo de diario de viaje y no tendrá más que la constancia y consistencia que pueda lograr en la persecución de estos objetivos.
Esto también es una invitación a dar vuelta la caja y romper lo frágil para reconstruirse. Todos los comentarios y las críticas son bienvenidos.
Espero que podamos encontrarnos.
Con el ojo en la meta dejo las distracciones de lado y encaro una nueva noche de estudio. Y a pesar de todo ya siento que soy Un Politólogo.
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El blog A pie de gato🐱 se mudó a blog.carrion.com.ar
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La Política como proyecto
Es sabido que para que una buena idea triunfe hace falta de un gran equipo para realizarla. Se llega más lejos acompañado, como menta el proverbio.
Pensar a la política como proyecto implica comprender que, aunque se piense en un trayecto personal, el campo de acción es colectivo. Se trata del mundo de la interacción entre personas. De la acción colectiva. La política como proyecto, puede ser entonces un proyecto “privado” o del ámbito de la micropolítica.
O puede ser, en cambio, un proyecto que tiene arraigo en el mercado o la comunidad, que impacta a la sociedad, que involucra a la ciudadanía, o que moviliza al pueblo.
Pensar en un proyecto político es pensar en un esfuerzo organizado, para lograr un objetivo específico, en un tiempo preciso y de acuerdo a un presupuesto acotado.
Depende en que actor nos posicionemos vamos a tener diferentes tipos de proyectos. Si partimos de las empresas (ya sean con fines de lucro o sean empresas coopeerativas), o las organizaciones sociales comunitarias que también son llamadas movimientos populares (en su versión más neoliberal aunque se hagan intentos por resignificar el término) podemos pensar proyectos de incidencia política, donde el objetivo es ejercer influencia sobre un objeto público, por lo general el estado en sus diferentes niveles de gobierno.
Si partimos de la ciudadanía, también el objeto es influir, pero esta vez sobre los decisores o los funcionarios políticos. Sea provocando una decisión o decidiendo con autonomía, podemos pensar en proyectos de participación ciudadana.
Si partimos de los partidos políticos, tendremos proyectos competitivos electorales o campañas. Cuyo objeto es posicionar a un candidato, una plataforma y persuadir a los votantes a que los conozcan, se involucren y los elijan.
Otros actores que se constituyen en factores de poder, debido a su predominio cultural o a su poder de veto como son los sindicatos estatales o la iglesia, se involucran en diversos tipos de proyectos y tienen como objeto tanto al estado como a la ciudadanía.
Si nos posicionamos en los intelectuales o los periodistas y comunicadores, tendremos proyectos que tienen por objeto la opinión pública y pueden estar motivados por valores materiales e inmateriales.
Si nos posicionamos en el Gobierno, vamos a considerar proyectos de políticas públicas, cuyo objeto es la transformación de la realidad en un sentido, acotado, definido y configurado por múltiples variables.
Si nos posicionamos en el Estado, el objeto es el campo del poder en su conjunto, el proyecto estatal es siempre el proyecto de quienes lo detentan, pero las decisiones encuentran resistencias y acciones contrapuestas. Bob Jessop elabora un enfoque estrategico relacional para aboradar este complejo problema, porque el estado, al fin de cuentas ‘es una relación social’, y un proyecto político también lo es.
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La parte y el todo
¿Puede el progresismo ser tan superficial al punto de no poder pensar la política sin reducirla al conflicto agonal y la faz discursiva? Esa sería una mirada miope de la política, que fue hegemónica con el gobierno nacional y popular del que muchos nos sentimos parte e incluso nos nominabamos en aquel Nosotros alguna vez. Desde esa perspectiva se constituyen una serie de categorías teóricas de análisis que quizá no permitan comprender ni toda la conflictividad de la sociedad, que no se reduce a la historicidad; ni la faz consensual de un régimen como el nuestro, híbrido entre populismo y poliarquia.
Bajandole un poco, no toda la política es lucha de clases y la emergencia sanitaria producto de la pandemia de covid lo pone de manifiesto. En la agenda de los gobiernos y las administraciónes publicas hay otras prioridades, ni mejores ni peores, otras.
No existe una linealidad entre un posicionamiento eticopolítico, o partidario si se quiere, y una determinada estrategia política en un gobierno de nivel inferior al nacional para manejar la emergencia. Economica y política. Dilemática emergencia tal como sostiene Malamud.
¿Será que la incertidumbre a cerca de esta coyuntura, en este contexto, nos llevará a radicalizar posiciones?
Si miramos con empatía, base para cooperar, que a su vez es base para construir una sociedad más justa socialmente, y así, base para la felicidad del pueblo... si logramos recordar ese valor, volverlo a pasar por el corazón: ¿Dónde ponemos el todo? ¿Dónde marcamos la línea de lo politicamente viable? ¿En los requerimientos de política publica o en la ideología?
¿"La lucha" no puede esperar? ¿Puede la vida esperar?
Quizá he ahi la linea que demarca la totalidad.
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"Sobre la tierra mantenedora de muchos hay treinta mil Inmortales de Zeus que guardan a los hombres mortales; y envueltos de aire, corren acá y allá sobre la tierra observando los juicios equitativos y las malas acciones."
- Hesíodo, Los trabajos y los días.
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Crócantes: ¿Te atreverías, oh Síndocles, a responder con la verdad y sin rodeos a esta simple pregunta sobre los derechos de los que tú tanto hablas y dices tener gran conocimiento?
Síndocles: ¡Por supuesto Crócantes! Elabora con libertad tu pregunta y te aseguraré en mi respuesta la brevedad y el afán de Perseo, quien dejando la envidia de lado, no desvió su espiritu del trabajo hacia las querellas y procesos del Ágora.
Crócantes: Entonces dime: ¿Crees tú que es cierto afirmar que es justo ganar derechos?
Síndocles: Por supuesto Crócantes. No lo dudo.
Crócantes: ¿Y no es cierto también, que cuándo unos los ganan, los otros pierden?
Síndocles: Asi me parece, tan claro como el olimpo en mediodia de verano.
Crócantes: Pues entonces, como le fue dicho a Perses, escucha la justicia y no medites la injuria: Si es justo ganar derechos, y cuando unos ganan, otros piereden. Acaso ¿No es también ésa una pérdida justa?
Síndocles: ¿Estás tratando de decir que somos iguales al resto y que no somos ni como los dioses, ni infrahumanos, y que por lo tanto podemos justamente perder derechos?
Crócantes: En absoluto mi querido Síndocles, la pregunta verdadera es: si tu pierdes derechos ¿Quién los gana? Y si esa ganancia es justa.
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Canciones de amor, Ideología y Revolución
La mayoría de los países están insertos en el sistema capitalista global, han adquirido la modernidad propuesta desde occidente a través del pensamiento hegemónico que se propaga desde las potencias centrales hacia la periferia que la ha adquirido en algunos lugares con más intensidad que otros. La ideología del utilitarismo y del capitalismo son las que predominan en la manera de pensar de los sujetos de este occidente ampliado a los países capitalistas asiáticos.
En la historia de muchos de estos pueblos el liberalismo y la modernidad han sido fuente de movimientos revolucionarios fundantes de lo popular, lo ciudadano o lo nacional. Las revoluciones se agotan en la construcción de un pueblo justo. Con la naturalización de la dominación capitalista como un orden justo emerge el declive de la ideología revolucionaria.
La efectividad del monopolio del Estado en la obtención de la autorización del uso legítimo de la violencia, expropiada al capitalista, a cambio de previsibilidad y seguridad jurídica, ha generado la idea de la cultura occidental que postula la naturalización de que la única violencia legítima es la que emana del Estado. Desalentando así toda forma de violencia, ajena, revolucionaria, aunque hay formas de revolución que no plantean la violencia como su práctica central. Aunque cabe preguntarse ¿Qué violencia? Reducirla a la expresión armada no parece esclarecer la cuestión. Formas de colectivización forzadas, disciplinamiento hasta la alienación, el desprecio por la unicidad de la subjetividad, la supresión de la garantía del derecho y su reemplazo por la arbitrariedad también son formas de violencia. Quizá no orientadas contra el enemigo, pero violentas al fin. Si no aparece como fin, la violencia revolucionaria es SIEMPRE un medio.
La centralidad de los valores democráticos, los derechos humanos y la estatalidad, ponen en jaque al ideario revolucionario de los dos siglos pasados. El desprecio por la vida, por la política, por la opinión pública y individuación no tienen lugar en nuestra cultura.
La la categoría “ terrorismo” como calificativo de los actos insurgentes en países periféricos o dominados es parte de una estrategia de dominación que impide las revoluciones al desarticular su legitimidad.
No se puede pensar la ideología revolucionaria en abstracto, puesto que no es una realidad empírica unívoca.
Si hay una ideología revolucionaria marxista, con tintes anarquistas, como parte de una utopía comunista, está llamada a repensarse. En el pasado y en su lucha contra el enemigo ha adquirido sus caracteres asimilándose tanto que es sumamente difícil distinguir uno de otro. En este punto toda referencia a la justicia se diluye, puesto que la justicia es un valor social.
La negación de la personalidad que ejerció el movimiento revolucionario en los países latinoamericanos durante los sangrientos setenta hoy es inaceptable por las nuevas generaciones que se socializaron en democracia.
La mayoría del tiempo, los Estados son efectivos, y mantienen su legitimidad.
La revolución solo sigue siendo viable, violenta y sangrienta, en aquellos lugares donde otra forma de violencia de sangre la incita.
Las formas de violencia actuales del capitalismo como la sobre explotación, la pobreza, la exclusión, las formas de discriminación y la deprivación del medioambiente, tiene una entidad social más compleja que no puede reducirse a la categoría de simple “violencia”, son verdaderos procesos sociales que invitan a quien desee llamarse revolucionario a reflexionar seriamente sobre ellos sin resignar la idea de la superación del capitalismo pero sin caer la utopía o el mito de la inevitabilidad histórica que no deja ver lo que los acontecimientos dicen y modificar el curso de acción.
Si la ideología revolucionaria no ha muerto, y ha sido marginada por un mítico Leviatán global, está llamada a repensarse desde una base más humana: la irrenunciabilidad de la empatía que impide resignar el principio de la vida, y el reconocimiento paradójico de los opresores como semejantes.
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Los Gobiernos Locales, la municipalidad, los municipios y las comunas
En nuestro régimen político existen varios niveles de gobierno que se ocupan de una diversidad de asuntos. La primera gran repartija de competencias la establece la Constitución nacional en el título referido a los gobiernos de provincia. Éstos gobiernos delegan algo de su poder: las facultades relativas al funcionamiento y la efectividad de un Estado Nacional. Y conservan otras tantas. En el medio hay poderes concurrentes que pueden ser ejercidos por una provincia o el Estado Federal.
Horacio Cao enseña que existen textos fundacionales donde se pueden encontrar más de cuatrocientas definiciones de federalismo. Pero para esquematizar coloca nuestro régimen político complejo en el centro de un continuum con dos polos, en uno de los cuales se encuentran los Estados Confederales y en otro donde se encuentran los Estados Unitarios.
Nuestro federalismo es básicamente un sistema de cooperación. En el cual los gobernadores son “agentes naturales del Gobierno federal para hacer cumplir la Constitución y las leyes de la Nación” (art 128 CN) y en el cual las provincias pueden autorregularse debiendo garantizar el régimen municipal (Art. 5).
La magia está en el mix de todo. El Estado Federal tiene las capacidades para establecer las estrategias y las metas a largo plazo, con la responsabilidad de recaudar impuestos. Y contrario a lo que se podría pensar es el que tiene el porcentaje de empleo público más bajo, siendo superado en gran medida por las provincias.
Sin descuidar la importancia de la Administración Pública Federal o Nacional, las burocracias provinciales están llamadas a cumplir la función operativa o de implementación, en colaboración con la nación, de las políticas en el territorio. No tienen mucha capacidad de recaudar impuestos y sí, son las que más gastan en empleo público.
Pero los programas y proyectos, deben ser implementados es decir, ejecutados y controlados, en el territorio. Y cuando de territorio se trata el gobierno pone la cara de municipio o comuna. Que si bien pueden procurarse sus propios fondos a través de tasas y contribuciones con el fin de mejorar la comunidad de vida… también dependen en gran medida de las transferencias provinciales. O de la participación en la implementación de políticas nacionales.
No todos los municipios son iguales, algunos son pequeñas comunas y otros grandes conglomerados urbanos. En la mayoría de los casos el criterio que los delimita es el de la cantidad de población.
Lo que varía entre ellos es el grado de autonomía, que puede ser nula, plena o semiplena. En el caso en que se manifiesta en su esplendor los municipios cuentan con la posibilidad y el deber de ejercer una forma de poder constituyente y dictar sus propias cartas orgánicas. Cuando esto no ocurre, hay otra grado de autonomía que se materializa sólo en las dimensiones económica, financiera, administrativa y política. Pueden existir casos de gobiernos locales muy pequeños que deban atenerse a la estructura institucional que mandan las leyes provinciales siendo aún menor la misma.
Pero eso no es todo, dependiendo de la estructura orgánica, el capital humano, los saberes y aprendizajes organizacionales, el grado y el tipo de participación ciudadana expresada a través del involucramiento personal o mediante organizaciones de la sociedad civil, la cantidad y calidad de servicios públicos que proveen, la efectividad de la comunicación gubernamental, la disponibilidad de recursos tecnológicos de gestión, la disponibilidad de información, la legitimidad y el liderazgo de los políticos que la conducen, se puede hablar de mayores o menores capacidades.
Por ahí algún politólogo dijo en estos días que el estado argentino es como un pulpo con muchos pero cortos tentáculos.
El proceso de reforma del Estado ha llevado a que se incremente la cantidad de asuntos que deben efectivamente resolver los municipios, no así los recursos disponibles.
El verdadero desafío no está en hacer una exégesis de competencias, para ver que gobierno se declara incompetente para resolver los problemas de la gente, pienso en Larreta y el Agua Potable; sino que está en transitar el camino largo y de resistencia que busca la coordinación en el Estado.
Tiempos excepcionales ponen de manifiesto la importancia de los principios más básicos, y recuerdan que a veces el más común de los sentidos puede ser el más infrecuente.
No es que el sistema esté mal, quizá no lo sabemos usar.
#gobiernos locales#municipalidad#municipalismo#federalismo#gobierno provincial#estado federal#competencias#capacidades#coordinacion#cooperacion
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Política y participación en la ciudad de Córdoba
Foto: Gonzalo Viramonte
En base a información obtenida a través de los medios de comunicación me voy a referir a las políticas de participación ciudadana de la ciudad de Córdoba.
Dentro del gobierno municipal existe un área especifica de la organización destinada a la administración de política publica, la Secretaría de participación ciudadana ocupada por Guillermo Marianacci.
A diferencia de lo que ocurría durante la gestión anterior, en el sitio web actual (en construcción) de la municipailidad, no es posible acceder al organigrama completo de la misma y no es fácil de rastrear su accionar y su estructura organizacional.
Según la ordenanza 12984 de 2019 sancionada por el consejo deliberante, la subsecretaría de participación ciudadana pasó a tener el grado de secretaría, subordinada funcionalmente directamente al intendente de la ciudad. Asume las funciones de ejecución de la política de desconcentración y descentralización, las cuales también elabora y propone en los términos del art. 153 de la carta orgánica municipal (iniciativa popular). Ejecuta planes, programas y proyectos de su competencia. Coordina los diferentes centros de participación comunitaria y ejecuta pequeñas oras publicas en coordinacion con los mismo s y otras secretarías. Interviene en la elaboración de políticas de paricipación ciudadana y en la planificación y ejecución del presupuesto participativo. Entre otras.
La desconcentración y descentralización están fuertemente vinculadas a las instancias de participación de la ciudadanía en políticas públicas.
Una investigación del CIJS de la Facultad de Derecho de la UNC dirigida por el Dr. Humberto Molina identifica las restricciones a la participación eficaz de la ciudadanía al analizar mediante entrevistas el funcionamiento de las instituciones participativas de la ciudad: los centros vecinales y la juntas de participación vecinal ( que funcionan en el marco de los centros de participación comunitaria) y que tienen participación en el proceso de formulación del presupuesto participativo.
Una de las restricciones a la eficaz participaciíón es el desconocimiento de los ciudadanos y ciudadanas de las normas que regulan los procesos participativos en la ciudad.
Se puede interpretar que es una ventaja contar con una formación política previa, o socialización en un partido político. Esto aporta conocimientos y vínculos que facilitan la gestión y la administración de las instituciones participativas.
En la actual gestión la descentralización y desconcentración han sido una de las propuestas de campaña y es uno de los ejes principales de la misma.
El estilo característico del intendente actual es el del trabajo en equipo, escuchando a los funcionarios que más conocen del tema.
No hay información a cerca de cómo se formulan las políticas de participación ciudadana en la actualidad. Pero es evidente que ha sido un progreso su jerarquización con la reforma de la estructura orgánica municipal.
Quizá un elemento a mejorar es la comunicación gubernamental especifica del área, con la publificación de una agenda gubernamental, y la creación de mapas con herramientas de tecnología de geolocalización o la implementación de sistemas de información georeferenciada.
Un tema que no está en agenda y es necesario cuestionar, es el veto normativo a la participación de los dirigentes de los partidos políticos en las candidaturas a los centros de participación vecinal. La actual estructura institucional crea incentivos para el surgimiento de pequeños caciques locales en los barrios, que buscan intermediar entre el gobierno y la ciudadanía, y que tienen altos grados de transfugismo político. La intervención de la política organizada a través de los partidos en los procesos eleccionarios vecinales podría alterar esa matriz y generar incentivos para que los lideres locales respondan a partidos políticos de la ciudad. De manera tal que se permita una mayor congruencia entre las políticas publicas, el gobierno (tanto desde el ejecutivo como desde el concejo deliberante), y el accionar local que desaliente estructuras clientelares y que aumente las capacidades del municipio.
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¿Mala Fortuna?
¿Cuál es la dinámica detrás de los comportamientos políticos en torno a la creación de un nuevo impuesto a las grandes riquezas acumuladas?
La situación de excepcionalidad se agrava día a día, porque la respuestas elaboradas como políticas publicas pueden tender, mayormente, a administrar el riesgo, en menor medida a a mitigarlo, y está bastante claro que estamos ante una situación globalmente imprevisible para los gobiernos nacionales.
Surge la necesidad de re formular los para qué de la política pública, y esto está bien expresado por el Presidente en la frase que dice más o menos así: que de las crisis económicas nos recuperamos, pero a los muertos nadie los trae de vuelta. En ese contexto el gobierno puede hacer una sola cosa: gobernar.
En la realización de políticas se plantearon objetivos en términos de política sanitaria, y la tensión con la economía es patente, máxime cuando se vuelve una restricción a la implementación de las políticas. Las políticas para ser efectivas necesitan realizarse en el territorio a traves de programas y proyectos, y estos necesitan de que se les asigne un presupuesto. La falta de fondos emerge allí como un nuevo factor de riesgo.
Por ende salud y economía deben ser administradas, gobernadas.
En esta línea se inscribe la propuesta de crear un impuesto excepcional. Pero los políticos y las políticas llamados a crearlo son un caso particular a tener en cuenta.
En la Argentina toda ley impositiva debe tener como origen la cámara de diputados, en el proyecto trabajan los diputados Máximo Kirchner, Carlos Heller, el ministro de economía Martín Guzmán, e incluso se ha avocado el propio presidente.
A demás, una vez obtenida la media sanción debe pasar al recinto de Senadores.
Diputados y senadores se comportan con una lógica, entre otras, que es racional y que los lleva a analizar todas sus acciones en términos de rédito político. En esa línea y debido al sistema federal robusto de la Argentina, las carreras de diputados y senadores están fuertemente influidas por las decisiones de los gobernadores de sus distritos. El sistema electoral crea incentivos para que estos respondan ante las posturas de sus jefes de partidos provinciales, que en la mayoría de los casos son gobernadores.
Pero diputados y senadores son también paladines de las administraciones publicas provinciales, en favor de las cuales buscan incidir en el federalismo fiscal. Sobretodo cuando se trata de fondos de alta discrecionalidad presidencial y baja institucionalización.
También son representantes de sectores sociales, el campo popular o las élites económicas.
Un legislador que representa a una élite y que incide en el proceso de negociación de fondos, tanto en el congreso como en la rosca con el ministerio del interior, tiene altas probabilidades de estar respondiendo al mandato de un gobernador.
Los gobernadores tienen, a diferencia del gobierno federal, bajas capacidad de recaudar tributos y casi el 65% de sus fondos provienen de aportes del gobierno federal. Pero contrario a lo que se podría pensar, impuestos coparticipables son altamente institucionalizados, de transferencia automática, de beneficiarios establecidos con alícuotas poco variables, y esto los convierte en una mala estrategia de influencia del gobierno nacional sobre los decisores locales.
La influencia de los gobernadores se incrementa en transferencias federales en rubros como obra publica de vivienda, o promoción industrial. Y los lazos que estos tejen se dan principalmente con las élites económicas que los condicionan.
Te lo resumo así nomás: Las élites económicas inciden sobre los gobernadores, que gerencian el accionar de diputados y senadores, cuando estos no responden directamente a las élites, y esas motivaciones e intereses se trasladan a la negociación por la creación de un nuevo impuesto.
Parece que todavía opera una racionalidad económica propia de un mundo en crisis y que aún no somos capaces de actuar en función de una nueva lógica solidaria que emerge y nos permite co-crear el futuro.
¿Que fortuna correrá el nuevo y necesario impuesto?
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El federalismo, la caja y Pandora.
Existen muchos mitos acerca del federalismo argentino. Quizá los principales y más conocidos son los que se sostienen desde sectores que tienen una visión conservadora y poco nacionalista. Esta visión se caracteriza por ser hegemónica y porque refleja una mirada economicista que reduce un fenómeno muy complejo a sólo una de sus variables. Desconoce sus fines meta eticos y hace un crítica tribunera que tan sólo conforma a los intelectos más flojos.
Según la tradición Pandora fue creada con la belleza, la gracia la persuasión y la sabiduría de Atenea, pero con el fin de castigar a la raza humana por el fuego que recibieron de manos de Prometeo quien se lo había robado a los mismísimos dioses del Olimpo. En el corazón de Pandora fue puesta por Hermes la mentira y la falacia.
Algo similar ocurre con la creación de nuestro federalismo en el diseño institucional de Alberdi.
Indagar seriamente sobre éste tema es abrir la caja en busca de la esperanza.
Detrás de aquel bello, simple, “justo” y racional esquema constitucional se esconde un régimen político complejo de base provincial, que son las unidades políticas en las cuales opera la decisión política en nuestro sistema, y que se reniega de ser confinado a ser la causa de todos los males que reclama la visión economicista.
Junto a ellas se encuentra una entidad mayor muchas veces denostada según el color político de quien detente su conducción. ¿Se puede pensar al federalismo sin hacer mención a la Nación?
El estado federal que nos dimos es el fuego robado, es aquello que nos dió el poder para independizarnos de las potencias colonialistas y empezar a transitar, con idas y vueltas el camino del desarrollo.
Es usual que se confunda desde aquella mirada perversa el concepto de federalismo, con el de gobiernos multinivel, y se trate de sostener una primacía de su dimensión económica por sobre la política.
En concreto, es la Nación la que da sentido al sistema federal, pero son las provincias las que condicionan su poder a la negociación política de sus apoyos en las cámaras del congreso. Es el bienestar general de la nación y el desarrollo económico con justicia social, que nuestra constitución establece como mandato lo que debe orientar la interpretación acerca de si el federalismo es efectivo o no. Puesto que no es posible hoy discutir si existe, sin caer atajos heurísticos y derivar en el mito. La evidencia estadística de su funcionamiento es basta, pero muchas veces decidimos dejarnos llevar por las intuiciones de un sentido común que moldea la subjetividad sin deliberar lo suficiente, sin entretener la suficiente cantidad de pensamientos acerca del tema.
En el actual contexto de emergencia y excepcionalidad ocasionada por la pandemia del covid, abrir la caja nos permite ver cómo el gobierno nacional ha venido negociando con los gobernadores y con los representantes provinciales del oficialismo y la oposición, y lo sigue haciendo, para lograr implementar políticas multinivel que permitan responder ante la emergencia sanitaria. Pero es también permitir, junto con la liberación de todos los males, la salida de la esperanza: la Política.
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Políticas de salud y excepcionalidad
A partir de las 00:00 hs de anoche y hasta el 31 de marzo rige en todo el territorio argentino el "aislamiento social, preventivo y obligatorio" implementado por el decreto 297/2020.
No se trata de una medida aislada sino más bien de un instrumento de política pública que enfatiza un proceso que se había iniciado con la declaración de emergencia sanitaria por el periodo de un año. Esto es el resultado de un proceso en que las recomendaciones que hiciera el Estado, a través de nuestro representante máximo, el presidente, fueron desoídas por una ciudadanía que demostró poca conciencia social, poca responsividad ante el riesgo y poca solidaridad.
En materia de política pública, el Estado tiene que elegir entre dos extremos que continuamente lo mantienen tensionado: la regulación planificadora y la libertad.
Normalmente el límite se ve establecido como resultante de la tensión del juego entre Estado y Sistema económico.
Situaciones excepcionales, requieren de legitimidades excepcionales. Y eso es precisamente lo que ha ocurrido. Los dirigentes de la oposición han mostrado un frente unido alineado bajo la figura del presidente, los gobernadores han aportado su aprobación y colaboración efectivizando el federalismo en la toma de la decisión trascendental. Todo en un periodo de tiempo casi efímero para la política argentina. Se podría pensar en la superación de resistencias de corte populista o burocrático a la implementación de la política pública.
Otra restricción que condiciona la política pública es la tensión entre la sobrevivencia económica y la dinámica de regulación. Es decir, entre la posibilidad de que el Estado preste el servicio publico de sanidad de manera Universal, y la posibilidad de que la libre empresa lucre con la provisión de un servicio de salud. Esto se puso de manifiesto en la ayuda ofrecida por los sindicatos y la ayuda económica demandada por parte de las compañías de medicina privada.
Y ésto no termina allí, la excepcionalidad de la medida de aislamiento es un freno de mano para la economía. Pero a su vez, es esa misma excepcionalidad produce que se reduzca el veto del sistema económico sobre el sistema político administrativo. O, en su defecto, (sobre) legitima las sanciones. Esto es crucial para comprender las regulaciones que emite el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social.
El problema puede ser entendido más que nunca en los términos de Harold Lasswell: Quién recibe qué, cuándo y cómo.
Conceptos genéricos como el riesgo epidemiológico hoy son más concretos que nunca. Y la provisión de los servicios de salud obedecen al riesgo específico de una pandemia. La cuestión de la capacidad excedentaria es crucial, aunque no constituya aún un tema de debate público. Gobiernos de todos los niveles buscan incorporar profesionales, infraestructura, insumos y racionalidad administrativa de manera apremiante.
Se produce más que nunca una externalización de las coberturas hacia los hogares y los beneficiarios, debido a la insuficiencia, y a la particularidad de las estrategias recomendadas por la comunidad científica y la organización mundial de la salud para enfrentar ésta amenaza. El criterio es mas que nunca la integración de una política mulitinivel que involucre la acción coordinada de todos los gobiernos. Y la paradoja viene dada por la tensión, que parece disuelta, entre la selectividad que es requerida dada la definición de los grupos de riesgo a quienes se debe también enfocar una acción específica; y la universalización, o posibilidad de cobertura a toda la población.
Una cuestión de gran importancia, es que a su vez, toda política define también quienes son sus excluidos y vulnerables. En un país donde el trabajo informal y el trabajo por cuenta propia, están muy difundidos, muchas personas no pueden hacer ejercicio efectivo de su derecho a un hogar. Tomar la medida de aislamiento es una decisión que impone, si se desea tener un sentido de justicia social, buscar una complementariedad con otras políticas públicas accesorias que garanticen el bienestar de la población.
Otra paradoja es que las recomendaciónes provenientes del modelo medico hegemónico para enfrentar el riesgo son justamente las que sostienen sus principales detractores: la prevención como bandera, el uso intensivo del capital humano y los modos comunitarios de enfrentar la enfermedad.
Un capitulo aparte es la discusión, que nuestra sociedad y el mundo ya deberían tener saldada, a cerca de la naturaleza pública del sistema de salud.
Lo que resulta evidente en esta situación de riesgo es que urge rearticular el bienestar en nuestras sociedades.
#Política#Pólitics#Análisis de política pública#Salud#Politica Sanitaria#Alberto Fernandez#Argentina#Coronavirus
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Ideas sobre el discurso de Alberto
El discurso del presidente en la apertura de sesiones marca un hito político importante en nuestro sistema presidencialista. Fernandez presentó una agenda de políticas públicas que incluye la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo, la reforma del sistema de justicia federal y la eliminación de los fondos reservados, reforma mediante, de la agencia de inteligencia. También se establecieron prioridades: empezar por los últimos para llegar a todos, requiriendo un esfuerzo solidario de los sectores en mejores condiciones. La nota distintiva fue el tono de calidad institucional, propio de un estadista formado en la ciencia jurídica que conoce también la materia del Estado. La política vuelve a pensarse en clave institucionalista, tratando de fijar una agenda de consensos sociales que brinden gobernabilidad. Si bien se apela brevemente a la idea de un gobierno del lado del pueblo, no se identifican enemigos externos o traidores internos. La construcción adversarial discursiva característica de los populismos de derecha durante el gobierno cambiemita, y de izquierda en el gobierno de Cristina Fernandez, han dejado paso a una narrativa de la gobernanza. Si bien hay una carencia de relato épico, se vislumbra la construcción de un nuevo mito de gobierno: nuevamente son los mejores los que han ocupado la oficina. Se trata de el reemplazo de una élite que fracasó hasta en sus propios parámetros, por otra que se caracteriza por el saber científico. Sin descuidar el lugar de preeminente de la política como praxis por sobre la técnica política que se evidenció en el anuncio de la (re)creación de una escuela para la administración publica que hubiera ideado Alfonsín. Así planteada la política del gobierno busca reducir al mínimo los antagonismos, ampliar la base social por consensos, reconstruir un neocorporativismo que permita garantizar los derechos con justicia social. La omisión deliberada del adversario en el discurso le permite ampliar la frontera identitaria y la recuperación de la política en clave democrática articula perfectamente los mencionados sentidos como parte de una continuidad de un consenso, que casi es de aceptación unánime en la Argentina desde la conclusión del régimen golpista. Así marcada la cancha, se espera que los conflictos sean construidos por actores sociales que deberán exponerse y ser justamente criticados por atentar contra este principio de estabilidad.
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Me quedo con vos, yo sigo de largo, voy a buscarte...
Las elecciones presidenciales de octubre de 2015 marcaron un hito en el sistema político partidario argentino consagrando vencedora, por primera vez desde el surgimiento de los partidos mayoritarios, a una fuerza política de centro-derecha por un escaso margen. Y en la visión de algunos politólogos también significó la ruptura del bipartidismo argentino. La coalición Cambiemos liderada por el partido propuesta republicana (Pro) e integrada por la unión cívica radical (UCR) y la coalición cívica (CC) cuya líder es de origen radical se impuso ante un peronismo dividido poniéndole fin a 12 años de gobierno justicialista y marcando el fin de una época. El giro a la izquierda en Latinoamérica estaba llegando a su fin. partido de derecha y centro derecha habrían de asumir la conducción de los países principales de la región a partir de la segunda mitad de la segunda década del siglo 21.
Cambiemos fue una alianza exitosa conducida por Pro y sostenida los elementos de propaganda y marketing político que se llevaron a confundir el sentido común de los argentinos haciendo que estos optaron por una plataforma electoral fraudulenta que nunca llegó a cumplirse.
El partido que condujo la coalición, Pro, tiene un gran elemento de populismo concentrado en la figura de su líder Mauricio Macri. Aunque no sea el presidente actual del partido (el cargo es ocupado por Patricia Bullrich) puede ser considerado un liderazgo carismático de situación, ya que si no hubieran existido la oposición concentrada en la demonizada figura de Cristina Kirchner y el fantasma de la chavización, poco podría haber aportado a su proyecto la figura del ingeniero.
Quizá lo más positivo de esta experiencia partidaria de la derecha Argentina es aceptación de las reglas de la competencia democrática por la vía electoral.
Juntos por el cambio, la última etiqueta de la centro derecha en Argentina, fue un fracaso electoral que sin embargo mantuvo una gran cuota de votantes.
Es remarcable el hecho de que la derecha Argentina haya perdido las elecciones y aún así haya podido aceptar democráticamente resultado electoral.
El futuro es incierto para los líderes del Pro que a pesar del exorbitante apoyo mediático hoy reparten críticas y acusaciones entre ellos, sin lograr definir un rumbo, o posicionar a uno de sus dirigentes como líder de la oposición.
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Política y deporte ¿Una ilusión contradictoria?
Desde las olimpiadas de Berlin de 1936 y el Nazismo, pasando por el mundial del 78 y la perversa junta militar, hasta la muerte de Kobe Bryant, deporte y política se entremezclan de manera espectacular en una unión tan imbrincada como indisoluble, tan evidente como plagada de desacuerdos.
Cuál es la naturaleza de la relación que los une, si es que deben ir juntos...
Para comenzar, hay algunos hechos concretos: la instrumentalización del deporte como herramienta ideológica de la política, sobretodo en la construcción de los Estado-Nación cuando el deporte vino a reforzar las identidades Nacionales. Su instumentación como herramienta de control social en las sociedades de masas donde opera como un verdadero opio de los pueblos, distrayendo la atención y el interés de los ciudadanos hacia temas alejados de la agenda política (sobretodo en las sociedades de mercado donde el paradiga del deporte es, oh sorpresa, el mercado). O bien como herramienta para trazar el camino "para sacar a los pibes de la calle y de las drogas" que opera en las políticas públicas de los estados bienestaristas.
No es dificil comprender que el espacio vital donde el deporte se realiza, los clubes, centros de entrenamiento, diversas canchas, palestras, rutas y senderos, son epacios de intercambio de valores y socialización política. Así el deporte desde un punto de vista antropológico opera como fenomeno de masas que reproduce un orden social.
El falso dilema emerge cuando confrontamos esta realidad con los valores que dan nacimiento al paradigma hegemónico del deporte a nivel internacional cuyo valor eje es la neutralidad política del movimiento olimpico, que implica toda una postura política ante la vida.
Todavía en el ámbito de lo privado, las organizaciones deportivas como clubes, federaciones, asociaciones civiles o mutuales, etc... O incluso en el ámbito publico, con las federaciónes nacionales, o provinciales, o los organos del estado encargados del diseño, formulación, evaluación, monitoreo y control de la política pública deportiva. Ambos todos, están atravesados por otra dimension de la política que vuelve la discusión más compleja aún: la política partidaria, que enfrenta a dos listas encolumnadas en dirigentes de un club en la elecciones de la comisión directiva, o la disputa por el control de los espacios estatales de parte de los partidos de gobierno, desde una secretaría de deportes de un municipio, a una agencia o secretaría de un ministerio nacional.
La política es eso, conflicto. Pero la política no es sólo eso, es también acuerdos y consensos, que por lo general se construyen sobre valores. ¿Y el deporte qué tiene más poderoso sino eso: valores?
La pregunta queda planteada: ¿Deben las organizaciones deportivas o los dirigentes deportivos involucrarse en la politica de políticas públicas, o de lo contrario, deben mantener una neutralidad respecto de aquella?
No hay una respuesta. Pero en principio: sí, y no. Depende de cada deporte, de cada institución y de en que fase de su desarollo se encuentre la disciplina. Depende de los lideres deportivos y su capacidad para persuadir a los seportistas a involucrarse en la vida comun del deporte, empoderarse y fijar el rumbo y los objetivos. Depende de los deportistas el apoyar el desarrollo democrático de sus organizaciones y de su participación activa en las discusiones, en asumir su rol pedagócio frente al resto de los mortales: la sociedad, el público.
O quizá algunos prefieran realizarse a traves de otros, siendo publico y no actores del destino de su deporte, o quizá refugiarse detrás de un joystick, o la lineas de un blog que no lee nadie.
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