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DIARIO PA2: Narración, gamificación y digitalización del paisaje de aprendizaje.
El viaje vikingo continúa y en esta nueva etapa ha tocado dotar de un hilo conductor a todas las actividades planteadas previamente. Si en el bloque anterior era importante dotar de una base legislativa y normativa a los contenidos y relacionar las actividades con los estándares y competencias, ahora es el momento de hacer los contenidos atractivos para los alumnos a través del juego.
Pero antes toca preguntarse... ¿qué narrativa elegir? Y para ello es necesario pensar en los intereses y preocupaciones de nuestros alumnos, en qué les puede resultar atractivo y por qué. Tras hacerme muchas preguntas he llegado a la conclusión de que podría ser atractivo para ellos un viaje en el tiempo en el que tuvieran que recuperar un valioso y misterioso objeto: un collar de perlas. ¿A quién no le gusta una buena investigación? Gracias a un reloj de arena podrían viajar al Siglo de Oro y comenzar a indagar sobre Lope de Vega y las peculiaridades de su época y, sobre todo, de su teatro.
En alguna otra ocasión había utilizado la técnica de "storytelling" para crear una scape room o una tematización para hacer más atractivo un contenido pero nunca había dotado de un hilo conductor a una unidad didáctica completa ni había pensado en mantener esta narrativa durante más de un par de sesiones de clase.
Mi paisaje (al que se podrían añadir muchas más páginas) tiene ahora una historia que le da sentido y que hace posible poder continuarlo en el tiempo. Se me ocurre que este hilo conductor podría servir no solo para una unidad didáctica sino para los contenidos de todo un trimestre o incluso de un curso escolar completo.
Como herramienta muy básica había empleado anteriormente Power Point para crear una tematización sencilla que podría servir para una búsqueda del tesoro o scape room pero, sin duda, Genially ofrece muchísimas más posibilidades y más completas y complejas. Si bien es cierto que requiere de una cierta destreza en el manejo de las herramientas informáticas y que entiendo que posee muchos recursos que todavía no alcanzo a utilizar. Sin duda lleva tiempo organizar el paisaje, seleccionar los recursos y animaciones. Además, me ha resultado algo problemático encontrar imágenes de licencia libre de uso, por lo que he optado por emplear solo imágenes y fondos de los proporcionados por la propia aplicación. Es un resultado que se puede mejorar pero espero ir mejorando con la práctica.
La ventaja principal de Genially es que permite crear casi sin límites, algunos recursos con los que he "trasteado" me han parecido estupendos y muy interesantes para el aula. Con las animaciones se puede centrar la atención de los alumnos en aquellos elementos que vayamos a dotar de interactividad, lo que hace que todo sea más intuitivo y sencillo. Sin duda, esta manera de presentar contenidos y tareas parece mucho más atractiva y puede responder a los diferentes intereses del alumnado.
¡Objetivo conseguido!
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DIARIO PA1. Conecta con el currículum y evaluación.
Continúa la aventura vikinga y la cosa se pone muy, muy seria. Llega el momento de elaborar el Plan de ataque y cuando ya teníamos muy claros los dos ejes de la matriz que nos sirve siempre de guía (las inteligencias múltiples y la taxonomía de Bloom) ahora toca combinarlos con los fundamentos legales que todo profesor debe conocer. Nuestra matriz solo funciona si conecta con el currículum, con los contenidos que la ley establece para cada una de las asignaturas en las diferentes comunidades autónomas, pero también con las competencias y estándares de aprendizaje.
Cada actividad de las que hemos diseñado (de las 48 posibles, no hay bromas) tiene que tener ahora su correspondencia con el currículum, con los contenidos que queremos que nuestros alumnos aprendan. Además habrá que tener en cuenta que en los cursos impares ya tenemos en vigor la LOMLOE, por lo que las referencias legales deben estar bien actualizadas.
Es una manera de programar diferente pero menos abstracta, me resulta mucho más concreta y conectada con la vida del aula partir de la matriz, partir de imaginar la actividad concreta para después relacionarlo con la abstracción de currículum.
Los profesores debemos sentirnos como arquitectos, al imaginar desde esa triple perspectiva (alumno, profesor guía y profesor arquitecto) mucho antes de trasladar todo esto a la cotidianidad del aula. Y en ese ejercicio de arquitectura tenemos ya elementos muy válidos: la matriz, las actividades, la conexión con los contenidos, competencias y estándares y, cómo no podría ser de otro modo, la conexión con la evaluación.
Cada actividad debe quedar distribuida en un bloque y a esos bloques les podemos poner un nombre, un título, una temática. Después debemos pensar si queremos que las actividades sean obligatorias (todos deben hacerlas), optativas (pueden elegir entre varias) o voluntarias (solo las hacen si quieren). Me resulta sumamente enriquecedor considerar en cada unidad didáctica actividades de los tres tipos y con porcentajes de evaluación diferentes. Es algo que ya había hecho en mis clases pero nunca lo había dotado de una entidad y de un sentido tan claro como he percibido con este bloque del curso.
A las actividades obligatorias no tiene por qué dársele el porcentaje mayor pero sí debemos reflexionar sobre cómo repartimos esos posibles cien puntos que los alumnos pueden llegar a obtener. Sin duda será un proceso satisfactorio para ellos saber que pueden elegir, que tienen opciones, que son protagonistas no sólo de su aprendizaje sino también de su evaluación. Las actividades que les ofrecemos no solo van a ser variadas sino también de diferente tipo, de diferente consideración y de diferente "valor" en su nota. Habrá varios itinerarios posibles y ellos decidirán por cuál optan. Me resulta muy interesante que todos puedan llegar a un mismo fin desde caminos muy diferentes.
¡Seguirmos la aventura!
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MI AVENTURA VIKINGA: DIARIO DE APRENDIZAJE 2.
El siguiente reto en mi viaje vikingo consistía en asumir los aprendizajes del sabio Bloom. Mi dragón necesitaba unas alas para volar y poder subir por las seis escaleras de la taxonomía, que establece unos verbos para jerarquizar los procesos cognitivos.
Pero las inteligencias múltiples, por un lado, y la taxonomía de Bloom, por el otro, no pueden actuar de manera independiente. La clave para ayudar a mi dragón estaba en combinar ambas, para conseguir la fuerza de ataque. La clave para enseñar a mi dragón a luchar contra otros consiste en cruzar ambas teorías, consiguiendo una poderosa matriz que permite crear hasta 48 actividades diferentes, poniendo en juego las diferentes inteligencias y los diferentes procesos cognitivos. Casi me mareo al ver esa tabla llena de cuadradillos para rellenar pero pronto me di cuenta de cuál era su verdadero valor. Mi dragoncito, al aplicarla, sería imparable.
"¡Con estas armas en una clase se puede conseguir cualquier cosa!" pensé. ¿Cuántas veces he reflexionado sobre las diferentes maneras de aprender de mis alumnos? A unos les gusta escuchar, a otros les gusta hablar muchísimo, a otros bailar, a otros les fascina la naturaleza, a otros observar... Con esta matriz pueden crearse actividades atendiendo a toda su amplia y maravillosa diversidad.
Es cierto que los profesores necesitamos una completa formación y replantearnos muchas de las actividades y metodologías que estamos acostumbrados a utilizar pero es precisamente con eso con lo que hay que romper, con la costumbre. Para crear algo nuevo se requiere hacer algo nuevo y estoy segura de que la educación del futuro solo puede ir en esta dirección.
Observando el paisaje de "Cómo entrenar a tu dragón" a vista de pájaro quiero crear algo así para mis alumnos y estoy en el camino de conseguirlo. La educación del siglo XXI debe brindar a los alumnos toda una amplia gama de posibilidades a la hora de elegir actividades y también de ser evaluados. Al proponer una actividad debemos pensar en optatividad, en opcionalidad, en variedad.
¡Mi reto vikingo continúa!
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Cómo crear propuestas diversas para conectar con todos: los paisajes de aprendizaje son la clave
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MI AVENTURA VIKINGA: DIARIO DE APRENDIZAJE 1.
El 13 de octubre me subí a mi drakkar para comenzar toda una aventura vikinga. Había comenzado un curso de formación del profesorado titulado "Curso de paisajes de aprendizaje: personalización y diseño de actividades pedagógicas" y me enfrentaba a un mar desconocido y temible.
Todo eran dudas y temores porque no sabía a lo que me enfrentaba. Tras vencer a algún que otro monstruo marino, conseguí arribar en las costas de Villa Ismie y allí recibí la calurosa bienvenida de Sergio y descubrí que había otros aventureros vikingos como yo y que todos habían recalado en la Asamblea vikinga así que allí me dirigí yo también para presentarme.
Allí todo eran gritos y algarabía pero pronto pude hacerme oír y pude presentar mi espada en forma de tres fortalezas o habilidades y mi escudo en forma de dos aspectos en los que necesitaré ayuda de otras personas.
Conseguí también rellenar unos legajos sobre conocimientos previos (algo que aquí llaman "encuesta inicial") y por último fui sometido a una prueba de agilidad mental. ¿Qué se escondería tras ese misterioso huevo?
¡Pues claro, un dragón al que debíamos acompañar, ayudar, enseñar y hacer crecer en todos los sentidos a lo largo de esta aventura! Pero ojo porque el dragón era pequeño y caprichoso y a veces estaría triste, otras eufórico, otras dudaría de sus dotes o de lo que se le da bien o mal hacer o de mi podrá o no cumplir con sus objetivos. Todo un reto para un vikingo.
Ya con el dragoncito a mi lado, me dispuse a comenzar mi entrenamiento. Allí descubrí dos grandes cuestiones que todo vikingo debe saber: la personalización del aprendizaje y las inteligencias múltiples.
No hay educación sin emoción y el aprendizaje es creación, creatividad y sentido. Pero ¿cómo conseguir que un aprendizaje sea personalizado? Los maestros vikingos me mostraron diez claves para lograrlo, grabadas a fuego en mi escudo. Para superar este reto tuve que utilizar mi voz como arma y crear un podcast remontándome a los tiempo mozos, para analizar cómo había sido mi experiencia escolar personal y cómo podría haber cambiado de haber contado con una experiencia de aprendizaje personalizado. Mis aspiraciones vikingas de ser locutora de radio o arqueóloga tal vez podrían haberse cumplido...
De esta manera conseguí las frutibayas para que mi dragoncito creciera y se convirtiera en adulto. Pero había llegado el momento de convertirlo también en un dragón inteligente y para eso necesitaba las semillas alojadas en los girasoles que me encontré en el camino pero que no eran fáciles de alcanzar. Para arrancarlas de su flor tuve que leer misteriosas plantillas sobre subcompetencias y descriptores y también conocer al mago Gardner.
Él me mostró el camino a seguir: ¡¡¡no hay una única inteligencia sino ocho!!!!! No podría creerlo, toda mi vida docente había estado engañada. Las inteligencias matemática y lingüística, que son las que más peso tienen en nuestro sistema educativo, no son las únicas y ni mucho menos las más importantes. La inteligencia no es una sino muy variada y se manifiesta, además, de muy diversas formas en cada individuo. Cada uno de nosotros puede tener más o menos habilidades en cada inteligencia y estas inteligencias se pueden entrenar.
¡Pobres alumnos míos! ¡Cuántas veces los he considerado a todos iguales en cuanto a los contenidos que pueden aprender y su manera de hacerlo! Juro que no volveré a cometer estos errores a mi regreso de este viaje vikingo. Ahora soy consciente de que cada uno tiene muchas de estas ocho inteligencias y cada uno las manifesta de manera diferente y en distinto grado o profundidad o perfeccionamiento.
El gran reto de este bloque, llegados a este punto y con mi dragón ya cansado por lo mucho que he escrito, es analizar cómo se puede crear un escuela que dé respuestas a la diversidad de inteligencias que existen. Para ello he analizado con Paddlet a ocho heroínas vikingas que podrían servir de modelo de las diferentes inteligencias y podríamos analizar por qué cada una de ellas destaca en su campo. Al igual que ellas, cada uno de nuestros pequeños dragoncitos del aula brillarán en alguna faceta pero no debemos descuidar las siete restantes y debemos crear una escuela donde se favorezca el desarrollo del individuo en su totalidad, donde los alumnos no sean considerados en su unidad sino en su diversidad. Clases abiertas, donde se trabaje por proyectos, con varios profesores de diferentes materias guiando a los alumnos, con diversidad de materiales a su alcance y de recursos de búsqueda de información, donde ellos sean quienes generen sus propias preguntas y respuestas.
¡Mi aventura continúa!
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