b-egonia - Tumblr blog

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Empecé a leer muchos libros a la vez 📖📚 pero creo que este es el que más me está gustando ❤ ¿Alguna vez eligieron un libro sólo por su nombre? Arranqué a leer Simon and the Homo Sapiens Agenda (en castellano: Yo, Simon, Homo Sapiens) sin saber nada acerca de la trama o de la autora, simplemente porque tiene un nombre muy llamativo. Me encantan los títulos largos, lo mismo me pasó con Cronica del pajaro que da cuerda al mundo, de Murakami, o con Los hombres que no amaban a las mujeres, de Stieg Larsson. No puedo evitarlos, los títulos raros y largos son un imán para mí. ❤ ¿Han leído este libro? ¿Qué les pareció? ¿Han leído algún otro libro de Becky Albertalli? 🌹 - - - Simon quiere proteger su secreto a toda costa, pero para ello debe ceder ante las pretenciones de Martin, que ha leído sus emails y le garantiza discreción a cambio de un gran favor. ¿Hasta dónde es capaz de llegar Simon para mantener su sexualidad escondida? ¿Vale la pena hacerlo? #libros #bookstagram #lectores #amoleer #instalibros #books #booktagram #bookstagrammer #blogliterario #libros #lector #instabooks #blogs #leer #leo #book #recomendación #bookish #bookworm #currentlyreading #reading #booklover #simonandthehomosapiensagenda #beckyalbertalli

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¿Han estado alguna vez en Paris? 🗼🌹 Yo la conocí, más que en ningún otro libro, en Anna and the French Kiss (Un beso en París) 💋 de Stephanie Perkins ❤ ¿Lo han leído? Es increible cómo los libros nos hacen viajar, nos descubren el mundo, nos muestran cosas que no sabíamos que queríamos ver. París es una de mis ciudades favoitas en el mundo y todo lo que conozco de ella lo he leído en los libros. - Sus padres le anuncian a Anna que pasará un año en un internado de París y ella no se lo toma bien. No quiere ir a París, no quiere dejar Atlanta, a sus amigas, a su familia. Pero entonces aparece Ettiene St. Claire, con nombre francés, acento inglés y nacionalidad americana y todo lo que Anna creía saber de la vida y del amor se derrumba a sus pies. ❤ - Es una hermosa historia sobre el amor, la amistad, el crecimiento, la familia y, por supuesto, es una gran guía turística de París 🗼 - #libros #bookstagram #lectores #amoleer #instalibros #books #booktagram #bookstagrammer #blogliterario #libros #lector #instabooks #blogs #leer #leo #book #recomendación #bookish #bookworm #currentlyreading #reading #booklover #annaandthefrenchkiss #stephanieperkins #paris #viajar #leeryviajar #igreads #igreadsarg #igreadsph

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"Siempre imaginé que el paraíso sería algún tipo de biblioteca" 📚❤ Jorge Luis Borges es sin lugar a dudas uno de mis autores favoritos, ¿lo han leído? 📖 Recomiendo con fervor su poesía más tardía y sus cuentos más tempranos 🌹 Ficciones es el mejor libro de cuentos que he leído ✒, aunque El Aleph lo sigue de cerca! - - - #libros #bookstagram #lectores #amoleer #instalibros #books #booktagram #bookstagrammer #blogliterario #libros #lector #instabooks #blogs #leer #leo #book #recomendación #bookish #bookworm #currentlyreading #reading #booklover #igreads #igreadsarg #borges

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Le petit mort ❤ El libro de los abrazos en este domingo nublado 📖☁️ "Pequeña muerte, la llaman; pero grande, muy grande ha de ser, si matándonos nos nace." Eduardo Galeano. . . #libros #bookstagram #lectores #amoleer #instalibros #books #booktagram #bookstagrammer #blogliterario #libros #lector #instabooks #blogs #leer #leo #book #recomendación #bookish #bookworm #currentlyreading #reading #booklover #eduardogaleano #eduardogaleanoquotes

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Lectura de sábado 📚 🌹 El tiempo entre costuras de María Dueñas, exquisito. #bookstagram #bookblogger #bookworm #instaread #books #currentlyreading #readersofinstagram #readingtime #reading #lectores #leerenespañol #leeresunplacer #eltiempoentrecosturas #mariadueñas #coffee #coffeetime #cozy

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Y lo terminé. Muy recomendable 🐢 Me encantó, fue una lectura a la vez seria y ligera, dramática y también divertida. No sé si es mi favorita de John Green (Buscando Alaska ❤🌼) pero anda muy cerca. Me encantaron los personajes, la trama es genial, las reflexiones de Aza, Daisy y Davis son memorables 🐢 En Goodreads le doy 4/5 estrellas. ¡Leanlo y me cuentan! En mi blog está la sinopsis, reseña y mi opinión 🌹 Link en la bio✒🗒 - And I read it. I highly recommend it 🐢 I loved it, it's both serious and light, dramatic but also funny. I don't know if it's my favourite John Green novel (Looking for Alaska ❤🌼) but it's close behind. I loved the characters, the plot is really interesting and Aza's, Daisy's and Davis' thoughts are memorable 🐢 I gave it 4/5 Goodreads stars. Read it and let me know your thoughts! In my blog you can read my opinion on the book 🌹 Link in bio 🗒✒ #bookstagram #bookblogger #books #reading #recomended #leer #johngreen #johngreenbooks #turtlesallthewaydown #librosrecomendados📚 #libros #blogger #milveceshastasiempre

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Descubrí la poesía de Warsan Shire ❤ en Tumblr hace algunos años, lo primero que leí de ella fue "For women who are difficult to love" e inmediatamente me lo memoricé. Debe ser una de las más interesantes poetas contemporáneas en lengua inglesa 🌹 sin dudas es mi favorita. Esta frase es parte del poema "What they did yesterday afternoon" y me parece que pone en palabras certeras la realidad del mundo que nos tocó 🍂 Para leer más sobre Warsan Shire, andá a mi blog 🗒✒ El link está en la bio. - I discovered Warsan Shire's ❤ poetry on Tumblr a few years ago. The first poem by her I read was "For women who are difficult to love" and soon after I knew it by heart. It must be one of the most interesting contemporary female poets 🌹 She is, without a doubt, my favourite. This quote is part of a poem called "What they did yesterday afternoon" and I think it expresses the nature of the world as we got it 🍂 To read more about Warsan Shire, head to my blog 🗒✒ The link is in my bio. #bookstagram #bookblogger #poetry #warsanshire #everything #quotes #poesia #blogger #literatura #reading

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Finalmente pude empezar a leer la última novela de John Green 🐢, Mil veces hasta siempre. ¡Es muy difícil dejarla! Tiene todos los ingredientes a los que nos tiene acostumbrados John Green: humor, personajes muy peculiares con gustos y toc's y maneras de pensar raras y honestas y reales y, claro, una búsqueda. Holmesy me recuerda mucho a Miles de Buscando Alaska, salvando las distancias 🌼 Hay una frase, de Aza, casi al principio de la novela, que me convencio de leerla: "...Davis y yo no hablábamos mucho, ni siquiera nos mirábamos mucho, pero no importaba, porque contemplábamos juntos el mismo cielo, y quizá eso es mucho más íntimo que el contacto visual. Cualquiera puede mirarte. Pero muy pocas veces encuentras a alguien que ve el mismo mundo que estas viendo tu." 🌒 . I could finally start to read John Green's latest novel 🐢 Turtles All The Way Down 🐢 It's really hard to stop reading it! It has everything I was expecting, and more. Humour, very peculiar characters with weird thoughts, interests, with a heavy mind, with realness and honesty. And, of course, with a search. Holmesy often reminds me of Miles, from Looking for Alaska, both awkward and kind. 🌼 There's a quote in one of the first chapters that convinced me to keep reading: Aza says "Davis and I never talked much, or even looked at each other, but it didn't matter, because we were looking at the same sky together, which is maybe more intimate that eye contact anyway. Anybody can look at you. It's quite rare to find someone who sees the same world you see." 🌒 #bookstagram #bookblogger #book #books #reading #readingtime #currentlyreading #leerenespañol #leer #leyendo #johngreen #turtlesallthewaydown #booklover #bookcover #libros #librosrecomendados📚

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Hace muchos años, una querida amiga me regalo este libro 📖, al que vuelvo de tanto en tanto ♡ Es de Christine Miller y celebra el viaje de autodescubrimiento y creatividad de las almas soñadoras 🦄🌹 Que importante es volver a los libros que nos mostraron el camino 🌞 "Seguir a tu corazón es el mayor regalo que puedes darle al mundo. La energía que irradies iluminará el camino para otros" 🌅 #bookstagram #booklover #libros #leer #reading #motivation #books #readersofinstagram #bookblog #bookblogger

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El tiempo entre costuras, de María Dueñas. ✂️ El favorito de mamá, que me lo prestó luego de que pasara por todo su grupo de amigas lectoras. Los vaivenes de una jóven modista en los años entre la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial, moviéndose entre el glamour de la moda 👗y la oscuridad de las intrigas políticas. Ya lo empecé y no puedo dejar de leerlo, pronto la reseña en el Blog 🗒Link en la bio ☝️

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Inaugurar con mis cosas favoritas: las flores 🌹 y los libros 📖. ¡A leer! #booklover #bookstagram #currentlyreading #literatura #leer #leeresunplacer #leerenespañol #libros

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En una vasija de porcelana blanca.

Los objetos, por si mismos, son sólo eso. Cosas, materialidad sin valor, sin sentido. Pero entonces los cargamos. Les damos entidad, depositamos en ellos sentimientos, nostalgias, personas. ¿Qué hace que los objetos se conviertan en parte nuestra, en fragmentos inescindibles de nuestra persona? ¿Qué es lo que hace que las cosas nos marquen, nos formen, nos nutran? Ese anillo no es más que una circunferencia de oro con algunos brillantes incrustados. Pero no. Es mucho más que eso. Es el anillo que mi abuela guardaba en una pequeña vasija de porcelana blanca. Es el anillo que hace más de setenta años, un hombre le dio para sellar una promesa. Es el anillo que hace casi diez años llevo en mi dedo anular. Y pesa. Pesa no por la materialidad que conlleva, sino por los recuerdos que arrastra. Pesa porque antes que yo lo usó, quién sabe por cuántos años, mi abuela. Pesa porque ese hombre decidió que el lugar del anillo era la mano de mi Yaya. Pesa porque el anillo es metonimia de la persona, porque si llevo parte de mi abuela, la llevo a toda ella. Y entonces ella soy yo y el mundo se siente menos solitario, menos inabarcable.

Todos tenemos algo que es mucho más que su materialidad, que pesa, cuya historia es más que uno mismo. Y suele estar en un cajón, apartado, lejos, abajo de una pila de papeles y de una manta antigua. Enterrado en un baúl de recuerdos, en una caja de zapatos vuelta relicario, en el punto más alto de la estantería. Y sabemos que están ahí pero no los pensamos, porque ese espacio los delimita. No salen de su territorio porque si salen uno los piensa. Y si los piensa, inevitablemente la mirada se posa en el pasado, en los que ya no están. En las manos que lo tocaron, en los zaguanes, en los aljibes en el patio de la infancia. E irremediablemente, la nostalgia se vuelve pesada, palpable. Y el presente es sólo neblina, es degradación, es recuerdo. De repente, quien era guardián de ese objeto hace años que se fue. De repente, rememorar es condenarse. Entonces la caja de zapatos se cierra y la niebla se disipa. Y uno se da cuenta de que existe una razón de que esos objetos estén apartados. Nos hacen, son parte de quienes somos, quienes fuimos, trazan una línea inquebrantable entre quienes estuvieron antes y quienes somos ahora. Pero también nos hunden, porque nadie puede cargar tanto peso y caminar las calles del hoy. También por eso es que los baúles suelen abrirse en circunstancias muy especiales. Sumergirse en el pasado es sólo posible cuando el presente se vuelve inefable y necesitamos un sostén. Y ahí están, como evidencia indiscutible de que no estamos solos. De que atrás tenemos una historia. De que como guardianes de eso que algún día fue y sigue siendo, nos corresponde caminar. 

Por eso hoy me quité el anillo. Porque mi abuela es parte de mí siempre, pero cargar con el peso de su vida en mi mano, no me deja dibujar las posibilidades de la mía. Quizá algún día, quien porte el anillo también se pregunte quién fue, después de la Yaya, la que vivió en el anillo de oro con brillantes. Después de todo, ella misma lo tenía en una vasija de porcelana blanca.

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Leyendo una nota en la Para ti de este mes, me puse a pensar en todos los viajes que ya he hecho y en todos los que ya he planeado, en los kilómetros recorridos y en todos los que me falta por recorrer. Cómo una palabra puede hacerse cargo de cosas tan disímiles como una valija perdida, un anochecer estrellado que se va a quedar en nuestras pupilas por siempre, una caminata de pies ampollados y sueños cumplidos. En mis álbumes de fotos de la infancia, aparece en primer plano una visita al mar en invierno, yo tendría tres años, sobrepeso y un conjunto de jogging rayado rojo y azul – ¡dios salve a la moda noventosa!-. En todas las fotos estoy llorando porque quiero ser una con el océano, se nota que el cielo amenaza lluvia y que el viento hiela. Pero yo quería tocar el agua y no me importaba la tormenta ni el frío. Más allá del capricho infantil, sigo teniendo las mismas ideas cuando se trata de viajar, si no se improvisa, no se disfruta. A los límites nos lo ponemos nosotros, las convenciones, los mandatos sociales. ¡Disfrutemos del mar en invierno, que la vida es una!

Con mi mamá viajo con todo organizado, ella es una obsesa del control y no puede salir de casa sin las excursiones planeadas y los hoteles y pasajes reservados. Entonces cuando viajo con mamá me mentalizo a viajar según sus reglas y, como a los tres años, dejo de lado la improvisación. La mayor parte del tiempo, porque ha habido viajes con peleas y zambullidas de contrabando al Nahuel Huapi o a las aguas cristalinas del traslasierra.

Cuando viajo con amigos, es cuando viajo libre. Porque ellos me conocen y saben que cada tanto me gusta caminar con auriculares y pensar, en lugar de hablar. O que me gusta madrugar y leer alguna novela, sentada en el pasto, respirando el aire de la montaña. Saben que yo me dejo algo en cada destino y que a eso siempre lo lloro un poquito. Y que cuando el auto se rompe a mitad de la ruta, me gusta salir y mirar el cielo estrellado, y entrar a ese pueblo perdido y charlar y entender y también llorar sus miserias.

Pero en los últimos años descubrí un nuevo tipo de viaje, el que hago sola. En la facultad tenía un profesor que decía que el problema de viajar solos, es que uno va acompañado de uno mismo. Eso para mí no es ningún obstáculo, todo lo contrario, cuando uno viaja solo es cuando más se conoce, cuando más experimenta, cuando más se libera. Si vas solo, nadie te juzga, nadie te mira, nadie te dice que el agua esta fría o que para bañarte deberías haber traído maya.

Que increíble que bajo la misma palabra, ‘viajar’, entren tantas experiencias tan diferentes entre sí. Lo que yo entiendo por viajar es ¡decir sí! En la rutina, el ‘no’ es mi estandarte, pero viajando, esa palabra no existe. Viajar es experimentar la novedad y en el trayecto de conocer la alteridad, conocerse a uno mismo.

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Buenos Aires en primavera, ¿existe algo mejor?

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De pueblo y cosmopolita.

Yo soy de pueblo. Lo mío son las caminatas por las sierras y el silencio. No mirar para ningún lado al cruzar y saludar enfáticamente a todos los comerciantes que me conocen desde que la prenda IT eran los pañales. Lo mío es andar de jean y remera y comer afuera cada muerte de obispo. Y salir sin miedo y recorrer toda la ciudad de una caminata y volver a casa de noche, sin reproches ni preguntas.

Hace cuatro años que dejé de vivir en mi ciudad, que me mudé buscando abrir mis alas, que me desperté en un lugar extraño, caótico, confuso. Hay semanas en que estoy segura de que haberme mudado fue una de las mejores decisiones que tome en mi vida. El día en que en la clase de literatura me mostraron Big Fish, me di cuenta de que mis ambiciones eran demasiado inmensas para una ciudad en la que las avenidas se cuentan con los dedos de una mano. Y decidí partir, y dejar a mi mamá atrás, a la casona vieja atrás, a las persianas verdes, la pared de piedras, el aro de basket hecho con una lata de membrillo. Pero hay otros días, tan grises, tan vacíos, en que me pregunto si no habrá sido el mayor de los errores. Porque no me mudé a donde quería irme, porque aun no me llevé al mundo por delante, porque las inseguridades que me atacan, son cada día más fuertes.

Pero el lunes me cansé de dudar y de caminar por el departamento en pijamas, me calcé un palazo negro que me hace sentir linda, una camisola color crema y mi blaizer al cuerpo, y salí a conquistar lo que fuese que se cruzara en mi camino. Y al evento al que fui entré por la puerta equivocada y los zapatos me ampollaron los pies y los discursos me aburrieron. Entonces guardé los tacos en la cartera, me puse las balerinas negras y salí. Me fui. Agarré por Santa Fe y caminé y caminé. En Corrientes encontré un Starbucks y me di el lujo de un soy latte y un bagel con frutilla. Y entré a Losada, y me fui con Joyce y Martí. Y recorrí Callao y me enamoré de los edificios que te hacen sentir que caminas por París. Volví a Santa Fe, seguí caminando y caminé hasta olvidar las ampollas, el tedio, mis miedos, el cansancio, las inseguridades.

No sé si fue la mejor o la peor de las decisiones, pero tengo que hacer lo mejor de ella. Dejar de cerrarme yo misma las puertas. Soy de pueblo y de cielos estrellados, pero quién dice que no puedo ser de marquesinas brillantes y calles abarrotadas.

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Guilty pleasures.

En mi primer año en la carrera de Letras tuve un profesor que nos repetía constantemente que si no habíamos leído la Odisea, el Ulises, a Goethe, Dickens o Dante, que habíamos elegido mal el camino y que debíamos habernos dedicado a la botánica o a la odontopediatría. Cualquier cosa menos la literatura. Y uno, con la frescura de los dieciocho años, con la inseguridad de un ambiente absolutamente nuevo, escuchaba a las grandes eminencias y abría los ojos como platos, sintiéndose inseguro y equivocado. Durante muchos años me dio vergüenza mi gusto personal y llamaba a mis escapadas contraculturales “guilty pleasures”, me sentía culpable por preferir mirar Juego de gemelas en la tele en vez de leer a Homero. Leía novelas románticas a escondidas, nunca dejaba que una de ellas abulte mi biblioteca, lloraba con dramas hollywoodenses en la soledad de mi habitación, y cuando alguien preguntaba si conocía la trama de esas novelas “basura”, que yo sin duda había leído, me hacía la desentendida. Hasta que de repente, un día, no estoy muy segura de por qué ni cómo ni a partir de qué, empecé a dejar de sentirme culpable por quedarme hasta las tres de la mañana de un martes leyendo una novela con la palabra “amor” en el título. Empecé a darme cuenta de que quien decide qué es lo cool y qué lo bizarro, de qué se puede hablar y qué es un “guilty pleasure” es una academia, un par de profesores universitarios que tienen que cuidar su trabajo o ese siempre presente grupo de tradicionalistas nostalgiosos de una edad de oro que nunca existió. Entonces tener una carpeta en la computadora llena de comedias románticas de los ’90 y otra llena de novelas rosas, una adicción por el cine taquillero y otra por el zapping, no me hace menos digna de leer literatura canónica o vanguardista o clásica. Pensar, en el siglo XXI, que podemos seguir pensando en términos dicotómicos de buena literatura/mala literatura, alta cultura/baja cultura, es no saber leer. Somos millenials, si hay una cosa que sabemos hacer es conjugar opuestos. Así que acá seguiré, mirando Juego de gemelas mientras escribo un ensayo sobre Baudelaire.

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