anthony-jcrow - Tumblr blog

[anthony-jcrow]

No mames soñé que @aziraphalerp me dejaba como pendejo luego de haberle confesado mi amor y besarlo 😀😀

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@aziraphalerp Hola ángel … te extraño.

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La misma rutina.

Debía pensar en algo más que simplemente llevarlo a cenar, el ni siquiera disfrutaba comer, solo iba para mirar al Angel hacerlo por ambos, no tenía mucho sentido.

Salían del Ritz y continuaban en la librería del rubio embriagándose hasta el día siguiente, quejándose de la resaca horrible que tenían solo por no quitarse lo borracho a tiempo.

Crowley amaba esos momentos, pero poco a poco se hacía más insoportable tener que aguantar esos sentimientos que tenía atorados en el corazón desde hace seis mil años.

Estaba totalmente enamorado del otro, el que se suponía que era su rival? Si, ese mismo.

Sonreía como estupido cada vez que le platicaba lo mucho que amaba algún libro, o algún nuevo platillo recién descubierto en uno de los restaurantes cercas, amaba como hablaba de las cosas que le entusiasmaban.

Como en ese momento, no escuchó una sola palabra del angel debido a que se perdió en esos labios rosas que le invitaban a probarlos, acaso tendrían el sabor de la crepa que acababa de cenar?

Aziraphale chasqueó los dedos frente a el para traerlo de vuelta.

-Eh? Que? Si, si, claro que acepto.-

El otro lo miró con una ceja alzada por un momento pero no dijo nada, solamente abrió la librería y le dijo un “ponte cómodo querido, traeré el vino”.

“Querido”? Por qué no mejor le demuestra que tanto lo quiere en lugar de solo decirlo al aire, maldito angel despistado.

Cuando Dio.. Sat.. quien sea, maldita sea, se daría cuenta el otro de que cacheteaba banquetas por el? Su orgullo demoniaco le impedía decírselo directamente, pero se las arreglaría algún día para decírselo de forma al menos, subliminal ... o eso pensaba.

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more wing swap au

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Terminó obedeciendo, después de todo era un demonio, no se sentía tan mal complacer los placeres que su pareja quería sentir.

No fue mucho problema introducir su otro miembro en el, un escalofrío que no pensó sentir le recorrió por todo su enorme cuerpo, sus miembros alcanzaban a sentirse aun dentro del cuerpo bajo el. Se contuvo por un rato, pero le fue imposible ignorar el instinto de tomarlo con mas ganas.

Se movía cada vez mas rápido, sujetándose de las piernas y de la cadera del otro para tomar impulso. Jamas había sentido tanto placer, sus sentidos se nublaban y el instinto animal le estaba quitando el control. Poco a poco sus aros acercaban y apretaban mas al angel entre ellos, su cabeza estaba escondida entre el cuello y el hombro de su pareja.

Eran un enredo total, la enorme serpiente se encontraba alrededor del rubio, apretándolo e incluso haciendo presión en sus piernas para que las abriera mas, y así moverse con mas libertad.

Entre su vientre podía sentir la humedad de su pareja, se esparcía de una forma maravillosa en sus escamas, sumándole los gemidos y gritos de placer que salían de su boca y hacían que el demonio retorciera su cuerpo entre el.

-“Azira ... esto es, tanto ... te amo, mierda claro que lo hago” ~

Ni siquiera podía ver con claridad, y eso que como serpiente su vision era mas nítida. El placer que sentía lo estaba aturdiendo.

Se escuchaba repetirle su nombre, ni siquiera lo llamaba por su común apodo de “angel”, le repetía cuanto lo amaba y cuan feliz lo hacía.

Hasta que el climax explotó, haciéndolo ver blanco.

Sintió perfectamente como el nudo de placer terminó relajándose dentro del angel, el cual no parecía estar en mejores condiciones.

Era una tarde casi tranquila, el cielo estaba despejado y en la mañana había ido a la librería asegurarse de que todo estaba bien, desayunó con su pareja unos adorables crepés junto a un par de cupcakes y su taza de té, simplemente espléndido.

Adoraba esos momentos con él, no es que no los tuviera antes del Apocalipsis, sino que ahora que están fuera del ojo del cielo y el infierno, pueden estar tranquilos, tomando el té y dándose amor sin que los molesten.

Iba a decir que era una tarde completamente tranquila hasta que llegando a casa, escucha los gritos que vienen del invernadero... oh, es Crowley, de nuevo le anda gritando a sus plantas... a veces siente pena por ells, son hermosas y aún así consiguen sólo gritos del otro... y quienes tienen algún defecto, por más pequeño que sea, es desechada, no le dirá nunca que ha salvado a alguna de ellas y las plantó cerca del bosque.

Suspira suave mientras deja sus cosas en el escritorio y se pone ropa más cómoda para estar en su casa, decide dejar que su pareja les grite todo lo que quiera, pero irá pronto a ver de qué trata, quizá una se marchitó o le salió una mancha en alguna hoja.

-¿querido?

Pasaron unos minutos hasta que el silencio llegó, tomó un vaso con agua y fue caminando lento hasta llegar al invernadero y preguntar por él, para ver si había terminado con el regaño... sin embargo... se encontró con una imagen algo... triste.

Frunce el ceño algo preocupado, si, se había dado cuenta, Crowley refleja muchas cosas de él en las plantas... especialmente lo de las imperfecciones, lo sabe, pero no le dirá que si, esperará a que él quiera comentarlo.

-Querido... todo bien? Tus gritos fueron... muy... muy feos esta vez... no... no quisieras hablar conmigo?

Se acerca con cuidado y lo abraza con fuerza desde atrás, trata de no parecer tan preocupado pero... esto se estaba saliendo de control.

[anthony-jcrow]

La nueva entrepierna de su pareja brillaba debido a los fluidos que bajaban, así que sin perder el tiempo pegó su cuerpo, meciéndose y frotando la delicada zona con sus escamas.

Subió hasta dejar la parte inferior de su cuerpo cerca de la entrada de su pareja. Lentamente de las escamas brillantes comenzaron a salir dos miembros, ligeramente parecidos al que tenía en su forma humana, con la diferencia de color, estos eran un poco mas rosados, no pudo evitar pensar en solo utilizar uno, si bien estaba seguro de que el rubio conocía la anatomía de una serpiente, no quería presionarlo para intentarlo con ambos.

Inclinó su cuerpo para que el angel se sostuviera de el mientras entraba, poco a poco se encontró encerrado en ese lugar, cálido y húmedo, tardaría en acostumbrarse debido al tamaño y realmente no quería lastimarlo.

“Relájate ~ poco a poco se sentirá mejor~”

Con su cola, jaló un poco el cuerpo del rubio, para enterrarse completamente. Se estremeció un poco cuando los muslos del otro rozaron su otro miembro, necesitaba un poco de atención también, pero ya se encargaría después.

Miró al rubio, este le regresaba la mirada curioso y sonrojado, ni siquiera tuvo que pensar mucho en lo que le trataba de decir.

-Estas seguro? Es la primera vez con tu ... nueva forma, no quiero lastimarte ...

No pudo dejar que le contestara, comenzó a moverse en el, se sentía tan estrecho y caliente, que incluso su cuerpo se comenzó a enroscar, apretando un poco al angel

Era una tarde casi tranquila, el cielo estaba despejado y en la mañana había ido a la librería asegurarse de que todo estaba bien, desayunó con su pareja unos adorables crepés junto a un par de cupcakes y su taza de té, simplemente espléndido.

Adoraba esos momentos con él, no es que no los tuviera antes del Apocalipsis, sino que ahora que están fuera del ojo del cielo y el infierno, pueden estar tranquilos, tomando el té y dándose amor sin que los molesten.

Iba a decir que era una tarde completamente tranquila hasta que llegando a casa, escucha los gritos que vienen del invernadero... oh, es Crowley, de nuevo le anda gritando a sus plantas... a veces siente pena por ells, son hermosas y aún así consiguen sólo gritos del otro... y quienes tienen algún defecto, por más pequeño que sea, es desechada, no le dirá nunca que ha salvado a alguna de ellas y las plantó cerca del bosque.

Suspira suave mientras deja sus cosas en el escritorio y se pone ropa más cómoda para estar en su casa, decide dejar que su pareja les grite todo lo que quiera, pero irá pronto a ver de qué trata, quizá una se marchitó o le salió una mancha en alguna hoja.

-¿querido?

Pasaron unos minutos hasta que el silencio llegó, tomó un vaso con agua y fue caminando lento hasta llegar al invernadero y preguntar por él, para ver si había terminado con el regaño... sin embargo... se encontró con una imagen algo... triste.

Frunce el ceño algo preocupado, si, se había dado cuenta, Crowley refleja muchas cosas de él en las plantas... especialmente lo de las imperfecciones, lo sabe, pero no le dirá que si, esperará a que él quiera comentarlo.

-Querido... todo bien? Tus gritos fueron... muy... muy feos esta vez... no... no quisieras hablar conmigo?

Se acerca con cuidado y lo abraza con fuerza desde atrás, trata de no parecer tan preocupado pero... esto se estaba saliendo de control.

[anthony-jcrow]

Su lengua cada vez que salía exploraba el ambiente, se sentía como aquella vez en el jardín, a punto de cometer la peor ofensa contra Dios.

La serpiente hizo un pequeño milagro para dejar desnudo a su pareja y se dirigió hacia las piernas del otro, pasando por debajo de una para entrar en medio de estas, sintiendo húmeda y suave la entrepierna del otro, enroscó la parte inferior de su cuerpo en una pierna para pegarse poco a poco, frotando esa nueva parte tan sensible.

Dirigió su cabeza hacia el rostro del rubio, que tenía las mejillas encendidas y temblaba ligeramente.

El angel lo acarició y se tensó. Pasó mucho tiempo como humano, olvidando lo sensible que era su cuerpo como serpiente, incluso sentía cierto grado de excitación, debido al celo que ocasionaba el nuevo olor en angel.

-“Conoce ... tócate angel ... es muy bueno ...”

Lo tenía rodeado acunándolo en el centro, así que el rubio se recostó un poco aun sobre su cuerpo y dirigió tímidamente sus dedos a su centro, acariciando levemente y sobresaltandose un poco por el placer que sintió al momento.

Gemía sin pudor, tocándose un poco mas profundo, sin despegar la mirada de la enorme boa frente a su rostro.

El demonio se acercó un poco y rodeó su cuello, lamiendo sus mejillas y frotándose mas en su pierna, necesitaba ... algo. No había tomado en cuenta lo de Adan y Eva hasta que el otro lo mencionó, si tenía partes nuevas se supondría que sería “virgen”.

-Déjame demostrártelo, quizás si duela un poco, pero te prometo que pasará rápido, confía en mi ~

Gimiendo el angel asintió, inmerso en el placer que sentía al disfrutar sus nuevas partes sexuales

Era una tarde casi tranquila, el cielo estaba despejado y en la mañana había ido a la librería asegurarse de que todo estaba bien, desayunó con su pareja unos adorables crepés junto a un par de cupcakes y su taza de té, simplemente espléndido.

Adoraba esos momentos con él, no es que no los tuviera antes del Apocalipsis, sino que ahora que están fuera del ojo del cielo y el infierno, pueden estar tranquilos, tomando el té y dándose amor sin que los molesten.

Iba a decir que era una tarde completamente tranquila hasta que llegando a casa, escucha los gritos que vienen del invernadero... oh, es Crowley, de nuevo le anda gritando a sus plantas... a veces siente pena por ells, son hermosas y aún así consiguen sólo gritos del otro... y quienes tienen algún defecto, por más pequeño que sea, es desechada, no le dirá nunca que ha salvado a alguna de ellas y las plantó cerca del bosque.

Suspira suave mientras deja sus cosas en el escritorio y se pone ropa más cómoda para estar en su casa, decide dejar que su pareja les grite todo lo que quiera, pero irá pronto a ver de qué trata, quizá una se marchitó o le salió una mancha en alguna hoja.

-¿querido?

Pasaron unos minutos hasta que el silencio llegó, tomó un vaso con agua y fue caminando lento hasta llegar al invernadero y preguntar por él, para ver si había terminado con el regaño... sin embargo... se encontró con una imagen algo... triste.

Frunce el ceño algo preocupado, si, se había dado cuenta, Crowley refleja muchas cosas de él en las plantas... especialmente lo de las imperfecciones, lo sabe, pero no le dirá que si, esperará a que él quiera comentarlo.

-Querido... todo bien? Tus gritos fueron... muy... muy feos esta vez... no... no quisieras hablar conmigo?

Se acerca con cuidado y lo abraza con fuerza desde atrás, trata de no parecer tan preocupado pero... esto se estaba saliendo de control.

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Si ... definitivamente se llevaría bien con Adan, técnicamente son hermanastros.

No lo aceptaría pero le había gustado cuidar al joven Warlock, quizás se había convertido en un niño mimado pero en parte no era su culpa, era culpa de los padres irresponsables que tenía.

Deja salir una risa al escuchar a su pareja mencionar lo de su forma animal.

Había sido condenado a ser una serpiente, arrastrándose por el suelo y con miles de personas teniéndole y buscando su muerte.

Por eso Crowley había aprendido a manipular su apariencia, era un ser “oculto” podía tomar la forma que quisiera, aunque solamente lo había hecho una vez, hace 11 años para cuidar al joven Warlock , convirtiéndose en la seria nanny Asthoreth.

-Uhh pues, cuando fui la nanny de Warlock fue la segunda vez, tu mejor que nadie sabe que me gusta cambiar de apariencia, es divertido mas aún cuando es mucho mas cómodo “ahí abajo” ...

Lo mira con una sonrisa hasta que ve los nervios del otro, un momento ... acaso el?? Quería ... no puede ser!!

La negación del otro le sacó una risa maliciosa, quien lo diría, el angel curioso quería probar cosas nuevas. El demonio se acercó dejándole un recorrido de besos por el rostro retirándole las manos para hablarle al oído.

-Acaso quieres intentarlo? Que Angel tan travieso resultaste, solo tienes que hacer un pequeño esfuerzo angel, piensa en lo que quieres, como cuando yo vuelvo a ser una serpiente ...

Le dió una lamida en la parte de abajo de la oreja, mientras que su cuerpo cambiaba, alargándose y tomando esos curiosos tonos rojos y negros en la parte inferior de sus escamas. Se convirtió en esa enorme serpiente de ojos amarillos que Aziraphale había conocido en el jardín.

Se deslizó subiendo por su hombro para rodearle el cuello, hasta llegar a su otro oído.

Tentaría a su angel, después de tanto tiempo lo estaría tentando a hacer algo diferente.

-“Hazlo angel, solo piensa en lo que quieres”~

La voz del demonio se escuchaba en la cabeza del angel. Bajó por su pecho, dejando encerrado al angel entre su cuerpo, rodeandolo para que el quedara en el centro de sus aros. Sintió los nervios de su pareja, obviamente, no todos los días una serpiente gigante te rodeaba como si fuera a comerte, y tal vez tenía razón, solo que no se lo “comería” de la manera tradicional.

Era una tarde casi tranquila, el cielo estaba despejado y en la mañana había ido a la librería asegurarse de que todo estaba bien, desayunó con su pareja unos adorables crepés junto a un par de cupcakes y su taza de té, simplemente espléndido.

Adoraba esos momentos con él, no es que no los tuviera antes del Apocalipsis, sino que ahora que están fuera del ojo del cielo y el infierno, pueden estar tranquilos, tomando el té y dándose amor sin que los molesten.

Iba a decir que era una tarde completamente tranquila hasta que llegando a casa, escucha los gritos que vienen del invernadero... oh, es Crowley, de nuevo le anda gritando a sus plantas... a veces siente pena por ells, son hermosas y aún así consiguen sólo gritos del otro... y quienes tienen algún defecto, por más pequeño que sea, es desechada, no le dirá nunca que ha salvado a alguna de ellas y las plantó cerca del bosque.

Suspira suave mientras deja sus cosas en el escritorio y se pone ropa más cómoda para estar en su casa, decide dejar que su pareja les grite todo lo que quiera, pero irá pronto a ver de qué trata, quizá una se marchitó o le salió una mancha en alguna hoja.

-¿querido?

Pasaron unos minutos hasta que el silencio llegó, tomó un vaso con agua y fue caminando lento hasta llegar al invernadero y preguntar por él, para ver si había terminado con el regaño... sin embargo... se encontró con una imagen algo... triste.

Frunce el ceño algo preocupado, si, se había dado cuenta, Crowley refleja muchas cosas de él en las plantas... especialmente lo de las imperfecciones, lo sabe, pero no le dirá que si, esperará a que él quiera comentarlo.

-Querido... todo bien? Tus gritos fueron... muy... muy feos esta vez... no... no quisieras hablar conmigo?

Se acerca con cuidado y lo abraza con fuerza desde atrás, trata de no parecer tan preocupado pero... esto se estaba saliendo de control.

[anthony-jcrow]

El que riera de esa manera tan tierna le hizo a su corazon saltarse un latido, siempre se sentía bien hacerlo sonreír, no podía desear otra cosa en la vida.

-Angel ~

Las lagrimas comenzaron a caer por las mejillas del otro. Era muy interesante el hecho de que ambos decidían ser sinceros en cuanto a sus sentimientos.

Ambos se contaban secretos que jamas pensaron contarle a alguien, lloraban, se abrazaban y se daban el amor que necesitaban para poder sobrellevar la situación. Le encantaba vivir con el rubio.

-Esta bien Aziraphale, creo que es ... lindo, que me cuentes esto, yo no se si soy buena compañía para, ya sabes, confesar cosas así, pero cada vez que necesites hablar de lo que sea, tienes toda mi atención ...

Le da un abrazo con fuerza. No es bueno expresando sentimientos, nunca lo ha sido, pero esa bella nube que está abrazando le ha enseñado a disfrutar de pequeños momentos y caricias que expresan mucho mas que las palabras. Restriega su mejilla en la cabeza del otro de forma casi inconsciente, le agrada la sensación de tenerlo entre sus brazos.

-Caería por ti cuantas veces sean necesarias angel, no lo dudes ... gracias por, ayudarme con esto ...

Al cabo de un rato ambos se calman un poco, aun enredados entre los brazos del otro.

-Hum? Claro vamos, al menos es mas cómoda la cama que estas sillas. Y pues claro!! Me agradan los chicos, crees que se llevarían bien con Warlock? Me gustaría retomar contacto con el algún día ...

Tomó de la mano al angel y lo guió hacia la habitacion.

Al llegar ahí se tira a la cama jalando a su compañero al mismo tiempo, y rápidamente lo envuelve entre sus brazos como si fuera una serpiente.

Era una tarde casi tranquila, el cielo estaba despejado y en la mañana había ido a la librería asegurarse de que todo estaba bien, desayunó con su pareja unos adorables crepés junto a un par de cupcakes y su taza de té, simplemente espléndido.

Adoraba esos momentos con él, no es que no los tuviera antes del Apocalipsis, sino que ahora que están fuera del ojo del cielo y el infierno, pueden estar tranquilos, tomando el té y dándose amor sin que los molesten.

Iba a decir que era una tarde completamente tranquila hasta que llegando a casa, escucha los gritos que vienen del invernadero... oh, es Crowley, de nuevo le anda gritando a sus plantas... a veces siente pena por ells, son hermosas y aún así consiguen sólo gritos del otro... y quienes tienen algún defecto, por más pequeño que sea, es desechada, no le dirá nunca que ha salvado a alguna de ellas y las plantó cerca del bosque.

Suspira suave mientras deja sus cosas en el escritorio y se pone ropa más cómoda para estar en su casa, decide dejar que su pareja les grite todo lo que quiera, pero irá pronto a ver de qué trata, quizá una se marchitó o le salió una mancha en alguna hoja.

-¿querido?

Pasaron unos minutos hasta que el silencio llegó, tomó un vaso con agua y fue caminando lento hasta llegar al invernadero y preguntar por él, para ver si había terminado con el regaño... sin embargo... se encontró con una imagen algo... triste.

Frunce el ceño algo preocupado, si, se había dado cuenta, Crowley refleja muchas cosas de él en las plantas... especialmente lo de las imperfecciones, lo sabe, pero no le dirá que si, esperará a que él quiera comentarlo.

-Querido... todo bien? Tus gritos fueron... muy... muy feos esta vez... no... no quisieras hablar conmigo?

Se acerca con cuidado y lo abraza con fuerza desde atrás, trata de no parecer tan preocupado pero... esto se estaba saliendo de control.

[anthony-jcrow]

Soltó una risa divertida por la frase sacada de la película de Disney, su angel se había enamorado de las peliculas luego de que el se las mostrara.

Suelta un suspiro dejando ir ese nudo que tenía en la garganta, le hizo bien desahogarse con el acerca de sus inseguridades, nunca nadie lo había escuchado hablar de eso.

Después de haberle preguntado el por qué de su actitud en Roma caminaron hacia la cocina, parecía ser el lugar mas acogedor de la casa, su pareja se comenzó a preparar un té haciéndolo sonreír estupidamente al sentir sus manos limpiarle el rastro de sus lagrimas.

Siempre que hacía eso le parecía la persona mas tierna del mundo, lo mimaba y cuidaba como si no fuera un demonio. Pero su cara hizo un gesto de fastidio cuando mencionó el suceso en el cielo.

-pfft ni lo menciones, no los incinere solo porque corrieron de ahí, realmente quería matar a ese maldito pedante ahi mismo ... como se atreve a hablarte así?!

Tomó un poco de agua y siguió escuchando.

Podía ver que eso también afectaba al rubio, y podía entender perfectamente.

Desde que lo conoció supo que era diferente, darle su espada a los humanos solo porque hacia frío y ella estaba embarazada? Incluso si el hubiera seguido como Arcángel no lo haría. En cambio Aziraphale había demostrado ser bondadoso, ademas de que no le importaría recibir represalias por haber hecho lo que el consideraba correcto, eso fue lo que terminó enamorando al pelirrojo, que el otro comprendía totalmente lo que era ser un angel.

-Cuando me preguntaste si seguía siendo un demonio me agarraste con la guardia baja Angel, justo había fallado en una tentación y me sentía un inútil, y mas cuando llegaste a tentarme con las ostras, eso no me lo voy a dejar pasar.-

Le sonrió divertido después de eso, realmente se había sentido mal por haberle hablado así ese día, pero el tiempo paso muy rápido para su gusto y se le había pasado comentarle.

El otro le acomodó el cabello, eso siempre lo relajaba, quizás mas adelante se lo haría crecer para que el otro le tejiera unas trenzas.

-Te ignoraban porque eras mejor que todos ellos, y lo sabían, por eso te trataban de hacer menos. Ellos son mas ilusos de lo que creen, piensan que deben ser estrictos en su trabajo y hacer milagros pero se olvidan de los sentimientos ... se olvidan del amor

Se estira un poco y le pellizca un poco la mejilla. El otro era lo que “ella” les había enseñado en un principio de como ser un angel, su misión en la vida, eran seres de amor y no simples oficinistas.

Era una tarde casi tranquila, el cielo estaba despejado y en la mañana había ido a la librería asegurarse de que todo estaba bien, desayunó con su pareja unos adorables crepés junto a un par de cupcakes y su taza de té, simplemente espléndido.

Adoraba esos momentos con él, no es que no los tuviera antes del Apocalipsis, sino que ahora que están fuera del ojo del cielo y el infierno, pueden estar tranquilos, tomando el té y dándose amor sin que los molesten.

Iba a decir que era una tarde completamente tranquila hasta que llegando a casa, escucha los gritos que vienen del invernadero... oh, es Crowley, de nuevo le anda gritando a sus plantas... a veces siente pena por ells, son hermosas y aún así consiguen sólo gritos del otro... y quienes tienen algún defecto, por más pequeño que sea, es desechada, no le dirá nunca que ha salvado a alguna de ellas y las plantó cerca del bosque.

Suspira suave mientras deja sus cosas en el escritorio y se pone ropa más cómoda para estar en su casa, decide dejar que su pareja les grite todo lo que quiera, pero irá pronto a ver de qué trata, quizá una se marchitó o le salió una mancha en alguna hoja.

-¿querido?

Pasaron unos minutos hasta que el silencio llegó, tomó un vaso con agua y fue caminando lento hasta llegar al invernadero y preguntar por él, para ver si había terminado con el regaño... sin embargo... se encontró con una imagen algo... triste.

Frunce el ceño algo preocupado, si, se había dado cuenta, Crowley refleja muchas cosas de él en las plantas... especialmente lo de las imperfecciones, lo sabe, pero no le dirá que si, esperará a que él quiera comentarlo.

-Querido... todo bien? Tus gritos fueron... muy... muy feos esta vez... no... no quisieras hablar conmigo?

Se acerca con cuidado y lo abraza con fuerza desde atrás, trata de no parecer tan preocupado pero... esto se estaba saliendo de control.

[anthony-jcrow]

Odiaba llorar, no era la primera vez que lo hacia, el solía tener pesadillas constantes con respecto a su caída y transformación en demonio, era lo que tenía que pagar por haber cometido un error.

Contando aquella vez en el bar, cuando pensó que el angel había sido destruido, esta era la segunda vez que Aziraphale lo veía llorar.

No le gustaba pensar que llegaría a considerarlo “bueno” después de esto, pero no había podido evitar corresponder el abrazo de su pareja.

Estar entre sus brazos era como si todo el mundo desapareciera, era su mejor amigo y el amor de su vida, sentía la calidez que jamas pensó volver a sentir.

Cuando mencionó la perfección de las estrellas no pudo evitar sonreír un poco entre lagrimas, el había ayudado a crearlas, y que las considerara perfectas era un halago muy grande.

Levanto su mirada llorosa hacia esos ojos azules que le transmitían amor, se quedó un momento hipnotizado de ellos.

Como era posible que un ser tan bueno y hermoso como lo era el rubio, lo estuviera reconfortando de un sentimiento que merecía totalmente al haber fallado como angel? Eso lo hacía pensar seriamente en los verdaderos planes de Dios.

Las lagrimas cayeron de nuevo y se aferro a su pecho.

-Argh ... es que ... solo quería saber cosas, yo ... no me arrepiento de nada, como ... demonio he hecho cosas buenas, pero ... siempre que recuerdo es tan ... tsk, yo estoy feliz ahora, contigo, el tenerte a mi lado es la mejor recompensa que me han dado. Eres perfecto Angel, no solo para mi, estoy seguro que para ella también lo eres.

Sus mejillas se colorearon por ese delicado beso en su nariz. Le daba mucha pena que sus plantas le vieran tan suave, ellas sabían que Crowley no era malo, quizás era duro, como un maestro que quiere que sus alumnos aprendan lo que les enseña, pero jamas sería completamente malo.

Y siempre trato de demostrarselo al angel, el trataba de estar pendiente y cuidarlo, debido a lo muy distraido que era el otro, siempre trataba de evitarle problemas. Quizas se debía a su enamoramiento desde el jardin del Eden, pero siempre procuraba tenerlo a su lado.

Un foco se prendió en su cabeza, recordaba aquella vez en Roma cuando había fallado con su tentacion y apareció el angel preguntandole algo terriblemente tonto, pero a la vez demasiado adorable.

-Angel, aquella vez en Roma, te trate muy seco y te pido disculpas, pero ... por qué no te enfadaste conmigo? Yo te amo desde antes lo sabes pero esa vez ... que paso?

Era una tarde casi tranquila, el cielo estaba despejado y en la mañana había ido a la librería asegurarse de que todo estaba bien, desayunó con su pareja unos adorables crepés junto a un par de cupcakes y su taza de té, simplemente espléndido.

Adoraba esos momentos con él, no es que no los tuviera antes del Apocalipsis, sino que ahora que están fuera del ojo del cielo y el infierno, pueden estar tranquilos, tomando el té y dándose amor sin que los molesten.

Iba a decir que era una tarde completamente tranquila hasta que llegando a casa, escucha los gritos que vienen del invernadero... oh, es Crowley, de nuevo le anda gritando a sus plantas... a veces siente pena por ells, son hermosas y aún así consiguen sólo gritos del otro... y quienes tienen algún defecto, por más pequeño que sea, es desechada, no le dirá nunca que ha salvado a alguna de ellas y las plantó cerca del bosque.

Suspira suave mientras deja sus cosas en el escritorio y se pone ropa más cómoda para estar en su casa, decide dejar que su pareja les grite todo lo que quiera, pero irá pronto a ver de qué trata, quizá una se marchitó o le salió una mancha en alguna hoja.

-¿querido?

Pasaron unos minutos hasta que el silencio llegó, tomó un vaso con agua y fue caminando lento hasta llegar al invernadero y preguntar por él, para ver si había terminado con el regaño... sin embargo... se encontró con una imagen algo... triste.

Frunce el ceño algo preocupado, si, se había dado cuenta, Crowley refleja muchas cosas de él en las plantas... especialmente lo de las imperfecciones, lo sabe, pero no le dirá que si, esperará a que él quiera comentarlo.

-Querido... todo bien? Tus gritos fueron... muy... muy feos esta vez... no... no quisieras hablar conmigo?

Se acerca con cuidado y lo abraza con fuerza desde atrás, trata de no parecer tan preocupado pero... esto se estaba saliendo de control.

[anthony-jcrow]

Las plantas eran el pasatiempo favorito de Crowley, así como los libros lo eran de Aziraphale.

Eran las mas bellas de todo Londres, verdes, grandes y brillantes hojas adornaban el invernadero improvisado que tenían dentro de la casa. Muy en el fondo, el demonio si se preocupaba por ellas, pero obviamente un ser como el no podía ser amable con nadie, era su naturaleza, a excepción tal vez del angel tan suave y hermoso que vivía con el.

Y no podía perder su reputación con las plantas, a veces el angel las mimaba cuando pensaba que no se daba cuenta o incluso las chismosas se asomaban para ver como esos dos se amaban en cada parte de la casa, incluyendo en momentos íntimos ... como las odiaba a veces.

Mientras les daba un riego con algún fertilizante, una de ellas tiró una hoja seca cerca de sus pies, y eso rápidamente enfureció al pelirrojo.

-Que les he dicho? Se los he dejado claro millones de veces, algunas de ustedes son afortunadas de vivir conmigo y aun así SE COMPORTAN DE ESTA MANERA?!?

El demonio comenzó a gritarles y las plantas comenzaron a temblar, no era como si le importase, de todas formas el se preocupaba por ellas, solo quería que fueran ... perfectas y sin fallos.

-LOS ERRORES NO SON PERMITIDOS AQUÍ, NINGUNA FALLA O SE VAN A LA TRITURADORA COMO SU AMIGA DE AQUÍ, ENTENDIERON?!

Tomó la maceta de la pequeña planta verde que había tirado una hoja seca y esta comenzó a temblar, algo en el movió sus recuerdos ... no, no quería pensar en eso, no quería mostrarse ... débil.

No supo cuanto tiempo se quedó mirando a la nada hasta que su angel lo abrazó por la espalda preguntandole si estaba todo bien, sintió como la calidez le invadió su cuerpo.

Estando solo en su departamento no pasaba nada, simplemente se iría a mandar la planta a la trituradora, pero esta vez había algo diferente debido a que su pareja se interesaba en el, en lo que le pasara, no quería recordarlo nunca ni aceptarlo, pero el también en algún momento tuvo fallas.

Sacudió la cabeza y se removió del abrazo, sin mirar al rubio a los ojos.

-No pasa nada, es solo que parece que no entienden, que no puedo permitir estos tipos de errores, es inaceptable que hagan esto, iré a deshacerme de esto ...

Pero el angel le bloqueó la salida poniéndose al frente, forzándolo a que lo mirara a la cara.

Crowley solo terminó derramando unas lagrimas.

Era una tarde casi tranquila, el cielo estaba despejado y en la mañana había ido a la librería asegurarse de que todo estaba bien, desayunó con su pareja unos adorables crepés junto a un par de cupcakes y su taza de té, simplemente espléndido.

Adoraba esos momentos con él, no es que no los tuviera antes del Apocalipsis, sino que ahora que están fuera del ojo del cielo y el infierno, pueden estar tranquilos, tomando el té y dándose amor sin que los molesten.

Iba a decir que era una tarde completamente tranquila hasta que llegando a casa, escucha los gritos que vienen del invernadero... oh, es Crowley, de nuevo le anda gritando a sus plantas... a veces siente pena por ells, son hermosas y aún así consiguen sólo gritos del otro... y quienes tienen algún defecto, por más pequeño que sea, es desechada, no le dirá nunca que ha salvado a alguna de ellas y las plantó cerca del bosque.

Suspira suave mientras deja sus cosas en el escritorio y se pone ropa más cómoda para estar en su casa, decide dejar que su pareja les grite todo lo que quiera, pero irá pronto a ver de qué trata, quizá una se marchitó o le salió una mancha en alguna hoja.

-¿querido?

Pasaron unos minutos hasta que el silencio llegó, tomó un vaso con agua y fue caminando lento hasta llegar al invernadero y preguntar por él, para ver si había terminado con el regaño... sin embargo... se encontró con una imagen algo... triste.

Frunce el ceño algo preocupado, si, se había dado cuenta, Crowley refleja muchas cosas de él en las plantas... especialmente lo de las imperfecciones, lo sabe, pero no le dirá que si, esperará a que él quiera comentarlo.

-Querido... todo bien? Tus gritos fueron... muy... muy feos esta vez... no... no quisieras hablar conmigo?

Se acerca con cuidado y lo abraza con fuerza desde atrás, trata de no parecer tan preocupado pero... esto se estaba saliendo de control.

[anthony-jcrow]

Se mareo un poco por la transportación a la habitacion, estaba aun disfrutando ese limbo que habían creado juntos. Nunca pensó que hicieran eso, si bien no podia mantener las manos lejos de su pareja, no esperaba que el otro también tuviera esos pensamientos.

El beso que le da le desconecta otro rato, aun sigue dentro del angel, así que comienzan a moverse esta vez mas con calma, disfrutando del cuerpo encima del pelirrojo.

La piel blanca con ligeros tonos rojos debido a las marcas que poco a poco se formaban en sus caderas, su rostro y cuello. Realmente se veía hermoso en ese estado de placer en el que se encontraba.

Se miraron a los ojos por un momento, transmitiéndose muchísimos sentimientos, el demonio le sonrió con picardía y le dió un beso mas en los labios para seguir embistiéndole con ganas.

No necesitaron mucho tiempo para volver a llegar al climax, sus cuerpos estaban muy sensibles después de las otras veces.

Le dijo cuanto lo amaba y llego con el, abrazándolo con fuerza, dejándose caer en la cama jadeando y cerrando los ojos, habían estado haciendo el amor casi toda la tarde y parte de la noche, de pronto su cuerpo se sintió muy cansado.

Su angel le pidió un poco de agua y se levanto como resorte por uno.

Ni siquiera se molestó en ponerse algo encima, cuando dio dos pasos sintió sus piernas algo pesadas, no tenía muchas fuerzas, así que podía imaginarse como estaría su rubio.

Regresó a cuarto con un vaso y un recipiente con agua, y una pequeña toalla. Le dio de beber y mientras comenzó a mojarle el rostro con la toalla húmeda.

Chasqueo los dedos y los limpió a ambos, poniéndole una delicada pijama al angel.

Lo miró con amor y le acarició el cabello, al parecer cayó profundamente dormido (o desmayado).

Se acostó a su lado y se acurruco a su lado.

-Te amo Angel ~ eres lo mejor que me ha pasado en mi entera existencia ...

Si bien no necesitaban manejar, Crowley amaba completamente su auto, el Bentley había visto y vivido tantas cosas que ya no lo hacían un auto normal.

Obviamente necesitaba Crowley estar en todos sus sentidos para poder manejarlo, ya que era gracias a el que el Bentley tenía el “poder” para elegir que rutas tomar e incluso, que musica poner.

Habían pasado la tarde visitando a la joven bruja y a los chicos, platicándoles que ahora vivían a las afueras, en un cottage muy acogedor, y que serían bienvenidos cuando quisieran.

Se habían alegrado demasiado, especialmente los chicos de 11 años, a los cuales vió entregarle dinero a Pepper, parecían haber perdido una apuesta. No hizo mucho caso y siguió en la charla e incluso todos planeaban visitarlos la semana entrante para hacer un picnic.

-Creo que los niños apostaron sobre nosotros Angel, pude verlos entregarles dinero a la niña morena.-

El auto iba a mas de 100 km/h por la carretera sonando los mejores exitos de Queen, aunque Aziraphale había puesto un disco de Tchaikovsky. Crowley hablaba tranquilo, acostumbrado a eso, pero su pareja solo podía decirle que bajara la velocidad.

-Angel, vamooos, pensé que te gustaba rápido.-

Sonrió divertido, quizás iba algo de doble sentido ahí, pero siguió con la vista al frente tomando el volante. De todas formas, al pelirrojo le encantaba la velocidad.

[anthony-jcrow]

Ya después se preocuparía por explicar al infierno el milagro que hizo para no mojarse, sin detalles obviamente.

Su ser se llenaba de orgullo al ocasionar esos hermosos ojos azules llorosos y sus labios entreabiertos, tanto tiempo los busco y ahora eran completamente suyos. Su angel gemía su nombre con cada embestida que recibía, y este sin quedarse atrás comenzó a besarle la cien, en su marca de serpiente.

Se pegó a el mucho mas por el placer que sentía, y como consecuencia la pared comenzó a agrietarse, tal vez ningún humano lograría eso jamas.

-Angel ~ eres ... ah, delicioso ~

El climax llegaría de nuevo, lo sentía formarse en su vientre, ademas de que sus movimientos se hicieron mas erráticos. De pronto sintió su espalda arder, y lo prendió un poco mas. No las desaparecería, quería ver la reacción de su pareja al vérselas la mañana siguiente.

Localizó el viejo sofa y cargo a su pareja hasta ahi, sentándose de golpe con el a horcajadas.

Pudo ver a espaldas del angel, como sus plantas se asomaban por el marco de la puerta, incluso las enredaderas estaban con algunas hojas fuera de lugar.

“Chismosas”

No le agradaba la idea de que vieran a su angel en esa condición con el, pero mañana las regañaría. Ademas no era como si pudiera pensar en un castigo con un ser celestial cabalgándole encima.

No tuvo que hacer mucho debido a que el rubio comenzó a subir y bajar en el, gritando su nombre con el rostro igual de rojo que una manzana. La manzana de la discordia.

Lo tomo de la barbilla y bajó su rostro hacia el de el, para darle una leve mordida en el cachete justo cuando llego al climax, gruñendo el nombre del angel, abrazándolo a el.

No, aun no terminaban, aun sentía que no era suficiente.

-Aziraphale ... una más, por favor ~

Lo tomó del rostro una vez mas para besarlo con necesidad, si pudiera vivir besando esos labios ahora hinchados y rojizos, sería el demonio mas feliz del universo, sumándole la ironía de que ningún demonio debería ser feliz.

Si bien no necesitaban manejar, Crowley amaba completamente su auto, el Bentley había visto y vivido tantas cosas que ya no lo hacían un auto normal.

Obviamente necesitaba Crowley estar en todos sus sentidos para poder manejarlo, ya que era gracias a el que el Bentley tenía el “poder” para elegir que rutas tomar e incluso, que musica poner.

Habían pasado la tarde visitando a la joven bruja y a los chicos, platicándoles que ahora vivían a las afueras, en un cottage muy acogedor, y que serían bienvenidos cuando quisieran.

Se habían alegrado demasiado, especialmente los chicos de 11 años, a los cuales vió entregarle dinero a Pepper, parecían haber perdido una apuesta. No hizo mucho caso y siguió en la charla e incluso todos planeaban visitarlos la semana entrante para hacer un picnic.

-Creo que los niños apostaron sobre nosotros Angel, pude verlos entregarles dinero a la niña morena.-

El auto iba a mas de 100 km/h por la carretera sonando los mejores exitos de Queen, aunque Aziraphale había puesto un disco de Tchaikovsky. Crowley hablaba tranquilo, acostumbrado a eso, pero su pareja solo podía decirle que bajara la velocidad.

-Angel, vamooos, pensé que te gustaba rápido.-

Sonrió divertido, quizás iba algo de doble sentido ahí, pero siguió con la vista al frente tomando el volante. De todas formas, al pelirrojo le encantaba la velocidad.

[anthony-jcrow]

Desde la primera vez que lo hicieron, habían sentido la conexion entre ellos mejor que nunca, sin dudas estaban hechos para ser pareja, pero no pensó que cumpliria la promesa que hizo, de no quitarle las manos de encima al otro, si bien el era un demonio, el cual era comun que cayera en la lujuria, el que el Angel tomara la iniciativa y lo tentara primero le despertó algo que nunca pensó que estuviera ahí, algo que le hacía sentir en el cielo cada vez que hacían el amor, y algo que le advertía que esta “sesion” se alargaría lo suficiente para ni siquiera poder estar de pie al final.

Tomó con una mano la orilla del asiento debajo del rubio, para poder tomar impulso y embestirlo con mas fuerza, recargando la otra en el vidrió, el cual “milagrosamente” no se rompía debido a la fuerza con la que estaba recargado el pelirrojo.

El placer que sentía en ese momento era tanto que no le importó tener que dejar marcas hasta en su auto.

Se corrió con el nombre del angel en la boca, soltando pequeños gruñidos en el cuello de este, respirando y dejándose caer un poco. Algo pasaba, y aunque se hubiera ya venido dos veces, aun no se sentía satisfecho.

Aziraphale había encendido algo en el, que no podía explicar, necesitaba tenerlo otra vez.

-También ... te amo tanto, pero esto ni siquiera esta cercas de terminar Angel.

Le dio un ultimo beso en los labios antes de volver a aparecer frente al volante, ni siquiera se molestó en aparecer ropa para el, solo usó un saco para cubrir a su pareja en el asiento de atrás.

El Bentley tomó camino rápidamente hacia su hogar, sin siquiera tomar en cuenta la lluvia que aun caía afuera, pero sin faltar la musica de Queen en un tono algo sugerente. Por un momento sintió lastima por el auto, si podía escuchar, tuvo que aguantar tenerlos a los dos ahi en el asiento trasero pasandola en grande. No pudo evitar pensar que tambien era un chismoso.

Al llegar, rápidamente chasqueo los dedos para que ambos estuvieran dentro de la casa, sin tener que mojarse al bajar del auto.

El pelirrojo no perdió el tiempo y se abalanzó de nuevo al otro, estampándolo en la primer pared que se les puso en el camino, tomándolo del trasero y levantándolo para que enredara sus piernas en su cintura, haciendo que unos cuadros cayeran de golpe al piso debido a los movimientos.

Se entretuvo de nuevo en su cuello, mordiéndolo un poco fuerte mientras volvía a introducirse en el gruñendo su nombre y apretando sus muslos.

-Ahhh ... tan bueno Angel ~

Si bien no necesitaban manejar, Crowley amaba completamente su auto, el Bentley había visto y vivido tantas cosas que ya no lo hacían un auto normal.

Obviamente necesitaba Crowley estar en todos sus sentidos para poder manejarlo, ya que era gracias a el que el Bentley tenía el “poder” para elegir que rutas tomar e incluso, que musica poner.

Habían pasado la tarde visitando a la joven bruja y a los chicos, platicándoles que ahora vivían a las afueras, en un cottage muy acogedor, y que serían bienvenidos cuando quisieran.

Se habían alegrado demasiado, especialmente los chicos de 11 años, a los cuales vió entregarle dinero a Pepper, parecían haber perdido una apuesta. No hizo mucho caso y siguió en la charla e incluso todos planeaban visitarlos la semana entrante para hacer un picnic.

-Creo que los niños apostaron sobre nosotros Angel, pude verlos entregarles dinero a la niña morena.-

El auto iba a mas de 100 km/h por la carretera sonando los mejores exitos de Queen, aunque Aziraphale había puesto un disco de Tchaikovsky. Crowley hablaba tranquilo, acostumbrado a eso, pero su pareja solo podía decirle que bajara la velocidad.

-Angel, vamooos, pensé que te gustaba rápido.-

Sonrió divertido, quizás iba algo de doble sentido ahí, pero siguió con la vista al frente tomando el volante. De todas formas, al pelirrojo le encantaba la velocidad.

[anthony-jcrow]

Lo besaba con pasión, quizás una que jamas había sentido, quisiera culpar a su naturaleza demoniaca, pero parecía que no iba a descansar hasta que su pareja no pudiera hablar mas que para gemir su nombre.

Chasqueó los dedos para desaparecer las ropas de ambos y así poder pegar su cuerpo al de su pareja y frotarse con mas ímpetu.

Le marcó un camino de besos y chupetones por su cuello, bajando hasta sus pezones, los cuales disfrutó mordiendo y besando por un rato. Sus manos no estaban quietas y bajaban hasta tomarlo de los muslos, apretarlos e incluso darles unas palmadas, el cuerpo de su angel era completamente delicioso.

Escuchó como la lluvia comenzó a caer, al menos ocultaría los fuertes gemidos de su rubio.

Preparo sus dedos con un chasquido y sin perder el tiempo introdujo el primero.

Estaba perdido en la imagen frente a el, siempre se quedaba sin palabras al verlo desnudo bajo su cuerpo, pidiéndole que lo tomara, debería ser un maldito regalo el tenerlo así con el.

-Tan hermoso Angel, simplemente ... hermoso ~

Le acomodó las piernas en su cintura y se enfiló en la entrada del angel, gimiendo al sentir la calidez del lugar, tan estrecho.

El pelirrojo respiraba apenas, y ni siquiera necesitaba hacerlo, sentía el calor que estaban creando ahi dentro del auto, a expensas que de que alguien viniera a ver si no estaban varados.

Comenzó a moverse en el, al principio lento para que le pudiera seguir el ritmo, pero no pudo aguantar mas al sentir como la piernas en su cintura le apretaban mas al cuerpo del otro.

-Ahhh joder ... angel, te amo, te amo ~

Sus movimientos eran precisos, golpeando cada vez mas rápido ese punto que hacía que su pareja le arañara con fuerza la espalda.

El demonio mordía y chupaba desde los labios del otro hasta su cuello, abrazado completamente a el, sintiendo cada vez mas vivo ese fuego.

Si bien no necesitaban manejar, Crowley amaba completamente su auto, el Bentley había visto y vivido tantas cosas que ya no lo hacían un auto normal.

Obviamente necesitaba Crowley estar en todos sus sentidos para poder manejarlo, ya que era gracias a el que el Bentley tenía el “poder” para elegir que rutas tomar e incluso, que musica poner.

Habían pasado la tarde visitando a la joven bruja y a los chicos, platicándoles que ahora vivían a las afueras, en un cottage muy acogedor, y que serían bienvenidos cuando quisieran.

Se habían alegrado demasiado, especialmente los chicos de 11 años, a los cuales vió entregarle dinero a Pepper, parecían haber perdido una apuesta. No hizo mucho caso y siguió en la charla e incluso todos planeaban visitarlos la semana entrante para hacer un picnic.

-Creo que los niños apostaron sobre nosotros Angel, pude verlos entregarles dinero a la niña morena.-

El auto iba a mas de 100 km/h por la carretera sonando los mejores exitos de Queen, aunque Aziraphale había puesto un disco de Tchaikovsky. Crowley hablaba tranquilo, acostumbrado a eso, pero su pareja solo podía decirle que bajara la velocidad.

-Angel, vamooos, pensé que te gustaba rápido.-

Sonrió divertido, quizás iba algo de doble sentido ahí, pero siguió con la vista al frente tomando el volante. De todas formas, al pelirrojo le encantaba la velocidad.

[anthony-jcrow]

Crowley se puso nervioso. Si bien confiaba en su pareja, sabía que cuando se proponía a ser un bastardo, lo hacía.

-Que quieres decir con distracción?.-

Lo miraba con seriedad alzando su ceja, esperaba totalmente que le tapara los ojos, o que hiciera un milagro para que su auto se incendiara, esperaba incluso que el mismísimo Satanás apareciera al frente, lo que no esperaba para nada fue ver a su pareja entre sus piernas desabrochando su pantalón.

-Wow ... espera ... A- angel, que? Hmmm ...

Su lengua comenzó a recorrerlo como si fuera una paleta. Poco a poco su miembro reaccionaba a esa estimulación, haciendo que el pelirrojo se retorciera y sisseara un poco por el placer que había comenzado a sentir.

-Mierda!! Angel que? ... estoy manejando por el amor de ... ahhh ~

Bajo una mano al cabello rizado del otro y lo tomo en un puño. No sabía a donde mirar, seguía conduciendo pero cada vez estaba perdiendo mas el control.

No pudo evitar dar un leve volantazo cuando sintió la boca del rubio tomarlo por completo, volviendo rápidamente a tomar el volante con ambas manos, escuchando la risa divertida de su pareja.

“Mierda mierda mierda mierda”

Apretaba sus dientes lo suficiente como para que le comenzara a doler la mandíbula, su pareja le estaba haciendo un oral maravilloso, y cada vez que escuchaba los pequeños gemidos que soltaba, una descarga eléctrica se enviaba a todo su ser.

Algo se despertó, sintió una llama recorrer su cuerpo, ademas, la situación era completamente excitante, no había mucho que hacer, no tenía espacio para moverse, no podía cerrar los ojos.

El angel lo tenía bajo su control totalmente.

-Angel, ahhh... basta, estoy ... a punto ~

Pisó los frenos lo mas fuerte que pudo, sin importarle que vinieran otros autos detrás o que el Bentley se parara bruscamente.

Tomo de nuevo el cabello rubio y alzó la cadera, llegando al orgasmo casi salvajemente en la boca del otro, no le hubiera gustado hacer eso, pero no pudo evitarlo.

Gimió casi lastimosamente, incluso juraría que su cabeza daba vueltas. Siguió repitiendo el nombre de su pareja como si fuera un maldito disco rayado.

Aziraphale se alzo con una sonrisa triunfal, tenía las mejillas rojas y los labios brillosos. Lo besó ferozmente y no supo como pasó, pero 2 segundos después lo tenía bajo su cuerpo en el asiento trasero del auto.

Si bien no necesitaban manejar, Crowley amaba completamente su auto, el Bentley había visto y vivido tantas cosas que ya no lo hacían un auto normal.

Obviamente necesitaba Crowley estar en todos sus sentidos para poder manejarlo, ya que era gracias a el que el Bentley tenía el “poder” para elegir que rutas tomar e incluso, que musica poner.

Habían pasado la tarde visitando a la joven bruja y a los chicos, platicándoles que ahora vivían a las afueras, en un cottage muy acogedor, y que serían bienvenidos cuando quisieran.

Se habían alegrado demasiado, especialmente los chicos de 11 años, a los cuales vió entregarle dinero a Pepper, parecían haber perdido una apuesta. No hizo mucho caso y siguió en la charla e incluso todos planeaban visitarlos la semana entrante para hacer un picnic.

-Creo que los niños apostaron sobre nosotros Angel, pude verlos entregarles dinero a la niña morena.-

El auto iba a mas de 100 km/h por la carretera sonando los mejores exitos de Queen, aunque Aziraphale había puesto un disco de Tchaikovsky. Crowley hablaba tranquilo, acostumbrado a eso, pero su pareja solo podía decirle que bajara la velocidad.

-Angel, vamooos, pensé que te gustaba rápido.-

Sonrió divertido, quizás iba algo de doble sentido ahí, pero siguió con la vista al frente tomando el volante. De todas formas, al pelirrojo le encantaba la velocidad.