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De ningún lugar.

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Primera navidad

Armar el arbolito puede ser simplemente armar el arbolito, dependiendo del contexto.

Puede significar un momento compartido, donde cada uno tiene una tarea, las de siempre. Uno pone las luces, otro las guirnaldas, otro la decoración. Puede simbolizar una temporada feliz. Armar el arbolito puede incluso ser fastidioso para algunos.

Armar el arbolito por primera vez en un lugar diferente, con personas diferentes, lejos de tu casa, puede significar un viaje nostálgico hacia el fondo de tu alma. Allí donde convergen recuerdos, hábitos, costumbres, lo familiar.

Lo que siempre fue y que ya no es. Bah, ahora sigue siendo, solo que de otra forma.

Armar el arbolito puede tener su cuota melancólica.

Y eso está bien también.

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Algo de vos

Es curioso lo que ocurre en las familias. Se pueden reconocer fragmentos de cada uno de los miembros en cada uno de los miembros.

Pasando tiempo con mi tío me sentí muy a gusto, y pude identificar que es porque encuentro mucho de mi mamá en él. Eso me hace sentir en casa.

Pasando tiempo con mi tio, e identificando cosas de mi mamá en él, descubrí parte de la personalidad de mi abuelo, a quien no conocí. Fue lindo sentir, por primera vez, que conocí algo de su persona, que entendí y casi pude palpar algo, aunque mínimo, de cómo era él a través de ellos.

Por mi parte ellos me dicen que les recuerdo mucho a mi mamá, que escucharme es como estar escuchándola a ella. Que me digan eso es como una caricia al alma.

Es muy curioso cómo perpetuamos nuestra existencia a través de nuestros hijos.

Es muy curiosa la sensación de familiaridad que resulta de estar en familia. Una especie de sentimiento de manada, de clan.

Qué lindo poder estar un poco cerca de quienes no lo estas a través de los fragmentos que viven en otros lazos.

Qué lindo existir a través de quienes nos aman.

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¿Esto es todo?

Fue lo que susurró una sensación que permitió tomar perspectiva, pensarse, encontrarse con la insatisfacción, desconocerse, para luego ver más allá.

La pregunta que, con su sugerencia implícita, delimitó una nueva dirección, marcó un cambio de camino, abrió puertas cerradas y desempolvó fantasías rotas.

La pregunta que movió.

Y que finalmente terminó en:

Quiero más.

(¿o volvió a comenzar?)

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Lugares que habito

Cada tanto me gusta repasar mentalmente cada rincón de mi casa. Me duele un poco pensar que algún día me va a costar traer ciertos detalles a la luz, o incluso extrañarme o confundirme con ciertos otros.

Hoy, incluso, pensando en mi cuarto, confundí mi espejo antiguo con el actual.

Me apena pensar en el deterioro de los recuerdos. Sobretodo de algo que durante tanto tiempo fue mi habitat natural.

Por eso, de vez en cuando, los repaso con detenimiento en mi cabeza.

Recuerdo el frío del piso de la cocina, el olor a mis perros donde dormian, la contencion de las cuatro paredes de mi pequeña pero inmensa habitación.

La seguridad del cuarto de mamá, las hamacas paraguayas que nunca podíamos usar, cada sonido de vida que emitía la casa.

Sus mañas, las noches y las mañanas, el invierno y el verano, el frío y el calor.

Repasarla me adentra en un viaje en el tiempo donde puedo tambien evocar mi niñez. Es un viaje dulce y conmovedor.

De vez en cuando me gusta volver a habitar esos lugares.

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Aprendizajes:

1. Nada es tan grave como tu mente lo proyecta. Los monstruos que ves tan solo son las sombras que proyectan tus miedos, no hay nada real ahí. Aunque te anticipes de mil formas, las cosas son lo que son y tendrán su correspondiente impacto cuando sucedan. No existe un ABC en esto.

2. En gran parte, tu vida depende del relato que te hagas de ella. Domina tu voz interna, tene pensamientos amables con vos mismo y con el mundo.

3. Somos más fuertes de lo que creemos. Intenta que, de las veces que la vida te ponga a prueba, sean más las que no te falles y seas fiel a vos. Así construirás un vinculo de incondicionalidad para con vos mismo, el más importante al que podes aspirar (porque siempre, al fin y al cabo, somos lo único verdaderamente imprescindible que tenemos).

4. No te resistas a nada que te suceda y de lo que no tengas ningún poder. Luchar contra lo inevitable nunca logró que las cosas pasen, ni que avances hacia algún lugar. Al contrario, te estanca, te hace retroceder. Te mantiene en una burbuja temporoespacial de molestia. No postergues, no finjas demencia más de lo necesario. No creas que eso te hace bien. Hacerte cargo de vos te hace bien. Aceptar lo que es te hace bien. Transformar el dolor te hace bien.

5. Confia en tu proceso. No fuerces de más. A veces las cosas necesitan tiempo. A veces no se puede llegar a la respuesta correcta aunque quieras. No todo esta accesible en todo momento, no siempre lo podes ver. Pero tranquilo, despacito pero yendo, sin saber bien hacia donde pero a paso lento, en algún momento llegas. Hay algo adentro tuyo que trabaja en paralelo a tu conciencia procesando información mental y emocional que hace que llegues, un buen día, a esa respuesta superadora.

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“Los atardeceres de acá son mágicos” le digo a mi novio, maravillada, mientras le muestro las fotos que saqué a la tarde cuando no estaba.

“Así son los atardeceres en general” me contesta.

“Confia en lo que te digo. Acá los atardeceres son otra cosa”. Palabras de una persona que aprecia cielos, le digo. Luego me dio la razón.

Es difícil explicar lo precioso de que llegue ese horario en el que todo el interior del departamento se tiñe de un naranja intenso. Todo se ve naranja intenso.

Y mientras, afuera, suceden cosas como estas.

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Un paso a la vez

Un poco evito pensar en el largo plazo.

¿Estar lejos para siempre de mi familia? ¿Estar siempre a tanta distancia de un abrazo? ¿Tener hijos en un lugar mejor a costas de no tener lo cotidiano?

No sé si siempre voy a estar tan tranquila como me siento hoy. No sé si siempre me sentiré cómoda con la distancia que convive conmigo en mi realidad.

Deseos que se contradicen los unos a los otros. La ilusión de una sensación que alivie lo imposible. El vacío, una vez mas, recordándome que existe.

Emigrar es un paso a la vez. Mi novio diría que mientras sepas cuál es tu siguiente paso, no importa tanto que no tengas bien claro a dónde vas.

Y creo que la vida tiene un poco (mucho) de eso.

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“-¿Qué consejo me podrías dar para encarar todo lo que estoy por vivir?

-Vos sueltita y cooperando”

[Fragmento de charlas reseteadoras de un domingo por la tarde].

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Sueños nuevos

Nunca fui especialmente una ambiciosa del dinero. De hecho, hace poco me di cuenta que nunca había proyectado a mi yo del futuro con un poder adquisitivo alto y lujoso.

Sin embargo ahora en mis tiempos libres noto que tengo nuevos sueños. Fantaseo con tener el dinero necesario para poder compartir felicidad tangible y material con la gente que amo. Me encuentro hallando placer en la ilusión de llevarla a pasear por el mundo a mi mamá, cenar en lugares ricos con mi novio, regalarle un pasaje a mi sobrino, poder visitar a mi familia cada vez que lo deseo o simplemente tener la libertad de ejecutar aquello que necesito en el momento exacto.

Sin dudas lejos estoy de desearlo desde un lugar egoísta. Para mi la vida siempre alcanza su nivel más alto de felicidad cuando es compartida.

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Pequeña Venecia

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Cosas que pasan

Pasan cosas maravillosas cuando estas en movimiento. La acción que atrae de forma magnética. La recompensa divina de animarse, de buscar, de saltar. Algunos lo interpretarían como señales. Otros solo creen en la causalidad.

A mi me gusta pensar que, de forma silenciosa, pero con gran destreza, Valencia se auto-invita a ser mi lugar.

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Identidad amenazada

Te vas y hay una parte de vos que no te sigue. Se queda anclada al habitat en el que alguna vez surgió, ahí donde más fuerte se hizo, ahí donde siempre podrá volver a ser.

¿Quién sos si te sacan todo lo que te define? Si nadie te conociera ni te quisiera a priori. ¿Quién sos por fuera de tu zona de confort?

Reencontrarse con uno en otro lugar, en otro contexto, lejos de todo aquello que contribuye a tu identidad, es un desafío. Hay que duelar muchas cosas al irte lejos de tu casa, y una de ellas es la persona que hasta ese mismo momento fuiste. Te podes sentir perdido, confuso, como un extraño en tu propia piel. Pero es importante recordar que todo lleva su proceso y nada es definitivo. Que por más oscuro que te parezca todo, aunque las cosas carezcan un poco de sentido, siempre llega la claridad. Con tiempo todo se acomoda.

Irte se puede volver la oportunidad tangible de empezar de nuevo y ser quien queres ser. Lo ideal seria que, cuando las cosas se calmen, no vuelvas a “ser vos misma”, sino que surja una nueva y genuina versión de vos.