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Manifiesto de Vida Plena

Vivir no es solo existir, es abrazar cada instante como un milagro. Es respirar con gratitud, amar sin límites y transformarse con cada caída. Somos polvo de estrellas, chispa divina y fuerza infinita. En el presente habitamos nuestra verdad, en la gratitud tejemos nuestra alegría, y en la oscuridad encontramos la luz que nos guía.

Esta lista no es un mapa fijo, sino un río que fluye, un recordatorio de que la plenitud no se busca afuera: nace y florece dentro de nosotros.

Vive. Ama. Fluye. Renace.

La Lista para una Vida Plena y Feliz

1. El Arte de Respirar: Cuando respiro, soy consciente de que al inhalar tomo amor y vida, y al exhalar dejo ir el dolor y la muerte. La respiración es el puente entre el cuerpo y el espíritu.

2. Renacer a Diario: Cada día celebro mi cumpleaños espiritual, recordando que en todo momento estoy renaciendo.

3. Ser Flujo: No soy, estoy siendo. No permanezco fijo ni estático; fluyo, evoluciono y me transformo con cada instante.

4. Milagro Cósmico: Llevo en mí el polvo de las estrellas, la esencia del cosmos. Soy la manifestación de un milagro infinito.

5. Conocer a Dios en el Espejo: No creo en Dios; lo reconozco al mirarme al espejo. Yo soy Dios, y Dios está en mí; somos uno con el todo.

6. Vivir como el Pájaro: No me pregunto por el sentido de la vida, como el pájaro no se cuestiona por qué vuela. Vivo con plenitud y espontaneidad.

7. Dar es Recibir: Lo que doy a otros, me lo doy a mí mismo. Lo que niego, me lo arrebato.

8. Amar como Camino: Vivo amando, perdonando, sanando y evolucionando, sin esperar nada a cambio.

9. Renacer en el Amor: Para revivir debo morir, crucificar mi pena, dolor y rencores, y resucitar como un ser de amor.

10. Merecer Plenitud: Merezco amor, felicidad y abundancia porque soy un milagro cósmico, una chispa divina.

11. Aceptación Radical: Me acepto con todas mis luces y sombras. En la suma de mis contradicciones encuentro mi verdadera esencia.

12. La Gratitud como Eje: Cada día es un regalo, y lo recibo con gratitud. La gratitud convierte lo poco en suficiente y lo simple en sagrado.

13. Silencio como Refugio: En el silencio descubro mi verdad más pura, donde el ruido del mundo no puede alcanzarme.

14. Transformar el Dolor: Cada herida es una puerta por donde entra la luz. En el sufrimiento encuentro las semillas de mi curación.

15. El Ahora como Todo: Vivo en el presente, porque es el único lugar donde puedo ser pleno. El pasado es aprendizaje, y el futuro es solo un sueño.

16. La Belleza de lo Impermanente: Como una flor que se abre y se marchita, abrazo la belleza de cada etapa de mi vida.

17. Ser Luz en la Sombra: En cada sombra busco la raíz de la luz, porque la oscuridad es solo el preludio del amanecer.

18. No Posesión: No soy dueño de nada ni de nadie; lo que amo lo dejo libre, porque el amor no tiene cadenas.

19. La Risa como Medicina: Reír es un acto de rebelión frente al sufrimiento, un recordatorio de la alegría intrínseca de la existencia.

20. Evolución Constante: Cada desafío es una oportunidad para crecer. Triunfar no es nunca caer, sino aprender a levantarse cada vez.

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Enséñame

Enséñame a olvidarte entre el cielo y la tierra

pues más allá del azul seré tuya por siempre.

¡Júrame que no hay memoria más allá de la muerte

y que sola no he de sentirme cuando deje de verte!

Enséñame sutil a que en las noches

olvide tu respiro junto al mio

o la fuerza de tu abrazo

o tus labios en los mios...

o esa forma de mirarme

que detiene mis latidos.

Muéstrame por amor

el camino hacia el olvido

y alcanzará descanso

mi corazón abatido.

Leah Marr

15 de octubre del 2013

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This is a photo from a sweet and funny book called The Silent Miaow by Paul Gallico with photos by Suzanne Szasz. It’s a cute manual that teaches stray cats how to train humans and get them to let you move in and take over. 1964.

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Imposible

No sé cómo decirlo sin arrancarme la piel a tiras. Tú, que te pierdes en brazos que sólo saben apretar hasta romperte, nunca hasta sostenerte. Tú, que dejas que te midan con los ojos, como si fueras un trozo de carne envuelto en celofán, y yo aquí, quemándome entero, sin otra forma de amarte más que deshaciéndome.

Es feroz esta necesidad, como un animal herido que vuelve siempre al lugar donde lo cazaron. Quiero amarte más allá de lo que sé que no me permites. Pero tú, con esa manía de escoger verdugos en vez de amantes, me obligas a mirarte desde la distancia de mi propia cobardía. Porque, qué más puedo hacer, si no sé si soportarías un amor que no te corte en pedazos.

Tu mente, tu risa, la forma en que tus ojos se quedan callados cuando estás triste... Yo no sé si alguien más lo ve, pero yo lo sé, y lo amo. Amo el modo en que te contradices, el modo en que no sabes elegirte, y el modo en que yo sigo eligiéndote aunque duela, aunque me cueste cada noche, cada cigarrillo, cada verso.

No sé si lo entiendes, pero cuando te digo cómo estás, qué tal tu día, estoy confesando. Estoy diciendo te quiero. Estoy diciendo ven aquí y quédate. Estoy diciendo deja de regalarte a quienes no saben qué hacer contigo, deja de mirar al abismo como si fuera un espejo. Estoy diciendo todo esto, y tú, distraída, buscas en otros lo que he puesto aquí, en el centro de mi pecho, abierto y sangrando por ti.

Dime, ¿es eso lo que te asusta? ¿Que no sé amar de otra forma que no sea completa, hasta las últimas consecuencias? ¿Que mi amor no se guarda, no se economiza, que no sabe quedarse en la superficie? Porque no puedo ser otro. Porque mi amor no juega. Porque yo te quiero, de una forma tan feroz que preferiría quedarme en silencio antes que decirlo de manera mediocre.

Y sin embargo, aquí estoy, escribiéndote esto, entregándote cada palabra como quien entrega las últimas monedas que guarda para sobrevivir. Pero lo sabes, ¿verdad? Lo sabes aunque no lo quieras admitir. Que si me miraras como miras a tus errores, no volverías a soltarte de mí. Porque yo nunca te haría daño, pero sé cómo amar tus heridas.

Y tal vez eso sea lo que te espanta. Que yo no vengo a romperte. Vengo a reconstruirte. Y eso, eso sí que da miedo.

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Se acerca la noche lenta y calmada al oido de la luna. Se sonroja el clavel sobre la nieve. Estiro mis dedos en el vapor de la noche, las colinas se prende en los candelabros del tiempo. El sueño y la fantasia ruedan de mi lengua al vapor de las nubes. Es medio dia, el sol rueda en de la tarde, abro los ojos mirando las ramas de un mandarino, mi manos tienen sed. Abro los dedos y la luz escapa lentamente. Te veo de pie hilando la brisa a las puntas de un cañamo, hay una silla a tu lado, la tierra es vaporosa.. El sol da al dorso de cuello que se broncea, el aroma de tu risa brilla hasta encandilar.. tu sudor como la lluvia baña tus prendas, sabe a mar la sornisa. Un manglar y nido de mirposas en mi piel. la travesura de mis labios al tocar tu mismo aire al respirar, el aire caliente que respira tu boca y que comueve mi corazón y lo hace suspirar. Si puediera tomar esa silla, hacer que el sol se despierte y la luna se sonría. Llevarte entre mis manos, acunar tus pensamientos, borar el ruido y hacerte reir. Besar tu boca como el aire la toca, en gesto sutil que a tu boca susurré sed. Lamer tus vellos como la llovizna pienas las colinas, hacer brotar de tus silencios y aire un dulce sonrojo. Despuntar el verbo en tu boca y tinta en mis manos. El vapor que eleva al bordear las nubes. Tus dedos ciñendo mi cadera como cascabel, el templor y el suspiro inclinado, encalla y libera una misma voz. Entre nuestras manos la noche. Se mecen mis piernas entre las tuyas, como brota una flor tu voz en mi voz. Tus manos dibujan el aire sobre mi espalda, me siento en tu aire respirar, aprietas mis muslos, el canto de alguna ave se mece en mi voz. Sujteo tu aliento en mi lengua.

El vapor de mi cuerpo reposa en tu lengua, mientras mi corazón se baña en tus labios.. puedo sentir como cada poro de tu cuerpo habla al entre mis dedos, como el aliento de tu voz comina como pajarillo en una flor por mi piel. El vapor de tu alma danzar a cada latido, el respiro pesado y maritimo de tu sonrisa anudar cada espasmo de mi ser.

Se acerca la noche lenta y calmada al oido de la luna. Se sonroja el clavel sobre la nieve.

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Cuando el Alma desaparece

Cuando el Alma se esconde, la Forma se adueña del vacío. Se levanta como un ídolo de barro, sedienta de adoración, pero ciega ante su propia fragilidad. Ser Alma es desvanecer la máscara, ser agua que fluye sin recipiente, ser viento que acaricia sin buscar dueño.

Vivir en la NO forma es danzar con el misterio, entregarse al caos creativo, a la incertidumbre divina. Es morir al Ego que ansía etiquetar, dividir, poseer.

¡Intelectual, aprende a morir!

Deja de construir cárceles de palabras y conceptos. Permite que tu mente se deshaga como un castillo de arena ante la marea de lo infinito. La verdadera sabiduría no se encuentra en acumular ideas, sino en vaciarse de ellas.

Morir no es dejar de existir, es dejar de resistir. Es abrir los brazos al universo y volverse uno con su latido eterno.

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Sentí que desaproveché esa oportunidad de tenerte; pero nunca me hubiera perdonado beneficiarme de tu mal momento.

Papittafritta

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@mothercain visuals.

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Mí despertar espiritual...

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Míreme

Míreme, Caballero, y dígame todo lo que no sintió por mí. Dígamelo con la firmeza de quien lleva verdad en los labios, con la mirada al frente, como si mis ojos no quemaran los suyos. Dígame que nunca tembló al rozar mi piel, que mis palabras no dejaron eco en su silencio, que el mundo no se detuvo ni un instante cuando estuvimos cerca.

Dígame que mi nombre no pesó en sus pensamientos, que mi risa no fue un refugio en sus tormentas. Dígame que jamás me buscó en las noches largas, ni me soñó en los momentos en los que el mundo se le desmoronaba.

¿Puede hacerlo, Caballero? ¿Puede borrar cada latido que compartimos, como si nunca hubiese sido parte de usted, como si yo no existiera entre las grietas de su alma?

Míreme, con la nobleza que tanto proclama, y dígame todo lo que no sintió por mí. Pero tenga cuidado, porque aunque sus palabras puedan negar su corazón, su silencio siempre será más sincero.

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Toreando Amor

En la arena del alma, toreando el amor,

recibí una estocada, un dolor profundo.

Mas en esa herida, florece una flor,

que perfuma mi vida con un aroma profundo.

La sangre que mana, es vino de mi pasión,

que riega la tierra donde crece mi querer.

Con cada latido, un compás de corazón,

que me lleva a tus brazos, mi bien querer.

Como un torero bravo, herido pero indómito,

me levanto de la arena, más fuerte que antes.

La herida, puerta a un nuevo mundo, donde tu amor me espera.

En esta faena de amor, me juego la vida.

En tus brazos, mi alma se refugia,

en tu mirada, encuentro mi cielo, mi estrella.

Contigo, mi vida, he encontrado mi camino,

y juntos, hasta el final, seguiremos.

¡Ay, amor, qué hechizo me has lanzado!

Tus ojos, tu sonrisa, tu voz, me enloquecen.

Tu amor es un huracán que me arrastra,

y en tu abrazo, la eternidad he encontrado.

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Cuántas tardes de toros he pensado en ti

La tarde se enciende, ardiente de presagios, y en el ruedo de mi corazón te presentas tú, mi toro de casta infinita. No necesito capote ni muleta para acercarme a tu bravura; el valor nace al sentirte cerca, al percibir tu esencia felina que, como la sangre, recorre mis venas con ímpetu. Tu mirada, color habano, me transporta a esa neblina de puro encendido: densa, íntima, palpitante. Y tu cabello, llama libre, es la antorcha que enciende mis pasos de torero sin miedo.

Cada cita contigo es un pase de pecho, un toreo al natural donde mi alma vibra. Sé que en ti habita el Miura más fiero, ese que exige temple y coraje, ése que, si lo domas, concede la gloria. Tu risa es clarinada, tu abrazo un quite certero, y en las banderillas que adornan tu silueta se clavan mis ansias de eternidad. He soñado con faenas y trofeos, pero nada se compara con la entrega que brilla en tus ojos cuando te me acercas, indomable.

Para amarte, he ceñido fuerte la taleguilla y me he prendido los alamares. No hay engaño ni farsa en esta lidia: eres mi faena de indulto, mi obra maestra. La vida, como la fiesta brava, viste de luces y sombras, de palmas y silencios. Pero tú, mi toro bravío, rompes los cerrojos del miedo y me obligas a sentir el temblor sagrado de lo auténtico. Aquí estoy, firme y sereno, dispuesto al embroque.

La sangre es roja porque el amor es brava pasión que no admite recato. Se alza el clarín de mi latido, y en su llamada descubro que no basta con soñar tu nombre; hay que salir a la arena, entregarse a tu furia, rozar tus cuernos invencibles y dejar que tu fuego me arda en el pecho. Así te amo, Dass, con la pureza de quien se abandona a la suerte de varas sabiendo que, al final, el triunfo más grande no está en el arrastre lento, sino en la llama que se enciende cuando nuestras almas se funden en un solo compás taurino.