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Las derrotas del pasado acumulan la energía utópica que explotará en la última batalla: la ‘maduración’ no está a la espera de circunstancias ‘objetivas’ para alcanzar la madurez, sino de la acumulación de derrotas.
Slavoj Zizek.
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“Art is not just a heightened procedure of providing sensual pleasures, but a medium of Truth.”
-Slavoj Zizek
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LA CRISIS POLÍTICA EN EL PERÚ Y LA EROTIZACIÓN DEL PODER: UNA REFLEXIÓN CRÍTICA
Esta erotización se produce cuando la interpelación ideológica del sistema ya no puede capturar a los sujetos y, por tanto, ya no es capaz de ordenar racionalmente el lugar que cada uno de ellos debe ocupar en el tejido social. Como resultado el poder queda atrapado en un proceso repetitivo y un gesto vacío cuasi-disfuncional que se expresa en una mancha de placer obsceno que debilita el equilibro de fuerzas.
En consecuencia, las instituciones encargadas de asegurar y legitimar esas posiciones simbólicas fracasan en satisfacer racionalmente las demandas sociales de la sociedad civil. Se produce una crisis institucional. Frente a ello, el sistema recurre a las fuerzas represivas y la judicialización para corregir su déficit institucional y democrático. De esta manera se introduce una ambigüedad, que provoca eso que los politólogos llaman una "crisis de representación política", ya que no se puede identificar quien es el que manda y quienes son los que obedecen. Las demandas reprimidas vuelven violentamente en la forma de un populismo radical que establece un antagonismo entre "el pueblo y la elite". Las estructuras de poder, al estar completamente erotizadas, fallan en su propósito de interpelar y despolitizar a los agentes en el seno de la sociedad.
Si bien la violencia del Estado puede garantizar, por un tiempo limitado, el funcionamiento del sistema, este enfoque siempre es precario, y eventualmente conduce al colapso del sistema. La reestructuración de sus instituciones y el respaldo de los agentes sociales son clave para evitar esto. De esta manera, las instituciones deberían borrar racionalmente esas fronteras antagónicas mediante la gestión pública y el dialogo político. Sin embargo, en la realidad ocurre lo contrario: una permanente crisis política e institucional.
Por tanto, un poder que se desarrolla suavemente, abre las puertas a lideres populistas, ya sean de derecha o de izquierda, para que hegemonicen el espacio social fracturándolo internamente. De este modo logran legitimarse frente a la sociedad civil como los únicos que son capaces de limitar y controlar este exceso de goce que genera la crisis política. Sin embargo, es que todavía no existe ese líder que articule las demandas insatisfechas e instituya radicalmente una nueva configuración política en el país.
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EL DISCURSO PERVERSO DE ANTAURO HUMALA Y LA BÚSQUEDA DE LA COSA NACIONAL PERDIDA
El discurso de Antauro es un conjunto de ideas inconexas y absurdas que no resiste el análisis lógico. En sus asambleas vocifera apasionadamente una mezcla de nacionalismo extremo, estatismo nostálgico velasquista y belicismo revanchista anti-chileno, acompañado de una feroz homofobia hacia lo diferente. Podría parecer el caso clínico de alguien con alto estrés postraumático provocado por el aislamiento carcelario y el consumo de drogas.
Sin embargo, ese no es el caso. Antauro es un sujeto perverso ya que se considera a sí mismo como el instrumento del goce de la nación, pero solo de una parte de la misma que se siente históricamente excluida y que, por eso mismo, representaría a toda la nación. En este sentido, su discurso rechaza la racionalidad dialógica liberal y la tolerancia multicultural progresista, y solo apela a las pasiones de la plebe que espera ansiosamente un líder, es decir, él, que le ayude a recuperar la cosa nacional perdida de la cual se le habría impedido gozar plenamente por más de 200 años. En otros términos, su discurso interpela a esa parte que no encuentra un espacio en el régimen liberal democrático y en el mercado capitalista, una parte que no tiene parte en el sistema pero que reclama ser el pueblo legitimo.
Antauro entiende esto perfectamente y, sin perder más tiempo, ha trabajado en su liderazgo fuerte y autoritario para que su cuerpo empiece a operar como el punto aglutinante y unificante del espacio social, es decir, “el pequeño objeto de deseo” que anude y sintetice metafóricamente las demandas insatisfechas. En otros términos, quiere convertir su cuerpo mortal y particular en el espacio donde se encarnen los intereses y los deseos universales de la nación-pueblo. En esto no es diferente de otros lideres populista.
No es extraño, entonces, que el mayor Antauro Humala desprecie abiertamente la democracia liberal ya que cree que él es el único punto de singularidad en el cual la unidad del pueblo es posible. Se ve a sí mismo como el destinatario teleológico del llamado de la nación, es decir, "el gran otro" que le habría asignado la tarea de liberarla de una elite criolla, capitalista y corrupta. De este modo, nadie puede cuestionar su posición privilegiada ya que deviene en una conciencia efectiva. Estas son las condiciones para un despotismo populista.
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LA INSOPORTABLE TIRANÍA DE LA CORRECCIÓN POLÍTICA
por: Eduard A. Ccoa Jordán
La corrección política multicultural y la cultural de la cancelación “woke” se asemejan cada vez más a la sociedad distópica representada en la película de acción y ciencia ficción, el Demoledor (1994) dirigida por Marco Brambilla. En esta sociedad la guerra, la pobreza, la delincuencia y otros males sociales han sido erradicados por completo. Los habitantes, al igual que “los últimos hombres” de Nietzsche, vegetan en las calles donde nada parece suceder. Como resultado, la policía es solo una institución decorativa y diplomática, y la política parece haberse reducido a una mera administración de las cosas. En este sentido, la policía y la política se vuelven indistinguibles. Si uno examina los detalles, se dará cuenta de que es una sociedad que aparenta ser transparente y profiláctica. Por ejemplo, la comida es orgánica y el amor se reduce a una simulación virtual; en resumen, las vulgaridades y todos los excesos libidinales son penalizados. Es el lugar perfecto del no-acontecimiento, es decir, un espacio ideológico despojado de cualquier patología perversa, un lugar con el que cualquier progresista de izquierdas sueña.
Sin embargo, la trama de la película muestra que esta sociedad no es tan transparente como se muestra, ya que revela a los excluidos del sistema que viven en las alcantarillas de la ciudad. En este sentido, fracasa en dar cuenta positiva y racionalmente de sus procesos parciales; por el contrario, se muestra como un orden social atravesado por los conflictos entre dos grupos sociales. En otras palabras, el poder instituido depende de una configuración histórica antes que de una racionalidad trascendental o "geist". Este conflicto en la película se muestra gráficamente con la lucha entre los de que están arriba y los que están abajo. Arriba es el lugar de la elite, los ciudadanos y la policía que han aceptado vivir bajo las reglas de una sociedad del no-acontecimiento, mientras que abajo es el lugar de los exiliados, los pobres __ o en términos de Ranciere, la parte que no tiene lugar__, aquellos que decidieron renunciar al estilo de vida de los de arriba y se refugian en las alcantarillas de la ciudad.
Esta situación se vuelve intolerable para los poderosos de arriba, en especial para Cocteau, el supremo líder que gobierna con mano de hierro ese régimen totalitario, ya que temen que su sociedad sea invadida y tomada por los de abajo. Para evitar que la plebe cuestione, deciden matar a su carismático líder, Edgar Friendly, interpretado por Denis Leary. Pero como Cocteau es incapaz de usar la violencia por sí mismo, decide descongelar a Simon Phoenix, interpretado por Wesley Snipes, un peligroso terrorista condenado y criogenizado en los noventa por sus crímenes. Cuando Simon es liberado de su sueño criogénico causa un enorme tumulto en las calles aterrorizando a los ciudadanos y a la policía en lugar de cumplir con su objetivo. Para detener a Simon, la policía, ajena a los planes de Cocteau, decide descongelar a John Spartan, interpretado por Sylvester Stallone, un expolicía rudo y rebelde condenado y criogenizado injustamente por culpa de Simon. La estrategia es clara: solo un psicópata puede luchar contra otro psicópata. Y así comienza una serie de feroces peleas callejeras entre ambos enemigos.
Sin embargo, Spartan empieza a darse cuenta del verdadero motivo por el que Simon fue descongelado y liberado. Decide entonces investigar lo que está sucediendo, y junto a otros policías, se adentra a las alcantarillas de la ciudad para descubrir ese submundo que se esconde allí. Lo que encentra es un lugar caotico y sucio: es decir, un auténtico bazar persa con sabor latinoamericano. Mientras sus compañeros expresan su incomodad y repulsión, Spartan se siente extrañamente atraído por este entorno, tanto que llega a probar una hamburguesa de rata. En uno de sus paseos por los túneles, Spartan tiene un encuentro casual con Edgar Friendly, el líder de los de abajo y al que Cocteau quiere muerto a cualquier precio. Lo que sucede a partir de ese momento es una fascinante y memorable charla entre Spartan y Edgar Friendly que convertirá al líder rebelde en uno de los héroes más admirados de lo políticamente incorrecto.
-John Spartan: Espera un minuto, eres ese tipo afuera de Taco Bell.
-Edgar Friendly: Sí. ¿Qué quieres?
-John Spartan: Supongo que no eres parte del 'Plan Cocteau, ¿verdad?
-Edgar Friendly: ¿Qué? ¿Codicia, engaño, abuso de poder? Eso no es un plan.
-John Spartan: ¿Por eso está todo el mundo aquí abajo?
-Edgar Friendly: Así es. Verás, según el plan de Cocteau, yo soy el enemigo porque me gusta pensar, me gusta leer. Me gusta la libertad de expresión, la libertad de elección. Soy el tipo de persona que se sentaría en un bar grasiento y pensaría: "Vaya, ¿debería tener el chuletón o la ración extragrande de costillas asadas con la guarnición de papas fritas con salsa?" QUIERO un colesterol alto. Quiero comer tocino, mantequilla y cubos de queso, ¿de acuerdo? Quiero fumar un cigarro cubano del tamaño de Cincinatti en una sección de no fumadores. Quiero correr desnudo con gelatina verde por todo el cuerpo leyendo una revista Playboy. ¿Por qué? Porque tal vez siento la necesidad de hacerlo, ¿vale? He VISTO el futuro, ¿sabes lo que es? Está hecho por un virgen de 47 años en pijama gris sumergiéndose en un baño de burbujas, bebiendo un batido de brócoli y pensando "Soy un Oscar-Meyer Wiener". Si quieres vivir en la cima, tienes que vivir a la manera de Cocteau. Lo que quiere, cuando quiere, como quiere. Tu otra opción: bajar aquí, quizás morirte de hambre.
En linea con esto, Slavoj Zizek suele decir que en la antigua Yugoslavia, los jóvenes de todas las nacionalidades que la integraban_ croatas, bosnios, serbios, etc.__pasaban un buen rato contando chistes obscenos. No se trataba tanto de hacerle la vida imposible al otro, sino de ver quien era capaz de hacer el chiste más obsceno, machista y racista. Según Zizek, esta chispa de mutua obscenidad amigable es necesaria para establecer un contacto real con el otro. Si falta esa chispa patológica, solo queda el frío respeto multicultural o esa forma de autodisciplinamiento que no permite superar el racismo y el sexismo, sino solo reprimirlos o controlarlos con el discurso de la tolerancia.
Sin embargo, esto no significa que una relación deba ser una sucesión constante e idiota de insultos. Cuando comenzaron las guerras y las pasiones étnicas en Yugoslavia, las primeras víctimas, según Zizek, fueron los chistes obscenos. De igual modo, la corrección política suprime ese espacio virtuoso de mutua obscenidad. Es por eso que el filósofo, cada vez que sale de su pequeña Liubliana, tiene la costumbre de preguntar: “Cuéntame un chiste sucio sobre ustedes y así nos hacemos amigos”. De esta forma, se establece un vinculo de confianza y amistad que permite romper las barreras del perjuicio y la distancia cultural.
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ZELENSKY O EL CUERPO SUBLIME DE LA RESISTENCIA UCRANIANA
Zelensky, el presidente de Ucrania, se ha convertido, de una manera inesperada, en el líder más importes del hemisferio occidental. Hoy en día su figura irradia un increíble e inspirador liderazgo. Lo hizo gracias a sus dotes de político hábil para organizar los recursos necesarios para defender su país y llamar, al mismo tiempo, a una coalición internacional para ayudarlo. Todo esto lo ha transformado en el político que necesita su país y occidente. Cuando todos creían que no tendría ninguna oportunidad frente al ejército ruso y al liderazgo de Putin __ que intento derrocarlo en los primeros días de la invasión__ Zelenski se ha planteado la tarea histórica y heroica de ser el hombre adecuado en el sitio equivocado que puede cambiar la historia.
Para Estados Unidos y la Unión Europea, sus más importantes benefactores y protectores, él es la respuesta antes que la pregunta, es el soldado de la libertad que lucha contra el autoritarismo de Putin y su ejército bárbaro, es el Churchill posmoderno que necesita el mundo libre y no el drogadicto nazi degenerado que dice Putin. Junto a sus soldados que portan en una mano las jabalinas y en la otra un iphone para controlar un “dron merodeador”, zelensky ha derrotado, por ahora, al segundo ejército más poderoso del mundo que ha carecido, según los expertos, de la versatilidad y la fluidez que disponen las nuevas tácticas y estrategias de las guerras posmodernas. Las comparaciones son del estilo de que el ejército ruso es un paquidermo grande y estúpido mientras que el ucraniano es una abeja audaz, inteligente y letal.
Zelensky ha capitalizado esta primera parte de la guerra y ha visto crecer su popularidad a dimensiones universales. En las plataformas virtuales no hay nadie que rechace su apabullante y seductora figura de líder carismático, y sus discursos estimulan y fertilizan las sedimentadas mentes de los políticos occidentales dándoles un nuevo motivo para reactivar su fe en la libertad. En tal sentido, el presidente ucraniano se ha convertido en el cuerpo sublime de la universalidad en la medida en que ha dejado su particularidad para representar y/o encarnar, aunque sea por un instante, la totalidad de los eventos en que los ucranianos de todos los sectores sociales y políticos se han unido contra el enemigo ruso. Ahora su cuerpo se divide en dos para representar específicamente a esa universalidad; Zelensky es eso que Laclau llamaba un punto nodal, un significante amo, un símbolo aglutinador de su propio pueblo. Su función es estructurante ya que, como totalidad política, da sentido a la identidad ucraniana.
En consecuencia, Zelensky se ha constituido en ese líder que occidente buscaba para relanzar su proyecto global de capitalismo y democracia liberal en todo el mundo. Para muchos, el mundo ha cambiado el 24 de febrero, día de la invasión. Aunque todavía no se sabe qué mundo nacerá de ese acontecimiento. La guerra, sin embargo, no ha terminado solo se ha trasladado hacia el Dombas, la región este de Ucrania, donde se vislumbra una larga y sangrienta guerra para el pueblo ucraniano. Zelensky cree en la victoria sobre Rusia, solo si sigue recibiendo financiamiento y armas de sus aliados occidentales que no le pueden negar ni una sola bala y ni un solo dólar. Organiza y ordena a sus soldados y su pueblo para la contraofensiva que lo llevara a la gloria eterna y posiblemente al panteón de los héroes y dioses de la mitología occidental. Pero el fracaso de Rusia en tomar Kiev para derrocarlo no significa necesariamente que ganara la batalla final. Y él lo sabe. La guerra en el internet y los medios ya casi está ganada, pero aún falta la victoria contundente en el campo de batalla. Su liderazgo en el que trabajó arduamente puede ser revertido fácilmente si no consigue sacar al enemigo del territorio de su país.
La guerra idealizada y romantizada desde lejos por los medios occidentales es, no obstante, una brutal carnicería para ucrania donde los huesos y la carne se trituran y se chamuscan con el metal y el fuego de la artillería pesada; este nuevo escenario puede ser también el inicio de su tragedia y el final de su liderazgo mitificado in extremis. Occidente ama a los héroes, pero solo si estos están muertos. Zelenski no quiere morir, quiere prevalecer. Hay una fantástica escena en mitad de la película de El Caballero Oscuro donde Harvey Dent le dice a Bruce Wayne la famosa frase de «O mueres como un héroe o vives lo suficiente para verte convertido en un villano». Bruce le da la razón, porque sabe que no puede ser Batman para siempre y necesita a alguien como Harvy Dent para luchar contra el sindicato del crimen. Asi, Zelensky se encuentra ante una terrible disyunción, que por ahora no es tan problemática ya que aun sigue siendo el cuerpo sublime de la libertad.
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UN GOBIERNO INCOMPETENTE
¿A qué se debe esta explosión de protesta sociales en el Perú? ¿Se trata acaso de un complot derechista contra el gobierno de Pedro Castillo como el mismo y sus aliados lo aseguran en todo momento? o ¿tiene que ver con su incompetencia para establecer una hoja de ruta eficaz y coherente? Si bien es cierto que la situación de crisis social, ingobernabilidad e inestabilidad política no es nueva, las causas de las protestas no hay que buscarlas en el complot derechista ni mucho menos en el exterior como Castillo se empeña en señalar obstinadamente. Los que saben sobre gestión social, aseguran que la causa más importante se encuentra en la pésima gestión institucional de estos conflictos por parte del gobierno. Con esto no se intenta minimizar los aspectos externos como la pandemia y las guerras que han provocado que el precio de la energía y los alimentos aumenten, generando malestar y protestas sociales. Pero el gobierno no hizo nada para prevenirlas sino, todo lo contrario, espero a que estas estallaran para recién proponer ciertos mecanismos de solución. ¿A qué se debe esta absurda inoperancia e inopia del gobierno de castillo?
Hay que tener en cuenta que el entramado de instituciones de una nación tiene como fin principal canalizar y procesar individualmente las demandas concretas relativas a la salud, educación, transporte, seguridad, etc., garantizando, de este modo, una cohesión social en interés de las mayorías. Sin embargo, las instituciones en el Perú son precarias y esto limita seriamente su eficacia para resolver, dentro un marco técnico, los conflictos sociales; asimismo, los partidos políticos ya no tienen la capacidad para representar y negociar las demandas de los agentes sociales. Pues bien, en lugar de construir un conjunto de políticas, estrategias y acciones que fortalezcan global e integralmente una institucionalidad democrática para generar profundos y amplios consensos en el Perú, el gobierno muestra una terrible incompetencia que inficiona aun mas la precaria institucionalidad del país,
Este déficit institucional deslegitima al estado peruano en amplios sectores de la sociedad __algo, que por cierto, castillo prometió cambiar__. Sin embargo, su gobierno tropieza y exacerba los conflictos sociales que ha heredado de los gobiernos anteriores. Al despreciar un estado liberal eficiente, esto es un sistema burocrático fundado en en procesos racionales, consensuales y democráticos que eviten la politización de las demandas, el gobierno permite que los agentes sociales y políticos se retiren del estado de derecho y se instalen en el espacio de la política contenciosa donde las demandas por servicios sociales concretos ceden gradualmente a un antagonismo violento y populista entre "un nosotros contra ellos".
¿Pareciese que el gobierno de castillo quiere en el fondo, como algunos creen maliciosamente, crear antagonismos sociales y políticos adrede con el fin de deslegitimar el sistema y luego proponer como salida estructural una nueva constitución? No es ningún secreto que su partido "Peru Libre" quiere reemplazar a cualquier precio el estado nación soberano por un estado plurinacional y una sociedad intercultural a la boliviana mediante la lógica populista. Sin embargo, la destrucción del precario aparato publico se debe mas a la mediocridad y la debilidad del gobierno que no ha sabido operar racionalmente las instituciones.
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LA VICTORIA DE JAVIER MILEI DESDE UNA ÓPTICA LACLAUSIANA
Influenciado por el peronismo argentino, que es un ejemplo de populismo institucionalizado que ha sabido acomodarse en sus diferentes tendencias desde mediados del siglo xx hasta el día de hoy, Ernesto Laclau propuso, a mediados de los ochentas, una teoría del populismo que resulta novedosa y relevante para el análisis de los acontecimientos actuales. Esta teoría, despojada de toda normatividad ético-política, es, según S. Zizek, una suerte de "teoría neutral" que puede incorporar diferentes compromisos políticos ya sean de derecha o izquierda. Laclau concibe el populismo como una dinámica discursiva, es decir, una lógica de construir una relación social, que puede explicar la constitución de las identidades sociales y políticas. En consecuencia, el concepto de populismo permite entender la estructura elemental de la dominación ideológica en los procesos políticos latinoamericanos y de otros lugares del mundo donde han irrumpido figuras como Erdogan, Trump y Bolsonaro, quienes han demostrado que los populistas de derechas pueden obtener los votos necesarios para gobernar.
Según la teoría del populismo, el pueblo surge cuando las demandas sociales no son satisfechas por las estructuras instituciones del estado. Esta situación lleva a una crisis de ingobernabilidad en la que los agentes sociales y políticos se ven obligados a constituirse en colectivos o movimientos sociales que reclaman que sus demandas sean satisfechas. cuando sus demandas no son escuchadas por el sistema se crean las condiciones para una división del espacio social entre un "nosotros" y un "ellos". es decir, entre los de abajo, la plebs, y los de arriba, la elite. En otras palabras el populismo es el proceso en el cual la plebs se convierte en el populus. siendo mas rigurosos es la capacitad de un agente particular de convertir sus intereses o demandas particulares en los intereses de toda la comunidad política. cuando esto sucede dicha particualridad es la única entidad legítima que puede ocupar el lugar de la universalidad, esto es, el pueblo. En este sentido, el populismo es un proceso político que consiste en la universalización de las demandas de un agente particular mediante el antagonismo y la condensación del espacio social en torno suyo: de este modo no hay totalización, sin exclusión del otro.
teniendo en cuenta esto, la insatisfacción de las demandas sociales en Argentina ha generado una oportunidad para que el economista libertario Javier Milei, logre interpelar con éxito a un sector de la población joven fustado e indignada, construyendo una plataforma electoral que denuncia los errores políticos y económicos del gobierno peronista. Este proceso de interpelación catalizada por Milei ha logrado construir un movimiento social contra los gobernantes. en este sentido, las propuestas libertarias de Milei se han convertido en lo que Laclau llama, un "significante maestro" (una demanda legitima) que ha empezado a aglutinar a las demás demandas insatisfechas en en movimiento político que poco a poco se va convirtiendo en el discurso más creíble en Argentina ya que se percibe que es capaz de resolver su problemas mas importantes. Por ejemplo, Milei propone que para acabar con la inflación económica en el país se reduzca el gasto público, se eliminen de impuestos y se privaticen las empresas públicas, y frente a la inseguridad ciudadana propone que los ciudadanos porten armas para su defensa personal. estos son solo algunos de sus propuestas mas radicales. su radical liberalismo económico y su modesto conservadurismo social se han ido volviendo en el sentido común no solo para los jóvenes sino también para una gran parte de los argentinos casados de las políticas peronistas. Milei que convencer de que solo el liberalismo puede resolver los problemas de la inseguridad, la inflación y la corrupción de los gobiernos peronistas.
la popularidad de Milei se debe gracias a que denuncia abiertamente a los políticos tradicionales a los que él llama como la “casta política” responsabilizándolos de la actual crisis económica de Argentina. en este sentido es un populista ya que ha logrado construir a sus enemigos (al peronismo en el gobierno pero también a la oposición macrista); subvirtiendo, de este modo, el espectro político tradicional argentino y con esto todas las coordenadas de inteligibilidad que habían sostenido durante mucho tiempo el sentido común de los argentinos. Milei está convencido de que el peronismo de izquierdas que gobierna Argentina solo puede ser vencido políticamente con una táctica populista de derechas. es por eso que es necesario establecer una frontera política y antagónica entre el pueblo y "la casta política". Sin esta politización radical del espacio social, sus ideas libertarias solo serían comentarios económicos cargados de una emotividad incontenible pero no practicables como medidas políticas necesarias.
Es por ello que la irrupción de Milei en la política argentina logra inscribe sus ideas libertarias y el movimiento social que las encarna en el sentido común de la sociedad argentina. Por tanto, la política ya no seria esa práctica potencialmente nociva para los libertad, la vida y la propiedad, y a la que no hace poco, aborrecía y despreciaba con tanta pasión, sino el espacio ideológico necesario en el que puede universalizar el imaginario libertario. milei sabe que es el único modo de garantizar su eficacia ideológica en la sociedad argentina: es por eso que grita desde una tribuna "Esto se cambia metiéndose adentro del sistema, dando la peleas desde adentro para luchar contra el "Status Quo", pero eso requiere de tener las pelotas para mezclarse con la casta política" . En esta dinámica antagónica el pueblo debe excluir al enemigo sin permisos y sin concesiones. “La contrapartida de que no haya déficit es que va a haber que ajustar. Este ajuste se lo vamos a hacer pagar a la casta política”, prometió.
de este modo, Milei ha sabido dividir el espacio social entre el pueblo (el bien, el orden y la libertad) y la casta (el socialismo, el asistencialismo, el caos y el mal) y unificarlas en eso que Laclau denomina una cadena equivalencial hegemonizada por su movimiento libertario. Hoy el indómito en Argentina es el libertario, considerado por el establishment como un ser peligroso y detestable que vive en el submundo de las ciberculturas cultivando odio y miedo. El mismo Milei es considerado como un comentarista estrafalario y neurótico que calentaba los programas de tv y cuyas ideas nunca debieron ser tomadas cuenta. Sin embargo, las ideas libertarias de Milei están recogiendo mejor la insatisfacción de los jóvenes de diversos sectores sociales. “Hoy la revolución es liberal” entonan extasiados sus seguidores en los mítines. Al parecer la voluntad revolucionaria, palpita en el corazón del movimiento libertario que es un populismo de derechas: “No podemos seguir abrazando los valores morales del socialismo, que son la envida y el resentimiento, el trato desigual ante la ley y el robo y hasta el asesinato. Cuando Argentina abrazó la idea de la libertad, con la Constitución de 1853, en 35 años nos convertimos en el país más rico del mundo”, conmina siempre en los medios de comunicación. Su objetivo es recuperar esa Argentina rica y prospera de principios del siglo xx. sin embargo esta " plenitud imposible" que lo mueve a él y a sus seguidores por el camino del populismo puede llevarlo a un autoritarismo que en lugar de defender los ideales de la libertad termine cercenándolas.
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LA CRTICA DE ZIZEK A LAS LUCHAS MULTICULTURALES
Según Zizek, el problema fundamental de las luchas multiculturales (anti-sexistas, antirracistas, anti-imperialistas, etc.) es que se encuentran atrapadas en una noción ingenua de ideología al pensar que su objetivo es avanzar hacia un mundo plenamente reconciliado y armonioso donde no existirían mas el racismo, el sexismo, ni el imperialismo. No es que esas luchas sean demasiado radicales sino, todo lo contrario: no son lo suficientemente radicales porque no examinan que la identidad de su propia posición subjetiva se basa en la permanencia dentro de los mismos poderes que critican y combaten. de este modo, el feminismo no podría existir sin el sexismo, el nacionalismo sin el imperialismo, ni el ambientalismo sin el desarrollismo.
En otras palabras, lo que el progresista posmoderno no entiende es que su modo de vida alternativo en tanto sujeto gay, lesbiana, ecologista, vegetariano, intelectual-activista, artista, etc. es posible gracias a un capitalismo cultural. no es extraño que hayan proliferado un mercado para estas nuevas identidades que demandas ser incluidas en el goce capitalista como la comida vegetariana, los sexshop para las personas legtbi, etc. Asistimos, entonces, a un capitalismo de las experiencias en el que estamos obligados a gozar de las mercancías que prometen experiencias vitales que cualquiera puede obtener como por ejemplo unos lentes de realidad aumentada que prometen las experiencias sexuales, gastronómicas, religiosas, étnicas, etc mas satisfactorias posibles. La cultural se ha convertido en la industria más importante del capitalismo global y el mercado provee las ropas, las comidas, la literatura, los vídeos, los juguetes, los viajes y hasta las teorías alternativas para la lucha cultural.
Esta es la razón por la que la opción de izquierdas es tan atractiva hoy en día para mucha gente, en especial para los jovenes ya que todos quieren salvar el planeta del calentamiento global o luchar por una distribución más equitativa en el mundo. sin embargo, Zizek dice que tales iniciativas o actividades transformativas que parecen ser muy nobles como el consumo responsable, la comida orgánica, los programas de reciclaje en realidad no son auténticas intervenciones transformadoras, sino que responden a una compleja economía psíquica del “sujeto neurótico” que necesita entrar en una permanente actividad política y asegurarse de que nada cambie en realidad, de que todo siga igual. Pues hay que recordar que el izquierdista multicultural necesita del sistema para satisfacer su necesidad de cambio. Por tanto, se asegura de que las relaciones capitalistas de mercado no se vean seriamente perturbadas, aun si critica algunas de sus patologías por aquí y por allá. En definitiva, el izquierdista multicultural se compromete con iniciativas que pueden hacer del capitalismo un sistema más sostenible, eco-eficiente y humanitario pero al mismo tiempo garantiza la permanencia del sistema, porque si este desapareciese, desaparecería también el goce que le proporciona estar luchando por mitigar sus problemas. Para Zizek lo que está detrás de esta obsesiva actividad progresista no es una auténtica política de izquierdas sino la ilusión de mantener intacta la fantasía que sostiene su deseo (un deseo que no depende de su objeto sino de la imposibilidad de alcanzarlo).
En otros términos, según Zizek, los activistas e intelectuales de izquierdas inconscientemente no desean lograr sus objetivos políticos, porque si lo consiguiesen, si alguna vez desapareciera de este mundo el sexismo, el racismo, la contaminación, etc., entonces tales luchas carecerían de sentido y se perdería el goce que les proporciona ser reconocidos como luchadores sociales por un mundo mejor. Por tanto, para el esloveno toda esta literatura de la angustia posmoderna no puede alumbrar una era pos-capitalista ya que terminan siendo un discurso rebelde y conservador al mismo tiempo que se cómoda plácidamente en el sistema. Esta es la razón por la que, en lugar de atravesar su propia fantasía, el activista de izquierda prefiere moverse en el mismo horizonte económico y político establecido por el capitalismo liberal democrático.
A diferencia de esta insustancial practica izquierdista posmoderna, Zizek cree que la autenticidad política radica en reconocer que somos nosotros mismos quienes sostenemos el sistema que nos oprime a través de nuestro goce. Entonces es necesario deshacernos de nuestra propia subjetividad, destruir nuestra historia, es decir, renunciar a nuestro goce mediante un acto radical, disolviendo todas nuestras coordenadas de inteligibilidad establecidas por el capitalismo. se trata de un encuentro con lo Real. Atravesar la fantasía conlleva entender que la única lucha que merece la pena es la lucha anti-capitalista y que esta exige una salida de la democracia y una trasformación radical de la subjetividad misma.
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LA TENTACIÓN CORPORATIVISTA DE PERÚ LIBRE
los marxistas suelen coincidir en que la característica más importante del capitalismo es su inherente desequilibrio estructural, esto es, que solo puede desarrollarse a través de una constante y excesiva expansión de sus condiciones de existencia. A diferencia de esta perspectiva, muchos seguidores del partido PERU LIBRE (un partido marxista) no entienden esta dinámica capitalista en el marco de una concepción materialista de la historia, sino de una amenaza externa al cuerpo sano de la comunidad. Es decir, adoptan extrañamente una posición corporativista y organicista con la que intentan contener los excesos del capitalismo (sus crisis cíclicas) y restaurar el mítico equilibrio perdido con la naturaleza ( cosmocentrismo). Podríamos decir que buscan, en un sentido holistico, un capitalismo sin sus síntomas.
Sin embargo, este corporativismo esta muy lejos del viejo idioma marxista (aunque curiosamente mas cerca del progresismo-caviar-multicultural y del giro de-colonial); se trata, por el contrario, de un sueño estético-conservador de las sociedades pre-capitalistas donde lo que importa es la integración del hombre en la gran cadena del ser (la naturaleza); y esto solo puede acontecer gracias a la mediación de un líder carismático. Es por ello que S. Zizek señala que el "discurso del amo" consiste en restaurar los desequilibrios producidos por el capitalismo en las relaciones sociales; así, "la ética del autodominio", por ejemplo, es la encarnación del antiguo amo medieval que busca limitar y regular los excesos libidinales de la economía psíquica humana. Pues bien, aquí radica el problema de estos seguidores de Perú libre: desean el regreso del antiguo amo tradicional, patriarcal y autoritario que pondría fin a la salvaje acumulación y apropiación capitalista, restableciendo (a través de un cierre metafísico) las relaciones de equilibrio entre los mundos socio-naturales. En este sentido, parece que han encontrado en Peru libre no solo la realización teleologica de esta plenitud imposible en su discurso populista sino, sobre todo, al líder que abre la fantasía de una articulación ontológica.
Por otro lado, esta unión armoniosa de los mundos (pluriversalidad) necesita también de un enemigo concreto e inmanente al que se pueda culpar de los desequilibrios y las crisis producidas por el capitalismo. En otros términos, este enemigo representa el elemento parasitario que impide el lazo con la comunidad y corrompe el goce con "la cosa nacional". En suma, el enemigo por su naturaleza conflictiva y antagónica debe ser extirpado del cuerpo de la nación. No es extraño, entonces que Peru libre combine como medio de seducción tanto el corporativismo conservador como el nacionalismo. Sea como sea, el corporativismo comunitario orgánico parece ser la vía ideología mas atractiva y seductora para Peru Libre ya que le permite mantener el fervor político de sus seguidores (especialmente en las zonas rurales altoandinas) antes que el desgastado lenguaje de la típica alineación marxista basada en la lucha de clases.
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EL FENÓMENO PEDRO CASTILLO
Si hay algo que vale la pena observar con atención en el fenómeno Pedro Castillo es la capacidad que tiene para aglutinar a diferentes sectores sociales y políticos. Unirlos solidariamente, incluso a posiciones opuestas, solo fue posible porque el profesor se convirtió en un significante político que supo situarse en el límite que separa la sociedad de la no-sociedad. Es decir, que su eficacia política empezó operar en tanto en cuanto representó la unidad y la solidaridad de esa parte de la sociedad peruana que cree que el sistema fue injusto con ellos. De tal suerte que el movimiento que acompaño a Pedro Castillo trascendió cualquier diferencia social, étnica, religiosa, sexual, etc. A diferencia de la política identitaria posmoderna que solo busca reafirmar las identidades particulares dentro de las estructuras sociales del "capitalismo pos-ideológico", la política izquierdista del profesor operó de un modo hegemónico, esto es, intento alcanzar la universalidad como tarea imposible.
Esta lógica política también se apreció claramente en sus mítines. Al final de estos, Pedro Castillo siempre terminaba con la consigna ¡No más pobres en un país rico! La clave no está en entender este refrán en su literalidad sino en su dimensión discursiva, es decir, lo que significa ideológicamente para cada agente o grupo social: pues el refrán no significa lo mismo para todos. Por ejemplo, para los pequeños comerciantes e informales significa el fin del capitalismo desenfrenado y el abuso de los aparatos burocráticos que los persiguen; para los intelectuales de izquierda significa justicia social, redistribución de la riqueza y la nacionalización de los recursos. Para los campesinos significa la preservación de sus formas de vida ante la violenta modernización que implica el extractivismo minero en sus comunidades; para los trabajadores urbanos significa el fin de la explotación y el desempleo al que los obliga el mercado globalizado. Cada posición subjetiva define y re-define el sentido del significante-refrán para inscribirlo dentro de sus marcos ideológicos. Es lo que el teórico político Ernesto Laclau llamo hace mucho tiempo como la lógica de los significantes flotantes, que consiste en la reapropiación política de palabras que son experimentadas como espontáneas y a-políticas. En este sentido, no se trata de una lucha de significados o de una aclaración semántica de los términos sino de una pugna política por la reapropiación universal de la consigna.
Si bien es cierto que los significantes hegemónicos representan la plenitud imposible que se nos escapa siempre proporcionan, sin embargo, la red simbólica y cognitiva que permite a los agentes sociales y políticos inscribir en un discurso político sus experiencias particulares. De este modo, el horizonte proporcionado por Pedro Castillo permitió leer o traducir relativamente mejor la realidad nacional a través de una repolitización de los antagonismos. El error de la derecha fue considerar estos significantes como una simple demagogia populista; no se dio cuenta que su eficacia ideológica consistía en nombrar la dimensión universal de la solidaridad social. Es por ello que los esfuerzos por convertir a Castillo en un radical izquierdista que viste un uniforme gris maoísta proto-comunista no funcionaron desde un principio.
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PEDRO CASTILLO O EL CUERPO SUBLIME DE LA DEMOCRACIA
Pedro Castillo es considerado por quienes lo siguen como un digno representante de esa multitud que exige que se oiga su voz frente a los gobernantes, frente a aquellos que ejercieron el control social, político y económico; dicen que es el portavoz de aquellos que piden justicia y quieren formar parte de la esfera pública en pie de igualdad con los de arriba. El profesor es, en términos del filósofo francés J. Ranciere, un auténtico representante de “la parte sin parte”, de los excluidos del sistema. De este modo es elevado por sus seguidores al estatus de un cuerpo sublime que encarna la sociedad en su conjunto.
y es que castillo extrae precisamente su fuerza y su autenticidad del conflicto político, que siempre es la tensión entre el cuerpo social estructurado donde cada agente social tiene su lugar, y aquellos que no tienen un lugar dentro de él. Estos, “la parte sin parte”, pueden reclamar la universalidad porque al ser la nada que no cuenta en lo social, se reconocen a sí mismos como el pueblo y, por tanto, se oponen a aquellos que defienden sus intereses. Sin embargo, sucede muchas veces que un hombre, un líder logra encarnar esta labor vaciando su concretud-particular y ocupar, de un modo afectivo, el lugar de la universalidad. En este sentido, Pedro Castillo ha sido llamado a cumplir ese trabajo político y mítico, funcionando como el “punto nodal” del acontecimiento político donde la parte se identifica con el todo.
Por eso castillo es visto por sus seguidores como un demócrata y no como un terrorista ya que encarna el antagonismo de una frontera política: nosotros (el pueblo) contra ellos (los enemigos de la democracia); mientras que sus oponentes de derecha son considerados como los verdaderos anti-demócratas porque intentan des-politizar el espacio de los antagonismos con su llamado a la normalidad en que cada agente debe ocupar su lugar. De hecho, las acusaciones de que el profesor es un político perverso que quiere dividir al pueblo no son sino parte de su eficacia política: mutatis mutandis, lo mismo sucede con los que lo acusan de ser un azuzador violento pero no entienden que él es el cuerpo que canaliza y sublima ese odio excesivo que fue acumulándose durante tanto tiempo producto de lo que E. Balibar llama la violencia objetiva o estructural de las condiciones socio-políticas del capitalismo. Para los populistas, la praxis política constituye el cortocircuito entre lo particular y lo universal, y no la gestión técnica de las relaciones sociales.
Castillo desprecia la normalidad y desea el cambio total: o sea, la plenitud imposible laclausiana en que “la parte sin parte” se constituye en el mítico pueblo y performativamente en la totalidad positiva y transparente. Los que lo admiran vislumbran por fin el verdadero “acto político” que, según S. Zizek, debe consistir en el cambio total del contexto que determina el funcionamiento de las relaciones simbólicas. No es extraño, entonces, que entre los fervientes seguidores del profesor estén los viejos marxistas totalitarios que creíamos que estaban liquidados política e históricamente.
En estas elecciones, Pedro Castillo y el movimiento que lo sigue son el “demos” que se levanta contra la élite; y, por tanto, no creen en las negociaciones parciales ni en las reivindicaciones explicitas y literales sino en la universalidad de ser oídos y considerados como iguales. Sin embargo, el deseo por encarnar la universalidad o la sociedad plenamente reconciliada suele terminar dando vuelcos cómicos y, en el peor de los casos, trágicos. Zizek ya advertía que los sublimes acontecimientos democráticos terminan en espectáculos ridículos. No sería nada extraño, parafraseando aquí al filosofo esloveno, que las heroicas masas que hoy acompañan al profesor se conviertan mañana en vulgares vagabundos de alguna ciudad Latinoamericana.
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PEDRO CASTILLO, VLADIMIR CERRON Y UNA TRAICIÓN POR AMOR
En un contexto electoral todavía incierto ¿esta Pedro Castillo dispuesto a traicionar a Vladimir Cerrón, la persona quien deposito en el toda su confianza, y lo encomendó a liderar su partido?, ¿tiene el deseo perverso de traicionar esa confianza, de herirlo e incluso de destrozarlo si es necesario? No es una decisión sencilla para el profesor. La traición es un acto que evoca recuerdos amargos en la izquierda caviar peruana. Pero está claro que Pedro Castillo necesita deshacerse de Vladimir Cerrón. De este modo, la traición se vislumbra como la única salida viable si quiere estar sentado en palacio. ¿Por qué?
Aquellos que quieren apostar por el profesor necesitan no solo un plan de gobierno coherente sino estar convencidos de que será él quien gobierne y no Cerrón. Por otra parte, ya tiene el apoyo político de la izquierda progresista que intenta corregir los lapsus línguae que aún persisten en su discurso por expresiones posmodernas y políticamente correctas. Pero, Castillo es reacio a cambiar sus viejas costumbre jacobinas y prefiere seguir aferrándose al ideario de Cerrón: en la brasa racional fundamentalista del marxismo-leninismo, el profesor es un furibundo maestro de la libertad, y eso seguramente debe fascinarlo. Por eso rehuye a ser domesticado en las buenas costumbres de la democracia liberal deliberativa que le ofrecen los caviares limeños. Esto se debe a que la moderación que le proponen los progresistas como Verónica Mendoza podría convertirlo en un caviar más para la mirada de sus seguidores que lo consideran un verdadero izquierdista. En este sentido, no puede reemplazar sus políticas de redistribución económica por las políticas del reconocimiento. Tampoco funcionara la opción de aferrarse apasionadamente al plan original de Cerrón y abrazarlo sin importar las consideraciones éticas y políticas de hacerlo porque podría romper su alianza con los moderados que lo verían como un peligro real para las instituciones democráticas. Ninguna de estas alternativas garantiza a Pedro Castillo una victoria, solo la traición a Cerron podría hacerlo.
Para eso, el profesor debe elegir la traición correcta. Aquí el filosofo esloveno Slavoj Zizek nos plantea en su libro, el títere y el enano: el núcleo perverso del cristianismo, [Buenos Aires: Paidos, 2005] tres alternativas de traición. En primer lugar esta la traición estética que se refiere a una traición de la universalidad en aras de intereses personales o patológicos: el orgullo y el deseo de humillar al otro son algunos de los rasgos más destacados. Ya hemos visto a Castillo practicar tímidamente este tipo de tracción con sus intentos torpes de alejarse de Cerrón. Por ejemplo, dice que él es quien gobernará y no Cerrón, que este no tendrá lugar en su gobierno y otras cosas parecidas. Sin embargo, esta “sencilla vileza” no le bastara para convencer a los que aún no han decidido su voto por él. Luego está la traición ética o la traición a una persona en aras de la universalidad, que tiene su momento máximo en la frase de Aristóteles “soy amigo de Platón, pero soy más amigo de la verdad”. Si castillo opta por esta traición debe levantar la universalidad (la democracia o el pueblo, por ejemplo) como la cosa más importante y trascendental que está por encima de cualquier tipo de lealtad a la figura particular de Cerrón. No obstante, el optimismo por “la política de la verdad” no podría ser suficiente para apartarlo de manera creíble. Por ultimo, esta la traición religiosa o la traición por amor: “te respeto por tus rasgos universales pero te amo por algo que está más allá de esos rasgos, y la única manera que tengo de discernir ese algo es la traición”. De tal suerte que Castillo no solo debe reconocer a Cerrón como un figura política importante sino como el cuerpo que encarna una universalidad política, pero más allá de eso debe demostrar su amor hacia el no solo como un particular-universal sino como algo que excede cualquier tipo de representación simbólica y, para comprender este exceso como tal, necesita traicionarlo. “Te traiciono y luego cuando estés aplastado y destruido por mi traición cruzamos nuestras miradas: si comprendes mi acto de traición, y solo si lo comprendes, eres un verdadero héroe”. De ahí que Zizek refiriéndose a esta traición señale que “todo líder verdadero religioso, político o filosófico tiene que provocar una traición como esta entre sus discípulos más íntimos”. Pero, la cuestión ahora es: ¿comprenderá Cerrón? y antes que eso ¿estará Castillo dispuesto a traicionarlo y cual de las opciones elegirá?
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PEDRO CASTILLO Y LA IZQUIERDA PROGRESISTA
Si hay algo autentico en el profesor Pedro Castillo ese es su radicalismo y el salvaje apego a sus ideales políticos. Eso es lo que la izquierda progresista no entiende y que intenta domesticar ingenuamente. Por ejemplo, quiere que su propuesta de una lucha de clases, sea deconstruida en políticas identitarias . Sin embargo, teme que el fanatismo político, el conservadurismo social y el populismo económico del profesor no sean maleables dentro del marco de las luchas democráticas posmodernas. Mientras tanto sigue insistiendo en que una alianza con el sea en base a un compromiso y respeto a los Derechos Humanos y las minorías. La pregunta es: ¿funcionara?
El problema es que los populistas de extrema izquierda como Pedro Castillo no obedecen las reglas de la democracia liberal parlamentaria. En realidad, las desprecian profundamente. Y Castillo lo dice abiertamente sin pedido de disculpas: no quiere una reforma por aquí y por allá, lo quiere todo. En otros términos, su voz no solo es una crítica izquierdista al modelo económico “neoliberal” sino constituye la transformación de la sociedad peruana, aunque para lograrlo primero debe transitar por la vía democrática burguesa. En este sentido, Pedro castillo es un heredero de esa vieja tradición revolucionaria partisana, hoy casi extinta en el ala izquierdista, urbana y cosmopolita.
Ahora bien, esto podría decirse, en términos zizekianos, que es “lo propiamente político” en el profesor Castillo y lo que lo diferencia sustancialmente de los débiles progresistas que han negado todo el tiempo el cambio social por la vía revolucionaria. Eso lo ha convertido en un enigma político, una reliquia del pasado y un fantasma que retorna para atormentarlos; en palabras de Badiou y Zizek Castillo es un representante de “la política de la verdad”. El miedo que causa su presencia en la izquierda moderna deconstruida se debe a que sus acciones no son un producto del cálculo deliberativo ni se deducen de criterios morales universales sino que es, antes que nada, un pasar al acto sin ninguna consideración liberal y humanitaria.
En la afirmación progresista de las identidades particulares y los estilos de vidas (étnicos, sexuales, etc.) los populistas de extrema izquierda como pedro Castillo ven solo una cínica aceptación consensualista de las estructuras económicas, sociales y políticas del capitalismo global; es decir, mientras los progresista juguetean con las políticas multiculturales (matrimonio igualitario, mariguana recreativa, etc) el capitalismo sigue su marcha triunfal. En este sentido desconfían profundamente de las políticas posmodernas como el ecologismo o el feminismo ya que son consideradas como prácticas que despolitizan el campo de las relaciones de poder. En eso no les falta razón. Así, por ejemplo, las políticas milticulturales consisten en que cada agente o minoría tiene legitimidad en la medida en que es una víctima ya sea del colonialismo o del imperialismo y, por tanto, su estatus es reconocido por las reglas de la democracia liberal que aseguran la justicia social. Esa justicia impartida a las minorías sexuales o raciales es lo que motiva y mueve a los progresistas como verónica Mendoza y otros guerrero de la justicia social para crear instituciones y/o mecanismo políticos de intervención para identificarlos y castigar a los que violan sus derechos (leyes contra el acosa sexual, la discriminación racial etc). Estas políticas posmodernas y políticamente correctas no son para Pedro Castillo más que una estrategia pos-política basada en la suspensión cultural de la política. Zizek tenía razón cuando dijo, ya hace más de treinta años, que la discusión de estas políticas identititarias y cuya resolución dentro del seno del orden global racional en el que se le asigna un lugar propio constituía el final de la política como lucha antagónica.
En consecuencia a Castillo no le gustan las demandas particulares sino que apunta al algo mucho mayor y que funciona como una articulación política laclausiana de la reestructuración global de todo el espacio social. En este sentido no es considerado un sujeto racional ni razonable para los estándares de la democracia deliberativa racional y universal. Mientras que esta izquierda plantea una política posmoderna basada en las identidades particulares, la izquierda leninista de castillo plantea el antagonismo radical en base a la construcción de un nosotros contra un ellos, del pueblo contra la oligarquía. No es extraño, entonces, que comparta con el populista de derechas Rafael Lopez Aliaga su desprecio por las instituciones democráticas liberales que moldean las políticas identitarias e interculturales del progresismo global. En otras palabras, al profesor no le interese mantener la vieja articulación entre democracia y liberalismo que dio forma a las actuales democracias representativas occidentales.
En conclusión, el profesor Castillo no puede ver en el progresismo caviar peruano sino a intelectuales y/o activistas oportunistas que no hacen más que disfrutar de los privilegios que les brinda el capitalismo. En contra de esta posición progresista basada en las "políticas experienciales" y la sub-política de la vida, los ideales leninistas de Castillo buscan un horizonte universal que cambie radicalmente las coordenadas simbólicas de nuestras vidas, y para ello intentara resucitar las pasiones políticas y el retorno violento del acontecimiento en las relaciones sociales y políticas. Por tanto una posible alianza entre la izquierda posmoderna y el de Castillo es algo muy complicada. Y está claro que la "la política de la verdad" estará siempre del lado del populista radical que se comerá al yuppie caviar como el lobo a las ovejas.
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LA IZQUIERDA CAVIAR Y SU “PURITANISMO DEL BUEN SENTIMENTAL”
Durante esta campaña la izquierda "caviar" peruana ha reaccionado histéricamente contra el populista de derechas Rafael López aliaga. Con el propósito de deslegitimarlo, no se han ahorrado nada en calificativos peyorativos. Su temor es comprensible ya que el modelo liberal consensual progresista está en grave peligro de desaparecer. En este sentido, la coalición de todos los progresistas ha tramado una estrategia de deslegitimación política basada en la suspensión ética de lo político. Este procedimiento ha consistido, básicamente, en excluir a RLA del campo político e inscribirlo dentro del campo moral para excluirlo utilizando categorías éticas. Esta reacción desesperada no es algo fortuita sino que es un mecanismo de ataque eficaz contra el avance de los populismos de derechas (y también de izquierdas) que no tienen miedo de denunciar la corrupción del establishment caviar.
Sin embargo, esta reacción solo demuestra la incapacidad de los caviares como Julio Guzmán o verónica Mendoza para movilizar a la gente en torno a proyectos políticos distintos ya que se han limitado a aceptar y asegurar las condiciones de una economía liberal de mercado o, en todo caso, en una agenda globalista de los derechos de las minorías sexuales. Ante la ausencia de un vigoroso debate democrático y en medio de una persistente crisis política, la nueva derecha populista propuesta por RLA se ha erigido en el baluarte del orden, la justicia y los valores tradicionales. En este sentido, RLA es consciente de que la política debe ser antagónica, es decir, que debe basarse en la identificación de un nosotros contra un ellos. De tal suerte que el no ha dudado en ampliar esta brecha antagónica para apelar con un discurso seductor a las diferentes formas de identificación colectiva en torno al pueblo. A diferencia de los timoratos liberales "progres" que están muy ocupados en su universalismo racional dialógico, la derecha populista es capaz de movilizar las demandas y las pasiones políticas de la gente que no han sido tenidas en cuenta por el sistema estatal fallido y los precarios partidos políticos tradicionales de centro-izquierda. Es por eso que los populistas han creado una esperanza de que todo podría ser diferente.
Evidentemente, la izquierda caviar ha rechazado absolutamente cualquier tipo de populismo ya que, según ellos, solo crea ilusiones que parten de premisas falsas y que se basan en mecanismo de exclusión como el machismo, la xenofobia, el sexismo etc. No se ha detenido, sin embargo, en pensar con sesudos análisis políticos las causas económicas, sociales y políticas de esta nueva derecha populista propuesta por RLA; se han dedicado, por el contrario, a descalificarlo como persona y a defender a cualquier precio la degradada situación de su criatura más mimada, el estado liberal constitucional. Es por eso que la izquierda caviar sigue persistiendo en el centro político o en la izquierda progresista con el fin de evitar el desastre político. A través de un desdibujamiento de la distinción clásica entre la derecha y al izquierda, no ha hecho más que conjurar la aparición traumática de sus extremos más radicales. En este sentido, no se dan cuenta, como advertía Chantal Mouffe hace casi veinte años atrás, que esta postura consensualista, cosmopolita y multicultural está socavando las instituciones de la política democrática.
Frente a todo esto, los buenos y democráticos caviares no hacen mas que ignorar el problema real y arman el viejo truco de moralizar la política antagónica creando un “cordón sanitario” con el cual pueden condenar y patologizar a RLA y a otros populista como él. Para tal propósito, ha sido útil la categoría de “extrema derecha” para descalificarlo y, con esto, excluirlo del debate político ya que es considerado un enemigo y no un adversario legítimo. El caviar y sus aliados advierten que nunca permitirán que la extrema derecha entre al debate sobre cuestiones como el aborto, los derechos de las minorías, la ideología de género, la mariguana, etc. ya que estos temas solo pueden ser discutidos dentro del universos liberal progresista y no dentro del primitivo discurso de la derecha corporativista, aislacionista y tradicionalista. La contienda política adversarial o antagónica se transforma inmediatamente en una frontera moral entre los buenos caviares y los malvados derechitas. En consecuencia RLA y los que lo siguen son inmediatamente rechazados, amonestados y despojados de cualquier legitimidad política y, peor aún, son convertidos en una reacción primitiva y cavernaria de un pasado irracional.
Cuando el espacio moral de la descalificación se vuelve legitima, el progresismo moviliza a todos los medios, ONG, y organizaciones feministas, antirracistas, etc. para que lancen ataques con un nutrido repertorio de términos denigrantes. Fachas, extremistas, xenófobos homófobicos, misóginos, etc, son algunos de la larga retahíla de adjetivos con el que han denostado a RLA. Esta estrategia no es nueva, ya ha sido utilizada en otra partes como en Europa y Norteamérica donde una alianza universal entre los liberales y los socialistas de la tercera vía se han unido para atacar a figuras como Le pen en Francia o Haider en Austria. No debe sorprender, entonces, que el caviar peruano es el típico "progre" que esta orgullo de eso que Francois Flahaut llamo el “puritanismo del buen sentimiento”. Esta actitud consiste en crear discursos sobre el bien, compadecerse de los humildes y las minorías, y expresar indignación por la maldad de los otros, los populistas de derecha. Sin embargo esta actitud humanitaria solo sirve para ocultar la mediocridad de sus candidatos y la evidente despolitización de sus planes de gobierno.
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¿POR QUÉ RAFAEL LOPEZ ALIAGA SEDUCE TANTO AL CONSERVADOR?
Porque sabe explota mejor el campo de los antagonismos. El discurso de Rafael López Aliaga (RLA) se sostiene en un anudamiento ideológico que tiene como núcleo básico una particularidad. Es decir, que hay un resto que tiñe su universo ideológico. Entonces, la principal tarea es sacar a relucir este resto hegemónico que explica su eficacia en la campaña electoral.
La estrategia de RLA consiste en rechazar el modelo de asistencia estatal porque habría sido secuestrado por la izquierda o, como él mismo la denomina, la caviarada. El Estado peruano como estructura universal es atacado y caracterizado por su ineficacia técnica y su corrupción moral. El mecanismo ideológico que permite hacer esto es la identificación de un caso particular, el caviar. Este espécimen, según RLA, es un ser que nace, crece y entra al Estado con el propósito de destruir la familia, el ejército y el estado mismo. En término más o menos sofisticados, se trata de un sujeto diferencial, descentrado, indecidible y absolutamente decisionista que va por ahí deconstruyendo, a diestra y siniestra, el marco universal y racional de la modernidad occidental (la ciencia, los derechos individuales pero también la religión cristiana); no se trata, pues, de un buen sujeto homogéneo, transparente y cartesiano que intenta edificar un Estado universal y una comunidad orgánica a partir de una matriz racional y moral. Para RLA el Estado peruano y sus aparatos se reducen a un puro mecanismo ideológico que encubre los intereses y las necesidades de los caviares antes que los del pueblo. Por tanto, el siguiente desplazamiento ideológico consiste en poner el antagonismo en términos de una lucha del bien contra el mal.
Este caso particular es usado como “lo típico” de la idea universal del Estado y como el significante de su ineficacia y su corrupción. Es decir, el caviar es el responsable de todo lo que funciona mal en la sociedad peruana. Pues bien, este mecanismo político siempre se muestra en el cortocircuito entre lo universal y lo particular. Zizek tiene razón cuando señala que las batallas ideológicas se ganan o se pierden en términos de cómo se va a politizar un contenido particular. Y RLA encontró el punto en el que se encuentra la trama de su argumentación ideológica. Para redundar más la idea, la lucha política es según Zizek (2001) “una lucha por la apropiación de los términos espontáneamente experimentados como apolíticos […]”. En este sentido, me gusta pensar, por un momento, que RLA es un laclausaiano de derechas.
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EL MULTICULTURALISMO O EL LADO OBSCENO DE LA IZQUIERDA CULTURAL LATINOAMERICANA
Es tiempo de elecciones en algunos países latinoamericanos y los candidatos de izquierda calculan sus posibilidades de volver a gobernar otra vez después de un periodo del que fueron expulsados deshonrosamente. Con su peculiar optimismo pos-ilustrado, ponen en marcha el discurso progresista y el típico eticismo políticamente correcto. En este sentido, hacen interesantes diagnósticos de la realidad latinoamericana y concluyen siempre de que es un lugar desigual y corrupto. Como insinuadores de muevas verdades creen tener la panacea para todo estos males sociales
Figuras como verónica Mendoza en Perú o Andres Araus en Ecuador representan a esa izquierda cultural latinoamericana que está completamente convencida, frente a liberales y conservadores, de su superioridad moral y epistemológica. Por ejemplo, no dejan de demostrar, cada vez que pueden, su poliatletismo intelectual y político en los medios y las redes. Por otro lado, esta actitud sapiomana también va de la mano de una hipersensibilidad hacia todo discurso “totalitario”, “opresivo” y “machista”. Cualquiera que se atreva a confundir sexo y genero es inmediatamente recriminado o algo peor. De manera que este tipo de izquierda tiene una relación muy complicada con el lenguaje y no duda en subvertirlo radicalmente.
Detrás de estas curiosas aproximaciones está la deconstrucción, el método preferido por los intelectuales de esta izquierda. La deconstrucción muestra que las estructuras sociales están fracturadas por un abismo insuperable y que, por tanto, no hay nada esencial en el mundo. Con esas verdades cuasi-transcendentales, estos intelectuales han concebido no solo una filosofía política o unas ciencias sociales posestructuralista sino una ontología política que subvierte e instituye, al mismo tiempo, todo el marco de las relaciones sociales. Resulta que las políticas identitarias como el género o la discriminación positiva tienen un claro origen es esas certezas posmodernas. O sea, ya no es posible hacer preguntas que indaguen la verdad en el sentido clásico del término, sino solo mascullar discursos que se queman en la brasa racional fundamentalista del espíritu pos-moderno. Los estudios culturales son el mejor ejemplo de ello.
[...] el rasgo básico de los estudios culturales es que ya no pueden o no están dispuestos a enfrentar las obras religiosas, científicas o filosóficas en los términos de su verdad intrínseca, sino que las reducen a la condición de productos de las circunstancias históricas, objetos de interpretación antropológico-psicoanalítica. (Zizek, 2002;145-146.)
En consecuencia, hoy la izquierda cultural latinoamericana ya no tiene la imagen de un grupo de viejos gruñones con aspectos grises; se trata más bien de sensibles jóvenes comprometidos con el medio ambiente, el humanitarismo y el cuidado. Sus candidatos se parecen cada vez más a la izquierda sexy europea, aunque todavía es posible percibir en sus discursos algunos anticuados términos como el desarrollismo y el estatalismo que se combinan con temas pos-modernos como el género, la pos-colonialidad, el eco-feminismo, los feminismos populares, el indigenismo, el buen vivir etc. Sin embargo, la lealtad fanática sigue palpitando todavía en el corazón de sus adeptos más excéntricos como las feministas que festejan su legado jacobino cada vez que pueden.
De igual modo, el objetivo de esta izquierda ya no es la construcción de la universalidad plena y total. Ahora prefiere el puro particularismo autocomplaciente de los diversos “estilos de vida” o, en el mejor de los casos, una universalidad precaria y contingente. Por ende, sus intelectuales creen que son los furibundos maestros de la libertad, aunque en realidad no lo son. Y esto ¿por que?
Zizek tenía razón al decir que la izquierda progresista no es tan radical como los tontos conservadores nos hacen creer. Con su mirada luminosamente desenfadada, el esloveno piensa que las nuevas identidades sociales y los progresistas liberales que las lideran son cínicos cómplices del capitalismo globalizado; y más aún, los acusa de haber construido un nuevo tipo de racismo, uno más adecuado para estos tiempos políticamente correctos. Esta es una acusación muy seria y va precisamente dirigida a destruir uno de los fetiches preferidos de los intelectuales progresistas: el multiculturalismo
Para Zizek el multiculturalismo es un racismo negado y autorreferencial: es decir, se trata de un racismo con distancia. Zizek (1998) señala :“Respeto la identidad del Otro, concibiendo a este como una comunidad autentica cerrada, hacia la cual, el multiculturalista, mantiene una distancia que se hace posible gracias a su posición universal privilegiada.” (p.172). Si bien ya no es el racismo colonialista de antaño, este nuevo racismo funciona como el reverso obsceno de la izquierda cultural. A diferencia de Jordán Peterson, un profesor canadiense de psicología en la universalizad deToronto que cree que el multiculturalismo qua marxismo cultural está destruyendo los cimientos liberales de la civilización occidental, Zizek cree, por el contrario, que el multiculturalismo es la nueva ideología del capitalismo.
Ambos odian a la izquierda cultural pero los motivos para hacerlo son diferentes. Zizek (1998) continua: “nuestras batallas electrónicas giran sobre los derechos de las minorías étnicas, los gays y las lesbianas, los diferentes estilos de vida y otras cuestiones de ese tipo, mientras el capitalismo continua su marcha triunfal.” (p.176). En otros términos, la izquierda cultural no es tan emancipadora como nos hacen creer todo el tiempo. En realidad solo busca histéricamente un lugar para sus demandas identitarias: el matrimonio gay, la mariguana recreativa, etc.; todo esto evidentemente dentro del universo capitalista. En este sentido el intelectual progresista latinoamericano, así como el típico caviar peruano, ama el otro folclóricos pero privado de su sustancia peligrosa (el machismo, el fanatismo religioso, etc.). Del mismo modo que se puede tomar una cerveza sin alcohol, el intelectual progresista prefieren al otro despojado de su toxicidad.
REFERENCIAS
- JAMESON, Frederic y Zizek, Slavoj. Estudios culturales. Reflexiones sobre el multiculturalismo. Buenos Aires: Editorial Paidós, 1998.
- ZIZEK, Slavoj. El Frágil Absoluto o ¿Por qué merece la pena luchar por el legado cristiano? Valencia: Pre-Textos, 2002.
- ZIZEK, Slavoj. En Defensa de la Intolerancia. Buenos Aires: sequitur, 2008.
- ZIZEK, Slavoj. El Sublime Objeto de la Ideología. Buenos Aires: Siglo XXI Editores Argentina S.A., 2003.
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