wondcrrgurl

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Te amo un montón 💖

Me encanta tenerte en mi vida.

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Entonces, pues tuve una crisis existencial, como siempre, y me fui. 

Pero ajá, esta vez pensé que quizás no volvería, pero luego me relajé un chingo y decidí que quizás me haga una nueva cuenta, más selectiva y cerrada y todo eso, porque pues no sé bruh, la vida real cada vez se pone más warrior y en cierta medida me gusta (?) es como que ya no necesito refugiarme acá, me gustan los retos que se me están presentando y el rumbo que está tomando mi existencia, con todo y las crisis y bajones.

Por lo pronto, abandono todos mis plots. Ahí pueden mandarme IM si quieren hablar o algo.

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So edité varios detalles de mi theme, actualicé mi edad so sad, cargué la sección de about me, saqué todos mis drafts y ya hice la página de mis muses, aaah tanta productividad es antinatural, ahq. Muy probablemente actualice mis tags porque me está dando fiebre por esos tags mamonsísimos con estrellitas y mil cosas JAJA no me juzguen.

¿Alguien quiere armar algo nuevo? ¿Conversar un ratito? ¿Invitarme un tecito? Aprovechemos que no tengo sueño. :(

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thewolfieprincexrp‌

  Sonrió ante aquella afirmación, pues no quería que nadie más tocara de cualquier manera insinuosa al chico. - Bien, eso me gusta - Respondió complacido. Ya si le echaban coqueteos o miradas, esas no las podía evitar sobre el castaño pero al fin y al cabo eran solo palabras, así que podía dejarlas pasar por alto, a veces. Sus labios batallaban entre ellos, dejando pequeñas mordidas en su labio inferior y estirándolo un poco para soltarlo, dejando su lengua danzar con la ajena hasta que tenia que separarse ligeramente por aire. Cuando los labios de Max empezaron a recorrer su cuello, soltó un pequeño jadeo, el chico sabia que esa parte era muy erógena y sensible para Nicky, llevo una mano al cabello de Maxwell apretando suavemente, mientras cerraba los ojos, dejando escapar pequeños jadeos y gemidos con cada beso, mordida y sin importarle en absoluto si le dejaba marcados chupetones al día siguiente, los podría cubrir con una bufanda, ladeo su cabeza para darle mejor acceso a este. Abrió los ojos dejando salir un gemido un poco más subido de tono cuando sintió la mano de su chico en su ya semi erección, no faltaba mucho para que estuviera completamente erecto. Sonrió ante aquello dicho por el chico. - Exacto..Ninguna de esas zorras sabrían complacerte como solo yo sé hacerlo… - Respondio con la voz entrecortada por la excitacion. Se acerco al oído ajeno para susurrarle. -… Ni chupartela tan bien como yo - Lamió su lóbulo y mordió suavemente este mientras gemía pecaminosamente en su oído para excitarlo de igual manera.

                       La palidez de la piel ajena le embriaga, sus avellanas permanecen fijas en su cuello, en cómo después de morderle se torna rojo, como el presagio de que al día siguiente una marca quedará allí, recordando que ha estado en esa piel. Una sonrisilla pecaminosa adorna sus labios antes de volver a lo que está haciendo, esta vez dejando una mordida más fuerte, y menos delicada que las anteriores. Después se aleja unos segundos de aquella zona, con simple intención de deleitarse con facciones ajenas, de oírlo gemir y de ver sus labios abrirse ante las atenciones que le está brindando a su erección. Y después vuelve a su cuello, a besarle un poco más. “Entonces hazlo.” Exige, mientras siente cómo la excitación se acumula en su entrepierna por la simple imagen mental de lo que tiene a continuación, así, libera de sus atenciones el cuello ajeno, sentándose sobre la cama, con la clara intención de esperar que el contrario lleve a cabo lo que le ha sido pedido previamente, sin sacarle los ojos de encima. Sin embargo su atención se desvía poco después, centrándose en la voz que escucha fuera de la habitación, diciendo el nombre de Nicky y, ¿subiendo las escaleras, al parecer? “Tu papá.” Anuncia en un susurro, para después, ni lento ni perezoso, saltar fuera de la cama y meterse debajo de la misma, ¿qué decir? Tiene experiencia en eso de huir de escenas peligrosas, así que se encontraba oculto justo a tiempo para cuando la puerta se abrió.

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thewolfieprincexrp‌

- En mí opinión creo que exageran y le dan mucha importancia. No es como si estuviera caminando junto al mismísimo Ryan Gosling a mi lado camino a una capilla - Bromeo. Aun que el chico para el era inclusive más atractivo que aquella estrella de hollywood, además de que esa sonrisa en su rostro se sentía tan… Cálida y genuina a comparación de otras con las que le eh había visto antes, pero por alguna razón la dejo ir y volvió a ponerse aquella mascara, tenia la idea de que todos a veces usaban una mascara para ocultar ciertas cosas de otros y de si mismos, hasta él. - Así es. Ambos son unos pequeños diablillos - Pues siempre tenia que vigilarlos con lo hiper activos y traviesos que a veces solían ser. - Oh ya. - No sabia que seria sentir eso, ya que su padre también los había dejado pero por causas más naturales como la muerte y no quería recordar eso en esos momentos - ¿Por que no lo haría? Los niños a esa edad suelen querer a todos, creo - Comento con una breve sonrisa. Iban llegando siguiéndole hasta aquello coche que sin duda se veía como el clásico coche de alguien de buen estatus económico, sin embargo dejo todos esos pensamientos de lado cuando de siquiera poner una mano encima de este, el ajeno le abrio la puerta y eso le tomo por sorpresa pero a la vez le demostraba lo educado que era. - No te preocupes, creo que es… Algo muy bueno y educado de tu parte. quitando el echo del genero de la persona - Dejando salir una efímera risita por como se habrá escuchado eso y simplemente sonriéndole amablemente para darle a entender que no pasaba nada.

                    “¡Pero qué dices! Si soy el Ryan Gosling de esta escuela.” Alardea, pero sus palabras salen a tono bromista, mismo que es corroborado con la efímera risilla que brota de sus fauces segundos después. Él tampoco se daba tanta importancia, pero su padre le había enseñado que la secundaria no volvía, que si durante esa época podía ser ridículamente popular, tampoco era pecado disfrutarlo. “Lo imagino.” Y por un momento se imagina cuando Michelle, su hermana, crezca, que comience a salir en citas, ugh, la simple idea le causaba incomodidad en sus adentros, como si nadie fuese lo suficientemente bueno para la menor. Pero era demasiado pronto para preocuparse por ello, en todo caso. “Bueno, espero que cuando esa etapa pase, siga queriéndome.” Y aunque sus palabras están cubiertas de broma, muy en el fondo sí lo espera, que las asperezas entre la madre de esa infante y su madre no terminen llevando su relación al desastre, menos cuando ellos no tenían mayor culpa en el cambio de pareja de su padre. Soltó una risilla nerviosa a las palabras ajenas, ojalá fuese tan sencillo quitar el echo del género en todo, pensó, pero ninguna otra palabra salió de su boca, simplemente se limitó a cerrar la puerta del contrario y después ir hasta el asiento del piloto. “¿Qué música te gusta?” Cuestiona, mientras se abrocha el cinturón y ofreciendo su celular al contrario para que buscase lo que quisiera en Spotify.

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[wondcrrgurl]

When I first got here, he was one of the worst people I had ever met in my life. And now he’s one of the best. And I know both of those people are still in there. I just want to make sure the right one wins.

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oneiricv‌

Orbes se elevaron a los cielos cuan necesidad de formular vocablos aptos para aquel cuestionar. “Te hubieras regresado, sin más.” asintió, avellanas enfocaron facciones masculinas, sonrisa burlona se apoderó de sus carmines, los cuales se anclaron hacía mejilla izquierda con picardía. “Gracias, he perdido un poco la práctica. Pero puedo asegurar que esos pastelillos no están nada mal.” bromeó imitando la verdad, índice señaló el postre encontrado en las afueras del lugar, abordado por su madre en alguna ocasión. Fémina aseguraba que se había tomado molestias en formular aquel encuentro, no obstante, era parte de su esencia, reflejo de tranquilidad. Además poco creyente de una salida enfrente de sus compañeros, las especulaciones surgían rápido junto al entendimiento de lo requerido que era su acompañante por el conjunto de personas a su alrededor. Negación ante continuar con absurdas ideas, optó por imitar accionar; yaciendo en cuclillas sobre la manta a cuadros y coger el vaso proporcionado por el impropio, leve roce de cristales evidenció un brindis. “Ese era el objetivo. Como puedes ver, aún hay muchos que no conocen el verdadero sentido del campamento.” aseguró refiriéndose a la naturaleza que les rodeaba, el hermoso paisaje que era labrado por la madre naturaleza para quienes gozaban de una plenitud.

                   “No creer hasta no probar.” Asegura, echándole un vistazo al postre antes señalado, haciéndose una pequeña nota mental de realmente juzgar que tan buena era la joven en cuanto a habilidades culinarias. “¿Cómo? ¿Qué no el verdadero sentido del campamento es emborracharse alrededor de la fogata?” Cuestiona, ceja arqueada, dando paso segundos después a una efímera carcajada. Entiende a lo que la fémina se refiere, pero es que él está acostumbrado a tener esa conexión con la naturaleza que a veces olvida que con el pasar de los días es más difícil que otros la aprecien y la incluyan en su día a día como él lo hace, viéndose atraídos por las grandes urbes, siendo la naturaleza sinónimo de aislamiento y de retraso en cuanto a conocimientos y tecnología, parecen olvidarse completamente de los tantos gustos que la misma ofrece. Sus azuleas finalmente vuelven a centrarse en su acompañante, sonrisilla dejando hacerse de sus labios. “Siempre he preferido el campo a la ciudad.” Informa, le parece un dato relevante, una pieza clave para saber quién es él y qué lo compone. “Cuando vives en una ciudad, a donde quiera que voltees ves muros: edificios, espectaculares, casas; en el campo, por su parte, es difícil que veas el límite... no lo sé, creo que de alguna forma eso afecta tu perspectiva del mundo.” Y es entonces cuando una risilla sale a flote. “Quizás suena muy loco, pero fielmente creo en ello.”

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                   Estaba entretenido, sus orbes fijos en un cuadro que intentaba pintar, pero bah, él sabía de sobra que el taller de expresión artística no era lo suyo, que ese afán de probar cosas nuevas no podía llegar tan lejos. Y se detiene en seco. La voz es tan familiar, pero no puede hacerse semejante ilusión, ¿cierto? Entonces se gira para encararla, dejando que la sonrisa en sus labios se ensanche, que manifieste todas las emociones acumuladas ante la sorpresa y el regocijo. “Por supuesto que no me daría semejante importancia.” Canturrea, entonces encaminándose hasta donde la fémina se encuentra y envolviéndola en sus brazos al instante, manchándola un tanto de pintura. “¿No fue suficiente tortura para tu hermano y volviste a complicarle más la vida, entonces?”

“Pensé que regresar al campamento sería una buena idea.” Defiende de manera apresurada, sus vocablos siendo acompañados por movimientos (quizás un tanto exagerados) de cabeza.  “No creas que he regresado exclusivamente para verte a ti.”   Y si bien sabe que es así, prefiere tratar de vender bien la mentira; hacerle creer que no es tan importante para ella como realmente lo es.  ( @wondcrrgurl )

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thewolfieprincexrp‌

No dijo nada ante eso, solo soltó una rara y nerviosa risita, pues ¿Que debía decir? “Claro que no estoy nervioso, solo que no me gusta ser el foco de atención y prefiero mi estatus como ser invisible del colegio, muchas gracias” Siguió escuchándole. - Ok, tienes razón - Sonrió algo forzado, pues por algún motivo esos chistes no le hacían gracia además de hacerle sentir un tanto incomodo. Aun que sabia que el chico no era como sus amigos o eso quería creer, que le empujaban contra los casilleros, le tiraban los libros de la mano o cosas así. - Uno nuca sabe, puedes llevarte una sorpresa. Pero es cierto, es temprano para eso - Se encogió de hombros, imitándole sin querer. Al escuchar la pregunta, su cara hizo un gesto de “o” - Oh no, al contrario me encantan. De echo tengo dos hermanos pequeños de 5 y 6 años, soy el que los cuida la mayor parte del tiempo en las noches, ya que mi madre trabaja como enfermera y si… Soy hermano y niñero - Comento riendo brevemente mientras se rascaba su nuca mientras caminaban a la salida del lugar.

                     “Si permaneces cerca de mí debes acostumbrarte a los reflectores en tu cara.” Era una vida tediosa hasta cierto punto, siempre guardando apariencias, siendo una especie de inspiración para los chicos de grados menores, dejando que el qué dirán influya en tus decisiones cotidianas. Una sonrisa se apodera de sus labios, ensanchándose al hacerse una imagen mental de un par de pequeños parecidos al joven frente a él, que además de todo eran su responsabilidad. Pero se recuerda que sonreír como imbécil no es parte de todo eso y disminuye de a poco la sonrisa, volviéndola más neutral. “¿Ah, sí? ¿Ambos varones?” Indaga, pues sí le causa cierta curiosidad. “Yo tengo una hermana menor.” Y sus orbes ruedan, recordando un pequeño detalle. “Bueno, es mi media hermana, pero...” Ademán con su diestra sale a flote, prefiere no hablar al respecto, es un tema que su madre ha vuelto tabú, que le cala hasta el alma ante la viviente prueba de que su expareja pudo seguir adelante tras el divorcio y ella se quedó estancada en recuerdos que ciertamente no volverían. “Tiene tres años y, no lo sé, parece quererme.” Se encoge de hombros, y sí, el sentimiento es recíproco, pero esa información se la reserva para él, siendo conveniente para ahorrar drama con su progenitora. Al llegar al estacionamiento, se ve encaminándose hasta su auto, abriéndole la puerta del copiloto al contrario y después frunciendo ligeramente el ceño. “Eh, no sé si esto se haga únicamente con chicas, lo siento.” Y fielmente se siente apenado, no quiere enviar señales cruzadas, no puede hacerlo, pero algo en su anatomía parece querer llevarle la contraria a cada ocasión posible.

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                    Su fatídica vida en Londres no se sentía suficiente, no cuando todo le abrumaba, cuando comenzaba a sentir su tremenda inmensidad como no más que un corral donde, fuese a donde fuese, no avanzaba nada. Y con esa motivación en mente se marchó. Tierras rusas en su mente, un teléfono que dejó olvidado en el cajón y semanas que se llevaban de a poco la putrefacción que sentía adueñarse de su alma, de su cotidianidad; nueva sensación que le permitió volver a sus tierras natales, sacar su celular nuevamente y permitirse buscarla, aún cuando la voz en su cabeza taladraba con lo mismo, le insistía imperiosamente en que se diera cuenta que ya nada bueno podía salir de allí. Pero allí estaba, alistándose para verla, cigarrillo entre fauces para calmar ansiedades, pasos que se detienen unos segundos antes de arribar al parque, dejándole dudar de la cordura en su decisión. Es entonces que la ve y nada más parece importante. ¿Cómo deshacerse de esa sensación? Del fuego que parece renacer cuando la vuelve a tener frente a sí, aún si esta vez han pasado meses desde la última vez que se vieron, porque no respira con tanta confianza como cuando la sabe a su lado. “No creo lucir mejor que tú.” Tono juguetón, cigarrillo que se retira de sus labios con ayuda de sus falanges, sonrisa que no le abandona y brazos que se atreven a rodearla en un efímero abrazo. “¿Cómo estás?” Cree necesario preguntarlo, ha pasado tanto tiempo.

Cansancio irrumpía silueta fémina, constantes mensajes de texto irrumpían su visión, situación en la que había envuelto meses atrás a su único amor. Masculino que decidió apartarse antes de conformarse con lo que tenían, jamás creyó conocer un alma tan débil como para optar tomar la decisión más factible, marcharse. Le amó, le odió y suplicó volverle a ver en cada vibración móvil. Intentos fallidos que le llevaron a la resignación: continuar con una vida donde sólo importaba ella. Al menos, creyó que era lo correcto, pero la repentina insistencia del impropio despertó las emociones que intentaba suprimir. ¿En qué momento comenzó a responder? No se percató, pero sus dígitos propiciaron el desliz de la pantalla táctil en búsqueda de solidar un encuentro.Y así fue. Anatomía fémina se postraba en las afueras dirigiéndose al parque más cercano, porque no era capaz de algo más intimo, de encontrarle a solas. Una banca fue su elección, su indició de calmar el nerviosismo que le recorría. Orbes colisionaron en un enfoque aclamando la disminución de distancia en la que se veían envueltos. “Luces bien.” comentó con torpeza. ( @wondcrrgurl )

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soiggne‌

La sorna / burla más que audible ya es palpable a sus yemas, su risa dice más que el par de sílabas que más tarde son verbalizadas, son una negativa certera en la cual la voz ajena no se permite titubear y tampoco brinda beneficio de duda a la propuesta presentada. Actúa como si tuviera conocimiento del accionar masculino, que aquella propuesta brotaría de sus carmines, como si estuviera premeditado. “No hay nada que necesite alivianar.” Masculla escondiendo azulinas tras sus párpados entretanto niega, molares se entierran en la suavidad que brinda el interior de sus mejillas procurando aplacar el enervamiento que causan los ápices verídicos que se vislumbran en el último aporte del contraparte previamente a abandonar la escena sin cuestión alguna. Joder. Sube el metal (cierre) que media entre su pulgar e índice de manera rápida, buscando tranquilidad en la porción de su cabeza que no divaga aún en proyecciones eróticas en compañía de aquel. Bañó su rostro en agua cuya temperatura bordeaba la gelidez y partió a ocupar el lugar que anteriormente dejó vacante, ésta vez con distinta posición (menos relajada) y expresión facial. “Tú si sabes lo que haces, hm.” Brama entre dientes, cree que las sílabas son inaudibles, pero erra. Su cercanía, la elección de sus palabras, maldito Jeroen. “Sándwich de pollo y lechuga, con tomates cherry, – ¿y tú?” Desviar el tópico, eso es lo que busca al mencionar su orden, una pésima compañía para aquellos tragos a decir verdad.

                 Los efímeros segundos que el ajeno tardó en volver se le antojaron eternos y, siendo sincero consigo mismo, eso le perturbaba. Le robaba por completo cualquier vislumbre de paz que quisiera apoderarse de sí. No podía quitarse de la cabeza la idea del ajeno satisfaciendo sus más bajos instintos con una imagen mental de él siendo follado, y no se refería a ese preciso instante, sino a cualquier momento en general. No sabía exactamente con qué palabras definir lo que le causaba la idea, lo que sí podía asegurar es que no lograba apartar la idea de su mente, más en esos finitos instantes, y la idea le trastornaba. Finalmente el ajeno volvió a escena, el americano entonces obligándose a devolverse el temple, a adoptar una imagen de completa serenidad, como si los recientes sucesos hubiesen sido borrados en automático de sus recuerdos. Pero cuando las palabras ajenas llegan a su audición no puede evitar fruncir el ceño, quiere cuestionar, pero en ese justo momento llegan a tomar su orden. “Una hamburguesa vegetariana, sin cebolla y con papas extra.” Pide, esperando a que el tercero en escena desaparezca y volviendo a volcar toda su atención en su compañía. “¿A qué te refieres con que sé lo que hago?” No puede evitar cuestionar, la idea de que a estas alturas el ajeno siga pensando que meramente está jugando a algo, que le está provocando o cualquier similar le es inaudita.

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mcnstcrs‌

               Realmente se encuentra preocupado por el contrario, lleva varios minutos examinando su rostro como si estuviera esperando que una mueca de dolor se formara en los labios del contrario. “No, por supuesto que no vas a morir. No te lo permitiría.” Dice con tono seguro, una sonrisa formándose en sus labios para después humedecer estos con su lengua. Tiene cosas que hacer, citas a las cuales asistir debido al evento que se acerca cada vez más. Evento que no espera con demasiado entusiasmo, para ser sincero. “Mmm, tenía que estar en algunos lugares. Pero te aseguro que puede esperar.” Probablemente tenga que lidiar con la histeria de su prometida, pero nada que no pueda manejar con unas palabras y unas disculpas no demasiado sinceras, pero lo suficiente como para calmar el temperamento de la muchacha. “¿Cómo te llamas, por cierto?” Inquiere con curiosidad, sus ojos manteniéndose fijos en los ajenos y desviándose únicamente para mirar el celular en sus manos y escribir un pequeño mensaje de texto, dando aviso que no asistiría a las citas de aquel día. “Mi nombre es Jinhwan.” Dice luego, volviendo su mirada hacia el contrario con una pequeña sonrisa volviendo a formarse en sus labios.

                  “Me quedo más tranquilo, entonces.” No puede evitar que cierta coquetería empape sus palabras, ¿qué decir? Es la única forma de descubrir si acaso tenía alguna posibilidad con su interlocutor, de indagar si acaso es gay o bisexual o algo de eso. En automático, se ve correspondiendo a la sonrisa que el ajeno porta, dejando que una de igual magnitud se haga de sus labios. “Jinhwan.” Repite, con el único afán de saciar la curiosidad de como se sentiría aquel nombre saliendo de los propios labios. “Soy Han.” Informa entonces, haciendo poco después un ademán con su diestra. “En realidad soy Haniel, pero más comúnmente me llaman Han.” Ni siquiera sabe por qué da la explicación completa, quizás es una forma de mantener la platica fluyendo. Pero entonces cae en cuenta, ¿qué se supone que está haciendo? Es decir, la situación en la que se habían conocido no era exactamente la más favorable, bien podía ser ese un claro mensaje de que nada bueno podría venir si ambos permanecían en el mismo perímetro. “No quiero retrasar lo que sea que tengas por hacer, ya corroboramos que no he de morir, si quieres puedes marcharte.” Ofrece, es una salida fácil si es que el ajeno quiere dejar como una mala experiencia todo aquello y evitarse seguir prolongándolo. Pero nuevamente sus labios se separan, otra idea cruzando su mente que se exterioriza en palabras. “O quizás podrías invitarme a comer, para compensar el infortunio.”

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mcnstcrs‌

              Probablemente si se tratase de otra persona, se limitaría a sonreír o a callarle la boca con la propia, pero sabe que el comportamiento del contrario suele ser de esa manera y, aunque le cueste admitirlo, ha comenzado a acostumbrarse a ese tipo de ideas que abandonan de su boca sin que el otro pueda controlarlas. Deja que una pequeña sonrisa se forme en sus labios ante las palabras ajenas, boca curvándose como si el muchacho hubiese dicho la mejor de las bromas. “Aunque quisieras, no podrías parar.” Y está tan seguro de sus palabras que no duda en rodear el cuerpo ajeno con sus brazos y atraerlo hacia él, siguiendo el beso que terminaría por llevarlos aún más cerca de la cama. Se aleja sólo lo que cree suficiente para así quitarle la camiseta por la cabeza, no teniendo tiempo que perder. “O tal vez lo hice para que mis vecinos no escucharan tus gritos… ¿cuál crees que sea la razón?” Sonrisa burlona vuelve a formarse en sus labios, sus dedos deslizándose por el abdomen ajeno para alcanzar el cinturón del muchacho y desabotonarlo, dando paso al botón de su pantalón. Una vez que el contrario desabotona su camisa, se toma la molestia de quitársela él mismo, apoyando luego una de sus manos sobre el abdomen ajeno para así empujarlo hacia la cama,no tardando en posicionarse sobre él. Sus labios encuentran fácil camino hasta la boca ajena nuevamente, besando sus labios por cortos segundos antes de desviar su propia boca a la mandíbula del contrario, trazando un camino de besos y pequeños chupetones hasta su cuello. Se mueve hacia un lado para que sus manos se hagan cargo del pantalón del contrario, labios curvándose nuevamente en una sonrisa que difícil es borrar considerando la situación en la que se encuentran y el logro que aquello significa. Jadeo escapa de su boca por la anticipación, su cuerpo abandona la cama para pararse frente a ella y justo en la vista del contrario, comenzando a desabotonar su pantalón para así poder desvestirse más rápido.

                 Levanta sus brazos para que la camiseta salga con mayor facilidad, labios que se ven hambrientos, necesitados de volver a recibir atenciones y contacto con el ajeno. Pero eso no pasa, antes, recibe réplica a su comentario previo y se queda estático. Si era honesto, no esperaba recibir aquella respuesta, mismo que se ve reflejado en el carmín que se apodera de sus mejillas, en sus labios entreabiertos, pero sin ningún comentario inteligente o sarcástico para decir al respecto. Y ahora se hacía una nota mental para no ser ruidoso, para evitar tener que abandonar el departamento ajeno en cuclillas y rezando por no encontrarse a alguno de los vecinos y ser inmortalizado como ‘el chico ruidoso de la noche del jueves’. Pero se obliga a alejar aquellos pensamientos que le distraen de la escena actual, mejor concentrándose en el abdomen ajeno ahora expuesto, no poniendo resistencia cuando es arrojado sobre la cama y llevando su diestra a la nuca ajena, acercándolo hacia él, profundizando el beso tanto como le es posible hasta que los labios impropios nuevamente le son arrebatados, creándole impaciencia, generándole un cruce de sentimientos al verse en absoluta merced ajena, sin siquiera un poco de control ante la escena pues apenas intenta recobrarlo le es arrebatado como un dulce a un bebé. Respiración que se acelera más a cada momento, y calor que se acumula de a poco en su entrepierna, la sensación de la humedad de labios ajenos en su cuello es insuperable, sus orbes nuevamente abriéndose cuando deja de sentir el contacto, cuando sus pantalones bajan hasta sus rodillas. Todo parece pasar tan rápido, y la sensación de ser un muñeco de trapo que el ajeno mueve y usa a gusto y disgusto no le desagrada del todo, al contrario, parece excitarle, le permite explorar una faceta de sí mismo que desconocía, qué sensaciones le causaba no ser quien poseía el control de la situación. Utiliza sus antebrazos para apoyarse y poder mejorar su visión del ajeno cuando vuelve a ponerse de pie, sus orbes fijas en su actuar, sus labios entreabiertos y la necesidad de verle desnudo embriagándolo completamente, sin poder evitar actuar como vil novato -que, en todo caso, eso era justo lo que era- que se encuentra deslumbrado ante los placeres carnales, ante las sensaciones y el disfrute que un encuentro sexual puede causarle. Es entonces cuando se permite deshacerse por completo de sus vaqueros, quedando en bóxers, mismos que evita remover porque algo le dice que aquello es algo que el ajeno disfrutaría realizar.

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thewolfieprincexrp‌

- No, dios, espero que no te reconozca, aun que apuesto a que sales muy bien en esas fotos que toman con el letrerito de números y letras - Bromeo. Más que nada para tratar de relajarse a si mismo y tratar de no pensar en eso, pues había visitado a su padre en otra ocasiones en el trabajo, viendo en el escritorio siempre pilas de expedientes y casos, etc. En todo caso esperaba que el castaño no estuviera en esa pila, si no archivado en otra parte, fuera de la vista del mayor. Al escuchar la pregunta, asintió repetidamente con la cabeza. - Si, tengo celos. No quiero que ninguna zorra te toque - Respondió sonriendo divertido, aun que lo decía en serio, no le gustaría ver a alguna chica manoseando al ajeno, pues le pondría enojado y le diría tal vez hasta de lo que iba a morir a la tipa que se pusiera en su camino con Maxwell, sin embargo trataba de manejar esos celos siempre que podía. Y no le molestaba los celos del castaño, al contrario le gustaba mucho lo posesivo que podía llegar a ser con el, inclusive algo excitante. La fricción que creaban entre sus cuerpos estaba dando frutos, pues sentía como su miembro ya estaba semi duro, creando un notable bulto. Cuando sus labios se separaron, sus pulmones lo agradecieron recuperando el aliento nuevamente, levanto los brazos para dejar que Maxwell le fuera desvistiendo poco a poco, sonriéndole y excitándose al verlo morder su labio en esa manera. Para el rubio todo paso en cuestión de segundos, con el castaño levantándole y arrojándole a su cama, esperaba que eso no hubiera hecho mucho ruido pero en esos momentos a Nicky no le importaba, solo quería seguir sintiendo los labios de su chico malo contra los de él, besándole de manera más apasionada, salvaje, demostrando cuanto le deseaba en esos momentos, con sus manos bajando hasta agarrar las orillas de la playera ajena y subiéndola separándose unos segundos para quitársela. Poco a poco sentía como la ropa solo se iba convirtiendo en algo molesto y solo quería quitarla de en medio mientras sus labios volvían al ataque de manera lujuriosa, mordiendo su labio inferior suavemente y dejando que su lengua batallara, explorando su boca mientras una mano recorría y acariciaba el cuerpo de Maxwell, el cual tanto le encantaba.

                   Una carcajada brota a las palabras ajenas, decidiendo entonces que dejará el tema por la paz. Es consciente de la preocupación que causa en el ajeno, que seguramente no es grato vivir con la preocupación de que tu novio -que, bueno, esa era una palabra de lo más fuerte, y ciertamente ellos jamás habían hablado del asunto, buscado formalizar nada, o por lo menos él lo evitaba, se sentía más cómodo así, sabiéndose exclusivo pero sin ningún título que le haga sentir encarcelado- un buen día quede preso por más que una noche o reciba un mal golpe que le mande al hospital. Y en cierta forma lo lamenta, haber enredado al ajeno en toda su mierda, hacerlo parte de su vida aun cuando sabe que las pocas cosas buenas que pueda ofrecerle no compensan la inmensidad de las malas. A las siguientes palabras, una sonrisa gloriosa se apodera de sus labios. “Ninguna zorra me toca.” Replica, buscando complacer al ajeno con aquellas palabras, aunque, si era honesto con él mismo, aquello no era del todo cierto, puesto que era de naturaleza coqueta, pero jamás dejaba que nada pasara de palabras sugerentes y algunas miradillas, no buscaba engañarle, mucho menos cuando las chicas que habitualmente le rodeaban resultaban tan ofrecidas que quitaban cualquier emoción que pudiera sentir al enredarse con ellas. Se deja quitar la playera sin poner ninguna resistencia, sus labios correspondiendo por inercia al encuentro con los ajenos, dejando que cada vez la necesidad que siente por tenerlo sea más palpable en el ambiente, en los movimientos bruscos de la batalla de comisuras. Entonces los deja en paz, sus labios comienzan a viajar hasta la mandíbula ajena, haciendo un camino de besos hasta llegar al cuello ajeno y comenzando a besarlo, a morderlo y chuparlo, mientras con una mano se encarga de no dejar caer todo el peso de su anatomía sobre la ajena, con la otra buscando introducir su mano en los pantalones ajenos, acto que le resulta fácil por el material del que se encuentran hechos y que dejan el suficiente espacio para que comience a realizar un vaivén, buscando llevar al máximo la erección ajena. “Además, estoy seguro de que ninguna de esas zorras me excitaría como tú lo haces.” Agrega, palabras que salen todavía contra el cuello ajeno, que buscan causarle más excitación.

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mustxngkiids‌

Frunce los labios a modo de fingir que pensaba, acompañada por aquel típico y repetitivo sonido de la letra m. — Luces como un panquecito — Bromea entre una suave risa y le pica la nariz a modo de juego. Si pensaba en aquello, Santiago era una persona compleja para ella, difícil de leer, pero para él no le era tan difícil de entender. Si bien aunque intentara, no podía olvidar la forma en que podía diferenciarlas, aún seguía siendo un misterio. Pudo sentir esa sensación recorriendo un poco su estómago, imaginarse la situación con él. Estaba mal, estaba mal pensar de él en esa forma. Le echa una mirada en lo que atiende a sus palabras y sigue con los ojos las facciones que apremian su rostro ¿Podía sentirse culpable pero tan bien a la vez? — ¿Y si piensa que no le importas? — Cuestiona prensando ella misma que sentiría aquello, debido a la partida de su padre cualquier situación de abandono cercano significaba un dolor irremediable Perdida unos segundos — ¿Y si cree que no la quieres ver y no funciona? — Traga saliva, su mirada se encontraba en la fantasía y se espabiló con rapidez — Eso es más cursi que la propia película — Le arroja un poco de palomitas en lo que busca ocultar cierto rubor en su rostro, la imaginación pronta de la fémina la dejó llevarse a la fantasía que el contrario describía. — Quizás…—Lo mira — Simplemente deberías besarla — Sus  orbes claras se desvían un segundo a los labios ajenos antes de volver a su rostro. Se siente llevada por un impulso y se acerca separando los labios. Se detiene, cerca, pero no lo suficiente para que su valor amaneciera, suspira — O dejarla hablar hasta que se solucione — Termina con una pequeña sonrisa en sus labios, sonrisa que intenta tapar sus dientes superiores mordiendo el labio inferior con sutileza.

                  A las palabras ajenas, se permite llevarse una mano al pecho, justo al sitio donde sabe se localiza el corazón. “Gracias.” Palabra que sale como si estuviese conmovido, como si lo dicho por la fémina no fuese más que el mejor alago que ha recibido en mucho tiempo. “Creo que mi madre puso la cantidad exacta de levadura para que mi cabello luciera así de fabuloso.” Bromea, o quizás no tanto, porque ciertamente uno de sus rasgos físicos que más le gustan es su cabello, pero aquello era algo que no diría en voz alta por no parecer demasiado vanidoso o egocéntrico. “No soy tan imbécil como para dejar que una persona que me importa piense que es irrelevante para mí.” Y ahora sus palabras salen en un tono más bajito, como si los actores dentro de la película pudieran oír lo que comentaba con la fémina y no fuese algo que deseara. Pero, ¿realmente no era así de imbécil? Porque muchas cosas parecían pasar a su alrededor sin que él siquiera se percatase, como en ese mismo instante, que se encuentra completamente ajeno a lo que está sucediendo entre ellos, aún cuando inconscientemente se ve echándole leña al fuego. “¡Tú preguntaste!, no puedes culparme por algo que tú misma has provocado, es ilógico.” Se queja, entonces tomando un par de palomitas que cayeron en su regazo, llevándoselas a la boca y comiéndoselas poco después. Sus orbes se mantienen fijas en el actuar ajeno, lo que dice quedando un poco en segundo plano, pues ahora su mente se encuentra trabajando, analizando posibilidades en aquel escenario y cuánta probabilidad hay de que todo termine tremendamente mal si se atreve a cruzar esa fina línea, si se deja llevar por el impulso y erradica la distancia que hay entre ambos. “Nunca he visto en las películas que les funcione hablar en lugar de besarse.” Dicho esto, se impulsa hacia la joven, buscando unir sus labios con los ajenos, dejando que sea un beso que inicia casto, casi inocente, como dándole la posibilidad de alejarse o de profundizarlo, dependiendo lo que quiera.

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No puede contener la risa que escapa en un gaje de emoción, esa sensación que le brindaba el ajeno la había olvidado, la extrañaba, un suspiro de nostalgia la invadió. — Calla que la humildad no te la creo — Mentía, podría ocurrir de creerle lo que fuera con tal de escucharle hablar y sostener la coherencia de que era él. Suponiendo fracciones de recuerdos nunca había leído en sus cartas la posibilidad de encontrarle, nunca había buscado más allá de su propio trabajo, puesto que alguien que tiene la posibilidad también tiene miedos. Arruga el entrecejo ante el plural y se detiene, respira hondo sintiendo un cosquilleo alegre incrementarse en su epicentro. — ¿Lo dices en serio? — Exclama al tope de la sorpresa y la posible emoción de la cual podía destilar sin miedo porque el contrario ya conocía sus facetas, o al menos podría recordarlas durante la convivencia. — N-no tienes idea — Tiene que atrapar su pecho con una mano porque la inunda la felicidad. — Me dejaste sin palabras — Confiesa con cierto esfuerzo en hablar. — Yo estoy viivendo con Matt — Y los ojos adoptan cierto brillo tímido que exponen sus mejillas — ¡Y su perra Lola! — Tiene que reírse porque es el mamífero quien ocupa más espacio en el corazón de su novio que ella misma. — ¿Qué me dices de tu vida? — Pregunta curiosa con sed de conocer más de lo que ocurrió en el tiempo apartados. 

                  “También me sorprende.” Admite, soltando una efímera risilla. ��Simplemente no entiendo cómo hace Cass para seguir soportándome después de todos estos años.” Al principio no se la puso fácil, pues volviendo de aquel catastrófico viaje, pues tras todo lo vivido y después de ser rescatados el francés había dejado al noruego, bruma que le invadió, cúmulo de sentimientos que le hicieron imposible conexión con otro ser humano durante un largo periodo, como si dejarse querer y ser querido fuese completo pecado. Pero prefiere alejar aquellas ideas de su cabeza, no dejarse inundar por dolosos recuerdos que, en su presente, no tienen mayor cabida. “No me sorprende en absoluto.” Y es que aunque a veces Matt le parecía un tanto desastroso, terminó comprendiendo que de una forma u otra todos eran un desastre andando, y bien podía asegurar que el cariño que le tenía a la fémina era sincero. “Ugh, ¿como un mini resumen?” Cuestiona, entonces buscando en su mente relatos que valiera la pena mencionar en aquel escaso tiempo. “Terminé la especialidad, soy pediatra. Estoy trabajando en el hospital general, aquí en Noruega, también doy clases en la universidad, y, eh— tengo una hija.” Lo último le sigue sonando nuevo, agridulce saliendo de sus labios, era una tremenda experiencia la que ahora estaba abarcando en esa nueva faceta como papá. “Adoptamos, Cass y yo, digo, es una pequeña bebé tan preciosa, pero— oh, no tienes idea de como llora.” Suelta una risilla, el cansancio entonces vuelve a ser casi palpable. Y entonces alza la bolsa de papel que lleva consigo. “Son pañales, de hecho.” Informa, como si fuese relevante. “¿Quieres— quieres ir a casa? Seguro Cass se alegrará de verte, y podrás conocer a Dawn.”