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#anochecer #rosa. #pink #nightfall. (en La Latina)

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“Grete Stern. Sueños” en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Inauguración el 30 de septiembre con entrada libre a partir de las 19:30. Estará expuesta hasta el 31 de enero de 2016.

“Grete Stern. Dreams” at Círculo de Bellas Artes in Madrid (Spain). Opening 30th September with free entrance from 7:30PM. Exhibition lasts till 31st January 2016.   

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Indifference feeds injustice. #lavapies #streetartistry #urbanart #streetart #graffiti #arteenlascalles #escritoenlasparedes #writtenonthewall (en Madrid, Spain)

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Una de las mejores vistas de Madrid. 

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El último samurái del Atlético de Madrid

Raúl García deja el Atlético de Madrid tras una etapa gloriosa repleta de títulos, de récords como el de rojiblanco con más partidos en Europa, de convocatorias nacionales y, sobre todo, con el reconocimiento y admiración de su parroquia atlética. “Se nos va un hombre, un capitán”, decía el Cholo Simeone, quien daba la sensación de que tenía que buscarle acomodo como fuera, aún a sabiendas de que el momento de Raúl García había pasado en el Atlético de Madrid. Algo parecido pasó con los samuráis tras la industrialización de Japón en el siglo XIX, algo que cuenta la película El último samurái, interpretada por Tom Cruise.

El Atlético ha crecido de tal manera en los últimos años, tanto como club como en plantilla, que se le exige más que disciplina, corazón y sacrificio. Raúl García era miembro de esta estirpe, a la que también pertenecen Gabi o Godín. Era el único que no jugaba en posición “defensiva” -aunque en el Atleti esto pueda sonar raro-. Lo cierto es que los fichajes de este año, casi todos de ataque, están más próximos a la velocidad, la improvisación y al gesto técnico con el balón y tienen la clara misión de liderar la transición hacia un estilo de juego más compensado entre fuerza y clase.

Raúl iba a ser titular en el último partido ante el Sevilla, pero él sabía mejor que nadie que a medida que pasaran las jornadas, esta transición atlética le pondría en una situación complicada frente al desparpajo y el hambre de los Carrasco, Vietto, Óliver... una vez que estos se empapen de compromiso y cholismo.

Se nos va el 8, el viejo samaurái que se reconvirtió tras una olvidable primera etapa atlética demostrando que se puede renacer, que supo hacer honor al himno “derrochando coraje y corazón” en cada jugada, que nunca se vio inferior ante nadie y que siempre miró al rival a los ojos dispuesto a demostrar que nadie está por encima. Si Raúl García, pese a sus limitaciones -no es especialmente rápido ni un virtuoso con el balón-, ha podido con el Madrid o con el Barça, los chavales más jóvenes como Saúl, Óliver, Koke, Carrasco, Vietto… sabrán que ellos también pueden, pero que sin esfuerzo nunca serán nada. Raúl García nunca prometía nada y lo daba todo. Metió goles, cambió su posición y se adaptó, entrenó más que nadie, incluso cuando no tocaba -me consta que se le veía por la Casa de Campo junto a Miranda entrenando por su cuenta- y fue capaz de ser el revulsivo como veterano. Todos le quieren y eso se nota porque es un capitán, el encargado junto a Gabi de dar las charlas y poner las pilas desde el minuto 1. Es un tío odiado por los rivales, ya que nunca agacha la cabeza, pero respetado como un samurái.

Raúl García, como Godín o Gabi, son la proyección del Cholo en el campo y su principal enseñanza es la de que hay que creer “partido a partido”. Los samuráis fueron abatidos y relegados a un papel secundario y casi de exposición en las grandes batallas del siglo XX, Raúl García supo verlo a tiempo; antes que quedar en evidencia y de que esa afición a la que ha apasionado lo mirara con nostalgia, agradecimiento y lástima, se marcha al Club Athletic de Bilbao, donde sabe que sí necesitan más samuráis, donde aún puede abrir a otros el camino de la garra, el sacrificio, la lucha, y demostrar que mejor morir en pie que arrodillado. Allí aún puede dar lo mejor que sabe, en el Atlético ya lo dio y abrió ese camino. 

Desde fuera muchos se preguntarán por qué Raúl García deja más poso que Turan. Por Turan hay agradecimiento; por Raúl García no solo hay eso, hay respeto y además, hay un espejo de superación en el que mirarse como deportista. Por tíos como Raúl somos del Atleti y por eso no podemos olvidarle. El legado de García está a buen recaudo, lo recogen Gabi, Godín y Koke, entre otros, sin olvidar que el Cholo mantendrá esa llama viva mientras esté al frente.

Hasta siempre, viejo samurái, hasta siempre Raúl García.