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vonzmevoyez · 4 years ago
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vonzmevoyez · 4 years ago
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vonzmevoyez · 4 years ago
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vonzmevoyez · 4 years ago
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ㅤㅤ ㅤㅤ ㅤnight foolish ━ october 27, 2013
         Cuatro chicas, charlas en desvelo y una buena comida, así es como sonaba la noche perfecta para Sana; y se aprontaba. La reunión se llevaría a cabo en el piso que alquilaba junto a Momo, que luego de una fructuosa evaluación mensual en la empresa, los planes se habían confirmado y Minatozaki no tardó en vaticinar una noche llena de goce. Junto a Momo siguió al pie de la letra el acuerdo y hora de encuentro, mas en un suspiro todo habría tomado un rumbo distinto. Ya se hacían dos horas desde que sus padres habrían arribado en Japón y la casa seguía sintiéndose apagada. Ella pidió, en ilusionada anticipación, tal vez demasiada, un arsenal de comida, pero seguían solas, sin las chicas, ni tampoco un plato de cerdo.
Jugaba con el control remoto, cambiando insistentemente la televisión ahora en la sala de estar, con los pies sobre la pequeña mesa de centro a un costado del sofá, inmóvil, hasta que la llamada de Sika entra en su teléfono; Sana contestó en un santiamén.     ━¿Dónde están? Llevamos esperándolas mucho tiempo. ━dice para volver a callar, esta vez dando paso a un mohín con un deje de desilusión. ━No hay problema, no hay problema. Que tengan un buen viaje, Sika-shi. ━suspira, lo hace como si hubiese recibido la peor noticia de su vida. Volteó a ver a Momo, desganada. ━No vendrán. Sika tiene un viaje con sus padres a Kōbe-shi y Mone no tenía dinero para venir. No tengo ni la más mínima idea de lo que pueda estar haciendo en Eunpyeong-gu.
Se trataba de asuntos de fuerza mayor, pero en el fondo le irritaba el hecho de casi tres horas perdidas. Bufó y se inclinó en el diván, encogiéndose de hombros, su estómago ruge, sabe que su desgano también le costaba por no haber comido siquiera una rebanada de pan luego de un día en la empresa para que su peso en la evaluación no fuese a traerle problemas.        ━Bueno, somos dos nada más, Momoring, y la comida no debe tardar, ¿Entiendes a lo que me refiero? Será todo para nosotras dos. ━hacía una hora, juntas había pedido comida a domicilio, lo suficiente como para cinco; con el hambre que cargaba eso no era preocupante. Pesca de las muñecas a Momo, casi empujándola fuera del sofá mientras se coloca de pie. ━Mejor preparemos la sala, ¿Por qué no vas a buscar unas mantas? Están en mi habitación ━ concluyó la menor.
Camino fuera de la sala hasta la cocina para hurgar en las alacenas más altas y tomar un par de vasos y pajillas. Llevó en su otra mano la jarra fría de agua y volvió a paso lento. Para su sorpresa, el llamado a su puerta resonó en toda la sala de estar en el preciso momento; se invadió de emoción, la comida había llegado ━¡Yo voy, Momoring! ━ vociferó y salió a por ella, hurgando en sus bolsillos por el dinero.      Podía seguir siendo una noche prometedora, después de todo, seguía teniendo a Momo junto a ella... Y el aroma de un fresco jokbal frente a ella.
MOMO
Vagaba en el fastidio de quedarse en casa por mucho tiempo, no había nada complemente suficiente para distraerse en aquella noche cansadora. De vez en cuando veía el reloj de pared y miraba a Sana, soltando una sutil risa nerviosa por el plan creado con una mezcla de anticipación e impulso por comer por antojo. ㅡNo aguantaré más. Mi estómago pide comida, Sanaaa.ㅡEl berrinche de Momo se podía notar desde el principio de su expresión, el antojo por comer delicioso y no exactamente verduras le estaba pidiendo a gritos ser devorado por una vez el esperado jokbal. El plan secreto tenía muchos riesgos al momento de ser examinadas los siguientes días, ¿Qué excusa daría? No había tiempo de respuestas para sí misma, solo el disfrutar del esperado plato: por el momento. ㅡRecuerda ser cuidadosa, nuestra comida depende de ti.ㅡSusurró entre la toma de muñeca y el pequeño empujón, demostrando en su expresión un ceño ligeramente fruncido hasta estar de acuerdo con lo ordenado: ir por mantas. Fue por ellas directamente y sin distracciones, por suerte estaban ordenadas sobre la cómoda cama de su compañera. Realmente todo iba de forma perfecta logrando estar con la emoción haciendo mariposas en su pecho. El comer jokbal era una de sus platos favoritos Coreanos y volver a comer aquella exquisitez se le hacía agua la boca. Entre sus placeres, fue interrumpida por la voz femenina: la comida ya estaba cerca. Momo tomó rápido las mantas suaves hasta ir en paso rápido hasta la sala (en dónde comerían a gusto), alzando estás en el aire hasta lograr que cayeran sobre el suelo de forma ordenada y estirada; lo más posible. ㅡ¡SANAAA, mi estómago hace ruido! ㅡFue la manera exacta para llamar la atención contraria, siguiendo con la insistencia de su estómago ante el gran antojo que tenía desde hace bastante tiempo. Ya quería disfrutar, comer sin tanta “culpa”, disfrutar con Sana. Al final de cuentas, era un secreto que guardarían hasta la tumba.
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vonzmevoyez · 4 years ago
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vonzmevoyez · 4 years ago
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vonzmevoyez · 4 years ago
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ㅤㅤ ㅤㅤ ㅤㅤ ㅤㅤㅤGREAT NEWS — september 15, 2009 ㅤㅤ ㅤㅤ ㅤㅤ Más huraña que nunca, en el último tiempo su mundo se resumía en las cuatro paredes de su cuarto. Albergaba en cada rincón una canción, una meta; su habitación se había vuelto en su templo y la princesa no pretendía salir de allí. Sin embargo, muy en el fondo, Sana sabía que no estaba efectuando lo correcto, de manera correcta. Vender su juventud a una pasión la estaba sumiendo en desolación y poco a poco se la comía por dentro, volviéndose en el lastre de su propio descubrimiento y conquista. En tropel estaba llevando su insondable sueño, insistiendo en hacer oídos sordos a quienes no habían dado ni la mínima apuesta por ella. Eligió un camino incierto, eso era cierto, pero había llegado el momento de mermar sus tiempos y comprender que ya no tenía diez años, que la preocupación de su padre tenía razón de ser y ella no podía detener su vida por algo que quizás, tan rápido como llegó, se podía ir. ㅤㅤ [13:36, 15/09/2011] Yutata: Más vale que te aparezcas. [13:39, 15/09/2011] Sanapomu: Ahí estaré; no me lo perderé si tú serás el que nos invitará el café\(^o^)/ [13:45, 15/09/2011] Yutata: Agh... ¡Pero así se habla! No salimos hace mucho. Sana, ¿Ha sucedido algo con Kotomi? Ha estado insoportable. [13:49, 15/09/2011] Sanapomu: Nada de eso tiene que ver con ella, pero les contaré todo allá~ ¿A las seis en punto? [13:52, 15/09/2011] Yutata: En Kitayamacho. vamos por el mejor yakitori—y nuestra explicación. ¡Te vemos allá! [13:56, 15/09/2011] Sanapomu: Nos vemos allá, pulgoso. ㅤㅤ Entre sus estudios y los arduos ensayos de baile en la academia y en casa, el tiempo fuera de su cuarto avanzaba como siempre y se le había escapado volando. Las hojas anunciaban la llegada del otoño, y ella, tal como el ocaso que retrataba el escarlata caído en las avenidas de Tennoji-ku, en júbilo se levantaba de su amparo. Eran tiempos complicados para Sana, con un vaivén de calificaciones y su mejor amiga sin dirigirle palabra alguna más que para reprocharle por haber pasado a la segunda fase, un respiro, era lo único que necesitaba para volver empezar y levantarse de aquella confusión, pues se había dado cuenta que había dejado atrás cosas esenciales, volviendo su inocente sueño en una paroniria que se volvía en insania. ㅤㅤ Entonces, apagó el portátil, cerró su cuarto y salió pasadas las cinco, tal y como lo había acordado. Estaba fresco, los árboles se deshojaban en cada soplo. Sana tritura con sus botas las hojas caídas y roza las ramas desnudas más bajas con la mano. Casi llegando a la avenida principal de Kitayamacho, llamó a Yuta para confirmar su asistencia y hacerle memoria, así que con eso, para la muchacha no supuso problema alguno conectar los auriculares y abreviar el camino con sus canciones favoritas. Sin embargo, resultó contraproducente que su cuerpo no fuese el único que temblara por el frío en su nuca, sino el trepidar de su bolsillo delantero en la gabardina, insistiendo e insistiendo. Era su teléfono, con una llamada entrante de un número sin registrar. En un rápido reaccionar, pensó que se trataba de Yuta o incluso de Kotomi, así que no opugnó mucho y solo contestó, deteniéndose, llevando el teléfono hasta su oído y dándole la espalda a la avenida medianamente transitada.   ㅤㅤ ㅤ—¿Hola? —dice Sana. ㅤㅤ «¿Buenas tardes?, ¿Minatozaki Sana? −cuestionó una desconocida voz al otro lado del teléfono− Requeríamos hablar con usted. Le contactamos desde una de las empresas de entretenimiento a la que el pasado Abril usted habría acudido a una audición; JYP Entertainment. Tenemos una oportunidad para usted», es lo que la mujer dice y que deja a Sana con un respingo al corazón dentro de un estado de trance. Boquiabierta, escrutó todo a su al rededor, con la absurda idea de que podía tratarse de alguna mala broma, aún a sabiendas de que nadie tendría motivos y el cómo hacerle algo así. La verdad era que había sido demasiado para que su cabeza reaccionara al instante, tardó unos segundos, preguntándole a la mujer si eso era cierto, si es que de verdad la oportunidad de oro había vuelto a su puerta. Sana aceptó, por supuesto que sí, no era momento de escepticismos. ㅤㅤ «¡Nos alegra mucho! Estaremos enviando la información al correo que has proporcionado. Nos estaremos viendo pronto, Minatozaki Sana», la llamada se corta. ㅤㅤ Con el teléfono grapado a su pecho, el corazón latiendo con fuerza desmedida, la sonrisa en sus labios, y el brinco que pega antes de correr hacia donde se suponía que debía haber llegado hacía cinco minutos, hace que más de una cara voltee a ella, ¡Pero qué importaba!, solo quería llamar a su familia para dar la noticia; fue lo que hizo, cuando de cuclillas se sumergió en uno de los recovecos del jardín de una cafetería cualquiera, con el universo abierto en sus ojos. Marcó a su madre, mordiéndose el labio de la conmoción insostenible que ya le estremecía más que el el frío. ㅤㅤ ㅤ—Abuela Akiko, lo logré, lo logré.
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vonzmevoyez · 4 years ago
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ㅤㅤ ㅤㅤ ㅤㅤ ㅤㅤㅤBREAKUP — june 30, 2009 ㅤㅤ ㅤㅤ ㅤㅤ «¿Estás sola? −Sana asiente− Bien, ¿Por qué no me lo dijiste? No entiendo por qué jamás me contaste que a ti te contactaron personalmente, si no es por Rina, jamás me entero», espeta una tocada Kotomi, agarrada de sus propias manos. ㅤㅤ A Sana no le hace daño otra bronca, ni siquiera le hace daño la embestida de palabras insensatas con la que se le dirige, mucho menos la braveza con que se abre paso a su casa, había silenciado su añoranza y los días vuelto a su presencia en una innecesaria, la había dejado volverse en un fantasma de indiferencia sonámbula que solo se paseaba frente a ella como si Sana nunca hubiese existido para ella; ahora que lo sabía, volvía a ser vista por ella. La casa estaba −casi− sola y eso a Kotomi le permitió mostrar su fiera inquietud. Sana no tiembla por ella, porque es ella la que está casi al límite de la aberrante actitud que llevaba arrastrando durante esas semanas en que ella no había dado a torcer su brazo por su berrinche al rechazo. Tal vez sí estaba siendo algo egoísta, eso no lo descartaba, pero no se trataba de una amistad transitoria, ya no eran unas niñas y no tenía que darle motivos y explicar sus decisiones, sin embargo, lo haría. ㅤㅤ ㅤ—¿Puedes permanecer quieta? De verdad que tu actitud me está enervando, Kotomi —dio una breve pausa, tomando asiento en el sofá. —Estoy cansada de que siempre desvalorices mi trabajo, ¿Por qué simplemente no te puedes alegrar por mí? —el semblante de Kotomi se perturba, como si le hubiese faltado el respeto. —Por supuesto que aceptaré, ¿No es esto lo que queríamos? Yo lo haré y de verdad lamento que no hayas quedado, pero no ha sido mi culpa, deja de hacerme sentir la culpable de lo sucedido, ¿Crees que ha sido sencillo para mí? Deja de comportarte como una basura conmigo. ㅤㅤ En la sala reinó un silencio tajante y plantó un nudo en la garganta de Sana, pues el resplandor de su confianza cambió a un letal veneno cuando una fría sonrisa surcó el rostro de su "mejor amiga". Ella pregunta: «¿Hablas en serio? ¿Difícil para ti? Has quedado, ¿Qué más quieres, que diga que te lo merecías?», Sana hirvió en cólera al ser desairada cual despojo. El hielo se convierte en fuego y ella vuelve a cerrar la boca, colocándose de pie mientras se agarra de sus propios codos. «Claro que no me siento feliz luego de ser quien quedó atrás. Tú tomaste tus decisiones y conseguiste todo de forma fácil, ¿Cuál fue la parte difícil? Por favor», Kotomi termina con una irónica risa que falla ocultando. ㅤㅤ ㅤ—Vete de mi casa. Vete de acá, Kotomi —la voz se le agudiza y señala la salida. —Hablo en serio. Ya no quiero tener algo que ver contigo. Vete, por favor —habla sin medidas, sin filtros, sofocada con su insensible mirada y los nocivos gestos de Kotomi que se contrajeron hasta casi dejar escapar una injuria que alerta a su abuela y la hace asomar desde la puerta de la cocina hacia la sala. «¿Qué sucede? —dice su abuela para interrumpir lo antes posible— Deberías irte de acá, Kotomi-chan», dice su abuela con su apacible voz que busca calmar las aguas tormentosas del momento, dejando sin opción alguna a Futaba Kotomi. Si ella no podía aceptar su suerte, ella no quería estar ahí, no pertenecía ahí; su ventura ahora consistía en algo incierto, fuese lo correcto o no, pero lo correcto era zafarse de su intoxicación.
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vonzmevoyez · 4 years ago
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ㅤㅤ ㅤㅤ ㅤㅤ ㅤsick — january 07, 2012 ㅤㅤ ㅤㅤ ㅤㅤ ㅤ—Kotomi, ¿Me alcanzas la soda? —solicita hacia unos oídos sordos y una frialdad que le corta las palabras, mas no el suspiro que tarde expulsa. Pero Sana es terca como ninguna otra, así que insiste tanteando con los dedos sobre la mesa del centro comercial, hurgando entre vagas ideas que le podrían funcionar para deshacerse del hielo que entre ambas se había interpuesto y que se sentía cada vez que la veía. Luego de tomar por sí sola la botella de soda y verter sobre su boca, carraspea abrupta. —Supongo que no olvidaron que hoy vendrán a mi casa, ¿verdad? ㅤ—Tengo planes en la academia, yo paso —dice Kotomi. ㅤ—Pero acordamos irnos juntas a casa, Kotomi. ㅤ—Dije que esta vez no, Sana. Ya entiende. —concluye Kotomi, brindándole, súbita y malintencionada, un respingo al deslizar con brusquedad la silla que usaba al otro lado de la mesa. Boquiabierta, Sana siente como las mejillas se le encienden, quizás por la humillación de tener sobre ella la mirada de extraños molestos por el chirrido de la silla, tal vez la impotencia, ya no tenía claro lo que sentía, siquiera entendía en lo que parecía estar metida y que a Kotomi claramente la tenía disgustada. ㅤㅤ Para una quinceañera como ella, tan volátil y tan inmensamente despistada, no es tarea sencilla el asimilar la dimensión de los problemas que psiques ajenas pudiesen anidar; hacía semanas que la de su mejor amiga ya no era una excepción. Tarde fue que llegó a la conclusión de que a quien a lo lejos veía marcharse junto a Rina, aunque lucía igual a Kotomi, había dejado de ser ella. ㅤ ㅤ—Déjala, sabes como se pone cuando no consigue lo que quiere —sugiere Sayaka, desligada total de ese problema, ojeando su revista. ㅤ—Desde que me dejaron pasar a la segunda fase en la audición, ella ha pasado de mí como si fuese un pedazo de basura o peor aún, un demonio. ㅤ—Créeme, Sana, ella es la menos indicada para juzgar a un demonio. ㅤㅤ Resultaba agotador cada día intentar ocultar la tristeza e incontrolables sentimientos que ya habían terminado por ahogarla en su propio vaso de dolorosa conmoción ante una indiferencia muda e injustificada que le carcomía y aruñaba hasta las entrañas; su mejor amiga actuaba como su peor enemigo. En esos momentos, solo era capaz de desear con fervor que su pesar gritara y Kotomi se volteara a decirle lo de siempre: «Solo jugaba, estamos juntas en esto», cuánto la extrañaba. «¡Despierta, Sana!», pensó. Estaba siendo una ilusa, porque el tiempo pasaba y ella solo seguía arrinconándose entre la confusión de una decisión y sus puñales. En tan poco tiempo ya no sentía a su mejor amiga como una, cuando la necesitaba más que nunca, por más que gritara su nombre en cada tímida mirada temblorosa y cristalizada, en cada invitación que era rechazada, ella ya no estaba para darle una mano ni un aliento, mucho menos la explicación que Sana tampoco sabía pedir... o más bien, que no quería pedir por el miedo a la probabilidad de asumir la responsabilidad de que estuviese en juego su relación con Kotomi por un mísero «sí» que definiría su futuro, ¿Quién era la egoísta ahí? ㅤㅤ Los recovecos de su mente se comenzaban a volver cada vez más angostos, más oscuros, ya no era capaz de divisar una respuesta por más que abriera los ojos. Sus padres y su abuela estaban felices por ella, claro, lo repetían cada día en que le preguntaban si aceptaría o no, pero ella no sentía nada más que un confundido corazón, enfermo de preguntas sin respuesta, cansado de los injustos reproches consignados por la única persona de la que deseaba sentir un sustento. Qué ironía su vida, tan desdichada cuando creía que ya estaría en camino por lo que más soñaba, su oportunidad se trizaba y el mundo había comenzado a correr más lento sin ella desde que había abierto ese correo. Sana quería bajarse ya, no quería seguir siendo parte de ese juego del que no podía esquivar las balas. No sabía absolutamente nada, qué decir, ni qué hacer, no quería contarle a sus padres, porque traería más problemas, pero tampoco podía controlarlo más, todo eso la estaba controlando a ella y hundiendo mientras Kotomi... Kotomi ya no era quien creía admirar. ㅤㅤ ㅤ—No sé por qué me tiene que hacer esto, hacerme la responsable de su error, yo no hice nada, ¿verdad? —masculla agarrándose con desamparo sus propios debiluchos antebrazos. ㅤ—¿Acaso estás pensando en rechazar esto por Kotomi? —señala con recelo una confundida Sayaka. ㅤ—Claro que no, solo quiero que ella se detenga. ㅤㅤ
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vonzmevoyez · 4 years ago
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ㅤㅤ ㅤㅤ ㅤㅤ ㅤonly one— january 03, 2012 ㅤㅤ ㅤㅤ ㅤㅤ Los días se volvieron en semanas y las semanas en meses, hasta hacerla perderse en el tiempo y también esperanzas marchitas. Casi dos meses habían pasado desde su audición y seguía sin tener una respuesta. Su padre cada vez se mostraba más molesto y eso no era buena señal. Si algo le encolerizaba, eran los engaños, si involucraba a su hija era peor, capaz de volver la tierra en infierno. Había insinuado querer viajar personalmente a Corea a fines de enero y resolver el problema bajo sus propias medidas, pero su madre logró hacerlo recapacitar y detener sus ganas de entrometerse en algo así, pero su modo de pensar no parecía cambiar, seguiría así y las cosas empeorarían en casa, todas lo conocían y su impulsividad era algo innegable, él era capaz de todo con tal de proteger a su familia.    «¿Y si sucede lo mismo que con la hija de Naoki?», una bofetada limpia resonó en el cuarto, obligando a Sana a cubrir su propia boca con la palma de su diestra para obstruir su inquieta respiración. No era correcto escuchar conversaciones ajenas, pero el insomnio que injustamente la atacaba esa noche, la había impulsado a hacerlo. Quiso correr a su cuarto, pero la sombra de su padre dirigiéndose fuera del cuarto matrimonial le hizo petrificarse y detener su respiración, sumergiéndose en nervios que tenían temblando sus gélidas manos, erizando su piel y mordiendo su labio inferior. Estaba molesto, de eso no había duda, de solo sentir cada zancada que daba hacia la sala de estar comprendía que no era el momendo indicado para estar ahí. Jamás había presenciado una discusión entre ellos y la culpa no tardó en atormentar su ya inquieto temple. Para cuando su madre se encierra en el cuarto, Sana vuelve al cuarto para llegar de un brinco a su cama, cubriendo su cuerpo entero bajo las mantas.    Conocía a la hija de Naoki, se llamaba Atsuko, sabía que se le habían prometido una plaza en Morning Musume para ese año, pero todo había terminado siendo una mentira que acabó endeudando a la familia. No supo jamás lo que sucedió con ella ni qué fue lo que exactamente le terminó llevando a la honorable hija de los Yamamoto a internarse, pero no era algo bueno al ser su nombre censurado entre sus padres. Muchas veces le preguntó a su abuela, pero nadie jamás le respondió.              —¡Sana-chan, Sana-chan —la voz de Kotomi resuena dentro de su cabeza y sobresalta en su propia cama. —¡Vamos, despierta, despierta! ¡Hay buenas noticias!  —¿Eh? —Sana balbucea con la vista aún nublada, encontrándose sobre ella a Kotomi, saltando en su cama.  —¿Cómo entraste? —inquiere somnolienta, confundida.  — Al diablo con eso. Adivina, Sana —la toma de sus hombros y zarandea su cuerpo completo. —Mi madre me llamó para avisarme que recibí mi correo de JYP, así que vine para usar tu computadora porque estaba cerca, ¡A ti también te deben haber respondido! —vocifera haciéndose a un lado para alcanzar la laptop de su costado.    Sana se coloca de pie sin mucho más que decir, con el corazón en la garganta y despojándose de las mantas, solo preocupada de brincar fuera de su cama para abalanzarse sobre el hombro de Kotomi.
 —Yo leeré primero —decreta Kotomi haciéndola a un lado y Sana no refuta, solo evade el miedo que siente a abrir el mensaje y recibir un no luego de tanto tiempo. A diferencia suya, Kotomi era la estelar en la academia Vox, Sana solo una fiel miembro, no era de extrañar la seguridad con que su amiga se desenvolvía. Con una sonrisa, Sana espera por una respuesta o una reacción de ella, pero el silencio persiste e invade por completo su paciencia, comienza a preocuparse. Siente un nudo en la garganta y el alma pesada. Es en un segundo que Kotomi desfigura su rostro y apaga su emoción por completo. Se detienen sus saltos y el cuerpo le cae al borde de la cama. Con una incógnita tallada en el rostro, Sana deja la mano en su hombro, sabía lo que significaba, pero se niega a concluirlo por sí sola y le arrebata la laptop de su regazo para leer el decepcionante «no». Palpó su espalda; sus futuros parecían no estar en Corea.    —Está bien, Kotomi-chan, esperaremos otra audición... ¡Oye, deja eso! ¿Qué haces? Suelta mi laptop —intenta disputar por su portátil, no obstante, Kotomi transmuta su decaído faz por una fiera mirada.  —A ti te dijeron que sí —lo dice tajante, al punto en que siente como le cercena con su mirada.  —¿Eh? —cuestiona por reflejo, inclinándose hacia ella, pero al hacerlo, el mundo se le viene a sus pies y la vergüenza enciende sus mejillas. Había solo un «sí» y era el suyo. No sabía qué decir, Kotomi no la miraba, tampoco sonreía, se había incinerado por completo la felicidad con que la había recibido. Kotomi siempre la ayudó, fue ella quien le corrigió cada error, sugirió nuevas cosas, entonces, ¿Por qué ella? —Kotomi, yo... —murmura, absorta en la pantalla.
«Minatozaki Sana. Es un agrado para nosotros comunicar que obtiene el paso a la segunda fase de la audición. Nos estaremos colocando en contacto»    No se siente afortunada. No siente nada.
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vonzmevoyez · 4 years ago
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ㅤㅤ ㅤㅤ ㅤㅤ ㅤocassio — november 19, 2011 ㅤㅤ ㅤㅤ ㅤㅤ Noviembre, el invierno se volvía primavera a los ojos de la niña con la sonrisa más radiante que el mismísimo sol, esa niña, era Minatozaki Sana. Diecinueve de noviembre, el día llegó más rápido de lo imaginado. Los días se le iban en su escuela y los ensayos, las noches, entre sueños que le sabían como esa tarde, a dulce maravilla.     Semanas y meses que, Sana se la pasó trabajando como nunca lo hizo alguna vez en su trayecto dentro de la danza, que no era precisamente muy extenso pese a su fijación. Sus padres se preocuparon cuando nueva dieta y rigurosos ensayos, que se triplicaron a casi seis horas diarias, fueran los detonantes para que Sana se desmayara por fatiga dos veces a lo largo de las últimas semanas que tenía para ensayar. Keitaro, su padre, ya había echo un llamado de atención en caso de ocurrir una tercera, pero, extrañamente, no se sintió asustada, Sana arriesgó hasta sentirse preparada para ese día poder cruzar la puerta del domicilio donde daría su audición; no había razón para abdicar cuando nadaba contra-corriente y la única manera de salir era esquivando las rocas; al menos llegó viva para ese diecinueve y fue capaz de entrar con la frente en alto.     El lugar estaba colmado de aficionados, postulantes a los que Kotomi no mostró inferioridad alguna, todo lo contrario a Sana que, hundida en sus hombros, se postró detrás de su amiga a contar los tiempos de la coreografía en su mente. Se limitó a verla ensayar hasta el último segundo antes de que la llamaran a presentar, y pese a que intentó imitarla, con solo pensar en el momento en que estuviera frente al equipo de JYP juzgando cada uno de sus movimientos, su estómago se revolvió y volvió a tomar asiento; ¿Algo que la calmara? Por supuesto, tenía el visto bueno de Kotomi con respecto a su propuesta.
Kotomi era su mejor amiga, quien la instruyó desde el primer momento en que puso un pie en su academia de danza, hacía dos años atrás. Kotomi era todo lo que Sana siempre quiso y quiere ser, una chica directa, algo libre para su edad, dos años mayor que Sana, la principal atracción en la academia. Si había alguien a quien llevarían a Corea, sería a Futaba Kotomi.    «Tranquila, Sana, todo saldrá bien», dice la señora Futaba y desde su espalda, Kotomi la secunda con una sonrisa.    Sana titubea una respuesta para ambas pero queda con las palabras en la punta de la lengua cuando la misma elegante mujer que minutos atrás había llamado a Kotomi, sale a dictar otro número. «¿Número 95?», Sana, inmersa en sus pensamientos, por un nanosegundo se olvidó que llevaba un número también, por lo que comenzó a ver a todo su alrededor, hasta que Futaba manda un golpe en su brazo. «Eres tú, idiota», dice siempre tan amable. Tan despistada estaba, que sus palabras no bastaron para sacarla de dudas. Bajó su mirada y verificó el número marcado en el papel adherido a su remera: noventa y cinco. Alzó la mano y se colocó de pie. Había pasado bastante tiempo desde la última vez que Sana se había visto metida en una contienda consigo misma y su gusto por la danza, no duda de lo que hace, pero en esos momentos había perdido el juicio sobre sí misma y las piernas le temblaban indecisas, ¿Acaso sería suficiente para sus estándares? Con un nudo en la garganta y esa duda magullándole el pecho, Sana siguió a la trajeada, caminando por mero instinto, porque sus pies así lo decidieron aunque su mente se dividiera en un sí y un no, Minatozaki no se detuvo hasta cruzar la puerta tras la pelinegra un poco más baja que ella; hasta el último momento escuchó a Kotomi decir: «Buena suerte, Sana-chan». ㅤㅤ El silencio dentro del aula era abrumador, se sintió más pequeña de lo que en realidad era. Entregó la pista que presentaría y fue hasta donde los reflectores iluminaban. Cuatro jueces le miraban desde unos taburetes, solo uno de ellos le saludó. «¿Cómo te llamas? ¿De dónde eres? ¿Cuántos años tienes? ¿En qué te especializas?», la marea de preguntas le azotó súbita y casi pierde el control que tanto le costó dominar. Le tomó unos segundos reaccionar, segundos que, al parecer, habían sido clave e hizo a uno de los jueces escribir quién fuese a saber qué. Tragó en seco y esbozó una sonrisa, formalizando una acentuada venia. ㅤㅤ ㅤ—Hola, me llamo Minatozaki Sana, tengo dieciséis años y vengo desde Tennoji-ku y sigo en la secundaria—le tiembla la voz, pero no se permitió pausas, solo habló sin pensar dos ni tres. —Mi especialidad es la danza, bailo desde hace tres años y Mr. Taxi de Girls' Generation —lo logró decir antes de relamerse con nerviosismo. Se dedicó a esperar por la señal y pensó en su abuela, aferrándose a sus energías y las ganas que expresó de haber podido estar ahí para verla; respiró hondo, lo haría bien por ella, su padre y su madre. Inició la canción y ella desconectó su temor, aunque aún algo tensa, dejó que los segundos pasaran y la preocupación se diluyera con la música conectada a sus movimientos precisos y bien dominados. Su sonrisa se alzó en lo alto de sus mejillas, perdía poco a poco el peso en cada paso, cada roce de las manos en sus caderas. Barría sus miedos y también los tiempos que contaba en su mente tal y como Kotomi le había aconsejado, Sana demostraba que era esa su mayor pasión, lo que tanto anhelaba hacer; sintiéndose una pluma dejada en el viento, delicada pero a la vez firme a caer siempre al suelo. Pensaba en su abuela, risueña cuando ella bailaba con el alma. El corazón se le desprendió del pecho para sincronizar con ella y la respiración fue correcta. Buscaba con tanto fervor el dejar todo ahí, que ni las cámaras ni las luces fueron un motivo para detenerse o dudar de algún movimiento. Bailó con el mismo amor que siempre lo hacía, aunque supiera que no era la mejor. ㅤㅤ Cuando el instrumental acabó, Sana volvió a plantar cara a los jueces y permitió a su mundo volver a correr su curso. Terminó satisfecha, habiendo presentado con la misma actitud que siempre —o eso creyó. Aunque su sonrisa siempre se mantuvo viva, los rostros de los jueces no eran como los de su familia, estaban serenos, escribiendo mientras la miraban de pies a cabeza. Su sonrisa perdió fuerza y con la mirada inquieta dio un paso al frente para esperar el veredicto. ㅤㅤ «Muchas gracias por tu participación... Sana, ¿Minatozaki Sana? —asiente— Estaremos en contacto para darte los resultados», la oriunda asiente y reverencia por última vez. ㅤㅤ No le quedó de otra que salir, no sabía si eso había sido un sí o un no, había quedado a la deriva y con el rostro desfigurado. No esperaba halagos, sabía que probablemente había cometido un par de errores al iniciar, pero se sentía con la misma incertidumbre que con la que entró a ese lugar. ㅤㅤ «¿Cómo te ha ido, Sana-chan?», musitó Kotomi, recibiendo a la joven para rodear su cuello con uno de sus brazos. Sana no supo responder más que una forzada sonrisa en su rostro. «A mí me dijeron que lo hice increíble, estoy segura que lo conseguiré»
Tal vez, un lugar en ese cielo estrellado seguía siendo muy lejano para Sana. Tendría que ahogar esas dudas en silencio.
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vonzmevoyez · 4 years ago
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ㅤㅤ ㅤㅤ ㅤenchanted — november 4, 2011 ㅤㅤ ㅤㅤ ㅤㅤ «Encantadora estrella», espeta su abuela al cruzar frente a su cuarto y verla bailar; se sobresaltó más de una vez con el fragor de sus aplausos y la malévola risa tan áspera que la contagiaba; era grato tenerla en casa, sobretodo para verla compartir esa emoción por la audición que preparaba. «Serás siempre mi estrella favorita, Sana-chan» ㅤㅤㅤ Impregnada del sudor de su vigor, con una botella de agua y la computadora de su padre reproduciendo música sin parar, impetuosa, Sana no deja de bailar, de cantar, y tampoco de hablar frente al espejo para fundar hasta su última sonrisa y ensayar la última palabra. Desde aquel día en que una estrella llegó a su puerta a por ellas, un nuevo universo se abrió a sus pies, eternizando la magna ilusión de su corazón tan pulcro y empapándola con el rocío de esperanzas que abría en gran potencia nuevos brotes de sueños ostensibles al ojo de la refugiada de la manta de fervientes deseos, por lo que trabaja esa tarde. Su madre le dijo que, y lo citaba cada mañana, las nubes aún se podían alcanzar, que el primer paso ya estaba dado y sin siquiera haber precedido que esa puerta sería la que se abriría especialmente para Minatozaki Sana. Sus ojos brillan con solo pensar en el vuelco que su vida había dado. ㅤㅤ Se pensó hábil, se pensó invencible. Sana comprendía que se trataba de ganar, esta vez no de perder, aunque sabía que no tenía un camino asegurado por muy especial que haya sido su caso, cada paso era un reto y para ella la mejor parte estaba en superar sus propias expectativas y sacarlas de la pantalla hasta sus pies. Memoriza nuevos pasos, formar algo que las impulsara más allá. Así fue como Sana se levantó cada mañana, desde que leyó la carta, para arremeter contra los pasos que no dominó, las notas a las que no llegó, cada mínimo error que seguían teniendo y las mantenía ahí ancladas a la idea de continuar, de volver a a empezar la práctica. Una y otra vez lo intentó, lo intentaron. Trabajaban sin consuelo, por una razón, por un anhelo. Se descuidaba y caía, se volvía a levantar. Cayó en esos momentos cuando el ritmo cambió y el giro fue mal calculado; Sana golpea su tobillo contra la cama y todo se detiene. ㅤㅤ — Estoy bien, mamá —, Sana se vuelve a poner de pie para volver a empezar. ㅤㅤ Era cierto que a Sana le desagradaba equivocarse, en el fondo era demasiado orgullosa consigo misma como para aceptar un error, mucho menos aceptaría uno de talla como esa, donde una oportunidad tan valiosa estaba en juego, por eso nada las detenía a continuar, a intentarlo tan siquiera una vez más, sin importar lo que habría pasado en las audiciones para E-GIRLS, quería hacerlo, salir de aquella audición con un sendero seguro; quería enseñar su potencial, que los años bailando merecían reconocimiento y un lugar en ese cielo. Desde que tiene uso de memoria que entiende sobre que habían cosas por las que no bastaba tener la fe desprendiendo destellos por los ojos, habían cosas fuera de su alcance y otras que requerían el cien de sus capacidades, así que, retrocedió la música, limpió su perlada frente y volvió a empezar la coreografía, sin importar los hematomas de sus piernas. ㅤㅤ No existía barrera que la revocara de esa decisión o cualquier otra. Estaba decidida.
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vonzmevoyez · 4 years ago
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ㅤㅤ ㅤㅤ ㅤㅤ ㅤjust maybe — october 26, 2011 ㅤㅤ ㅤㅤ ㅤㅤ Tratándose de Minatozaki Sana, el silencio tenía más voz que ella; resultaba extraño para todos —y evidente para su abuela— tenerla en la mesa sin algo que contar y hundida en su silla como si la tierra se la estuviera tragando, no era algo a lo que su familia estuviera acostumbrada. En esos momentos, se mantenía tras una enigmática sombra entre el sosiego de su rostro y el agobiante tanteo de sus pies contra el suelo de la sala. Su plato seguía intacto, Sana solo vacilaba con la comida, petrificada en vida. Podría jurar que había olvidado que estaba cenando con sus padres de no ser por la segunda ronda de preguntas que su madre le echa encima sobre si acaso se encontraba bien; la muchacha eludía bebiendo agua para no ahondar cada mísero tema que señalaba la mujer que más la conocía y ella no sabía como decirlo. ㅤㅤㅤㅤ Si tuviese que elegir el día más extraño de su vida, ese sin chistes se llevaba el título. Con la afamada empresa surcoreana aparentemente interesada en ella, yendo hasta su mesa con una oportunidad de sobresalir —y fuera del país— sonaba descabellado y motivo suficiente para perder el habla. Aún así, dentro de su cabeza había un nocivo barullo de preguntas que no dejaba de rebobinar a cada segundo, magullando la bonanza de la noticia: ¿Qué pensaría su padre? ¿Se repetiría lo sucedido con su rechazo en Avex? En esos momento ella estaba siendo su propio verdugo, desmoronando su mente en nimios trozos fundidos por una nube de confusa fantasía que le acarreaba un cosquilleo al estómago y culpabilidad a su rostro. Sin anticipación, había vuelto su mente en un delirio que, por primera vez, no era capaz de resolver buscando una respuesta en sus padres o su abuela. ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ «Parece que está algo cansada, Noriko, solo déjala», interrumpió su abuela, Akiko, mientras recogía su plato, medio vacío, y el de Sana. ㅤㅤ ㅤ—No tengo apetito, he comido en casa de Kotomi-chan —se levanta de su asiento y rodea a sus padres. —Será mejor que vaya a dormir, que tengan buena noche —murmura brindándoles una tensa sonrisa. ㅤㅤ No sabía mentir y las pesadas miradas que siente a sus espaldas le ratifican que su excusa no había sido suficiente para zafarse. Entonces, fuera de la sala de estar, corrió a su cuarto, según ella, el lugar más tranquilo de casa, su guarida tenía lo que justamente quería, calma para pensar y hundir ese trastorno en la almohada para consultar cómo le diría a su padre para su aprobación. Se adentró al cuarto y lanzó a la cama, sacando de su bolso el folleto de JYP. Hacía un año atrás se encontraba en similares andanzas, lo parangonaba por el dulce sabor de una sonrisa ilusionada. Una audición seguida de un crudo rechazo en su ingreso a Avex. E-Girls siempre fue su máximo sueño que se interrumpió por la falta de experiencia y su corta edad. Su rendimiento había bajado, su padre seguía recordándoselo en cada menos setenta puntos. ㅤㅤㅤ Entretanto que Sana pensaba y releía, su abuela irrumpió en la intimidad de su cuarto e hizo que hundiera el papel bajo la almohada —por mu evidente, Sana sonrió incrédula. Akiko se echó a reír, tomando asiento a su lado, sin la necesidad de decir ni una palabra, su penetrante mirada la terminó por acorralar, pero aún así, dice: «Dime lo que sucede, Minatozaki Sana», y la muchacha resopla. ㅤㅤ ㅤ—Abuela... Hoy sucedió algo extraordinariamente extraño que no me lo creerás si no lo ves por ti misma —dice y se relame, sacando el folleto  y entregándoselo en las manos. —Estábamos en el centro comercial con Kotomi-chan, Sayaka-chan y Rina-achan, se nos acercó un hombre y me dieron la oportunidad de presentarme para JYP... Abuela, he sentido este día como el mejor de mi vida... Akiko-sama, ¿Tú crees..? —se detiene en cuestión de segundos antes de llegar al grano, dejándose ir por su mala costumbre de desviar la mirada cuando la presión la vuelve diminuta frente a cualquiera. —¿Crees que podría intentarlo? ¿Qué pensará papá..? —antes de seguir, Akiko la interrumpe. ㅤㅤ «Sana-chan, cariño, no te detengas a preguntar lo que está bien y lo que está mal, confío en que tú tienes más que claro lo que no es ético para ti. Tu padre solo se preocupa por ti, te cuida porque eres todo para él, para tu madre y para mí. Pero confía y yo confiaré. Siempre te apoyaremos, mi Sana-chan. ¡Yo te quiero ver así! Prométeme que harás lo que te hace feliz, lo que quieres en verdad. Mi Sana-chan, Sana-chan, ¿Es esto lo que quieres? —insiste picando el folleto— Prométele a esta anciana que podrá verte cumpliendo este sueño y lo que sea que te propongas», dice su abuela con sus destellos reflejados en sus ojos caídos; la envuelve en sus brazos cuando la frágil cáscara que aún envolvía a la muchacha se triza, pero sonríe, sonríen como nunca.
Podía sentir los brazos de su abuela agarrarle de la cintura diciéndole enmudecida que jamás le soltaría pese a la cantidad y tipos de puertas que se estuviesen abriendo para ella.
«Si es lo que quieres, todos te apoyaremos, pero con el cuidado que requiere algo como esto. No nos ocultes algo así. Keitaro sabe de esto y jamás se opondría a ti. Estamos aquí para ti, Sana-chan»
Por supuesto, estaba ahí.
ㅤ—Abuela... ¡Lo haré! Te prometo que lo haré.
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vonzmevoyez · 4 years ago
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ㅤㅤ ㅤㅤ ㅤㅤ ㅤㅤ october 26, 2011 ㅤㅤ ㅤㅤ ㅤㅤ ㅤ—¿Han pensado en audicionar? —inquiere Sana, oteando a su izquierda el folleto pegado en una de las vitrinas. ㅤ—Por supuesto, tal vez lo haga, tengo una coreografía propia que podría presentar, ¿Qué hay de ti, Sayaka-chan, Rina-chan? —habla y habla, como siempre, Kotomi. Rina no tarda en negar con su cabeza −era una chica tímida. ㅤ—A mí no me interesan esas cosas, creo que primero debo sacar buena puntuación en química antes de pensar en viajar y no en que mis padres me vayan a querer azotar —la respuesta de Sayaka deja al trío boquiabiertas, mirándose las unas a las otras. —Solo bromeo, aburridas. ㅤ—No me interesa con lo que le vayan a dar en el trasero a Sayaka, mejor vamos a comer, el centro comercial sigue bastante vacío, no tendremos que hacer fila. Sayaka invitará —declara Sana sujeta del brazo de Rina. ㅤㅤ Corría dos mil once y ahí decían que al cielo le hacían falta estrellas, pero también decían que nada brillaba más que los ojos ilusos de su generación. Decían, y a ella le constaba, como las oportunidades llovían a cántaros ese octubre, con cada calle tapizada en azulados panfletos de esquina a esquina, simulando la el momento de tocar el cielo. Por eso, la juventud del milenio se tomaba las calles y las redes, sedientos por atrapar el esperanzador rocío a boca abierta. Minatozaki Sana era una de ellas, llegó a hacerlo años atrás, cuando era solo una niña y actuaba frente a sus padres −son vídeos que le apena recordar. Para ese día, su pecho quemaba con ese mismo deseo, pero que ahora se obligaba a callar, mas jamás logró apagar. Por donde vaya, va viendo los panfletos y se remonta al dos mil nueve, cuando su padre no pudo arriesgar y aceptar su ingreso a Avex a entrenarse para E-Girls a tan temprana edad, lo que volvió su deseo en un lejano sueño, que ahora la ahogaba en melancolía e indecisión. Su máxima protección la había arrojado fuera de la ruta de mártir hacia un abismo impetuoso que impregnó en su pie y solo le había dejado como presente una evidente baja en sus rendimientos académicos. ㅤㅤ Para ese octubre de dos mil once ya era un hecho, JYP no supuso de mayor esfuerzo hacer del rumor sobre sus casteos en Japón en una noticia que la tienta: la renombrada empresa surcoreana reincidía sobre su búsqueda de estrellas en nuevos cielos, precisamente en el suyo, Osaka; era como estar dormida dentro de su mayor sueño y no poder alcanzarlo, ni siquiera sentirlo cerca. La prontamente quinceañera, seguía preguntándose si ya tenía la edad suficiente como para buscar algo así y fuera de su país, pero de pensarlo así, a su padre se le caería el cabello de solo escuchar algo así. ㅤㅤㅤ ㅤ—Deberías intentarlo, Sana-chan —dice Sayaka, a quien Kotomi le arrebata el panfleto de sus manos. —Sé cuanto significa para ti, así que hazlo. Lo peor que puede pasar es que tu padre te encierre como a Harry Potter —carcajea. ㅤ—Yo lo haré, me fascina miss A, ¿Te imaginas que alguna de ellas sea juez? Sería fenomenal —como siempre, Kotomi soñaba despierta. —¿Por qué no simplemente lo haces sin que tu padre sepa? —sugiere con su típica mirada teñida en malicia y complicidad. ㅤ—Tal vez, tal vez... —murmura Sana, tomando del brazo a Rina. —Pero en fin, ahora solo quiero comer, iré con Rina a buscar una mesa, Sayaka ya tiene nuestros pedidos. ㅤㅤㅤ Kotomi, su mejor amiga, hacía parecer todo tan sencillo como si de presentar un examen se tratara, pero Sana era lo opuesto, analítica, indecisa, no sabía lo que su padre, Keitaro, un hombre sumamente protector, podría pensar al respecto de que su única hija estuviera nuevamente considerando algo de aquella talla. «Tal vez él no querría mandarme a lejos de aquí», pensó Minatozaki, siempre contra la corriente de sus ansias, con el folleto en una de sus manos y la indecisión por delante. «Yo creo que lo harías genial, Sana-chan», dice Rina y Sana sonríe agarrándola de su mano y suspirando antes de tomar asiento en una de las mesas anexas a la ventana del centro comercial.
ㅤ—Le diré a papá —asegura palpando la mesa con ambas manos, con una mirada centinela entre sus amigas y un extraño hombre que la extraña. Es en ese momento, cuando Sana deja sus bolsos en el asiento de su derecha, que un robusto hombre, claramente extranjero, se aproxima e inclina contra la mesa del par de escolares. Al unísono, Rina y Sana se petrifican en sus sillas, mirándose la una a la otra, intentando comprender en los ojos de la otra.
«¿Disculpen? Buenas tardes, soy Kwon KangJoon, representante de JYP, ¿No les interesaría hacer una audición el siguiente diecinueve de Noviembre? —sus palabras suenan como poema para sus oídos, haciendo a sus ojos brillar, pero a su incredulidad temblar. KangJoon extiende sobre la mesa uno de los mismos folletos que Sana escondía en su puño bajo la mesa— Nos encantaría verlas ahí, ¿Cuáles son sus nombres?», preguntó. Sana balbuceó y cuestionó por unos segundos la veracidad del asunto, pero rebobinó en su mente las palabras de Kotomi.
ㅤ—Minatozaki Sana, vengo de Tennoji-ku —habló sin pensarlo mucho más, haciendo al hombre redactar lo citado. —¿Esto... esto es en serio? —el hombre saca una credencial de su bolsillo y la deja colgante en su pecho. Algo más segura, mira a Rina y se encoje de hombros, había actuado como Kotomi lo hubiese hecho, ¿sería esa su oportunidad del millón de obtener un giro más en la ruleta que jugaba su destino?
«Verán, estamos reclutando interesados para las audiciones del próximo diecinueve de noviembre, se evaluará canto y baile, ¿Ustedes se dedican a algo? —Sana asiente— En ese caso, si deseas probar suerte, tu nombre estará en lista desde ahora»
Minatozaki perdió el juicio sobre ella, se ensordeció y no quitó los ojos de encima del folleto. Sus sueños apuntaban al cielo, ¿sería su momento para ir a buscar en él un espacio para ella?
ㅤ—¿Quién era él? —cuestiona Kotomi. ㅤ—No lo sé —Rina la sigue asintiendo.
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