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me pasó una nube por encima.
hay cosas a las que todavía no le supe poner nombre
momentos que todavía no pude describir
hay amores que hasta ahora sigo sin poder explicar
y desamores que me dejaron vacíos imposibles de llenar,
mucho menos de palabras
porque para el vacío no las hay
no lleva nombre
sólo se arrastra por debajo de la cama
saliendo de entre cajas llenas de polvo
a levantarte en el medio de un día gris
con todos sus recuerdos.
siempre voy a preguntarme qué hacer con todo eso que ya no es
se guarda
se tira
se quema?
o lo dejo entrar al pecho a que me haga sentir
que hoy soy incapaz de tener todo lo que alguna vez sí.
[ a veces
me hace sentir más viva recordar eso que ya murió
eso que con el tiempo desvanece
se va ]
miro mis manos sosteniendo una caja llena de vacío
y me pregunto por qué me cuesta tanto soltar
qué me cuesta tanto dejar?
que miedo me da lo que fluye sin mi
que miedo me da
sentarme a esperar en la orilla
a esperar eso que me animé a tirar
y no vuelva mas,
y yo no quiero sentirme arrepentida
de haber soltado esa caja en pleno mar
el dia que vuelva y me de cuenta que no me sirve más.
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¿Cómo te explico?.
¿Sabías que estos últimos días te recordé mucho?
Hoy estaba ordenando el caos de mi cuarto y entre caja y caja, abrí una de ellas, y ¿sabes con qué me encontré?
No. Qué vas a saber vos.
Me encontré con tu perfume. Ese que ya se terminó, pero igual guardo el frasco desde hace tiempo. Ese que me ponía antes de algún acontecimiento importante. Lo usaba con la idea de que vos estés ahí, acompañándome, aunque en realidad no lo estés. Lo guardo para que, un día como éste, abra la tapa y lo huela.
¿Cómo te explico?.
Volver a oler ese perfume fue como un abrazo tuyo. Fue sentir tu piel con la mía. Fue recordar tu sonrisa. Fue ver tus ojos en los míos.
¿Cómo te explico?.
Fue sentirte. Como si estuvieses presente. Fue teletransportarme a años atrás y vernos ahí, en el sillón de tu casa. Vos haciéndome un lugar, preparándote para contarme alguna que otra historia tuya. Oler ese perfume me llevó a las tardes en tu jardín. Verte regar desde la terraza de tu casa.
¿Cómo te explico?.
No debes tener idea de qué carajo te hablo.
Y no. ¿Cómo vas a saberlo?
Que increíble el poder del saber.
Hay tantas cosas de las que me encantaría no tener conocimiento. Tantas cosas que me gustaría no recordar.
Y sabes que cuando escribo esto pienso en él, abuela. Sí. Pienso en como me gustaría sacarlo de mi cabeza.
Hasta por momentos, me gustaría borrarme la memoria, así me ahorraría todo el dolor que siento.
Que ironía ¿no? Que justo yo esté diciendo esto.
Es loco, que aparezcas devuelta en este momento. Que hayas aparecido en mi cabeza en medio del sufrimiento.
Es que te recuerdo, y pienso lo idiota que puedo llegar a ser en desear esto.
Y entiendo, que si hoy me dieran la oportunidad de poder olvidarlo, aparecerías vos en mi cabeza. Te recordaría y, sin dudarlo, diría que no. Que prefiero vivir todo este dolor, antes que perder el recuerdo de amar tanto a una persona como lo amé a él. Vos me harías entender, lo importante que es recordar.
Que lindo sería ¿no?. Tener poder de decisión acerca de esto y poder controlarlo todo.
Pero vos, más que nadie, sabes que eso no es posible.
Aunque no. No sabes.
No sabes, porque no lo recordas.
Y cada vez que se me viene ese pensamiento de mierda a la cabeza, yo abue, me rompo en pedazos. Porque ojalá supieses todo lo que doy porque me recuerdes. Ojalá pudiera hacerlo, así se me va este miedo de una puta vez. Así dejo de caminar con el cagazo de que el día de mañana me vuelvan a olvidar. Así dejo de esforzarme por querer que me recuerden de la mejor manera. Así puedo soltar libremente, sin la presión de creer que el otro me está olvidando.
Pero a veces, tengo tanto miedo de que vuelva a pasar, que hasta tengo miedo de no dejar de sentir esto. De que me persiga para siempre.
¿Cómo te explico?.
Por momentos pienso que te sigo cargando con este peso, cuando no te corresponde. A veces siento que todavía no te suelto. Que te ato a todos estos recuerdos, que al fin y a cabo, son solo míos.
Pero por otros momentos, siento que te tengo que agradecer.
Porque gracias a vos, entendí lo fuerte que me hace recordar. Que a pesar del dolor al que me lleva sentir, también recuerdo la felicidad. Y el amor. El abrazo. El beso.
Todo.
Y que hoy en día, si pudiese pedir un deseo, sería irme de esta vida con todo lo que viví. Hasta el último detalle. Con lo que me hizo llorar. Con lo que me hizo reír. Con todo.
Así, al menos, sé que lo nuestro no se esfumaría.
Porque hoy te recuerdo, y me siento agradecida por eso.
Hoy, más que nunca, cuido nuestro hermoso recuerdo.
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Despedidas.
Particularmente odio las despedidas, porque no se soltar sin sentir vacío. Sin sentir que estoy dejando todo atrás y que se van con todos mis recuerdos.
Me resulta inevitable no sentir que me abandono a mi misma cuando intento alejarme de una persona. No se cómo despedirme, porque no se irme sin mirar atrás. Sin retroceder y luego volver a un lugar en el que me encuentro indefensa. Frágil. No se correrme del camino sin sentir que estoy dejando algo que me hizo bien. Las despedidas me sacuden y me desilusionan. No tolero la idea de dejar ser parte de alguien de un momento a otro. Por eso me encuentro aferrándome a buenos momentos, risas, abrazos. Al cariño que alguna vez recibí, sacándole importancia a lo que hoy me lastima.
No puedo llorar sin sentir que estoy dejando una parte de mi en cada lágrima que cae. No es que me moleste llorar, porque hacerlo sana. Sino que se trata de cuántas despedidas más voy a transitar. Por cuántas personas más voy a llorar, porque a veces pienso que mi cuerpo no resiste a tanta angustia. Se va agotando en cada pérdida que vivo.
No se cómo ordenar las palabras del daño que vengo acumulando. Resulta insoportable volver a caer en el reparo de tanto dolor, en la idea de que pueden soltarme tiempo antes de que yo lo haga. De la insoportable idea de volver a caminar sola.
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Gris.
Siempre fui y aconsejé vivir la vida a blanco o negro. Sin grises en el medio. Ser o no. Hacer o no. Y hoy en día me encuentro en un gris contaste. Uno que rompe mi esquema.
Me siento inestable, en un desequilibro que no tolero estar. Me desconozco ante lo incierto. Ante una situación donde no puedo tomar control. Me desespera la idea de no saber, de no ver por dónde camino. Me angustia no poder descifrar lo que quiero. No tener idea en qué posición están ordenados mis sentimientos, es algo que me altera. A veces creo que, directamente, me privo de sentir por no soportar enfrentarme a la próxima caída. De esas que al caer, el vacío llega, pero ya fueron tantos los que vinieron y luego se fueron, que me siento desgastada.
Me cuestiono si es peor tenerle miedo a lo desconocido, por ignorar la capacidad de sufrir o a lo conocido, por tener sabido lo que esta por venir. No lo se, porque no me permito averiguarlo. No me permito sentir miedo sin saber de dónde viene y hacía dónde va. No me permito ser gris, porque me descoloca. Me angustia y me desarma. Me toma por sorpresa como una ola, de esas que llegan de repente y te revuelcan. La desesperación conocida de no poder salir a flote hasta que la ola termine de romper. No me permito dejarme llevar, sino que siento la necesidad de escapar de ahí cuanto antes.
Hoy me encuentro parada entre el medio de “a todo o nada”. Ante la confusión de mis sentimientos. Me acuesto en mi cama, cierro los ojos y pienso en que mañana me voy a despertar siendo las mismas coordenadas de un mapa en el que no logro encontrarme. Pero como toda noche, deseo encontrarme y aceptarme dentro de una escala gris, mientras finalmente me duermo.
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Al final del día.
De cualquier forma al final del día observo que siempre termino extrañándote. Porque me dan ganas de expresarte lo feliz que fui o porque me muero de ganas de un abrazo tuyo cuando algo me entristece. Al final del día extraño demostrarte lo mucho que te quiero. Extraño dejarte en un beso el amor que te tengo. Extraño sentir que exploto cuando no encuentro las palabras para decirte todo lo que me generas. Porque al final del día me doy cuenta, que el tiempo pasa, pero vos no. Porque te pienso antes de dormir, porque siempre están las ganas de hablarte y porque doy todo porque me vuelvas a sonreír. Porque extraño quedarme con el rico olor de tus perfumes. Porque al final del día, me doy cuenta que yo ya me morí de amor por vos. Que estoy rota y llena de miedos. Entonces llego a las conclusión de que al final del día, por más lindo que sea, duele un montón seguir queriéndote en la forma en que lo hago. Porque sigo queriendo a alguien que decidió convertirse en ausencia sin importarle en lo mucho que la soledad me podía llegar a afectar. Porque sigo queriéndote a pesar de que te fuiste dejándome un dolor que, al final del día vuelve aparecer para recordarme que ya no te tengo más.
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Encontrarse.
Ella sentía que no era capaz de volver a escribir, porque le resulta tan difícil poner en palabras todo lo que siente, que hasta sigue creyendo imposible la idea de que las personas entiendan el dolor que le provoca estar sola. Porque intenta tapar toda angustia con cualquier persona cercana a ella por el simple hecho de no encontrarse con ella misma. Cada vez que lo hace, la angustia llega. Por un lado, bueno es, porque cada vez que se anima a estar sola, no hay nada que fingir, pero a la vez, eso es lo que mas detesta. Volverse vulnerable y sentir que el dolor se esparce cada vez más por su cuerpo es lo que peor la pone. No saber cómo manejar la situacion le genera una ansiedad intolerable. Así es como se concentra en el nudo en la garganta que está a punto de estallar y en medio de la oscuridad, desaparece. Se va a encontrar con cada herida que tiene a punto de cicatrizar. A veces no sabe cómo conseguir deshacerse de las marcas que implican un profundo dolor, entonces se deja estar. Se siente en un vacío que la corrompe. Un vacío como aquel que dejó él el dia que la despidió y se fue sin mirar atrás. Ese que la dejó con tanto miedo a no poder avanzar sin necesitar un abrazo de él cada vez que tropieza. Recordar ese momento logra apagarla siempre y ese es su miedo. No volver a brillar en la forma que lo hacía antes.
Pensar en algo que la lastima se volvió una costumbre para ella desde el día en que supo que ya no era única. Eso la aturde con el simple hecho de imaginarlo. La hace sentirse chiquita al resto, y aunque ya estaba cansada de sentirse una persona fácil de olvidar, le resultaba inevitable no hacerlo en este momento clave para ella. Por más que le afectara todo lo que implica estar triste, a veces, como en esta noche, le resulta realmente necesario. Porque aprende a deshacer nudos y a desenredar palabras que a veces necesita decir. Descargar. Porque se encuentra en el medio del silencio, de la angustia y la soledad. Y eso es lo importante para ella: no perderse. Ella decide encontrarse para no darle valor a lo que la hizo caer en un vacío desgarrador y para irse de ahí cuando se sienta lista. Irse de esa sombra en la que se acurruca a llorar para después, transformarla en luz.
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Dejarte ir.
Todo pasó después de 4 años, en el mismo lugar donde me confesó su amor. La diferencia es que ese día fue uno de los mejores de mi vida y hoy, uno de los mas tristes.
Era una tarde gris y fría. Yo sentada con mis auriculares, lo vi llegar. Lo primero que hizo fue abrazarme y en ese momento, sentí miedo. Miedo a que sea el último abrazo.
El frío se empezó a sentir más presente en cada parte de mi cuerpo, hasta que sus palabras comenzaron a doler más. De repente las lágrimas cayeron y entendí que en ese momento nos estábamos convirtiendo solo en un recuerdo. Un recuerdo que iba a traer a mi vida dolor y felicidad, pero uno que nunca voy a poder olvidar.
Entonces me abrazó una vez más y le susurré al odio “no se estar sin vos”. Y ahora cada segundo que pasa me cuestiono cómo hacer para estar sin tu amor. No se cómo se sigue y eso no me lo enseñan en ningún lado.
Se acercaba la parte mas complicada: la despedida. No podía ni mirarlo, porque sabía que si lo hacía, no me iba a querer ir nunca. Que si yo lo veía directo a los ojos, no iba a poder dejar todo atrás. Pero él me tomo la cara y me miró como nunca antes lo había hecho, y yo por dentro pensaba que no iba a encontrar algo mas hermoso en mi vida que a él. Fue ese entonces cuando me besó y me pregunté ¿cómo se hace para dejar ir a una persona que queres con vos para toda la vida? Y con esa pregunta me di la vuelta y lo dejé atrás, con todo el dolor del mundo.
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