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Acoso sexual callejero
1.
En este trabajo se abordará a grandes rasgos un tema de contingencia nacional e internacional, que a todos nos compromete de alguna u otra manera: la violencia de género enfocada en el acoso sexual callejero especialmente hacia las personas de género femenino, según Claudio Palavecino, Abogado y profesor de derecho de la Universidad de Chile, por conductas de carácter sexual o conductas sexuales se entiende actos de exhibicionismo, tocamientos, roces que involucran los órganos genitales o las zonas del cuerpo comúnmente consideradas erógenas (senos, glúteos, etc.), y por actos de connotación o implicancia sexual las propuestas, insinuaciones, lenguaje o gestos vulgares, exhibición de material pornográfico. (Palavecino, 2006) Por lo que estas se vuelven violentas cuando son forzadas a ser realizadas por otro, se llevan a cabo con o sin consentimiento.
Antes de decir que el acoso callejero es un tipo de violencia de género es necesario la clarificación de ciertos conceptos primero hablar de género es distinto de hablar de sexo , el sexo es la condición biológica de nacer hombre o mujer y el género es una construcción social de lo que es ser hombre y ser mujer , el acoso sexual callejero “ es violencia de género , pues refleja en el espacio público la desigualdad de poder entre hombre y mujeres ( observatorio contra el acoso callejero , 2015)” cabe destacar que la violencia contra las mujeres es penada en todo los contextos excepto en el público que últimamente recién cobra la importancia que se merece en el ámbito social es por eso que hablar sobre el acoso sexual callejero es hablar sobe un fenómeno relativamente nuevo.
El acoso sexual se considera violencia de género, se puede dar tanto en mujeres hacia hombres u hombres hacia mujeres dándose en mayor frecuencia este último, por lo que es desde esa perspectiva que trabajaremos en adelante.
Según el Observatorio del acoso callejero de la universidad de chile, el acoso es violencia porque es una práctica que le es inherente la falta de consentimiento del receptor de dicho acto y que muchas veces genera perturbación negativa a nivel físico y psíquico en mujeres.
La primera encuesta de acoso callejero realizada por OCAC Chile fue aplicada en febrero de 2014 vía web a 3.234 personas entre 10 y 64 años de todas las regiones del país. Según los resultados, en promedio las mujeres suelen vivenciar este tipo de violencia desde los 14 años, además según el observatorio del acoso callejero de la universidad de Chile es considerado acoso callejero las miradas lascivas, esta última palabra es definida por la real academia española como “propensión a los deleites carnales”, esto nos diría que mirar lascivamente es mirar fijamente en tono de insinuación sexual al otro que no es consentido por la víctima.
Haremos referencia también a los “Piropos” expresión que comúnmente se usa para hacer referencia al acto de halagar a alguien, al estar exento el consentimiento y por lo tanto aprobación de quien escucha o recibe este supuesto halago, se vuelve grosero y ofensivo, por lo tanto consideraremos el “piropear” como acoso sexual callejero y gestos obscenos, tomando en cuenta la definición de “Obsceno” dada por la RAE: “ofensivo al pudor o a la moral sexual”. Silbidos, comentarios sexuales indirectos o directos al cuerpo, fotografías y grabaciones del cuerpo no consentidas y con connotación sexual, tocaciones (agarrones, manoseos, rozamientos intencionales por parte de un hombre con su zona genital hacia una mujer, persecución y arrinconamiento, masturbación con o sin eyaculación y exhibicionismo, besos, bocinazos).
Saez , Valor- segura y Expósito plantean es su en su texto ¿Empoderamiento o Subyugación de la Mujer? Experiencias de Cosificación Sexual Interpersonal de la universidad de Granada explica que éstos así como los otros puntos mencionados son considerados violentos porque cosifican a la mujer es decir la miran como un objeto (cosa) existente para el placer de quien estime conveniente hacer uso y desuso de ella. (Saez, Valor-segura, Exposito 2011, p.1) Todos estos actos tienen consecuencias negativas en las personas, las mujeres violentadas de esta manera a modo de prevención, alteran su forma de vida, y toman determinaciones como por ejemplo cambiar la forma de vestir, intentar estar siempre acompañadas, evitar lugares oscuros o solitarios y acomodar sus horarios, para disminuir la probabilidad de ser acosada. En situaciones de mayor complejidad una mujer puede tomar la decisión de no concurrir más a espacios públicos, en ocasiones viven con miedo de que el acoso llegue más lejos y finalmente sufran violación propiamente tal, sobre todo en los casos en que las mujeres son tocadas, perseguidas o forzadas a realizar actos de connotación sexual contra su voluntad.
En muchas ocasiones alteran el estado emocional de la víctima, al sentirse cosificadas y violentadas en reiteradas ocasiones y dependiendo de la gravedad del acoso, se puede llegar a desencadenar patologías del ánimo como por ejemplo depresión.
En nuestro país a raíz de la problemática del acoso sexual callejero el movimiento feminista el año 2016 realiza una marcha para intentar poner en vista de todos el gran problema social al que las mujeres deben enfrentarse día a día, tanto al acoso callejero como a todo tipo de abusos en contra de la mujer. Desde hace mucho se pide sancionar el acoso callejero, frente a esto el Observatorio contra el acoso callejero de la Universidad de Chile desde el 2013 busca combatir este problema inserto en nuestra comunidad, crean una encuesta para tener datos concretos de la incidencia del acoso callejero en las mujeres de Chile estos datos arrojan que en promedio a los 12 años de edad una mujer debe empezar a tolerar este tipo de violencia por parte de hombres extraños en la vía pública, en consecuencia de esto se propone crear una ley que sancione el caso, esta ley es aprobada sólo por la cámara de diputados pero aún no es totalmente legal según esta ley una persona sancionada bajo ésta arriesgaría de 61 a 541 días de cárcel y multas de hasta 680 dólares, se castigaría bajo esta ley humillaciones, tocaciones, reproducción de imágenes o videos de connotación sexual divulgados u obtenidos sin el consentimiento de la víctima.
Debemos saber que el acoso sexual callejero es un problema a nivel global, frente a esto se señalará que pasa en otras partes del mundo con este fenómeno, en y Brasil país cercano a nosotros la violencia del acoso callejero a llegado a otro nivel ya que se han dado en plena vía pública violaciones masivas ejercidas por un grupo de hombre hacia una mujer, dado la cantidad de personas que participan en esa violación muchos han quedado sin ser sancionados por la dificultad que hay para sancionarlos bajo la ley de violación. 2.-Sobre la violencia de género hacia la mujer, y más específicamente el acoso callejero en chile y en el mundo entero, a pesar de ser un tema relativamente nuevo que poco a poco ha ido tomando más peso, resulta ser de ámbito internacional, que afecta de peor manera a los países menos desarrollados como también a los más desarrollados, económicamente, y en todos sus aspectos.
Este problema tiene una incidencia tajante en nuestra sociedad, desarrollándose de manera natural en los estereotipos de conducta, que son altamente observables en la comunidad. Esto a su vez ha traído consigo, una serie de consecuencias en distintos ámbitos, ya sea en el área pública o la privada. Por ejemplo, en el área judicial en cuanto a leyes y normas, como también la creación de distintos centros de ayuda para la mujer, se han creado, inclusive ministro de la mujer, especialmente con el fin de resolver problemas como estos.
En chile la relevancia del tema, en los últimos años, ha incrementado de manera notable, visto reflejado por ejemplo en manifestaciones públicas por parte grandes fracciones de la población, los cuales tienen como fin de ser agentes de cambio, sobre esta conducta patriarcal que se ha mantenido por generaciones en las sociedades a lo largo de la historia.
Un ejemplo notable sobre la repercusión que ha tenido este fenómeno en chile, es la incorporación y/o modificación de leyes que repercuten en la gravedad de las violaciones de las mismas. Maria Ines Salamanca, coordinadora de la ONU mujeres en Chile nos comenta;
El acoso sexual callejero es un problema que no es nuevo ni es exclusivo de Chile. Estamos muy conformes de haber apoyado este proyecto que ha puesto en la agenda de nuestro país una problemática que nos influye a todas y todos como sociedad. Y así ha quedado en evidencia a la luz de este estudio, que aporta valiosos datos para seguir trabajando en la eliminación de la violencia de género en el espacio público y en todos los ámbitos (2013).
A pesar de esto, Chile está recién comenzando a tratar temas como estos a nivel político. Anteriormente en el tiempo, en esta misma década específicamente, se realizaron dos encuestas a nivel nacional para dar cuenta de la situación actual del país y su propia percepción sobre el tema, una de ellas fue en el 2011 por parte del Servicio nacional de mujeres (SERNAM) y la segunda por el observatorio contra el acoso callejero (OCAC) en el año 2014. Ambos estudios sacaron a la luz la gravedad del problema pero ciertamente no fueron capaces de comprender en su totalidad este fenómeno tan complejo. por eso, el observatorio contra el acoso callejero (OCAC) decidió hacer una segunda encuesta para conocer la percepción que se tiene sobre el problema en Santiago y en otras regiones de Chile.
Mediante el análisis de datos se recaudó la siguiente información: un 85% de mujeres encuestadas sufrió acoso sexual callejero en los últimos 12 meses, de las cuales un 36% lo padece por lo menos una vez a la semana y una de cada 10, una o más veces al día. (OCAC, 2015, p.17)
De esta manera con estos datos, podemos evidenciar la gravedad y el impacto que tiene el acoso callejero en todo el país. Además, es imprescindible contrastar la relación que existe en cuanto a género (femenino y masculino). El OCAC, para esto, también recolectó datos y estos fueron los resultados que arrojaron:
Al observar la información distribuida según los tipos de acoso sexual callejero en mujeres y hombres, se puede decir que son las mujeres quienes mayor frecuencia de acoso viven los tipos verbales y no verbales, físicos y graves. En el primero de ellos se destaca que aproximadamente ocho de cada 10 mujeres lo han sufrido en los últimos 12 meses, 35% por lo menos una vez a la semana y 10% diariamente. Entre los hombres en la 18 misma categoría –acoso verbal y no verbal- cinco de cada 10 ha sido víctima en los últimos 12 meses, aproximadamente uno de cada 10 semanalmente, y sólo 3,4% con una frecuencia diaria. El acoso sexual callejero de carácter físico también posee cifras diferenciadas en hombres y mujeres. Los primeros alcanzan un 25,4% de acoso en los últimos 12 meses y las mujeres un 42,7%, donde el 6,7% de ellos y el 18,6% de ellas padece este tipo de prácticas por lo menos una vez al mes. Finalmente, las situaciones denominadas “graves” alcanzan al 16,2% de los hombres en los últimos 12 meses, aumentando en el caso de las mujeres a un 23,2% (OCAC, 2015, p.17)
Así podemos observar que la mujer es notablemente la mayor perjudicada en todo este asunto, por esta razón podemos afirmar que el acoso callejero es también un asunto sobre la violencia de género hacia la mujer. Por lo mismo resulta tan imprescindible el objetivo de mermar estas prácticas poco éticas e infundadas hacia el género femenino tanto como al masculino.
Para finalizar este punto se planteara un ejemplo ilustrativo del acoso sexual que son los comerciales de bebidas alcohólicas, en donde puede verse a una mujer atractiva, la cual posee atributos determinados, pertenecientes a la esfera de los cánones de belleza normativas. En éstos comerciales, la mujer ya sea en la vía pública o en algún otro lugar, es objeto de “piropos”, miradas lascivas, por uno o más individuos, y a veces en grupos. Más se muestra a la mujer gozosa, o deseante de dichas conductas, o como si ella les provocara, y así mismo justificarse lo que allí ocurre. Estos comportamientos dirigidos por los hombres hacia ella, no puede sino reproducir discursos, en donde al hombre se le permite transgredir el espacio personal de la mujer, por el mero hecho de sentir el deseo de satisfacerse a sí mismo.
3. En primer lugar, se debe aclarar que el presente trabajo se referirá como acoso sexual callejero, el acoso cometido hacia las mujeres, teniendo en cuenta que este género es el que mayormente sufre de dichos vejámenes.
El Servicio Nacional de la mujer en su página web publica un Estudio Acoso y Abuso Sexual en lugares públicos y medios de transporte colectivos en el cual “Dentro del estudio, ante la pregunta por la sensación de seguridad en la ciudad de Santiago, un 79% de las mujeres señala sentirse insegura, mientras que un 59% de los hombres.( Servicio Nacional de la Mujer ,2012 ,p.8), dentro de este punto es importante considerar que según esta mismo estudio la sensación de seguridad es inversamente proporcional a los estratos socioeconómicos y directamente proporcional a la edad “ Dentro de las mujeres, es posible notar que la sensación de inseguridad aumenta en los estratos socioeconómicos más bajos y conforme aumenta la edad.” Es decir a medida la sensación de inseguridad es más alta mientras la persona corresponde a clases sociales más bajas por esto es inversamente proporcional, porque mientras una variable aumenta, la otra disminuye y frente a esto las mujeres a medida que aumenta su edad también aumenta su inseguridad. Es por eso que se dicen que son directamente proporcionales, porque si una variable aumenta, la otra también aumenta. Finalmente el estudio concluye en que las mujeres sufren mayor acoso en la vía publica que los hombres y que también por lo mismo se sienten más inseguras. [f1]
El acoso callejero en Chile se puede expresar en múltiples contextos, tal cómo: lugares públicos o privados con libre acceso, ya sea de noche, de día, en plena vía pública, dentro de locales comerciales, y aún también en la locomoción colectiva, como por ejemplo en el metro. en todas estas formas siempre los actores que intervienen en el acoso callejero son la víctima, una mujer que por lo general está sola o en más compañía de mujeres, ya que por lo general los acosadores no se atreven a propinar acoso cuando las mujeres están en compañía de otro hombre. Por supuesto que el acosador también es un actor social, él es el victimario, quien ejerce daño psicológico con sus comentarios inapropiados que son una de las formas de ejercer acoso anteriormente mencionadas ya anteriormente y los testigos son todas aquellas personas que están alrededor de la persona y vivencia el acto de acoso como observadores u ollentes
A raíz del fenómeno en chile se ha manifestado el Movimiento feminista que, si bien ha existido desde hace décadas, ha cobrado un protagonismo fundamental en la sociedad Chilena luchado por los derechos de las mujeres desde sus inicios hoy se hace presente también con el acoso callejero en chile el año 2016 con el eslogan ni una menos este movimiento muestra su disconformidad hacia todo acto de violencia contra la mujer incluyendo el acoso callejero. Este fenómeno se ha ido construyendo cables de comunicación transversal, mediante los cuales las luchas sociales han unido sus fuerzas, y objetivos. No ha sido extraño, ni poco frecuente, que en las marchas que poseen una consigna específica, se le sumen otros grupos afines, para así poder manifestar un descontento social más profundo. Esto puede demostrarse mediante las marchas por educación, salud, vivienda, trabajo, derechos humanos, y las minorías sexuales, en donde las banderas de una u otra lucha, se han visto acompañadas y relacionadas de manera conceptual. Lo cual ha generado que el constructo nacional, sobre lo que es relevante o no para ser exigido, ha tenido por lo general una línea gruesa en común.
Era casi inevitable que el fenómeno del acoso sexual callejero, que sigue estando tan presente, no quedara de lado. Eventualmente sería un tema que cuestionaría los principios del patriarcado, y del sistema que lo sostuviese. Estos dos elementos, permitirían que la lucha de todas las personas en contra del acoso sexual callejero, también pudiese ser sostenida por otros enfoques puestos en la generalidad de las luchas sociales. La conquista por la abolición por la desigualdad de género, no podría obviar un problema tan grande, y si el resto de las luchas quisiera mantener su coherencia como movimiento (dentro de la cual se busca un país fundamentado en los derechos), no podrían ser indiferentes al tema. Lo cual ha permitido que los temas como la violencia de género, y sus consecuencias, estén en la discusión general de la nación.
Como consecuencia de la contingencia histórica-nacional, nació, desde hace muy pocos años (2015), desde la Universidad De Chile, la fundación con el nombre de “Observatorio contra el acoso sexual callejero” (OCAC). La cual nace sobre la base y la necesidad, de estudiar el fenómeno con mayor profundidad y profesionalismo. El mencionado observatorio, ha recopilado una serie de estudios, y ha formado los suyos propios, con el objetivo de poder visibilizar de qué maneras ocurre el acoso sexual callejero, entregar información objetiva, para generar una mayor concientización. Y también, pedir al Estado Chileno que se aprueben leyes que sancionen estas prácticas, con el fin de poder erradicarlas.
Los resultados de la última encuesta hecha por el OCAC, indican que, en los últimos 12 meses desde la fecha de encuesta, tres cuartas partes del grupo encuestado ha sufrido acoso sexual en el país. Un 85% de mujeres encuestadas, y un 55% de los hombres, declaran haber sido acosados/as en ese período (OCAC Chile, 2015) Este estudio evidencia de la profundidad del fenómeno manera categórica, en el contexto nacional.
De manera paralela a la creación del OCAC, a principios del año 2015, ingresó un proyecto de ley que tiene como objetivo principal colaborar en la erradicación de prácticas violentas de acoso sexual callejero. El cual busca sancionar tres tipos de conducta con una multa de 15 UTM:
“Actos no verbales y verbales, Captación de imágenes del cuerpo de otra persona. y Abordajes intimidantes, exhibicionismo o masturbación, persecución a pie o en medios de transporte.(OCAC, 2014 p.3)”
En el caso de actos que involucren el contacto físico de carácter sexual, la sanción sería presidio menor en su grado mínimo, es decir, de 61 a 540 días. (OCAC, 2014 p .3)
Si en algún momento la ley se hace efectiva mediante este proyecto, resulta esperanzador pensar que se reconocerá por sí mismo el acoso callejero como un acto violento, que puede afectar realmente física y psicológicamente.
La gran mayoría de las personas afectadas no ponen en duda la connotación negativa de estos actos un 99% de los encuestados, ha dicho sentir malestar en estas situaciones (La tercera, s/f) Lo que demuestra que prácticamente no existe una mujer, que al ser objeto de un acoso sexual callejero, de cualquier tipo, no se sienta vulnerada. Frente a ello, existe un estudio de como el género femenino ve que el sexo masculino, reacciona ante la increpación de alguna mujer:
72% de las acosadas plantea que una de las dos reacciones más comunes cuando responden es que se queden en silencio y sigan su camino y sólo 2% se disculpa. Más de un tercio plantea que al ser increpados, los acosadores insistan con su práctica violenta o las insulten. (OCAC, 2014).
Frente a la información que nos otorga el OCAC, se demuestra el gran temor que podría suscitar, para muchas mujeres, la idea de contestar un acoso cuando éste ocurre. Como también nos indica la poca culpa que demuestra y experimentan los acosadores. Cabe especificar que los acosadores son mayoritariamente del sexo masculino, representando al 97% total, según los resultados de la 1ra encuesta realizada por la OCAC. (OCAC, 2014)
El acoso sexual callejero está compuesto por conductas llevadas a cabo en el ámbito público, que causan sufrimiento físico, sexual o psicológico en las mujeres.
Por otra parte, en contraste con los derechos expuestos por la misma organización, en el Artículo segundo del capítulo II: "Derechos Protegidos": "Toda mujer tiene derecho a una vida libre de violencia, tanto en el ámbito público como en el privado." (Convención de Belem do Para, 1994)
El caso acoso callejero es violencia partiendo por que quien la ejerce altera psicológicamente a su víctima, es decir le provoca un daño psicológico cuando se trata de silbidos, sonidos, gestos, acercamientos inapropiados, palabras que transgreden la moral del otro y causa un daño físico cuando se producen tocaciones forzosas, acorralamientos, etc. Podemos ver que todas estas son características de actos violentos tal como lo es definido por la Real academia Española “Que implica el uso de la fuerza, física o moral (Real Academia Española) ”
[f2]
Actualmente las consecuencias psicológicas del acoso sexual callejero, está vinculado directamente al actuar cotidiano de cada mujer, considerando diferentes restricciones que, según el informe de resultados de la encuesta hecha por la OCAC, toman en cuenta al momento de comenzar a vivir acoso callejero:
1) Cambiar recorridos habituales, por temor a reencontrarse con el agresor
2) Cambian sus horarios de tránsito por espacios públicos
3) Modifican su forma de vestir para intentar desmotivar posibles agresiones (OCAC, 2014.).
Sin embargo, estas medidas preventivas que toman las mujeres afectadas, no es la solución de raíz. La erradicación de estos actos, si bien se puede ver disminuida por el establecimiento de una ley que sancione el tipo de violencia, a la referida ampliamente a lo largo del trabajo, se debe tener presente, y asumir el acoso como acto perjudicial que atenta sobre la libertad y derechos de las víctimas. Como también el potencial que tiene la educación y la cultura como constructoras de realidades.
El acoso callejero en chile es un tema relativamente nuevo que en su recorrido histórico hasta el momento podemos ver primero que todos esos actos que antes no eran considerados dañinos, por lo tanto no eran considerado acoso hoy si lo son , podemos ver esto en una encuesta realizada por el servicio nacional de la mujer sobre este tema en la que finalmente concluyen “La población reconoce que no es posible justificar estas formas de violencia.(SERNAM, 2012, p.8)” ese es un primer cambio , luego podemos ver como el 2015 finalmente llega a crearse el observatorio contra el acoso callejero y lleva hasta la ley el tema pidiendo la formulación de la ley contra el acoso callejero para que este sea sancionado con el fin de disminuir el acoso y que este sea sancionado como corresponde. Hoy 2017 esta ley aun no es aprobada de forma total.
4.- Si se toman los conceptos de conformidad, y obediencia, en conjunto con la idea de discurso planteado en el libro, “La verdad y las formas jurídicas” (Foucault, 1978), se podrá obtener una idea general pero lo suficientemente trabajada, para entender el fenómeno del acoso sexual callejero.
En principio la víctima está supeditada a un ideario cultural, al igual que el victimario, más presuponemos que al pertenecer a un mismo país, nación, ciudad, comparten en gran medida dicha las construcciones sociales del país en el que conviven. Las manifestaciones de los actos, y los hechos, consumados en un acoso sexual pueden tener muchas formas de expresarse. Pero en esencia, se han constituido por mucho tiempo dentro de parámetros relativamente fijos, el victimario es quien ostenta cierto nivel de poder sobre la víctima, personas que en muchos casos no saben cómo reaccionar frente a éste. Y ello no sólo se debe a lo violento de la acción misma en sí, y el terror que pueda suscitar, sino que existe todo un discurso que abala la sumisión por parte del género femenino frente a estas circunstancias de violencia, el cual no es confrontacional, o que por mucho tiempo no lo ha sido, es decir, hay una idea de conformidad y obediencia, construida en los discursos.[CBAR3] [f4]
Las prácticas sociales conforman un tipo de saber, que se traduce en diferentes discursos (Foucault, 1978). No es una coincidencia, ni el mero producto de elementos aislados, lo que puede producir aquel tipo de concepciones, sino una muy profunda e histórica normalización del acoso como tal.
La cosificación del género femenino como objetos, ciudadanas de segunda clase, potencia la idea patológica de anulación del otro como un legítimo otro (Maturana, 2001). Muy a pesar de los grandes cambios que se han producido, los sujetos de conocimiento de nuestra era todavía conservan grandes rasgos estereotipados, sobre qué es ser “hombre”, como ser “mujer”, y cuáles son los deberes, límites, posibilidades de ser, que a cada ser humano le pertenecen. Está claro que en ello se hace una diferenciación, por lo que no existe una visión de igualdad.
Mientras no se produzca una aún más profunda radicalización entorno a la conformidad, en relación al sistema, y la obediencia que se produzca ante estos discursos patriarcales, se seguirán reproduciendo cierto tipo de reacciones, que normalizan dichos modos de conducta. Tomemos por ejemplo el caso de una mujer que, utilizando una vestimenta, calificada como “provocativa”, es objeto de reiterados y múltiples piropos. En base una situación así, existe una extendida creencia de que dicha mujer “se lo buscó”, y que por ende es una candidata a “merecer” dicho acoso, lo que por cierto también puede ser visto como un “halago” podemos ver como la conformidad se hace presente en la mujer que no querella contra el acoso y en los testigos quienes no se sorprenden debido a la normalización del fenómeno.
Muchas mujeres guardan sus emociones y pensamientos con respecto al acoso, al momento de suceder, le bajan el perfil y/o callan totalmente lo que piensan al respecto ya que también están sumergidas por el sistema patriarcal por lo que se ven también a sí mismas como objeto. De un modo u otro, el pensar que las “cosas siempre han sido así, y lo seguirán siendo”, es parte de la conformidad, esta se define como “ la idea de una persona que modifica su posición en dirección de la posición de un grupo ( Levine , Pavelchak , 1985, p.44 )” es decir, la mujeres se conforman a la actitud de la mayoría que es la normalización del acto , pensar en no me defenderé porque es normal que pase esto, siempre pasa, algo que piensa la mayoría quizá de la mujeres que sufren acoso ya que son realmente muy pocas las que se enfrentan a su acosador. otro ejemplo de conformidad sería el de los testigos, regido por el mismo discurso “esto siempre pasa así que no diré nada, pero que mal que pase”, es así como por la conformidad y normalización el acto de violencia queda impune.
Por otro lado la conformidad puede darse ante, una en apariencia, simple conversación y/o discusión que verse sobre la violencia de género y/o el acoso sexual callejero, con un par. Con respecto a lo anteriormente descrito, hay muchas personas que prefieren no ahondar en temas que pueden ser considerados polémicos, debido a múltiples razones, una de estas puede ser que el individuo no quiera generar conflicto, y por ende modifique su propia postura (u omite contra argumentar), como también puede suceder que evite referirse a tales tópicos, por temor a que su propia postura sea atacada. También la obediencia la cual es definida como “un individuo modifica su comportamiento a fin de someterse a las órdenes directas de una autoridad legítima (Levine ,Pavelchak, 1985 ,p.62) ”puede ocurrir de maneras bastante singulares, pero no menos significativas. Y es que las figuras que representan a las instituciones del país, o los profesionales que trabajan en nombre de éstas, también incurren en declaraciones oficiales y extraoficiales, que restan (de manera implícita o subliminal) la importancia que merece el erradicar la violencia de género. Esta presión u omisión política institucional, desgraciadamente puede generar que muchas personas también crean que el acoso sexual callejero no amerita una solución rápida, más un conjunto de principios y leyes que le sancionen.
Si se toma en primer lugar a las instituciones educacionales, las cuales poseen funciones y deberes categóricos, al detentar el poder de educacional formal en la sociedad, se hace evidente la falta en la promoción de las habilidades blandas.
Por otro lado, los medios de comunicación han promovido por mucho tiempo cierto tipo de discursos, a través de sus programas, comerciales, líneas editoriales, en donde el acoso puede ser promovido de manera subliminal, disfrazado en algún chiste, sketch, comercial, comentarios de opinólogos, etc. Es una práctica usual, o al menos ya no lo es tanto, en occidente, la reiterada representación de la mujer dentro de un rol pasivo y/o como objeto, un recipiente de los deseos del hombre. Donde el hombre bien podía violentar el espacio personal de la mujer, con el fin de obtener la propia satisfacción de éste.
5. Desde los conceptos de conformidad y obediencia, se pueden dilucidar varios aspectos del fenómeno del acoso sexual callejero, dentro un cuadro específico, y lo suficientemente delineado. Así pues, estos conceptos permitirán un análisis social reflejado tanto en las cogniciones como en las conductas. Aunque describir qué tan consciente puede ser una acción y/o suceso, o la propia capacidad de introspección con respecto los pensamientos involucrados en el fenómeno, cuando éste ocurre, por parte de los victimarios (acosadores), no será lo más fundamental aun cuando se desarrollen estos puntos. Los aspectos más importantes prevalecerán sobre qué es el acoso sexual callejero, cuál podría ser la razón social de que ocurra, y el cómo afecta al género femenino en sí (y por ende a la sociedad de manera retroactiva). Y para ello, la conformidad y la obediencia son esenciales para poder fijar de manera lúcida, qué es lo que efectivamente puede ocurrir de manera social, postulando dos flujos de posiciones opuestas, e inseparables, como las que nacen del patriarcado, y las ideologías que buscan la eliminación concreta de la desigualdad.
Desde una perspectiva podría plantearse una posición diádica con relación al fenómeno, lo que podría entregar una serie muy acotada de consideraciones, y respuestas. En contraste, es posible un acercamiento pragmático al fenómeno, desde una perspectiva dialéctica. Y es allí donde la mera postulación de tan sólo dos conceptos, es insuficiente a la hora de involucrar un elemento dentro de espectro epistemológico, tan amplio, como lo es la violencia de género. Las posturas diádicas en su reduccionismo intelectual, es inherente a las explicaciones totales, por lo que poseen parámetros demasiado rígidos. Por lo general, en su afán de describir un fenómeno, se deben ajustar los elementos constitutivos de éste, para que posea una coherencia y lógica aceptable. Pero el problema de ello, es que dicho reduccionismo, parcela las posibilidades de análisis a tan sólo una fracción de la esfera real o posible del fenómeno.
Al bordar un fenómeno tan específico, que es un sub-fenómeno por decirlo de alguna manera, de la violencia de género, no puede sino generar la necesidad de explicar sistemáticamente cual es el sustrato ideológico que explica la visión del acoso sexual callejero, desde la igualdad de género. Para eso se introducirá el concepto de “Discurso”, enraizado de manera tan personalizada dentro del bagaje conceptual de Michel Foucault. La cultura como ente subjetivante, previo a los individuos, será absolutamente determinante a la hora de generar a los diferentes sujetos de conocimiento (Foucalt, 1978), que serán proclives a repetir de manera explícita y/o implícita, los valores patriarcales de nuestra sociedad. El concepto de Discurso permite explicar el cómo es que el individuo, la masa, y la sociedad, pueden actuar de una determinada manera, en tanto se es victimario, víctima, o un espectador. No sólo retrata a quienes están involucrados de manera directa en el fenómeno, sino que involucra a las personas que pueden presenciar el hecho, como quienes no, y las respectivas opiniones con respecto a éste. Dando a entender que ningún fenómeno está aislado a los diferentes sujetos de conocimiento, puesto que todos pertenecen, viven, y entienden su existencia, desde los dominios de los saberes.
Las limitaciones de plantear solamente estos tres conceptos, conformidad, obediencia, y discurso, es que cuando se recurre a la poco práctica posición, de definir en donde nace la conformidad y la obediencia, puede resultar en un análisis que se escape de los objetivos principales de entender qué es el acoso sexual callejero. Para ello se den obviar una infinidad de aristas, que podrían desviar la atención, y simplemente llegar a conjeturas cada vez más abstractas, y poco detectables a simple vista en la cotidianidad. Y aquellos elementos conscientemente dejados de lado, sin profundizar, pueden tener una vitalidad e importancia intrínseca para entender el comportamiento social. Pero al abordar tan sólo tres conceptos, hay muchos lineamientos ideológicos-conceptuales que deben darse como implícitos y/o explícitos pero axiomáticos. ¿Hasta qué punto es explícito y/o implícito, los diferentes axiomas que subyacen a un análisis?, esto será trabajo de la capacidad de expresión semántica, argumentativa, e informativa, dentro del estudio, y la claridad de sus objetivos. Pero la interpretación es un factor que siempre dependerá del individuo quien lo estudie.
El elemento discursivo, aun en toda su amplitud, permite direccionar el entendimiento del acoso sexual callejero anexado a la conformidad y la obediencia, dentro de parámetros donde se define lo que es bueno, malo, deseable, y que es construido de manera social, por diferentes esferas de poder. Pero no ahondar en el espíritu abstracto de los fenómenos sociales, y anexarlo a los conceptos de conformidad y obediencia, genera una visión que aun dentro de los parámetros dialécticos, puede encausar su flujo argumental hacia un “mundo” en “blanco y negro”. Sólo existirían los sujetos que mandan, y los que obedecen, los que definen ciertas normas, y los que se conforman con éstas. En consecuencia, podría ser muy difícil entender porque el victimario hace lo que hace, aun cuando se explican ciertos factores discursivos de su conducta y cognición. Toda la subjetividad, los significados, y significantes, de la vida íntima de los individuos dentro de la sociedad, y por ello, lo social, no es sólo la obediencia y la conformidad.
Quizás la más grande limitación de estos tres conceptos, es que tal vez pueda representar a los individuos como agentes tendenciosamente pasivos, frente a la sociedad, y sus discursos. Los tres conceptos al ser aunados puede que produzcan un énfasis, que se fije demasiado en la coacción, y las restricciones. La libertad de elegir, y de decisión, pierde un considerable protagonismo si se tiene en cuenta que es la misma sociedad, y sus instituciones formales, como informales, producen sujetos de conocimiento, saberes que poseen ciertos dominios específicos, que van definiendo y redefiniendo la vida, y el quehacer, de los seres humanos.
A su vez sería demasiado complejo, y no se correspondería necesariamente con los conceptos trabajados, el identificar la existencia de discursos que se deriven de otros discursos. Evidentemente, si se trata de describir y explicar un fenómeno social, y se delimitan los parámetros de su estudio, posee un gran valor, definir las categorías o subcategorías de las diferentes personalidades que están involucradas en un hecho social. Paralelamente, los tipos de conducta también pueden ser identificables, pero nada de eso es algo que esté profundizado con los conceptos de conformidad y obediencia, a secas. Podría abordarse desde el discurso, pero por sí sólo también carece de más conceptos que lo complementen.
6. Una de las primeras dificultades que se tuvo como grupo fue elegir el enfoque del fenómeno a trabajar. Debido que, la violencia de género fue considerada como primera opción, ya que es un concepto categóricamente amplio, y por ende tenía una mayor cantidad de información, pero al mismo tiempo de dificultad para ser abordado. Pues porque por lo demás, abarca múltiples subtemas del que también se tenía el interés de abordar, pero que en efectos prácticos nos era imposible sintetizar, y desarrollar a cabalidad. Tras una serie de diálogos, se decide abordar el acoso sexual callejero, puesto que se consideró contingente, y al mismo tiempo novedoso (en relación a la noción conceptual de éste mismo).
En torno a las reflexiones grupales de este trabajo, primero se considera que la importancia que amerita este fenómeno es inmensa, sin embargo, la real importancia que se le atribuye es discordante con la manera en que afecta a la integridad psíquica y emocional de la mujer y el protagonismo que realmente amerita. Decimos que es escasa, puesto que, a pesar de que se le atribuye más importancia que antes, se vio dificultada la tarea de reunir información seria y relevante para respaldar el fenómeno, fuera de la página de internet oficial del observatorio del acoso callejero, no hallamos variado material bibliográfico en el cual apoyarnos, puesto que, el observatorio anteriormente mencionado, es una de las pocas (o la única) entidad existente de la cual podemos obtener información a través de fuente confiable.
Una entidad más antigua es el SERNAM, cuyas siglas describen el servicio nacional de la mujer, sin embargo, solo logramos obtener estudios sobre la violencia a la mujer en el ámbito público, es decir, acoso sin especificar mediante cualquier otra práctica sexual peyorativas hacia el género femenino. En base al principio de que el fenómeno de acoso sexual callejero, transgrede los derechos más básicos de las mujeres y de cualquier ser humano, que es coartar su libertad individual, al generar un espacio de temor latente en el espacio público. Es necesario que se eduque a la población respecto a este tema, debe haber un énfasis en la transmisión de valores igualitarios desde temprana edad en ambos sexos, ya que es la normalización del acto y una transferencia de generación en generación, lo que ha permitido que este fenómeno siga existiendo. Esta concientización educacional, buscaría construir sobre la conciencia colectiva cultural, un sistema más justo para todos y todas.
Se considera importante destacar la influencia que han logrado tener en las personas las movilizaciones feministas en el país, puesto que, poco a poco, se ha logrado cambiar de alguna forma el bajo perfil que se le ha atribuido durante todos los años al acoso callejero, implantando leyes en contra de este machismo legitimizado llamado “piropo”. Este movimiento, ha provocado que las mujeres víctimas de acoso decidan alzar la voz y denunciar estas situaciones públicamente mediante los medios de las redes sociales, debido a la poca importancia que se toma a estos casos en el sistema judicial de nuestro país, cuyas autoridades no toman la situación con la debida importancia, muchas veces debido a que no hubo violencia física, no conocemos al agresor, o es una simple exageración de la víctima.
Respecto al ámbito judicial, consideramos de suma importancia que las legislaciones de Chile y todos los países de Latinoamérica, tomen las medidas correspondientes frente a estos temas y con una mayor seriedad, al medir las consecuencias de estos actos violentos hacia las mujeres.
En base al principio de que el fenómeno que hemos trabajado, transgrede los derechos de las mujeres, al coartar su libertad individual, al generar un espacio de temor latente en el espacio público. Es necesario que se eduque a la población respecto a este tema, debe haber un énfasis en la transmisión de valores igualitarios desde temprana edad, ya que es la normalización del acto y una transferencia de generación en generación, lo que ha permitido que este fenómeno siga existiendo. Esta concientización educacional, buscaría construir sobre la conciencia colectiva cultural, un sistema más justo para todos y todas.
Por otra parte, se hizo difícil la tarea de desarrollar este fenómeno, debido a que nos costó abarcar el trabajo mediante una posición neutral y objetiva, sin abordarlo desde la perspectiva personal frente al tema, las cuales, en numerosas veces, caen en juicios de valor o reflexiones con un tono afectivo predominante, debido a que nos afecta profundamente desde el ámbito emocional este fenómeno.
Dentro de los actores sociales participantes en este fenómeno, se considera clave el rol del testigo, ya que, si este se manifiesta contra él, un acto de acoso que está vivenciando otras personas también lo harán y la victima podrá hacerle frente junto con el resto de la gente a su agresor, de manera que esta no se sentirá sola, se sentirá apoyada y defendida. Muy distinto a si el testigo solo observa y guarda sus apreciaciones personales para sí, la victima enfrentará sola al agresor, y la verdad es que difícilmente lo enfrentara la mayoría de las mujeres, Por lo tanto, no lo hacen porque sienten miedo y se quedan en shock.
Es necesario que este mundo sea igualitario para ambos géneros. Se busca de toda manera que las mujeres no sean cosificadas por la sociedad, especialmente el género masculino, el cual, debido a la cultura machista en la que se está inmerso, cree poseer atribuciones o derechos frente al cuerpo de cualquier mujer, para hacer comentarios obscenos y vulgares en vías públicas a mujeres desconocidas, ya sea con fines personales, el fin de incomodarlas o demostrar la posición jerarquizada de ambos sexos.
Por lo cual, para erradicar esta situación deplorable hacia la mujer, es necesario hacer un cambio desde la raíz del problema en cuestión, el pensamiento machista que esta inculcado implícita o explícitamente en la sociedad. Educar a los niños mediante la igualdad y el respeto entre hombres y mujeres desde que tienen uso de razón, es primordial, es lo que realmente podría llegar a provocar un cambio en la cultura, a largo plazo, pero que crearía un ambiente menos violento y desigual.
Bibliografía
1) Observatorio contra el acoso callejero (OCAC), 2015 recuperado de: https://www.ocac.cl/que-es/.
2) Observatorio contra el acoso callejero (OCAC), 2014, Santiago de Chile. Recuperado de: https://www.ocac.cl/wp-content/uploads/2015/03/Informe-Encuesta-OCAC-2015.pdf.
3) Servicio Nacional de la Mujer (SERNAM), 2012, recuperado de: http://estudios.sernam.cl/?m=e&i=182.
4) ¿Empoderamiento o Subyugación de la Mujer? Experiencias de Cosificación Sexual Interpersonal , Gemma Sáez, Inmaculada Valor-Segura y Francisca Expósito ,Universidad de Granada, España , 2011, recuperado de: http://scielo.isciii.es/pdf/inter/v21n1/04.pdf.
5) Maria candida moraes , Educar y aprender en la bilogía del amor , 2011 , Brasil. Recuperado de :http://www.ub.edu/sentipensar/pdf/educar_y_aprender.pdf.
6) Michel Foucault , La verdad y las formas jurídicas , 1978 , Rio de Janeiro , editorial Gedisa , Barcelona. Recuperado de: https://arditiesp.files.wordpress.com/2012/10/foucault_verdad_formas_juridicas.pdf.
7) http://diario.latercera.com/edicionimpresa/las-acosadoras-de-los-acosadores/.
8) Levine, J. y Pavelchak, M. (1985). Conformidad y Obediencia. En S. Moscovici, Psicología Social I, Barcelona, Editorial Paidos
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5. Desde los conceptos de conformidad y obediencia, se pueden dilucidar varios aspectos del fenómeno del acoso sexual callejero, dentro un cuadro específico, y lo suficientemente delineado. Así pues, estos conceptos permitirán un análisis social reflejado tanto en las cogniciones como en las conductas. Aunque describir qué tan consciente puede ser una acción y/o suceso, o la propia capacidad de introspección con respecto los pensamientos involucrados en el fenómeno, cuando éste ocurre, por parte de los victimarios (acosadores), no será lo más fundamental aun cuando se desarrollen estos puntos. Los aspectos más importantes prevalecerán sobre qué es el acoso sexual callejero, cuál podría ser la razón social de que ocurra, y el cómo afecta al género femenino en sí (y por ende a la sociedad de manera retroactiva). Y para ello, la conformidad y la obediencia son esenciales para poder fijar de manera lúcida, qué es lo que efectivamente puede ocurrir de manera social, postulando dos flujos de posiciones opuestas, e inseparables, como las que nacen del patriarcado, y las ideologías que buscan la eliminación concreta de la desigualdad.
Desde una perspectiva podría plantearse una posición diádica con relación al fenómeno, lo que podría entregar una serie muy acotada de consideraciones, y respuestas. En contraste, es posible un acercamiento pragmático al fenómeno, desde una perspectiva dialéctica. Y es allí donde la mera postulación de tan sólo dos conceptos, es insuficiente a la hora de involucrar un elemento dentro de espectro epistemológico, tan amplio, como lo es la violencia de género. Las posturas diádicas en su reduccionismo intelectual, es inherente a las explicaciones totales, por lo que poseen parámetros demasiado rígidos. Por lo general, en su afán de describir un fenómeno, se deben ajustar los elementos constitutivos de éste, para que posea una coherencia y lógica aceptable. Pero el problema de ello, es que dicho reduccionismo, parcela las posibilidades de análisis a tan sólo una fracción de la esfera real o posible del fenómeno.
Al bordar un fenómeno tan específico, que es un sub-fenómeno por decirlo de alguna manera, de la violencia de género, no puede sino generar la necesidad de explicar sistemáticamente cual es el sustrato ideológico que explica la visión del acoso sexual callejero, desde la igualdad de género. Para eso se introducirá el concepto de “Discurso”, enraizado de manera tan personalizada dentro del bagaje conceptual de Michel Foucault. La cultura como ente subjetivante, previo a los individuos, será absolutamente determinante a la hora de generar a los diferentes sujetos de conocimiento (Foucalt, 1978), que serán proclives a repetir de manera explícita y/o implícita, los valores patriarcales de nuestra sociedad. El concepto de Discurso permite explicar el cómo es que el individuo, la masa, y la sociedad, pueden actuar de una determinada manera, en tanto se es victimario, víctima, o un espectador. No sólo retrata a quienes están involucrados de manera directa en el fenómeno, sino que involucra a las personas que pueden presenciar el hecho, como quienes no, y las respectivas opiniones con respecto a éste. Dando a entender que ningún fenómeno está aislado a los diferentes sujetos de conocimiento, puesto que todos pertenecen, viven, y entienden su existencia, desde los dominios de los saberes.
Las limitaciones de plantear solamente estos tres conceptos, conformidad, obediencia, y discurso, es que cuando se recurre a la poco práctica posición, de definir en donde nace la conformidad y la obediencia, puede resultar en un análisis que se escape de los objetivos principales de entender qué es el acoso sexual callejero. Para ello se den obviar una infinidad de aristas, que podrían desviar la atención, y simplemente llegar a conjeturas cada vez más abstractas, y poco detectables a simple vista en la cotidianidad. Y aquellos elementos conscientemente dejados de lado, sin profundizar, pueden tener una vitalidad e importancia intrínseca para entender el comportamiento social. Pero al abordar tan sólo tres conceptos, hay muchos lineamientos ideológicos-conceptuales que deben darse como implícitos y/o explícitos pero axiomáticos. ¿Hasta qué punto es explícito y/o implícito, los diferentes axiomas que subyacen a un análisis?, esto será trabajo de la capacidad de expresión semántica, argumentativa, e informativa, dentro del estudio, y la claridad de sus objetivos. Pero la interpretación es un factor que siempre dependerá del individuo quien lo estudie.
El elemento discursivo, aun en toda su amplitud, permite direccionar el entendimiento del acoso sexual callejero anexado a la conformidad y la obediencia, dentro de parámetros donde se define lo que es bueno, malo, deseable, y que es construido de manera social, por diferentes esferas de poder. Pero no ahondar en el espíritu abstracto de los fenómenos sociales, y anexarlo a los conceptos de conformidad y obediencia, genera una visión que aun dentro de los parámetros dialécticos, puede encausar su flujo argumental hacia un “mundo” en “blanco y negro”. Sólo existirían los sujetos que mandan, y los que obedecen, los que definen ciertas normas, y los que se conforman con éstas. En consecuencia, podría ser muy difícil entender porque el victimario hace lo que hace, aun cuando se explican ciertos factores discursivos de su conducta y cognición. Toda la subjetividad, los significados, y significantes, de la vida íntima de los individuos dentro de la sociedad, y por ello, lo social, no es sólo la obediencia y la conformidad.
Quizás la más grande limitación de estos tres conceptos, es que tal vez pueda representar a los individuos como agentes tendenciosamente pasivos, frente a la sociedad, y sus discursos. Los tres conceptos al ser aunados puede que produzcan un énfasis, que se fije demasiado en la coacción, y las restricciones. La libertad de elegir, y de decisión, pierde un considerable protagonismo si se tiene en cuenta que es la misma sociedad, y sus instituciones formales, como informales, producen sujetos de conocimiento, saberes que poseen ciertos dominios específicos, que van definiendo y redefiniendo la vida, y el quehacer, de los seres humanos.
A su vez sería demasiado complejo, y no se correspondería necesariamente con los conceptos trabajados, el identificar la existencia de discursos que se deriven de otros discursos. Evidentemente, si se trata de describir y explicar un fenómeno social, y se delimitan los parámetros de su estudio, posee un gran valor, definir las categorías o subcategorías de las diferentes personalidades que están involucradas en un hecho social. Paralelamente, los tipos de conducta también pueden ser identificables, pero nada de eso es algo que esté profundizado con los conceptos de conformidad y obediencia, a secas. Podría abordarse desde el discurso, pero por sí sólo también carece de más conceptos que lo complementen.
6. Una de las primeras dificultades que se tuvo como grupo fue elegir el enfoque del fenómeno a trabajar. Debido que, la violencia de género fue considerada como primera opción, ya que es un concepto categóricamente amplio, y por ende tenía una mayor cantidad de información, pero al mismo tiempo de dificultad para ser abordado. Pues porque por lo demás, abarca múltiples subtemas del que también se tenía el interés de abordar, pero que en efectos prácticos nos era imposible sintetizar, y desarrollar a cabalidad. Tras una serie de diálogos, se decide abordar el acoso sexual callejero, puesto que se consideró contingente, y al mismo tiempo novedoso (en relación a la noción conceptual de éste mismo).
En torno a las reflexiones grupales de este trabajo, primero se considera que la importancia que amerita este fenómeno es inmensa, sin embargo, la real importancia que se le atribuye es discordante con la manera en que afecta a la integridad psíquica y emocional de la mujer y el protagonismo que realmente amerita. Decimos que es escasa, puesto que, a pesar de que se le atribuye más importancia que antes, se vio dificultada la tarea de reunir información seria y relevante para respaldar el fenómeno, fuera de la página de internet oficial del observatorio del acoso callejero, no hallamos variado material bibliográfico en el cual apoyarnos, puesto que, el observatorio anteriormente mencionado, es una de las pocas (o la única) entidad existente de la cual podemos obtener información a través de fuente confiable.
Una entidad más antigua es el SERNAM, cuyas siglas describen el servicio nacional de la mujer, sin embargo, solo logramos obtener estudios sobre la violencia a la mujer en el ámbito público, es decir, acoso sin especificar mediante cualquier otra práctica sexual peyorativas hacia el género femenino. En base al principio de que el fenómeno de acoso sexual callejero, transgrede los derechos más básicos de las mujeres y de cualquier ser humano, que es coartar su libertad individual, al generar un espacio de temor latente en el espacio público. Es necesario que se eduque a la población respecto a este tema, debe haber un énfasis en la transmisión de valores igualitarios desde temprana edad en ambos sexos, ya que es la normalización del acto y una transferencia de generación en generación, lo que ha permitido que este fenómeno siga existiendo. Esta concientización educacional, buscaría construir sobre la conciencia colectiva cultural, un sistema más justo para todos y todas.
Se considera importante destacar la influencia que han logrado tener en las personas las movilizaciones feministas en el país, puesto que, poco a poco, se ha logrado cambiar de alguna forma el bajo perfil que se le ha atribuido durante todos los años al acoso callejero, implantando leyes en contra de este machismo legitimizado llamado “piropo”. Este movimiento, ha provocado que las mujeres víctimas de acoso decidan alzar la voz y denunciar estas situaciones públicamente mediante los medios de las redes sociales, debido a la poca importancia que se toma a estos casos en el sistema judicial de nuestro país, cuyas autoridades no toman la situación con la debida importancia, muchas veces debido a que no hubo violencia física, no conocemos al agresor, o es una simple exageración de la víctima.
Respecto al ámbito judicial, consideramos de suma importancia que las legislaciones de Chile y todos los países de Latinoamérica, tomen las medidas correspondientes frente a estos temas y con una mayor seriedad, al medir las consecuencias de estos actos violentos hacia las mujeres.
En base al principio de que el fenómeno que hemos trabajado, transgrede los derechos de las mujeres, al coartar su libertad individual, al generar un espacio de temor latente en el espacio público. Es necesario que se eduque a la población respecto a este tema, debe haber un énfasis en la transmisión de valores igualitarios desde temprana edad, ya que es la normalización del acto y una transferencia de generación en generación, lo que ha permitido que este fenómeno siga existiendo. Esta concientización educacional, buscaría construir sobre la conciencia colectiva cultural, un sistema más justo para todos y todas.
Por otra parte, se hizo difícil la tarea de desarrollar este fenómeno, debido a que nos costó abarcar el trabajo mediante una posición neutral y objetiva, sin abordarlo desde la perspectiva personal frente al tema, las cuales, en numerosas veces, caen en juicios de valor o reflexiones con un tono afectivo predominante, debido a que nos afecta profundamente desde el ámbito emocional este fenómeno.
Dentro de los actores sociales participantes en este fenómeno, se considera clave el rol del testigo, ya que, si este se manifiesta contra él, un acto de acoso que está vivenciando otras personas también lo harán y la victima podrá hacerle frente junto con el resto de la gente a su agresor, de manera que esta no se sentirá sola, se sentirá apoyada y defendida. Muy distinto a si el testigo solo observa y guarda sus apreciaciones personales para sí, la victima enfrentará sola al agresor, y la verdad es que difícilmente lo enfrentara la mayoría de las mujeres, Por lo tanto, no lo hacen porque sienten miedo y se quedan en shock.
Es necesario que este mundo sea igualitario para ambos géneros. Se busca de toda manera que las mujeres no sean cosificadas por la sociedad, especialmente el género masculino, el cual, debido a la cultura machista en la que se está inmerso, cree poseer atribuciones o derechos frente al cuerpo de cualquier mujer, para hacer comentarios obscenos y vulgares en vías públicas a mujeres desconocidas, ya sea con fines personales, el fin de incomodarlas o demostrar la posición jerarquizada de ambos sexos.
Por lo cual, para erradicar esta situación deplorable hacia la mujer, es necesario hacer un cambio desde la raíz del problema en cuestión, el pensamiento machista que esta inculcado implícita o explícitamente en la sociedad. Educar a los niños mediante la igualdad y el respeto entre hombres y mujeres desde que tienen uso de razón, es primordial, es lo que realmente podría llegar a provocar un cambio en la cultura, a largo plazo, pero que crearía un ambiente menos violento y desigual.
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Esta imagen ilustra la cosificación que sufre la mujer, como se siente una mujer que es mirada y manoseada de la misma forma que se mira a un objeto sin importar su consetimiento. Nosotros creemos que este acto del acoso callejero en el que se cosifica a la mujer es relamente violento ya que le esta desvarolicando su popiedad humana para quedar reducida a objetos.
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esta es un imagen tomada de la campaña “yo no acoso por que”, del observatorio contra el acoso callejero que muestra la postura de los hombres respecto al problema, consideramos que es de su importancia esta fotografía, ya que, tambien es importante destacar que no todos los hombre cometen acoso callejero tambien hay quienes tienen conciencia del fenómeno y respetan a las mujeres. Nunca podemos encasillar a todas las personas en una misma categoria, siempre hay excepciones "
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Este video, pese a no ser grabado en latinoamerica, refleja la realidad respecto al perfil del acosador. Pese a que en muchas ocasiones los actos de violencia del acoso callejero son mucho más violentos y obsenos, el perfil psicológico del acosador varias veces es el mismo. Frente a una víctima sumisa, su poder frente a ella incrementa, sin embargo, frente a la mínima o absurda (como es en este caso) respuesta por parte de la victima frente a los dichos realizados por el acosador, este se descoloca mentalmente, lo “saca de sus casillas” lo que puede desencadenar dos cosas: Provoca que se cohiba y probablemente no vuelva a realizar la misma practica a dicha mujer, o bien, aumenta su prepotencia frente a la situacion y reacciona con actitudes violentas en el ámbito físico-sexual.
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El acoso callejero no respeta lugar, ni edad de la victima, desde muy pequeñas las mujeres ya nos encontramos en un estado de vulnerabilidad frente al acoso sexual callejero y frente a las mentes perturbadas que conciben el rol de victimarios en el acoso a una niña. Antes de siquiera saber lo que es, ya somos victimas de ello. Esto refuerza más aun la necesidad de implantar una legislacion que regule estos casos, que pueden ocurrirle ya sea a una niña de 7 años, de 20 o de 60, es decir, en muchos casos, una vida entera de sumisión frente al acosador.
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Este vídeo refleja que el acoso callejero al no dejar marcas visibles para el resto, no se considera violencia. Sin embargo, en realidad los daños los siente quien los sufre y no por que no sean visibles implican que no sean dolorosos. ¿Será que es necesario que el otro nos muestre heridas visibles para enteder su dolor? Deberiamos saber a estas alturas que el dolor que no se ve es el mas grave y el que mas duele.
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El siguiente video no fue grabado en un lugar de latinoamerica o Chile, pero sin lugar a dudas, representa una realidad que viven todas las latinoamericanas: El miedo de regresar sola a casa, especialmente si es de noche. Culturalmente, a la mujer desde sus primeros años se le es instruida para cuidarse de los peligros que abundan por las calles, se les enseña a no caminar solas de noche, a no usar ropa ligera ni “insinuadora”. Se le enseña a la mujer a no ser violada, acosada o violentada, o al menos evitarlo, puesto que estos hechos se dan de todas formas. ¿Por qué se le enseña a la mujer a adaptarse al poder y dominio que ejerce el hombre sobre ella? Probablemente porque el machismo es más grande, más violento, y es mejor aprender a vivir con él que enfrentarlo.
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Acoso sexual callejero: Conceptualizacion
4.- Si se toman los conceptos de conformidad, y obediencia, en conjunto con la idea de discurso planteado en el libro, “La verdad y las formas jurídicas” (Foucault, 1978), se podrá obtener una idea general pero lo suficientemente trabajada, para entender el fenómeno del acoso sexual callejero.
En principio la víctima está supeditada a un ideario cultural, al igual que el victimario, más presuponemos que al pertenecer a un mismo país, nación, ciudad, comparten en gran medida dicha las construcciones sociales del país en el que conviven. Las manifestaciones de los actos, y los hechos, consumados en un acoso sexual pueden tener muchas formas de expresarse. Pero en esencia, se han constituido por mucho tiempo dentro de parámetros relativamente fijos, el victimario es quien ostenta cierto nivel de poder sobre la víctima, personas que en muchos casos no saben cómo reaccionar frente a éste. Y ello no sólo se debe a lo violento de la acción misma en sí, y el terror que pueda suscitar, sino que existe todo un “discurso” que no es confrontacional, o que por mucho tiempo no lo ha sido, una idea de conformidad y obediencia, construida en los discursos. Una consigna bastante moderna es la de “se le enseña mucho más a la mujer, el defenderse, de lo que se le enseña al hombre a no acosar (o violar)”.
Las prácticas sociales conforman un tipo de saber, que se traduce en diferentes discursos (Foucault, 1978). No es una coincidencia, ni el mero producto de elementos aislados, lo que puede producir aquel tipo de concepciones, sino una muy profunda e histórica sistematización del acoso como tal.
La cosificación del género femenino como objetos, ciudadanas de segunda clase, potencia la idea patológica de anulación del otro como un legítimo otro (Maturana, 2001). Muy a pesar de los grandes cambios que se han producido, los sujetos de conocimiento de nuestra era todavía conservan grandes rasgos estereotipados, sobre qué es ser “hombre”, como ser “mujer”, y cuáles son los deberes, límites, posibilidades de ser, que a cada ser humano le pertenecen. Está claro que en ello se hace una diferenciación, por lo que no existe una visión de igualdad.
Mientras no se produzca una aún más profunda radicalización entorno a la conformidad, en relación al sistema, y la obediencia que se produzca ante estos discursos patriarcales, se seguirán reproduciendo cierto tipo de reacciones, que normalizan dichos modos de conducta. Tomemos por ejemplo el caso de una mujer que, utilizando una vestimenta, calificada como “provocativa”, es objeto de reiterados y múltiples piropos. En base una situación así, existe una extendida creencia de que dicha mujer “se lo buscó”, y que por ende es una candidata a “merecer” dicho acoso, lo que por cierto también puede ser visto como un “halago”.
Muchas mujeres guardan sus emociones y pensamientos con respecto al acoso, al momento de suceder, le bajan el perfil y/o callan totalmente lo que piensan al respecto. De un modo u otro, el pensar que las “cosas siempre han sido así, y lo seguirán siendo”, es parte de la conformidad.
Por un lado, está la obediencia hacia quienes representan a esta u otras instituciones, y la conformidad ante los pares, buscando así el seguir conductas “promedio”. La conformidad puede darse ante, una en apariencia, simple conversación y/o discusión que verse sobre la violencia de género y/o el acoso sexual callejero, con un par. Con respecto a lo anteriormente descrito, hay muchas personas que prefieren no ahondar en temas que pueden ser considerados polémicos, debido a múltiples razones, una de estas puede ser que el individuo no quiera generar conflicto, y por ende modifique su propia postura (u omite contra argumentar), como también puede suceder que evite referirse a tales tópicos, por temor a que su propia postura sea atacada. Lo más terrible de esto, es que la conversación con un par puede darse ante un familiar, un amigo, una pareja, quienes incluso pueden llegar a culpabilizar a la mujer, enfocando el problema en ella y no en la patología del acosador. También la obediencia puede ocurrir de maneras bastante singulares, pero no menos significativas. Y es que las figuras que representan a las instituciones del país, o los profesionales que trabajan en nombre de éstas, también incurren en declaraciones oficiales y extraoficiales, que restan (de manera implícita o subliminal) la importancia que merece el erradicar la violencia de género. Esta presión u omisión política institucional, desgraciadamente puede generar que muchas personas también crean que el acoso sexual callejero no amerita una solución rápida, más un conjunto de principios y leyes que le sancionen.
Si se toma en primer lugar a las instituciones educacionales, las cuales poseen funciones y deberes categóricos, al detentar el poder de educacional formal en la sociedad, se hace evidente la falta en la promoción de las habilidades blandas. Teniendo dentro del horizonte como país, el evidente problema de acoso sexual callejero, la ausencia de leyes, y la violencia de género en general. Y la falta de educación sexual, junto con la de género, no puede ser sino una omisión estruendosamente silenciosa, en correlación a la realidad cultural - social, y el combate contra el acoso.
Por otro lado, los medios de comunicación han promovido por mucho tiempo cierto tipo de discursos, a través de sus programas, comerciales, líneas editoriales, en donde el acoso puede ser promovido de manera subliminal, disfrazado en algún chiste, sketch, comercial, comentarios de opinólogos, etc. Es una práctica usual, o al menos ya no lo es tanto, en occidente, la reiterada representación de la mujer dentro de un rol pasivo y/o como objeto, un recipiente de los deseos del hombre. Donde el hombre bien podía violentar el espacio personal de la mujer, con el fin de obtener la propia satisfacción de éste.
Uno de los ejemplos más ilustrativos son los comerciales de bebidas alcohólicas, en donde puede verse a una mujer atractiva, la cual posee atributos determinados, pertenecientes a la esfera de los cánones de belleza normativas. En éstos comerciales, la mujer ya sea en la vía pública o en algún otro lugar, es objeto de “piropos”, miradas lascivas, por uno o más individuos, y a veces en grupos. Más se muestra a la mujer gozosa, o deseante de dichas conductas, o como si ella les provocara, y así mismo justificarse lo que allí ocurre. Estos comportamientos dirigidos por los hombres hacia ella, no puede sino reproducir discursos, en donde al hombre se le permite transgredir el espacio personal de la mujer, por el mero hecho de sentir el deseo de satisfacerse a sí mismo.
Bibliografía
1. Mariacandidamoraes , Educar y aprender en la bilogía del amor , 2011 , Brasil. Recuperado de :http://www.ub.edu/sentipensar/pdf/educar_y_aprender.pdf
2. Michel Foucault , La verdad y las formas jurídicas , 1978 , Rio de Janeiro , editorial Gedisa , Barcelona. Recuperado de: https://arditiesp.files.wordpress.com/2012/10/foucault_verdad_formas_juridicas.pdf
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