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unblogmedieval · 4 years
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Lamia (Vampire) - John William Waterhouse (1905)
”For so delicious were the words she sung, it seem'd he had loved them a whole summer long”
- John Keats
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unblogmedieval · 7 years
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¿Qué hombre dejará de rezar en la tormenta de una noche terrible y oscura, en la borrasca, en los lugares donde la muerte pálida habita por doquier?
Diario de mi viaje, Herder. (via imana-blanca)
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unblogmedieval · 7 years
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Comparación de la Metafísica de Aristóteles y Santo Tomás de Aquino
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unblogmedieval · 7 years
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Avicena
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unblogmedieval · 7 years
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Comparación de la Metafísica de Avicena y Santo Tomás de Aquino
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unblogmedieval · 7 years
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• ¿Cuáles son las diferencias entre Dios y las Creaturas según Santo Tomás?
Santo Tomás nos da una primera diferencia entre las sustancias compuestas y las simples, cuando enuncia que en las sustancias simples la esencia está en un sentido más verdadero y más noble (Tomás, pág. 286), pero no es hasta el capítulo V que nos habla de aquellas sustancias que están separadas de la materia (Tomás, pág. 300), y es esta, la más grande diferencia entre sustancias simples y compuestas, pues mientras que la primera obtendrá su esencia de la simple forma, la segunda seguirá obteniendo su esencia del compuesto Materia y Forma; pero además, se dice sobre las sustancias simples, que en ellas se encuentra el Acto y la Potencia, y aquí se supone el inconveniente, pues “todo lo que existe por otro se reduce al fin a aquello que existe por sí mismo” (Tomás, pág. 304) es decir, tales sustancias simples, que tienen tanto forma como ser (existencia) deben por lógica, recibir su ser del primer ser que es solo ser: la causa primera, llamada Dios (Tomás, pág. 304)
Aquí la diferencia entre Dios y las creaturas queda resuelta, pues aunque las sustancias simples que están en las creaturas como inteligencia y alma estén más cercanas al primer principio (Tomás, pág. 301) reciben siempre el ser, la existencia, del primer ser, es decir, de Dios, la causa primera. Aun así, queda mucho por decir de Dios como diferente de las creaturas, pues este tiene como esencia su propia existencia, a diferencia de la esencia de las sustancias simples, que aunque no tengan materia, se debe recordar que su ser es recibido, y por lo tanto limitado, en cambio, el ser de Dios es absoluto (Tomás, pág. 307); por esto mismo, no está incluido en ningún género (Tomás, pág. 306), lo que adelanta que Dios no pueda siquiera definirse debido a su infinita simplicidad (Tomás, pág. 314) Además, Santo Tomás dice que Dios es un ser distinto de todo ser, puesto que su naturaleza no acepta alguna adicción a diferencia del ser común que es capaz de recibir algo por añadidura (Tomás, pág. 306). También aplica Tomás a Dios todas las perfecciones que están en todos los géneros, de lo que sigue, que sea un ser simplemente perfecto; cosa que claramente no puede igualar la creatura.
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unblogmedieval · 7 years
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Mapa Conceptual, Sobre el Ser y la Esencia- Santo Tomás de Aquino
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unblogmedieval · 7 years
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Santo Tomás de Aquino
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unblogmedieval · 7 years
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Iustitia est constans et perpetua voluntas ius suum cuique tribuendi
(La justicia es la firme y constante voluntad de dar a cada uno lo suyo)
Tomás de Aquino
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p>(via mariogarita-blog)
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unblogmedieval · 7 years
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unblogmedieval · 7 years
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Arco crucero.
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unblogmedieval · 7 years
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Dialogo de la simplicísima vida.
I. El desenfrenado amor por lo racional, pasión que vuelca a subyugación, ¡semejante tontería!
Y dime, cómo aspira la pasión a volverse, a ser aquello que no es ni podría ser.
Permítaseme acusar al escepticismo, Ha roto cada verdad que tenía por verdad, ¿Y ahora qué?
En muchos hondos mares me he metido, ahora lo veo, ¿veo con claridad? O mejor, ¿si quiera veo?
A ti, incontenible duda, me he vendido, Con la avaricia de verdad entre los dedos, he descubierto ¿Siquiera he descubierto algo?
Ah, este vaivén en el que vivo, como fin te tiene Sin tenerte.
Alucino entonces entre contradicción, hasta llegar a tu desprecio Aquí, mi casa primera: la desolación, Pues, ¿Siquiera existes, dichosa sabiduría?
Y mi misma alma se divide en dos: Una parte te culpa, Filosofía, ¡Y cómo no! Cuando me has hecho desear aquello que ni un mortal posee
La otra va a tu cobijo, Y es que todavía una parte en mí, ¡Te encuentra tan reluciente!
II.
Así, cautivándome en medio de la ceguera, te retratan mis sabrosos dolores
Osas disuadirme, Y me visto de olvido Y me quedo con la mejor parte tuya
¡No te extravíes en lo inefable, querido! Ya mi voz te calmará, me dice la parte aquella o quizás creo que me dice
Y prosigue: No es la verdad lo que te afana, sino más bien las verdades, los espejos relucientes de éste mundo tuyo
No será lo inalcanzable de aquella lo que bien te apuñala, será mejor, la avaricia con la que le miras.
Que es sabido, sin imponérselo bien llega, bien se va, y bien se pierde.
Cuestión no fue, ni será la tenencia, pues es de amor el camino de la Filosofía.
¿De amor? –me cuestiono a mí mismo- encontrándome condenado al coqueteo eterno, en el mundo de las sombras.
III.
¿Cómo mezclo pasión con razón? inquirir debo, pero en qué lugar celeste.
¿Para qué diferenciar? decíame la musa, mi mismo, o la sabiduría, verdad es que ya no lo sé
¿Para qué desgarrar lo innecesario? -Proseguía la imponente voz-
Es trabajo de dioses ¡profano! intentar señalar para este mundo, cuál es el orden dado
no te aflijas, no me niegues, no me borres, no cedas al olvido de mí.
más bien duda y no dejes de dudar más bien sumérjete en pasiones y no dejes de amar más bien, más bien indaga y tu razón usa
No apartes tus partes, si con todo no me buscas, ¿Para qué me buscas?
Saldarriaga Mariana
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unblogmedieval · 7 years
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La consolación de la filosofía, Boecio.
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unblogmedieval · 7 years
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ANTROPOLOGÍA AGUSTINIANA
¿Cuál es la naturaleza del alma?
Cuando en primer lugar se enuncia lo que es el hombre, es decir, cuando se le presenta como substancia, se hace la diferenciación entre la unidad que lo conforma, señalando el carácter predominante del alma, definiéndola más claramente como sustancia racional. En el momento de contraste es que se dan los primeros indicios sobre la naturaleza del alma, puesto que si se dice de ésta que es la parte mejor, que se alza como superior al cuerpo mundano, pues esta misma deberá superar a lo corpóreo, siendo causalmente, inteligible.
Tal naturaleza inteligible, alzándose como parte mejor, tiene relación divina con Dios, pues es ésta, la que anima al cuerpo, la Imago Dei. Esto hay que tenerlo en cuenta en el momento de ubicar su naturaleza; ya lo enunciaba San Agustín en De Trinit, XI, 5, 8: “Ciertamente, no todo lo que en la creatura ofrece semejanza con Dios se ha de llamar su imagen, sino el alma sola, a la que únicamente Él es superior. Solo ella, lleva su impronta, sin que entre ambos exista naturaleza alguna intermedia”.
¿En qué consiste el problema de la comunicación de sustancias?
Puede decirse que cuando se enuncia la diferenciación entre cuerpo y alma, comienza un poco la tergiversación, ya que aunque se trata de aclarar el asunto, y se insiste en el hecho de la unidad de dos partes -una que conduce a la otra en cuanto se pronuncia como parte mejor- siempre es válido preguntarse ¿Cómo dos sustancias forman una sola?, a esto podría responderse de alguna manera, resaltando el hecho de que la relación Alma-Cuerpo es de carácter necesaria, puesto que el uno necesita del otro para formar al hombre, separados serían incapaces de formar algo, pero más allá de esto permanece la duda, porque el alma emparejada con lo inteligible, y el cuerpo con lo mundano, proporciona una relación extraña ¿Por qué lo inteligible necesitaría de lo corpóreo, y por qué lo corpóreo necesitaría de lo inteligible? ¿O de qué manera convive en el hombre semejante configuración al parecer distante? He aquí el carácter misterioso del asunto, que hace llegar a San Agustín hasta las “indeterminaciones Agustinianas”.
¿Puede decirse que la concepción agustiniana del hombre es platónica?
Es gracioso el hecho de que tomar a la ligera algunas frases como “El hombre es un alma racional que se sirve de un cuerpo mortal y terreno” pues estas afirmaciones pueden hacernos plantear conclusiones que se inclinen por denunciar el neoplatonismo inminente en Agustín, y es cierto, frases como esta pueden leerse como una inclinación por el desprecio del cuerpo, visto como simple y vano instrumento del cual el alma se sirve para habitar en la tierra, donde el primero actúa más como una cárcel que cualquier otra cosa para la segunda; siendo así, válido sería hacer una conexión con Platón o entrelazar esta afirmación con su pasado maniqueo, aun así, quien afirmara esto estaría olvidando un principio básico para entender cualquier cosa, y esta es el contexto, es aquí donde comienza a esclarecerse lo pronunciado, así podremos posteriormente diferenciar entre Forma-Contenido, es decir, la forma en la que va expresada esta afirmación es claramente platónica, aun así, su contenido está virado hacía el dato de la fe, el dato bíblico revelado, que claramente da un vuelto total al concepto estrictamente platónico de hombre.
Para San Agustín, seguidor de la verdad revelada, no funciona la concepción de hombre que entiende Platón, puesto que este sería distante a la doctrina católica, de allí un intento de Agustín por cristianizar a Platón, pero indiferentemente de este hecho, podría aclararse simplemente que concretando el contenido que tiene la forma de esta u otras afirmaciones peligrosas, se concluye: el hombre para San Agustín dista de lo entendido por hombre para Platón.
¿Qué significa el hombre como “medio”?
Desde los inicios de la antropología Agustiniana comienza a crearse una idea de centro, un medio entre dos cosas que a simple vista distan, puesto que es esto lo que sucede en el hombre. Así, hay de él la parte sensible que se encuentra en el cuerpo y la parte inteligible donde se ubica al alma. Si observamos bien, aquí es hallado el hombre que participa tanto de lo superior como de lo inferior, familiarizándose a su vez tanto con la bestia como con el ángel; seguido de esto, el compuesto Alma-Cuerpo es superior a la bestia, ya que tiene la facultad de razonar, aun así es inferior al ángel, pues no hay que olvidar que el hombre en la realidad corpórea sigue siendo mortal.
¿Qué son el hombre interior y el hombre exterior?
Se da la distinción entre un plano mundano, y un plano espiritual, de tal manera, es el Hombre Exterior quien se encuentra en el plano mundano donde lo que se le presenta es el cuerpo, lo temporal, lo mudable. Dando el giro al otro lado, el Hombre Interior se presenta, por su aspiración a lo espiritual, como un hombre celeste, que se mantiene, y vive a partir de la gracia, donde contempla lo eteno, lo realmente divino.
Sin embargo, para contrastar de mejor manera, Agustín plantea –de la mano con Aristóteles en cuanto a lo entendido por hombre o naturaleza humana como dos componentes de una sola sustancia - que el hombre exterior es lo que bien tenemos por común con los animales, puesto que ellos al igual que nosotros también se valen de un cuerpo material, una vida vegetativa, un conocimiento sensible y tanto imágenes como recuerdos de las sensaciones. Bajo este orden de ideas, el hombre interior tendría que ser aquello que nos diferencie de los animales, puesto que recae necesariamente en el hombre interior, la capacidad de juzgar las sensaciones, compararlas, medir los cuerpos y las figuras bajo proporciones y números, es decir, el hombre interior tiene la posibilidad de acercarse a lo inteligible, y esto puesto que la iluminación divina lo permite.
¿Qué son la ratio superior y la ratio inferior?
Éstas son funciones fundamentales del hombre interior, que igualmente llevan el contraste entre superior-Inferior. La Ratio Superior sería pues, aquella que se dedica a la contemplación de los inteligibles, la contemplación pura, plano en el cual, no hay entrada a la acción, ya que será en la Ratio Inferior - dentro de lo corpóreo y temporal- donde la ocupación será la acción. Sin embargo, no hay que separar lo inferior de lo superior, al igual que como sucede con el hombre entendido como dos componentes de una misma sustancia, San Agustín concede que se hallan estos dos oficios o funciones en una misma Mens.
¿Qué relación hay entre el hombre exterior y el hombre interior?
Como ya se venía advirtiendo antes, la relación que se encuentra entre hombre exterior y hombre interior es más de necesidad, pues la una no puede existir alejada de la otra, juntas, ambas cosas son quienes tienen la posibilidad de formar entre sus dos mismos componentes, a la sustancia, la sustancia tiene que venir de los elementos reunidos para concretarse. Porque, qué sería cuerpo sin que lo anime un alma, o qué sería de un alma si no se sirviera del cuerpo.
¿En qué consiste la historia para San Agustín?, ¿Qué son la ciudad celeste y la ciudad terrestre?
La historia para el cristianismo es uno de los retos primeros con los que debe toparse, pues en la antigüedad ya se entendía la historia como un “eterno retorno”, es decir, ya se comprendía como cíclica, paradigma que cambia en el momento en el que se introduce la historicidad humana a partir de la verdad revela, y esta se presenta como lineal, donde hay un principio y un inminente final. Pero, ¿Cómo se lee al hombre desde la historia lineal? Se diría en primera instancia que importa todo lo que se haga en la vida, para que el fin de la vida no se quede simplemente estancada allí, en el no-ser, sino que tenga la capacidad de trascender.
Es en este momento, diría yo, donde se puede introducir la visión Agustiniana del tiempo, donde todo se divide entre el bien y el mal; más claramente lo que hace San Agustín es dividir los tan diversos pueblos existentes en el mundo, entre tan solo dos géneros de sociedad humana, y a estos los juzga por el objeto de su amor, donde se trae a discutir lo antes explicado, pues el hombre exterior será la primera parte de los dos géneros de la sociedad, quien estará en la ciudad terrestre; aquí se fija el objeto amado dentro de la corporeidad, dentro de las cosas temporales, tratando el conjunto de estos como fines en sí mismos. Por otro lado, está la ciudad celeste que tiene al hombre interior como habitante, quien ama a Dios sobre todas las cosas terrenas. Estos, aunque inmersos en el mundo de lo temporal, ven a la materia solo como un medio para el fin de gozar de Dios y de la gracia. En De Civitate Dei, se aclara mucho más este punto cuando se subraya que tanto el hombre exterior como el interior necesitan usar los bienes necesarios para la vida mortal, pero en el uso que se le da a los bienes se concreta el fin que cada uno busca, los cuales distan el uno del otro.
En conclusión, la historia cristiana se lee basando el sentido de la existencia, y el fin último en Dios, puesto que el acontecer histórico entendido como drama de la humanidad donde unos se condenan y otros se salvan lleva el hilo conductor. De aquí surge además lo que hace el hombre para limpiarse de sus pecados, o la lucha en la que su vida se ve lanzada tanto al bien como hacía el mal. Todo esto hace parte de una vida donde el hombre como ser creado, ve a Dios como único fin verdadero.
¿En qué sentido el hombre es insuficiente?
Cuando San Agustín comprende la historicidad humana regida por el enlace cristiano que posiciona a Dios como fin, comienza a verse todo en relación con lo supremo que es Dios. Así, se entiende el hombre en cuanto creatura creada por Dios, el conocer en cuanto a iluminación divina y el obrar en cuanto se goza de Dios. Dios es pues, la vida feliz del hombre.
Además de esto, hay algo que ya Gilson en Introduction a l’étude de Saint Augustin declara, y esto cuando se da cuenta de que las creaturas, al ser creadas han sido sacadas por Dios a partir de la nada. Es esta la parte valiosa, pues viniendo de la nada lo creado no participaría tan solo del Ser, sino también del No-Ser. Lo que lleva a Gilson a concretar que hay en el ser creado una falta original, que estando en falta, solicita la necesidad de adquirir, y por consecuencia, de cambiar, mutar.
¿Qué es el hombre para San Agustín?
Más allá de comprender al hombre como todo lo que ya se ha estado enunciando, es decir, como una sustancia racional que contiene dos compuestos, donde se encuentra una jerarquía del alma sobre el cuerpo, del que se habla además como dividido entre el hombre exterior y el hombre interior que tiene dos funciones diferentes: Ratio Superior y Ratio Inferior; se va pasar a esclarecer algo más acerca del hombre que puede ayudarnos para su definición y es que el hombre es además todo lo ya nombrado, Imago Dei, sobre esto se va a pasar a decir que en el cuerpo no hay Imago Dei sino Vestigium, sin embargo, dejando esto de lado, la Imago Dei se encuentra propiamente en el alma y esta imagen no se debe confundir con simple semejanza, puesto que la imagen es expresa y manifiesta de Dios. Esto es importante en el hombre en cuanto se debe amar al cuerpo por el alma –que es la parte mejor- y el alma por Dios –que es el fin último del hombre exterior-.
Así, puede decirse que el hombre es complejamente inmenso, tiene un montón de particularidades, está contextualizado bajo la mutabilidad, el pecado original, es “cópula del mundo” por estar entre el bien y el mal, es substancia, anda por el drama del pecado, está en el temor de la condena, desea la salvación, es mortal pero aspira a la resurrección y se encuentra siempre en falta. Quizás se escapan muchas otras cosas para su correcta conceptualización, aun así, podría tan solo llegarse a aceptar que el hombre es en cuanto ser creado, es en cuanto a su creador, es decir, se concreta cuando en la vía de la interioridad participa de lo divino y sigue a Dios como fin, quien sin lugar a dudas, es el sentido último de la humanidad para el medioevo.
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unblogmedieval · 7 years
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La Dama del Unicornio, Tapiz
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unblogmedieval · 7 years
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Reseña: El Maestro- San Agustín
Ubicándonos en aquel momento de la historia, donde la verdad revelada es quien organiza y distribuye la sociedad, es decir, el medioevo, es San Agustín, uno más de los personajes de la patrística que logra aportar al conocimiento intelectual de aquella época. Tal personaje, introduce a manera de dialogo, una más de las cuestiones que lo inquietaron hasta el punto tal de constituirse en escrito fiel de un pensamiento: El Maestro. Allí, sus ojos se fijaron en crear una discusión que girara en torno a la enseñanza, el lenguaje y todo lo que de allí puede desentrañarse.
El discurso que en esta obra se organiza, no solo puede proceder de meditaciones Agustinianas, pues la discusión se logra junto Adeodato. Estos dos personajes cavilando acerca del lenguaje, mediante el lenguaje mismo se encuentran en serios inconvenientes cuando este mismo, el lenguaje, pretende abarcarlos, dejándoles en la confusión cuando signo y significado convergen en una palabra Nihil -nada-. Aun así, el razonamiento sigue su rumbo, dice Agustín: antes de que nos detengamos, sin que nada nos detenga (Agustín, pág. 689). Así, continúan las relaciones y desemejanzas que se desprenden de Enseñar- Recordar, Sigo-Significado, Palabra-Nombre, Cosa nombrada- Cosa significada. De ahí la derivación de los capítulos, respecto al direccionamiento que va de un lado a otro en cuanto a la relación entre pares que se posa en la boca del locutor, y en los oídos de quien escucha, como proceso sucesivo.
Pero aun entre todo este discurrir, no debe perderse el peso del texto, la esencia que, desde el inicio, logra entre líneas leerse: La enseñanza, ¿Quién es, el que verdaderamente enseña en esta discusión?, o más concretamente, ¿Quién es El Maestro? A medida de la lectura podría afirmarse, que el Maestro lo encarna quien, en el discurso, dirige la conversación, quien mejor razona de ambos, aun así, se concretará al final otro maestro, que aún sin palabras, sin uso estricto del lenguaje, que es el punto de inicio para hablar de enseñanza, logra enseñar, y es ésta la única enseñanza verdadera según San Agustín.
Finalmente, observando de forma global la obra, rescatable es, el método casi socrático que utiliza Agustín en pleno medioevo para analizar las cuestiones, ya que es por el carácter filosófico que Agustín ha sido valorado en el mundo de la filosofía medieval, vestigio que se trae como referente una vez más con El Maestro; de igual manera, no dejará de ser cuestionable o silenciado el hecho de que todavía allí, en pleno razonamiento filosófico, muchas veces la distancia entre fe y razón se acortan demasiado, hasta presentarse muestras teológicas en un lugar, donde debería prescindirse de aquella.
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unblogmedieval · 7 years
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Contra los Académicos
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