diseñados por un japonés, con los ojos achinados.con una pitada ya estoy bien y me vuelvo a tus abrazos.
Don't wanna be here? Send us removal request.
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She doesn't need to drink. She's a wreck.
Baby Becka, Bad Sisters, 1.04
#* ⠀⠀ 𝐜𝐥𝐞𝐨 𝐯𝐞𝐤𝐞𝐦𝐚𝐧𝐬⠀ :⠀ expresiones.#hoy prometo que vengo con todo lo que debo#tuve unos días de -100 de inspiración perdón <3
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PARA EN UNA 𝐁𝐄𝐒𝐓𝐈𝐀 NO CONVERTIRME.
La bestia gruñe dentro de tus entrañas y reclama tu conciencia cada vez que te alejas de tu humanidad, siempre atenta al primer descuido, un paso en falso. Quizás has aprendido a sobrevivir con aquel lóbrego sentimiento, cargar con el apetito insaciable que domina cada acción, batalla diaria por alcanzar el siguiente ocaso, aferrándote a pedazos de conciencia mientras fragmentos de quien solías ser amenazan con desvanecerse… ¿Consideras que tu existencia inmortal es el único precio a pagar?
𝐈𝐍𝐆𝐑𝐄𝐒𝐎 𝐀𝐋 𝐌𝐀𝐈𝐍 🗡 𝐓𝐑𝐀𝐌��� 𝐂𝐎𝐌𝐏𝐋𝐄𝐓𝐀
#* ⠀⠀ 𝐜𝐨𝐧 𝐥𝐨𝐬 𝐨𝐣𝐨𝐬 𝐚𝐜𝐡𝐢𝐧𝐚𝐝𝐨𝐬⠀ :⠀ promoción.#corran a ver esto que está todo precioso#chefs kiss 10/10
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reacción contraria ante sus palabras es parte de aquello que aún no termina de comprender, es esa pizca de azar e incertidumbre que la hace dudar tanto en aceptar cuando en cualquier otra ocasión diría que sí, porque una salida es tan solo eso : una salida. no significa nada, y cléo está más que consciente de ello. "no... nadie en particular." no se le ocurre cómo embellecer la mentira como para que parezca realidad, después de todo, entonación fue digna de una reacción apresurada más que otra cosa. nota cierta tensión en él, una que no alcanza a distinguir por completo, pero manos ligeramente temblorosas le hacen saber que quizás no está equivocada. "lo estoy," y hace una pausa que, si bien dura apenas un instante, para ella resulta eterna. no quiere ser honesta, porque serlo significaría arruinar incipiente vínculo con el que se siente a gusto, pero algo en su interior le dice que aceptar una salida lo hará también. francesa considera que hay únicamente dos opciones : que sea terrible, o increíble, y ambas cosas eran extremadamente peligrosas. mucho más aún si era una combinación de ambas. " —pero estoy algo así como viéndome con alguien, nada formal, pero... ya sabes." siente mejillas arder y ruega que no se hayan teñido de rosado, pero sabe que seguramente así sea. mentir tan descaradamente provoca esa reacción en su cuerpo, pétalos se tuercen en sutil mueca, que busca acompañar actuación. en ese momento, rogaba por aparición de frankie para deshacerse de tensión.
respuesta no es la que ansiaba. a decir verdad, no tiene muy en claro si lo que quería era una positiva o una negativa, o más bien los motivos detrás de querer una cosa u otra. pero lo que le dice es peor, y mandíbula tensa y temblor en sus manos lo evidencian. “ ¿qué? ¿con quién? ” interrogantes salen a la defensiva, como si necesitara confirmar que sospechas no son ciertas en lo absoluto: él está soltero, cien por ciento. lo último que quiere es que el nombre de dione esté ligado al suyo, así que agrega rápidamente: “ pero no, no estoy… —estoy soltero. ” reafirma, esta vez con mayor convicción, e incluso se esfuerza para regalarle una sonrisa. “ ¿tú no? ” quiere saber, porque no ha oído nada al respecto, aunque bien podría estar equivocándose. no es la clase de chico que se mantiene al día con esas cosas, pero supone que no le vendría mal estar al tanto de sus compañeros de edificio, por lo menos. sobre todo cuando aquello lo beneficia a él. “ si es así, cléo… ” larga el principio de una disculpa que no termina.
#doierme#* ⠀⠀ 𝐜𝐥𝐞𝐨 𝐯𝐞𝐤𝐞𝐦𝐚𝐧𝐬⠀ :⠀ diálogos.#cléo & émile.#hasta yo me siento incómoda con esta situación creo que prefiero que lloren#ah askjdada
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entiende que, a pesar de en ese momento encontrarse en un estadío similar, dani y ella son completamente diferentes. a ambos les gusta el fútbol y bailar, ambos tienen un carácter bastante peculiar y muchas veces dejan que la ira los consuma, ambos fueron utilizados en macabro juego de par que ahora resulta tan ajeno como real para francesa. sin embargo, es cuestión de ir apenas un poco más profundo, para encontrarse con evidentes diferencias. y no es que cléo esté enterándose ahora de ello, pero sí es algo que resalta cada vez que hablan de situaciones familiares, cuando ella nombra a sus madres con tanto amor y como entidades tan presentes y formadoras en su vida, y él apenas puede evitar la expresión de asco cuando menciona progenitor. y lo entiende, lo entiende porque la sangre es solo eso, sangre, puede significar todo como nada, no está obligado al amor únicamente por compartirla. a su vez, le angustia un poco, le gustaría creer que español va a poder encontrar ese soporte incondiconal en alguien más. "¿a qué parte del caribe te gustaría ir? —yo solo fui a un par de lugares, pero es hermoso." al menos los espacios que ella había tenido la oportunidad de conocer en el viaje que hizo a aquellas tierras. pétalos se presionan en lo que intenta ser una sonrisa cuando contrario acepta propuesta, la idea de cerrar los ojos y escuchar el ruido del mar de fondo, se sentía casi necesaria en ese momento. a pesar de que aún seguía pensando en carlota, en dione, en émile, quería pretender al menos un par de horas que no. además, consideraba que dani también podría disfrutar de esa paz mental. mención de koen desvía su atención de melodía en la radio a su compañía una vez más, mirada abandona el paisaje frente a ellos y viaja a facciones españolas. "sí, hace unas semanas. extrañaba australia y al menos pude hacer que esté cerca del mar por un rato." tan solo unas semanas, pero parecía que habían pasado meses en el medio. "suena tonto, pero… lo quiero." admite, hombros elevándose apenas, casi con vergüenza.
—Creo que no. —No lo ha pensado mucho, pero es cierto que la familiaridad es algo que a Covarrubias lo llama. Le gustan las cosas a las que está acostumbrado y detesta el cambio de planes de la rutina a la que acota minuciosamente. Desprecia fuertemente lo que irrumpe en ello, incluso cuando detesta dormir solo o quedarse con sus pensamientos que lo asaltan como altas olas, como olas que traspasan el anexo a la casa y amenazan las construcciones y los cimientos a las orillas. Asiente con la cabeza ante lo que dice y piensa que si tuviera mejor memoria, posiblemente podría imaginarse a Cléo de chiquita andando por algún mundo diminuto, como los pueblos olvidados de España de los que sabe pero a los que no ha ido. Y eso que en los alrededores de Madrid está lleno de ellos. —A los Pirineos fui con mi papá. —Contesta entonces, única vez en la que lo llevó consigo a esas reuniones que hacía de tanto en tanto con otras familias allegadas, todas con tanta afluencia como el señor Covarrubias, que nunca trabajó en su vida porque jamás tuvo que hacerlo. Dani, en cambio, escapando a ese destino de ver los monumentos donados por los Covarrubias de generaciones pasadas, decidió que haría lo suyo con ese apellido y que por ese apellido trabajaría y que lo elevaría a lo más alto sólo por sí mismo. De la vacación aquella no recuerda mucho, sólo que no le gustaba la nieve, que es demasiado dura y que pareciera tener pinches. —Sí me gustaría irme a El Caribe algún día. —Y es eso, la idea de República Dominicana cala más profundo a pesar de que quiere jugar al fútbol. Se imagina, sin embargo y pobremente, dejando todo eso atrás para quedar a flote un largo rato, gastando los centavos que todavía le quedan de cuando estaba bajo contrato en las inferiores. A lo otro, un asentimiento de cabeza. —Allá vamos, entonces. —Y acelera un poco más, buscando atravesar la ciudad. No se le ocurre mucho más que decir, por lo que enciende la radio y baja el volumen para que apenas sea perceptible. —Koen me dijo que fueron juntos la otra vez, a la playa.
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permanece en silencio, no quiere interrumpir sea cual sea el proceso que esté decantando en mente ajena, porque ella es consciente de que muchas veces se necesita de un escenario vacío y oscuro para encontrarse a una misma. pétalos se presionan en delicada sonrisa, pies descalzos sobre el suelo de madera del escenario se deslizan y disminuyen distancia entre ambas, hasta pararse a su lado. “no lo pienso, lo sé.” porque a fin de cuentas, de eso se trataba la vida. “pero creo que no me arrepiento de nada, ¿tú sí?” mirada viaja a facciones contrarias, a espera de poder leerla con claridad.
# [ 007 ] on stage in an empty theatre , @unapitcda.
a pesar de haber notado presencia ajena hace ya varios minutos, es recién ahora que es capaz de pronunciar palabra alguna, “ no sé por qué estoy acá. ” admite así, sin más. frente a la cámara, parecía que el aire le acababa cada vez que empezaban a rodar. pero sobre un escenario no. como en una cancha de fútbol, se sentía más libre—incluso si no tuvo una oportunidad genuina de probar sus dotes en un teatro. suspira. “ ¿no piensas que a veces tu vida podría haber sido muy distinta si hubieses tomado una sola decisión diferente? ”
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está allí, frente a él, por el mismo motivo que él considera la posibilidad de dejarla pasar incluso si se trata de una celebración privada : por el juego. porque es jueves por la noche y no tiene nada mejor que hacer, porque desafíos siempre son dulces en la lengua y tratándose de vance, quizás un poco más. es por eso que se acerca un poco más, recostándose suavemente sobre el marco de la puerta, cual si quisiera sutilmente empujarlo, pero mirada asciende a encuentro de ajena. "supongo que eso lo averiguarás si me dejas entrar... ¿no crees?" entonación se desenvuelve con picardía, sonrisa asoma en carnosos pétalos e incisivos se presionan sutilmente sobre inferior, a la vez que diestra busca contacto con brazo ajeno. "¿qué puede salir mal?" propone.
◟ · ∗ ⠀ ⠀ 𝐬𝐭𝐚𝐫𝐭𝐞𝐫 𝐩𝐫𝐢𝐯𝐚𝐝𝐨 ⠀ ⠀ ♡ ⠀ ﹚* número uno.
' es una fiesta exclusiva para los de theta. ' mientras que lo dice, sonrisa se enrosca en sus labios sumamente entretenida, se regodea frente a situación que sabe que está en su mano por completo, y no hay nada que pueda embrujar más los sentidos que saberse poderoso. ' pero quizá podría dejarte entrar a cambio de algo... ' se adentra en el juego, terreno bien conocido cuando hay un objetivo por lograr o, la mayoría de las veces, cuando nada más despierta atención. ' ¿tienes tú algo digno de valer el pase a una noche conmigo? '
𝑝𝑎𝑟𝑎 @unapitcda.
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comentario le arrebata una sonrisa, pero no porque lo encuentre divertido, sino por la manera en la que koen se alegraba incluso con detalles tan sutiles como aquel, algo que a francesa le derretía el corazón. le gustaba verlo así, y ser la culpable incluso un poquito más. se hunde en el brazo, susurro provoca agradable cosquilleo que ocasiona sutil risita. "gracias a ti." cabeza se encuentra recostada sobre pecho ajeno, pero aún así intenta girarla apenas para buscar su mirada, sonrisa dueña de propias facciones. quizás australiano no conocía el motivo de sus palabras, pero eran más que reales, compañía ajena era un mimo al alma. "si fuera por mi, me quedaría así toda la noche." admite, diestra acomodándose sobre mano contraria, aquella que rodea su cuerpo. "¿te sientes un poquito más cerca de casa?" el mar frente a sus ojos debía de traer cierta nostalgia.
“ ¿nada mal? esto es mejor que mi habitación en australia. ” confiesa, sin sentirse avergonzado por la admisión. llevaban el suficiente tiempo conociéndose para saber que cléo conocía sus humildes raíces y no parecía importarle, una de las muchas características que le atraían de ella. propias pertenencias son olvidadas en algún punto de la habitación, siguiendo a contraria al balcón. toma un respiro profundo frente a la vista, la sonrisa en su rostro demasiado evidente. “ suena bien. ” ofrece, rodeándola con uno de sus brazos y abrazándola desde atrás. “ gracias por esto. ” susurra sobre su cabello, antes de depositar un beso en su mejilla.
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Barbie + hitting a little too close to home
#* ⠀⠀ 𝐜𝐨𝐧 𝐥𝐨𝐬 𝐨𝐣𝐨𝐬 𝐚𝐜𝐡𝐢𝐧𝐚𝐝𝐨𝐬⠀ :⠀ gustos : películas.#voy a cenar y sigo con las cositas que me quedaron <3
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arrepentimiento en gesto contrario, mano que se acerca pero se arrepiente, provoca que el corazón se le estruje y no necesite de mucho más para saber qué es lo que dirá a continuación. mordisquea labio inferior con nerviosismo y no se atreve a mirarlo, porque sabe que es su culpa. sabe que probablemente ha sido la peor compañera de la historia, que koen cometió un error al decidir estar a su lado y que merece todo lo que sea que va a escuchar. "las cosas no van bien, ¿huh?" le gustaría decir que intentó sonar graciosa, pero no pudo hacerlo, entonación es frágil y única emoción que se puede percibir en sus palabras es un deje de angustia, de alguien que sabe lo que está a punto de escuchar y preferiría que en ese instante la trague la tierra. "te escucho." y lo dice enserio, porque va a prestar atención a todas y cada una de las cosas que tenga que decirle, responder lo que sea que quiera que le responda, al menos si esa va a ser su última conversación como pareja, se lo debe.
su pregunta parece dejarlo sin aliento, una sombra de algo complicado asomándose en su expresión. koen había demostrado su valentía más de alguna vez; al mudarse al otro lado del mundo sin su familia, al mantenerse en alabaster a pesar de todo. en ese momento, toda la valentía que existía dentro de él parecía haberse esfumado. “ yo… ” comienza, pero su pregunta lo interrumpe y termina por asentir con la cabeza torpemente. se deja caer delicadamente a su lado, levantando su mano para tomar la contraria debido a la costumbre, pero arrepintiéndose al último momento. “ quería hablar de… nosotros. nuestra relación. ” le lanza una mirada furtiva a contraria, en busca de su reacción.
#artemivsa#* ⠀⠀ 𝐜𝐥𝐞𝐨 𝐯𝐞𝐤𝐞𝐦𝐚𝐧𝐬⠀ :⠀ diálogos.#cléo & koen.#iba a contestar lo lindo primero pero decidí primero llorar y después ser feliz#porque así es la vida ah
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hombros se elevan apenas, pétalos se tuercen en sutil mueca que acompaña el gesto. en verdad no lo sabe. le gusta pensar que es una buena persona, incluso cuando han querido tacharla de lo contrario en repetidas ocasiones; siente que es capaz de darlo todo por aquellas personas a las que realmente aprecia y es verdaderamente incondicional… ¿pero acaso vale la pena? lo ve en sus madres, tanto la una con la otra, como ella, como con su familia, pero quizás eso deba ser todo. quizás las únicas personas que merecen que de todo de ella son ellas, su familia, y nadie más. por supuesto que no es capaz de ver las cosas de esa manera, de sentirse así, porque piensa en algunos nombres en particular y la idea de dar media vuelta e irse le rompe el corazón en mil pedazos. quizás lo ideal sería un balance, le gusta pensar en ponerse a sí misma como prioridad, pero sin dejar de lado la empatía y el cariño que tiene con sus allegados. por supuesto que no era ese el momento para replantearse su forma de ser e implementar una nueva, no cuando le habían arrebatado a quien quería inmensamente y el espíritu estaba maltrecho. es por eso que piensa en irse lejos, en cerrar los ojos esa noche en un lugar que no sea su habitación, aquella repleta de recuerdos que sólo duelen; e incluso los directivos de la universidad le han propuesto hacer el cambio si así lo quería, conscientes quizás de que los golpes hacia el rostro de francesa parecían no dejar de llegar. se había negado, no quiso cambiar, no quiso abandonar el único espacio que la había hecho sentir segura en tantas ocasiones… aunque estaba tan confundida, que ya ni siquiera sabía qué quería hacer, no realmente. es por ello que también duda cuando español hace la pregunta, no se le ocurre un destino, agradece que él vuelva a hablar, casi como si pudiera leerle la mente. "¿no te gusta ir de vacaciones?" curiosidad es genuina y el cambio de tema le alivia, al menos un poco. "cuando era más chica, con mis madres solíamos recorrer pueblitos de europa, esas eran nuestras vacaciones… lo amaba." cómo le gustaría en ese momento estar en una carretera desierta, escuchando música y cantando cual si se tratara de un karaoke con sus dos personas favoritas en el mundo. "¿qué si vamos a la playa?" propone, sonrisa amenaza con tironear de comisuras, es consciente de que tendrían que manejar quizás media hora, pero sentarse a contemplar el mar y el horizonte resulta realmente tentador. llegado el caso, incluso hasta podrían dormir en el auto, pero no quiere adelantarse demasiado a lo que podría ocurrir. después de todo, tampoco quiere obligar a contrario a acatar con sus ideas.
—No pasa nada. —Retribuye, negativa de la cabeza entonces, la mano afianzada con fuerza al volante, yendo lo más recto posible. No sabe qué siente en las entrañas, si indecorosa agonía que hace que se revuelvan en su interior, si tristeza infinita que no encuentra catarsis ni verborragia o algo menos congruente. Sabe bien que ninguno de los dos presentes en este auto están en la mejor forma, aunque no quiera admitirlo consigo mismo, y lo cierto es que no está consciente de que ni hoy ni nunca pueda estar capacitado para cuestiones que traspasan lo mundano, esas cuestiones más bien cercanas al supuesto espíritu, el cual Dani cree que nunca ha visto aunque se diga que existe. Vuelve la vista al frente y tras hablar siente que ha dicho demasiado. Sigue siendo verídico y real, pero posicionar los versículos y mandamientos de su vida frente a alguien más le hacen notar cómo pueden sonar hacia el afuera. Y así y todo, Cléo le da la razón. No sabe si eso le gusta o le preocupa, porque no sabe si tiene mucho que ver con lo que pareciera ser Vekemans. — ¿Y crees que podrías pensar así algún día? —Indaga entonces, queriendo saber si ella también se siente un poco putrefacta. No le gusta ni piensa asumirlo, pero en el fondo le preocupa estarlo de verdad. Y eso que pretende estar cerrado al vacío, hermético en su cáscara. Pero a veces sale algo que no sabe si es sensibilidad o deseo de supervivencia o si lo ataca y luego lo conmociona la experiencia humana que se torna tan difícil y tensa: quiere preguntarle si cree que Carlota exista en algún lado más allá, y le interesa saber si Cléo verdaderamente encuentra consuelo en imaginar algo así. Dani recuerda que Whitney, que perdió a sus padres, le preguntó eso y él le dijo que no. De todos modos, se lo guarda, creyendo que no es el mejor momento para preguntar algo así, y en cambio dice: — ¿A dónde se te ocurre? —Imaginando que dirá París o Nueva York, ahí donde están sus madres. Pero a lo mejor le dice otra cosa y le interesa saber. Dani vehemente cree que extraña Madrid pero sospecha que ya no tiene nada para él en su interior y en su asfalto caliente y en sus casas de piedra. Decide llevar la conversación a un lugar de distracción: —Yo nunca vacacioné salvo dos o tres veces. Una fue en los Pirineos Catalanes, cuando era chico, y la otra en Canadá—con Jun—y luego—Las Maldivas, ahí donde murió Carlota: por eso no hace mención de ellas. —no hice gran cosa. Siempre me gustó estar en mi ciudad. A lo sumo Barcelona, para ver el superclásico. —Sigue, no sabe bien por qué, en lo que se internan en la metrópolis de Portland y Dani se pregunta si Cléo querrá comer algo o querrá seguir andando en el auto o si realmente quiere que Dani pise el acelerador y los lleve a otro punto más lejano en el mapa. Es capaz de hacerlo, al menos por hoy, por eso le dice: —Tú dime cuándo piso el freno.
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muchos pueden considerar que aquella palabra es fácil de decir, que se escapa como un suspiro y que en verdad no tiene mucha importancia. para megara muchas veces ha sido así, utilizada cual discurso de un juego, una conclusión a interacción que se había estado gestando y finalmente culminaba en algo tan simple y casi banal como un beso. pero en ese caso, era distinto. lo era porque siempre que había sucedido, parte de la consciencia estaba perdida, ya fuese por sustancias en juego o por desconocimiento de quien se encontraba del otro lado. si bien ya se habían probado, no sabían realmente qué ocurría, y entendía que podía ser un tanto aterrador, considerando lo dañinos que podían resultar el uno para el otro en muchas ocasiones. y quisiera prometerle que lo que dijo es cierto, que ella no es una droga y que no va a surgir el mismo efecto, que si se atreve a eliminar distancia entre ambos el resultado no va a ser el mismo que cuando probó por primera vez la cocaína… pero no puede. no puede prometerlo porque andre tiene una personalidad adictiva, ella también la tiene, y esa desgarradora necesidad puede trasladarse a cualquier cosa. sin embargo, no quiere siquiera pensar en la posibilidad. mirada fija en ajena, él se acerca y puede ver con claridad la profundidad de la misma, aquella que siempre parece tan apagada. dígitos se deslizan sobre facciones con una delicadeza que no creía posible en masculino, y si bien sabía que el momento llegaría, es como si no se lo esperara. por pura inercia, se eleva apenas en punta de pie al sentir roce con sus labios, párpados caen y tarda un instante en permitirle a pétalos que acompañen vaivén ajeno. pero finalmente se deja llevar. propios dígitos se acercan a cuello contrario, se presionan con suavidad a los costados del mismo para luego descender, aferrándose al cuello de su chaqueta, con evidentes intencione de mantenerlo cerca. sabe que él desea lo mismo, lo sabe en el momento en que siente brazos rodear su anatomía y siente que ritmo no es suficiente, que no alcanza. es por eso que se permite entreabrir los labios, si bien aún manteniendo cierta mesura, pero poco a poco dejándose llevar por aquella sensación inexplorada. no supo qué iba a suceder cuando finalmente la besara, no imaginó qué podía sentir o cómo podía reaccionar, y aún continúa en ese limbo. sabe que no quiere detenerse, que se siente demasiado bien, mejor que cuando la razón estaba nublada, mejor que cuando reinaba la oscuridad y no quería conocer si efectivamente era él en el armario. para megara es muy fácil dejar de pensar cuando se rinde ante las sensaciones que se generan en su cuerpo, y en ese momento no hay nada que no le resulte por demás agradable. es por eso que busca explorar un poco más, lengua se hace partícipe del juego y busca acercarse aún más, si es acaso posible. es cual si quisiera desembocar en un beso todas las emociones, buenas y malas, que recolectó con andre a lo largo de los años.
Bésame, dice Megara, y es como si se lo dijera en mil veces desperdigadas. Cuántas veces hubiera elegido un beso antes que un grito, no lo sabe. Quizá siempre quiso encontrarla y quizá siempre quiso tener acceso a la carne de los labios no como en la vez en que quedaron encerrados juntos en el armario y Megara salió corriendo cuando lo vio si no como antes, como cuando compartieron alguna noche juntos, justo antes del últimatum que alejó a Vork del mundo donde las drogas nunca escatiman porque siempre hay ganas de encontrar un poco más. Esos besos siguen en su memoria maltrecha, todavía siendo capaz de entonar el sufrimiento entre el letargo, todavía extrañando gestos que no podría repetir jamás. Y el otro día, cuando estuvieron así de cerca, sintió que no iba a poder con ello. Que lo que vendría después sería tan brillante que se tornaría luego oscuro, que se llevaría toda posible luz consigo, que haría que el tiempo se detenga y luego vaya para atrás y él se convierta en un ser que llora y teme y sufre pero hacia el afuera, que es capaz de romperse frente a alguien más. Y la quiere tanto en lo profundo, ahí donde habita el echar de menos a su madre aunque no la recuerde nada o donde habita también esa vez que Maxine lo calmó y le enseñó alguna cosa sobre el querer, eso nunca buscándolo adrede porque Maxine Stonne sólo quería drogarse. Ahí entre todas esas ausencias también está Megara que está parada acá en frente suyo y se acerca peligrosamente, lento, con ese gesto siempre propio de estar toreando, de ser capaz de direccionarse satisfactoriamente a donde sea. Y Megara a lo mejor le duele porque a él le duele casi todo, porque todo le cuesta, porque todo lo enoja; habita ella más de un pensamiento y en todo pensamiento sigue siendo igual que antes, sigue habiendo esa fascinación que llevó a que varios de los tatuajes que Andre lleva encima hayan sido diseñados por ella. Cuántas veces quiso poder arrancárselos en esas picazones que llegan cuando uno está muy drogado, cuántas veces se miró al espejo reacio y vio la tinta negra emulando el trazo de la mano de la chica que tiene en frente, esa a la que él le lleva una o dos cabezas, esa que es capaz de ver un horizonte claro, o que si no lo ve, no le importa. Esa que está todas las noches y hasta la madrugada en un boliche sin tocar nada más que un poco de alcohol y algún porro. Cómo quisiera ser un poco como ella. Poder acceder al mundo que ella accede, entender lo que es tener un sobrino y vivir queriéndolo, entender cómo mantener amistades, cómo despreocuparse por eso que no se puede controlar. Andre la besa. Se acerca y ahora la mira y le nota los ojos y él no puede fruncir el ceño, está expectante al propio movimiento. Por eso le toma el rostro entre las manos con premura, casi desesperado, y trata de cuidar ese lienzo con sus manos duras y torpes, y agacha la cabeza y sus labios tocan los labios ajenos y él siente todo lo que presentía que iba a sentir pero también siente más: siente que los rascacielos se borran y también que los autos dejan de existir, que el ruido de la maquinaria interna se detiene no como un palo en un engranaje sino como con un botón de apagado, y en ese beso en el que apenas abre la boca se desespera, las manos salen del rostro ajeno y la abrazan, la buscan para acercarla más a sí, sabiendo que es real pero sintiendo que lo está soñando.
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ligero asentimiento es respuesta ante reconocimiento de show americano. nunca fue adepta al mismo, no le gustaba el deporte y si lo había visto había sido porque de casualidad estaba en nueva york con parte de su familia y ahí era costumbre, pero nunca le resultó atractivo como tal. por supuesto, cuando ser parte fue una opción ni siquiera lo dudó, dejar pasar una oportunidad así es de cobarde, y cléo no lo era. había sabido serlo, por supuesto, cuando aún tambaleaba con cada paso que daba y, también de ser honesta consigo misma, tuvo mala suerte. al menos de cierta forma. porque lo que sucedió en alabaster fue cuestión de azar, lo bueno y especialmente lo malo, lo terrible; pero sucedió y aprendió a vivir con ello, a superarlo. quizás también fue motor necesario para lograr lo que logró, porque supo priorizar su carrera, su pasión y no hacerse cargo de lo que los demás esperaban de ella o lo que creía que debía hacer. recuerda haber conversado de algo similar con dani antes de que dejara la universidad, cuando se subieron al auto en búsqueda de alejarse de lo tormentoso que se sentía estar dentro del campus. "si tienes suerte, tus dirigidos no serán como tú." por supuesto que sólo busca molestarlo, tono de voz peca de burlón y lo pone en evidencia. español cargaba con cierto ego a la hora del deporte que había conocido en pocos, incluso recuerda haber tenido opiniones al respecto, pero bien sabe que no todos son así y mucho menos tratándose de un equipo de jóvenes. luego pone atención a aparente sincericidio por parte contraria, y se muestra genuinamente interesada. el rumor supo recorrer los pasillos, pero nunca llegó a tener un vínculo tan cercano con español como para preguntárselo, además, cléo nunca fue de esas personas interesadas en ese tipo de cosas. ahora, con el paso del tiempo, tenía algo de entretenido rememorar ese tipo de cosas que resultaban tiernamente nostálgicas. mención del nombre de dione la descoloca por un segundo, un instante en el que siente calor en el cuerpo, pero se deshace rápidamente. también resulta imposible no recordar a whitney, se enteró de lo sucedido por parte de frankie, que quizás se enteró por davina. decide no mencionarlo, suponiendo que dani no querrá entrar en esa oscuridad. "me acuerdo… probablemente te dije alguna tontería como que sigas a tu corazón o algo así." se permite burlarse de sí misma, ojos ruedan a blanco y risita es sutil. "estábamos bailando, ¿verdad? —solíamos hacer eso bastante." cosa más bien curiosa, teniendo en cuenta que prácticamente ni siquiera eran amigos. "ibas a llevarme a club en madrid, aún no cumpliste con tu promesa." recuerdo ataca casi sin querer, sonrisa permanece sobre pétalos y responde a interrogante con suave movimiento de cabeza; asiente, porque sí, sentía el cosquilleo del alcohol en el cuerpo. cuando ambos cristales están llenos una vez más, alza el vaso en dirección a español. "¿brindamos por el reencuentro o es muy cliché?" arruga apenas la nariz, de vuelta ese tono sutilmente burlón, que se suelta con más facilidad cuando ya siente cierta liviandad en el cuerpo.
—Vaya, el Superbowl. —Si bien él no es adepto del fútbol americano, sí entiende la importancia de tener una audiencia tan grande. Más de diez millones de personas sintonizan la televisión para ver los actos del medio tiempo. Ahora entiende un poco qué tanta importancia ha tenido Cléo y cómo es posible que tenga ahora más de una academia de baile a su nombre. No le sorprende del todo, él cree que no se trata del lugar y el momento correcto si no más bien de seguir y seguir y seguir hasta llegar al cometido, y no hubiese dudado cosas así, si bien de chico, cuando estaban en Alabaster, Cléo le parecía una chica sin gran dirección, más bien encontrándose a sí misma en relaciones con lo ajeno, más bien retirándose del egoísmo y la preservación del propio ser en pos de amistades y parecidos. A eso no se lo dice porque ya lo han hablado en el pasado. Le alegra, sin embargo, que haya sido terca y haya seguido adelante y haya priorizado su mundo interno y externo. Dani, siempre con los mismos ideales, siguió como con orejeras de caballo hasta la Supercopa de Turquía y más allá. Nunca un Mundial de Clubes per se, pero al menos sí ganó campeonatos regionales. Le gustó estar en el Galatasaray sobretodo porque los hinchas son fenomenales, de esos que matan por el club, de esos que no te dejan andar por el lado europeo de Estambul ataviado de una camiseta del clásico rival. Es eso lo que a Dani siempre le gustó, si él cuando perdía el Real Madrid salía del Bernabéu y buscaba riña y destruía vidrieras y golpeaba containers de basura. A lo otro, una leve risa entre dientes. Sí, puede ser. No le da la razón enteramente, pero sí se le va un tanto la dureza del rostro, parece meditarlo. —Yo nunca escuché a mis directores técnicos cuando estaba en las inferiores del Real Madrid. —Confiesa entonces, sincerándose. Alguno lo mandó al psicólogo deportivo del club, otro lo separó del resto de los compañeros para decirle que tendría que hacer relación con ellos porque el fútbol no es de a uno, jamás es de a uno. —Empecé a escuchar a eso de los veintisiete, cuando ya era un tipo grande. —Admite entonces, encogiendo los hombros después. Y ante lo otro, una carcajada. Claro que sí, siempre lo supo, y eso era algo que lo atraía a Isadora: que a ella tampoco pareciera importarle, que lo quisiera a él y a Cléo por igual. Lo hacía sentir seguro de gustar y estar enzarzado en otras personas. Una de esas era Jun, por eso ante la voz de Cléo que irrumpe, Covarrubias se ríe con nervios. Lo disimula lo mejor que puede y, todavía sonriendo, dice: —Nos acostamos alguna vez. —Admite, restándole importancia. Lo cierto es que Dani lo quería y que no cree que vaya a soltarlo nunca, porque Dani no es de esos. —Luego lo dejó porque se había puesto de novio con Nayden. —Le sentó mal al ego, eso lo sabe, le sentó terriblemente. Cree que Jun lo quiso con sanidad, sin ni una pizca de locura, y a veces extraña esa paz. Pero a Dani esas cosas nunca le duran mucho, y es cierto que en esa paz se siente terrible, y es cierto que los tipos no le causan confianza. Es algo que todavía no trasciende del todo. Pero con Lim las cosas parecían distintas. A él sí lo quiso porque era delicado y lo oía y no lo juzgaba ni se medían. —Te hablé de él una vez, te pedí consejos. Te hablé de tres personas. —Hace saber, rememorando. —No te di nombres. —Y como ya pasó el rato y seguramente ella ni lo recuerde, le hace saber que: —Eran Dione, Whitney y Jun. —Y encoge los hombros después, gesto arcaico, y chasquea con la lengua y luego admite: —No escuché tu consejo, por supuesto. —Y a lo otro, Dani mueve un tanto la cabeza, como si no entendiera: — ¿No te estabas emborrachando ya? —Él apenas tomó un vaso, pero se siente un poco entonado. Si no, quizá jamás hubiera contestado lo de Jun. Hace el gesto del relleno de vasos, asintiendo con la cabeza.
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plot where we’re strangers both stuck in a tiny airport all day because we were bumped from our flight in some small town that barely has flights going in and out. maybe we’re missing important events. we bond at the gate over our mutual distress. when night comes, the airline lets us know that there won’t be any flights but they can put us up in a hotel for the night, if we want. the problem is, there’s only one room left (for us to share.) maybe our muses get along; maybe they annoy the hell out of each other. either way, they’re stuck together until further notice.
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"lo siento." respuesta es automática, suave, queriendo dejar en claro que intentó ofender o molestar, porque no fue así. y también lo entiende, porque gómez en algún momento le preguntó lo mismo y su reacción fue muy similar, sino peor. sintió furia de que masculino pareciese reprochar o tomar una decisión por ella, casi declarando que francesa tenía sentimientos por quien ahora se encontraba tras las rejas, cuando ni ella sabía distinguir una cosa o la otra. que él decidiera que esa era la verdad en su momento le enojó, incluso con quien parecía desvivirse por ella, querer darle todo, como lo era gómez. ella sí podía perdonar, sabía hacerlo y si bien le costaba trabajo, era capaz. pero no a dione, o a émile, no con lo que habían hecho. ni siquiera resentía tanto lo que había ocurrido con jack, consciente de que no era problema suyo y que no le afectaba directamente, si bien no podría mirar a fémina a los ojos nuevamente sin recordar que era una asesina. porque eso era lo que era. lo que resiente, lo que cala profundo, es la liviandad con la cual se tomaron humillar a un par de personas, involucrarlas en su juego y pasarles por encima. ella, dani, carlota. al menos ellos estaban vivos. eso era lo que le revolvía el estómago y sabía que nunca podría perdonar, quizás porque ella en el fondo era consciente de que nunca sería capaz de hacer algo así, dañar por el hecho de dañar, con intención, con maldad. calidez de mano contraria sobre la propia parece devolverla a realidad, cual si de repente recordase que es una persona real, que está allí. luego lo escucha, y entiende que sus palabras tienen mucho sentido, quizás demasiado, quizás uno que tendría que aplicar a su vida. adora a frankie, a ari, a koen… se pregunta si, en caso de que la situación fuese al revés, ellos harían lo mismo. ¿dejarían todo y regresarían a casa? ¿o soportarían por no dejarla sola? si debe ser honesta, no lo sabe, y tampoco quiere sentarse a averiguarlo. ( tu amigo ya no es tu amigo y la que era tu amiga de verdad ya no está acá ); palabras retumban en sus oídos y provocan que la piel se erice, pulgar rodea mano contraria y ejerce sutil presión, en implícito agradecimiento. "la cosa es que… siento que tienes razón." admite, si bien no sabe si podrá actuar en base a ello, palabras resuenan como verdaderas en su mente. "deberíamos irnos… ahora. deberíamos ir a algún lado, lejos." es pura fantasía, sabe que no irán a ningún lado, que tan solo darán un par de vueltas en auto y luego deberán regresar al mismo lugar, a dormir en la misma cama, rodeados de la misma gente. pero en ese momento, le gusta pensar en la posibilidad. siente que abandonar aquella habitación por una noche le aliviaría el alma, la idea de no tener que sentir las miradas de los demás sobre ella o escuchar cosas como : 'a carlota yo la quería mucho' o '¿cómo estás?' le provocaba una cálida sensación en el pecho, incluso si tan solo se trataba de un deseo que moriría en ello.
—Yo no amo a Dione. —Suelta casi que pareciera que con espuma en la boca. Por supuesto que no la ama, ¿cómo iría él a amar? Si Dani no entiende nada de eso, si nunca lo ha entendido y no le encuentra la lógica a palabras tan fuertes, de esas que la gente se dice en bodas o en funerales. No cree que haya espacio en él para amar a alguien jamás. Pero el odio, el odio sí lo siente. Lo siente por Émile que no sabe tratar a las mujeres y lo siente por su padre también, pero Émile al lado del padre de Dani es tan sólo un tarado más en la Tierra como el resto de los tipos. Y odiar no le sale mal y en ese sentimiento se encuentra relajado, no como en el amor, que es algo que no cree que vaya a sentir nunca porque él a duras penas sí entiende las demás sensaciones, y eso apenas: para Dani todo se cataloga en la tranquilidad y lo contrario a ella. A eso se lo guarda, naturalmente. No cree que sea normal sentir que no se puede amar. Al contrario, la gente común pareciera amar y mucho. Dani siente algo parecido por el fútbol, que es jugar lo que más le importa en el mundo. Jugar y bailar pegado con chicas y besarlas y tocarlas y nada más. —Tampoco sé perdonar. —Admite entonces, por lo que Cléo dice. Cléo seguramente sabrá cómo hacerlo, sabrá a futuro cómo dejar ir la rabia y la impotencia, a eso lo cree probable. Pero Covarrubias no es así. Él no deja que las cosas pasen. Él se las carga a cuestas y carga la rabia y la infundada sensación de no pertenecer realmente al mundo que se acomoda a sus costados y en frente y detrás suyo. Oye lo siguiente, encogimiento de hombros después. Cree que Vekemans tiene cierta ingenuidad en la que él no coopera y en la que no se delimita. El madrileño se crió en un entorno egoísta y cree conocer la maldad humana más que la bondad, a la cual ha visto pocas veces, y está seguro de que el resto del mundo se maneja bajo los mismo valores que él, que son siempre el de seguir adelante incluso si hay que pisar cabezas en el trayecto. Porque a Dani sólo le preocuparía lastimar a dos o tres personas acá, y descubrió que había espacio para querer a la gente y hablar con ella tan sólo en Alabaster. El resto del tiempo, fingió creer en esa posibilidad y apenas. No tenía amigos en Madrid, tan sólo gente con la que se juntaba de a ratos y por la simple razón de que con ellos hacía mierda la ciudad sin pensarlo dos veces. Dani entonces la ve tensar la mandíbula y vuelve a sacar una mano del volante, esta vez poniéndola sobre la propia mano de Vekemans, acaso le pidiera así que relaje el cuerpo, que le dolerá la cabeza después y le dolerá la mandíbula luego si sigue con ese accionar. No sabe qué decirle, quizá porque no tiene idea de cuánto se puede querer a un ser querido que no está más. No saca esa mano de encima de la otra ni aunque la siguiente pregunta le desagrada. Frunce los labios, entonces. Quiere mucho a Davina, a quien considera una amistad de verdad, la más verdadera de todas las que tiene, una en la que no espera nada y recibe todo a cambio. No le toma mucho pensarlo, sin embargo, y lo dice con normalidad: —Sí. —Asevera. Es la verdad. Cree que Davina no lo haría porque ella no es egoísta y sí cree en los otros. —A mí me importa más mi vida que la de los demás. — Siempre ha sido así. —Y salir de este infierno y jugar al fútbol que es para lo que vivo. —El resto de las cosas podría dejarlas atrás. Incluso a Whitney y a Jun y a Rafaela y a Isadora si es que debe hacerlo, si es que acaso le hacen elegir entre una cosa o la otra. —Está bien si tú no sientes lo mismo. —Opina, aunque en el fondo sí piensa que: —Pero a lo mejor no queda mucho más acá tampoco. —Y aprieta un poco la mano de Cléo, para que igual sienta que no le reprocha eso. No la entiende, pero supone que ella sí sabe de lo que habla, al menos en vista personal. —Tu amigo ya no es tu amigo y la que era tu amiga de verdad ya no está acá.
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su equipo le había dado dos noches en aquel hotel, cuando se enteró de la farsa, supuso que sería tan solo una, ya que tampoco iba a malgastar el viaje y dormir en una habitación de hotel siempre era una expriencia entretenida; incluso para quien había estado viajando y durmiendo en los mismos durante largos años. pero claro, cuando lo pensó de esa forma, no tenía planeado encontrarse con dani covarrubias, con quien había sabido compartir momentos más bien oscuros y de plena vulnerabilidad, momentos que habían quedado atrás y que ahora recordaba como parte del camino. además, si debía ser sincera, de todas las personas de alabaster con las que podía encontrarse ( sacando a sus amistades ) era probablemente una de las mejores opciones. por ello, la idea de que estadía se extienda un día más y entretenerse con una actividad fuera de la rutina, comenzaba a sonar bastante tentadora. "no sé si tengo un lugar favorito… pero hicimos el acto del superbowl una vez —fue una locura." si bien no era particularmente el tipo de espectáculos o eventos que ella personalmente disfrutaba, haber estado en aquel escenario consciente de tener millones de miradas encima fue una experiencia imposible de repetir. "eso es lo lindo, vas a estar ahí con ellos." no de la misma forma, no en la cancha o en el escenario, pero… "cuando pateen el tiro libre exactamente como tú se los dijiste y termine en gol, eso no tiene precio." ofrece paralelismo, ya que para ella es similar cuando ve un movimiento que ayudó a ensayar o una coreografía que diseñó. le gustaba recibir los aplausos, verse espléndida frente a un espejo antes de salir al show y recibir halagos, por supuesto; pero lo otro también era por demás gratificante. comentario sobre isadora le roba una sutil carcajada y casi por inercia termina el contenido de su vaso, fémina siempre resultó atrapante para ella y sabe que ocurre lo mismo del otro lado, que magnetismo es imposible de frenar y supone que a español le pasa algo parecido. "ah, nunca fue a tus espaldas… siempre lo supiste." guiña un ojo con cierta complicidad, demostrándose entretenida ante la situación, porque lo está. nombres que menciona a continuación evocan recuerdos, en su mayoría agradables, personas con las que había compartido la tormentosa experiencia que terminó siendo alabaster. "tú y jun, ¿alguna vez…?" deja la frase inconclusa porque no quiere incomodar, pero fue algo que se rumoreó por los pasillos y siente la necesidad de saciar curiosidad, después de todo, han pasado años. "¿estás tratando de emborracharme? —acepto." pero sería el último, no más de dos tragos, consciente de que ebria era mucho más capaz de soltarse de una manera que contrario no conocía de ella, y algo le decía que lo mejor era que continuara siendo de esa forma. "¿tú tomarás otra copa?" decide preguntar, mirada desviándose hacia cristal vacío frente a él, para luego regresar atención a facciones; en las que si bien se podía percibir que los años habían pasado, seguían manteniendo la misma esencia.
De vuelta, Covarrubias no cree que la gente cambie. Él podrá sentirse como se sienta, pero sigue siendo un soberbio y un orgulloso que camina con la espalda recta y el mentón hacia arriba y que nunca aceptará risas nerviosas ni querrá hacer saber debilidades y dolores. Sigue siendo el mismo que no se atrevería nunca a dar un paso hacia el abismo. No se cree impulsivo, nunca se ha creído tal. Él piensa todo muchas veces, incluso cuando el temple se tiñe de rojo porque Covarrubias es así, porque siempre se creerá un poco callejero. Y así y todo, Cléo suena un poco diferente. Suena más mujer y se la nota más en eje y más centrada. Eso le gusta, por eso la escucha con avidez, porque además siempre ha pecado de curioso y le interesa saber de los demás, ver qué engranajes hacen funcionar cabezas ajenas, cosa de compararlas con la cabeza propia. Sonríe ante la respuesta afirmativa. Quizá las montañas no sean tan malas. No sabe. Entiende, vaticina, sospecha que no serán maravillosas tampoco, pero eso es costumbre: nada parece tan excelso, menos una vez que uno ya se encuentra ahí, frente a frente con lo que se mira. Y aun así, sin embargo y desde chico, está la idea débil de que ésta vez será diferente. Nunca pasa. La mira sonreír y él extiende un tanto la sonrisa propia, como en acto reflejo, y luego la escucha. Cree que ese es el tema: que el escenario o la cancha no se comparan realmente con nada, que nada en esta tierra le hace justicia a lo que pasa cuando las piernas se mueven con gracia y con técnica y con temple y perseverancia porque Cléo sí cree en la magia de la gente talentosa, de la pasión de los futbolistas, pero Covarrubias no. Todavía recuerda la primera conversación de ambos, cuando hablaron del Real Madrid y ella dijo que Vinicius era un soberbio y Dani le dijo que tenía con qué. Poco ha diferido de eso con el paso del tiempo. Él cree en transpirar frío y no parar. — ¿Y cuál fue el mejor lugar donde te tocó bailar? —Pregunta entonces. No sospecha ninguna respuesta. Ante lo siguiente que dice, un leve encogimiento de hombros. Más allá de que con la gente no se suele llevar, esto va más allá de eso: —Me preocupa ver a los chicos jugar y desear estar ahí con ellos. —Covarrubias se retiró por obviedad: pasados los treinta, el fútbol cuesta más. El esfuerzo físico que conlleva, también, y aunque Dani no toma casi nunca y no se droga, sí siente los isquiotibiales sufriendo de a ratos. Pero siempre ha sido un técniico y por eso le han ofrecido este trabajo, porque siempre ha demostrado saber de lo que habla. Observa a Cléo tomar del vodka tonic y él corea el gesto dándole un último trago al gin. Después, sin embargo, decide hacer un gesto de relleno y deja el trago sobre la barra para ver que le den otra ronda. Uno más y listo. Nunca ha sabido comportarse frente a la bebida sin cierta incomodidad, y no le gusta sentir que podría depender de ella por la predisposición genética hereditaria o porque la vida es así de jodida. —Yo también veo a Isadora. —Y se ríe, entonces, con una risa que no es estruendo pero que nace sincera. Isadora Ewert le encanta. Cree que no superará ese encanto nunca. — ¿Se siguen besando a mis espaldas, entonces? —Indaga, la sonrisa que se expone tan sólo un poco más. Nunca ha sido celoso, algunos dirán que porque no ha conocido a la indicada. Dani cree que simplemente no le sale sentirlo. A lo otro, un encogimiento de hombros. —Agatha Müller, Davina Wang y Fiona Zuloaga siguen siendo amigas mías. —Cuenta. —Vi a Jun hace un poco. —Y se guarda, por supuesto, el hecho de que fue invitado a la boda con Nayden y Dani dijo que sí y dos días antes canceló, mintiendo que el club no le había permitido salir del país a asistir al evento por una fecha de torneo importante. No es que lo haya querido más de lo que hubiera debido, ni tampoco es que sea un posesivo. Es otra cosa. El no poder ver a los demás seguir adelnate cuando él nunca se ha olvidado de nadie, tan sólo sumando nombres tras nombres. — ¿Te terminaste el vodka? Te invito otro.
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está segura de que mente contraria es más oscura de lo que puede imaginar, que hurgar en ella puede terminar siendo igual de fantasioso que terrible, pero no puede evitar querer saber. por mucho tiempo andre no se lo permitió, y cuando ella decidió rendirse, él decidió que era hora de volver. megara podría haberse negado, podría haberle cerrado la puerta en la cara y no volver a preocuparse por si él vivía, se drogaba o tenía un lugar donde dormir… pero no lo hizo. incluso si tenía más de mil razones y quizás hubiese sido la decisión más inteligente. pero no. en cambio, ahora dígitos se encontraban entrelazados en caminata que, si bien tenía un rumbo, el mismo parecía más bien difuso. andre comienza a hablar y casi sin pensar, ella vuelve andar más lento, queriendo evitar llegar a calle principal, allí donde luces y movimiento podían causar que contrario se desviara de aquel relato que menor escucha con atención. como siempre, lo deja hablar, no interrumpe porque sabe que utilizará cualquier excusa para desligarse de la verdad, para volver a la banalidad y no permitirse ser honesto, porque él es así. y lo sabe porque ella es igual, adentrarse en las profundidades distaba de ser de sus actividades favoritas, relatar verdadero sentir era algo a lo que no acostumbraba y quizás por eso siempre ponía tanta atención en los demás, cual si ella no lo necesitara. se desconscierta por un instante cuando deja ir su mano, cree que volvió a perderlo, pero observa gesto que le arrebata una tenue sonrisa, y cuando vuelve a sentir su mano, ejerce una suave presión. lo conoce tanto porque se conoce a sí misma y sabe que comparten más de lo que le gustaría, palabras masculinas tan solo lo comprueban, materializando aquella idea que ella contemplaba. le angustia entender el paralelismo entre ella y una sustancia, que probarla pueda hacerlo caer en un círculo vicioso, que encuentre que una adicción puede transformarse en una nueva con tanta facilidad. presión sobre su mano genera sutil dolor, ese que termina siendo placentero, que le demuestra que está viva, que es de carne y hueso. detiene andar por completo, pasos se frenan y utiliza agarre de mano contraria para intentar que él también lo haga, que se quede quieto. "no soy coca, andre." palabras se deslizan sobre su lengua, filosas pero sinceras, encarnando esencia propia. siente el pecho arder, fuego que allí se genera pero asciende por su garganta y la recorre de pies a cabeza; desconoce el motivo pero no lo rechaza, sino todo lo contrario. se acerca a él, elimina distancia que tienta peligosa, labios arden y puede jurar que si en ese momento tocara los ajenos, él los sentiría quemar. "bésame." no es orden, ni petición, sino más bien imperativo permiso. distancia entre ambos es minúscula, pareciera que contrario no tiene escapatoria, a pesar de que por supuesto que la tiene. mirada propia fija en ajena, puede sentir su respiración a pesar de diferencia de alturas, anatomía propia ansía cercanía con contraria.
Andre se muerde la boca, sin saber bien qué contestar. Podría decirle que las paredes del monoambiente se hacen más chicas y que parece que quieren comerlo, acaso pudieran generarse bocas sobre el tapiz blanco, o tal vez que la noche en Manhattan se vuelve tan oscura que no hay recoveco alguno en el que buscar expiación. O que no soporta más estar así de solo aun a sabiendas de que Kemner mismo se lo buscó, pensamiento que sabe que es verídico porque con Scarlett siempre pelea y porque King está en San Francisco y no lo ve casi nunca, ya casi nunca de verdad. Le gustaría poder borrar ciertas cosas lijándolas y mojándola en aguarrás. Le gustaría que fuera posible eso, porque hay cosas de su vida que ya no recuerda pero otras que pesan todavía más, esas pocas que recuerda y que sí están en su cabeza tan maltratada. Inhala aire y la nariz silba, Andre encoge los hombros. —No duermo nada. —Contesta en primer lugar, entonces, y en ese momento en que se tarda en responder otra vez, aprieta con un poco más de fuerza esa mano que le da calor y que hace que la suya transpire por la emoción que no puede controlar del todo. Y eso que el rostro es piedra, como siempre, y eso que la vista está puesta en frente. Nota que ella sí lo mira a él y Andre gira los ojos hacia el lado en que se encuentra Megara, observándola por un momento con la vista periférica. —Cuando duermo—sigue—sueño mucho. —Sueña con su mamá, a quien casi no tiene en la memoria, y la extraña mucho. En los sueños de Andre no murió si no que se fue y volvió de repente, de la nada, apareciéndose en el departamento de la familia Kemner como si no hubiera ocurrido defunción alguna. Eso lo descoloca y lo hace despertarse alucinando que lo va a matar. A veces también sueña con la sobredosis de Maxine, su ex. —Y me despierto más cansado. —Y mira al suelo un momento, siguiendo el camino de las propias Vans, y después mira el calzado de Megara y luego le mira las piernas y después vuelve la vista al frente. Separa su mano de la ajena para limpiarse el sudor que siente en el pantalón, tratando de disimular con movimientos que son torpes y duros, y luego busca su mano de vuelta, acaso fuera a perderse entre los cimientos altos de los rascacielos. —Estaba dando vueltas... —Girando entre las sábanas: —Pensaba en ti. —Y ahí la mira un momento, él con el rostro flaco y tatuado, los ojos oscuros postrados un momento en el rostro ajeno que es terso y suave, incluso ante las durezas de la vida. —En que no te besé. —Frunce el ceño entonces. Andre siente la confusión y las vueltas y la rabia que es tan grande que está en coma, él demasiado exhausto como para enojarse todavía más. —Me da miedo—continúa, apretando un poco más su mano. —hacerlo y necesitarte más.
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