Tumgik
touly-moon · 4 months
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i can’t believe this video exists
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touly-moon · 3 years
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touly-moon · 3 years
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Haven’t posted here in awhile. Anyways heres some ranwan 🥺
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touly-moon · 5 years
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some runaway headcanons for pieck x yelena that i definitely did not think of while i was supposed to be doing work:
i don’t know how they might have first met, but my working h/c is that a couple of people in the warriors squad (probably zeke?) may have arranged for drinks with people from other arms of the marleyan military, to celebrate a hard-won battle likely. pieck wanted to get to know the tall, aloof lady who looked like she was self-assured and wouldn’t take anyone’s crap, beyond the fact that she was one of the few women around in the military. i imagine pieck might have been fibbing to magath when she implied that she first saw yelena in that squad being sent to paradis
they click, and get along well primarily because pieck is observant and has the level of situational awareness needed to gauge someone who can be hard to read like yelena; she’s as a result one of the few people who gives yelena space (both physical and conversational) while still engaging with her in a way that shows attentiveness and insight, like by asking her perceptive questions and throwing aside all the meandery inefficient small-talk business.
when pieck realises that yelena is also indifferent to marley, she gradually drops hints that she too is antipathetic to the ethos of such a jingoistic and belligerent nation. and then that starts conversations about yelena’s forced uprooting from her home, about pieck taking up the mantle of titan shifter out of necessity and not choice, etc. etc. the many things they have in common that aren’t discussed in everyday life with most other people but run deep, criss-crossing their entire worldview like an unseen river that runs through all the crevices of a mountain
one thing pieck admittedly is frustrated by is how yelena comes to revere zeke, because pieck has known him long enough to know that he’s kind of an asshat not trustworthy, and she doesn’t want yelena to get hurt. they are not two jealous women competing over a man. they are not two jealous women competing over a man. they are not two
(related: when pieck meets yelena again in ch. 126 she may or may not do the whole “i told you so, i warned you” thing and look deeply disappointed)
also, guns. yelena teaches her what all the sharpshooting tricks they teach you as a marleyan grunt, and pieck learns not only the technicalities of it but how effective pointing a gun in someone’s face can be when shit goes ham. and she puts it to good use eventually, as we see
pieck has responsibilities and can’t meet often but she develops little ways to communicate secretly with yelena when they’re in close vicinity in official settings or otherwise - a brush of fingers, particular hand signals, a pointed look, etc.
does marley have libraries? i don’t know but if they do, pieck would be allowed access as a warrior and honorary marleyan. she likes to take books to read (probably on intellectual topics? like foreign policy/literature/world history?) but also sneaks out books for yelena to read. and pieck likes to sit with her, head lying down in yelena’s lap, to read together and then bicker lightheartedly about what X author is saying in a book and what he/she means when they write Y
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touly-moon · 5 years
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ピーク
巨人化前を想像。
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touly-moon · 5 years
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Chapters: 1/1 Fandom: Shingeki no Kyojin | Attack on Titan Rating: Mature Warnings: Graphic Depictions Of Violence Relationships: Pieck/Yelena (Shingeki no Kyojin) Characters: Pieck (Shingeki no Kyojin), Yelena (Shingeki no Kyojin), Petra Ral Additional Tags: AU, actor pieck, actor yelena, Descriptions of murder, Mentions of Sex, Kissing, Sunday fic, pikulena Summary:
When she saw the casting call for Sweet Silence, she immediately auditioned. She had been following the show for its current 4 season run, and she had to admit, she was absolutely fascinated by the lead actress, Yelena. Her character, Morrigan, was an exceptionally complicated and twisted person. Morrigan was a killer.
Pieck was especially curious to meet Yelena and see what sort of person she really was. She knew the character she played, and she knew the strange articles about her, but who was she in the flesh, for real?
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touly-moon · 5 years
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toka🐇
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touly-moon · 5 years
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i found what i’d been looking for in myself, found a life worth living for: someone else.
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touly-moon · 5 years
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A girl in a blue tunic and The girl in the red cloak, Mikhail Nesterov, 1904.
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touly-moon · 5 years
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Some Yeagerists are really out there blushing at pieck like BOI
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touly-moon · 5 years
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Pieck is fucking beautiful.
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touly-moon · 6 years
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Narrativa (o cómo expresar emociones en la descripción)
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La elección de palabras cuando describimos es importante. Sólo contamos con ellas para crear todo un mundo. Las palabras sirven para formar una imagen mental de lo que contamos, pero también para crear sensaciones respecto a esas imágenes.
Tomemos como ejemplo esta descripción:
Se paró cerca de la catedral. Era un edificio alto construído en piedra. Desde su posición podía ver las figuras talladas en la piedra. Encima de la puerta había un gran rosetón y, si seguía subiendo la mirada, alcanzaba a ver la torre del campanario. Más arriba, en el cielo, la nubes se movían a causa del viento. La inmensa fachada proyectaba su sombra sobre él y le tapaba del sol.
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¡Aburrido! Sí, he descrito la catedral de mi imaginación, pero no sabemos cómo la percibe ese personaje que la observa. Parece que le da igual estar ante una catedral que ante un solar sin construir. Mira la catedral y podría estar encogiéndose de hombros y diciendo “Meh. Otro edificio más”.
El otro día escuché una frase que me llamó la atención. “Decirle a la gente cómo se debe sentir es condescendiente”. Y como escribir es el 90% de mi personalidad (soy una persona muy aburrida), inmediatamente pensé en que esto se aplica a la narrativa. Porque nuestro trabajo como escritores es provocar sentimientos. ¿Cómo lo hacemos sin decirle al lector lo que debe sentir?
Pongamos que nosotros queremos que ver esa catedral le intimide. Está ante un edificio imponente, al fin y al cabo.
Tan solo unos pasos le separaban de la fachada de la catedral. Su sombra se cernía sobre él, separándolo de la calidez del sol. Miró hacia arriba y sus ojos recorrieron los recovecos de la piedra y los adornos de las repisas. El rosetón de cristal coronaba la puerta como un ojo que todo lo ve. Su mirada continuó su camino ascendente hasta llegar a la cima afilada del campanario. En el cielo, las nubes se movían a merced del viento, escondiéndose detrás del templo. Parecía que aquella oscura pared fuese a caer sobre su cabeza.
No he utilizado las palabras amenazante, ni intimidante, ni miedo; sin embargo, del texto se puede deducir que la vista del edificio produce un efecto negativo. Esta sensación está en la elección de palabras. La sombra se cierne sobre él, le aleja de la calidez del sol… El rosetón es de cristal (algo frío y cortante) y es “un ojo que todo lo ve”. Suena como una amenaza. Al haber prolongado la descripción de cómo su mirada asciende, da la sensación de que la catedral es tan alta que no puedes verla con un solo vistazo. La torre del campanario es afilada, la pared parece que va a “caer sobre su cabeza”. No necesito decirle al lector cómo se debe sentir, pero a la vez es casi lo que he hecho.
¿Y si queremos que ver la catedral sea algo positivo? ¿No tanto el poder de Dios sobre el hombre sino el poder del hombre para construir?
La sombra de la catedral lo cubría por completo como una manta. El viento que movía las nubes no afectaba a la fachada de piedra. A escasos pasos de la pared podía detenerse en los detalles. Los intrincados adornos de las repisas, el patrón de las losas de piedra, el brillo de las partículas de cuarzo en el granito. El inmenso rosetón dividía la luz en un caleidoscopio de un millar de colores. Todo quedaba coronado por un campanario que acariciaba el cielo.
La elección de palabras y de expresiones aquí es más amable. La sombra le “cubre como una manta”, la pared brilla, el rosetón desprende color. Incluso el campanario acaricia el cielo.
No debemos descartar la narrativa como recurso para hacer sentir. Usada con inteligencia y sutileza puede producir el efecto deseado sin tener que decir a nadie lo que debe sentir.
No quiero decir que sea fácil. Los dos ejemplos de arriba forman parte de ejercicios que hago de vez en cuando y ambas descripciones han pasado por unos cuantos borradores hasta quedar como los veis (y aun así están tremendamente lejos de la perfección).
[Lectura recomendada: Descripción de Monica Wood]
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touly-moon · 6 years
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Narrativa (o cómo expresar emociones en la descripción)
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La elección de palabras cuando describimos es importante. Sólo contamos con ellas para crear todo un mundo. Las palabras sirven para formar una imagen mental de lo que contamos, pero también para crear sensaciones respecto a esas imágenes.
Tomemos como ejemplo esta descripción:
Se paró cerca de la catedral. Era un edificio alto construído en piedra. Desde su posición podía ver las figuras talladas en la piedra. Encima de la puerta había un gran rosetón y, si seguía subiendo la mirada, alcanzaba a ver la torre del campanario. Más arriba, en el cielo, la nubes se movían a causa del viento. La inmensa fachada proyectaba su sombra sobre él y le tapaba del sol.
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¡Aburrido! Sí, he descrito la catedral de mi imaginación, pero no sabemos cómo la percibe ese personaje que la observa. Parece que le da igual estar ante una catedral que ante un solar sin construir. Mira la catedral y podría estar encogiéndose de hombros y diciendo “Meh. Otro edificio más”.
El otro día escuché una frase que me llamó la atención. “Decirle a la gente cómo se debe sentir es condescendiente”. Y como escribir es el 90% de mi personalidad (soy una persona muy aburrida), inmediatamente pensé en que esto se aplica a la narrativa. Porque nuestro trabajo como escritores es provocar sentimientos. ¿Cómo lo hacemos sin decirle al lector lo que debe sentir?
Pongamos que nosotros queremos que ver esa catedral le intimide. Está ante un edificio imponente, al fin y al cabo.
Tan solo unos pasos le separaban de la fachada de la catedral. Su sombra se cernía sobre él, separándolo de la calidez del sol. Miró hacia arriba y sus ojos recorrieron los recovecos de la piedra y los adornos de las repisas. El rosetón de cristal coronaba la puerta como un ojo que todo lo ve. Su mirada continuó su camino ascendente hasta llegar a la cima afilada del campanario. En el cielo, las nubes se movían a merced del viento, escondiéndose detrás del templo. Parecía que aquella oscura pared fuese a caer sobre su cabeza.
No he utilizado las palabras amenazante, ni intimidante, ni miedo; sin embargo, del texto se puede deducir que la vista del edificio produce un efecto negativo. Esta sensación está en la elección de palabras. La sombra se cierne sobre él, le aleja de la calidez del sol… El rosetón es de cristal (algo frío y cortante) y es “un ojo que todo lo ve”. Suena como una amenaza. Al haber prolongado la descripción de cómo su mirada asciende, da la sensación de que la catedral es tan alta que no puedes verla con un solo vistazo. La torre del campanario es afilada, la pared parece que va a “caer sobre su cabeza”. No necesito decirle al lector cómo se debe sentir, pero a la vez es casi lo que he hecho.
¿Y si queremos que ver la catedral sea algo positivo? ¿No tanto el poder de Dios sobre el hombre sino el poder del hombre para construir?
La sombra de la catedral lo cubría por completo como una manta. El viento que movía las nubes no afectaba a la fachada de piedra. A escasos pasos de la pared podía detenerse en los detalles. Los intrincados adornos de las repisas, el patrón de las losas de piedra, el brillo de las partículas de cuarzo en el granito. El inmenso rosetón dividía la luz en un caleidoscopio de un millar de colores. Todo quedaba coronado por un campanario que acariciaba el cielo.
La elección de palabras y de expresiones aquí es más amable. La sombra le “cubre como una manta”, la pared brilla, el rosetón desprende color. Incluso el campanario acaricia el cielo.
No debemos descartar la narrativa como recurso para hacer sentir. Usada con inteligencia y sutileza puede producir el efecto deseado sin tener que decir a nadie lo que debe sentir.
No quiero decir que sea fácil. Los dos ejemplos de arriba forman parte de ejercicios que hago de vez en cuando y ambas descripciones han pasado por unos cuantos borradores hasta quedar como los veis (y aun así están tremendamente lejos de la perfección).
[Lectura recomendada: Descripción de Monica Wood]
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touly-moon · 6 years
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Enseñar vs. Contar (3er asalto. Cuándo contar)
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Por todo lo que hablo de que hay que enseñar y no contar, hoy voy a proponer un argumento a favor de simplemente contar lo que pasa.
Enseñar es una buena manera de que los lectores queden inmersos en la historia y la descubran poco a poco, pero en ocasiones es mejor si sencillamente decimos lo que pasa y dejamos el resto del tiempo para centrarnos en otros temas de la trama que son más importantes.
Por ejemplo, imaginemos que estamos escribiendo la historia de Teresa, una joven que acaba de comprometerse y, mientras organiza su inminente boda, reconecta con su padre, con el que no tiene mucha relación.
¿Cuál es el foco de nuestra historia, la boda o la relación con el padre?
Versión 1:
Si el foco es la boda podríamos escribir algo como esto:
Teresa extendió el brazo y observó el dorso de su mano, donde una pequeña piedra relucía en su dedo. Sus uñas no estaban cuidadas y deslucían la belleza de su nuevo anillo. No importaba, tenía muchos meses hasta la boda para mejorar eso. Hizo una lista mental de todas las cosas que quedaban por hacer: iglesia, restaurante, flores, invitaciones…
-¿Estás contenta? -la voz de su novio… prometido… interrumpió su torrente de pensamientos.
Lo miró con la vista borrosa por las lágrimas aún sin derramar. Quiso decir que sí pero un nudo en la garganta se lo impidió y se limitó a asentir vehementemente. Alex sonrió, esa sonrisa sincera e inocente que hacía que le diera un vuelco el corazón.
-Ahora tendré que conocer a tu familia.
-Ya conoces a mi familia. Mi madre te adora.
-Me refiero a toda tu familia -dijo Alex, inseguro.
Un pequeño peso cayó en su estómago. Alex se refería a su padre, con el que Teresa apenas tenía relación. Teresa era fruto de una infidelidad de su padre a su anterior esposa. Una parte de ella pensaba que su padre le reprochaba haber nacido.
Las letras en cursiva es la parte contada. Como el foco de nuestra historia es la boda, es la parte que hemos convertido en una escena. La relación con su padre es una detalle que dará colorido a la trama pero no es nuestra prioridad, y por eso nos basta con contarlo y quitarnos de en medio esa explicación.
Versión 2:
Si nuestro interés está en la relación entre padre e hija y la boda sólo es el contexto para desarrollar esa historia, entonces despacharemos la proposición con unas líneas de narración y dedicaremos nuestra escena a esos dos personajes:
Tan solo hacía dos días que Alex le había preparado una cena especial y le había pedido que se casara con él. Después de darle el anillo, al que Teresa todavía intentaba acostumbrarse, le había pedido conocer a su familia. A toda su familia. Y eso incluía tener una conversación con su padre. Había hecho un paréntesis en su felicidad para pasar por aquel desagradable trámite.
Había dejado que su padre eligiera el lugar. Una cafetería pequeña de barrio, con paredes oscuras de papel pintado y suelo envejecido. No quedaba ninguna mesa libre y por todas partes se oía el ruido de voces y tazas chocando contra los platos. Una mano se levantó y entonces vio a su padre sentado en una mesa junto a la ventana, la mejor mesa del local.
Miró su reloj, sólo pasaban un par de minutos de la hora. Se acercó a la mesa a paso ligero, de repente muy consciente de sus movimientos mientras su padre la observaba.
-¿Llevas mucho esperando? -preguntó.
-No -Su padre se encogió de hombros-. Sólo unos cinco minutos -mintió.
Teresa asintió una vez. El silencio se extendió y su padre tamborileó con la yema de los dedos encima de la mesa.
Por fin, la camarera apareció y les tomó nota. Café solo para su padre, té para ella.
-Bueno, querías verme -dijo su padre.
-Sí, sí -hizo una pausa y tomó aire-. Verás, es que… Me voy a… Me caso.
Su padre no dijo nada unos instantes. La observó con la boca abierta en una perfecta y pequeña “O”. Finalmente se rascó la barbilla.
-¿Es buen chico?
-Sí. Sí, eso creo. Lo es.
-¿Eres feliz? -una sonrisa empezó asomar en su cara.
-Lo soy -y no pudo evitar sonreír mientras hacía girar su nuevo anillo en el dedo. Su padre siguió el movimiento, reparando por primera vez en la banda de oro blanco adornada con una sencilla piedra.
-Me alegro por ti -la miró a los ojos y Teresa creyó ver un brillo que antes no estaba. La sonrisa cada vez más evidente.
Y nuestra historia ha cambiado. Ya no trata sobre la organización de una boda, sino sobre la relación entre un padre y una hija.
En la primera versión conocemos a Teresa. Vemos que le hace ilusión casarse (planea la boda en su cabeza), que es feliz (quiere llorar de emoción), es reservada (no quiere que su novio conozca a su padre) y quiere a su futuro marido.
En la segunda versión podemos ver con más detalle cómo se llevan padre e hija. Podemos ver que el padre está ansioso por verla (para coger la mejor mesa en un lugar abarrotado ha tenido que llegar con tiempo), que está nervioso (tamborilea con los dedos), que no tienen mucho de qué hablar (silencios incómodos) y que Teresa también está nerviosa por cómo reaccionará su padre (titubea y juega con el anillo). Se pueden ver también cosas más obvias, como que el padre no conoce al chico con el que se va a casar su hija, o que no interviene en sus decisiones (si el chico es bueno para ella, él lo aprueba). También vemos que la relación no es tan tortuosa como Teresa pensaba en la primera versión. Su padre se alegra por ella, al fin y al cabo.
[Creo que se me da muy mal disimular cuál de las dos versiones me gusta más]
Como veis, “enseña y no cuentes” no es una norma absoluta. Enseñar siempre se ha considerado sinónimo de buena escritura, pero pone el foco en lo que estamos relatando. Si el detalle al que nos referimos distrae de la historia que queremos escribir o sólo es un detalle para darle más color, dedicarle tanto tiempo (y hacer que el lector le dedique tanto tiempo) puede ser contraproducente. Lo mejor es guardar las escenas (enseñar) para las cosas que nos importan.
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touly-moon · 6 years
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touly-moon · 6 years
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🍒she my cherry cola 🍒
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touly-moon · 6 years
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Presenting Ichika-chan, Gruncle Yomo’s Greatest Weakness
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