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𝐫𝐢𝐧𝐠 𝐫𝐢𝐧𝐠
u have a n̲e̲w̲
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11:24 am
Sunoo llevaba días viendo cómo Sunghoon pasaba la mayor parte del día fuera de aquel departamento que compartían los siete miembros de Enhypen, y no iba a mentir, la menor extrañaba mucho a su Hyung favorito, extrañaba cada momento que pasaban juntos pero debía entender que este debía hacer otras cosas por fuera.
“Qué puedo hacer para subirle el ánimo” pensaba cada día que pasaba, quería animarle aunque sea por un momento, en eso Sunoo comenzó a pensar en la relación (muy escondida) que tenían, no pudo evitar reír avergonzada recordando las pequeñas aventuras que habían tenido, y cómo por arte de magia se le vino una idea increíble, ahora la risita que salía de su boca era juguetona, Ni-ki la miró con una ceja alzada, la muchacha hizo caso omiso y se levantó rumbo al cuarto que compartía con el mayor.
— Ni-ki, necesito que hoy duermas con Jay-hyung. — Soltó de pronto, y sin esperar respuesta fue hacía el habitación mencionada. Al ya estar en esta comenzó a ordenarla por completo dejándola completamente limpia y cómoda para ambos, prendió algunas velas con aroma a cítricos, esperaba que a su mayor le agradasen.
Se vio frente al espejo hecha un desastre, así que decidió tomar un baño largo sabiendo que Sunghoon tardaría bastante en llegar, en la ducha no dejaba de pensar en el rostro del mayor, poniéndola roja de calor. “Ni llega y ya estás caliente Sunoo” le dijo su subconsciente burlándose de ella. Ya fuera tardó en pensar que se pondría, no sabía cómo sorprenderle en esa parte hasta que recordó lo que hace un tiempo habían hablado, Sunghoon de broma le había dicho que si estaba dispuesta a vestirse de maid por él, lo cual la menor no respondió y solamente se rió pasando aquel momento, lo que el contrario no sabía es que desde ese día Sunoo estuvo buscando distintos trajes en internet, al principio tenía pensado ponérselo en broma pero ahora todo cambiaba.
Decidida sacó el paquete que aún se encontraba dentro de su bolsa, le había llegado hace una semana exactamente guardándolo para dejarlo en el olvido (hasta ahora), no podía creer lo que estaba por hacer y de verdad esperaba al mayor le gustara. Lo primero que hizo fue colocar el vestido, sus manos rápidamente fueron a su trasero dándose cuenta lo corto que le quedaba, dejando ver gran parte de este, siguió amarrando el delantal a su cintura, no tenía idea pero su traje llevaba un par de orejitas de gato… también las colocó.
No supo ni cómo pero la hora se le había pasado y sintió cómo trataban de abrir la puerta, rápidamente fue hacia esta trabándola con su cuerpo. — ¿Q-quién es? — susurró tímida.
—¿Sunoo? Soy Sunghoon, déjame entrar por favor, vengo cansado.
Alarmada corrió hasta la cama sacando todo lo que tenía encima, fue hasta el tocador buscando un brillo poniéndolo rápidamente en sus labios. — ¡Ya puede pasar Hyung! — Gritó a través de la puerta. El pestillo se dio vuelta lentamente abriéndola dejándole ver a Sunghoon con los ojos entrecerrados debido al cansancio.
— Sunghoon-hyung, esta noche estoy para servirle.
Soltó dejando al mayor con ahora los ojos bien abiertos.
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Los besos por parte de ambos eran cada vez más feroces, Sunoo sentía cómo su boca ardía con cada uno de estos provocando que se hinchara, había logrado que el mayor se sentase encima de la cama que compartían, rápidamente se subió encima de este comenzando a besar su cuello de manera lenta, torturándolo, los gemidos que salían de la boca del contrario hicieron que rápidamente su miembro se pusiera duro, pero podía sentir cómo no era la única, apenas sintió cómo el del mayor también comenzaba a cobrar vida, su cintura comenzó un pequeño vaivén de adelante hacia atrás, rozando todo su trasero sobre el pantalón de Sunghoon.
— H-hyung, hoy todo lo hago yo ¿si? No necesita hacer nada.— Volvió a repetirle para ponerse de pie y inclinarse hacía él, sus ojos no dejaban se verle directamente siendo desafiante (una manera de faltarle el respeto), sus manos fueron hasta el pantalón, estas juguetonas recorrieron lentamente la hebilla del cinturón quitándola y bajando rápidamente el pantalón dejándolo a la altura de sus rodillas, peligrosamente acercó su rostro al pene ajeno, este estaba cubierto solamente por la ropa interior pero podía notar cómo se encontraba mojado en la punta gracias al líquido pre seminal.
— Parece que me extrañaba, ¿no es así? — dijo antes de quitar la ropa interior, el miembro completamente erecto chocó en su rostro. Sunoo de manera obscena lamió la punta y escupió un poco en esta, no quiso hacer mucho tampoco así que lo dejó rápidamente de lado levantándose para posicionarse nuevamente sobre este pero ahora con su pene al aire, la menor seguía con ropa interior y no tenía intenciones de quitarla, así que se dispuso a brincar despacito sobre su pareja haciéndole que este se quejase, tomó sus manos llevándolas hasta su cintura para que este pudiese sujetarla desde ahí.
Estaba segura que no aguantaría mucho, su interior necesitaba sentirle, así que bajó una de sus manos que se encontraba apoyada en los hombros opuestos y con cuidado corrió su ropa interior a un lado, dejando a la vista su agujero, dejó saliva entre sus dedos y los llevó a su interior, tratando de acostumbrarse a estos, de su boca salían pequeños gemidos que el mayor ahogaba con besos a pesar de haberle dicho que no le ayudase, este la acomodó mejor sobre él. Con cuidado la menor comenzó a introducir el pene en su interior luego de haber dejado a un lado sus dedos, le costó que se adaptase así que se quedó quieta por un momento al tenerlo por completo dentro suyo. “¿Necesitas ayuda?” Escuchó cómo le decía Sunghoon, esta con pequeñas lágrimas en los ojos negó rápidamente y comenzó a levantar la cadera embistiéndose por si sola.
Los gemidos del mayor sonaban por todo el cuarto y estaba completamente seguro que más de un miembro sabía lo que adentro ocurría. — Mierda hyung, ¿quiere que nos descubran? — Le musitó entre gemidos ahogados, Sunoo no dejaba de rebotar sobre su pene y esto provocaba que su trasero chocase con las piernas ajenas, el sonido que salía era totalmente vulgar. Sentía cómo este resbalaba en su interior tocando su punto g, la piel de la menor estaba erizada con cada embestida dura que se brindaba, le gustaba tenerlo así.. —Ugh, hyung. Amo tenerle dentro mío.— soltó descarada con la cabeza apoyada en el hombro ajeno. “Creo que voy a correrme” fue lo único que le escuchó antes de sentir cómo todo su interior se calentaba debido al semen que ahora le llenaba.
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