quiero ser un vampiro así puedo dejar escapar a mis víctimas que son valientes y perfectas
Don't wanna be here? Send us removal request.
Text
Finde
Nadie quiere morirse antes de que termine el fin del mundo.
En la oscuridad me gusta fingir que las personas leen una obra de teatro cuando en realidad hablan y que me dan indicaciones complejas. El individuo está afuera en la realidad que se abre total como una cadena nacional y nos corta la transmisión de los canales.
No hicieron evento del fin del mundo. Ahora que el capitalismo puede seguir comiendo. Ahora que el estado nos ha propuesto al resto procesos traumáticos para elegir cómo nos llamamos. Ahora que Carla es nombre de vieja. Ahora que papá o mamá está en casa. Ahora que me informé, que invoqué a todos los santos, que me gusta esperar. Ahora que ya me equivoqué de aula y pasé el psicofísico de la policía. Ahora que puedo ser policía pensé que dijiste algo espectacular y fue perfecto. Ahora que estamos usando las pilas del tensiómetro de la abuela. Ahora que terminé la carrera con las luces de emergencia y todas las luces. Ahora que nos hicimos pasar por gallegos en Trenque Lauquen, que nos hicimos juntos la revisación, que nos fuimos a Mar del Plata de repente y quedamos como re fanáticos de esa banda de nuestra ciudad. Ahora que el futuro no era la dirección. Ahora que fue la última vez. Ahora que sí era el fin del mundo, que aprendí a escuchar Vicentico y que navidad no nos desilusiona. Ahora que te dejé porque prefería recordarte siempre. Y ahora que te recordé siempre. Ahora que te entré por el estómago y volvimos. Ahora que nuestros hijos tienen hambre y un poco de sed. Ahora que ya sabemos que la monja rectora era la verdadera rectora. Ahora que solo me quedan las ilusiones y creo que los sueños. Ahora que recuerdo la tecnología. Ahora que somos gente queriendo hacer lo que le gusta, radio con el electrogenerador. Ahora que pregunté en vivo qué eran las canciones. Ya que me respondiste las canciones son las que terminan. Ahora que tengo leves recuerdos sobre mis canciones favoritas. Ya que canto lady lady lady muy linda me acuerdo. Ahora que nos fuimos de acá. Ahora que paramos en lo de tu hermano el psíquico con sentimientos por los perros. Ahora que ya sacaron en el diario que todos estamos parejos, ahora nos vienen a decir que volvió la luz pero que el fin del mundo continúa.
Al final sí que era el fin del mundo que se cortara la luz. Tengo al lado a tu hermano el psíquico que hace algo muy extraño: dice “finde”, así le dice al fin del mundo, “finde” dice. Yo no sabía. Que se podía usar para eso. No es el finde decían mientras vos confesabas no soy inteligente, hablo así. De vos me gusta que sos lindo. Pero lo nuestro es muy específico, como el disco grandes éxitos de Paulina Rubio. Al final sí quera la última vez que me enamoraba.
Decidí desligarme fijándome de poner una voz de viejito y encapuchándome. Caminé a un lado. Al principio se ve que me surgía más como un llanto y muchos, incluso Gianella Neyra, me consolaban. Yo me sobrepuse y lo volvía a intentar hasta que salió. Me dí cuenta de que se gasta menos energía así con estas voces de viejitos. A los viejitos les alcanza para eso y nosotros mismos podríamos ahorrar nuestras buenas energías poniendo esa voz. Pensé en todos los locutores que murieron jóvenes. y en Toda la gente que me había dicho que yo podía ser locutor. Yo lo iba registrando y la verdad es que suenan bastante insistentes a lo largo de mi vida, mlos pedidos de que sea locutor, como organizados diciéndome que me buscara un espacio en la radio. Pero no chicos, a ver, no chicos, yo nunca dije nada serio, yo nunca en ninguna, en ninguna oportunidad, digamos ahora que estamos en el rubro, y tuve muchas, ni siquiera cuando Lucía escupió la hostia consagrada, no dije nada serio. fue lo que más nos dolió de nuestra infancia. Nos dolió más que cuando nos pegaba el del episcopado, o peor, un cardenal a veces traían para delitos más graves. salió corriendo a escupirla por las escalinatas de la catedral hasta el cordón de la vereda, todo escupido de cuerpo de Cristo vibrante, que incluso nosotros vimos, porque nos la había jurado Lucía, y la seguimos y vimos pero creemos que fue mucho más que eso y que cuando nos fijamos en el agua estancada de la canaleta había un pececito vibrando como fuera de su medio. Vimos como era una hostia cuando se la comían, en lo que se transformaba una hostia, felicitamos al sacerdote por la iniciativa y con ese privilegio vimos un hereje. Toda nuestra educación católica nos había provocado una especie de tumor en el cerebro que reaccionaba solo cuando escupían hsotias, todo lo que es escupir hostias. Y nos dolía. Lo que más nos dolió de nuestra infancia. Y ni siquiera escupimos la hostia. Lucía quedó de cama. Yo ahí no dije nada serio. Yo nunca dije nada serio. Jamás una posta, siempre la opinión anterior, soy una figura altísima con algunas partes que alcanzan el nivel mínimo. Yo nunca empecé una frase con: mirá, Lucía, como dispuesto a resumir lo que venía pasando en el mundo, mirá lucía, no me parece que tires este pedacito de comida, esta miseria de comida que nos dan en este establecimiento privado yo nunca. Nunca una posta, siempre la opinión anterior.
0 notes
Text
Sufría bullying diariamente, se vengó de una manera increíble y hoy es el presidente de la nación
Sufría bullying diariamente, se vengó de una manera increíble y hoy es el presidente de la nación. Antes vivíamos relativamente bien y no requeríamos ni cuidado ni atención que yo recuerde para recordar. Ya tengo 750 amigos.
0 notes
Text
Un consejo para mis amigas
Tuve una experiencia. Hay una foto que me sacó Lucía mientras yo trataba de no percatarme: es mi foto que me sacó para cuando esté desaparecido. Es una foto que existe. Es mediocre, hay una luz puntiaguda en la zona T de mi cara, una foto para no descorchar, en la que no salgo ni particularmente lúcido ni particularmente borracho, simplemente salgo incluído, como cuando los turistas aparecen en las imágenes de la naturaleza. Lucía hizo lo que hace siempre, lo verbalizó. Lucía es una persona perfecta y canchera, y muchos concuerdan en que abierta de mente también. Siempre dice frases brillantes a título personal y se pone en gastos. Sin embargo esta vez estuvo particularmente acertada con esta foto, la foto para cuando esté perdido que no se sepa mi ubicación. Yo estaba francamente alterado. El clima se oscureció de nubes como si hubieran cambiado de plano a uno que no me favorecía. Aproveché que me estaba dando la cámara y miré los árboles como haciéndome el que no sabía: no parecía que los hubieran hecho uno por uno a los árboles. Tuve planes de ir a tocarlos pero por suerte me quedé para ver porque todos los chicos le estaban pidiendo a Lucía que les sacara también a ellos sus fotos de desaparecidos, las fotos que van a desatar el interés mediático. Las fotos de ellos la verdad no eran tan realistas pero el concepto se entendía. Nos ocupamos hasta tarde con esta actividad, sentados en ronda, compartiendo impresiones. De ese grupo original, actualmente solo quedo yo en el grupo: el mundo tiene una lógica un poco tomada de las películas de terror japonesas y yo al parecer era el único que había compartido la foto en facebook . El resto del universo, sí, es como dice el cristianismo, aunque la interfaz no se parece a ninguna ideología.
Como todo eso fue hace tiempo y ahora experimento una etapa de sanidad aceptable, decidí darme una oportunidad y compartir la foto en redes sociales, tal como vi hacer a la gente que no tiene ningún problema. La subí como cualquiera de las personas: para confirmar si era lindo, o no; si la gente me apreciaba, o no. Me acuerdo de querer cancelar todo ya al otro segundo cuando la foto empezó a causar cierto impacto, el efecto exactamente contrario al que buscaba: mi foto de perdido de solo subirla parecía que la estaba difundiendo, la foto se empezó a difundir. Empezó por si sola a repercutir: no se podía obviar que era una foto de extraviado total. Me quise morir instantáneamente, quise borrarla muchas veces, todas las veces que ya la habían empezado a compartir mis contactos. La borré de mí pero ya era tarde, como las siete de la noche era y ya muchos la habían guardado perdido.jpeg y subido desde sus cuentas personales para ayudar con los operativos policiales, pensaron. La foto se había difundido muchísimo y llegaba a lugares recónditos del corazón, porque cierto que los argentinos son muy solidarios. Muchos visitaban mi perfil y sacaban conclusiones apresuradas, descubrían cuál era la palabra que más usaba: “discrepo”. Visitaban mi 2008, cuando no era conocido, veían mi 2009, cuando era pasional. Esa es en verdad la primera época de las dos: en una valoro más la amistad y en la otra el humor. Hoy es el 2052. Me fui lentamente separando de mi inicio: soy un perfil falso. Me doy cuenta de que voy cobrando cada vez más notoriedad y me decidí a vivir este proceso con tranquilidad.
Tengo varios consejos para todas mis amigas menos para Lucía: ganen un concurso de belleza si con esa plata van a pagar cursos de defensa personal; estudien defensa personal; anticipen los marcos de legalidad y de ilegalidad, no le dejen esa potestad a los turbios. Yo ahora me tengo que ir, me están buscando. Hoy ya dos viejitos de clase media pensaron que me encontraron y me querían llevar conmigo. Fue en Polibol, en donde nos cruzamos porque vamos a pasear ahí los domingos ellos por el tema de la inseguridad, yo porque me hallo entre el cotillón. Yo uso smokin y pantuflas: soy un perfil falso. No juzgo a ninguna persona que me quiera agarrar. Yo sé cuáles son las intenciones de los argentinos: son buenas; comunes; de alguien que dice apolítico. He intentado ser alguien menos específico pero no puedo con la personalidad que tengo arriba de la cabeza. Cuando sé de algún niño que sufrió me rebelo, no puedo no rebelarme. Por eso salí con canoa con la ciudad inundada y toda la droga de las cocinas flotando, porque la ciudad está inundada. A veces pienso que si fuera el alcalde de la ciudad le pondría la segunda mitad a mi vida y me salvaría del capítulo especial en Mentiras Verdaderas, me volvería más ineludible. Si yo fuera el alcalde me gustaría mucho caer de sorpresa a los lugares de noche y dejar impresiones. Ayer, una esperanza: me conocí con un chico y nos pasamos celulares. Nos tenemos fé. Fui a su casa de curioso, para ver cómo vive. Surgió de comprar frutillas y me gustó el momento en que calibrábamos nuestras almas tratando de aproximarnos a decir de comprar un kilo directamente. Ahora estoy esperando que me invite a Chascomús donde nació su abuela materna, pero no es que él me tiró la idea: lo que pasa es que fabulo mucho. Me dijo que le hago acordar al baterista de the police: es así como sé que no se había enterado.
0 notes
Text
Suga’ Daddy!
Para cerrar de una vez por todas con el problema del dinero y dedicarme a resolver los conflictos de mi ego, creo que hemos coincidido con mi psicóloga en que me convendría decidirme y ser un mantenido. Hicimos dos o tres cuentas con el celular y el mantenimiento de un caucásico promedio con trastornos emocionales no podía estar más caro que una lancha privada. “Se trata de dar con el inversor”, me dijo mi psicóloga, que yo le digo así pero en verdad es la secretaria del traumatólogo. Con la secretaria estábamos pensando en uno de esos antiguos esposos silenciosos, que no se saca el traje , uno de esos esposos con mucho dinero que dan para una investigación: un accionista. La perspectiva de otra época de plata dulce con un sugar daddy me sustrae. Pero debo contenerme. Yo antes no había tenido aún un novio, pero esperaba que el mundo de los accionistas me diera esta oportunidad para después si ya meterme de lleno a alumbrarme espiritualmente y como resultado cuestionar la monogamia. Aunque las situaciones en las que mi sugar daddy no pueda transparentar sus ingresos son naturalmente incómodas, me quedo conforme con un buen pasar económico y una vida sin nadie en el corazón.
De mi sugar daddy me gusta que se llame a sí mismo “tricampeón” por los tres hijos que tiene de un matrimonio anterior y su estatus social también me parece acertado. Sus gustos están mejor fundamentados que los míos y toda su integridad moral se basa en dejar propinas realmente sorpresivas para los mozos. Los mozos se quedan, vuelven a sus casas y reordenan sus prioridades: pasan a primer lugar lo sagrado. Mi sugar daddy sonríe y se califica “héroe anónimo”. Yo me enervo. Sin embargo, dos horas más tarde recuerdo que la personalidad es solo el mantra de nuestro tiempo y me dispongo a continuar con la relación y sellarla, por decirlo de algún modo.
El casamiento lo pagamos con fondos destinados a niñez: finalmente pude decidirme a sacrificar el futuro de la humanidad. Después de todo, ya andaba con la nueva medicación y cabeceaba con frecuencia. Yo antes había estado considerando volverme católico porque sinceramente me sobraba para ser un teólogo ortodoxo pero ya con la nueva droga cualquier vida podría hacerla con facilidad. Me recuesto en la reposera y miro al sol por donde se ven los días: los días son todos iguales últimamente, igual de felices, me pregunto por qué los separaron. Me recuesto pero ya me había recostado. Me recuesto y dejo que la droga haga efecto. Ya no siento miedo de que me disparen en defensa propia, por hoy este local no lo atienden sus propios dueños.
En la casa de mis sueños, con comodidades como el body paintin en las que no hay nada, increpo sin querer a la empleada y termina siendo despedida por parientes políticos. Esta situación me deja temblando toda la noche. Mi suegro me da un chal y me dice que no me preocupe, ya llamó para que me manden desde Bolivia a la hermana de Alfonsa, quien en cambio se vuelve derechito a su país que nunca debería haber dejado.
Dejé la medicación para ver si me emocionaba con Leonardo Di Caprio como todos decían pero solo me sentí más atento y entusiasta. Mientras hacía la tercera ronda de limpieza en el garage y buscaba algo para intuir encuentro por accidente fotos de mi persona paseando en la plaza o atendiendo al tránsito, fotos de cuando era el desconocido. Repito mi nombre en voz alta como aparezco en los registros del estado. Durante la creciente de sospecha vomito si llego a la curva. Contrato un detective exitoso pero con matices alcohólicos para que resuelva el misterio de las fotos que encontré y programamos una cita para el día siguiente. Lo espero sentado con un primer plano de mis manos y con un poco de miedo de que empecemos una secuencia sentimental. En mi casa ocupa el espacio central del recibidor la obra de arte obscena, chabacana que mi marido canjeó por un perro de marca, pero me tranquilizo y me repito que lo que nos salvó fue la interpretación simbólica que tiene la escultura. El detective al final es un señor espectral y me disculpé por tratar de evadirlo apenas le abrí. Sabe de arte y mantiene la compostura en todo momento. No estoy enamorado: él es tradicional y en una pensé que iba a decir variopinto. Cuando hablaba no se entendía si criticaba la democracia o la película. Este es el hombre, me digo. Cuando sale de casa suspira y menciona el nombre del país en el que estamos, Argentina. El señor me tiene advertido sobre los problemas emocionales y cambios de humor que en el curso de la investigación puedo presentar antes de verme por completo libre de represalias. El cerebro es un drama porque es una casa que comparte habitación conmigo. En el frente de mi autoestima guardo procesos milenarios sobre mi estado de ánimo, dirigidos por los mandamientos católicos que cuestionan la conducta e inhiben el estilo. Los demás órganos es mejor: se supo tercerizar que no hay nada más fácil. Pero el cerebro en cambio es un local pequeño de megamarca atendido por el propio creador. Afuera de la entrada del sujeto le marco el ticket al sistema de convertibilidad del trauma que sin darse cuenta inaugura solo con la dirección el recorrido del laberinto del karma: el karma no cuenta la misma historia dos veces. Todo esto lo comprendo con sus palabras y deseo continuar.
Pensé que los detectives adivinaban el pasado, pero en realidad trabajan como la medicina por el método inductivo. Las hipótesis del detective no son auspiciadas por mi desengaño: mi sugar daddy ha estado recopilando información mía desde antes de conocernos y este matrimonio estaba arreglado por él, todo era un plan y ahora estábamos pisando una parte de su plan. Como los personajes de la tragedia griega me acordé del relato del destino y sentí como si hubieran apretado el botón del futuro: shift_empezar pasado. Mi tía política me ve muy cerca del reiki y me ofrece cursos gratuitos en mi muro de facebook, siendo muy clara sobre cuáles son sus motivos. Avergonzado trato de salir a aclarar pero mi marido se había llevado por error los dos juegos de llaves, el gas inunda la habitación y muero. Ese día que planté mi muerte me desbordo, es decir, salgo a caminar con una remera de Buzios y camino camino hasta que ya me he marchado. Estoy en un país exótico con nombres que no distingo entre los que son de viejo y los que son de nuevo: todos me parecen inventados pero me asocio con Annya que es bastante parecido. Pienso que mi paranoia es fruto del catolicismo e intento hablar de todo con un representante de Dios en la tierra pero me dispara antes de cruzar la verja: hice mal las cuentas en mi intento por asimilar las tradiciones. De paso confirmo la fuente de la paranoia. Atravieso una recuperación lenta y dolorosa en un hospital del estado, sobre todo porque mis parientes políticos, la única familia que tengo, interpretan que soy de izquierda y me hacen un vacío social. Mi sugar daddy me encuentra en el hospital y para amenizar el ambiente me cuenta sobre la bóveda que está haciendo construir sobre lo que antes era el garage. Lo hacía para guardar todo su dinero físico ya que me gusta tocar dice. Va a tener firmas de huérfanos talladas para llevar tranquilidad a los medios. Me muestro más apaciguado. Él no parece molesto por el hecho de que fingí mi muerte: parece acostumbrado. El día que me dan el alta en lugar del regreso al hogar me decido por pisar por primera vez la oficina de mi marido aprovechando que todos están conmocionados todavía con leonardo dicaprio, emprendo el viaje, recorro laberintos , subo unas escaleras afiladas, llego al estudio y cuando abro la última habitación bastante gente grita sorpresa, como que nuestro esposo la había estado organizando la fiesta para nosotros. En las caras felices de quienes no conozco veo por primera vez después de mucho tiempo felicidad. Esa tarde que me parece uniforme en mayor medida, me pregunto si por un error como este isabel estará en prisión y si entonces Leonardo di caprio es o no un actor mediocre. Pero en general, hermoso ambiente y al otro día vuelvo a tomar la medicación por un tiempo. Son pequeñas visiones de mi vida real en el camino escalado de la sospecha.
0 notes
Text
Famosa
Cuando fui famosa fuimos al restaurante de lolo que ahí trabaja mi enemiga y le hicimos un lío tremendo a ella, le confundíamos la línea de gaseosas que deseábamos con la que tenían. Después me di cuenta de que esto se parecía mucho al principio de una película y que no era precisamente a mí a la que le hacían planos cortos y le ponían voz en off para llevar el calvario por dentro. Así que nos fuimos antes de consumir. No se preocupen, de esto me di cuenta solo porque fui famosa.
Crecí en una casa con mi abuela que me gritaba si no podía apagar la tele, no puedo ver nada de la trama porque me tapa el ego de los artistas decía. De esta manera la televisión estuvo más que nada apagada. Aprendí a leer los labios con botox de las consagradas con la pantalla que pedía mute y yo le metía. En esta etapa que es importante para aprender el sentido común y las decisiones más frecuentes perdí mi oportunidad de asociarme con los protagonistas, personajes universales y buenos sin carácter. Sin embargo me acercaba a la pantalla y experimentaba la constancia de las personas normales. Una vez fui lúcida con un manual de microondas y me pareció que no tenía personalidad ni oportunidades. Trataba de descubrir el plano que nos agarraba porque solo en esos ángulos está definido lo que nos va a pasar. Si te enfocan de cara o sos la protagonista o algo planeás. Creía que el maullido era de la tele. Salía a la calle algunas veces y confundía a los desconocidos con sospechosos.
Nos hospedamos en mar del plata en un hotel con gente muy mayor. Yo cuando digo viejo me refiero setenta, ochenta. Todas estas personas a duras penas podían sobrevivir y cuando solíamos volver al hotel porque caía el sol los diferentes días ellos por lo general se habían fallecido. En un restaurante, porque parece que uno choca y después se va a cenar, le decía a mi abuela que alguien católico ya debe tener la biblia como para regalársela y después no se vio que no hablé más: la vi pasar a gladys florimonte. Cuando terminó de salir del predio, se atenuó todo y el color del planeta era por primera vez fácil. La quiero como enemiga, me dije.
Mi primer papel fue en un documental: dos hermanas mellizas, a los treinta años una de ella está sana y la otra tiene esquizofrenia, esperan en el consultorio del médico y se van a enterar cuál es cuál. A partir de ahí empecé a prestarme para más papeles. Hice sobre todo papeles de lasciva y de heredera impostora. Me volví parte de la cultura y mi nombre en un punto ya dejó de ser de vieja. Remonté una situación de recaída y mi regreso al maquillaje los dejó mudos. Hice playback en videos de fabiana cantilo. Esperé al lado de un teléfono de disco en un sillón azul como todas mis amigas que me llamaran de Carlos Paz. Mi mejor momento: escuchar mi voz doblada al polaco: una voz como que la habían desenterrado eligieron. Me elevé. Me hizo reflexionar sobre mi lugar en la cultura argentina: la abyecta, la que responde a los castings que piden una mujer caucásica fea. Por contrato no puedo interpretar abuelas sobrias y asexuadas y por mi contextura demasiado delgada en el futuro haré siempre de la periodista. Finalmente obtuve lo que deseaba: mi pelea con gladys. Fue el papel que más me requirió: yo cometía un error del pasado y metía a todos en la misma bolsa, la vinculaba a una familia oscura de esta, en otro tiempo, gran nación. Mis pruebas eran vagas pero se podían transmitir por cámara. Nos hicieron pantalla partida como que no nos podíamos ni ver y ella hablaba por medio de una imagen de su peor época. Gladys lloraba por comunicación telefónica con la declaración jurada en mano, invocando a todos sus parientes. Nos imitaban en magazines de la tarde y yo aprovechaba para chequear mi personaje y tal vez cambiar mi peinado. El día que llevó los papeles al tribunal le terminó chorreando la cabeza y sacaron una foto que la destruyó como si se hubiera quedado pelada. El último trabajo que le quedó fue en una radio de noche. Pensé hacer de ir a la salida a esperarla abajo del techito con anteojos de sol oscuros para no intimidarla. Causé el efecto contrario y me disparó con gas pimienta antes de decir a. Después de eso, todo el país la dejó de ver con su aura. Caminaba por la calle como las diferentes personas, con una figura sosegada. Los artistas en cambio no tenemos sosiego.
Ahora que triunfé me siento atraída más que nunca por las pantallas, ceno sola una lata de cerveza brahma y veo el sitio resplandeciente de las figuras muy lentamente. Un poco de televisión internacional para desconectarme: yo no estoy ahí. Sobre mi cuerpo: mi figura está transformada al punto de parecer el alien que anida en este cuerpo terrestre. Del tema de mi alma, bueno, no pienso abordarlo acá, ustedes ya habrán vistos mis películas. Solo decir que es simple como el color y directa como la leyenda.
0 notes
Photo
0 notes
Text
Los termos dorados del conocimiento (suelo ser vampiro)
Con el deseo que sobró obtuvimos lo máximo a lo que podíamos aspirar. Lo levanté en el aire y cerré los ojos esperando un milagro. Al otro día, papá volvió y dijo por ese mismo dinero nos internamos todos en el geriátrico.
La abuela tiene un problema con la velocidad, le gusta. A los setenta decidió que quería vivir rápido y ser precoz, a pesar de que el reloj biológico le corría ya si se proponía morir joven. Como primer paso empezó a tener internet en todos lados donde buscar fotos impactantes de nuestro planeta, que coleccionó como la gracia de Dios. La máquina le decía que ya había mandado un corazón y entonces se puso a buscar el nombre de un santo para tener un hijo. Reconstruyó su historia personal en redes sociales: al costado le salían pistas diferentes de su pasado opacado por el alzheimer, una gorda traicionera. En facebook nos preguntaba mucho dónde están por cualquier imagen que subíamos, ella pensando que en Miramar y coincidió con mamá en que era bueno vernos tan bien. Ella nos veía bien si salíamos acompañados de alguien en la foto, es decir, con un compañero. Fue blanco del amigo de todos, una última estafa que te re caga porque te mandan el siguiente mensaje “quien sos no te agende”. La abuela, sin embargo, no se delató, contestó: la de anteojitos. La abuela es siempre sutil y habla poco, como los que están imputados. En twitter siguió al club del santo de la espada e intentó decir su opinión sobre temas del pasado pero que todavía mantenían su influencia magnética sobre el presente. Reemplazó a sus amigos, el judío, el católico y el aviador por nuevos amigos con convicciones probadamente falsas. Estos nuevos amigos la cegaron y protagonizaron nuestra turbación. Un día por teléfono nos consultó: si pusimos la bomba igual se hace la amenaza? Nos llamaba mucho. Nos llamaba por celular desde las habitaciones del hogar compartido como ampliando la información en una cascada de ventanas de internet, entrando a cuartos en el tiempo que no supo cómo llego, dejando la vida en una carrera de un solo riel, en el tour electropsíquico de la vida. Abandonó el juego de posicionarse políticamente cuando sus hijos se fueron del socialismo. Secretamente tembló por dos semanas y pidió que le revelaran algo sobre el planisferio. Unos termos redondos dorados con detallecitos en rubí que llevaba a todos lados los abrió una vez y traía vodka. Al a��o siguiente toda la familia tuvimos que dejar la casa porque con los chicos del club del santo de la espada querían bendecirla. Volvimos a la media hora y un párroco veía televisión mientras las chicas de la virgen nos pedían más tiempo y nuestros documentos para afiliarnos. Nos fuimos y dejamos descansar el corazón de las cámaras. Las personas de fe, todas con una postura excelente, montaban en casa una unidad básica del candidato posduhaldista y nosotros nos repartíamos en diferentes familias, yo en la familia de Luz que me enseñaron el límite moral del amor, que no lo digo por respeto. A la abuela le tuvimos que empezar a buscar hospedaje en un geriátrico de Retiro cuando la tía Mónica encontró su propio límite moral del amor. Recorrimos varios geriátricos y papá dijo que sinceramente por ese dinero nos internábamos todos.
Esa temporada en el Retiro, siguiendo con un pie covers de covers de Fabiana Cantilo y covers solamente de Ana Belén, que los hacía la hermana Alba (de la misma religión que los que nos robaron la casa) a la abuela le empezaron a cortar, temprano en promedio, la luz de sus ojos. Volvimos a vivir en casas recién cuando pasó el 2001. La patología de su personalidad le confería a la abuela momentos de vigencia y otros no, de melancolía, entre los que se pasaba como se pasaba a la cama de mis papás en las noche de su juventud. Se pasaba lento como la navidad y entusiasta como la última tanda comercial.
Pero El retiro no fue todo entretenimiento. El primer día nos dieron la bienvenida y nosotros agradecidísimos pero nos respondieron no, no, que se las daban a todos la bienvenida. Cuatro o cinco pacientes nos dijeron que nos habían estado esperando y entendimos que era el chiste del momento. Una señora que antes de ser paciente había sido enfermera en el mismo lugar se ofreció para un tour pero cuando llegamos a los banquitos de la capilla no se acordaba para qué se miraba ahí.
El retiro es una versión resumida de la vida para los personajes, una ciudad idéntica a su plano donde se pisan experiencias. En el jardín de las personas están rodeadas por cintas de peligro en lugar de canteros. Nuestro peligro máximo son las vacaciones y la negligencia. El ritmo lento de la miel nos parece rápido y a las doce apagan la luz tanto para los que quieren seguir mirando como para los que no les importa. En la oscuridad me veía obligado a seguir escribiendo en mayúsculas para no confundir lo que soñaba con lo que pensaba, pero esta falta de matices además del resonar de mi tía Mónica en cada letra capital me convenció de que no podría continuar con mi personalidad tal como me había propuesto. En la otra punta de la habitación una mujer apostaba a qué hora se iba a quedar pelada por la quimio y otra intacta con la ropa y el ánimo del día que lograron probarle la demencia le agregaba estrofas al himno nacional por siempre. Salí corriendo y le pedí al primer guardia quiero un poco de lo que le dieron a mis amigas.
Hasta ese momento había sido difícil discutir conmigo porque quedaba largo en las conversaciones y quería denunciar al capitalismo siempre, pero a partir de ese momento me entregué a sentir cosas por los colores carísimos que montaban las paredes, el rojo, el bermellón, el plateado.
Me volví posromántico, que son los que cambian sueño por quiero. Quiero ser un vampiro y así poder dejar escapar a mis víctimas que son valientes y perfectas.
En la despensa no sé qué venderían porque no tenían nada de lo que quise comprar.
Nos poníamos al sol vuelta y vuelta porque como los gatos creíamos que nos lo daban. Sin consignas políticas. Con la remera enganchada en la cabeza teníamos los ojos cerrados como que no querían ganar. Lográbamos un color parejo, la envidia de las chicas doradas, recientes ancianas con tatuajes de los ochenta.
Las películas eran fáciles que no había que leer y de todas maneras no podíamos escuchar la trama si le gritábamos al televisor por la estricta serie de situaciones que nos indignaban. Nos emocionábamos con el footage del protagonista sobreexigiéndose y la única banda sonora que coagulaba el sentido era la de nuestros aplausos, o sea que no había. Nos aferrábamos a la discreción porque solo si nos tapábamos podía Dios volverse indiscreto para todos.
En un momento sacaron la interpretación.
El mundo era poner dos sinónimos juntos.
Presenciábamos sobremesas con una actitud de móvil en vivo, practicando caras de superadas, entrecerrando los ojos esperando siempre escuchar el retorno, pensando que lo que decíamos ya se vivió. Nuestras caras son sencillas que se muestran nuestras ilusiones como en los personajes de ficción, que les pasa el nudo de la cuestión por los ojos. No temen, no piensan aclararlo todo porque la trama está a su favor.
Somos la casa de la cumbia baja.
Una mujer que nos miraba en la fila de lavarse las manos proponiendo una situación incómoda nos salvó de las drogas. Se acercó asintiendo y decía sí, sí, me parece que soy una señora conocida me parece. A nivel local o regional, mundial ya no. Cantante de canciones de Iva Zanicchi que ella misma tradujo, nos enseñó los secretos del ambiente porque le nació. Se sentaba todos los días en el ventanal del corredor principal. Nos confesó que nunca se permitió ponerse cómoda desde que empezó en ese retiro y por eso siempre con la cartera arriba de la mesa, como podíamos ver, para parecer activa. Lo cierto era que todas las señoras se sentaban siempre con la cartera arriba de la mesa y, es más, ella a veces se la olvidaba. Sin embargo, hacía dos días había empezado a usar su lencería erótica por un error de las señoras que lavaban. Cuando decía “erótica” no bajaba la voz, como las famosas y geniales. Su infancia había sido normal con destellos. Como le agarró polio de chica nadie se explicaba por qué seguía viva. Se volvió esmerada y multipremiada en muchos campos. Cuando sus padres vieron que ganaba el tercer premio, camino a ser multipremiada, contrataron abogados que se convirtieron en parte de la familia y contrataron también un plan de celulares acorde. Los monstruos de los que le hablaban en la cena le generaban ganas de conocerlos y la tuvieron que atar en una libustrina. Declararon de su experiencia atada que no sabía aprender más y la dejaron volcarse a quedar exagerada y profunda en las situaciones y por fin a ser cantante de baladas. Amar amó muchísimo pero prefería extrañar porque la felicidad la incomodaba, por una condiciónr rara se le manifestaba en el organismo de forma muy parecida a querer estornudar. Forjó relaciones específicas y equivocadas con hombres fornidos que amaban las manualidades y los días de año nuevo cuando cada una de las hermanas aparecía con sus novios viejos, a la mitad de la noche les revelaban su personalidad y finalmente a la madrugada tipo dos pegaban el cambiazo entre ellas.
“Me parece que esa mujer no se banca mi cara, ustedes ya se deben haber acostumbrado pero tengo rasgos muy fuertes en la cara. Ni yo misma que soy la artista no me pude acostumbrar a mi cara.”
Su canción más conocida, “Testaferros del amor” se la siguen pidiendo: “todo lo que yo viví lo sigo cantando, estoy cansada, lo único que tengo son mis sueños y creo que mis ilusiones. Me hace sentir un robot, que veo crecer todas las cosas como hacen los robots”.
“No, para qué quiero eso (en alusión al celular), para qué quiero si tengo una memoria increíble, se acuerdan de la memoria que tengo? Una memoria de King Kong, ja ja ja, una película de mi época.”
“Cómo te llamás, que te quiero decir algo importante... Damián, Damián, el rating de los acontecimientos es muy importante para nuestro país”.
Su momento de más fama lo alcanzó cuando las artistas del país se deprimieron por un huracán nivel diez devastador que arruinó los estudios de grabación de material nuevo así como las cosechas. Sacó a la luz un disco recopilatorio que reunía éxitos instantáneos traducidos de diversos idiomas, pero en verdad nunca se habían editado antes esas melodías. Inventó que era una mujer de verdad famosa en otro continente y consagrada. Rápidamente la economía se revitalizó en todo el país. Con este lugar de analogía en el mundo del espectáculo se dedicó a ser simpática con el cameraman y le agradeció insistentemente por hacer todo posible. El cameraman le regaló planos en los que posó mientras hablaba el resto de los invitados. Detrás de cámara le vendía la merca que la mantenía turgente y él se llamaba Esquilo. Cuando le tocaba su turno de responder alguna cuestión, ella decía que ya estaba cansada de esperar. Nos reveló un secreto: los títulos de las entrevistas no era lo primero que decían apenas le abrían al periodista, pero ayudaron a consolidar su fama de obsesiva y conversa. De las entrevistas le cansaba esperar todo lo que había que recorrer para finalmente decir su edad y lo que los periodistas querían hacerle decir era lo que ella ya pensaba: que Gilda era ridícula. La prensa no la había entendido en ese momento. Le decian la japo-china y reían. Era magnífico ver a la gente de mi pueblo reir, eso es algo que se perdió con el tema Gilda. La señora se casó con un productor asqueroso que entrevistaba personas comunes a la medianoche y siempre les repetía a sus invitados que no le mandaran saludos a su señora, no mira el programa. Ella lloraba derramando una taza souvenir de Europa. Una cuñada trigueña le deseó a su marido lo peor o una de las peores: que llevara una vida cimentada en la aprobación de personajes equivocados. El la llevó y se dio cuenta cuando estaba muriendo. Tal como dijo la cubana. Quiso bajar a decirlo pero la escalera se fracturó dejándolo sensualmente depositado sobre la baranda. El productor murió y nuestra cantante fue millonaria. Pasó al siguiente nivel: trató de intimar a Guillermo Vilas. Ella personalmente no lo valoraba como tenista ni a los tenistas en general porque cuando jugaban parecía que no querían ganar, simplemente le gustaba Vilas como foto de lo gentil. Por teléfono intentó invitarlo a su cumpleaños pero él le dijo que no se conocían. Se mostró nervioso y con ganas manifiestas de aclarar todo y seguir con su vida. Guillermo pretendía que no la tenía a la señora, separando quirúrgicamente lo que sabía solo por revistas de lo que había vivido por el mismo. Ella remarcaba somos conocidos. Los artistas deberían ser menos egotistas en lugar de ser la hilera de cariátides. Nos conocemos entre todos los conocidos, los conocidos no necesitan invitación. El hecho tomó trascendencia y ella abandonó un móil en vivo pero no supo a donde ir, quedó parada en el medio de calle Rivadavia. A pesar de que intentó bajarle el tono a la situación después de hablarlo con evangelistas se había ido bastante disgustada y todavía muy lúcida de la mente. Lograron probarle la demencia en la corte sus rivales al premio revelación de ese año, despejando el campo de competencia que se tornó francamente un enigma. Sumaron como agravante en la causa que siempre cantaba sus propias canciones mientras hacía labores hogareñas, como si no pudiera distinguir su personalidad. Cuando se sumergía la tapaba la ola Bandana, a la que se sumaron los indecisos, los que no se posicionaron políticamente sobre el caso Vilas.
“Cuando terminó la dictadura, toda la furia del brazo represor del estado moderno se descargó sobre las travestis como yo, por eso me escondí en el geriátrico. Esconderse hay que esconderse donde no te buscarían”. Yo me escondía en la Iglesia de mis amigos.
Pidió que no la llevarámos con nosotros cuando huimos del retiro, pero nos enseñó a lookearnos como si fuéramos personas autónomas, con pañuelos en la cabeza y anteojos de sol. Una tarde que la tía Mónica nos visitó, nos fuimos con ella todos visitantes y sin dejar ningún recluso para nosotros. Había pasado el 2001 y nuestra casa ya no estaba llena como la muerte.
Lo difícil
0 notes
Text
Mi papá jugó contra el equipo D10S
Dije cosas que supongo que impresionan como que Maradona jugó contra mi papá. Yo lo sé así como lo dicen las palabras: mi papá jugó contra el equipo de D10S. No es difícil de interpretar, significa lo que dicen las palabras. Cuando papá está, ya sea enojado, ya sea preocupado por el retorno del futuro le menciono la anécdota y él vuelve a su eje mientras la retoma: los golearon, seis a uno básicamente. El equipo o D10S? D10s, obviamente, él ya era lo que iba a hacer. Cuando apareció al otro año jugando en primera y nos extrañó lo formado que estaba, tenía el cuerpo que los policías solo sueñan comprar. Por la papota. Mamá pregunta cuál. Después sigue una escena en la que intentan aproximarse a los anabólicos con miedo, por medio del lenguaje, deslizando frases secretas que pueden invocar desgracias familiares, con la seriedad con que las canciones tocan el amor.
- El mundial pasado no había un amigo tuyo también?
- Un amigo? No, no. Un apellido que es muy común había, Pérez.
Es mi papá que jugó contra D10S repito. Tu papá que te di la vida, dice papá y mi hijo que salió de mi vientre. Y la abuela me tira: vos sos el chiquito, nada más que creció. La abuela entonces cuenta de cuando le había dicho papá al Papa, el calor que había pasado. En esa época el Papa era un artista internacional en nuestro país pero se había adaptado rápido y lo habían agarrado regando algunas cosas apenas llegó. El Papa esperó como todos en la fila para entrar al estadio a enseñarles a los católicos la personalidad que tenían que tener así como a quiénes les tenían que ofrecer su respeto, porque los católicos tenemos muchísimo respeto para dar en nuestro interior pero estamos esperando al indicado. El Papa estaba tercero y en esa fila la abuela le había dicho papá en medio de una charla que fingieron casual. El Papa no pudo mantener su personalidad y se le hizo una arruga.
- Habla bajo que los de al lado son testigos de Jehová
- Igual yo solo digo boludeces
Voy a ser directo: yo soy hijo de una resucitada. El día cuando la resucitaron en la boca yo también fui concebido como un plus. Nací a los dos años. Soy el nonato. Ahora sobre mamá: mamá se comió todas las flores de su funeral al que asistió como viva. Se mostró apenada porque le dije vampira: no, no, porque me sacaste la vida pero me diste la libertad. Desde que la resucitaron no hemos estado dando señales, con ella, de poder morirnos, como si no tuviéramos un centro para matar, como tienen las cosas no interminables. Rápidamente nos medicalizaron pero nosotros somos como las figuras estelares que antes de actuar tienen que mirar a todos sus teloneros quienes, por otro lado, pueden marcharse antes del acto principal. Soy hijo de una resucitada, todo lo que hago para el estado es como si mi mamá lo estuviera contando, todos ustedes son la opinión mayoritaria, yo soy la opinión contrafáctica, no ven que mi DNI no dice, no ven que soy puras especulaciones, no ven que yo no hubiera nacido.
Ayer, cinco, la tía Claudia quiso que nos sacáramos una foto de todos los primos que sea hermosa, para mandar a parientes europeos. No los tenemos a los parientes europeos Cuando llegué me había puesto una mantita en el pastito para que no me-eeeeeh manchara, porque daba por descontando que yo iba sentado. Todos mis demás primos parados en la foto, se paraban como juncos, parecían unas estacas que mandaban señales al cielo, muy estacas. Yo tranca, más sentado. Le digo a Claudia "pero va a parecer que yo no sé al final". Claudia, mmm, no me contesta nada más me mira con un gesto y no me dice nada, ella no quiere discutir, es apolítica. Ella cree que hay diferencias que hay que representar en las fotos. Recién después miro al costado y veo que éramos dos para sentarnos con el primo que estuvo preso, que también lo querían bajar parece ser. Y ahí quedó una foto que era una obra de arte y que ahora me mandan a la clínica, me llega al celular. Este día ya van cuatro de clínica. En la foto, que es una obra de arte, el primo ex-preso y yo estamos sentados (dicho y hecho) y parece que nos estaban haciendo un tratamiento por la posición que tenemos en el suelo, que podría ser de diosas. A mí de hecho me lo estaban haciendo, pero mi primo había estado preso. En cambio el gordo Julián era el que más parado estaba de todos, parecía que todas las cosas del mundo estaban en alguna relación de grado de inclinación con respecto a él. Yo pensaba, en ese momento, ahí estaba, el gordo Julián, no se podía creer lo bien parado que estaba, lo bien que se había adaptado a su nuevo grupo en su nuevo colegio y como ahora se paraba exactamente derecho con unos como unos rollers que se había puesto para salir en la foto el hijo favorito de Claudia, ahí lookeado como con unos zancos, como unos aparatos ortopédicos para pararse. La tía Claudia grita: SE VAN A CAER, como discutiéndole algo a mi mamá que me veía en el mismo nivel que el ex-preso y eso la ponía incómoda. Del primo ex-preso, me olvidé el nombre. Me gustaría poder decirles todo bien detallado a ustedes que son ajenos a este mundo. Pero bueno, exactamente veinte días después va a llegar una carta, una respuesta supongo, de nuestros parientes italianos, todos varones, felicitándonos por la vida pero con un tono medio de condolencias por los sobrinos inválidos que teníamos que no sabían pararse. Dicho y hecho. Ese día que llega la carta yo voy a estar cinco en la clínica. Mi cuerpo bebe a sorbitos largos el contenido de las bolsas de la sangre donada por los que pueden producir de más, por la gente que aguanta, que alcanza el nivel y le sobra. Me digo a mi mismo: terminé pidiendo sangre.
0 notes
Text
La rigidez de la inmortalidad
Ese fin de semana en Chacarita papá cae con bustos hechos en mármol de todos los integrantes de la familia. Ahora voy a contar lo de los bustos, no lo dilato más, pero primero, para cerrar: el punto álgido de la vida es nacer, no hay razones para dramatizar la existencia de nadie. Entonces: todos habíamos sido retratados en bustos de mármol, yo de ocho años. Este día es muy ocho. Si bien el retrato me convence como distracción de la humanidad, no puedo dejar de lado el hecho notorio de que papá hizo bustos de mármol de todos nosotros, es muy notorio. Nos pasó una situación muy altisonante, por decirlo de alguna manera cuando se cayó el señor del flete y después cuando la vecina apareció gritando que el señor le había puteado al perro. Nosotros nos mantuvimos tranquilos como los bustos: ahora todos nuestros rostros fósiles en la piedra fijaban a ver cuál era nuestra etapa de mayor cercanía con la lucidez intelectual, como suelen hacer los bustos: papá a los cincuenta, Marisa a los veinte, yo a los ocho, que era hasta donde había tenido hasta el momento, y así todos. Yo era chiquito en esa época, de independiente y simpatizante de boca. Tenía ocho como en el busto de mármol: es decir que esta era mi época y mi tiempo de esplendor, por lo que iba a ser mejor aprovechar mi versión más cercana a mi mismo antes de que se pasaran los ocho años, que después iba a tener más seguramente. Agarré unos fibrones y dibujé a Dios, un triángulo con un c��rculo: esto es algo que yo vengo haciendo desde hace un tiempo, así que disfruté de una actividad de mi juventud, aproveché lo que había alcanzado hasta antes de que me retrataran en mármol y me repetí como un artista consagrado. No sé si esto ya se habrá dicho, pero para un chico de ocho es una situación de muchísima presión tener un busto que lo represente. Es un poco como usar de entrecasa ropa de salir, es decir, un exceso.
Los bustos los costeamos, los costeamos mucho finalmente, los costeamos entre todos. Es cierto que todos los hermanos hasta justo antes de mí (yo tenía ocho años) tuvieron que empezar a laburarlos los bustos. Se volvieron supermercadistas y especuladores, en un ámbito empresarial con grandes oportunidades financieras. Si bien todos habían empezado como cajeros, en algún punto u otro siempre eran adoptados como sus hijos por alguno de los empresarios millonarios proxenetas de Argentina. Una vez, en la época de remarla, cuando todos eran cajeros, si entrabas desde cierta perspectiva al chino de la vuelta y los veías en fila, registrando los precios, los blancos parecían todos iguales. Todos ellos, en cierto punto, pudieron rehacer su vida. Yo, en cambio, nunca me recuperé de la situación del busto. Sentía que comía para darle vida, para consolidar cierto éxito que había alcanzado hasta el momento. A veces lo imitaba. La imagen de piedra me miraba en los espejos repitiendo mi nombre o el de Gianella Neyra, depende. Las personas de los bustos parecen todas de la misma personalidad y del mismo día, los bustos parecen todos del mismo día. El resto de mi vida, después de los ocho años, va a ser, como puedo decir ahora que soy viejo, "de yapa". El centro de mi vida me quedó muy al principio. Me sentía como las personas famosas, que se separan de ellas mismas y dejan hologramas para que pase por ahí una opinión social, como pasa el aliento por el alambre en las burbujas, el juego... el juego de las burbujas. Después del busto, yo solo podía ser peor que eso y, en mayor o menor medida, lo fui, así como parte de la cultura de esta gran nación.
Marisa nos pidió un favor: que si íbamos a salir de casa, con anteojos de sol y un pañuelo en la cabeza que se nos vea solo un mechón de pelo, por las dudas si éramos famosos. Circulábamos con esa apariencia de consagrados y era peor porque la gente muchas veces quería revelarnos y se generaban verdaderos, cómo se dice, momentos, verdaderos momentos. Los directivos del colegio nos pedían que siguiéramos así en nuestros cuadernos de comunicaciones y sencillamente lo tomamos mucho a eso. Nos hacíamos preguntas importantes, preguntábamos si habíamos soñado esto para nosotros mismos. Los bustos representan solo la parte superior de nuestros cuerpos humanos. Los miro en el vestíbulo y pienso sí, sí, es tal cual, así somos, solo que sin la rigidez de la inmortalidad.
A todo esto, mi psicóloga me dijo que otra vez estoy exagerando. Me recalcó que nacer es una excepción y morir es como cuando estás jugando y tu mamá te entra. Morir es que te entren, inevitable, el punto álgido de la vida es nacer y no hay razones para dramatizar la existencia de nadie haciendo bustos de marmol o una biopic como la que estoy tramando con mi vida.
0 notes
Text
Just Runnin’ Scared
El gobierno de esta localidad electrodependiente, en medio de la profunda crisis energética, descubrió la manera equitativa de cortarnos la luz para salvar vida. Dicen que si todo marcha bien, al final vamos a poder derrochar un poquito. Nos cortan la luz con el nuevo sistema cada diez minutos por veinte segundos y toda la familia nos hacemos los vivos gritando wooooo que es nuestra manera de esquivar la responsabilidad que tenemos en el cambio climático, la tajada de segundos que nos toca. Empezaron llamando a todos los celulares y preguntaban si había electricidad en casa. Cuando decíamos que no estábamos adivinaban a qué hora poder cortarnos la luz sin costo político. Pero ya no, la situación es grave y algunos dicen que crítica. Todavía no me familiaricé con este modo de vida. Cortan la luz y para mí luce como los falsos principios de las canciones, ese estilo de discurso frágil que queda cuando la gente anhela sobre el estéreo la canción que está buscando. La rutina viene siendo eso, un taxista cambiando de canción en un compilado que puso y que le grabó la señora en la clase de tic, lo guarda en la guantera como la joya. Los cortes de luz se parecen a pestañear y los días y las noches parecen una frecuencia de los cortes de luz. Una tirada de días sin aniversarios, o el aniversario eterno de que hace un día. En esta efeméride eterna, los barrios desaparecen. Las manzanas titilantes adentro de los barrios del universo parece: las galaxias. El interin es un video de los años solares. Vivimos en la foto de la era geológica, tenemos la casa en las tomas falsas que se interrumpen cuando una voz dice no, pará, estoy grabando.
El abuelo aprovechó para mostrarnos su mundo: a él ya le venían cortando la luz de sus ojos personalmente, y esto fue como acomodar el sueño, dice, le permitió planear por anticipado sus momentos de vigencia, y otros no: de melancolía; matizar el alzheimer; “hoy voy a ser lúcido, hoy voy a ser abatido”. Nosotros por nuestra parte hemos dejado de contar las veces y cuando nos despertamos siempre decimos “soñé con lo que ya tengo” o no decimos nada. Por lo demás, no tenemos tiempo para las cosas sin color, es decir lo abstracto, por lo que ya no nos damos cuenta de historias clave como el destino. De todas formas, mamá si se organiza bien vuelve del trabajo el mismo día: el edificio es monstruoso y bajar se lo tienen que proponer como objetivo y sacarlo por oficina de entrada, bajar es uno de los temas del momento siempre junto con “el tiempo”. Nos desborda la alegría. Los viejitos a los que iba a ayudar en el asilo, que por siempre nos habían pedido de vernos saltar, nos dejan saltando solos porque se desconectan con cada corte y hasta que reinician comentamos cosas de jóvenes. Yo en realidad digo boludeces. Por suerte una batería de emergencia ayuda a los viejitos con lo básico de la vida, corazón, pulmón etcétera. Simplemente yacen los cuerpos de los viejitos cada uno al lado de su fantasma. Los villanos están dejando de lado la intriga y se muestran como exagerados con la pronunciación desde el momento cero, sin la capacidad de modular su excentricidad para jugar con los sentimientos protagonistas (está el caso del señor pelador de pollitos que no llegó a pelar ninguno etc). Abandonamos las conversaciones de largo aliento para dedicarnos a los chismes y los anticipados momentos de revelación (que antes únicamente los merodeábamos) dónde yo me enteré de muchas muertes del barrio, incluso la de mi abuelo. Por suerte es navidad, época de confusión natural y estamos volviendo del corte dentro de todo con dignidad como nos enseñaron, abriendo una sidra y retomando algún poema de becker que decimos que estuvimos discutiendo durante el corte. De afuera lucimos como las fiestas y damos familieros y comfort pero adentro somos solo más o menos, como una ilusión. El interior es grande y solitario, como una tarántula plateada. Yo disfruto escuchando como me atraviesan mis pensamientos y me gusta desaparecer. Soy como Marlene Dietrich, de capricornio.
Mamá entra y sale de escena y al principio nos pareció solo una inquietud nuestra pero después lo elaboramos y cada vez que aparece tiene menos pelo. Le preguntamos la edad y ella se pone colorada, hace lo mismo que cuando se la preguntamos de chicos. Ese día dejamos de hacer caso y empezamos a tener un poco de intimidad, y mamá también se encerró en su pieza. Y después nos cortan la luz.
Al regreso del corte, mamá, una morosa incobrable, empieza a desestabilizar la noción de que estamos re de la fiesta, porque puede jurar que un poco de la comida que hay en la mesa empezó a tener mal sabor. Pasamos el trago amargo pero ni siquiera podemos terminar la frase que la birra está caliente. En otras palabras, está faltando refrigeración en general y se nos produce una aspereza en la garganta y una revelación: hace por lo menos una semana que debemos estar festejando navidad. Me siento excesivo pero pienso que debe ser la costumbre de estar viviendo con ropa de vestir, ropa de navidad. Ramona sugiere desde su ignorancia que nos habremos perdido los fuegos. Salimos al jardín de enfrente convocados por la época donde estaban durmiendo unos senadores y entonces vemos, más allá de los senadores, toda gente con características, todos con ropa de fiesta. Nadie había contemplado gastos de los que estaban ahí afuera, vestidos para las fiestas, es decir, todos un poquito más arriba de su conciencia de clase que tenían en la cabeza. La calle aparecía llena de profesionales y de gente en su mejor momento no necesariamente en fila pero con un sentido de acumulación como en la especie. Estaban todos expuestos y, exclusivamente basándonos en su ropa, tenían algo en lo que eran buenos, había médicos especialistas, ganadores y los que de verdad habían salido primeros, solo algunos no tenían nada que debían ser los mejores amigos de los protagonistas. Era la primera noche que se sabía quiénes eran los desconocidos y dónde ubicarlos. Médicos, especialistas, ganadores, egresados, se veían mucho las caras y las características. Sus pantalones, sus formas de caminar y ellos. Todos estábamos ilusionados y las personas que se habían puesto algún brillito, cuando venía el corte de luz no desaparecían. Mucho adorno chiquito como de bautismo, cuánto color, dijo mamá, la capital de la provincia. Todos con la ropa del día de su muerte y también nosotros.
uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu
Vinimos los zombis. Cuando vinimos los zombis nos reconocieron a la mayoría, nos reconocieron de toke, perfecto de las películas, por eso lo primero que tendieron a hacer fue asentir. A diferencia de las películas nos llamaron Los Zombis. Lo único distinto era que los zombis sí saboreábamos y que teníamos una experiencia de lo cotidiano. Igual, no nos trataron como personas. O sea, al principio si, pero después definitivamente no: trajeron unos tanques. Errábamos, sin sentido del tiempo, un poco agachados para guiarnos por las vibraciones de la tierra, buscando en las corrientes de aire un sistema subterráneo de cuevas que nos alertara de una montaña. Un día por fin aparecieron los tanques provinciales de la gendarmería nuclear pero eran contra nosotros. Yo tenía mucho cine y había escrito una monografía sobre el origen de los muertos vivos en la zona del Caribe en la que revelaba varias cosas, por eso lo primero que hice fue no continuar con mi personalidad. Para sobrevivir en un país así lo que se necesita es tener una marca en la cara y un arma característica. Deambulo con la dificultad de que siguen cortando la luz, pero reconociendo los límites del antiguo trazado de la ciudad en los perros que todavía se asoman a las rejas ladrando y que me parecen muy de una época. Ellos son daltónicos. Pienso, la civilización era un tour: las direcciones que siempre las interpretábamos como encrucijada ahora dicen para donde hay que ir. El mundo tiene dirección. De camino a las colinas, que es la opción para huir de la maquinaria represiva, donde hay todo lo que se necesita, madera, piedra, alimento y no se si oro, un grupo que identificamos simplemente como vándalos nos invitó a una pandilla. Nos dijeron que se llamaban los errantes. Yo les dije cómo me llamaba yo y agregué soy como Marlene Dietrich, de capricornio. Les encantó y les pareció que a grandes rasgos compartía sus valores. Muchos son conocidos de un antro gay pero con barba que están re grandes, aunque ya una vez en el pasado habíamos dicho que estaban re grandes. Nos dan a elegir entre nuestra historia y otra cosa y elegimos la otra. Pedí un arma pero solo porque me sentí en el compromiso y el peso del fierro me la bajó, sentí ese frío como cuando los pensamientos no pueden pasar por el tejido cerebral muerto, cuando se escucha el ruido del que están hechos justo antes de la parálisis. Ilusionados con sobrevivir, ya con las armas nos escabullimos a las colinas para convertirnos en lugareños que asaltaban personajes y demás viajeros sin ningún motivo específico más que la sociedad, sin solución de continuidad entre nosotros y la comunidad más que la especie. Generábamos un forcejeo con turistas y cuando lograban reducirnos fingíamos estar por decir una frase misteriosamente incompleta antes de morir para aprovechar el momento de incertidumbre y liquidarlos. Asaltamos unos muy buenos, tersos, al principio pero después nos convertimos, como debe ser, en una leyenda, una inquietante explicación de indicios vagos que conformaron la vida de otros. Los que piensan en nosotros tienen una idea muy general de una pesadilla que estamos viviendo, como los noticieros de la mañana rodean el tema de las fiestas electrónicas. Pensamos como atacamos: sólo en comunidad. Nos estamos manejando con lo básico para vivir: raparnos, dejar atrás, soltar el cobre antes de la explosión, no desaprovechar las vitaminas del sol, que todo lo que tiene centro se puede matar. Cuando subimos la parte empinada de la colina siempre nos empieza a latir con fuerza el corazón, como si estuviéramos acercándonos. Para contar también lo bueno: a veces desde las colinas, la parte alta de la ciudad, vemos nuestro antiguo pueblo que sigue respirando en intervalos con cortes de electricidad intermitente cada diez minutos. Nos gusta: se parece a los días, los días desde el espacio. Nos dijeron que las fuerzas represivas habían recuperado la situación de los zombis antes de que se desfigurara el rol del estado pero no podemos volver: somos una amenaza. Nos quedamos al margen, donde pertenecemos y parecemos una raza alienígena vestida con los trajes de los humanos que colonizaron. Yo, por mi parte, con solo escuchar respirar disfruto. Yo soy de capricornio, como Marlene Dietrich.
Una hermosa canción sobre un apocalipsis zombi la tenemos pegada desde ayer o desde el viernes:
Aca corriendo asustados a cada lugar que llegamos / con tanto miedo de que aparezcan. / Seeee, corriendo asustados, qué voy a hacer / si se conviritó y viene por vos
Acá corriendo asustados, sintiéndonos bajón, / corriendo tan asustados como vos lo deseás. / Corriendo asustados, con susto de perder. / Si él se convirtió, te elegirías a vos?
De un momento a otro estaba ahí adelante / confiado, alerta y con la frente en alto, / mi corazón crujía, quién de nosotros sería, / entonces nos dimos vuelta y nos fuimos a pie, tranca.
0 notes
Text
Electrónica y entretenimiento
Las últimas navidades el abuelo quiso que le mostráramos las fotos que le andábamos sacando las anteriores, las navidades pasadas, y no encontramos una manera apolítica para su edad de decirle que las borramos a todas. Esto es el trajín de la modernidad, le explicamos. subió al segundo piso igual que los candidatos que no quieren bajar a dar quorum. Lo fuimos a buscar como el justicialismo y nos sorprendió porque nos pareció que estaba haciendo algo, se agachaba. Le pedimos explicaciones. nosotros en general cuando queremos parecer ocupados estamos contando hasta mil en realidad. El abuelo no. con dignidad nos leyó la primera frase de un libro que había estado escribiendo agachado el señorito: el futuro es el estilo, decía la primera frase. No hizo falta que leyera más frases para que reconociéramos “el estilo del futuro”, un libro que el abuelo ya había escrito otra vez, en los cuarenta, que tuvo críticas despiadadas y otras no, normales. Le dimos algunas opiniones pero después dejamos de pensar porque se cortó la luz, pero esto lo menciono solo porque se corta siempre. No se para qué me cortan si yo ya vivía así, dice el abuelo, yo soy muy grande.
La semana pasada me llegó un wasap: “dami buenas noches, disculpá la hora como estas?”. Después de investigar me di cuenta de que se suponía que era el abuelo. En la lucha cotidiana de los viejos por no perder relevancia, su novia Mónica se vio empujada a inventarle un número de wasap. Por medio de un registro y una clave, su novia mónica accede a una cuenta en la que simula ser el abuelo. es un proyecto bastante personal de la vida de otro que no le ocupa más que unos minutos sueltos, ese es su argumento para seguir conservando una apariencia de mujer realizada. Ella solía ser una chica preparada, pero la inclusión de la tecnología en la ecuación tendió a trazar una línea generacional en la especie en general, esto es algo que le pasó a todos los que nacieron en dictadura. A nosotros no nos parece una locura porque estamos en la familia de cacho y entonces le contestamos a Mónica, porque nos parece que es una manera de tener al abuelo presente justo que yo me estaba olvidando un toque. Ella se esfuerza mucho, llama a las computadoras y los celulares todo junto “lo electrónico” y dice ser bastante bueno él, que se recibió teóricamente en la técnica. pone algunas comas y otras las omite. Un día mandó “optimicé mi experiencia en android”, pensando que era un hecho, pero la computadora había realizado el trabajo más duro. empezamos a recibir invitaciones a lugares a las que el abuelo asistía insultando en italiano.
“No me importa la homosexualidad ni la heterosexualidad de cada uno de mis nietos”. “Bueno gracias abuelo”. “Lo vengo siguiendo hace mucho tiempo el tema de la homosexualidad”
Después mónica empezó a tomarse licencias. “Me acuerdo de una tortura de la guardia republicana que era poner el principio de funky town en loop” nos llegó un día. Fingimos un interés casual pero tranca, sin insistir demasiado.
La última conversación que tuvimos con el abuelo empezó así: “me muero se subió una viejita al micro vacío y se setno al lado, puede ser amor?”. Era muy importante si había sido en primera hilera de asientos. “No anteultima”. “Entonces si, pero pensa en mónica, no te mandes ninguna”. Con los primos nos íbamos poniendo qué contestar, como una generación de escritores. Al otro día íbamos a conocerla a mónica por primera vez pero cuando llegamos se había marchado para siempre.
0 notes
Text
Un evento sencillo en la tierra
/cuando me gusta un chico/
En la tierra tuvimos un evento sencillo aunque con cristo presente. el cura prácticamente se mató para casarlos, le chorreaba la cabeza. resulta que como el micrófono se rompió eligió un celular del público color blanco que tenía un volumen realmente imperdible con el modo altavoz activado. Lo que hizo es sencillo: llamó por el teléfono desde la parroquia que están colgados, para eso tuvo que salirse de plano, se comunicó con un tipo: es el cura, dijo el tipo, quiere casarlos. Se mató por casarlos, le chorreaba el ojo. Yo la verdad no me imaginaba, pero ese cura por celular era como llevar vodka en unos termos dorados. No hay nada más al borde de la coca sarli, más equiparable al botox que un celular blanco pensaba yo. Después el cura hizo esa de que no se escuchaba y repetimos tres veces la oración, nos encantó. La última también nosotros con nuestros celulares: lo hicimos así, llamábamos al de la derecha y nos decíamos tanto tiempo. Estuvo bastante cerca de una reunión de astronautas. Marcos qué te pasa? Nada, es el ruido de mi risa, me dijo el, cómo vamos a hacer para no invitar a semejante cura a la fiesta. Eelajá, por ahora sigamos la trama, le pedí. Después seguía que el cura quiso hacer un punto y se fracturó por poco. Es verdad, es verdad que el cura se corrió de libreto, pero hubiera sido imposible sin el micrófono. A medida que ganaba notoriedad le notábamos la inconstancia del artista de la pastoral. Recién después venía la novia, que lo miraba como si fuera su manager. Nos hizo emocionar con la novia, nos llevó a la infancia de una persona que no conocemos, fue como volver a casa y engancharnos con la peli empezada de la tele que dejamos prendida. Las personas a cierta edad salieron airosas. La novia manager burbujeaba y yo pensaba en lo que Marcos dijo de que no íbamos a ver nada desde ese lugar. En ese punto ya estábamos tan borrachos que tuvimos que salir del recinto porque nos quedábamos sin cobertura ya, y quiero decir que íbamos vomitar. Marcos quiso saludar a la madre de la novia fuera quien fuera y la encontró pactando abajo de un olivo. Caminamos en grupo y flashábamos que los nombres de los perritos callejeros eran nuestras voces. El cura al final era igual que todos: no quiso venir así vestido y por poco le tenías que insistir para que convidara el vino más al final.
0 notes
Text
Nuevo presidente de derecha
Nuestro nuevo presidente de derecha tiene pensado para ni bien asuma dividirnos en grupos a todxs y proponer un reto artístico de hacer alguna canción o simplemente un piropo divertido. La idea es relajarnos. En mi grupo si bien voy a estar tanto con mateico como con palito ortega y eso puede sonar jovial, lo cierto es que el grupo es muy desequilibrado en potencias y nos presentará muchísimas desventajas: más que nada que los tres conectamos, nos entendemos rápido y tomamos al toque una dirección bien chabacana, bien banal. Trabajamos con bombón asesino y hacemos rimar cada una estrofa maría eugenia vidal, y muy cada tanto con la frigerio. Esto demuestra que la conciencia de clase de un famoso es fácil de asimilar. La verdad es que la pasé bárbaro y me hallé, tipo: wooow, mateico! pero incómodo por este sentimiento, cada tanto hago primeros planos de preocupación y me interrumpo con una sonrisa como si no hubiera estado pensando "qué hicieron con loli molina?". Además, cada tanto recuerdo que no todo era diversión y los palmeras en el mundo real.
Cuando termina la ronda de presentaciones en el 2018 descubrimos que el gobierno gusano nos estaba probando, era para probar nuestras habilidades en realidad. Nosotros, relajados, no estábamos compitiendo. Termino de empleado en el cementerio de la recoleta de un día para el otro: que fue el día que cambió el mando. Lo que me molestó más fue que sonrieron todo el momento que me lo decían. Mateico y Palito zafan por contactos y porque ya eran reconocidos en el mundo de la cultura, es decir que no estaban probando nada.
Sólo en la administración del cementerio, me dedico todas las noches a chequear cuáles de los dioses antiguos todavía sirven y son un montón, debe ser porque todo entra dentro de una misma época, la época del padrón electoral. Me preocupa de verdad loli molina. De las provincias debe haber quedado solo una. La busco a loli, desde acá se tienen que poder ver todxs de lxs argentinxs. Recuerdo cuando mateico primero, y después palito ortega, pensaban que yo era famoso, pero no, sólo vi muchísima tele. Me veo así en el medio del mundo y lloro.
0 notes