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SUPERNATURAL ‘FAVS’ MEME♡ Favorite Non-Main Character → Claire Novak
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— Quiero abortar, no quiero nada de ese hombre dentro de mí.
La voz de Tara era segura y de forma tajante mientras miraba a su padre. Kilgrave había arruinado una parte de su vida, y no quería dejar ningún recuerdo visible de lo que había pasado durante aquellos días en cautiverio. Aquel bebé que crecía en su tripa no podía nacer vivo, por más que pudieran chocar sus palabras, el experimento lo sentía así. En ese momento, todos los miembros de su familia comenzaron a mover cielo y tierra para encontrar el modo de hacerlo posible debido a las condiciones que rodeaban a la joven; su factor curativo era un contra muy a tener en cuenta. Fue Scott, su tío, quien dio con la persona indicada: una mujer llamada Joanna, cazadora de sombras, médico y que conocía las dificultades para algunas personas con habilidades extraordinarias.
— Estoy acostumbrada al dolor. — Le dijo Tara, una vez en la camilla.
— Que estés acostumbrada no significa que no lo sientas, así que solo tienes que avisarme y pararemos el tiempo que haga falta.
La mediana de los Brooks asintió, mintiendo. Por más que pudiera dolerle, no pensaba detener el proceso que estaba a punto de comenzar. Por suerte para ella, era cuestión de segundos conseguir recuperarse, así que solo sería un mal trago, uno enorme, para poder volver a su vida “normal”, o al menos así lo creía. Para cerrar una puerta entreabierta que aquel hombre de morado había dejado así.
(...)
Tras algo más una hora, Tara salió por la puerta de la consulta buscando a los miembros de su familia que habían aguardado fuera. En cuanto la tuvieron a su alcance, tanto Kala como Brandon la abrazaron.
— ¿Estás bien? — Preguntó su padre.
— Ha ido todo bien. Ya no tengo nada de ese hombre dentro de mí.
— Has sido muy valiente, hermanita.
La shadowhunter salió de la consulta con una pequeña sonrisa y gesto tranquilo, dirigiéndose directamente hacia ellos.
— Has sido muy fuerte, y todo ha ido bien. — Dijo Joanna, aunque su mirada se desvió hacia Brandon. — ¿Es usted su padre?
— Sí, soy yo. ¿Ocurre algo? — Al escuchar a la mujer, tanto Brandon como Jessica le prestaron total atención, acercándose a ella.
— No, es solo que me gustaría mantener a Tara bajo revisión un par de semanas. Su mutación es increíble, pero algo complicada e inestable a nivel médico. ¿Sería posible? Puedo ir yo a verla a vuestro domicilio o venir ella.
— Claro, lo que sea por facilitar la labor. ¿Cada cuánto tiempo estamos hablando?
— Un par de veces en semana durante las dos próximas. Solo es para asegurarme de... Que ha ido todo bien.
— ¿Qué significa que todo ha ido bien? Se regenera rápido. — Intervino Jessica, con gesto malhumorado y el ceño fruncido.
— Significa que su cuerpo se regenera, sí, por eso quiero asegurarme de que algunos tejidos no lo hagan de nuevo después del aborto. Solo quiero asegurarme de que estará bien. — Las cejas de la médico se alzaron, pretendiendo que entendieran lo que suponía aquello.
— Entiendo lo que quiere decir. Gracias, de verdad. Por todo. Estamos en completa deuda. Entiendo perfectamente la confianza de Scott.
— No hay que darlas, no estamos en deuda, de verdad. Los amigos de mis amigos son mis amigos, ni hay que decir sobre su familia. Estoy segura de que estará bien, pero de todos modos, nos vemos esta semana, ¿De acuerdo? Soy Joanna Winterbrook, por cierto. Perdonad que no me haya presentado antes.
— También tienes una familia en los Brooks. Mi nombre es Brandon, ella es Jessica y aquella última es Kala. A Tara ya la conoces. Si algún día necesitaras algo... Puedes acudir a cualquier de nosotros.
— Es un placer. Si algún día necesitáis algo, yo también estoy aquí. Scott tiene mi número, pero esta semana os lo dejo también. Creo que va siendo hora de irme, no os robo más tiempo con Tara. Nos vemos pronto.
En cuanto la chica se fue, Tara se acercó a su padre y apretó los labios en una pequeña sonrisa.
— ¿Podemos ir a comer patatas fritas?
· Brandon y Kala Brooks @brookskala
· Jessica Jones @heroesmarginados
· Joanna Winterbrook @eternalhvnters
· Mención a Scott Lang y Kilgrave en @heroesmarginados
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Jessica, Brandon y Tara conversaban con cierta diversión en el salón de la nueva casa de los Brooks, tratando de hacer los días algo más amenos después de todo lo acontecido con Kilgrave. Kala y Keme se sumaron poco después.
(…)
Keme sonrió levemente, aunque aquel silencio hizo que sus sentidos se agudizasen aún más, terminando por fruncir el ceño y apagar el gesto. Boom, boom. Se giró un poco hacia las escaleras como si eso le ayudase a comprobar si había alguien más de la cuenta en la casa, sintiendo que de pronto se le aceleraba el pulso ya que se acababan de activar todas sus alarmas. No era la primera vez que escuchaba aquel sonido, y su primer instinto hizo que posase la mirada sobre Jessica al reconocerlo: era el latido de un feto. Con gesto horrorizado, desvió la mirada hacia Tara quien ajena a todo, se recostó algo más en el sofá. Oído, olfato… Se centraron en ella por completo, percibiendo a la perfección lo que se había temido segundos atrás: estaba embarazada. A medida que las alertas de disparaban en Keme, tanto Kala como Brandon más le prestaban atención, pudiendo percibir lo mismo que él. En un principio, al igual que el indio, pensaron de momento en Jessica al ser la de más edad. Sin embargo, en cuanto todas las dudas se disiparon se miraron entre ellos, con los nervios a flor de piel. Tanto que los ojos de Brandon se aguaron la instante mientras intentaba contenerse y un ligero temblor sacudía la casa por culpa de Kala.
«¿Estás seguro? No puede ser. Debe de haber otra explicación.»
— Tara, cariño, ¿te importa salir a buscar a tu hermano? Creo que anda fuera con Dustin. No se ha llevado chaqueta y empieza a hacer frío. Llévale una. — Pronunció Brandon.
Keme tardó unos segundos en reaccionar cuando se percató de aquello, sintiendo que le caía un bloque de hielo encima. Llevó la vista hacia Brandon y Kala con los labios prensados, tragando saliva de forma notable.
«No la hay».
— Me cojo otra chocolatina de vuelta. — Pronunció el experimento, tomando el camino hacia el jardín para ir en busca de Ralph, completamente ajena a todo.
Conforme la niña se iba, Keme la siguió comprobando una vez más que el sonido provenía de ella, terminando por ir sonando cada vez más lejos al alejarse. Se llevó una mano al pelo para apartarlo de su cara con el gesto desencajado.
— No hay duda. — Pronunció el indio.
—¿No hay dudas sobre qué? — Preguntó Jessica. —¿Qué cojones está pasando?
— Tara... Está... Ella... Está… — Balbuceó Brandon.
— Embarazada. — Kala habló por él.— Está embarazada tía Jess.
— Como mínimo está de tres semanas. Es cuando empieza a latir el corazón. — Sentenció Keme.
A medida que más información recibían más se tensaban los ánimos dentro de la habitación, algo que también podían sentir Brandon y Kala, haciendo que se sobrepasaran por la situación, tanto que la mutante se tuvo que llevar las manos contra la cabeza. Jessica, por su parte, empezó a respirar de manera forzada, cabreada y sintiéndose culpable a partes iguales, hasta que acabó dando un puñetazo a la pared con tanta fuerza que hundió el puño en el techo*
— Tara nos necesita ahora mismo. — se sobrepuso Brandon como pudo.— No importa cómo nos sintamos ahora mismo, o lo muy horrible que nos parezca esta situación. Ella es nuestra prioridad, ante todo. Tenemos que hacerlo por su bien.
(…)
Al cabo de un rato, Tara volvió con otra barrita en los labios, frunciendo el ceño un poco al ver que Keme y Kala se habían ido y que había algo de tensión en el ambiente.
— ¿Pasa algo?
— Ven cielo, siéntate aquí. Necesitamos hablar contigo. — Pronunció su padre.
— ¿Qué?
Tanto Jessica como Brandon se miraron por unos segundos el uno al otro, terminando Brandon por situarse como pudo frente a Tara, de modo que pudiera mirarla a los ojos.
— Quiero que sepas, ante todo, que nada de esto es culpa tuya. Y que no va a cambiar lo mucho que te queremos todos. Ni por un segundo pienses lo contrario. — Dijo el telépata, tomando aire con fuerza. — Keme tiene los sentidos desarrollados, ya lo sabes, y el caso es que, mientras ha estado aquí, ha detectado algo. Ha detectado que... Estás embarazada. Lo siento mucho cielo.
Sus primeras palabras la dejaron completamente descolocada al no entender qué estaba pasando, ladeando un poco la cabeza hasta que se enteró de la noticia. Se le aguaron los ojos de inmediato y empezó a negar, echándose hacia atrás en el sofá; ahora todos lo sabrían, algo que había estado intentando ocultar por todos los medios.
— No. No. No.
— Tranquila, podemos arreglarlo. Aquí no acabará todo. — Pronunció el hombre.
Al ver lo nerviosa que se había puesto y más que consciente de lo que era haber pasado por las manos de Kilgrave, Jessica se acercó a su hija y sostuvo con cuidado su rostro entre sus manos, buscando que la mirase a los ojos.
— Hey, respira, ¿de acuerdo? Lo sé, es lo último que querías escuchar ahora. Pero, Tara, decidas lo que decidas, no importa lo que sea, estaré contigo hasta el final. Estaremos todos.
— No quiero. ¡No quiero! No quiero.— Los ojos de X-23 se aguaron de inmediato, apartando las manos de Jessica que sostenían su cara para tirarse sobre ella y romper a llorar algo más fuerte, abrazándose a su cintura.
En cuanto se abrazó a ella la atrapó entre sus brazos y la estrechó contra sí para que se sintiera acogida y protegida, teniendo que apretar los dientes y cerrar los ojos con fuerza para contenerse un poco, aunque se le acabaron escapando un par de lágrimas sin poder evitarlo.
— Está bien, todo saldrá bien. Te lo prometo. Tu padre tiene razón, aún podemos hacer algo.
— A cada paso que des en esto, nosotros daremos otro contigo. Te lo prometo. No vas a estar sola ni ahora ni nunca.
Sus palabras hacían que el llanto de la chica se incrementase de forma inevitable. Se le acababa de caer el mundo encima, se habían cumplido varias profecías que ya le habían anticipado para asustarla y lo peor fue el golpe de realidad sobre lo que había pasado días atrás. Al sentir la mano de su padre sobre su pelo, ladeó la cabeza para poder mirarle y llevó una mano hacia él, estirando un brazo hacia él para que se acercara a ellas también.
— Lo siento.
— No es tu culpa cariño. —Se acercó hasta ambas para abrazarlas, consciente de que aquello estaba siendo bastante duro para su hermana también. De hecho Jessica se dejó abrazar por él en aquel momento, quedando Tara así entre medias de ellos dos.
— Nada de esto es culpa tuya. No eres la culpable de nada. Nada de lo que has hecho, está mal. Confía en mí. Lo arreglaremos.
— ¿Y qué se supone que va a pasar ahora?
— Buscaremos a alguien que esté cualificado y que sea de confianza para que... Practique un aborto. Siempre y cuando sea lo que quieras. No tienes por qué decidirlo ahora mismo, todavía tenemos tiempo.
Tara se giró hacia su padre, bajando la mirada hacia sus manos mientras tragaba saliva con los labios apretados. Se quedó en silencio un rato, terminando por soltarse de él y dar un par de pasos hacia atrás.
— Igual yo puedo hacerlo. — Dijo Tara, haciendo emerger una de sus garras sin levantar la vista.
— ¡No! — Casi de un salto la alcanzó, agarrando con rapidez su mano para alzarla y evitar que cometiera tal salvajada, sin importarle cortarse ella misma con sus cuchillas. —No, suficiente. No vamos a hacerlo así. No estoy dispuesta a pasar por esto también.
— Jessica tiene razón, cielo. Sé que quieres ponerle remedio ya. Y no tardaremos en hacerlo. Confía en mí. No hay necesidad de esto.
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· Kala y Brandon Brooks @brookskala
· Jessica Jones @heroesmarginados
· Keme Proudstar @renegadx
· Mención a Kilgrave: @heroesmarginados
#tara#tara brooks#x23#taraxbrandon#taraxkala#taraxjessica#taraxkeme#taraxkilgrave#kilgrave#brooks#familia brooks#brooks family#jessica jones#purpleman#thunderbird#shadowcat
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I love you
Un mes atrás...
La explosión que terminó con su nuevo hogar en aquel nuevo mundo y la ruptura con quien había considerado desde hacía años su mitad, había traído consecuencias en la joven neoyorquina. Se veía incapaz de continuar, y había caído en una espiral de la que le costaba salir incluso con la ayuda de su padre, Scott. Días atrás, había decidido aceptar una beca en Oxford, Inglaterra, y comenzar una nueva vida allí.
De camino al aeropuerto, Gwen miraba por la ventana con aire distraído y un nudo en la garganta al cómo su ciudad, se alejaba por completo de ella. Sin embargo, aquel ensoñamiento se perdió cuando en el horizonte pudo ver cómo con la telaraña que tanto conocía, se trazaban palabras que comenzaban a tener sentido y que la hicieron revivir las mariposas de su estómago. “I LOVE YOU”, se podía leer a la perfección. Por un momento, se congeló el tiempo y su corazón se disparó, ¿Era Peter? ¿Estaba soñando? De inmediato, se inclinó hacia delante para gritarle al conductor, — DETENGA EL TAXI. — quien, perplejo, escuchaba las nuevas directrices de la muchacha mientras esta salía corriendo en dirección al puente a toda velocidad, con los ojos aguados y esperando encontrarse con en chico de una vez por todas.
Haciendo uso de las habilidades mejoradas de su traje, rastreó a Gwen por la ciudad hasta que se cruzó con ella en mitad de camino. Un halo de esperanza se abrió en él cuando comprobó que corría en dirección al puente, imaginado que para reencontrarse con él. Así que, envalentonado, se dejó caer a la vez que lanzaba una red contra un edificio, de modo que hizo efecto de liana y acabó agarrando a la chica antes de impulsarse y acabar ambos en las alturas de la ciudad. Sin tardar, se quitó la máscara, a pesar de todo seguía completamente nervioso.
— ¡Antes de que digas nada! Sé lo que debes estar pensando, y si lo que quieres es darme una bofetada con todas tus fuerzas, te prometo que no lo esquivaré, pero antes déjame decirte algo. — Llevó sus manos hacia su cintura, mirándola con los ojos aguados. — Te dije que era mejor separar caminos... Es mentira. Es más, ni siquiera hay caminos separados que tomar. Tú eres mi camino, Gwen.
Su última frase hizo que inevitablemente las lágrimas recorrieran sus mejillas aunque sonriendo, pasando los brazos por los hombros ajeno.
— Ni siquiera sé qué decir porque tú ya lo has dicho todo. Y puede que sí que tuviera ganas de darte una bofetada con todas mis fuerzas pero... —Negó, terminando por acercarse para atrapar sus labios, dejando que aquel gesto hablara por ella más de lo que ella era capaz. Pasados unos segundos, ante la falta de aire, se separó para mirarla.
— Sí me queda algo que decir a mi... Te quiero.
— Yo también te quiero, Peter. Y te juro que te daré la bofetada más fuerte de la historia si vuelves a apartarme de ti.
— Nunca, te lo prometo. Fui un idiota. De verdad. Ha sido lo peor que he hecho en mi vida y no pienso dejarte escapar nunca más. Eres tú, te lo prometo.
— Te daré una paliza, Peter Stark-Strange.
— Con todas tus fuerzas, Gwen Lang.
Le besó de forma prolongada y lenta durante unos instantes, sin poder evitar sonreír en mitad del beso cuando sintió que la alzaba incluso. Tras separarse para poder tomar aire, se lanzó sobre él con fuerza para abrazarle, escondiendo la cabeza contra su hombro.
— Debería llamar para cancelar la beca. Dios mío... ¡Mi padre!
— ¿Tu padre? ¿Qué pasa con tu padre? Espera, espera, no quiero que rechaces una beca. Puedo... ¡Me iré contigo a Londres! Hablaré con mis padres. Lo entenderán.
— ¡Mi padre! ¡Le he mandado las maletas de vuelta a casa! Debe estar llamando a la policía seguro. — Se llevó una mano contra el pelo, girándose un poco para llevar la vista a la ciudad, aunque en seguida se giró hacia él, negando.— ¿Cómo vas a venir a Londres? Que no. Además no es la primera vez que la rechazo... Solo quería salir de aquí porque no me imaginaba vivir en una misma ciudad donde tú estuvieras y no pudiera ni verte.
— ¡Te llevo a casa! ¡Te llevo a casa ahora...! ¿De verdad te ibas a ir solo por... mí? Porque si aún sigues pensando en aceptar esa beca. De verdad, me iré contigo a donde haga falta.
— Tengo todo lo que quiero aquí. No me iría ni por asomo. Ya no.
· Peter Stark-Strange @spideype
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Sus dotes como detective se habían agudizado desde que el caso a resolver era la mocosa. Jessica apenas podía creer que se vería envuelta en la pesadilla de buscar a un miembro de su familia; a su hija. ¿En qué momento habían ido tan mal las cosas para verse en semejante encrucijada? Apenas había tenido tiempo de asimilar su nueva realidad, lo único que podía hacer era buscar y buscar hasta la desesperación. Un halo de esperanza apareció con el último mensaje. Al principio no supo de qué demonios se trataba, pero tras darle un par de vueltas resultó obvio: una dirección. En la ciudad. Conforme salió del apartamento hizo dos llamadas: a sus hermanos y a Diego. Se las tenían que apañar para llegar allí en menos de quince minutos, o actuaría por su cuenta.
—La tiene ahí dentro. Kilgrave —explicó una vez estuvieron todos. Apenas podía mirar a Brandon a la cara—. No sé lo que vamos a encontrar, pero haceos ya a la idea, no os va a gustar. Tengo un plan, es una mierda, pero no hay tiempo. Tendrá gente que lo proteja, Diego, Scott, ahí entráis vosotros. Esas personas son inocentes, no saben lo que hacen, pero no podéis dejar que nos entorpezcan el camino. Brandon, tú debes ser quien se reúna con Tara. Eres su padre y el que más capacitado está de todos nosotros para...
—No quiero que hagas de cebo para Kilgrave —replicó rápidamente Brandon. —. Jessica, no podré protegerte. Sin embargo, la morena lo tenía claro y sin dar margen a discusiones, forzó la cerradura para dejar que el trío se adentrase escaleras arribas en el ático. Ella, para agilizar la tarea, saltó hasta alcanzar la terraza.
(...)
Kilgrave estaba sentado viendo el televisor, con la mocosa a su lado. Una mueca de frustración adornó su rostro y dejando a un lado lo que avecinaba con ser un ataque de pánico, se dispuso a romper el cristal para irrumpir en escena. Sin embargo, un ruido bastante estruendoso en el pasillo captó la atención del hombre de púrpura, quien rápidamente se levantó. Al llegar al pasillo, se encontró con Diego y Scott. Lo habría hecho también con el telepático de no ser porque Scott reaccionó rápido y empujó a su hermano para esconderlo en una de las habitaciones.
—Vosotros dos, quietos —habló rápidamente Kilgrave— ¿Qué demonios es esto? ¿Por qué habéis irrumpido en mi casa? Responded.
Diego no se vio venir que aquel hombre apareciera tan rápido. El primer instinto de Diego fue acercarse a él para fundirlo a golpetazos. De hecho, sus manos ya se encontraban perfectamente preparadas para ello hasta que su cuerpo se detuvo por completo, llegando incluso a mirarse los pies y hacer algún gesto con la cara como si quisiera tirar de su cuerpo y no pudiera.
— Esto es una misión de rescate, estúpido. Devuélvenos a Tara y muérete después. Te voy a matar.
—Tú cállate —espetó a Scott al ver que despegaba los labios para hablar también—. Misión de rescate, ya veo. Eres un súper héroe bastante peculiar, tengo entendido de que vosotros no matáis, ¿no es así? Ahora entiendo por qué mi Jesse cree que no merece ser una heroína. Bueno, lamento truncar tus planes. Lárgate de aquí, por la ventana. Y tú... Scott, ¿verdad? Ve y dile a tu hermanastro, el mayor, que me lo estoy pasando muy bien con su hija.
Las palabras de aquel hombre hicieron que Diego frunciera el ceño por completo sin llegar a entender lo que estaba pasando. Sin embargo, su orden directa hizo que sus pies comenzaran a dirigirse hacia una de las ventanas del salón.
— No soy un superhéroe.
Protestó Diego en camino a lo que sabía que podría ser su final o una acción fatal. Por mucho que tratar de resistirse, le resultó imposible hacerlo. Lo único que logró fue ralentizar el ritmo de sus pasos, deseando que alguien acabara con todo aquello.
Justo cuando Scott se giró en dirección a la habitación, el ruido del cristal en la terraza llamó la atención de Kilgrave. Desde donde estaba, Jessica no podía ver qué estaba pasando y no estaba dispuesta a esperar a que alguno regresara al salón para comprobar su suerte, por lo que se coló en el interior, dando cara a cara con Tara. Por un segundo la miró en silencio, conteniendo la respiración más que consciente de que hasta ese gesto podía traicionarla y echarse a llorar. Hasta que finalmente no pudo controlar sus instintos y la abrazó con fuerza, sollozando de manera sorda.
—Lo siento —susurró, voz áspera—. Lo siento mucho, Tara. Voy a ponerte a salvo, lo prometo.
Al ver a Jessica no pudo evitar comenzar a llorar y lanzarse a sus brazos con fuerza, hundiendo la cabeza en su hombro aprovechando que por fin tenía a su familia frente a ella ni no a aquel monstruo. Probablemente solo ella podía imaginar la de atrocidades que Kilgrave la había obligado a hacer, aunque al oír sus palabras negó sorbiendo por la nariz.
— No debí irme, ha sido mi culpa.
—Tara, no dejes que me atrape. Pero tampoco le hagas daño. — Dijo el hombre.
La voz tras su cabeza, una vez más por parte de Kilgrave, hizo que soltase a Jessica aún sin dejar de llorar. Su llanto se podía oír desde la planta baja, situándose frente a la detective con el gesto apenado.
— Lo siento, no quiero hacerlo.
Mientras tanto, Diego apareció caminando por la habitación y con la mirada puesta sobre la ventana, completamente sumido en sus pensamientos. En su mente tan solo resonaban las palabras del hombre, haciendo que de un ágil salto se subiera a la repisa de la ventana, dispuesto a saltar en cualquier momento.
— Tengo que salir por la ventana. — murmuró.
—No, escúchame. Nada de esto es tu culpa...
Apenas terminó la frase. No quería dejar sola a Tara en un momento así, pero tampoco podía dejar escapar a Kilgrave, tenía demasiadas cuentas pendientes y confiaba en que Brandon acudiría rápidamente a colosarla. Sin embargo, varios factores intervinieron para que el hombre púrpura escapara con facilidad: Tara impidió a Jessica ir a por él y las palabras de Diego captaron la atención de la morena.
—¿Qué? ¡Diego para!
Diego parecía haber entrado en una especie de bucle del que no saldría hasta que no cumpliera con la orden del destinatario. Al saltar sobre la cornisa, se tambaleó un poco haciendo que estirase los brazos para recuperar el equilibrio. Sus ojos castaños se posaron sobre la caída al vacío y los coches al otro lado, repitiéndose una vez más aquella frase como si se tratara de un mantra. No vio venir a Jessica y por los pelo no se vio precipitado por la fachada del edificio, haciéndolo por el contrario contra la terraza. Giró la cabeza hacia ella tratando de liberarse de su amarre, convencido y con la intención de volver a subirse a la repisa.
— Tengo que salir por la ventana, Jess.
—¡No! Escúchame, tú no quieres hacerlo. Es Kilgrave dentro de ti. Diego... ¡Diego! ¡Para!
Forcejeó con él tratando de no emplear toda su fuerza, consciente de que, en el mejor de los casos, podría romperle algún hueso accidentalmente. Pero en vista de que Diego estaba decidido a cumplir con las órdenes de ese malnacido, no se vio con más opción que golpearle la cabeza y dejarlo inconsciente.
Mientras tanto, Brandon salió de su escondite y corrió desesperado hacia su hija hasta atraparla entre sus brazos, apretando los labios con fuerza aunque igualmente un torrente de lágrimas se hizo paso por su rostro. No podía creer que volviera a tenerla con él. Estaba tan agradecido de tenerla de vuelta que comenzó a besar su pelo una y otra vez.
—Está bien, no tenemos nada que perdonarte. Te queremos. Te quiero más que a nada, solo quiero que vuelvas a casa. Por favor, Tara. La familia Brooks sin ti no es una familia completa. Quédate con nosotros.
Sus brazos por fin la hicieron sentir en casa después de aquel infierno, y terminó derrumbándose frente a él fruto del cúmulo de todos aquellos días.
— Lo siento. — Atinó a decir con dificultad, apretando las manos alrededor del cuerpo de su padre. — No quería irme de verdad. Soy idiota. perdóname, papá.
El telepático, al escucharla llorar de aquel modo, apretó a su hija con más fuerza, sintiendo que todo le temblaba por dentro. A pesar del reencuentro, la situación se le tornó más agria que dulce, culpabilizándose por no haber comprendido antes qué pasaba. Por no haberle hecho entender desde primer momento que todos y cada uno de los Brooks siempre la habían visto como una bendición, no como una amenaza.
—No es tu culpa, no es culpa tuya. Nadie pensaría algo así jamás. —Se separó, agarrándola por los brazos mientras la miraba a los ojos—. Solo queremos que estés bien, eso es todo. Tú no eres responsable de nada de lo que ha pasado. No volveremos a dejarte sola, te lo prometo. Te ayudaremos entre todos a verlo. Te quiero. Te quiero muchísimo.
| Jessica, Kilgrave y Scott @heroesmarginados
Brandon: @brookskala
Diego: @saudadenlosdiasgrises |
#tara#tara brooks#tara x jessica#taraxjessica#brooks#brooksfamily#Brooks family#taraxscott#taraxbrandon#tara x brandon#tara x scott#tara x diego#taraxdiego#x23#kilgrave#taraxkilgrave#tara x kilgrave#tara and kilgrave
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Tras meditarlo solo unos segundos decidió tomar su vieja mochila y cargarla con sus pocas cosas para partir en mitad de la noche y salir de la nueva casa donde se habían establecido. Estaban resultando días difíciles para la chica que, lejos de todo pronóstico, comenzó a imaginar y maquinar quién podría haber hecho daño a su familia, donde las últimas semanas se había sentido un poco fuera de lugar. Bajo una conclusión errónea pero segura de ello, Tara decidió salir convencida de que su huída, sería mejor para todos.
Como si el destino le gritase que aún quedaba esperanza, de la nada, se encontró con una cara que tan bien le sonaba de las últimas semanas. La mocosa le habían asegurado que Jessica la llamaba. Hasta él al principio había creído que la morena detestaba a esa cría, pero conforme más información le llegaba de su espía, más claro lo tenía: hubiese salido de donde hubiese salido esa mocosa, había conquistado el corazón de Jessica. Debía admitir que hasta sentía ciertos celos, ¿por qué él no y ella sí?
Una vez fuera, se adentró en las calles de la ciudad sin saber muy bien a dónde ir. Una voz magnética la hizo detenerse sin pensarlo, comenzando a articular palabra de forma automática al escuchar la pregunta.
—Para, para, no tengas tanta prisa. Dime, ¿a dónde vas?
— No lo sé. Solo estoy huyendo. — Dijo en tono automático, deteniéndose frente a aquel hombre.
Llevaba del brazo a una mala réplica de Jessica, pero lo de aquella niña era diferente, era como ver a su querida de nuevo ante él, con unos años menos, pero ahí estaba igualmente. No se apreciaba a simple vista, pero en cuanto uno se fijaba un poco podía apreciarlo.
—Mírate, eres una delicia. Lo es, ¿verdad que sí?
—Sí —respondió la chica que llevaba consigo.
—¿Todavía sigues aquí? Ah, largo. —Hizo un gesto despectivo con la mano y, sin más, su víctima se marchó, dejándolo a solas con X-23—. Tienes tanto de ella... Esa mirada, tus gestos... Incluso el gusto pésimo por la moda. El pelo me desentona bastante pero, ¡bueno! Nadie es perfecto, salvo yo, quizás. Y el color no está tan mal, aunque quizás habría sido mejor morado... Responde, ¿cómo te llamas? Y no te olvides de sonreír. Quiero comprobar si sonríes como ella.
Una vez más, las palabras emergían sin control alguno con mayor sinceridad que nunca. Se mantuvo en silencio con la mirada clavada sobre Kilgrave, estática, como un soldado.
— Me llamo X-23.
Que la obligase a sonreír era todo un reto. El experimento no solía hacerlo, de hecho se notó en la sonrisa que esbozó de primeras; era forzada y falsa, quizá con tintes de desprecio, aunque poco a poco sus músculos faciales se fueron relajando y lo hizo de una forma sincera, obligándola a entornar levemente los ojos.
—No, ¡no! Tu nombre de heroína no, el real. ¡El de verdad! ¿Sabes qué? Ignóralo, no importa. Tenemos tiempo para averiguarlo.
La mirada del hombre de púrpura se iluminó con el primer atisbo de sonrisa que ofreció, sintiendo su interior gritar de puro éxtasis. No solo eran tal para cual, ¡eran dos gotas de agua! Lo que le llevó a preguntarse, ¿eran familia? A fin de cuentas Jessica tenía dos hermanos, quizás era una de sus odiosos sobrinos. Estaba seguro de que no volvía a sus brazos por su culpa.
—Bueno... Admito que esto no estaba previsto, pero qué hay de la vida sin un poco de aventura, ¿eh? Deja tus planes, ven conmigo. Vamos. —Extendió un brazo hacia ella para que tomara su mano—. Te encanta la comida china. Mañana te compraremos un vestido.
Todo lo que quiso hacer en aquel momento era ir con él, y eso que no le conocía. Si no tuviera aquel efecto sobre ella probablemente le habría clavado sus garras. De hecho, tenía ganas de hacerlo en su fuero interno. Tomó su mano en cuanto este se la tendió, girando la cabeza hacia él. Ni siquiera sabía lo que era la comida china, pero le encantaba, estaba claro y convencida de ello.
— Me encanta la comida china. — Repitió después, aunque frunció levemente el ceño. — ¿Un vestido por qué? No me gustan los vestidos. Y se notaba. Su ropa tenía algunos agujeros y sus vaqueros se encontraban claramente rotos y desgastados, por no hablar de las zapatillas de deporte, haciendo de su conjunto algo cómodo para ella. La mano libre se aferró con fuerza a la mochila que llevaba, dejándose llevar por aquel hombre y lamentándose interiormente haber salido de la escuela en el momento en el que sus palabras se entrecruzaron con el hombre de morado.
—Oh vamos, no puedo permitirme el lujo de dejarme ver con... Ni siquiera tengo palabras para describirlo. ¿Un atentado estético? Entiéndelo, la gente espera cierto nivel de mí y ahora tú estás conmigo. ¡Es nuestro deber social! ¿Sabes qué? A partir de mañana vestirás como a mi me plazca y no discutirás sobre ello.
— Vale, me pondré lo que tú me digas y no te discutiré.
(...)
—Bien, lamento que hayas tenido que presenciar esto. Quiero decir, ¿desde cuándo se ha puesto tan de moda la comida italiana? No importa, olvidemos este asunto y centrémonos en ti. Quiero que me hables sobre ti. Responde, ¿de dónde vienes? ¿Cómo llegaste hasta la vida de mi querida Jesse? No te dejes ningún detalle. Se sentó frente a él con una postura bastante acomodada típica en ella, apoyada sobre su propia mano y mirando el plato mientras movía uno de los cubiertos. Una vez más, una pregunta que le formulaba que pretendía responder y que no pudo debido a sus órdenes.
— Me escapé de un laboratorio y me dieron una dirección a la que ir que se suponía que iba a ser mi sitio seguro y nadie me iba a encontrar allí. Aunque yo creo que lo harán en algún momento y por eso me he escapado. No quiero que les pase nada a las personas que me importan. — Presionó los labios con el ceño ligeramente fruncido. No quería seguir hablando y mucho menos de ella, pero la realidad era que no podía dejar de hacerlo. — Jesse es mi tía. Y tampoco quiero que le pase nada a ella. Porque la quiero y me importa. Y mataría por ella. También le robo algunas camisetas y me ha regalado una de sus cámaras. Se me da bien hacer fotos. Me ha enseñado muchas cosas.
—Un laboratorio. Woah, vaya. Y yo que creía que la experimentación con humanos pasó de moda allá por los setenta, eres toda una vintage. Me gusta, lo retro vuelve a estar al día. —Por supuesto no mostró empatía alguna, ni siquiera cuándo él sabía lo que era vivir algo así. Se trataba de un rasgo perdido hacía ya demasiados años—. Suerte que has dado conmigo, ¿ah? Una chica sola por las calles de esta ciudad... De locos, ¿no te parece? Te quedarás conmigo. Estaremos juntos siempre. Al menos hasta que tu adorada tía Jess se entere. Vendrá, sin remedio alguno. Ya lo verás.
Esbozó una sonrisa demencial mientras tamborileaba los dedos contra la mesa, terminando por coger la carta y, por supuesto, elegir la cena para los dos. Con Kilgrave el libre albedrío no era una opción, ni siquiera en los detalles más insignificantes. Iba a hacer todo lo que quisiera con esa renacuaja.
Estaremos juntos para siempre... Aquella frase le hizo tragar saliva de forma notable en silencio, sintiendo que el peso del mundo caía sobre sus hombros al igual que el sentimiento de culpabilidad se apoderaba de ella. El nombre de Jessica en boca de aquel extraño la hacía apretar los puños. Tara no era tonta, y supo parte de sus intenciones en cuanto le descubrió aquella información. Sin embargo, le tuvo que acompañar sin reprochar durante todo el tiempo que estaba con él debido a la orden directa recibida.
| Tara Brooks + Kilgrave @heroesmarginados |
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It's all a damn lie.
Poco usual en Jessica, descolgó el teléfono y llamó a su hermano mayor. Ni siquiera se había limpiado las manchas de sangre del pelo o la cara, tampoco se había cambiado de ropa. Todo había dejado de importar desde que llegó a su vivienda.
—¿Jessica? ¿Eres tú? ¿Ocurre algo?
La alarmada voz de su hermano la hizo alzar la mirada hacia el reloj de pared que tenía sobre el escritorio: más de las tres de la mañana. Razón de sobra para alertar a cualquiera, incluso cuando se trataba de ella, una persona que vivía más durante la noche que por el día. Era consciente de que debía decir algo, cuanto antes mejor, pero las palabras se atragantaron en su garganta.
—Jess… ¿Es él? ¿Te ha hecho daño? Dime algo, lo que sea. Por favor, Jessica.
La detective apretó los labios y tensó la mandíbula, consciente de que un torrente de lágrimas se avecinaba y trataba de ponerle remedio. No solo quería impedir que Brandon la oyese y asustarle, mostrarse débil ante alguien por mucho que fuese de su familia, sino que también se sentía egoísta. Él ya tenía suficiente y había sido a la única persona a la que había recurrido nada más conocer la noticia. Una noticia que, quizás y solo quizás, no tenía por qué ser tan descorazonadora como se le antojaba en ese momento.
Inconscientemente desvió la mirada hacia los documentos robados en Verizon Company, en un área clandestina donde había encontrado experimentos ilegales con humanos. Maldito Luke, maldito encargo y maldito trabajo. Esos archivos habían cambiado su vida para siempre.
Incapaz de afrontar los hechos, Jessica se dejó caer sobre el suelo, apoyada contra el escritorio mientras finalmente varias lágrimas caían a traición por sus mejillas. Necesitaba con urgencia una botella de alcohol y a la vez era consciente de que nada acallaría sus demonios esa noche.
“Sujeto X-23, creado mediante la combinación genética de Weapon-X y el paciente 3013, Jessica Brooks Jones.”
Habían robado su genética cuando apenas era una niña que se debatía entre la vida y la muerte. La habían torturado, manipulado y usado como sujeto de experimento. No era mutante. No llevaba el gen x por las venas. No era igual que su hermano. No era capaz de recordar nada.
Sin embargo, aquello parecía significar nada en comparación a un hecho mucho más grande y abrumador. Un deseo profundo que no se había atrevido a manifestar en voz alta, y ahora que se había hecho realidad la atemorizaba:
Tara Brooks era su hija.
—Es una maldita mentira, Brandon —respondió por fin, voz derrotada—. Todo es una maldita mentira.
| Menciones: Tara Brooks y Wolverine; @the-x-pack . Horizon Labs (Verizon Company): @xxxmystique . Brandon Brooks: @brookskala |
#Tara#Tara Brooks#x-23#weapon-x#jessicajones#Brooks#Brooks family#brooksfamily#Logan#Wolverine#Tara x Jessica#taraxjessica#x23
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El tiempo no corría para aquel hombre. Se había visto sometido a numerosos experimentos y vivencias que le habían hecho olvidar prácticamente toda su vida desde que entró en aquel laboratorio a excepción de algunos datos, y no es que le tuvieran precisamente muy despierto allí debido a su peligrosidad. El tanque en el que se encontraba sumergido y las agujas en su cuerpo comenzaron a provocar en él que despertase, también gracias a la alarma que estaba sonando y que informaba de un problema fuera. Era su oportunidad para escapar.
Su cuerpo considerablemente mejorado en cuanto a fuerza y otros aspectos, comenzó a ejercer presión contra aquellos aparatos hasta que consiguió soltarse y levantarse, dejando que un grito ensordecedor enmudeciera a los presentes. La alarma comenzó a sonar aún más fuerte, y Logan saltó del tanque de agua completamente desnudo para acercarse a las personas que había en aquella habitación, clavando sus garras y arrastrándolas por sus entrañas hasta acabar con sus vidas.
Cuando la puerta se abrió, había conseguido aniquilar a todos los allí presentes salvo a uno que se dispuso a dispararle, acertando de lleno en su cabeza. Sin embargo, la herida que provocó dejó ver un metal que protegía a su cráneo y su piel cerrándose con rapidez. Solo un gesto bastó para despegar la cabeza del cuerpo de aquel hombre con sus garras, centrando esta vez toda su atención sobre Jessica.
No parecía de las personas que trabajaban allí, pero en aquel momento Logan era como un animal herido; tremendamente peligroso. Se acercó a ella sin esconder sus garras y con el gesto completamente malhumorado. Más bien parecía acechar a su presa y, clavando una de sus garras sobre el metal de la puerta, lo rasgó y la lanzó a unos metros de ellos por si se atrevía a volver a cerrarla. Quería salir de allí. Y estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para escapar.
Estaba claro que acababa de joderla como pocas veces en su vida y no tenía puñetera idea de cómo arreglar el destrozo sin acabar con un agujero de bala en plena cabeza. Lo peor del asunto era que ni por esas pudo evitar fijarse en que estaba bastante bueno. Si no fuese por las altas posibilidades de morir no le importaría pasar más de una noche con él.
—Eh, eh, eh, Tarzán sin taparrabos, no sé qué cojones han hecho aquí dentro contigo, ¿y te soy sincera? Me importa un bledo. ¿Te han jodido? Bienvenido al maldito club, pero te acabo de sacar de ahí dentro. No seas gilipollas y muerdas la mano que te ha dado... ¿Pero qué coño?
Ni siquiera reaccionó para sobresaltarse cuando arrancó la puerta de cuajo y la lanzó con la misma facilidad que ella lo habría hecho, incluso la sensación de peligro contra su persona se había esfumado. En su lugar, su mirada se quedó anclada en las garras metálicas mientras un nombre asaltaba inmediatamente su cabeza: Tara. La puta mocosa.
—¿X-23? —Alzó la mirada hacia sus ojos, con gesto de desconcierto—. ¿Eres familia de la mocosa? ¿Habéis nacido aquí los dos? Escucha, no te conviene matarme, no me estoy marcando un farol. Baja esa puta mierda. Bueno, no la bajes, pero no la uses contra mí, hostias.
Cuando se encontró lo suficientemente cerca, alzó una de sus garras en dirección a ella, aunque se detuvo a escasos milímetros de su piel al escuchar el nombre de la niña. Esa palabra fue la que le hizo que aquel gesto cesara al igual que sus intenciones de atacarla. Sintió cómo su corazón comenzaba a latir con fuerza.
— ¿Dónde está X-23? — Pronunció de forma tajante. Su tono y expresiones demostraban que aquel hombre no se estaba marcando un farol tampoco. — Dónde está la niña. ¿La tienes tú? Como le haya pasado algo...— Voy a matarlos a todos. —Al menos sigo sin ser un colador —habló, consciente de que su expresión la había delatado. Sin embargo, al escuchar su amenaza frunció el ceño de mala gana—. ¿Te parezco alguien que trabaja aquí, pecho lobo? La puta mocosa está bien. De nada. Si quieres saber más, sácanos de aquí.
No tenía grandes intenciones de responder demasiadas preguntas sobre Tara o dónde se encontraba. Sin embargo, si conseguía tantear lo suficiente el terreno, y en vista del indudable parentesco, estaba dispuesta a barajar la opción de contarle todo aquello a su sobrina y que ella decidiera por sí misma.
—¿Tenemos trato o no? Te instaría a pensarlo bien, pero no tenemos tiempo y, de paso, los bares no cierran tan tarde. No quisiera volver a la ciudad y encontrarme todo cerrado. En el fondo, Logan sabía que era la única forma de encontrar a X-23, y aunque no lo fuera, al menos tenía una pista que la conduciría a ella. Asintió una sola vez sin pronunciar palabra alguna y aquel gesto de mala gana, pasando por el lado de Jessica hasta dirigirse hacia una de las paredes.
Una vez en ella, apoyó ligeramente la cabeza sobre esta, como si así pudiera escuchar lo que había tras ella. Tuvo que cerrar los ojos y tomar aire despacio. Permaneció unos segundos en aquella postura hasta que tras alejarse unos metros, hizo emerger sus garras de nuevo para rajar la pared de seguridad como si estuviera cortando papel. Tras el grosor del metal, se encontraba una pared de ladrillos que daba directamente a la calle.
— Quiero a X-23 viva. Es un trato. Si no, te encontraré.
| Logan -Wolverine- + Jessica Jones @heroesmarginados |
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You are the gift that I ran straight to.
Después de dar una vuelta por la casa para buscar a su hija y ver que no estaba, acabó saliendo al jardín donde se la encontró sobre el suelo llorando. Sin pensarlo se acercó a ella, bastante sobresaltado, y la abrazó corriendo.
—Gwen, Gwen, ¿Qué pasa? ¿Qué ocurre? ¿Estás bien?
Se quitó la sudadera para echársela por encima al notar lo helada que estaba, completamente preocupado al ver que no era capaz de hablar en ese momento por culpa del llanto, pero lejos de presionarla, decidió darle unos segundos para que intentase serenarse por sí misma.
—Está bien, está bien, tranquila. Podemos esperar, ¿vale? No hay prisa. Tómate el tiempo que necesites.
—Peter me ha dejado —le dijo en cuanto posó las pupilas sobre él. Tenía las mejillas, nariz y ojos completamente rojos e hinchados.
—¿Qué…? ¿Por qué? No… Lo siento mucho corazón. De verdad.
—No lo sé. Dice que tenemos que tomar caminos diferentes. Se le ha ido la pinza. Se ha ido hasta de casa.
La miró con un gesto entristecido y volvió a abrazarla con fuerza por unos segundos más, hasta que decidió ayudarla a ponerse en pie y entrar a la casa antes de que se pusiera enferma por culpa del frío. Una vez allí, guió a Gwen hasta el sofá para dejar que se sentara y él mismo se acuclilló frente a ella para quedar cara a cara mientras hablaban.
—Quizás… Quizás tengas razón y ha perdido la cabeza. Pero es un chico listo y sensato, a lo mejor solo son unos días malos en los que se toman malas decisiones. Volverá —pronunció pasados unos segundos, aunque ni el propio Scott estaba demasiado convencido de sus palabras.
La noche anterior había sabido por boca de Audrey que Peter se había marchado de casa, ahora se arrepentía de habérselo ocultado a Gwen para protegerla y que se hubiera tenido que enterar de todo del peor modo posible.
—No le has visto —respondió ella, moviendo una de sus piernas, negando y girando un poco la cabeza hacia uno de los lados para evitar mirarle directamente aún con los ojos llorosos.
Sin tardar, Scott posó una mano sobre la pierna de su hija y la frotó con cariño, haciendo que se detuviera tan pronto como había empezado.
—No, tienes razón, no le he visto —coincidió—. Y posiblemente cualquier cosa que te diga ahora mismo no te servirá de nada. Ya lo sé de sobra. Pero Gwen, corazón, no estás sola, ¿recuerdas? Pase lo que pase, por muy doloroso que sea, yo estoy aquí.
—Pensaba que el destino nos estaba dando una segunda oportunidad.
—No lo sé Gwen, el destino es caprichoso a veces. —Le dio un toquecito sobre las manos a ver si conseguía que lo mirase—. Pero también nos ha dado otras oportunidades a los dos, ¿verdad?
Tras oírle, la chica sorbió por la nariz intentando controlar su respiración y el agujero tan inmenso que sentía en su interior, levantando la cabeza para secarse las mejillas mientras le miraba. Asintió despacio al entender lo que quería decirle, sin tardar mucho más en lanzarse sobre él para abrazarse con fuerza a su cuerpo durante unos segundos hasta que se separó bajando la cabeza.
—Perdón, ya está, ya paro. Hemos perdido nuestra casa y a muchos amigos, y tenido que separarnos de la familia. No necesitas más cargas ahora mismo. No quiero ser una carga añadida papá. Estaré bien. —Sin tardar, se puso en pie ayudándose del sofá mientras se apartaba el pelo de la cara.
—Pero esa es la cuestión, no lo eres. —Al igual que ella, Scott se terminó por poner en pie, brazos extendidos y negando—. Gwen, yo decidí. Podría haber dicho: no, es una responsabilidad muy grande, estoy bien como estoy. Pero no lo hice. ¿Sabes por qué? Porque es lo que he querido toda mi vida, y lo que no he podido tener. Y nada más verte aquel día, cuando apareciste por la escuela, y saber que eras una hija sin un padre y yo un padre sin una hija, lo supe. Supe que eras tú a quien había esperado toda mi vida. No eres una carga añadida, eres el regalo al que yo corrí directo.
Las palabras de su padre la pillaron con la guardia baja, así que sus ojos volvieron a inundarse de lágrimas mientras asentía.
—Tú también has sido uno de los mayores regalos que han podido darme nunca.
—Entonces no te vayas. Estoy aquí, justo a tu lado. Y quiero estar aquí. No me eches a parte porque crees que es demasiado. ¿No ves que será peor? Para ti y para mí. No… No puedo hablar por los demás, ¿vale? No sé si mañana seguirán aquí el resto. No… Siento tener que decirte que ni siquiera estoy seguro de lo que he dicho antes sobre Peter. No lo sé, no tengo ese poder. Sólo sé que, pase lo que pase, tú siempre me vas a tener. Siempre Gwen. Y que si me dejas a parte se me va a romper el corazón a mí. Pero sin presiones ahora con eso.
Dejó caer los brazos mientras la miraba con una mueca tristona tras ese discurso, sacudiendo un poco la cabeza con cierto agobio al no saber cómo hacer para que se sintiera mejor.
—Déjame ayudarte, por favor. Si no es por ti, hazlo por mí —agregó de últimas.
—No pienso dejarte. —Negó al oírle, alzando la cabeza y la mirada hacia él mientras daba un paso para acercarse—. Lo siento es que ahora mismo… Ahora… No sé qué pensar. Ni qué hacer. No quiero. No puedo. —Empezó hacerse un lío al hablar dejando varios segundos entre unas palabras y otras, y haciendo movimientos con las manos, hasta que terminó por cerrar los ojos y respirar hondo—. No te voy a alejar de mí. Es eso lo que quería decir.
Mientras Gwen había tratado de hallar las palabras exactas para seguir hablando, Scott, lejos de presionarla para que se diera prisa, simplemente asintió, más que consciente de lo que era sentirse así. Además de que ya sabía lo que pretendía decirle.
Pero en cuanto terminó de hablar, saldó la distancia entre ambos y la rodeó de nuevo entre sus brazos.
—Saldremos juntos de esta. Te lo prometo.
| Scott Lang + Gwen “Stacy” Lang; @the-x-pack |
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The haunted house • (Parte lV y Final)
“WELCOME TO THE LOSERS CLUB… ASSHOLE!”
Un grito sordo emanó de la garganta de Anakin al sentir unos brazos rodeando su cuello; su tío se había convertido en un espeluznante payaso que amenazaba con comérselo, literalmente. Completamente paralizado y con el corazón latiendo con fuerza, no podía evitar derramar varias lágrimas mientras veía su vida pasar ante sus ojos.
Ante la grotesca imagen y lejos de imaginarse el peligro, Tara dejó ver sus garras tanto en sus manos como en sus pies para dirigirse al monstruo y cargar contra él.
—¡SUELTA A MI AMIGO!
Dirigió el filo de adamantiumba la rodilla ajena para hacerle desfallecer y subirse de un salto a su espalda. Anakin, que fue capaz de reaccionar al fin tras escuchar la voz de su tía, encorvó los dedos en dirección al payaso para activar su mutación. En seguida atrajo la energía de varios de los objetos de la sala, lanzándole varias tablas de madera con la intención de herirle.
Las garras del sujeto 23 detuvieron a Pennywise en su intento de devorar al adolescente, teniendo que soltar una mano en torno a él para golpear a la chica y empujarla unos metros atrás. Poco más pudo hacer cuando las tablas de madera impactaron contra sí con tal fuerza.
Justo en ese momento, Ralph, Dustin y Cao, llegaron a la planta baja, observando con horror la escena.
—Me cago en la puta…
Dustin, demasiado asustado, no pudo reaccionar salvo para dar vueltas sobre sí mismo, tratando de localizar a cada miembro del grupo, sin saber realmente para qué.
El payaso, que en la caída hacia atrás se había roto el cuello, se levantó como si nada y tras hacerlo crujir, volvió a colocarlo. Sus ojos se posaron directamente en Ralph y Cao, quienes habían desmontado en minutos el truco utilizado escaleras arriba.
—¿Esto no es real? ¿No soy lo suficientemente real para vosotros? —De primeras, su tono de voz fue lastimero, en sus siguientes palabras, sonó más animado—. Porque ha sido real para los niños desaparecidos.
Soltó una carcajada y mostró una fila de dientes afilados mientras corría hacia ambos. Sin embargo, tras todo el griterío, Jyn despertó a tiempo de ver cómo eso iba directo a por su tío y uno de sus amigos, por lo que, a pesar de tener uno de los brazos dislocados, se levantó y agarró la barra de hierro que Ralph aún portaba, clavándola con todas sus fuerzas en mitad de la cara del payaso.
—Coged… Coged… ¡Coged a Ani! ¡Rápido! —gritó Ralph, corriendo en dirección al aludido para cargarlo por los brazos y arrastrarlo hacia la puerta.
—Encontraremos la manera de acabar contigo —le dijo Cao, sorprendentemente casi sin miedo aunque sonaba más convencido y confiado de lo que realmente se sentía—. Welcome to the Losers club, asshole.
Aprovechando su momento vulnerable y haciendo uso de todo lo que había aprendido en sus años dando kárate, cogió impulso y le dio una buena patada en la cara, echándolo hacia atrás. Corrió hacia la entrada de la casa detrás del resto y cuando salió, cerró la puerta por si acaso.
Ante el grupo unido y el hecho de que algunos de ellos se sobrepusieron al miedo, a Pennywise no le quedó más remedio salvo retirarse, retrocediendo hacia la oscuridad de una de las puertas.
No importaba, si dividía al grupo vencería. Y Dustin podía ser la clave para ello.
| @brookskala ; @byersbrothersrol ; @the-x-pack ; @dustko ; @renegadx |
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The haunted house • (Parte lll)
“TASTY, TASTY, BEAUTIFUL FEAR.”
El tirón por parte de Jyn en los brazos de Ani y Tara hizo que ambos comenzasen a correr junto a ella. Anakin observaba con horror las manchas que se trazaban en la pared simulando sangre, sintiendo un escalofrío en su columna vertebral que le dejó completamente paralizado.
Tara, dispuesta a replicar hasta que sintió que el suelo cedía en sus pies, cayó y dejó escapar un quejido una vez en el suelo. Una de las tablas de madera destrozadas acababa de atravesar su pierna. Ani consiguió amortiguar la caída cayendo justo encima de su tía. Cuando el chico vio su pierna, empezó a gritar, consiguiendo que Tara le pegase un guantazo para que se callase.
—La próxima irá a una zona sensible —pronunció de mala gana mientras se sacaba la madera de la pierna de un tirón, comenzando su herida a cerrarse.
Ani tragó saliva y comenzó a tantear un poco el suelo en busca de su hermana con el gesto totalmente descompuesto.
—Jyn, Jyn. ¿Estás bien? ¿Dónde estás?
Jyn se había golpeado contra la mesa. Había aguantado consciente hasta que comprobó que se había fracturado el brazo, momento en el que acabó por desmayarse. Ni siquiera los gritos de su hermano consiguieron despertarla.
Con el caos reinante, en un principio Anakin y Tara no se dieron cuenta de que el suelo estaba lleno de papeles que caían desde el techo como si de lluvia se tratase. Carteles de socorro con las fotos de Kala y Ralph Seniors abarcando casi todo el folio. “¿Has visto a estas personas? Necesitamos desesperados vuestra ayuda.” Las fechas indicaban que habían desaparecido ese mismo día.
La lluvia de papeles hizo que Ani girase sobre sí mismo completamente desorientado. Algo en su interior le gritaba que no podía ser real, pero en el momento en el que le cayó uno sobre la cara con la foto de su madre, su corazón se aceleró. Para generar más tensión al adolescente, los gritos de socorro de su madre inundaron la estancia. Segundos después, la imagen de un Ralph Brooks adulto, completamente demacrado y apaleado, apareció a través de unos barrotes.
—Creía que vendrías a salvarnos, Ani —murmuró, con tono decepcionado. Los gritos de Kala volvieron a sonar—. La están matando y tú no haces nada. Solo eres un niño asustado.
—¡Os salvaré, te lo prometo! ¡No sabía que estabais ahí! —balbuceó con lágrimas en los ojos, teniendo que llevarse las manos a los oídos ante los gritos de su madre.
Tara no se percató de lo que estaba sucediendo hasta que no escuchó a Anakin y cuando se agachó para tomar uno de los carteles, la voz de su hermano hizo que se girase con rapidez en su dirección con el gesto horrorizado.
—Ralph, ¿estás bien? Apártate, voy a sacarte de ahí —pronunció, mucho más entera que su sobrino—. Voy a matarlos a todos. Apártate.
En cuanto consiguió una reacción tanto de Anakin como de Tara, la imagen de Ralph se quedó inmóvil. Su gesto cambió, seguía siendo él, pero una expresión oscura y turbia se adueñó de sus facciones, como si algo maligno se hubiera apoderado del mutante.
—Morirás si lo intentas —respondió.
Su piel comenzó a corroerse, como si el paso del tiempo hiciera estragos en un cadáver y se acelerase el proceso de descomposición, llenándolo de pústulas y larvas, incluso segregaba líquido de las heridas. Cuando por fin volvió a abrir los labios, una risotada emanó de de su garganta, a medio camino de entre lo cómico y lo espeluznante.
Los brazos de Ralph se retorcieron como si fueran de goma y comenzaron a alargarse a una velocidad vertiginosa en dirección a Koda, hasta agarrar su cuello. Donde segundos atrás estaba su tío, ahora se encontraba la figura de un payaso de aspecto diabólico. Pegó un tirón y lo pegó contra él, los barrotes habían desaparecido.
—Sabroso, sabroso, encantador miedo —murmuró con voz gutural, dejando caer un chorreón de saliva sobre el chico.
Con una sonrisa macabra, miró de reojo a Tara, como si la invitase a presenciar el espectáculo. Su rostro se desformó, sacando del interior de su boca filas y filas de dientes extremadamente alargados y afilados. Era hora de hacer flotar a Anakin Koda.
| @renegadx ; @the-x-pack ; @brookskala
Suceso simultaneo: https://bit.ly/2KnJACp |
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The haunted house • “Help us!” ( Parte l )
Aprovechando el buen tiempo y el fin de semana, Dustin organizó una salida junto a Cao y Ralph, con la esperanza de no experimentar un nuevo suceso traumático. Por supuesto, a última hora, Jyn se había sumado al plan.
Parecía que todo iba sobre ruedas, literalmente, pues se encontraban deambulando por las calles de la ciudad en bicicleta, hasta que, sin previo aviso, el walkie de Ralph sonó dentro de su mochila. El chico paró para cogerlo y escuchar el mensaje.
—Ralph al habla, te recibo. Cambio. —No tardaron en oírse los gritos de su hermana al otro lado—. Tara, ¡Tara! ¿Qué ocurre? Cálmate, ¿quieres? ¿Qué pasa?
Jyn observó la escena con recelo y se alejó unos metros de su tío para que no bloquease sus capacidades telepáticas y ver qué ocurría. Sin embargo, lejos de escuchar los pensamientos de Tara, hasta ella llegó la voz de su hermano.
“Jyn. Jyn, concéntrate. Deja de pensar dónde tengo escondidos mis cereales, esto es urgente. ¡JYN! Necesito ayuda. Estoy con Tara. ¡¡NOS ESTÁN ATACANDO!! ¡UN PUTO PAYASO! ¡Minowa Jyn! ¡¡AYUDA!! Deberíamos estar cantando Girls just want to have fun junto a un batido de chocolate y ahora mismo en mi cabeza solo suena The final countdown. Jyn, si me oyes diles a papá y a mamá que os quiero.”
—¡Están en peligro! Anakin está con Tara —anunció corriendo la pelirroja, yendo directa a Dustin para subirse en la bicicleta—. Están a las afueras. Cerca de esa casa abandonada donde van todos los yonkis. Creo que hay un… ¿Chiflado disfrazado de…? ¿Qué? ¡Daos prisa! ¡Necesitan ayudan! ¡VAMOS!
—Conozco un atajo, ¡seguidme! —gritó Cao, cambiando el rumbo para acortar camino.
Tanto Ralph como Dustin no dudaron un segundo en seguir la dirección tomada por Cao, llegando el grupo en cuestión de minutos. Jyn, completamente aterrada por lo que pudiera pasar a su hermano, bajó de la bicicleta de su amigo y echó a correr hacia el interior de la casa sin pensar en nada más.
—¡ANI! ¡ANAKIN KODA! ¡DÉJATE DE CANCIONES! ¡Como te hayas muerto le digo a mamá que te resucite y luego te mato!
Ralph observó con cierto horror a la pelirroja, quien no tenía ni idea de a qué estaba a punto de enfrentarse, siendo él junto a Dustin y Cao los únicos que tenían una mínima idea de qué iba todo aquello.
—No podemos separarnos —dijo rápidamente—. Nos necesitan y todos los niños desaparecidos estaban solos. La clave es estar juntos aunque… Manteneos a unos metros de mí.
Miró a ambos chicos con un gesto asustado, pero decidido. Tenía un número reducido de amigos, tanto que podía contarlos con los dedos de una mano, y su hermana estaba ahí dentro; echarse para atrás no era una opción. Así que tras coger un hierro oxidado de la verja, se adentró junto a los chicos, orientándose por los gritos para encontrar al resto del grupo.
Decidido, Cao imitó a Ralph y cogió un trozo de madera del suelo que le serviría de arma. Tenía miedo y sabía que tenían un porcentaje alto de probabilidades de que no volviese a ver la luz del día, pero intentó autoconvencerse del hecho de que si habían ganado una vez, podrían volver a hacerlo. La familiar sensación de que algo iba a salir muy mal lo inundó enseguida, pero se apañó para seguir avanzando palo en mano.
—¡Suéltame! ¡QUE LE VOY A ENSEÑAR A ESE TÍO QUIÉN ES X-23! ¡QUE ME DEJES PINCHARLO! QUIERO PINCHAR A ESE TÍO. SUÉLTAME ANAKIN.
—No me hagas hacerte daño Tara Brooks. No vas a pinchar a nadie. Ni eres un hombre lobo ni estás en París. ¡Guarda eso! —Al oír a su hermana en la lejanía, Ani alzó la mirada hacia la planta superior con el gesto brevemente iluminado, comenzando a correr mientras seguía su voz—. ¡JYN! ESTAMOS AQUÍ.
En cuanto se reunieron, Jyn abrazó torpemente a su hermano, abrumada por el sentimiento de pánico que parecía al borde de dominarlo. Lo cual, a su vez, hacía que ella se asustara más. ¿No se suponía que él era el mayor y el que debía de mantener la calma? Estaba claro que lo que acababa de pasar era algo muy gordo. Más de lo que ninguno podía augurar.
Segundos después, el trío restante entraba en escena.
—¿Estáis bien? —preguntó rápidamente Cao. Le extrañaba que aún no tuviesen un solo rasguño.
Fue entonces cuando notó que el ambiente se volvía más frío y oscuro, y eso sólo significaba una cosa. Volvió a alzar su palo, agarrándolo como si le fuese la vida en ello y no tardó en ver cómo las esquinas de las paredes empezaban a inundarse de sangre, como si estuviese cayéndoles un tsunami rojo encima.
—Tenemos que irnos. Ya —aseguró Ralph, quien a duras penas reprimía el impulso de correr hacia su hermana—. Ya os lo explicaremos luego pero estamos en…
No terminó de hablar cuando se percató él también de las manchas carmesíes que empezaron a inundar las paredes, y lo que era peor, iban corrompiendo todo a su paso como si de ácido se tratasen. Sino se iban ya todos lo iban a lamentar.
—Mierda… ¡Ani! ¡Corre!
La primera reacción de Jyn fue agarrar a su hermano del brazo y tirar de él con todas sus fuerzas, haciendo lo propio con Tara al ser la más cercana a ella.
Nada más alcanzar el pasillo, las puertas que los separaban del resto del grupo se cerraron a cal y canto y el suelo bajo sus pies cedió, haciendo que los tres se colaran por el hueco y cayeran hacia la planta baja.
Al mismo tiempo, en la habitación donde Cao, Dustin y Ralph se habían quedado encerrados, se dibujó un mensaje distinto en cada puerta: NOT SCARY AT ALL, SCARY, VERY SCARY.
| @renegadx ; @the-x-pack ; @dustko ; @brookskala ; @byersdustin |
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“Tal vez no existen los buenos y los malos amigos; tal vez sólo hay amigos, gente que nos apoya cuando sufrimos y que nos ayuda a no sentirnos tan solos. Tal vez siempre vale la pena sentir miedo y esperanzas, y vivir por ellos. Tal vez también valga la pena morir por ellos, si así debe ser. No hay buenos amigos ni malos amigos, sólo personas con las que uno quiere estar, necesita estar; gente que ha construido su casa en nuestro corazón.”
— IT.
| @byersdustin ; @dustko ; @renegadx ; @brookskala ; @the-x-pack |
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🐺 Tara Brooks, antes conocida como X-23 o Arma X.
🐺 Fue nacida y criada en los Laboratorios Horizon @brookskala con el fin de ser utilizada como un arma.
🐺 Su padre biológico es Logan, conocido como Wolverine, del que heredó la mayor parte de sus habilidades más destacadas. Cree que ha fallecido. De su madre biológica no se tienen registros conocidos.
🐺 Fue liberada por uno de los trabajadores de Horizon — Friday @xxmystique — tras ver el horror y la crueldad con la que estaban siendo tratados los experimentos allí. Gracias a esta persona, Tara pudo tener una vida normal y la encontró al llegar a la escuela de mutantes de Brandon Brooks.
🐺 Su llegada no fue fácil para ella debido a lo que cargaba en sus espaldas de aquel horrible lugar, pero gracias a las personas que integran a la familia Brooks, Lang y Jones, ahora empieza a sentirse como en casa.
🐺 Fue Brandon @brookskala quien decidió darle un nombre y hacerse cargo de ella, pasando así a ser Tara Brooks.
🐺 Sus habilidades son:
— Garras de adamantium. Este material permite cortar prácticamente todo como si fuera una hoja de papel.
— Renegeración, permitiendo así recuperarse de heridas graves en cuestión de segundos y también retrasar su envejecimiento.
— Tiene cubierto su esqueleto del mismo metal, por lo que le otorga otras habilidades por ejemplo inmunidad a algunos poderes telepáticos, como es la sugestión, control mental o la dificultad o imposibilidad de acceder a sus pensamientos y recuerdos.
— Vuelo.
— Fuerza, sentidos, velocidad y resistencia sobrehumanas.
— Experta combatiente en cuerpo a cuerpo.
— Algunas de sus habilidades aún se encuentran en desarrollo.
🐺 Aún está terminado de adaptarse al mundo como lo conocemos. Le cuesta estudiar así como leer y otras actividades cotidianas, sobre todo aquellas en las que hay que ser paciente o concentrarse.
🐺 Los lugares con mucho ruido, mucha gente o luces que parpadean la hacen recordar a algunas situaciones vividas en los laboratorios haciendo que entre en un estado de estrés y ansiedad donde casi no puede medir lo que dice o hace, llegando a volverse incluso agresiva.
🐺 Tiene miedo de que la encuentren y eso la va a llevar a tomar decisiones erróneas.
🐺 Siente que la que más la entiende es Jessica Jones porque son muy parecidas en cuanto a forma de ser, por eso hace que choquen tanto. @heroesmarginados
🐺 Su carácter es agridulce. No suele ser muy simpática y es bastante bruta a la hora de hacer o decir las cosas. Suele querer solucionarlo todo a base de golpes, aunque a veces aflora la vena infantil que nunca jamás ha podido desarrollar, sobre todo cuando está junto a su padre adoptivo.
🐺 Avatares: Maisie Williams, Katherine Langford (compartida) y Dafne Keen.
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Gwen Lang.
—¿Podemos hablar un momento? Solo un momentito. Te prometo que luego te dejo estar con tus amigos.
—¡Hola papá! Claro, dime.
—Bueno, pues… quería regalarte algo por tu graduación y no sabía muy bien qué y… Pues…
Sacó de los bolsillos de la chaqueta unos papeles que se le habían arrugado, así que trató de alisarlos con las manos, visiblemente nervioso.
—No sé… No sé si cuenta como regaló. Y si no quieres no lo firmes. Tú no lo firmes si no quieres pero… si lo haces… Podrías empezar a llamarte Gwen Lang.
Al verle, Gwen frunció el ceño al no entender muy bien qué le decía hasta que vio los papeles. Hizo un pequeño puchero mientras sus ojos se inundaban en lágrimas, terminando por sonreír.
Sin decir nada, abrió su bolso con un sobre donde también estaban los papeles de la adopción y se los tendió.
—Quería hacértelo como regalo hoy yo también. Parece que hemos pensado lo mismo. —Rió de forma nerviosa antes de que varias lágrimas recorrieran sus mejillas.
Al ver su gesto, Scott arrugó la nariz con un gesto enternecido mientras trataba de contener las lágrimas, aunque todos sus intentos se fueron al traste y comenzó a llorar al ver que habían tenido la misma idea. En lugar de darle el bolígrafo, sin poder hablar, la atrapó entre sus brazos y la rodeó con fuerza, dejando un beso en lo alto de su cabeza.
—Gwen Lang suena genial.
—Muy genial —coincidió Scott—. Uf, voy a llenarlo todo de borrones pero… Allá va.
Se inclinó contra el respaldo de la silla y rápidamente firmó, completamente de los nervios, antes de cederle el bolígrafo a la rubia.
Cuando ella cogió el bolígrafo, le temblaba un poco el pulso, pero se apoyó también en el respaldar de la silla para firmar, girando la cabeza hacia él para mirarle.
En cuanto vio los papeles firmados, el hombre sintió como el corazón le daba un vuelco dentro del pecho, tomando consciencia de golpe de que era legalmente el padre de Gwen. Sin poder evitarlo se le inundaron los ojos de lágrimas otra vez.
—Es el día más feliz de mi vida.
—También es uno de los más felices de la mía. Créeme. —Sonrió de forma amplia mientras pasaban una de sus manos por sus mejillas con cuidado—. Gracias por dame una familia aquí.
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❝Nature made me a Freak. Man made me a Weapon. And God made it last too long❞.
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