tell-me-cora

[tell-me-cora]

— Yo soy Cora.— Se presentó sonriente.— Voy a sonar como una perra en celo, pero no importa... ¿Haces ejercicio? E-es que tu pecho...— Bajó la mirada, avergonzada. 

Sonrió ante el comentario de la chica -No tengo frío, pero para evitar que me des la tuya me pondré algo- se dirigió al armario para agarrar una -Listo, soy Kazuto, ¿Y tu eres?-

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—Y yo con un rubio que está loco, espía por las puertas y se cree muy fuerte e inteligente cuando solo es un tonto que no debe tener ni siquiera medio amigo en su casa.—Esbozó una sonrisa cargada de sarcasmo.

Entrecerró los ojos, mirándola. No se inmutó mientras la oía exclamar de ésa manera y se encogió de hombros antes de rodar los ojos.— Éso hacía. —murmuró entre dientes mientras se daba media vuelta.— Muchas personas en ésta casa y vine a toparme con la más voluble de todas —murmuró más para sí mientras enfilaba hacia el pasillo.

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Se levantó de la cama, furiosa.— No tienes que quedarte aquí tampoco, ¿Por qué no te haz ido aún? Ahí está la puerta.— Se acercó a el para indicarle la salida.— Solamente tienes que caminar hasta ahí e irte a buscar a nadie en otro lugar.— Sonrió sarcásticamente. 

─frunció el ceño y resopló antes de rodar sus ojos y volver la vista hacia la chica, que se sentaba en su cama.─ No tienes que ser tan dramática, niña.

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—Podría ser, aunque no entiendo por qué, y menos cómo.— Explicó mientras caminaban.

— Dale — dijo sonriente mientras seguía a la chica — Yo tampoco… ¿Y si controlan nuestros pensamientos? — dijo asustada — Quizás quieren hacernos creer que nos odiamos.

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—¿Te he hecho enojar? Perdón.— Bajó la mirada y se dispuso a volver a hablar, pero se arrepintió al instante. Por lo tanto de su boca solo salió un sonido extraño. Se dio la vuelta y se sentó en la cama.— Siempre tienes que arruinar todo Cora, no puedes hacer nada bien.— Se reprochó con tristeza en un susurro, esperando que el chico no la escuchara.

─ No se llama Nadie, y no es gracioso tu sarcasmo ─se encogió de hombros mirándola.─ Olvídalo ─resopló.─ De todas maneras no tenía ganas de encontrarme con chicas semidesnudas y sarcásticas hoy. ─murmuró entre dientes mientras se daba la vuelta.

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—Soy Cora.— Dijo con los ojos en blanco.— Zoe, ¿Sabes qué pasó exactamente la última semana?

—Muchas gracias— Dije aceptando la manta con una sonrisa. —Zoe, ¿Y el tuyo?—

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—Uuh, ¡me encanta la pasta!— Exclamó feliz y comenzó a dirigirse a la cocina dando saltitos.

—Pasta, creo —replicó, encogiendo un hombro.

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—Lo siento, no tengo. Tenía solo esta muda de ropa, esa está sucia.— Señaló la ropa caída en el piso.— Sí, vamos, tengo hambre.— Aceptó sonriente.— ¿Habremos soñado lo mismo? no lo creo...

— Venía a preguntarte si tenías alguna remera para prestarme y si querías venir a la cocina a comer algo conmigo — de repente recordó algo, estaban las dos peleándose en el suelo, pero no podía unir bien los recuerdos, así que no entendía porque — Yo también recuerdo eso…— añadió confundida.

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—Oh, qué mal. Yo quería conocer a tu amiga Nadie.— Fingió pena.— ¿En dónde la encontrarás? Esa Nadie sabe esconderse muy bien...

─alzó las cejas, mirando a la chica mientras hablaba y sin hacer ninguna otra expresión.─ Te llo dije, no importa. Así que no, no te apures por ayudarme. Ya la encontraré después.

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—No, para nada.—Dijo sonriendo.— Pero tal vez tengas frío. No quiero tener que darte mi camiseta.— Bromeó.

-No te preocupes- la observó detenidamente, no la había visto antes. Al escuchar su pregunta miró a su alrededor por un instante -No lo sé, ¿Te incomoda que no traiga una?-

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—Oh, yo no paso frío. Toma.— Dijo con una sonrisa tendiéndola una manta color azul que estaba doblada sobre la cama. La chica le parecía conocida no solo de verla, y creía que era la primera vez que hablaban.— ¿Cuál es tu nombre?— Preguntó un poco confundida.

—S-si— Dije llevando mi mano a la nuca, temblorosa y avergonzada —Estoy preguntando a todos si tienen una manta de sobra que no usen— Puse una mueca —Por las noches paso mucho frió, pero nadie tiene de sobra.—

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Soltó una risa ante la oferta de la chica.— No creo lucir bien pelirroja.— Negó con la cabeza arrugando la nariz.— Oh, gracias.— Dijo sin poder evitar sonreír. 

No turning back

Le cumplido le sacó una sonrisa e instantáneamente tomó uno de los mechones de su cabello —muchas gracias, si pudiera te ofreciera para prestártelo —ahora era su turno de realizar algún cumplido, cosa que siempre se le hacía difícil aún en las mejores situaciones — tienes bonita sonrisa — le dijo, aun que su voz estaba apenas teñida por un atisbo de cuestionamiento o duda — es contagiosa.

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—Yo soy Cora.— Se presentó amablemente.— Me gusta tu cabello.— Dijo como una niña pequeña, señalando el pelo de la muchacha.— Oh, lo siento, he sonado como una niñita. Perdón.— Soltó una leve carcajada.

No turning back

—No fue nada — decía mientras se incorporaba y sacudía su falda — soy Giselle —sin razón alguna se encogió de hombros —¿y tú?

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—Hola Ashley.— Saludó sonriente.— ¿Necesitas algo o pasaste a saludar?— Torció el cuello un poco y una visión fugaz de una pelea con la rubia se presentó ante sus ojos.— ¿Hemos peleado hace unos días o fue un sueño?— Inquirió algo asustada.

Vió que la puerta de la habitación de Cora estaba entreabierta y como necesitaba ropa ya que la suya estaba sucia se acercó — Tranquila no vi nada — dijo sonriente — Hola, ¿como estás? — añadió mientras le daba un beso en la mejilla.

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—Charlotte, ¿No?— Inquirió intentando recordar el nombre de la chica.— ¿Qué comida?— Preguntó ansiosa, con una sonrisa.

—Cora… —dejó que la más leve de las sonrisas se plasmara en sus labios al verla, pero luego recordó a lo que había venido —. Hay comida abajo, sólo quería avisarte, porque no se quien la hizo y por lo tanto no sé cuanto durará.

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—Estabas buscando a Nadie en mi habitación. Oh, completamente entendible.— Dijo con un toque de sarcasmo y una pequeña sonrisa.— Bueno, creo que Nadie no está aquí. ¿Nadie?— Preguntó volteándose al cuarto, fingiendo buscar a "nadie".— No, no está aquí.— Bromeó.— No hay problema.— Respondió a las últimas palabras del rubio.

Oh… a nadie. No importa. ─hizo una mueca con la boca y se encogió de hombros.─ Siento haberte interrumpido mientras te cambiabas.

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—¿Buscando? ¿A quién?— Preguntó con curiosidad.— Tal vez lo... O la conozca, podría ayudarte.— Sugirió con un encogimiento de hombros.

Había paseado por los cuartos tratando de encontrar el de alguien en particular, aunque no sabía muy bien porqué, realmente quizá era sólo su instinto. Por supuesto, tampoco era algo que admitiría en voz alta y mucho menos a cualquier persona, mucho menos a la persona que buscaba y sin embargo continuó por el pasillo hasta encontrar una puerta abierta, se asomó justo antes de ver a una chica mientras se cambiaba y volvió su mirada al pasillo mientras esta terminaba, para no hacerla aún más incómoda.─ Eh… buscaba a… a alguien. Habitación equivocada, lo siento.