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Nuria 3
Todavía me estaba vistiendo cuando sonó mi teléfono. Fue Nuria. Me puso tan nerviosa que casi se le cae el teléfono de las manos. Cogí el anzuelo y su voz autoritaria me taladró la cabeza. Me dijo que ya estaba en el vestíbulo esperándome y parecía molesta. Lo siento, no sé cuántas veces antes le dije que aún no estaba vestida y le pedí que subiera a la habitación. Unos minutos más tarde llamaron a la puerta y muy nerviosa fui a abrirla. En la puerta estaba Nuria, hermosa con un traje rojo que marcaba su fantástica figura y al mismo tiempo le daba un aire masculino muy atractivo. Me miró de arriba abajo, examinándome abiertamente. Luego se me acercó y me dio dos besos en las mejillas antes de entrar a la habitación. Estaba decepcionado. Había imaginado un reencuentro mucho más apasionado, arrojándonos en los brazos del otro y apoyándonos apasionadamente en su boca. Pero nada de eso pasó, Nuria tuvo una actitud fría y algo distante. Me disculpé nuevamente por no estar listo y le dije que el cliente con el que había estado trabajando esa mañana me había retenido más de lo esperado, sin decirle claramente lo que realmente había sucedido con él, y cómo había ido directamente a su oficina desde el incidente. En tren había necesitado ducharme y cambiarme de ropa para salir con ella. Nuria volvió a examinarme entero con la mirada -No te preocupes no importa. Giro de vuelta. Bueno, creo que valió la pena esperar unos minutos. Estás preciosa, pero ese sujetador no se pega nada con esa blusa, quítatelo, mejor te vas sin nada. -Gracias. Respondí con la voz quebrada y sin decir nada más me desabotoné la blusa para obedecerla y me quité el sostén. Mientras lo hacía, a Nuria no se le escapaba ningún detalle de mis senos que hacía que mis pezones se endurecieran como piedras. -Entonces es mucho mejor. Tienes unos senos bonitos y no hay razón para ocultar lo bello. Me sentí muy halagado. Siempre he tenido cierto complejo con mis senos porque los considero pequeños y aunque habían crecido desde el embarazo de mi hija y con la lactancia, no los consideraba espectaculares, por lo que los halagos de Nuria me hicieron muy feliz. -Gracias, me alegro que te gusten aunque sean un poco pequeños. Me pinto los labios y nos vamos. -Dije yendo al baño y poniéndome frente al espejo para pintarme la boca. Nuria se acercó por detrás de ella y agarrando ambos senos con las manos, los acarició mientras besaba mi cuello y me susurraba al oído. -Son el tamaño perfecto. Solo al que me gusta acariciarlos con mis manos. Te deseo mucho, Flor. Me volví para besarla pero ella, poniendo un dedo en mis labios, me detuvo. -Aún no. Sé que tú también me quieres, pero esperar lo hará más maravilloso cuando suceda. Estarás excitado durante mucho tiempo incluso antes de que puedas desahogarte y me aseguraré de que disfrutes de esa emoción cada minuto. Confía en mí. -Lo haré Nuria. Confío en ti completamente. Por supuesto que confiaba en ella y no solo confiaba en ella, estaba completamente seducido y entregado a su voluntad. La tremenda humedad que se apoderó de mi coño fue prueba de ello. Seguiría a esa mujer a donde quisiera llevarme sin cuestionarla ni un segundo.
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Nuria 2
Paré un taxi y salí de la oficina del cliente sin bragas y todavía con el semen goteando por mis muslos. En el ascensor me lavé lo mejor que pude con una toallita húmeda del que siempre llevo un paquete en mi bolso junto con los condones. Tuve el tiempo justo para llegar al hotel, ducharme y prepararme antes de que Nuria viniera a recogerme. El viaje en taxi hasta el hotel también fue algo violento. Mi falda era tan corta y estrecha que no me permitía cruzar las piernas y aunque intenté cerrarlas, no estoy acostumbrado a hacerlo ya que mi Maestro me lo ha prohibido, así que en cuanto descuidé las tuve abiertas de par en par. Ofreciendo al taxista una hermosa vista de mi coño mojado y semen goteando. El tipo no dejaba de mirar el espejo retrovisor e incluso lo movía para ver mejor mi entrepierna. De vez en cuando alcanzaba su polla y la tocaba unos segundos por encima de sus pantalones, hasta que no podía soportarlo más y hablaba. -Una mañana conmovida por lo que veo. -Dijo sarcásticamente. No tenía la cabeza para conversar mucho, así que decidí ser franco y terminar la charla lo antes posible. -Tienes razón. Soy una puta y el cliente después de follarme se ha quedado con mis bragas y además no me ha dejado ni limpiar porque vino su mujer. Ahora tengo otro cliente esperándome en ese hotel y por eso tengo tanta prisa. Si no fuera por las prisas que tengo, me lo chupo a cambio de que no me cobre el viaje, pero si quiere, como le gusta mirar, puedo abrir las piernas del todo y darme un dedo para ti, que dices? -Trato hecho. Inmediatamente me subí la falda y abrí las piernas para darle al taxista la mejor vista posible y puse dos dedos en mi coño. Las moví lentamente para que el hombre pudiera ver bien cómo me masturbaba. También comencé a gemir para darle al dedo un poco más de verdad, aunque al principio eran un poco falsos, poco a poco se volvieron más reales a medida que calentaba. Noté como mis dedos movían el semen del cliente dentro del coño y eso me emocionó. Los saqué y me los metí en la boca para chuparlos coincidiendo con una de las miradas del taxista. Los saboreé con deleite antes de volver a meterlos en mi coño. -Me encanta el sabor del semen.-le dije con picardía al taxista. Si te hubiera chupado, me hubiera tragado toda tu leche. Es algo que me vuelve loco y además tiene mucha proteína. He probado tantos que puedo distinguir el gusto de mis clientes habituales, así como el de mi proxeneta y mi marido. El tipo no podía dejar de agitarlo y entre eso y las miradas en el espejo retrovisor temía que tuviéramos un accidente pero no había opción para detener eso. -¿Y a tu marido no le importa si eres una puta y te pasas el día follando con otros hombres? -Mi marido me quiere y sabe lo mucho que me gusta follar y es consciente de que no puede atender todas mis necesidades, por eso deja que mi amante me prostituya y disfruto del mejor sexo. También le encanta ser cornudo. -Mierda, ve con la putita. Me sorprendes. Te voy a dar mi tarjeta y siempre que necesites un taxi, llámame. No te voy a cobrar si de verdad me haces una de esas mamadas. -Por mi preciosa puta En ese momento me escapé y él no pudo continuar la frase. Sospecho que había venido antes porque cuando me entregó la tarjeta su mano tenía un olor muy característico.
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Nuria 1
Llegué temprano a Barcelona y rápidamente tomé un taxi para ir a la oficina del cliente. Quería terminar de trabajar con él lo antes posible y tener algo de tiempo para prepararme antes de que Nuria me recogiera para almorzar. Desde que hablamos por teléfono para encontrarnos la tarde anterior, estaba muy nerviosa. Desde que la conocí hace unas semanas, gracias a Álvaro, había pensado muchas veces en ella y en la forma en que me había dominado sin siquiera darme cuenta. Soy una sumisa experimentada, ya sabes, además de Julio he estado con muchas dominantes que me ha regalado mi dueño o con las que me ha compartido y siempre he sido consciente de que fui yo quien me sometió a las mías. libre albedrío, pero con Nuria todo sucedió sin que yo apenas me diera cuenta. Su forma un tanto desagradable de tratarme al principio, su voz autoritaria pero calidad al mismo tiempo, su forma de hacer que Álvaro me excite y me posea y luego me tenga a su merced para darle todo el placer que ella pedía ... en la cena. conversando, descubrí a una mujer culta, sensible y segura de sí misma que sabe lo que quiere en todo momento. En resumen, estoy fascinado y subyugado de manera similar a como lo hizo Julio en su día. Tenía muchas ganas de verla, pero por otro lado temía que la "magia" que había entre nosotros esa noche hubiera desaparecido. Por eso quería ser tremendamente bella a la hora de presentarme de nuevo ante ella y someterme al escrutinio de su profunda y bella mirada. El cliente que ya me conocía bastante y estaba acostumbrado a mis servicios, notó que estaba distraído y me preguntó varias veces qué me pasaba, a lo que obviamente respondí con respuestas evasivas. Lo peor llegó cuando quiso reservar para que comiéramos juntos. La idea de él como otras veces era llevarme a comer y luego pasar la tarde conmigo en un hotel. Cuando le dije que no podía porque tenía otro compromiso, se molestó mucho a pesar de que no me lo dijo abiertamente. Su reacción al levantarse con rabia para cerrar la puerta del despacho y decirme que me arrodille para chuparle la polla. Obediente, sabiendo lo enojado que estaba, me arrodillé sumisamente y le desabroché la cintura para bajarle los pantalones y quitarle la polla. Una vez en mi mano, lo miré dócilmente a los ojos y comencé a besar la punta de su pene ya darle pequeñas lamidas en la zona del frenillo al mismo tiempo que mi mano tiraba toda la piel hacia atrás. Con besos y lamidas fue creciendo poco a poco y cuando estaba semiduro me la metí en la boca y lo estaba acariciando todo con mi lengua. Sin dejar de mirarlo a los ojos se lo meto todo en la garganta mientras con la lengua fuera lamiendo sus bolas. El chico gruñía de satisfacción cada vez que mis labios chocaban con su abdomen y me decía lo puta y buena chupadora que era. Cuando estuvo muy duro me agarró violentamente por el cabello obligándome a levantarme. Me doy la vuelta haciéndome descansar mi pecho sobre su mesa y él levantó mi falda hasta su cintura. Luego me dio dos nalgadas con la palma de su mano y, poniendo mis manos entre mis bragas, me las quitó. Luego me los metió en la boca diciéndome -Esto es para que mis empleados no se enteren como vienes mientras te reviento el coño de puta. Tosdos sabe lo puta que eres y que te follo cada vez que vienes pero no se trata de ponerlos cachondos con tu puta gritona ¿no crees? Sacudí la cabeza sin poder decir nada con mis propias bragas en la boca mientras el chico deslizaba su dura polla hacia arriba y hacia abajo entre mis labios. Como siempre me pasa su violencia, lejos de molestarme, hizo que mi coño comenzara a destilar grandes cantidades de fluidos. La visión de mi coño mojándose es un poleo para el cliente, que no duda en meterlo y comenzar con un rápido y poderoso empujón hacia adentro y hacia afuera. - ¿De verdad te gusta la puta? Eres una de esas perras a las que les gusta que las follen duro, ¿verdad? Bueno, te voy a romper el coño con mi polla. Esta vez vas a disfrutar de la belleza de tu puta. Voy a matarte. Entre sus palabras obscenas y su polla entrando y saliendo salvajemente de mi coño, no pude evitar tener un orgasmo tremendo que hizo que todo mi cuerpo temblara. Esto estimuló aún más los deseos del hombre que agarró mi cabello y lo estiró para poder follarme aún más fuerte. Unos minutos después volví a correr, agarrando de nuevo su polla con los espasmos que el orgasmo provocaba en mi vagina. El chico estaba loco - Ahora se lo voy a poner por la puta. Me va a encantar abrirte ese precioso orificio con mi polla. Verás que te gustará aún más. Empecé a negar con la cabeza con fuerza y dejé de colaborar en la follada parando el movimiento de mis caderas. El sorprendido me quitó las bragas de la boca para hacerlo hablar -¿Qué pasa perra? ¿Porque paraste? -No me lo puedes meter por el culo. Eso es algo exclusivo de Julio. Él no está de acuerdo y si tú lo haces, estará muy cabreado contigo. -Veremos a esa perra. Tendrá que decírmelo él mismo. Sin sacar su polla de mi coño, extendí la mano y tomé el teléfono que estaba al lado de la mesa donde me estaba follando. Después de un par de minutos lo escuché hablar por la terminal. -Hola. Si, soy yo. No pasa nada. Si estoy aquí con tu puta. Me la estoy follando. Sí, muy bien, la puta ya ha venido dos veces pero me dice que no se lo puedo meter por el culo ... Vale, vale, no pasa nada. Seguiré follándole el coño, está bien, no hay problema, solo que me hubiera gustado, si tal vez más tarde, vale, vale. El hombre colgó y tirándome fuerte del cabello me dijo -Esta vez no voy a follar tu culo de puta. Tu jefe no quiso darme ese placer pero lo negociaré con él y la próxima vez no te librarás de él, puta. Todavía no había sacado su polla de mi coño y era incluso más difícil que antes si era posible. Me folló duro de nuevo, pero esta vez en lugar de tirar de mi largo cabello puso sus manos debajo de mi blusa agarrando mis pezones. El tío empezó a retorcerlos con fuerza mientras me daba una tremenda polla. El dolor tiene un poderoso efecto afrodisíaco en mí, así que encadené dos orgasmos más seguidos y esta vez el hombre ya no pudo contenerse bajo la presión de mi vagina y se corrió dentro de mí.
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