#yo digo que me alce como si yo fuera pesada
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Yo sé que antes yo decía que nunca saldría con uno del gimnasio, pero que ganas de estarse comiendo un mamado del gimnasio. Jesucristo, que me alce.
#yo digo que me alce como si yo fuera pesada#cualquier chiquito me alza#que me alce tipo bench press pa comerme la qk ayyyyy#pensamientos pecaminosos#demás que me va a venir perdón
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The Dazzlings
CAPITULO 15: DE ACUERDO AL PLAN
Sinceramente no sé cómo sentirme, todo ha pasado tan rápido que mi mente no deja procesarlo completamente, mi corazón latía a mil por hora al ver la repentina reacción de Adagio, no podía moverme ¿esto se debía al terror que me provocaba ella? Pensarlo era estúpido, a cualquier persona se le parecía extraño de que una chica como yo se haya dejado manipular de nuevo por ella, esta vez era diferente, todo por ese cristal rosado, fue una mala idea confiar en ese objeto, que pésima idea fue independizarnos por un objeto poderoso, de nuevo…
La rubia fue muy lejos esta vez, no podía oponerme la idea de matar, no lo tenía ni previsto, la manera de cómo moría la gente era horrible: sus gritos de agonía, en cómo se trataban de escapar, como protegían a sus familiares tales como sus abuelos, sus hermanos, incluso como los padres lo hacían con sus hijos, Sonata y yo fuimos rápido a la caja fuerte, lo odiaba pero tuve que asesinar a personas inocentes que trataban de detenernos y dispare a todas las cámaras del lugar, esto a ordenes de Adagio, notaba a cada minuto que la chica de color celeste se contenía las lágrimas, era más que obvio por su cuerpo, que estaba temblando mucho.
La abrace un poco, le decía que todo estaría bien, ella decidió seguir con esto a pesar de que sufría hacerlo tanto como yo, ella pondría los 4 dígitos de la bomba para abrir la bóveda.
Ahora estoy en frente de este pobre hombre, tenía la mirada perdida, parecía que me temía, vi como sus lágrimas comenzaron a salir, recorriendo sus mejillas, el intento apretar el botón debajo de su escritorio, lamentablemente no se lo permití, tuve que dispararle con la escopeta, me traumaba como sus sesos de dispersaban a mi alrededor a causa de la bala.
Esto me causaba impotencia, no era justo lo que ellos sufrían, no tenían nada que ver en esto y tuvimos que matarlos, en frente de mi veía los distintos cadáveres, como si campo de guerra se tratase.
Adagio vigilaba toda la zona como si fuera un lobo en busca de su presa, esa maniática ha asesinado a todos sin piedad alguna, quería decirle que ya no tiene caso, que todos estaban muertos, pero fue grande mi sorpresa al ver a un pequeño niño escabulléndose por los cadáveres.
La rubia lo nota al instante, el infante tuvo que hacerse el muerto para pasar desapercibido, mi corazón se partía en dos al verlo así y en como Adagio lo miraba sin mover ni un musculo, vi con claridad que tenía mucho miedo, posiblemente estaba buscando a su madre, esto por supuesto, sin obtener buenos resultados.
Si hubiera podido hacer algo, lo ayudaría a escapar, pero mi hermana de cabello celeste me llamo:
-por favor ayúdame Aria, estas bolsas están muy pesadas- grita ella, claro que quería mi ayuda, el dinero que nos íbamos a llevar era demasiado.
Decidí ir hacia ella, entrando a la bóveda, al ver todo el dinero que se encontraba ahí me sorprendía de tal manera que lo veía hermoso, empecé a ayudar a Sonata, poniendo cada billete en las bolsas, hasta tuve que tirarlas todas al suelo para que cayeran justo ahí.
500,000, 1,000,000... no podría creer la máxima cantidad que teníamos: 2 millones de dólares, ya todo estaba listo, alce con todas mis fuerzas una bolsa repleta de una parte del dinero. Eran pesadas, pero a estas alturas no puedo quejarme.
Un grito desgarrador se escuchó por todo el lugar, eso me alarmo así que fui a ver la causa de esto, ahí entendí muy bien lo que pasaba, la escena era aterradora y grotesca ¿a que limite hemos llegado?
La rubia había atravesado la cabeza de una señora que parecía ser la madre del pequeño, utilizando un tubo de metal, le había roto el cráneo, sentía ganas de vomitar al observar el cuerpo moribundo de la madre, con su sangre expandiéndose por todo el lugar.
Me impresionaba en como Adagio no tenía remordimiento en hacer lo que hace, eso sin duda me hacía hervir la sangre, jamás fuimos así: dominaríamos el mundo y listo, ni siquiera pensábamos en matar a nadie, solo controlarlas, estaba en desacuerdo con esas malditas ideales que tenía la rubia.
Ella se quitó la máscara ante el niño, se le vería una cara de total asombro, el cerro los ojos de repente, apretándolos, parecía que estaba aterrorizado, no quería morir.
¿Qué diablos cree que hace? ¿Acaso lo va a asesinar? No soportaría verlo, esto ha llegado demasiado lejos, solté las bolsas llenas de dinero y sin pensarlo 2 veces corrí hacia ellos, cubriendo al niño.
Adagio me miro confundida, el niño solo se sorprendió el hecho de que le estaba protegiendo, solo se limitó a esconderse más a mis espaldas.
-apártate del camino Aria- me lo decía ella de manera seria, sus pupilas me mantenían nerviosa pero no podría dejarme vencer, seguí manteniéndome firme.
-no me quitare, no puedes matar a un pobre niño que perdió a su madre por tu culpa- le digo, mirándola con enojo, la estaba encarándola. -no somos así ¿me escuchaste? -se lo digo, quitándome la máscara ante ella, mostrando que no le tengo miedo.
El niño tras de mi estaba impresionado, supongo que eso le dio esperanza a su vida. En cambio, Adagio solo me miraba fríamente.
- ¿De verdad te estas preocupando por esa mujer? – preguntaba en un tono serio, para después darse una carcajada. -su vida no vale nada, ninguna de estas personas vale la pena para salvarlas, ni siquiera la vida de ese mocoso. -decía con una larga sonrisa siniestra mientras me miraba con esas pupilas rosadas.
Era increíble la forma de cómo me decía cada palabra, ¿cómo es posible que ella se comporte así?, estaba decidida en salvar al pequeño.
-si lo quieres… tendrás que pasar sobre mí... te guste o no-se lo digo, manteniendo mi posición ante de ella, mirándola de cara frente a frente.
- ¿así es como son las cosas? Es curioso, antes eras ruda y no tenías sentimientos hacia otras personas, ahora te volviste como Sonata- dice de manera fría.
No pude reaccionar a tiempo, debido a que la rubia se lanzó hacia mí rápidamente, empezando a apretar fuerte mi cuello, me costaba mucho respirar, intenté apartar sus manos de mi garganta, pero era imposible ya que me impedía hacer otro movimiento, para mi suerte, pude golpearla en la mejilla a puño cerrado.
Logre apartarla de mi dándole una fuerte patada en el estómago, ella por supuesto no se lo tomaría bien, reaccionado con un fuerte golpe en mi cara, seguido por otro más fuerte, intente devolverle el ataque, sin embargo, lo logro esquivar completamente, dándome un fuerte rodillazo en el estómago provocando que me sacara el aire.
Sin perder el tiempo, me agarro la nuca para después azotarme de manera brutal la cara contra uno de los mostradores del banco. Simplemente no paraba de hacerlo, no cabía duda que me intentaba matar.
Era imposible hacer algo a estas alturas, solo deseaba que ese niño aprovechara la situación para poder escapar, algo que realmente hizo, eso lo comprobé cuando lo alcance a mirar.
-ya basta Adagio, detente! - grita Sonata, agarrándola por la espalda, intentando alejarla de mi lo más que pueda.
Adagio entre suspiros descubre que el niño abría la puerta del banco, eso la hizo enojar más, sacando el arma y disparándole en las dos piernas.
Sus fuertes gritos de dolor eran desgarradores, intente moverme para detenerla, no importa si sentía gotas de sangre caer frenéticamente de mis fosas nasales, le implore que no lo haga, cuando decidí hacer mi ultimo esfuerzo, sin embargo, Sonata me detuvo, parecía asustada, posiblemente no quería que recibiera otra golpiza, lamentablemente tuve que ver la escena con impotencia.
Adagio agarro fuerte al pobre niño con fuerza, el intento escapar golpeándola y apartando su cara, pero fue en vano, de manera inesperada la rubia le clava los pulgares en sus globos oculares, haciendo que salpicara mucha sangre, sus gritos eran de un sufrimiento puro, desgarradores a mas no poder, tanto Sonata como yo estábamos aterradas, la forma de cómo lo alzaba, ayudándose con sus pulgares clavándose profundamente en los ojos del infante, el golpeaba con todas sus fuerzas para liberarse aunque estuviera sufriendo, tuvo que calmarlo por la fuerza, azotándolo contra las paredes y el suelo, las fuerzas del pequeño decaían poco a poco, pensé que lo dejaría ahí, estaba muy equivocada, cuando ya no tuvo fuerzas, lo lanzo fuerte al suelo y lo aplasto con su pie, rompiéndole su frágil cráneo.
Mi hermana de cabello celeste dio pasos hacia atrás, su cara era de completo terror, trataba de no llorar.
Yo, en cambio, estaba enojada, odiaba lo que había visto, más cuando ella sonrió de satisfacción mientras la sangre de su cráneo se extendía por todo el suelo.
La rubia suspiraba varias veces por el cansancio, de ahí todas escuchamos un sonido extraño: eran las sirenas de policías, anunciando su llegada.
No sabíamos que hacer, Adagio tuvo que tomar su liderazgo al máximo, se acerco a mi y me miro con odio.
-esta es la ultima vez que te lo digo... si vuelves a hacer una estupidez como esa, despídete de tu maldita vida, de todos modos, nadie recordara tu maldita existencia- lo decía de manera fría, aunque no se quita esa sonrisa en el rostro, sin duda era odioso.
No le respondí, solo la miré seria, eso duro segundos hasta que nos ordenó salir rápido con las bolsas de dinero, para después irse afuera.
Escuche a Sonata dando lentos pasos hacia mí, poniendo su mano en mi codo, tratando de ayudarme.
- ¿está bien Aria? Lamento que no lo pudieras salvar- dijo ella, triste por o que acaba de presenciar.
-estoy bien... – le mentí al respecto, limpiando la sangre que cubría mi boca y nariz. -esa hija de puta ya no es mi hermana- dije fríamente.
Las dos fuimos por las bolsas de dinero y salimos del lugar, ya no había vuelta atrás.
No debimos confiarnos de ese cristal, ahora tenemos que pagar por nuestros pecados, no, eso sería patético, quise decir los pecados que una persona cometió, un demonio despiadado de poder y obsesión.
Su nombre era Adagio Dazzle…
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