#yamesientodespejar

[circo-de-letras-blog]

Cuando encuentro algo viejo, como de dos años atrás como mínimo, lo primero que hago es olerlo, obviamente luego estornudo; polvo acumulado más mi severo caso de alergia definitivamente no son condiciones para apreciar las cosas marcadas por el tiempo. Aunque también estaría la opción de solo mirarlo, lo que sería comerse un chocolate en menos de cinco minutos solo porque tenía hambre, y no un antojo. Ahhh, los antojos. Que delicia sentir el desespero de querer algo: morder a alguien suavemente en el cuello, comerse un pirulin, arroparse, comer azucar, escribir, dibujar, bueno y así. Pero aparte del censor en el cerebro que nos indica que queremos algo, esta la morfina, la que nos llena de placer cuando lo logramos. Un cuasi orgasmo de satisfacción y placer que invade todo por un magnifico instante, prolongado después por los recuerdos. Y es que la vida no seria nada sin antojos y recuerdos. Porque este segundo vendría siendo en realidad un amplificador del primero, por la constante comparación que se frecuenta hacer incluso si solo se piensa, le da mayor grado a cualquier cosa con respecto a casi cualquier reacción solo recordar que la vez presente fue incluso mejor que la ultima vez. Y eso es lo necesario para conservar bien hasta una relacion: hacerlo mejor que la vez anterior. Como todo tiene su contraparte, pero ahora mismo estoy tan feliz que será cuando recuerde este momento en que se me antojó escribir, que les diga cómo veo la contraluz de este preciso instante de autocomplacencia.