#ya me alargue perdoname mocha

[prufd]

No puede ocultar la risa cuando lo escucha, quizás y aquella era la edad en la que debía bajar tinder y no en sus casi treinta años, eso lo hizo todavía más gracioso " eso estaría bien, si no fuera porque el señor Davis esta casado, o eso tenía entendido " con la diestra se tapa la boca para ocultar la risa, pues lo único que esta consiguiendo contrario es hacerla reír. " ¿Amén? " Prudence nunca se caracterizo por ser religiosa, ni su propia madre le inculto tales creencias, había vuelto a conectar con ese lado ahora que había vuelto al pueblo y su abuela era más devota de lo que la recordaba, trataba de entenderla con tanto tiempo libre, y a punto de responderle es que su atención se desvía " ok, eso no se escucha como algo apasionado, seguro a alguien ya le dio un paro cardiaco " y dicho eso, con expresión preocupada se adelanta un par de pasos para gritar el nombre del mayor " !Señor Davis, soy Prudence, no se muera, la ayuda va en camino! " ambas manos sobre su boca de manera que se pueda amplificar el sonido. Y luego de un par de segundos sin respuesta su mirada fue a dar con el pelinegro una vez más; es la pregunta la que llamo su atención " mi abuelo se llamaba Michael pero ya falleció " una lastima, el padre de su progenitor había muerto joven " Ah- " paro en seco " hablas del señor Davis, se llama James y es más escurridizo de lo que parece, eso y que yo soy pésima niñera " retomo caminata con calma, en su expresión se deja ver una mueca. Si el adverso supiera como ha andando detrás del señor, era agotador, sin embargo su sonrisa no iba a flaquear " ¿y la tuya cómo se llama? la señora, la novia del señor Davis "

‘ ¿oh? ’ de repente, algo parece hacer sentido para leo. ‘ así que el tinder geriátrico ya está puesto en marcha ’ dice casi para sí, un asunto con el que estaban bromeando en el grupo de auxiliares del laberinto. ‘ el amor es para todas las edades, por doscientos cincuenta dólares disfrutarán de una cita magnífica en el interior ’ asiente en lo que se cruza de brazos, era el plan perfecto para conseguir propina. 

¿padre? ‘ no, que yo sepa no tengo hijos perdidos ’ espera. ‘ no, no ’ era otro tipo de padre. ‘ mi padre es sacerdote, yo sólo soy un simple creyente ’ suspira con algo de gracia. ‘ así es, ’ se aclara la garganta, listo para recitar con un toque solemne: ‘ no niegues un favor a quien te lo pida, si en tu mano está el hacerlo ’

bueno, que haya caído del cielo es una posibilidad, pero los gritos del interior le irrumpen en la conversación. ‘ va, vamos ’ le hace un gesto con la cabeza para encaminarse al interior. ‘ ��y cómo se llama tu abuelo? ’