#volkacio week
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watefvck · 1 year ago
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— álbum de fotos
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• drabble
• Día 6
⊹ 𐚁̸. . . 📷 . . .𐚁̸ ⊹
Aprovechando que su pareja se fue temprano a trabajar, Horacio se toma su tiempo para limpiar la casa.
La mansión fue un completo desorden los últimos días, en especial el cuarto de los dos. La habitación parecía más un armario enorme que un dormitorio, algo que les suele pasar a causa de estar apretados con su horario laboral.
Una vez guarda la ropa en el closet procede a barrer todo el suelo.
Cuando le toca limpiar por abajo de la cama, inclina un poco sus rodillas y pasa el escobillón por debajo de esta, asegurándose de no dejar ni una pizca de suciedad.
Mientras barre, siente a través de la escoba que ha empujado un objeto. Esto le deja confundido, él no es de guardar cosas en dicho lugar, a menos que...
Gracias al palo logra sacarlo debajo de la cama. Se trataba de una caja plana de cartón un poco sucia y con una nota pegada.
Al ver que está escrito, se agacha para leerla.
" Regalo para H.
Horacio, si encuentras esto, no lo abras, por favor y gracias.
- V "
Decía claramente la nota, escrita con esa letra que podría reconocer en cualquier parte.
El moreno se ríe por lo bajo.
Cambia su postura, sentándose mejor en el piso mientras toma el paquete en sus manos.
—Ay, ruso, ruso...— dice sonriente, ignorando la advertencia puesta por el nombrado. —Deberías ocultar mejor los...
No pudo terminar su frase cuando ve el contenido.
Dentro de la caja había un libro que en su tapa se titula: "17 meses contigo".
—¿Qué... es esto?— habla susurrando y a los pocos segundos decide abrirlo.
El libro en realidad se trataba de un álbum, y no de uno cualquiera, este estaba lleno de imágenes de él junto al ruso.
Fotos suyas que se habían tomado en diferentes ocasiones, pero todas guardando esos preciados momentos hasta el día de hoy.
Pasa página tras página, mirando cada una de las fotos a detalle.
Así continuó hasta llegar a la última en donde, debajo de una escritura, se encontraba un pequeño sobre pegado.
Aquel párrafo decía:
" Todo esto y mucho más hemos vivido. Muchas gracias por brindarme todos estos momentos, los más hermosos que tuve durante mi viaje en vida. Tanto en las buenas como en las malas, sé que podré confiar en ti, al igual que tú confías en mi. Sin ti nada sería lo mismo, y espero tener muchas más aventuras a tu lado. Es por eso que quiero preguntarte, Horacio, ¿quieres ser la persona que me acompañe durante el resto del viaje? "
Cuando termina abre el sobre y saca su contenido, siendo un anillo dorado.
Ahogando un suspiro se mantiene en silencio, experimentando la marea de sentimientos que ese regalo le trajo.
Sus pensamientos se mezclaban entre sí, hasta que a lo lejos escucha a su amado llamándole desde la planta baja.
Sobresaltado guarda todo en su lugar y desliza la caja cerrada debajo de la cama, volviendo nuevamente a su sitio.
—Ah, Horacio, ahí estás.— le escucha mientras se pone de pie, levanta la mirada y ve como su novio se acerca hasta él. —Pensé que... ¿Horacio, estás bien?
El mayor cambió su voz animada a una más preocupada cuando le ve, dejándole confundido.
—Si... ¿por qué lo dices?
—Tienes la cara y ojos húmedos, ¿qué pasó?
El de cresta pasa la mano sobre su rostro, enterándose que efectivamente lágrimas salieron sin avisar.
—Ah, no lo había notado.— responde con una sonrisa nerviosa, secándose el rostro y párpados con las muñecas. —Estoy bien.
—¿Estás seguro?— apoya ambas manos sobre sus mejillas con delicadeza, sin dejar de preocuparse por él. —¿Quieres hablar sobre eso?
—Tranquilo, no pasa nada, solo...— enfoca su vista en esos ojos grises. Era inevitable pensar que el hombre frente suyo, a quien tanto ama y valora, haya hecho un regalo tan hermoso con una propuesta preciosa.
Porque al igual que él, también deseaba pasar el resto de sus días a su lado.
Sin dudarlo roba un apasionado beso a su pareja, quien sorprendido lo recibió con gusto.
Al cabo de unos segundos el moreno le abrazó con fuerza y continuó su frase. —... te amo demasiado.
—Yo también, Horacio, te quiero mucho.— responde el contrario en un susurro.
Así se mantuvieron por unos instantes hasta que el de cresta rompe la cercanía, y secándose las últimas lágrimas que le quedaban dice:
—Prepararé la cena.
—¿Quieres que te ayude?— pregunta observando como está por retirarse del cuarto.
—No hace falta. Ah, por cierto, Viktor.— se detiene en la puerta y le mira desde allí. Viendo que tiene toda su atención, muestra una expresión divertida antes de soltar. —Deberías esconder mejor las cosas para la próxima.
Con una sonrisa sale del cuarto dejando confundido al ruso, quien minutos después de pensarlo, se sintió el más bobo del planeta por no hacerle caso a su instinto y haber guardado el regalo en ese lugar.
𖧧 fin ˚̣̣̣͙
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serrannitto · 4 years ago
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Me inspiré un poco en el primer día de la volkacio week <3
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watefvck · 1 year ago
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— quiero cuidarte
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• drabble
• Día 3
⊹ 𐚁̸. . . 🩹 . . .𐚁̸ ⊹
No estaba en sus planes volver a Los Santos, esa ciudad repleta de sufrimiento y malos recuerdos para él.
Pero la llamada de aquel viejo conocido y un leve presentimiento en el pecho fueron la razón de su regreso.
Está aquí por él, está aquí por Horacio.
Grande fue su sorpresa al enterarse que ese alumno con cresta ahora es el director de toda una facción. En ese momento reflexionó de cuánto habían cambiado las cosas desde la última vez, y a pesar de todo, agradecía que el chico conservara esa luz interna que siempre vió en él.
Horacio es un gran jefe, lo ha comprobado gracias a los operativos que realizan juntos. Pero su forma de proteger al equipo, poniéndose en frente antes de que dañen a los suyos, es algo que le preocupaba bastante.
Era algo de esperar conociendo su historia, más aún así le es difícil de asimilar.
Aquel pensamiento constante no le dejaba dormir. Estaba reavivando ese vínculo que creyó perdido con la única persona que logró conectar, y pensar en el peligro al que siempre está expuesto es aterrador.
Fue en uno de esos operativos que sintió con más fuerza su temor.
La misión marchaba bien hasta que un violento tiroteo estalló.
Por la radio se entera de que dejaron inconsciente al director, hiriéndole un hombro y parte del pecho.
Llenándose de ira abatió lo más rápido posible al resto de criminales, ninguno se salvó ante la furia del ruso.
Quien le hiciese daño al de cresta ya era algo imperdonable para él.
Los siguientes minutos se dedicó en traerlo al hospital. Las horas pasan y el moreno nuevamente está consciente, cosa que los médicos le informaron antes de que pudiese verlo por su cuenta.
Se hallaba sentado en la camilla mientras un doctor atiende las heridas. El vendaje le cubría el hombro derecho y parte de su pecho. Claramente podía verse donde las balas impactaron, cuatro en total, distinguidas por ese manchón rojo que dejaban al atravesar la tela.
Estuvo atento cuando escuchó el consejo del profesional que le dijo: "tienes que descansar o terminarás peor". Cosa que inquietó más al ruso que al menor, quien ya estaba acostumbrado a ignorar estas indicaciones.
Cuando por fin estuvieron solos en la habitación hablaron de lo sucedido.
El peligris no paraba de expresar lo preocupado que estaba por él, algo que dejó sorprendido al contrario quien relajado responde:
—No es para tanto, ruso, mañana estaré como nuevo.
—Pero debes descansar, es lo que te dijo el médico.
—No te alteres por eso, estaré bien.
—Horacio, por favor.— apoya su frente en el hombro sano del nombrado, quien no esperaba aquella acción. —Puedo cuidarte para que estés mejor, no quiero que te pase nada.
El silencio les envuelve, el menor acaricia su espalda para consolarle, con la misma suavidad que sus palabras le llegaban.
—Quiero cuidarte, eres todo lo que tengo... no me perdonaría si algo te pasara.
Se sonroja al oírle, experimentando esas mismas mariposas en su estómago que sintió años atrás.
¿Será que por fin tendría una oportunidad para estar con Volkov?
¿Será que por fin tendría una oportunidad para amar a Horacio?
—Bien, te haré caso.— le responde finalmente dando un par de palmadas en su espalda. —Descansaré. Solo si tú también lo haces, que ya has trabajado mucho.
—De acuerdo.— ríe levemente por lo bajo mientras sonríe.
Era la oportunidad perfecta para dar un paso más allá, para dejarse querer como no se lo permitieron en un pasado.
Apoyándose y cuidándose el uno al otro.
fin🤍
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watefvck · 1 year ago
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— little surprise
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• one shot
• día 1 y 2
• tiny verse
⊹ 𐚁̸. . . 🎁 . . .𐚁̸ ⊹
Era otra mañana en la tienda de música.
Un día más en el trabajo para el peligris, y un día más de aburrimiento para el pequeño de cresta.
La vida del joven hombre de procedencia rusa cambió hace unos meses con la inesperada llegada de un tiny. Ha visto a muchos de estos diminutos seres, pero ninguno tan adorable y especial como el que le tocó.
A pesar de tener escaso conocimiento sobre ellos, el hombre hace todo lo posible para brindarle la atención y cuidados que necesita.
Intenta pasar el mayor tiempo a su lado, pero su labor más cotidiana era uno de sus impedimentos.
El ruso se la pasa todo el día trabajando en ese local cumpliendo sus horas, y en ocasiones quedándose tiempo extra. Era tanto el rato que estaba allí, que tomó la decisión de llevar al tiny consigo.
Los primeros días fueron algo agotadores. El pequeño de ojos bicolores era bastante inquieto, es algo comprensible, estaba fascinado por las grandes cantidades de instrumentos musicales que había.
No tenía experiencia alguna con la música, pero deseaba tocar todos y cada uno de ellos. No importa cual fuera, si de viento, percusión o cuerda, de tamaño común o apto para su estatura, quería probarlos todos.
Casi a diario el mayor le repetía una y otra vez que no eran juguetes, que no podía estar desafinándolos a cada rato y diciendo más palabras aguafiestas.
El peligris tampoco quería ser tan duro con él, así que le ofreció un par de tareas para que no se sintiera aburrido.
El tiny disfruta de ayudarle en pequeñas cosas, pero al terminar, ya no encontraba nada más por hacer. Las tardes se volvieron aburridas nuevamente y eso no era ni la mitad del problema.
Cuando intentaba conversar con el ruso algo siempre les interrumpía, causando que el mayor volviera a concentrarse en el trabajo.
Enfoca gran parte de atención a los clientes, tanto personas que venían solas como a las que llegan con sus tinys. Siendo amable con todo el mundo y tomándose el tiempo de atender sus necesidades en el momento.
Mientras él hacía su trabajo con normalidad, el pequeño de cresta solo se quedaba ahí, sentado en el mostrador, con los brazos cruzados esperando a que terminara.
Tenía suerte de que el pelirrojo fuese alguien con paciencia, aunque aquello tampoco le beneficia a su diminuto ser. Se la pasaba mirando como el ruso trata a los demás con simpatía mostrando una sonrisa en el rostro, y sin mencionar cuando los clientes venían con sus tinys, a quienes les brindaba especial atención y dedicación a sus mandados.
Es consciente que eso es parte de su trabajo, pero en el fondo no puede evitar llenarse de ira al ver esas escenas. No quería sentirse así, pero tampoco paraba de imaginarse que esa misma atención podría tenerla él.
En ocasiones pasa el resto del día pensando eso sin percatarse de que las horas volaban y, eventualmente, la jornada termina.
—Ese fue el último.— dice el peligris acercándose al mostrador. Levanta un poco el brazo para ver el reloj de su muñeca y continúa. —Ya es hora, voy por mis cosas y nos vamos a casa.
—Bueno.— responde cortante.
El ruso alza la mirada al oír su tono de voz, ese diminuto tono enfadado que ya conocía.
El de cresta mantuvo la mirada baja durante varios minutos, y no fue hasta que escucha la frase del contrario que le hace elevar su vista hacia él. —¿Estás celoso otra vez?
—¡¿Qué?! ¡¿Celoso yo?!— finge una voz ofendida en un esfuerzo por disimular. Mira hacia un lado mientras agita su mano y continuó. —¡Pff, no digas tonterías, rusito!
Su actitud le causa una suave risita al mayor, que luego se inclinaría un poco para observarle mejor. —Hache, te conozco. Siempre pones esa cara cuando estás celoso.
El de cresta cambia su expresión a una sorprendida, y al no saber que responder se cubre el rostro con las manos rápidamente.
Escucha una sonora carcajada del contrario que no podía resistirse ante las acciones.
—Bueno, está bien,— deja de taparse y cruza nuevamente los brazos, mirándole fijo. —tú ganas, estoy celoso, ¿feliz?
El peligris tuvo que contener la risa para responderle. —Lo sabía.
No podía evitarlo, todo de ese tiny le parecía adorable. Le quiere más de lo que el pequeño piensa.
—Sé que estuve ocupado, pero mañana intentaré tomarme un rato libre para que conversemos.
—Agh, lo sé, es que...— baja la cabeza al igual que su tono de voz, poniendo un puchero. —Siempre haces lo mismo.
La sonrisa del ruso desaparece. Odiaba tanto ver a su tiny triste, más si sus promesas son las causantes.
Era su deber cumplir sus horas laborales, pero no quería que eso se volviera un obstáculo para pasar tiempo con el de cresta.
En estos momentos lo está intentando de a poco y hace su mayor esfuerzo, todo por la persona que más ama en este momento.
Conociéndole, sabía que debía compensar su falta de cariño de alguna manera. Fue entonces que lo recordó.
—Oye, adivina qué.— rompió su silencio. —Tengo una sorpresa para ti.
—¿Sorpresa?— pregunta alzando la cabeza y mirándole curioso.
—Si, la tengo justo aquí.— habla animado, mientras observó como el tiny se pone de pie. —Voy a traerla, ya regreso.
El ruso se retira a la habitación de empleados. No pasó mucho hasta que regresó con ambas manos unidas, ocultando el pequeño regalo que le tenía preparado.
El de cresta se dirige rápidamente hasta la esquina del mostrador donde estaba el más alto, notándose su clara expresión de emoción.
—Tenía planeado dártelo cuando estuviéramos en casa,— vuelve a inclinarse de la misma forma mientras le habla. —pero ya que estamos aquí...
Las manos del mayor se acercan al pelirrojo que al descubrirlas revelan la sorpresa. Se trataba de un estuche para tinys, que el pequeño no tardó en tomarlo con sus propias manos.
Estaba algo pesado, cosa que el de cresta siente al instante y a su vez causó que la emoción aumente aún más.
El hombre apoya los codos sobre la mesa y deja descansar su cabeza sobre las palmas, dedicándose a observar con ternura.
Los ojos del pequeño brillaban al poner el estuche sobre el mostrador y abrirlo con velocidad.
—¡Una trompeta!— exclama al ver el contenido con una gran sonrisa en el rostro.
Se sienta para apreciarla mejor, viendo cada detalle del dorado instrumento sosteniéndolo desde las bombas.
Desde que llegó a la tienda siempre quiso tocar uno de estos, y saber que ahora tiene uno propio puso alegre a su corazón.
—Wow...— suelta por lo bajo mientras abraza al objeto con mucho aprecio.
—¿Te gusta?— le pregunta luego de unos segundos.
—Te amo.— responde suave. —Es perfecta.— se pone de pie una vez más y mirándole le dice. —¡Me encanta!
Con una hermosa sensación en el pecho el peligris sonríe. Es inexplicable como ese tiny le hacía tan feliz.
—Me alegr- — el ruso se sobresalta en medio de su respuesta cuando el menor toma aire y sopla la boquilla con fuerza.
Se sorprende al ver como esos diminutos pulmones fueron capaces de hacer que el instrumento sonara con intensidad, oyéndose casi por toda la tienda.
Las notas eran desordenadas y desafinadas a causa de tocar los pistones al azar.
—¿Qué te pareció?— le pregunta sonriendo cuando termina.
—Bueno... aún falta un poco de práctica.— espeta entre risas nerviosas.
—No te preocupes, tenlo por seguro. ¡Ah! Y podría hacerte compañía mientras tocas el violín.
—Es una gran idea, Hache.— le dice con ánimos. —No me vendría mal un compañero de dúo.
—¿Dúo? ¿Somos un dúo, Vik?— habla alegre.
—Así es, somos el mejor dúo, mi sol.
—¡Si! ¡Somos los mejores!— espeta con entusiasmo. Extiende sus brazos hacia él. Es una señal que el peligris entendió.
Acerca una de sus manos hacia el tiny, y subiéndose en esta lo arrima hasta su hombro, abrazándolo mientras le daba caricias en la espalda.
Esa es su forma especial de abrazarse.
—Y... lo siento.— habla el mayor. —Trataré de hacer espacio en mi trabajo y pasar más ratos contigo.
—No te preocupes, te entiendo.— dice comprensivo. —Gracias por esforzarte.
—Lo que sea por ti.
Después de aquella sorpresa el ruso guarda el pequeño instrumento con su estuche en su cartera. Sube al de cresta a su hombro y ambos salen de la tienda de música.
Dirigiéndose a casa, hablando y planeando practicar juntos, como el lindo dúo que son.
🎺fin ֙⋆
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watefvck · 1 year ago
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♡ Escritos del Volkacio Week 1yr ♡
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[ Día 1 y 2 ] [ Día 3 ] [ Día 6 ]
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watefvck · 1 year ago
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— No se permiten gatos
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• drabble
• día 3
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"8:35pm. Bueno, 8:36pm en realidad, hora casi exacta en la que Volkov saca la basura; una tarea no muy complicada que hace a diario.
Personalmente se encarga de llevar y tirar la bolsa desechable en el gran contenedor que hay fuera del edificio. No le toma mucho tiempo, pero está noche su rutina será un poco... diferente.
Luego de cumplir su labor, paciente aguarda el ascensor para volver a su hogar, sin saber que tendría compañía en su regreso.
—¡Volkov!— escucha detrás suya. Sonríe, reconoce con facilidad esa voz.
Se trata de Horacio, el muchacho alegre y extrovertido que vive en el departamento de al lado. Aunque siempre muestre una actitud amable, en realidad Volkov no es alguien que converse mucho con los vecinos, pero el de cresta es la excepción. Le agrada mucho su personalidad, el contrario opina lo mismo, y siempre aprovechan su oportunidad de hablar cada vez que se cruzan.
—¿Qué tal, Horacio? ¿Cómo estás?— dice algo sorprendido, nunca se han encontrado a estas horas antes. Al inicio no piensa que esto sea raro, hasta que lo observa detenidamente, el moreno tiene una posición inusual en sus brazos y parece ocultar algo debajo de su chaqueta.
—Un poco cansado la verdad, pero bien, ¿y tú?
—Yo también estoy bien, em... ¿qué tienes ahí?
—Eeeh...
El ruso se extraña aún más cuando el contrario mira rápidamente hacia la cámara de seguridad en la entrada. Y antes de que pudiese continuar, la llegada del ascensor interrumpe el momento.
El corto viaje es más silencioso que de costumbre. Por un instante Volkov piensa que se quedará con la intriga, y que bueno que se equivocó. Cuando llegan a su piso el moreno lo invita a pasarse un rato, y con mucha curiosidad por lo que está sucediendo acepta sin dudarlo.
Una vez dentro del departamento de Horacio, este le dice:
—No quería exponerlo allí abajo, mira...— con cuidado abre su chaqueta, revelando lo que tanto se esforzó por ocultar. Un pequeño gatito de color marrón sale a la luz y se presenta con maullidos agudos.
El ruso solo puede expresar asombro mientras su vecino lo mira sonriendo, obviamente no se demora en reaccionar.
—Horacio, sabes que no permiten gatos en el edificio y... ningún otro animal.
—Lo sé, lo sé, pero es que... ¡míralo!— exclama enternecido. —Lo encontré en una caja, al parecer lo abandonaron, ¿por qué la gente es así de mala?— pregunta más para sí mismo.
Volkov se acerca para observar mejor al felino de tan solo unos meses de edad. Entiende perfectamente porqué Horacio lo trajo, la ternura que desprende el pequeño es irresistible, y duda si en su lugar hubiera hecho lo mismo.
—¿Por qué no... lo llevaste a un refugio o algo parecido?
—No iba a dejarlo con cualquier persona, ruso, hay que buscar un lugar de confianza.
—Tienes razón, pero ahora... será un poco complicado.
—Bueno, puede quedarse aquí mientras le encuentro un nuevo hogar.
—No creo que sea buena idea, Horacio, podrían descubrirlo.— expresa preocupado.
—No si lo oculto bien.— le responde con seguridad. —Lo cuidaré todo lo que pueda hasta encontrarle un lugar seguro, no debe ser tan difícil.
El ruso cuestiona el plan para sus adentros. Las reglas del edificio son bastante estrictas, cualquier mínimo descuido traerá como consecuencia que saquen al animal y, en el peor de los casos, también desalojen a la persona.
Obviamente no le gustaría que eso pasara.
—¿Puedo...?— dice extendiendo sus manos, el moreno comprende y con cuidado se lo pasa. Ese hombre de dos metros sostiene al pequeño entre sus brazos como si de un bebé se tratara, cosa que enternece aún más el corazón del contrario. Lo mira por unos instantes, y luego de reflexionarlo habla decidido. —Será mejor que... te ayude con esto, Horacio.
—¿De verdad?
—Claro, si tú también quieres...
—Me encantaría.— responde feliz. —Al niño no le vendría mal tener dos papás ahora, eh.
—¿Cómo?
El de cresta no puede evitar soltar una carcajada al ver la reacción del ruso, quien segundos después lo acompañó con su risa. Aunque fuera una simple broma, Horacio no estuvo tan alejado de la realidad.
Luego de aquella noche, los vecinos trabajan juntos para darle la mejor estancia al felino. Saben que algún día hallarán un lindo hogar donde pueda quedarse, por ello desean aprovechar el tiempo a su lado lo máximo posible.
Además de brindarles recuerdos bonitos, gracias al pequeño ambos hombres logran conocerse mucho más.
Y así como se atrevieron en arriesgarse para cuidar del gatito, quizás un día también se atrevan a expresar sus sentimientos por el otro."
.
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Fin ⋆
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watefvck · 1 year ago
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— Florecer
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• drabble
• día 2
• época spain
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Es otro día en la ciudad de Los Santos, tan atareada como de costumbre, con gente circulando por las calles y tiendas recién abriendo sus puertas.
Lugares como el hospital y la comisaría son los que nunca descansan, siempre estando disponibles para el servicio del público; y en este último, es donde trabaja un hombre reconocido entre los ciudadanos.
Viktor Volkov, el comisario y mano derecha de su superior. Alguien de mirada firme que llega a asustar, y una gran altura que intimida solo con su presencia.
Destaca del resto no solo por su hábil puntería, también lo hace por su fuerte carácter; serio y frío, tanto como el lugar de donde proviene.
Sus compañeros lo apodaron "El comisario de hielo" por esa forma tan dura de actuar, y al ruso no le molesta en lo absoluto. Es consiente de sus acciones y no tiene intenciones de cambiar.
Bueno, eso era así hasta el día de hoy.
Una mañana tan movida como las demás, y después de un patrullaje que duró más de la cuenta regresa a comisaría.
Está tan cansado que desea salir pronto de servicio, no quiere saber nada de nadie, y mucho menos del papeleo que le espera cruzando la puerta.
Se encuentra frente a ese viejo establecimiento una vez más, y estuvo a punto de entrar de no ser porque alguien lo llama.
—¡Volkoff!
El hombre se extraña por la mala pronunciación de su nombre, junto a esa voz que le resulta familiar. Da media vuelta y observa a un muchacho acercarse con prisa, vistiendo un llamativo traje blanco y pantalones negros que hacen juego con el color de su cresta.
—¿Eres el comisario Volkoff, no?— dice parándose frente a él.
—Así es, caballero. Y se pronuncia Volkov, no 'Volkof'.— responde con su característico tono serio. —Estoy a su servicio, ¿qué necesita?
—Nada, nada, solo quería agradecerle por lo de ayer.
—¿Lo de ayer?— repite pensativo. Cada día pasan tantas cosas en la policía que a veces olvida los casos menores.
—Por la denuncia y eso.— relajado le contesta.
Con esas palabras logra hacer memoria. Ahora entiende porqué reconoce la voz, ese hombre junto a su hermano y otro tipo fueron a comisaría para denunciar una amenaza que le hicieron por twitter.
—Ah, sí, la denuncia, lo... recuerdo perfectamente.
—Muchas gracias por ayudarnos, de verdad.
—No tiene que darlas, caballero, es mi deber.
—Bueno, pero quiero dárselas, hace muy bien su trabajo.— insiste amable, dejando callado al ruso por unos instantes.
"Hace muy bien su trabajo"... ese cumplido le asombra. Normalmente no suele recibirlos, ni siquiera por parte de sus compañeros o superiores.
Es algo que le toma de sorpresa, y de una muy buena manera.
—Muchas gracias.— dice finalmente, sincero, cambiando su voz inconscientemente a una un poco más suave. —Lo lamento, ¿cuál era su nombre?
—Horacio Pérez.
—Horacio... ¿es basurero, verdad?
—Así es.
—Para ser basurero usted viste muy bien, caballero.
—Muchas gracias, lo mismo me ha dicho ayer.
—¿E-En serio?— pregunta, sintiéndose nervioso y avergonzado.— Lo siento, no lo recordaba...
—Está bien, no se preocupe.— contesta entre pequeñas risas. —Es lindo de su parte.
—¿Eso creer?...
—¡Ey, crestas!— a la distancia se escucha un tercero que interrumpe la conversación. Horacio mira al tipo de suéter a cuadros que lo llama. —¿Vas a venir o qué?
—¡En un segundo!— exclama, y se dirige nuevamente al comisario. —Ya me voy, gracias de nuevo por lo de ayer.
—No se preocupe, para mí es... un placer servirle y... en caso de que necesite más ayuda, puede contar conmigo. Usted sabe que... puede encontrarme en comisaría.
—Es bueno oírlo.— sonríe, y antes de irse finaliza amable. —¡Nos vemos, comisario!
—Nos vemos, Horacio...
De esa forma, mientras ve al moreno alejarse, Volkov reflexiona todo lo que acaba de suceder.
Ante la vista de cualquiera pareció una conversación normal, mas en su interior el ruso percibió algo distinto.
Se sintió cómodo charlando con Horacio, demasiado, tanto que empieza a sentir... cosas. Y no entiende por qué.
Describir sus sentimientos es similar a plantar una semilla, que en un futuro no tan lejano, florecerá como un hermoso lirio en medio de la nieve.
Fin ⋆
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watefvck · 1 year ago
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— Un rincón especial
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• drabble
• día 1
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—La... ¿biblioteca?— pregunta el ruso confundido. Cuando su novio dijo que lo llevaría a una cita muy especial, este es el último lugar en el que se puede imaginar.
No lo malinterpreten, al ruso le gusta mucho leer, pero... ¿qué tiene de especial una simple biblioteca? ¿Qué es lo que Horacio ve de "romántico" en ella?
Pese a no comprender del todo su decisión, se siente intrigado en descubrir el porqué de esta.
—A que no te lo esperabas, eh.— dice el de cresta juguetón.
—La verdad es que no. Estoy... bastante sorprendido.
—No te emociones mucho, ruso.— habla sarcástico antes de soltar una risita. —Aún no has visto lo mejor. Venga, entremos.
Dicho y hecho los novios entran al lugar.
Tal y como lo predijo en su mente, para Volkov es solo una biblioteca común y corriente. Se ve como cualquier otra, tiene los típicos colores amarronados, incluso mantiene ese aroma a libro usado.
El sitio no ofrece nada innovador, y eso le causa más intriga. De verdad, ¿qué tan especial es este lugar?
—Es por aquí.— habla el moreno en voz baja, y tomando su mano comienza a guiarle.
Caminan por los pasillos que forman los libreros, pasando por varias secciones diferentes. Libros de historia, de romance, de ciencia ficción, de fantasía...
Entre más secciones dejan atrás, más curiosa le parece la situación. ¿A dónde lo lleva Horacio?.
Eventualmente llegan a su destino, y el final de ese laberíntico camino no puede ser más sorprendente.
El ruso queda asombrado al ver ese rincón, un par de libreros llenos de mangas y otros cómics. Que una biblioteca tenga un apartado dedicado a estos no es común de ver, pero sin dudas es algo bastante bueno. Y aún más para él, siendo un gran fanático de las novelas gráficas.
—Se ve que a alguien le gustó la sorpresa.— comenta el de cresta divertido cuando ve su gran sonrisa.
—Horacio, esto es... no sé que decir, ¿cómo...?
—Lo descubrí el otro día.— responde al instante. —Cuando lo vi sólo pude pensar en ti y en lo mucho que te gustan, así que pensé en tener una cita aquí, ¿qué opinas?
—Me encanta.— suelta con sinceridad, y se acerca para besar al mejor novio del mundo.
La pareja no se mueve de aquel agradable y tranquilo rincón, y sentados en el suelo pasan su tarde leyendo juntos varios mangas.
De todas las citas, esta es la más inusual que han tenido. No todos los días se descubre un secreto en la biblioteca; y por más común que parezca por fuera, Horacio supo cambiar su perspectiva de ella.
Agradece que sea así, y se siente afortunado de tener al novio más dulce de todos.
Al igual que ese rincón, la cita se convierte en un recuerdo especial que guardarán con mucho cariño.
Fin ⋆
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watefvck · 1 year ago
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♡ Escritos del Volkacio Week 317 ♡
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[ Día 1 ] [ Día 2 ] [ Día 3 ] [ Día 4 ] [ Día 5 ] [ Día 6 ] [ Día 7 ]
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watefvck · 1 year ago
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— e s p e c i a l e s ; volkacio
[ Volkacio Loving Month ] [ Volkacio Week 1YR ] [ Volkacio Loving Month 2 ] [ Volkacio Week 317 ]
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