#uno menos amigos 8D
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thegoldenyearsrp · 4 years ago
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                           ( &. THE DAILY PROPHET .& )
                                                                                                     26 de julio de 1983.
CARROW TRAS LAS REJAS
Luego de semanas de profundas investigaciones, Amycus Carrow, 24, fue declarado culpable en un último juicio del Wizengamot y cumplirá condena perpetua en Azkaban. Sus cargos corresponden a los delitos de homicidio y tortura, entre los cuales destaca el asesinato de varios magos en Hogsmeade en 1978, del cual su hermana gemela, Alecto Carrow, también es sospechosa. 
Carrow ha sido ingresado a la prisión mágica esta mañana. Alastor Moody, jefe del cuerpo de aurores, ha asegurado que Carrow forma parte de los llamados “mortifagos”, seguidores del mago oscuro Lord Voldemort. Alecto Carrow será investigada en las semanas posteriores, informa el Ministerio de Magia. Para mayores detalles, pase a la página siguiente. 
PUNTOS IMPORTANTES:
La cuenta de Amycus se encontrará en hiatus permanente.
Pueden utilizar toda esta información para starters, convos o demás !!
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theshiki · 3 years ago
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Naruto
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En el episodio 1 de Naruto, se nos deja en claro que Naruto era un niño solitario que no tuvo a NADIE a quien llamar un “lazo” en Konoha, una aldea cuyos habitantes lo trataban mal y marginaban. Si bien en episodios posteriores se lo vio, por medio de flashbacks, jugando con Kiba, Shikamaru, Chouji, encontrándose con Hinata (the last), etc, todos son encuentros fortuitos que no representan nada significativo para Naruto. Puesto que el personaje fue planteado como alguien que NUNCA tuvo a nadie que lo quisiera, al menos eso es lo se muestra que él percibe. En este punto sólo hay teorías y headcanons sobre la crianza que tuvo. Es cierto que como bebé habrá requerido de alguien que lo atienda, pero Kishimoto nunca aclaró si el tercer Hokage lo hizo personalmente (cosa difícil dado sus deberes como líder), ni tampoco a quién designó para la tarea o la percepción que tenía dicho cuidador sobre esta tarea ni si, aunque sea, le tomó un poco de cariño. Si tomamos en cuenta el capítulo 480 del anime, Naruto es independiente a los tres años de edad (deduciendo que tiene una edad aproximada a la de Hinata, ya que en ese mismo capitulo hablan sobre el día en que murió el padre de Neji que es en el tercer cumpleaños de Hinata). Hubiera sido bueno saber o mostrar si Naruto fue criado por algún anbu, cómo se sentía sabiendo que lo cuidaban por obligación, etc. Sin embargo, sólo nos queda imaginar (como tantas otras cosas a lo largo del manga), que Naruto olvidó a su cuidador y por ello no hay ni siquiera una idea suya sobre ser criado en un ambiente similar al de Gaara. Personaje que recordemos creyó que su tío Yashamaru, lo odiaba y cuidaba forzadamente, dejándole la idea de que sólo debía amarse a sí mismo. Quizás por esto Kishimoto no ahondó demasiado en esto para no repetirse en el pasado de los Jinchuriki. Y dejando de lado esto, el fandom debería dejar de inventarse que Shikamaru era su amigo o que Hinata estaba ahí para él, porque la primer persona que Naruto vio como alguien que lo quería fue Iruka. Él es la primera persona en reconocerlo y apoyarlo.
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La intervención de Iruka en la vida de Naruto fue algo sumamente importante, ya que está presente en sus recuerdos posteriores como una fuente de motivación. Alguien cree en él y lo motiva a esforzarse. Naruto muestra que tener a Iruka creyendo en su sueño es suficiente para no sentirse tan solo como venía haciendo durante todos esos años en la aldea.
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En el capítulo 13 al enfrentarse a Zabuza por primera vez estuvo cara a cara frente a una situación de vida o muerte. Sintió miedo a morir, como cualquier otro en su situación, pero sacó valor de su propio juramento. El dolor de su mano le recordó que él se juró no volver a huir o retroceder. Recordó a Iruka dándole la bandana que tanto trabajo le costó conseguir, la enseñanza de Kakashi sobre arriesgar la vida y una de sus motivaciones más recurrentes: no perder frente a Sasuke. Con todo eso en mente se levantó de nuevo para hacerle frente a un espadachín de la neblina. Desde aquí vemos, quienes están presentes en los pensamientos de Naruto en momentos decisivos.
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Esto es algo que generalmente me molesta de algunos fics del fandom y es la forma en que retratan a Naruto como un inútil incapaz incluso de lanzar shurikens. Literalmente, algunos ponen que sin ayuda se mataría solo. Además de que en Shippuden lo que se vio en la primer pelea se pierde. Me refiero a que en los primeros combates Naruto usaba los planes que inventaba sobre la marcha de acuerdo a la situación para salir del problema. En shippuden muchas de sus peleas se resolvieron a base de un rasengan. Lo que más me gustó de Naruto de gennin era como a pesar de ser el “payaso” de la clase sí tenía y demostraba tener habilidades. Él fallaba en cuanto a lo teórico y el control de chakra, pero uno de sus puntos más fuertes era el ingenio. Aquí sólo usó un jutsu clones de sombras y uno de transformación, y con el apoyo de Sasuke lograron liberar a Kakashi de un espadachín de la neblina. Esto no es poco. Es un ninja de elite, temido por todas las naciones y un gennin consiguió engañarlo. Además de que si hay algo que YO destacó de esta pelea es que Naruto no intentó lucirse. No buscó vencer a Zabuza y proclamarse “soy un héroe” fue por lo más lógico y urgente que era rescatar a Kakashi y lo hizo coordinándose con Sasuke. Aunque no quisiera perder frente a él, no se cegó por su propio orgullo y colaboró con él sin ningún pensamiento egoísta ni sintiéndose menos por aprovechar las habilidades de Sasuke por un bien mayor. Una gran mejoría respecto al trabajo de equipo que, como dijo Kakashi, en un inicio era malo y una de las cosas que se le señaló a Naruto, era irse por su cuenta. Aquí dejó eso y demostró justamente la esencia del trabajo en equipo: dejar de lado las diferencias con su compañero y unirse por un bien mayor.
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Algo que me gustaba mucho del Naruto de niño, es la empatía que mostraba hacia los otros y como respetaba el espacio personal ajeno. En el cap 17 no le importó lo enojado que estaba por los insultos que le dio Inari gratuitamente nada más verlos, sino que al oírlo llorar, lo dejó tranquilo. Él intuyó que tendría una buena razón para estar llorando y al conocerla, su elección fue demostrarle que sí existían los héroes. En otras palabras, le devolvería la fe a través de sus acciones. Una actitud que a mí me gusta mucho puesto que, aunque Inari no fue precisamente amable con él, Naruto se propuso ayudarlo con un problema que es personal.
¿Recuerdan que dije que hay que tomarse con pinzas las entrevistas de Kishimoto? Bueno, yo algunas cosas le creo (siempre y cuando las vea en el manga). Y esta es una de ellas:
“Los cómics para chicos inevitablemente ofrecen varias escenas violentas. Pero yo quería contarles a los lectores que los enemigos que recurren a la violencia, probablemente, lo hagan debido a inevitables razones. Y si los protagonistas a derrotan sin entender sus motivos, podría terminar dando lugar a una repetición de lo mismo.” “En la mayoría de los manga para chicos, los protagonistas suelen alcanzar un crecimiento dinámico en los primeros episodios y siguen comportándose de la manera que creen que es correcta y afecta a otros personajes. Pero Naruto se enfrenta al reto de cómo es posible crear un mundo sin conflictos, en la batalla contra Pain. Yo podría haberlo hecho seguir su camino sin agonía, pero pensé que sería un error en algunos aspectos.” “La vida está llena de color. Esa es la realidad de un protagonista del manga para hacer frente a los obstáculos.”
Efectivamente, Naruto es un personaje empático. Aquí podría haberse aprovechado de que Inari estaba llorando y burlarse de él o algo para desquitarse de los insultos que le dio gratuitamente antes, pero no. En su lugar prefirió ver más allá de aquella actitud molesta de Inari y ayudarlo.
Link de la entrevista:
https://www.vix.com/es/btg/comics/4294/imperdible-doble-entrevista-a-masashi-kishimoto-tras-el-final-de-naruto
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Naruto pese a mostrarse siempre sonriente y alegre, guarda mucho dolor, pero no se queda llorando sin hacer nada. Él canaliza todas sus energías en su sueño, en ver hacia el futuro donde él es reconocido y aceptado. Esto no quita que esos sentimientos negativos sigan en su interior, sólo los reprime por un bien futuro. Aunque personajes como Inari, crean que él no sabe lo que es el dolor, Naruto lo sabe, pero no deja que eso lo frené de perseguir sus sueños.
Sin embargo, aquí entra mi dilema respecto al personaje y a si Kishimoto es un genio o un idiota con suerte. Dado que él apunta a tener un protagonista “menos usual”, le da algo de profundidad a sus sentimientos a diferencia de la mayoría que siempre están felices, pero Naruto constantemente sufre bastante. Para el concurso de fics de “Make all your dreams come true” hice mi One shot “Let me help you” donde puse que Naruto padecía “depresión sonriente”. Básicamente es tener depresión, pero ocultarla detrás de una sonrisa y frases como “estoy bien” “no me pasa nada”, pese a ser lo contrario. En cierto modo me recordó a Soujiro de Samurai X, quien aprendió a reprimir sus emociones tras una sonrisa inamovible. Y lo que dijo Kakashi sobre que Naruto se cansó de llorar me lo recordó un poco. De hecho, en la imagen que posteé hace poco sobre los maltratos de aldea hubo quienes comentaron que no era realista que sonriera y estuviera bien luego de sufrir tantos maltratos de parte de la aldea. De ahí mi debate interno sobre si Kishimoto es un genio o tiene suerte, porque en caso de ser sonriente por nada ciertamente es poco realista, en caso contrario si Naruto estuvo sufriendo de la depresión sonriente, me parece que fue un genio al mostrarlo como el ejemplo de muchos cuando él era quien más sufría. Tal y como dicen los artículos que leí relacionados, una persona depresiva de la que nadie se da cuenta debido a que siempre se ve alegre.
PD: No soy ni me creo psicóloga, sólo son cosas que leí y que me parecieron interesantes.
Link de la historia de Seta Soujiro: https://samuraix.fandom.com/es/wiki/Seta_S%C5%8Djir%C5%8D
Link sobre la depresión sonriente: https://lamenteesmaravillosa.com/la-depresion-detras-de-la-sonrisa/
Link sobre la depresión sonriente : https://www.psicologia-online.com/depresion-sonriente-sintomas-y-tratamiento-3526.html
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Ya lo había puesto en unas imágenes anteriores, pero aquí está otro ejemplo de las habilidades de Naruto. Nuevamente demuestra tener buena intuición e ingenio para crear planes que se adaptan a la situación en la que se encuentra.
Imágenes del cap 23
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Esta es una de las cualidades que más me gustaron de los personajes en un inicio de Naruto y es la “moralidad gris”. A moralidad gris me refiero con romper con ese estereotipo de la mayoría de producciones norteamericanas y unos cuantos animes: el protagonista es más bueno que un rollito de canela y el villano es malo porque es malo y ya. Zabuza y Haku son antagonistas memorables justamente por esta característica. Recordemos que ellos no son “buenos”, han asesinado una gran cantidad de personas e intentaban apoderarse del país, pero eran ninjas y de alguna manera debían sobrevivir en un mundo que los veía como herramientas. Haku tiene las manos manchadas de sangre y su sueño era cumplir la ambición de Zabuza, pero no dejó de ser blando y puro como el mismo Zabuza lo describe. Este tipo de personajes causan una gran empatía especialmente al pensar como Naruto “en otras circunstancias podríamos haber sido buenos amigos”. Era una lucha entre ninjas que buscaban cumplir sus sueños, no se puede calificar una parte de mala y una buena, sólo de diferente. Seria simplificar demasiado a unos antagonistas tan bien planteados, quienes tienen un pasado, motivos y elecciones que, aunque no son las “mejores” no podemos evitar quererlos. Al menos yo no puedo.
Naruto les tenía respeto como los ninjas que eran (manifestado en su enojo por la patada que le dieron al cadáver de Haku) y a su vez Zabuza mismo admite haber perdido contra las lágrimas que derramó Naruto por Haku junto a sus palabras que calaron en su corazón. Por mucho que se repitan ser simples herramientas sin emociones, ni siquiera el demonio de la neblina pudo evitar sentir afecto/amor, como prefieran decirle, por Haku.
Y como comentario extra, este tipo de cosas me hicieron odiar aun más “The last”. Sigo sin explicarme como un Naruto de 19 años no es capaz de entender sentimientos ajenos, cuando el de 12 años era capaz de sentir tanta empatía por unos antagonistas con los que luchó a muerte. Fue capaz de entender el amor y devoción de Haku a Zabuza sin ningún problema.
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El valor de la batalla con Zabuza y Haku es algo único e irrepetible (aunque luego Kishimoto lo intentó de nuevo con otros antagonistas). La diferencia de perspectivas y los contextos en los que crecieron Naruto y Haku, llegando a sentirse identificados con el otro y a su vez viendo las diferencias entre ellos es algo que marcó el modo de pensar de Naruto. Seguir su propio camino alejándose del deber de un shinobi, era un gran lema que luego se perdió en shippuden, pero bueno. Aquí lo bueno es haberle provocado a Naruto un rompimiento de paradigmas. Es la primera vez que Naruto ve a alguien con una suerte incluso peor que la suya y su trágico final.
Y como no puedo evitar lo fangirl, aquí en el capítulo 33 Naruto dijo que se negaba a ser un arma sólo por ser shinobi y Sasuke le dijo “¿tú también piensas eso?”. Eso al menos yo lo interpreto como que Sasuke tampoco quería considerarse a sí mismo un arma, ellos querían un camino distinto al que tuvieron Zabuza y Haku.
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Al igual que una parte del fandom, a mí no me gusta la actitud de Sakura con Naruto. Varias veces lo golpeó sin un motivo aparente. Por ejemplo, lo del capítulo 34. Konohamaru asumió que ella era novia de Naruto y lo comentó en voz alta, haciendo sonrojar a Naruto, pero no afirmó, negó ni dijo nada al respecto. Aun así ella lo golpeó. Debo decir que por estas cosas no es un personaje de mi agrado, peroooo tiene algunos pocos momentos en los cuales trata o intenta tratar bien a Naruto. Me parece un buen gesto de su parte haber tenido la intención de animar a Naruto cuando lo creyó nervioso en los exámenes chunnin y haber tomado en cuenta su sueño. Queriendo renunciar para no privarle a Naruto de la oportunidad de ser Hokage. Este capítulo lo destacaría porque es la primera vez en que ella vio por Naruto dejando de lado a Sasuke. Recordemos que Ibiki dijo que si un miembro del equipo renunciaba, todos serían descalificados, es decir, iba a hacer reprobar a Sasuke también con tal de que a Naruto no se le negara avanzar.
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El equipo 7 me parece muy inferior a otros en cuanto al trabajo en equipo, pues Naruto y Sasuke actúan más como dúo dejando a Sakura de lado. Un equipo que considero insuperable al ver su coordinación de tres miembros es el Ino-Shika-Cho. Sin embargo, considero que el mejor momento del team 7 fueron los exámenes chunnin por la manera de apoyarse entre ellos. Después de esto lo poco que tenían los tres juntos retorna a dúo de Naruto y Sasuke. En la parte escrita los tres pensaron en el bienestar de los otros. Naruto se negó a copiarse de Hinata por temor a perjudicar a Sasuke y Sakura. Ella prefería renunciar ese año al examen si de esa manera Naruto no quedaba incapacitado para ser Hokage. Comprensible dado que Ibiki dijo que quien fallara nunca podría ser chunnin. Y Sasuke pensando “esfuérzate, Naruto”. Además cuando decidió por su cuenta que arriesgaría todo a la décima pregunta Sasuke y Sakura se alegran por sus palabras. Estaban de acuerdo con él en que, aunque fuera arriesgado, lo enfrentarían juntos al reto de Ibiki.
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Como dije antes, considero el examen chunnin el punto más alto del team 7. Incluí la escena de Naruto golpeando a Sasuke, porque éste estaba dando marcha atrás, rindiéndose por el miedo provocado por Orochimaru. Justamente en el examen escrito aprendieron que debían demostrar que estaban dispuestos a jugarse hasta la vida para cumplir sus objetivos. Entregar el pergamino sin dar pelea era un grave error del que Sasuke se dio cuenta luego de las palabras de Naruto. Gracias a ello pudo hacerle frente a Orochimaru. Y aunque ellos dos quedaron inconscientes luego de la batalla contra el sannin, al menos Sakura intentó protegerlos en lo que se recuperaban.
Lástima que su trabajo en equipo se perdió luego del examen chunnin. Ellos se volvieron a dividir de manera muy evidente y lo logrado aquí queda olvidado.
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Me gusta destacar que en Naruto clásico, Kishimoto se tomaba su tiempo para hacer que las personas reconocieran de a poco los avances de Naruto. Mediante constante esfuerzo se iba ganando a quienes lo conocían. Mi queja: En shippuden lo comenzó a hacer de forma bruta y poco lógica. Ya diré por qué, por ahora sólo quiero disfrutar de como hasta un prodigio como Kabuto se había sorprendido.
Además hay algo que me parece importante notar. En este punto el sello de cinco puntos de Orochimaru lo dejó incapacitado de usar el chakra del zorro de las nueve colas. En otras palabras, esto es chakra, voluntad y fuerza puramente de Naruto. No cuenta con su “power up” y aun así fue capaz de hacer clones de sombras y transformarlos en sus compañeros para darles tiempo a descansar. Sumado a que aun estando toda la noche manteniendo esos jutsus y peleando, era capaz de seguir adelante.
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La fortaleza de Naruto durante la pelea en el bosque de la muerte no fue notada sólo por Kabuto. Sasuke también se dio cuenta de lo mucho que había avanzado y fue el primero en decírselo de frente. Literalmente, Sasuke dijo “los más poderosos son los que se encuentran aquí” e incluyo a Naruto. Para él fue importante porque ¿quién le ha dicho hasta el momento que es alguien poderoso?. Mientras todos buscaban a Sasuke y lo desafiaban por ser el “chico cool”, éste es el único en decirle a Naruto que lo veía como alguien fuerte. Y no, no vale el “pero X siempre lo admiro” “X no lo mira mal”. De nada sirve todo eso si Naruto no lo capta, es por eso que las palabras de Sasuke calan tan hondo. Se sintió reconocido, había alguien que lo veía a él como un digno rival y además fue justamente Sasuke, a quien le sobran contendientes. De entre todos los que lo buscaron, él se fijó en Naruto.
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La mayoría de los presentes creyó que Naruto perdió ante el primer golpe dado por Kiba. Aquí está la reacción de ellos, asumieron que era normal que Naruto perdiera así de sencillo en un sólo movimiento. Así es como todos lo veían: como un perdedor. Los únicos que sonrieron confiados por las habilidades de Naruto fueron Kakashi y Sakura, ellos sabían que no era todo lo que tenía en ese combate. Sin embargo, nadie, aquí sí, nadie gritó palabras de aliento para Naruto, ni siquiera ellos que son parte del equipo 7 le dijeron que se levante o algo. Lo comenzaron a animar cuando se volvió a poner en pie por su cuenta.
Por mero gusto personal me hubiera gustado ver que haría Sasuke de estar presente. La mayoría de los comentarios de Sasuke son bajos o quedan en sus pensamientos, pero me da curiosidad qué habría dicho él si hubiera visto está pelea. Aunque sigue presente en la mente de Naruto, pues recuerda todo lo compartido con Sasuke mientras regresa a la pelea.
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Me emociona mucho esta parte porque todo el esfuerzo de Naruto estaba rindiendo frutos. Ya no lo veían como un simple payaso de la clase, sino que más y más personas iban viendo sus verdaderas capacidades. Pasaron de verlo como un perdedor a un ninja decente.
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Algo positivo a destacar es como Naruto aquí INSPIRA a superarse, algo muy distinto a la “evangelización no jutsu” que emplea después. Me explico. Cuando sucedió por ejemplo lo del país de las Olas, a Inari, un chico temeroso que no creía en héroes, el coraje y el valor de Naruto lo impulsaron a ser valiente también. Atacó a los espadachines que intentaron secuestrar a su mamá y fue quien reclutó a la gente del pueblo para alzarse contra Gatou. Durante el examen escrito de Ibiki, pese a la trampa psicológica del mismo, Naruto pronunció aquellas palabras que devolvió el coraje a todos. “No voy a retroceder a mis palabras porque ese es mi camino ninja”. En el caso de Sakura y Hinata, ambas se sentían inútiles al compararse con otros, Sakura se comparaba con Ino y Hinata tenía los comentarios de su padre alabando a Hanabi por encima de ella. Naruto les dedicó palabras de aliento a ambas durante sus peleas y les dio valor para buscar luchar y superarse a sí mismas. Pese a que ninguna logró vencer en sus respectivos combates, se podría considerar una mejora al compararlas con sus “yo” de antes. Konohamaru quien siempre se sintió desplazado y a la sombra de su abuelo el tercer Hokage, dej�� sus ataques hacia él y demás tonterías para concentrarse en el trabajo duro. Como le enseñó Naruto en el cap 2 “no existen atajos”. En vez de dejarse vencer y huir de sus problemas todos estos personajes decidieron luchar y ser valientes “al estilo Naruto”. Los problemas de cada uno está lejos de resolverse y ESA es la gracia de inspirar a otros, que ELLOS mismos luchen día a día para mejorar.
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Lo importante de la marca del sello del zorro de las nueve colas es tener en cuenta que se libera en situaciones de mucho peligro o intensamente emocionales. Esto es relevante porque ayuda a perfilar al personaje tomando en cuenta la liberación del poder del zorro. Por ejemplo, hasta este momento el chakra del zorro pese a liberarse, se mantiene bajo control. En el cap 27 cuando “muere” Sasuke y el cap 48 cuando protege a Sasuke del ataque de Orochimaru y su serpiente. En Naruto clásico nuestro rubio, con doce años y poca experiencia era capaz de mantener el control de sí mismo y usar su poder sin herir a sus compañeros. Al menos las dos ocasiones en las que protegió a Sasuke, no lo hirió, en una perdió la consciencia, pero la recuperó rápido (contra Haku) y en la otra no perdió la cabeza siquiera.
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Un clásico de cualquier anime shonen es el protagonista con un poder malvado que no puede dominar, pero lo tienta a usarlo. Esto es un recurso genérico y aclaro que uso genérico en el sentido de que es propio del género shonen. Goku se transformaba en un simio gigante con la luna llena en Dragón ball, en bleach el poder del hollow atemorizaba a Ichigo, en yuyu hakusho (1994) el gen Mazoku dominó a Yusuke haciéndolo más fuerte, pero perdiendo el control de sí mismo, Inuyasha (1996) podía usar el poder de su sangre demoniaca, pero perdiendo la conciencia y una larguísima lista más con ejemplos de animes anteriores a Naruto, pero creo que se entiende el punto. Naruto en su versión clásica había roto con ese cliché al mostrar como él fue capaz de dominar el chakra del zorro. El conflicto moral de usar o no ese otro poder era algo tan visto, que pensé que Naruto sería el shonen que al fin buscaría otro conflicto para el protagonista, dado que Sasuke es quien estaba llevando el problema del poder maligno con la marca de maldición de Orochimaru, pero me equivoqué. En Shippuden, Kishimoto se decantó por seguir los lineamientos de los demás shonen y Naruto es incapaz de mantener el control sobre sí mismo usando el chakra de Kurama.
Ahora desde mi perspectiva de SNS Shipper me parece bien que Naruto y Sasuke enfrenten el mismo problema de lidiar con un poder oscuro que intenta dominarlos. ¿Por qué? Porque Naruto y Sasuke son el yin y el yang, los dos lados de la misma moneda, iguales y opuestos a la vez. Enfrentan un problema similar, pero lo hacen de una manera diferente. Sasuke se deja llevar por la oscuridad mientras Naruto enfrenta y acepta su odio para seguir adelante. Viéndolo así, para mí tiene mucho sentido, pues ninguno de los dos estaría mal narrativamente, sino que están hechos para mostrar dos caminos diferentes para un obstáculo similar; uno con malas consecuencias y otro con una recompensa por ser el más acertado. Viéndolo así nuevamente Naruto rompe el cliché y se vuelve innovador dentro de los animes shonen, dado que los dos personajes principales muestran diferentes caminos uno la evolución y otro la involución, dando como resultado la confrontación de ambas rutas.
Si alguien lee estos post que hago les aviso que a partir de esta parte pondré varios ángulos o perspectivas porque desde este punto el manga tiene momentos que por un lado parecen ilógicos, pero por otro podría tener sentido si se le da otra interpretación.
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Naruto consiguió ser reconocido por Gamabunta, quien sintió algo de respeto por la terquedad del rubio para conseguir montar su cabeza. Me gusta que el manga se tomara un tiempo para que se ganara ese respeto y confianza. De hecho, Naruto es el único que se muestra cómo se ganó la confianza de su animal de invocación, ya que generalmente los demás simplemente los invocan y obedecen o en casos como el de Orochimaru y Manda no se llevan del todo bien. Kabuto incluso menciona que si la serpiente veía que Orochimaru no podía defenderse, lo devoraría. Mas no se ahonda en por qué se llevan así o cómo hacen otros ninjas con sus animales. ¿Hay Iniciaciones para determinar si el invocador es digno de confianza? ¿Sólo con el contrato de sangre se hacen obedientes?
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il-lombardo · 6 years ago
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Se supone que esto lo iba a publicar hace días pero pues //vida real//. 
En fin...
(Antes de empezar, aclarando: no en todos los AUs se arma, sólo en v1, Canon, Agridulce y Magical School. Espero sacar pronto el listado de AUs)
Con ustedes, el tan mencionado squad de la infancia de Ettore
Background: cuando a Ettore lo cambian de escuela, de una católica a una laica, se hace amigo de un grupito singular que se forma de a poco. Todos tienen algo en común: para los demás compañeros, son los raros. Ya sea por nacionalidad (como pasa con Mariachi, Shankti o Mate), por la forma de ser (Gatto y Fedora) o por contexto familiar (Valerie y Boo).
Ellos se vuelven muy unidos y viven bastantes experiencias. Eventualmente, la escuola elementare (escuela primaria) termina y cada uno se va por su lado, pero no dejan de tener comunicación.
Sin más preámbulos, los miembros del Squad en Read More:
Mariachi: el líder no oficial y uno de los fundadores. 100% mexicano, más específicamente de Guadalajara, Jalisco. Sus padres son mariachis. Tiene una melliza, mayor que él por  minutos y que también va para mariachi. Por ende, sus padres benefician a Jazmín (la melliza). Mariachi prefiere componer música que cantarla, y se inclina por los demás géneros. Le gusta poner música en español al Squad (de hecho, enseñó al Squad a bailar el payaso del rodeo). Razón del apodo: su familia de mariachis y el estereotipo mexicano. Nombre verdadero: Luis López.
Mate (pronunciación: meit): el impertinente del grupo (siempre lo andan regañando)  y otro de los fundadores. Australiano. Sus padres son de Queensland. Tiene un hermano mayor que es un little shit. Que, sin embargo, es el que introduce, primero a él, y luego al resto del Squad, al cartoon Steven Universe. (Algunos les pegó más que otros.) Al principio se juntaba con Mariachi porque tenía un crush con Jazmín, pero al final se sintió cómodo con el resto. Es de los rudos, y siempre carga con él un boomerang, aunque rara vez lo usa porque prefiere la pelea a mano limpia. Intenso. Razón del apodo: al principio, a todos les decía Mate. Nombre verdadero: Mickey Lee
Valerie *se truena los dedos*: la chica del grupo. De origen pobre y humilde. Sus padres murieron en un accidente de autobús. En el que afortunadamente ella no iba ahí, por eso ni siquiera supo cómo pasó. Sólo le dijeron y ya. La dejaron a su suerte. La adoptó una pandilla a la que le tiene su respeto, menos al líder. Trató de robarle a los fundadores del Squad, pero no contaba con que de algún modo terminarían rescatándola de las calles.
Tiempo después la adopta una madre soltera, amiga de su madre, que durante todo ese tiempo la estuvo buscando, pero como no usaba su nombre de nacimiento desde que fue huérfana fue más difícil dar con ella. Convence a la madre de meterla en la misma escuela que los demás miembros y accede, cosa que no le gustó al principio a su hijo biológico, sólo para terminar siendo otro miembro.
Es otra de los rudos e intensos, y es quien más vela por los demás. Su cabello fue rapado en el breve tiempo que estuvo en el orfanato antes de ser adoptada, por el asunto de los piojos. No es algo que le importe, y de hecho se le hace hasta divertido ser confundida con un niño (usando pantalones para ir a la escuela también contribuye). Le echa muchas ganas a la escuela para ponerse al corriente, y piensa incluso estudiar alguna carrera relacionada a las matemáticas. Sólo en el canon va a la universidad. Razón del apodo: así se decía llamar, y se le quedó.  Nombre verdadero: Rosetta de Luca (Sep. La misma. 8D)
Fedora: Uno de los de la segunda oleada. Es el hermano adoptivo de Valerie. No sabe quién es su padre y no le importa. Al principio miraba con recelo a Valerie por “robarle a su madre” pero termina siendo un buen hermano mayor. Siempre trae una fedora, aunque haga un calor de los mil demonios. También es el que remata con alguna frase de los Simpsons, que también lo introduce al Squad. Le gusta mucho cantar, y es el primero en tomar el micrófono en el karaoke. Razón del apodo: siempre usa una fedora al salir, nomás porque sí. Nombre verdadero: Piero de Luca
Shankti: Otro de los fundadores. El único con padres de doble nacionalidad, de padre italiano y madre hindú. Tiene una hermana mayor por casi 20 años (él fue sorpresa), ya casada y con sobrino, siendo éste miembro honorario del Squad. Cada año viaja a la India por una ceremonia anual. El padre es médico cirujano y la madre es ama de casa, por lo que se ve más influenciado por ella. Es el party pooper: la voz de la razón y el que pone orden al Squad cuando quieren hacer alguna osadía o no quieren estudiar. Es matado. Eventualmente le gusta Valerie. Su madre le quería arreglar su matrimonio con otra niña hindú pero se opuso con argumentos valideros. Le sigue la corriente al Squad hasta cierto punto. Razón del apodo: querían llamarlo como el niño del Libro de la Selva pero a Mate se le cruzaron los cables, lo quería llamar como la niña y el nombre lo dijo mal. Para cuando querían corregir, el daño ya estaba hecho. Nombre verdadero: Kiran Lawait
Boo: El último que se unió. Otro que no sabe qué onda con su padre, mientras trata de sobrevivir a las locuras de su madre biológica, una buscadora de lo paranormal que anda de nómada y succionando de sus padres. Debido a la vida errática de su madre, y a que se negaba a soltarlo, Boo es el que ha cambiado más veces de escuela. Por tal motivo, no hace amigos. El Squad desde el principio lo recibió con los brazos abiertos, ayudándolo cuando más lo necesitó. Su madre cometió una equivocación garrafal (meterse con cierto vejete espectral) que la llevó a la cárcel.
Eso no quiere decir que se quedó sólo, como le pasó a Valerie. Verán, a Boo le encanta leer. Y le encanta la ciencia, lo cual es un choque directo con su madre. En cada ciudad que arribaba, siempre se iba a la biblioteca y sacaba provecho lo más que podía. Nada más le faltaban poderes para ser Matilda, jejeje. De hecho, la bibliotecaria de la última biblioteca a la que fue, que coincidentemente es la hermana de la madre de Fedora y Valerie y por ende tantos ellos como el Squad la ponen al corriente, más aparte por instinto propio, cuida de Boo como una madre de verdad lo haría. No dudó ni dos segundos en comenzar con el proceso de adopción cuando supo lo sucedido con la loca.
Boo es tranquilo y tímido. Es de los que piensa, como Shankti, de llevarse las cosas con calma, sólo que rara vez lo expresa. Es el cinnamon roll, nadie se meta con él porque se lleva el doble de golpes por parte de Mate, Valerie y hasta Gatto si lo hacen enojar. Tiene una competencia no declarada con Shankti por ver quién sabe más. Casi siempre, él gana. Razón del apodo: los fantasmitas de Super Mario. Se le hacen adorables y logró no relacionarlos con su madre biológica. Nombre verdadero: Romeo de Luca.
Gatto: El que inicia la segunda oleada. (Nota: esto es cómo se comporta con ellos, no brinda todo su panorama) Es intenso en el sentido que es extremo. No dice mucho para no hablar de más (ejem, secreto espectral) pero cuando lo hace es directo y sin rodeos. Debido a que sabe más de combate que Valerie y Mate (entrena artes marciales mixtas sin mencionar el parkour. Nope, no tiene tele y casi no usa internet, más que el chat y para tareas), cuando se acercan abusivos es al que avientan al frente. El Squad sabe que en el momento que se le ponga un gatito enfrente, ya lo perdieron. Sorprendió a más de uno por sus conocimientos sobre mitologías, las cuales las narra de una manera que te queda picado (gracias “gen” Troulliefou, el talento natural de los arlequines desde hace 4 siglos. Luego explico bien qué onda con éso.). Razón del apodo: no fue sólo por los gatos. También fue por enigmático y ágil. Nombre verdadero (nadamás para presentarlo del mismo modo que los demás): Ettore Lombardo
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toabelovednightmare · 8 years ago
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Grajeas
Parejas/Personajes: PeChi, mención de Martin, Catalina y Antonio.
Notas: AU Post Hogwarts escrito para el intercambio navideño del grupo pechi. Also, esperen epilogo 8D. También en AO3.
Para: @foldingcranes 
Espero que la espera haya valido la pena y disfrutes leer tu regalo :,D feliz navidad atrasada!
Advertencias: Mención de técnicas de tortura un poco aterradoras. 
        ¿Cuales eran las posibilidades de ese encuentro? Manuel se había dicho que eran nulas. Primero, porque los caminos de la vida los habían desconectado por completo, a ellos y a cualquier amistad en común. Segundo, porque su trabajo siempre había involucrado viajes al campo, a pequeñas cabañas habitadas por magos y brujas viejas que podían brindarle la información necesaria para un nuevo capitulo en el libro en el que llevaba trabajando casi seis años.
¿Que posibilidad había?
     El mago con el que necesitaba hablar se había convertido en profesor de defensa contra las artes oscuras hace menos de un año. Era un ex-auror muy conocido por anteponer su ética y moral a su trabajo de campo, ser un gran investigador de los hechizos prohibidos y estratega. También viajaba mucho, y había pospuesto hablar con Manuel por mucho tiempo. Finalmente, había mandado una lechuza explicándole que empezaría a enseñar en Hogwarts ese año, y que podía pasar por su despacho para—por fin—tener la entrevista que le había prometido hace tanto tiempo. Escribió al pie de la carta, también, que el colegio siempre estaba feliz de recibir la visita de sus ex-alumnos y que no debería de preocuparse por tener un lugar donde dormir.
     Cuando Manuel llegó a Hogwarts, lo hizo pensando en que entrevistaría al profesor y se marcharía de ahí lo más rápido posible. Ese había sido el plan. Porque la verdad, nunca planeo pisar el piso de piedra antigua del colegio otra vez, o volver a poner los ojos en el lago o el sauce boxeador. Honestamente, sus años de colegio no habían sido su mejor época, y prefería fingir demencia y pretender que nunca estuvo en ese lugar para empezar. Sin embargo, el profesor y sus archivos privados eran fundamentales para concluir su trabajo.
     Así que, la mañana que se encontró descendiendo del tren en la estación del colegio, se contentó con ahogar los irónicos pensamientos que se acumulaban en su cabeza. Se prometió, además, que después de terminar el asunto con el profesor, iría a Hogsmeade por un buen trago.
     Se instaló en la habitación que le habían preparado, y una vez que terminó de refrescarse, se encaminó hacia el despacho del profesor. Los pasillos estaban llenos de niños y adolescentes hormonales que lo miraban raro y cuchicheaban. Tal y como los recordaba. Un fantasma incluso pareció reconocerlo y con muy poco cuidado, asomó su cabeza por la pared que acababa de atravesar.
     ¿Cuántos años habían pasado ya? ¿Quince?
     Dio tres golpes en la puerta de madera, esperando apenas un par de segundos antes de que se abriera. Entró, inmediatamente sintiéndose engullido por el asombro que los inmensos mapas colgando de las paredes le provocaban. Había estantes gigantescos, repletos de libros y artefactos extraños. En un uno de ellos, Manuel reconoció algo muy similar a esos cascos de tortura que solían colocarle a la gente que era interrogada en épocas antiguas. Definitivamente, la colección del profesor Carriedo era algo único.
     Sobre un escritorio, lupas de diferentes tamaños estaban inclinadas sobre un pequeño cofre de cuero negro. Detrás de ellas, un mago de pelo oscuro escribía velozmente en un pergamino. Manuel se aclaró la garganta.
     -¿Profesor Carriedo?
     El mago levantó la cabeza, su rostro distorsionado por las lupas de vidrio grueso frente a él solo dejaron que Manuel notara que era demasiado joven para ser un viejo ex-auror.
     -¿Quién es?
     -Manuel González. Le escribí al profesor Carriedo sobre una entrevista… Disculpe, ¿es el despacho equivocado?
     El mago se paró de un salto, alejando las lupas con sus manos hasta que estas se guardaron dentro de los cajones del escritorio. Entonces la sangre se le heló.
     -¿Manu?
***
     Cuando tenían doce, Miguel era un gordito que no compartía con nadie los dulces que sus padres le enviaban por correo. Se sentaba en las escaleras de caracol o entre los pilares del jardín, esperando que nadie viniera a molestarlo mientras disfrutaba los pequeños regalos. Sus favoritas eran las grajeas de todos los sabores, la edición especial que vendían en Sudamérica. Quizás porque así podía mentirle a su cerebro creyendo que estaba comiendo uno de los ricos platos que no podía comer en Inglaterra durante el año escolar. Las grajeas le robaban muchos suspiros.
     También había otras cosas, por supuesto. Miguel se defendía diciendo eso cuando Martin, que siempre fue un niño alto y normal en peso, venía a molestarlo porque parecía que su único amor era la comida. Y tenían doce. A todo el mundo se le había metido la idea de enamorarse.
     Martin era su mejor amigo, pero en esa época paraba detrás de una niña pelirroja. Y los otros Hufflepuff de su año solo trataban de adivinar la talla de sostén de las prefectas. Y Miguel se sentía algo solo cuando no estaba en clases o sentado en el gran comedor.
     Un día, un Slytherin de sexto año lo estuvo acosando y llamando gordo solo porque no quiso invitarle sus golosinas. De alguna manera, terminó escondiéndose entre los altísimos estantes de la biblioteca, con la caja de grajeas semivacía descansando en su regazo y la pregunta en su cabeza de si en verdad no estaría comiendo demasiados dulces.
     Ahí fue cuando notó al niño escuálido y pálido que lo espiaba entre los huecos de los libros, sentado en el piso del pasillo de atrás con un notorio moretón en la frente. El chico apartó la mirada, pero ya había llamado la atención de Miguel. Tomó la caja de grajeas y se levantó del piso para ir al pasillo de atrás, donde encontró al chico con la nariz enterrada en un libro de cubierta desgastada. A su alrededor había una pila de libros que habían aterrizado abiertos o perdido hojas en la caída que habían sufrido.
     Miguel se sentó al lado del niño flaco y cruzó las piernas. Tomó una grajea y la metió en su boca.
     -¿Dolió mucho?
     Preguntó. El muchacho lo miró con el ceño ligeramente fruncido, sobre el marco del libro. Miguel rodó los ojos.
-¿Dolió cuando te cayeron todos esos libros encima?
-Un poco.
     -Te pudiste haber partido el cráneo.
-No deberías estar comiendo en la biblioteca. Se supone que esta prohibido, ¿lo sabías?
     Miguel rió, llevándose a la boca dos grajeas más. El chico bajo el libro, miró directamente la caja de grajeas, y luego a Miguel.
     -¿Dónde conseguiste esas?
     -De Perú. Mis padres me las envían cada mes. Tengo otro par de cajas escondidas en mi baúl.
     -Ah.
     Miguel terminó de masticar, ladeó la cabeza y sus ojos aterrizaron en la corbata azul y plateada que el extraño llevaba puesta. Sonrió.
     -¿Eres Ravenclaw? ¿Como te llamas?
     -Manuel.
     -¿Manuel qué?
     -González.
     -Ah.- Esperó en silencio, pero cuando Manuel no preguntó por su nombre, decidió presentarse el mismo. -Soy Miguel Prado.
     -Ok.
     Miguel pensó un rato. Realmente era muy callado. Había conocido a Ravenclaws antes, pero tenía que admitir que Manuel parecía un experto en entablar conversaciones incómodas. Se removió un poco en su lugar.
     -Oye, ¿por qué me mirabas?
     Ante esto, Manuel levantó ambas cejas.
     -¿No sé? ¿Está prohibido?
     Miguel bufó. Rió bajito.
     -Solo pregunto. Fue un poquito raro.
     Sacudió la caja de grajeas, tratando de adivinar cuántas quedaban. Miró de reojo a Manuel, que había devuelto la mirada a su libro. Se escudaba en las paginas viejas, eso es lo que hacía. Despacio, como tratando con un animal de campo pequeño, le extendió la caja. Manuel levantó la mirada, esta vez sorprendido.
     -¿Quieres?
     Preguntó, sonriendo forzosamente, sintiendo los pelitos de su brazo pararse cuando Manuel lo miró a los ojos por un largo par de segundos antes de introducir su mano dentro de la caja de grajeas.
***
     -No pensé volver a encontrarte por aquí después de que nos graduamos.
     Miguel esperó a que los elfos domésticos hubiesen servido el té en las tazas de porcelana fina. Manuel tomó inmediato una de las tazas y le dio un sorbo profundo al té hirviente. Miguel se inclinó un poco más cerca para echarle azúcar a su taza. Dejó que su mirada se perdiera en cómo la cuchara hacía pequeñas olas que daban vuelta dentro de esta.
     -Digo, tampoco pensé que iba a terminar trabajando como asistente del profesor de defensa contra las artes oscuras. Supongo que es una especie de castigo….
     Manuel despegó su mirada de la taza cuando lo oyó decir eso. A Miguel le costó mucho devolvérsela mientras se llevaba la taza a los labios. El agua le quemó la lengua, pero fingió estar bien.
     -¿El profesor Carriedo no dijo cuándo iba a volver?
     Miguel bajo la taza. Esperó a sentir su lengua de nuevo. Manuel entrecerró los ojos con sospecha.
     -Normalmente no avisa cuando saldrá. En especial los fines de semana. No suele tardar demasiado. Un día o dos. De lo contrario se hubiese llevado más de sus libros y diarios, y están todos en sus estantes. Dejó una nota—
-¿Para mí?
-Sí.
     -¿Puedo verla?
     Miguel no pudo evitar fruncir el entrecejo. Manuel pretendió no verlo, o escuchar el suave suspiro que dejó salir cuando dejó la taza sobre la mesita de centro y sacó su varita. De inmediato, un papelito doblado vino volando desde el escritorio y cayó en la palma de Miguel.
     Se la alcanzó a Manuel, quien la tomó y empezó a leer de inmediato.
     Miguel tragó.
     -Como dije, un par de días. Pero siempre puedes revisar su colección de archivos. Es básicamente lo mismo que hablar con él porque se ha memorizado todo.
     Manuel escaneó la carta rápidamente. Las palabras “salida inesperada,” “lo siento,” “archivos siempre disponibles,” y “ayuda de mi asistente” fueron suficiente para sacarle un sonoro suspiro que sonó más como un montón de garabatos comprimidos en un sonido gutural. Se hundió en el sofá, pasando una mano por su pelo.
     ¿Qué se suponía que hiciera? ¿Marcharse, habiendo gastado tiempo y dinero en ir hasta ese lugar? ¿Quedarse a revisar los archivos del profesor hasta que volviera y pretender que Miguel no era más que un pedazo de papel tapiz? En serio necesitaba terminar ese libro….
     Miró de reojo a Miguel, que sorbía de su taza de té en silencio con la mirada perdida en alguna parte de la mesa de centro. Tenía muy mala suerte en volvérselo a encontrar, justo cuando pensó haber superado todo. Pero eso no quería decir que no podía sacarle provecho a la situación.
     -Si te digo exactamente lo que necesito, ¿qué tan rápido puedes tener los archivos listos?
     Preguntó secamente, volviendo a tomar su taza y bebiendo el líquido de golpe.       Miguel parpadeó rápidamente, sorprendido. No pudo evitar que las comisuras de sus labios se curvaran.
     -No tomaría mucho tiempo.
***
     Cuando Manuel tenía catorce, notó por primera vez la diferencia entre estar con Miguel y no estar con Miguel. Cuando ambos andaban por su cuenta, en clase o simplemente merodeando por el castillo, eran vistos como bichos raros. Cuando Manuel se sentaba a estudiar en la sala común de Ravenclaw, donde ciertamente no tenía ningún amigo, sentía las miradas filudas y el inevitablemente sentimiento de ser rehuido por sus compañeros de casa.
     No era su culpa tener las mejores notas en Historia de la Magia y Astronomía. Al mismo tiempo, entendía porqué los demás Ravenclaw no veían la necesidad en incluirlo en sus grupos de estudio. Pero aun así, no podía evitar preguntarse porqué la gente parecía ser más amable con él cuando estaba con Miguel.
     A Miguel tampoco le iba muy bien solo. Aunque había perdido peso y aprendido a compartir su comida en el último par de años, seguía siendo tan socialmente inepto como lo había sido desde que llegó al colegio. Sí, tenía más amigos que Manuel y la gente no lo ignoraba. Pero había algo en la manera en que Miguel hablaba, que hacía que la gente hiciera caras y se alejara con excusas baratas. Miguel no parecía entender porqué eso siempre terminaba pasando. Manuel tenía una idea muy vaga de porqué eso sucedía, pero nunca dijo nada al respecto.
     Cuando estaban juntos, cuando eran “Manuel y Miguel,” nunca tenían problemas. La gente parecía ser más amable, los pasillos menos fríos, las clases menos aburridas y el mundo menos gris. Podían pasar horas tonteando en el jardín, sentados a los pies de la estatua del tuerto, simplemente intercambiando pensamientos sin sentido. Y era extraño, porque todo lo Ravenclaw en el cerebro de Manuel le decía que estaba perdiendo el tiempo, que podría estar haciendo algo productivo. Sin embargo, hace tiempo que había decidido que ese era el mejor momento de su día.
     Perder el tiempo con Miguel.
     Lo malo era que últimamente hablaban y se veían menos. Miguel parecía haber hecho nuevas amistades, entre ellas una chica muy linda de nombre Catalina. La chica era de Colombia, Hufflepuff como Miguel, y parecía llevarse bien con todos. A Manuel no le convencía mucho, probablemente porque Miguel no cerraba la boca sobre lo inteligente y perfecta que era. Quizás era porque Miguel no dejaba de sonreír cuando hablaba sobre ella, porque empezaba a olvidarse de los planes que hacían para los fines de semana y porque más y más de sus respuestas se convertían en monosílabas o sonidos estrangulados.
     “Ah,” “Ok,” “Hm.
     Cuando empezó a pasar más tiempo en la biblioteca, muriéndose de aburrimiento, pretendiendo que estudiaba solo para llenar el estúpido hueco que sentía desde de hace unos meses, notó que algo andaba mal. Al final de año, cuando Miguel le dejó apenas una nota diciendo que no podrían comunicarse mucho durante el verano porque la familia de Catalina lo había invitado a pasar un mes en Colombia, cuando se encontró solo en el vagón de tren con una caja de grajeas que no iba a comer y aguantándose lágrimas que solo lo hacían sentir más estúpido, también entendió que era exactamente lo que pasaba.
***
     Los libros del profesor Carriedo contenían maleficios que no eran usados desde épocas medievales. Maleficios de tortura que—para el bien de todos—habían quedado olvidados con el tiempo. Contenían también gráficos que explicaban las terribles consecuencias que tenían en los receptores: desprendimiento de la piel o carne, huesos que se rompían con tan solo moverlos, e incluso vomitar trozos de órganos que habían quedado destrozados por la cantidad de tortura que habían recibido los dueños. Cada imagen estaba acompañada de una nota del profesor, que a su vez estaba conectada con un artículo o ensayo escrito por él mismo. Miguel le había dejado una larga pila de cuadernillos de cuero sobre el escritorio y Manuel llevaba horas revisándolos en silencio.
     Era muchísimo material, más del que Manuel había esperado encontrar. En parte estaba agradecido, porque eso disminuía el número de preguntas que tenía y le ayudaba a avanzar con el libro. Pero por supuesto, aún necesitaba hablar con el profesor para entender una que otra cosa y recopilar pasajes de su experiencia como auror. Nada ahí le prometía que podría dejar las paredes de ese castillo pronto.
     Miguel sopló el polvo sobre un libro antes de saltar de la escalera de madera en la que se encontraba y extendérselo a Manuel.
     -¿Qué es eso?
     Miguel se encogió en hombros.
     -Es el libro favorito del profesor. Esta lleno de notas que comparan lo que vio en el campo de batalla con lo que dice el libro. Creo que lo encontrarás interesante.
     Manuel lo miró con sospecha, preguntándose si Miguel estaría usando algún hechizo de adivinación. Miguel sonrió, apretando sus labios con nerviosismo cuando Manuel tomó el libro de sus manos y lo abrió inmediatamente.
     -Hace mucho que no estábamos en la misma habitación.
     -Hm.
     -No es lo mismo que compartir clases. Aunque siempre imaginé que terminarías trabajando en algo relativo a escribir y leer. Era todo lo que hacías los últimos años después de todo.
     Manuel no respondió. Miguel se balanceó de adelante a atrás en su silla, entrelazando sus manos y jugando con sus dedos mientras esperaba a que Manuel soltara aunque sea una pequeña exclamación. Ladeó la cabeza, sintiendo la sonrisa morir en sus labios.
     -Sabes, nunca entendí porque dejamos de ser amigos.
     Manuel sintió su piel erizarse, pero se rehusó a apartar la mirada de las hojas del libro y se prohibió sentir náuseas. Miguel continuó.
     -Nos llevábamos tan bien… y de la nada sentí que ya no querías hablar o pasar tiempo conmigo. Fue muy extraño.
     Miguel tragó, se relamió los labios. Manuel seguía sin decir nada, así que decidió continuar.
     -Y digo, después, cuando eso pasó… yo no planeaba alejarte por eso, ¿sabes? Solo quería que las cosas volvieran a ser como antes.
     Manuel pasó la hoja en silencio. Las mejillas le ardían, la garganta le quemaba y la ira que brotaba de su interior era como un fantasma que acababa de recordar que existía dentro de él. Levantó la mirada con el ceño fruncido, odiando la mirada de dolor y confusión en el rostro del peruano.
     Tragó, teniendo que hacer un esfuerzo inmenso para evitar explotar como un caldero en el fuego, y lentamente volteó el libro para señalar unas notas escritas al pie de página.
     -¿Donde esta el resto de las notas del profesor sobre este tema?
***
     Miguel había notado su distanciamiento después del verano. Cómo Manuel parecía más enfrascado en sus lecturas libres, cómo cada vez respondía más con un “Estoy ocupado” o “tengo mucho que hacer” y cómo evitaba contarle mucho sobre lo que pasaba en su cabeza. Miguel sabía que algo estaba pasando ahí dentro.
     Lo presentía. Manuel podría ser un ermitaño, arisco y estar dementemente obsesionado con la lectura, pero no se apartaría simplemente por nada, ¿verdad? Algo estaba pasando. Miguel necesitaba saber porqué lo estaba perdiendo.
     -Deberíamos hacer algo el fin de semana.
     Dijo dejándose caer a su lado en el pasto. Manuel tenía un libro de pociones en las manos. Miguel silbó al ver lo grueso y pesado que era. Manuel pasó la pagina, apenas levantando la mirada del libro para verlo un par de segundos.
     -¿A hacer qué?
     -No se.
     Miguel se encogió en hombros y busco dentro del bolsillo de su túnica. Era un día tranquilo; no había tanta gente en el jardín como solía haberla. Todo el mundo estaba muy ocupado planeando a quien iban a invitar al baile de Navidad que tendrían ese año.
     -Podríamos ir por un par de cervezas…o a molestar al elfo loco que vive en la casa embrujada esa.
     Manuel bufó, lo miró de reojo de nuevo y una mueca de burla se dibujo en su rostro.
     -Como si pudieras aguantar un solo minuto cerca de la casa de los gritos…
     Miguel le sacó la lengua, por fin sacando una bolsa pequeña con grajeas de su bolsillo. La abrió con cuidado y se la extendió a Manuel. Para su sorpresa, el chico la apartó negando despacio. Miguel se quedó helado, alternado la mirada entre Manuel y la bolsa de dulces en su mano.
     -Gracias. Pero hoy no tengo ganas.
     Miguel frunció el ceño ligeramente, metiendo los dedos dentro de la bolsa en silencio. No pudo evitar notar que traía demasiadas grajeas para él solo.
     -¿Te golpeaste la cabeza?
     Preguntó divertido, dándole un ligero codazo a Manuel. Sin embargo, todo lo que consiguió fue que este presione los labios con desagrado.
     Metió la bolsa dentro de su bolsillo otra vez, y se arrimó más cerca. Tan cerca que sus hombros se rozaban cuando se movían, y podían oír la respiración del otro. Estando tan cerca, a Manuel le era muy difícil pretender que Miguel no estaba ahí.
     -¿Qué?
     Preguntó de nuevo, tratando de apartarse. Miguel, al ver que trataba de escapar, pasó un brazo por sus hombros y apoyó su cabeza contra la suya.
     -Últimamente eres como un viejito renegón. Necesitas más aire fresco y menos olor a libros viejos.
     -Me gusta leer.
     -Un día de descanso no te matará.
     -Quizás si estudiaras alguna vez en tu vida entenderías.
     Miguel sopló escandalosamente, rompiendo en risas.
     -¿Y quitarte tu puesto en el podio del colegio? Nah. Somos amigos…
     Manuel miró al libro en sus manos y la rodilla de Miguel que chocaba contra la suya. Dejó salir un “hm.” Miguel rodó los ojos, lo soltó y le revolvió el pelo. Se paró del gras, alisando su túnica con sus manos antes de apuntarle con el dedo.
     -Este fin de semana vamos a Hogsmeade, anciano. No me falles.
     Sonreía de oreja a oreja mientras se alejaba. Sabía que Manuel lo estaba mirando. Parecía que por fin  había logrado hacer algo bueno por esos lares.
     Estaba feliz. Quizás las cosas empezarían a ponerse mucho mejor.
***
     Miguel entró al despacho despacio, tratando de hacer el menor ruido posible al cerrar la puerta detrás de él. Era tarde, pero sabía que Manuel probablemente seguía ahí revisando papeles. Le había dado todo lo que era útil en esa colección. Sabía que era mucho, pero era lo que Manuel quería después de todo. Además, había tenido la esperanza de que podrían tener una conversación decente.
     Manuel nunca había respondido sus cartas. En el pasado, después de que se distanciaron, le había mandado miles de notas y cartas. Había tratado de hablar con él... pero su lechuza siempre regresaba sin respuesta alguna y Manuel lo evadía como a la plaga cuando estaban en el colegio.
     Miguel tenía cosas importantes que decirle. Esperaba que las cosas hubiesen cambiado.
     La puerta hizo un suave clic al cerrarse, pero fue suficiente para sacar a Manuel del ensueño que había empezado a apoderarse de él. En un descuido, se había volteado violentamente a ver quien acababa de entrar, y uno de los libros había caído al piso haciendo un ruido seco.
     Miguel levantó las manos. Manuel notó de inmediato que llevaba una carta en una de ellas.
     -Tienes suerte,- empezó Miguel, acercándose despacio para dejar la carta en el escritorio donde Manuel estaba sentado. -El profesor solo manda cartas cuando regresará pronto de sus viajes. Le gusta tener el material para las clases listo para cuando llegue.
     Manuel sobó sus ojos con la espalda de su mano, mirando la carta con desinterés. Sin querer, su mirada chocó con la de Miguel, que esperaba al otro lado del escritorio a que por fin dijera algo. Llevaba un par de horas evitando hablarle.
     -¿No tienes sueño?
     Preguntó Miguel. Manuel frunció el ceño.
     -¿Me estas botando?
     -No. Pero es tarde y pensé que podría gustarte saber que el despacho suele ser frecuentado por un poltergeist muy molesto. Es parte de la razón por la que el profesor pidió un asistente; desordenaba las cosas todo el tiempo.
     Manuel respiró profundo.
     -Preferiría terminar lo que estoy haciendo sin interrupciones. Quiero marcharme de aquí tan pronto sea posible.
     El silencio engulló la habitación. Manuel devolvió la mirada al libro y Miguel se removió en su sitio un poco más. Y luego ya no pudo aguantarlo.
     -Sigues molesto por lo que paso esa vez… ¿Es eso, verdad? No lo has olvidado.
     Miguel sintió sus dedos temblar cuando apoyó las manos en la madera del escritorio. El silencio era asfixiante.
     -Manuel. Responde.
     Manuel apretó los puños, mordió el interior de su mejilla y se odio a si mismo por ponerse en esas situaciones.
     -Manuel—
     -¿Por qué chucha insistes tanto con eso—?
     Miguel golpeó el escritorio con ambas manos, causando que Manuel pegara un pequeño salto alarmado.
     -¡¿Por qué evitas tanto el tema?! Yo no hice nada malo, ¿y tu?
     Manuel apretó los dientes, sintiendo como los nudillos de sus dedos se tensaban aún más. Se levantó del escritorio, sin apartar la mirada, dispuesto a dejar todo en claro de una vez por todas. No iba a rehuirlo más.
     -Sí,- empezó. Su voz sonaba rasposa, y dentro de aquel despacho enorme, apenas como un susurro. -Me equivoque contigo. Con todo. Ya he tenido quince años para arrepentirme, así que si me disculpas—
     -¿Eso es lo que pasa?¿Que te arrepientes?- Miguel tragó. Su voz se llenó de ira, y no pudo evitar sisear las ultimas palabras. -¿Por eso me quitaste el habla?¿Por eso me tratabas como si no existiera?
     Manuel trató de no perder los estribos. Podía escuchar la respiración alterada de Miguel. Respiró profundo, cerró los ojos un segundo y paseó sus dedos por su cabello.
***
     Bebieron un par de cervezas. Sus favoritas de siempre. Hablaron de tonterías y Miguel hizo comentarios tan tontos que sonreír fue inevitable. Luego fueron a tirar piedras a la casa de los gritos. Manuel retó a Miguel a romper una ventana, y aunque Miguel al comienzo se negó a hacerlo con la excusa de que el vandalismo no era exactamente su estilo, terminó haciéndolo de todos modos.
     El sonido de un gritó furioso hizo retumbar los viejos vidrios de la casa, y en un segundo ambos chicos corrían colina abajo gritando espantados. Esa semana había nevado, pero la nieve había empezado a derretirse y charcos amplios de hielo negro se escondían en la tierra oscura. En algún momento, Manuel pisó uno y perdió el equilibrio. No pudo evitar aferrarse al brazo de Miguel, jalarlo consigo, causando que ambos rodaran colina abajo hasta aterrizar sobre un pequeño parche de nieve.
     Rieron tontamente, y Miguel juntó un puñado de tierra con nieve en su mano para estrellársela en la cara a Manuel. El segundo lo detuvo, peleando contra el agarre del peruano, sintiendo las gotas de nieve hacerle cosquillas cuando caían sobre sus mejillas. Miguel se reía tanto que sus ojos se achinaban y sus mejillas se volvían rosa.
     Terminó estrellando su mano sobre el cuello de Manuel, haciendo que este se retorciera maldiciendo. Miguel se sentó, tratando de pararse entre risas para huir de la bola de nieve que sabía que Manuel estaba armando a su lado. Se paró torpemente, pero entonces el peso de Manuel le cayó encima y termino en el piso de nuevo, bajo el cuerpo de su amigo.
     -Eres un imbécil.
     Dijo entre risas, mientras trataba de evitar que Manuel le metiera un puñado de nieve en la boca.
     -¿Y tu?¿Que eres?
     Manuel empujó su mano más cerca, pero entonces Miguel intentó morderle los dedos y terminó por soltar la bola de nieve cerca de la cabeza del peruano. Miguel le saco la lengua, feliz con su victoria.
     A Manuel aún lo sacudían los espasmos de su propia risa, de lo tonto y perfecto que era todo eso. Su cuerpo tintineaba, como si recibiera pequeñas descargas eléctricas que le ponían los pelos de punta. Apagó su cerebro.
     Y besó a Miguel. Tomó su rostro entre sus manos, y juntó sus labios por un par de segundos, sintiendo que su corazón iba a salir volando de su pecho. Sintió a Miguel responder, su boca moviéndose con la suya. Lo sintió moverse bajo él, primero un poco y luego más bruscamente.
     Luego lo empujó, quitándoselo de encima. Manuel cayó de espaldas, enderezándose justo a tiempo para ver a Miguel gatear, pararse y mirarlo con los ojos abiertos como platos. Tragó, sintiendo un nudo empezando a formarse en su garganta y sus ojos empezar a arder.
     Se sintió ridículo.
     Se paró de inmediato, quitándose la tierra y nieve de encima rápidamente, tratando desesperadamente de mantenerse en pie. Miguel intentó ayudarlo sosteniendo su brazo, pero Manuel lo apartó inmediatamente.
     -Yo—
     Miguel quiso decir algo, pero nada más salió de su boca. Manuel se volteó, sintiendo que el mundo se reía de él, que acababa de cometer un error que lamentaría el resto de su vida. Lo había arruinado todo.
     Escuchó a Miguel llamarlo, pero siguió su camino en la nieve hasta perderse de vista.
***
     Miguel daba vueltas por el despacho como una fiera. Manuel estaba apoyado en el escritorio con los brazos cruzados y la mirada perdida en la alfombra.
     -Estaba asustado. Estaba confundido. Necesitaba hablarte y tu no hacías más que pretender que no me veías y recibías mis cartas.
     -Tu me apartaste.
     -Tu me besaste y huiste como un cobarde.
     Miguel paró en seco, mirando a Manuel con profundo resentimiento.
     -¿Tienes idea de cómo me viste cuando me empujaste?- murmuró Manuel, casi como si estuviera hablando consigo mismo más que con Miguel. -Me miraste como si fuera…un monstro. Una abominación.
     -No es verdad.
     -No podrías saberlo.
     -Solo intentas excusarte del desastre que causaste—
     Manuel bufó. Todo dentro suyo ardía, pidiéndole a gritos que saliera de ahí inmediatamente.
     -¿Desastre?- Preguntó casi escupiendo la palabra. -Veo que solo te importa lo que tu sientas. Aunque no me sorprende para ser sinceros. Era igual con tus cartas. Un montón de disculpas, cuando ni siquiera entendías que habías hecho exactamente, ¿cierto? Solo querías la paz para poder vivir sin tener que pensar en ello.
     Cuando se volteó a ver a Miguel, lo encontró parado a dos metros de él, con los ojos llenos de lágrimas que amenazaban por rebalsar sus ojos.
     -¿Paz?- Su voz se quebró, pero aún así mantuvo ese rastro de ira y dolor. -¿Quieres saber como fue mi verano después de eso?¿Cuantas veces tuve que preguntarme a mi mismo porque te bese de vuelta?
     Manuel arrugó la nariz. Todo ese tiempo había imaginado que esa parte de la historia se la había imaginado él, en un intento por consolar su mente. Había estado seguro del orden de los hechos: había besado a Miguel, este se había apartado y luego Manuel se había largado de ahí deseando que se lo tragara la tierra. Eso era todo. Eso es lo que firmemente había creído por tantos años.
     Se dijo a si mismo que tenía que ser mentira. Que Miguel tenía que estar mintiendo.
     Quiso decirle que era un mentiroso, gritarle que no podía creer que tuviera las pelotas para inventarse algo como así. Pero era tarde. Desde lo más profundo de su mente surgió el recuerdo de esa tarde en la nieve, de cómo se había sentido besar a Miguel, como nada había importado en ese pequeño fragmento de tiempo. Quiso decir algo, pero su estómago no paraba de retorcerse y las palabras se negaban a salir de su boca.
     Miguel maldijo, tirando de su propio pelo con ambas manos. Ensimismado en sus pensamientos, Manuel no pudo ver en que momento Miguel había sacado ese pequeño objeto de su túnica, y como este había terminado estrellándose contra su frente.
     Escuchó las zancadas de Miguel avanzar hasta la puerta del despacho y la puerta cerrarse con tanta fuerza que las lupas que estaban sobre el escritorio tintinearon. Estaba solo en el despacho…con un pequeño cuadrado de pergamino viejo doblado en forma de cuadrado entre sus pies.
***
     Había decidido que la biblioteca era el mejor lugar para escribir esa carta. Ahí empezó todo después de todo. Además era un lugar callado y tranquilo, y Miguel necesitaba mucho de eso entonces.
     Miguel llevaba días sin hablar o ver a Manuel. Era claro que lo estaba evitando. Aunque Miguel no podía culparlo, tampoco podía negar que se sentía muy solo en medio de la marea que ese contacto con su amigo había causado.
     Cuando tenía quince, notó por primera vez que las chicas no le llamaban la atención. Catalina era linda, sí. Pero en los meses que había pasado tratando de que le gustara de verdad, no había logrado más que conseguir otra muy buena amiga y romperle el corazón cuando tuvo que decirle que no la veía como una novia.
     Tampoco había podido besarla. Se dijo que era porque estaba muy nervioso en ese momento. Tan nervioso como lo estaba ahora, que trataba de escribir una carta y no podía ni empezar a escribir la primera oración.
     ¿Dónde comenzar? Manuel sabía tanto como él: que lo había besado.
     Miguel no había sentido nervios al besar a Manuel. Se rascó la cabeza, miró sobre su hombro para cerciorarse de que nadie lo observaba. Cuando regreso su atención al pequeño trozo de pergamino frente a él, dejo escapar un suspiro largo.
     ¿Por qué lo había besado de vuelta?¿Acaso le gustaban los hombres?¿O acaso era solo Manuel y ya?
     La tinta en su pluma se estaba secando, y aún no había escrito ni una sola palabra. Tamborileó los dedos sobre la mesa, se rasco la cabeza, frunció la boca y sobajeo su cara con su mano.
     ¿Cómo iba a recuperar a Manuel si ni siquiera podía decidir si estaba molesto, feliz, intrigado, confundido o todo a la vez?
     Ocultó su cara en sus manos, maldiciendo de nuevo. Entonces escuchó risas, y entre los huecos de sus dedos pudo ver cómo dos niños de primer año soltaban risitas mientras inspeccionaban los títulos de los libros. Apoyó su cabeza en su mano, observándolo por un par de segundos más hasta que se perdieron de vista entre los estantes.
     Entonces decidió que escribir.
     “Fue un buen primer beso.”
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