#uapoyo emocional
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Superando desafíos
Hoy tuve mi 2da o 3ra terapia con mi psiquiatra. Y puedo decir a boca llena que pasaron maravillas en ese consultorio. Por segunda vez en mi corta vida, tuve la valentía de decir, aún llena de miedo, las palabras mágicas que me abrieron las puertas a la crisis más reciente: TENGO DEPRESION CLINICA. El doctor se limitó a escucharme. Mi papá estaba sentado a mi lado. Quiero redactar aquí las palabras exactas que usé para desahogarme hoy, porque estoy tan orgullosa de mí misma por haber dado un paso tan importante.
Y no solamente por eso. Sino porque esta segunda vez que acepté mi enfermedad, se sintió REAL. Y sé que fue real. Hoy en la mañana, como todos estos días que he estado de licencia médica en el trabajo, vine a mi estudio, le pedí a Dios que me hable, cerré los ojos y abrí la biblia aleatoriamente, dejando que mis manos y mis dedos seleccionen las páginas SIN mi propia intervención. Y lo que leí al abrir los ojos era exactamente el mensaje de Dios que yo necesitaba escuchar. Lo anoté en una hoja, y lo usé para leerlo como una oración en voz alta al final de mi terapia de hoy. Entonces, estas fueron las palabras exactas que usé para desahogarme en terapia, aunque debo admitir que no fue fácil, tardé como 2 horas leyendo porque las palabras no me salían espontáneamente, y lloré hasta más no poder. Quiero empezar diciendo que todo lo que voy a decir ahora es mi verdad. Agradezco a Dios y a mis padres por todo. A Dios por ayudarme a llegar hasta este punto de claridad, a mis padres por darme la educación que ellos no tuvieron la oportunidad de recibir, por apoyarme economica y moralmente en todos mis momentos de crisis. Por sacrificar sus vidas para que mis hermanas, hermanos y yo seamos quienes somos hoy. En segundo lugar, quiero aclarar que no es mi objetivo ofender, maltratar o herir a mis padres o a ningún otro miembro de mi familia. Tengo depresión clínica, pero eso no fue causado directamente por las personas en mi hogar, sino por mi propia mente y por un pasado turbulento que no se ha calmado con los años. Cuando yo nací, mi papá era el sol de mis días. Pero poco tiempo después, mi papá cayó preso por 1 año y 4 meses, por un crimen que él NO cometió. Mi papá estuvo lejos por poco tiempo, pero eso nos afectó bastante a mi mamá, a mis hermanas y a mi hermano menor. Mi mamá le tenía tanto odio a mi papá que solamente nos llevó a visitarlo a la cárcel una sola vez. A pesar de que mi hermanito y yo preguntábamos a diario por mi papá, ella nos decía que él se fue para siempre, que nunca volverá, que nos abandonó. Incluso, nos hablaba mal de él, que él es un mal padre, que no quiere a sus hijos, etc. Y eso nos hacía llorar, pero escucharlo de ella tantas veces nos llevó a creer que todo lo que ella nos decía de mi papá era verdad. Ahora entiendo cuando dicen que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad. A pesar de que mi papá desde la cárcel le rogaba a mi mamá que nos lleve a verlo, solamente fuimos una sola vez en todo el año que él estuvo fuera de nuestras vidas. Entonces yo comencé a sentir abandono maternal y paternal también. Maternal porque mi mamá tiene complejo de ''wonder woman'', quiere y cree que puede hacer 10 cosas a la vez, y nunca me dio la atención maternal que yo necesitaba.
Paternal porque a pesar de que mi papá regresó de la cárcel, yo ya no sentía nada por él. Era lógico, mi propia madre se encargó de matar el amor paternal entre mi padre y yo. Cuando él volvió de la cárcel yo ya no lo veía como a un padre. Lo veía simplemente como un proveedor, un cajero automático que siempre hará lo posible por buscar dinero cuando lo necesitemos. Y no estoy idealizando a mi padre para condenar a mi madre. Sé que ambos son seres humanos, y en su calidad de humanos, los dos cometieron errores que me afectaron a lo largo de mi vida. Desde niña he visto que mis padres son un matrimonio roto. Pero seguían juntos ''por los niños'', como dice mi mamá.
Muchas veces a lo largo de mi infancia, mi mamá se dejaba dominar por sus emociones. Por eso a cualquier cosa que mi hermanito o yo hiciéramos mal, ella reaccionaba con golpes. Golpearnos era su manera de desahogar todo el remordimiento que ella sentía (o siente?) por mi papá. Nos pegaba con tanta rabia, que muchas veces se nos llegó a salir la orina en medio de los golpes. Yo creía que eso era normal en todos los niños, hasta que mis doctores me comentaron que cuando un niño/a no puede contener la orina durante un encuentro violento dentro de su familia, es una señal de que el trauma es muy dañino mental y emocionalmente. Ahora que soy adulta y que soy profesora, veo que la violencia nunca es ni ha sido una herramienta didáctica. Como decían mis padres cuando nos pegaban, ''esto lo hacemos para educarlos'', decían mis viejos.
También aprendí otras cosas importantes. Mi mamá pegándonos, disculpándose y luego volver a pegarnos es una forma de manipulación. Y en esas ocasiones yo solía pensar que mi vida no valía nada, pues mi propia progénitora podía desaparecerme de la faz de la tierra, sin que a nadie le importe. Claro que eso no se compara con la vez que mi propia madre intentó ahogarme en la bañera. A mis 7-8 años, quise demostrarle a mi mamá que ella no puede controlar mi vida para siempre, así que la desobedecí. Eso hizo sacar su furia más interna, que venía con la fuerza de mil demonios. Comenzó a pegarme como nunca. Para mi suerte o para mi desgracia, mi hermana mayor estaba llegando de la universidad en ese momento y detuvo la masacre por unos minutos. Mi hermana la enfrentó y me defendió. Aproveché la discusión entre mi mamá y mi hermana y corrí a la bañera, pues me comenzaba a molestar el hedor de mi propia mezcla de orina y lágrimas en mi ropa. Desnuda en la bañera, mi mamá llegó. Yo no sé quién era esa persona, pero esa no era mi madre. Porque tomó mi cabeza con fuerza, y la metía y la sacaba del cubo de agua con mucha ira. Yo trataba de luchar por mi vida. Lo logré. Sobreviví. Eso me ha marcado desde siempre. Mis propios padres son capaces de matarme en cualquier momento, acaso mi vida vale dos céntimos siquiera? Pero hablemos de la ocasión en la que mi propio padre atentó contra mi vida. Claro que él no actuó solo, sino que mi madre invocó a los demonios que en ese momento estaban molestando a mi papá. Recuerdo ese día como si hubiese sido ayer. Mi mamá estresada por querer hacer todo y estar en 3 lugares al mismo tiempo, nos escuchó a mi hermano y a mí ''pelear''. Cuando uno de nosotros se quejó con ella, se desató el infierno. Mi papá, con correa en mano, nos dio la peor paliza de nuestras vidas. Todo para enseñarnos que ''los hermanos no pelean, se aman y se pide perdón''. En ese entonces yo no sabía que la violencia solamente genera más violencia. Mi hermano mayor estaba ahí. Pero no hizo nada por ayudarnos. Antes mi hermana mayor me había defendido, pero ahí, en medio de la sala, con un charco de orina bajo mis pies que no dejaba de correr por mis piernas y las de mi hermano, nadie nos defendió. Luego mi papá nos obligó a abrazarnos. Nos dijo que nos pidierámos perdón y todo eso. Lo hicimos, pero no con honestidad. Simplemente lo hicimos porque ya estabamos cansados del ardor del cinturón de mi papá en nuestras piernas orinadas. Por traumas como estos es que todavía hoy me sigo preguntando si mi vida vale algo para alguien, porque para mis creadores aquí en la tierra, aparentemente mi vida nunca ha valido nada. Luego el doc me dijo algo muy importante: Dios me dió la vida, y él es el único que puede quitármela. Ahora hablemos de las veces cuando mi hermano mayor abusaba sexualmente de mí. Tiempo después de regresar mi padre de la cárcel, conocimos a su primer hijo, producto de su primer matrimonio. Hasta aquí mi desahogo de hoy. Gracias a cualquier persona que se haya detenido a leer un pedacito de mi historia.
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