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claudiogsaucedo · 2 months ago

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Austin Duncan - ¿Qué esperabas?

Lucas 7:18–35

Es nuestro privilegio regresar a Lucas capítulo 7. En nuestra pequeña serie en Lucas 7, nos encontramos con ejemplos reales de los amigos de Jesús después de su sermón en el monte.

Esta mañana tenemos un texto tan rico que solo quiero sumergirme y leerlo. Lucas 7:18-35:

"Y los discípulos de Juan le informaron sobre todas estas cosas. Convocando a dos de sus discípulos, Juan los envió al Señor diciendo: ‘¿Eres tú el que ha de venir, o debemos buscar a alguien más?’. Cuando los hombres vinieron a Él, dijeron: ‘Juan el Bautista nos ha enviado a ti diciendo: ¿Eres tú el que ha de venir, o debemos buscar a alguien más?’.

En ese mismo momento, curó a muchas personas de enfermedades y aflicciones y espíritus malignos, y concedió la vista a muchos que estaban ciegos. Y Él respondió y les dijo: ‘Vayan y cuenten a Juan lo que han visto y oído: los ciegos reciben la vista, los cojos caminan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les predica el evangelio. Bienaventurado el que no se escandaliza de mí’.

Cuando los mensajeros de Juan se fueron, comenzó a hablar a la multitud acerca de Juan: ‘¿Qué salieron a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? Pero, ¿qué salieron a ver? ¿A un hombre vestido con vestiduras suaves? Miren, los que están espléndidamente vestidos y viven en lujo se encuentran en palacios reales. Pero, ¿qué salieron a ver? ¿A un profeta? Sí, les digo, y más que un profeta. Este es de quien está escrito: "He aquí, envío mi mensajero delante de ti, quien preparará tu camino delante de ti".

Les digo que entre los nacidos de mujeres no hay nadie mayor que Juan; pero el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él’. Y cuando todo el pueblo y los publicanos oyeron esto, reconocieron la justicia de Dios, habiendo sido bautizados con el bautismo de Juan. Pero los fariseos y los doctores de la ley rechazaron el propósito de Dios para sí mismos, no habiendo sido bautizados por Juan.

‘¿Con qué compararé entonces a los hombres de esta generación y cómo son? Son como niños sentados en la plaza y llamándose unos a otros, que dicen: "Tocamos la flauta para ustedes, pero ustedes no bailaron; cantamos lamentaciones, pero ustedes no lloraron". Porque ha venido Juan el Bautista, que no come pan ni bebe vino, y dicen: "Tiene un demonio". Ha venido el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: "He aquí un hombre glotón y borracho, amigo de recaudadores de impuestos y pecadores". Sin embargo, la sabiduría es reivindicada por todos sus hijos’.

Esta es la palabra misma del Dios vivo. Que Él escriba su mensaje en nuestros corazones esta mañana.

Bueno, Jesús tuvo, creo, una especie de fase de luna de miel en su ministerio, un momento en el que la gente había estado preparada y lista para escuchar a Dios debido al tremendo éxito de Juan el Bautista. De hecho, el Evangelio de Lucas, un evangelio compuesto con tanto arte y cuidado por el Amado Médico, le encanta yuxtaponer realidades, le encantan las parejas y los gemelos en su narración. Muchas veces pone las cosas en contraste o comparando pares, y lo hace con el comienzo de su evangelio.

La historia de la Natividad de Jesús se presenta al lado y en un formato casi idéntico al de la Natividad de Juan el Bautista: su aparición sobrenatural, nacimientos, linaje y el regocijo de su madre y su padre, así como la participación de los ángeles. Hay paralelos allí, y en el evangelio de Lucas, el desarrollo del ministerio de Juan el Bautista es una realidad que había preparado los corazones de la gente de Israel. No habían oído hablar de Dios en cuatro siglos, desde la época del profeta Malaquías. Y ahora han salido al desierto y han recibido la predicación audaz y apasionada de Juan el Bautista.

Muchos habían confesado sus pecados y se habían arrepentido con esperanza, en espera de la venida del Mesías. Los discípulos de Juan se habían reunido alrededor de él y lo vieron bautizar al Señor y anunciar que este es aquel de quien no es digno de desatarle la sandalia. Habían observado el desarrollo del ministerio de Juan como una preparación.

Como leemos en nuestra lectura de las Escrituras en Juan capítulo 3, Juan amó cada minuto; por eso vivió y sirvió a Yahweh. Esta era su comprensión profética: el cumplimiento de todas las Escrituras. Y luego, de repente, llegamos al capítulo 7 de Lucas y la fase de luna de miel ya había terminado, tanto para Juan el Bautista como para el Señor.

Herodes había sido confrontado por Juan y, en respuesta a la predicación de Juan, que era demasiado directa para el gusto de Herodes, lo había arrestado y encarcelado. Jesús ya no era solo un punto de interés. A pesar de las crecientes multitudes y discípulos devotos que estaban con él, el número de oponentes, los susurros, los planes, las manos y las maquinaciones de los fariseos estaban en constante aumento. La fase de luna de miel había terminado, y la realidad se estaba asentando: las expectativas no eran las que todos pensaban que serían.

Especialmente para el precursor de Jesús, Juan tenía una comprensión particular de lo que el Mesías haría y traería, algo que había aprendido de su asignación divina, pero también de su estudio cuidadoso de las Escrituras y de cómo había predicado en preparación para el anuncio del Reino del Mesías y su venida. Vio mucho de la palabra de Dios cumpliéndose, pero tenía preguntas porque no iba según sus expectativas.

Lo que tenemos en Lucas 7:18-35 es un pasaje que nos muestra el significado cualitativo y la diferencia de Jesús sobre su primo Juan. Es una historia que Lucas aún no ha contado, pero más que eso, vemos a un verdadero creyente luchando con dudas, luchando con expectativas incumplidas e insatisfechas. También escuchamos uno de los sermones más contundentes y poderosos que nuestro Señor jamás haya pronunciado: una acusación a una generación que solo puede ser descrita como privilegiada, malcriada e inaceptable.

Jesús nos da en este pasaje algunas de sus palabras más fuertes que nos recuerdan cómo trata a los escépticos, con aquellos que son verdaderos creyentes pero que genuinamente luchan por comprender lo que Dios está haciendo, y cuánta gracia y amor Jesús muestra a su primo y a sus emisarios. Luego también nos muestra cuánto Jesús le da tonelaje y peso al significado de la decisión de toda la generación a la que está predicando: que deben recurrir a Él o, de hecho, perecerán.

En este pasaje, es un punto de inflexión en la historia de la Redención donde Jesús está mostrando a su generación, y a la nuestra, que lo que haces con Cristo, cómo disciernes su significado, cómo moderas tus expectativas y te aseguras de que coincidan con los deseos de Dios, importa no sólo por ahora, sino por toda la eternidad.

Entonces, el título de este sermón es: Lo que esperabas. Me gustaría verlo. Hay muchos versículos aquí y mucho que cubrir, pero me gustaría verlo en dos partes. Y, siempre y cuando terminemos a las 6:00 p.m., creo que estaremos bien para la gloria del segundo servicio.

Veamos esto en dos grandes porciones:

Versículos 18 al 23: Las expectativas de un creyente incumplidas.

Versículos 24 al 35: La generación de la incredulidad expuesta.

Primero, considere conmigo las expectativas de un creyente incumplidas. Mire el versículo 18: "Los discípulos de Juan le dijeron acerca de todas estas cosas".

Todas estas cosas. Bien, esta es una referencia a todo lo que Jesús había estado haciendo. Aquí, en este contexto, hemos visto dos de los relatos que siguen al gran sermón de Jesús:

Primero, el centurión, el centurión gentil que buscaba una audiencia con Jesús, pero tenía tanta confianza en la suficiencia de la palabra de Jesús que invocó a Jesús, pero tenía tal sentido de su propia indignidad que sabía que Jesús no debía venir a visitar su casa, sino que confió en que Cristo sería capaz de lograr por su propia autoridad todo lo que podía hacer debido a quién era.

Esa exhibición es algo que tenía que estar en la mente de Juan en el contexto de esta historia. Y luego, el funeral que Jesús interrumpió de manera tan impactante: la Viuda. Para cumplir tanto interés profético de la historia de Elías y Eliseo en esta misma región, resucitando a una persona de entre los muertos, mostrando que Jesús no solo tenía poder para sanar, poder para controlar las fuerzas de la naturaleza o para reprender a lo demoníaco, sino que Jesús tenía poder sobre el mayor enemigo de la humanidad y el temor más profundo: que pudo vencer a la muerte misma.

Así lo dice el versículo 18: "Los discípulos de Juan".

Le contó todas estas cosas, es un recordatorio de que muchos de los discípulos de Juan en este momento, tal como vimos en Juan 3, habían visto mucha de la adhesión de Juan. Muchos de los seguidores de Juan el Bautista se convierten en seguidores de Jesús, aún más en este tiempo presente de problemas.

Llamando a dos de ellos, los envió al Señor: "¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a alguien más?". La pregunta de Juan Bautista se nos da dos veces: primero de sus propios labios en el versículo 19, y luego de los labios de sus discípulos emisarios en el versículo 20. Se dice exactamente las mismas palabras: "¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a alguien más?".

La pregunta que tenemos es: ¿Dónde está Juan? ¿Por qué Juan no le hace esta pregunta directamente a su primo Jesús? La respuesta a eso se encuentra en Lucas 3:19. Lucas 3:19 nos recuerda lo que le pasó a Juan. Herodes el tetrarca, quien había sido reprendido por el Bautista por Herodías, la esposa de su hermano, y por todas las cosas malas que Herodes había hecho, le añadió esto a todas: encerró a Juan en prisión.

Por lo tanto, ya no tenemos a Juan en la escena; ya no tiene acceso al Señor. El historiador Josefo nos dice que fue en Maqueronte, una prisión en la fortaleza de Herodes, a 5 millas del Mar Muerto. Las ruinas aún están hoy en día en Jordania. Es el peor lugar que puedes visitar. Está oscuro, hace calor, es terrible. Necesitas SPF 500 para ir a verlo.

Ahí está Juan, en el agujero más oscuro de este lugar, sufriendo abuso bajo Herodes, a quien él le predicó justicia y fue rechazado. Yo no he estado en prisión personalmente, pero he visto programas de televisión sobre eso. Una vez visité una prisión en un país del tercer mundo en un viaje del ministerio, y fue un lugar inolvidable en la miseria, la suciedad y la desesperanza.

Las condiciones de hacinamiento, mientras hacíamos algún ministerio para los creyentes en esa prisión, me convencieron de no cometer crímenes en El Salvador. No estaba pensando en eso de todos modos, pero las prisiones no son lugares que engendran mucha esperanza. No es un lugar conocido por su optimismo.

Por lo tanto, Juan está allí languideciendo bajo amenaza de ejecución, y eso es exactamente lo que le sucederá en Maqueronte. Su cabeza será separada de su cuerpo por la espada del verdugo. Entonces, su pregunta es muy exacta, y sus discípulos entienden que debe repetirse de manera idéntica a como fue dada: "¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a alguien más?".

No usa la palabra "ungido" o "Mesías", el título más común del Antiguo Testamento para el Mesías, pero en cambio usa un nombre que se usa en todos los profetas para Dios mismo: "uno que viene", a menudo en juicio y salvación. Por lo tanto, tiene una connotación mesiánica, pero Juan pregunta: "¿Eres tú el que esperábamos o estamos esperando a alguien más?".

Es una pregunta impactante si has leído el resto del evangelio, pero recuerda que Juan el Bautista no había leído el resto del evangelio. Está en una celda oscura de la prisión y las cosas no van como él pensaba. Así que dos de sus discípulos vienen a Jesús y le hacen su pregunta, exactamente una pregunta que el mismo Juan no podía hacer personalmente, pero necesitaba una respuesta.

El versículo 21 dice que en ese mismo momento Jesús curó a muchos que tenían enfermedades, espíritus malignos y les dio la vista a muchos que estaban ciegos. Esta fue una situación similar a lo que vimos en el capítulo 6. Si estás leyendo anteriormente en el Evangelio de Lucas, el versículo 17 dice:

"Jesús descendió con ellos y se paró en un lugar llano con una gran multitud de sus discípulos y una gran multitud de gente de toda Judea y de Jerusalén y de la costa del mar de Tiro y de Sidón, que venían a oírlo y ser sanados de sus enfermedades. Y los que estaban atribulados por espíritus inmundos eran sanados, y toda la multitud buscaba tocarlo porque de él salía poder, y los sanó a todos".

Esto ocurrió en muchas otras ocasiones en el ministerio de Jesús, donde él simplemente fue abrumado por multitudes de personas: personas enfermas, lastimadas, afligidas, paralizadas, personas con mal-formidades y dificultades, y miembros faltantes, entre otras cosas. Todos buscaban a Jesús, el hacedor de milagros. Jesús realizó actos de compasión en nombre de su poder divino y mostró eso una y otra vez. Miles y miles buscaron curación de Jesús y la recibieron.

¡Qué momento para estos dos discípulos! Llegan con una pregunta de Juan el Bautista. Ellos se acercan a Jesús en este mismo momento, es decir, en la misma hora en que Jesús estaba realizando todas estas sanaciones. Probablemente le tocaron en el hombro, interrumpiendo, tal vez, a alguien con un brazo marchito que estaba siendo curado. Y aquí llegan estos dos discípulos de Juan.

Estoy bastante seguro de que dijeron algo como: "Jesús, tenemos una pregunta. No es nuestra pregunta, es de Juan. Por favor, sigue haciendo lo que estás haciendo, pero solo queremos hacer una breve pregunta. Es de Juan, no es nuestra". Fue un momento incómodo para preguntar.

Jesús, por su verdadera identidad, cura enfermedades, expulsa espíritus malignos y da vista a los ciegos. Por eso Jesús responde a los mensajeros en el versículo 22, diciendo: "Regresen e informen a Juan lo que han visto y oído".

Estos discípulos ahora son testigos oculares del poder de Dios y testigos del evangelio que Jesús predica. Tienen que decirle a Juan lo siguiente, según el versículo 22:

"Los ciegos reciben la vista, los cojos caminan, los que tienen lepra son curados, los sordos oyen, los muertos resucitan, y se predica la buena nueva a los pobres".

Estas son frases que Jesús toma de varias profecías de Isaías: Isaías 26:19, 29:18, 35:5-6, 42:18 y 61:1. Todas estas profecías prometen que cuando venga el Mesías, su ministerio estará marcado por señales poderosas y compasivas, como los ciegos viendo, los cojos caminando, etc.

Jesús está cumpliendo todas estas profecías, que Juan había estudiado y predicado. Entonces, Jesús envía a los mensajeros de regreso a Juan con estas evidencias. Sin embargo, el ministerio de sanación de Jesús no era nuevo para Juan.

Entonces, ¿cuál es el problema de Juan? Aunque el texto no lo dice explícitamente, parece que el problema radica en que Juan estaba en prisión y sus expectativas sobre el mesianismo de Jesús no se alineaban completamente con lo que él estaba viendo.

Ahora volvamos al ministerio de Juan. En Lucas 3:16-17, Juan predica diciendo:

"Yo los bautizo con agua, pero viene uno más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar la correa de sus sandalias. Él los bautizará en Espíritu Santo y fuego. Su bieldo está en su mano para limpiar su era y recoger el trigo en su granero; pero quemará la paja con fuego inextinguible".

Juan el Bautista predicó que el Mesías traería salvación y retribución, inaugurando un tiempo de juicio. Por lo tanto, Juan veía un problema: sus expectativas de lo que el Mesías debía hacer no estaban siendo cumplidas en ese momento. Jesús no estaba trayendo el juicio que Juan esperaba, y esto provocó dudas en Juan sobre si Jesús realmente era el Mesías esperado.

Aquí está Jesús, este maestro itinerante y hacedor de milagros. Pero Juan está en prisión; su ejecución es inminente. Los fariseos están susurrando, conspirando y planeando. La oposición contra Jesús está creciendo. Ahora Juan está fuera de escena, y Jesús no ha solidificado la nación, no ha formado un ejército, no ha conquistado Roma, no ha hecho descender fuego del cielo. Pero Juan no había escuchado con suficiente atención a Jesús.

En cada caso en que un creyente duda, hay una falta de confianza. No una falta de confianza en Jesús, sino una falta de confianza en los métodos y los tiempos de Jesús.

Mira conmigo. Hagamos un breve experimento aquí. No quiero extenderme en esto, pero creo que es muy importante, especialmente para los creyentes. Todos los creyentes luchan con la duda, pero déjame mostrarte los matices de esto.

Lucas 4: este es el sermón al que me he referido en las últimas semanas. Es el que metió a Jesús en "agua caliente," por así decirlo. Es su sermón en Nazaret, su ciudad natal, donde predicó del rollo de Isaías. Esa parte específicamente incluye los versículos 18 y 19. Me he referido a la sección donde Jesús habló del ministerio a los gentiles, y decidieron que el sermón no era bueno después de todo, y probablemente deberían matarlo. Pero es su cita de Isaías aquí. Así que pon un dedo en Lucas 4:18 y luego abre tu Biblia al mismo tiempo en Isaías 61:1-2. Solo tómate un minuto, usa el pulgar y el índice si puedes.

Quiero mostrarte esto porque creo que es clarificador. Esto es Jesús leyendo el rollo de Isaías. Quiero que compares Lucas 4:18 e Isaías 61:2.

Primero, mira la lectura que hace Jesús del rollo. Desenrolla el rollo y encuentra este lugar, y lee estas palabras:

"El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para proclamar buenas nuevas a los pobres"—exactamente lo que Jesús dijo a los discípulos de Juan—.

"Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos", lo cual abarcaría todo el ministerio de sanación de Jesús y los actos milagrosos de compasión,

"recuperar la vista a los ciegos", "poner en libertad a los oprimidos" y "proclamar el año del favor del Señor."

Jesús continúa diciendo en el versículo 21:

"Hoy esta escritura se ha cumplido ante tus oídos."

Ahora pasa a la profecía de Isaías en el capítulo 61. Es importante notar lo que Jesús no leyó. Comenzando en el versículo 1, dice exactamente las mismas palabras:

"El espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido para llevar buenas nuevas a los pobres. Me envió a vendar a los quebrantados de corazón, para proclamar libertad a los cautivos y la apertura de la cárcel a los que están obligados, a proclamar el año del favor del Señor".

Y ahí fue donde Jesús dejó de leer. ¿Cuál es la siguiente frase?

"...y el día de la venganza de nuestro Dios, para consolar a todos los que lloran".

Este pasaje y muchos otros nos dirigen a un contexto más amplio. Ahora volvamos al Nuevo Testamento pasando por Malaquías 3, el último libro del Antiguo Testamento. En Malaquías 3 encontramos una profecía con la que Juan el Bautista habría estado muy familiarizado. Él sabía que esa palabra de Isaías sobre un "día de venganza" no estaba sucediendo en su tiempo, ya que Herodes seguía en su trono burlándose del siervo de Dios, Roma aún estaba en el poder, y el juicio esperado no había llegado.

No hay ningún pasaje que el Bautista hubiera conocido mejor que Malaquías, porque este pasaje era sobre él. En Malaquías 2:17, el pueblo de Israel pregunta:

"¿Dónde está el Dios de justicia?"

El profeta responde en Malaquías 3:1-3:

"He aquí, envío mi mensajero, y él preparará el camino delante de mí. Y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien buscáis, y el mensajero del pacto en quien os deleitáis. He aquí que viene, dice Yahweh de los ejércitos. ¿Pero quién podrá soportar el día de su venida? ¿Y quién podrá estar en pie cuando aparezca? Porque él es como fuego refinador y como jabón de lavadores. Se sentará como refinador y purificador de plata, y purificará a los hijos de Leví, los refinará como oro y plata, y traerán ofrendas en justicia al Señor".

Este es el pasaje clave para Juan el Bautista, ya que describe la venida del precursor, mezclando notas de salvación y de juicio. Es un mensaje de purificación y fuego refinador. Por eso, Juan predicó en Lucas 3 que "el hacha está puesta a la raíz del árbol".

El problema de Juan el Bautista era que Jesús estaba cumpliendo un lado de su entendimiento mesiánico, pero él no entendía por qué el segundo pie —el juicio— no había caído todavía.

Sí, Jesús es un maestro eterno y hacedor de milagros y obviamente tiene el favor, la autoridad y el poder divinos, pero aún no ha logrado la ejecución del juicio. Para aquellos que han oprimido al pueblo de Dios, Juan predicó sobre esto y dijo que el Mesías traería esto, pero aún no ha sucedido. Y ahora Jesús les está diciendo a estos discípulos que vayan y le digan a Juan lo que Jesús ha hecho, sus actos de misericordia, lo que Jesús ha dicho. Las buenas nuevas se predican a los pobres y luego, en el versículo 23, bendito, bendito es el hombre allá en Lucas 7, bienaventurado el hombre que no se aparta por mi culpa.

James Edward dice que en respuesta a los discípulos de Jesús o de Juan, Jesús simplemente proporciona para ellos no es una declaración proposicional sino un resumen de su vida. Por qué no una declaración proposicional, en otras palabras, por qué Jesús no dice sí, soy yo. La razón por la que no puede decir eso es porque la comprensión de Juan de lo que debería ser y hacer el Mesías es inadecuada, está mal aplicada, su tiempo no es su escatología está mal. Juan el Bautista necesitaba Isaías 55: Mis pensamientos no son tus pensamientos, mis caminos no son tus caminos, como los cielos son más altos que la tierra, entonces mis caminos y mis pensamientos son más altos que tus caminos y pensamientos. Jesús está haciendo algo en el plan de Dios en desarrollo que es más alto y más grande que las expectativas de Juan el Bautista.

Juan pensó que Jesús viene, bam, se acabó, concluye la historia humana, redime al pueblo de Dios y destruye a sus enemigos, y los enemigos están perfectamente claros, es el sistema religioso falso que ha pisoteado la Torá, son estos fariseos hipócritas. Juan está listo para terminar con ellos. Son los poderes paganos opresivos del Imperio Romano los que están presionando al pueblo del pacto de Dios, los que están ensuciando y contaminando su tierra. ¿Por qué no lo han hecho? No, Jesús concluyó todo esto, pero es una perspectiva de prisión y es solo la mitad de la historia. El problema de Juan es que ve que falta algo en el ministerio de Jesús. Ve un día de salvación, pero no un día de ira. Ve la humillación del Mesías y condescendencia y encarnación, pero no su exaltación. Él ve la oferta de salvación y el rechazo de Jesús, pero no ve el juicio y la vindicación final, y eso es porque esas cosas están por venir.

Y por eso Jesús ministra a Juan con ternura y sabiduría y dice: bendito es el hombre singular, hablando con Juan, que no se aleja gracias a mi lectura en 1987. David Gooding corrige las expectativas redentoras y dice que Juan no es el único que ha sentido el problema hasta el día de hoy.

Hay muchos que sienten que no pueden creer en Jesús si está interesado simplemente en la salvación de cada individuo y no en corregir los grandes males políticos, económicos y sociales del mundo. Juan no tenía confianza en que el momento de Jesús fuera el correcto, pero querido creyente, la realidad es que Jesús juzgará todos los males y derribará todos los gobiernos y se sentará en el trono de David, pero aún no está allí. Y ese no era un mensaje para el que Juan estaba preparado.

Antes de que fuéramos demasiado duros con Juan el Bautista, no creo que sea el único creyente que lucha con expectativas no satisfechas. Me pasa todo el tiempo porque lo que Jesús está haciendo en cualquier momento de nuestras vidas es desconcertante, ¿no es así? La Providencia no está escribiendo en el cielo; no es obvio la mayor parte del tiempo; nuestras dificultades y decepciones a menudo se sienten como si Dios lo hubiera permitido. No ha hecho lo que pensamos que debería y podría hacer. Cuando leo los Salmos, hay tantos Salmos de angustia que no siguen con la Liberación o donde la Liberación se retrasa, tantos cantos tristes de lamento en nuestras Biblias donde el lamento simplemente queda en el aire, y esa es nuestra experiencia como cristianos la mayoría de las veces.

Oramos para que un miembro de la familia mejore y no lo hace. Oramos para que se alivie una mala situación en el trabajo en la que alguien está siendo duro con nosotros y simplemente se pone peor, más insoportable. Miramos a nuestra sociedad y decimos: ¿qué está mal en este mundo? Miramos a nuestras propias familias y pensamos en todas las formas en que las cosas podrían ser mejores de lo que son. Sumamos las innumerables injusticias que están esparcidas por todo el horizonte de experiencias humanas y aún no se han corregido. Con qué frecuencia dicen nuestras oraciones: Pensé que Dios me habría respondido; pensé que Dios ya se habría ocupado de esto.

Y fue lo mismo para Juan. Jesús es el Mesías, pero no el tipo exacto del Mesías que Juan tenía en mente. Esta es una experiencia cristiana común.

El segundo libro más vendido de todos los tiempos en idioma inglés, después de la Biblia, es Pilgrim's Progress de John Bunyan, y es posible que recuerdes esa escena en la que Christian y sus compañeros acampan en una propiedad privada que termina perteneciendo a la desesperación gigante. Él es un gigante y está desesperado, es muy literal. Si alguna vez quieres leerlo, no es necesario que sucedan muchas cosas para relajarse. Es una desesperación gigante, él recoge a los tipos, los arroja a la prisión, los golpea, y a su esposa, su nombre, "encantador timidez", significa que no confiar, solo lo incita a golpearlo peor, matarlo. Ahora están en esta mazmorras, al igual que John.

El castillo en el que habitan se llama "castillo de la duda", y el amo de ese castillo es desesperación, y la señora de ese castillo no confía. Están allí durante días y noches, y días y noches, hasta que Christian recuerda que tiene una llave en su bolsillo. Así es como funciona en Pilgrim's Progress, y la clave se llama "promesa", y son promesas como Lucas 7:23: "Bienaventurado el hombre que no se aparta por mi causa". Jesús le está diciendo a Juan y a todos los seguidores de Jesús que seremos bendecidos si, y solo si, aceptamos a Jesús en sus términos. No debemos permitir que nuestras decepciones, malentendidos e impaciencia nublen nuestra capacidad de fijar nuestros ojos en el Salvador, en su obra y en sus promesas. Así es como Jesús había elegido trabajar, y Juan no podía ver ahora, pero con el aliento de Jesús moriría bien y sería ese hombre bendito que no se aparta por mi culpa. La duda son expectativas de la UNM, y no es fe. La duda puede vivir en el mismo ser humano, en el mismo creyente. Juan es un ejemplo de eso, y todos somos ejemplos de eso. El tema es qué haces con tus dudas, y Juan hizo lo correcto. Se las trajo al Señor, pidió la ayuda del Señor, mantuvo sus ojos en Jesús y le dio en su vida. Nunca vería con su mirada terrenal el cumplimiento de su predicación, sino que moriría confiando y sabiendo que algún día sería vindicado. Esa realmente es la gloriosa expectativa que tantas veces perdemos, porque nuestras expectativas son mucho menos gloriosas.

Es lo que Cristo realmente hará, cuánto más hermoso es el evangelio y el regreso de Cristo en gloria, su Reino Milenial y el Cielo descendiendo. Cuánto más glorioso es eso que esta pequeña Revolución humana que los discípulos tan a menudo anticiparon.

Miremos la segunda porción aquí, que expone brevemente la incredulidad de una generación. Este es un punto simple pero importante, porque ahora Jesús se convierte en un predicador muy contundente y dice en el versículo 24 que después de que los mensajeros de Juan se fueron, Jesús comenzó a hablar a la multitud sobre Juan. Él había hecho la pregunta de Juan dos veces de manera idéntica. Ahora Jesús, con floritura retórica, hizo la misma pregunta a la multitud como un predicador tres veces, y su pregunta es simplemente esta: ¿Qué saliste al desierto a ver? Versículo 24, versículo 25, ¿qué saliste a ver? Versículo 6, ¿qué saliste a ver? Masas de gente salieron al desierto a escuchar la predicación de Juan Bautista para confesar sus pecados y ser bautizados en agua como señal de preparación para la venida del Mesías. Miles e incontables multitudes de personas lo habían hecho, y entonces Jesús habla con estas mismas multitudes que ahora lo siguen.

Muchos de los discípulos de Juan ahora están siguiendo a Jesús con Juan en prisión, y entonces le pregunta a la multitud qué salieron a ver al desierto. Y aquí está Jesús, el comunicador principal, el predicador principal, el profeta principal. La retórica aquí es fuerte e incluso hay un poco de comedia. ¿Saliste a ver una caña mecida por el viento? Quiero decir, eso es gracioso, incluso si no te gusta lo gracioso, es gracioso, te guste o no. Pequeño, flaco, planta de pantano, simplemente la rompes con el dedo meñique. Eso es lo opuesto a Juan el Bautista, fue audaz, le dijo a Herodes que su matrimonio era inapropiado, fue audaz, no se comprometió, no fue un provocador insignificante, no fue un vacilante de voluntad débil. No estaba influenciado por las encuestas, no era conocido por su flexibilidad, rechazaba la popularidad, no le importaba lo que la gente pensara de él. No consultaba el algoritmo para ver si esto iba a funcionar para sus seguidores.

Él predicó, habló en nombre de Dios y señaló a Cristo sin compromiso, por lo que cuando Jesús dice: "Saliste al desierto para ver, empacaste tu almuerzo, SPF, fuiste allí para escuchar a Juan predicar, te sumergiste en el agua sucia para salir limpio y decir quiero estar listo para el Mesías", ¿fuiste allí porque había un tipo [] en el desierto? Lamento decirte, chico [] en la iglesia, la respuesta es no. Está bien, bueno, ¿saliste para ver el versículo 25, un hombre vestido con ropa fina? Bueno, eso es más divertido porque Juan el Bautista vestía un traje profético clásico de pelo de camello.

Quiero decir, parecía un tipo vestido como un camello en el desierto, es un disfraz que tiene un cinturón de cuero. ¿Y qué hace? Él no come caviar en una lata pequeña, come langostas, saltamontes grandes y viejos y cigarras y las agarra y las sumerge en miel silvestre que encontró en algún animal muerto. La miel siempre está en un animal muerto en la Biblia, eres salvaje. Coma que probablemente no hizo lo del animal muerto porque es nazareo, pero se da la idea de que no era un hombre rico, no vivía en un palacio.

Jesús dice que no tenía ropa cara, no lo era. No era un tipo de GQ, no le gustaba Gucci, no era suave, no era autoindulgente, no era un blogger de estilo de vida, no era un creador de tendencias privilegiado. Era un hombre en el desierto de Judea vestido con pelo de camello y predicando, comiendo langostas y miel. Interrogó a la multitud. Jesús dice: ¿Qué saliste a ver? Él les responde la pregunta.

Estoy seguro que algunos de ellos gritaban: "Un profeta, fuimos a ver a un profeta", dice: "Un profeta, sí. Les digo más que un profeta, es un súper profeta, es el profeta supremo". No hubo una palabra de Dios durante cuatro siglos después de Malaquías, y de repente, Juan aparece en escena y dice que el Mesías viene. El silencio se rompió y la oscuridad estaba pasando. Fue el precursor del Mesías. Él fue Malaquías 3:1, y entonces Jesús cita ese versículo en el versículo 27: "Este es de quien está escrito: 'Enviaré a mi mensajero delante de ti, quien preparará tu camino delante de ti'". Y luego Jesús, con este hermoso cumplido hacia su primo Juan, a pesar de que está dudando, a pesar de que está en una oscura desesperación.

Jesús ama a Juan y cree en Juan y le está diciendo a la gente que muchos de los cuales habían tenido una respuesta emocional al ministerio de Juan y ahora están teniendo una respuesta emocional al ministerio de Jesús, siguiendo cualquiera que sea la novedad, realmente no se van a quedar con él todo este tiempo. Pero él dice: “Te digo, entre los nacidos de mujeres, no hay nadie más grande que Juan”.

¿Quién es ese? Todos entre los nacidos de mujeres, no hay nadie más grande que Juan, ni Alejandro Magno, ni Sócrates, ningún ser humano que haya vivido jamás. Ni Moisés, ni los profetas, Jesús dice que nadie es mejor hombre en toda la humanidad que Juan, el mejor de la humanidad, el más grande. Pero luego dice algo que es confuso, versículo 28: “Sin embargo, el que es más pequeño en el reino de Dios es mayor que él”.

¡Wow! Esos somos tú y yo. No me levanté esta mañana y pensé: "Soy más grande que Juan el Bautista". Nunca había pensado eso, pero es cierto. Verás, estamos del otro lado de la bisagra de la redención. Juan el Bautista era un profeta del Antiguo Pacto, tenía un pie en las promesas y un pie en el borde de la sombra que se convertiría en realidad, que se convertiría en cumplimiento. Él era de los que señalaban a Cristo, pero no vendría a ver la plenitud de la obra de la Redención de Cristo. Lo matarían primero, no vería la cruz, no vería la resurrección, no vería la comisión de los discípulos por parte del Señor ascendido, no vería a Jesús construyendo su iglesia a través de los apóstoles en el libro de los Hechos, no vería la Gran Comisión cumpliéndose a lo largo de siglos, siglos y milenios de historia de la iglesia.

Si no viera a creyentes gentiles reuniéndose por toda la faz de la Tierra, recibiendo el regalo gratuito de la salvación solo por la fe a través de la gracia de Cristo, mientras reúne a cada lengua, tribu y nación para sí mismo, no vería el glorioso regalo del Espíritu de Dios que Él da libremente en el Nuevo Pacto a cada creyente, jóvenes y viejos, hombres y mujeres. Él no vería la unión de los gentiles y los judíos en un solo cuerpo con Cristo como cabeza. No vería la gloriosa expectativa de que todos nosotros tenemos para el inminente regreso de Jesús, su Reino Milenario y, finalmente, para que el cielo baje y entre en el Estado Eterno. Y cantemos: “Glorioso es el Cordero que fue inmolado desde la fundación del mundo”.

Juan apenas tenía un poquito para el gusto de aquellos. Cosas esas son nuestras en su totalidad, y por esa realidad somos más grandes que Juan el Bautista. Y ahora se convierte en un punto de condenación y decisión generacional. Los últimos versículos, versículo 29, algunas personas se sienten bastante bien consigo mismas. Todas las personas, incluso los recaudadores de impuestos, cuando escucharon las palabras de Jesús reconociendo que el camino de Dios era correcto o que Dios era solo porque habían sido bautizados por Juan, Jesús dijo todas estas cosas buenas sobre Juan. Se sienten muy bien consigo mismos. Sí, fuimos, fuimos al desierto. Lo conoció personalmente, pero fue una decisión dividida.

Versículo 30: pero los fariseos y los expertos en la ley rechazaron el propósito de Dios para sí mismos porque no habían sido bautizados por Juan. Y por eso algunos aceptaron a Juan y otros rechazaron a Juan. Algunos llamaron a Dios justo y otros llamaron a Juan loco. Y Jesús usa esta decisión dividida como una condena de toda la generación que vendría en general a rechazar no sólo a Juan sino al Señor. Y esta pequeña parábola con la que cierra es tan cierta ahora como lo era entonces. Es tan poderosa y convencer ahora a una audiencia de personas, algunas de las cuales han aceptado a Jesús y otras continúan rechazándolo.

Y Jesús dice: ¿Qué puedo comparar con la gente de esta generación? Lucas toma prestada esa frase de Moisés y la usa en Deuteronomio. Esta generación siempre es una... a predicando la frase F, la usa en todo el Libro de los Hechos y en los sermones de esta generación. ¿Cómo son? Entonces Jesús cuenta una historia. Se dio cuenta de la vida a su alrededor y había visto a niños jugar. Y había dos juegos que jugaban en el mercado. A veces jugaban. Suena una flauta triste para un funeral y probablemente tomaba a uno de sus amigos flácidos y lo cargaba y cantaba un durge y representaba un funeral.

Y otras veces los niños pequeños representaban una boda. Las bodas eran como celebraciones de siete días en el antiguo contexto judío y había baile y había alboroto de todo tipo. Y entonces los niños jugaban, que no tenían videojuegos, así que jugaban esto. Era mejor.

Sigo pensando que las mamás probablemente decían: "Dejen de jugar al funeral, es raro, niños, ¿no pueden jugar a la boda o ve?" Lo que dice Jesús en algunos de los niños no tocarían, nosotros tocamos la flauta para ti y tú no bailaste, cantamos un dirge y no lloraste. John MacArthur llama a esta parábola la parábola de las "Bratz", es bueno, son como gruñones. Niños pequeños, "No quiero jugar a eso. Quiero jugar a otra cosa. No quiero jugar al funeral, quiero jugar a la boda". No quiero jugar a la boda, quiero jugar al funeral. Esta escena del patio de recreo es perversa debido a lo que implica, esto no se trata de jugar, se trata de personas que toman decisiones sobre su alma eterna. Esta es una generación que está evaluando a Jesús, no como lo hizo Juan, y descubrió que Él era el indicado, pero luchó con la duda y luego buscó afirmación yendo a Cristo. Este es el resto de la multitud, y no están tan seguros acerca de estos tipos, a veces interesados, a veces no. Son niños malcriados que juegan esto y luego juegan a otra cosa.

Aquí está la explicación en el versículo 33: "Juan el Bautista vino sin comer pan ni beber vino, y dices que tiene un demonio". Versículo 34: "Vino el Hijo del Hombre comiendo y bebiendo, y dices: 'Aquí hay un glotón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores'". Ves, la multitud, la generación, su valoración de Jesús y de Juan, su precursor, era diversa. Pero ambos lo rechazaron. Verás, Juan era demasiado raro, Jesús era demasiado salvaje. Juan estaba demasiado apartado, Jesús, según su evaluación, no fue apartado lo suficiente. Encontraron que el Hijo de Dios no era serio, lo encontraron irresponsable, lo encontraron sin credenciales y no apto. Como un grupo de niños malcriados, o como Ricitos de Oro, demasiado caliente, demasiado frío, no. Pero esto se trata de tu alma eterna.

Y Jesús concluye todo este sermón con estas palabras en el versículo 35: "Pero la sabiduría es reivindicada por sus hijos". Prediqué esta primera hora. Fui a hacer anuncios en el ministerio universitario para ejercer mi verdadero ministerio espiritual. Regalo, y dos chicos se me acercaron del estudio bíblico de UCLA y me dijeron: "¿Qué significa que la sabiduría es reivindicada por sus hijos?". Lo que significa que no lo expliqué muy bien la primera hora. Me encanta esta frase, la uso todo el tiempo en mi vida. Es una de mis favoritas. Si mis hijos hacen algo tonto sobre lo cual les advierto, digo: "La sabiduría es reivindicada por sus hijos". Si mis amigos no siguen mis consejos, que muchas veces son correctos, me encanta decir que la sabiduría es reivindicada por sus hijos. ¿Qué significa?

Bueno, la sabiduría en el proverbio significa los caminos de Dios y la palabra de Dios, eso es lo que la sabiduría es. Sabiduría en este contexto, es que Jesús es el elegido de Dios, que la salvación solo se encuentra en Él. La sabiduría es decirles a estos mocosos que si no se arrepienten, perecerán. La sabiduría es darse cuenta de que hay más en esta expectativa mesiánica que los tres años del ministerio de Jesús, pero en cambio, el glorioso plan del Evangelio en la iglesia en el Nuevo Pacto. La sabiduría entonces resultará correcta, pero como la producción de niños, que es una forma extraña de decirlo, lleva tiempo, cierto, tienes que convencer a una chica para que se case contigo.

No es fácil, tienes que convencer a su padre, eso es aún más difícil, y luego tienes que construir una casa, pagar cuentas y tener bebés. Tienes que alimentar a los bebés y tienes que llevarlos a la escuela y tienes que conseguirle un auto y un seguro, ya sabes, las malas hierbas son muchas y luego, algún día, es posible que recibas ese estatus elevado de abuelo, ¿verdad? He oído que es agradable, sí, se supone que es lo mejor, dicen que obtienes todo lo bueno y toda la diversión sin nada de trabajo, y si criaste bien a tus hijos, vale la pena y verás algunas de las bendiciones de eso.

Toda esta generación pensó que Él no era lo suficientemente bueno y murieron en sus pecados y finalmente descubrieron quién es la sabiduría correcta. Es reivindicada por sus hijos. No seas mocoso, acepta a Cristo en sus términos, no seas un Ricitos de Oro espirituales. Lo que está sucediendo en este pasaje es que la sabiduría está siendo personificada porque la sabiduría ha llegado en la venida de Cristo y Él ha acusado de una vez para siempre a todos aquellos que no escuchan. Hebreos 3:12. No endurezcáis vuestros corazones.

El gran pecado que te excluirá de esta celebración de quién es Jesús y lo que ha logrado por los pecadores: el perdón de los pecados, la entrega de la vida eterna. El obstáculo es la incredulidad y eso es lo que marca esta generación de Bratz, que pensaba que Juan ayunaba demasiado y hablaba demasiado sobre el pecado, y pensó que Jesús no era lo suficientemente solemne porque iba a fiestas y hablaba de la salvación. La sabiduría es reivindicada por sus hijos. Los hijos de la sabiduría son las personas que creen en el Señor Jesucristo y lo encuentran sabio para la salvación por la fe en Cristo Jesús.

La sabiduría y los hijos de la sabiduría ven el valor no en sí mismos sino en Jesús, y los hijos de la sabiduría, que cada creyente es un hijo de la sabiduría, ven en sí mismos su propia bancarrota espiritual, pobreza e inmundicia, y en Jesús encuentran su única esperanza. Los hijos del perdón y la sabiduría no siempre son lo que esperamos que sean, no son altos y puede que no estén acreditados, no tienen una larga lista de logros o expectativas en lo que quieren de su Mesías. En lugar de eso, vienen a Jesús con sus dudas y con su pecado y con su adoración. La próxima semana, si Dios quiere, en este último mensaje en Juan, en Lucas 7, conoceremos a uno de estos hijos de sabiduría: ella es una mujer pecadora, una mala dama que encuentra la salvación del Salvador. Pero resulta que ella es una de los hijos de la sabiduría y su búsqueda de perdón será reivindicada, y también la tuya, si vienes a Jesús con humildad y fe, si te postras y adoras a Jesús, porque puede que Él no sea el tipo de Salvador para ti, pero Él es el tipo de Salvador que necesitas.

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