#sandalia masculina
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Yo me refería al equipo de vesturario de stranger things 🥺
No buscan comunicar con el vestuario. No creo que a todos deba gustarles eso pero si trabajan no solo en la industria de la moda, sino específicamente en vestuarios de personajes, pensaría que porque quieren contar historias con la ropa.
Y me encanta la ropa que elegiste para Alina, me interesa cómo la elegiste
Ah ya, es que me confundieron los tags
Ok, traté de pensar en el personaje al final de la saga, mientras que en un principio pienso que se vestiría con ropa que no la haga llamar la atención y luego podría empezar a imitar lo que otras personas quieren que use pero finalmente llegaría a su estilo, basándome en lo que se sabe de Alina
1- Lo admita o no, sí le importa su apariencia y no es muy masculina , así que si usaría ropa con colores que la hagan sentirse bonita y femenina . Dado que es algo melancólica a lo largo de la serie, usaría colores alegres para definir el cambio en su vida
2- Está muy conectada y nostálgica con las historias de su infancia y la pequeña Alina de los flashbacks era muy traviesa e inquieta, por lo que pienso que tendría un toque infantil (no demasiado) su estilo final
3- Le gusta pertenecer a algún lugar y ser útil, así que aunque use ropa bonita tampoco sería nada muy llamativo sino algo cómodo que le permita moverse y mezclarse entre la gente
Así que lo que interpreté con eso sería
-Alguna pieza en común que combine con casi todo: mezclilla, es resistente y cómoda
-Overoles para ese toque infantil con rayas de colores o camisas con dibujos , además gorros de mezclilla bordada como accesorio frecuente
-Camisas blancas cuando quiera sentirse más madura y tranquila, un vestido blanco y ligero para ocasiones especiales como una cita o un día de campo
-Joyas de oro pero pequeñas, que no se cambie muy a menudo sino que se pueda dormir y bañar con ellas. Le escogí de solecito porque pues ya sabes y de gatito por oncat (si no le gustara no la adopta)
-De calzado por lo general tenis para poder hacer sus tareas o jugar con ganas y sandalias cuando quiera un día más tranquilo
-Pero para fiestas formales puede olvidarse un rato de la comodidad, están el vestido dorado y el azul con estrellas, zapatos de tacón y joyas un poco más llamativas (las perlas) . En esos elegí los colores como referencias, el azul a la primera kefta, a la kefta dorada y los zapatos a la negro con dorado
De la vestimenta casual de hecho, en lo que buscaba me salían resultados de “estilo de los noventa” y ahí me basé para que el estilo quedara más o menos consistente
Lo voy a poner abajo para que se guie alguien que vea esto y no sepa que onda
#netflix shadow and bone#alina starkov#netflix sab#Grishaverse#leigh bardugo#con zoya y genya no me partí tanto la cabeza
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‘ ¿este estado es desde que entraste a la academia? ¿no es una constante? ’ eleva ambas cejas con una especie de sorpresa, no entiende porqué sigue estando donde no quiere. quizás, su incomprensión no es más que parte de sus privilegios. se sienta en el sofá gigante que encontró y termina por levantarse de su lugar, sus pies buscan las sandalias que dejó en el suelo y se las pone nuevamente, sin quitar su mirada de las facciones masculinas. una serie de carcajadas suena sin más con expresión: ‘ las vacas, ese animal era ’ asiente con una sonrisa en su rostro, inclina su cuerpo un poco hacia el lado para tomar su bolso de tela, pero lo deja apoyado un poco más cerca del borde, no planea irse aún. ‘ ahora tienes masajes de disculpas ’ asiente. ‘ ven ’ mueve su mano para indicarle que se acercarse, deteniéndose a un lado de una de las hamacas. ‘ te la sostengo para que te eches un rato, te va a liberar ’ asegura con una amplia sonrisa, estuvo allí un rato antes de casi quedarse dormido.
"así es como se ve que te caiga la realidad de golpe" no tiene problema en admitirlo porque así ha sido. no puede estar ni un segundo en paz sin el recordatorio de su propio calvario en dicha academia. "sí" asiente con su cabeza. "por supuesto que voy a aprovechar, me la vivo estresado desde que entré a la academia, necesito un momento solo para mí y relajarme" podría sonar como una mentira o exageración pero es cierto, el estrés parece ir en aumento conforme cada misión pasa. "no, no me tocó eso, de haber sido así ya estaría calvo del estrés– ¡pero me tocaron las vacas!" exclama sintiendo un escalofrío recorrerle por la espalda de solo recordarlo. "al menos mejoraron las locaciones"
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Sandália Masculina Conforto 133104-01 Pinhão
Sandália Masculina Conforto 133104-01 Pinhão
Sandália Papete Couro 133104-01 Com cabedal em couro, essencial na fabricação de um produto de qualidade superior. O forro em tecido espumado garante alto conforto, além de possuir alta absorção de suor, mantendo o pé seco e arejado. O solado é leve e flexível, possuindo operação de blaque, que confere maior resistência, e com sistema de amortecimento AMORTECH, com tubos absorvedores de impacto.…
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#chinelo de couro#sandalia antiestress#sandalia couro#sandalia masculina#sandalia papete#sandalia para diabetico
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Bruna Marquezine estrela campanha de calçado
Bruna Marquezine estrela campanha de calçado
Pela segunda vez, Bruna Marquezine não só estrela, como também colabora na criação da campanha da linha BriZZa da Arezzo. Essa nova coleção, desenvolvida para o inverno, é dedicada a flip flops, sandálias de dedo, slides e rasteiras com palmilhas anatômicas e solados personalizados, além de bolsas em tons de rosa, branco, verde, azul e tons metalizados. A campanha, fotografada na Praia do…
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#agrund#arezzo#arlindo grund#bruna marquesina#calcados#campaign#campanha#chinelos#estilo#fashion moda feminina#grund#men style#moda#moda masculina#sandalias#style#woman style
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Esta foto tiene mucho significado. Contiene ternura, cuidado, protección, respeto, amor y, si se quiere, erotismo. Soy de la opinión de que las manos masculinas (maduras) que sujetan la correa de una sandalia femenina son suaves, sexys y al mismo tiempo condenadamente masculinas. Creo que esta foto contiene el sentido de la vida. Muy a menudo, los hombres tienen miedo de humillarse y caer bajo los pies de una mujer, pero la paradoja es que para "victoria" sobre una mujer, es necesario "arrodillarse", como lo haría un rey frente a su reina. .
—-☮️
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Dior by Birkenstock
La colaboración de marcas muy diferentes entre sí no es novedad para el mundo de la moda. Dior ya había realizado una unión junto a Nike, las Dior x Air Jordan 1.
En la última colección otoño / invierno 2022 - 2023, la maison francesa se ha decidido trabajar en su línea masculina junto a la empresa alemana de calzado Birkentock. De la mano de los diseñadores Thibo Denis y Kim Jones, conocido por su predilección por el streetwear, han realizado dos modelos diferentes: las sandalias Milano y los zuecos Tokio.
Esta apuesta de las brands de lujo como Dior y una de culto como Birkenstock nos habla de la búsqueda de exclusividad propias de este tipo de empresas.
Dior cumple 75 años y esta colab es un puente entre pasado y futuro, ya que los productos se realizaron en un color característico de la marca gala: el gris Dior, pero adaptándose a las necesidades de los nuevos consumidores jóvenes.
Ph: Jackie Nickerson, Dior Men.
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Algo curioso que he notado esque esta cuarentena me ha dado la oportunidad de experimentar mas con la ropa que mw gusta usar, mi expresión de género. Yo siempre fui una niña girly siempre me gusto la moda y eso, al ir creciendo varie mas mi estilo con joggers y mis tennis que eso si tennis ALWAYS odio usar sandalias, tacones o asi amenos que sea para algo elegante. Pero este tiempo mas con toda la ropa de mi hermano que me he robado jajaja me he dado cuenta de lo mucho que me gusta vestirme “masculino” ropa ancha, shorts larguitos, gorros,etc es diferente como me siento usando ropa masculina que femenina. Cuando uso masculina siento que me hace sentir mas segura y mi autoestima como que es mayor. Mientras que la femenina me gusta sii las faldas me gustan al igual que vestidos y camisas bonitas, hay dias que me siento mas femenina etc y si me si me siento con autoestima alta todo el tiempo pero quiero decir que la masculina me hace sentir mas segura y como que me describe mas. Aveces pienso que con el cuerpo que tengo podria andar usando ropas cortas etc que en vez de esconderlo porq no lo muestro y idk no me siento cómoda antes un poco mas pequeña amaba los croptops y eso, pero ahora ehh osea puedo usarlos pero si me hace sentir medio insegura no porq mi cuerpo sea problema para nada, pero idk es cosa mia que no me siento a gusto que cualquiera pueda ver mi cuerpo asi me pasa cuando uso trajes de baño también, no me gusta que gente desconocida pueda ver mi cuerpo me hace sentir incomoda
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El estereotipo femenino
Hoy llegué de la facu y me dio uno de esos momentos que me suelen dar de “auto-psicoanálisis”, pero hoy decidí contarlo. Resulta que me choca fuertemente ver como ante un amague de buen tiempo ya hay montón de personas con ropa corta, como es lógico ante el calor. Se destacan las mujeres con vestimenta más femenina: vestidos, shorts, polleras, sandalias. Ese es mi problema. No que se vistan así, eso está más que bien… sino que yo no puedo hacerlo. ¿Y qué me lo impide dirán? Pues no sé, sé que no me sentiría cómoda. Aunque muera de calor me siento mejor con ropa “cerrada”. El tema es que no siempre fui así… y me gustaría descubrir cuándo cambié. Pero más importante que descubrir cuándo es pensar el porqué.
Para que entiendan lo raro de la cuestión les resumo un poco de mi vida. Yo cuando era chica, hasta los 15 años diría, me pasaba el verano “potreando en la calle” me encantaba andar en bici, correr, jugar al tarrito de pintura, ladrones y policía, la mancha, el elástico, etc. Imagínense que viviendo en calle de tierra de hacer todas esas cosas terminaba como milanesa. Por eso me vestía con pantalón corto y musculosa para estar cómoda. Y cuando estaba en casa, o días en que no se me daba por correr me ponía felizmente una pollera, un vestido (me acuerdo que tenía unos cuantos), incluso jugaba con las sandalias de mi vieja o con pinturas de nenas que me habían comprado especialmente porque me gustaba.
Cuando empecé la secundaria por las características de esta no podía usar ropa “que mostrara piel” (más que nada por cuestiones de seguridad al salir al campo) y me agarró el conflicto de que ya me daba “no sé qué” usar musculosa. Aun así no fue eso, pero en algún momento empecé a repeler las polleras, a aborrecer los vestidos que en realidad me encanta como quedan.
Podría decir que fue la famosa pubertad que cambió mi modo de ver las cosas y cómo me sentía con la ropa que traía puesta. Pero la verdad es que esa es una etapa que pasé hace rato y todavía me siento incómoda al vestirme “femenina”. Justifico, y obviamente no es un solo factor el que influye pero creo que sí el más importante, con que es la forma en que se estereotipa a la mujer y la apariencia femenina lo que a mi me genera rechazo a la hora de decidir cómo me visto. Sé de que hay gente que disfruta que la miren, por lo tanto no hablo por todas sino por mí, pero a mi me desagrada mucho el hecho de salir a la calle, con mi modo de vestir, y que aun usando pantalones, tenga que sentirme incómoda de las miradas, en general masculinas.
Será que el mundo está muy sexualizado y soy un bicho raro, pero me asquean algunas miradas, ver a veces que pasas al lado de alguien y hasta se voltea para seguir relojeándote. ¿Acaso no es invasivo mirar tanto a alguien? Si me siento así, con pantalones, pero ni demente me pongo un vestido para que todos estén atentos si sopla el viento. Y acá no es una cuestión de belleza, creo que es una cuestión de que la gente se mira entre sí en la calle como si detrás de ese cuerpo no hubiese una persona consciente y que puede no gustarle que la miren (sea con prejuicios, deseo, etc.).
Por último y no menos importante me siento obligada a destacar el “estereotipo social femenino”, es decir, ese impuesto por la sociedad de consumo, los medios de información. Me opongo fervientemente a ser lo que los publicistas quieren que sea (llámenlo rebeldía si quieren). Que si sos mujer te debés maquillar, que tenés que usar botas o sandalias con taco, que las uñas pintadas, que las cremas corporales, que el jabón con olor a flores, que uses cartera. Y eso sin entrar en cambios estéticos como implantes mamarios, pestañas y cejas permanentes, etc. En fin, creo que sería mucho más femenina si no hubiera una industria de la femineidad de lo que debo ser o no. El problema es que al entrar en ese estereotipo de “aspecto físico” también, y sin querer, se entra en el estereotipo de que la mujer debe cocinar, lavar los platos, cuidar los chicos, regar las plantas, pasear al perro, y hoy en día y si puede trabajar como niñera, como empleada doméstica, como secretaria, como promotora, etc. Obvio que sin dejar de hacer las cosas “básicas” que dije primero.
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En conclusión, creo que soy más feminista de que lo que jamás pensé que podía llegar a ser. Pero no me sorprende tanto, porque este pensamiento no es nada nuevo en mí.
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ESTRELLA BELLA Y TRAMPOSA
"Ana de Armas es la próxima megaestrella del cielo cinematográfico", dicen a través de una pantalla, y yo pienso en Daniel Craig.
Sigo caminando. No sé muy bien a dónde voy, pero sí sé que es Primavera, por el vestido que llevo puesto y las sandalias que calzo.
Estoy por salir y noto que sobre el suelo de parquet hay tirado un par de avisos gráficos de diario. Me acerco a mirarlos y veo que uno está promocionando combos de gaseosa, papas y hamburguesas con nombre propio.
Miro bien y descubro que, en realidad, están vendiendo chongos. No puedo creer que en verdad estén ofreciendo prostitución masculina en un diario oficial.
"Esto lo tengo que fotografiar", pienso, mientras tomo mi celular.
Piso la punta del aviso, para mantenerlo fijo en el piso, mientras veo mi sandalia negra y mis uñas pintadas de azul. No quiero que mi pie quede fotografiado, y mientras hago foco me llama alguien para, por fin, salir.
Veo la foto que saqué y no entiendo, porque lo que veo es una foto que alguien me sacó a mí. Estoy de perfil, con un vestido de color verde claro, con flores lilas, azules y celestes. Me gusta la foto, pero no entiendo por qué ni cómo está en mi celular.
Camino por la calle rumbo al Cid Campeador, mientras escucho que Ana de Armas está preparando una trampa.
"Mientras vos caminás junto a él, él va a recibir un llamado mío. Tiene la orden de decir que sí, que va a ir a resolver un problema, pero será una excusa que yo le di para interrumpirlos y que él se pueda ir.
Cuando los policías te pregunten por él, vos vas a decir lo que lo escuchaste decir. Van a comprobar su versión y van a ver que él, ahí, nunca fue. Su coartada va a ser falsa, entonces lo vamos a meter en el problema".
De frente viene un muchacho. Está hablando con un hombre mayor, y vestido muy pobremente. Miro bien y es Pierce Brosnan. Suena su teléfono celular. Lo responde, y repite la excusa que Ana de Armas le está dictando. Termina la comunicación y se va.
Acabo de ser testigo de una trampa y no sé a dónde la puedo denunciar.
Es la mañana de Halloween, y yo despierto con un sueño así. "Cuidado con los juegos que aceptes jugar", pienso. Y me pongo a trabajar.
Flavia Vecellio Reane.
Octubre 31, 2022.
#CrónicasDeMorfeo
@FlaVecellio
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[1/2]. #relatosmigrantes Unos cargados, unos ligeros, algunos arropados y otros de poca ropa. Entre sandalias y botas forradas de felpa va el desfile. Entre bronceados de ubicaciones dispersas en el mapa, y chaquetas aislantes de fríos focalizados. Atentos a los llamados cada quien en su idioma van pasando las horas. . Cargando el celular para reducir los factores de complicación de la comunicación para ponerse en contacto, así están muchos cazando los dos huecos valdíos de un enchufe que se ajuste a su tamaño de cargador y al voltaje que te carga. Mientras unos estiran las piernas otros despliegan las alas. . Un padre juega a preparar un sándwich imaginario para su beba que no pasa los 5 años pero habla en dos idiomas. La madre de la niña sentada al lado de un hombre que espera otra conexión para llegar a tierras donde son más comunes las consonantes que las vocales al hablar. El Mundo revuelto en una inmensa sala de varias puertas. . Los papás de la beba hablando en español, jugando en inglés y preparando un tetero en idioma de padre internacional. El chico de los rastas tratando de encajar el cargador sin joder su cable y sin tocar nada que no le pertenezca. La pareja de ingleses recién tatuados que se acomodan el papel que protege sus nuevas obras. El oriundo que muerde la hamburguesa doble carne para tomar gaseosa, y la chica que sale del baño en su conjunto de pijama y maleta en mano y es asediada por las miradas de los hombres cercanos porque sus nalgas rebotan como las pupilas masculinas cuando sus instintos los vuelven neardentales. . Continúa... (en Aeropuerto Internacional El Dorado) https://www.instagram.com/p/BsusQA9gm0C/?utm_source=ig_tumblr_share&igshid=fw42wrx9tqyk
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Sandália Papete em Couro
Sandália Papete em Couro
Sandália Chinelo Masculina Couro 131661-03 DESCRIÇÃO Sandália modelo Chinelo com cabedal em couro, essencial na fabricação de um produto de qualidade superior. O forro em tecido espumado garante alto conforto, além de possuir alta absorção de suor, mantendo o pé seco e arejado. O solado é leve e flexível, possuindo operação de blaque, que confere maior resistência, e com sistema de…
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#chinelo de dedo#sandalia antiestress#sandalia couro#sandalia masculina#sandalia papete#sandalia para diabetico
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Adidas lança nova versão do 'Adilette'
Adidas lança nova versão do ‘Adilette’
O famoso slide ‘Adilette’, da Adidas, acaba de ganhar uma nova versão com fechamento em velcro. Como o conforto continua sendo prioridade na moda e as papetes voltaram aos holofotes, a marca decidiu desenvolver uma nova silhueta para seu clássico chinelo, que agora virou uma sandália. Disponível nas cores preto e branco, ele ganhou um sistema de velcro com duas tiras na parte superior, ao…
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#adidas#adilette#agrund#arlindo grund#chinelo#estilo#fashion moda feminina#grund#men style#moda#moda masculina#sandalia#style#tapete#woman style
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Estar bem vestido nem sempre é sinônimo de estar confortável, não é mesmo? Por isso estamos amando a onda do MODA CASUAL! Vem conhecer conosco! O estilo casual é aquele tipo de roupa descontraído e com ar jovem. Versátil e confortável, tende a ser minimalista e faz jus ao ditado “menos é mais”. Mas, optar por roupas masculinas casuais não significa abrir mão do estilo. É possível combinar camisas, calças, bermudas casuais em um look estiloso e divertido. Para provar essa teoria, separamos dicas de looks para você se inspirar e revolucionar! #Bananeiras #look #moda #festa #casual #bakada #empporiummoda #grife #masculino #mauricinho #camiseta #sandalias (em Estação Bananeiras) https://www.instagram.com/p/Cf92P48vNk5/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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CAPITULO 10: LOS CAMINOS DE LA VIDA SON UN ASCO
Decir que esa noche se sentían con la peor suerte del mundo era poco, tener tantos ataques con solamente las primeras horas del campamento era un claro ejemplo de que los siguientes días serian duros, no querían ni pensar en las demás cosas que les podían pasar.
Optaron por acampar en el bosque, a unos cien metros de la carretera principal en un lugar en donde los universitarios al parecer usaban para las fiestas. El suelo estaba lleno de latas aplastadas, envoltorios de comida rápida y otros desechos. Charlotte suspiro triste al notar todo ese desastre en tan hermoso bosque.
Habían logrado sacar algo de comida y unas mantas de la casa de la tía Eme, Charlotte también le presto una mudada de ropa a Annabeth para que la tuviera a mano por si la necesitaba en algún momento, no se atrevieron a encender una hoguera para secar su ropa y Lerley tampoco mostro algún interés en hacer bolas de luces. Las emociones del primer día fueron suficientes.
Decidieron dormir por turnos, Percy se ofreció como voluntario para hacer la primer guardia. Annabeth se acurruco entre las mantas y empezó a roncar en cuanto su cabeza toco el suelo, Lerley se acurruco contra un árbol se tapó con las mantas y se durmió en pocos segundos, Charlotte se acomodó al lado de Annabeth pero a diferencia de sus otros dos amigos no podía dormir por lo que se quedó mirando el cielo oscuro. Grover revoloteo con sus zapatos voladores hasta la rama más baja de un árbol, se recostó contra el tronco y observo el cielo nocturno.
– Duerme – le dijo Percy a Grover –. Te despertare si surge algún problema.
Grover asintió, pero siguió con los ojos abiertos.
– Me pone triste, Percy.
– ¿El que? ¿Haberte apuntado a esta estúpida misión?
– No. Esto es lo que me entristece. – Señaló toda la basura del suelo –. Y el cielo. Ni siquiera se pueden ver las estrellas. Han contaminado el cielo. Es una época terrible para ser sátiro.
Charlotte estuvo de acuerdo en silencio, en el Campamento podrías apreciar las estrellas brillando en todo su resplandor pero aquí, solo se notaba el cielo oscuro con los reflejos de las brillantes luces de la cuidad a lo lejos.
– Ya. Debería haber supuesto que eres ecologista.
Charlotte rodo los ojos. Grover le lanzo a Percy una mirada iracunda.
– Sólo un humano no lo sería. Tu especie está obstruyendo tan rápidamente el mundo… Bueno, no importa. Es inútil darle lecciones a un humano. Al ritmo que van las cosas, jamás encontraré a Pan.
– ¿Pan? ¿En barra?
A la pelinegra le entro unas ganas de reírse por lo dicho por el hijo de Poseidón pero no quería interrumpir la charla de los dos chicos, así que se aguantó las ganas de reír y cerró los ojos buscando la manera de dormir para no seguir escuchando charlas que no le corresponde. No supo en el momento en que finalmente se durmió.
De repente Charlotte volvió abrir los ojos, pero no estaba en el bosque estaba acostada en un pasto tan verde, el cielo azul estaba totalmente despejado sin ninguna nube, sus ojos vagaron por su alrededor era una pradera que parecía extenderse hasta el infinito, repleta de todas los colores de flores que podías imaginar, el pasto estaba perfectamente cortado aun ras bajo, no había árboles, no había sol pero la mañana estaba clara y un leve viento soplaba.
– ¿Dónde estoy? – se sentó en el pasto, observo alrededor pero luego se dio cuenta de algo.
Estaba seca. Se observó a ella misma, sus ropas sucias y mojadas fueron cambiadas por un sedoso vestido blanco, en donde debían estar sus botines brillaban un par de sandalias griegas y su cabello estaba perfectamente atado en una coleta de costado con flores colocadas a lo largo de su negro cabello. Charlotte se levantó de golpe, mirando a su alrededor.
No veía nada más que el verde del pasto y las flores tambaleándose por el viento.
Dio un largo respiro, sintiendo el aire limpio y puro entrando por sus pulmones.
– Es bueno respirar paz en momentos en donde todo parece ardiendo en llamas.
Una voz masculina sonó a sus espaldas, Charlotte se giró bruscamente para enfrentar al dueño de la voz. Era un hombre, de no más de veinte años, alto, musculoso y bronceado era muy guapo, su cabello era de color dorado repleto de risos y corto, sus ojos azules parecían brillar. En realidad, todo el parecía brillar. Llevaba una túnica griega dorada y en sus manos se posaba una corona de laurel dorada.
La chica se le quedo mirando por varios segundos, reconociendo esos rasgos en dos personas en particular que conocía. Abrió sus ojos como planos.
– ¿Apolo? – pregunto en un hilo de voz.
El dios mostro una gran sonrisa, la chica asocio rápidamente a Lerley. Poseían la misma forma de la sonrisa, es más, el Dios presentaba un gran parecido con Lerley y con Lee para su sorpresa.
– ¡Por fin puedo verte hermanita! – exclamo emocionado el Dios, se acercó a la chica envolviéndola en un abrazo –. Estaba tan emocionado por conocerte, – el Dios la alejo de su cuerpo, Charlotte sintió una extraña calidez en su interior– aún recuerdo cuando eras más pequeña en ese momento no te parecías tanto a…
De repente de detuvo creyendo que estaba hablando de más, se quedó en silencio por unos segundos antes de volver a mostrar otra brillante sonrisa, la chica quedo confundida con sus palabras. De por si estaba demasiado extrañada, ¿Por qué Apolo se presentaba en sus sueños de la nada?
– Oh sé que es confuso – la melodiosa risa del Dios resonó como una brisa fresca –, pero solo quería asegurarme que todo estuviera bien. ¿Qué tal tu primera misión? ¿No es emocionante?
– Señor Apolo…
El dios la interrumpió:
– Oh, cariño, dime Apolo, en cuentas somos hermanos.
Charlotte asintió.
– Apolo – dijo con un tono algo incomodo –. Lamento si soy muy imprudente pero, ¿Qué hace aquí?
La sonrisa del dios flaqueo, una mirada tensa se posó en su rostro se quedó en silencio por unos segundos, como buscando las palabras correctas para decir sin hablar de más.
– Veras, Lottie, la situación con Poseidón y padre no es la mejor. Existen muchas expectativas en esta misión. – El dios dio pasos hasta quedar delante de Charlotte –. Las parcas no me permiten decir mucho, ya sabes dios de la profecías y eso, pero este solo es el inicio. A mi hijo y a ti los espera un gran futuro, nada fácil – Apolo levanto sus manos, dejando delicadamente la corona de laurel en la cabeza de Charlotte –. Sus destinos están entrelazados, Percy, por más que no te agrade del todo es un eslabón muy impórtate en su destino.
Charlotte arrugo la nariz pero no dijo nada, la expresión divertida de Apolo le dio a entender que el dios sabía exactamente lo que pensaba.
– Me temo, Charlotte, que es todo lo que el destino me permite decir sobre tu futuro – Apolo suspiro –. Debes mantenerle al lado de tus amigos, hermana mía, ellos serán muy cruciales en tu destino.
La chica ladeo la cabeza a un lado, confundida un más.
– ¿Por eso me diste tu bendición cuando llegue al campamento?
El dios abrió la boca para responder, pero de repente todo ese cielo despejado se llenó de nubes oscuras, truenos empezaron a sonar encima de sus cabezas y el viento se volvió más bruscos. Apolo fijo su vista en el cielo con una mueca, volvió su vista a la Charlotte dándole una sonrisa de comprensión.
– Me temo que no puedo decir más, – Apolo elevo sus dedos a la mejilla de Charlotte en donde dejo pequeñas caricias – cuídate mucho y protege a Lerley, hermana, nos veremos muy pronto. Ahora debes despertar.
El viento a su alrededor se volvió más fuerte, Charlotte cerro los ojos para proteger sus ojos de la tierra que azotaba su rostro. Cuando volvió a abrir los ojos, estaba de regreso al bosque, era de día y podía escuchar el sonido de los pajados cantando y… ¿El ladrido de un perro?
Charlotte se sentó frotándose los ojos, el sueño con la extraña charla con Apolo la tenían un tanto aturdida pero en cuanto sus sentidos volvieron a orientarse, pudo ver a Annabeth sacudiendo a Lerley para que despertara, a Percy dormido como muerto y a Grover sentado con las piernas cruzadas, en su salda sostenía aun animal, un pequeño perrito caniche de rosa artificial.
– ¡Un perrito! – exclamo feliz – ¡Oh dioses eres tan hermoso!
El chucho le ladro feliz mientras movía su colita, Grover sonrió.
– Dice que gracias.
– Oh ya despertaste – la voz de Annabeth llamo la atención de Charlotte, la rubia consiguió despertar a Lerley –. Conseguí el desayuno – le lanzo un paquete de cortezas de maíz –. Y ya viste al amigo que nos trajo Grover.
– Se llama Gladiolus.
– Oh, hola Gladiolus, me llamo Charlotte – dijo la chica con una sonrisa.
El chucho ladro dos veces mientras seguía moviendo su colita.
– Dice que es un gusto conocerte y que tienes unos ojos muy bonitos.
La chica le sonrió agradecida, abrió la bolsa de corteza de maíz para comerla. Al frente de ella, Lerley comenzaba a revolcarse en el suelo tratando de despertar, abrió sus ojos sintiéndose totalmente perdido con la esperanza que todo haya sido una pesadilla y que iba a despertar en la cabaña de Apolo con sus ruidosos hermanos pero nada de eso era un sueño.
– Buenos días, bestia durmiente – saludo Annabeth –. Hazme el favor y despierta a tu romeo.
Charlotte se medió carcajeo ante las palabras de la rubia, la conversación con Apolo aún seguía en su cabeza pero era muy temprano en la mañana para comentarles a sus amigos de sus problemas, se aseguraría de hablarlo más tarde con ellos.
Lerley se quejó en voz baja, se levantó del suelo aun medio tambaleándose por el sueño dio unos pasos más adelante para dejarse caer al lado del cuerpo de un dormido, Percy, el castaño pudo notar un hilo de baba caer por su boca. Formo una mueca.
– Pers, arriba, vamos si a mí me despertaron te despiertas igual – hablaba mientras sacudía el cuerpo de su amigo, pero no hacía efecto –. Oh vamos, Percy, que te levantes.
– Quizás si le doy un pequeña descarga… – menciono Charlotte en un tono inocente, ganándose una mala mirada de Lerley – nada más decía, que dramático.
Lerley sacudió una ves mas a Percy, el chico abrió sus ojos de golpes. El sueño que había tenido lo dejo temblando, aun podía sentir el contacto del mounstro del abismo en el pecho.
– Vaya – dijo Annabeth –. El zombie vive.
– Duermes como una roca – afirmo Lerley –. Buenos días, Percs.
– ¿Cuánto he dormido?
– Suficiente para darme tiempo de preparar un desayuno – Annabeth le lanzo un paquete de corteza de maíz a Percy, repitiendo la acción con Lerley –. Y Grover ha salido a explorar. Miren, ha encontrado un amigo.
Lerley se acomodo al lado de Percy con las piernas estiradas. Ambos fijaron su vista en Grover, que tenia al chucho rosado en sus piernas. Como si estuvieran sincronizados, ambos ladearon la cabeza con una mirada confundida.
¿Si era verdad lo que veían?
El chucho les ladro, cauteloso.
Grover dijo:
– No, que va.
Ambos parpadearon.
– ¿Estas hablando con…eso? – preguntaron al unisonó.
Charlotte rodeo con los ojo, metiéndose otra ramita en la boca.
– Eso – aviso Grover – es nuestro billete al oeste. Sean amables con él.
– ¿Sabes hablar con los animales? – pregunto Percy.
– Claro que sabe, es un sátiro, imbécil – bufo Charlotte.
Percy abrió la boca para responder pero volvió a cerrarla, prefería no volver a tener alguna discusión con la pelinegra, apenas le hablaba con otra riña entre los dos terminaría por ignorarlo durante toda la misión, y quiera o no, necesitaba a Charlotte a su lado para encontrar ese rayo.
– Percy, Lerley, – Grover llamo su atención – éste es Gladiolus. Gladiolus, Percy y Lerley.
Percy miro a Annabeth, convenciéndose de que la chica empezaría a reírse con la broma que le estaban gastando, pero ella estaba muy seria. Lerley por su parte solo miraba al chucho todo curioso. ¿Qué clase de gente tan estúpida pintaría aun cobre cachorro de un rosa tan horrible?
– No voy a decirle hola a un caniche rosa – dijo Percy –. Olvídenlo.
Lerley se encogió de hombros.
– Pues yo si – Lerley apoyo ambas manos sobre sus rodillas para empujar su cuerpo hacia adelante –. Mucho gusto, Gladiolus.
El chucho le ladro en alegría, moviendo su colita.
– Percy – intervino Annabeth –. Yo le he dicho hola al caniche, Charlotte le dijo hola al caniche y acabas de ver a Lerley diciéndole hola al caniche. Tú le dices hola al caniche.
El caniche gruño.
Percy de mala manera le dijo hola al caniche. Fue donde Grover le explico que había encontrado a Gladiolus en el bosque y habían iniciado una conversación. El caniche se había fugado de una rica familia loca, que ofrecía una recompensa de doscientos dólares a quien lo devolviera. No tenía muchas ganas de volver con su familia, pero estaba dispuesto a hacerlo para ayudar a Grover.
– ¿Cómo sabe Gladiolus lo de la recompensa? – pregunto Percy.
– Ha leído los carteles – contestó Grover.
– Claro – respondió Percy con sarcasmo –. Como he podido ser tan tonto.
– Es lo que todos nos preguntamos aquí – expreso Charlotte en un murmuro que solo Annabeth escucho.
La rubia ahogo una pequeña risa, mirando a su amiga de manera burlona, la pelinegra se encogió de hombros con una mirada inocente en su rostro.
– Así que devolvemos a Gladiolus – explicó Annabeth con su mejor voz de estratega –, conseguimos el dinero y compramos unos billetes a Los Ángeles. Es fácil.
– Nunca digas que es fácil, por favor, – se quejo Lerley frunciendo el seño – la palabra suerte y fácil están vetadas.
Charlotte se levanto del suelo, sacudiendo su ropa y acomodando su mochila en su espalda. En su cabeza aun rondaba la conversación extraña que tuvo con el dios del sol, sabia que nada de lo que seguía con la misión sería fácil o mejor dicho nada de lo que pasaría en su vida desde ese verano seria normal. Pero no se preocuparía, por lo menos por ahora.
– Entonces, ¿En que nos iremos? – pregunto Charlotte mientras estiraba su cuerpo, escuchando algunos de sus huesos sonar –.
– Otro autobús no – dijo Percy con recelo.
– No – lo tranquilizo Annabeth.
Señaló colina abajo, hacia unas vías de tren que no eran visible por la noche debido a la oscuridad.
– Hay una estación de trenes Amtrak a ochocientos metros. Según Gladiolus, el que va al oeste sale a mediodía.
Devolver a Gladiolus no fue una tarea fácil, Charlotte se encariño tanto con el caniche que se puso reacia a devolverlo. Tuvieron que prácticamente arrastrarla lejos de la casa de Gladiolus antes que la pelinegra se regresara y quisiera robarse al perrito nuevamente. Annabeth la tenia agarrada de la mochila en todo momento, vigilando que no saliera huyendo solo la soltó cuando estuvieron finalmente en la estación de trenes.
Pasaron dos días viajando en el tren Amtrak, a través de colinas, ríos y mares de trigo ámbar. No los atacaron ni una vez, pero eso no relajo a los semidioses. Percy tenía la sensación de que viajaban en un escaparate, que los observaban desde arriba y puede que también desde abajo, que había algo acechando, a la espera de la oportunidad adecuada.
También trataron de que Percy pase desapercibido, su nombre y foto circulaban por varios periódicos de la coste Este. El Trenton Register-News mostraba la fotografía que el turista le hizo al bajar del autobús Greyhound. Tenia la mirada ida. La espada era un borrón metálico en sus manos. Habría podido ser un bate de béisbol o un palo de lacrosse.
En el pie de foto se leía: «Percy Jackson, de doce años de edad, buscado para ser interrogado acerca de la desaparición de su madre hace dos semanas. Aquí se le ve huyendo del autobús en que abordó a varias ancianas. El autobús explotó en una carretera al este de Nueva Jersey poco después de que Jackson abandonara el lugar. Según las declaraciones de los testigos, la policía cree que el chico podría estar viajando con dos cómplices adolescentes. Su padrastro, Gabe Ugliano, ha ofrecido una recompensa en metálico por cualquier información que conduzca a su captura».
– No te preocupes – dijo Annabeth –. Los policías son mortales, no podrán encontrarnos. – Pero no parecía muy segura de sus palabras.
El dinero de la recompensa junto con el dinero que traía Charlotte solo les alcanzo para comprar billetes hasta Denver. No les alcanzo para literas, así que dormían en sus asientos. Grover, Lerley y Annabeth estaban juntos y por insistencia de Lerley, Charlotte se sentó junto a Percy.
Percy se paso el resto del día paseando por el tren, lo que fue un alivio para Charlotte que aprovecho para leer un poco de su guion de & Juliet, Lerley la estaba pasando fatal por que no tenia sus colores para pintar los hermosos paisajes que veía, por lo que la pelinegra le paso su cuaderno de journal y su bolígrafo para que su amigo pudiera distraerse un poco.
En uno de los momentos que Percy estaba mirando por la ventanilla, vio una familia de centauros galopar por un campo de trigo, con los arcos tensados, mientras cazaban su almuerzo. El hijo centauro, que seria del tamaño de un niño de segundo curso montado en poni, lo vio y saludo con la mano. Percy miro alrededor en el vagón, pero nadie mas lo había visto. Todos los adultos estaban absortos en sus ordenadores portátiles o revistas, sus amigos estaban concentrados en sus actividades.
También por la tarde, vio algo enorme moviéndose por un bosque. Percy juro que era un león, solo que no hay leones sueltos en América y aquel animal era del tamaño de un todoterreno militar. Su melena refulgía dorada a la luz de la tarde. Después saltó entre los árboles y desapareció.
Percy se movió inquieto en su lugar, cuando dormía intentaba no babear por Charlotte sentada a su lado. Hablando de la hija de Zeus, mantenía su mirada en lo que parecían ser largas hojas de guiones, Percy no podía leer lo que decía por la dislexia pero diferenciaba algunas frases como ¨I still believe there´s something hanging in the stars¨ con esfuerzo.
Grover no paraba de roncar, balar y despertarlos. Una vez se revolvió en el asiento y se le cayo un pie de pega. Annabeth y Percy tuvieron que ponérselo de nuevo antes que los pasajeros se dieran cuenta.
– Vale – dijo Annabeth en cuanto terminaron de ponerle la zapatilla a Grover –, ¿Quién quiere tu ayuda?
Charlotte dejo de leer su guion para mirar confundidos a sus amigos, Lerley seguía con su atención en su dibujo pero estaba atento a la charla.
– ¿Perdona?
– Hace un momento, cuando estabas durmiendo, murmurabas ¨No voy a ayudarte¨. ¿Con quién soñabas?
Lerley levanto la mirada para posarla en Percy. ¿Estaba tan sumido en su mundo que no se dio cuenta de lo que Percy murmuraba?
Percy vacilo en decirles, pero al final termino contándoles acerca de su sueños. Los tres se quedaron en silencio por unos minutos reflexionando.
– No me parece que se trate de Hades – dijo Annabeth tras varios minutos –. Siempre aparece encima de un trono negro, y nunca ríe.
– Me ofreció a mi madre a cambio. ¿Quién más podría hacer eso?
– Ya, pero no tiene sentido – Charlotte se removió en su asiento –. ¿Esta buscando una manera de salir del inframundo? Estamos hablando de Hades, si lo que busca es desatar una guerra contra los Olímpicos, no te pediría que lleves algo que se supone que tiene.
Todos volvieron a quedarse en silencio. Lerley cerro el journal de Charlotte, cuando movió el estampado noto que una pequeña polaroid se escapaba de un costado, tomo con cuidado la fotografía observándola. Una pequeña sonrisa se dibujo cuando vio la imagen reflejada en ella.
La fotografía fue tomada hace dos años atrás, un grupo de campistas que pudo diferenciar como su pequeño grupo de amigos, Luke y varios miembros de la cabaña de Apolo estaban sentados en la playa del campamento en lo que parecía ser el primero de julio, algunos tenían Golden Sparklers en las manos prendidas y parecía ser el atardecer por el hermoso teñido amarillento en el cielo. La fotografía fue tomada de espaldas pero lo suficientemente cerca para verles el rostro a algunos.
– Percy, no puedes hacer un trato con Hades. Ya lo sabes, ¿verdad? Es mentiroso, no tiene corazón y sí mucha avaricia. No me importa que sus Benévolas no se mostraran tan agresivas esta vez…
– ¿Esta vez? ¿Quieres decir que ya te habías encontrado con ellas antes?
Annabeth saco su collar, mostrándole a Percy una cuenca blanca pintada con la imagen de un pino. Lerley observo de reojo a Annabeth, dejo la fotografía aun lado e imito la acción de Annabeth, sacando su collar. Percy noto como ambos tenían exactamente la misma cantidad de cuencas.
– Digamos que no tengo ningún aprecio por el Señor de los Muertos. No puede tentarte para hacer un trato a cambio de tu madre.
– ¿Qué harías tú si fuera tu padre?
Charlotte se tenso desde su lugar, conocía que el tema del padre de Annabeth era un tema muy sensible para la rubia y la mayoría de parte del tiempo la ponía de mal humor.
– Eso es fácil —contestó—. Lo dejaría pudrirse.
Percy volteo su mirada para ver a su mejor amigo.
– ¿Y tu Lery? ¿Si fuera tu madre?
Fue turno de Annabeth de mirar al castaño con una mirada neutra, pero por dentro tenia preocupación por Lerley aunque no lo quisiera admitir. Lerley solo se limitó a sonreír de costado, ignorando ese pequeño dolor en el pecho que crecía.
– Si al menos conociera a mi madre, Percs, podría darte una respuesta.
Percy abrió la boca sorprendido. En ese momento se dio cuenta que jamás toco el tema de la familia con Lerley durante el tiempo que llevan conociéndose, tampoco es como que el castaño le interesaba hablar de su vida pasada, sin embargo, Percy si le había contado todo acerca de su vida a Lerley. En ese momento, el azabache se sintió como el peor amigo del universo. Lerley pudo notarlo por la manera que el semblante de Percy cambiaba a uno mas desanimado.
– Mi madre me abandono cuando nací, Percs – dijo Lerley fijando su mirada en la ventana –. Me dejo en un orfanato, las razones no las se pero supongo que fui una carga para ella o quizás por mi padre. Mi apellido me lo dio el director del orfanato, era un señor muy amable y del cual me encariñe, el también se encariño conmigo. Jamás se caso o tuvo hijos, decidió brindarme su apellido para que al menos tuviera algo.
Annabeth que estaba al costado de Lerley, puso su mano en la pierda del chico dándole un apretón de apoyo. El castaño se volteo para verla, le dio una sonrisa de labios sellados.
– A mi padre le molesto desde el día que nací, Percy – dijo Annabeth –. Nunca le gustaron los niños. Cuando me tuvo, le pidió a Atenea que me recogiera y me criara en el Olimpo, porque él estaba demasiado ocupado con su trabajo. A ella no le hizo mucha gracia. Le dijo que los héroes tienen que ser criados por su padre mortal.
Charlotte miraba a sus dos amigos con una media sonrisa en el rostro, sus ojos brillaban en orgullo al ver a ambos mostrándose apoyo mutuo.
– Pero ¿cómo…? Es decir, supongo que no naciste en un hospital.
– Aparecí en la puerta de mi padre, en una cesta de oro, transportada desde el Olimpo por Céfiro, el Viento del Oeste. Cualquiera recordaría el momento como un milagro, ¿no? Y hasta sacaría unas fotos digitales o algo así. Pues bien, siempre hablaba de mi llegada como si fuera lo más molesto que le hubiera sucedido en la vida. Cuando cumplí cinco años, se casó y se olvidó por completo de Atenea. Se buscó una mujer mortal «normal» y un par de hijos mortales «normales», e intentó fingir que yo no existía.
Fue turno de Lerley de mostrarle apoyo a su rubia amiga, tomo la mano libre de Annabeth cerrándola con la suya. Percy miro por la ventanilla del tren. Veía las luces de una cuidad dormida a toda velocidad. Quería que sus dos amigos se sintieran mejor, pero no sabía cómo lograrlo.
– Mi madre se casó con un hombre absolutamente espantoso – conto Percy–. Grover dice que lo hizo para protegerme, para ocultarme tras el aroma de una familia humana. A lo mejor tu padre intentaba hacer lo mismo, y Lery, esa mujer se perdió de tener al mejor hijo del mundo.
Lerley miro a Percy en agradecimiento, soltó la mano de Annabeth para volver a atención al journal, lo abrió para hojear en sus páginas garabateadas. Annabeth seguía jugueteando con su collar. No dejaba de pellizcar el anillo de oro de la universidad, que colgaba entre sus cuentas. Charlotte apoyo su mentón en la palma de su mano observando a Lerley, notando como llegaba a las paginas en donde guardaba sus fotografías de veranos anteriores.
– No le importo – dijo Annabeth –. Su mujer, mi madrastra, me trataba como a un monstruo. No me dejaba jugar con sus hijos. A mi padre le parecía bien. Cada vez que pasaba algo peligroso (lo típico, que llegaban los monstruos), los dos me miraban con resentimiento, como diciéndome: ¨ ¿Cómo te atreves a poner en peligro a nuestra familia? ¨. Al final lo entendí: no me querían. Así que me escapé.
– ¿Cuántos años tenías?
– Los mismos que cuando entre en el campamento. Siete.
– Pero…no podías llegar sola hasta la colina mestiza.
– No, sola no. Atenea me vigilaba, me guio hasta conseguir ayuda. Hice un par de amigos inesperados que cuidaron de mí, al menos durante un tiempo.
Annabeth miro por el rabadillo de ojo a Lerley, para luego centrar su atención en la nada. Percy quería preguntar mas sobre lo ocurrido pero pudo notar como Annabeth se perdía en sus pensamientos. El azabache se volteo a Charlotte quien parecía lejana a la conversación, fue donde se dio cuenta que ella no había hablado en todo ese tiempo.
– ¿Y tú? – dijo Percy sacándola de sus pensamientos, Charlotte lo miro confundida. – Tu madre…
Charlotte esbozo una sonrisa, sus ojos azules brillaron levemente. Fue donde Percy noto por primera vez lo bonita que era la sonrisa de Charlotte, sus labios eran delgados y algo pálidos, pero al momento de sonreír formaban dos pequeñas grietas a los costados de sus mejillas. Y sus ojos, desde la primera vez que los vio, Percy pensó que eran los ojos mas asombrosos que alguna vez conoció pero claro, no lo admitiría en voz alta.
– La vida fue buena conmigo en eso, Percy, mi madre es maravillosa tal como a tu, haría cualquier cosa por ella. Ella arriesgo su seguridad para cuidar de dos semidiosas o hasta de tres, Allyson se quedó con nosotras cuando vivíamos en la misma cuidad sin importarle lo peligroso que fuera.
Percy noto en el voz ilusionado de Charlotte lo mucho que amaba a su madre. Su expresión de amor, era la misma que seguramente él ponía cuando hablaba de su madre Sally.
– Suena como una maravillosa persona.
– Lo es – afirmo Charlotte –. Lastima que le toque como hija.
Percy arrugo la cara, no dudo en negar varias veces.
– No eres mala hija.
Charlotte arqueo una ceja: – No tienes como probarlo.
Percy apretó los labios. A diferencia de sus otros amigos, Percy y Charlotte no fueron los mas cercanos o se dieron del tiempo de conocerse como al resto del grupo sin embargo, Percy la veía por el campamento de lejos no es que la acose pero al tener el mismo grupo de amigos, se topo en varias ocasiones en donde se sentaba junto con Lerley esperando a que los demás terminen sus actividades. Notaba como varios campistas se acercaban a ella para pedirle ayuda en los entrenamientos, Charlotte siempre los recibía con una sonrisa y estaba encantada de ayudarlos. Notaba como los hijos de Apolo siempre estaban con ella, en especial la chica con mechones verdes, Kayla, que prácticamente se colgaba de su espalda y ella estaba tranquila. Notaba como en las fogatas era rodeada por los hijos de Hefesto, quienes reían con ella.
Charlotte no era una mala persona, algo difícil de tratar quizás, pero siempre tenia una sonrisa y palabras bonitas para todos.
– Por que si fueras mala hija, serias una mala persona en el campamento tienes muchas personas que te quieren y escuche muchas cosas de ti, ninguna de ellas era mala, Charlotte, no nos conocemos mucho pero por la manera en que te defienden – apunto con su cabeza en dirección a sus otros tres amigos – dice cosas buenas de ti.
– Gracias, Percy – se quedo unos segundos callada hasta que volvió a hablar –. Lamento mi actitud, no suelo controlar mi mal carácter se que esto es también importante para ti.
– Tampoco fui el mas amable, lamento haberte tratado mal antes.
Ambos se sonrieron por primera vez genuinamente, sintiendo una extraña paz emanar dentro de ellos como si todo a su alrededor estuviera en calma, ignorando por algunos segundos la loca misión que estaban emprendiendo.
– ¿Cuándo tomaste esta fotografía? – la voz de Lerley saco a ambos de su ensoñación.
Charlotte fue la primera en mirar a su amigo, Lerley sostenía entre su dedos una polaroid en donde se mostraba a Luke, Eve, Lerley y Allyson acostados en la cama de Charlotte en la cabaña uno, Eve estaba recostada de espalda con los pies apoyados en al pared, los cuatro comían helados y miraban a Luke con grandes sonrisas dibujadas en sus labios, Luke parecía decir algo por la forma en la que sus labios estaban entre abiertos.
– Oh fue durante mi cumpleaños del año pasado – recordó Charlotte.
Annabeth también observo la fotografía, asintiendo en razón a Charlotte. Le quito el journal hojeando las paginas con varias polaroid, desde que entro al campamento Charlotte tenia la costumbre de tomar fotografías con una cámara desechable en algunos momentos de sus meses dentro del campamento. Annabeth conservaba algunas fotografías en su litera, en la mayoría estaba ella con sus grupo de amigas y en otras con sus hermanos.
– Es muy lindo que las tengas, Lottie.
Charlotte se encogió de hombros restándole importancia.
– Me hace pensar que están cerca de mi cuando estoy lejos.
Hasta el final de su segundo día en el tren, el 13 de junio, ocho días antes del solsticio de verano, cruzaron unas colinas doradas y el rio Mississipi hasta San Luis.
Annabeth estiro el cuello para ver el famoso arco, el Gateway Arch, que a Percy le pareció una enorme asa de bolsa de la compra en medio de la cuidad.
– Quiero hacer eso – suspiro Annabeth.
– ¿El que? – pregunto Percy.
– Construir algo como eso. ¿Has visto alguna vez el Partenón, Percy?
– Sólo en fotos.
– Algún día iré a verlo en persona. Voy a construir el mayor monumento a los dioses que se haya hecho nunca. Algo que dure mil años.
Percy se rio, Charlotte que estaba a su lado leyendo su libro, lo golpeo en las costillas con su codo despacio.
– ¿Tu? ¿Arquitecta? – Percy ignoro el golpe que le dio Charlotte.
Annabeth se ruborizo.
– Sí, arquitecta. Atenea espera de sus hijos que creen cosas, no sólo que las rompan, como cierto dios de los terremotos que me sé muy bien.
Percy observo los remolinos en el agua marrón del Mississipi.
– Perdona – dijo Annabeth –. Eso ha sido una maldad.
– ¿No podríamos colaborar un poquito? – propuso Percy –. Quiero decir… ¿es que Atenea y Poseidón nunca han cooperado?
–Annabeth tuvo que pensarlo.
– Supongo que… en el tema del carro – dijo, vacilante –. Lo inventó mi madre, pero Poseidón creó los caballos con las crestas de las olas. Así que tuvieron que trabajar juntos para completarlo.
– Entonces también podemos hacerlo nosotros, ¿no?
Lerley levanto su vista de la hoja en donde dibujaba para ver a su amiga rubia con una expresión burlona.
– Oh vamos, Annie, tienes de mejores amigos a hijos de varios dioses, uno mas no te hace daño ¿O sí?
El tren llego a la cuidad, Annabeth seguía mirando el arco mientras desaparecía detrás de un edificio.
– Supongo – dijo al final.
El tren entro a la estación Amtrak del centro de la cuidad. La megafonía les indico que había tres horas de espera antes de partir hacia Denver. Grover se estiro. Antes de despertarse por completo, dijo:
– Comida.
– Venga, chico cabra – dijo Annabeth –. Vamos a hacer turismo cultural.
Charlotte se levanto de su lugar estirándose, Lerley imito la acción, se estiro mientras se colocaba la mochila en la espalda.
– ¿Turismo?
– El Gateway Arch. Puede que sea mi única oportunidad de subir. ¿Venís o no?
Grover intercambio miradas con sus amigos, Percy no tenia muchas ganas de salir pero Charlotte y Lerley estaban mas que preparados para seguir a Annabeth a donde fuera, por lo que no tuvo de otra que asentir.
Grover se encogió de hombros.
– Si hay un bar sin mounstros, vale.
El arco estaba a un kilómetros y medio de la estación. A ultima hora, las colas para entrar no eran tan largas. Se abrieron paso por el museo subterráneo, vieron vagones cubiertos y otras antiguallas de mil ochocientos. Para Percy o Lerley no era muy emocionante, pero Annabeth no dejaba de contarles cosas interesantes de como se había construido el arco, Charlotte miraba curiosa a su alrededor sintiéndose atraída por las historias que leía en los cuadros. Grover no dejaba de pasarles gomitas a Percy y Lerley por lo que se encontraban distraídos.
No obstante, Percy no dejaba de mirar alrededor, a las demás personas de la fila.
– ¿Hueles algo? – le susurro a Grover.
Grover se saco la nariz de la bolsa de gomitas lo suficiente para inspirar.
– Estamos bajo tierra – dijo con cara de asco –. El aire bajo tierra siempre huele a monstruos. Probablemente no signifique nada. Charlotte sentirá el peligro antes que yo, solo hay que estar atentos.
Percy miro por rabadillo del ojo a Charlotte, quien estaba al lado de Annabeth comiendo unas galletas de avena, se encontraba muy tranquila o eso aparentaba.
– Chicos – les dijo Percy –, ¿sabéis los símbolos de poder de los dioses?
Annabeth estaba intentando leer la historia del arco, pero levanto la vista.
– ¿Sí?
Lerley asintió.
– Bueno, Hade… – Grover se aclaró la garganta –. Estamos en un lugar público… ¿Te refieres a nuestro amigo de abajo?
– Esto… sí, claro – contesto Percy –. Nuestro amigo de muy abajo. ¿No tiene un gorro como el de Annabeth?
– ¿El yelmo de oscuridad? – dijo Annabeth –. Sí, ése es su símbolo de poder. Lo vi junto a su asiento durante el concilio del solsticio de invierno.
– ¿Estaba allí? – pregunto Percy.
Annabeth asintió.
– Es el único momento en que se le permite visitar el Olimpo: el día más oscuro del año. Pero si lo que he oído es cierto, su casco es mucho más poderoso que mi gorra de invisibilidad.
– Le permite convertirse en oscuridad – agrego Charlotte –. Puede fundirse con las sombras o atravesar paredes. No se le puede tocar, ver u oír. Y es capaz de irradiar un miedo tan intenso que puede volverte loco o paralizarte el corazón. Algunas criaturas le temen a la oscuridad por eso.
– Pero entonces… ¿cómo sabemos que no está aquí justo ahora, vigilándonos?
Lerley, Annabeth y Grover intercambiaron miradas y luego se voltearon a Charlotte.
– Eh, no me miren – Charlotte levanto ambas manos en rendimiento –. Jamás me he topado con él, no sé si sería capaz de sentirlo.
– En ese caso – Lerley torció la boca –. No lo sabemos.
– Gracias, eso me hace sentir mucho mejor – respondió Percy –. ¿Te quedan gominolas azules?
Percy casi consiguió dominar sus nervios hasta que noto al curioso ascensor que los llevaría a la cima del arco y supo que tenia problemas. No soportaba los lugares cerrados. Lo volvían loco.
Se apretujaron en una de las cabinas, junto a una señora gorda y su perro, un chihuahua con collar de estrás. Charlotte se quedo quieta en la entrada de la cabina, sus ojos se posaron automáticamente en la señora y su perro, fue cuando la sensación volvió, sus oídos dieron pequeños zumbidos. En ese momento, supo que debían salir de allí.
Annabeth la jalo adentro de la cabina antes que pudiera salir algo. Charlotte se arrastro hasta quedar al lado de Percy y Lerley, el ascensor empezó a subir por el interior del arco.
– Chicos – murmuró Charlotte. Percy fue el primero en girarse al verla, pero por la expresión de su rostro parecía que estaba apunto de vomitar, la chica lo miro con preocupación – Percy, ¿te sientes bien?
Percy asintió para nada convenido.
– ¿No tenéis padres? – pregunto la gorda. Tenía ojos negros y brillantes; dientes puntiagudos y manchados de café; llevaba un sombrero tejano de ala flácida, y un vestido que le sacaba tantos michelines que parecía un zepelín vaquero.
– Se han quedado abajo – respondió Annabeth –. Les asustan las alturas.
– Oh, pobrecillos.
El chihuahua gruño, el zumbido de los oídos de Charlotte aumentó, su mirada de clavo en el chihuahua que le ladro en su dirección pero la dura mirada de Charlotte hizo que el chihuahua se encogiera al lado de su dueña.
– Venga, hijito, ahora comportante.
El perro tenia los mismos ojos brillantes de su dueña, inteligentes y malvados por alguna razón no dejaba de ver a Charlotte y Percy se dio cuenta de eso. Apego su cuerpo a donde se encontraba la pelinegra, poso su mano en el antebrazo de ella en una señal de algo, Charlotte solo afirmo con la cabeza sin dejar de mirar al perro. Percy capto la indirecta.
Estaban en peligro.
– ¿Se llama Igito? – pregunto Lerley.
– No – contesto la señora y sonrió, como si eso lo aclarara todo.
Encima del arco, la plataforma de observación les recordaban a una lata de refresco enmoquetada. Filas de pequeñas ventanitas daban a la cuidad por un lado y al rio por el otro. Charlotte maridaba de ves en cuanto por las ventanillas, sintiéndose fascinada por la vista pero no podía disfrutarlo mucho pues la preocupación por aquel perro del demonio y su dueña la rodeaban, además tenía prácticamente a Percy colgando de su brazo. La chica era inteligente, dedujo rápidamente que a Percy no le agradaba nada las alturas y los espacios reducidos.
Miren que gracioso, como a ella que no le gusta para nada el mar, en fin, cosas de sus padres.
Annabeth no dejo de hablar de los soportes estructurales, y de que ella habría hecho mas grandes las ventanas y el suelo transparente, Lerley le respondía de a momentos que si quería matar gente de un infarto con el suelo transparente. Podrían haberse quedado horas allí, pero para suerte de Percy y mala suerte de Charlotte, el guardia anuncio que la plataforma de observación cerraría en pocos minutos.
Percy tomo del antebrazo de Charlotte, arrastrándola de regreso al ascensor en donde Lerley, Grover y Annabeth estaban montados antes que ambos pudieran entrar, notaron a dos turistas dentro. No quedaba espacio para ellos.
– Siguiente coche, niños – dijo el guarda.
– ¿Bajamos y esperamos con ustedes? – pregunto Annabeth.
Eso le tomarías mas tiempo y seria todo un lio, Charlotte solo negó con la cabeza diciendo:
– No pasa nada. Los veremos abajo, chicos.
El trio no parecía para nada convencido y se mostraban algo nerviosos, pero dejaron que la puerta se cerrara. Su cabina desapareció por la rampa.
En la plataforma solo quedaban ellos, un crio con sus padres, el guarda y la gorda del chihuahua, cabe decir que al perro seguía mirando a Charlotte como si quisiera saltar encima de ella, la pelinegra se removió inquieta en su lugar. Percy le sonrió incomodo y la señora gorda le devolvió la sonrisa y se pasó la lengua bífida por los dientes.
Esperen, ¿lengua bífida?
– Lottie… – Percy apretó su agarre en su antebrazo.
– Si, Percy, si – dio un profundo suspiro – también lo vi y ese perro me tiene en la mira desde hace rato – murmuro en un gruñido.
El chihuahua salto hacia ellos y empezó a ladrarnos.
– Bueno, bueno, hijito – dijo la señora –. ¿Te parece este un buen momento? Tenemos delante a esta gente tan amable.
El chihuahua le enseño los dientes y de su hocico negro empezó a salir espuma.
– Bueno, hijo – susurro la gorda –. Si insistes.
Charlotte tenia sus dedos en su anillo, preparado para girarlo e iniciar una pelea. Percy a su lado se congelo, mirando todo con los ojos bien abierto.
– Oiga, perdone, ¿acaba de llamar hijo a este chihuahua?
– Quimera, querido – le corrigió la gorda –. No es un chihuahua. Es fácil confundirlos.
Se remango las mangas vaqueras y revelo una piel azulada y escamosa. Cuando sonrió, sus dientes eran colmillos. Las pupilas de sus ojos eran rajitas como de reptil.
El chihuahua ladró más alto, y con cada ladrido crecía. Primero hasta adoptar el tamaño de un dóberman, después hasta el de un león. Entonces el ladrido se convirtió en rugido.
El niño pequeño gritó. Sus padres lo arrastraron hacia la salida, detrás del guarda, que se quedó atónito, mirando al monstruo con la boca abierta. Quimera era ahora tan alta que tenía la peluda espalda pegada al techo. La melena de la cabeza de león estaba cubierta de sangre seca, el cuerpo y las pezuñas eran de cabra gigante, y por cola tenía una serpiente, tres metros de cola de cascabel. El collar de estrás aún le colgaba del cuello, y la medalla para perros del tamaño de una matrícula era fácilmente legible: «QUIMERA: TIENE LA RABIA, ESCUPE FUEGO, ES VENENOSO. SI LO ENCUENTRAN, POR FAVOR, LLAMEN AL TÁRTARO, EXTENSIÓN 954».
Charlotte actuó rápido, giro su anillo en su dedo que rápidamente se convirtió en la brillante espada, por la hoja de bronce celestial paso una corriendo eléctrica provocando que Quimera diera gruñidos retrocediendo lentamente.
– Elegida de los cielos, esta no es tu pelea – dijo Equidna –. Te dejare ir con vida.
– No pues gracias – el sarcasmo en su voz fue evidente –. Pero me gusta pelear para variar.
Charlotte dio un paso más adelante decidida a atacar, pero por el rabadillo del ojo pudo ver que Percy no había destapado su bolígrafo. Tenia las manos entumecías. En cuanto ella atacará y se alejará del chico, Quimera iba a abalanzarse contra él.
– Siéntete honrado, Percy Jackson. El señor Zeus rara vez me permite probar un héroe con uno de los de mi estirpe. ¡Pues yo soy la madre de los monstruos, la terrible Equidna!
Percy solo se le quedo mirando y dijo:
– ¿Eso no es una especie de oso hormiguero?
Charlotte respiro profundo, tragándose sus ganas de darse la vuelta y gritarle a Percy que se callara. Al parecer era un don del ojos verde mar decir comentarios para nada oportunos en momentos de vida o muerte.
Equidna aulló y su rostro ofidio se volvió marrón verdes de la rabia.
¨Genial, ahora tiene más ganas de matarnos¨, pensó Charlotte,
– ¡Detesto que la gente diga eso! ¡Odio Australia! Mira que llamar a ese ridículo animal como yo. Por eso, Percy Jackson, ¡mi hijo va a destruirte!
Quimera cargo, sus dientes de león rechinando. Percy consiguió saltar a la izquierda, mientras que Charlotte lo hizo a la derecha. Percy acabo junto a la familia y el guardia, todos gritando e intentando abrir las puertas de emergencia.
Percy no podía consentir que les hicieran daño. Destapo la espada, corrió al otro lado de la plataforma y grito:
– ¡Ey, Chihuahua!
Charlotte aprovecho ese momento para levantarse del suelo, se giro para encontrarse con Equidna. El mounstro parecía dudosa de atacarla, pero al final salto encima de ella con su lengua reptil y vagamente podía notarse unos filosos colmillos, Charlotte le dio una patada en el estomago en el momento justo que Equidna iba a aterrizar encima de ella, bateo su espada a su dirección buscando clavársela pero la maldita era rápida como una serpiente que se escabullía en el suelo.
Charlotte luchaba sin dejar de prestar atención a su atrás. Quimera había lanzado un chorro de fuego, la moqueta se logró encender, desprendiendo un calor tan intenso que casi deja a Percy sin ceja. Por detrás a donde el chico se encontraba un instante antes, en uno de los lados del arco había ahora un boquete. Se veía el metal fundido por los bordes.
Fantástico. Acabaron de cargarse un monumento nacional, Annabeth no estará nada feliz con eso.
– Tu no tienes por que pagar por el hijo de Poseidón, elegida de los cielos.
Charlotte volvió a prestar su atención en Equidna, tenia al mounstro acorralado contra uno de los muros.
– Oh, solo cállate.
Levanto su espada con toda la intención de darle un mandoble en el cuello a Equidna. Pero un ruido a su atrás llamo la atención, se giró rápido cuando sintió su corazón latir más rápido ante la escena que pasaba delante de ella. Percy se trataba de defender de la boca del león con Anaklusmos chipoteando en el collar de perro, ese error le costó caro, Percy descuido por completo la cola de serpiente, que se sacudió y le hinco los colmillos en la pantorrilla.
– ¡No! – grito Charlotte.
– Mira a tu amigo morir, diosecilla.
Percy sentía la pierna entera arder. Con fuerza que no sabía de donde consiguió, intento clavarle la espada en la boca, pero la cola se revolvió y lo hizo trastabillar. La espada se le escurrió de las manos y cayo por el boquete a las aguas del Mississipi. Charlotte olvido por completo de Equidna, ese fue su error.
Equidna se abalanzó sobre ella, pero no logro hacerla caer el suelo. Charlotte se removió para sacársela de encima, Equidna clavo sus uñas en el hombro de la chica que bajo por brazo hasta casi llegar a su codo, la chica ahogo un grito sintiendo la sangre deslizarse por su piel y cayendo al suelo. El dolor era tan insoportable que la electricidad recorrió su cuerpo de un estallido, mandando a volar a Equidna contra una de las paredes. Charlotte cayo de rodillas, sin soltar su espada, no sabia si tenia veneno pero la cortadura era demasiado grande y la sangre brotaba sin más. Su vista empezaba a ponerse borrosa, cuando levanto su mirada notando que Percy se puso de pie pero estaba desarmando.
Giro su rostro, el guarda y la familia seguían allí. El pequeño escondido entre las piernas de su padre, miraba en su dirección con un gran terror entre sus ojos. No podía dejar que nada les pasara, tampoco podía dejar a Percy. Si iba a morir, primero se aseguraría de poner a todos a salvo. Charlotte se levanto del suelo, ignorando la sangre que manchaba sus pantalones y escurría por sus dedos.
En un movimiento totalmente estúpido, corrió por la parte trasera de Quimera dio un salto en el aire cuando los vientos la guiaron por el aire, aterrizo delante de Percy quedando cara a cara con Quimera, su espalda brillo en una corriente eléctrica pasando por la hoja.
– Hola imitación de perro.
Quimera gruño, levanto la cola para atacarla pero antes que la punta la tocara blandió la espada cuando una corriente eléctrica salió desprendida, tal como su fuera un chuchillo esa corriente corto la cola del mounstro. Quimera aulló dando un paso atrás, Charlotte agarro la espada con sus manos buscando más energía y fuerza, cargo contra Quimera que se encontraba débil y clavo su espada justo en su cabeza.
A Percy le dolía tanto el cuerpo y la cabeza le daba vueltas que apenas podía distinguir los movimientos de Charlotte pero pudo diferenciar los rastros de sangre que dejaba. Ella se estaba desangrando pero aun luchaba como tanta fuerza. Percy tenia miedo, por los mortales, por el y por Charlotte.
Pero en ese momento, Quimera aulló por ultima vez antes de deshacerse en polvos.
– ¡Estúpida diosecilla! – el grito furioso de Equidna se escuchó por toda la plataforma –. Pero estas muriendo, hija de Zeus, las fuerzas te abandonan.
Era cierto, el brazo de Charlotte empezaba a fallarle, la vista empezaba a fallarle, su piel se estaba poniendo fría y el aire se escapaba de sus pulmones.
– Si eres hijo de Poseidón – silbó Equidna –, no debes tener miedo al agua. Salta, Percy Jackson. Demuéstrame que el agua no te hará daño. Salta y recupera tu espada. Demuestra tu linaje.
Equidna se acercaba a ambos con pasos lentos pero decididos, Charlotte dio pasos atrás para acercarse a Percy. El chico se cerca diferencio lo grabe de la herida de la pelinegra, tenia casi todo el brazo destrozado con un enorme arañazo.
– La hija de Zeus no puede salvarse, morirá en cualquier momento pero tu si, Percy Jackson. Sin embargo, no tienes fe – dijo Equidna –. No confías en los dioses. Pero no puedo culparte, pequeño cobarde. Los dioses son desleales. Será mejor para ti morir ahora. El veneno ya está en tu corazón.
Tenia razón: Percy estaba muriendo. Charlotte se giro a tratar de mirarlo, luego miro al agua después a Equidna que se acercaba cada vez más rápido. Había entendido lo que la criatura quería decir, Percy tenia una forma de salvarse.
– Tienes que saltar – dijo con un hilo de voz –. Percy, es tu oportunidad. Salta.
Percy la miro, los ojos de Charlotte estaban perdiendo todo el brillo, sus labios se notaban mas morados, la sangre escurría con mas fuerza, su piel era más pálida y podía jurar que estaba helada. Pero Charlotte seguía de pie a su lado y le estaba dando la oportunidad de salvarse.
– No – negó sin fuerza –. Tu…
Charlotte negó repetida veces, sentía sus piernas débiles. Quería acostarse en el suelo y dormir, estaba agotada y sin energías.
– No voy a sobrevivir, pero tu puedes, rézale a tu padre, Percy. Te salvara.
El tono de esperanza le hizo creer a Percy que podría ser cierto. Percy miro abajo, al agua. Recordó la cálida sonrisa de su padre cuando era un bebe. Tenía que haberlo visto. Seguramente lo visito cuando estaba en la cuna. Recordó el tridente verde que se había formado encima de su cabeza la noche del captura la bandera. Pero aquello no era el mar. Era el Mississipi, en el centro de Estados Unidos de América. No había ningún dios del mar.
– ¡Mueran, descreídos! – rigió Equidna lanzándole sobre ellos.
Charlotte se volteo, dispuesta a luchar hasta morir para darle tiempo a Percy se escapar pero no conto con que un brazo le envolviera la cintura, la jalo apegándola al cuerpo de Percy. Antes que se pudiera dar cuenta, estaba atrapada contra el cuerpo de Percy.
– Padre, ayúdanos – rezo Percy.
Percy salto al vacío con Charlotte entre su cuerpo. El veneno corría por sus venas, Charlotte sentía su cuerpo apagarse. Estaban cayendo al rio y Charlotte no sabia nadar.
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Inventario: 14761 bis
Clasificación Genérica: Escultura; Metales
Objeto/Documento: Figura
Materia/Soporte: Bronce
Torques: Plata
Técnica: Fundido
Dimensiones: Altura = 25,50 cm
Descripción: Figura masculina en posición frontal pero ligeramente inclinada hacia la derecha por el apoyo firma de su pierna. Tiene el cabello peinado con mechones ondulados. Está desnudo pero lleva clámide sujeta en la parte alta del hombro con fíbula anular. El manto cae desde el hombro izquierdo, recto por la espalda y recogido con el antebrazo por delante. Cubre su cabeza con petasus, sombrero casi plano que utilizaban campesinos y viajeros y con el que casi siempre se suele representar a este dios. Va calzado con sandalias anudadas y alas en los tobillos. En el cuello lleva un torques de plata, sencillo de sección circular cerrado con un nudo simple. No son muy abundantes, o al menos no se han conservado las esculturas en bronce que portaban este tipo de adornos. Las imágenes que eran embellecidas con estas joyas aumentaban su valor e importancia simbólica. No sólo se utilizaba el oro o la plata para las esculturas en bronce sino también para las realizadas en mármol y cerámica. En las manos, hoy perdidas, llevaría un caduceo y un marsupium o bolsa para el dinero.
Mensajero de los dioses y protector de comerciantes y viajeros, sobre todo en la parte occidental del Imperio, Mercurio se encuentra ampliamente representado en la plástica romana que tomó modelos de Policleto. En el siglo I, los escultores romanos incorporaron a estas representaciones de origen clásico griego, nuevos elementos como el marsupium.
Pero Mercurio, el Hermes griego, es también el dios de la palestra, Filóstrato (Gimnástico, 16) nos cuenta que cuando la gimnástica aún ni existía como tal, existía Prometeo, y Prometeo fue el primero en practicarla. Un poco más tarde fue Hermes quien la practicó junto con otros compañeros, agradeciéndole a Prometeo el hallazgo; por eso, siempre se ha considerado que la primera palestra fue la de Hermes.
Conservamos numerosas imágenes de este dios con cronologías que van desde el siglo I al III. Su función era la de formar parte del larario de una casa romana o de otra estancia de tipo privado, donde junto a otros dioses protegía a la familia y velaba por los viajes, comercio y negocio de quienes le honraban. En el larario ocuparía un importante lugar de culto, a juzgar por el tamaño de la escultura.
Iconografía: Mercurio
Datación: 1=100 (S. I d.C.)
Contexto Cultural/Estilo: Dinastía Julio-Claudia
Lugar de Procedencia: El Peralejo, Cazorla (Sierra de Cazorla (comarca), Jaén)
Lugar Específico/Yacimiento: El Peralejo
Catalogador: Antigüedades Griegas y Romanas
Información del Museo Arqueológico Nacional de Madrid, imágenes mías.
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