#sabrás dispensar :')
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#CONVERSACIÓN: para un starter donde nuestros personajes se ponen al día sobre sus vidas en la actualidad. // @c-ovarrubias
“escuché que te ofrecieron dirigir la sub-20 de --¿era argentina o uruguay?” claro, está suficientemente bien conectado como para saber aquello, figura masculina que no esperaba ver en alabaster, pero que de igual manera le causa felicidad. tenía mucho que no lo veía de frente. “iba a apostar mi mejor lente a que no aceptarías,” comenta con cierta confianza, como si años no hubieran pasado desde que estuvieron estudiando en alabaster. entonces, eleva su mano para dedicarle un suave apretón al hombro del más joven, pero también más alto. “¿cómo has estado, dani?”
#amo a mi nobio dani ;-;#mira puse un gif#pero quién sabe por cuánto más ajkdhfas#sabrás dispensar :')#c-ovarrubias
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Nuevo mexicano. Aforismos sección I
La ideología no cambió. Sigue instalada en el liberalismo, aunque cada vez quitamos más letras, quién sabe, cuestión de perseverar. Retirar-se de la ideología para hacerla menos decadente. El ideal: servir al pueblo. La realidad: servir-se del pueblo.
Entre oposición y posturas opositoides, quien cabalga a frases sobre el pueblo gobierna embebido por la comicidad en estado de pureza que le representan los “adversarios”. Éstos últimos, chocando cascos ante la ausencia de línea y con la ceguera inducida por una ideología hegemonizadora en forma de gráficas, calificaciones y estadísticas. La red que filtra el análisis cambió, está hecha de otro material.
Sabrá dios qué tenga mayor grado de catástrofe. Los saldos neoliberales o el nivel que ese mismo sistema liberal imprimió a los supuestamente “pensantes”. La realidad es brava, con cincel y tiempo marca la cotidianidad: son minoría. El argumento pueblo es táctico, no estratégico, y en esa esgrima pierden una sí y la otra también al intentar conservar el privilegio del megáfono. No les cabe que exista un nuevo foco político, por lo menos en el discurso, y que el protagonista unipersonal de la narración política nacional disfrute comer en fondas tabasqueñas y tomar jugo en la carretera. El golf y Davos les son tan ajenos como salvajes... así, como a las amplias mayorías.
El colectivo no existe. Actúa todos los días un sujeto en nombre del colectivo. ¿Qué vemos? La homeostasis por la subsistencia. De unos y de otros. El viraje en términos de observar la realidad hoy se llama pueblo como sujeto de justicia. Ahí caben todos los desplazados, los acostumbrados a perder. Justicia se llama la pérdida de los demás. Suma cero para cualquiera. Así de compleja es la ideología.
Hasta hace cuatro meses, el pueblo era una cómoda lejanía. Hoy obstruye, salpica las sobremesas expertas en hacer que nada cambie salvo para muy pocos. La política tiene un aroma diferente pero conocido, un platillo de cualquier convento. La revolución mexicana no murió, la hegemonía como verbo tampoco.
Al igual que cada seis años, hay cambio de rumbo. Allende la palabrería, presenciamos formas confeccionadas en el siglo pasado. La representación nacional continúa ajena a la representación de realidad social. Pero desdentado el poder obrero, acepta la coima como transformación. Casi que no existen nuevos mexicanos.
Nuevos elementos para ensanchar la realidad, cuestión de seguir al “pelliceriano”. El frijol que llega al estante del supermercado tiene piedra no por desaseo, sino por ganar en el pesaje. Quienes venden piña son honrados, tienen rostro y nombre. Los expertos dejaron al país con 100 millones de pobres por alguna carencia e instauraron la fase superior del abandono: el olvido. Cíclica la historia que desde México acompaña las nuevas pugnas por escribir un nosotros más numeroso.
La fe sustituye a la ciencia, a la técnica. Nada que documentar en tanto es parte de las instituciones entorno, acomodo de costumbres. ¿Ejemplos? “¡Fuera Maduro!” Retumba en sus centros el Palacio Legislativo de San Lázaro la primer tarde diciembre de 2018. No acudirá, pero repelerlo es un acto de fe. Misma fe que profesa quien reparte dinero para recomponer una bicicleta oxidada llamada desarrollo económico, México como insigne protagonista del desarrollo del subdesarrollo. Nada cambia.
100 días
Perpetrado el asalto al discurso por el pueblo. Dicha colectividad recién advierte existencia nacional. Se terminó la simulación de la simulación cuando de simular se trata. Corrientes de opinión topan de frente con la intrascendencia. Participar del pueblo tiene un precio: sumisión en voluntad de opinión. Liberal mosquetero, defiende la monarquía de la polaridad, que ahí come en crudo y fortalece los pulmones.
Aquí siguen inalterables los dueños de caminos, esos que engullen rostros sin nombre donde la caja conceptual Cuarta Transformación no atina a sacar del torno una herramienta que permita malamente morir bajo una consigna hoy lejana y nebulosa: libertad. Bonhomía descartada e inútil en un país que acostumbró alimentar la tierra y llenarle la panza con cadáveres. ¿Qué hacer? Hay lugares que la razón popular desconoce.
“Cambiaré la impunidad por justicia”, reza con rechoncha sonrisa la nueva integrante de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Apuesta de la liberalización de la fe cimentada en ubicuidad como suficiencia de conocimiento. Y es que México es un carnaval que devoró las tesis jurisprudenciales, ¿dónde se acomoda la desaparición de 43 cosechas en potencia? No hay lisonja que alcance para matizar el fracaso de un sistema completo: soberbia.
Son horas y días que no alcanzarán, no obstante los discursos presenten bordados sobre lino en lindos hilos multicolores. No comer es secundario cuando la afrenta toral estriba en respirar al día siguiente. Acumulación de suspiros son las mujeres que nos abandonaron en manos deformadas por la anomia. Nadie se siente seguro, pero la resistencia condenada a perder incluso tiene un sesgo de género: el progreso se relata en masculino.
Un comandante forjado en Sabaneta incubó el cáncer más agresivo de todos: desesperación. Es la misma sequedad que podría invadir a quien toma una mano en maché como clavo ardiente para no sucumbir. El entorno determina y una mano da la misma para no olvidar dónde se acumularon iras como potencias. Dioses no existen, hoy rehiletea una zafra que pelea por no amargar, que le queda poco tiempo.
La fe en el mercado y en lo que no respira guarda un componente transversal: el oficialismo. ¿Cuánto dinero se necesita para borrar de la mente atestiguar las órbitas oculares se vacían de pobreza? Monetizar la sociabilidad daña la humanidad, y el actual presidente, después de apilar polvos y conquistas de plaza pública, no sale de la propia ideología liberal hegemonizadora que instala cohesionado en chompa: protagonizar unipersonalmente la historia como motor de progreso general. Tristeza produce México, riqueza sin refinar.
100 días se cuentan rápido mientras se pasa de página en un libro de 500 años. Despojados de todo, poseedores de nada, herederos de azotes, los primeros pobladores asoman removiendo la tierra con cierto grado de asombro. Ayer, peones acasillados. Mañana, constructores de una vena sureña la cual bombeará sangre a los dueños de capital, no obstante las frases expidan por el espacio radioeléctrico nacional: justicia, empleo. Nada cambia, que a esto nos acostumbramos.
Desencanto
El desencanto de la ideología que hegemoniza. Y vale dispensar la innovación lingüística para relatar que el dueño de las masas platique con hacendados, acaparadores y saqueadores de tierras. José Martí, en un lecho sacudido por la estridencia de escucharse invocado, fue incapaz encontrase relación con Bernardo Gómez y mucho menos con el gringo familiar del exitoso empresario. A la pintura de la abstracción para fines prácticos conocida como 4T, le cayó pátina no obstante algunos colores aún reposen en el caballete. Quisquillosos seamos, pues una tonalidad como el agro hoy suma 24 millones de pobres; nueve caminan por la cornisa que mata de hambre. Conjuntamente rememora y se abraza al atisbar rendijas de dignidad, resoplando un café cuyo vapor yuxtapone cuatro letras: Tata. Tenemos pues, en conferencia todos los días, un político que toma decisiones políticas, nada más, nada menos.
Fin del la era neoliberal. Pero el liberalismo continúa intacto y actúa todos los días: “A lo mejor en otra ocasión me voy a reunir con alguien [...] en casa de un campesino o en casa de un maestro [o maestra]”, asegura el peje —que no lagarto— revuelto en pueblo y batido en autoconvencimiento. Remata con una media pinturera para dejar al toro frente al varilarguero: “...se vieron las opciones y ofrecieron que podía ser ahí y dije yo: Sí y acepté. Así fue. Tan, tan”, reza para sus adentros. El foro y el aforo son secundarios, casi que inexistentes, y es que ¿dónde están las buenas intenciones del imperio para con el pueblo durante, parámetro, los recientes 100 años?
Tiempos modernos. El lumpen humaniza mascotas. Los odiadores por casta y linaje del pueblo de México propician que el consultor popular desvele no obstante trabaja desde tempranito. ¿Quién convoca al presidente? La silla presidencial ejerce un poder, ese sí transexenal y hambriento de dos cosas: fonética y reconocimiento anglosajón. La deontología de las instituciones.
En un mismo día, el coordinador del partido hegemónico en San Lázaro fue del recinto al Senado, pasando por un Sanborns y sin obviar el “Sevilla Palace” [fabuloso nombre para un hotel]. La gran marcha sintetizada en cuatro estaciones, todas con pasiones y sufrimientos para el encargado de la oficialía de partes. ¿El resultado? Sin dictamen para la reforma educativa y sin acceso a la cámara de diputados. Pero había más, que Mario Delgado es ambicioso, no tan vulgar, pero perseverante como el más. Las “negociaciones” fueron “entabladas”... por él. Y claro que no, no es culpa del otrora delfín “Ebrardista” para dirigir el Distrito Federal. Sentencia el argot taurino: “Se torea como se es”, para continuar en la línea animalista, y dicha condición no exime a político alguno.
Tiempos modernos. ¿Nivel de postración? Identifique y determine el respetable. Cada quien se cuenta la historia que quiere y puede. La estructura mental en términos de la deontología que ejercen las instituciones en los agentes determinados por el liberalismo para la reunión de Andrés Manuel López Obrador con el gringo yerno fue la misma del Pacto por México. “Tan, tan”. Y de ahí podemos arrancar. Los adjetivos también son transexenales y pueden colocarse en cualquier hecho, el que mejor prefiera: inaceptable, bajo, podrido, que desnuda, a hurtadillas, evidencia, comunica la condición de lacayos que no abandonamos. Políticos remisos, favor de esperar turno, no desesperen en tanto llega la oportunidad de colocar a los ojos del público las propias instituciones mentales.
Camina, esperanza, camina. Es gratis, valóralo porque es lo poco que el liberalismo como fundamento del capitalismo por acumulación y despojo deja. Casi como la gravedad, que burla cualquier cerco material. Pregunta final: ¿cuál es el proyecto, que no programa, para la juventud de un país con cientos de miles de espíritus atados por la pobreza a la condición de espectros, cifras y hojas de diario inconclusas? Esperanza, vamos a ver si la 4T te otorga algo más que un espejo. En tanto, permanece a la escucha, que quizá entre tanta invoca te dé la gana manifestar que existes.
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Instrucción directa vs. aprendizaje basado en proyectos
Si asociamos la instrucción directa a la enseñanza basada en la lección magistral que oye un estudiante pasivo que memorizará contenidos para volcarlos en un examen, estamos describiendo un aprendizaje escasamente competencial en la que el alumno sabrá hacer poca cosa. En mi opinión, a hacer se aprende haciendo. Un argumento en contra a este planteamiento es gran facilidad de acceso a los contenidos que existe hoy en día, que resta relevancia al papel del profesor como facilitador de información. Por contra, el aprovechamiento de una lección magistral puede ser óptimo, si el estudiante escucha activamente la exposición bien razonada, construida e impartida de un profesor que no solo se dedica a dispensar información, sino que interroga críticamente sobre las consecuencias de su discurso, lo adorna con anécdotas interesantes o explica aquellos detalles que los libros no explican. Si ese alumno además pregunta y participa activamente de la lección, puede ahorrarse muchas horas de buscar tutoriales y otras fuentes de información en la red.
La ventaja de plantear un buen proyecto es que motivará a los alumnos a buscar la información por ellos mismos, ensayar, probar, equivocarse, discutir, acordar, materializar una solución, comunicarla, someterse a crítica... Todo un conjunto de oportunidades de aprendizaje que con la instrucción directa son mucho más difíciles de obtener. Pero ha de ser un “buen” proyecto, bien diseñado, adecuado al curriculum y que cumpla con estos estándares que estamos aprendiendo en este curso. De lo contrario, puede ser incluso peor que una buena clase expositiva. Algo parecido a un proyecto se puede convertir en una recopilación de aportaciones individuales, con participación desigual, generando mal rollo entre compañeros y con un aprendizaje real muy escaso.
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