#sólo happy vibes en esta casa de ahora en adelante
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ravenang · 3 years ago
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Fecha: Sábado 22 de mayo, domingo 23 de mayo. Integrantes: Raven, Dove, Hawk, Scarlet, Rose y Violet.
Desde inicio de videollamada, hay algo que se siente... extraño.
"¡Enviamos algo muy bonito para ti!" Interviene Dove, apareciendo repentina sobre el hombro de Hawk. Raven, quién ha estado visualizando la pared por un instante demasiado largo, casi lo pasa por alto. Y es que no reconoce el color. Imagina, tras breve consideración, que han pintado recientemente. Eso tiene sentido. Lo que no, sin embargo, es el cansancio evidente en ambos hermanos, como si estuvieran divorciados del sueño y pasado un período de vigilia demasiado largo.
El bostezo de Hawk confirma su teoría, como también lo hace la voz de Violet, cuya cabeza aparece por instantes intercalados en pantalla, probablemente producto de saltos para poder verlo.
"¡Buenas noches, tío Raven!" Mano se agita y casi golpea a Hawk en el mentón. Dove se está riendo, y en el fondo, ahí dónde esposa del mayor no se visualiza, suena su voz acompañándola. "¡Te quiero mucho!"
"También te quiero mucho, princesa. Buenas noches."
La niña sonríe, amplio, y se desvanece.
Definitivamente hay algo extraño. Decide no pensar mucho al respecto. Tal vez está acostumbrándose a la necesidad de sobre-analizar todo.
"Tienes que estar muy puntual o vas a meterme en un problema." Amenaza Dove, segundos después, cuando Scarlet y las niñas ya no pueden verse en la imagen. Le apunta con el índice, o a la cámara, en realidad.
"¿Dos y media, no?" Busca confirmación, y ante asentimiento de ambos, Raven los imita. "Ya, ahí estaré. ¿Cómo voy a saber con quién se supone tengo que hablar? O, mejor, ¿Qué mandaste, Dove?"
Hawk sonríe. Es ese gesto característico suyo que anuncia hay más de lo que dicen. Que es algo que potencialmente va a gustarle y, al mismo tiempo, se niega a especificar. Uh.
"Lo sabrás cuando lo veas. Será muy reconocible. Nos amarás después de esto."
Dove sabe, como también Hawk, que Raven ya lo hace.
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Fifty Fifty siempre ha sido su puerto seguro, tranquilo. El único lugar en dónde es capaz de disfrutar horas en solitario sin ningún tipo de compañía. Hay algo familiar en el sitio, que le recuerda a casa, y quizá es el menú que lo transporta a la mesa de su hermano, o tal vez son los empleados que se han acostumbrado a su presencia. De cualquier forma, le gusta y por eso siempre vuelve.
En la acera, fuera del establecimiento, checa reloj de muñeca. Dos y media. No hay nadie fácil de reconocer a su alrededor, ¿Es posible que se haya equivocado? Pero, ¿A quién debía encontrar? Desconocía si esa persona tenía la dirección correcta, o si siquiera le conocía. ¿Algún amigo de Dove, quizá? Ah, tal vez su compañera, esa que ella insistía que—
"¡Tío Raven!"
Pausa. Reconoce la voz, por supuesto que lo hace. La escucha todos los días a través de celular y en persona cuando está en Inglaterra. Suena similar a Violet, no— exactamente como ella. Pero no es posible, no puede ser. Ha escuchado mal. Casi se convence de ello, de no ser por las manos tirando la parte posterior de su camisa con insistencia para llamar su atención. Al girarse, su sobrina sonríe.
"¡Tío Raven! ¡Te extrañé!"
Ella salta, buscando abrazarlo, y Raven se mueve rápido, llevado por simple memoria muscular para atraparla y corresponder gesto de vuelta. Se siente irreal. Se pregunta, por un instante, si está soñando, porque faltaban semanas para poder estar en casa de nuevo.
Rose aparece, repentina, dando saltos que son muy cortos, entonces Raven se arrodilla y opta por abrazarlas a las dos.
"Las extrañé también. Muchísimo." Se aparta un poco, dándoles un rápido vistazo. Sonrisa se plasma en labios y puede jugar que nunca se había sentido tan feliz como en ese momento, con nada. No con ganar de torneo, o posición importante en equipo de atletismo. "Están más grandes que la última vez que las vi. Van a alcanzarme muy pronto."
"Quieren ser tan grandes y rápidas como su tío favorito, dicen."
Es la voz de Hawk que registra primero, seguida por la risa de una Dove que no sólo está entretenida, pero enternecida. Cuerpo del mayor la oculta, a excepción de la cabeza, que se muestra a su costado.
"Boo." Abandona escondite, comisuras elevadas. "Tan obediente como siempre, ya veo, debe venirte excelente cuando—"
"¿No vas a darnos un abrazo, también?" La interrumpe, pronto, Hawk, tras mirada que le dirige y que peca de advertencia. No hay calor en la misma, es claro que le divierte.
Sus sobrinas se apartan, permitiendo libre camino a Raven para acercarse y rodearles a ambos con los brazos. Hay fuerza en acción, una que tiene todas las características para demostrar que les ha extraño, que no puede creer que están ahí y que eso le alegra, también. Por segundos que duran as��, no encuentra las palabras para decir lo que zumba por su mente, el agradecimiento que parece está por desbordarlo y calienta rostro, humedeciendo orbes. Hay un alivio tal que es capaz de olvidar lo sucedido todas estas semanas, aquello que molesta, preocupa y lastima de todo lo experimentado. De haber sabido que la presencia de su familia sería suficiente para esclarecer mente, habría vuelto a Inglaterra hace mucho tiempo.
O tal vez no.
Finalmente se apartan. La mano de Hawk termina en la cabeza de Raven, despeinándolo.
"Scarlet, cariño. ¿Podrías entrar y reservar una mesa para nosotros con las niñas? Iremos pronto."
La mujer, su esposa, asiente. Saluda a Raven con un gesto de diestra y toma a las niñas de la mano, antes de ingresar al café, Rose se gira hacia él.
"No estés triste, tío Raven. Nos vas a ver siempre ahora."  
Y, sin más, entran al lugar, dejándolo confundido ahí dónde está.
"¿No entiendo?" Suelta, entonces, cuando recupera capacidad de hablar y se gira hacia sus hermanos, ceño fruncido. Hay algo que se está escapando de sus manos, es obvio, el tema es el qué.
"Nosotros—"
"Cállate, Hawk, déjame los honores." Dove empieza, elevando diestra al aire para tomar la palabra. Toma una pausa, innecesariamente larga. Une palmas frente a su pecho, cómplice. "Tenemos ya bastante tiempo yendo y viniendo, finiquitando todos los detalles. No queríamos decirte a menos que estuviéramos cien por ciento seguros, y ahora lo estamos, así que— Hawk, redoble de tambores, por favor." Le observa, ceja elevada y aunque hay renuencia, mayor cumple con petición. Complacida, asiente. "Viviremos aquí contigo."
Raven parpadea. Se toma un segundo, dos, tres, y aún así, siente que no está haciendo el mínimo sentido.
"Yo no—"
"No creas que no sé de ese contrato tuyo." Le reta en mirada entrecerrada. La pena que desborda expresión de Hawk revela que secreto ha sido compartido. No le molesta, sin embargo. "Imagino que ya firmaste, ¿No?"
"No me había decidido."
"Te estás tardando entonces. Bueno, mira, en realidad es un plan que teníamos desde antes. Pensamos que sería difícil convencerte, considerando cuánto te gusta allá, pero resultó más fácil de lo esperado. También sabíamos que eres muy capaz de rechazar la vida que siempre has querido sólo para volver por ellas." Mirada se desvía hacia las puertas del local, ninguno necesitaba nombres para saber a quiénes se refería. Tampoco iba a negarlo, porque era cierto. "Papá y mamá se resolverán bien allá, después de todo, tampoco es que les importa mucho nuestra presencia ahí.” Se encoge de hombros y es curioso, la verdad, viniendo de ella, quién siempre recibió el mayor favoritismo por parte de los dos. “La abuela me recibirá por el momento, y a nuestra querida familia feliz nuestro tío, porque, ya sabes. Necesitan espacio.”
Sabe que está sucediendo, que es real, que ya no está solo, pero no lo asimila. Suena demasiado bueno para ser cierto.
“Firma, Raven.” Inicia Hawk, llamando su atención. “Es por lo que siempre has trabajado, nada te detiene.”
Encuentra, incluso si no desea admitirlo, que tiene razón. Ha esperado años por ese momento, y ahora que lo tenía, que sólo debía colocar su nombre en la línea punteada, se detenía. Ya no tenía ninguna razón para evitarlo, sólo motivos para hacerlo. Sonríe, agradecido, y asiente. Quizá ninguno de los dos está enteramente consciente de lo que gesto significa para él. O tal vez sí y no lo mencionan. Eso es posible.
“Ahora, vamos a entrar, ¿Quieres? Necesito que me cuentes bien todo esto que me dices que te sucedió recientemente. Entre lágrimas no te entiendo.” Dove molesta, dándole un empujón con el hombro, y aunque es una broma, hay verdad tras palabras.
“Déjame.” Da un paso hacia atrás, mas expresión es ligera, y entonces se gira, emprendiendo marcha hacia la puerta. “Hay mucho que contar, apúrense.”
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