#porque conoce sus facciones y silueta de memoria
Explore tagged Tumblr posts
404files · 5 months ago
Text
𓂅⠀. @grccve : [ wilde ] my character is painting your character.
Tumblr media
" todavía no puedes ver lo que estoy haciendo " mirada se intercala entre su amiga y la pintura incompleta frente a él, mientras toma algo de color azul con su pincel. suaves trazos le prosiguen en el lienzo, intentando replicar uno de los tantos vestidos favoritos de crystal. pese a que sus dotes artísticos no eran perfectos, se defendía en el área; razón por la que no quería decepcionar. " pero tengo otro lienzo en mi mochila, por si quieres entretenerte en lo que termino " ofrece, orbes centrándose en su rostro por unos segundos para brindarle una sonrisa.
2 notes · View notes
kr0ss · 3 years ago
Photo
Tumblr media
*   invéntame otro final             de esta historia que acaba mal.
advertencias: bullying, suicidio.
—Pst, pst, ¿estás despierto? —Llamó con suavidad su hermana, a pesar de encontrarse en completa oscuridad podía ver la silueta femenina asomándose desde la cama de arriba de la litera. El menor revolvió sus facciones con el dorso de la mano antes de recomponerse.
—¿Qué quieres? Son las dos de la mañana.
—No puedo dormir, acompáñame a fumar. —Aunque no quería hacerlo, terminó cediendo porque era su hermana mayor y, en realidad, la única que tenía poder de doblegar voluntades en su yo adolescente. A las 2:10 ya estaban escabulléndose por la ventana y subiendo al tejado, silenciosos por el hecho de no querer ser descubiertos, aunque ambos sabían que con el cóctel de píldoras para dormir que tomaba religiosamente matriarca nunca serían atrapados. Era verano, el viento corría y la brisa golpeaba sus rostros despeinando hebras de cabello, la noche era la única hora en el día donde clima tropical no causaba estragos en comodidad y confort. Maniobrando, mayor consigue encender el cigarro y tras darle una calada lo extiende a su hermano.
— ¿Sabes? Me acordé de algo.
— ¿Qué cosa? —Humo se queda en los pulmones, expectante de relato que memoria ajena traerá a la luz.
— Cuando te molestaban en el colegio.
— No recuerdo.
— ¿De verdad?
— De verdad.
Miente, ambos lo saben, pero la otra no fuerza la imagen. A veces genuinamente lo olvida, otras veces, en momentos de ocio, la escena regresa tan nítida que siente que otra vez está ahí. Las risas hacen eco, tan cerca de él, casi en su oreja. Luego siguen los empujones, conoce la rutina del horror que han perfeccionado. Empezó siendo una sutileza, pensó que si lo ignoraba lo suficiente las molestias cesarían: Sus cuadernos en el excusado, las gafas rotas en dos partes, excluirlo en las horas de receso. Pero no ocurrió sino todo lo contrario, escalaron. Después de la chicharra, cuando las aulas se vaciaban y los maestros se dirigían a sus hogares, mientras esperaban que el chofer viniera a buscarlos, encontraban maneras ingeniosas de hacerle la vida imposible. Otra vez. No opuso resistencia cuando varios niños metían las manos para cortar mechones aleatorios de su cabello, de cualquier modo no le harían caso. Tampoco cuando le golpearon la cara tan fuerte que creció una mancha púrpura alrededor del ojo derecho. Cuando su niñera le preguntó que ocurrió, él simplemente dijo que se había estrellado con una puerta.
«¿Cuánto creen que ***** aguante esta vez sin llorar?» «¡Ni siquiera dos segundos!» «¡Deberíamos comprobarlo!» Y todes corearon sí al unísono. Ahí iba de nuevo. Aunque Kross corrió, al final terminaron forzándolo a entrar al closet del conserje, la puerta se cerró de un golpe que lo sobresaltó y la oscuridad lo abrazó. Las pequeñas manos de un niño de ocho años se empuñaron, como si aquello fuera una fuerza que contiene el sollozo, pero terminó haciéndolo porque estaba agotado. Para cuando su hermana lo encontró habían transcurrido dos largas horas y había cedido ante el sueño.
— ¡Defiéndete!
— No puedo, ¿y si me castigan?
— No lo harán, créeme.
— Lo harán. —Quizás no los directivos, pero los otros niños.
— Entonces yo lo haré, siempre estaré ahí cuando tengas problemas.
Meneó la cabeza y volvió al presente, justo al tiempo perfecto para dar un último pitillo antes de que se consumiera el cilindro.
— ¿Qué te pasa hoy? ¿Por qué estás tan seria? —Preguntó ladeando el rostro para mirarla.
— Hoy quiero recordar.
— ¿Recordar qué?
— No sé, recordar. Recordar tu rostro, la casa donde crecimos, el camino a la escuela, estas pláticas en la madrugada.
— Cuando éramos normales.
— Exacto, cuando éramos normales. —Confirmó la muchacha entre risas.  
Esa plática en la madrugada fue la última plática. Su hermana se suicidó ese día horas más tarde en la habitación que compartían. De repente vio maravillada a la muerte, así que tomó una hoja y escribió su propio epílogo. Contó que entre las pocas pertenencias que quedaron de su padre, esas que no les arrebataron cuando les quitaron el departamento, vio una pistola con una sola bala y se hizo de ella. De eso ya tenía tres años, aguardando el momento preciso para hacerlo. La carta era para su hermano y fue del único que se despidió, dijo que lo quería y después la pegó muy visible en la pared.
Clic.
Así fue como murió, manchando las paredes de escarlata.
Clic, clic.
Quizás por saber que nunca serían normales de nuevo.
Clic, clic, clic.
Que su futuro siempre estaría manchado.
Clic.
Por un padre corrupto que se pudrirá en la cárcel y una madre drogadicta.
Clic, clic.
Mientras estaban interrogándolo en la comisaria, pues fue la última persona que la vio con vida, se le vino a la mente una sola cosa: Su hermana le había dicho dos mentiras.
Clic, clic, clic.
Dijo que no le iban a molestar si les devolvía los golpes y sí pasó, lo volvieron a encerrar. Y que nunca lo dejaría solo.
11 notes · View notes
multyeverything · 3 years ago
Text
Ciega Devoción
Capitulo #3: La ombra en el espejo
━━━━━━━━━━━━✧❂✧━━━━━━━━━━━━
Tumblr media
━━━━━━━━━━━━✧❂✧━━━━━━━━━━━━
Autor: multyeverything
Tw: Menciones de ritual*s, sangr*, heridas auto inflingidas, insultos y groserías leves, magia oscura, menciones de mu*rt*, bruj*ría, paranormal.
Rating: 18+
Sinopsis: El momento de develar secretos ha llegado, ¿Será tan simple como eso? Es apenas el inicio del fin, todo puede (y va) a pasar.
Au: Paranormal/Terror
Emparejando: Seo Changbin X t n X Yang Jeongin
━━━━━━━━━━━━✧❂✧━━━━━━━━━━━━
En la privacidad de mi hogar, dispuse todo lo necesario en el suelo para hacer una lectura de lo que fuera que significara ese calor intenso emanando del cuerpo del joven que hace apenas unas horas conocí.
No demasiada ventilación, luz oscura para cerrar mis ojos cómodamente (y que algún curioso no pueda espiar por la ventana), humo de incienso que ayude a concentrarme y el objeto en cuestión... Con un pequeño chorro de mi sangre bañándolo como ofrenda para el favor que iba a pedir.
Con un objeto propio de la persona en cuestión bastaría, hubiera preferido algo de sangre de él pero sería demasiado difícil de conseguir y explicar. No quiero jugar con mi suerte.
El dolor es familiar para mí desde hace algún tiempo, he tenido que infringirme heridas para poder avanzar hasta donde lo he hecho. Mis piernas son vestigio de ellos, hacerlo en la palma es nuevo. Con mi mano aún escurriendo desde la empuñadura hasta la muñeca, comienzo a profesar mis oraciones con tal devoción similar a una plegaria común y corriente. Las paredes son demasiado delgadas, por eso mantengo mi tono de voz bajo.
Cierro los ojos y dejo mi mente divagar entre la oscuridad, pasan minutos, horas tal vez. Y no veo nada, no puedo ver nada. Ni el menor trazo de algo. Solo más calor disperso por todo mi cuerpo, especialmente la cabeza.
Cómo resultado de mis repetidos intentos fallidos, la nariz me sangra como si recibiese un golpe y mi temperatura corporal se eleva hasta una fiebre que me obliga a arrastrarme al agua helada de la regadera. La piel de mi pecho desnudo está empapada con el líquido vital corriendo de mis fosas sin parar, poco a poco diluyendose con el agua que ha llenado la tina en una ducha escarlata.
Siento lentamente como mis fuerzas vuelven al cuerpo pálido que yace desparramado, como si saliera de un estado de debilidad. Luzco anémica con dedos pálidos, temblorosa.
No sé que hacer, es la verdad. Pensaba que mi ritual resolvería las dudas que tenía; hizo todo lo contrario. Además de hacerme sentir como una inútil por no conocer la manera de proceder en estos casos, me preocupa haber fallado al grado de salir lastimada de gravedad. En las contadas veces que lo había hecho (diez tal vez) todo había ocurrido de acuerdo a lo planeado, satisfactoriamente logré leer mis objetivos.
¿Será por la falta del sangre?
No, también me faltó sangre en otras ocasiones.
Golpe bajo para el ego. Honestamente creí que dominaba la técnica de lectura. Ya veo que sobrestime mis habilidades.
¿Qué carajos puedo hacer?
¿A quien puedo recurrir?
Una idea demasiado arriesgada se me ocurre.
No sé necesita de mucha energía para hacerlo. Igual estoy mejor.
Hormigueo con cada paso junto a más palabrería, ya me encuentro de pie.
Aún desnuda y empapada, las sombras sin origen específico contaminan la atmósfera de la habitación con el gran espejo. Lo que acontinuación ocurriría, con suerte, es llamado "contacto". Básicamente se trata de establecer comunicación con un espíritu o ente que esté dispuesto a servirte por un cortísimo periodo de tiempo, no como esclavitud, más como un favor de solo una vez. Lo que hace difícil que no sean provechosos es que tienden a ser uraños, frívolos, callados y su nula lealtad. Responderán (si les place) lo que sea que les pregunten aunque dañen y delaten a alguien más. Un ejemplo: dos brujas complotan entre si, el espíritu no se detendrá a revelar hasta el mínimo detalle. Ya que no tiene lazos con nadie que eviten que lo haga.
Aquellos que vienen (vulgarmente llamados fantasmas) vagan entre el mundo físico y espiritual sin un lugar al cuál pertenecer. No tienen un objetivo de su existencia, así que se entretienen con lo que se cruce en sus caminos.
Poco a poco de las nubes oscuras se forma la silueta de una mujer, no aparenta vida en lo absoluto. Blanca casi transparente con parte del cuerpo fuera del cristal.
- ¿Cómo me llamaste? -
- Soy como tú. Lo que eras al menos. -
- ¿Con qué fin lo hiciste? -
- Tengo algunas dudas que puedes resolver... Verás, intenté hacer una lectura, pero no lo conseguí. Ni cerca, solo oscuridad. No sé que hice mal, no lo entiendo. -
- En algo debiste fallar, los errores son nulos si seguiste los pasos correctamente.-
- Y así fue, en la decena de veces que lo he hecho jamás había ocurrido. Los pasos los conozco de memoria. -
- En esa decena que presumes, ¿Lo lograste sola? ¿Con éxito? -
- Exactamente, fui discípula de la nodriza de mi hilada. Estoy preparada para todo. -
- Dices que no pudiste ver nada en la zona gris, ¿En lo absoluto? -
- En lo absoluto. Ni sombras, sonidos, objetos, mucho menos rostros o recuerdos.-
- ¿Percibiste algo? -
- Calor, sofocante. Especialmente en la cabeza, como una toalla empapada en agua hirviendo que presiona hacia el suelo; ¿Percibes el olor a sangre? Una fiebre incontrolable lo causó. -
- Ya veo, ¿Qué objeto utilizaste? -
- Un billete. -
- ¿Por qué? ¿Alguna razón? -
- Es lo único que había. Además emanaba su calor. Es por eso que quise hacer la lectura en primer lugar, para entender la razón de sentirme ardiendo cuando me rozó. -
- ¿Que apariencia tenía la sangre con que empapapaste el billete? -
- No lo sé... -
- ¿Que esperas para ir a ver? -
De vuelta al pasillo, las preparaciones siguen en su posición original. En cambio, un líquido negruzco y espeso cubre el papel. Al tacto es frío, desprende olor a metal oxidado.
- ¿Y bien? -
- Negro, viscoso, frío, y huele a metal. -
- Sangre oxidada. -
Suspira, es imposible leer sus facciones. La falta de color hace difuso su rostro en general.
- No tengo dudas, es resultado de un nigromante. Tienes suerte de no haber muerto a causa de su mecanismo de defensa anti curiosos. Te será imposible averiguar quién es con los demonios y espíritus a su disposición. -
- ¿Por qué no ocurrió? ¿Por qué no morí? -
- No puedo responder eso, no lo sé. Debiste hacerlo. -
- ¿Sabrá que intenté hacerle una lectura?-
- Tal vez, depende si intenta averiguarlo.-
No hay más que preguntar. Mi consuelo es saber que por mi parte no hubo errores.
- Te agradezco. -
- No hay porque. La existencia es muy aburrida tras la muerte, llama más seguido, trataré de ser yo quien venga. -
Con un soplido desaparece de vuelta al cristal llevándose consigo la integridad del espejos. Una gran línea lo atraviesa.
Agradezco no tener que compartir con nadie el apartamento.
━━━━━━━━━━━━✧❂✧━━━━━━━━━━━━
Índice
13 notes · View notes
lehonne · 5 years ago
Text
𝕬𝗳𝗼𝗿𝘁𝘂𝗻𝗮𝗱𝗼.
Aquella tarde el aire corría gélido al tiempo que un manto de nubes impedía que la luz del sol llegara a la tierra. Una neblina húmeda reptaba en las calles, dibujando espectros ambulantes que impedían ver con claridad. El balneario estaba concurrido a esa hora, así que busqué un banco cercano y me senté. 
Extra-je el móvil y di con una foto (la foto, mejor dicho), en la que aparecía la chica por la que llevaba ya varias noches de desvelo.
La había visto por primera vez en un café. Se había sentado al fondo, alejada y en silencio, a leer un poemario. Luego de un par de minutos en los que me dediqué a mirarla como idiota, decidí romper el silencio. Cuando me acerqué a hablarle, no se inmutó. Siguió leyendo hasta que no tuve más remedio que llamar su atención de otra forma.
—¿Cómo te llamas?
—¿Quién lo pregunta?
«Un tonto que piensa que eres preciosa», pensé. De hecho, no recuerdo con exactitud cuál fue mi respuesta, ni lo que seguimos diciéndonos después de aquello. Lo que sé es que hice un pedido para mí y pasamos la tarde hablando del libro que sostenía entre las manos. Aquel semblante que al principio había parecido esquivo y a la defensiva, pronto se diluyó en una sonrisa de niña, tierna y espontánea.
Supe que se llamaba Érika y que una constelación del cielo se había instalado en sus ojos. Me habló de música y libros, de Dios y la vida, del amor y la gente, de cuánto practicaba el altruismo y de las muchas cosas que hacía en un solo día. Aquella tarde ella estaba sentada ahí de milagro, dijo, dándose un respiro. Tenía el cabello suave a la vista, rojo como aquel pinta-labios que adornaba su boca; las uñas arregladas, un collar ele-gante, y sus ademanes eran de otro mundo. Si antes de haberme atrevido a hablarle yo ya había perdido la cabeza, ahora había perdido el sentido común y con creces.
No la culpo. Ni entonces ni ahora.
Yo siempre he sido de los que siempre se han sentido atraídos por el físico, pero que nunca toman una decisión has-ta saber bien de qué persona se trata. 
Entre palabras y gestos, la fui estudiando a detalle. Me di cuenta de que estaba tan sola como yo, a pesar de haberme hablado de una retahíla de amistades. Me pregunté qué había podido ver en mí para darme esa confianza. Supongo que siempre se nos hace más fácil hablar con fluidez ante un extraño que con alguien que conoces de toda la vida. Aunque ella, para entonces, ya me parecía conocida de toda la vida. Y quise creer que mi desenvolvimiento le había hecho pensar en mí de la misma forma. Recuerdo su risa. Su risa y mis ganas de incluirla en mi lista de canciones favoritas. Mis ojos fotografiaron aquella luz crepuscular cincelan-do sus facciones. Confié en no dar demasiadas muestras de debilidad, cuando me sonrió y me miró a los ojos durante lo que me pareció un tiempo infinito. Su mirada, suave y profunda a un tiempo, se quedó grabada en mi memoria para siempre.
Las horas pasaron a velocidad de la luz. Ni siquiera nos dimos cuenta de en qué momento las calles se oscurecieron y las farolas comenzaron a iluminar el paso de la gente. Dijo que se le estaba haciendo tarde. Nunca antes había hecho lo que hice aquella noche, cuando, antes de irme, la invité a salir a ca-minar una tarde de esas.
Pasamos así varios días, coleccionando momentos, añadiendo líneas a una historia de esas que se cuentan siempre en voz baja. Érika tenía la particularidad propia de aquellas mujeres que saben lo que quieren y lo consiguen. Al mirarla, me parecía un reto muy grande ganarme un espacio en su vida. Un espacio que fuera tan especial que no se le ocurriera sacarme de ahí nunca. Supuse que aquel sitio tenía que ganármelo (Érika desde entonces me ha inspirado a ser siempre mejor persona), así que me dediqué a no apresurar nada, sino a conocerla más, y a dejarme conocer también. No recuerdo haber sido más sincero con ninguna otra chica. Luego de haberle confesado varios secretos, su presencia llegó a inspirarme esa rara sensación entre miedo y seguridad. Una vez leí eso de que no hay nada más peligroso para un hombre que una mujer que lo conozca perfectamente, y no puedo estar más de acuerdo; pero con ella era imposible mentir o fingir que algo no me importaba. Llegó a saber incluso cuándo quería hacerle una pregunta con sólo mirarme. Supe que llegados a este punto no había marcha atrás, así que sonreí, ansioso por saber qué otras sorpresas venían con ella.
Fuimos construyendo, a espaldas del mundo, un algo que nunca sabré cómo definir. Lo nuestro era eso que no se cuenta, que no se admite ni se niega, pero que cuidábamos con la vida. Teníamos algo que sólo nosotros podíamos entender. No sé qué era, pero lo teníamos. Y era especial. Pero no todo fue perfecto. Cuánto me hubiese gustado que la nuestra hubiese sido una de esas historias en las que todo va tan bien que resulta difícil de creer, pero eso lo hubiese vuelto todo demasiado aburrido. Los sinsabores, los altibajos, son los que hacen más interesante una relación (o lo que fuera que teníamos). A veces ella perdonaba mis errores, otras veces yo perdonaba los suyos. Me gustaba que aquella perfección estuviera cargada de defectos. Me enamoré de su silueta cansada que era in-capaz de seguir, me enamoré de sus inseguridades, de ciertos miedos, de sus secretos, de sus manos suaves, de sus ocurrencias, de las malas horas por las que siempre tiene que pasar una chica como ella. Me aprendí de memoria sus horarios para alimentar su espíritu, sus citas con la lluvia, con la soledad, las reflexiones en las que, para encontrarse con ella misma, primero perdía de vista al resto del mundo. Su nombre llegó a convertirse para mí en sinónimo de paz, y eso es algo que ninguna persona había logrado nunca.
Una tarde, cuando había llegado la hora de despedirnos, le pedí encontrarnos en un sitio que no fuera habitual. Había una playa cercana, y ese fue el lugar que escogió. A mí no me gustaba mucho ir a la playa —ese era uno de los poquísimos detalles que se me olvidó mencionarle— pero tampoco hubiese desperdiciado aquella oportunidad de verla, porque se notaba que a ella sí le gustaba. Llegué temprano y me senté a esperarla en un banco, con el móvil en la mano.
Y entonces, mientras observaba su foto en el móvil, en mitad de aquella gente que pasaba de largo y con el frío envolviéndome por completo, acaricié la pantalla dibujando las curvas de su boca y sus mejillas. Cuando levanté la vista, Érika ya estaba ahí; había llegado justo a tiempo. La abracé como si no la hubiese visto hacía mucho y nos pusimos a caminar por el empedrado del balneario. Para entonces la niebla se había disipado y, más allá, divisamos un mirador. Esperamos un poco a que la gente que se es-taba tomando fotos ahí descendiera y luego subimos nosotros. En el horizonte, el sol teñía de púrpura y naranja el cielo. Su silueta temblaba en el reflejo del mar. Algunas gaviotas volaban a lo lejos. Y Érika estaba a mi lado. Nunca la había visto más hermosa. 
Sus ojos brillaban; su cabello, ondeando al viento, le confería aquel aura de libertad con el que siempre estaba envuelta. Y su sonrisa..., maldita sea. 
¿Alguna vez han visto un atardecer en la playa? Pues la misma calma, la misma magia, pero en su boca. En aquel momento me sentí invencible. Y supe que aquella historia prometía ir mucho más lejos de lo que ya había llegado, por lo que decidí hacer siempre lo que hago cuando me toca manejar una situación que me supera: dejarme llevar.
Dejarme llevar, simplemente.
Yo después de todo ya no quería irme de su lado, aunque viésemos el mismo cielo en partes distintas, aunque aquella playa ya no fuera la misma que ahora recuerdo. De entre todas la elegí por ser diferente, por desencajar de lo monótono, por estar siempre a un paso por delante de eso que llaman «normal».
Por ella hoy soy mejor persona, y me siento más grande, pleno, completo.
Afortunado.
0 notes
wlbeneathhq-blog · 6 years ago
Photo
Tumblr media
‘        you can’t keep dancing with the devil and ask why you are still in hell      ’
Ha sido bautizada con el nombre Bruna Sousa, carga cruz y pesares hace 24 años. Mientras sus rasgos son huellas de herencia de progenitores brasileños, y la mayor parte del día podría ser encontrada en la Taberna Costera. 
 —                              ¿QUÉ ES LO QUE REFLEJA TU ACTUAR?
La miras y no sabes lo que estás viendo. Existe una dualidad en su persona que imposibilita el conocerla del todo: o muñeca de porcelana, o juguete de trapo. Es complicado decidir. Porque en su intento por encajar en pueblo impropio ha pasado ya por mil caras, ha representado cientos de intereses. Nadie puede alardear de conocerla porque muta con las horas, a su propia conveniencia, según a quien tenga en mira en ese momento. La cima es su prioridad, mantenerse vigente en la importancia de quienes la rodean; el verse olvidada, delegada, su gran miedo. Por lo que quizás no tantos conozcan que pasa tanto tiempo en la playa porque es un azul diferente el que extraña. Una intensidad en el cielo de pigmentación diferente, un horizonte lejano que se expande para ofrecer ósculo a superficie salada, y la pintura que todo el retrato ofrece: sentada sobre cálida arena mientras el sol tuesta su pie. Copacabana, lamentablemente, ha quedado delegada a kilómetros de distancia, oferta de trabajo en tierras americanas la causante, mudanza familiar el desenlace. El esposo de mamá pide disculpas y ella sonríe, ¿porque qué otra cosa iba a hacer? Si ese hombre es quien ha devuelto curva sincera a los labios de progenitora, si sus vidas han tomado nuevo color desde el matrimonio. Solo empaca determinación, perseverancia, y unas ganas inmensas por hacer de aquel pueblucho su nuevo reino. Catorce es la edad que tiene cuando conoce Linbourne por vez primera, y comienza a armar estrategias de ataque, ubica a sus protagonistas y se posiciona, discretamente, en la línea de sucesión. Pretende hacer de aquel hogar suyo, sentirse por primera vez en casa, mas el plan no ha salido tan prolijo. Ha tenido que cambiar estrategias y objetivos a través de los años, planes ofuscados, magullados, pero no se rinde. Si debe cambiar careta al día siguiente la desechará con gusto, si tiene que besar pies o anillos inclinara columna y preparará labios; es su destino, y la vida no la tomará desprevenida. No otra vez. 
—                              ¿CUÁL ES LA REALIDAD QUE ESCONDE O PROYECTA?
UNO.     Diligente observar caracteriza castañas irises, raciocinio en transmutación de elementos, perpetua búsqueda de utilidad, formulación de mecanismos que primen merced propia. Ejercicio de remembranza prepondera, ordenación e índice de memorias, infalible clasificación de ventajas prescrita a duras penas, acerbo vestigio en paladar, pues primer reminiscencia es calígine. Distingue melosa tonalidad en paternal dermis, desdibujar de facciones, fisonomía que desorienta sentidos, aturde línea temporal, que desconoce veracidad de presencia, que constituye un espectro. Escleróticas carmín y resecos pétalos imploran retorno, clamar que pesa en oídos sordos, progenitor que abandona cuadro familiar y deshace esquemas.
DOS.     Senda de cenizas prosigue movimiento, textura común a region plantar, ave ceñida en llamaradas, perenne lumbre de resurreción, polifacético bosquejo que instituye fémina, mitológica efigie. Componentes múltiples el reflector de dinámico carácter, heterogéneo catálogo de intereses, ramas artísticas sobre las que danza, homólogo fantasma de terceros. Materna figura cede, remordimiento el dejo que enlaza estómago, daga compartida junto a cónyuge, atezada silueta desvaría en desemejantes escenario, imperante intérprete de roles ; deportes, instrumentos y volúmenes que acoge en cercanía, ágil resguardo de herramientas en espera de desempolvamiento durante acertada ocasión. Identidad que es un todo / vacío, autenticidad desvanecida sobre espíritu.
TRES.     Relicario pesa sobre cerviz, templo que atesora morena eminencia cada séptimo alba, cuerdas que entonan cadente plegaria, dogma distorsionado y cruz que, prudente, calcina tórax. Replica travesía interceptada por Átropos, tergiversación de luto y aflicciones, coyuntura que recobra de penumbras, que redime con falsas súplicas a deidad foránea. Son impacientes aquellos dígitos que rozan áurea cúspide, inalcanzable, pútrido trono un génesis de afónicas disputas, propósito último que niega desasir de dactilares.
—                              CON QUIENES SE VE RODEADO / INTERCEPTADO.
→           GRACE HAREL   /     Ve en apático actuar la oportunidad perfecta para acercarse al trono de oro ocupado por hermana mayor, toma ventaja de la relación con su hermano, los utiliza a ambos para beneficio propio, porque a pesar de que sus intenciones no sean tan malas, siempre van a ir dirigidas a su bienestar. Porque estar a un lado de Grace era vivir en la cara opaca de la grandeza, siempre un paso detrás de Esther, quizás en la posición idónea para alzar el brazo y robar corona. En aquel momento, para Bruna aquello era suficiente.
→           ENZO FERREIRA   /     El acta de matrimonio entre la madre de ella y el padre de él los declara hermanos ante la justicia y el resto del mundo, y al principio acató decisión. Como la mayor, le dijo mamá. Y todo comenzó mientras ambos eran tan pequeños que fue fácil acostumbrarse a presentarlo como hermano, compartir raciones, cederle el turno de la televisión. Pero relación se ha visto afectada a lo largo de los años en Linbourne, obsesión por posición social notoria para el menor, mucho más las verdaderas intenciones detrás de su acercamiento a él y Grace.
→           CHELSEA NEWPORT   /     A la llegada a nuevo hogar fue la de piel morena quien se convirtió en primera aliada. Quien dio la bienvenida, la paseó por los rincones más interesantes del pueblo, no la dejó sola en aquellos primeros días de escuela. Y fueron inseparables, al menos durante el primer año. Porque a los quince ya eran señoritas, y a Chelsea le era más importante las fiestas de las chicas populares que hablar con quien aun se perfilaba como la nueva de la escuela. Pérdida de amistad golpeó fuerte: le enseñó a Bruna que la posición, y la influencia, lo es todo.
ESTE PERSONAJE SE ENCUENTRA OCUPADO POR MENA.
0 notes