#pensamiento al azar del final de un manga
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nightmare-knight · 4 months ago
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Yo entiendo que sin la academia de héroes, Boku no Hero Academia no podría haberse desarrollado (porque esta en su nombre, hay que darle importancia), pero debieron rechazar a Midoriya desde el principio. Sin la estructura del pesimo sistema educativo, Deku se hubiera hecho Vigilante, aprendiendo a su ritmo sobre como controlar el One for All, y a la larga conociendo a otros vigilantes. Seguro terminaría siendo perseguido por la asociación de héroes y por villanos, porque es un elemento antisistema (lo cual tendría sentido, ya que no tenía poderes y la sociedad ya lo odiaba por eso). La historia hubiera sido mucho más interesante y menos aburrida, y posiblemente hasta su relación con Bakugo hubiera mejorado más rápido, y sería 100 veces más heroico a la hora de enfrentarse a los villanos con sus traumas (hasta podría evangelizarlos si quería, por contexto)
Hay que ver que trae la secuela, tal vez con un Deku más adulto, tengamos algo más arriesgado y heroico que lo ofrecido en la primera parte. Por ahora le toca descansar al autor, y esperar juntos con nosotros el final de One Piece.
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facarous · 5 years ago
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A Touch Of Spice |WMatsui (Parte 1)
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Era una típica mañana calurosa en Okinawa, Matsui Jurina caminaba por el mercado, las mangas de su filipina se encontraban corridas hasta la altura de sus codos y los botones sueltos. No era una imagen digna de un empleado del famoso hotel americano en el que trabajaba desde hacía dos meses, pero Jurina ya tenía suficiente del calor monstruoso de mediados de julio.
Apenas eran las cinco de la mañana, pero el calor seco, tan característico de ese mes ya se comenzaba a sentir. El bullicio de la gente de aquel abarrotado mercado no estaba ayudando a su humor. Bufó con exasperación; hoy era el primer día en que le tocaba ir sola al mercado a conseguir productos frescos para el restaurante, en su mano cargaba una lista lo suficientemente larga para pensar que aquella misión sería imposible de terminar en una hora.
Suspiró mientras observaba el camión donde las cajas de lechugas eran bajadas y llevadas con destino a algún punto del lugar. Su trabajo era interceptar la descarga; revisar la calidad del producto y conseguir la mayor cantidad a un buen precio; después dar la dirección del hotel y entregar un comprobante al dueño del camión para que lo cambiara con la administración del hotel por un cheque.
Pero aquello era solo las lechugas, aún faltaban las demás hortalizas, carnes, pescados, frutas, lácteos… No es que odiara su trabajo, amaba la cocina y ser la responsable de conseguir la materia prima para el restaurante era un gran honor, pero aún no lograba acostumbrarse al clima de Okinawa y mucho menos lograba sentirse integrada con sus compañeros de trabajo.
La cocina era un ambiente muy competitivo y podría llegar a ser muy estresante para un novato… y bueno, ella era la novata de la temporada. Los aspirantes para entrar a una cocina tan reconocida como a la que ella aspiraba, eran muchos y provenían de casi toda Asia. Ella a sus veintitrés años, no era la más joven, pero sí la única que decidió quedarse después de un mes.
El motivo de las deserciones, sin embargo, poco tenía que ver con el estrés del trabajo y mucho con la chef del lugar. Jurina había escuchado que era bastante famosa, Matsui Rena, quién a sus treinta años, tenía su nombre sonando demasiado en el medio.
Irónicamente y a pesar de su fama, Jurina solo conocía el nombre. La había visto una vez, en una revista especializada el año pasado, cuando su golpe de popularidad empezó, pero ella creía que el verdadero trabajo de la cocina yacía lejos de los reflectores y más cerca de los fogones.
Su llegada a su nuevo trabajo, poco o nada tenía que ver con la Chef a cargo y más con la historial y tradición que se cargaba el lugar. Su abuelo había trabajado ahí, siendo un mesero y ella y sus padres lo habían visitado varias veces durante las vacaciones; ahí fue donde Jurina se enamoró de la cocina.
Sin embargo, los demás candidatos que habían entrado con ella al periodo de entrenamiento iban con la idea e ilusión de compartir el trabajo con una chef de renombre y formar parte de un equipo que ya había sido premiado el año pasado por su trabajo. Cuando descubrían que la presencia de la chef Matsui era escasa o nula dentro del lugar – como había mostrado ser en esos dos meses – todos parecían pensar que no valía la pena.
Saliendo de sus pensamientos caminó hacia la sección donde se encontraban descargando las carnes, el ánimo mejorando conforme la lista iba disminuyendo. Colocó una apresurada raya de tinta roja sobre “zanahorias” mientras escuchaba a los jornaleros gritar el peso de las piezas. Tan ensimismada con su tarea que olvidó sus alrededores y pronto un fuerte golpe en su cabeza la hizo encogerse de dolor y cerrar los ojos. Escuchó el sonido de varias cosas caer.
“¡No!”
Escuchó el gritó frustrado y abrió los ojos con premura. Frente a ella se encontraba una joven mujer, con una mano al frente, otra sosteniendo con fuerza su cabeza y observando hacia el suelo con desesperación. Vestía ropa deportiva y su largo cabello oscuro se encontraba recogido en un rodete. “¡L-Lo siento!”
Se agachó para comenzar a levantar las bolsas que yacían en el suelo, haciendo una mueca cuando se dio cuenta que ahí había varios huevos ya rotos y derramando su contenido. “¡Lo siento! Discúlpeme, por favor… le pagaré todo esto.” Levantó la mirada sintiendo sus mejillas arder. Había envestido aquella joven y ambas había resultado con un golpe en la cabeza.
Un par de pequeños ojos castaños la miraron con dureza. Jurina tragó saliva. Acababa de provocar un accidente por culpa de su descuido. Aquella chica definitivamente debía de pensar que era una idiota.
El ceño fruncido se acentuó más al tiempo que Jurina se sentía escaneada de arriba abajo por aquellos ojos.
“¿Trabajas en el Merlon?” Fue la pregunta directa.
“S-Sí.” Jurina se levantó de inmediato, tratando de acomodar lo mejor posible su uniforme. Ahora no solo era un ceño fruncido lo que se veía en aquel fino rostro, sino también una mueca en los labios.
“Tal parece que los filtros para contratar personal se han suavizado.” La chica se llevó la mano izquierda al cuello masajeando su nuca. “¿Tus superiores saben cómo llevas el uniforme? Por favor, no desprestigies el trabajo de los demás.”
Jurina se congeló en su sitio. Una ola de furia pronto remplazó a la sorpresa. Abrió la boca para contestar, pero su interlocutora ya se había inclinado para recoger las bolsas y dado media vuelta en un movimiento lleno de elegancia. La chica le dirigió una última mirada antes de alejarse del lugar.
Jurina parpadeó atónita. Aquello había sido innecesariamente grosero.
Una lástima que una chica tan linda tuviera una lengua tan afilada, pensó para sí misma. Bajó la mirada hacia el suelo en donde la mancha de los huevos permanecía como prueba de aquel infortunado encuentro.
*      *      *      *     *     *
Eran las seis de la mañana de aquel domingo de julio. Había pasado un poco más de una semana desde la aventura de Jurina en el mercado. Ahora, con sus zapatos pulcramente lustrados, la filipina limpia, planchada y adecuadamente colocada, además de su mandil a rayas negro característico del hotel, estaba terminando de afilar el juego de cuchillos del poissonnier. Sus demás compañeros no tardarían en comenzar a llegar.
Jurina se encontraba en periodo de prueba. Si lograba dar una buena impresión aquella temporada, tendría asegurada la renovación de su contrato. Ya había pasado por casi todas las áreas y al sous chef le gustaba ponerla en alguna tarea al azar por simple y llana diversión. Ella era consciente que los modos de aquel restaurante no eran del todo ortodoxos, pero había escuchado hablar de cocinas más locas y trataba de mantener el ánimo diciéndose que era algo por lo que todo novato pasaba.
Revisó una última vez la resplandeciente y delgada hoja del Yanagiba y sonrió satisfecha con lo que veía. Afilar cuchillos era algo que disfrutaba, siempre había encontrado aquella actividad relajante. Su contemplación se vio interrumpida cuando las puertas traseras se abrieron de golpe y el sonido de ruedas chillando contra el piso llegó a sus oídos. Levantó la mirada, tratando de echar un vistazo entre algunas cacerolas.
Entraron en procesión, el sous chef, el poissonnier y justo al final para gran sorpresa de Jurina, la mujer con la que había chocado aquella mañana en el mercado. Miró la escena perpleja, ¿Qué hacía ella ahí?
“La pieza de hoy es increíble.” Escuchó al poissonnier decir con entusiasmo. “Matsui-sensei, usted siempre se asegura de conseguir lo mejor.”
Jurina estuvo a punto de dejar caer el Yanagiba. Matsui, ese era el apellido de la chef del restaurante. En todos esos meses, no había tenido la suerte de conocerla, para ella no era más que un nombre puesto en una linda placa dorada en una de las paredes de la cocina.
Tragó saliva sintiendo el pánico subir por su garganta. No solo había arruinado la compra matutina de la máxima autoridad de los fogones del Merlo, sino que, además, esa máxima autoridad la había visto portando el uniforme de manera inapropiada.
Se maldijo a sí misma por su estupidez, ¿Cómo era que no la había reconocido? Bueno, tal vez tenía mucho que ver el hecho de que no estuviera posando con toda la indumentaria digna de su cargo, ni una sonrisa amplia, orgullosa de su nombramiento de prodigio ascendente.
“¡Tú!” El poissonnier pareció recordar de la presencia de Jurina en aquella hora de la mañana. “¡Prepara la estación! Hoy te quedarás conmigo todo el día, vamos a tener bastante trabajo hoy gracias a este amigo.” El poissonnier le dio unas animadas palmaditas al atún de poco más de media tonelada.
Jurina dio media vuelta de manera inmediata, dirigiéndose hacia la estación de carnes, tratando de realizar la tarea encomendada de manera ágil. Su cuerpo temblaba con nerviosismo al saberse en presencia de la Chef.
La chef Matsui era alguien con una muy prometedora carrera en ascenso. El año pasado, el hotel había recibido al Primer Ministro y Matsui-sensei se llevo aquella noche una felicitación y una fotografía suya en uno de los periódicos de mayor circulación del país. Desde aquello, la chef se había enfrentado a una fama imprevista y con ello también de cierto acoso de la prensa y los críticos.
El tiempo que pasaba en el restaurante a su cargo era tan poco, que en esos dos meses Jurina no la había visto sino hasta esa mañana… bueno… hasta el fatídico día en que decidió estrellarse contra ella en el mercado.
“¿La nueva adquisición?” La chef preguntó lo suficientemente alto para que Jurina no perdiera detalle en el tono divertido de aquella voz.
“Si pasa el periodo de prueba, podría competir para ser un tournant.” Fue la respuesta del sous chef.
“Oh, ¿Tan rápido el ascenso?” Jurina escuchó a ambos chefs acercarse a su estación y se apresuró a pasar el desinfectante sobre la superficie metálica.
“Matsui-sensei, no muchos candidatos se han quedado con nosotros en el último año.” El tono de voz en el sous chef era precavido, Jurina entendió que era un tema delicado.
“Fujioka-san, entiendo su preocupación. Trataremos el tema más tarde.” El silencio que siguió a esa frase fue pesado y Jurina sintió un escalofrío recorrer su espalda cuando los pasos se detuvieron cerca suyo. Se giró rápidamente para encarar a sus dos jefes.
Un par de pequeños ojos castaños la miraban de vuelta, esta vez, sin el destello de molestia que había en ellos aquella mañana del incidente. Jurina trató de poner una postura firme, lo más derecha que sus músculos le permitían.
“Matsui Rena.” Rena se presentó a sí misma sin demasiado preámbulo. “Lamento mucho que nuestra presentación tardara tanto.” La chef arqueó una ceja ante la ironía. “¿Qué tal se ha desempeñado?” Cambió su mirada hacia su segundo al mando.
“Dentro del promedio.” Fujioka le mandó una mirada casual a Jurina. El hombre de mediana edad y escaso cabello oscuro asintió con la cabeza antes de agregar. “Creo que hoy será una buena oportunidad para que usted la evalué.”
“Bien…” Rena echó un rápido vistazo hacia la placa plateada que prendía de la filipina de Jurina. “Matsui Jurina-san.” La chef abrió los ojos sorprendida al notar que compartían apellido. “Tendrá todo el día para grabar una buena impresión en mí. Por lo pronto, veo que sí sabe como colocarse adecuadamente el uniforme.” Una sonrisa divertida tiró de los labios de Rena.
Jurina contuvo la respiración. No solo porque definitivamente el rostro de Matsui Rena se veía mucho mejor cuando no tenía una mueca de enojo en él, sino porque aparentemente su examen final estaba adelantándose varios meses y ella definitivamente no se encontraba preparada para aquello.
“¡Sí, Chef!” Hizo una reverencia, al menos así no podrían ver su mirada de pánico.
El día paso para Jurina a un ritmo increíblemente rápido. Tan rápido, que sintió no haber tenido las horas suficientes para poder mostrar sus habilidades. Al final de la jornada, cuando los fogones se apagaron y el único sonido era el del personal limpiando sus áreas y guardando la materia prima, no pudo evitar sentir un peso en la boca del estómago.
Cuando el chef Fujioka se había referido a ella como alguien dentro del promedio, había sentido un regusto amargo en la boca. Aquella no era una reseña que resultara alentadora, mucho menos tomando en consideración el bochornoso incidente con la chef Matsui, que ya le había provocado empezar el día con puntos negativos.
Y durante toda aquella jornada, no se había sentido dentro del promedio. Sus manos sudaban y temblaban ligeramente, su emplatado no había sido tan burdo desde sus días de estudiante y estaba absolutamente segura de haber visto a la Matsui-sensei negar ligeramente con la cabeza en más de una ocasión. Sin embargo, nunca intervino de manera directa, dejo que el poissonnier o incluso el sous chef le reprendieran todo lo que le tenían que reprender, sin dar ni una sola acotación.
Así que, cuando el poissonnier le dio un par de palmaditas en la espalda y le dijo que la chef Matsui la esperaba en el almacén, Jurina no pudo evitar pensar en lo peor. Se lavó rápidamente las manos y casi corrió hacia una de las puertas traseras de la cocina.
La chef Matsui se encontraba apilando las cajas de tomates cuando ella ingresó al sitio. Había tenido a aquella joven mujer respirando detrás de su nuca todo el día y ahora, estaba segura de que le pediría que devuelva su uniforme y se dedique a alguna otra cosa.
“Matsui-sensei,” intentó no sonar desesperada, “Akayama-san me dijo que quería hablar conmigo.”
“Cierto.” Volvió a encontrarse con aquellos pequeños castaños que en esta ocasión le daban una mirada seria. “Puedo decir que lo que vi hoy en esta cocina fue algo… interesante.” Su tono de voz fue plano y acompasado.
“Antes de que me despida. Por favor, me gustaría poder agradecerle por dejarme formar parte de su equipo de trabajo, aunque fuera por unos pocos meses.” Jurina habló rápido, casi escupiendo las palabras e hizo una profunda reverencia que mantuvo por varios segundos, hasta que el silencio del lugar la hizo levantar la mirada. La chef Matsui la mirada intrigada e incluso podía ver el desconcierto en su rostro.
“¿Despedirla?” Matsui Rena parpadeaba rápidamente y su rostro era la descripción gráfica de la confusión, “¿Por qué le despediría sin haber presentado su evaluación final? ¿Hizo algo grave que yo desconozca? ¿Robó algo? ¿Rompió algo demasiado costoso para que su sueldo lo pudiera cubrir? ¿Le tiró a su chef su compra en mitad del mercado?” Rena no pudo evitar reír de manera disimulada.
Jurina encogió los hombros ante la última mención.
“Q-Quiero pedir disculpas por eso último.” Hizo dos reverencias cortas y rápidas. Rena rió de buena gana y Jurina no pudo evitar pensar que su risa era clara y suave. “¿No va a despedirme?” preguntó rápidamente, sintiendo la confusión llenarla.
“¿Quiere que la despida? Aun puedo cambiar de opinión si tanto lo desea, Matsui-san.” Rena cruzo sus brazos sobre su pecho y ladeó la cabeza con curiosidad. Esta persona era completamente diferente – pensó Jurina – a quien había conocido aquella mañana en el mercado y también emanaba un aura muy diferente a la sobria, formal y estricta que sentía cuando se encontraba en la cocina.
“¡No! Es decir… yo…” Jurina sintió sus mejillas enrojecerse, mordió su labio inferior apenada.
“En realidad solo quería darle una rápida retroalimentación… y mientras hago eso, puede ayudarme a seleccionar algunos productos que usaré mañana temprano. Fui invitada a una especie de programa de televisión…” Lo último fue dicho sin entusiasmo, casi como si aquella actividad le provocara una repulsión enorme a la chef.
La aprendiz no pudo evitar notar que Matsui Rena era algo bastante diferente a lo que podría considerarse una jefa de una cuadrilla de cocina. Era la única persona en esos cuatro meses que se había dirigido a ella de manera educada y su voz era suave y amable. Por un momento, tuvo serios problemas para imaginarla dirigiendo el lugar.
“También, debo de disculparme,” la chef dijo en voz muy baja, casi en un carraspeo “ese día, en el mercado… No era la mejor versión de mí misma a quien conoció. Eso no cambia el hecho de que vistiera muy mal su uniforme,” rió divertida, “pero espero, que pueda disculparme por mi falta de educación.”
“Matsui-sensei, usted no debe de-”
“¡Oh, claro de que debo!” Rena la interrumpió con prontitud. “No importa que tan mal vaya un día, uno no debe de desquitarse con la primera persona que vea. Mucho menos si solo es una novata tratando de hacer su trabajo.”
Jurina no supo que decir, simplemente bajo la mirada hacia el suelo, insegura de la reacción adecuada a lo que acababa de escuchar. Sin embargo, sonrió cuando levantó la vista, ganando una mirada de simpatía de parte de su jefa. Suspiró sintiendo de pronto algo de esperanza inflando su pecho. El día no había sido tan malo después de todo.
*      *       *       *       *       *
Fue una noche de septiembre, cuando todos los demás ya se habían retirado de la cocina y Jurina había permanecido en el almacén haciendo la lista de faltantes para las compras del siguiente día en el mercado, que la aprendiz volvió a ver a la chef Matsui.
Un ruido en la cocina la había alertado. No se suponía que hubiera alguien a esa hora además de ella, por un instante pensó que tal vez alguien había hecho alguna incursión nocturna para asaltar el almacén o el cuarto frío. Algo bastante inusual en aquel lugar, pero que no podía ser descartado. Salió a paso veloz, dispuesta a ahuyentar a quien fuera que atentaba contra la integridad de su lugar de trabajo.
Grande fue su sorpresa cuando lo que encontró fue a Matsui Rena con una cacerola sobre uno de los fogones y varias bolsas de papel con vegetales y lo que parecía ser carne de cerdo en una de las mesetas de trabajo.
Rena se encontraba absorta en su labor, la mirada fija en lo que sea que aquella cacerola tuviera. Por un momento, Jurina tuvo la ilusión de estar frente a un ser que no necesitaba respirar para vivir. Sí, el cuerpo de su jefa se encontraba ahí, pero su mente parecía en algún otro sitio, analizando todas las posibilidades que ese fogón le podía ofrecer.
Por un instante, observó una faceta nueva en aquella persona de la que había escuchado en aquella revista de cocina. Una reseña frívola y superficial que no conoce realmente la realidad del individuo que es Matsui Rena.
Jurina fue testigo de la pasión y la entrega que la chef estaba poniendo en aquella mezcla. El sentimiento primitivo que llena el ser al descubrir algo nuevo.
Dudó sobre si era conveniente interrumpir aquel trance, por otro lado, le parecía incorrecto no hacer notar su presencia. No obstante, no tuvo necesidad, Rena desvío su mirada hacia su dirección y entonces aquellos ojos castaños distantes, recobraron el enfoque y la joven chef saltó en su sitio sorprendida por su inesperado público.
“¿Matsui-san?” Rena preguntó visiblemente conmocionada, sorprendida por encontrarla en aquel lugar, “no se supone que haya alguien en la cocina a esta hora.”
“Me encontraba haciendo la lista de compra para mañana, sensei.” Jurina sonrió de manera tímida.
“Ya veo…” Rena asintió, comprendiendo la situación. “¿Tiene todo listo?”
“No, no en realidad. Estaba en mitad del trabajo cuando creí escuchar intrusos en la cocina,” dijo de manera ligera, tratando de obtener una sonrisa de su chef.
“Bueno, termine y vaya a descansar a casa. Ya es algo tarde y mañana las labores empiezan temprano.” Rena regresó su atención hacia el fogón y Jurina sintió que algo ahí no encajaba del todo.
“¿Necesita ayuda? Tal vez pueda cortar los vegetales…” se ofreció rápidamente.
“No, Matsui-san. Sin embargo, agradezco la intención.” Sonrió de manera ligera, tratando de restar importancia a la situación.
Jurina asintió con la cabeza antes de darse media vuelta y regresar al almacén. Salió de ahí media hora después con todo listo para las compras de la mañana siguiente. Rena permanecía frente al fogón, ahora probando lo que parecía un gravy para después fruncir el ceño, negar con la cabeza, regresar el cucharon a la cazuela y suspirar con frustración.
Por un instante, Jurina pensó en despedirse y desear buena noche, pero la chef estaba completamente ajena al mundo que la rodeaba y lo que menos deseaba era romper su concentración, sobre todo, tomando en consideración que aquella sesión nocturna de cocina no estaba saliendo como su jefa deseaba.
En su camino a casa, Jurina trató de imaginar cuantas noches su jefa había pasado así, dentro del restaurante del hotel, creando recetas nuevas sin mayor compañía que el sonido de la candela dando forma a nuevos sabores.
Jurina se dio cuenta de que aun le faltaba mucho trabajo por delante para poder ganar un poco del respeto que Rena tenía y se prometió, mientras se enfilaba hacia la salida del complejo hotelero, que mañana pondría mucho más empeño a su jornada.
*       *       *       *       *       *
Rena lo había visto.
Había leído el periódico aquella mañana mientras se dirigía de Naha a Okinawa. Su nombre había sido escrito en un artículo de índole política. Las nuevas reformas del Primer Ministro no tenían contenta a una buena fracción de la población, de hecho, se rumoraba que se encontraba en el periodo con menor aceptación popular de su administración.
El artículo mencionaba el favoritismo del Primer Ministro hacia lo extranjero y daba como ejemplo su estancia en el Merlo, hotel de firma norteamericana y el intercambio amistoso que había tenido con la chef del restaurante que fue presenciado por la prensa. Aparentemente para el autor del artículo, el afán del Primer Ministro por crear estrellas en aquel lugar poco tenía que ver con el verdadero talento del staff y mucho con las relaciones diplomáticas hacia Estados Unidos.
Aquello claramente había sido escrito por un nacionalista, alguien que veía con muy malos ojos que japoneses – porque ella era una japonesa de casta – estuvieran trabajando para un país que le había quitado tanto a la nación nipona, y tal vez en otro momento, para Rena las cosas no hubieran sido tan irritantes como lo eran ahora. Desde que el Primer Ministro había llegado a cenar al Merlo, su vida dio un giro inesperado, pero nunca imaginó que dentro de aquel impulso que significó para su cocina, también vendrían una serie de detractores.
“Demasiado joven para ser tomada en cuenta” o “un puesto que un hombre con verdadero talento y que no dejara al hotel cuando se case y tenga familia debería de estar ocupando” eran parte de los argumentos que circulaban por la red. La cantidad de asistentes al restaurante había aumentado en gran medida, todo mundo queriendo tomarse una foto con ella, para después tener material con que despedazarla en los foros.
Incluso el último programa de televisión al que había asistido la obligó a encarar aquellos comentarios al aire y sin previo aviso. Rena amaba la cocina, no aquel circo que se estaba creando en torno a ella, pero la administración del hotel creía que era una estupenda forma de conseguir más y mejores clientes.
Suspiró frustrada mientras observaba el nuevo gravy que llevaba más tiempo del normal tratando de crear. Había estado demasiado tiempo lejos de la verdadera cocina, necesitaba dar forma a algo nuevo o de lo contrario sentía que perdería la cabeza dentro de toda esa vorágine de entrevistas, cocinas en eventos especiales, artículos malintencionados y críticos, de pronto, demasiado interesados en su trabajo.
Pero esa noche no sería la noche en que una nueva receta saliera a la luz. Se rindió luego de darse cuenta de que aquello solo era una forma de sacar su enojo y no una verdadera sesión creativa. Su madre siempre le decía que no debía de hacer nada enojada. La furia nubla el juicio y altera los sentidos.
No fue consciente de la hora, hasta que escuchó algunos cubiertos sonar. Quitó la mirada del fogón apagado y la dejo viajar hacia la dirección del sonido. Ahí encontró a la aprendiz. Matsui Jurina le dirigía una mirada sorprendida. Rena recordaba haberle dicho que se fuera a casa, ¿Aún no se había ido? ¿Qué hora era? ¿Qué día era? ¿Y por qué sentía como si no hubiera dormido en días? Bueno, lo último tal vez fuera porque realmente no había dormido en días, se recordó a sí misma.
“Matsui-sensei, estuvo aquí toda la noche?” la joven le preguntó con incredulidad en su tono de voz.
“Eso parece. Sí.” Rena se llevó una mano a su cuello y acarició su nuca. Un tic que solía delatar su estrés a sus conocidos.
“¿Le gustaría un café? Le hará bien.” La chica sonrió y sus ojos castaños se iluminaron con la sonrisa. Rena analizó por un momento a la joven, acostumbrada a la adulación hipócrita del último año de su vida, incluso la oferta de un café sonaba sospechosa.
“Claro,” respondió con voz resuelta al no encontrar algún indicador de alarma en las intenciones de su subordinada. Paseó sus ojos por la cocina, tratando de recordar donde estaba la vajilla para el café, pero para su gran sorpresa y decepción ni siguiera recordaba del todo como estaba organizado lo que se suponía debería de ser su territorio sagrado.
“¡En un momento!” Jurina le respondió con entusiasmo. Su pulcro uniforme no pasó desapercibido para Rena, quien no pudo evitar sonreír por la gran diferencia que había entre esta chica y a quien había conocido aquel día en el mercado.
“Veo que ahora se viste mejor,” no pudo evitar decir. Jurina se dio media vuelta hacia ella, mirándola sorprendida y con las mejillas sonrosadas.
“Sí, bueno… alguien me dijo que debía de respetar el uniforme.” La joven se llevó las manos hacia el cabello, en un intentó por deslizar sus dedos por él, pero la malla donde lo tenía firmemente sujeto se lo impidió.
De pronto, Rena se sintió con un humor un poco más ligero. Tal vez debía de rechazar tantas invitaciones e ir más seguido a la cocina. Siempre era un buen día cuando se encontraba frente a los fogones.
“Debo felicitar a ese alguien,” le respondió a su subordinada con tono cantarín, “el uniforme se ve bien en usted.”
“¿Eso significa que no me despedirá?” Jurina preguntó con ánimo, mientras regresaba su atención hacia el juego de tazas.
“Significa que incluso podría ser mi asistente en un futuro.” Rena sintió sus labios estirarse en una sonrisa.
“¿Ese trabajo incluye cortar vegetales en mitad de la noche?” se atrevió a preguntar Jurina. Su jefa parecía con mejor semblante que horas anteriores.
“No solo cortar los vegetales, también lavar todo el equipo que se use.” Rena aspiró cuando Jurina alcanzó la bolsa de café y la abrió dejando salir la acaramelada fragancia. “Tenemos que apurarnos, Matsui-san, no sé que hora sea, pero no considero apropiado que los demás nos encuentren desayunando en lugar de tener todo listo para la jornada.”
“¿Desayunando? ¿Usted considera un café un desayuno?” Jurina de pronto parecía alarmada por esa idea.
Rena dejo salir una risa divertida. “Siéntase afortunada, la gran Matsui-sensei le preparara el desayuno y gratis.”
La chef vio a su subordinada sonreír de nuevo, de oreja a oreja, una sonrisa que iluminaba todo su rostro y que era completamente sincera. Rena pensó que sería muy agradable poder ver ese tipo de sonrisa en su rutina todos los días. Sí, definitivamente necesitaba ir más seguido a la cocina.
 *       *       *       *       *       *
NA: Feliz año nuevo a todos, pero especialmente a @sophcaro​! Este fic absolutamente es para ti! Love you!!
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astronomyin-reverse · 2 years ago
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El final del día siempre parecía un buen momento para ella. Incluso hoy, aunque el dolor en la boca de su estómago no cediera por más que lo intentara.
Afuera estaba oscuro, el mundo en silencio. Perfecto para comenzar con su rutina de escape nocturna.
Conectó los audífonos y puso una playlist al azar.
Se quitó los zapatos con torpeza, sin preocuparse por desatar el nudo que los mantenía firmes.
- Un día voy a romper estos zapatos y me voy a arrepentir de no desamarrarlos, otra vez. - dijo al aire. Hablar en voz alta para sí misma era una clase de terapia para ella.
Se puso un pijama cómodo: un pantalón de algodón, una vieja polera con mangas cortas, su polerón azul favorito.
Se sentó en el borde de la cama y se quitó el maquillaje, aunque le daba pereza de solo pensarlo. Pero los videos e información en internet le habían dicho que debía hacerlo o dañaría su piel. Mucho no le importaba, pero le gustaba fingir que se preocupaba por sí misma con estos pequeños actos. Quitarse el maquillaje, lavarse la cara con un jabón especial, aplicarse crema hidratante con delicadeza.
Eso seguro no la salvaría del abismo en el que vivía constantemente.
Pero podía fingir que lo intentaba.
Se recostó mientras sonaba una de sus canciones favoritas a volumen máximo, aunque sus pensamientos sonaban más fuertes.
Habían sido semanas intensas para su corazón, y las imágenes de pequeños detalles y momentos se repetían, una y otra vez, como una película larga e interminable.
Un beso torpe en plena madrugada a la luz de la luna.
Un mensaje de buenos días y una invitación.
Una sonrisa cómplice y su mirada fija cada vez que hablaba.
La tensión palpable en el ambiente.
Esa última vez que se sintió como una despedida.
Y un dolor en la boca del estómago que no se iba desde aquel último día. Una punzada en el corazón que se agudizaba cada vez que estaba consciente de pensar en él.
Le había dicho adiós tantas veces que ya no sabía qué era real y qué no. Pero esta vez, sin embargo, se sentía más real que nunca. Pero lo amaba, aunque se lo había negado a sí misma sin parar. Y una parte de ella aún tenía esperanzas e imaginaba cómo se sentiría el calor de la unión de sus manos, el sabor de sus besos en la madrugada, el despertar a su lado.
Cerró los ojos un momento, intentando reprimir sus sentimientos y retomar su rutina. Olvidarlo un ratito, o permitirse tener esperanza aunque no tuviera respaldo. Cualquiera de las dos, la que le diera paz y le permitiera sentirse segura al menos por unos minutos. Quererlo sin pensar en nada más.
Y entonces, mientras se permitía soñar, su teléfono vibró y una notificación con su nombre apareció en la pantalla:
- Estoy conociendo a alguien - decía, sin cuidado ni advertencia.
Una simple frase que destrozó por completo su alma y su esperanza en menos de un segundo.
Una lágrima recorrió su mejilla mientras intentaba sonreír.
Y entonces supo que todo acababa allí.
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felialione · 4 years ago
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Cenizas de Amor [novela] Capítulo 7: El vinagre también puede embriagar.
- En la vida en este mundo, solo hay cuatro grandes placeres: comer, beber, prostituirse y apostar -. El rostro del dios local estaba rojo brillante, su lengua hinchada, sostenía una copa de vino en una mano y agarraba mi manga con la otra. Pareciendo tener una gran confianza, me dijo con sinceridad: - Pero si hablamos de lo que hay en esta taza, en comparación con el brebaje familiar secreto de Lian Guang Gong Zi, el vino insignificante del Mundo Mortal, es decir, ese cual-sea-su-nombre. ¡Oh, eso es como orina de gato diluida con agua, y no es presentable en absoluto!
Muy indulgente, dejé que me tirara de la manga y modestamente le pedí consejo con una sonrisa: - Además de comer y beber, no sé qué tipo de placeres son las apuestas y las prostitutas. Esta es la primera vez que Lian Guang está aquí, y debe pedirle algunos consejos a este dios local.
- ¡Jeje! -El dios local se rió sombríamente: - No me lo estoy inventando. ¿Qué tienen de bueno los cielos? Es un poco más aburrido y desolado. El arte y la literatura de alto nivel son buenos, pero ¿cómo se pueden comparar con los placeres de la vida terrenal? Estoy en deuda con Lian Guang Gong Zi por venir al lugar de este dios menor como invitado, ¡así que por supuesto este dios menor te brindará la hospitalidad de un anfitrión!
Mientras decía esto, me tomó de la mano y me dijo con valentía: - Vamos, vamos, vamos. ¡Este dios menor te llevará a encontrar placer!
- Te he molestado -. Apreté los puños y alisé mi cabello. Completamente despreocupada, seguí al dios local afuera.
Durante la mitad del mes que me quedé en el Mundo Mortal, Ren Yu Xian Guan se puso de guardia por la noche, y durante el día, además de dormir un rato, la mayor parte de su tiempo lo pasó jugando go, tocando la cítara, discutiendo poesía y discutiendo los clásicos conmigo. Me cuidó muy bien. Pero claro, ser atendida demasiado bien también tiene algunos inconvenientes. No poder salir del patio día tras día, me dio la ilusión de que todavía estaba presa en Shui Jing, solo que me había mudado a otro lugar.
Xiao Yu Inmortal me dijo calurosamente: - Hay muchas cosas sucias en el Mundo Mortal que pueden empañar el núcleo inmortal pacífico de la Dama Inmortal Jin Mi. Ren Yu no puede ser absuelto de ese crimen incluso si muero diez mil veces.
¡Empáñame! ¡Deslústrame por ahora! Siempre que pueda salir a jugar un rato. A pesar de lo que mi corazón gritó, frente a la mirada sincera y acuosa de Xiao Yu Inmortal, todo finalmente se convirtió en una frase: - Ren Yu Xian Guan tiene razón.
En los últimos días, Xiao Yu Inmortal ha estado muy ocupado con algún tipo de negocio oficial, y durante el día, no tiene tiempo para jugar go conmigo, así que solo podía pedirle al dios local del viento y el agua que cuidara de mí. El dios local aceptó respetuosamente el edicto de la Primera Alteza y venía todos los días a presentarme delicias locales. Un poco de cuello de pato, pato seco salado, pato osmanto[1], pato de agua salada... Nunca fui exigente con la comida, pero no tenía una gran enemistad con los patos del Clan de las aves, así que le pedí al dios local que se cambiara a otra cosa, pero el rostro del dios local estaba lleno de incredulidad: - Lian Guang Gong Zi no lo sabe, el pato es el mejor plato para acompañar el vino. Beba un poco de vino de arroz amarillo, coma un poco de pato osmanto, ¡y eso es una vida contenta, una vida contenta!
Este pequeño dios local es alcohólico, pero su capacidad para el alcohol no es muy buena. Cada vez, no puede beber más de diez frascos, antes de que se le hinche la lengua. Inesperadamente, sus palabras no disminuyen, pero en realidad se vuelve aún más locuaz, como si estuviera derramando los frijoles, contaría un chiste sucio tras otro.
Probé ese vino de arroz amarillo y sabía muy mal. No sé cómo el pequeño dios local bebe eso tan felizmente. Realmente no pude ver cómo se arruinaba a sí mismo, así que utilicé especialmente las flores de osmanto en el patio para preparar un poco de vino para él, pensando que podría dejarlo inconsciente convenientemente, pero este pequeño dios local solo había bebido un frasco de cerveza de osmanto. cuando sus ojos comenzaron a caer, listo para responder cualquier pregunta. Oh, que lamentable. Incluso si bebo veinte frascos o cajitas, probablemente no estaré borracha en absoluto. En Shui Jing antes, las otras hadas tenían más miedo de beber conmigo y ni siquiera pude encontrar un compañero que se atreviera a acompañarme a beber, este es el llamado 'está solo en la cima'.
Hoy, después de planear dejar inconsciente a ese pequeño dios local, había querido salir y explorar un poco, pero quién hubiera sabido que se ofreció con entusiasmo a llevarme a su alrededor. Pensé que esto era muy bueno.
Entonces, ese dios local aprovechó la energía que le prestaba el vino para llevarme en círculos hasta llegar al frente de una pequeña tienda. El escaparate parecía una pequeña tienda de telas, pero después de entrar en la tienda, el dios local le preguntó al comerciante: - ¿Cómo se vende el pescado fresco aquí?
Las fosas nasales de ese comerciante fueron asaltadas por su aliento cargado de vino, y con gran dificultad, estabilizó sus pensamientos y cuidadosamente nos evaluó de arriba a abajo. Él dijo: - Estos dos jóvenes señores, por favor, vengan conmigo.
Estaba inexplicablemente confundida, pero seguí al pequeño comerciante hasta el patio interior y bajé unos niveles de escalones, entrando en un sótano. Entonces me di cuenta de que era un mundo completamente diferente, este sótano estaba brillantemente iluminado y no menos de veinte mesas cuadradas estaban ordenadas. Cuatro personas estaban sentadas en cada mesa, cada una con una fila de pequeños trozos de tofu numerados frente a ellos, aparentemente devanándose los sesos, mientras había dos o tres espectadores a su lado.
- Hay más en juego y hay más expertos. Si quieres apostar, debes ir a este garito de juego subterráneo para divertirte a fondo -. El dios local me dijo al oído. Después de eso, le pidió al comerciante un juego de mahjong, que son los trozos de tofu, y después de explicarme las reglas aproximadamente una vez, sacó a dos mortales para juntar una mesa y comenzar oficialmente un juego.
Dos shichen35 más tarde, los guardias del garito de juego nos arrojaron al dios local y a mí a las calles. - Este joven señor, somos una pequeña empresa. No podemos soportar que una persona tan poderosa como tú juegue con nosotros. Debo pedirte que no vuelvas a chocar con nosotros. Al final, el comerciante incluso me hizo una reverencia tres veces.
El pequeño dios local a mi lado me miró con ojos llenos de adoración: - ¡Lian Guang Gong Zi es muy hábil! ¡Excelentes habilidades de juego! ¿Es la verdadera forma de Lian Guang Gong Zi el Dios de la riqueza, Guan Er Ye?
Recordé cuidadosamente a Guan Er Ye, que siempre era más rojo que un azufaifo, y luego lo comparé con mi impecable apariencia blanca. Realmente no me parezco en nada. Esta cosa del mahjong no es nada interesante. El llamado 'jugar contra alguien' solo es interesante cuando ganas algo y pierdes algo, como cuando juego contra Xiao Yu Inmortal. Se come tres o cinco de mis piezas y yo me trago cinco o seis de sus piezas. Solo es interesante cuando nos turnamos para preocuparnos por quién gana, a diferencia de este mahjong, donde cada vez que necesito una pieza determinada, la dibujo. Gané todos los juegos, pero solo gané algunas cosas de color blanco amarillento. Esto no es interesante en absoluto, lo que sea, lo que sea.
Palmeé el dobladillo inferior de mi túnica y caminé desinteresadamente hacia adelante. El pequeño dios local llevaba las cosas de color blanco amarillento que gané en su daliano[2] y se pavoneó detrás de mí. Desde que probé "juegos de azar". Bien podría experimentar el último de los cuatro placeres de los que habló el dios local.
El dios local me llevó a un lugar llamado "Wan Chun Lou" e inmediatamente, el aroma de los polvos para la cara y los pícaros se me subió a la cabeza. Después de sentirme mareada por un momento, una mujer mayor con colores brillantes manchados en ella ya nos había agarrado al dios local y a mí, sosteniéndonos uno en cada mano: - ¡Oh! Mira a estos dos apuestos y jóvenes señores. ¡Por favor entre, por favor entre! ¿A qué chica les gustaría conocer a ustedes dos?
El dios local todavía estaba mareado por el vino y había caminado bastante, así que jadeó mientras convenientemente arrojaba el morral sobre la mesa. Con la boca llena de té, dijo: - Por ahora, simplemente llame al mejor que tenga.
Esa mujer barrió con los ojos la esquina abierta de la tela de la bandolera e inmediatamente se enderezó. Gritó estridentemente hacia el nivel superior: - ¡Mu Dan! ¡Yue Gui! ¡Hay invitados importantes!
Un rayo atravesó mi cabeza y miré sin comprender. ¡¿La Primera Dama de las Flores, Mu Dan?!
Remolqué al pequeño dios local y salí corriendo por la puerta, corriendo salvajemente. No sabía qué tan lejos corrí, pero cuando no vi a nadie montando una flor para agarrarme, pude recuperar el aliento.
¡Afortunadamente, pude reaccionar rápidamente! Si la Primera Dama de las Flores me capturara de nuevo, no sé cómo me castigará. ¡Mucha suerte, mucha suerte!
- ¿Por qué hiciste eso, Lian Guang Gong Zi? -El pequeño dios local no conocía toda la historia, así que me preguntó precipitadamente. Antes de que pudiera abrir la boca, se palmeó la nuca y dijo, iluminado: - Este inmortal menor fue descuidado, este inmortal menor fue descuidado. Este inmortal menor había olvidado lo que le gusta a Lian Guang Gong Zi. ¡Debería ser castigado!
¿Eh? ¿Qué tipo de cosas me gustan?
El pequeño dios local no me dio la oportunidad de explicarme y me llevó a un lugar llamado "Nan Lou Xiao Guan". El pequeño patio junto a la puerta tenía varias uvas y se veía bastante elegante. Mientras entraba, sentí que algo andaba mal, pero no pude averiguar qué estaba mal, hasta que el dios local arrojó con valentía algo dorado sobre la mesa y dos hombres vestidos de manera llamativa, pero hermosos y delicados, se acurrucaron contra mí, uno sobre mi derecha y la otra a mi izquierda. Luego descubrí por qué este lugar no se sentía bien.
¡Si! Miré a mi alrededor, en este Nan Lou Xiao Guan, las parejas que se abrazaban eran todos hombres con otros hombres.
Así que este es un lugar para que los homosexuales se junten.
- ¿Está Lian Guang Gong Zi satisfecho con estos dos jóvenes acompañantes? -El dios local entrecerró los ojos alegremente, apoyado en un sillón de madera con respaldo redondo para tomar té. Escuché el sonido de su lengua atándose en un nudo, por lo que aparentemente todavía estaba borracho.
Tragué secamente mi saliva y dije: - Estoy muy contento.
Como ya estoy aquí, mejor me quedaré y lo aprovecho al máximo.
Después de recomponerme, no sabía qué hacer a continuación. No sería bueno si dejo que otros se burlen de mí por no tener experiencia. Giré la cabeza y miré hacia la cortina de al lado, pero solo vi a un hombre que parecía un verdugo zoquete usar su abanico doblado para levantar la barbilla del joven de compañía en su regazo y decir con una sonrisa: - Ying Ge, ¡permite que este rey[3] te mire un poco!
¡Entiendo ahora!
Pero no tengo un ventilador en mis manos, entonces, ¿qué debo hacer? Si creo un abanico de la nada, me temo que asustaría a la mayoría de los mortales, así que convenientemente agarré un par de palillos de la mesa de té frente a mí. Levanté ligeramente la barbilla del joven escolta apoyado en mi brazo derecho y con una sonrisa, respiré, preparándome para decir las palabras que acababa de aprender. Quién hubiera sabido que el joven escolta que estaba a mi lado alzó débilmente la cabeza, con los ojos fijos en mi espalda, con envidia, admiración, conmoción y deseo.
- ¡¿Jin Mi ?!
Levanté la cabeza, pero vi al Fénix de pie en la puerta, vestido con una túnica verde y botas de montar. La expresión de su rostro superó los seis reinos y el samsara, muy misteriosa.
Le sonreí: - ¡Qué casualidad, la Segunda Alteza está aquí también para buscar placer?
- ¿Buscas placer? -El Fénix repitió mis palabras sin siquiera una onda fuera de lugar, una brisa fresca y seca barrió mi nuca: - Vine a buscarte.
En el gran salón, no sé qué hechizo se había usado con esos mortales, pero todos miraban al Fénix, estupefactos. El verdugo zoquete detrás de la cortina de al lado se tragó la saliva y dijo: - ¡El mejor producto, oh, el mejor producto! ¡Tan sorprendente como una persona celestial!
¿Oh? Me sorprendió, no pensé que hubiera una persona tan conocedora escondiéndose en este mercado del mundo mortal en este momento. Con solo una mirada, pudo decir que el Fénix era una "persona celestial", realmente subestimé este carnicero zoquete antes.
Entonces estaba medio torciendo mi cuello para hablar con el Fénix, lo cual fue bastante agotador, y estaba preparándome para cambiar de posición cuando vi que los ojos del Fénix miraban mi mano derecha oscuramente. Seguí su mirada y vi, wah, no me extrañaba que me doliera tanto la mano, era por levantar los palillos para empujar la barbilla de esa joven escolta.
La expresión en los ojos del Fénix cambió, luego los palillos cayeron al suelo con un 'pa-la'. En un instante, se inició un incendio, y poco después, el área estaba llena de cenizas voladoras y humo saliente. Los dobladillos de los dos jóvenes que estaban cerca de mí también se incendiaron de repente, asustando a los dos para que saltaran, tal vez para encontrar un vaso de agua para apagar el fuego, pero atrapados desprevenidos, agarraron accidentalmente los vasos de vino en la mesa, y con esa copa, el fuego prosperó aún más.
Cortinas de gasa, sillas de madera, mesas de bambú… Todas las cosas inflamables se prendieron fuego a los pocos segundos, sólo entonces reaccionaron todos los mortales del salón principal: - ¡Fuego! ¡Fuego! ¡De prisa! ¡Corran por sus vidas!
En el vasto mar de llamas, entre la multitud de personas que gritaban y chillaban, corriendo como ratas, el Fénix me miró con llamas parpadeando en sus ojos, haciéndome preguntarme si las brillantes llamas furiosas se reflejaban en los ojos del Fénix, o si los ojos del Fénix encendieron ese ardiente mar de llamas.
Además del Fénix, solo el dios local y yo no nos habíamos movido del salón. No me moví porque se trataba de un incendio normal y no podía herirme. Además, la mirada del Fénix me estaba apuntando directamente, por lo que me daba miedo moverme. El dios local no se movió porque parecía haber ido con el Dios de los Sueños, pero no creo que cerrar los ojos a medias para fingir que dormía pareciera muy genuino.
Ese fuego se extendió muy rápido y, en poco tiempo, todo el edificio se vio envuelto en llamas. El Fénix finalmente se movió; rápidamente voló para sacarme del mar de llamas, mientras el dios local nos perseguía y gritaba: - ¡Segunda Alteza, vuela un poco más lento, vuela un poco más lento!
- ¡Demonios! ¡Hay demonios! -Dos mortales se sujetaron la cabeza y temblaron.
El Fénix me dejó fuera de un bosque de bambú y vi cómo nubes oscuras cubrían el área densamente. Después de que el retumbar de un trueno amortiguado llegó, comenzó un aguacero torrencial y bajo la lluvia oportuna, el fuego que consumía el pequeño edificio no muy lejos se apagó.
Pisando hojas de bambú, un ser inmortal descendió de los cielos. Su cabello negro estaba medio caído sobre sus hombros, su ropa era simple pero elegante, y su expresión era serena, su edad era difícil de determinar.
- Si esta deidad menor no hubiera llegado aquí hoy por casualidad, ¿la Deidad del Fuego quería prender fuego al pequeño edificio y destruir cientos de vidas? -A pesar de que no tenía la estatura del Fénix, la mirada reprobatoria de ese ser inmortal fue bastante impresionante: - Los Cielos tienen la misión de proteger vidas. Los grillos y las hormigas todavía se consideran vidas, el cultivo es para salvar a las masas comunes del agua y el fuego. ¡Al violar las leyes inmortales y usar métodos tan crueles, la Deidad del Fuego ha desperdiciado estos diez mil años de cultivo!
El Fénix bajó los ojos, una gota de lluvia que no había sido limpiada aprovechó esta oportunidad para caer, deslizándose al suelo y una flor floreciente se levantó de esa gota: - La amonestación de la Deidad del Agua es correcta. Xu Fèng estaba equivocado.
He seguido al Fénix durante cien años, pero nunca lo había visto asustado y admitiendo que estaba equivocado de esta manera, no pude evitar sorprenderme. Entonces, viendo cómo la expresión facial del Fénix en el Nan Lou Xiao Guan hace un momento, lucía como si hubiera querido despellejarme y romperme los huesos, pensé que esta vez su ira estaba dirigida a mí.
Como tal, cerré mis puños y me incliné ante esa Deidad del Agua y muy consciente de mí misma dije: - La Deidad del Agua es tan educada. La Deidad del Fuego se estaba preparando para prenderme fuego en este momento, pero falló accidentalmente y la llama prendió fuego al lugar. Entonces, no es completamente culpa de la Segunda Alteza.
Aunque no entendía por qué el Fénix se enojaba, siempre tenía un temperamento extraño, por lo que nunca necesitaba una razón para enojarse. También es mi culpa como objetivo por no encontrar un buen lugar para pararme y dejarlo obedientemente encender el fuego, por eso causamos problemas a los demás. Aunque yo, Jin Mi, no tengo fuertes poderes inmortales, la calidad de mi persona es bastante buena. Además, escuché que ahora, el deudor es el amo. Todavía no he recibido mis trescientos años de cultivo, así que definitivamente debo mantenerlo de buen humor.
El Fénix levantó la cabeza, con una expresión difícil en sus ojos, dijo: - ¿Te prendiste fuego? Bien podría prenderme fuego… -La mirada triste en sus ojos hizo que pareciera que él era el que estaba casi asado en este momento.
La Deidad del Agua me miró, con un poco de sorpresa, y después de un rato, la paz inundó sus ojos y le dijo al Fénix: - Espero que la Deidad del Fuego tome el asunto de hoy como una advertencia, esto no puede volver a suceder. Afortunadamente, esta vez nadie resultó herido. De lo contrario, por violar las leyes del cielo, obviamente, ¡hay castigos celestiales!
Mientras decía esto, Xiao Yu Inmortal descendió al bosque a la luz de las estrellas, después de verme, pisó las hojas tranquilamente y aterrizó suavemente en el suelo.
- Ren Yu saluda a la alta deidad, Dios del Agua -. Xiao Yu Inmortal se inclinó ante la Deidad del Agua, con actitud respetuosa y reverente.
Acabo de recordar, esta deidad que estaba llena de apariencias, esta deidad que estaba llena de palabras y esta deidad que estaba llena de expresiones, esta Deidad del Agua es en realidad el futuro Monte Tai[4] de Xiao Yu Inmortal. Realmente es un mayor de gran peso, no es de extrañar que Xiao Yu Inmortal deba llamarlo respetuosamente "alta deidad".
Después de escuchar esto, el Monte Tai de la Primera Alteza, dio un mero "mmm" relajado en respuesta, la expresión en sus ojos era muy vacía. Los tres frente a él no parecíamos diferentes a ese grupo de mortales en esa pequeña tienda, realmente es una deidad con bastante porte.
Xiao Yu Inmortal enderezó su cuerpo, como si estuviera acostumbrado a esto.
La Deidad del Agua asintió con la cabeza hacia el Xu Fèng y Ren Yu, y todavía pisando una hoja de bambú, se fue volando en silencio.
El pequeño dios local exhaló un suspiro: - Hoy, conocí a las tres Deidades Celestiales más veneradas y respetadas juntas, ¡esta vida está completa, completa! -Cuando habló entonces, llamó la atención de Xiao Yu Inmortal, quien volvió la cabeza y lo miró cálidamente. Ese pequeño dios local parecía haberse puesto sobrio e incompetentemente, se estremeció y se escondió sin ser notado.
- Me preguntaba quién era -. El Fénix arqueó una ceja y entrecerró los ojos: - Así que fue obra de la Primera Alteza. No es de extrañar que Xu Fèng no pudiera encontrarla. ¿Cuáles son las intenciones de la Primera Alteza al ocultar el aroma de Jin Mi dentro de esta ciudad por todos los medios posibles?
Xiao Yu Inmortal sonrió: - Jin Mi es amistad de Ren Yu. Fue encarcelada, por lo que Ren Yu obviamente debe hacer todo lo posible para ayudar -. Xiao Yu Inmortal realmente tiene a la amistad en alta estima, suspiré con admiración y lo observé. Él también me miró y dijo: - Aunque, ¿por qué la Segunda Alteza está buscando una pequeña hada de las flores con una impaciencia tan ardiente como esta?
Tamborileando, las pequeñas llamas en los ojos del Fénix brillaron: - Todo el mundo sabe que la Primera Alteza vive en reclusión y no le importa nada más allá de su propio entorno. No sabía que tus noticias tanto en los cielos como en la tierra son tan completas, incluso conoces con tanta claridad cada movimiento de Xu Fèng.
- Somos hermanos, debemos mostrar preocupación amorosa el uno por el otro. ¿Cómo puedes hablar con tanta distancia? -contradijo Xiao Yu Inmortal.
- ¿Oh? Ya que dices esto, creo que tienes muy claro cómo las veinticuatro Damas de Fragancias[5] del Reino de las Flores asumieron erróneamente que Xu Fèng secuestró a Jin Mi y querían causar problemas en el Reino Celestial. ¿Por qué motivo yo, tu hermano menor, cargué con esta culpa de Primera Alteza? -La voz del Fénix pasó volando como trozos de hielo y continuó diciendo: - Primera Alteza se ocupó de esta amistad, Jin Mi, con mucho cuidado. ¡Tu cuidado la trajo a este burdel masculino completamente asqueroso!
Wuyaya, las veinticuatro Damas de las Flores me están buscando de nuevo, no puedo dejar que el Fénix revele dónde estoy. Caminé cariñosamente hacia adelante, interviniendo: - Escuché que comer, beber, prostituirse y apostar son los cuatro grandes placeres de la vida. He preparado un poco de vino de osmanto, ¿por qué las dos Altezas no prueban un poco?
Esa noche la luna estaba oscura y el viento fuerte, emborracharse es una buena opción.
- ¡Comer, beber, prostituirse y apostar!... -El Fénix apretó los dientes: -¡¿Quién te enseñó eso?!
La luna de esta noche parecía extremadamente brillante y redonda, iluminando intensamente sobre el pequeño puente y las aguas corrientes en medio del jardín de flores, la colina ornamental y el pabellón. El Fénix, Xiao Yu Inmortal y yo estábamos sentados en una Mesa de los Ocho Inmortales[6]  bebiendo vino, lo que me pareció muy armonioso y satisfactorio. Excepto por el dios local, que estaba arrodillado allí, cargando una escoba de la mitad de la altura de una persona en la espalda y de vez en cuando, secándose gotas de sudor de la frente con la manga. No parecía muy satisfecho.
- ¡Este inmortal menor vino con una vara para suplicar el castigo de los dos altos inmortales! -Esta vez, la lengua del dios local fue muy directa y finalmente no se le trabó, pareciendo haber despertado de su estupor de ebriedad.
- ¿Sabes dónde te equivocaste? -Xiao Yu Inmortal fue suave y paciente. - Este inmortal menor se equivocó mil veces, diez mil veces, ¡realmente no debería haber codiciado las cosas en las copas! Este inmortal menor se equivocó mil veces, diez mil veces, ¡realmente no debería haber sacado en secreto a Lian Guang Gong Zi del patio! Este inmortal menor se equivocó mil veces, diez mil veces, ¡realmente no debería haberle enseñado a apostar a Lian Guang Gong Zi! El dios local enumeró muy rápida y sinceramente sus malas acciones, una tras otra.
- ¿Hmm? ¿Sólo estos? -Xiao Yu Inmortal le sonrió al dios local, lo más suavemente posible.
El dios local tembló un poco, - ¡Este inmortal menor es culpable del crimen más atroz y merece diez mil muertes y definitivamente, definitivamente no debería haber llevado a Ling Guang Gong Zi a un lugar de prostitución! -Inmediatamente cayó al suelo, se postró y se declaró culpable.
- ¿Y qué más? -Preguntó el Fénix con frialdad.
- ¿Eh? -El dios local se levantó, parpadeó y dijo con tristeza: - ¡No hay nada más, realmente no hay nada más!
El Fénix agitó el vino de osmanto en su copa, tomó un sorbo con suavidad y dijo tranquilamente: - Escuché que en el reino mortal hay un castigo llamado 'implicación por relación'. Hay una mansión a mil millas de aquí, que parece albergar un nido de bandidos de la montaña. No vengo al mundo mortal muy a menudo, entonces, ¿por qué no corrijo los errores por decreto del cielo y convenientemente le pongo fin?
El dios local se enjugó las lágrimas, - Todos los pequeños bandidos dentro de esa casa son los hijos del bisnieto del hermano humano de esta deidad menor de la trigésima sexta generación. ¡Le ruego a Segunda Alteza diez mil veces que los perdone! Realmente es cierto que el emperador tiene un par de parientes pobres y que los inmortales también tienen algunos parientes mortales.
- ¿Hmm? -El Fénix movió sus ojos sobre el dios local y extrajo ese último sonido: - Este dios no tiene experiencia y no está informado. Había oído hablar de algo llamado 'los cuatro grandes placeres de la vida', pero ¿cuáles son?
El dios local se tambaleó un poco. De repente se volvió hacia mí y dijo solemnemente: - Ling Guang Gong Zi, esta deidad menor había bebido tanto que antes estaba confundido. En realidad, los cuatro grandes placeres de la vida son 'música, ajedrez, escribir y dibujar' -. Al final, también se rió secamente un par de veces, - ¡Un desliz de la lengua, realmente fue solo un desliz de la lengua! –
¿Eh? Este desliz de la lengua fue demasiado lejos, ¿no? Entonces estaba indecisa y dudosa, pero el Fénix extendió su mano y me dio un golpe en la frente: - Afortunadamente, tu aura inmortal sigue estable y no está contaminada por ese aire sucio.
El dios local dejó escapar un largo suspiro, pero luego escuchó al Fénix continuar diciendo: - A partir de mañana, deberías ir al lugar de Lao Jun[7] como sirviente para atender el horno.
Con una expresión de tristeza, el dios local dijo: - Segunda Alteza, el lugar de Lao Jun es como una olla de vapor. Este dios menor teme al calor. Si entro allí, me temo que me cocinarán antes que las pastillas. ¿Puedes cambiar el castigo?
Esta instancia demuestra que negociar con una deidad de corazón frío como el Fénix es una movida tonta porque el Fénix simplemente murmuró para sí mismo: - Hay otro puesto que todavía está disponible. Escuché que el Infierno Avici[8]  necesita mensajeros infernales para atrapar espíritus, ¿por qué no vas allí por unos días primero?
- Gracias, Segunda Alteza, por su amabilidad. Este inmortal menor está dispuesto a ir a la finca de Lao Jun para atender el fuego del horno -. El dios menor se secó un puñado de lágrimas amargas que fluían en todas direcciones y fue enviado por Xiao Yu Inmortal.
- La dama inmortal Jin Mi es muy hábil en la elaboración de vino -. Xiao Yu Inmortal saboreó lentamente el vino de osmanto en su mano y cambió de tema.
- Para nada, para nada -. Fingí ser cortés, - Si a Ren Yu Xian Guan le gusta, Jin Mi está dispuesta a enseñarte la fórmula para preparar este vino.
- Entonces está decidido, la próxima noche en que los nardos florezcan, Ren Yu definitivamente organizará y esperará respetuosamente las instrucciones de la dama inmortal Jin Mi -. La sonrisa de Xiao Yu Inmortal fue como ser bañada por una brisa primaveral.
Expresé claramente mi acuerdo.
A un lado, el Fénix estaba sirviendo vino y bebiendo solo, su expresión era de indiferencia. Levanté solícitamente la jarra de vino para servirle vino. No dijo nada, pero me permitió llenar su taza. Estaba acostumbrado a sus habituales comentarios fríos, pero ahora estaba inquietantemente silencioso.
Después de eso, aparentemente me convertí en su servidora de vino. Los dos bebieron una copa tras otra, el vino era interminable, pero ni siquiera intercambiaron una palabra, ni siquiera una mirada. Bebieron aproximadamente cinco jarras de esta manera. Xiao Yu Inmortal usó una mano para sostener su frente y me sonrió, la expresión en sus ojos brilló tenuemente antes de que se cerraran. Dejé la jarra de vino y lo llamé dos veces, pero no lo vi responder en absoluto.
- Está borracho -. El Fénix miró a Xiao Yu Inmortal y concluyó. El costado de mi pierna me picaba un poco, pero era ese ciervo sika, la Bestia Pesadilla frotando mi vestido. Esa pequeña bestia no sabía hablar, pero su significado era claro. Canté un hechizo para mover a Xiao Yu Inmortal a su espalda y llevó a Xiao Yu Inmortal de espaldas a la vasta noche, volando hacia el Reino Celestial, probablemente para regresar al Palacio Xuan Ji.
La expresión facial del Fénix era compleja mientras me miraba, al ver su postura, no pensé que estuviera borracho todavía. ¿Por qué el que se suponía que debía emborracharse no está borracho, mientras que el que se suponía que no debía emborracharse está borracho? Seguí sosteniendo la jarra de vino y sirviéndole vino. En la decimoquinta jarra de vino, simplemente descarté la copa de vino y le serví directamente la jarra. Por el vigésimo jarro, me alarmó. Nunca supe que el Fénix era en realidad un maestro bebiendo vino, ¿quizás podría beber mil copas y no emborracharse como yo? Pero el vino casi se había acabado y no sabía qué hacer después de eso.
Me senté en la silla de piedra al lado del Fénix, deliberé por un tiempo, y luego abrí la boca para decir: - Esto... este... todavía me debes trescientos años de cultivo. ¿Por qué no aprovechas una ocasión tan auspiciosa como esta noche y me los transfieres?
No lo vi responder por bastante tiempo, ¡¿quizás cambió de opinión?! Levanté la cabeza y lo miré, pero vi que no se había movido ni un ápice y estaba sentado allí. Justo ahora, mirándolo de lejos no lo noté, pero mirando más de cerca, me di cuenta de que había dos manchas muy ligeras de rojo en sus mejillas, sus ojos estaban cubiertos con una capa brillante y húmeda, haciendo que sus pupilas parecieran aún más negras.
¿Qué le pasa, sentado tan secamente así? Me repetí un par de veces más, pero aun así me ignoró. Me puse un poco ansioso y usé mi mano para golpearlo suavemente, pero inesperadamente se tambaleó un poco y cayó suavemente sobre mi hombro. El aroma del vino de osmanto me golpeó de lleno. Fue entonces cuando me di cuenta de que en realidad se había emborrachado hace mucho tiempo.
Cuando la gente normal se emborracha, algunos hablan mucho, como el dios local, a algunos les gusta sonreír, por ejemplo, Xiao Yu Inmortal. También he escuchado que algunos bailan y saltan de alegría, pero claro, no creía que hubiera muchos como el Fénix, que se quedaban callados, sin pronunciar una sola palabra y hasta se daban aires de fanfarronear.
Quería cantar un hechizo para llevarlo de regreso a la habitación lateral, pero como estaba apoyado en el lado malo y tenía la tendencia a deslizarse a lo largo de mi brazo hacia el suelo, solo podía prescindir de un brazo para sostenerlo, ya que el otro brazo estaba presionado para que ni siquiera pudiera moverlo, sin mencionar el uso de un hechizo.
Por lo tanto, medio lo arrastré, medio lo apoyé hasta la habitación lateral. Este tipo era de hecho un poco pesado, pero aún se puede considerar obediente, ya que no se movía ni aumentaba mi carga.
Con gran esfuerzo, lo coloqué en la cama, pero vi que aún sostenía esa copa de vino vacía en la mano. Sus labios húmedos y rojos estaban ligeramente curvados, sus ojos estaban cerrados, carecían de su habitual nitidez, dos cortinas de pestañas proyectaban dos pequeñas sombras obedientes debajo de sus ojos. Mirándolo así, parecía un niño todavía en la adolescencia.
¡Los niños, ah, están destinados a ser acosados! Extendí dos dedos para pellizcar sus mejillas, frotándolas y masajeándolas. ¡Qué delicia!
Justo cuando estaba en el apogeo de mi entusiasmo, rápidamente abrió los ojos, me miró con fuerza y ​​abrió la boca para decir: - ¡¿Qué clase de pequeño demonio eres?!
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N/T: Les recuerdo que esta es una traducción que hago como fan de la novela, sin ningún ánimo de lucro y que todos los derechos de la obra pertenecen a sus respectivos creadores, por favor apoyen el drama en sitios oficiales ;)
[1] El olivo fragante, olivo dulce u osmanto oloroso.
[2] Del chino 褡 裢 (Dālián): bolso largo y rectangular que suele colgarse del hombro o de la cintura. No encontré traducción así que lo llamaremos morral o bandolera de ahora en adelante, por ser el tipo de bolso más parecido.
[3] Aquí, usa la palabra 爷 (ye), que es un pronombre de primera persona, usado por funcionarios muy importantes, personas ricas y la nobleza. Una traducción aproximada (en base a lo visto en otras novelas, dramas, donghuas y manhuas sería “este rey” en lugar de simplemente “yo” para que se note la diferencia.
[4] N/T: Monte Tai es la más importante de las 5 montañas sagradas en China, lleno de significados, aunque por el contexto, creo que se trata más de una expresión que refiere a que es el respaldo de Ren Yu, debido a que es su futuro suegro, pues en el capítulo anterior se menciona que la Deidad Nocturna está comprometido con la hija mayor del Dios del Agua.
[5] Otra forma de llamar a las Damas de las Flores, o Damas Florales. La Primera Dama Mu Dan, también es llamada a veces “Jefa de Fragancias”.
[6] Del chino 八仙桌: una mesa cuadrada para ocho personas.
[7] El dios de la medicina.
[8] En el budismo, es el nivel más bajo del Naraka o "infierno", con el mayor sufrimiento, en el que los muertos que han cometido delitos graves pueden renacer.
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