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Papel pintado blanco y negro
Papel pintado blanco y negro
Papel pintado DECOR MAISON 5336-1 Recibimos el otoño vistiendo de blanco y negro las paredes en el hogar. El negro es un color enigmático e intenso que realza ¡disfruta de la magia del seductor negro! escoge esta versátil tonalidad que combinada con blanco y gris creará espacios únicos, refinados y modernos. En la decoración de interiores lograremos excelentes composiciones creativas y…
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@arocha.tatiana es una artista preocupada tanto por la vulnerabilidad como la resistencia de los ecosistemas naturales, tal y como nos revela en su artist statement: “Mi trabajo se basa en mi relación en capas con los paisajes biopolíticos y vulnerables que crecí explorando en mi Colombia natal, particularmente en sus bosques tropicales. Creo ambientes visuales inmersivos, evocando tanto el miedo como la maravilla que siento cuando estoy rodeado de naturaleza. En mi práctica me involucro directamente con estos paisajes, fotografiando los alrededores y recolectando muestras. Este proceso íntimo de descubrimiento contrasta con los primeros naturalistas, cuya catalogación de la naturaleza la dejó susceptible de colonización. Usando técnicas analógicas y digitales, construyo y reimagino la composición visual de mi flora y fauna recolectadas, creando ecosistemas ocultos y complejos. Los trabajos resultantes revelan sorpresas imprevistas en la aparentemente reconocible, alentando una inspección cercana y un nuevo diálogo sobre la relación del individuo con el mundo natural. Si bien mi trabajo visualmente atrae, simultáneamente sirve como un recordatorio de la explotación histórica y continua de los ecosistemas naturales. Empleo una paleta monocromática como metáfora para el mundo natural en peligro de extinción, utilizando blanco y negro interrumpido por detalles pintados en oro; relucientes recordatorios del costo devastador de la avaricia humana. Los paisajes naturales restantes y su destrucción a menudo se sienten como abstracciones; fenómenos importantes pero eliminados que debemos cuidar y defender, pero que rara vez hacemos. Mi trabajo hace que esas abstracciones sean reales y personales, invitando al espectador a deleitarse con la naturaleza y desafiándolas a formar una relación significativa e inmediata con su resistencia.” 🖤🖤🖤 En la imagen: Oro Negro” 2018, ramas y madera de la selva tropical, piedra, papel cortado con láser, pintura negra y pintura dorada. Crédito de la foto y texto: cortesía de Tatiana Arocha
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40. Abre el primer libro que veas por la página 23. Escoge la tercera frase de la página y úsala como la primera oración de tu relato.
- …El trazo es directo y espontáneo, y diferencia el término medio del trazo del fondo. -Explicó mientras dibujaba líneas rápidas y precisas sobre el dibujo- ¿Ves cómo, a medida que se va dibujando, va saliendo la imagen hacia fuera? - Sí -respondió no muy segura de saber hacerlo después, cuando estuviese sola. - Ve marcando las sombras, pero con cuidado. Si las dejas muy nítidas luego tendrás problemas para realzar lo que se encuentre en el primer plano. Procura que queden intermedias entre éste y el fondo.
Cuando Lidia, su profesora, se hubo marchado, se quedó con el carboncillo en la mano sin saber muy bien qué hacer con él. Las indicaciones que le había dado eran claras, y las líneas que acababa de trazar a modo de ejemplo mostraban el resultado que debía obtener, pero temía que, si apoyaba la barrita negra sobre el papel, se cargaría todo.
Tomó aire y miró la imagen de muestra. Copiaba una fotografía en blanco y negro de un paisaje de montaña. Consistía en un castillo medio en ruinas rodeado por un bosque frondoso. A pesar de no ser nada del otro mundo, le parecía bonito; por eso la escogió.
Trazó más con miedo que con soltura, obteniendo una línea que se desviaba ligeramente hacia la izquierda de donde le habría gustado que estuviese. Prosiguió el dibujo con más calma, realizando las líneas más despacio, pero se podía apreciar en algunas zonas que le temblaba ligeramente la mano.
Suspiró mientras echaba un vistazo a su alrededor. A la derecha, Lorena dibujaba otro paisaje, éste urbano. Movía la mano con fluidez y soltura, casi sin despegar la vista de la imagen modelo. El dibujo no estaba mal, aunque se le había ido un poco la perspectiva y las líneas no terminaban de ser precisas. A la izquierda estaba Marina. Ella se había decantado por un jardín, según había dicho, porque tenía elementos urbanos y naturales en la misma foto. Dibujaba con precisión, manteniendo la nariz casi pegada al papel. De vez en cuando se alejaba y comparaba su trabajo con la fotografía, tomando medidas y referencias, y soltando pequeños chistidos de fastidio cada vez que comprobaba que no se correspondían.
Clara no pudo evitar sentir envidia al ver su obra. Por mucho que se quejara la autora, estaba perfecta. Las luces, las sombras, las texturas… Si no fuese porque estaba a medio hacer y sobre el caballete, cualquiera que la viese podría decir que se trataba de una fotografía.
Resignada, volvió a centrarse en su trabajo. Poco a poco, a medida que pasaban los minutos, se iba involucrando más en la obra. Solo de vez en cuando volvía a la realidad al escuchar algunos de los chistidos de Marina o al percibir algún movimiento un poco más brusco de Lorena.
Cuando quedaban pocos minutos para el final de la clase, la profesora se paseó examinando el trabajo de sus alumnos. Se detenía en cada uno, corrigiendo los errores y alabando los éxitos. Cuando llegó hasta Marina, se detuvo y lo contempló durante unos instantes. La alumna permanecía a su lado nerviosa.
- Impresionante, como siempre. -Afirmó finalmente Lidia- Técnica depurada, proporciones bien medidas, las luces bien representadas… - No, mira. -Interrumpió Marina- Esta rama es más larga que en la foto, y aquí se me ha manchado y he tenido que inventarme un poco esta sombra. - Bueno, pero has sabido solucionarlo. Son detalles que no se ven si no se señalan. - ¡Pero no es igual! - Lo que tú digas, Marina -sonrió la profesora dirigiéndose hacia Clara- Dime, ¿qué tal se te ha dado a ti?
Clara se encogió de hombros. Después de ver el de Marina el suyo le tendría que parecer una basura. Sin embargo, al igual que con sus compañeros, recibió elogios y correcciones. Incluso se sintió orgullosa cuando alabó la corrección del trazo mal hecho.
Empezaba a recoger sus cosas cuando escuchó la valoración del trabajo de Lorena.
- Fascinante -se limitó a decir. Lorena, a su lado, la contemplaba satisfecha- ¿Habías pintado antes paisaje urbano? - Con carboncillo no. Me parece muy sucio. - Cualquier técnica es sucia si no la trabajas bien… -murmuró sin apartar la vista del papel rugoso- Tienes una línea muy buena. Me gusta mucho. - ¡Gracias! - Marina, Clara. Venid un momento y ved esto.
Ambas se acercaron a ver el trabajo de su compañera. Había logrado representar la imagen que copiaba, pero si se observaba detenidamente, se veía que solo había trazos, líneas y manchas sueltas. No llegaba a ser una abstracción, pero tampoco predominaba el dibujo.
- ¿Qué veis? -preguntó Lidia. - La perspectiva está mal -respondió Marina al momento- Hay proporciones erróneas. Aquí, por ejemplo, el tamaño de esta ventana no se cuadra con el del resto del edificio. Y este árbol está más a la izquierda que en la foto, por lo que ha tenido que inventarse ese trozo de acera. La gente no está bien definida, y hay algunas sombras muy gruesas en comparación con otras. - ¿Y tú qué ves, Clara? - El trazo es suelto y ágil. Igual no tiene las medidas exactas, pero parece que está donde ella quería que estuviese. Se reconoce la calle de la foto, pero en el dibujo parece que hay movimiento. - ¿Algo más? - Está terminado -añadió Clara al ver el suyo aún por terminar. - Haciendo cuatro rayajos yo también lo acabo en un suspiro… -murmuró Marina. - ¡Ese es tu error, Marina! ¡Eso es lo que quiero que veas: que veáis las dos! -intervino Lidia- Os he pedido que dibujéis un paisaje, no que lo calquéis. Copiar está muy bien para aprender, pero a la hora de dibujar hay que hacer cosas únicas. Lorena se ha dejado llevar por su instinto, ha trabajado disfrutando sin preocuparse por calcar. Ha medido para ver que los edificios se corresponden, ha calculado la profundidad y el foco de la luz, pero le ha dado vida. - A mí no me gusta que quede todo desigual, y eso es lo que hace que mi estilo sea tan realista. -Y está genial, pero tampoco te vendría mal soltarte. Para ver la realidad la gente no necesita un dibujo. - Y para dibujar a base de rayujos no se necesita venir a clase… -murmuró volviendo a recoger sus cosas.
Lorena hizo una mueca mientras la veía apartarse. Luego se centró en Clara.
- ¿Opinas igual que ella? -preguntó Lidia - Entiendo ambas partes y creo que ambas tenéis razón. - Pero ves lo que quiero decirte, ¿verdad? - Que no me obsesione con lograr que salga igual y que disfrute lo que hago. - Eso es. Haremos trabajos de copiar y os pediré precisión y exactitud, pero en general, cuando dibujéis por vuestra cuenta, tendréis que hacerlo cómodos y ofrecer algo nuevo. - Lo tendré en cuenta. - Y yo lo sabré cuando corrija tus trabajos a partir de ahora.
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Días barriales. Esa madrugada recibí el informe de alerta meteorológico. Era la tercera vez que suspendíamos las actividades de promoción y prevención de enfermedades transmitidas por vectores en Villa Banana, por un alerta, en esa semana. Cuando llueve, aquellos que nacimos en un barrio con calle de tierra y zanjas, sabemos que no se puede dormir. Cada trueno es un llamado primitivo. Deambulamos por la casa en busca de fisuras, recorremos el territorio para que no haya sillas u objetos que puedan volar con el viento, corroboramos que todas las aberturas estén cerradas y que debajo de cada gotera haya un balde o una olla, ponemos un trapo de piso en la puerta de entrada como barricada de arena y nos quedamos mirando por la ventana hasta que amaina. Cuando llueve fuerte, en los barrios no se duerme y se está atento a los vecinos, a los animales y a cualquier signo, se está atento a todo. Porque se sabe que cuando el agua sube, lo hace de golpe, en minutos. No te da tiempo y te invade la vida, te invade la casa. Ocupa tu living, arruina tu equipo de música, se mete en tu cama, se lleva tus recuerdos… El agua es implacable, yo lo sé. En barrio Belgrano, mamá nos despertaba cuando llovía. Cada uno de nosotros sabíamos qué hacer. Mamá destapaba las rejillas, buscaba las velas y desenchufaba los equipos eléctricos, mientras papá subía a la terraza y controlaba los desagües. Nosotros levantábamos todo lo que estaba bajo, alfombras, adornos, macetas, libros, portarretratos. Nuestros muebles eran de algarrobo. Mamá decía que habían resistido muchas inundaciones. Quizás por eso, compré mueble de algarrobo cuando me mudé, para resistir. Cuando el agua empezaba a subir, nos quedábamos sentados en la mesa del living, abrazados al perro y al gato, viendo a mamá y a papá con los pantalones arremangados ir y venir por el agua. Siempre se cortaba la luz y no existían los equipos electrógenos ni las luces de emergencia en los barrios. El agua tardaba en irse, pero nada impedía que al día siguiente, mamá nos vistiese primorosamente y nos hiciese llegar de algún modo a la escuela. Ella se quedaba limpiando. Lo peor de las inundaciones es lo que queda el día después, el barro, las ramas, las paredes arruinadas, la basura, los animales muertos. Con el tiempo, hicieron el Emisario 9 y ya no se inundó más el barrio. Cuando llovía hacíamos barquitos de papel. Era alegría…Teníamos que ir a Villa Banana, los dos alertas anteriores, habían resultado erróneos Decidimos ir igual. Cada casa es un mundo y a media mañana cuando cayó la primera gota, de un mundo de ladrillos huecos pintados de blanco y rosa se asomó una niña sonriente a esa callecita de barrio, abrazada a un perro recién nacido, blanco con manchas negras, o negro con manchas blancas. Cómo se llama? , Preguntamos a algo que era evidente: Vaca!! dijo mientras se le hacían hoyitos en los cachetes, y para nosotros, salió el sol.
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