#nuestra señora de la anunciación
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joseandrestabarnia · 3 months ago
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Ivan Maksimov (mencionado en 1666, fallecido en 1688) ANUNCIACIÓN 1670 Tamaño - 87 x 71 Material - madera, yeso Técnica - temple al huevo Número de inventario - Inv.14482 Recibido del Museo Histórico del Estado. 1930
El icono representa uno de los acontecimientos importantes de la historia del Evangelio: la Anunciación. El Arcángel Gabriel anuncia a la Virgen María el nacimiento del Niño de Dios. La iconografía básica se remonta a un icono de principios del siglo XII del Monasterio Yuryev en Novgorod. Los rasgos característicos de esta versión incluyen la pose casi estática del Arcángel Gabriel bendiciendo con su mano derecha; Nuestra Señora de pie con un huso rojo e hilo en sus manos. Dado que el antiguo icono de Nóvgorod ya se encontraba en el Kremlin en el siglo XVI, una versión similar se utilizó repetidamente en los iconos pintados por los pintores de iconos reales.
El autor del icono, Ivan Maksimov, fue el alumno más cercano del mayor pintor de iconos ruso del siglo XVII, Simon Ushakov.
A pesar de la base tradicional de la imagen de la Anunciación, Maksimov enriquece la iconografía con numerosos préstamos de muestras de Europa occidental y, en particular, de grabados ampliamente utilizados en Rusia. Así, el Arcángel Gabriel, en lugar del tradicional bastón, sostiene en su mano izquierda un exuberante ramo de flores, entre las que destacan los tulipanes holandeses. Las flores han sido un motivo favorito en la iconografía navideña occidental y aparecen con frecuencia en grabados occidentales. De las muestras "importadas" también se tomaron prestados elementos arquitectónicos del complejo interior de las cámaras y un jarrón con un ramo de flores.
El icono de la Anunciación es la obra más antigua conocida de Ivan Maximov y se distingue por un alto nivel de artesanía. El icono de Maksimov, al igual que otras obras de primera clase de los maestros de la Armería, se caracteriza por soluciones estilísticas originales, una combinación de esquemas iconográficos tradicionales y numerosos préstamos de grabados de Europa occidental.
Información e imagen de la web de la Galería Tretyakov.
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ibarbouron-us · 5 months ago
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La Virgen de la Visitación, caminando deprisa, es una imagen fascinante. Primero ha dicho sí a Dios. Luego ese Sí, convertido en mensaje, lo participa con los demás. "Nuestra Señora del Riesgo" se ha puesto en camino. La Anunciación es lo que le ha sucedido a María. La Visitación es lo que María hace que suceda en los demás, por su prontitud, generosidad y confianza.
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laus-deo · 4 months ago
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El Vaticano honra a Nuestra Señora de Walsingham con una nueva fiesta nacional
La decisión responde a una solicitud del Cardenal Vincent Nichols de Westminster, reconociendo la importancia histórica y espiritual del santuario fundado en 1061 por la noble Richeldis de Faverches en honor a la Anunciación de María. Leer más… »
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delaruecaalapluma · 5 months ago
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Harpa Dei, concierto en Alba de Tormes
Concierto en Alba de Tormes de Harpa Dei
Este sábado día 15 de junio se celebrará un Concierto del ensamble Harpa Dei a las 20:00h en la Iglesia Basílica de la Anunciación de Nuestra Señora del Carmen junto al Sepulcro de Santa Teresa de Jesús, en Alba de Tormes (Salamanca). El Coro Harpa Dei es un ensamble católico conformado por cuatro hermanos, tanto de sangre como en espíritu: Nikolai, Lucía, Marie-Elisée y Mirjana Gerstner. Se…
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viviendopraga · 2 years ago
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Ahora si tienes tiempo visita el antiguo monasterio de San Gabriel que está en el barrio de Smíchov en Praga, hay 8 visitas programadas. Este enero, los propietarios del antiguo Monasterio de San Gabriel en Smíchov, Praga, han preparado ocho visitas guiadas para los interesados ​​en la arquitectura y la historia. La antigua casa religiosa de las hermanas benedictinas se encuentra en el barrio del Jardín Kinský. Este es un ejemplo excepcionalmente bien conservado del poco conocido arte de Beuron. El primer recorrido fue ayer sábado a las 15:00. Según informó Monica Bubna,  de la Asociación de Amigos del Arte Beuron. Quien ha estado llamando la atención sobre la singularidad del monumento durante mucho tiempo. La entrada al monasterio solo será posible durante los recorridos programados. Mientras que la iglesia la puedes visitar antes y después del servicio los domingos alrededor de las 11:00 am y las 12:15 pm. Los interesados ​​pueden visitar algunos espacios originales conservados en el monasterio, como la biblioteca, el refectorio o el jardín de cristal del paraíso. Historia del monasterio El sitio perteneció durante mucho tiempo a Czech Post, que lo vendió a la empresa Cimex hace unos años. Hoy se utiliza para alquileres y organización de eventos sociales. El sitio consta de la antigua Abadía de San Gabriel, que fue administrada por la oficina de correos, y la Iglesia de la Anunciación de la Virgen María. Templo que adoptó el nombre de Iglesia de San Gabriel. La abadía fue fundada a finales del siglo XIX como el primer convento de mujeres de las benedictinas de la Congregación de Beuron en Praga. El monasterio fue elevado a abadía en 1893. En 1919, las monjas benedictinas vendieron el monasterio al Ministerio de Correos y Telégrafos con la condición de que la iglesia se utilizaría para siempre con fines litúrgicos. El estado estableció una oficina de correos de verificación en el monasterio, que estuvo ubicada allí hasta 1931. El edificio se utilizó para varios fines de oficina de correos hasta hace poco. La Escuela de Arte de Beuron fue fundada a fines del siglo XIX por benedictinos en la archidiócesis de Beuron. Cerca de Sigmaringen, en el sur de Alemania. El estilo de arte historicista se usó principalmente en la decoración de edificios de iglesias, como coloridos frescos y mosaicos. En 1880, los monjes de Beuron se mudaron al Monasterio de Emaús en Praga, donde trabajaron hasta 1918. Además de Emaús y el Monasterio de Smíchov, ejemplos del arte de Beuron incluyen la iglesia de St. Anne en Žižkov, iglesia de St. familias en Řepy y la capilla de Nuestra Señora de los Dolores en Zlíchov. Aprovecha esta oportunidad única y visita el antiguo monasterio del barrio de Smíchov en Praga.
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unpasoaldia · 2 years ago
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 SÁBADO 10  de diciembre || Nuestra Señora de Loreto
 SÁBADO 10  de diciembre || Nuestra Señora de Loreto
La Santa Casa de Loreto es la misma casa de Nazaret que visitó el Arcángel Gabriel en la Anunciación a la Santísima Virgen María. Es allí donde el Verbo se hizo Carne y habitó entre nosotros. Allí también vivió la Sagrada Familia a su regreso de Egipto y donde Jesús pasó 30 de sus 33 años junto a La Virgen y San José. (more…)
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asttaeroth · 5 years ago
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Conferencia sobre la lluvia*
Conocí a Laura con el pelo mojado. Sonreía, como si no le importara haberse empapado. El pelo – negro, húmedo- le caía sobre el rostro como una planta. Le ofrecí un pañuelo. Pertenezco a la última generación que salió a la calle con un pañuelo. Le tendí el pañuelo, venturosamente limpio, y ella lo pasó sobre su pelo con suavidad, como si tocara una sombra.
Laura había ido a la biblioteca a revisar la sección de textos restringidos, recomendada por el Gordo Mendívil. Me gustó que alguien que se conducía con la delicadeza de un espectro quisiera asomarse a un libro muy pesado. La vi pasar las páginas, páginas tan antiguas que parecían pellejos. “¿Puede un ángel desollar un cuerpo?”, me pregunté. Me había enamorado de ella.
Sucedió como en un pasaje de Cortázar: “Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir una mujer y casarse con ella”. Fue lo que ocurrió con Soledad. Nos elegimos como se eligen las prendas de ropa. “A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige”, dice Cortázar: “No elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto”. Al ver a Laura sentí eso. No elegí: amé. Llovió encima de mí.
Me sentí tocado por un halo luminoso. Un resplandor despertó en mí insospechadas energías. ¡Amanecí, señoras y señores! Para entonces, ya hacía mucho que Soledad se había ido con su plumero.
Pregunté el nombre de la diosa. Se llamaba como la musa de Petrarca. Esto me pareció una señal, aunque todo me hubiera parecido una señal. El amor es un intérprete obsesivo.
Ahorraré los pormenores de mi nerviosismo.
Baste saber que la torpeza se puso de mi parte. Tropecé, tartamudeé, me rasqué la cara de un modo que a ella la resultó encantador. Fui vulnerable.  Laura venía de un santuario académico donde el más inculto de sus colegas traducía del griego clásico. Tuve la suerte del despistado; caí a sus pies cuando le llevaba unos tomos virreinales. Me vio en el suelo y me dirigió una sonrisa avasallante.
Era bastante joven pero su vista ya se había debilitado con la lectura. Cuando se quitaba los lentes miraba como si yo fuera un pez en un acuario, un pez pegado al vidrio, que trataba de nadar hacia ella. Me gustaba cómo me miraba sin enfocarme, aislado en mi pecera.
Parece dirigirse a alguien en el auditorio:
Laura me eligió como se elige un libro en una biblioteca. No sé qué clase de texto fui para ella. Pero una tarde definitiva me llevó a un hotel cercano, con esta frase prometedora: “Si no te parece suficientemente sórdido, buscamos otro”.
Bebe agua
Fui su rehén amoroso. Con ella conocí una dicha corporal que no creí que me estuviera destinada. “Nadie, ni siquiera la lluvia, tiene manos tan delicadas”. Un verso de Cummings. ¡Cómo me gustaría sentir ahora esas manos en mi espalda! Manos como una caricia de agua.
Aprendí a amar sus gestos. Cuando sus dedos reposaban sobre una mesa. Los movimientos que en los demás eran comunes en ella constituían un absoluto, un dogma de la perfección. La veía atarse la trabilla del zapato o doblar un klínex como quien contempla una anunciación. La amé con una intensidad desconocida, que no me da vergüenza confesar.
Pero yo sólo le interesaba parcialmente. No soy un hombre apuesto y carezco de ese magnetismo indescifrable que se llama “carisma”. No era una chica que pudiera deslumbrarse con yates o mansiones, pero sí admiraba las posesiones intelectuales, el prestigio del que sabe algo único. No soy una figura del pensamiento; tampoco soy un atleta que despierta aguerridos entusiasmos corporales. Ignoro lo que ella vio en mí, pero sólo deseaba una relación física. “Fuera del organismo, nada”, así me dijo.
Es posible que mi torpeza le haya parecido una forma de la sinceridad. Estaba harta de la sublime pedantería de sus colegas. Ante ella, mi cuerpo reaccionaba con la franqueza del que ama. Nuestro acuerdo táctil era perfecto, y no quiso nada más.
No aceptó ir a mi casa. Jamás fuimos a un restaurante ni paseamos por un parque. No supe los pequeños secretos que saben los amantes. Ignoré el sabor que más le gustaba, las cucharadas de edulcorante que usaba para el té.
Un día me comentó: “Nuestros encuentros son mágicos, ¿para qué quieres que sean normales?”. ¿Qué podía expresar mi estado de ánimo? Un verso de Verlaine: “Llora en mi corazón como llueve en la ciudad”. Sí, mi corazón lloraba. Es una frase exagerada, lo sé. También es verdadera. El amor tiene una sed de absoluto. No me refiero a su carácter posesivo, sino a la necesidad de compartirlo todo y conocer al otro, hasta donde es posible.
El Gordo Mendívil me había acusado de tratar a Soledad como a una sirvienta. ¡Ella era mi tirana! Su incultura no le impedía dominarme. Laura me sometió a un castigo refinado. Una tortura deliciosa, insoportable, la tortura de la dicha a medias. Me daba un placer extraordinario pero siempre parcial. En cambio, ella estaba satisfecha. Lo poco que yo le daba le parecía suficiente.
¿Quería demostrar que también un hombre puede también ser un objeto del deseo? No, estaba lejos de esa simple revancha feminista. Deseaba, así me dijo, permanecer en mi zona verdadera, mi zona de sinceridad, en la que yo no tenía secretos. No quería asomarse a mis defectos, conocer mi neurosis, abrir una ventana a mis caprichos.
Intuía que solo alguien con alguien con una mente muy revuelta podía tener mi cándida torpeza corporal, mi desorganizada manera de lidiar con sus botones. No quería conocer las aguas turbias que explicaban mis encantadores temblores físicos. “Fuera del organismo, nada”, ese era su lema.
Yo no podía rebatirla. Admito que no siempre soy agradable. Tengo manías y me irrito con facilidad. La mayoría de la gente me cae mal a priori. Odio la ignorancia y desconfío de los que creen saber. Me cuesta trabajo deshacerme de mis ideas fijas. No puedo ver un hombre en sandalias. Si es un campesino, lo respeto. Si no, siento una repugnancia sólo superada por la contemplación de unas sandalias con calcetines.
Me gustan los pies de las mujeres pero detesto la aparente soltura del hombre que desnuda los dedos de los pies. Hay demasiadas cosas que no soporto. Si alguien corta el espagueti con cuchillo, estoy a punto de encajarle el mío. No soy ameno. No sé hablar de películas ni puedo contar historias de mis viajes. Entre otras cosas porque no voy al cine ni hago viajes.
Pero para ser aceptado, el mal carácter necesita tener autoridad. Se acepta, e incluso se espera, que el gran pensador o el artista convulso sean hijos de la chingada. Su exaltada sensibilidad no puede estar de acuerdo con el mundo. Pero no soy un genio; mis manías son las de alguien que piensa demasiado sin que eso sea original. Laura conocía mis torpezas llevaderas, las del bibliotecario que usa los libros para tropezar con ellos, no quería entrar en los oscuros pasillos de mis obsesiones.
“Fuera del organismo, nada”. La frase aborrecible me persiguió durante nuestra relación. Hasta que un día, un día de lluvia, para ser precisos, encontré esas palabras en un libro. Laura, que celebraba mi organismo y quería desconocer mi interior, había usado una cita literaria. Pertenecía a una novela de Ledo Ivo; ahí, una puta decía: “Fuera del organismo, nada”. Su profesión se definía por no ver a sus clientes fuera de la cama. No pude asociarla con mi amada. Sus causas para separar la mente del cuerpo tenían que ser más complejas.
Se había dado el lujo de usar una cita para mantenerme lejos de su mundo interior. Me pregunté si otras de sus frases – acaso las que parecían más sinceras, producto del éxtasis físico -  serían notas de pie de página.
Laura era un libro que yo abrazaba sin comprender su significado. Un libro único, valiosísimo, escrito en una lengua desconocida. No formar parte del resto de su vida me hacía sentir que poseía un libro indescifrable. No me bastaba su cuidada encuadernación en piel, su tipografía atractiva, sus ilustraciones en miniatura. ¡Quería leer a Laura!
¿Otros sí podían hacerlo? Sentí celos indecibles de la persona capaz de conocer sus recuerdos, sus historias, sus chismes.
[…]
Cuando lo fui a ver [al gordo Mendívil] para hablar de Laura aún le quedaban cinco años de vida. “Laurita se ha prendado de ti”, dijo antes de que yo sacara el tema. “Ten cuidado, el amor es una caída que produce raspones. ‘To fall in love’. El que ama cae. Aunque supongo que tú más bien tropiezas”, sonrío con la plenitud que sólo puede tener un obeso.
¿Laura le había dicho algo de mi nerviosa conducta? Me pareció, más que nunca, una mujer escrita en arameo, la mujer que yo no podía leer.
Mendívil me devolvió los libros menos uno, Las mil y una noches, en la versión del capitán […] Sentí un tirón en el vientre cuando dijo que deseaba conservar Las mil y una noches algún tiempo más. Antes de despedirme me previno “A tu edad es arriesgado echar una cana al aire. Laurita ha destruido muchos corazones”. La verdad es que comenzaba a arrancar el mío, como una sacerdotisa azteca. Nuestra felicidad era perfecta pero yo quería algo más. Me molestó que el Gordo supiera cosas de ella y adivinara o incluso estuviera informado de nuestro romance.
¿Qué necesidad tenía Laura de marcar ese límite infranqueable? ¿Por qué no podía pasar yo a la otra parte de su vida?
Pausa. Mira el reloj.
Decidí confrontarla pero tardé en hacerlo. Su belleza me dejaba sin argumentos. Sus ojos me obligaban a darle razón. No quería perderla. Jamás le había visto un arrebato ni un ataque de ira. Ante mí había sido emocionalmente perfecta. Ignoraba lo que sería capaz de hacer en caso de que yo la hartara. Finalmente me decidí. Desesperado, miré las sábanas revueltas en nuestro cuarto de hotel y hablé con la fuerza interior de un burócrata cualquiera: “No quiero una relación mágica. Quiero una relación normal”.
Me miró de un modo maravilloso. Sus ojos color miel se llenaron de lágrimas. Mi simplicidad la había conmovido. Le costó trabajo encontrar algo que decir. Finalmente pronunció unas frases que había memorizado. Con toda calma, citó: “No se puede tener lo de hoy y lo de ayer, no se puede ser a la vez quien se ha sido y quien se es. Hay que escoger. La felicidad ha de ser una. No puedes tener el sol… y la luna”.
Yo quería una felicidad, ¡con ella! Se lo dije, mojando sus dedos delgados con mis lágrimas. “Eso sólo puede perjudicarnos , comentó, “¿De veras quieres que yo sepa cómo eres?”, me acarició el pelo.
Tenía razón: yo quería poseer sus historias, pero era mejor que ella no conociera las mías. Cada vez que se me acaba el jabón guardo en una caja de plástico el último trocito, que ya no limpia nada. Al cabo de unos meses mojo todos los trocitos y con ellos hago un jabón grande y amorfo, no muy agradable, con el que ahorro unos pesos. Laura no tenía por qué saber eso. Lo reconozco: no puedo ser agradable a cada rato.
Salí devastado del hotel. Me sentí tan mal que no traté encontrar la cita de Laura en un libro. La busqué en Google, ese laberinto de los desesperados. Las palabras eran de Ramuz. En Historia del soldado, el protagonista le pide dos felicidades al diablo y ésa es su ruina.
Por lo común, dos felicidades se asocian con dos personas. Yo quería una felicidad completa con ella: la vida física de Laura y su otra vida, hecha de historias, anhelos, sueños… A partir de ese momento enloquecí.
Mi ruina, por supuesto, fue un libro. Decidí seguirla sin saber que ese largo itinerario me llevaría a algo de mí mismo. Ella tenía un coche pequeño, de inspiración japonesa, que manejaba con temible celeridad. Me costó trabajo seguirla en taxi.
No me extrañó que se dirigiera al campus de la universidad. Se estacionó en una zona para profesores, bajé del taxi y la seguí a lo lejos. Vio su reloj y sonrió. Había llegado antes de lo previsto. Se sentó en una banca, bajo un árbol frondoso, y sacó un libro. ¡Las mil y una noches, en la versión del capitán Burton! El Gordo Mendívil se lo había prestado, por eso aún no me lo devolvía. Además de bibliográfica, ¿la relación con mi amigo también era táctil? No lo creo, necesito no creerlo.
Para tranquilizarme, para no tocar fondo en la locura, para mantener un anhelo, pensé que ella quería conocerme de otro modo. La vida de los gustos compartidos que me había vedado hasta entonces podía llegarle a través de ese volumen, el más codiciado de los míos. Leer eso era una forma de quererme. ¿Por qué no me preguntaba mi opinión? ¿Por qué no me pedía el libro? ¿Por qué no podíamos leerlo juntos?
Pasé varias noches en vela antes de nuestro siguiente encuentro. Cuando nos vimos yo tenía ojera de poeta ultraísta. Me costó trabajo pasar por los protocolos del deseo. Mi pasión carnal disminuía. Miré el techo de ese triste cuarto de hotel, manchado de salitre, y mencioné el libro que no me había devuelto el Gordo. “Me interesa lo bueno de ti”, dijo ella, en forma enigmática.
Mientras más angustiado está un amante, más vanidoso se vuelve. Necesita hacerse presente en cada gesto de la amada. Con gratificante egoísmo, pensé que leía los libros que yo le daba a Mendívil para conocerme mejor.
Mis ideales se movían en péndulo. De pronto, pensé otra cosa: lo mejor de mí era los libros, no mis opiniones sobre ellos.
Yo oía su brusca respiración cuando dormitaba entre mis brazos, el chorro de su orina en el baño, el soplido de vaho que arrojaba para limpiar sus lentes como la música más afortunada.
¿Qué sabía ella de mí? ¿Podía intuir mi personalidad a partir de lo que veía en mí, mi empleo en la biblioteca, el temblor de mis manos ante su sonrisa, la predisposición a quererla como solo puede hacerlo quien le imagina perfecciones?
Insistí en hablarle del codiciado libro que ella tenía: “Cada noche, Sherezade cuenta una historia para ahorrarse la muerte; nosotros vivimos nuestras noches para ahorrarnos una historia”. La frase era pomposa y técnicamente falsa, porque nos veíamos de tarde, no de noche. “Si eres feliz no necesitas una historia”, respondió ella: “Déjale eso a los que tienen que salvar su vida y compensan sus dolores contando cosas”. Rodó sobre la cama y me miró a los ojos: “¿Te gusto?”, preguntó. Era obvio que me gustaba pero por primera vez me pareció egoísta, presumida, segura de sí misma. No supe entender que si atesoraba sus gestos y sus ruidos minuciosos era, precisamente, porque no le conocía nada más.
Entonces imaginé otra posibilidad: quizá no fuera tan perfecta, quizá tuviera cuatro hijos –uno de ellos con labio leporino– a los que descuidaba por retozar con un bibliotecario. ¡Yo era la prueba de su imperfección! ¿Qué otra evidencia necesitaba?
Esa tarde ella olvidó un paraguas en la habitación. Un paraguas negro, como tantos otros, que la circunstancia volvió fúnebre. Dejó el cuarto de prisa porque tenía que dar una clase. El paraguas quedó en un rincón, como un pasaporte a su otro mundo. Quise devolvérselo.
Fui a la facultad y pregunté por ella. Me atendió una mujer con anteojos de fondo de botella, alguien que podía simpatizar conmigo. Le sorprendió que un bibliotecario se tomara el trabajo de devolverle algo a una investigadora. Me dio su dirección.
Me aferré al paraguas como a un talismán y fui a su casa, en un barrio apartado. Si la travesía hubiera sido más corta, habría llegado con menos especulaciones en la cabeza.
Una ventana estaba encendida. La ventana del desitno.
¿Puede alguien resistirse a un resplandor enmarcado en la oscuridad? Ya imagines lo que hice: me asomé a donde no debía. Vi lo peor que podía ver: Laura era feliz, lejos de mí, junto a alguien que a todas luces la quería. Conocía esa expresión de dicha porque ella la utilizaba conmigo. Laura sí tenía dos felicidades, pero ambas debían estar a la mitad para existir; no debían unirse, y yo lo había hecho. Lloré, enjugando mis lágrimas en el paraguas. Al cabo de un tiempo comenzó a llover y el agua cayó sobre mí como en un poema de Eliseo Diego, “como un ajeno llanto por mi cara”.
Regresé, pisando charcos, con el paraguas cerrado. Cuando ya era innecesario, lo abrí. Pasé a la casa de Mendívil. “Laura olvidó esto”, le tendí el paraguas y me fui.
[…]
No volví a ver a Laura, Bruno. Supongo que me descubrió en su casa, asomado a la ventana, porque tampoco ella quiso saber de mí. Me quedé demasiado tiempo bajo la lluvia, empapándome, sin abrir el paraguas. Tal vez ella se asustó al ver una mancha rosácea junto al cristal mojado, un molusco bajo la tormenta. Quizá en un principio pensó que yo era un ladrón o un pervertido y luego supo que era algo peor: el hombre que podía quererla a condición de no estar ahí. Entendió que yo había roto el pacto; la había traicionado. “Hay que escoger. La felicidad ha de ser una”. No aprendí la lección.
Laura recogió el paraguas en casa de Mendívil, sin la menor sorpresa o preguntar quién lo había llevado ahí. El Gordo me lo dijo, entornando su único ojo como un erudito que sabe “algo más”.
Ella no volvió a la biblioteca. Al día siguiente de la desdichada visita a su casa, un mensajero llegó a verme con una cesta en la que estabas tú. “Para tus ratones”, decía una nota, firmada por Laura con la ele líquida que tan bien trazaba.
Eras un gatito precioso, color café con leche, con un moño rojo y un cascabel en el cuello. Laura supo que serías mi compañía perfecta.
*Tomado de ‘Conferencia sobre la lluvia’, del escritor Juan Villoro. El siguiente fue un fragmento adaptado, omitiéndose gran parte del inicio del libro y contenido que se creyó irrelevante frente al tema.
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gojorgeworld · 4 years ago
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“Las campanas  repican Glorificadas”
                                                  “Virgen Asunta”
 Tata Dios, siempre hace cosas grandes en y por María.  La eleva, la ensalza y la sitúa como estrella en el firmamento para que, nosotros los cristianos, la contemplemos como una señal inequívoca que siempre nos lleva a buen puerto. Con ella, el camino hacia el cielo, está sembrado de estrellas con sabor a pobreza, docilidad, amabilidad, sufrimiento, acogida, amor, entrega. Con ella, el sendero hacia el paraíso, está definido por el ¡hágase en mí según tu voluntad! Con ella, las escaleras que desembocan en la salvación, son elevadas con los peldaños de la fe, la esperanza y la caridad. Madre de Dios y Madre nuestra en este 15 de agosto, todas las generaciones te seguimos venerando, cantando, pintando, escribiendo y esculpiendo. Aquel viaje que, con el equipaje de la obediencia, la sencillez y la humildad, inició en el día de la Anunciación, no puede tener un final más feliz: Estar  unida eternamente a la Santísima Trinidad. La que fue, toda ternura y encanto para el Supremo, en el mes de Agosto sube al encuentro de Aquel que es todo amor. María, como los atletas que han llegado hasta el final, sube al pedestal imperecedero para ser coronada por el mismo Dios. Porque dijo “Sí” al Ángel, ve coronada su obra de estar junto a su Hijo. Porque se sintió dichosa, por haber sido llena del Espíritu Santo, en el mes de la asunción estará  exultante junto al que la eligió. Porque, en el silencio de la noche, supo dar a luz al Salvador, en  ese día luminoso y traspasado por el sol, es recuperada y glorificada junto al Señor. Porque, en el atardecer más doloroso de una madre, quiso estar en las horas más amargas de la muerte de su Unigénito, contempla radiante y emocionada en el suelo celeste, el rostro de Aquel que un día resucitó. Es el mes y el día en que las campanas voltean, repican, resuenan  arrebatadas, y más armonizadas que nunca, por el triunfo de una mujer que, con cuatro letras, silabeó en el silencio todo un vocabulario de pertenencia hacia su Dios. Como en el día de la Ascensión de Cristo, miramos maravillados  a los ángeles que encumbran sobre sus alas el cuerpo virginal de María. ¡Qué gloria, qué honor! Es María que sube a los cielos a ser coronada por el mismo creador. Señora del cielo y la tierra desde tu Trono eternal mira con bondad a tu pueblo y aleja al mundo esta pandemia.
 Dr. Jorge Bernabé Lobo Aragón
                                      #Tucumán #argentina #España
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cesdiazserr · 5 years ago
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La explicación del Avemaría frase por frase que despierta tus sentidos
Hermosa reflexión sobre el Avemaría con la intención de que al pronunciar cada frase lo hagamos con sentido pleno.
Después de haber respondido a la pregunta ¿Cómo rezar bien el Avemaría? vamos a comentar el avemaría con la intención de que al pronunciar cada frase lo hagamos con pleno sentido.
En el año 1525 se encuentra ya el Avemaríaen los catecismos populares, pero la fórmula definitiva tal y como nosotros la rezamos la fijó Pío V en 1568, con ocasión de la reforma litúrgica.
Dios te salve.
Imagínate cómo es la mirada de Dios sobre la mujer que Él creó y eligió para que fuera su madre: una mirada llena de amor, de predilección, de gozo y complacencia.
Hasta donde te sea posible, cuando comiences el Avemaría apropia la mirada de Jesús sobre su Madre y salúdala con las palabras del Arcángel Gabriel en la anunciación (Lc. 1,28). Desde lo más profundo de tu corazón dile:
"Alégrate María".
María.
Pronunciar el nombre de María te llena de amor y de confianza. María significa la amada del Señor, Señora, estrella del mar, la que orienta a los navegantes y los dirige a Cristo.
San Alfonso María de Ligorio dice que es un "nombre cargado de divinas dulzuras" y Tomas de Kempis afirma que los demonios temen de tal manera a la Reina del cielo, que al oír su nombre, huyen de aquel que lo nombra como de fuego que los abrasara.
Llena eres de gracia, el Señor es contigo.
Porque Dios está con ella, María está completamente impregnada de gracia, como una esponja bajo el agua.
María está llena de la presencia de Dios y Dios es la fuente de la gracia. El poder del Altísimo la cubrió con su sombra (Lc 1,35), es decir, Dios descendió para habitar en ella.
María es "la morada de Dios entre los hombres" (Ap 21,3) Dios se da por completo a María, la colma de belleza, y ella, que desborda Gracia divina, la entrega a la humanidad.
Bendita tú entre las mujeres.
Isabel fue la primera en decirle a María:
"Tú eres bendita entre todas las mujeres" (Lc 1,42)
Es bendita porque Dios la eligió con amor eterno, porque es la madre de Dios, porque es madre y virgen, porque es inmaculada, porque fue llevada en cuerpo y alma a la gloria celeste.
Y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
María es la viña fecunda que nos entrega el mejor de los frutos, el alimento que sacia.
El fruto de su vientre es fruto del amor de Dios, de la maravillosa y fecunda colaboración entre el Espíritu Santo y esa pobre jovencita de Nazareth.
A mí me ayuda mucho contemplar el icono de la "Madre del signo" que nos muestra a Jesús en el vientre de María en forma de Eucaristía:
"El pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre" (Juan 6, 51)
Santa María, Madre de Dios.
Comenzamos la segunda parte del avemaríaexaltando su santidad y el gran motivo de su dignidad.
La portadora de Dios es santa. Ella creyó en la Palabra del Señor y se entregó como la esclava del Señor, y gracias a eso el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.
Como madre alimentó a Jesús, lo protegió, lo educó. ¡Qué digna representante del género humano que le da a Dios todo el amor que su pequeñez es capaz de dar!
Nos duele escuchar: "Y los suyos no le recibieron" (Jn 1,11) pero María sí lo recibió y hoy nosotros, cultivando la vida de gracia, queremos recibirlo como lo hizo ella.
Ruega por nosotros pecadores.
La maternidad espiritual de María se extiende a todas las generaciones, a todos los hermanos de Jesús, y ella ruega por nosotros, vela por nuestras necesidades.
Como en las bodas de Caná, María va una y otra vez con Jesús y le dice: "No tienen vino", y obtiene abundantes bienes para sus hijos. Ella protege con particular predilección a los más pequeños, a los indefensos, a los enfermos, a los que tienen heridas morales, a los pecadores.
Vemos lo espléndida que es en los Santuarios Marianos: Guadalupe, Lourdes, Fátima, El Pilar, Loreto, Luján, Aparecida, La Vang, Medjugorje...
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, me declaro pecador, necesito que desbordes sobre mí tu corazón misericordioso.
Ahora.
En el momento presente, en todo momento presente. Cuando todo va bien y cuando no, cuando estoy en gracia y cuando no, cuando me siento bien y cuando no, en la salud y en la enfermedad, en las alegrías y las tristezas, en la luz y en la oscuridad: siempre.
El "ahora" abarca toda mi vida, porque el momento presente recoge el pasado, el presente y el futuro: todo lo pongo en tus manos. En el presente reparo por mi pasado, te ofrezco mi futuro, vivo según el Evangelio.
Decirle "ruega ahora por mí", es decirle: te necesito siempre a mi lado María, siempre; no te separes de mí.
Y en la hora de nuestra muerte.
Así como estuviste junto a Jesús en la hora de su muerte (cf Jn 19, 27), así desde ahora te pido que cuando termine mi vida terrena estés conmigo.
Si paso mis últimos días enfermo, quiero que como buena madre me acompañes de día y de noche.
Al morir quiero tener un Rosario en la mano y sentir tu mejilla en mi frente, mientras me dices al oído:
"No tengas miedo, que no te aflija cosa alguna, ten confianza, ¿qué no estoy yo aquí que soy tu Madre?"
Quiero que mis últimas palabras sean: "María, Jesús", y que habiéndolas pronunciado me cargues en tus brazos y me pongas en los brazos del Padre.
Quiero que tú me lleves con Jesús, y que al despertar allá en el cielo tenga mi cabeza reclinada sobre Su pecho, y estar sintiendo tus caricias por toda la eternidad.
Amén.
Es una palabra aramea (la lengua de Jesús) que significa fuerza, solidez, fidelidad, seguridad. Se usa para afirmar y confirmar.
Decir Amén es decir que sí, que así sea, que estamos de acuerdo y afirmamos con fuerza y seguridad lo que creemos.
Decir amén al final del avemaría es decirle:
"Sí, Madre, yo sé que cada vez que te dirijo esta oración tú trabajas mi corazón, me estás formando, me vas modelando poco a poco, me vas ayudando a crecer en las virtudes de la humildad, la pobreza, la caridad, la pureza, la prudencia, la generosidad, la misericordia.... Sí, Madre, hazlo con toda libertad, te lo suplico: amén."
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descifrandolanoticia · 2 years ago
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La Asociación Cibao celebra 60 años
La Asociación Cibao celebra 60 años #DescifrandoLaNoticia #AsociaciónCibao
SANTIAGO, República Dominicana.- La Asociación Cibao de Ahorros y Préstamos (ACAP) alcanza su aniversario 60 en un contexto de sano crecimiento, adecuada rentabilidad, eficiencia, innovación y compromiso social con su entorno sobre bases sostenibles. Durante una eucaristía celebrada en la parroquia Nuestra Señora de la Anunciación, el presidente de la Junta de Directores, Rafael Genao, agradeció…
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ibarbouron-us · 3 years ago
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DÍA 18 DE DICIEMBRE:
Nuestra Señora de la Esperanza, La Expectación del Parto de la Virgen, Santa María de la «O»
Son títulos de una fiesta de la Virgen María que no figura en el calendario litúrgico de la Iglesia, pero que tiene larga tradición en España, pues viene del Concilio X de Toledo, celebrado el año 656, que quiso dar mayor relieve a la fiesta de la Anunciación y Encarnación, sacándola del tiempo cuaresmal o pascual, y acercándola, en plena celebración del Adviento,
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elsoldesantiago · 2 years ago
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Asociación Cibao celebra 60 años
@ACAPdom celebra 60 años
SANTIAGO.- La Asociación Cibao de Ahorros y Préstamos (ACAP) alcanza su aniversario 60 en un contexto de sano crecimiento, adecuada rentabilidad, eficiencia, innovación y compromiso social con su entorno sobre bases sostenibles. Durante una eucaristía celebrada en la parroquia Nuestra Señora de la Anunciación, el presidente de la Junta de Directores, Rafael Genao, agradeció a los presentes su…
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uncatolicoperplejo · 3 years ago
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La Anunciación de Nuestra Señora la Purísima Virgen María (25 de marzo).
La Anunciación de Nuestra Señora la Purísima Virgen María (25 de marzo).
Por sicutoves.blogspot.com (25 de marzo de 2022).              «Al sexto mes envió Dios el Ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y, entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»              Ella se conturbó por estas palabras y se preguntaba qué…
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delaruecaalapluma · 6 months ago
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El sepulcro de santa Teresa volverá a abrirse para un estudio
El sepulcro de santa Teresa volverá a abrirse para un estudio. La última apertura fue en 1914
Desde el mes de agosto de 2022, la Orden del Carmelo Descalzo viene estudiando y programando la apertura del sepulcro de Santa Teresa de Jesús, que se venera en la Basílica de la Anunciación de Nuestra Señora del Carmen, de Alba de Tormes (Salamanca), por la conveniencia de hacer un estudio del santo cuerpo y de las reliquias mayores de la Santa, después de la última apertura realizada en…
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arqueologiadelperu · 6 years ago
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Galeria: Murales religiosos del Perú colonial
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La pintura mural era una práctica artística de muchos años en la región andina de América del Sur, que se remonta al menos al tercer milenio antes de Cristo. Numerosas culturas costeras de Perú, incluyendo el Cupisnique, Moche y Chimú, civilizaciones produjeron impresionantes murales polícromos que decoraban tanto los interiores y exteriores de los templos religiosos y residencias. Su iconografía era variada, incluyendo escenas mitológicas, representaciones de deidades y rituales de sacrificio. Menos restos murales se encuentran en los sitios de las tierras altas debido a problemas de conservación, pero los rastros de decoración mural se pueden encontrar en los sitios precolombinos de Raqchi y Quispiguanca, entre otros. Las pinturas murales con frecuencia poseían semejanzas iconográficas y estilísticas a los medios de comunicación portátiles, tales como cerámica, textiles y orfebrería.
La presente es un extracto de las imagenes encontradas en la obra de Ananda Cohen-Suárez cuyo título en inglés es: “Collection – Painting Beyond the Frame: Religious Murals of Colonial Peru”
Mateo Pérez de Alesio o seguidor, murales cúpula, capilla funeraria de legas capitán Bernardo VIL, Iglesia de la Merced, Lima, principios del siglo 17.
Detalle, Mateo Pérez de Alesio o seguidor, murales cúpula, capilla funeraria del capitán Bernardo Villegas, Iglesia de la Merced, Lima, principios del siglo 17
Mural de lo que parece ser la batalla de Farsalia, con Julio César (izquierda) derrotar a Pompeyo (derecha). Restauradores han demostrado el mural en blanco y negro sobre la que se pintó esta escena. Casa de Antonio de Zea, Cusco, siglo 17
pintado arco en la Iglesia de Pitumarca (provincia de Canchis) con UMNS salomónicas COL-, strapwork y emblemas decorativos. El arco enmarca otro mural con adornos similares que imita a un retablo barroco (retablo) con el nicho de alojamiento central una estatua de la Virgen. Foto por Raúl Montero Quispe
Techo pintado con una escena de la Anunciación y retratos de santos, Iglesia de Checacupe, provincia de Canchis, del siglo 17
7 techo pintado con cabezas de querubines y la ornamentación floral, Iglesia de Huarocondo, provincia de Anta, 17 o siglo 18
nicho con decoraciones florales pintados que rodean el corazón sagrado, del siglo 18, Con- vento de Santa Catalina, Arequipa. En el techo hay pinturas murales posteriores (probablemente 19o ry centu-) dado que representan, haciendo referencia a uno de los instrumentos de la pasión
Pintura mural de la Celda de Salamanca, en el Convento de la Merced (Cusco), del siglo 18. Gran parte de la iconografía, y en particular la imagen de arriba con la Muerte que alberga un alma hu- en sus costillas, se deriva de uno de los emblemas incluido en El de Diego Suárez de Figueroa camino del cielo, publicada en Madrid en 1738.
trampantojo columnas salomónicas y artesonado, Celda Salamanca, Convento de la Merced (Cusco), del siglo 18
pintado arco en la Iglesia de Pitumarca (provincia de Canchis) con UMNS salomónicas COL-, strapwork y emblemas decorativos. El arco enmarca otro mural con adornos similares que imita a un retablo barroco (retablo) con el nicho de alojamiento central una estatua de la Virgen
nicho con decoraciones florales pintados que rodean el corazón sagrado, del siglo 18, Con- vento de Santa Catalina, Arequipa. En el techo hay pinturas murales posteriores (probablemente 19o ry centu-) dado que representan, haciendo referencia a uno de los instrumentos de la pasión.
techo pintado con cabezas de querubines y la ornamentación floral, Iglesia de Huarocondo, provincia de Anta, 17 o siglo 18. Foto por Raúl Montero Quispe.
Techo pintado con una escena de la Anunciación y retratos de santos, Iglesia de Checacupe, provincia de Canchis, del siglo 17. Foto por Raúl Montero Quispe.
Techo pintado por debajo del coro con diseños florales y vegetales, Iglesia de che- Cacupe, Provincia de Canchis, del siglo 17.
decoraciones techo pintado hechas para imitar las baldosas cerámicas. Tenga en cuenta también las plumas y las vides con flores que adornan la sala de juegos. Iglesia de Pitumarca, provincia de Canchis, del siglo 18. Foto por Raúl Montero Quispe.
Interior de la Capilla de Nuestra Señora de la Candelaria de Canincunca decorado con damascos pintadas, 17mo tardío o principios del siglo 18, Provincia de Quispicanchi
Detalle, murales textiles en Capilla de Nuestra Señora de la Candelaria de Canin- Cunca decoradas con damascos pintadas, 17mo tardío o principios del siglo 18, Provincia de Quispicanchi.
Detalle, murales textiles en Capilla de Nuestra Señora de la Candelaria de Canin- Cunca decoradas con damascos pintadas, 17mo tardío o principios del siglo 18, Provincia de Quispicanchi
Detalle, murales textiles en Capilla de Nuestra Señora de la Candelaria de Canin- Cunca decoradas con damascos pintadas, 17mo tardío o principios del siglo 18, Provincia de Quispicanchi. Tenga en cuenta la delicada representación de un borde de encaje por encima de las colgaduras de damasco l’oeil trompe
Vista interior de la Iglesia de Oropesa, murales de finales del siglo 17, Quispi- Canchi Provincia. Foto por Raúl Montero Quispe
Vista de murales textiles y murales del techo hechas para imitar las baldosas cerámicas. Iglesia de Oropesa, provincia de Quispicanchi. Foto por Raúl Montero Quispe.
murales textiles, Iglesia de Huaro, Provincia de Quispicanchi, finales del siglo 18.
Vista de murales textiles, Iglesia de Ocongate, provincia de Quispicanchi, finales del siglo 18.
Vista interior de la Iglesia de Rondocan, Provincia de Acomayo, con murales que datan de finales del siglo 17 o 18. Tenga en cuenta la combinación de trampantojo pinturas enmarcadas, representaciones de ángeles músicos y murales textiles que recubren el coro y la nave. Foto por Raúl Montero Quispe.
Detalle, murales textiles de la Iglesia de Rondocan, Provincia de Acomayo, a finales del siglo 17 o 18. Foto por Raúl Montero Quispe.
Juicio Final de Tadeo Escalante, 1802. Iglesia de Huaro, Provincia de Quispicanchi. Foto del autor. Nota similitudes con el mural en Zurite, en particular en el registro superior de la composición
retablo pintado, del siglo 18, la Iglesia de Sotoca, Arica y Parinacota (Chile). Foto del autor. Tenga en cuenta las decoraciones similares y combinación de colores con el ejemplo de Pitumarca.
retablo pintado elaborada con columnas salomónicas, hojas de acanto y otros adornos decorativos, 17 o siglo 18. Iglesia de Pitumarca, provincia de Canchis. Foto por Raúl Montero Quispe.
Pintado nicho con crucifijo, 18a tarde o principios del siglo 19. Iglesia de Sangarará, provincia de Acomayo. Foto por Raúl Montero Quispe. Este nicho incorpora diseños textiles delicados a lo largo del arco y muy bien integra el crucifijo en un fondo pintado con el cuerpo de Cristo en contraste con un telón de fondo del cielo y las almas del Purgatorio a continuación.
Escena de hombres y mujeres indígenas con rosarios rezar a la Virgen, 18 o el siglo 19. Iglesia de Huarocondo, provincia de Anta. Foto por Raúl Montero Quispe.
Autora: Ananda Cohen-Suárez es Profesor Adjunto de Historia del Arte en la Universidad de Cornell, con una especialización en el arte de América Latina colonial. Es autora de Cielo, el infierno, y todo lo demás: los murales de los Andes colonial ( University of Texas Press, 2016), así como editor y principal autor de Pintura Cusqueña colonial: el Esplendor Del arte en los Andes coloniales ( Haynanka Ediciones, 2015). Ha publicado artículos sobre el arte colonial andina y las cuestiones de intercambio cultural en las revistas Revisión colonial latinoamericano, Las Américas, y Allpanchis.
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jomabarral · 3 years ago
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JUEVES DE LA SEMANA XXVII DEL TIEMPO ORDINARIO [7 de octubre de 2021] MEMORIA LITÚRGICA DE NUESTRA SEÑORA, LA VIRGEN DEL ROSARIO
JUEVES DE LA SEMANA XXVII DEL TIEMPO ORDINARIO [7 de octubre de 2021] MEMORIA LITÚRGICA DE NUESTRA SEÑORA, LA VIRGEN DEL ROSARIO
Celebramos hoy a la Virgen, bajo la advocación del Rosario. El evangelio se puede tomar del propio de la memoria, sería en ese caso el pasaje de la Anunciación, pero la litúrgia nos propone que sea mejor leer las lecturas del tiempo ordinario, para no perder el ritmo continuo de los días, en este caso sería la parábola del amigo inoportuno y las enseñanzas sobre la oración que Jesús les decía a…
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