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revistasentimental · 4 years
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DIARIO DE LA PANDEMIA: FOTO DE UN ARTÍCULO DE LA CHILANGO
Por Andrea Peltier
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Después de veintiún reacciones de fueguitos en el IG me someto feliz a contar esta historia. 
La cuarentena estaba ahí, y yo ahí adentro de ella. Por alguna razón me desperté feliz, y decidí que iba a poner a The Knife, quería cantar. No quería entrar a terrenos oscuros y deprimirme sin querer, y por un tiempo estuvo bien, pero después mi cerebro empezó a espiralear y me pidió que le bajara tantito más. Se me ocurrió que Ladytron iba a ser una buena herramienta para sacarme del espiral. Ladytron fue un éxito. Me metí a bañar y me puse a bailar con Destroy Everything You Touch. Mientras pienso que me siento mal por todas esas chiquillas nalgonas que no pudieron postear en su FB al cumplir los 21 años la frase de “They only want you when you're seventeen-when you’re twenty one-you’re no fun”. 
Estaba ahí, encuerada, ligeramente pacheca un sábado de cuarentena cualquiera, bailando en mi regadera, recordando cuando salía a bailar de adolescente. Cuando bailar fue mi religión durante tantos y tantos años. Vaya que bailé. cuando empecé a cuestionar mis formas adultas, me acordé de una foto que me tomó un artista y fotógrafo popular de aquel entonces llamado Domestic Fine Arts. La foto terminó de portada de un artículo en la revista mexicana de curiosidades dosmileras, la revista Chilango. Estoy hablando del 2007. Tenía 16 años. Los flashazos se hicieron sentir:
Yo abriendo las puertas de madera con vidrio brandeado del Sanborns de la Plaza de los Coyotes en Coyoacán. Era un sábado cualquiera a las dos o tres de la tarde. Recuerdo entrar y caminar hacia el lado derecho donde estaban amontonados todos los libros y revistas en anaqueles y la mesa del mostrador. Estar parada frente a este anaquel con luz blanca fluorescente buscando específicamente esta revista que nunca había pelado con anterioridad. Yo puro Vogue. Iba acompañada de una amiga que se llama Adriana, que durante toda mi juventud fue mi cómplice. Entre las dos hojeamos la revista hasta encontrar las fotos. Creo que ya nos habían dicho que aparecíamos en la revista. O no entiendo porque las prisas. Ahí estaba, una foto repartida en dos páginas de mi persona bailando con jeans negros entubados, con una camiseta de tirantes blanca y mi pelo negro cubriendome la cara junto con algo así como una rafaga de sudor. La foto era obvio un flashesote en la obscuridad. No recuerdo que dijimos cuando nos vimos, no recuerdo si Adriana estaba feliz. Verse publicada no se siente bien físicamente, o yo no sentí necesariamente “bonito”. Tenía muchos sentimientos torpes que oscilaban entre sentirme muy verga y pena absoluta. Los primeros sentimientos torpes son importantes porque estos son lo que te trauman de por vida. Ni Adriana ni yo compramos la revista. Pasamos al baño y nos fuimos. No recuerdo mas de esa nube de memoria. 
La noche de esa fiesta fue una cosa catártica. Para ese entonces Adriana y yo salíamos para todos lados. Acababa de volar mi primer semestre de preparatoria en el Instituto Escuela por un cuadro de depresión por andar fumando marihuana y desayunando coca cola con cigarros. En realidad fue un momento difícil, pero tampoco estaba siendo muy inteligente. El IE era un especie de escuela liberal de bajo prestigio con un montón de niños problema hijos de artistas, o criaturas del México librepensador de izquierda. Era pleno verano del 2007 y gracias a esta pausa escolar tenía un semestre libre hasta que empezara clases en otra preparatoria más fresa de corridos del Alexander y del Oxford. Antes de retomar la vida preparatoriana, como estaba deprimida pero no muerta, me metí a unos cursos de fotografía en una escuela nueva que se llamaba AAVI en la Cuauhtémoc. Al mismo tiempo tomaba clases de francés, porque a pesar de ser un fracaso en la escuela, siempre necesite de otro sistema que me avalara como un ser inteligente. Siempre he sido insoportable. 
Había muchos permisos familiares que me dejaban salir a pasear con amigos y si calculaba bien mi dinero podía hacer lo que quisiera. Un día antes de esta fiesta Adriana me presentó a este individuo llamado Monkey con el que hablaba por MySpace de música. Se gustaban. Nos conocimos un día frente a la fuente de la chichona en el Parque México. Básicamente este individuo nos presentó a Adriana y a mi a todo el chiquimundo de la roma-condesa. Nos llevó a Colima, nos llevó al American Apparel, nos presentó a Videl y sus amigos cool. Adriana era la que entendía lo que estaba pasando y yo como buena patiño solo consumía alegre todo a mi alrededor. Después de varios encuentros Monkey nos invitó a una fiesta un lunes.
¿Qué? Wow. Santo jesucristo. Para aquel entonces, y nosotras teniendo 16 años, obvio que sonaba como la más increíble y novedosa fiesta de nuestras vidas. Las fiestas se llamaban Harakiri Nights. Estás fiestas eran divinas, y las recuerdo en este momento con mucha ternura. Recuerdo perfecto los sentimientos de sorpresa, aventura, y de eufórico desconcierto que sentía al llegar y ver las luces y el DJ, y toda esta gente vestida con leggings plateados, y lentes ray ban de colores, vestidos asimétricos, sudaderas de colores fluorescentes y muchos muchos tenis de botita. Adri y yo veníamos del Alicia y de un background menos colorido, entonces todo era dulces para los ojos. La novedad como quien dice. No sabía quién era nadie, no sabía qué era nada, y no tenía idea alguna que una fuerza más grande que la gravedad me mantendría sujeta a estas personas hasta ahora. Me sorprende a veces como es que toda esta gente sigue afectando mi realidad. Aún aparecen en mi feed. 
La novedad de un grupo de personas es de los mejores sentimientos que puedes tener cuando eres joven. Siempre me ha interesado cómo se comportan los grupos de personas. Tengo recuerdos de explicarme mentalmente como estaban divididos los grupos de niños en mi primaria montessori, y en catalogar a todos en típicos arquetipos. Las evidentes conexiones entre humanos dejan ver mucho de los grupos a donde pertenecen. Inseguridades, metas, y sobre todo, motivaciones. Ver a todos e imaginar qué tipo de familia tienen, porque son amigos, porque se visten así. Esta fuerza curiosa de juicio y análisis es tan natural en mí como tomar agua. Siento que todos hacemos esto, nos guste o no. Está en nosotros querernos juntar con el grupo ganador. De aquí mucho el parecido que tenemos con lo chimpancés. Si mal no recuerdo en específico con los bonobo. Hay que aceptar que dentro de nosotros actúan fuerzas animales que son vergonzosas. ¿O solo soy yo quien piensa en esto y por eso mi torpe incorporación a la sociedad adulta funcional? O sea si fue topre mi incorporación pero dudo ser la única que es hiper consciente de la distribución de poderes en los grupos sociales. 
Recuerdo ir entrando a la fiesta y subir unas escaleras de concreto con luces de colores amarillas y moradas. Estábamos llegando a la fiesta Adriana, Monkey, otras personas que no recuerdo, y yo. Monkey nos contaba que iban a dar sake. 
Estábamos entrando a una fiesta en el centro un lunes en la tarde. Pagamos nuestro cover y subimos al primer piso. Al llegar recuerdo que justo nos iban a presentar a quien iba a ser mi pareja junto con su actual esposa. Para esa noche ya conocía a esta chica Videl que era como la Queen-Bee del momento con las ideas y trabajos más innovadores. Nunca nos llevamos bien Videl y yo por la simple razón de que era la mejor amiga de la ex esposa de Alfredo. Digamos que siempre fuí la otra que vino a arruinar todo. Me lo había ganado.
Ya ahí en la pista de baile conocí a los que se iban a volver mis mejores amigos quienes conforman a una generación que tengo entendido le dicen “Los Niños Del Parque” refiriéndose al Parque México. Casi todos teníamos contextos familiares socioculturales parecidos, y teníamos casi la misma edad. Digamos que nadie era super rico, y gozábamos de una muy básica precariedad adolescente. Casi todos eran del centro de la ciudad. La Santa Maria, la Condesa y la Roma. En esa fiesta conocí a Castor, a Yego y Ashauri, Ashauri después se volvió mi novio, pero esa es otra historia, a Nicole Reza y su hermana Sarahi, Paquito, Betito, Giordana y Shersa, Emilio, Bruno, Diego Calva y Sandro, Ana Arenas y Emilia, a toda la bola de amigos de Perseo, Veneno, Domestic, a Ella y Alfredo. 
Los niños del parque ya llevaban un rato de conocerse y juntarse entre ellos porque la mayoría iban a la UVM de la roma, o habían ido a una primaria medio chingada ahi en la condesa. Las nuevas éramos Adriana y yo. Unas niñas del sur enojadas con los ojos bien delineados. Todos teníamos algo en común. Estábamos en MySpace. Adri toda la vida había vivido en Av. Toluca, y en ese entonces, después de muchos años de haber vivido en esta casita en Av. Toluca muy chiquita, pasaron a vivir a esta casa gigante con dobles alturas, cuarto de billar y una terraza con vista al bosque de Tarango. Yo vivía en una casa con una vibra medio ochenterosa entre cabaña y concreto al mero final de Av. San Jerónimo. La casa donde pasé casi toda mi adolescencia. 
Esa noche tenía contado mi dinero, unos doscientos pesos. Los iba a utilizar para comprarme dos chupes de a cincuenta pesos y pagar el taxi de sitio para regresarme a mi casa que me costaba siempre cien pesos. Recuerdo estar en el taxi viendo el taxímetro de noche rogando que no marcara ni un peso de más. Para ese entonces ya había aprendido a hacer que los niños me compraran de tomar y la peda ya la tenía comprada de otras maneras. También creo que esa era la etiqueta normal de la época. Para mi madurar se resumía a encontrarle el shortcut a la vida. Eso lo entendí después de muchos años gracias a ir a terapia y entender que justo por andar haciendo esas mamadas me iba a ir bastante complicado en mi temprana adultez. En conclusión nunca puedes ganar en esta vida. Mi mamá me daba chance de todo siempre y cuando contestara el teléfono y creanme que hasta eso se me dificultaba. Lo que sea siempre y cuando no te metieras en problemas muy difíciles de sacar. Como dice mi mamá “Lo único que no se arregla es la muerte”. Ay, cuánto escuche esa frase de chavita. Pobre de mi madre, un beso donde sea que estés señora Diana.
Recuerdo muy poco el momento en el que tomaron la foto, pero sí recuerdo cuando Domestic me tomaba la foto. Me decía algo para provocar más euforia en mi baile como sacado de una película doblada al español, algo asi como “SÍ...Wow...Baila”. Cuando estaba mas chica lo recordaba perfecto y me sigue dando ñañaras. En ese momento de clímax, todos en la pista bailando algo así como Born Slippy, algo de Digitalism o Staying In The Way Of Control, sudados, vasitos de colores transparentes en las manos, sake, éramos felices. Entonces Videl voltea y me agarra de la mano y la alza al cielo como si hubiera ganado algo. Aprobación, un coche, la invitación a por fin pertenecer a algo. Hacíamos como que bailabamos, o eso intentaba yo aunque en mi corazón solo se sintiera con una tieses absoluta y debo de ser sincera y las puestas en escena sociales siempre me han parecido muy difíciles de actuar aunque hoy me sea diferente. Flashes, flashes, flashes, sudor, ojos cerrados, espasmos de eterna y dulce juventud. Esta escena la pudo haber actuado Lindsay Lohan en nuestra imaginación.
Después se retiró el artista, le solté la mano a esta mujer, nos calmamos todos y regresé cuasi triunfosa a mi bolita de nuevos amigos. Me sentía muy ridículamente como la chica del momento y cómo putas no, tenía 16 años. Esa noche nos regresamos Adri y yo juntas en el mismo taxi y tengo la impresión de que le había mentido a mi mamá de mi paradero. Después de esa noche todos esos niños del parque y yo nunca nos volvimos a separar, o así fue por un tiempo. Todos tomamos rumbos diferentes. Aún cuando me los encuentro me da emoción. 
En esa fiesta también estaba Alfredo. Recuerdo perfecto que vi la camiseta de Alfredo, una camiseta blanca con el logo DFA Records, y pensé que era lo mismo que la banda Death From Above. También pensé que era gay. Le dije algo como “Ay wow DFA” o alguna tetada que diera a entender que “entendía que onda” , enseguida puso cara de enojado, como que acababa de decir la estupidez más grande de mi vida, me corrigió que se trataba de la disquera por la cual la fiesta estaba sucediendo, me espante de haber quedado como una estúpida, no conteste nada y me aleje toda la noche de él.
Pasaron los años y en el 2011, o sea 4 años después, me reencontré con él en un cumpleaños en el restaurante de hamburguesas Barracuda QEPD. Nos vimos a escondidas durante meses, porque el joven estaba casado. Anduvimos como cuatro años y vivimos juntos tres. Hoy en día no tengo ni la menor idea de que sea de él. Es casi como si hubiéramos regresado al principio en donde nadie se conocía. No sentir nada a veces es el mejor postre.
Trece años pasaron de este recuerdo y sigo aquí en la Ciudad de México viendo crecer a casi todos los asistentes de esa fiesta. Y es complejo, porque hay cierta gente con la que te vas a encontrar te caiga bien o te caiga muy mal, solita la vida lo decide. Ya que haces las paces con esto, lo puedes tomar con gracia. De ahí que algunas personas se volvieron íntimas amistades, personas con las que he trabajado, ex novios, gente que me hizo la guerra, gente que no tiene idea de mi existencia que yo si tengo de la suya, otras simplemente desaparecieron y a veces resurgen en pláticas con amigos. 
Oye y ¿sabes que paso con petazeta?
No. Quien sabe… creo tuvo un morrito 
¿Pero está bien, o que? ¿La tienes en IG?
No, ni idea. 
Wey porque le gritabamos “Vales verga petazeta?
Jajajaa no mames no me acuerdo
Vales veeeeeerga pe-ta -ze-ta
(Hoy en día quien le gritó a esta chica petazeta se volvió mi dealer de confianza. Quien iba a decir).
Es imposible para no querer profundizar en los primeros detonantes. Normalmente las cosas que desatan tu futuro salen de decisiones tan pendejas como si vas a una fiesta o no, o si fuiste buena onda con Juanita Perez y después Juanita Pérez se volvió influencer. La fiesta fue el networking de los early 2000’s además que la generación adulta llevaba arrastrando la idea de reven noventero. Todo giraba alrededor de la noche. Para ese entonces hacer fiestas era la forma más divertida de hacer dinero como entrepreneur joven. Cosas tan grande como festivales de cientos de personas salieron de una fiesta en la casa mamona de las lomas de uno de los socios. La vida nocturna y la cultura de la fiesta en México será otro tema a desarrollar, y por el momento solo queda cerrar esta alegre memoria.
Qué risa sentir como la cuarentena te lleva de un buen momento como bailar en la regadera, a estar a las dos de la mañana escribiendo tus memorias de tiempos más felices. Por que en efecto, señores. Una no muere sino que se va muriendo. Buenas noches.
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javitt · 9 years
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#niñosdelparque #live #unpuntoazulpalido (at Centro Cultural Caras y Caretas)
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