#muñecos navideños paso a paso | Explore Tumblr posts and blogs

miniswetheart · 4 years ago

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En los origenes. Chara storyshift

"Calma antes de la tormenta"

Dicen que todos los sueños que tienes son una interpretación a cosas futuras.

Aquella noche., cuando Chara se levanto sudorosa y agitada, pudo ser un indicio.

O a la semana siguiente, que al quedarse dormida en el sofá despertara de una pesadilla para encontrarse con las esmeraldas de Asriel curiosas.

Quizás simplemente era su imaginación.

-¿Todo bien?.-Asriel la miro con preocupación en su rostro.-Se que no has dormido muy bien esta semana.

Chara solo pudo asentir.

-En este momento, estoy bien.-Chara alzo el rostro y le dirigió una mirada malévola.-Pero necesito energía.

El pequeño intento huir al saber a lo que se refería con esa frase, no era nada bueno.

Salto de inmediato del sofá para dirigirse con velocidad a la cocina, la contraria ni se inmuto, pues tan pronto se tele-transporto frente a el, este huyo despavorido a la entrada de la casa dispuesto a salir, en cuanto se puso sus botas para resistir el frió, se fue de la casa.

La pelimarron le dio 10 segundos de ventaja y finalmente lo alcanzo enfrente del árbol navideño de recién fundada ciudad, Asriel soltó un chillido demasiado tierno y siguió avanzando entre las calles.

A cada paso que daba, Chara le sacaba 3 como mínimo de ventaja.

Comenzó a correr al rededor de toda la ciudad buscando salvarse, justo antes de llegar a las oficinas de Frisk , su hermana le metió el pie provocando que se cayera de cara con su mejor amigo, el piso nevado.Se levanto y corrió de regreso a un lugar en el que estaría a salvo., su casa.

Comenzó a seguirlo desde la distancia observando que llegara con bien a su hogar., no había muchas casas cercanas aún y temía por su seguridad, dejo de tele-transportarse por respeto a Asriel, no quería provocarle un infarto del susto.

Al observar que el peliblanco estuviera a salvo en casa,se derrumbo sobre la nieve cercana .

Suspiro tras haber disfrutado la carrera.

Su cuerpo se relajo por completo al sentir la nieve rodeándola, invitándola a a quedarse otro rato más,decidió tomar la generosa invitación y comenzar a respirar profundo para dormir un poco.

Después de media hora y más abrigado Asriel salio de la casa a buscar a su compañera, viéndola dormir tranquila, regreso por ropa caliente para ella.

Justo cuando le estaba colocando el gorro, se volteo y lo tiro.

Antes de que pensara siquiera en levantarse y correr , Chara le cayo encima, tirando el gorro al suelo.

-No.-Chillo al saber lo que seguía.-Chara, voy a llorar, te lo juro.

La mencionada solo pudo reír para volverlo a apresar y comenzar con su tortura :Las cosquillas.

Continuo hundiendo su nariz en el cuello del contrario y oliéndolo, este sintió cosquillas y comenzó a reír. Si a Chara le preguntaran cual era el sonido que más le gustaba en ese mundo, ella respondería inmediatamente que la escandalosa risa de su hermano.

Siguió haciéndole cosquillas en todo el cuerpo hasta que la nariz del peliblanco se torno roja.

Así era como recargaba energías, si había tenido un mal día, esto le recordaba por que seguir viviendo.Lo levanto de la nieve mientras respiraban agitados de tanto reír, el de cosquillas y ella, de sincera felicidad.

Levanto el gorro anteriormente caído y lo sacudió para ponérselo.

Esta si era una buena vida después de todo.

Ahora estaban fuera del subsuelo.

-Hey.-Una bola de nieve impacto en su mejilla derecha con poca fuerza.-No seas floja., tenemos que ir a la cena navideña de Toriel.

Una imperceptible sonrisa se formo en sus labios y lo siguió.

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La fiesta fue todo un éxito sin duda alguna, ella no se quiso embriagar por que alguien debía llevar a su hermanito a la casa,ella lo haría, no más.

Pero sin duda otro presagio la ataco al despedirse de Frisk.Ella dijo "Lo siento, estoy cansada".Al principio no supo como interpretar las palabras y no les tomo importancia.

Pero si lo lamento.

Dos semanas mas tarde, a un mes exacto para la boda, sintió un mareo.

-Hey Chara.-Escucho ser llamada por Asriel desde su posición vistiendo al muñeco de nieve -¿Estás bien?

Al no obtener repuesta, la cabra palideció. El malestar paso para la joven, pero había algo que le dolía.

-Me duele la cabeza.-Contesto- Iré a dormir.

No dijo nada más. Luego, durante la comida sucedió lo mismo. Pero de nuevo dijo que era dolor de cabeza.

Una mañana en la mañana decidió jugar con Asriel.

-Guardia arriba señorita.-Asriel le grito mientras le lanzaba una bola de nieve a la mejilla, ella respondió lanzando una bola más dura y pesada., el le aventó otra para dar comienzo a una guerra de bolas de nieve.Al terminar hicieron angelitos de nieve.

Pero entonces.

-No quiero que está vida termine nuca Chara.-Asriel sonrió a la otra chica feliz, está asintió.-Vamos a dentro.

-Claro.-Chara sonrió.-Pero antes ...

Aventó una bola de nieve que se quedo inmóvil.

-Mierda.- Los ojos se le llenaron de lagrimas. Solo podía significar una cosa.-Reset.

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#Chara #Asriel #Frisk #undertale #storishift #Au #Fanfiction

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ma6e · 5 years ago

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🍪 [tal vez, nuestras niñas 🥺 porque yulri no sabe cocinar nada(?)]

*♡ ˙ ˖ ✧･ﾟ — holiday ask meme ! — ･ﾟ✧ ˖ ˙ ♡ *

send 🍪 for our muses to bake cookies for santa together /‌ A DRABBLE.

El ambiente navideño se respira en el hogar de Hayoung, donde se encuentran las jóvenes entre botas de Santa que cuelgan de las paredes, sonrientes y esponjosos hombres de nieve, renos de caricaturezcas fisonomías, árboles navideños de todos tipos y tamaños, luces, y, por supuesto, la cantidad suficiente de materiales para preparar galletas que podría potencialmente alimentar bien a veinte personas. El calor del horno ya comenzaba a calentarle las mejillas, pero la muchacha aún no estaba segura de lo que estaban haciendo, o si lo que ya tenían hecho estaba bien.

“Espera ¿Cuánto de azúcar rubia era?” cuestiona con una risita, prendiendo por enésima vez la pantalla de su celular, donde se podía leer la receta que pretendían seguir. “Toma, léemela tú y yo veo si estamos bien. Creo que debimos planear esto mejor,” vuelve a reír.

Tras la lectura, se podía inferir algo que estaba ya muy claro: no estaba saliendo a la perfección. A pesar de siempre hacer ellas dos el team ideal, balanceado, en cuestiones de la escuela, no se les daba bien eso de meterse a la cocina juntas, pero Hayoung aún así vestía una sonrisa mientras anunciaba cómo se habían pasado por 50 gramos en el peso del azúcar, suspirando dramáticamente en alivio al haberse dado cuenta a tiempo.

“¡A este paso nunca llegaremos a adornarlas!”

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Tras lo que se sintió como horas, o tal vez sólo un dolorosamente lento paso del tiempo, llega el minuto de mezclar los colores; verde, rojo y blanco son los colores principales, aunque también han aprovechado para preparar varios en menor cantidad para usar en los detalles. A simple vista, parece la tarea más divertida, y la más esperada también. ¿Cuántas veces no se tuvieron que quedar adornando pancartas, y qué tan diferente podría ser de aquella tarea? En la compañía correcta, el acto repetitivo de adornar sus galletas, que olían delicioso a pesar de lucir un color marrón más oscuro del que pretendían, podía resultar en un momento hasta memorable— como si el sólo hecho de preparar galletas por primera vez juntas no fuera suficiente para grabarse en su cabecita por la eternidad.

“Tal vez no se notó hoy,” comenta, delicadamente cubriendo un muñeco de nieve de blanco, “pero en general se me da decente esto de la pastelería.”

Como si ella misma no se lo creyese, ríe, cubriéndose la boca. Con el olor de los dulces en el ambiente, el calor del horno, y las hermosas luces navideñas adornando de colores el hogar de Hayoung, le es fácil entregarse a un ambiente doméstico de confianza y cercanía.

“¡Nunca había hecho galletas!” se defiende, entre carcajadas. “Sólo pasteles. Estoy segura que alguna vez te di de mis muffins…”

#hayoung and yulri.#ＤＹＮ ╱ bae hayoung.#me tomé pequeñas libertades jeje y no pude jugármela con hacerle algún diálogo a yulri u_u #pero aquí está jeje #ahora imagine a las niñas disfrutando de sus galletas tostadas para santa uwu #microcosmcs

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ii-ph · 5 years ago

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Teobaldo y la cápsula del tiempo

Pintura: James Coates

Me llamo Teobaldo Ruiz-Cardoso, tengo 87 años y contando. Mi grupo de misa me ha entusiasmado con un nuevo proyecto: ¡una cápsula del tiempo!

La primera comunión de los jóvenes de Los Sagrados Corazones de Belén es la próxima semana. Como proyecto, han organizado una actividad para todos los miembros activos de la iglesia (voy a misa todos los domingos, sin falta). Dentro de unos días, estarán cavando un hueco en la entrada de la iglesia, donde enterrarán un cilindro metálico lleno de cachivaches. Cada miembro tiene que tomarse un poco de tiempo en construir, comprar o regalar su propio cachivache. En 50 años, el cilindro se desenterrará y se destaparán todas estas cosas. Así que decidí que la cosa que me correspondía poner a mí era un poco de mi historia.

No es que mi historia importe mucho. No soy famoso, no he inventando algo importante ni tampoco seré muy recordado después de morirme, pero siento que lo que tengo escrito aquí conmoverá a alguien como me conmovió a mí.

Para quien sea que este leyendo: no lo voy a aburrir con los detalles redundantes, porque ni yo me los acuerdo muy bien. Tal vez un dato relevante es mi fecha de nacimiento. Nací un 7 de febrero del 1936, a las 8 y 13 de la mañana. Aparecí en este mundo después que Gilberto (el chistoso) y Rodrigo (el intelectual), mis dos hermanos mayores. Me enseñaron a jugar fútbol, trepar árboles, montar bicicleta y conquistar a las señoritas de la cuadra. Tengo un lindo recuerdo de los tres uniformados de colegio con mocasines de charol, recostados en uno de los pilares del San Agustín. Nos reíamos de las travesuras que hacíamos y de las canas verdes que le sacábamos a mamá. Qué buenas épocas…

¡Me disculpo! Me descarrilé un poco. La historia que realmente quiero contar comienza cuando tenía siete años.

Mi profesora de colegio, Mónica Rivero, encendió en mí una pequeña luz que hasta ahora no se apaga. Me preguntó en una de sus clases:

— Who do you want to be when you grow up, little Teo? — su voz era melódica y tranquilizante.

— Ai wanna bi a milioner! — (lo escribiré así para que se imagine mi pronunciación).

— No, Teo, no. Who do you want to be? What do you love to do? — me quedé mirándole la cara. Me confundió mucho su pregunta. Un pequeño niño de siete años había tenido su primera duda profunda: ¿quién quería ser yo? ¿que quería hacer con mi vida?

Pasó el tiempo sin que me diese cuenta. No volví a pensar en esa pregunta hasta mucho después, pero la duda había germinado en mi subconsciente. Se manifestaba en formas que no me daba cuenta. Brotaba en forma de un hábito que comencé a formar. Dibujaba bocetos, soñaba múltiples sueños, interrogaba al carpintero de la casa, observaba detenidamente la arquitectura del vecindario… terminé por concluir que de grande quería solo una cosa: tener la casa de mis sueños.

Comencé a construir mi casa a los diez años. Ahora ya sabía muy bien la vida que quería llevar de grande, así que planifiqué todo cronometradamente. A veces, en las mañanas, me ponía a dibujar lo que sería la sala, el comedor, los cuartos principales y el jardín. Imaginaba, también, cuántos hijos tendría, cuáles serían los hábitos de mi esposa y qué tipo de mascotas adoptaríamos. Mis hermanos se burlaban un poco, ya que en vez de agarrar un fuerte interés por el fútbol o los carros, o cualquiera de esas cosas que sí les interesaban a ellos, me la pasaba jugando al arquitecto.

Siempre me imaginaba escenarios diferentes: a veces una casa en el campo, dominada por el olor a eucalipto; a veces un penthouse en el corazón de la ciudad, con una vista increíble de las luces en los edificios; a veces una típica casa en los suburbios, con un patio suficientemente grande como para hacer carpintería. Todo eso recorrió mi mente, de a pocos, de a muchos, a través de los años. Así me pasé toda mi infancia, pero hubo un periodo de larga pausa en la adolescencia, donde intercambié mis metas por distracciones.

Retomé el proyecto cuando adquirí la madurez suficiente como para no avergonzarme de mis sueños. Continué buscando propiedades en la ciudad, continué ahorrando, continué imaginando.

Aquí viene lo exquisito de la historia. Lea bien este nombre, porque este sí le ruego que no pase al olvido: Marta Fernández de Córdoba. Mi Martita. Mi Mar.

Conocí a Mar a los treinta y tres. Nos casamos cuatro años después (fue el segundo mejor día de mi vida, ya cuento el primero después). Ella era mejor que todas las esposas que había dibujado en mi mente, principalmente porque era real. Era silenciosa, y hablaba solo cuando tenía algo sumamente importante que decir. Me enamoré de su discreción y de su elegancia. ¡Ninguna palabra le sobraba! Nunca hablaba de más (era lo opuesto a mí, yo sí hablaba de más, sigo hablando de más). Se convirtió en mi caja fuerte, mi agente secreta, mi consejera. Compartimos muchas cosas. Las seguimos compartiendo.

Nunca fuimos de luna de miel. El trabajo me acogotaba las tardes y nuestro único deseo era tener el espacio para formar una familia. Así que, al pasar un par de años más, ahorramos lo suficiente para comprar un lote. Le hablé de mi proyecto de vida (la casa de mis sueños) y negociamos varias veces cómo queríamos que sea para que nos acomodara a los dos. Ahí aprendí una lección importante: compartir la vida con alguien requería mucha, pero, ¡mucha paciencia! (usted, lector, no sé si estará casado o no, pero le deseo muchísima suerte…será el reto y el regalo más importante de su vida).

Mar había escogido una zona que me daba mucha tranquilidad: el malecón de la Costa Verde, justo antes del Puente de los Suspiros. El lote que compramos era un terreno vacío. El día que firmamos el contrato, hicimos un pequeño picnic en el suelo, entusiasmados por lo que sería en un futuro nuestro hogar. Le hice la broma que me despertaría, todos los días, viendo al mar y a la Mar. ¡Me miró con una cara! No puedo describírselo, pero suelto una carcajada cada vez que lo recuerdo. Nunca pude contar buenos chistes.

Mi futuro hogar estaba ahí nomás. A un par de cuadras del sonido de un piano, de los garabatos anónimos en la pared debajo del puente. Cada semana, surgían declaraciones de amor, anécdotas que rimaban e improvisaciones artísticas. Siempre me encontraba con Gerónimo, el vendedor de barquillos de la cuadra, o con Jesús, un cincuentón barrigón que andaba descalzo y sentado en la banca debajo del puente. Habían muchos techos a medio construir, una iglesia sin uno; con gallinazos que siempre andaban de junta familiar. Existía una casa casa desgastada y un balcón de nadie. Ahí nomás, ahí, cerca del Puente de los Suspiros, quedaba mi futuro hogar. Paseaba con Mar por ahí todos los domingos. Cada vez que caminaba por las veredas o mi carro cruzaba ese túnel barranquino, me sentía realizado. Solo faltaba construir la casa.

Who do you want to be? What do you love to do? Las palabras de mi profesora comenzaron a retumbar cuando comenzó la construcción. ¡Por fin! ¡Por fin mi sueño ya no era solo un sueño! Esas épocas fueron las más felices de mi vida.

El primer día más feliz de mi vida (le recuerdo, el segundo fue mi matrimonio) fue el 2 de agosto del 1976. Nació Alberto. Mi Albertito. Mi Tito.

Nació en la Monterrico, a las 8:10 de la mañana. Solo 3 minutos de diferencia con mi nacimiento (casi comencé a creer en el oráculo ese día). Todo iba bien. La casa estaba por terminarse, solo faltaba la chimenea. Me habían ascendido en el trabajo. Mar realizó su sueño de ser madre (por lo que lloraba desconsoladamente de la felicidad), y ahora una pequeña criatura de 3 kilos 700 habitaría nuestro hogar.

La casa estuvo lista para la primera Navidad de Tito. Mar y yo estábamos agotados, pero decidimos dedicar un fin de semana para decorar la sala de ornamentos navideños. Pusimos el árbol, los muñecos de duendes y de renos y envolvimos los regalos. Marta se encargó del nacimiento. Trajo unas figuras de cerámica que había hecho de más joven en la academia de arte.

En la noche del 24, todo estaba listo. La chimenea se había prendido por primera vez. Mis dos hermanos vinieron. Gilberto presentó a su comprometida y Rodrigo anunció que se iría a vivir a Suiza, porque lo había contratado una empresa de farmacéuticos muy importante.

¡Me disculpo de nuevo! Me volví a descarrilar. Ya estoy viejo.

Pasaron 18 años. Por el cumpleaños de Tito, Mar y yo planeamos irnos todos de viaje a España. Manejamos por todo el país. Nuestra ciudad favorita fue Bilbao. Nos quedamos una semana ahí, conversando en las terrazas de los restaurantes, cruzando los antiguos puentes, observando la construcción del museo Guggenheim. Tito miraba maravillado y mudo. Yo notaba en él, desde temprana edad, una pasión por la arquitectura, como a mí de pequeño me había entrado el frenesí de la construcción de mi casa. Así que dos años después, se inscribió en la carrera de arquitectura en la Politécnica de Madrid.

El día que Tito se mudó a España fue triste, lo recuerdo. Era finales de agosto y el clima en Barranco no estaba de lo mejor. Nos reímos un rato de cómo Lima se despedía de él, con el cielo gris de panza de burro y de sonidos nada más que bocinas. Al volver de dejarlo en el aeropuerto, Mar y yo volvimos a la casa.

Nos quedamos sentados bajo la chimenea, recordando todas las anécdotas de Tito. Hablamos del garabato que habíamos dejado ahí en la pared junto al Tola. Visitamos su cuarto, lleno de trofeos de tenis. Recorrimos la terraza, y nos agarramos las manos al darnos cuenta que nuestro jardín se veía precioso. La bugambilia había resurgido, el árbol de eucalipto alojaba un nido de palomas, y la enredadera estaba ocupando ya casi toda la pared. Volteamos hacia la sala y recorrimos con la mirada las memorias. Las fotografías enmarcadas, de esa vez que Tito acarició un delfín, de esa vez que fuimos a almorzar a Larcomar con mis hermanos…

Las pinturas me recordaban a cada momento con Mar, porque cada uno simbolizaba un paso importante en nuestra vida juntos. Nuestro matrimonio, la noticia del embarazo, el nacimiento de Tito, su primer cumpleaños…y así sucesivamente. En 18 años, la casa se había transformado. Ya no solo consistía en el esqueleto del concreto, ahora parecía un cuerpo, parte de nosotros, con memorias y enfermedades que se habían curado (como esa inundación que hubo esa vez) y partes que habían crecido y madurado hasta graduarse con un jardín precioso, ese que siempre había querido yo.

Continué trabajando y Mar adoptó el hobby de la jardinería. Ahora ella se encargaba que la bugambilia siguiese viviendo. Creo que el árbol de eucalipto también se convirtió en árbol genealógico, porque se criaron tres generaciones de palomitas ahí. Y así pasamos siete años más, con cartas y llamadas de Tito a la distancia, siguiendo con nuestras vidas. Yo continúe despertándome mirando al mar y a la Mar (discúlpeme, lector, no puedo evitar mis chistes).

Año 2003: Tito terminó sus estudios. Ya era un arquitecto, en todo el rigor de la palabra, y había perseguido un máster. Se me hinchaba el pecho del orgullo. Volvió de España, por fin. Se quedó un mes en casa para hacernos compañía y volver a los viejos tiempos. Anunció que estaba enamoradísimo y que planeaba pedirle a Lucía, una linda española, que fuese su esposa. Nosotros no la conocíamos en persona todavía, pero de lo que hablábamos por teléfono y de lo que Tito nos contaba de ella, era la indicada. Así que, al culminar el mes, se despidió de nosotros una vez más. Nos dio un lindo regalo de despedida: un perro de agua español. Decidimos que lo llamaríamos Bilbao, en homenaje a ese viaje tan especial de hace unos años. Fui feliz durante ese tiempo.

Me da mucha pena escribir esto. Pero creo que es hora y es muy importante en la historia. Repito la frase: muy importante en la historia. Disculpe por el manchón borroso, se corrió la tinta.

En una tarde de julio que Tito volvía a España, yo estuve muy ocupado trabajando. Mar se ofreció acompañarlo al aeropuerto. Le pedí que me llamara cuando volviese a la casa para salir a comer juntos. Pasaron las horas y las horas, y no recibí noticia de ella. Regresé tarde a la casa. Estaba vacía. Me preocupé mucho. Bilbao estaba hambriento y chillaba por sentirse cachorrito abandonado. Intenté llamarla, pero no contestaba el celular. Me fui a buscarla al aeropuerto. No estaba ahí. Llamé a sus amigas, no estaba con ellas…

Mientras que andaba en un semáforo en rojo, me sonó el teléfono. La voz de un señor, muy serena, me informó que había ocurrido un accidente y que recién lograban identificar los cadáveres. ¿Cadáveres? ¿De qué hablaba? ¿Qué tipo de broma era esa?

Salí del carro y lo dejé ahí tirado, en mitad de la pista. Me fui caminando al hospital, arrastrando mis pies, con el corazón caído. Cuando logré verlos, los agarré a los dos de la mano y me arrodillé a pedirles disculpas. Que no me ofrecí a llevarlos yo. Que el taxista tenía brevete falso. Que no me despedí de ellos como se debía. Que me descuidé. Que perdí mi vida, perdí mi vida, perdí mi vida.

No hablaré del funeral. Es muy triste para mí. Solo diré que me quebré a mitad del discurso y no pude continuar. Volví a casa, a esa casa que hace unos días desbordaba de vida. Ahora me parecía un hueco lleno de vacíos. Abracé a Bilbao y los dos lloramos juntos hasta que amaneció.

Querido lector, durante los años que siguieron, perdí el sentido de mi vida. Me olvidé de la pregunta de mi profesora, me olvidé de mis pasiones y de mis sueños y me olvidé de mí mismo también. Comencé a tomar whisky hasta de desayuno. Las plantas comenzaron a ponerse marrones. Llegó el día en el que el árbol de eucalipto también murió. Lo talé a gritos descuarticé el tronco. Arrojé sus partes a una esquina remota de la casa.

Pasaron seis años más. Estoy seguro que por pena no me botaron del trabajo, y mis hermanos intentaron en vano de curar mi tristeza. La casa de mis sueños había muerto. Fui vendiendo las pinturas por dolor, fui rompiendo las fotografías por rabia. Consideré abandonar Barranco, así que puse un anuncio de venta de propiedad. Continué hundiéndome. Me peleé con Dios.

Querido lector, insinúo que quiere leer el momento en que recuperé el sentido de mi vida. Aquí va.

Fue un miércoles, me acuerdo. Ya descuidado y alcohólico, olvidé cerrar la puerta principal cuando me fui al mercado. Regresé y me di cuenta que Bilbao había escapado.

Me pasé días enteros buscándolo por las calles, poniendo anuncios en los postes, las aceras y las paredes. Estaba tan preocupado por él que paré de preocuparme por el whisky. Me iba a dormir solo y su comida de perro abandonada en la cocina me causaba una ansiedad que me hacía temblar. Paré de ir a trabajar. No podía conciliar el sueño. Caminaba y caminaba y preguntaba por todos lados, pero nadie lo había visto. Comencé a perder las esperanzas.

Pero volvió a mí después de un par de semanas. Estaba flaquito y sucio y temblaba mucho. Me lo trajo uno de los vecinos. Lo vio caminando confundido por el Puente de Los Suspiros. Algo le pasó, estoy seguro, porque no volvió a ladrar en su vida.

Le agradecí profundamente al vecino y me lo llevé a casa. Le di de comer. Lo bañé con cuidado. Prendí la chimenea. Utilicé los troncos olvidados del árbol de eucalipto como leña. Bilbao descansaba a mi costado. Fingí una conversación con Mar y Tito, entre llantos, e hice mis paces con la situación.

Establecí que seguían ahí conmigo y que tenía que honrar su recuerdo, y que tenía que continuar por ellos. Sabía que se enorgullecerían de eso. Tenía que, de algún modo, satisfacer sus sueños también. Nunca sería un arquitecto como Tito, pero debía mantener la casa. Nunca sería madre como Mar, pero debía ser un buen dueño para Bilbao.

La vida dentro, los cuadros y los recuerdos nunca volvieron a como estaban, pero al pasar el tiempo comencé a crear nuevos. Me inscribí en un curso de arte y comencé a pintar lo que recordaba de mi vida anterior, y lo colgaba en las paredes que habían quedado vacías. También comencé a dibujar cosas nuevas, caminar por sitios nuevos y conocer gente nueva. Hice muchos amigos. Comencé a tener reuniones y comidas en casa. Planté nuevamente el jardín. Me amisté, con el paso de los años, con Dios. Comencé a ir a la iglesia de los Sagrados Corazones de Belén. Nunca más paré de ir.

Una vez, repentinamente, recibí una visita de Lucía, la linda chica que se había comprometido con Tito. Ahora viene cada seis meses y nos curamos juntos reviviendo su recuerdo.

Y así se pasaron diez años más, hasta el día de hoy, que decidí escribir este testamento. Tanto me he esforzado en recordar y reconstruir que quiero que esta memoria se salga de mí y se vuelva algo inmortal, por si acaso yo ya no esté para contarla. Se quedará segura y sellada hasta de dentro de cincuenta años.

Nunca me volví a casar, pero recuperé el amor, querido lector. Aprendí a apreciar la vida. Aprendí a agradecer. Aprendí mucho de mi esposa y de mi hijo, hasta mucho después que se fueran de este mundo. Siempre quise y siempre los querré, porque me dieron la mejor de las tristezas: la nostalgia.

Por fin, después de tantos años, respondí la pregunta de mi profesora Mónica. Me di cuenta que era hora de aumentarle un par de elementos a su cuestionamiento para realmente llegar a una respuesta significativa. El who do you want to be? venía acompañado de un who do you want to be with? y el what do you love to do? acompañado de un how do you love?

Si les pudiese mandar una carta postal al cielo, les mandaría una foto de mí con los dos perros (los hijitos de Bilbao, que ya se unió a Marta y Tito hace un par de años) y la casa detrás. En la contracara, escribiría:

Alberto. Albertito. Mi Tito. Marta. Martita. Mi Mar. Bilbao. Vivo por ustedes todos los días. Cuido la bugambilia, lo juro. He plantado un nuevo árbol de eucalipto. Sí, los dos cachorros son bien juguetones. Sí, la vecina sigue gruñona. No, la cuadra no está igual. Se ha modernizado (¡yo también! ahora, a veces, uso jeans con mi camisa a cuadros).

Rezo todos los días por ellos. Sé que me están escuchando. Sé que están cuidándome. Sé que me esperan para volvernos a ver.

¡Un gusto contarle mi historia, querido lector! Pásese por Barranco a ver si sigue estando mi casita. Habrán pasado cincuenta años ya. Año 2073. ¿Qué será de ella? Espero que algún robot esté cuidando la bugambilia, porque lo que más me gusta de mi casa es lo que creció en ella.

Teobaldo

#cuentos

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easymagiccraft · 3 years ago

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Hola a todos!! Hoy les traemos un TUTORIAL de cómo hacer paso a paso MUÑECOS de NIEVE 🎄súper FÁCILES y decorativos NAVIDEÑOS😊 Convierte unos pocos elementos en esta bonita manualidad de navidad, ideal para regalar!! SUSCRÍBETE, ME GUSTA, y COMENTA si te gustan los videos!! MUCHAS GRACIAS POR TU APOYO🤗

#manualidades para navidad

#fáciles

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porquetulodigas · 7 years ago

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Un hombre

Llegamos juntos a uno de esos talleres de grasa y monos azules donde los carteles de los noventa disimulan los desconchones de la pared mientras aseguran la permanencia en la heterosexualidad. Julia va tranquila y decidida, tiene las cosas claras; yo la acompaño, haciendo tiempo hasta mi próximo tren. Las mujeres expuestas, media docena, sonríen con lencería roja con borlas blancas. A tres de ellas, el gorro navideño les cae sobre sus espaldas, flácido, y la sierra mecánica que aguanta tópemente está en plena erección: espada recta, gasolina entre las venas. En otra, la máquina de cortar el césped es el amante, tira de ella, la guía en el buen trabajo, le abre el camino. Debe ser del catálogo de verano, los niños jugando en una piscina y las meriendas a punto lo atestiguan. La cantidad de ropa de las modelos no suele ser un buen indicador meteorológico. Júlia, con un suspiro diplomático, da los buenos días a los mecánicos y a los que llenan la escena, que ni hacen cola ni esperan porque pasan unos de sus momentos matutinos de jubilación. Uno de los currantes levanta la mirada, coge su paño de jirones y camina hacia nosotros con aires de ser el responsable del sitio. Apretón de manos a ambos, diagnóstico de cuerpo de ella, palmada en mi espalda. Yo no tengo ni idea de lo que venimos a hablar, sólo sé que una de nuestras motosierras de casa va mal, será que le falta el típico manguito.. porque soplar para que se arregle no debe funcionar en una máquina de estas características. Ella explica con todo lujo de detalles noséqué de la palanca de bloqueo y del retorno de la cadena, pero el Otro la convierte en una especie de ventrílocua, donde yo hago de muñeco protagonista, porque parece que el que se explica soy yo. Ángel, según nos informa su placa patrocinada por Stihl, asiente y capta el mensaje, dirigiéndome su mirada, su aprobación.

El cuchicheo del fondo, los radares sexuales y el rugido de los motores completan la atmósfera, incómoda para dos de los presentes. Júlia habla a su interlocutor que a su vez mira y contesta a un figurante como yo. La educación patriarcal - un acto reflejo, dicen que instintivo, como el sudar- barre la educación "universal", este protocolo tácito por el cual escuchamos con los ojos a quien nos habla. Pero no me compete entrar en la socialización de Ángel ni en la supuesta molestia de Júlia - ¿se acostumbrarán a esto o les enervará cada vez que les pasa?-, cuando yo, supuesto hom-bre-sen-si-bi-li-za-do-con-la-lu-cha-de-las-mu-je-res, no soy capaz de sortear, evidenciar, boicotear o romper la situación de deshumanización que estoy observando. Al minuto, mi bochorno se apacigua, mantengo la mirada y me hago el entendido cerrando así el trato, de algo de lo que no tengo la más mínima idea. Una fuerza mayor me ha invitado a entrar al redil masculino, y yo, ciego, paso hasta el fondo... colaborando en la descorporización de Júlia. Por fin estamos sólo los hombres en un lugar de hombres hablando de cosas de hombres y comportándonos como hombres. Ella ha desaparecido y en la mente de más de uno habrá entrado a formar parte de las chicas del calendario.

Esta inercia machista, desidia cultural-indiferencia violenta, es la misma que opera cuando me siento a gusto entre mis compañeros del departamento logístico, otro trabajo de los nuestros . Es tan omnipresente y abrumadora, tan sutil y orgánica (no hace falta decir que para nosotros), que me hace sonreír delante de las bromas típicas de una reunión de tíos. Una educación furibunda - y nada moribunda- que me viste de cómplice mientras presumen de sus múltiples trofeos femeninos. Como mínimo sacudo mi cabeza con una tímida señal de reprobación... que nadie comprende.

Llevo años colaborando en la distribución de las tareas en las multitudinarias cenas familiares, esas en las que son las mujeres las que cocinan, ponen la mesa, dan de comer a los niños, se levantan a por lo que falte, recogen y consiguen al final juntarse en una esquina de la mesa hablando de sus cosas. Y tenemos la asquerosa desvergüenza de llamarlo "distribución" porque ellos han ido a comprar la carne y el alcohol, han encendido el fuego y conducirán después a casa. Además, "ellas lo hacen porque quieren, son muy atentas, lo hacen muy bien"... y "tú quédate aquí sentado, no me seas marica".

Conchabamiento, compañerismo, corporativismo: las tres "ces" malditas que nos hacen mirar desde arriba cuando ni siquiera tenemos ojos.

Los vestidores del equipo de waterpolo, la manera que tengo de amonestar a los adolescentes en los talleres (¡con perspectiva de género!) cuando boicotean el desarrollo de la intervención o cómo me engorda el ego cuando los animales domésticos me identifican como el macho alfa, son ocasiones diarias que iluminan mi saber estar como Hombre, mi armonía ante lo que se espera de mi. Quando entramos en un bar, cuando ligamos, nuestra manera de bailar, y cómo nos enfadamos.

Ayer eran almanaques de monederos en los que descubríamos pezones con nuestras puntas de los dedos, hoy son grupos de wasap que celebran la navidad con mujeres objeto en simpáticos gifs. Y ni le tiramos el almanaque del año 89 a la cara al gasolinero, ni le decimos al primo capullo que se meta este mensaje por donde le quepa.

Quizás es un miedo atávico a salir de la Norma, quizás es cobardía al castigo social; en la mayoría de casos es falta de sensibilidad y exceso de acomodo. Ignorancia premeditada. Lo incontestable es que la Hermandad masculina se vive y se siente, educa, silencia y disciplina. Lo irrefutable es que la misoginia de estar por casa -expresión más precisa que la ya famosa de "micromachismos" - apoya y otorga seguridad, abraza al vencedor y celebra su poder. Dejémonos de mentir en querer recubrirlo con el discurso de las "contradicciones" en este mundo del capitalismo posmoderno heteronormativo.

Y cuento con nosotros, estos hombres que se autodenominan "aliados", próximos al feminismo o sensibles a la desigualdad: los cinco magníficos deconstruidos ... podemos tener aún más peligro. Hemos aprendido a mostrar nuestros sentimientos, pero los lanzamos sin escrúpulos, hemos aprendido a comportarnos con dulzura, pero esperamos permanentemente el reconocimiento, hemos aprendido a chapurrear un lenguaje que no era nuestro y no dudamos en ponerlo encima de la mesa a la mínima oportunidad. Roles dentro de roles. Sabiduría premeditada. Todo ello, mientras el vendaval impalpable de la educación patriarcal sigue soplando seleccionados nuestros rostros, haciéndonos bajar la mirada.

El título de esta columna se lo he tomado prestado a Oriana Fallaci, Un hombre, la vida del líder de la resistencia griega, Alekos Panagulis. La única novela que me he leído tres veces: por su rigurosidad y gancho, por mostrarme un referente a seguir, el del hombre revolucionario con tenacidad y demasiada voluntad, que rara vez duda e impone sin contemplaciones las soluciones a todo. Un aplaudido insoportable. Escrito por ella: escritora, periodista y acérrima antifascista; la primera mujer italiana corresponsal de guerra; compañera sentimental del citado. Y no se le ocurre intentar hacerle sombra a pesar de su reconocida dignidad.

Estas son algunas de mis cartas marcadas, mezclándolas para dejar de hacer trampas; que cada uno muestre la suyas y a ver si dejamos de ser los que reparten.

Via La Directa

#masculinidad machista

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fotovendo · 5 years ago

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Descargar Telegram

Esta aplicación estrena muchas novedades para este año con el objetivo de dejar atrás a sus competidores. Nos ofrece funciones en los chats que van a ser muy útiles para compartir entre los usuarios.

Telegram se convirtió en poco tiempo en una app utilizada como una alternativa a WhatsApp y Messenger, ya que es mucho más completa y segura.

Contents

1. Características

2. Cómo crear un canal de Telegram

3. Cómo Descargar Telegram Messenger

3.1. Android

3.2. iPhone

3.3. PC Windows

3.4. Blackberry

Características

En este articulo vamos a hacer un repaso sobre las novedades para este 2020.

Se podrán enviar mensajes solo cuando el receptor este en línea, de este modo el mensaje saldrá de la bandeja de salida. Hay que tener en cuenta que esto solo funcionara si tenemos activado la posibilidad de que vean si estamos en línea o no.

El editor de temas se ofrece muy completo, y se podrán seleccionar temas de fondo con distintos colores y patrones, además podremos elegir donde aparecen, si en la pantalla principal o en los chats.

Se podrán elegir también los lugares de la ubicación que compartimos de una manera sencilla, y directa.

El modo nocturno, se podrá activar de manera sencilla.

Cuando se envía un video se podrá elegir la calidad del mismo.

En las fotos de perfil se podrá ingresar deslizando hacia abajo desde la pantalla del perfil.

Los textos de cualquiera de los mensajes se podrán seleccionar para copiarlo o compartirlo con otros usuarios.

El modo navideño se podrá activar en esa época donde se ofrecen determinados Emoji, como el árbol de navidad o un muñeco de nieve, entre otros.

Es posible verificar si la versión de Telegram que estamos utilizando fue compilada a partir del código abierto creado por los desarrolladores de Telegram, algo que resulta ser muy útil si sospechamos que la versión no es oficial.

Todas estas actualizaciones ya habrán llegado a tu teléfono si tienes activadas las actualizaciones automáticas.

Es por todo esto que mencionamos anteriormente que Telegram demuestra tener ventaja sobre las novedades que pueden aparecer en el futuro de otras apps de mensajería.

Si eres de los usuarios que están interesados en utilizar nuevas apps, no te podés quedar afuera de esta.

Cómo crear un canal de Telegram

Crear tu propio canal de Telegram e invitar a tus contactos ya es posible. Este nuevo sistema te permitirá difundir mensajes públicos a una gran cantidad de usuarios.

Los canales de Telegram se caracterizan por ser parecidos a los grupos que creas como usuario, pero tienen un detalle, solo los administradores tienen el permiso para escribir, mientras que el resto de los usuarios solo podrá leer.

Los canales sirven para publicar el contenido que desees, desde mensajes hasta fotos, enlaces y también archivos.

Los mensajes que se publiquen en los canales aparecerán firmados con el nombre del canal y no con el del administrador.

Hoy te vamos a enseñar como realizar el proceso, que son dos, en el sistema operativo de Android.

Entrar a Telegram y hacer clic para escribir un nuevo mensaje.

En la sección de “nuevo mensaje” aparecen las opciones de grupos o chats secretos y la lista de contactos para poder comenzar una conversación con alguno de ellos. Pulsar “nuevo canal”.

En Android y en la app de escritorio existe otro método para crear los canales:

Abrir el menú lateral izquierdo de la aplicación. Pulsar el botón “nuevo canal” o “crear canal” (que te aparecerá si es la primera vez).

Colocar nombre, una imagen identificadora y una breve descripción para que el resto pueda reconocerlo.

Uno de los últimos pasos para realizar es tomar la decisión si hacer el canal público (cualquier persona podrá encontrarlo) o privado (las personas que deseen encontrarlo necesitarán un enlace de invitación).

También tienes la posibilidad de seleccionar el enlace permanente que quieras que tenga tu canal, como por ejemplo puedes colocar un nombre que esté relacionado con el del canal.

Una vez realizado este proceso, ya podrás comenzar a invitar a los contactos que desees. ¿Como hacerlo?, deberás ir hasta la agenda y en el buscador colocar el nombre del contacto y dar clic sobre los mismos para añadirlos a la lista.

Ahora puedes empezar a utilizar tu propio canal en Telegram.

Cómo Descargar Telegram Messenger

A continucación te mostramos los principales enlaces para las plataformas favoritos de los usuarios; que son Android, IOS y para PC windows.

Android

Para descargar la apk solo tienes que seguir este enlace aqui.

iPhone

Para instalarte la app para ios, iphone y ipad, sigue este enlace.

PC Windows

Si quieres chatear desde tu ordenador, baja el programa instalable para sistemas windows aqui.

Blackberry

Aunque este sistema ya no funciona, los dispositivos nuevos de BB usan el OS Android.

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iosandroidwindowsapps · 5 years ago

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